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Cultura y Clima Corporativo
Cultura y Clima Corporativo
corporativos
Introducción
En este capítulo se habla de temas que hoy son formas en boga de entender la vida cor-
porativa: la cultura corporativa, que se considerará primero, para dedicarnos luego al
clima corporativo.'
Hay algunas preocupaciones científicas y temas del pensamiento organizacional
que se han conjuntado para influir en el desarrollo del concepto de cultura corporativa.
Durante más de una década los investigadores, gurúes de los negocios, redactores de ar-
tículos de periódicos y revistas y gerentes de línea, han considerado, debatido y analizado
este concepto originalmente antropológico. Son muy variadas las razones que explican
la forma o las causas por las que el concepto ha cobrado gran popularidad.
Los intentos por explicar el marcado éxito de los países que forman parte de la Cuen-
ca del Pacífico, al igualar y superar los niveles de productividad, calidad, innovación y
servicio de Estados Unidos de América y Europa, alcanzados por algunas economías
occidentales, han tendido a destacar la trascendencia de los valores comunes entre los
trabajadores y directivos japoneses como factores importantes que determinan s u éxito.
Se ha dicho que estos valores resultan en normas de comportamiento y cultura corpora-
tiva que hacen evidente un compromiso con la calidad, la resolución de problemas y el
esfuerzo corporativo más de lo que generalmente sucede en organizaciones similares
fuera de Japón. Empero, no sólo ha sido la mayor competencia y el énfasis que se pone
en la calidad lo que ha contribuido a un aumento en la cultura corporativa. Otros fac-
tores, como la resistencia al cambio durante las reestructuraciones, los problemas de
productividad, la necesidad de mayor flexibilidad, y algunas compañías más innovado.
ras que otras, han hecho que algunas teorías busquen una explicación en la cultura cor-
porativa.
En años recientes, científicos occidentales que han investigado y clasificado las ca-
racterísticas definibles de las compañías con éxito económico han destacado algunos
aspectos de la cultura, por ejemplo, la fuerza y la penetración de los valores fundamen-
tales, como un elemento significativo de su éxito. Por tanto, se supone que los valores y
las normas de comportamiento que forman parte de una compañía y que la definen e im-
pulsan son elementos significativos de su éxito económico.
En parte estimulado por este trabajo y por la creciente competencia internacional por
captar nuevos mercados y conservar los antiguos, el énfasis en la calidad (que se pue-
de definir como el trabajo por alcanzar un estándar que supere la norma) y el servicio a
clientes ha destacado la importancia de los "aspectos humanos" en las organizaciones. Sin
embargo, la respuesta a las necesidades de los clientes implica un compromiso que va
más allá de las reglas y los procedimientos rutinarios establecidos y un nivel mínimo de
desempeño, de preferencia predecible.
Durante los últimos 20 años, en los círculos administrativos la cultura corporativa fue
el tema preferido. Se han escrito muchos libros, artículos y documentos al respecto y
ahora se adopta ampliamente en círculos profesionales y académicos. Se ha utilizado para
predecir y explicar una gran variedad de comportamientos en organizaciones, con éxito o
sin él, y muchas empresas grandes y pequeñas han tratado de implantar lo que denomi-
nan programas de cambio cultural. En la actualidad, se sigue debatiendo y analizando en
círculos de psicólogos dedicados al estudio del comportamiento organizacional e indivi-
dual, al igual que en los consejos de administración de las compañías. A los gerentes y
científicos de la administración les ha tomado mucho tiempo darse cuenta de que los as-
pectos "ligeros" de los recursos humanos pueden tener una función decisiva en el éxito
(o fracaso) de una organización.
No obstante, no se debe creer que la aplicación de este concepto antropológico en
administración es particularmente nueva, pues las referencias que se hacen al mismo
datan de por lo menos de 30 años. Los psicólogos del trabajo han tendido a utilizar tér-
minos relacionados, como clima, valores, normas y creencias, más que cultura. Sin embar-
go, factores como la influencia de la sociología y la antropología en la ciencia de la
administración, y el surgimiento comparativo de las organizaciones del Oriente Lejano,
han significado que conceptos como el de cultura se consideren una explicación parcial
del éxito y, por tanto, la razón por la que la "cultura" es ahora un tema tan popular.
Smircich y Calas (1987) ofrecen tres explicaciones respecto a la popularidad del concep
to. l . Hay cambios en la perspectiva de los administradores de empresas que son coiis-
cientes de que quizá la cultura corporativa es más importante que la estrategia cuando
s e determina la eficiencia organizacional. 2. Han ocurrido algunos cambios en la teoría
organizacional y de la comunicación hacia un enfoque más "suave" y radical que concep-
túa las organizaciones como unidades socialmente construidas, investiga la naturaleza
simbólica de la administración y analiza el uso peculiar del lenguaje en ellas. 3. También
se han suscitado cambios en las ciencias humanas que abarcan de una explicación posi-
tivista a una interpretación constructivista que remarca la importancia de la percepción
subjetiva de los empleados (Furnham y Cunter, 1993).
¿Cómo es que tantas personas en una organización comparten actitudes básicas,
pautas d e comportamiento, expectativas y valores? En otras palabras, ¿cómo se forma y
mantiene una cultura? ¿Cuál es el origen de la cultura corporativa? Ésta s e basa en las
necesidades que poseen los individuos de reducir la incertidumbre y contar con alguna
referencia sobre la cual basar sus actos. Esta necesidad de disminución d e la incertidum-
bre s e satisface con la evolución d e los estándares d e comportamiento (io que se debe
y lo que no s e debe hacer) y las normas para percibir los acontecimientos.
En primer lugar, la cultura organizacional s e remonta, por lo menos en parte, a los
fundadores d e la empresa o a quienes contribuyeron en gran medida a darle forma en el
pasado reciente. Estos individuos suelen tener una personalidad dinámica, valores fuer-
tes y una idea clara de cómo debe ser la organización. Puesto que aparecen primero en
escena y luego realizan una función destacada, o ambas cosas, en la contratación del per-
sonal inicial, sus actitudes y valores se transmiten con facilidad a los nuevos empleados.
El resultado es que estas ideas son las que se aceptan en la organización, y persisten en
la medida en que los fundadores estén en la escena, o incluso durante más tiempo. Los
ejemplos clásicos son las órdenes monásticas, en las que s e siguen a pie juntillas, inclu-
s o de manera dogmática, las reglas de los fundadores. Tomando en cuenta el lapso en el
que s e establecen las culturas, es posible que s e olviden las razones por las que las per-
sonas hacen cosas, aunque perpetúan los valores y las filosofías de los fundadores.
En segundo lugar, muchas veces la cultura organizacional s e desarrolla o modifica a
partir de la experiencia de la organización con las exigencias externas. Las organizacio-
nes deben encontrar un nicho y crearse una imagen en su sector y en el mercado. Al es-
forzarse por hacerlo, es posible que lleguen a la conclusión d e que algunos valores y
prácticas funcionan mejor para ellas que para otras; por ejemplo, tal vez una organiza-
ción poco a poco adquiera un profundo compromiso compartido con la alta calidad ele-
vada y que otra compañía s e dé cuenta de que vender productos d e calidad moderada,
pero a precios bajos, funciona mejor. El resultado: s e forma un valor dominante que s e
centra en torno del liderazgo en términos de precio. Por tanto, la cultura organizacional
s e crea mediante su interacci6n con el ambiente externo, que puede encontrarse en un
estado de flujo. En consecuencia, es constante la presión para cambiar la cultura a fin d e
que s e "ajuste" al entorno externo, especialmente en épocas turbulentas. En realidad,
debido a que el ambiente de los negocios cambia con mas rapidez que la cultura corpo-
rativa, muchos administradores la consideran un factor del éxito en los negocios.
En tercer lugar, la cultura se desarrolla a partir de la necesidad d e mantener relacio-
nes d e trabajo efectivas entre los miembros d e la organizaci6n. Dependiendo d e la natu-
raleza d e su actividad y las características d e las personas a quienes deba emplear, es
posible que s e creen diferentes expectativas y valores. Por ello, si una compaAía requie-
re que exista una comunicación rápida y abierta entre sus empleados, y relaciones in-
formales de trabajo, probablemente valore la expresión abierta d e las ideas. Por otra
parte, tal vez se formen valores y estilos d e comunicación muy diferentes en otras orga-
nizaciones que trabajan en otras industrias con distintos tipos d e personal. Así como los
grupos siguen una secuencia muy conocida en su desarrollo, denominada formación,
conmoción, normalización y desempeño, sucede lo mismo con las culturas corporativas.
Así, el desarrollo d e normas d e comportamiento es la esencia d e la cultura.
Para Schein (1990) la cultura s e forma mediante dos factores importantes. 1. Hay
una formación d e normas en torno de incidentes críticos, especialmente cuando s e han
cometido errores; es decir, las lecciones aprendidas a partir d e acontecimientos cor-
porativos relevantes (muchas veces crisis) son factores primordiales en la formación (o
cambio) de la cultura. 2. Existe una identificación con los líderes y en lo q u e éstos se fijan,
miden y controlan; la manera e n que los Iíderes reaccionan ante incidentes críticos y cri-
sis organizacionales; el modelado deliberado d e los papeles y el entrenamiento; criterios
operativos para la asignación d e recompensas y estatus; criterios d e operación para la se-
lección e n el reclutamiento, retiro d e promoción y exclusión. No s e puede subestimar la
función d e los Iíderes visionarios únicos. Es vital entender los factores q u e llevan al es-
tablecimiento d e la cultura corporativa porque también ayudan a destacar aquellos fac-
tores en los q u e es necesario concentrarse o saber cuándo cambiar esa cultura.
