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La cámara: el manejo de la cámara

Una de las costumbres que deberíamos adquirir es la de, siempre que nuestra cámara está
en nuestras manos, adherirla a nuestro cuerpo mediante la correa que todos los modelos
de réflex incorporan. La correa será para nuestra réflex lo que el cinturón de seguridad
para los ocupantes de un vehículo; cualquier pequeño accidente, un desliz, un movimiento
tonto o un descuido pueden ser fatales para nuestro equipo, habida cuenta de que las
cámaras no están preparadas para ser golpeadas y que en su interior incluyen piezas que
están colocadas con gran precisión y que, cualquier mal golpe, las podría dejar
inservibles. Este tipo de precaución se la deberíamos también imponer, en cierta medida,
a toda aquella persona que tenga contacto con nuestra cámara, así pues, sería saludable
que cuelgues la cámara del cuello del amigo que quiera mirar tus fotos.

La posición más común de la correa es la sujeción de cuello, por tanto, situaremos la


correa alrededor del cuello, de tal manera que la cámara se apoye en nuestras cervicales,
la cámara debería quedarnos, por lo general y de manera aproximada, a la altura del
esternón, quedando esto sujeto a gusto del portador.

Otra manera de sujetar la cámara, la que yo uso ya que, bajo mi perspectiva es más
cómoda y versátil, es sujeción por torsión de la correa en la muñeca.
Fundamentalmente consiste en rodear la muñeca con la correa de la cámara quedando así
sujeta a la muñeca, previniendo caídas. En algunas situaciones, como paseos largos u
objetivos muy pesados, a veces se hace bastante tedioso el llevar todo el rato la cámara
en la mano.

La técnica para conseguir este agarre es la siguiente, en primer lugar, sujetaremos la


cámara con la mano izquierda e introduciremos la muñeca derecha en la correa y la
moveremos hacia atrás hasta que la tengamos levemente tensionada.

Después, dirigiremos nuestra mano derecha hacia el exterior y, una vez hecho esto, de
nuevo hacia el interior rodeando la correa a la manera que vemos en la fotografía.
Luego echaremos la mano derecha un poco hacia atrás, haciendo que la correa quede
firmemente adosada a la muñeca y después sujetaremos la cámara con normalidad,
debiéndonos quedar la sujeción de esta manera:

Otra sujeción, quizás ésta menos común, es la sujeción en bandolera. Para esto será
necesario alargar en gran medida la correa, hasta que la cámara, al colgárnosla de lado,
nos quede a la altura de la cintura.

Para ejecutar nuestras fotografías, simplemente, deslizaremos la cámara hasta delante de


nuestra cara, haciendo girar toda la correa, esto suele ser bastante incómodo con la
mayoría de los modelos que incluyen las réflex, pero también es posible encontrar en el
mercado correas especiales para este tipo de sujeción.
Existen otras opciones en el mercado, entre ellas la que humildemente creo que es más
útil, es la sujeción en empuñadura. Consiste en una pieza que se amarra al enganche
derecho de la correa y se atornilla en la parte inferior de la cámara rodeándonos la mano.
De uso prácticamente exclusivo para estudio, ya que supone también soportar mucho peso
en la mano y, por lo general, da bastante calor, por lo que, la sudoración, se convertirá en
un problema en días de verano.

Después de saber cómo sujetarnos la cámara al cuerpo, lo ideal sería aprender cómo
sujetar la cámara con nuestras manos. En la vida he visto muchas y diversas posiciones
para sujetar la cámara pero, la gente con un mínimo de nivel, coge la cámara solamente
de una manera y esto tiene una explicación, pero no quiero pasar sin antes analizar unas
cuantas posiciones que no son correctas. La primera de ellas es ésta:
Ésta NO es manera de coger una cámara réflex, es un error muy común que cometen las
personas que acaban de comprarse una réflex y que nunca han tenido una entre las manos.
Es la manera habitual de coger una cámara analógica y esta forma no sirve para manejar
una cámara réflex. El motivo principal es simple, no podemos manejar nuestro objetivo
con las manos ahí. Después, debido al peso de la cámara es más fácil que la cámara se
nos caiga. Finalmente, la cámara sólo tiene sujeción lateral y ninguna sujeción en la
inferior; lo que, en muchas ocasiones, hará que las fotografías resultantes en condiciones
lumínicas desfavorables nos puedan salir más fácilmente trepidadas.

