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LA INTERPRETACIÓN DE LOS

DERECHOS FUNDAMENTALES
DE ACUERDO AL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
JOSÉ FERNANDO PANTA RUIZ

Diplomado Constitucional “Derechos Fundamentales”

Perú - 2021
LA INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE ACUERDO
CON EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

I. INTRODUCCIÓN
Conocido es, por todos nosotros, que la interpretación de los derechos fundamentales
resulta ser muy diferente a la interpretación de cualquier otro dispositivo normativo que
no se encuentre contemplado directa o, por lo menos, implícitamente en nuestra
constitución. Ello es así, por cuanto los derechos fundamentales cuentan con una alta
carga valorativa, resultado aplicables, principalmente y, además de los clásicos
métodos de interpretación (literal, sistemático, histórico, etc.), otros principios y
consideraciones que tienen como objeto encontrar el verdadero sentido de las
disposiciones constitucionales.
Por ello, en el marco del Diplomado Constitucional “Derechos Fundamentales”,
mediante el presente trabajo titulado “La interpretación de los derechos fundamentales
de acuerdo con el Tribunal Constitucional”, se intentará esbozar algunos conceptos
doctrinarios que nos ayuden a comprender de mejor forma, cómo es que se deben
interpretar los derechos fundamentales, según lo ha dispuesto el máximo guardián de
la Constitución.
En principio, se desarrollará el capítulo de lo que se entiende por derechos
fundamentales, ello con el objeto de conocer lo que es objeto de interpretación
constitucional, pasando por una pequeña pero muy exacta definición, su contenido y
los límites o colisiones que estos tienen respecto a los demás derechos.
Luego de ello, desarrollaremos someramente la institución del Tribunal Constitucional
como máximo intérprete de los derechos fundamentales, procediendo a esbozar una
definición del mismo, refiriéndonos además a su jurisprudencia, recalcando entre esta,
a la jurisprudencia constitucional vinculante, como aquel conjunto de decisiones
emitidas por el Tribunal Constitucional y que resultan de aplicación obligatoria para
todos los jueces de la República.
Por último, nos adentraremos al tema principal materia del presente trabajo, realizando
algunas consideraciones generales sobre la interpretación de derechos
fundamentales, luego de ello, desarrollaremos brevemente los distintos mecanismos
de interpretación de estos: principios de unidad, concordancia práctica, corrección
funcional, función integradora, fuerza normativa de la constitución y principio pro
homine y, además, las sentencias emitidas por la Corte Interamericana de los
Derechos Humanos, procediendo luego a traer a colación las sentencias de Tribuna
Constitucional más importantes respecto al tema que es materia de estudio.

