Presentación
Hay que reconocer que existen brechas entre los distintos ámbitos de la
filosofía, y que el vínculo común y natural entre todos ellos es la lógica.
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INTRODUCCIÓN
La estructura del texto está conformada por capítulos que siguen el orden
histórico del desarrollo de la disciplina, pero que, al mismo tiempo, pueden ser
leídos como ensayos independientes.
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6
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Capítulo 1.
Lógica aristotélica.
Preliminares
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1
Quizá el más representativo sea el diálogo Sofista, donde se presentan ejercicios
dialécticos –para construir la definición de un anzuelero-, y se problematiza sobre las
condiciones ontológicas que hacen posible la dialéctica.
8
9
Como se sabe, sus estudios de lógica son una colección de estudios sobre
temas específicos; el sentido de los trabajos en cuanto colección será tratado
más adelante; por ahora, nos concentraremos en los estudios singulares, los
cuales tienen una presentación semejante a la de la mayoría de los trabajos de
Aristóteles: son estudios temáticos, centrados en un problema específico:
escritos sobre los modos en los que se habla de las cosas (kateegoriai),
escritos sobre la interpretación (peri hermeneias), análisis básicos de
argumentos (analytikoon proteron), análisis secundarios de argumentos
(analytikoon ysteroon), lugares comunes en los discursos (topica) y sobre las
refutaciones sofísticas (peri sophistikoon elenchoon). En general, podemos
entender los trabajos de lógica aristotélica como estudios en torno al logos
(logika). Para conocerlos, necesitamos recorrerlos, es decir, colocarnos
nosotros también en torno al logos. Cada uno de los estudios que hemos
enlistado puede ser entendido, pues, como un modo específico de aproximarse
al logos.
Logos es una noción tan propia de los antiguos griegos que, probablemente, no
tengamos ninguna que nos sea próxima y que represente la misma experiencia
que aquella noción representaba para ellos. Sin embargo, su sentido puede
ser más o menos comprendido si ponemos atención a los usos de la expresión2
al interior de los tratados de Aristóteles. De esta manera, podemos intentar la
aproximación al objeto de los estudios aristotélicos con dos alcayatas: por un
lado, presentaremos algunos ejemplos que nos ilustren el empleo del término
logos; por otra parte, enunciaremos el sentido general de cada uno de los
tratados que componen el compendio aristotélico sobre lógica. Al proceder de
2
No estamos seguros de que un análisis exhaustivo de este asunto sea posible. Lo que
ofrecemos aquí son algunos ejemplos que nos resultan representativos y que pueden ser
considerados prototípicos.
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10
este modo, logramos una comprensión de los tratados que considere en todo
momento no sólo el tema específico, sino la problemática general del estudio
del logos.
Con estos ejemplos, tenemos al menos tres acepciones para logos: oración,
definición, discurso, lo que significa que los estudios aristotélicos de lógica
estudian, por lo menos, lo relativo a las oraciones, a las definiciones y a
algunos tipos de discurso (los tipos que ahí se especifican, i.e., proposiciones,
10
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silogismos, etc.). Aunque, dicho de este modo, parecería entonces que los
estudios de Aristóteles estuvieran orientados a problemas del lenguaje. En una
importante medida, por supuesto que tienen que ver con el lenguaje. Pero,
para prevenirnos del error de considerarlos como una simple teoría lingüística,
requerimos saber cuál es esa importante medida, requerimos tener presente la
manera en la que el lenguaje está pensado por Aristóteles. Esta cuestión se
aclara un poco cuando ubicamos el tema específico de los tratados.
Las Categorías son una colección exhaustiva de los modos que tenemos para
referirnos a las cosas. La referencia a las cosas supone que hemos visto a las
cosas, es decir, que sabemos algo de la cosa que queremos referir, al menos
en alguno de sus aspectos. Nótese, por ejemplo, la primera frase de este
tratado: “Se llaman homónimas las cosas que tienen en común el nombre, pero
cuyo logos según la naturaleza de lo que son es diferente entre sí.” En esta
definición de Aristóteles, el énfasis está puesto en las cosas, no en los
nombres. Esto es, las cosas tienen una naturaleza tal que permite que tengan
también algún tipo de nombre. No se trata, pues, de que los nombres sean
dados a las cosas de un modo azaroso o completamente ajeno a ellas
mismas3. Según hemos visto, el logos implica inteligibilidad y comprensión del
mensaje, y esto mismo sucede con los nombres. Un nombre sólo es tal en
tanto que nombra, es decir, en tanto que hay una cosa referida específicamente
mediante ese nombre; el nombre es un modo lógico de acercarnos a las cosas.
3
Aunque, ciertamente, presentan una fuerte carga de arbitrariedad que Aristóteles no ignora.
En Sobre la interpretación 16 a 20, Aristóteles define al nombre como un sonido con un
significado establecido. Normalmente, los traductores precisan que el establecimiento es
convencional –precisión con la cual estamos de acuerdo-; sin embargo, el énfasis
aristotélico está puesto en la permanencia. Establecido significa aquí que queda puesto de
modo más o menos permanente, echando por tierra la posibilidad de que cualquier nombre
signifique cualquier cosa en cualquier momento, de manera arbitraria.
4
En el diccionario manual griego Vox, por ejemplo, se lee la siguiente entrada: kateegoreoo:
censurar, criticar, reprochar; acusar de algo; revelar, descubrir, manifestar; expresar,
significar, enunciar, afirmar.
