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El pie y el tobillo son dos de los segmentos del sistema musculoesquelético que mejor se prestan a
exploración “clínica” completa. Estos segmentos son accesibles al examen visual, manual, por
palpación y funcional.
El dolor y la dificultad para caminar son los síntomas ordinarios que hacen que la persona se
acerque a consulta. Es en esta consulta que el paciente señala con precisión el punto en que le
duele en el pie y/o tobillo, e indicar cómo siente la disfunción.
Cinéticos: Aquellos que señalan dolor o impedimento durante la ambulación, saltos o carrera.
Muchos de los problemas del pie se observan al nacer y durante la infancia temprana y se corrigen
con tratamientos conservadores si se aplican en fases iniciales.
● Ausencia de dolor
● Adecuado equilibrio muscular
● Ausencia de contracturas
● Tegumentos en región posterior, anterior y media según patrones conocidos
● Dedos en extensión y con buena movilidad
● Distribución correcta de la carga en el momento de estar parados y durante las fases de la marcha
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Existen también algunas alteraciones del pie que se dan simultáneamente en los tres planos:
Pie pronado: Las alteraciones que se producen en los tres planos del espacio son: abducción,
flexión y eversión.
Pie supinado: Es una alteración opuesta a la pronación y caracterizada por: aducción, extensión e
inversión.
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2 - Pie Plano
2 - Pie Plano
2.1 Definición
Se trata de una desestructuración de la bóveda plantar. Generalmente se asocia a valguismo de
talón, pronación del medio pie y abducción del antepié.
Si sólo aparece alguno de los componentes se trata de un pie valgo o de un pie plano. Las
alteraciones son continuas, por lo que su delimitación es difícil.
Con las denominaciones de «pie planovalgo», «pie valgo» o «pie plano» se hace referencia sólo a la
forma. Las causas que provocan estas deformidades de los pies son tan variadas como en el pie
equinovaro o el pie equino. No siempre hay que buscarlas sólo en el pie.
Al examinar un pie plano debe analizarse también la estática de la extremidad inferior, así como la
existencia de trastornos neurológicos. Es muy difícil establecer una norma, porque la naturaleza de
esta alteración es muy variada.
Además, el pie plano puede tener una causa hereditaria; no en vano este tema ha sido tratado por
numerosos autores (Max Frisch en Andorra).
El talón en valgo marcado y el arco longitudinal aplanado en el niño antes de los 2 años se
consideran formas fisiológicas. Con el crecimiento, el arco se eleva, como muy tarde a los 2-3 años.
Cuando la forma del arco no aparece surge la duda de si se debería ayudar con medios ortésicos. El
límite entre el pie plano fisiológico y el patológico es difícil de establecer y no está exento de
factores subjetivos.
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2 - Pie Plano
Pie plano congénito: es aquel que aparece como consecuencia de factores hereditarios y está
presente al momento del nacimiento.
Pie plano adquirido: aparece por factores extrahereditarios, como alteraciones neuromusculares,
traumatismos, hábitos y calzados incorrectos, sobre peso, alteraciones hormonales o reumatismos,
que van a alterar una estructura de los miembros inferiores no patológica hasta ese momento.
Para el tratamiento ortésico es mucho más importantesiel pie plano es flexible y, por tanto,
corregible mediante dispositivos mecánicos externos o si hay que tratarlo como un pie plano
estructurado, que no admite dichos dispositivos.
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2 - Pie Plano
El pie plano puede ser graduado de acuerdo a la forma de la huella obtenida, y se clasifica en grados:
Primer grado: La huella sobrepasa la mitad del talón anterior en su zona central o istmo.
Segundo grado: La huella es como la sombra de todo el pie, pero no hay protuberancia interna.
Tercer grado: Existe gran protuberancia interna pero se mantiene la huella en el borde externo.
Cuarto grado: La protuberancia interna es dominante y aparece una zona amplia en las regiones
anterior y media externas que no se marcan en la huella.
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2 - Pie Plano
El pie planovalgo laxo aparece tanto en el niño como en el adulto y se puede dividir en pie
planovalgo de musculatura rígida (suficiente) y de musculatura laxa (insuficiente) (H. U. Debrunner).
El pie de musculatura rígida al elevarse sobre los dedos cambia el talón de la posición de valgo a la
de varo por la tracción del tendón de Aquiles, los flexores largos de los dedos y la musculatura corta
del pie, y se produce un marcado aumento del arco longitudinal o se corrige el pie planovalgo por
los movimientos de rotación externa de la pierna con respecto al pie cuando está apoyado
firmemente. El arco del pie planovalgo laxo, por el contrario, no puede elevarse activamente o lo
hace sólo parcialmente. Se comporta aproximadamente de la siguiente forma: según H. Habermann,
la pinza maleolar rotada hacia dentro desplaza al astrágalo, que sufre por ello una rotación medial
alrededor de su eje longitudinal. El calcáneo no rota (fig. a), sino que se queda en su posición, pero
con una pronación o desviación en valgo (fig. b). La cabeza astragalina angulada medialmente no
encuentra apoyo en su base y resbala hacia abajo desde su «silla femenina de montar» sobre el
calcáneo (fig.c). En consecuencia, la articulación astragaloescafoidea se desplaza en sentido
dorsolateral del escafoides y secundariamente se origina una abducción del antepié (fig.d). El
saliente del escafoides lleva a la supinación y la extensión dorsal del primer radio y, con ello, el
aplanamiento hasta su desaparición del arco longitudinal medial o hasta el pie cóncavo (fig. e). En la
radiografía se observa que el eje longitudinal del astrágalo y el escafoides forman tanto en el plano
lateral como en el dorsoplantar un ángulo de 40" o más, cuando lo normal son aproximadamente
30".
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2 - Pie Plano
Las causas del pie planovalgo contracturado son muchas: malformaciones congénitas del peroné,
alteraciones del equilibrio muscular por lesiones flácidas o espásticas, contractura de un pie
planovalgo flácido, poliartritis crónica, traumatismos, etc.
Malformaciones congénitas y deformaciones graves soportan bien la carga y son indoloras, pero no
ocurre lo mismo en los pies planovalgos que se deben a otras causas.
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3.1 Definición
En el pie plano transverso la línea de las cabezas metatarsianas está ensanchada y el arco
transverso aplanado. La carga principal ya no se ejerce sobre el primer y quinto radio sino en los
medios. Bajo las cabezas con sobrecarga la almohadilla plantar está disminuída o desaparece. En
cambio, la piel reacciona con hiperqueratosis. Estas callosidades pueden ocasionar dolores, que en
el pie neuropático pueden causar un mal perforante plantar.
El pie plano transverso ocasiona alteraciones secundarias de los dedos, como hallux valgus, dedos
en garra y en martillo, V metatarsiano varo, etc. En el pie plano y plano transverso el arco
logintudinal esta aplanado; en el pie cavo, por el contrario esta aumentado.
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-- 3.2 Etiología
3.2 Etiología
La causa más frecuente se atribuye a una insuficiencia musculoligamentosa con base hereditaria.
Esta deformidad es una de las llamadas “enfermedades de la civilización”:uso de tacones altos,
suelas blandas, falta de movimiento, sobrepeso, etc.
El pie plano transverso no aparece en la infancia, sino que se desarrolla más tarde. Afecta en mayor
porcentaje a mujeres, especialmente en la menopausia.
En el pie equino la sobrecarga crónica sobre las cabezas metatarsianas también puede provocar un
pie plano transverso.
El pie plano transverso asimétrico por regla general es consecuencia de una lesión, debida, por
ejemplo a poliomielitis.
