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TEORÍA E HISTORIA CONSTITUCIONAL

INFORME DE LECTURA:
Exhortación a tomar Italia y liberarla de los bárbaros
Nicolás Maquiavelo

DOCENTE
Pedro Luis Pemberthy

ESTUDIANTE
Jhon freddy joven

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

2021
Exhortación a tomar Italia y liberarla de los bárbaros
Nicolás Maquiavelo

En este capítulo, Nicolás Maquiavelo hace una última reflexión casi


suplicante, un deseo ferviente embarga su corazón, y escribe si sería
posible que emergiera un nuevo líder, un príncipe que instaurase un
gobierno que devolviera dignidad y prosperidad al pueblo italiano, ya que
menciona que Italia se encuentra: más esclavizada que los hebreos, más
oprimida que los persas y más desorganizada que los atenienses; que
careciera de jefe y de leyes, que se viera castigada, despojada, escarnecida
e invadida, y que soportara toda clase de vejaciones. Refiere que la
condición es perfecta y que es necesario que Italia se encontrase de esta
manera para que surgiera un hombre que la liberase; un hombre príncipe
sabio y virtuoso, alude a una casa ilustre, la casa Médicis.

Hoy pasa algo parecido con nuestro país; tenemos una nación hundida en
el pantano de la corrupción, famélica por la pobreza, desesperanzada en
las instituciones cuya razón de ser es servir y proteger, pero antes oprimen
y subyugan al pueblo que juraron proteger. Hoy por hoy al igual que
Nicolás Maquiavelo, millones de colombianos clamamos por un líder, un
príncipe que depure las instituciones y regrese la confianza en ellas, que
haga de nuestro país prospero y cese la horrible noche.

Nicolás Maquiavelo continúa hablándonos y exalta las condiciones físicas y


emocionales de los soldados italianos, pero que necesitan lideres
inteligentes y valerosos, nos dice: en Italia no falta materia a la que dar
forma, y hay gran valor en los miembros, si éste no falta en la cabeza. así
mismo, en Colombia existe gran talento humano, el mejor recurso son
nuestros propios ciudadanos, pero necesitamos un príncipe que instaure
orden, que nos traiga paz, pero para que exista paz, antes debe haber
justicia. Dura empresa le tocará a ese príncipe.

Nicolás Maquiavelo coteja el ejercito italiano con el suizo y español, alega


que están igual y mejor preparados en algunos ámbitos, que existen
precedentes en que los soldados italianos demostraron superioridad. De
igual forma, debemos ver a las naciones vecinas, nosotros también
podemos mejorar y somos mejores en muchos aspectos, pero hace falta
aquel príncipe que nos eleve, un líder que explote verdaderamente los
talentos de los ciudadanos, que dejemos de ser mano de obra barata y
descalificada explotados en otras naciones, porque en la nuestra, no
encontramos condiciones dignas para vivir.

Según escribe Nicolás Maquiavelo, él ya había encontrado a su mesías, su


príncipe virtuoso de la casa ilustre Médicis, al cual exhortaba a emprender
la empresa de salvar Italia, ya que escribe: por consiguiente, no hay que
dejar pasar esta ocasión, para que Italia pueda ver a su redentor después
de tanto tiempo. Quizá nuestro pueblo algún día pueda creer lo mismo, que
hemos hallado a un príncipe que salve Colombia.

Al parecer, nuestra actualidad tiene mucho en común con la época que


vivió Nicolás Maquiavelo, él, al igual que los judíos y nosotros, esperamos
un príncipe que nos redima de nuestras angustias, un príncipe que alivie
nuestras cargas y afloje nuestros cerrojos. Quizá sea vano poner
esperanzas en un individuo que no llegue, que no ha nacido o no exista tal
hombre con semejantes cualidades.

Mientras tanto, la lucha y búsqueda debe continuar; en menos de un año


los colombianos estaremos eligiendo presidente, al igual que Maquiavelo
nos encontraremos rogando al padre celestial que quien llegue al poder sea
un príncipe sabio y virtuoso; el inconveniente es la mafia corrupta y
poderosa que controla nuestro país, aquí gobierna el inescrupuloso, el
rico, el bandido; los hombres de origen humilde, pero de grandes valores
no son bien vistos. Es inevitable recordar y pensar en una frase que dijo el
maestro y caricaturista Quino: nadie amasa una gran fortuna, sin hacer
harina a los demás.

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