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Conductor

Capacidades del conductor


El trabajo de conducir un vehículo está basado en un proceso de recogida continua de información.
El conductor analiza esta información y en función de su experiencia toma decisiones que traslada
a los mandos del vehículo, por lo que debe tener unas adecuadas capacidades psicofísicas para
percibir, procesar y actuar convenientemente.
La información llega al conductor desde su entorno y de su mismo cuerpo. En la recogida de la in­
formación se ven implicados los sentidos:
• El tacto. Interviene cuando se sienten vibraciones derivadas del estado del pavimento y de las
condiciones ambientales, por ejemplo, el viento lateral.
• El olfato. Puede indicar alguna avería en el sistema de frenado o de los neu­má­ticos.
• El oído. Interviene en el propio proceso de conducir: revoluciones del motor para cambiar de
marcha, vehículos de emergencia que se aproximan, vehículos a alta velocidad, etc. El oído es
fundamental para el empleo de señales acústicas, tanto del propio vehículo (señalizadores),
como de otros usuarios.
• La vista. Es el sentido que tiene más importancia, puesto que es el que más par­ti­cipa en la reco­
gida de información, más del 85%.
Todo conductor debe tener una capacidad visual mínima que se mide durante un examen físico y
psíquico previo a la obtención de la licencia, y se debe mantener durante todo el tiempo que esté
autorizado para conducir. La agudeza visual se deteriora, principalmente con la edad, por lo tanto
se exigen controles periódicos para comprobar que se mantienen estas condiciones, examinándose
también la capacidad auditiva, el sistema locomotor, la percepción y el estado psicofísico general
que pudiera afectar a la conducción.

Estos controles se establecen en función de la clase de licencia,


pudiendo el plazo de control variar según la edad o estado de salud,
así como por orden de un juzgado.

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La vista
Capítulo 2
A través de los ojos se perciben los estímulos ópticos (luz, señales, con­fig­ uración y estado de la vía,
etc.) por lo que es necesario ver, ver bien, saber ver y ver con anticipación y rapidez.

Ver bien
Con la vista se perciben objetos que se encuentran en un campo visual con
un ángulo de 140° en hori­zontal y 110° en vertical (60° por encima de la
línea visual y 70° por debajo).
Esta capacidad puede verse afectada por factores como:
• La velocidad, ya que el aumento de velo­cidad estrecha el campo lateral
de visión (efecto túnel).

• Los límites físicos de los elementos


del vehículo, como el marco del pa­
rabrisas.
• Las alteraciones visuales producidas
por sustancias químicas (me­di­ca­
mentos, alcohol, drogas, etc.) que
no sólo afectan a la conducta sino
también la percepción visual de dis­
tancias, colores y tamaños.

A través de la visión central se capta el color, la nitidez y


el movi­miento sólo en un ángulo de 10°. A partir de ese
ángulo se percibe principalmente el movimiento, dejando
de recibir el resto de los estímulos.
La pérdida de la agudeza visual que se pueda corregir me­
diante el empleo de anteojos o lentes de contacto no im­
pide que se pueda obtener una licencia para conducir. En
este caso es aconsejable llevar unos lentes de repuesto.

Existen otros factores externos que afectan considera­ble­men­te a la capacidad visual, dificultando de
forma temporal la visibilidad. Entre ellos se pueden destacar:
• La limpieza de los elementos transparentes y los espejos del vehículo.
• Cambios de iluminación en la vía: túneles, zonas de diferente luminosidad, etc.
• Encandilamiento producido por el sol o por las luces de otro vehículo. Se puede corregir:
- Usando gafas de sol apropiadas.
- Evitando mirar directamente a los focos de los vehículos que circulan en sentido contrario.
- Reduciendo la velocidad al entrar en un túnel y extremando la precaución al salir,
anticipando el momento de volver a ponerse las gafas de sol.
- Si el encandilamiento es por el espejo retrovisor interior, se puede accionar el dis­po­si­tivo
antideslumbramiento, cambiar su orientación, poner la mano o desplazar la cabeza.

Si durante la conducción nos cuesta enfocar,


es conveniente tomar un descanso inmediatamente.