II. DERECHOS FUNDAMENTALES


2.1. CONCEPTO
A efectos de tener una mejor comprensión del tema, en ese acápite, vamos a tratar de
esbozar un concepto de lo que se denomina derechos fundamentales, acogiendo para
ello, la doctrina más autorizada al respecto. En ese sentido, DIEZ- PICAZO (2003),
citando a Ferrajoli, señala que los derechos fundamentales son aquellos que, en
determinado ordenamiento jurídico, se reconocen a todas las personas, sin distinción
alguna, por el simple hecho de serlos, es decir, se señala que los derechos
fundamentales nacen con el ser humano, son inherentes a él, teniendo por ello el
carácter de universales.
A nuestro juicio, esta conceptualización resulta ser la más válida que se ha esgrimido
en la doctrina jurídica, ello por cuanto, se precisa que los derechos fundamentales, en
sí mismos, tiene el carácter de universal, pues resultan aplicables para todos los
sistemas jurídicos existentes (oriental, occidental, etc.). Recordemos que, a nivel de
ordenamientos jurídicos, se han acuñado términos como derechos fundamentales y
derechos constitucionales que, en la práctica, en nuestro país no tiene utilidad alguna
(como si lo tendría en el ordenamiento jurídico español donde sí se justifica esta
distinción por cuanto, solo derechos denominados fundamentales son tutelados
mediante el proceso de amparo).
Por último, DIEZ-PICAZO, señala que la existen dos formas de concebir a los
derechos fundamentales, siendo la primera, la concepción formal, que pone énfasis en
que la fuerza suprema jurídica de los derechos fundamentales se da cuando los
mismos se establecen en la Constitución, existiendo vías procesales para su
aplicación y, la concepción material, que señala que la existencia de sistemas jurídicos
distintos no conlleva, necesariamente, a señalar que producen realidades distintas,
entrando en juego otros factores, tales como políticos, organizativos, etc.
2.2. CONTENIDO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
En principio, no debemos confundir entre contenido de los derechos fundamentales y
contenido esencial de los derechos fundamentales. Entenderemos, entonces, que se
trata de una relación género – especie, donde “todo contenido esencial de los
derechos fundamentales forma parte del contenido de los derechos fundamentales,
pero no todo contenido de los derechos fundamentales es contenido esencial del
mismo”.
Al respecto, FREIXES (1998), precisa que, si entendemos que los derechos
fundamentales tienen contenido propio, indefectiblemente tenemos que referirnos a los
bienes jurídicos u objeto que se derivan de esa situación, ello para determinar el radio
de acción y las facultades que el derecho otorga a sus titulares, evitando con ello, el
uso abusivo de los mismos. La citada autora señala también que el contenido de los
derechos fundamentales viene determinado en relación a los intereses que la sociedad
debe proteger en un momento determinado, estableciendo las vías procesales
necesarias para su cumplimiento, precisando que dichos intereses pueden variar con
el tiempo, de acuerdo a las concepciones sociales, lo que indefectiblemente va a
generar mutaciones en el régimen jurídico del derecho, pero que estos cambios no van
a modificar sus características más importantes o mínimas.
Esas características mínimas de los derechos fundamentales, son lo que se conoce
como el contenido esencial de los derechos fundamentales que, en simples palabras,
son aquellos elementos ineludibles del derecho que le distinguen de los otros y que no
pueden ser desconocidos sin que se desnaturalice la esencia del derecho
constitucional.
Se entiende entonces, que el contenido esencial de los derechos fundamentales, no
es uno general para todos, sino que es un concepto jurídico indeterminado, que será
precisado derecho por derecho.
Así lo ha entendido el Tribunal Constitucional español, cuando en su sentencia 11-
1981, ha señalado que forma parte del contenido esencial subjetivo de un derecho,
aquellas facultades que resultan necesarias para que el derecho en cuestión sea
reconocido como tal, no desnaturalizándolo. Señala, asimismo, que, con contenido
esencial del derecho fundamental, se hace referencia aquella porción del derecho que
es totalmente necesaria para los intereses que merecen ser protegidos jurídicamente,
que permiten que el derecho exista en la realidad y deba ser protegido.
2.3. LÍMITES DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
Con respecto a ello, FREIXES (1998), ha definido a los límites de los derechos
fundamentales como aquellas reservas a su ejercicio que resulten compatibles con los
parámetros constituciones. En efecto, precisa la jurista, hoy en día, es innegable que
los derechos fundamentales se encuentran en constante conflicto, tanto así, que dicha
colisión ya es considerada como presupuesto para el ejercicio de los mismos. Así, los
derechos fundamentales pueden colisionar con otros derechos constitucionalmente
protegidos, que reclaman también ser ejercitados, lo que indubitablemente, llevará al
operador jurídico a tener que decidir qué derecho prevalece en el caso concreto,
haciendo uso para ellos de diversas herramientas, como los métodos de interpretación
jurídica constitucional, del test de proporcionalidad, entre otros.
Acertadamente, TÓRTORA (2010), ha señalado que el ejercicio de los derechos
fundamentales encuentra sus limitaciones en las exigencias concomitantes de la vida
social. Precisa que tal circunstancia no nos debe llevar a la conclusión que el ser
humano no es el engranaje más importante del entramado social, sino que, más bien,
refuerza de la idea que el ser humano debe convivir de forma pacífica con sus demás
seres humanos.
Es así que el ejercicio de los derechos fundamentales se encuentra restringido por
determinadas exigencias propias de la vida en sociedad. Ello no se contrapone a la
convicción de entender que el ser humano ha de ser el centro de toda comunidad
organizada, sino, muy por el contrario, se vincula con un reforzamiento de las
garantías de una existencia plena, pacífica y respetuosa por los derechos y la dignidad
humana.
Asimismo, el referido autor precisa que existen, entro otros, dos tipos de límites a los
derechos fundamentales, a saber: limitaciones ordinarias, esto es, aquellas que actúan
en cualquier circunstancia, afectando el ejercicio del derecho en condiciones normales
y extraordinarias (libertad de enseñanza sometida a la moral, las buenas costumbres,
el orden público y la seguridad nacional) y; limitaciones extraordinarias, esto es,
aquellas que acaecen solo en situaciones de calamidad nacional y que generan la
declaración de estados de emergencia, que generan ciertas limitaciones a los
derechos fundamentales, más intensas, pero no lo suficiente como para desconocer el
contenido esencial de dicho derecho.
III. EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y LA JURISPRUDENCIA VINCULANTE.
3.1 EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
El artículo 201° de nuestra Constitución Política del Perú señala que “El Tribunal
Constitucional es el órgano de control de la Constitución. Es autónomo e
independiente”.
Por su parte Landa (2010) señala que la Constitución de 1993 reconoce al Tribunal
Constitucional como un órgano constitucional cuya finalidad es el control de la carta
magna, de igual manera, le dota de autonomía e independencia, establece su
organización, estatuto, miembros y el procedimiento para la elección de los tribunos.
Asimismo, convierte al Tribunal en una instancia de decisión sobre el fondo y la forma
de los procesos constitucionales, que soluciona los conflictos constitucionales en
última instancia, más específicamente, las resoluciones denegatorias del Poder
Judicial en los procesos de amparo, habeas data habeas corpus, y proceso de
cumplimiento; asimismo, se encuentra facultado a declarar, en instancia única, la
inconstitucionalidad de las normas con rango de ley y para resolver conflictos de las
competencias o atribuciones otorgadas por la constitución.
Por su parte, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional en su Artículo 1°, ha
señalado que “El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y
control de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente de los demás órganos
constitucionales. Se encuentra sometido sólo a la Constitución y a su Ley Orgánica”.