La siguiente mala posición es la más común entre los novatos y la gente que acaba de
coger una cámara:

La clásica mala postura en la que sujetamos el objetivo por la parte superior. A la cámara
sigue faltándole sujeción en la parte inferior para evitar trepidación vertical. Otro
problema que ocasiona es que, como pretendo dar a entender en la imagen,
obstaculizamos la función del flash.

¿Cuál es entonces la manera de sujetar nuestra cámara? El método ideal para sujetar
nuestra cámara es, situar la mano derecha en la empuñadura de la cámara, situando el
índice en el disparador y el pulgar en la mixtura de controles; y la mazo izquierda irá a la
parte inferior de la cámara, apoyando la cámara sobre la palma y dirigiendo los dedos,
esencialmente pulgar e índice, a los controles y anillos del objetivo. Deberíamos tener
una posición de la siguiente manera:

Con esta posición evitaremos trepidaciones tanto laterales como verticales y tendremos
acceso a todos los menús y opciones de nuestra cámara, pudiendo también pegar los codos
a nuestro cuerpo, consiguiendo de esta manera aún más estabilidad en nuestros disparos.

También he observado gran cantidad de fallos en el posicionamiento de la cámara en el


disparo vertical, es muy común, entre los novatos y primeros aficionados al uso de
cámaras réflex de sujetar la cámara de este modo:

De esta forma, forzamos la muñeca a sujetar la cámara y nos volvemos a privar de la


estabilidad, aparte de que es una posición bastante incómoda. La posición correcta para
sujetar la cámara durante la toma vertical es la siguiente:
De este modo, conseguimos lo mismo que con la de toma horizontal, sin forzar la muñeca
y repartiendo correctamente el peso entre las dos manos. Aunque, en ocasiones, el hecho
de tener que girar la muñeca nos resta estabilidad y es ligeramente incómodo manejar la
cámara en esta posición, por ello, muchos fabricantes han desarrollado empuñaduras o
grips que se agregan a la cámara permitiendo un disparo vertical, junto con controles,
permitiéndonos realizar tomas verticales con la técnica de disparo horizontal.

Una vez tenemos la correa colocada y las manos en posición en la cámara, nos queda el
resto del cuerpo. Diferenciaremos dos posiciones fundamentales: de pie y agachado.
Existen muchas otras, claro está, pero son mucho menos comunes e incómodas.
Estando de pie, mantendremos una distancia entre los pies igual a la anchura de nuestros
hombros, de esta manera no nos abriremos mucho, ni nos cerraremos demasiado, situando
así el centro de gravedad de nuestro cuerpo en el eje central del cuerpo situado entre
nuestras dos piernas, ésta es la posición más estable del cuerpo. También deberemos tener
en cuenta que, cuanto más peguemos los codos a nuestro cuerpo, más estable será la
sujeción de la cámara y más estabilidad le transferiremos.

El disparo desde la posición de agachado es muy común, en especial cuando


fotografiamos animales, niños pequeños u objetos cercanos al suelo. En esta posición
pondremos especial énfasis en la estabilidad, ya que es una posición que normalmente
tomaremos como inestable. En primer lugar, apoyaremos la rodilla izquierda y la punta
del pie izquierdo en el suelo, sirviéndonos el pie como apoyo para el culo; pero ojo, no
hay que dejar todo el peso en la parte posterior del cuerpo, si no repartirlo entre las dos
piernas. Mientras tanto, apoyaremos por completo el pie derecho en el suelo y sobre la
rodilla derecha nuestro codo derecho. De esta manera conseguiremos tener tres apoyos
en el suelo (los dos pies y la rodilla) los que, para obtener más estabilidad conectaremos
al resto de nuestro cuerpo (culo-pie izquierdo y codo derecho-rodilla derecha).

Para cerrar este capítulo, haciendo nuevamente énfasis en el hecho de que hay que buscar
con asiduidad la estabilidad, hacer hincapié nuevamente en que, si existe algo que nos
pueda hacer aún más estables, deberíamos usarlo. Este es el caso de los apoyos externos.
A continuación, y para cerrar, tres apoyos (dos horizontales y uno vertical) que nos darán
una mayor estabilidad en condiciones lumínicas desfavorables, como en fotografía
nocturna; o condiciones en las que necesitemos un plus de estabilidad, como por ejemplo
en fotografía macro si no empleamos un trípode, porque sea una foto que no esperábamos
hacer, por ejemplo.

Disparo horizontal con apoyo de codos en superficie.


Disparo horizontal con apoyo de un lateral del cuerpo de la cámara.

Disparo vertical con apoyo de un lateral del cuerpo de la cámara.

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