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Saber ver

Generalidades
de seguridad vial
Durante la conducción, además de ver, se debe identificar lo que se ve e interpretarlo en función
de nuestra experiencia.

En el proceso de selección de información a través de la vista, no solo es


fundamental ver bien, es muy importante seleccionar qué es lo que se necesita ver.
De todos los objetos que el conductor ve, debe seleccionar aquellos que son más impor­tan­tes en
ese momento.
Para aprender a ver bien, se debe:
• Observar constantemente lo que sucede en el entorno de la vía.
• Mantener constantemente en movimiento los ojos y mirar a lo lejos.
• Aumentar la frecuencia de observación de los espejos retrovisores en función de la velo­
cidad.

Espejos retrovisores
Se debe observar a través de los espejos con frecuencia y brevedad, antes de señalizar y realizar las
maniobras y también antes de bajarse del vehículo. Así se determina la posición, distancia y veloci­
dad de los que circulan detrás.
Generalmente, los espejos interiores son planos y los exteriores convexos para cubrir un mayor án­
gulo de visión, pero en éstos es más difícil apreciar la posición y velocidad de los demás vehículos,
ya que se ven más pequeños que en los planos, por lo que parece que se encuentran más alejados
de lo que están en la realidad.
La frecuencia de observación de los espejos retrovisores depende de la vía por la que se circula, de
la velocidad, la complejidad del tránsito, los diferentes usuarios, etc.
Por los laterales y por detrás del vehículo hay unos puntos ciegos que no pueden ser ­contro­­lados
a través de espejos retrovisores. En algunos casos, en los vehículos de grandes dimensiones estos
puntos pueden hacerse visibles con espejos retrovisores adicionales, pero no siempre es posible.
Estas zonas son especialmente peligrosas en los vehículos de grandes dimensiones. Existen zonas lo
suficientemente grandes para que un vehículo más pequeño quede oculto. Sus conductores tienen
que prever esta circunstancia y estar especialmente atentos, por ejemplo, al realizar maniobras:
inicio de la marcha, estaciona­miento, cambio de pista, etc.

Frecuencia de observación de los espejos retrovisores

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El oído
Capítulo 2
El oído es capaz de distinguir entre tonos y ruidos y localizar la dirección y procedencia del sonido.
Llevar la música muy alta puede impedir al conductor escuchar, correctamente, los sonidos de la
circulación y no podrá, conse­cuen­temente, adaptar su compor­tamiento en la con­ducción en base a
una información sonora que no le llega.

Capacidades motrices y locomotoras


El resultado del proceso de toma de decisiones se traduce en una acción motriz sobre un elemento
del vehículo: el volante, los pedales, indicadores, etc. Esta acción debe ser precisa y eficaz, exigién­
dose en algún caso rapidez, como por ejemplo en una maniobra para evitar un obstáculo.
Se puede decir que las capacidades motoras definen las reacciones coordinadas y la rapidez de
movi­mien­tos, por lo que el conductor debe tener, tanto en el momento de la obtención de la licen­
cia de conductor como durante toda su vigencia, unas capacidades físicas y psicológicas mínimas de
coordinación, actua­ción (reflejos) y manejo de las extre­midades. La coordinación entre las extremi­
dades superiores y las inferiores determinan la trayectoria y posición en la calzada, al igual que el
mantenimiento de las veloci­dades y sus variaciones (aceleración y frenado).

Estado físico y mental del conductor


Para poder realizar las tareas de la conducción es necesario mantener una actitud y un estado físico
y psíquico óptimos, encaminados a interpretar correctamente los indicios que la vía y el vehículo nos
transmiten, y así poder tomar las decisiones adecuadas en cada situación. Hay que tener en cuenta
que se circula en un entorno variable en el que otros usuarios condicionan las propias decisiones.

Como conductores profesionales, es fundamental que se conozcan qué factores


y enfermedades pueden modificar las condiciones personales, aumentando el riesgo y
las posibilidades de sufrir un accidente.

Factores que influyen en las capacidades del conductor


El alcohol
El alcohol es el causante, de forma directa o indirecta
de una gran cantidad de accidentes.

