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Renacimiento omp lia pero no podemos siderarlo un fenémeno exclusivamente italiano. en la Antigiedad, en el dogma cristiano y ancio, el fermento artistic yoderd de 1420 también tuvo su reflejo en las nales de Siena, Umbria, Mantua y Ro- Las nuevas ideas se extendieron con rapidez a aincia, los Paises Bajos, Austria, Espana y Portug: te libro recoge las incidencias de ese proceso y, uiténeamente, analiza artistas tan diversos como iro della Francesca, Van Eyck, Durero, Mantegna, silint o El Bosco, Los estilos y téenicas utilizadas por da uno de los artistas que aparecen son explicados ‘1 detalle desde el gético internacional hasta la lle- ada de los grandes colosos del Alto Renacimiento: ‘ticelli, Leonardo da Vinci, Miguel Angel y Rafaol. ‘libro se completa con 251 ilustraciones, 51 de ellas, color, cuidados indices y bibliografia, « historia del arte, los movimientos artisticos mo- nos, los principales pintores y escultores, Ia épe- a fotografia, el teatro, la moda... Todo esté reco- “Jo en la coleccién El Mundo del Arte, un clésico de ‘edicién difundido en el mundo entero. Cada volu- én es una sintesis clara y rigurosa elaborada por un ecialista mundialmente reconocido. Con numero- as ilustraciones y un precio muy asequible El Mun- ("del Arte es un instrumento de formacién artistica, vara aficionados, estudiantes y profesores— unico ‘Thames and Hudson tt v/ EL ARTE DEL RENACIMIENTO | PETER Y LINDA MURRAY Se PS RENACIMIENTO PETER Y LINDA MURRAY EL ARTE DEL RENACIMIENTO. PETER Y LINDA MURRAY 251 ilustraciones, 77 en color ' EDICIONES DESTINO THAMES AND HUDSON lo original: The Aa of he Ren Truce Joo La Perle ubicra: Piro dll Francesc, Rees (tall) Peter y Lind Marey, 1963 Ediciones Dasa, A Gensel de Cent 133° 08009 Bancelova Primera econ septiembre 1 ‘eiembre 1995 35-1 cuaernado por CS. Graphicy input” Pete Sangin Indice ina 7 CAPITULO UNO Introducci6n + El Renacimiento + E] Humanismo La antigiiedad clisica + Conceptos cambiantes del Renacimiento + Antecedentes hist6ricos 17 caPiTuLo pos Las artes en Florencia 1400-1450 + El estilo gético internacional « El estilo heroico de Masaccio Donatello, Ghiberti, Brunelleschi y Alberti 63 cariruLo TRES Los Paises Bajos y Bohemia + El estilo suave La revolucién eyckiana, Campin 89 caPfruco cUATRO La mitad del ziglo xv en Italia: Florencia « Mantegna Piero della Francesca + 145. cartruto cinco : La mitad del siglo xv en los Paises Bajos: Rogier van der Weyden + Bouts y Memlinc - Hugo van der Goes + Francia, Alemania (Colonia), Espaiia y Portugal, Austria 181 caPfruto seis La imprenta y los primeros libros iustradlos Los grabados » Durero 203 cavfruto sieve El gético tardio + El Bosco + Griinewald + Botticelli Filipino + Piero di Cosimo 207 cavirLo ocHo Leonardo da Vinci y el Renacimiento milanés 247 capiTuLo NUEVE Perugino y el primer clasicismo + Ghirlandaio Antonello da Messina + Venecia + Bellini 267 CaPtruLo DIEZ, Los inicios del Alto Ren: iento 280 Lista de ilustraciones y artistas 285 Nota bibliogrifica 286 Indice de nombres Los editors quieren expresar sa agradecimiento a todos los muscos,gale- tis y colecctnistas privades que-han tnido fy gentilrs de sutorizar ta feproduccion de sus obras en este libro. Asinsino 2 The Viking Press Ine por aoa ade a pin 8 9 y 1,15 extra de Tie Povable Rentsace Reader, editado por Ross and Metaghlin, Nuevs York, 1958. Los pasyes de On Prtng de Allert que aparecen ey Is pisina 116 proseéen dea traduccion de John R, Spenser Hostledg ad Keegan Paul a, Londres, 1956 lacs ela pagina 13 cx de Te Rena sane, por W. K. Ferguson, Henry Hole and Co. Ine, Nueva York, 1940 Capitulo uno Renacimiento es una palabra que generalmente se entiende, pero poca gente podria definirla con exactitud, La mayor parte de este ime imiento, de la formacion de este estilo c do da Vinci, Miguel Angel. ran