El pie plano transverso también puede ser consecuencia de una poliartritis crónica, generalmente
simultánea al hundimiento del arco longitudinal y a la caída del retropié en valgo. La movilidad de
las articulaciones afectadas se encuentra muy limitada o totalmente hasta quedar anquilosadas
(anquilosis). El pie plano transverso causado por una poliartritis crónica generalmente se encuentra
contracturado. A diferencia de las otras formas éste no se puede corregir pasivamente.
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-- 3.3 Diagnóstico
3.3 Diagnóstico
En el pie normal en descarga, la línea de las cabezas metatarsianas forman un arco ligeramente
convexo que se denomina arco transverso. Éste desaparece en carga y, en consecuencia, las cabezas
I y V situadas en los extremos se sobrecargan, como han demostrado los estudios de presión.
En el pie plano transverso la distancia entre las cabezas metatarsianas aumenta, pero no de forma
regular. Es mayor entre las cabezas de los extremos (I-II y IV-V) que entre las situadas en medio. El
eje longitudinal del I metatarsiano se puede desviar unos 10-30° del eje longitudinal del antepié,
formándose el primer metatarsiano varo. Con la tracción muscular en esta malposición se produce
una desviación del dedo gordo a una posición de valgo, y una rotación alrededor del eje longitudinal
en pronación. Los sesamoideos de los tendones se desplazan lateralmente y se luxan parcial o
totalmente desde su posición en la cabeza del I metatarsiano.
Como consecuencia de esta deformidad, las cabezas de los metatarsianos I y V sobresalen por el
borde interno y externo del pie, respectivamente. Justo en este punto el hueso sólo está cubierto por
la piel. La presión continuada y los roces del calzado ocasionan una queratosis de la piel y a la
formación de bursitis sinoviales llenos de líquido. Por desgracia, el hueso reacciona contra el roce
mecánico continuo mediante la formación de exostosis.
Pero además, con la separación de los radios situados en los extremos del eje longitudinal los dedos
se inclinan hacia arriba en el plano sagital. Esto se explica porque la movilidad en la articulación de
Lisfranc de los dos radios externos es mayor que la de los radios medios.
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-- 3.4 Tratamiento
3.4 Tratamiento
No es posible recuperar la forma y la función normales del pie plano transverso mediante medidas
quirúrgicas o conservadoras. La finalidad del tratamiento es la eliminación del dolor y una mejor
distribución de las presiones de las cabezas metatarsianas, no sólo en bipedestación sino
especialmente en la fase de despegue, para mejorar la eficacia del apoyo y de la marcha.
Plantillas
En el pie plano transverso laxo, si es posible levantar pasivamente las cabezas metatarsianas y con
ello mejorar a la vez las deformidades de dedo en martillo y en garra, dicho efecto se puede lograr
también con plantillas.
En casos leves es suficiente una almohadilla metatarsiana en forma de riñón o corazón, que se sitúa
exactamente por detrás de las cabezas de los tres metatarsianos centrales para lograr una descarga
retrocapital. No debe ser demasiado ancha y levantar los radios extremos, ya que se situarían en un
plano inclinado y se separarían más agravando el pie plano transverso (Grifka).
En casos más complejos esta indicada la barra retrocapital, que incluye todos los radios. Según
Bähler, este efecto se puede demostrar de forma simple apoyando el pie en un escalón, de manera
que todos los metatarsianos sobresalgan de éste y queden en el aire. A diferencia del escalón, en
ocasiones una barra retrocapital oblicua no es suficiente. Su forma debe estar adaptada
individualmente a cada cabeza. La situación exacta de la barra retrocapital se determina palpando
cada cabeza y diseñando la barra por detrás de éstas. Si en el pie plano y el pie plano transverso se
encuentra elevado el arco longitudinal interno se prona más el quinto radio para equilibrarlo. En el
primer radio se recomienda practicar un ligero surco en la barra para descargar el tendón del flexor
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largo del dedo. La posición de este tendón también se puede marcar con lápiz. Colocando el dedo
gordo en máxima extensión dorsal y trasladando después su posición a la plantilla.
La elevación de los metatarsianos puede corregir los dedos medios en martillo, pero también los
presiona hacia arriba contra el interior del corte del antepié del zapato, lo que puede provocar
callosidades dolorosas en las articulaciones interfalángicas proximales. Los zapatos con una puntera
alta son poco aceptados por su falta de estética. Por este motivo, las almohadillas metatarsianas no
deben elevar el antepié más de lo necesario. Si el espacio para los dedos dentro del zapato es
demasiado pequeño, se puede aumentar lijando el interior de la suela, aunque estas posibilidades
son muy limitadas.
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4 - Pie Cavo
4 - Pie Cavo
4.1 Definición
El arco longitudinal en el pie normal tiene forma de media cúpula. Si se colocan ambos pies uno al
lado del otro, cada arco longitudinal forma la mitad de esta cúpula. El arco longitudinal es más alto
en el lado interno, mientras que en el borde externo del pie, en carga, se sitúa plano en el suelo.
En el pie cavo, por el contrario, el arco longitudinal aumenta tanto en altura como en anchura. En
carga sobre un suelo plano, el borde externo del pie describe también un arco longitudinal. Entre el
pie y el suelo se forma, según Morgenstern, “un espacio por el cual se puede mirar”. O dicho de
otra forma: si el retropié con su calcáneo se lleva a una posición media, es decir, a un ángulo de
0-10° de extensión dorsal, el antepié queda con sus cabezas metatarsianas unos centímetros más
bajas: la concavidad del pie aumenta y requiere una elevación correspondiente de tacón. El arco
longitudinal más alto lleva también a una aponeurosis plantar tensa y aumentada, a una disminución
de la superficie de apoyo y a una posición en varo del talón. Aumenta el ancho de las cabezas
metatarsianas como en el pie plano transverso y los dedos se hallan contracturados en posiciones de
martillo y en garra, por lo que esta malposición recibe el nombre de “pie cavo en garra”.
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-- 4.2 Etiología
4 - Pie Cavo
4.2 Etiología
Como cualquier otra deformidad del pie, el pie cavo puede deberse a diferentes causas. La
transformación de un arco longitudinal algo elevado en un verdadero pie cavo no es rara.
Frecuentemente es de origen hereditario, pero nunca aparece en el momento del nacimiento, sino
que se desarrolla más tarde, durante la segunda etapa del crecimiento.
Pie cavo
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4 - Pie Cavo
La amplitud de movimientos en la articulación subastragalina por regla general está limitada. El pie
cavo tiene tendencia a inclinarse en varo y no se puede llevar pasivamente a la posición media.
La fascia plantar y, especialmente, el flexor común del dedo gordo están más tensos de lo normal. Si
se flexiona el dedo gordo dorsalmente, el tendón sobresale de la superficie de la planta del pie.
Por regla general, la línea que forman las cabezas de los metatarsianos está ensanchada y
sobrecargada y el arco transverso anterior del pie esta aplanado y casi ha desaparecido.
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4 - Pie Cavo
Pie cavo funcional: La huella de este tipo de pie se caracteriza por un apoyo de la zona media casi
normal, profundidad en el apoyo anterior y ausencia de la imagen de los dedos.
Pie cavo de primer grado: Se acentúan los datos observados anteriormente y el talón central se
adelgaza, pero aparecen los pulpejos de los dedos.
Pie cavo de segundo grado: Desaparece la huella de la zona media del pie, aunque todavía los
talones anterior y posterior tienen una cierta prolongación como queriendo unirse.
Pie cavo de tercer grado: Desaparece totalmente el apoyo en el borde externo del pie y las
prolongaciones hacia atrás y hacia delante de los talones, y tampoco pueden visualizarse las huellas
de los dedos.
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-- 4.5 Tratamiento
4 - Pie Cavo
4.5 Tratamiento
Mediante tratamiento quirúrgico o conservador, el pie cavo puede disminuir su deformidad, pero no
llega a ser normal.