Los efectos del alcohol dependen del nivel de alcohol que exista en la sangre (alcoholemia) y a su vez
de los factores personales y de las modalidades de ingesta, aumentando los efectos desfavorables
mezclándolo con algunos fármacos o drogas.
Entre los factores personales se pueden distinguir:
• La forma de tomarlo: la cantidad, la rapidez o el mezclarlo con la comida.
• El peso o la corpulencia (a menos peso, efectos mayores).
• La edad. Los menores de 18 años y los mayores de 65 son más vulnerables.
• El sexo de la persona (habiendo bebido lo mismo, una mujer alcanzará mayor tasa de alco­
holemia que un hombre).
• La hora del día (el alcohol se elimina más lentamente duran­te las horas de sueño).
• Las circunstancias personales (fatiga, som­no­lencia, estrés y otras enfermedades).

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Sobre las modalidades de ingestión, los efectos del alcohol dependen:

Generalidades
de seguridad vial
• De la cantidad que se toma (más o menos).
• De la concentración alcohólica que contenga (más o menos grados).
• De que se tome en ayunas (más efecto) o con las comidas (se re­tra­sa la absorción del al­
cohol).
• Del ritmo de ingestión (rápidamente o a intervalos).
• Del tipo de bebida. Las bebidas fermentadas (cerveza, vino) se absor­ben más lentamente
que las destiladas (pisco, ron).
El alcohol produce en el conductor:
• Un falso estado de euforia, seguridad, optimismo y confianza en sí mismo (sobre­va­lora sus
propias capacidades con un exceso de confianza, despreciando el peligro).
• Un aumento del tiempo de reacción (tarda más en actuar sobre los mandos del vehículo,
dirección, frenos, etc.).
• Una reducción del campo visual (no se perciben los estímulos que se producen en los late­
rales: efecto túnel), y una mayor sensibilidad a los encandilamientos.
• Una disminución de la capacidad de reacción y concentración, y un aumento de las
distraccio­nes, especialmente en situaciones complejas.

Distancia de detención bajo los efectos del alcohol

• Un aumento de la agre­si­vi­dad con los demás conductores y un comportamiento agresivo


y des­cortés.
• Una incorrecta apreciación de las distancias, velocidades y modificación de la valoración
del riesgo (la apreciación de distancias y velocidades resulta falseada, aumenta la osadía
des­preciando riesgos y peligros y mayor posibilidad de cometer errores). Se altera la per­
cepción del entorno.
• Un aumento del riesgo de que se produzcan accidentes (en una proporción muy superior
a la de la propia alcoholemia).
• Un pronóstico médico más grave en caso de resultar herido.
Está prohibido conducir bajo la influencia del alcohol. Carabineros puede determinar el nivel de
alcohol en sangre por medio de una prueba.
Se está bajo la influencia del alcohol cuando existe una dosificación superior a 0,3 e inferior a 0,8
gramos por mil.
Se entiende que se está en estado de ebriedad cuando existe una dosificación igual o superior a 0,8
gramos por mil de alcohol en la sangre.

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Después de haber bebido alcohol (una cerveza, un vaso de vino, etc.) los efectos alcanzan su punto
Capítulo 2
máximo entre 30 y 90 minutos después de haber terminado de beber, salvo que sigamos bebiendo,
en cuyo caso, el valor máximo de la dosificación no se alcanza, necesariamente, pasado este tiempo
después de haber bebido la última copa, sino que se establecen varios puntos intermedios, desde
que se toma la primera copa hasta la última.
El valor de la dosificación desciende en la sangre, aproxima­da­mente, a un ritmo casi constante de
0,10 a 0,15 gramos de alcohol por hora.

No existe ningún truco para engañar en la prueba respiratoria,


como masticar chicle, tomar café o té, hacer ejercicio, tomar aceite, etc.

Dosificación Efectos del alcohol


0,5 g/l Euforia, sobrevaloración de facultades y disminución de reflejos.
1 g/l Desinhibición y dificultades para hablar y coordinar movimientos.
1,5 g/l Embriaguez y pérdida de control de las facultades superiores.
2 g/l Descoordinación del habla y de la marcha y visión doble.
3 g/l Estado de apatía y somnolencia.
4 g/l Coma.
5 g/l Muerte por parálisis de los centros respiratorios y vasomotores.

