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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

“POLÍTICAS URBANAS Y EXPANSIÓN DE LAS BARRIADAS 1961-2000”

PROBLEMA DE LA VIVIENDA - Sección: TB

Docentes:

Arq. Raquel Rosario Caro Zaldívar

Arq. Delgado Dupont L.

Integrantes:

Ataurima Quispe, Luis

Huachallanqui Huamani, Edinson

Olortegui Tadeo, Joel

Ramon Hatachi, Jairo Luis

LIMA – PERÚ

OCTUBRE – 2021
RESUMEN

El crecimiento de las barriadas fue por un proceso premeditado por las políticas
públicas y no nació de la nada, es por lo que en los años 1962 el estado proporciono el uso
del terreno no agrícolas en la ciudad, para que posterior se basen en el plan de desarrollo
metropolitano donde se señalaría aquellos terrenos que serán necesarios para cubrir el déficit
de expansión de las personas con ingreso menores.

La Ley 13517

En 1961 se pronunció la ley 13517 llamada ley de barrios marginales o ley de


barriadas, donde se plantearon una serie de medidas en base a la legalización y
regularización sobre la posesión del suelo de las barriadas y un conjunto de mecanismos
donde se evitarían posibles o nuevas invasiones.

Existen algunos puntos que se mencionan sobre la regularización de la tierra como:

Donde se menciona la necesidad e interés social la remodelación y legalización de los


barrios marginales donde se le define como agrupamientos de vivienda que están constituidos
por invasión sin contemplar ninguna ley sobre la propiedad y sin ningún plan de trazado que
estén aprobado por el estado y con carencias de algunos servicios básicos.

Solo se reconoció las invasiones hasta el año 1960, y eso se encargaba la


Corporación Nacional de la Vivienda, cuya responsabilidad era reconocer todas esas
ocupaciones hasta esa fecha, a fin de otorgar títulos de propiedad o hasta en otros casos a
apoyar con instalar los servicios básicos. También se debía aprobar los planos de lotización,
para hacer posible los contratos de dotación de agua y saneamiento.

No obstante, no era todo gratis, sino se debía pagar un precio simbólico en caso sea
un terreno público, y en caso fuese privado se procedía a la expropiación.

El acceso al suelo era un beneficio a aquellas familias de bajo recursos, pero siempre
se debían regir a leyes como el caso del Articulo 2 que, si bien reconocía la ocupación de los
terrenos no productivos, prohibía a futuro nuevas invasiones las que, en caso de ocurrir
perdían los beneficios de la Ley.13517.

La ley trajo consigo nuevas políticas para impulsar la vivienda con ideas de
autodesarrollo y autoconstrucción, que para aquel entonces se logró un paso importante en
las políticas urbanas.
Momento de decisión: la opción por la barriada (1961 -1968)

El periodo de 1961-1972 fue clave, por la gran cantidad de masas, procedentes de


distintos lugares, el cual demando suelo y vivienda, donde la barridas en 1961 acogía el 17
% de la población metropolitana. Las barriadas se posicionaban en terrenos con mucha
dificultad y en pendientes. Gran parte también se acomodaba en las grandes zonas
industriales y cercanas al centro histórico.

El articulo también mencionaba la posibilidad de dejar de pagar los alquileres y con la


ventaja de quedarse con la propiedad que ocupaban conservando las ventajas de
localización.

Las nuevas invasiones posterior a la ley y al plazo de la fecha trajo consigo problemas
que la junta militar de gobierno en el año 1962-1963 no tomaron con buen ojos nuevas
invasiones, lo cual aplicaron desalojos violentos basándose en el Artículo 2 de la Ley 13517
y renombrando a la Ley 14495, lo factores dieron como resultado un fracaso para las políticas
del estado y la población no conto con los recursos económicos.

Pese a ello en 1962 en el gobierno de Prado. La CNV recibió apoyo financiero y político
para impulsar tres programas que llegarían a albergar a veinte mil habitantes. En el gobierno
de Belaunde no se tuvo los recursos para una inversión, lo cual la Ley 13517 perdió interés.
A partir de entonces se canalizo en la inversión pública para conjuntos habitacionales para la
clase media.

