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Cristina Rosso La familia como generadora del delito

La familia como generadora del delito

Titulo:
Las familias como generadoras de delicuentes

Autora:
Cristina Rosso

Resumen:
En un número trascendental de casos el delito se origina en el seno
familiar

Palabras claves: Delincuencia, Ambito familiar

Resumo:
Num número transcendental de casos o delito se origina no seio
familiar

Palavras chaves; Delinquência, Ambito familiar

Abstract

In a transcendental number of cases the crime is originated in the


familiar
sine
Key words: Delinquency, familiar place.

A modo de introito dejaré establecido que el enfoque dado a esta


exposición es absolutamente objetivo, sin ánimo de crítica negativa,
muy por el contrario, posee un interés exclusivamente esclarecedor
de una realidad que automáticamente y sin razonamiento negamos,
obedeciendo a la idea errónea de que nuestra conducta es cabal y
correcta, cuando queda demostrado después de mucha investigación,
análisis y observación que, la realidad arroja exactamente lo
contrario. Nos prestamos a un autoengaño queriendo negar las
circunstancias que día a día se hacen mas fehacientes. Acaso sacando
las vendas que nos ciegan, podamos dar con el problema enraizado,
reconociendo de una vez su origen.

Cuando entramos en el análisis de la delincuencia y su origen, de lo


cual existen diversas y variadas teorías, observamos que en un
número trascendental de casos el delito se origina en el seno familiar,
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(2005),pp 25-28
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apoyo mi hipótesis en que es de la naturaleza humana responder a


los estímulos ya sean positivos entonces positivamente, o negativos
negativamente, cuando el niño no recibe los límites necesarios para
generar una mente diferenciadora de lo correcto y permitido de lo
que no lo es, formará un adulto poseedor de valores alterados,
distorsionados o ambiguos, esto provoca una conducta que transita
por un camino no señalizado, lo que resulta sumamente negativo y
devastador.
Las familias generadoras de delincuentes, permiten y hasta
promueven desde la infancia, transgresiones que irán aumentando en
función de determinados ejemplos que señalarán que todo está
permitido, y que los derechos ajenos carecen absolutamente de valor,
dejando así de lado los vínculos fundamentales que hacen a una
sociedad de derecho, para solo atender intereses propios y a
cualquier precio, además de esos ejemplos permisivos, encontramos
muchas otras fallas de igual importancia que harán al todo final.
En las escuelas y establecimientos educativos ya no existe la
disciplina necesaria que hace al respeto hacia la autoridad del
docente, hacia las personas, la sociedad, las instituciones, el orden
establecido, etc., trayendo esto aparejado, mas inobservancia a la
conducta apropiada y debida. Todos sabemos que si el docente
reprende al alumno, se enfrentará, en la mayoría de los casos, a la
furia familiar, que no entiende la educación como puesta necesaria de
límites, sino que rotundamente niega la falta del niño enfrentándose
con fiereza al educador que osó corregir al joven, lo que
paulatinamente fue llevando a la flojera en la disciplina educativa,
permitiendo que el niño haga lo que desea o como premisa
psicológica, que pasó de la protección mental del infante al
liberalismo conductual de los niños, como forma de evitar problemas
con los progenitores, mencionaba dificultades que pueden llegar
hasta la violencia, no ignoramos casos de agresión física hacia el
docente por parte de los padres, pero también conocemos
demasiados casos de violencia hacia el pedagógico, por parte de los
educandos. Esta forma laxa de educación, para los que tienen la
suerte de ser obligados a asistir a la escuela, está instituyendo
futuros adultos peligrosamente desobedientes a la moral y las buenas
costumbres.
Asimismo, se entrelazan cuestiones tales como el acercamiento a
camaradas fijos o esporádicos que están a su vez desbandados, entre
quienes existe un lenguaje, un modo de vida y una manera de ver la
inconducta como algo natural y común denominador entre los
mismos, quienes comparten de esta forma un ambiente, un estrato
social, o simplemente las mismas aspiraciones y perspectivas, con
esto quiero significar que para adherirse entre sí, las personas
necesitan definitiva y excluyentemente parecerse, de lo contrario
perderíamos el hilo conductor que los une y agrupa.
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Las ambiciones frustradas son otro ingrediente y una fuerte