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orador sea exitoso depende de que éste logre, mediante aquél, que el auditorio
vea lo que él ve y como él lo ve.
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Sobre la interpretación es, pues, un estudio sobre logoi que enuncian algo
respecto de algo (llamados, en ocasiones, juicios, proposiciones o
enunciados)6, sobre los distintos tipos que encontramos (afirmativos, negativos,
modales) y sobre su posibilidad de ser verdaderos. Este último punto nos
ofrece también una pista importante para comprender el objeto de estudio en
general. Aristóteles dice que los logoi son verdaderos porque las cosas son así
como expresamos que son, y no al contrario, que las cosas sean conforme los
logoi que de ellas damos (esta es la explicación que subyace a las relaciones
de verdad entre oraciones contrarias y contradictorias, tanto asertivas como
modales, que se explora en Sobre la interpretación7. Véase también
Categorías 4 a 25 ss). Para este punto, quizá el lector se haya percatado de
que una característica importante de la expresión humana llamada logos es
que es voluntaria: yo digo lo que quiero decir. Si tenemos esto en mente,
podemos entender la advertencia aristotélica sobre la verdad en el sentido de
que la verdad no depende de mi voluntad; las cosas en el mundo tienen un
modo de ser suyo, y si yo, con mi logos, soy capaz de expresar ese modo de
ser, entonces estaré hablando con verdad8; lo que no sucederá –dice
Aristóteles- es que las cosas ajusten su orden o modo de ser a lo que de ellas
queramos decir.
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muestran a la reflexión, mientras que algunos otros requieren revisiones más complejas.
Téngase en cuenta que los temas abordados en los Analíticos primeros se refieren a
aspectos, digamos, “al interior” del argumento, sin importar el tipo de argumento que sea;
mientras que los Analíticos segundos parten, precisamente, de la distinción entre tipos de
argumentos.
10
La idea del silogismo como tejido de logoi nos viene a partir de que el prefijo syn, en griego,
tiene la connotación de juntar ordenadamente, a modo de tejido, en donde, pese a que los
hilos están juntos, uno puede seguir el camino de cada uno de ellos por separado.
11
Un magnífico ejemplo de estudios escolásticos donde la estructura tiene preeminencia
respecto del modo de ser propio y natural de las cosas -la jerarquía ontológica- lo
constituyen los trabajos de Pedro Hispano, Tractatus (summule logicales). Universidad
Nacional Autónoma de México, México, 1986.
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Para la clasificación de los diferentes tipos de silogismo, retomamos los excelentes
estudios de Alfarabi, en su Short commentary on Aristotle´s Prior Analytics. University of
Pittsburg Press, London, 1993.
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16
13
Este tema es el objeto de estudio de la Metafísica, particularmente del Libro IV, donde
Aristóteles habla del así llamado Principio de contradicción, axioma supremo que describe el
modo de ser de los entes.
14
Como ejemplo de esta interpretación, se encuentran los estudios sobre historia de la Lógica
de William y Martha Kneale, The development ofLogic. Calendon Press, London, 1986, cap.
II.
16
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Por cierto, este compromiso con la verdad –con claras repercusiones éticas- es algo que no
se volverá a ver en el posterior desarrollo de la disciplina. No se piense que acusamos de
mentirosos a los pensadores posteriores a Aristóteles; simplemente, señalamos que, como
17
18
Como podemos ver, los estudios aristotélicos sobre Lógica no eran concebidos
como una ciencia independiente, sino como una herramienta para las ciencias.
En este sentido, consideramos que el nombre del compendio de los estudios
aristotélicos sobre este tema –Organon- debe tomarse muy literalmente. Para
cualquier herramienta, es claro que su importancia radica en que sea la
herramienta adecuada para aquello que la necesitamos; pero la condición
básica es poder discernir cuándo usar cada herramienta. Así como el oficial
mecánico le enseña al aprendiz a usar las llaves de tuercas, pero confía en el
criterio del aprendiz para decidir cuándo usarlas, así también Aristóteles nos
muestra cómo funcionan las llaves del logos, pero nos corresponde a nosotros
discernir cuándo usar cuál.
Como hemos visto a lo largo de este capítulo, los estudios aristotélicos sobre
Lógica manifiestan la preocupación por dar cuenta de las relaciones entre el
mundo, el pensamiento y el lenguaje. Esas relaciones, una vez comprendidas,
pueden ser ordenadas y clasificadas bajo esquemas generales que resumen la
multiplicidad de casos de cada relación. Para este punto, es de primordial
importancia que se comprenda el papel que desempeñan dichos esquemas,
pues a menudo se les tiene por fórmulas semejantes a las de la Lógica
matemática, pero “primitivas”. La diferencia fundamental, quizá, puede ser
entendida desde la perspectiva de la función que tienen las letras empleadas
por Aristóteles, en comparación con la que tienen las letras que aparecen en
las fórmulas de la Lógica matemática. En ésta, las letras de las fórmulas,
llamadas variables, tienen la función de indicar que ahí donde aparecen ellas,
debe considerarse algún objeto, pero no se precisa saber cuál. Dado que la
Lógica matemática trabaja con variables y no con cosas, la verdad de lo dicho
en las fórmulas ya no puede depender de las cosas. A esta peculiaridad se le
denomina, en la Lógica matemática, formalidad; dicho de otro modo, se
sostiene que la Lógica matemática se refiere a la forma del discurso –a las
relaciones de las posibles cosas involucradas en él-, y no a su contenido –no a
las cosas relacionadas. Si la verdad del discurso, en este contexto, no
depende ya de las cosas de las que se habla, la forma misma se vuelve
independiente de ellas; es decir, la estructura del discurso en la Lógica
matemática obedece a reglas de formación que se establecen con entera
independencia de los posibles contenidos. Para Aristóteles, en cambio, la
se verá más claramente a partir del capítulo II, el criterio de verdad a partir del modo de ser
de las cosas se cambia por el de la corrección del pensamiento en términos de coherencia.