3.2. LA JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL Y EL PRECEDENTE VINCULANTE


Llámese jurisprudencia constitucional al conjunto de fallos o decisiones
constitucionales dictados por el máximo intérprete de la constitución, en el marco de
un proceso constitucional, que tienen como objetivo defender la vigencia de los
derechos fundamentales y la supremacía de la constitución y el bloque de
constitucionalidad.
 

Dentro de la jurisprudencia constitucional, se encuentra al precedente constitucional


vinculante, que es entendido como aquella regla jurídica usada por el Tribunal
Constitucional para resolver un caso particular, pero que, por su suma importancia,
decide establecerla como regla general, convirtiéndose así en un parámetro normativo
para la resolución de futuros casos que, en esencia, sean similares.
 

Nótese que el precedente adquiere similares efectos que son atribuidos a la Ley. Es
decir, la regla general que ha sido establecida como precedente, tiene su exegesis en
un caso concreto que se convierte en una regla preceptiva común que alcanza a todos
los justiciables y que es oponible frente a los poderes públicos. Tal y como se ha
señalado en el Expediente N° 0024-2003-AI/TC, el establecimiento de un precedente
constitucional implica que, ante la existencia de una sentencia que contiene
argumentos en un determinado sentido, los mismos serán de cumplimiento obligatorio
por todos los jueces de la República a efectos de resolver casos análogos según los
términos indicados en la sentencia.
Por su parte, el novísimo Código Procesal Constitucional, en su artículo VI del Título
Preliminar, ha señalado que “Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren
la autoridad de cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese
la sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo, formulando la regla
jurídica en la que consiste el precedente. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva
apartándose del precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho
que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente”.
IV. CRITERIOS DE INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
SEGÚN EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
4.1. CONSIDERACIONES PREVIAS
Teniendo en cuenta la elasticidad de las disposiciones que consagran los derechos
fundamentales, con respecto a la interpretación de los mismos, PÉREZ precisa que se
debe, en primer lugar, tratar la posición preferente que se le otorga al derecho
constitucional; en segundo lugar, comentar sobre la tendencia expansiva de este
(sobre todo, en los últimos tiempos); y, en tercer lugar, la dimensión institucional que
los derechos fundamentales tienen dentro de ese ordenamiento.
a) Posición preferente de los derechos fundamentales e interpretación.
Sobre ello, el mencionado autor señala que la interpretación del ordenamiento jurídico
en concordancia con los derechos denominados fundamentales, aporta la exigencia de
interpretarlos, ello con el objeto de interpretarlos y lograr así determinar el sentido más
favorable de la norma; en otras palabras, la interpretación del ordenamiento de
acuerdo con los derechos fundamentales tiene como presupuesto la interpretación de
los derechos fundamentales.
De otro lado, la vinculación preferente de quien actúa de intérprete de los derechos
fundamentales tiene una dimensión doble: vinculación positiva y vinculación negativa,
entendiendo a los derechos fundamentales, la última, como limites, linderos, sobre el
cual el intérprete no puede pasar sin caer en actuaciones inconstitucionales, siendo
que la en la dimensión positiva, la vinculación entre los derechos fundamentales y la
constitución impone a interprete una genuina obligación de optimizar en la mayor
medida posible el ejercicio de los derechos fundamentales. Debe precisarse que los
derechos fundamentales no son sólo mandamus que se deben cumplir, sino objetivos,
metas a alcanzar. Se advierte entonces que la vinculación positiva a los derechos
fundamentales no es igual, ni siquiera similar, para el legislador y para el juez
constitucional. Así, la función propagandista de los derechos fundamentales debe
justificar lo que el autor denomina “políticas judiciales" en el mismo sentido, pues las
"políticas" de jueces y tribunales sólo pueden darse en un espacio de activismo
incompatible con una función jurisdiccional sometida única y exclusivamente a la
Constitución y a la ley. La manera como se hace efectiva esa vinculación positiva, de
jueces y tribunales a los derechos fundamentales es haciendo uso correcto de los
métodos de métodos de interpretación jurídica, los que veremos más adelante.
b) La fuerza expansiva de los derechos fundamentales e interpretación
PÉREZ señala que la fuerza expansiva de los derechos fundamentales adquiere un
