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No todos los problemas tienen una solución fácil. Abordar la complejidad de los asuntos
empresariales más importantes puede exigir de un grupo de personas con talento y capaces de
aportar diferentes puntos de vista. Es más, según el profesor de la Escuela de negocios Wharton
(Estados Unidos) Adam Grant, el pensamiento de solución única crea "una cultura de defensa en
vez de una de investigación". En otras palabras, una cultura en la que cada persona se enroca en
su propia forma de resolver los problemas y presiona con insistencia en defensa de esa solución
concreta sin considerar otras posibilidades.
La filoso ía de "tráeme soluciones" también puede provocar que los trabajadores desconecten y
no respondan, que se fomente una cultura de la intimidación, y se oculten problemas reales hasta
que se convierten en auténticas crisis. Por ejemplo, uno de mis clientes, James (no es su
verdadero nombre), ejerce como presidente en una empresa dedicada a un servicio disruptivo en
su industria. A menudo, James reacciona con desagrado cuando alguien del equipo le plantea un
problema. Según su equipo, James suele interpretar los problemas y riesgos como fracasos; se
vuelve irascible y levanta la voz. Estos estallidos dañan la moral y a menudo hacen que los
miembros del equipo pierdan su entusiasmo con los proyectos (además de, por supuesto, dudar a
la hora de comunicar cualquier problema a James). En consecuencia, el equipo de James solo le
da buenas noticias sobre las iniciativas en las que trabajan; James está ciego frente a cualquier
problema potencial. Eso no es todo: los trabajadores también pasan mucho tiempo en los
puestos de otros compañeros lamiéndose las heridas en lugar de ser productivos.
Entonces, si decir "no me traigas problemas" es tan problemático, ¿por qué tantos directivos y
encargados lo siguen haciendo? Una de las principales razones es evitar una cultura de quejas y
lamentos. Sin embargo, comunicar y plantear las posibles dificultades y barreras de una iniciativa
no es una queja, sino que puede adoptar una forma más positiva. Cuando los contratiempos se
comunican correctamente, se crea un ambiente en el que las personas también se sienten seguras
para comunicar las malas noticias enseguida, para generar un valioso tiempo capaz de evitar una
crisis.
Aquí tiene cómo puede animar a su equipo a plantear problemas de una manera más productiva:
1. Cree un ambiente seguro. Module su actitud de forma que nadie tenga miedo de
contarle malas noticias. Cuando trabajé en Microsoft, nuestras reuniones con Bill Gates
solían incluir conversaciones detalladas sobre los problemas. Tal y como cuenta Gates en
su libro Negocios a la velocidad del pensamiento, uno de sus trabajos más importantes
como CEO era escuchar las malas noticias de modo que pudiera actuar sobre ellas. Debatir
los problemas potenciales con él y otras personas en la compañía nos ayudó a ver los
contratiempos desde otro prisma.