medida como piedma de coque de la Calidad estctica, Por To general se admite que este periodo se inicia co Talia anes qu en ning 0 ol siglo X¥ 0 en alin miomento del silo XIV, quizd tan pronto como con Gott (mucrro ‘en 1337), y que concluye en el fafacl 15a) de Fire (18}Ls pas, obviamen, signi ‘evo nucimicntr, y no hay duca de que los italianos de los si- dlesde Ia cada del Imperio Romano (es decir, desde unos mil afios antes), y en esta opinion ha abundado la posteridad, La idea de un Marsilio Fi deta a Paul de Middelburg en 1492, dice «Este siglo, como una edad de oro, ha vuelto a iluminat las artes Tiberales que casi se habian extinguidor geamtica, poesia, pintura, escultura, arquitectura, miisica, la antigua melodia de la lira fica, y toda la vez en Florencia, Aleanzando lo que aprecia- ban los antiguos, pero olvidadlo desce entonces, esta époc do la sabidarta con la locuencia, la prudencia con el arte de la terra, y esto es patente en Federigo, dague de Urbino, como si Inubiera sido ungio por la mistna Pallas, Entre vosotros tambics ani querido Paul, est siglo muestra el perfeccionamiento de la as- trononisy. en Floren nea patna ha surgido ala luz desde la sonra [..}-» Medio siglo anes, Lorenzo Valla expresaba Ja misma idea al proclamar las execlencias de 1a lengua latina: «La sloria de la latinidad yacia abandonada en la herrumbre y en el ‘moho. Cierto que son muchas y varias las opiniones de los subios sobre cdino acaecié esto, Ni las acepto ni las rechazo, me limite a declarar tan s6lo que aquellas artes mis proximas a las liberales, la pintura, la escultura, cf modelado y la arquiteetura, habyian deyenie~ rado en gran manera a lo largo del tiempo y casi habian muerte a ky vez que las le a epoca han restirgido y han vuelto de nuevo ala vida, tan grande y ereciente es ef mimero de buenos artistas y hombres de leeras que ahora florecen...» Por tanto, Renacimiento se consideraba tanto un resurgimiento de la bua gears ina como dens artes igrativas, Un zon para a “rentemente exaagerada importancia que los hombres de aque te ppo-daban al buen latin era, po: comin a todas las personas educadas, un circulo reducida en toxlos Tos paises; otra, menos evidente, se debia a a apariciGn de los nuc~ os Es inos, como Francia ¢ Inglaterra, de mo~ narquias centralizadas, y otros. eomo la mayoria en Italia, de c= munidades mercaptiles independi c administraciva profesional formada sdlidame mnees vigente. Fucron Tos inevitables exponentes ianza laica que, como los estudios profesionales de se basaba en el Latin.) 7 Elpincor Giorgio Vasari escribié en 1550 el primer libro impor= as, y que en cs. Estos Fstadas necesitaban cance sobre storia dl are (de ena ageptacion que serpin = ‘sas adiciones), y compartio esta idea del resur= tginviento de las artes como un renagmiento de la Antighicdad tras _cllargo marasmo dela Edad Media.JEn ol prologo 2 su ida de Tos “plutores, esculfores y arquitecos, encontramos afir ta: wPero, paca que se entent con mayor claridad qué esto que yo amo “viejo” y qué “antiguo”, Io “antiguo”, fueron las obras rea Tizadas, antes de Constantino, en Corinto, Atenas, Roma y otras Giudades muy famosas, hasta los tiempos de Ner6n, los Vespasia~ nos. Trajano, Adriano y Antonino; y lamo “viejo” a lo demis, desde la época de san Silvestre hasta la de unos heleni sabian teair mis que pintar... Por haber visto cGmo el arte, desde su pequetiez original, ascendié a las mayores alturas y eémo, desde 8 ese noble estado, eayé en la més completa ruina, tengo que con~ clair que la naturaleza de este arte es semejante'a la de otros seres, como los cucrpos humanos, que tienen su nacimiento, su creci- miento, sti deeadencia y su muerte; ahora podri verse ficilmente el progreso de su segundo nacimiento y-dénde ha crecido de nuevo «1 nuestro tiempo con toda su perfeceidin..2 ( Esta opinién autocomplaciente fue compartida durante cl siglo 1%, y en 1855 encontramos por primera vez la palabra «Renaci- iento» en el historiador francés Michelet, aplicada para designar tuna época hist6riea, sin limitarla al resurgimiento de las letras lati~ nas nia un estilo inspirado en las artes del clasicismo.