especial valor para el intérprete de los mismos y para el legislados en, básicamente,
tres parcelas: la fijación de los límites externos de los derechos, la delimitación de su
ámbito de eficacia y la definición de su titularidad.
c) La concepción institucional de los derechos fundamentales y la interpretación
Se ha dicho que los derechos fundamentales suponen la garantía del establecimiento
del Estado sobre un sistema integral de valores y la definición de ese sistema de
valores a partir de un mínimo consenso político y jurídico sobre su alcance. Partiendo
de esta premisa, resulta un poco más fácil tocar el tema de los conflictos o colisiones
entre derechos fundamentales, que se presentan como choques entre elementos de
un mismo conjunto sistemático y ordenado, no como simples colisiones entre
instituciones jurídicas totalmente diferenciadas. Desde este ángulo, se podría indicar
que la primera consecuencia que emana para quien ejerce labor de intérprete de las
disposiciones constitucionales es que la resolución de los conflictos o colisiones entre
derechos, debe estar debidamente presidida por la noción de la ponderación entre
dichos derechos fundamentales y no así, hablar de una exclusión de un derecho por
otro; los derechos contrapuestos y enfrentados, por pertenecer estos a un mismo
ordenamiento jurídico, que se presupone coherente, deben procurar ordenarse antes
que a desplazarse. Lo anterior, es lo que la doctrina constitucional ha denominado,
muy acertadamente, optimización de los derechos fundamentales.
4.2. PRINCIPIOS O CRITERIOS DE INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES
A continuación, se presentan algunos de los principios constitucionales sobre los
cuales el Tribunal Constitucional y, en general, todo juez constitucional debe acudir a
efectos de interpretar las disposiciones legales y constitucionales:
a) Principio de unidad
Respecto a este principio, el Tribunal Constitucional, en el Expediente N°0005-2003-
AI/TC, ha señalado que, según este, el operador jurisdiccional debe meditar que la
Constitución no es una norma, sino, en realidad, un ordenamiento en sí mismo,
compuesto por una pluralidad de disposiciones que forman una unidad de conjunto y
de sentido. Desde esta perspectiva, dice el máximo intérprete de la constitución, el
operador jurisdiccional, al interpretar cada una de sus cláusulas, no ha de entenderlas
como si fueran compartimentos estancos o aislados, sino cuidando de que se preserve
la unidad de conjunto y de sentido, cuyo núcleo básico lo constituyen las decisiones
políticas fundamentales expresadas por el Poder Constituyente. Por ello, ha de
evitarse una interpretación de la Constitución que genere superposición de normas,
normas contradictorias y redundantes.
b) Principio de concordancia práctica
Según UCHUYA (2005), una visión del derecho como sistema, tiene como correlato
que la interpretación de este exija una interpretación correlacionada de las
disposiciones normativas, lo que permitirá las soluciones de la hermenéutica; dicho de
otro modo, en la interpretación es imperativo evitar sacrificar la norma constitucional al
aplicar otra de la misma naturaleza.
c) Principio de corrección funcional
En la sentencia recaída en el Expediente N°05156-2006-AA/TC, el Tribunal
Constitucional ha establecido que, al realizar su labor de interpretación, no se le
encuentra permitido al juez desconocer o alterar las competencias o funciones que el
poder constituyente ha dado a cada uno de los órganos constitucionales, de modo tal
que el respeto de los derechos fundamentales siempre se encuentre garantizado, ello
a través del respeto de la organización jurídica-política que se encuentra establecida
en la Constitución.
d) Principio de función integradora
Conforme a este principio, el producto de la interpretación, entendiendo a la
interpretación como resultado y no como actividad, solo puede ser considerado como
válido en la medida que ayude a pacificar, ordenar e integrar las relaciones entre los
poderes públicos y estos con la comunidad. Es labor del interprete analizar y resolver
más allá de las circunstancias particulares que rodean el caso, por lo que, debe
otorgar mayor importancia a la estabilidad y continuidad del texto constitucional.
Expediente N°05156-2006-AA/TC.
e) Principio de fuerza normativa de la constitución
Según LANDA (2004), el principio de fuerza normativa de la constitución, busca
otorgar preferencia a los planteamientos que ayuden a obtener la máxima eficacia de
las disposiciones establecidas en la Constitución.
f) Principio pro homine
CASTILLO (2008), precisa que este principio parte del postulado que la persona
humana (no es redundante, por cuanto existe persona jurídica), constituye el centro
del derecho y, por ello, si lo que se quiere es realizar acciones para su promoción, se