La preocupación por decir discursos verdaderos, según el modo de ser del mundo, deja de
ser, por así decir, el objetivo central de las teorías lógicas posteriores.
18
19
Ahora bien, si tenemos en cuenta que la corrección del esquema del silogismo
se juzga a partir de las formas propias de las cosas de las que se habla,
podemos entender que haya esquemas diferentes, en tanto que las formas de
las cosas son diferentes. Dicho de manera breve, los estudios sobre el logos
no son un método general para construir discursos, porque tampoco hay una
forma genérica que pueda ser aplicada a todas las cosas de las cuales se
puede hablar en los discursos. Así como las cosas de la ética tienen formas
naturalmente diferentes a las cosas de la física, así también los discursos que
se empleen en ésta mostrarán una forma naturalmente diferente a la forma de
los discursos empleados en aquélla. Tanta diversidad será considerada, por
pensadores posteriores, como un defecto de los discursos, por lo que buscarán
hacer abstracción de las diferencias –tanto como sea posible-; para Aristóteles,
en cambio, la perfección del discurso se medirá por la verdad de lo dicho, la
cual se hace posible sólo si se le presta suficiente atención, precisamente, a las
diferencias.
16
El desarrollo de estos temas aparece, sobre todo, en el Libro VII de la Metafísica.
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Bibliografía
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Capítulo II
Lógica proposicional
17
Para más referencias véase el apéndice II de Rubén Rossano.
21
22
Ahora cabe preguntarse ¿si en el modo Barbara del silogismo la relación entre
lo denotado por los términos es la de contención, cuáles es la relación entre las
partes del silogismo hipotético? Y más importante aún ¿cuáles son las „cosas‟
que se están relacionando en el silogismo hipotético?
22
23
Como dijimos que la lógica proposicional establece las relaciones entre las
proposiciones y hemos dicho que lo esencial en ellas es que son verdaderas o
falsas, hay que definir esta relación. Decimos pues, que la lógica proposicional
es veritativo funcional. Diremos que podemos formar complejos veritativo
funcionales, es decir, proposiciones complejas en las que su verdad o falsedad
depende o está en función de sus partes componentes. De ahora en adelante
adoptamos la expresión valor de verdad para designar los dos valores que
puede tomar una proposición: verdadero o falso. Diremos que una proposición
verdadera como “algunas aves vuelan” tiene valor de verdad verdadero y que
una proposición falsa como “las moscas son mamíferos” tiene valor de verdad
falso.
(1) Todos los perros son mamíferos y todos los gatos son mamíferos
(2) Todos los perros son mamíferos y todas las tortugas son mamíferos
(1) es verdadera porque de hecho tanto perros como gatos son mamíferos. Sin
embargo (2) es falsa porque aunque los perros son mamíferos las tortugas no
lo son.
23
24
Funciones
F(x)= 2x
F(1)= 2∙(1)= 2
F(2)= 2∙(2)= 4
.
.
.
F(n)= 2∙(n)= 2n
Para cualquier número n
24
25
25
26
G(x,y)= x + y
G(1,1)= 1+1= 2
G(1,2)= 1+2= 3
G(3,8)= 3+8= 11
a) H(x,y)= x – y
b) I(z,w,y)= (2w + 3y) – z
c) J(y)= y
d) M(x1, x2, …, x100)= x1 ∙ x2 ∙ … ∙ x100
e) N(y1, y2, …, yn)= y1 + y2 + … + yn
Verdadero y falso
20
„T‟ de true, “verdadero” en inglés.
21
Es una notación utilizada en varios textos de lógica matemática, nosotros la tomamos de
Quine (1950). Una notación alternativa, igual de sencilla y muy utilizada, es la de asignar „1‟ al
valor verdadero y „0‟ al valor falso (ver apéndices).
22
Por motivos meramente pragmáticos, atendiendo a la simplicidad de la exposición, estamos
tomando como la misma cosa las proposiciones y a los enunciados declarativos del lenguaje.
Sin embargo hay sutilezas que no deben ser ignoradas en el campo de la discusión filosófica
sobre la lógica. Véase capítulo 6.
26
27
Desde ahora se puede ver que nos interesa que proposiciones como éstas
sean los argumentos de nuestras funciones de verdad. Pero dado que lo que
nos interesa de ellas es que sean verdaderas o falsas, podemos definir
genéricamente cada función veritativa en términos de los meros valores de
verdad. Se entiende que definida en general cada función, podrá aplicarse
después a cada caso particular.
Así como en aritmética podemos definir funciones para uno, dos, tres y, en
general, n argumentos. Veamos un ejemplo muy sencillo. Llamemos „f ‟ a la
función veritativa de un argumento que se define mediante la siguiente regla:
Ésta es también una función de un solo argumento, sin embargo esta función
lleva a cabo un cambio significativo: cambia lo verdadero por lo falso y lo falso
por lo verdadero. Llamamos a esta importante función la negación lógica. La
negación lógica es muy importante y es vital por ello entender bien en qué
consiste. La manera adecuada entenderlo es mediante algunos ejemplos.