La mayor altura del arco se puede compensar elevando la altura del tacón, por regla general unos
3-4 cm, si bien esta solución puede ser más difícil de aplicar en hombres que en mujeres.
La plantilla no debe apoyar en ningún caso el arco longitudinal, ya que el pie cavo aúnse inclinaría
más en varo. La plantilla debe actuar sobre el arco longitudinal dilatándolo, mediante una base
escalonada en la inserción de la aponeurosis plantar y sobre las cabezas metatarsianas, esta última
como descarga retrocapital transversa.
El talón debe quedar horizontal o muy ligeramente inclinado. Debe pronarse ligeramente el antepié
mediante una cuña por detrás del quinto radio.
Los dedos deformados necesitan amplio espacio y una puntera alta que los deje en completa
libertad, Así mismo, se precisa una sujeción acolchada del dorso del pie que ayude a aplanarlo.
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Tratamiento Ortésico:
A. La plantilla no debe apoyar totalmente el arco longitudinal,
ya que aumentaría el pie cavo.
B. El apoyo "en escalón" relaja el pie cavo y lo aplana en carga.
C. Con este apoyo el talón, durante el desarrollo del paso, se
mantiene fijo en el calzado.
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5 - Pie Talo
5 - Pie Talo
5.1 Definición
En el pie talo la extensión del movimiento dorsal de la articulación del tobillo está muy aumentada a
costa de la disminución de la flexión plantar. En los casos más acusados, el pie imita la forma de la
hoja de una navaja doblada: el dorso del pie contacta con la tibia. El pie no llega a alcanzar la
posición neutra y menos a flexionar plantarmente, tal como ocurre a menudo en el pie talo cavo, en
el que la inclinada posición del talón se compensa más o menos por la inflexión del antepié.
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-- 5.2 Etiología
5 - Pie Talo
5.2 Etiología
El pie talo es una deformidad poco frecuente. Es de tipo congénito, la mayoría de las veces
expresión de espina bífida lumbar y de mielomeningocele. No hay que confundirlo con la frecuente
extensión dorsal acusada del pie del recién nacido, ya que esta posición de pie talo se equilibra
espontáneamente al cabo de pocos días.
El verdadero pie talo congénito, sin alteraciones neurológicas, es muy poco frecuente. Se diferencia
del pie talo en que no se deja llevar pasivamente a la posición neutra. Recuerda al pie equinovaro
congénito en dirección y orden opuesto. El tratamiento es precoz, durante la primera semana de la
vida, con manipulaciones pasivas, y una serie de vendajes de yeso correctores, seguidos de ortesis
de pierna y pie con sujeción dorsal.
En general, el pie talo es el resultado de un desequilibrio muscular entre los flexores y extensores
del pie, es decir un déficit funcional del músculo tríceps sural y del tendón de Aquiles, que puede ser
debido a una lesión, por ejemplo por parálisis cerebral infantil, lesión o herida infantil del nervio
tibial, o consecuencia de una alteración del tendón de Aquiles y del calcáneo.
El pie talo yatrógeno, queda como un pie bailante tras un alargamiento no indicado o excesivo del
tendón de Aquiles en casos de parálisis cerebral espástica y, más específicamente, en el adulto tras
apoplejía o un defecto del tendón de Aquiles consecutivo a un accidente.
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-- 5.3 Función
5 - Pie Talo
5.3 Función
De todas las deformidades de los pies, el pie talo es la que produce mayor alteración funcional del
pie. La deambulación se compara a la marcha tambaleante con zancos o sobre un muñón de
Pirogoff. Falta totalmente despegue activo del pie y su efecto de palanca de retroceso sobre la
rodilla. La marcha es a pasos cortos, insegura y la mayoría de las veces con flexión compensadora
de la rodilla y la cadera.
La consecuencia inhibidora del pie talo sobre la marcha ya era reconocida por nuestros antepasados:
en la antigüedad a los presos les cortaban el tendón de Aquiles para que no pudieran escapar.
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-- 5.4 Tratamiento
5 - Pie Talo
5.4 Tratamiento
El principio del tratamiento es la recuperación de la forma normal del pie y el equilibrio muscular.
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6 - Pie Equino
6 - Pie Equino
6.1 Definición
Una de las alteraciones más frecuentes del pie se conoce como pie equino. El pie equino no se deja
llevar ni activa ni pasivamente a la posición neutra o de ángulo recto.
Si el pie no puede flexionarse activamente pero sí pasivamente a la posición neutra, se habla de pie
bailante o caído.
La incapacidad de levantar el pie por encima de la posición neutra aumenta el riesgo de tropezar y
afecta la seguridad al andar. El pie equino representa un alargamiento funcional de la pierna y a la
vez una disminución de la superficie de apoyo.
El pie equino presenta un varo e inversión del retropié cuando se altera el equilibrio muscular en
beneficio del tendón de Aquiles. De este modo, el tendón, junto con el músculo tríceps, se
convierten en el flexor plantar y el supinador más potentes del pie.
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-- 6.2 Diagnóstico
6 - Pie Equino
6.2 Diagnóstico
La extensión dorsal y pronación máximas posibles son consecuencia del tendón de Aquiles o de su
músculo tríceps sural. Por motivos anatómicos su tensión depende directamente de la posición de la
articulación de la rodilla. Mientras que una parte del tríceps sural tiene origen en la pierna, el
origen de ambos gastronemios no está en la pierna sino en el extremo distal del fémur. En
condiciones normales esta disposición permite, con la rodilla flexionada, extender el pie 10-20° más
que cuando la rodilla está completamente extendida. Si hay contractura de ambos gastronemios,
por ejemplo como consecuencia de una lesión espástica, la elasticidad de la musculatura posterior
de la pierna está disminuida, de manera que con la rodilla extendida el pie se coloca en posición de
equino, mientras que la posición alterada, con una rodilla flexionada en ángulo recto, disminuye en
10-20° o puede llevarse hasta la posición neutra.
Las contracturas leves del tríceps se hacen evidentes con la rodilla extendida. También es de ayuda
diagnóstica la marcha sobre el talón: después de unos pasos aparecen debilidades discretas del
elevador del pie o el pie equino cuando el antepié no puede ser levantado del suelo o sólo durante
unos pocos pasos.
De forma análoga, una posición alterada en supinación del retropié se puede corregir pasivamente
mejor con la rodilla flexionada que si está extendida.
De aquí deriva la norma de que las medidas para la ortesis elevadora de un pie reducible deben
tomarse con la rodilla extendida y no en ángulo recto. Si no se respeta esta regla, en la
bipedestación el talón se levantará de la ortesis.
6.2.2 Musculatura
A la valoración de la movilidad articular con la rodilla flexionada y extendida le sigue la la
exploración muscular. En lesiones flácidas de los elevadores del pie, el estado de la musculatura es
menos significativo que en las frecuentes lesiones espásticas, mayoritariamente consecuencia de
lesiones cerebrales. Cuanto más grave es la espasticidad mayores son las alteraciones posturales y
las contracciones de la musculatura que refuerzan las posiciones del pie en equino y la inversión.
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En tales casos es necesario encontrar la posición del pie en la que la espasticidad muscular sea
mínima. La ortesis debe estabilizar el pie en esa posición, que no siempre corresponde a la
extensión dorsal máxima posible.
Lesiones nerviosas radiculares, que pueden ser consecuencia de una hernia discal o una afectación
del elevador del pie, por regla general se acompañan de alteraciones de la sensibilidad que
dependen de la altura de la lesión. Se recomienda marcar esta zona sobre la piel y adaptar
cuidadosamente la ortesis sobre esta zona.
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-- 6.3 Tratamiento
6 - Pie Equino
6.3 Tratamiento
El tratamiento del pie equino no siempre es ortésico. En lesiones espásticas hay que considerar la
rehabilitación, y en determinados casos las correcciones quirúrgicas como la elongación del tendón
de Aquiles o la estabilización interna con doble artrodesis de las articulaciones subastragalina y de
Chopart.