El problema de la definición
La cultura e s un concepto fundamental e n muchas d e las ciencias sociales. Kroeber y
Kluckhohn (1952: 181) formularon una d e las definiciones más completas d e la cultura
tras un concienzudo análisis d e la bibliografía pertinente.
La cuitura consiste en modelos, explícitos e implícitos, de y respecto al comportamiento
adquirido y transmitido por medio de símbolos, que constituyen el logro que distingue a
los grupos humanos, incluida s u integración en artefactos; la esencia fundamental de la cul-
tura consiste en ideas tradicionales (es decir, históricamente derivadas y seleccionadas) y
en especial sus ualores Implícitos; los sistemas culturales pueden, por una parte, conside-
rarse productos d e acclón y, por la otra, elementos condicionantes de más acciones.
Esta definición está bien probada, pero otros han tratado d e establecer una más clara y
completa. Eldridge y Crombie (1974: 89-90) comentan lo siguiente:
La cultura ... es una propiedad de todas las organizaciones mediante la cual se expresa, al
mismo tiempo, su individualidad y singularidad. La cultura de una organización se refiere
a la configuración peculiar de normas, valores, creencias, formas de comportamiento,
etc., que caracterizan la manera en que los grupos y las personas s e unen para hacer las
cosas. Las cualidades que distinguen a determinada organización están íntimamente re-
lacionadas con su historia y los efectos modeladores del carácter de las decisiones y los
líderes del pasado. Se manifiesta en las tradiciones. costumbres e ideología en los que
difieren los miembros, además de las decisiones estratégicas que toma la organización en
su conjunto. La individualidad o diferenciación cultural de una organización se alcanza
por medio del ejercicio más o menos constante de la elección, en todas las secciones y ni-
veles... El carácter de las elecciones organizacionales es una de las manifestaciones más
importantes de la cultura organizacional.
Eldridge y Crombie (ibid.) s e centraron en tres dimensiones d e la cultura: profundidad o
dimensión vertical, amplitud o coordinación lateral d e las partes contribuyentes y di-
mensión d e progresión, q u e s e refiere a la coordinación a través del tiempo. Estas son
s u s conclusiones:
La dimensión de la profundidad se ejemplifica en la formulación y adopción de políticas,
programas, procedimientos y prácticas que representan los valores básicos y los compro-
misos estratégicos de la organización en su conjunto: la inducción del comportamiento en
la "superficie",en las operaciones diarias de la organización. (p. 96)
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No todos estarán de acuerdo con este análisis, aunque es tan riguroso que exige una res-
puesta de la escuela de pensamiento de la cultura como dimensión.
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,,jeue!p!lo3 ep!h el J!A!Aeied saluehalai
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'opesed ap sou!ui~?iua e3!sgq ugpeiua!~oeilsanu se 1gn3?,,
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j la ua pepiah el eu!jep as ouig3 'eluauileu!j
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Según Deal y Kennedy (1982), la cultura corporativa tiene varios elementos especí-
ficos: una filosofía ampliamente compartida en el ambiente de negocios y valores comu-
nes como "el cliente es importante; las cosas no suceden solas, uno tiene que hacer que
sucedan; queremos hacer nuestros los intereses de los empleadosn; ritos y rituales espe-
cíficos, y un medio de comunicación básico (pero informal). En su libro muy interesante
y difundido, Deal y Kennedy incluyen ejemplos, prácticos y agudos, de la forma en que
estos elementos o parámetros se observan en las diferentes culturas que describen.
El modelo que desarrolló Schein (1985) ayuda a organizar las piezas del rompecabe-
zas cultural. Según su modelo, la cultura se representa en tres niveles:
comportamientos y artefactos
creencias y valores
supuestos fundamentales.
La fuerza y el grado d e uniformidad interna d e una cultura son, por tanto, una función
d e la estabilidad del grupo, el lapso d e su existencia, la intensidad d e sus experiencias d e
aprendizaje, sus mecanismos d e aprendizaje (es decir, el reforzamiento positivo o la anu-
lación del condicionamiento), y la fuerza y claridad d e los supuestos d e s u s fundadores y
líderes. (p.11)
Todos estos intentos por definir y describir la cultura organizacional han conducido a
una posición en que se reconocen ciertos acuerdos y desacuerdos (recuadro 13.1) (Furn-
ham y Gunter, 1993: 75-76).
Inevitablemente, hay más desacuerdo que consenso. Esto no siempre es negativo,
pues los desacuerdos muchas veces hacen que las personas busquen respuestas a pro-
blemas académicos y aplicados.
584 PSICOLOG~A
ORGANIZACIONAL
Discrepancias
¿Cuales son los componentes o facetas exactos de la cultura corporativa; es decir, qué es lo que hace
que algo forme parte de la cultura corporativa o deje de hacerlo?
¿Cómo dimensionar y categorizar la cultura: qué tipologia utilizar; qué dimensiones aplicar; qué
terminología se debe utilizar?
¿Cómo es que se traslapan, interactúan e influyen entre sí las culturas nacionales, étnicas, corporativas,
departamentales, de género o sexo (etcétera)?
¿Cómo, cuando o por qué se puede cambiar la cultura corporativa?
¿Se deben celebrar las diferencias de cultura departamental corporativa o hay que tratar de
eliminarlas?
¿Es posible tender puentes sobre las culturas departamentales o corporativas ya establecidas?
¿Cómo difiere la cultura organizacional del clima organizacional?
¿Quién estima una cultura y cuando y cómo se forma?
¿Por qué algunas culturas se adaptan de manera adecuada y otras no; cuál es la cultura más sana.
óptima o deseable?
¿Cómo se relaciona la cultura corporativa con el éxito o el fracaso organizacional; es decir, si esto
sucede y cómo?
Fuente: Furnham y Gunter (1993). Corporate Assessment, Routledge. Reproducido con autorizaci6n.
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Ventajas
Se pueden comparar y contrastar las culturas para predecir (y controlar) dreas donde ocurren malas
interpretaciones y fricciones antes de que éstas tengan lugar.
i Los datos empíricos de grupos, agrupaciones o tipos pueden dar lugaí a conclusiones contraintuitivas,
: que serían imposibles mediante simples conjeturas. En otras palabras, puede haber razones de peso por
: las que dos tipos superficialmente parecidos no son compatibles entre si.
1 Tal vez sirva preparar un atlas de cultura del comportamiento para quienes van de una
organización a otra. S610 un esquema o sistema de categorías podría facilitar esto.
Es posible comprobar las teorías de clasificación con información empírica recopilada. En este sentido,
se pueden desechar, revisar o mantener.
Es bueno que las personas sean conscientes de su propia cultura y la forma en que ésta
difiere de otras. Sirve hacer explícito lo implícito y ayudar en todo el proceso de auditoría.
Especifica las dreas de capacitación necesaria para el viajero de las culturas en las organizaciones y la
cultura y a lo largo de éstas. Al igual que la tabla periódica para el químico o un mapa para el
explorador, la tipologia de la cultura permite hacer un trabajo mds interesante e importante.
Desven tajas
Los sistemas de clasificación sólo son tan buenos como la evidencia y la información en los que se
basan y éstas frecuentemente resultan deficientes; por tanto, las taxonomías son débiles. de sentido
común o equivocadas.
Diversas técnicas estadísticas arrojan distintas dimensiones y no es seguro cual es la mds útil. No hay
consenso sobre una forma particular de tratar la información, aunque cada una revela un problema
diferente.
Los enfoques demasiado "generales" (que ofrecen un reducido número de tipos discernibles) pueden ser
insensibles y pasar por alto las diferencias realmente interesantes, importantes y sutiles. En realidad,
pueden ser peligrosos. si se toma en cuenta la ilusión de conocimiento que suele ser incompleto o
incorrecto.
i a clasificación de la cultura no permite conocer las consecuencias de las diferencias o las semejanzas
o la forma de corregirlas. Es posible que este conocimiento sea implícito, pero no necesariamente se
proporciona.
- -
Fuenre: Furnham y Gunter (1993). Corporare Assessmenr, Routledge. Reproducido con autorizaci6n
Baja Alta
Dimensión de prevención
de la incertidumbre (UNC)
(Grecia, Portugal, Japón, Perú. Francia)
(Dinamarca. Suecia. Gran Bretana,
EUA, India)
Menor estructuración de las actividades Mayor estructuración de las actividades
Menos reglas escritas MBs reglas escritas
MBs generalistas Mds especialistas
Variabilidad Estandarización
Mayor disposición a asumir riesgos Menor disposici6n a asumir riesgos
Menos comportamientos rituales MBs comportamientos rituales
1i mBtodos de consenso de la toma de decisiones. Y los papeles se asignan con base en las
preferencias personales y la necesidad de crecer mediante el aprendizaje.
Fuente: Williams et al. (1989). El material se tom6 de Williams. Dobson y Walters. Changing Culture: New
organlzational appr~a~hes, reproducido con autorizaci6n del editor, el Institute of Personnel and Development.
Asimismo, Graves (1986) especifica cuatro tipos de cultura. El lenguaje y las imáge
nes cambian, pero son reconocibles los cuatro tipos "estándar" (recuadro 13.5).
Al igual que los demás autores en esta área, Graves no ofrece evidencias de las c a t e
gorías ni explica cómo eligió este sistema particular de clasificación.