27
28
La negación lógica de (A) es “no todos los animales silvestres son peligrosos”.
Los distintos giros del lenguaje que suelen usarse para expresar la negación
lógica son: „no‟, „no es cierto que‟, „no es el caso‟. La forma más sencilla de
aplicar la negación en el lenguaje natural para no incurrir en error es anteponer
la negación a todo el enunciado. Ejemplos: „no es el caso que Javier juegue
en Inglaterra‟, „no es cierto que las tortugas vuelan‟, „no es verdad que los
Pumas fracasaron‟, „no es el caso que Luis sea un gran atleta‟, „no hace frío‟.
23
En otros textos suele usarse el símbolo „ ~ ‟.
28
29
p, q, r, s, t…
Una variable proposicional es una letra, un símbolo esquemático, que debe ser
interpretado como una proposición cualquiera. Sin embargo, una vez que se le
ha asignado a una letra cierta interpretación, ésta debe mantenerse siempre la
misma. Es decir, es incorrecto darle en un mismo contexto interpretaciones
diversas a la letra „p‟, si se le ha asignado una interpretación determinada, por
ejemplo „Luis es un gran atleta‟.
Convenido esto acerca de las variables, y tomando en esta ocasión „p‟ como
„Luis es un gran atleta‟; podemos expresar la negación lógica de ´Luis es un
gran atleta‟ con:
p q
29
30
(p q)
24
„ ‟ y „ ‟ son conocidos también como conectivos lógicos, pues esa es su función: conectar o
unir dos o más proposiciones. De manera similar, „ ‟ es conocido también como un operador.
30
31
Agrupación
(p q) r
Donde „p‟ es „México gana a Holanda‟, „q‟ es „México gana a Uruguay‟ y „r‟ es
„México pierde contra Corea‟.
Ejercicios:
ii) Luis y Pedro no fueron ayer al estadio, o bien, Javier y Rafael fueron al
estadio.
31
32
iv) Nos gusta la lógica o la filosofía pero no nos gusta la química ni las ciencias
sociales.
i) (r (s t)) p
ii) q (p ( p p))
iii) (p r) ( (r s) (t q))
iv) (p r) (s t)
Tablas de verdad
32
33
De este modo cada renglón nos proporciona una interpretación posible para un
complejo veritativo funcional dado. Detengámonos en este punto volviendo a
nuestro ejemplo. Decíamos que teníamos el siguiente enunciado: „Pedro ama
al futbol y a sus hijos, pero también ama a su prójimo‟. Haciendo uso de la
agrupación adecuada y de la correcta interpretación de los giros lingüísticos
involucrados („pero también‟); la simbolización adecuada del enunciado es „(p
q) r‟. Supongamos ahora que Pedro en realidad detesta todos los deportes,
entre ellos el futbol, que ama a sus hijos aunque odia a sus vecinos. Sabemos
que bajo estos supuestos nuestro enunciado es falso pues tanto „p‟ como „r‟
son proposiciones falsas. Imaginemos ahora un mundo, quizás diferente al real,
en el que Pedro ama a su prójimo y a sus hijos, aunque sigue detestando los
deportes. Bajo esta otra interpretación nuestro enunciado sigue siendo falso
aunque es claro que es una interpretación diferente.
33
34
De este modo una tabla de verdad puede leerse como una descripción
exhaustiva de los “mundos posibles” implicados en el contexto que demanda la
evaluación de un esquema veritativo funcional complejo. Así, en nuestro
ejemplo, el renglón número 8 describe “el mundo posible” en el que Pedro no
ama al futbol ni a sus hijos ni al prójimo en general.
A continuación y para lo que resta del libro utilizaremos una notación especial
para las tablas de verdad. En lugar de simbolizar el valor verdadero con T y el
falso con , de ahora en adelante utilizaremos el „1‟ para decir „verdadero‟ y el
„0‟ para decir „falso‟ en las tablas de verdad. Al desplegar todas las posibles
combinaciones de valores de verdad para las variables de un esquema
proposicional una tabla de verdad nos proporciona el medio para evaluar
cualquier esquema. Veamos algunos ejemplos.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
p q r (p ( r (p q)))
1 1 1 1 0 0 1 0 1 0 0 1
1 1 0 1 1 1 0 1 1 0 0 1
1 0 1 1 1 0 1 1 1 1 1 0
1 0 0 1 1 1 0 1 1 1 1 0
0 1 1 0 0 0 1 0 0 0 0 1
0 1 0 0 0 1 0 1 0 0 0 1
0 0 1 0 0 0 1 1 0 0 1 0
0 0 0 0 0 1 0 1 0 0 1 0
34
35
Según el esquema que nos sea propuesto debemos buscar cuál es la función
veritativa principal, o como suele decirse, cuál es el conectivo principal.
1) (p ( p p)) r
2) (r p) ((p q) (p s))
3) (( q ( r s)) t]
4) (s s) (t (p t))
5) [t (r t)]
6) ( p r) (t s p)
7) (p ( t r)) (t p) (p q)
8) ( (p r) (t (p ( q (p ( s m))))))
9) ( p (r r)) ( p p)
10) (r (p (q p)))
35
36
p q r ( p r) (q r)
0 1
0 0 1
0 1
0 0
1 1
1 0
1 1
1 0
p q r ( p q) (q (( p r) (p r)))
1 1 1 1
1 1 0 1
1 0 1 1
1 0 0 0
0 1 1 1
0 1 0 1
0 0 1 0
0 0 0 1
36
37
Una vez que ya hemos definido qué es una función de verdad y definimos las
funciones „ ‟, „ ‟ y „ ‟; podemos utilizar las tablas de verdad para definir
algunas funciones veritativas más que serán de gran interés e importancia en
adelante.
p q (p q)
1 1 1
1 0 0
0 1 1
0 0 1
37
38
que de antemano sabemos que no tienen nada que ver: “Si Inglaterra gana el
mundial entonces el hombre llegará a Marte”.