deben convertir en el conducto o medio por el que la persona humana pueda lograr
grados mayores de perfección y así realizar un sin número de bienes que le ayuden a
satisfacer sus necesidades tanto individuales como sociales. En ese sentido, lo que
predica este principio es la idea de colocar al ser humano y, su dignidad, como fin
supremo de la sociedad y del Estado o, como señala el autor, de cualquier sociedad o
comunidad política (mandato que ha sido establecido en el texto constitucional), o que
en buena cuenta significa que la actividad del interprete debe estar orientada a
promoverla o realizarla.
4.3. INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES SEGÚN LA
CONSTITUCIÓN PERUANA
En cuanto a este punto, es necesario hacer referencia a lo establecido por nuestra
Constitución en su Cuarta Disposición Final y Transitoria: “Las normas relativas a los
derechos y a las libertades que la Constitución reconoce, se interpretan de
conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y con los tratados
y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú.
Al respecto, MORALES (2017) afirma que dicho dispositivo normativo resulta ser una
regla de interpretación de los derechos que tienen rango constitucional y que resulta
ser de carácter obligatorio para todos los operadores jurídicos que interpretan las
normas que tratan sobre los derechos y las libertades que la Constitución reconoce.
Por su parte FREIXES (1998), precisa que la cuarta disposición final y transitoria
establece la integración interpretativa de los tratados relativos a los Derechos
Humanos, otorgando inclusive a la Declaración Universal de Derechos Humanos que,
técnicamente no es un tratado, un carácter especial para la interpretación de las
libertades y derechos que la Carta Magna Reconoce.
Sobre ello, MORALES (2017), ha precisado que, en el caso específico del Perú, nos
encontramos adscritos a la Convención Americana de Derechos Humanos, misma que
ha establecido, además de la Comisión, un órgano que se encarga de administrar
justicia internacional, como lo es la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Este
órgano jurisdiccional, conforme a lo apreciado desde el inicio de sus actividades,
cumple con las condiciones de ser un órgano de garantía de carácter jurisdiccional,
siendo que sus decisiones son vinculantes y de cumplimiento obligatorio para las
partes. El tratado, en su artículo 62.3, precisa que la Corte Interamericana de
Derechos Humanos es competente para tramitar y conocer cualquier caso
concerniente a la aplicación e interpretación que se haga de las disposiciones
establecidas en la Convención interamericana d tiene competencia para conocer de
cualquier caso relativo a la Interpretación de los Derechos Humanos. Para concluir, se
puede indicar que, si la Corte interpreta tal o cual derecho que se encuentra
reconocido en la convención y también en nuestra constitución determinado derecho
reconocido por la Convención, y también por nuestra Constitución Política, entonces,
los criterios interpretativos que la Corte desarrolle en su jurisprudencia, pasas a ser
parte de los parámetros de constitucionalidad en materia de interpretación de los
derechos y libertades que se encuentran reconocidos en la Constitución.
De otro lado, se tiene que el artículo 55° de la Constitución, dispone: “Los tratados
celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional”.
Como se aprecia, al igual que en el caso de la Constitución Española, esta norma
consagra la integración normativa de todos los tratados internacionales, ratificados por
el Perú, en nuestro ordenamiento jurídico nacional. La importancia de esta disposición
normativa reside en que el análisis jurídico que debe realizar el intérprete de la
constitución, de ninguna manera solo se debe enfocar en las leyes creadas dentro del
Perú, sino que se deben incorporar los tratados internacionales de los que el Perú es
parte.
No resulta plausible, cerrar este acápite sin precisar lo que el Nuevo Código Procesal
Constitucional, ha establecido respecto a la interpretación de los derechos humanos y
los tratados internacionales. A saber, el artículo VIII del Título Preliminar del novísimo
código ha establecido que “El contenido y alcances de los derechos constitucionales
protegidos por los procesos regulados en el presente código deben interpretarse de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados sobre
derechos humanos, así como con las decisiones adoptadas por los tribunales
internacionales sobre derechos humanos constituidos según tratados de los que el
Perú es parte. En caso de incompatibilidad entre una norma convencional y una
constitucional, los jueces preferirán la norma que más favorezca a la persona y sus
derechos humanos.