Sin embargo, al comparar cuatro sistemas de clasificación (cuadro 13.3) se observan
semejanzas sorprendentes. Evidentemente, en este cuadro no s e incluye a los teóricos
que sostienen que la cultura corporativa no puede definirse en términos de dimensiones
simples.
1. Bárbara
2. Monárquica
Desdén por la formalización, la burocracia y la planeación, psro alto aprecio por la lealtad y la
persistencia.
Muy dependiente en las habilidades del líder.
En esta cultura, la sucesión puede ser un problema serio.
La promoción viene de adentro y la calidad del liderazgo es variable.
3. Presidencial
En la cultura democrática, es el líder electo quien personifica las necesidades y aspiraciones de
todas las personas en la organización.
Al líder lo respaldan los subordinados. quienes saben que su gestión es breve y su
influencia, limitada.
El líder necesita dar mensajes claros para evitar que las personas formen subgrupos.
Las malas culturas de este tipo tienden a ser reactivas más que proactivas y pierden
ímpetu interno.
4. Faraónica
Una cultura apasionada por el orden. el estatus y los rituales.
La cultura es estable pero oscura, sana pero falsa.
Se acepta el individualismo, pero se mantiene la primacla del sistema.
Evaluación y compensación
¿Es posible e importante la objetividad en la evaluación y el sueldo relacionado con
el desempeño?
¿Es importante la retroalimentación relacionada con el trabajo? ¿Pasa por alto el pro-
blema de tener que "guardar las apariencias", común en el Oriente Lejano?
¿Se puede utilizar la retroalimentación de las evaluaciones para corregir y modificar
el comportamiento de las personas? ¿Es real el supuesto de que los individuos tie-
nen control sobre sus resultados?
¿La administración por objetivos (APO; MBO, por sus siglas en inglés) tiene varios
supuestos no manifiestos (los objetivos se pueden plantear, medir y negociar) que
pueden ponerse en tela de juicio?
¿Cuando se relaciona el desempeño con las retribuciones se pasa por alto la contri-
bución de los grupos?
¿Los incentivos a algunos rompen con el espíritu igualitario d e las comunidades o los
grupos?
En otras palabras, cuando chocan los valores culturales surge toda clase d e puntos im-
portantes por resolver, algunos de ellos fundamentales para la cultura nacional.
Evan (1978), en un intento por determinar la influencia d e la cultura en las organiza-
ciones, mostró una actitud demasiado crítica ante la bibliografía disponible. Por tanto,
estableció un programa de seis puntos para futuras investigaciones:
1. Se necesita un equipo d e investigación multinacional, o mejor aún, multicultural,
para eliminar el mayor número posible de prejuicios y suposiciones inconscientes por par-
te d e los investigadores mismos. 2. Es esencial un equipo multidisciplinario con el fin d e
medir qué tanto de la variación en la estructura y el desempeño de los sistemas organi-
zacionales puede atribuirse a variables culturales, en comparación con otras variables
como las psicológicas, estructurales, interorganizacionales y económicas. 3. Uno d e los
principales problemas a los que s e enfrenta un equipo d e investigadores es la necesidad
d e adaptar o crear un instrumento d e investigación, como los que s e mencionaron an-
tes, d e los cuales s e obtendran variables culturales con alto grado d e confiabilidad y
validez. 4. Los instrumentos d e investigación que miden las variables s e utilizaran en una
muestra representativa de la población d e una sociedad y en una muestra representa-
tiva de los miembros d e una o mas organizaciones para evaluar la "cultura d e la socie-
dad", así como la "subcultura organizacional". 5. Al diseñar encuestas d e muestras, s e
utilizaran por lo menos dos formas de comparación entre las sociedades: intrasistémica
(es decir, s e comparan empresas domésticas o nacionales con empresas subsidiarias
extranjeras), que distingue subsidiarias d e propiedad total, d e inversiones conjuntas, y
que controla diferentes características estructurales e industriales; y comparaciones
intraorganizacionales, e s decir, subsidiarias d e la misma compañía y d e tamaño, función
y tecnología semejantes en sociedades distintas. 6. Además d e las encuestas de muestras,
serían deseables (pruebas de laboratorio y d e campo) por lo menos otros dos métodos
complementarios d e investigación para comprobar las principales hipótesis causales, y
sustentadas en encuestas de muestras para comprobar el efecto d e los valores cultura-
les en el comportamiento organizacional y en el desempeño del sistema organizacional
(Evan, 1978: 107-109).
Finalmente, todo el principio d e organización s e debe basar en los nueve principios
d e Berrien (1970: 33-34), a los que el autor denomina un superego para la investigación
transcultural. Bien vale la pena mencionarlos:
Rousseau (1990) menciona que estas diferentes medidas autoinformadas se han utiliza-
do para investigar interrogantes de importancia, por ejemplo:
¿Existe un consenso al interior d e las unidades respecto a los valores organizaciona-
les y las normas d e comportamiento?
¿Qué influencias de las culturas predominantes se relacionan con los procesos o re-
sultados d e otras organizaciones?
¿La cultura s e relaciona con otras características y procesos organizacionales?
¿Qué influencia tienen las culturas en los resultados individuales?
¿Qué tan idiosincrásicos son los elementos culturales para determinadas organiza-
ciones?
Se pueden analizar algunos indicios de la utilidad de estas medidas si s e revisan los estu-
dios que las han empleado. Xenikou y Furnham (1996) examinaron las propiedades psice
métricas d e cuatro de las medidas anteriores y concluyeron que el inventario de cultura
organizacional era más sólido. Este inventario no fue diseñado para tomar muestras d e
campos d e estilos interpersonales y relacionados con las tareas que podrían ser pro-
movidos por una organización, ni es suficientemente exhaustivo para aprovechar los dis-
tintos conocimientos derivados socialmente que constituyen la cultura. Más bien, su
objetivo consiste en permitir a los participantes aclarar sus propias experiencias de su cul-
tura organizacional respecto a estos estilos específicos, para comparar sus propias per-
cepciones con las percepciones acumuladas d e sus compañeros d e trabajo y entender
la manera en que las normas organizacionales podrían afectar sus estilos de pensamiento.
Los siguientes son los 12 tipos (Cooke y Lafferty, 1989):
1. Una cultura humanística útil caracteriza a las organizaciones administradas d e modo
participativo y centrado en las personas. Se espera que los miembros brinden su
apoyo, que sean participativos y abiertos a la influencia en su trato mutuo. (Ayudar
a otros a crecer y desarrollarse; dedicar tiempo a las personas.)
2. Una cultura de afiliación caracteriza a las organizaciones que dan una prioridad ele-
vada a las relaciones interpersonales constructivas. Se espera que los miembros
sean amistosos, abiertos e interesados por la satisfacción d e su grupo d e trabajo.
(Tratar a los demás d e forma amistosa; compartir sentimientos y pensamientos.)
3. Una cultura de aprobación describe a aquellas organizaciones en las que s e evitan los
conflictos y donde las relaciones interpersonales son agradables, por lo menos su-
perficialmente. Los miembros creen que deben ganarse la aprobación y aceptación
y estar de acuerdo con los demás. (Asegurarse de que las personas nos acepten; "lle-
varnos bien" con los demás.)
4. Una cultura convencional describe a las organizaciones conservadoras, tradicionales
y controladas burocráticamente. Se espera que sus miembros observen y sigan las
reglas y causen buena impresión. (Seguir siempre las reglas y no salirse d e "los cau-
ces normales".)
5. Una cultura dependiente es aquella que J?;cri~e a las organizaciones controladas por
una jerarquía y no participativas. La toma centralizada de decisiones en estas orga-
nizaciones hace que sus miembros realicen sólo lo que se les dice y que hablen d e
las decisiones con los superiores. (Agradar a las personas en puestos de autoridad;
hacer lo que s e espera.)
6. La cultura de evitar caracteriza a las organizaciones que no reconocen el éxito, pero
que, no obstante, castigan los errores. Este sistema negativo d e retribuciones hace
que los miembros permuten responsabilidades con otros y que eviten cualquier po-
sibilidad de recibir reprimendas por una equivocación. (Esperar que otros actúen
primero; asumir pocos riesgos.)
7. Una cultura de oposición describe a las organizaciones en las que prevalecen las con-
frontaciones y se recompensa el negativismo. Los miembros ganan estatus e influencia
al ser críticos y, por ende, se les refuerza para que se opongan a las ideas de otros y
tomen decisiones seguras (pero inadecuadas). (Hacer notar las fallas; no dejarse im-
presionar.)
8. Una cultura de poder describe a las organizaciones no participativas estructuradas
con base en la autoridad inherente a los puestos de los miembros. Estos últimos creen
que serán reconocidos por asumir la responsabilidad, controlar a los subordinados
y, al mismo tiempo, responder a las exigencias de los superiores. (Aprovechar la base
personal de poder; motivar a los demás en cualquier forma necesaria.)
9. Una cultura competitiva es aquella donde resulta importante ganar y a los miembros
se les reconoce por superar a los demás en términos de desempeño. Los individuos en
este tipo de organizaciones operan en un marco de "ganar/perder" y creen que de-
ben trabajar contra (más que con) sus compañeros para ser tomados en cuenta.
(Convertir el trabajo en una competencia; nunca mostrarse perdedor.)
10. Una cultura de suficiencia o perfeccionista caracteriza a las organizaciones donde se
valora el perfeccionismo, la perseverancia y el trabajo arduo. Los miembros conside-
ran que deben evitar los errores, mantenerse al tanto de todo y trabajar demasiadas
horas para alcanzar objetivos muy específicos. (Hacer las cosas a la perfección; so-
bresalir en todo.)
