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NEUQUÉN

LA MAÑANA ENTREVISTA EXCLUSIVA LMN 06 DE SEPTIEMBRE 2019

Rita Segato: "Los femicidios se repiten porque


se muestran como un espectáculo"
La antropóloga y reconocida teórica feminista estará a cargo del cierre de la Feria Internacional
del Libro.

Por Ailín Trepianatrepianaa@lmneuquen.com.ar

Las palabras certeras y contundentes de Rita Segato abren un abanico de preguntas y reflexiones
sobre las formas y métodos que necesita la sociedad para erradicar la violencia de género. La
antropóloga feminista, reconocida internacionalmente por sus investigaciones sobre las
estructuras de la violencia y el cruzamiento de la desigualdad de género con las categorías de
raza y colonialidad, brindará la conferencia de cierre de la Feria Internacional del Libro en
Neuquén.
Segato es argentina y actualmente reside en el país, aunque los últimos años vivió en Brasil. En
la cárcel de Brasilia realizó entrevistas a violadores presos e investigó en profundidad las
agresiones sexuales y sus causas. También fue convocada para analizar lo ocurrido con los
feminicidios en Ciudad Juárez, México, una de las ciudades con mayores crímenes de mujeres
en el mundo.
Aunque se consigan obtener respuestas concluyentes al escucharla y leerla, los interrogantes
seguirán apareciendo. "Las mujeres argentinas tienen un papel protagónico en el mundo",
destacó Segato en una entrevista exclusiva con LM Neuquén. Sin embargo, los femicidios y las
violaciones como expresiones de máxima violencia, siguen ocurriendo en el país, hecho que
para Segato tiene relación con el tratamiento mediático. Compara las agresiones de género con
los suicidios y asegura que "son contagiosos" por el mal abordaje de los medios de
comunicación. "Debe haber información, solo que está mal dada porque se lo presenta como
espectáculo", explica.
La antropóloga también habló sobre la reciente detención y prisión preventiva de Teresa Godoy,
titular de AMMAR Neuquén, por facilitación de la prostitución, y el debato en torno a si
configura explotación o trabajo. "Tanto el abolicionismo como el regulacionismo son una falsa
solución", opinó.
P: Según las últimas cifras difundidas por el Observatorio “Ahora que sí nos ven”, en lo que
va del año en Argentina hubo 223 femicidios. ¿Cuál debe ser la tarea del Estado y la Justicia
en la lucha para que estas cifras disminuyan?
RS: De la justicia evidentemente hay problemas en la forma que los jueces y fiscales perciben
la violencia contra las mujeres en general. Un feminicidio no surge de la nada, surge de una
sociedad violenta y de una sociedad cuyas relaciones de género son violentas y, dentro de ese
hábito violento de la sociedad, en la punta de esa pirámide aparece el feminicidio. No es un
hecho aislado. No me gusta hablar de la cultura de la violación, no me gusta culturalizar la
violación. Pero dentro de la argamasa jerárquica hablo de un orden jerárquico, desigual, donde
la mujer es siempre encaminada a una posición de subordinación, donde sobre la mujer cae una
sospecha moral permanente. Pero esa máxima violencia, esas acciones que pueden ser
tipificadas como crímenes surgen de innumerables violencias cotidianas que son normales y que
no podrían jamás ser tipificadas como crímenes, y no deberían tampoco. Entonces lo que hay
que modificar es esa argamasa de la sociedad, hay que modificar la sociedad para que en la
cumbre de esa pirámide no surja el crimen letal. La acción de los jueces podría colaborar porque
lo que más interesa de la acción de los jueces es su eficacia pedagógica. Tenemos una serie de
errores de la visión de lo que significa que salga una sentencia de un juez y pensamos que la
meta es la cárcel. La meta es retirar a un violador, un asesino, un femicida de la calle, pero la
meta principal es pedagógica. Es que el juez le diga a la sociedad que no hay admisibilidad
posible para las agresiones contra las mujeres. Es un proceso muy lento que tiene que darse en
la sociedad, tiene que darse como una conciencia en la sociedad y una conciencia de los
hombres, que creo que está ocurriendo en nuestro país. Me voy encontrando con cada vez más
hombres que manifiestan que han entendido algo. Al principio eso me sorprendió muchísimo
porque siempre las feministas estamos acostumbradas a plateas llenas de mujeres, pero la
presencia masculina es cada vez mayor.
P: Luego de lo que ocurrió con la denuncia de Thelma Fardín vos hablaste en Página/12 de
la espectacularización y glamorización del caso y de las agresiones sexuales en general en los
medios de comunicación. ¿A qué te referís y qué revisión deben hacer los medios de
comunicación con el abordaje de los abusos y las violaciones?
RS: Una alumna contó cuántas veces se mata a una misma mujer en la pantalla de la televisión.
Se glamoriza en el sentido de que se transforma en un espectáculo. Se lo repite, se lo analiza, se
buscan detalles, sin ningún cuidado para el mimetismo que produce en la gente. Los medios
están con una deuda con la sociedad. Ahí comparo la mediatización del suicidio y la
mediatización de los femicidios y de las agresiones de género. En el caso del suicidio, en la
agenda mediática decidieron no informar sobre suicidios porque se percibió que era contagioso.
El femicidio es contagioso y la violación como la de Thelma Fardin también son contagiosas. Y
no hay una voluntad mediática por ver cómo se va a tratar la cuestión de la ofensa sexual y la
ofensa letal contra las mujeres. En el caso del suicidio, la solución no fue buena. Porque el no
dar la información es también problemático, y hoy en día el suicidio adolescente y juvenil es
una de las mayores causas de muerte. Entonces muchas veces las familias no saben el peligro
que están corriendo porque no hay información sobre suicidios. Debería haber un debate entre
editores, profesores de comunicación, dueños de periódicos, dueños de canales de televisión,
psicólogos sociales. Un debate mucho mayor sobre cómo se muestran estos fenómenos a la
sociedad, de manera de informar sin promover, sin contagiar. En el caso de los feminicidios, de
las agresiones y de las violaciones también hay una deuda pendiente de los medios con la
sociedad. Cuando se informa, se informa para atraer espectadores y por lo tanto se produce un
espectáculo del crimen, y ahí ese crimen se va a promover. Aunque al agresor se lo muestre
como un monstruo, es un monstruo potente y para muchos hombres la posición de mostrar
potencia es una meta. Entonces el monstruo potente es éticamente criticado, es inmoral, pero a
pesar de eso es mostrado como un protagonista de una historia y un protagonista potente de una
historia. Y eso es convocante para algunos hombres, por eso se repite.
P: ¿Cómo se explica que las cifras de femicidio no hayan disminuido? Hace 10, 15 o 20 años
ni siquiera se hablaba de femicidio y hubo una pelea para visibilizarlo.
RS: Debe haber información, solo que está mal dada porque está como espectáculo. La
curiosidad morbosa llama a la gente a curiosear. Es como ver una telenovela a la tarde, no puede
ser así.