-Muy pronto ‘en 1860 para ser precisos, adquirié algo de ese halo intemporal que iin conserva; fue cuando todos los italfanos eran claros “xponentes de vin todos los estadistas, maquiavélicos, y los papas, © mons truos como Alejandro VI 0 meéenas ilustres como Julio Il y Len X (la eleccién entre estos sltimos dependia de las simpatias poli cas y religiosss del respectivo historiador){La obra més importante sobre esta época cs, sin duda alguna, La cvilizacién del Renacimiento ‘on Italia, de Jacob Burckhardt, que mz en 1860 y:continda siendo un libro de consulta obligada. Ofrece una visi6n roméntica de la epoca y, a veces, la exuberancia del temperamento italiano se toma como valor positivo, lo que podria sorprender a los intere sados: El discfpulo y sucesor de Burckhardt, Heinrich W8lfflin, tavo micjor éxito en algunos aspectos. Su Arte clésico, publicado en 1899, se ocupa del arte del Renacimiento italiano desde un punto de-vista casi exclusivamence formal, |y sus anilisis de las obras de arte por sf mmismas son casi insuperables. Pero también es cierto que Walffin nt& explicar el arte de ese perfodo en términos distintos a la notivacidn estética y no alcanza a imaginar, por ejemplo, que al pathos sublime de a dltima Pieté de Miguel Angel o el fervor de la ‘Magdalena de Donatello (figura 2) estavieran inspiradog en algo més {que cl deseo de la forma, Esta ignorancia de la inspitacién funda- mental del arte renacentista corre pareja con el uso indebido de la palabra chumanismos:fel hecho es que el arte italiano de los siglos Xv y XML, hasta cuando se ocupa,de un tema.clisico», es plena~ mente cristiano en sus rafces y en su significado, Incluso la Alegoria é 9 de la Primavera-de Botticelli (fgura 1) se ha demostrade' de inter~ protacién-cristiana, por esoxérico y complicado que parezea; y no hay la menor duds de que Masaccio y Donatello, Piero della Fran~ cesca y Bellini eran manifiesta o implicitamente cristianos, tanto como Fra Angélico o Miguel Angel. Hace un siglo se pensaba que, porque Botticelli pintaca El naciniento de Venus (figura 190) 0 Al~ berti en su De re aeficaroria hablaca de «templos» y «dioses» 0 los poctas himanistas escribieran sobre Marte y Venus o se ocuparan seriamente-de la astrologia, que todos esos hombres sensibles y educados eran neopaganos, impacientes por promover la irrligign yy seguir los pasos (un poco tarde) de Juliano el Apéstata, Esta fala- ia ha estado apoyada por el abuso moderno de la palabra ehuma~ ismoo, dindole el significado de eno divino», una especie de reli- ‘2i6n sustitutoria en la cual el hombre, no sélo es la medida de todas las cosas, sino también el fin de si mismo: de esta forma, los mo- ‘demos ateos se han atribuido unos antepasados esptireos en Pico “della Micasidola o en Marcelo Ficino. “De hecho, él hismaniémo del Renacimiento era huwmaites, una palabra tomada por Leonardo Bruni de Cicerén y Aulio Gellio para designar los estudios ehumanos», los que eran vilidos para la dig nidad del hombre. (El término ehumanidades» atin subsiste en al- sgunas universidades para refertse a las iteraturas griega y latina.) Eran, evidentemente, diferentes a los estudios eclesiésticos, pero la diferencia no implica oposicién y es importante que se te cuenta que la neva ensefiqnza Ines era paralela a la ques jimpartiendo a los clérigos,) Tampoco la enseftanza secular de algu- nas disciplinas —derecho 6 medicina— era nuevas lo que era nove~ dope ote vo 6x 1 lng, la esos y B Elaeges contexto diferente. Esto explica en parce Ia actitud heroico-reve “Teniial antela Antigiedad y, especialmente, ante