“El desprendimiento de Nietzsche de una concepción “clasicista” y “humanista” de la grecidad no podía ser más claro. Con la tragedia Ática el espíritu griego alcanza su cumplimiento, con Esquilo y Sófocles, caracterizada por la relación indisoluble entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Sin embargo, con Eurípides y Sócrates, inicia su fase de decadencia bajo el influjo de aquello que Nietzsche llama la postura (actitud) socrática: ella no pone más en escena la lucha entre lo dionisiaco y lo apolíneo, sino nace sobretodo del intento de explicar racionalmente y justificar moralmente la acción representada.”