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7 - Pie Equinovaro
7 - Pie Equinovaro
7.1 Definición
El pie equino varo es una malformación del pie con 5 componentes:
1. Pie equino
2. Varo del retropié
3. Inversión y aducción del antepié
4. Atrofia de la musculatura posterior de la pierna
5. Rotación interna de la tibia
Los componentes individuales pueden tener un desarrollo muy variable y la rotación interna de la
tibia siempre está presente en el pie equinovaro idiopático no tratado.
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-- 7.2 Etiología
7 - Pie Equinovaro
7.2 Etiología
1. El pie equinovaro congénito es una de las malformaciones más frecuentes de las extremidades (1
por 1000 recién nacidos). La deformidad puede aparecer en uno o ambos pies. En el 10% de los
casos se acompaña de otras malformaciones congénitas, como displasia de una o ambas
articulaciones de la cadera.
2. El pie equinovaro también puede ser congénito como consecuencia de una falta de desarrollo o
lesión neurológica como espina bífida, mielomeningocele o parálisis cerebrales. Finalmente, el pie
equinovaro se presenta a menudo en casos con artrogriposis múltiple congénita.
3. Puede aparcer un pie equinovaro durante el crecimiento debido a diferentes enfermedades, como
poliomielitis o miopatías, o a lesiones cerebrales tras enfermedad o accidente.
4. Un pie equinovaro puede formarse como consecuencia de una lesión de partes blandas y huesos
de la pierna y el retropié, y el pie varo puede ser consecuencia de una osteoartropatía.
En el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico del pie equinovaro hay que considerar las diferentes
causas, sobre todo las alteraciones de la sensibilidad y del trofismo, así como el tipo y la fuerza de
las contracturas.
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7 - Pie Equinovaro
En los casos de pie equinovaro verdadero no es posible llevar pasivamente el pie a la posición
neutra. El tratamiento consiste en la rehabilitación paso a paso, que se debe mantener durante todo
el crecimiento. Un excelente resultado en la corrección durante los primeros meses puede seguirse
de recidiva total si durante el crecimiento no se mantiene el pie en la posición corregida. El riesgo
de recidiva es especialmente importante en la edad preescolar y en la última etapa de crecimiento,
antes de la pubertad. En estas fases puede ser necesario aplicar medidas quirúrgicas. La
corrección del pie equinovaro en el recién nacido sigue varias etapas consecutivas:
Si el tratamiento pretende corregir todas las malposiciones al mismo tiempo o en otro orden, pueden
aparecer secuelas intratables, como pie en balancín, cúpula astragalina aplanada con movilidad
limitada de la articulación del tobillo y tendencia al pie plano valgo contracturado.
La corrección del pie equinovaro congénito en el recién nacido se centra en las características
anatómicas.
Después empezará el tratamiento con yesos de corrección, cuyo objetivo, mediante sucesivas
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aplicaciones de yesos durante 2-3 meses en intervalos de 1-2 semanas, en corregir la aducción y la
inversión del antepié y luego la posición en varo del retropié. El último componente que se tratará es
el pie equinovaro.
Las intervenciones quirúrgicas en los huesos no están indicadas durante la fase de crecimiento
debido al riesgo de ser influidas por el crecimiento óseo. Si tras acabar el período de crecimiento se
observan secuelas de la deformidad debidas a un tratamiento insuficiente o tardío puede ser
necesario corregir y estabilizar el retropié mediante una doble artrodesis (articulación
subastragalina y línea articular de Chopart).
Principios correctores
Pie-pierna
La rodilla flexionada de 70° a 90° (en casos graves a 90°, en
casos leves a 70°).
Colocación del pie en pronación y abducción máximas.
La flexión de rodilla es básica para lograr una corrección
máxima del pie.
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8 - Pie Aducto
8 - Pie Aducto
8.1 Definición
En la mayoría de los casos, el pie aducto, curvado en forma de C, con el lado medial desarrollado
cóncavamente y el lateral convexamente, aparece justo al nacer. Se forma una aducción del antepié
y de los metarsianos lateral a medial, cuyo vértice se sitúa en la articulación tarsometatarsiana
(articulación de Lisfranc). En la zona del retropié se puede constatar, en oposición al pie equinovaro,
un valgo como en el pie planovalgo.
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-- 8.2 Etiología
8 - Pie Aducto
8.2 Etiología
La etiología del pie aducto todavía no está lo suficientemente clara. Aparece más en el varón, con
una relación de 1.5:1. Si bien se discuten componentes genéticos, la mayoría de los autores apuntan
como causa principal la falta de espacio intrauterino, que provoca una torsión tibial demasiado
forzada que altera la rotación interna de la pierna y disminuye la rotación externa de las caderas.
El diagnóstico diferencial del pie aducto se basa en la aducción e inversión del antepié, con cadera
en valgo y antetorsión, en un pie tratado como equinovaro.
La posición en varo del retropié en la mayoría de los casos se atribuye a una alteración del
desarrollo de la configuración ósea del primer hueso cuneiforme, con lo que la cabeza talar se hunde
hacia la parte medial y plantar. Esta alteración estaría causada, en parte, por desequilibrios
neuromusculares. Debido a éstos aparece, a menudo, un acortamiento del músculo aductor del dedo
gordo. Además, en muchos casos la inserción del músculo tibial anterior está desplazada
distalmente con lo que se refuerza el efecto supinador. Una variante de la inserción del músculo
tibial posterior en el primer cuneiforme también comporta un refuerzo de la aducción. Como
consecuencia de la posición alterada más larga, los músculos peroneos laterales largo y corto
aparecen mayoritariamente hiperextendidos y debilitados.
De ser necesarias radiografías, se deben tomar en proyección anteroposterior y lateral. Hay que
vigilar la alteración en aducción de la articulación tarsometatarsiana, así como la posición del
astrágalo.
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-- 8.3 Tratamiento
8 - Pie Aducto
8.3 Tratamiento
Según el grado de malformación, justo después del nacimiento se pueden aplicar diversos
tratamientos.
Si se trata de un pie aducto leve serán suficientes las manipulaciones manuales realizadas varias
veces durante el día. En algunos casos es útil un vendaje elástico para forzar la abducción del
antepié.
Si se trata de un pie aducto que manualmente sea difícil de rectificar de su posición en aducción,
estará indicado el tratamiento con yeso. Aquí es importante que el retropié y el antepié se
mantengan en posición contraria.
El antepié debe ser rectificado hacia la abducción sobre el hipomoclio del hueso cuboides. En el
retropié, el astrágalo será corregido, desde su posición inclinada y de desplazamiento medial-plantar
hacia una posición lateral y supinada. Por eso en la zona medial el yeso debería llegar hasta la
articulación metartarsofalángica del dedo gordo; la zona lateral debería estar abierta hasta la
articulación tarsometatarsiana, para permitir al pie suficiente espacio libre hacia la abducción.
Después del nacimiento, los yesos deben cambiarse con regularidad. Casi siempre será suficiente un
tratamiento con yeso de 3-6 semanas, que puede considerarse finalizado cuando el pie puede ser
corregido más allá de la posición media.
Si existe una clara posición alterada de la rotación de la rodilla, asociada al pie aducto se debería
colocar una férula de yeso hasta el muslo, con una flexión de la articulación de la rodilla de 70° y la
máxima rotación externa posible de la pierna. A menudo la amplitud de la rotación externa es sólo
de 20°, y en rotación interna de 50-70°.
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El pie diabético responde al complejo sintomático de las consecuencias que pueden producir la
diabetes mellitus en el pie, con alteraciones tróficas, infecciosas y del riego sanguíneo.
Además de la irrigación arterial a menudo también están afectadas las ramas venosas y linfáticas.