los grandes maes- ‘Soelatinoe Los hummaniscsleres legos en tologt o medicina, pe : ingen rein Sr ran profesionales vidos de gramtica, ret6r y thestudio de fos autores lainos (y de algunos griegos) on ls ertca textual yl fiologia, en evanto das ls sirvieron para __ eerarla antigua sabidurfa y la prosa eegante. Chaban con natura- Tidad y extensiGn a Tos autores eisicos, pero no establecian una rmarcada diferencia entre los paganos y Ios eristianos (salvo que 10 IL nornicetts, Alegria de la Primavera prefirieran el latin de Cicerén al de san Jerénimo). Un historiad te del huimanismo, P. ©. Kristelier, en su fibro Pensanents Tenacentistar Tas vances Clisteds, excolisticas y Tumantsticas, To ha descrito {gf «Podemos entender To que pata anista del Renacimen to de convieciones rcligiosas significaba poder atacar la eseolisiea y abogar por la vuelta alas fuentes biblicas y paeristicas del cris nism. Significaba que esas fuentes, despus de todo surgidas en Anigiiedad, serfan apreciadas como elisieas eristianas, confi doles el prestgio ya autoridad de la Antigiiedad clisica y los mis- mos méodos de conocimiento histérico y Hilolégico.» Esto era igualmente vilido para los artistas del Renacimiento. Donatello es {quiza el mejor ejemplo, pero la mayorfa de las figuras destacadas del siglo xv sesirvieron del cristianismo primitive y del arte roma~ no tardio como puntos de referencia, siondo frecuente que prefiie~ ran las cualidades dramitiess y expresivas de éte alas formas mss suaves ¥ fluidas del perfodo de Augusto. n ligado para los arquitectos, pero el conteni= sorprendente del nes de los restos romianos. El auténtico culto ala Ancigiiedad, como modelo para ser imitado con exactitud no aparece antes del “inicio del siglo xvi Poggio Bracciolini, de quien se dice que redescubrié wn manus~ cxito de Viteuvio en el monasterio stizo Gall, eseHHbIG wha Thobly elegia a Tas rainas de Roma y a Ta mudanza de Ts fort expresando a Ta perfeccion Ta nostalgia y el anhelo que Tas mentes” “mnie preclaras del siglo XW sontian por aquella romincica edad de Bro que queran Tescatar y Galva Ew suGTO TeaTtano. En TAS, ates Te que nadie hubicra intentado seriamente Fesegur as formas de la arquitectura rom wvedad de Brunelleschi, Donatello y jozzo en Florencia, Poggio escribia: «No hace mucho [ (0 [| oliames contemplar los lugares de dela ciudad, maravillados nuestros eorazones al imaginar la pasa grandeza de fos edificios asolados y las vastas ruinas de la antigua Ciudad, y atin mis por la inceesble y asombrosa caida perio ¥ lt deplorable inconstancia de la fortuna. Agu. después e mirar largo rato a su alrededor, suspirando y rompiendo st si- loncio, exclamé Antonio: “Oh, Poggi, que lejos estn estas ruinas de la colina capitolina que canté Virgilio: crisade de arhustes espinosoe, Hoy podtfamos trastocar los versos y decir: Una ver dorada, ahora erizada de espinos y plagada de zar- 2as. Pero. en verdad, no puede compararse la tremenda ruvina de Roma con la de eualquier oera ciudad tanto el desastre de ésta exce~ de al de evalquier ora [1 Ciertamente esta ciudad debiera Hlevar Tuto por aquella que produjo hombres ¥ emperadores tan ilustres, tantos caudillos de la guerra, que fue euna de preclaros legisladores, pack ce tants y t90 fgrandes virtudes, madre de codas las bellas artes, ciudad en Ta que Surié la disciplina de los soldados, la pureza de las costumbres y de la vida, los decretos de las leyes, los modelos de todas las vireu= des y el conocimiento de la vida dichosa. Ella, ana vee dui del mundo, esté ahora, por la injusticia de la fortuna que todo lo tras jquirectura estaba libre de imix ora dovada, 01 wo tienspo 2 © Malena torna, no sélo despojada de su imperio y majestad, sino entregada a la mas baja servidumbre, sin gracia y degradada, suS ruinas des- oladas mnostrando su pasada dignidad y grandeca [..