11. Una cultura de logros caracteriza a las organizaciones que hacen bien las cosas y va-
loran a los miembros que se plantean y logran sus propios objetivos. Los integran-
tes de este tipo de organizaciones establecen metas desafiantes, pero realistas, y
planes para alcanzarlas, además de tratar de lograrlas con entusiasmo. (Alcanzar un
estándar de excelencia; mostrar abiertamente una actitud optimista.)
12. Una cultura de superación personal caracteriza a aquellas organizaciones que valoran
la creatividad y la calidad ante la cantidad, y el logro de las tareas y el desarrollo
personal. A los miembros de estas organizaciones se les estimula para disfrutar de
su trabajo, desarrollarse a sí mismos y emprender actividades nuevas e interesantes.
(Pensar en formas peculiares e independientes; hacer bien hasta actividades más
sencillas.)
A su vez, estas culturas se agrupan en tres categorías. Los tipos 1 a 4 fueron descritos
como culturas satisfactorias, 5 a 8 como culturas de seguridad y 9 a 12 como dependientes.
Las investigaciones que realizaron Cooke y Rousseau (1988) permiten concluir que
las organizaciones que se caracterizan por tener líderes excelentes o ideales (es decir,
por implantar estrategias organizacionales de éxito) se convierten en culturas orienta-
das a la satisfacción. Las culturas que se centran en la seguridad implican la aplicación
de sanciones organizacionales para fomentar determinadas pautas de comportamiento
y muchas veces inhiben más el comportamiento (por ejemplo, evitan los riesgos), a di-
ferencia de las culturas que buscan la satisfacción, las cuales tienden a ampliar el com-
portamiento (por ejemplo, buscan los riesgos). Cooke y Rousseau concluyeron que los
estilos orientados a la seguridad incurren en dos factores empíricos: personas o seguri-
dad y tareas o seguridad. Las características d e los estilos centrados en las personas o
la seguridad s e enfocan en el control de las relaciones interpersonales e incluyen las di-
mensiones siguientes:
Aprobación: s e evitan los conflictos y las relaciones interpersonales son relativamen-
te agradables. Los miembros creen que tienen la aprobación, que agradan y están d e
acuerdo con los demás.
Convencional: tradicionales y controladas en el plano burocrático. La toma d e deci-
siones es centralizada y los miembros creen que deben cumplir y apegarse a las re-
glas y causar una buena impresión.
Dependiente: controladas en el nivel jerárquico y no participativo. La toma de deci-
siones es centralizada y los miembros consideran que deben hacer las cosas como
se les instruye y aclarar todas las decisiones con los superiores.
Evitar: se hace hincapié en el castigo a los errores y no en las retribuciones por 1o-
grar el éxito. Los sistemas de retribuciones de carácter negativo conducen a la per-
mutación de responsabilidades y a evitar toda posibilidad d e ser responsables por
algún error.
La dimensión de tareas o seguridad caracteriza las creencias que s e enfocan en el control
en las actividades relacionadas con las tareas:
De oposición: predominan las confrontaciones y s e recompensa el negativismo. Los
miembros logran estatus e influencia al asumir una actitud crítica y rebatir las ideas
de los demás.
Poder: descriptiva d e organizaciones no participativas estructuradas con base en la
jerarquía y la autoridad de posición. A los miembros s e les reconoce por asumir el
cargo, controlar a los subordinados y responder a sus propios superiores.
Competitiva: es importante ganar y a los miembros se les reconoce por superar a los
demás en términos d e desempeño. Los miembros operan en un sistema d e ganar/
perder y creen que deben trabajar contra (más que con) sus compañeros para ser
tomados en cuenta.
Perfeccionista: se valoran el perfeccionismo, la perseverancia y el trabajo arduo. Los
miembros consideran que deben evitar cometer errores, prestar atención a los deta-
lles y trabajar largas horas para lograr objetivos estrechamente definidos.
Con base en estas dimensiones, Cooke y Rousseau (1988) encontraron pruebas contun-
dentes de que existe un consenso y diferencias importantes en las organizaciones y que,
en los distintos niveles jerárquicos, hay diferencias subculturales. Pudieron establecer el
perfil de una organización excelente, con normas orientadas a la seguridad y un perfil d e
cultura "ideal". En este nivel se valoraban mucho los estilos d e satisfacción y muy poco
los d e seguridad en las personas y las actividades.
En otro estudio, Rousseau (1990) demostró que algunas normas culturales s e rela-
cionaban con el desempeño real en el trabajo y en las percepciones d e los empleados
respecto de la claridad de funciones, el conflicto de papeles, la satisfacción general y la pro-
pensión a permanecer en las organizaciones. Anteriormente, Rousseau (1988) analizó d e
manera acuciosa las culturas orientadas's la seguridad y llegó a la conclusión de que estas
organizaciones "muy confiables" tienen fuertes normas que sustentan las atribuciones
jerárquicas, evitan los conflictos y tienden a inhibir el comportamiento, y a asociarse con
la insatisfacción de los empleados y los conflictos de funciones. El hecho de que el inven-
tario de cultura organizacional (ICO; OCI, por sus siglas en inglés) sea fácil de utilizar,
que haya demostrado tener cualidades psicométricas y que se aplique con frecuencia en
el trabajo de investigación significa que quizá sea la herramienta más útil para res-
ponder algunas de las preguntas fundamentales relacionadas con la cultura corporativa.
El concepto, los problemas y el debate acerca de la cultura corporativa persistirhn
durante algún tiempo. Aunque es indudable que perderán su popularidad y serán susti-
tuidos por otra "solución" a los problemas administrativos, han planteado tantas inte-
rrogantes a académicos de distintas disciplinas y perspectivas episteniológicas, que los
debates y las investigaciones continuarán por inuchos arios. Así como abundan las defi-
niciones de cultura, también ha habido un aumento en las nuevas mediciones con las
que se trata de evaluar la cultura corporativa. En realidad, la mayor parte de estas nue-
vas medidas plantean dimensiones similares, pero aún no queda claro si pueden descri-
bir las muchas características de la cultura en todas las compañías.
Clima corporativo
El segundo concepto que utilizan de manera adecuada los investigadores es el del clima
corporativo. Los administradores o gerentes están muy conscientes de que el clima at-
mosférico real (es decir, el clima) puede, y así lo hace, afectar considerablemente a sus
organizaciones. Muchas organizaciones han sido destruidas total o parcialmente por
perturbaciones climáticas como inundaciones, huracanes y tornados. El clima organiza-
cional también afecta a las organizaciones y puede poner tanto en riesgo su supervi-
vencia como el clima atmosférico. Sin embargo, ninguno de los dos afecta a los mismos
recursos de la organización. Mientras que el clima atmosférico actúa primordialmente
sobre sus recursos físicos, el organizacional afectaa sus recursos humanos (el personal).
Los problemas de las personas han sido, y quizá sigan siendo, los más difíciles de re-
solver y los que más tiempo absorben a los administradores o gerentes. Para hacer fren-
te a los problemas personales que deben resolver casi a diario, es aconsejable que los
administradores entiendan las percepciones de los empleados respecto a diferentes as-
pectos de la organización. Deben saber todo lo que puedan acerca de aquellos factores
que influyen de manera significativa en el comportamiento de las personas en su organi-
zación. Uno de estos factores (o serie de factores) que influye en el comportamiento or-
ganizacional y con el que deben estar familiarizados es el del clima organizacional, la
atmósfera psicológica de todos los departamentos y las secciones en una organización
A los psicólogos organizacionales cada vez les llama más la atención el clima organi-
zacional debido a las importantes relaciones mostradas entre este concepto y la satisfac-
ción y el desempeño en el trabajo. El concepto del clima organizacional está actualmente
arraigado en la bibliografía administrativa: ha existido durante más de 30 años y se han
publicado más de una docena de reseñas de investigación en este campo. Se puede cono-
cer el clima de una organización a partir de revisiones corporativas apropiadas, median-
te las cuales se conozcan las ideas personales de los empleados de una organización
para establecer un perfil d e percepción de la organización. A medida que ha ido aumen-
tando el interés por el clima organizacional, han aparecido varias definiciones en la bi-
bliografía durante los últimos años, de las cuales se hablará más adelante (Furnham y
Gunter, 1993: 112).
Como veremos, uno d e los conceptos del clima organizacional lo concibe como una
característica de la organización que la gente, sin importar dónde trabaje, experimen-
ta todos los días. No e s tan sutil ni tan cautivador como la cultura, y s e asemeja más a la
moral. Además, este tipo d e clima "psicológico" tiene un impacto tan vital en el individuo
en el trabajo como el clima atmosférico respecto a las actividades y los estados de áni-
mo en general de las personas. En realidad, es posible que el clima organizacional sea una
de las causas más importantes d e la satisfacción y el desempeño laboral en las organiza-
ciones. Según algunos autores, es una variable moderadora entre la estructura y los pro-
cesos en una organización y los resultados principales de los empleados. En esencia, esto
iniplica que la estructura d e la organización y los procedimientos y procesos cotidianos in-
fluyen y determinan el clima que, a su vez, afecta el desempeño y la satisfacción de los
empleados. Empero, como veremos más adelante, éste es un punto de vista debatido.