4.4. JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL SOBRE


INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
a) El Tribunal Constitucional como intérprete del Poder Constituyente.
En el expediente N°050-2004-AI/TC, el Tribunal Constitucional ha señalado que el
Poder Constituyente originario, por ser previo y sin control jurídico, tiene la capacidad
de realizar transmutaciones al texto constitucional, ya que este órgano representativo
es el encargado de 'crear' la Constitución. Ello es así porque aparece como una
entidad única, extraordinaria e ilimitada formalmente. En ese sentido, el Tribunal
precisa cuál es la relación entre el Tribunal Constitucional y el Poder Constituyente
originario, indicando que cuando resuelve un proceso, y al haberse reconocido en el
artículo 1 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, que "(...) es el órgano
supremo de interpretación y control de la constitucionalidad", en el fondo se está
admitiendo que el Colegiado, actuando con lealtad constitucional y jurídica, es el
intérprete de la voluntad del poder originario, atendiendo a que su fin es darle un
sentido vivo, dúctil y omnicomprensivo a la Constitución. Pero debe quedar claro,
especialmente para esta sentencia, que esto no quiere decir que el Tribunal
Constitucional sea el Poder Constituyente; simplemente se convierte, por así decirlo,
en su 'vocero'.
Este criterio, también ha sido establecido en la sentencia de fecha 02 de febrero de
2006, recaída en el Expediente N°00030-2005-AI/TC:
b) Fundamento constitucional y legitimidad de las sentencias interpretativas del
Tribunal Constitucional
La Constitución es entendida como la norma jurídica suprema y, por tener la calidad
de norma, puede ser interpretada. Asimismo, la jurisdicción constitucional no es
solamente la negación o afirmación de la legislación, sino también su necesario
complemento. Dicho de otro modo, la jurisdicción constitucional es una colaboradora
del Parlamento, no su enemiga.
El principio de separación de poderes, contemplado en el artículo 43° de nuestra
Constitución Política, tiene como objetivo asegurar que los poderes constituidos por el
texto fundamental, realicen sus competencias en concordancia con el principio de
corrección funcional al que ya nos hemos referido anteriormente; esto es, sin
entorpecer las competencias que le corresponden a otros órganos constitucionales,
pero, a su vez, teniendo presente que todos estos órganos ejercen una función
complementaria para la consolidación de la fuerza normativa del texto fundamental.
Teniendo en cuenta que el artículo 201º de la Carta Magna ha señalado que el
Tribunal Constitucional tiene las cualidades de independiente y autónomo en el
ejercicio de sus competencias, como intérprete supremo de la Constitución, es
acreedor de un gran margen de determinación de métodos de interpretación y de
integración que tienen la finalidad de ayudarle a cumplir de la mejor manera su función
Constitucional, esto es, de ser órgano de control de la Constitución.
Cada una de las múltiples clases de sentencias interpretativas e integrativas, conforme
se estableció en la STC 0004-2004-CC, haya su fundamento normativo en las diversas
disposiciones establecidas en la Constitución. Teniendo en cuenta que Congreso de la
República goza de alta carga de legitimidad democrática directa, por haber sido
elegidos directamente por el pueblo y representar a la Nación, el juez constitucional y,
en general, el Juez tiene la obligación de presumir (salvo prueba en contrario, que se
da después del análisis interpretativo), la constitucionalidad de las leyes, de modo tal
que sólo pueda inaplicarla, esto es, desarrollar control difuso o dejarla sin efecto, esto
es, ejercer control concentrado (reservado solo para el Tribunal Constitucional),
cuando su inconstitucionalidad sea demasiado manifiesta, esto es, que luego de
intentarlo de manera exhaustiva, no existe posibilidad alguna de interpretarla conforme
a la Constitución; se dice entonces allí, que la interpretación ha fracasado: la
declaratoria de inconstitucionalidad de una norma con rango de ley, implica la derrota
de la interpretación constitucional. Así, si queremos ser específicos, podemos señalar
que el fundamento constitucional de las sentencias interpretativas se encuentra en los
artículos 38º, 45º y 51º de la Constitución, que la reconocen como norma suprema y,
por ello, interpretable; asimismo, el principio de presunción de constitucionalidad de las
leyes, se encuentra contemplado en el artículo 93º de nuestra Carta Magna.
De otro lado, se ha indicado que el guardián supremo de la Constitución tiene el deber,
conforme lo ha establecido el artículo 45° de la Constitución, de proceder con las
responsabilidades que ésta exige. Por ello, percatado del vacío normativo que la
declaración de inconstitucionalidad de una norma puede generar en el sistema jurídico
y, que este vacío genere desprotección a los derechos fundamentales de las
personas, tiene la obligación, siempre y cuando los métodos de interpretación e
integración lo permitan, de llenar dichos vacíos a través de la integración del
ordenamiento pues, tal como lo indica el inciso 8 del artículo 139 de la Constitución,
los jueces no pueden dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. Por
otra parte, teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos, las sentencias aditivas
e integrativas tienen como objetivo reparar la desigualdad producida de aquello que se
ha omitido prescribir en la disposición sometida a control, el fundamento normativo
