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Bruno Latour nos ofrece en su obra, Dónde aterrizar, un análisis diagramático de la situación actual,
basada en las tensiones ideológicas y la evolución en su relación de fuerzas. En este análisis presenta
la transformación del marco ideológico en los últimos años, debido a una serie de sucesos y cambios
en la percepción de la realidad y la semántica conceptual.
En el primer esquema presenta la situación ideológica en origen (Fig 1) que describe la inercia a
abandonar lo local y transitar hacia lo global.
Años, más tarde, la situación ideológica cambia tras la aparición en la cultura mainstream de la
crisis climática, sus efectos y su ya innegable progresión futura. O dicho de otra manera, el
progreso y la modernidad como meta e impulso para evolucionar en una dirección (con sus
entusiasmos y reticencias tanto desde la derecha como desde la izquierda) se ve
gravitacionalmente influido por otro horizonte alternativo al del crecimiento infinito mucho más
realista y fácilmente observable: el del fin de los recursos y las condiciones de vida que conocemos
debido a nuestra acción (de expolio sistemático). La incertidumbre y la inseguridad genera,
consecuentemente, un tercer polo de atracción que trastoca todo: desde la antigua lucha derecha-
izquierda tradicional (que carece de sentido ante el fin del modelo productivo basado en el
crecimiento) hasta los conceptos de lo Local y lo Global, que ahora se dividen es sus aspectos
positivos y negativos.
Este abismo, compuesto por las consecuencias de nuestra relación con la naturaleza y que plantea
un planeta que responde a las agresiones y se vuelve hostil para la vida humana, genera un nuevo
polo de atracción que consiste en proyectar fuera de plano (o huir) en busca de otros lugares en los
que continuar el expolio (defendido por una reducida élite que podría permitirse ese
desplazamiento)y que se ha manifestado en varios hitos políticos en los últimos años.
Afortunadamente, este nuevo polo "fuera de suelo" también ha provocado una reacción opuesta:
otro polo de atracción que reinvindica volver la mirada al planeta en el que vivimos y repensar la
relaciónque nos une a él: lo Terrestre.
Con la reconexión con lo terrestre como nuevo polo de atracción, el polo de atracción "fuera de
suelo" perdería peso específico y quedaría fuera de la nueva relación de fuerzas, que uniría los tres
polos (local, global y terrestre) en un triángulo de fuerzas igualadas (fig 5) en las que la derecha y la
izquierda ya no representarían las luchas sociales, y que evolucionaría hacia la predominancia del
polo de lo terrestre como meta de las luchas y políticas sociales.
1) ¿Cómo entiendes lo local-menos y lo local-más, a partir del texto de Latour?
Uno de los conceptos que más influidos se encuentran por el primer cambio en la relación de
fuerzas ideológica es el de lo local. Pero empecemos por el principio.
En el diagrama inicial (fig 1) podemos observar dos polos de atracción: 1. Local por modernizar, es
decir, aquello arcaico que hay que abandonar, y 2. Global de la modernización, el ideal hacia el que
hay que desplazarse.
En este contexto lo Local se define por su aspecto negativo: falta de apertura a nuevas ideas,
etnicidad excluyente y prejuicios, atraso tecnológico e intelectual. Por contraste lo Global se define
solo por su aspecto positivo, sinónimo de crecimiento, progreso intelectual y tecnológico, y
diversidad.
Cuando el tercer polo de atracción aparece en escena lo global como panacea resulta insostenible y
los polos de atracción se dividen en sus partes positivas y negativas: Mundialización-más,
Mundalización- menos, Local-más y Local-menos.
Frente a este lado oscuro de la Mundialización, lo Local recupera su poder de atracción como
alternativa: Lo local ya no es un estadio anterior a abandonar por pura evolución sino un polo con
poder gravitacional recuperado, por ser una alternativa a la Mundialización real (más y menos).
De esta forma lo local, con sus luces y sobras, se divide ente Local-más y lo Local-menos. Por un lado,
tenemos esta vuelta alternativa a maneras más sencillas y locales de organización, que encarna
valores anti-desarrollistas y conectados con Lo Terrestre, como el decrecimiento y el vínculo con el
territorio. Estos valores enfocados a lo local- Más encarnan una nueva meta mucho más sostenible
sin embargo encuentran un espacio vaciado, olvidado y empobrecido tras años de infravaloración
social.
Así, los valores modernos han dejado huella en los movimientos de población y en la evolución de la
demografía, que sitía a la mayoría de los seres humanos en ciudades y grandes núcleos sin identidad
local y despobla y condena al olvido a los antiguos núcleos locales que funcionaron de forma
equilibrada con el medio en el pasado. Es un concepto de local depauperado y reinterpretado desde
una sociedad ideológicamente más urbanita, que recoge los pedazos y los reconstruye de una forma
más parecida a la arqueología que a la transición generacional.
No solo la encuentro plausible, sino que me resulta más que palpable en muchos sucesos, actitudes y
perspectivas de gestión de la información mainstream de los últimos años.
Como ejemplos, a parte de Trump, el Brexit y la COP21 que nombra Latour, podemos añadir los
acaecidos desde la primera edición de este libro, que fue justo antes de la pandemia, y que encarnan
esta tendencia ideológica del "sálvese quien pueda" en la gestión del COVID19.
La actitud ante la pandemia de líderes políticos como Bolsonaro, Trump y Boris Johnson describe muy
bien el orden de prioridades asociados a este polo de atracción "Fuera de suelo". Ante una situación
de emergencia sanitaria a escala planetaria se apoyaron en discursos nacionalistas y carentes de la
crisis como fenómeno mundial precisamente para defender valores y actuaciones centradas en el
mantenimiento de la economía y la producción frente a la protección de las vidas de sus ciudadanos.
La vergonzosa situación con la gestión de las vacunas también es una clara expresión de este "sálvese
quien pueda". Los países ricos entraron en una competición al mejor postor con las farmacéuticas y
tras una gestión totalmente mercantilista del asunto han conseguido tasas altas de vacunación,
mientras que en los países del Sur Global siguen a día de hoy, un año después, sin vacunas y
sufriendo nuevas olas y mutaciones del virus.
(Lo paradójico de este asunto es que el egoísmo mostrado nos volverá en forma de mutaciones del
virus para las que no estaremos preparados por mucho dinero que inviertan nuestros gobiernos.)
A escala nacional encontramos también ejemplos de esta tendencia ideológica que el partido de
ultraderecha VOX encarna a la perfección. No solo defiende valores "nacionales" desde la vertiente
Local-menos, como el racismo sino que los utiliza como elemento atrayente entre las clases
trabajadoras, cuando el contenido de sus políticas, así como el perfil de los integrantes del partido, se
orienta a defender los privilegios de una élite, y que infravalora la gravedad de la crisis climática y
repite continuamente en los medios que su origen no está relacionado con la actividad humana.