38
39
p q (p q)
1 1 1
1 0 0
0 1 0
0 0 1
1 1 0 1 0
0 0 1 1 0
39
40
p p p (p p) (p p)
1 1 0 1 0
0 0 1 1 0
F1 F2 F3 F4 F5 F6 F7 F8
p q (p q) (q p) (p q) (p q) (p q)
1 1 1 1 1 1 0 0 1 1
1 0 1 1 1 0 1 0 0 1
0 1 1 1 0 1 1 1 0 0
0 0 1 0 1 1 1 1 1 0
p q p q (p q) (p q) (q p) (p q)
1 1 0 1 0 1 0 0 0 0
1 0 1 0 1 0 1 0 0 0
0 1 1 1 0 0 0 1 0 0
0 0 0 0 1 0 0 0 1 0
40
41
En las tablas se resaltan las funciones 2, 4, 7 y 12 que son las que definimos
más arriba para nuestros conectivos básicos. Las funciones 3, 5, 13, 14 y 15
cuentan con una representación en términos de los conectivos básicos. Se deja
como ejercicio para el lector que encuentre una expresión adecuada en
términos de los conectivos básicos para el resto de las funciones de verdad.
No hay que perder de vista que así como hemos definido funciones veritativas
de uno y dos argumentos, podemos definir funciones veritativas de más
argumentos. Definiremos, como ejemplo la siguiente función G de tres
argumentos con nuestro anterior método:
(p q r) (p q r) ( p q r)
El lector puede comprobar que este esquema tiene la tabla de verdad que le
corresponde a la función G definida más arriba.
Más arriba apenas se mencionó que las tablas de verdad son un método de
análisis veritativo funcional. Sin embargo hay otras formas de realizar este
análisis que tienen ventajas sobre el método de tablas, pero ello depende de lo
que se quiera obtener con el análisis. A continuación presentamos un método
41
42
(r (p q)) (p ( r q))
( (T T)) (T ( T))
( (T)) ( T) doble aplicación de (1)
T T) aplicación de (2)
T T) por doble negación
T) aplicación de (8)
T aplicación de (6)
25
En lo que sigue omitimos las justificaciones y se deja formularlas al lector como ejercicio.
42
43
(p ( r s)) (q (r ( p s)))
(T ( r s)) (q (r ( T s))) „T‟ para „p‟
( r s) (q (r ))
( r s) (q r )
( T s) (q T ) „T‟ para „r‟
s q
43
44
Lenguaje formal.
Diremos que nuestro lenguaje formal se llama “lenguaje formal P”, pues hay
muchos lenguajes formales y queremos distinguir el nuestro entre todos ellos.
Un lenguaje formal consiste en un alfabeto y reglas de formación de fórmulas.
Lenguaje formal P
Símbolos lógicos , , , ,
26
En caso de que sean demasiadas las variables proposicionales requeridas.
27
y son metavariables, es decir, no son variables proposicionales propiamente dichas. Si
en esta definición hubiéramos optado por usar variables proposicionales habríamos sugerido al
lector que las fórmulas complejas que se definen en (4) sólo son admisibles si se conectan
letras proposicionales y no fórmulas cualesquiera.
44
45
3) ,( ), ( ), ( ), ( ) son fórmulas de P.
( (p (p r)))
Se partió de „p‟ y „r‟ que son letras proposicionales y por (1) y (2) son fórmulas
de P; luego, por (3) sabemos que „ r‟ también es fórmula de P, y por (3)
también „p r‟ es fórmula de P, y así sucesivamente.
Aparato deductivo.
28
Estrictamente hablando deberíamos llamarlos esquemas de axioma, pues nos serán útiles
en la medida que los tomemos como esquemas en los que podemos sustituir las metavariables
45
46
A1) ( )
A2) ( ( )) (( ) ( ))
A3) ( ) ( )
Fórmulas de P Justificación
iv) p (p p) Por A1
Aquí pueden comenzar a surgir muchas interrogantes: ¿por qué se pide que se
olvide toda interpretación si dedicamos mucho espacio a definir antes la
46
47
Por ello de ahora en adelante nombraremos a aquellas entidades con las que
tratamos en lógica con el nombre de “proposiciones”; cuando nos refiramos a
las fórmulas que a éstas corresponden en nuestro lenguaje formal, hablaremos
de “esquemas proposicionales”; y cuando mentemos una proposición
expresada en un lenguaje formal, no necesariamente proposicional, diremos
simplemente “fórmula”. Todo ello para evitar que aparezcan muchas
47
48
30
Aunque, como veremos más adelante, no todas las verdades lógicas son tautologías.
48
49
49
50
S1 S2
a) p (q r)
b) (s t)
c) r (p p)
d) s m
e) q p
f) r (t t)
Vamos con las buenas respuestas: „s‟, „ m‟, „s m‟, „s p‟, „ m p‟, „s m‟,
„ m m‟,… etcétera.