El presidente Belaunde consideraba a las barriadas como inadecuadas soluciones


urbanísticas. Sin embargo, con el abandono de la Ley 13517, generó descontento entre
urbanistas que consideraban las barriadas como parte de la evolución de la vivienda, y que
también cuestionaban el regreso del enfoque tradicional de hacer una casa.

Durante su gobierno de prado se creo distritos como Comas y Villa maría del Triunfo
en 1961, y en el gobierno de Belaunde se creó Independencia (1964), SJM (1965), El
Agustino (1965) y SJL (1967). A estos se le otorgó la potestad de otorgar títulos de propiedad
y títulos de terrenos para su posterior desarrollo de programas de viviendas, a la vez fue
interrumpido por un golpe militar de 1968.

Belaunde continuó las UPIS programadas durante el gobierno de Prado, tales como
Condevilla, Valdivieso y Tahuantinsuyo al norte, Ciudad de Dios al Sur y Caja de Agua
Chacarilla de Otero al Este, en el hoy distrito de San Juan de Lurigancho. Esta alternativa
mostró severas limitaciones por los escasos recursos públicos y los reducidos ingresos de la
población.
Por ejemplo, en el caso de la UPIS de Caja de Agua-Chacarilla de Otero, empezó a
acoger a nuevos pobladores que habían sido desalojados de las barriadas de Cantagallo.
Sus habitantes fueron trasladados masivamente a la UPIS, pero no todos los beneficiarios
pudieron cumplir con los requisitos económicos exigidos, 103 familias quedaron al margen y
fueron reubicadas en Collique y Canto Chico hacia 1964, lo cual muestra como el gobierno
de Belaunde promovía disimuladamente nuevas barriadas.

Según el Censo de barriadas hecho por la JNV, había 154 barriadas, comprendidas
en los alcances de la ley, algunas consideradas UPIS y otras solo formaron parte de
invasiones. Los UPIS era formados con el fin de albergar poblaciones nuevas, acoger a
pobladores desalojados de las barriadas. Pero había siempre que no podían cumplir con los
requisitos exigidos y por lo tanto eran reubicados. Los ubicaron en Collique, donde se le
asignaba un área. A tal modo que los UPIS fueron olvidados y los terrenos reservados para
eso fueron invadidos.

En los años 80´ se forma las III barriadas en tierras de propiedad pública la mayoría
de ellos. La modalidad predominante fue mediante la invasión. En términos Urbanísticos el
estudio dejo de promover un crecimiento ordenado de la ciudad y se dio el incremento de
invasiones. Entre 1961.1968 las barriadas se distribuyeron mayormente en las periferias de
la ciudad continuando la ocupación cono norte con 25 barrios. siendo la ocupación en Comas.
y en Cono este en SJL.

La UPIS Huáscar – Canto Grande no tuvo un origen planificado. En 1976, 220 familias
de la UPIS Caja de agua ocuparon un terreno abandonado cerca al Puente Huáscar. Diez
años después, Caja de agua empezó a invadir otras tierras y en solo dos semanas ya había
cinco mil invasores provenientes de distritos aledaños. El Sistema Nacional de Apoyo a la
Movilización Social (SINAMOS), negoció y los reubicó en Pampas de Canto grande, y fue
denominada UPIS Huáscar. En 1972, el D.L. 19955 determinó la expropiación de terrenos
eriazos en concesión para darles un uso en función social. Para 1973, el estado recuperó
1500 hectáreas para Canto Grande, instalando ahí el bolsón barrial de Huáscar.

Los bolsones de barriadas tenían un débil sustento jurídico, pero en 1977, el


SINAMOS incorporó la Ley 13517: habilitaciones progresivas, para trasladar a los pueblos
jóvenes calificados a zonas reservadas para tales fines.