Debido al edema resultante del pie y la pierna hay riesgo elevado de coagulación debido al
enlentecimiento del riego sanguíneo. La piel aparece adelgazada y es fácilmente lesionable. Así,
con pequeños traumatismos o la presión del calzado puede producirse heridas en los dedos y las
uñas, y favorecen la micosis interdigital o una infección bacteriana que puede expandirse
rápidamente en tejido mal vascularizado, con trombosis simultánea de los pequeños vasos.
9.1.2 Neuropatía
Otra consecuencia de la diabetes es la alteración de la conducción nerviosa, denominada
neuropatía. Así, la neuropatía diabética produce un florido cuadro neurológico con limitaciones en
la zona sensitiva del dolor, del sentido de la temperatura, de la sensibilidad táctil y vibratoria y de
las cualidades propioceptivas, con afección tardía de las fibras motoras, con desequilibrio muscular
y atrofia de los músculos cortos del pie y de los elevadores del pie. Las consecuencias son
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En el estudio de los pies destaca que esta zona aparece caliente, encarnada y edematosa si los
pulsos del pie son palpables. Se aprecia hiperqueratosis en puntos típicos de la planta del pie y los
dedos. Las callosidades, con invasión bacteriana, son focos de origen de las úlceras diabéticas.
Bajo la callosidad se forma, por roce y presión, una ampolla; este foco infecciosos se extiende en
profundidad al tejido sano, de manera que al levantar la callosidad se puede reconocer la extensión
de la úlcera, sólo evitable con controles estrechos y tratamiento precoz.
En la exploración del sistema motor hay que destacar la comprobación de la sensibilidad. La falta de
sensibilidad del paciente respecto a las presiones del calzado, el ajuste y la comodidad, condiciona al
médico y al técnico ortopédico. Por ello es indispensable inspeccionar los zapatos que ha llevado o
controlar las nuevas modificaciones con pruebas de la marcha. Hay que inspeccionar al pie desnudo
después de haber llevado el zapato durante unos minutos, buscando puntos de presión,
enrojecimientos de la piel, etc. Además hay que instruir al paciente o a sus cuidadores para que
realicen esta tarea en el futuro.
9.1.3 Osteoartropatía
La orteoartropatía en la diabetes mellitus tiene una frecuencia del 1-10%. Por regla general sólo se
afectan zonas del esqueleto del pie.
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Shea, en 1975, propuso clasificar las heridas por presión en grados según la profundidad de la
herida y las estructuras que progresivamente se iban exponiendo en su fondo. Wagner y Meggitt, en
el Hospital Rancho Los Amigos de California, desarrollaron a lo largo de los años setenta, una
clasificación de las heridas del pie diabético, basada en la profundidad de las mismas que se ha
convertido en clásica y es probablemente la más utilizada en el mundo.
La clasificación de Wagner tiene el mérito de ser la primera fácilmente aplicable por su sencillez y
se encuentra validad por varios estudios en cuanto a tener una buena correlación entre el grado de
la herida y el riesgo de amputación.
- Desbridamiento de la base.
- Úlcera superficial: grosor parcial o Una vez/semana.
1
total - Vendajes húmedos – secos/
6-8 horas
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10 - Espolón Calcáneo
10 - Espolón Calcáneo
10.1 Introducción
Bajo "espolón calcáneo" se entiende una exostosis no natural en la región de inserción de un
músculo. Los espolones calcáneos suelen encontrarse en dos partes distintas del pie. Estas
alteraciones óseas pueden provocar la inflamación de los tejidos adyacentes y, con ello, los síntomas
asociados.
El espolón calcáneo trasero superior en la inserción del tendón de Aquiles (exostosis de Haglund)
puede distinguirse del espolón calcáneo trasero inferior, que se encuentra debajo del talón (espolón
calcáneo plantar).
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-- 10.2 Definiciones
10 - Espolón Calcáneo
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10 - Espolón Calcáneo
El espolón calcáneo plantar aparece con más frecuencia que la exostosis de Haglund.
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10 - Espolón Calcáneo
En el caso de pie plano, la constante sobrecarga por tensión de la inserción de la planta del pie
(aponeurosis plantar), el espolón calcáneo provoca una inflamación de la inserción muscular. El
aumento de la tensión provoca una osificación de la región de inserción de estos tendones.
10.4.1 Síntomas
El síntoma principal de esta enfermedad es el dolor en la parte de inserción del tendón. Cuando se
trata de un espolón calcáneo plantar, los pacientes ven restringidas sus actividades diarias debido a
un dolor punzante en la planta del pie causado por una sobrecarga. Los pacientes sufren
especialmente un dolor matinal cuando empiezan a caminar y no consiguen andar mucho trecho sin
sentir molestias. Puede originarse un dolor localizado a la presión en la inserción de la planta del pie
(aponeurosis).
10.4.2 Diagnóstico
Los síntomas clínicos pueden estar originados básicamente por la formación de espolones óseos. El
diagnóstico se basa en la sintomatología de dolores, el hallazgo de la exploración y las radiografías.
En los espolones calcáneos óseos puede manifestarse un dolor a la presión.
Rayos X:
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Exostosis de Haglund
Muy a menudo, la excrecencia ósea que aparece en la radiografía es más pequeña que el hallazgo
clínico palpable, ya que la punta puede estar formada cartilaginosamente.
En la radiografía lateral de la parte trasera del pie puede reconocerse la mayoría de veces un
espolón óseo de entre 1 y 10 mm que va en dirección a los dedos.
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-- 10.5 Tratamiento
10 - Espolón Calcáneo
10.5 Tratamiento
Básicamente hay disponibles los procedimientos de tratamiento conservador y quirúrgico. Pero se
está claramente más a favor del tratamiento conservador.
Tratamiento conservador
Tratamiento quirúrgico
La indicación sobre una intervención quirúrgica debe hacerse con mucha precaución. Debería
realizarse, como muy pronto, transcurridos 9-12 meses tras el fracaso del tratamiento conservador.
Espolón calcáneo plantar :La extirpación a modo de virutas se realiza por la parte lateral, y también
aquí hay que realizar una extracción considerable debido a las frecuentes neoformaciones.
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-- 10.6 Pronóstico
10 - Espolón Calcáneo
10.6 Pronóstico
Generalmente el pronóstico es bueno. De todos modos, hay que contar con una alta tasa de
reaparición de los dolores y de la formación ósea de espolones.
En el 95% de los casos, el tratamiento conservador puede llevar a la curación. En el 5%, tras una
larga evolución de la dolencia puede realizarse una intervención quirúrgica. En estos casos, la tasa
de curación se encuentra entre el 80 y 90%, aunque hay que contar con una fase de convalecencia.
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Tras finalizar la etapa de crecimiento, las diferencias de longitud de las piernas se deben a fracturas
y sus consecuencias, o bien a operaciones (p. ej., tras endoprótesis totales, fracturas en estallido) y
se mantienen casi siempre constantes, en contraposición a las ya debidas a alteraciones del
crecimiento.
No hay que olvidar las diferencias funcionales de longitud de las piernas, que pueden prestarse a
confusión y el paciente considera como diferencias reales de la longitud. La causa reside casi
siempre en una posición fija alterada de la pelvis como consecuencia de una contractura en la
articulación de la cadera o escoliosis de la columna vertebral.
Ley de Hueter – Wolkman Delpech. Cualquier hueso sometido a una presión superior a la
fisiológica presenta una inhibición de su crecimiento y, por el contrario, un hueso en desarrollo,
sometido a una presión inferior a la fisiológica, se hipertrofia.
Ley de Wolff. Toda zona del hueso sometida a presión refuerza su entramado trabecular, mientras
que las zonas del hueso sometidas a tensión debilitan sus líneas trabeculares.