50
51
Para aquellos esquemas tales, que exista una sola interpretación que los haga
verdaderos será muy sencillo evaluar si implican algún otro esquema. Baste
con asignar los valores de cada una de las letras que lo componen (ya
aceptamos que es una sola asignación) y veamos qué pasa con el supuesto
esquema implicado. Si bajo esa asignación el pretendido esquema implicado
resulta falso entonces no es consecuencia lógica del primer esquema. Si al
evaluar resulta que puede ser verdadero pero también falso para esa
asignación, entonces tampoco es consecuencia lógica del primer esquema.
Veamos un ejemplo:
?
(p r s) ( q ((p r) s))
Procedemos a hacer el análisis veritativo funcional, veamos que hay una sola
asignación que hace verdadero a „ (p r s)‟:
( T) ( q (( ) T))
( ) ( q (( T))
( q ( T))
T ( q )
T ( q)
q
q
T
Podemos observar que aplicando los únicos valores de verdad que hacen
verdadero al esquema „ (p r s)‟ el valor de verdad de „ (p r s)
( q ((p r) s))‟ con la asignación p: , r: , s: T; depende al final del valor de
verdad de „q‟. Pero „q‟ puede ser verdadera o falsa. Por lo tanto „ (p r s)‟
51
52
Así como se nos facilita el análisis veritativo funcional, del condicional que
evaluamos para ver si un esquema implica otro esquema, cuando el esquema
que funge como antecedente tiene una sólo asignación que lo hace verdadero;
hay también otra circunstancia que nos libera de hacer un análisis mucho más
largo: cuando existe una sola asignación de valores de verdad que hacen falso
el esquema que funge como consecuente del condicional, es decir, cuando el
presunto esquema implicado tiene una sola asignación de valores de verdad
que lo hace falso.
31
O, de manera análoga a como hicimos con „ ‟ y „ ‟, aplicaremos en algunos contextos el
símbolo „ ‟ para dejar en claro su relación con „ ‟.
52
53
L.E.5.: Los esquemas válidos son únicamente equivalentes entre sí; lo mismo
vale para los esquemas inconsistentes.
53
54
En el sistema formal propuesto más arriba, con axiomas y una regla, las
fórmulas de las que se parte son los axiomas, y con ellos solos se deberían
obtener más fórmulas, pero, ¿qué formulas?
Sin embargo hay otro enfoque un poco distinto, el de utilizar varias reglas de
inferencia y no utilizar axiomas. Este enfoque es provechoso cuando tenemos
en cuenta que frecuentemente no buscamos derivar exclusivamente verdades
lógicas, sino que tenemos cierta información y queremos saber qué se sigue de
ésta. En la siguiente sección expondremos un sistema de reglas usual para
realizar esta tarea. Es importante señalar, por último, que éste es un medio
para evaluar la corrección de los argumentos. Un argumento es un conjunto de
premisas con una conclusión que se propone como consecuencia de las
premisas. Si la proposición es efectivamente consecuencia lógica de las
premisas el argumento es correcto o válido. Por ello, en lógica proposicional el
método de análisis veritativo funcional es suficiente para saber si un argumento
es válido o no. El sistema de reglas de inferencia que a continuación
expondremos mostrará su verdadera utilidad cuando sea extendido a la lógica
cuantificacional.
54
55
I. REGLA AUXILIAR
p p
- Conjunción (Conj)
P
Q
p q
- Simplificación (Simp)
p q
- Adición (Ad)
P
p q
p q
55
56
p q
p
(p q) (r s)
p r
q s
p q
(p q) (r s)
q s
p r
p q
q r
p r
56
57
- Conmutación (Conm)
(p q) (q p)
(p q) (q p)
- Asociación (Asoc)
[p (q r)] [(p q) r]
[p (q r)] [(p q) r]
- Tautología (Taut)
p (p p)
p (p p)
- Distribución (Dist)
- Transposición (Trans)
(p q) ( q p)
- Exportación (Exp)
57
58
(p q) ( p q)
(p q) ( p q)
(p q) ( p q)
(p q) (p q)
(p q) [(p q) (q p)]
(p q) [(p q) ( p q)
I. REGLA AUXILIAR
p p
Una fórmula equivale a su doble negación. Tal como ocurre con el uso no
retórico de la doble negación en el lenguaje ordinario –v. g. “no es cierto que no
llueve” equivale a “llueve”–, la doble negación en lógica también se anula, por
eso DN es una regla de equivalencia.
Ejemplos
1. A C/ ( A C)
2. A C 1, DN
3. ( A C) 2, DN
1. [( C B) D] / [(C B) D]
2. [( C B) D] 1, DN
3. [(C B) D] 2, DN
4. [(C B) D] 3, DN
58
59
2. Conjunción (Conj)
p q
Ejemplos:
1. A
2. B
3. C / (C B) A
4. C B 1, 3, Conj
5. (C B) A 2, 4, Conj
1. B
2. A
3. C / B (A C)
4. A C 2, 3, Conj
5. B (A C) 1, 4, Conj.
3. Simplificación (Simp)
p q
59
60
Ejemplos
1. (B C) A/ B
2. B C 1, Simp
3. B 2, Simp
1. [(C A) D] B/ C
2. (C A) D 1, Simp
3. C A 2, Simp
4. C 3, Simp
61
4. Adición (Ad)
p q
Dada una fórmula, podemos deducir esa misma fórmula en disyunción con
cualquier otra. (Un ejemplo intuitivo del uso de Ad en matemáticas es éste: de „a
b‟ puede inferirse de modo natural „a b a = b‟ –i. e., „a b‟–.) Si una fórmula
es (o se supone) verdadera, se sigue que ella misma en disyunción con
cualquier otra también lo será (o se supondrá), ya que una disyunción es
verdadera si y sólo si al menos uno de sus disyuntos lo es.