para declarar la inconstitucionalidad de dicha omisión, lo encontramos en el artículo 2º,
inicio 2, de la Carta Magna, que proclama la igualdad ante la ley de todos los
ciudadanos y prohíbe todo tipo de discriminación. Asimismo, la parte in fine del artículo
200º, que reconoce el principio de razonabilidad, y en el artículo 51º, que exige la
unidad constitucional del ordenamiento jurídico.
Se concluye entonces que los jueces no pueden legislar desde un punto de vista
formal, esto es, no tienen la capacidad de creación jurídica dentro de las facultades
establecidas en la constitución, ya que dicha competencia ha sido reservada
constitucionalmente al Congreso y, excepcionalmente, al Poder Ejecutivo, a través de
los decretos legislativos o decretos de urgencia, sin embargo, teniendo en cuenta que
la sentencia constitucional lleva consigo una función interpretativa de la norma
fundamental y de las demás normas inferiores, indudablemente constituye fuente de
derecho, pues permite definir, específicamente y con carácter obligatorio, los alcances
normativos de sus normas. En ese sentido, cuando la constitución, en sus artículos
138º, 201º, 202º, inciso 1, y 204º, establece el control difuso y concentrado de
constitucionalidad de las normas con rango de ley, no otorgan facultades a la
jurisdicción constitucional únicamente para garantizar el respeto de la Carta Magna,
sino también, en el marco del proceso constitucional, promocionar y proyectar su
postulado normativo.
c) Los límites de las sentencias interpretativas
Si bien, en el apartado anterior hemos establecido que la labor interpretativa e
integrativa del tribunal busca la optimización de los principios y valores contemplados
en la Constitución, el Tribunal Constitucional ha establecido que esta función tiene sus
límites, establecidos en la misma Carta Magna. Y ello es así por cuanto si bien, el
Tribunal Constitucional tiene el atributo de ser el máximo intérprete de la Constitución,
conforme a lo establecido por el artículo 201º y 202º de la misma y el artículo 1º de la
Ley N.º 28301 —Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, ello en nada modifica su
naturaleza de poder constituido (para unos, constituyente constituido), por ello,
también se encuentra sometido a los límites establecidos en la Constitución.
Desde ese punto de vista, la fuerza normativa del texto constitucional y las
responsabilidades constitucionales con las que deben actuar todos los poderes
públicos, son las que, en última instancia, basamento constitucional a la emisión de
sentencias interpretativas e integrativas del máximo intérprete de la Constitución,
siendo a la vez, las que ponen limite a sus alcances y a la oportunidad de si emisión.
En ese sentido, se puede determinar que los límites a la emisión de sentencias
interpretativas o integrativas (curiosamente llamadas manipulativas, entre ellas:
aditivas, reductoras, exhortativas y sustitutivas) son, por lo menos, los siguientes: a)
Esta proscrito vulnerar el principio de separación de poderes que se encuentra
contemplado en el artículo 43° de la Constitución. Lo anterior significa que, muy
contrariamente a la competencia del Poder Legislativo de crear derecho nuevo, desde
cero, dentro del marco constitucional, estas sentencias interpretativas e integrativas se
encuentran limitadas para concretizar una regla, ello por cuanto solo pueden hacer a
partir de una derivación directa e inmediata del texto constitucional y de las leyes que
han sido dictadas por el Poder Legislativo (en algunos casos, Poder Ejecutivo), y que
se encuentran acordes con el texto constitucional. b) No procede su emisión cuando,
percatado el vicio constitucional en que cae la ley que se denuncia, y a partir de una
interpretación adecuada de la norma constitucional y del análisis teniendo en cuenta la
unidad y sistematicidad del ordenamiento jurídico, haya más de una forma de llenar el
vacío normativo que la declaración de inconstitucionalidad por parte del Tribunal
Constitucional pueda generar. Cuando ello sucede, indica el Tribunal, corresponde al
Poder Legislativo y no al máximo intérprete de la Constitución, elegir alguna de las
diversas fórmulas constitucionales que permitan subsanar el vicio de
inconstitucionalidad en la que el texto normativo con rango de Ley incurre, pues solo
es competencia del Tribunal Constitucional observar si ella es declarada
inmediatamente o, de lo contrario, se le concede un plazo prudencial al Poder
Legislativo para actuar conforme a las competencias y atribuciones establecidas en la
Constitución. c) Sólo cabe emitirlas con las responsabilidades exigidas por el artículo
45 de la Constitución Política. Así, solo pueden expedirse cuando sean necesarias
para evitar que la declaración de inconstitucionalidad de la ley denunciada, cree una
inconstitucionalidad aun mayor y que sea nociva al Estado social y Democrático de
Derecho. d) Sólo tiene la calidad de legítimas, en tanto y en cuanto, el máximo
intérprete de la Constitución argumente adecuadamente los fundamentos y razones
normativos constitucionales que justifiquen su emisión. De esta manera, su uso es la
excepción a la regla, pues, sólo tendrá lugar en las ocasiones en las que se quiere
evitar que se generen grandes inconstitucionalidades. e) El dictado de este tipo de
sentencias, requiere mayoría calificada de votos de los miembros del Tribunal
Constitucional. Los criterios antes esgrimidos constituyen precedentes vinculantes
para todos los poderes públicos, conforme lo establece el artículo VII del Código
Procesal Constitucional.