Ley de Davis. Los tejidos elásticos sometidos a una hiperextensión continua se adaptan al exceso
de estímulo elongandose, mientras que los tejidos elásticos sometidos a una retracción continua, se
adaptan al efecto del estímulo acortándose.
Ley de Thomas. En la etapa de crecimiento, cuando hay exceso o defecto de presión continua se
inhibe el crecimiento de la fisis.
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La relación entre la diferente longitud de las piernas y las lesiones degenerativas o por sobrecarga
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-- 11.3 Medición
11.3 Medición
Existen diferencias básicas entre los métodos de medición clínicos y radiológicos.
En los métodos indirectos de medición se colocan tablillas de longitud conocida (0.5, 1, 2, 3, ó 5 cm)
bajo la pierna más corta hasta que se compensa la diferencia, atendiendo a la altura de ambos
trocánteres mayores así con la horizontalidad de la pelvis.
También debe considerarse que la diferente longitud de las piernas supone una posición inclinada de
la pelvis, pero la posición inclina de la pelvis no siempre está causada por una diferencia de la
longitud de las piernas.
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Otra medición posible es la que ofrece la ecografía en tiempo real, en la que se puede leer la
separación de las interlíneas articulares sin radiaciones ionizantes.
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-- 11.5 Ortoprótesis
11.5 Ortoprótesis
Debido a la necesidad de compensar más estéticamente las diferencias de longitud de las piernas a
principios del siglo XIX se desarrolló la técnica del botín interno. Su principio reside en separar la
parte ortopédica del zapato. El nombre de calzado interno sólo indica que se trata de un zapato
dentro de otro. En el tratamiento de grandes dismetrías de las piernas parece más apropiado el
término de ortesis de alargamiento de la pierna u ortoprótesis. Con la introducción de nuevas
materas primas se perfeccionó la técnica de acabado de estas ortesis. En 1965 Meyer describió por
primera vez sus experiencias con materiales sintéticos de espuma para la compensación de
dismetrías de las piernas. Los actuales, gracias al ahorro sustancial de peso son menos visibles y
más estables. Se aplican principalmente en la compensación de graves acortamientos y a veces en
casos no tan graves, en los que con frecuencia es posible situar su borde superior por debajo de los
maléolos, lo que permite movilizar la articulación del tobillo y un desplazamiento normal al pie. El
cierre puede efectuarse mediante un elástico, una banda adhesiva o con cordones. En acortamientos
graves o muy graves la ortoprótesis se extiende hasta por encima de la zona maleolar y se necesitan
cordones o cremalleras. Para evitar una inclinación medial o lateral del pie, mediante laminados de
material sintético o de combinaciones de éste con cuero se construye una especie de contrafuerte
para estabilizar la articulación subastragalina y la del tobillo. Las ortoprótesis se construyen según
los diseños a partir del molde de yeso y la horma para el calzado de acuerdo con los criterios ya
comentados. La base de la ortoprótesis tendrá la longitud y la posición necesarias para un zapato del
mismo modelo y tamaño del contralateral. La zona que aloja el pie reforzada externamente, en su
interior se almohadilla para soportar las presiones debidas a la posición del pie en equino, que se
ejercen sobre la zona metatarsofalángica. Con ello una parte del peso corporal recae por encima del
borde del zapato, por lo que esta zona debe ser más reforzada para soportar las fuerzas de
cizallamiento al caminar.
Según la mayor o menor altura del alza para compensar el acortamiento y la mayor o menor posición
del pie en equino se compensa la forma del pie simulado con un alargamiento flexible de la punta del
pie o se incorpora un pie protésico en la ortoprótesis.
Es importante encontrar la combinación óptima entre los elementos estabilizadores y los flexibles
para permitir al paciente una marcha fisiológica.
Para el tratamiento de las grandes diferencias de longitud de las piernas, las ortoprótesis se
construyen mediante la técnica de resinas laminadas con la elevación y compensación sobre la
pantorrilla, porque el pie se haya situado en la máxima posición equina. Las fuerzas actuantes se
transmiten casi en su totalidad desde la tibia hacia la prótesis del antepié.
El tratamiento con ortoprótesis requiere que los pacientes reúnan algunos requisitos. El pie se debe
poder colocar en máxima flexión plantar sin dolor cuando se usa la ortoprótesis.
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En pacientes con desviaciones de los ejes hay que considerar el tratamiento con calzado ortopédico
a medida. Para llevar una ortoprótesis en el calzado de serie, la altura del alza no debe ser superior
a 5-6 cm; a partir de aquí hay que adaptar los sistemas artificiales flexibles a la ortesis para alojarla
dentro de un calzado de serie.
Ortoprótesis
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12.1 Introducción
Los diversos trastornos musculoesqueléticos que se tratarán a continuación tienen en común, como
característica más importante, el fenómeno de la inflamación.
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-- 12.2 Osteomielitis
12.2 Osteomielitis
Es una enfermedad inflamatoria del hueso causada por un microorganismo piógeno. Los agentes
patógenos más frecuentes son las especies de estafilococos, pero también se han registrado otros
microorganismos, como Escherichia coli, Neisseria gonorrhoeae, Haemophilus influenzae y especies
de salmonelas.
Estafilococos y estreptococos aún son microorganismos comúnmente identificados, pero hoy existen
numerosos patógenos capaces de producir estas infecciones.
En la osteomielitis hematógena, los microorganismos llegan al hueso desde un foco situado en otra
parte del cuerpo. Con frecuencia el foco infeccioso propiamente dicho, por ejemplo una pústula
cutánea o una infección de dientes y encías, representan una amenaza poco significativa para el
paciente.
Los sitios más afectados a menudo por la osteomielitis hematógena son los extremos de los huesos
largos, por ejemplo en las regiones de las rodillas, tobillos y cadera. El sitio más específico de inicio
en los huesos largos es al nivel de la metáfisis del hueso.
La osteomielitis hematógena afecta sobre todo a varones de 5 a 15 años, pero se registra también en
sujetos de edad algo mayor. Los drogadictos pueden adquirir esta enfermedad por el uso de
jeringas infectadas.
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Si el proceso infeccioso no es contenido, el pus y las bacterias se propagan hacia las estructuras
vasculares endósticas que irrigan la corteza y se extienden a través de los conductos de Volkmann y
Havers corticales. Con el tiempo, ocurre acumulación de pus debajo del periostio, con el desgarro
de arterias perforantes y mayor desvitalización de la cortical. El pus fluye entre el periostio y la
cortical aislando una mayor extensión de hueso de su aporte vascular, e incluso puede invadir la
articulación; eventualmente penetra en el periostio y en la piel para formar un trayecto fistuloso de
drenaje. El orificio formado en el hueso durante este proceso se denomina cloaca. A menudo es
posible observar inmerso en el pus un fragmento de hueso necrótico; esto se conoce como secuestro.
12.2.2 Tratamiento
El tratamiento de la osteomielitis depende del estadío de la infección. En su fase temprana está se
trata mediante la administración de antibióticos intravenosos durante un período de seis semanas o
más. La cirugía puede efectuarse a fin de descomprimir el proceso infeccioso intraóseo o drenar
abscesos que no responden a los antibióticos.
Es muy importante inmovilizar la extremidad afectada con una férula ortopédica o tracción para
reducir el dolor, retrasar la diseminación de la infección y prevenir las retracciones de las partes
blandas.
12.2.3 Complicaciones
Las complicaciones de la osteomielitis incluyen los siguientes trastornos:
● La artritis bacteriana aguda puede desarrollarse como resultado de una osteomielitis en niños y en
adultos, y representa una urgencia médica.
● Las fracturas patológicas pueden producirse como consecuencia de una osteomielitis. Estas
fracturas no curan bien debido a la presencia de tejido infectado, y pueden requerir un drenaje
quirúrgico.