La creación de un clima sano y motivador e s básicamente el resultado del compor-
tamiento y estilo de liderazgo. El clima interno de una organización incluye la naturale-
za d e las redes de comunicación de las organizaciones, los sistemas d e recompensa, el
estilo de liderazgo, las técnicas para la fijación de objetivos y otros factores. Al pregun-
tarnos acerca del clima d e una organización, en verdad queremos saber lo efectiva que
es al movilizar sus recursos humanos. El clima es el punto foca1 d e un complejo conjun-
to de fuerzas en una organización que inciden sobre quienes trabajan en ella. Conocer
las variables del clima permite a los administradores aprovechar esas fuerzas para el lo-
gro de las metas organizacionales.
Mullins (1989: 489-490) sostiene que podría esperarse que un clima organizacional
sano tenga los siguientes rasgos característicos:
la integración de los objetivos organizacionales y personales
una estructura flexible con una red de autoridad, control y comunicaciones, y con
autonomía para cada uno de los miembros
estilos de liderazgo adecuados para determinadas situaciones de trabajo
confianza, consideración y apoyo mutuos entre los diferentes niveles d e la organi-
zación
Proceso Satisfacción
d e que el clima organizacional sugería que el ambiente se interpreta por los miem-
de la organización, con características d e cierta claridad a la cual son sensibles y
que, al propio tiempo, afecta sus actitudes y motivación. Comenta que la definición
Forehand y Von Gilmer hace una diferenciación insuficiente en la frase "el conjunto de
tre los afributos o variables que s e utilizan para describir la organiza-
ales atributos. Asimismo, Taguiri más bien lo definiría d e la siguiente
-Taguiri (ibid.) creía que "era difícil establecer una definición general y formal que no sea
trivial o casi fútil porque trata de abarcar demasiado". No obstante, es posible delimitar
el concepto en muchas formas adjudicándole arbitrariamente determinados atributos,
tomados d e los muchos que parecen haberse supuesto como sus propiedades en las dis-
tintas aplicaciones a las que nos hemos referido:
El clima es un concepto corpóreo y sintético (como la personalidad).
El clima es una configuración particular d e las variables situacionales.
No obstante, los elementos que lo integran pueden variar, mientras que es posible
que el clima s e mantenga constante.
Es el significado de una configuración situacional permanente.
El clima tiene una connotación de continuidad, pero no tan duradera como la cultura.
El clima lo determinan fundamentalmente las características, el comportamiento,
las actitudes, expectativas d e otros y la realidad sociológica y cultural.
No obstante, el clima es fenomenológicamente externo al actor, quien puede sentir
que contribuye a su naturaleza.
El clima es fenomenológicamente diferente d e la tarea tanto para el observador co-
mo para el actor.
Está en la mente del actor o del observador, aunque no necesariamente en forma
consciente, sino que s e basa en características d e la realidad externa.
Varias personas pueden compartirlo en la situación (consenso) y s e interpreta en
términos d e significados comunes (con algunas variaciones individuales respecto al
consenso).
No puede ser una decepción común, puesto que se debe basar en la realidad externa.
Puede o no describirse con palabras, aunque quizá sea posible especificarlo en tér-
minos de respuesta.
Tiene consecuencias potenciales en el comportamiento.
Es un factor determinante indirecto del comportamiento en el sentido d e que actúa s e
bre las actitudes, expectativas y estados de emoción que son determinantes directos
del comportamiento (Furnham y Gunter, 1993: 115116).
Ya desde 1960 Gellerman llegó a la conclusión de que el clima era el "carácter" d e una com-
pañía e hizo una lista d e cinco pasos para analizarlo: 1. es necesario identificar a las per-
sonas en la organización cuyas actitudes son importantes; 2. hay que estudiar a esas
personas y determinar cuAles son sus objetivos, tActicas y puntos ciegos; 3. s e deben ana-
lizar los desafíos económicos a los que se enfrenta la compañía en términos de decisio-
nes d e políticas; 4. s e tiene que revisar la historia de la compañía y prestar especial
atención a las carreras de sus líderes, y 5. e s indispensable integrar toda la imagen con
la idea de establecer denominadores comunes, en lugar de agregar todas las partes para
obtener una suma de ellas.
Von Haller et al. (1977) reconocieron la utilidad de describir las compañías en térmi-
nos d e personalidades humanas. Por tanto, s e refieren a empresas ascendentes, indife-
rentes y ambivalentes. Estos autores creían que, al igual que la cultura, el clima puede
evaluarse considerando desde cosas pequeñas hasta grandes: un memorando, el logoti-
po de la empresa, etcétera.
Al intentar definir o hacer operativo el término, muchos investigadores citan a Fore-
hand y Von Gilmer (1964), cuya definición del clima se refería a su capacidad de distin-
guir entre organizaciones tras perdurar en el tiempo e influir en el comportamiento de
los empleados, como ya s e dijo. Sin embargo, se observó que el concepto era ambiguo,
impreciso y controversial. Los problemas fundamentales en la aclaración conceptual
eran en el sentido de si había que considerar el clima en términos de las características
objetivas (físicas o estructurales) de la organización o de la reacción subjetiva (de per-
cepción) respecto a la organización. Por tanto, Guion (1973) sostenía que un clima percibi-
do tiene que ver con los atributos de una organización y los d e la persona que los
percibe, y que, por lo general como s e concibe, el clima simplemente era un calificativo
alternativo para referirse a las respuestas afectivas a una organización, como la satisfac-
ción en el trabajo. James y Jones (1974) sugieren que s e debe utilizar el término clima
psicológico con el fin de destacar que se trata de las interpretaciones cognoscitivas agre-
gadas de la mano de obra organizacional que surge de la experiencia en la organización
y hacer una representación del significado implícito en las características, los aconteci-
mientos y los procesos organizacionales (Schneider, 1983a, 6; Kozlowski y Farr, 1988).
Rousseau (1988) elaboró una cronología útil d e las definiciones del clima organiza-
cional que permite comparar y contrastar los distintos conceptos, y esto es lo que co-
menta:
La falta de límites que diferencien el clima de lo que no es incómodo de hecho puede "su-
primir" las investigaciones sobre el clima, al hacer que los investigadores se enfoquen ya
sea sólo en las percepciones del contexto (que eviten mencionar el concepto de clima,
como en el caso de las investigaciones acerca de la motivación y el liderazgo) o que recha-
cen su relevancia para el estudio de la organización.
Sin embargo, el clima, como concepto, evidentemente tiene fronteras específicas que lo
diferencian de otras características y percepciones. Dos atributos constantes de definición
del clima persisten en sus diferentes conceptuaciones: es una percepción y es descriptivo.
Las percepciones son sensaciones o comprensiones que experimenta una persona. Las
descripciones son la referencia que hace el individuo de tales sensaciones. El que las dife-
rencias individuales o los factores situacionales expliquen grandes o pequeñas cantidades de
variación en estas descripciones cambia de una noción de clima a la siguiente, y es más em-
pírica que descriptiva...
Tal vez sea en las diferencias entre los distintos tipos de creencias donde se pueda en-
tender mejor la naturaleza y funcionamiento del clima. Las creencias son el resultado
del intento que hacen las personas p o r darle sentido a una serie de estímulos, una si-
tuación o pautas de interacción de las personas. Existen conocimientos, el resultado del
procesamiento de información, p e r o las creencias son más que percepciones p e r se
(como las imágenes y los sonidos). En cierto sentido, las percepciones simplemente son
claves informativas que se registran o reciben. Las creencias son el resultado de u n proce-
samiento cognoscitivo activo ... Iniciadas por las percepciones, las creencias resultan de la
interpretación y la organización de las percepciones en una explicación de la relación entre
objetos, propiedades e ideas, o ambas cosas. Las medidas de autoinformación de los aspec-
tos corpóreos como el clima implican la interpretación ... @. 142).
Aún persisten algunas dudas: l . jel clima agregado explica las respuestas que no explica
el clima psicológico? 2. ¿Tiene otro significado aparte de las percepciones individuales?
3. ¿Sus relaciones con otras variables son diferentes de las de otros tipos de cliriia? Si el
clima agregado es un fenómeno de nivel unitario real, los individuos deben tener rnencs
experiencias desagradables y sus interacciones con otros miembros deben . vir para
dar forma y reforzar un conjunto común de descriptores coiriparables con una interpre-
tación social de la realidad. Pero como la interacción de los miembros de una unidacl no
se considera un requisito para el conseiiso. no necesita existir una dinamica social o gru-
pal subyacente a ese consenso.
3. Climas colectivos. Surgen del consenso entre individuos respecto a su percepción
de los contextos del comportamiento. Sin embargo, a diferencia del clima agregado,
se identifican los climas colectivos tomando las percepciones individuales de los fac-
tores situacionales y combinándolas en grupos que reflejen resultados parecidos del
clima. Los factores personales y situacionales se han considerado elementos de pre-
dicción de la pertenencia de los grupos, pero las conclusiones señalan que los fac-
tores personales, como la administración y la experiencia laboral, el tiempo en el
puesto actual y la edad explican algunos grupos, mientras que los factores situa-
cionales, como el área funcional, la ubicación y los cambios explican otros (Joyce y
Clocum, 1984). En el caso del clima colectivo (grupo estadístico), s e dice que las
interacciones desempeñan un papel importante en la determinación d e las per-
cepciones compartidas, aunque su papel no haya sido evaluado de manera satisfac-
toria en términos empíricos.
