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Se habla mucho de productos sustentables, pero para diseñar con una visión
sustentable hace falta más que sólo pintarlo de verde. Los fundamentos del diseño
sustentable y la economía circular.
Para entender qué es el diseño sustentable, primero necesitamos entender qué significa
el diseño. Aunque a veces no nos demos cuenta, todo lo que está a nuestro alrededor fue
diseñado: esta revista, el sillón en donde estamos sentados mientras la leemos, aquella
mesa y sillas, el mate y la pava y nuestro celular fueron en algún momento una idea para
la cual alguien imaginó una forma y buscó la manera de hacerla realidad.
El diseño como disciplina aborda una necesidad –que puede ser desde algo tan
simple como un recipiente para beber, hasta algo tan complejo como una nave espacial–
y trabaja sobre la forma y la función buscando posibles soluciones para resolver un
problema: un vaso, por ejemplo, puede ser de vidrio o de plástico, con boca redonda o
hexagonal. Las posibilidades son infinitas.
Impacto x3
Pero el diseño no es solamente pensar la forma y el color que tendrá un objeto. Lo cierto
es que también abarca la selección de los materiales y del proceso de producción de ese
objeto, entre muchas otras variables. “Existen numerosos ‘ecoindicadores’, como la
huella de carbono y la huella hídrica, que permiten estimar con relativa precisión el
impacto de un producto en el medioambiente, tanto desde el punto de vista de su
producción como desde su consumo”, explica Pablo Bianchi, diseñador industrial,
investigador y docente en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de
Misiones.
Hay que pensar qué pasa cuando el objeto deja de usarse. ¿Se tira? ¿Se puede reciclar?
¿Se degrada? “Un producto de diseño sustentable apunta a reducir su impacto en
todas las etapas de su vida, también durante su uso: ¿depende de consumibles?
¿cuánta energía gasta cuando está funcionando?”, agrega Guillermo Canale,
Ingeniero especialista en ecodiseño.
Una máquina de generar residuos: la cafetera en cápsulas
Estos son algunos puntos para tener en cuenta para diseñar y producir productos
sustentables:
Materiales ‘conscientes’
● Priorizar el uso de materiales de bajo impacto, ya sea naturales, orgánicos, renovables
y/o reutilizados.
Ese material que se extrae de fuentes no-renovables, ¿se podrá reemplazar por otro
reutilizado y/o renovable?
● Apuntar a tener “cero desecho” (zero waste): procurar minimizar los materiales, y
reaprovechar los desperdicios que se generen en la producción como recursos para otros
sub-productos.
Sustentabilidad en el uso
● Procurar la durabilidad para prolongar de la vida útil del producto, evitar la
obsolesencia programada.
● Evitar consumibles de alta rotación (las famosas cafeteras de cápsulas, o los cartuchos
de la impresora).
● Optimizar el gasto energético que requiere para funcionar (si se trata de algún aparato
eléctrico).
¿Moda o no moda?
Hoy el ecodiseño está en boga, pero como explica Avogadro, no hay que confundirse:
“La sustentabilidad va más allá de una moda, es una necesidad”. Y, si bien el diseño
sustentable está haciéndose camino, lamentablemente en la enorme mayoría de las
cosas que utilizamos a diario no se consideraron todos estos factores al momento del
diseño y la producción; y puede pasar que cuando compramos un objeto ni nos demos
cuenta de que estamos contribuyendo con la destrucción de una selva tropical en Etiopía o
que el mismo fue producido por niños esclavos en Bangladesh. Aunque suene
escalofriante, es importante que conozcamos la realidad para poder elegir cada día más
responsablemente.
Hoy nuestras generaciones están tomando conciencia de los límites de este modelo y ya
no sentimos el mismo optimismo de principios del siglo XX al ver el daño que hemos
provocado al planeta. ¿Podemos superar esto? Lo cierto es que es un problema
imposible de abordar desde un sólo lado. Los equilibrios son complejos, intervienen
variables globales, económicas, políticas y no se pueden pedir soluciones simples para
problemas complejos. Se requiere un gran cambio en la cultura del diseño, tanto en la
fase proyectual como en la industrial.
La buena noticia es que los sectores productivos están cada vez más atentos a lo que sus
clientes buscan, y por suerte, en esta era tenemos múltiples formas de manifestar qué es
lo que queremos. La principal y más importante eligiendo responsablemente lo que
consumimos. Aprovechar este poder y ponerlo en práctica todas las veces que podamos
será nuestra mejor forma de exigir a diseñadores industrias que transparenten sus
formas de producción, prioricen materias primas ecológicas y proveedores responsables,
mantengan una relación justa con sus empleados, consideren la vida útil de los
productos y su disposición final una vez que ya no sirven. Sustentabilidad y diseño, de la
mano y de la cuna a la cuna.