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12.3.1 Incidencia
La artropatía degenerativa es, el tipo más frecuente de artritis, mucho más frecuente que la artritis
reumatoide.
Se ha calculado que, después de los 60 años de edad, el 25% de las mujeres y el 15% de los hombres
presentan síntomas relacionados con la artropatía degenerativa. Después de los 75 años, más del
80% de las mujeres y de los hombres están afectados.
El tipo primario o idiopático, que es algo más frecuente en las mujeres adultas, se desarrolla
espontáneamente en personas de mediana edad y progresa lentamente como una exageración del
proceso normal de envejecimiento de las articulaciones. El tipo secundario, que es más frecuente en
los hombres adultos, se desarrolla a cualquier edad como resultado de una lesión, deformidad o
enfermedad que dañe el cartílago articular. Dado que el “uso y desgaste” que supone la fricción
continua agrava el proceso patológico subyacente, la artropatía degenerativa es más frecuente en
las articulaciones sinoviales que soportan peso, como la cadera y la rodilla, así como en las
articulaciones discales intervertebrales de la columna lumbar inferior. Sin embargo, la artropatía
degenerativa afecta, a menudo, las articulaciones de las manos, así como las de la columna cervical,
y todas las articulaciones son susceptibles de resultar afectadas.
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12.3.2 Etiología
Artropatía degenerativa idiopática primaria
El tipo secundario de artropatía degenerativa es mucho más frecuente que el tipo primario o
idiopático. Existen muchos tipos de lesión, deformidad y enfermedad, capaces de producir la lesión
cartilaginosa inicial que conduce al desarrollo de una artropatía degenerativa secundaria
progresiva. Es evidente que dichos factores etiológicos tendrán un efecto mayor en el cartílago
envejecido que en el cartílago joven; no obstante, cualquier grupo de edad puede resultar afectado.
No es de extrañar que la artropatía degenerativa secundaria sea más frecuente en las articulaciones
de carga de la extremidad inferior que en las articulaciones que no soportan carga de la extremidad
superior.
1. Anomalías congénitas de las articulaciones: por ejemplo, luxación congénita de cadera, pie zambo.
2. Infecciones articulares: por ejemplo, artritis séptica (piógena).
3. Trastornos articulares inflamatorios inespecíficos: por ejemplo, artritis reumatoide, espondilitis
anquilosante.
4. Artritis metabólica: gota, seudogota, ocronosis.
5. Hemartrosis repetidas: hemofilia.
6. Traumatismos: a) grandes traumatismos, fracturas intraarticulares, roturas meniscales; b)
microtraumatismos, estrés ocupacional.
7. Deformidades extraarticulares con alineación incorrecta de las articulaciones: genu varo, genu
valgo.
8. Inestabilidad articular: laxitud o rotura ligamentosa, distensión capsular, subluxación.
12.3.3 Patología
Los sitios donde se encuentran los mayores cambios en el proceso de artropatía degenerativa (OA)
son el cartílago articular y el hueso subcondral.
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La segunda forma de respuesta, que contrasta con la descrita anteriormente, se caracteriza por la
formación de nuevo hueso y cartílago en la periferia de la articulación, conformando así los
osteofitos. Tales osteofitos se caracterizan por un centro óseo recubierto con cartílago hialino o
fibrocartílago.
Actualmente todavía se considera a los osteofitos como manifestaciones del proceso degenerativo de
la enfermedad, a pesar de que se generan como un proceso fisiopatológico diferente al que produce
las erosiones cartilaginosas. La presencia de ambos cambios, es decir, perdida de la estructura del
cartílago y formación de nuevo hueso y cartílago en la periferia, tiene importancia en la
determinación de la eficacia de nuevos medicamentos para el tratamiento.
Se puede afirmar en términos generales que la artropatía degenerativa (OA) se origina de cualquier
condición que cambie la forma de las superficies articulares, deteriore el soporte o estabilidad de la
articulación o altere la matriz de los tejidos. Por ejemplo, una fractura a través de una superficie
articular altera claramente la geometría de la articulación. Otra condición que puede modificar la
forma de una articulación es la alteración en el proceso de remodelación de la interfase
cartílago-hueso, como ocurre en la enfermedad de Paget y en otras enfermedades endocrinas,
especialmente la acromegalia. De igual forma, las lesiones de los tejidos blandos, como es el caso de
los meniscos o del ligamento cruzado anterior en la rodilla, reconocidamente también constituyen un
claro factor de riesgo para el desarrollo de artropatía degenerativa (OA). Estos ejemplos de cómo las
alteraciones de la forma, de la estabilidad o las propiedades de los tejidos pueden conducir a una
artropatía degenerativa (OA), demuestra en qué manera esta enfermedad es producto de múltiples
causas y por lo tanto la búsqueda de una etiología única para este proceso probablemente es inútil.
La disfunción puede comenzar en cualquiera de las estructuras alrededor de la articulación. Sin
embargo, cuando se detecta la enfermedad por sus síntomas o por el examen clínico, la mayoría de
las estructuras articulares ya están comprometidas. Por tal motivo, usualmente es bien difícil
determinar el origen de la artropatía degenerativa (OA) en un caso específico y esto es
especialmente cierto en los casos avanzados de la enfermedad.
● Mecánicos
● Hormonales
● Edad
● Obesidad
● Herencia
Mecánicos
Por factores mecánicos se entienden todas aquellas alteraciones que ocasionan una concentración
anormal de esfuerzos en una articulación. Diferentes estudios ya han demostrado suficientemente
esta relación entre una distribución anómala de esfuerzos y el desarrollo más o menos temprano de
cambios osteoartríticos.
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Hormonales
Existe una clara relación entre el sexo y la edad de aparición de la enfermedad, que sugiere la
influencia de factores hormonales en la OA. Cuando aparece antes de los 45 años, a más de ser
improbable, es mucho más frecuente en los hombres, mientras que entre los 45 y los 55 años la
distribución de frecuencia es igual en ambos sexos y después de los 55 existe una marcada
prevalencia en las mujeres, además de ser el compromiso poliarticular (47%) también más frecuente
que en los hombres (29%).
Edad
Todos los estudios epidemiológicos definitivamente demuestran una relación entre la edad y la
aparición de OA. En el estudio realizado por Lawrence y col. en más de dos mil individuos y
comparando la incidencia de OA entre la clase rural y urbana, encontraron, al igual que muchos
otros estudios, un claro aumento de la incidencia de la enfermedad a medida que aumenta la edad.
Obesidad
La obesidad ha sido relacionada con la OA tanto clínica como radiológicamente, aún en ausencia de
síntomas. Esta relación ha sido más claramente demostrable en la articulación de la rodilla y
específicamente en las mujeres entre los 55 y los 65 años, en quienes el aumento de peso corporal
conduce a un aumento en la incidencia de la enfermedad. Sin embargo, ésta ha sido igualmente
demostrada en pacientes por debajo de los 30 años.
Los estudios más recientes sugieren que esta relación depende más de la excesiva concentración de
esfuerzos en las articulaciones de carga y por tanto se considera más un factor mecánico que
hormonal.
Herencia
El estudio de la posible influencia de la herencia en el desarrollo de la artropatía degenerativa ha
planteado la hipótesis, aún no definitivamente comprobada, que indica su transmisión por un
proteosoma dominante en las mujeres y recesivo en los hombres.
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12.3.6 Pronóstico
Aunque virtualmente todas las personas que llegan a una edad avanzada presentan cierto grado de
enfermedad degenerativa en una o varias articulaciones, muchas sólo refieren un malestar leve y
molesto que atribuyen, con bastante razón, al hecho de “hacerse viejo” o a “un poco de reuma”. Sin
embargo, cuando una determinada articulación está gravemente afectada y el paciente continúa
utilizando esa articulación, la evolución es hacia un deterioro progresivo con aumento del dolor y
pérdida de la movilidad, a no ser que la articulación quede eventualmente tan rígida que el dolor
disminuya. Es más probable que esta rigidez se desarrolle en las articulaciones de las extremidades
superiores y en la columna vertebral; de hecho, el dolor lumbar causado por una artropatía
degenerativa es mucho menos frecuente en los ancianos que en las personas de mediana edad.