Hay que tener en cuenta que aunque no se alcance la tasa máxima de dosificación permitida por la
ley, los efectos en el organismo son importantes, por lo que también existen posibilidades de tener
un accidente.

La dosificación de alcohol más segura para conducir es 0,0 g/l.

Las drogas
La mayoría de las drogas no sólo significan un riesgo para la salud, sino
que pueden afectar de forma importante las capacidades necesarias
para conducir. De hecho, se encuentran relacionadas de forma directa o
indirecta en un número importante de accidentes.

Los efectos que causan las drogas son:


• Comportamiento impulsivo y agresivo, sobrevalo­rando las capacidades y aceptando mayor
nivel de riesgo.
• Percepción errónea del tiempo y del espacio, pudiendo sufrir alucinaciones.
• Alteraciones en la visión: percepción errónea de los colores, visión borrosa, mayor sensibi­
lidad a la luz.
• Disminuye la capacidad de concentración.
• Aumento del tiempo de reacción.
• Cuando se pasan los efectos, se puede sufrir agotamiento físico y mental.
• En algunos casos se siente una fuerte somnolencia. En otros, se retrasa la apa­ri­ción de sue­
ño, que aparece pasadas unas horas.
• Todas estas alteraciones se pueden ver agravadas si se mezclan diferentes sus­tan­cias o con
alcohol.

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Pruebas de detección

Generalidades
de seguridad vial
Para detectar la presencia de alcohol o de estupefacientes o sustancias sicotrópicas en el organis­
mo, Carabineros puede someter a los conductores a pruebas respiratorias o de otra naturaleza.
Con la modificación a la ley de Tránsito conocida con el nombre de Ley Emilia, la negativa injustifica­
da a realizarse éstas pruebas será considerada un delito en caso de que ocurra un accidente con re­
sultado de lesiones o muerte. Dependiendo de los daños o lesiones causadas, el conductor arriesga
sanciones en dinero, suspensión de su licencia de conductor e incluso penas de cárcel efectiva (al
menos un año a quienes hayan causado lesiones o la muerte de un tercero).

La fatiga
La fatiga supone un descenso en la capacidad del conductor, manifestándose en cansancio corporal
y en la disminución de la concentración.
Uno de los principales peligros de la fatiga es que los primeros síntomas pueden pasar desapercibi­
dos, por lo que la conducción puede ser muy peligrosa sin que nos demos cuenta.

La mayor parte de los accidentes causados por la fatiga se produce en los kilómetros finales
del recorrido, así como en la última parte de la jornada de trabajo.

Síntomas en el cuerpo Síntomas en la vista


Presión en la cabeza y en las sienes. Parpadeo constante.
Brazos dormidos. Pesadez y vista turbia.
Picazón en la nariz y en la cabeza. Mala fijación de los ojos en los estímulos.
Imposibilidad de mantener la Visión alterada de los objetos circundantes.
cabeza erguida.
Sobresaltos injustificados. Sombras extrañas.
Movimientos constantes en el Picazón en los ojos, sintiendo la necesidad de
asiento. restregarlos.
Pies fríos y cabeza pesada.
Tensión muscular y falta de
flexibilidad en los miembros.

La fatiga puede producir efectos similares a una dosificación de alcohol


de 0,5 gramos por mil de sangre.

La fatiga puede ser causada por:


• Monotonía en la conducción.
• Condiciones meteorológicas adversas o por la noche.
• Inmovilidad y falta de confort.
• Largos períodos de conducción.

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• Alcohol y comidas abundantes.
Capítulo 2
• Mal estado de la vía.
• Vibraciones en el vehículo provocadas por un mal estado de los neumáticos o la suspensión.
• Aspectos personales como la edad, la experiencia, la costumbre en la conducción o los es­
tados emocionales.
• Mucho tránsito o congestión vehicular.
• Mala ventilación del interior del vehículo o temperatura elevada.
• Conducción a una velocidad elevada.
• Tener poca experiencia en la conducción.