4. Clima organizacional. La aparente distinción hecha en las investigaciones actuales
del clima entre lo que se denomina clima organizacional, en contraposición a la es-
tructura organizacional u otras interpretaciones que pueden evaluarse a través de
las percepciones individuales, es que el clima refleja la orientación de los miembros
d e la organización (interior), a diferencia de las categorías analíticas de quienes no per-
tenecen a la organización (exterior). Por tanto. todo parece indicar que las percep-
ciones del clima y estructurales pueden compararse con las orientaciones interior y
exterior, respectivamente. Muchas d e las interpretaciones que usan los investigado-
res para caracterizar a las organizaciones reflejan las orientaciones exteriores; por
ejemplo, las estructuras (como la centralización y la jerarquía) o los procesos (como
los mecanismos de resolución de problemas, mantenimiento y alivio de las tensio-
nes), que s e originan en los marcos teóricos más que en la organización cognosciti-
va d e los individuos. Sin embargo, el clima organizacional puede considerarse un
descriptor de los atributos organizacionales, expresaclos en términos que caracteri-
zan las experiencias individuales con la organización. Esta distribución significa que
la evaluación del clima emplea descriptores menos abstractos de las organizaciones
desde el punto de vista de los informantes. La gran ventaja de las evaluaciones del
clima en relación con medidas limitadas más discretas (por ejemplo, liderazgo, recom-
pensas) es su calidad sumaria. Esta última no significa que las descripciones se tornen
más abstractas, sino que más bien son representaciones de la manera en que las orga-
nizaciones son percibidas por las personas que forman parte de ellas o con las que tie-
nen que tratar, como los proveedores o clientes (Furnham y Gunter, 1993: 123-124).
Causas y consecuencias del clima
Los antecedentes del clima pueden especificarse, medirse y delinearse. En realidad, s e
han creado diferentes "modelos" (de los q u e se hablará más adelante) para explicar los
distintos factores que interactúan para "producir" el clima y la forma en que eso sucede.
Hay muchas formas d e categorizar dichos factores:
fuerzas externas: económicas, mercado, políticas, sociales, tecnológicas
historia organizacional: la cultura, los valores y los modelos d e comportamiento d e
la organización
administración: la estructura organizacional y los modelos d e liderazgo.
Se pueden distinguir dos tipos d e influencia del clima en los individuos. En primer lugar,
hay una influencia directa que afecta a todos, o a casi todos, los miembros d e la compañía
o a alguna de sus subunidades. El segundo tipo de efecto se conoce como influencia inte-
ractiua, que existe cuando el clima tiene algunos efectos sobre el comportamiento de de-
terminadas personas, un efecto distinto en otras y, posiblemente, ninguno en otras más.
Ciertos comportamientos nunca s e observan en algunas organizaciones (por razones
culturales), debido a que nunca s e presentaron los estímulos que los despertarían. Las or-
ganizaciones limitan a las personas mediante reglas, reglamentos, prácticas d e rutina, ins-
trucciones, tabúes y mandatos explícitos. No e s extraño que las personas ambiciosas s e
encuentren e n un clima que coarta la libertad y, por ende, reduce las alternativas d e
acción. De ahí s e originan formas d e comportamiento, d e trabajo, d e perder el tiempo,
d e cooperar y d e oposición. Las personas que acaban de ingresar en una subcultura es-
tablecida pueden calificar a los empleados de tener una actitud cínica ante el sistema y,
al parecer, no son conscientes d e que hay razones de peso para ser cínicos. Es posible
q u e lleguen a la conclusión, para su incomodidad, d e que la rapida evaluación d e las per-
sonas y las practicas establecidas resultan contraproducentes.
¿Cómo influyen e n el clima organizacional los programas administrativos? Moxnes y
Eilertsen (1991) comentan que unos cuantos investigadores han analizado la influencia
d e la capacitación en variables organizacionales como el clima. Sostienen que, así como
las variables del clima facilitan e interrumpen diferentes iniciativas d e capacitación, los
programas pueden influir en el clima en general. Con la aplicación d e un cuestionario d e
51 preguntas midieron 10 dimensiones del clima, incluido el entusiasmo y la comunica-
ción acerca d e los problemas personales. En primer lugar, examinaron a todos los em-
pleados que habían y no participado en el programa d e capacitación, pero detectaron
escasas diferencias significativas. En segundo lugar, al revisar los resultados d e d o s años
distintos, parecía que la capacitación administrativa tuvo un efecto reducido, pero espe-
cífico, en el clima organizacional. Curiosamente, quienes participaron en programas d e
capacitación tuvieron una percepción mas riegativa del clima d e s u trabajo q u e quienes
no lo hicieron respecto a siete u ocho d e los 10 índices del clima. Los autores ofrecen
tres explicaciones d e estos hallazgos: la información refleja cambios reales en el entor-
no laboral; los gerentes se hacen más conscientes d e que el clima es malo y, por tanto, las
evaluaciones reflejan cambios en las percepciones d e los participantes del ambiente or-
ganizacional sin ningún cambio real; los participantes utilizaron palabras (conflicto, p r o
blerna, crítica) en formas nuevas y positivas después d e volver a conceptuar s u entorno
(ibid., 400): "Al hacer sentir a los supervisores insatisfechos con s u propio desempeño y
abrirles los ojos ante los conflictos predominantes en sus divisiones, deberán, según la
teoría del cambio, sentirse más motivados para tener un buen desempeño."
Este caso paradójico tiene implicaciones importantes en las investigaciones acerca
del clima, porque pone de manifiesto tres cosas:
Los programas de capacitación pueden y efectivamente influyen en el clima organi-
zacional, lo cual sin duda incide en el entusiasmo en torno a dichos programas.
Es posible que los programas que hacen hincapié en la mayor conciencia aumenten
la insatisfacción y las percepciones negativas que pueden, o no, tener niarcados efec-
tos de motivación.
El clima es relativamente sensible a los programas de capacitación.
Algunos investigadores en el campo de los recursos humanos y la psicología organizacio-
nal han tratado de describir los efectos o las consecuencias del clima organizacional. Por
ejemplo, Gordon y Cummins (1979) sostienen que un sinnúmero de estudios han demos-
trado que algunos aspectos del "clima" tienen que ver con las utilidades de las empresas.
Clasificaron 13 de ellos:
1. La organización tiene objetivos claros.
2. La organización cuenta con planes definidos para lograr sus objetivos.
3. El sistema de planeación es formal.
4. La planeación es completa.
5. Se dispone de información para la toma de decisiones.
6. Se utiliza la información para la toma de decisiones.
7. Existe una adecuada comunicación lateral.
8. En términos generales, las comunicaciones son buenas.
9. Las unidades entienden sus objetivos respectivos.
10. Existen medidas adecuadas del desempeño gerencial.
11. Los gerentes son perfectamente conscientes de los resultados que se esperan de ellos.
12. Los beneficios son competitivos.
13. Los sueldos se relacionan con el desempeño.
Por tanto, con algunas evidencias de apoyo, esos autores aseguran que si se presen-
tan en la organización estas características estructurales y climáticas, es probable que
sean rentables.
Abundan los modelos o las teorías que explican, o por lo menos describen, la manera
en que el clima es la causa y consecuencia de factores organizacionales cuíticos. Como
veremos más adelante, hay pocas afinidades entre estos modelos, e incluso menos evi-
dencias empíricas para sustentarlos.
El clima organizacional se describe aquí como un elemento que influye en todos los
aspectos de la organización. Los gerentes participan en todas las etapas que se muestran
en la figura 13.2, desde las personas y los procesos hasta los resultados. La eficacia ad-
ministrativa, que es la capacidad para manejar el clima organizacional, tendrá un efecto
directo en todas las etapas del proceso en las organizaciones. No obstante, vale la pena
comentar que la dirección de casi todos los errores es de "un solo sentido", lo cual su-
giere una causalidad unidireccional. Además, tomando en cuenta este modelo no queda
claro qué es lo que causa y mantiene determinado clima.
Influencias sobre el clima
Externas Organizacionales
Ambiente físico Centralizaci6n Estructura
Ambiente socioecon6rnico Configuraci6n Tecnología
Formalizaci6n Cor83portamientogerencia1
Estandarizacibn Modelo de liderazgo
Tamaño Recompensas y control
Autonomla
Grado de la estructura
Recompensas
Consideraci6n.
cordialidad. apoyo
Moderado por
*------------------
Personalidad
Clima psicol6gico
Expectativas y medios
- - - - - - - -- - - - - - - - - - Habilidades
Motivaci6n
Desempeño
Satisfacci6n
Figura 13.2. Causas y consecuencias del clima. Fuente: Field y Abelson (1982).Reproducido
con autorizaci6n de Plenum Publishing Corporation.
+
I
Estructura
Prácticas gerenciales
1
1
Sistemas
(políticas y procedimientos)
Clima de las 1
unidades de trabajc
I 1
y para las tarea:
üesempen~
individual y organizacional ,
Figura 13.3. Modelo de Burke y Litwin acerca del desempeño individual y organizacional
Fuente: Litwin y Stringer (1968).
Conclusiones
La cultura corporativa es una fuerza sutil, pero generalizada. Así como diferentes fuerzas
(económicas, políticas, religiosas y étnicas) dan Iorma a la cultura d e una nación, dis-
tintas fuerzas ambientales e liistóricas influyen en la cultura d e una corporación. Hay
diferencias transculturales bien establecidas en la percepción del tiempo, el espacio in-
terpersonal preferido y el uso del lenguaje. La cultura organizacional puede ser fuerte o
débil dependiendo d e la cohesión, el tamaño y el consenso d e valores en la organización.