Ejemplos
1. A / [A (B C)] D
2. A (B C) 1, Ad
3. [A (B C)] D 2, Ad
1. A B/ [(A B) (D C)] E
2. (A B) (D C) 1, Ad
3. [(A B) (D C)] E 2, Ad
p q
Ejemplos
1. A B
2. B C
3. A/ C
4. B 1, 3, SD
5. C 2, 4, SD
1. A ( B C)
2. A
3. B/ C
4. B C 1, 2, SD
5. C 3, 4, SD
Para resolver los siguientes ejercicios observe que la Conj y la Simp se usan,
respectivamente, para “crear” o “romper” conjunciones y que la Ad y el SD tienen
un uso similar respecto de las disyunciones. La Ad tiene un uso por demás
importante, a saber, cuando en la conclusión de un razonamiento formal figuren
letras proposicionales que no hayan aparecido en las premisas de un
razonamiento, típicamente tales letras se introducen por Ad. Por otra parte, el
SD es la única regla de implicación que tenemos para romper disyunciones.
Observe que para solucionar algunos ejercicios no hay un orden único en que
deban aplicarse estas reglas (unas pueden aplicarse antes y otras después,
indistintamente) a fin de obtener la conclusión. Por último, es sumamente
importante advertir que estas reglas, y todas las demás, son esquemas
deductivos, cuyas estructuras generales deben identificarse en las premisas de
los razonamientos formales y cuya aplicación puede permitir la obtención de la
conclusión deseada.
Ejercicios
63
(1) 1. (B A) (C A)
2. (D A) E/ (D A) (B A)
(2) 1. (A C) (D E)
2. B D
(4) 1. C A
2. B D/ [(B D) (C A)] (B A)
(5) 1. (A B) (B A) / (A B) (B A)
(6) 1. B
2. (A E) C/ [(A E) D] B
(7) 1. C (A D)
2. B (E F) / (B C) (B C)
(8) 1. F
2. A
3. (C D) B/ {(F A) (C D)} E
(9) 1. A [ C (D B)]
64
2. C
3. A / (D B)
(10) 1. C D
2. C [(E B) B]
3. (E B) / B
2. (B A) (B C)
3. (A B) / (B C)
(12) 1. A B
2. C D
3. (A C) E/ E
(13) 1. (E H)
2. [(A B) F] H
3. [ (A B) D] C
4. F [(E H) (A C)] / A
(14) 1. (B E) (E C)
2. [D (D H)] F
3. (E C) C / [D (C H)] A
1. [(D H) D] (B E) / [D (C C)] A
p q
Ejemplos
1. B C
2. A
3. A B/ C
4. B 2, 3, MP
5. C 1, 4, MP
(p q) (r s)
p r
q s
Ejemplos
1. (A B) (C D)
66
2. (B E) (D F)
3. A C/ E F
4. B D 1, 3, DC
5. E F 2, 4, DC
p q
Ejemplos
1. (D C) (A B)
2. (A B)
3. E (D C) / E
4. (D C) 1, 2, MT
5. E 3, 4, MT
(p q) (r s)
q s
p r
Ejemplos
1. (A B) (C D)
2. (B E) (D F)
3. E F/ A C
4. B D 2, 3, DD
5. A C 1, 4, DD
3. (C D) (F G) / (G H) (I J)
4. (A B) E 1, 3, DD
5. (G H) (I J) 2, 4, DD
(p q) (r s)
p r
q s
coincide con el del primero y cuyo consecuente con el del segundo. Si dos
condicionales con las características indicadas son (o se suponen) verdaderos,
se sigue que un tercer -condicional con antecedente y consecuente como los
descritos también lo será (o se supondrá); pues del primer condicional y la
suposición de su antecedente se sigue su consecuente (por MP), y de tal
consecuente y el segundo condicional se infiere el consecuente de este último
(otra vez por MP), por lo tanto, dado que el consecuente final se sigue de la
suposición del primer antecedente, si éste, entonces aquél.
Ejemplos
1. A B
2. C D
3. B C/ A D
4. A C 1, 3, SH
5. A D 2, 4, SH
1. (B C) (A D)
2. (A D) (E B)
3. A (B C) / A (E B)
4. (B C) (E B) 1, 2, SH
5. A (E B) 3, 4, SH
suplirse por, la aplicación de una o más veces del SH junto con el MP o el MT,
según sea el caso.