Después de un largo período de conducción es recomendable que


el conductor realice estiramientos suaves y que camine.

La fatiga produce:
• Irritabilidad, alteraciones en el comportamiento.
• Cansancio físico y psíquico.
• Lentitud y falta de precisión en los movimientos.
• Disminución de la atención o del estado de alerta, de la capacidad de concentración y de la
percepción de los estímulos facilitando la distracción.
• Aumento del tiempo de reacción.
• Pérdida de la sensación de velocidad.
• Sensación de pesadez; dolores de espalda, nuca y cabeza; calambres y malestar.
• Dificultad para mantener la concentración.

Hay que reconocer los síntomas de la fatiga (continuos cambios de postura, bostezos, etc.)
para identificarlos y tomar las precauciones necesarias.

El sueño
Dormir es imprescindible y no hacerlo después de períodos prolonga­
dos de conducción puede pro­du­cir trastornos físicos y psíquicos.
Los principales síntomas de la som­no­lencia son la pesadez de párpa­
dos y la picazón o cansancio en los ojos. Puede estar acom­pañada de
visión borrosa o doble, y es muy característico los cambios frecuentes
de postura en el asiento, la aparición de dolor en la nuca o la espalda,
y los bostezos con­tinuos.

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A veces, la sensación de somnolencia (adormecimiento) aparece aun después de haber dormido

Generalidades
de seguridad vial
suficiente, incluso durante el día, pudiendo contribuir a ello:

• Conducir habiendo descansado poco o mal, o habiendo cambiado el horario de des­
canso.
• Las comidas abundantes con bebidas alcohólicas.
• El silencio prolongado.
• La monotonía (sobre todo en la conducción por autopista y con poco tránsito).
• La conducción continuada durante muchos kilómetros con el estómago vacío.
• La ingestión de tranquilizantes o estimulantes para combatir la fatiga.
• La hora del día. Las horas críticas de aparición de la somnolencia son de 3 a 5 de la
madrugada y de 2 a 4 de la tarde.
• Padecer trastornos del sueño.

Aunque se haya dormido suficiente se debe evitar conducir de noche


ya que el sueño aparece con más facilidad.

El sueño produce:
• Disminución de la capacidad de reacción (aumenta el tiempo de reacción) y de percepción(se
precisan estímulos más altos).
• Visión borrosa, fatiga ocular y mayor sensibilidad al deslumbramiento.
• Alteraciones motrices (relajamiento excesivo, movimientos lentos), en la percep­ción (se perci­
ben peor las señales) y se hacen más difíciles (disminuyen) las correcciones de las trayectorias
del vehículo y en el comportamiento (agresividad, aceptación de mayor nivel de riesgo).
• Aumento de la distracción (disminuye la capacidad de concentración).
• Alteración de la capacidad para tomar decisiones, cometiéndose más errores en la conducción.
• Pueden aparecer cortos períodos de tiempo en los que el conductor queda ligeramente dormi­
do (microsueños). Ocurren muchos accidentes por esta causa, ya que suelen pasar inadvertidos.
Cuando aparece la sensación de somnolencia puede remediarse en parte (lo mejor es dormir aun­
que sea poco tiempo):
• Descansando con frecuencia para romper la monotonía.
• Manteniendo el vehículo bien ventilado, evitando el exceso de calefacción.
• Tomando algún café, no otra bebida estimulante, que son útiles a corto plazo, pero pueden
producir un efecto rebote.
• Refrescándose la cabeza y brazos con agua fría.
El mejor remedio contra la fatiga y el sueño es el descanso, por lo que es conveniente descansar
(por ejemplo, dando un paseo, reposando o incluso haciendo una siesta) regu­lar­mente durante la
jornada de trabajo o cuando aparezcan los primeros síntomas. Se debe detener el vehículo en un
lugar adecuado y descansar el tiempo necesario.
Se debe descansar con mayor frecuencia si las exigencias de la conducción aumentan, como por
ejemplo en el caso de condiciones atmosféricas o ambientales adversas, tránsito denso, etc.

Se tiene que ventilar el interior del vehículo y mantener una temperatura


entre 20 y 23 grados centígrados.

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