Una cultura fuerte no necesariamente es una cultura buena y es posible que sea muy re-
sistente a los cambios.
La cultura corporativa permite y fomenta los significados compartidos en toda organi-
zación. Se pone de manifiesto en los ritos, ritiiales, mitos, leyendas, símbolos, lenguaje y
artefactos de esa cultura. Además, proporciona a los miembros una identidad organizacie
nal, facilita el compromiso colectivo, promueve la estabilidad del sistema social y, en par-
te, influye en el comportamiento de todos los empleados al ayudarles a dar sentido a su
entorno. Para muchos empresarios, una cultura organizacional adaptable y sana se tra-
duce en una ventaja competitiva. Por tanto, algunos gerentes tratan d e desarrollar una
ciiltura específica creando un sentido de historia, singularidad y pertenencia y aumen-
tando el intercambio entre sus miembros.
618 PSICOLOGIA
ORGANIZACIONAL
La justicia organizacional es la percepción que tienen las personas (gerentes y empleados) acerca
de la justicia respecto a las políticas, sistemas de pago y prácticas de una organización. El concep
to de justicia y la manera en que ésta se imparte en una organización debe ser fundamental para
la cultura corporativa de dicha organización. Las investigaciones recientes sobre este destacado
tema se han ampliado considerablemente. La bibliografía psicológica tiende a ser descriptiva (a
centrarse en ideas y reacciones), mientras que las obras sobre filosofía moral son más prescripti-
vas (especifican lo que se debe hacer).
Los cuestionamientos acerca de la justicia y la equidad se presentari cuando hay que tomar
decisiones respecto a la asignación de recursos, independientemente de su naturaleza, en deter-
minada empresa. A la preocupación por el efecto de las decisiones relacionadas con la justicia se
le conoce como justicia dish-ibutiva. Sin embargo, también existen preguntas sobre la justicia con
que se toman las decisiones y los procedimientos de cada organización para llegar a ellas. A la
preocupación por las políticas de equidad se le conoce como justicia de procedimientos.
Las investigaciones sobre la justicia distributiva se remontan 35 años hasta Homans (1951), a
quien le interesaban las "reglas del intercambio social". Este autor sostenía que las recompensas
debían ser proporcionales a los costos y que las recompensas netas tienen que guardar una pro-
porción con las inversiones. Gran parte de las investigaciones actuales se centran en lo que pien-
san los empleados acerca de la justicia de los resultados (recompensas y sanciones) que obtienen.
Los resultados de estas investigaciones muestran claramente que las ideas sobre la equidad se
basan en juicios relativos; es decir, comparaciones con otras percepciones importantes. Esto es,
lo bien que se sienta uno con las decisiones que se relacionan con la equidad (como las decisiones
acerca de la remuneración) dependerá de las ideas o la información sobre el sueldo de otros. No
es la cantidad absoluta de la remuneración en lo que se fijan las personas, sino en la remuneración
relativa en comparación con otras recompensas importantes.
La cuestión es con quién se compara uno, qué criterio del trabajo propio s e toma en cuenta y
durante cuánto tiempo. Al parecer, la mayoría de los empleados distinguen entre resultados des-
favorables (no tan buenos como se esperaban) e injustos.
Evidentemente, los empleados reaccionan con mucha más vehemencia y disgusto ante resulta-
dos injustos que ante los desfavorables. Tal vez existan algunos factores culturales que se relacie
nan con la justicia distributiva; es decir, quizá en las culturas colectivas la igualdad sea considerada
más justa que las decisiones vinculadas con la equidad; mientras que en las culturas individualis-
tas sucede lo contrario.
Justicia de procedimientos
La justicia de procedimientos tiene que ver más con los medios que con los fines de las decisiones
relacionadas con la justicia social. Como se predijo, todos los investigadores han concluido que
es más posible que los empleados acepten decisioiies organizacionales sobre cuestiones como
la prohibición de fumar, políticas de concesión de permisos para el cuidado de los hijos, remune-
ración e incluso medidas disciplinarias, si consideran que las decisiones s e basan en procedimien-
tos justos.
La evaluación de cuestiones asociadas con la justicia de procedimientos depende del con-
texto ambiental en el que tiene lugar la interacción y el trato que s e da a las personas. Son muchos
los factores en un procedimiento de justicia que parecen ser decisivos. Entre ellos están los si-
guientes:
iiotificación adecuada para que se preparen todas las partes involucradas
un juicio justo en el que las partes tengan la oportunidad de exponer su caso
la percepción de que todos los juicios se forman con base en evidencias sólidas y no en la in-
tuición
evidencias tle comunicación en dos sentidos (bilateral)
capacidad y oportunidad para impugnar supuestas evidencias
uniformidad en los juicios en relación con diferentes casos.
Si bien es cierto que existen. o deben existir, criterios generales acerca de la equidad indepen-
dientes del contexto, siempre hay excepciones. A todos los empleados les interesa sobrema-
nera la justicia internacional, que es la calidad del trato interpersonal que reciben por parte de los
responsables de tomar las decisiones. En este sentido, dos características parecen importantes: la
sensibilidad social, o el grado en que las personas consideran haber sido tratadas con dignidad
y respeto, y la justificación informativa, o el grado en que piensan contar con información adecua-
da acerca de aquellos procedimientos que les afectan (Cropanzo y Creenberg, 1997).
Dicho de otra forma, los procedimientos importan porque un buen sistema puede conducir a
que las personas se formen una visión de largo plazo, que toleren las pérdidas económicas de cor-
to plazo para obtener ventajas a la larga.
Las investigaciones han demostrado muchos usos prácticos o consecuencias de la justicia
organizacional. La aplicación de procedimientos justos fomenta la aceptación de las autoridades
institucionales por parte de los empleados. Además, los procedimientos de administración de re-
cursos humanos (ideas de equidad en los mecanismos de selección) pueden tener efectos nocivos
si se consideran injustos.
Una perspectiva transculti~ral
Consejos de Deming sobre lo que se debe y no se debe hacer
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, los japoneses pidieron a Edwards Deming, un ingeniero ex-
perto en estadística, que les ayudara a mejorar sus sistemas d e control d e calidad en procesos d e
manufactura. Casi 30 años después de su primer trabajo, a Deminy lo "descubrieroii" sus compatrio-
tas estadounidenses y lo elogiaron por lo que había hecho. Aunque considera que cada organización
debe adaptar sus consejos para que se ajusten a sus propios fines, siempre repetía sus 14 puntos
(lo que se debe hacer) y los siete males (lo que no s e debe hacer). Deming era un experto estadou-
nidense en estadística e ingeniería de quien tardíamente se ha reconocido que contribuyó conside-
rablemente a la excelencia de la industria japonesa. En realidad, ante la excelencia de los japoneses
en lo que respecta a producción y calidad, los estadouriidenses comenzaron a reimportar sus ideas.
La filosofía d e este ingeniero no concuerda con muchas ideas "lógicas"; por ejemplo, s e oporie a la
remuneración con base en el desempeño. Además, esta filosofía s e traduce en diferentes tipos d e
cultura corporativa. Aunque el sector manufacturero japonés aceptó de buena gana y s e benefi-
ció con sus ideas, aún persisten las dudas en cuanto a la aplicabilidad trariscultural d e esta filoso-
fía, la cual es básicamente la que se detalla a contiiiuación.
Los 74 puntos
L . Crear la constancia en el propósito para mejorar los bienes y servicios. Derning sugiere una riue-
va definición radical del papel de una compaíiía. En lugar d e obtener utilidades. debe mantener
sus operaciones y generar empleos con base en la innovación, investigación, mejora y mante-
nimiento constantes.
3. Adaptar la nueva filosofia. En muchos países, la gente tolera demasiado la mano d e obra defi-
ciente y el mal servicio. Necesita una nueva religión eri la que los errores y el negativismo resul-
ten imperdonables.
3. Encajone la dependencia en la inspección masiva. Normalmente, muchas empresas revisan sus
productos cuando éstos abandonan las líneas d e manufactura o cuando s e encuentran en
fases avanzadas; los productos defectuosos son desechados o remanufacturados. Ambos
procesos son innecesariamente costosos. En efecto, las compañías pagan a los obreros por ha-
cer productos defectuosos y luego arreglarlos. La calidad no s e alcanza tras la inspección, si-
no mediante el mejoramiento de los procesos. Con capacitación, los trabajadores logran estas
mejoras.
4 . Ponga fin a la práctica de elegir a los proveedores que ofrecen los productos más baratos. Los
departamentos de compras por lo general haceii un análisis para encontrar a los proveedo-
res d e los artículos más baratos. Muchas veces, esto s e traduce en productos de baja calidad.
Más bien, deben buscar la mejor calidad y trabajar para obtenerla con un solo proveedor en
una relación de largo plazo.
5. Mejore consiantemente y siempre el sistema de producción y servicio. Las mejoras no son un
esfuerzo que s e hace una sola vez. Los gerentes están obligados a buscar durante todo el tiem-
po formas para reducir el desperdicio y mejorar la calidad.
6 . Instituya la capacitación. Con mucha frecuencia, los trabajadores han aprendido su trabajo a
partir d e un compañero, que no ha sido debidaniente capacitado. Éstos s e ven obligados a se-
guir instrucciones ininteligibles. No pueden hacer bien su trabajo porque nadie les dice cómo.
7. Instituya el lideruzgo. El trabajo de un supervisor no consiste en decir a las personas lo que
tienen que hacer ni sancionarlas, sino en orientarlas. La guía consiste en ayudar a la gente a ha-
cer mejor su trabajo o aprender, a partir d e métodos objetivos, quién requiere ayuda individual.