Para enero de 1978, familias emparentadas a las fuerzas armadas invaden parte del
Pueblo Joven Todos Unidos en el Callao, llegando a ser tres mil personas invasoras, que tras
luchas y detenciones fueron reubicados cerca de la Refinería la Pampilla, creando el Pueblo
Joven Fundo Márquez.
El proceso ocupacional de los bolsones barriales muestra algunas constantes:

i) En todas las invasiones se negoció su traslado.


ii) Se constituían una segunda generación (los hijos) que presionaba al Estado
por espacio.
iii) El Estado no planteó programas de acceso ordenado al suelo, los bolsones
surgieron por medidas de presión y dieron lugar a la reubicación.

Otras formas de ocupación del espacio por las barriadas fueron: la realizada en
octubre de 1972; por un grupo de familias pertenecientes a una segunda generación instruida;
que a pesar de las pugnas con los propietarios privados y el SINAMOS, permanecieron en
los terrenos, pues contaron con apoyo sindical y profesional. Por otra parte, en el gobierno
de Velasco estos se formaron por la remodelación de barriadas antiguas y la reubicación de
las familias excedentes, este es el caso de la Ciudadela Chalaca en el Callao formada en
1940 y remodelada en 1973.

Para diciembre de 1974, la población de las barriadas superaba el millón y


conformaban 371 pueblos jóvenes, habiendo mayor población en el cono sur que en el norte.
En 1979, el MVC estimaba 362 asentamientos, mientras que el SINAMOS contabilizaba
menos, pues algunos barrios antiguos ya no se consideraban como barriadas.

Entre los años 1968 y 1980, se constituyeron 188 barriadas nuevas. Donde solo dos
barriadas; Villa el Salvador y Huáscar; sumaban más de 150 mil habitantes sobre 5 200
hectáreas. Cabe resaltar que entre 1972 y 1981, la población paso de 3 302 523 a 4 608 100
habitantes. Para 1978 las barriadas ocupaban 8 158 hectáreas, siendo cinco veces mayor al
de 1961. El censo de 1981 mostro que en este año la población de barriadas era de 1 459
865 habitantes, la población era el doble con respecto al censo de pueblos jóvenes de 1970,
y este a su vez, al de 1961.

La municipalización de las barriadas (1980 - 1990)

El gobierno del General Morales creo el Fondo Nacional de la Vivienda (D.L. 22951
de julio de 1979) y el D.L. 22612, el cual permitía otorgar títulos a los pueblos jóvenes inscritos
en Registros Públicos. Esto establece la municipalización de las barriadas, lo cual se ratifica
en el gobierno de Belaunde mediante el D.L. 051 (marzo de 1981) y la Ley Orgánica de
Municipalidades (Ley 23853) de marzo de 1984.

Un estudio sobre las invasiones entre 1978 y 1983 muestra que se empezaban a
ocupar áreas reservadas como zonas de equipamiento por familias jóvenes que provenían
de otros pueblos jóvenes.
Sin embargo, la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), entre 1981-1983, otorgó títulos
a invasores reconocidos y dejo de promover programas de acceso al suelo. En cambio, entre
1984 – 1986 se buscó enfrentar el problema desde sus causas. La administración municipal
Izquierda Unida (IU) planteando una democratización del suelo, intento promover un banco
de tierras con las propiedades públicas.

A pesar de todo se inician los Programas Municipales de Vivienda y Habilitación


Progresiva, el IU se encargó de empadronar a las personas sin vivienda de las viejas
barriadas en los distritos El Agustino y Ate, para el caso del Programa Huaycán, y del cono
Norte, para el caso de Laderas del Chillón, en ambos casos surgieron conflictos con los
propietarios privados. Otros proyectos fueron Programa Chillón, Pampas de San Juan y el
Arenal de San Juan de Lurigancho.

Aunque estos proyectos no pudieron desarrollarse en toda su dimensión, en la


práctica se trató de barriadas ordenadas. Estos ponen en evidencia que los grandes
propietarios se apropian de terrenos públicos bajo la figura de concesión minera y gozaban
de protección del Poder Judicial.