CONCLUSIONES

-Los derechos fundamentales son aquellos que, en determinado ordenamiento jurídico,


se reconocen a todas las personas, sin distinción alguna, por el simple hecho de
serlos.

-El contenido de los derechos fundamentales viene determinado en relación a los


intereses que la sociedad debe proteger en un momento determinado,
estableciendo las vías procesales necesarias para su cumplimiento; dichos
intereses pueden variar con el tiempo, de acuerdo a las concepciones sociales.

-El contenido esencial de los derechos fundamentales, está constituido por las
características mínimas de los derechos fundamentales, esto es, aquellos
elementos ineludibles del derecho que le distinguen de los otros y que no pueden
ser desconocidos sin que se desnaturalice la esencia del derecho constitucional.

-Los derechos fundamentales pueden colisionar con otros derechos


constitucionalmente protegidos, lo que llevará al operador jurídico a tener que
decidir qué derecho prevalece en el caso concreto, haciendo uso para ellos de
diversas herramientas, como los métodos de interpretación jurídica constitucional,
del test de proporcionalidad, entre otros.

-La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha establecido algunos principios de


interpretación de los derechos fundamentales como son: unidad, concordancia
práctica, corrección funcional, función integradora, fuerza normativa de la
constitución y principio pro homine, los cuales deben ser tomados en cuenta por el
operador jurídico al momento de interpretar las normas constitucionales.

-A efectos de interpretar los derechos constitucionales, además se debe tener en


cuenta los criterios interpretativos que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos desarrolle en su jurisprudencia, pues los mismos constituyen parte de los
parámetros de constitucionalidad en materia de interpretación de los derechos y
libertades que se encuentran reconocidos en la Constitución.
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