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12.4.1 Incidencia
La artritis reumatoide es relativamente frecuente; de hecho, los estudios demuestran que
aproximadamente el 1.5 % de la población adulta en países de clima templado padece esta
enfermedad. Su incidencia es mayor en mujeres que en hombres con una relación 3:1. Aunque la
enfermedad puede iniciarse casi a cualquier edad, el período de máxima incidencia de inicio es entre
los 20 y los 40 años. Las articulaciones periféricas, especialmente las de las manos, son las
localizaciones más frecuentes de afección inicial de la artritis reumatoide, y la distribución en las
extremidades tiende a ser simétrica, contrario a la artropatía degenerativa en la cual suele ser
asimétrica.
12.4.2 Etiología
A pesar de la investigación clínica y experimental intensiva, la causa de la artritis reumatoide es
desconocida y sigue siendo un misterio. Pero, la observación de que es una enfermedad
relativamente nueva ha movido a especular que el agente causal pueda ser una microbacteria oculta
o un microorganismo relativamente nuevo.
En el pasado, se pensó que factores psicológicos podrían predisponer a un individuo a contraer esta
enfermedad. La persona ansiosa y deprimida que tiende a suprimir los sentimientos de hostilidad y
agresión parecía más propensa a presentar artritis reumatoide que la media, mientras que el
individuo psicótico parecía menos sensible a ella.
Pero en la actualidad, muchos investigadores están de acuerdo en opinar que estas características
psicológicas o de la personalidad son una reacción comprensible a la enfermedad, es decir, un efecto
o resultado más que un factor causal.
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12.4.3 Patogenia
La causa de la artritis reumatoide se desconoce. No se han detectado bacterias o virus patógenos en
articulaciones de pacientes con la enfermedad. Se cree que los mecanismos inmunológicos
desempeñarían un papel importante en la patogenia de este trastorno.
Si bien aún no se ha demostrado que un virus pueda provocar artritis reumatoide se ha registrado
estructuras semejantes a virus en una fase temprana de la enfermedad.
12.4.4 Patología
Las alteraciones sinoviales tempranas de la artritis reumatoide incluyen edema y acumulación de
células plasmáticas, linfocitos y macrófagos.
A medida que las células sinoviales experimentan hiperplasia e hipertrofia se deslizan sobre la
superficie del cartílago articular y de estructuras vecinas. Esta sinovial inflamatoria, que ahora
contiene mastocitos, es designada pannus. El pannus progresivamente cubre el cartílago articular y
lo aísla de su líquido sinovial nutritivo.
El pannus también puede introducirse en la profundidad del hueso subcondral, donde erosiona tanto
el hueso como el cartílago. También puede extenderse a través de la cápsula articular hacia los
tejidos adyacentes. Las vainas tendinosas, revestidas por tejido sinovial, también pueden
experimentar las mismas alteraciones reumatoideas, que en ocasiones producen la ruptura de los
tendones afectados.
El pannus erosiona el cartílago articular y el hueso adyacente, es probable que mediante la acción
de la colagenasa que produce.
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Existen varios modelos de zapatos que se moldean a medida y que a veces son necesarios en el
tratamiento de deformidades graves de los pies. Si el dolor y la discapacidad fueran resistentes al
tratamiento, una solución final podría ser la utilización de una férula con carga de peso en el tendón
rotuliano para descargar el tobillo.
Las modificaciones al calzado se deben de realizar con sumo cuidado; a veces resultan demasiado
pesados y, por tanto, pueden no ser prácticos para los pacientes.
En la siguiente tabla podemos asociar algunos problemas e intervenciones de los pies en la AR:
Problema Intervención
Antepié: Barra metatarsiana
Metatarsalgia (Incluida afectación Mecedora para el zapato
de la primera articulación Almohadilla metatarsiana
metatarsofalángica) Plantilla de plastazote
Cuña interna en la suela
Hallux valgo Zapato de mayor profundidad y caja
Dedos en martillo amplia para los dedos.
Parte media del pie: Uso de zapato deportivo
Dolor articular mediotarsiano Vendaje en arco adhesivo
Barra de acero
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Una fractura consiste en la rotura estructural de un hueso, una placa epifisiaria o una superficie
articular cartilaginosa. Aunque las lesiones óseas suelen ser evidentes de forma inmediata, la lesión
de las partes blandas circundantes puede escapar a la detección clínica precoz. La presencia de una
lesión de partes blandas asociada a una fractura tiene gran importancia clínica y puede terminar
afectando al desenlace clínico.
13.1 Clasificación
La clasificación de las fracturas se puede realizar según diferentes elementos, entre las
clasificaciones más conocidas se tiene:
● Metafisarias: aquellas que asientan en la porción de los huesos donde predomina el tejido
esponjoso sobre el cortical.
● Epifisarias: aquellas que asientan en la porción de los huesos próxima a la articulación.
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En tallo
Completa Fisura Compresiva
verde
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A. Dos fragmentos
B. Con pequeño fragmento libre
C. Bifocal
D. Conminuta
A. Longitudinal
B. Transversal
C. Oblicua
D. En espiral
Cerrada Abierta
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13.1.6 Etiológicamente
● Por trauma súbito: constituyen el mayor porcentaje de las fracturas. Se producen en un hueso
sano como resultado de un golpe directo o indirecto.
● Por fatiga o estrés: ocurren en un hueso sano por la acción repetida de traumatismos mínimos
sobre una misma área.
● Indirecta: la fractura se produce a distancia del sitio de acción del agente vulnerante.
● Flexión: se produce cuando estando el hueso fijo en sus dos extremos, actúa una fuerza en su
parte media. El hueso se dobla y se fractura primero en su porción convexa por separación de sus
elementos mientras que en la parte cóncava aumenta la unión de sus elementos y puede
producirse una fractura en tallo verde o en sentido de dos líneas divergentes quedando un
fragmento libre en forma de cuña (característico de este mecanismo).
● Torsión: por este mecanismo se producen dos tipos de trazos fracturarios: (En Espiral: cuando el
hueso está fijo en uno de sus extremos y el resto gira alrededor de su eje.) y (Oblicua: si al anterior
se asocia un mecanismo de flexión)
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● Cizallamiento: cuando dos fuerzas paralelas actúan en la misma dirección y sentido contrario
sobre un hueso, siguiendo el principio de tijeras o cizalla.
- En Varum: angulación en el plano anterior, entre los fragmentos se forma un ángulo cuyo seno
mira hacia adentro.
- En Valgus: angulación en el plano anterior, entre los fragmentos se forma un ángulo cuyo seno
mira hacia afuera.
- En Antecurvatum: angulación en el plano sagital con el vértice hacia atrás.
- En Recurvatum: angulación en el plano sagital con el vértice hacia delante.
● Cabalgadas: cuando el desplazamiento lateral es mayor que el diámetro del hueso y se produce
una separación total, ambos huesos descansan uno sobre el otro provocando un acortamiento del
miembro. Se produce por pérdida de la elongación muscular normal.
● Rotadas (Decalaje): cuando el eje longitudinal del fragmento distal no corresponde con el eje del
fragmento proximal.
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Fuentes de Consulta
Fuentes de Consulta
- Ortopedia para la práctica médica general, Rendon Tavera, A., Mc Graw Hill, 2006
- Ortesis y Prótesis del Aparato Locomotor Extremidad Inferior 2.1R Viladot, O. Cohi, S. Clavell,
Masson
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