motivación para el ingreso al mundo delictivo, ya que el deseo de
poseer bienes materiales no es privativo de nadie, solo que algunos
buscan la forma correcta de realizar sus expectativas y otros solo
siguen con los lineamientos que han mamado durante su infancia y
adolescencia, continuando de este modo con una forma de vida que
para ellos es absolutamente normal, y que a su vez, transmitirán con
incremento a sus descendientes, y esto provocará, con el paso de los
años un efecto geométrico sobre la población, este efecto
mencionado ha comenzado a hacerse notar cuando comienza en
nuestra sociedad el mal endémico de la inseguridad, ya que esta es
provocada por el aumento delictivo.
La falta de oportunidades es otro componente fundamental que
genera la desviación hacia el delito, puesto que mucho podría
evitarse si se pusieran en práctica planes reales de salida laboral
digna para todos y en la medida de la preparación de cada uno, lo
que obligatoriamente traería aparejada la sana ambición de la auto
superación para lograr una vida mejor, pero lógicamente esto tiene
que ver directamente con los “premios” que cualquier sociedad que
se digne de ser evolucionada tendría incorporados a su sistema
social.
Pero quiero volver sobre los ejemplos familiares y los permisos,
poniendo como muestra sencilla que cuando un niño presencia una
trasgresión a la conducta debida, el resultado directo es la falta de
respeto agravado, ya que el niño lo interpretará como permiso, si
papá o mamá lo hacen seguro es lo correcto.
En muchas teorías a cerca del delito se afirma que el delincuente
viene al mundo de esta forma, como si la genética, que ha actuado
favorablemente a lo largo de miles de años haciendo una selección
natural, y produciendo solo evolución positiva en todos los seres
vivos, fuera ella sola responsable de la conducta o inconducta de
individuos pensantes. Otras teorías afirman que el delincuente es
generado por el estrato social sórdido donde se desarrolla, esto
tampoco lo comparto, ya que es sabido por todos que aún en los
ambientes mas hostiles y paupérrimos se generan, además,
individuos ciertamente decentes, honrados y honorables,
decisivamente, una vida humilde no es factor determinante para la
generación de delincuencia.
Como corolario debo remarcar que en mi opinión no es necesario que
se den simultáneamente los presupuestos mencionados para que se
incurra en el delito, esto no quita que también existe en justa medida
quienes padecen alteraciones psicológicas que los llevan a no medir
determinadas consecuencias, pero esto está previsto como todos
conocemos en el Art. 34 C.P.N. que se extiende sobre la
imputabilidad. Pero el tema que nos ocupa es la familia y la
importancia del cuidado, de los ejemplos, de los permisos y de los
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límites que les demos a nuestros retoños, es esta y solo esta en


realidad, la fórmula generadora de adultos que respeten las normas
que se establecen para poder vivir en sociedad, y que, tal vez en un
futuro no muy lejano, nos permita sobrevivir al caos que se avecina.
Antaño la educación familiar era extremadamente estricta, hoy es
holgadamente inconsistente e indiferente, como todos sabemos los
extremos se tocan y son nefastos, queda en nosotros ciudadanos de
un mundo cambiante y complicado, formar a los niños en la
inteligencia del saber vivir para no pagar en el futuro las
consecuencias de los ejemplos que nosotros mismos generamos en el
presente. Tomemos conciencia de los tiempos que se avecinan, que
queden tranquilos todos aquellos que educan en el sentido del bien,
tratando de sembrar en las jóvenes mentes los parámetros que todo
ser humano que se precie de tal debe obligatoriamente observar,
pero no dejemos de preocuparnos y ocuparnos de todos aquellos que
lo hacen en el sentido de la indignidad.
Con el profundo deseo de que todos los Argentinos podamos vivir en
una sociedad donde vuelvan a existir los valores morales, las buenas
costumbres, el respeto hacia nuestros congéneres, donde
nuevamente nos miremos sin ese dejo de recelo y aprensión que nos
aqueja, y que renazca al fin, abriéndose camino, el valor del honor
que históricamente nos destacó en el mundo. Bendiciones sinceras a
todos los hombres y mujeres de bien que habitan el glorioso suelo
Argentino.

Para citar este artículo:


Cristina Rosso (2005), La familia como generadora del delito Equipo Federal del
Trabajo, Año I, Revista nº 3 , págs. 25-28
URL de la Revista: http://www.eft.org.ar/

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EQUIPO FEDERAL DEL TRABAJO – Facultad de Ciencas Sociales-UNLZ- Año I Número 3
(2005),pp 25-28
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