En 1985, el partido Aprista asume el gobierno. Se produjeron masivas invasiones de


tierras, donde se ocuparon tierras vacantes de propiedad privada muy bien ubicadas que
contaban con un alto valor de precio del suelo.

El 4 de junio de 1986 el gobierno Aprista expidió la Ley 24513, conocida como la Ley
de Titulación, que otorgaba una nueva amnistía a los invasores hasta el 14 de abril de 1986.
La Ley estableció que los trámites judiciales no podrían dar lugar al desalojo de los ocupantes
sobre la tierra posesionada. La población invasora tenía un monto a pagar según la fecha de
ocupación de los terrenos, hasta el año 2006 aún hay ocupantes que permanecen en dichas
tierras, aunque los juicios por pago de monto de expropiación no han sido resueltos.

La amnistía de 1986 resolvió el cuello de botella que representaron las nuevas


invasiones de tierras. Pero, la nueva gestión municipal metropolitana de 1987 abandonó los
Programas Municipales de acceso al suelo y dejó que gobierno central promoviera
reubicaciones. Este es el caso de la reubicación de la barriada Mi Perú, en Ventanilla, y el
Proyecto de Ciudadela Pachacútec (1989) en la misma jurisdicción.

Este proyecto trató de ensayar una nueva y curiosa metodología: no se daba tierra a
los pobres sino a sectores medios organizados en Asociaciones y Cooperativas de Vivienda.
Fue un fracaso pues los beneficiados esperaban que el Estado habilitara las tierras antes de
ocuparlas, pues estos no estaban dispuestos a asumir el “costo de invasión”.
Neoliberalismo y Barriadas (1980 - 1990)

Los gobiernos de Fujimori entre 1900 y el 2000, el gobierno central, y también las
gestiones municipales, se desentendieron de promover programas de acceso ordenado al
suelo. Como consecuencia, en la década de 1990 se produjo un incremento del crecimiento
desordenado de la ciudad de Lima. Asimismo, la lejanía de muchos asentamientos, como
Ciudadela de Pachacútec en Ventanilla, demandaría grandes inversiones para la extensión
de los servicios.

La respuesta del régimen neoliberal fue simplemente dejar hacer y dejar pasar a las
invasiones allí donde estas desearan instalarse. Para 1993, San Juan de Lurigancho había
pasado a convertirse en el distrito con más población viviendo en barriadas en Lima y en el
Perú. En cono Sur continuaba cobijando a la mayor población barrial, aunque seguido por el
cono Norte y el cono Este, estimulado este último por la ocupación de San Juan de Lurigancho
y de Huaycán en Ate.

El régimen neoliberal de Fujimori simplemente dejó que la gente pobre invadiera las
tierras públicas, formándose asentamientos como Keiko Sofía, Susana Higuchi, Jaime
Yoshiyama y otros que mostraban la vena populista de la propia población pobre. En 1993 y
en 1996 se expidieron leyes que amnistiaron a los invasores hasta esas fechas. No hubo
propuestas de programas de acceso al suelo y más bien la política se orientó hacia la
formalización de la propiedad.

A pesar de ello, en 1996, cuando se creó la Comisión de Formalización de la


Propiedad Intelectual (COFOPRI), se le otorgó la facultad de detectar tierras públicas y
promover programas de acceso ordenado al suelo. Pero no se avanzó en esa dirección
porque la consigna, abocada a promover la tercera elección del presidente Fujimori, se
conseguirían con la distribución de un millón de títulos de propiedad.

Dadas esas circunstancias la situación era explosiva, en efecto, explotó en el verano


del 2000, en enero de ese año se produjeron grandes invasiones de tierras en casi todo el
país.

En el año 2000, la estructura urbana de Lima ha devenido en un gran triángulo


isósceles con su punta en los Andes y sus extremos en los ríos Chillón y Lurín. La ciudad de
20.612 hectáreas, en 1961, pasó a 66.452, en 1993.

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