8. Destierre el temor. Muchos empleados temen hacer preguntas o aceptar puestos, incluso cuan-
do no entienden en qué consiste el trabajo o lo que está bien o mal. Las personas seguirán
haciendo las cosas en la forma equivocada, o no las harán en absoluto. Son impresionantes las
pérdidas económicas que provoca el temor. Para lograr mayor calidad y productividad, es nece-
sario que la gente se sienta segura.
9. Elimine las barreras entre las áreas staff (personal de asesoría). Casi siempre, las áreas de staff
(departamentos, unidades, etc.) compiten entre sl o tienen objetivos que chocan unos con
otros. No trabajan como equipo para resolver o anticipar problemas. Peor aún, es posible que
los objetivos de un departamento causen problemas a otro.
10. Elimine lemas, exhortaciones y objetivos para Ius trabajadores. Nada de esto ayuda a hacer bien
las cosas. Hay que dejar que las personas propongan sus propios lemas.
11. Elimine las cuotas numéricas. Las cuotas sólo se dan en términos numCricos, no toman en
cuenta la calidad ni los méfodos. Por lo general, son una garantla de ineficiencia y altos cos-
tos. Para conservar su puesto, las personas tienen que cubrir una cuota a cualquier precio, sin
importar el daño que causen a la compafiía.
12. Elimine las barreras al orgullo en la mano de obra. Las personas desean hacer un buen traba-
jo y se angustian cuando no pueden. Con demasiada frecuencia los supervisores confundidos,
el equipo en malas condiciones y los materiales defectuosos contribuyen a esta situación. Es
indispensable eliminar estas barreras.
13. Instituya un v~gorosoprograma de educación y "recapacitación". Tanto la administración como
la fuerza de trabajo tendrán qúe aprender nuevos métodos, incluido el trabajo en equipo y las
técnicas estadlsticas.
14. Emprenda acciones para lograr el cambio. Se necesitará un equipo especial de altos funciona-
rios con un plan de acción para que lleve a cabo la misión de calidad. Los trabajadores no pue-
den hacerlo por su cuenta, y tampoco los gerentes. Una niasa crltica de empleados en la
compañla deberá entender los 14 puntos, los siete males mortales y los obstáculos.
1. Falta de constancia en el propósito. Las empresas sin constancia en sus objetivos carecen de
planes de largo plazo para permanecer en el negocio. La administración se siente insegura, al
igual que los empleados.
2. knfasis en las utilidades de corto plazo. Al tratar de incrementar los dividendos trimestrales
se afecta la calidad y la productividad.
3. Evaluación del desernpeño, calificación de los méritos o revisión anual del desempeño. Sus
efectos son devastadores: se acaba con el trabajo en equipo y se da pie al surgimiento de con-
flictos. La evaluación del desempeño provoca temor y hace que las personas se sientan amar-
gadas, desanimadas y derrotadas. Tambien se fomenta la movilidad gerenclal.
4. Movilidad gerencial. Los gerentes que van de un puesto a otro nunca entienden las compa-
ñías donde trabajan ni permanecen en ellas suficiente tiempo para concluir los cambios de lar-
go plazo que son necesarios para lograr calidad y productividad.
5. Manejo de una empresa tornando en cuenta únicamente las cifras visibles. Las cifras más im-
portantes son desconocidas e inescrutables; por ejemplo, el efecto multiplicador de un clien-
te satisfecho.
Los males 6 y 7 sólo son importantes en EUA
6. Gastos médicos excesivos.
7. Gastos excesivos por garantías, promovidos por abogados que trabajan con base en honorarios
contingentes.
Una perspectiva de recursos humanos
¿Por qué auditar el clima?
Hay muchas razones de peso para que una orgaiiización audite su clima. Pero las auditorías las ha-
cen personas y éstas son costosas. Antes de decidir llevar a cabo una auditoría, las organizacio-
nes necesitan tener justificación para comprometer recursos humanos, tiempo y esfuerzo con el
fin de realizarla (Furnham y Gunter, 1993: 12-16):
Distinguir los hechos de las opiniones. Las auditorías proporcionan información verídica so-
bre la forma en que los empleados perciben a su compañía. Las auditorías proporcionan infor-
mación cuantificable basada en la opinión de los empleados y, por tanto, trascienden ias
creencias "viscerales" indefinldas de los gerentes. quienes quiza no siempre conozcan las opi-
niones del staff
Recopilar información administrntiua objetiva. Puesto que las auditorias del cliina sistemáti-
camente analizan evidencia "objetiva" (aunque sean percepciones subjetivas) y presentan
hechos y no juicios de valor, corrigen ideas preconcebidas sobre la situación del sisteina y los
procedimientos administrativos de una compañia. además de las falsas ideas sobre si las dife-
rentes partes de la empresa funcionan o no de manera acorde con las políticas y los objetivos
delegados por el consejo de administración.
Conocer con hechos si la empresa está en peligro. Una auditoría de los recursos humanos pro-
porciona retroalimentación vital a la administración en el sentido de si la empresa cumple o
no con sus obligaciones legales y contractuales. Esto reduce la posibilidad de que se reciban
quejas por parte de los clientes y costosos juicios legales.
Identificar áreas de oportunidad. Las auditorías analizan evidencia relacionada con la eficacia
de la organización y su estructura: pueden identificar las circunstancias en las que se utilizan de
modo efectivo los recursos y el tiempo. Al concentrarse específicamente en la forma en la
que las personas emplean su tiempo, utilizan el espacio, la maquinaria, tecnología, etc., se
pueden analizar las varias formas del desperdicio.
Mejorar la comunicación y la motiuación. Puesto que el informe de la auditoria llega a manos
de los altos directivos, pueden fomentar la comunicación entre los niveles inferiores y supe-
riores de las empresas. Permiten a los empleados de todos los niveles sugerir mejores métodos
de operación.
Mejorar el discernimiento en el reclutamiento y la selección. Al seleccionar (o rechazar) per-
sonas con determinadas preferencias, valores y potencialidades, es posible preservar y cam-
biar una cultura. Mediante las auditorías puede demostrarse la homogeneidad o heterogeneidad
de un departamento u organización en general.
Ayudar con la eualuaci6n de la capacitación del staff en la empresa. Una auditoría de recur-
sos humanos ofrece información útil acerca de la capacitación al personal que participa en
ella. Estas auditorías proporcionan datos acerca del tipo de capacitación que han recibido las
personas, sus reacciones a los cursos y las necesidades percibidas de capacitación adicional.
Una visión de arriba hacia abajo de la organización. Por lo general, la comunicación fluye
hacia abajo en una organización en forma más libre y regular de lo que lo hace hacia arriba. Por
tanto, los altos directivos no siempre miden el pulso de la vida laboral entre los empleados. Las
auditorías del clima suelen ser un mecanismo muy útil e importante de retroiilimentación
para la alta dirección.
Las auditorías pueden utilizarse como una forma de eualuación. Si se lleva a cabo una audi-
toría antes de la implantación de un programa importante de cambio y se vuelve a hacer en
algún momento posterior, es posible determinar la eficacia del programa en términos generales.
Entonces, s e obtiene una evaluación de su éxito antes y despues mediante una auditoría de
recursos humanos.
Las auditorías permiten conocer las posibles compatibilidades e incompatibilidades en las fusio-
nes y adquisiciones. Al comparar dos empresas antes de una fusión o adquisición, tal vez sea
posible predecir el grado de dificultad que tendrán para ajustarse entre sí. Al auditar aspec-
tos semejantes de las diferentes organizaciones involucradas se puede examinar la naturale-
za, nivel e irnplicaciones de sus características peculiares.
Las auditorías hacen sentido en el aspecto económico. Tomar decisiones con poca, mala o nin-
guna información es sumamente riesgoso. Las probabilidades de que una auditoría de buenos
resultados aumentan si ésta se prepara bien, si se analizan de manera correcta los aspec-
tos principales y si los datos derivados se interpretan correctamente. Las auditorías represen-
tan un medio seguro y anónimo para que los empleados frustrados y satisfechos expresen sus
piintos de vista sobre todos los aspectos de la organización.
Las auditorías forman parte de las tendencias de medición por parte de la administración. En t e
das las áreas de la administración existe una tendencia cada vez más marcada hacia la apli-
cación de evaluaciones empíricas. Las auditorías del clima forman parte de este sensible
moviniiento hacia un enfoque más científico respecto a la administración y la recopilación de
iniormación verídica. Durante décadas, los contadores se han encargado de hacer auditorías
financieras. Las auditorías de recursos humanos comienzan ahora a surgir como procedimien-
tos corporativos respetables y ofrecen un enfoque profesional para la evaluación y medición
de los problemas organizacionales.
Ya es común la presión de los cornparieros por llevar a cabo auditorías. Las presiones de los
competidores que ya hacen auditorías de recursos humanos han logrado que muchas organi-
zacioiies los imiten. Además, Iioy en día los altos ejecutivos esperan respuestas a las pregun-
tas relativas a recursos hunianos que sólo pueden encontrarse en las auditorías.
Lcrs uuditorías contribuyen a usegurar la supervivencia. Las organizaciones que no auditan re-
gularmente sus recursos hiimanos pueden pasar por alto signos cruciales de los ajustes inter-
nos necesarios. Las auditorías ayudan a diagnosticar problemas latentes mucho antes de que
sean imposibles de manejar.
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