P: Esta semana la Justicia detuvo con prisión preventiva a Teresa Godoy, secretaria general
de AMMAR Neuquén, por facilitación de la prostitución. ¿Qué visión tenés del debate sobre
prostitución y trabajo sexual?
RS: Una vez compartí una mesa con una dirigente de AMMAR y no me llevé una buena
impresión. El discurso era hermoso, cerrado, precioso, una capacidad oratoria impresionante.
Yo no soy abolicionista. En España es muy clara la partición en dos posiciones: el
abolicionismo que sería el suprimir y criminalizar la prostitución, y el regulacionismo, la
solución alemana. Ninguna es buena, es una falsa dicotomía. Primero que el abolicionismo va a
clandestinizar más. ¿Y por qué queremos una criminalización de la prostitución si la trata ya es
crimen y sin embargo no es tratada como crimen? ¿Qué nos hace pensar que la criminalización
de la prostitución no va a tener el mismo destino que la criminalización de la trata? Lo que hay
que hacer es hacer cumplir la ley sobre la trata, que no se hace. La trata y la prostitución es un
femigenocidio porque cumple con una de las cinco condiciones para que un crimen se considere
un crimen de genocidio. La trata es un súper crimen, pero la policía no se hace sentir y la
justicia mucho menos. El regulacionismo también es falso y es una falsa solución. Tenemos el
caso de Alemania, donde la prostitución es legal y hay leyes sobre cómo ejercerla. Sin embargo,
las historias y los relatos son absolutamente espantosos, de un dolor humano insoportable. ¿Por
qué? porque las prostitutas son migrantes. En la Patagonia también, en los pozos petroleros hay
una gran cantidad de, sobre todo, dominicanas migrantes que trabajan ahí. Podríamos
reglamentarla pero las prostitutas no tendrían derechos porque muchas de ellas son ilegales. El
problema es muy amplio y no se resuelve ni con la reglamentación ni con la proscripción legal.
Y ahí viene la otra discusión. Para muchas mujeres es la única salida y es la manera de mandar
dinero y comida a sus hijos, entonces el problema es mucho mayor que la prostitución. La trata
debería ser rigurosamente perseguida y abolida. Lo primero que hacen las mineras es comprar
domicilios para abrir burdeles. ¿Por qué? porque el burdel es una escuela de la pedagogía de la
crueldad, es donde se aprende a ver la vida como cosa. Mi definición de pedagogía de la
crueldad es todas aquellas prácticas que se vuelven habituales y que nos condicionan para
aprender a ver la vida como cosa, el cuerpo como cosa, de una forma totalmente instrumental.
La pedagogía de la crueldad es instrumentalizar la vida, incapaz de empatía.
P: ¿Qué lugar ocupa la lucha feminista de Argentina en el mundo?
RS: Las mujeres argentinas tienen un papel protagónico en el mundo, por donde voy eso es
reconocido. No debemos olvidarnos de los 34 años del Encuentro Nacional de Mujeres, que
están como un poco apagados o no recordados, en su intensa pedagogía de la organización y de
una manera de hacer política desde la posición femenina, de una politizidad femenina que tiene
una característica para mí, no permite vanguardias. No permite la apropiación ni el centralismo
de ningún tipo. No hay centralización posible. El movimiento de las mujeres es plural, cabemos
todas, todos los tipos de mujeres.

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