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Jovenes que disfrutaban mucho al coitar , ciertamente en algún momento se amaron, al principio

solo era el deseo lo que involucraba solo el sexo, al pasar el tiempo maduraron un poco y Julio se
dio cuenta que Emilia era el amor de su vida, pero para cuando paso eso ya ella iba en camino a
otro país. Julio queda con un Bonsai, que presentaba el amor que hubo entre ellos y el amor que
sentía por su amada. Emilia muere y con ella se van los recuerdos de Julio.

Nació en Villa Portales y vivió sus primeros años en Valparaíso y Villa Alemana. Cuando tenía cinco
años de edad su familia se mudó a la villa Las Terrazas, en Maipú.3 Estudió en el Instituto Nacional
José Miguel Carrera,3 luego ingresó a la Universidad de Chile y se licenció en Literatura Hispánica.
Luego de egresar en 19974 se fue a Madrid a estudiar una maestría en Filología Hispánica. En 2008
se doctoró en Literatura por la Universidad Católica5

Fue profesor de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales6 durante


más de diez años. Editó, junto con el poeta Andrés Anwandter, la revista de poesía Humo y con la
periodista Andrea Insunza la revista Dossier. Ha colaborado con críticas literarias y columnas en
diversos periódicos como Las Últimas Noticias (donde durante tres años tuvo la columna Hoja por
hoja), El Mercurio, La Tercera y The Clinic; también ha escrito para el suplemento literario Babelia
de El País, la revista española Turia o la mexicana Letras Libres.

El año 2015 la Biblioteca Pública de Nueva York becó al autor con una estadía de nueve meses en
esa ciudad para que trabajase en un libro sobre bibliotecas, llamado Cementerios personales.7 Allí,
conoció a Jazmina Barrera, una ensayista mexicana; se casaron y decidieron instalarse en Ciudad
de Méxio, donde residen desde 2017.8 Tienen un hijo, Silvestre.9

Pepasando sus influencias de esa época universitaria, es significativa la crónica que el escritor
incluye en su compilación “No leer”, titulada “Que vuelva Cortázar”. El autor de “Rayuela” es, para
Zambra, una referencia ineludible desde sus estudios secundarios. Recuerda con claridad que dio
pruebas sobre “La noche boca arriba” en segundo, tercero y cuarto medio, y las innumerables
veces que leyeron “Axolotl” y “Continuidad de los parques”, pues los profesores consideraban que
esos breves relatos eran ideales para rellenar la hora y media de clases.

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