} "Pero lo cierto es que estos edificios, los puiblicos y los priva- dos, que parecian rivalizar con la inmortalidad misma, algunos destruidos, algunos rotos y desplomados, se creerian fuera del al- cance del brazo de la fortuna {..}” 3 »Entonces:contesté: “Bien puedes maravillarte, Antonio [..] Porque. de todos los edificios piiblicos y privados de esta ciudad, {que una vez. fue libre, s6lo podemos ver esas pocas reliquias des twozadas. Alli, sobre la colina del Capitolio, denteo de un edificio nuevo, ahora depésito piiblico de la sal, sobrevive la doble arque- ria, cuyos cimientos y tabularium mandaron hacer los cénsules Quinto Lutgcio, Quinto Fabio Catulo y Quinto Catulo f..]- Quiza pueda pareéer esto sin importancia, pero me emociona en extremo que a estos monumentos s6lo pueda afiadir[...] estas cinco estaruas de mérmol: cuatro en las caldas de Constantino —dos erguida toa los caballos, obras de Fidias y Praxiteles, y dos inclinadas— y lia quinta en el foro de Marte (...]. Y sélo queda una éscultura ceuestre de dorado bronce, la que Septimio Severo offend a la basilica lateranense [..) lina, que fue corazén y cabeza del Imperio Romano y acrépolis del mundo, ante la que temblaron reyes y prineipes, por donde ascendieron en triunfo tantos emperadores, que estuvo adornada con los trofeos y despojos de tantas y ta grandes naciones, y que fue Cinosura de todo cl mundo, yace aho~ ra en ruinas y desolada, tan distinta de su condicién primera, que hoy las vinas salvajes ocupan los bancos de los senadores y el Capi- tolio se ha convertido en nido de estiércol e inmundicias |. (Como se ve, la sombra de Roma se proyectaba siempre sob alls lor meas cualgier contacter estracion Te Tae aes TS TRAE SURCITEE FA GUE UH CNCETCGF UT AISA un mesa: ginaan i iponidad.A wnos ‘mecenas ganaran Ia inmortalidad, JAsi, unos treinta aftos des ‘puss del canto clegiaco de Poggio, Platina, historiador de los p: \ pas, refiere que Nicolés'V, devoro del humanismo, sinicié Is gran a del Abside de San Pedro, conocido popularmente como tri= , con lo que la iglesia aleanz6 mayor esplendor y tuvo mayor capacidad. Restauré el Puente Milvio y erigié un palacio seiorial para acoger las ealdas de Viterbo. ¥ fue gracias a un decreto suyo ‘que se limpiaron y pavimentaron las calles de Roma. En su sept cro —afiade Platina— se inscribié este epitafio: Aqui yacen los res= tos del quinto Papa Nicolis, que restauré fh Edad de Oro para tis ‘oh Roma [J Las sociedades aristocritieas tienden a volver la mirada buscando 4 las glorias de los antepasados, pero fa Italia renacentista puso su mirada en un punto mis lejano de la historia para reenconcrar el espiritu de sus antepasados en Ia antigua Roma. Fue asi porque sabian que estaban intentando algo que ninguna séciedad feudal podia entender ni tampoco emular. La sociedad moderna —en sus aspectos empresarial, eapitalista y de plusalismo politico— nacis en Ia Italia del final de Ia Edad Medio, El Gran Cisma del sigho x1, con el exilio del papado a Avignon, significé en Ia escena italiana que el gran poder central (pero no hereditario) se desplazara, y que las sogiedades olisgirqui cia pudieran const tuirse en porencias dir smonia veneciana fue marit ma, la de Florencia, lad_de los florentinos en operaciones bane: nn empresas de gran-envergadura con acionales, como el comercio de I lana, s¢ tea= lujo era y Borgoia, To que: a su vez, requeria un alto grado de educacién y cultura de Tas clases dirigentes florentinas. De estas clases surgieron los mecenas y sus~ tentadores del nuevo arte humanista y. con el tiempo, constitu ’ba los libros puestos al alcance de to- dos por la imprental podian explotar los nuevos conocimientos con mucha mais libertad que la aristocracia feudal. confinada ésta a Ia carrera eclesifstica 0 al cjercicio relativamente brutal de las arpas, (Las nomerasas escucls ialianas de pintura surgieron con dite intron Os, now Oriente, most Flores ante sesentaafios desde HEH, ese eorazsn del Renacimiento su poder econdmico-y a su estabilidad. en 1494, el Tideraago de Telia in sede de un papado rejuvenecido y fuerte. ] , aunque breve, uno de Tos Y momentos culminates de-ix humnidad. Los nuevos Estados cionales, con Francia e Inglaterra a la cabeza, adguitieron eipida- mente poder, y en 144 los franceses supicron cui F Italia y someter los pequetios Estados: los italianios aprendieron a leecidn de la wnidad demasiado tarde y, tras el espantoso sagueco de 15 [ Roma en 1527, Francia y Espatia lucharon por la dominacidn de la | aeribulada peninsula. | La historia de Borgosia en el siglo XV ¢s casi exactamente la con~ traria, El pequesio ducado, atenazado entee Francia y ol Imperio, dlependia para stt abascecimiento del puerto de Brujas ys despucs, Gel de Amberes: en cuanto al comercio de Ta lan depend ebe n= tdlaterra y los Estados italianos, Con el fin de miantencr tt indepen= tlencia, los duques de Borgofa, desde Juan sin Miedo, asesinado por los franceses en 1419, hasta Carlos et Temerario, mucreo en Danalla coneea los suizos en 1477, hicieron evanto pudieron de sus pretensiones feudales y aristocriticas, can la esperanza de que Bor= toa se convirtiera en cl Reino Medio a que se crefa destinada. El tio politico de la ponxpa feudal puede verse en lt Orden del Toissn dde Oro, fandada en 1429, rigidamente aristocritica y exclusiva, SGlo stiperada por la Jarretiére, Con sentido peicticn, tos dugques nantuvicron un diffel cquilibrio de alianzas, principalmente con Jos ingleses, cuya lana necesitaban, y en contra de los franceses 1s depredaciones cemian, El easamiento de! duque Carlos el Te= merario con Margarita de York en 1468 fue parte de esta polities ida abajo cuando Carlos murié a manos de los suizos, aliados de Luis XI de Francia. Entretanto, Borgofia pasé a manos del Impe= fio, y cuando éste y Espaiia se unieron bajo Carlos V, Borgoita fi tino de los motivos de la guerra franco-espafola librada en suclo italiano durante el siglo XVI Capitulo dos (Es feccuente que un nuevo estilo artistico coexist con uno mas antiguo al que termina por sustituir\la historia de las primeras a= {has del impresionismo son un claro cjemplo de cémo las ideas hievs, tas encontrar la mas fuerte oposicisn, llegan 3 imponerse dle forma que al cabo de medio siglo se’convierten en cl estilo aca~ dlémicamente aceptado que, a su vez, Ser sustituido porsuna nueva visién. \Lo que interesa particularmente en el arte florentino ‘del primer cuarto del siglo XV es que eran dos estils, y no uno, los que protondian afirmarse frente a las formas tradicionales. Un siglo an- tes, Giotto habia impuesto una visién nueva y més humana de las artes cn Europa occidental; Ia representacién de escenas bfblicas 0 hagiogrificas depende de la actitud dramitica y Ia expresién del _gesto de los actores, de forma que los personajes que protagonizan In aceiGn pueden hacerla verosimil por Ia inmediatez de su natural dad, Giotto hizo verdaderos avances en Ia técnica de la representa~ tin del cuerpo humano en un estilo mas realista que cualquier otro desde la Antigiicdad clisica; se inspiré en gran medida en Ta escul- tura, y en st fidelidad a la naturaleza ya habia sido precedido por Nicola y Giovanni Pisano, cuyas propias escultiras se inspiraban en el arte antiguo, Zibeade peineipios dl siglo xv, las artes Gigurativas en Kealia se ‘zconaban, porun ldo, con el Tegado romano, particularmente a Ie Ts Gan Pee de Tat iran pT caren \ Tnterrumipié Ta corrien= ‘je sungida con Giotto, y hasta cl inicio del siglo siguients 2 rd continuadores. JEntretanto, el arte se hizo reaccionario ei Extremo, en parte cbmo consecuencia de la propia peste, en parte a {que quiz’ no ls sobrevivieron grandes artistay Justo al terminar ef 7

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