Ejercicios
(1) 1. D B
2. D C
3. C
(2) 1. A B
2. B
3. A C
(3) 1. (B D) A
2. A
3. B E
4. B (B D)
(4) 1. A B
2. B
3. A A
(5) 1. A B
2. B
3. A A
A
70
(6) 1. (A B) (C D)
2. B
3. A C
(7) 1. (B A) D
2. [(A E) C] A
3. D [(A E) C]
4. B A
(8) 1. A D
2. C
3. A B
4. D E
5. B C
(9) 1. A (B D)
2. A
3. E D
4. B
5. E (A D)
A D
(10) 1. A B
2. C
3. A D
71
4. B C
(11) 1. ( A B) (C D)
2. B D
3. C
(12) 1. A (B C)
2. (D E)
3. A (F H)
4. (B C) (F K)
5. (F H) (D E)
(F K)
Las reglas de Simp, SD, MP y MT sirven para romper fórmulas cuya conectiva
principal sea „ ‟, „ ‟ o „ ‟, en cambio, las de Conj y Ad sirven para unir fórmulas
con „ ‟ y „ ‟, respectivamente, como conectiva principal, aunque con Conj sólo
pueden unirse fórmulas dadas previamente mientras que con Ad esto no es
necesario. Otro rasgo importante que poseen las reglas de los grupos II y III es
que algunas de ellas requieren sólo de una premisa para aplicarse, tales como
Simp y Ad, mientras que otras requieren de dos, tales como Conj, SD, MP, DC,
MT, DD y SH. Relacionado con esto último, ocurre que cuando se desea romper
un condicional o una disyunción, dado que se necesitan dos premisas, es
probable que alguna de las fórmulas requeridas para lograrlo pueda obtenerse
72
mediante la aplicación, eventualmente con DN, de reglas tales como Simp, Ad,
Conj u, ocasionalmente, SH.
Ejercicios
(1) 1. A B
2. A C
(2) 1. D E
2. A B
3. A (C D)
C E
(3) 1. B
2. A
3. (B D) A
D E
(4) 1. ( B C) ( D E)
2. C E
3. (B D) A
(5) 1. D E
2. C (B D)
3. B A
(6) 1. (A B) [C (E H)]
2. C
73
3. A
(7) 1. G
2. C E
3. D (B A)
4. (B H) A
5. C D
6. B G
(B H)
(p q) (q p)
(p q) (q p)
Ejercicios
74
1. (A B) (C D) / (D C) (A B)
2. (C D) (A B) 1, Conm
3. (D C) (A B) 2, Conm
[p (q r)] [(p q) r]
[p (q r)] [(p q) r]
Ejemplos
1. (B C) (A D) / [B (C A)] D
2. [(B C) A] D 1, Asoc
3. [B (C A)] D 2, Asoc
2. C {E [D (B F)] 1, Asoc
3. (C E) [D (B F)] 2, Asoc
p (p p)
p (p p)
Ejemplos
1. A / (A A) (A A)
2. A A
3. (A A) (A A)
76
4. (A A) B 3, Taut
5. A B 4, Taut
Una conjunción que tiene como segundo conyunto una disyunción equivale a
una disyunción de conjunciones, cuyos primeros conyuntos son el primer
conyunto de aquella conjunción, y cuyos segundos conyuntos son los
componentes de aquella disyunción en el orden en que figuran en ella. Una
conjunción como la primera de la equivalencia es (o se supone) verdadera si y
sólo si una disyunción como la segunda de la equivalencia también lo es (o se
supone). La razón es la siguiente. Una conjunción como la primera de la
equivalencia es verdadera si y sólo si su primer conyunto es verdadero y el
segundo, que es una disyunción, tiene al menos un disyunto verdadero; eso
hace verdadera una disyunción de disyunciones como la descrita, pues los
primeros conyuntos de éstas serán verdaderos y de los segundos al menos uno
lo será, lo cual verifica cuando menos uno de los disyuntos, y con ello, la
disyunción.
Una disyunción que tiene como segundo disyunto una conjunción equivale a una
conjunción de disyunciones, cuyos primeros disyuntos son el primer disyunto de
aquella disyunción, y cuyos segundos disyuntos son los componentes de aquella
conjunción en el orden en que figuran en ella. Una disyunción como la primera
de la equivalencia es (o se supone) verdadera si y sólo si una conjunción como
la segunda de la equivalencia también lo es (o se supone). La razón es la
siguiente. Una disyunción como la primera de la equivalencia es verdadera si y
sólo si al menos uno de sus disyuntos es verdadero; eso hace verdadera una
conjunción de disyunciones como la descrita, pues si al menos uno de los
disyuntos de la primera fórmula de la equivalencia es verdadero, eso basta para
que los disyuntos de la segunda fórmula de la equivalencia sean verdaderos y,
con ello, verifiquen su conjunción.
77
Ejemplos
Cualquiera de las reglas de este grupo, por ser de equivalencia, puede aplicarse
a partes de fórmulas o a la conectiva principal de la fórmula. La Conm sirve para
invertir el orden de los miembros, junto con sus paréntesis (si los tienen), de una
conjunción, o de una disyunción. En cambio, en una fórmula que contenga al
menos tres subfórmulas unidas con conjunción, o con disyunción, la Asoc
permite cambiar la posición de los paréntesis internos, no de los más externos
(si los hay), que unen a esas subfórmulas, sin cambiar la posición de éstas.
Juntas, la Conm y la Asoc permiten, pues, cambiar, en una fórmula que
contenga al menos tres subfórmulas unidas con conjunción, o con disyunción, la
posición de las subfórmulas y de los paréntesis internos (si los hay) que unen a
esas subfórmulas. La Taut permite reiterar fórmula, uniéndolas con conjunción, o
con disyunción, y a la inversa, i. e., en fórmulas repetidas unidas con conjunción
con disyunción, permite suprimir una de ellas. Con estas tres reglas pueden
“juntarse”, en conjunción, o en disyunción, subfórmulas repetidas de una fórmula
dada y eliminarse, si se desea, una de aquéllas, o bien, pueden “repetirse”, en
conjunción o en disyunción, -subfórmulas de una fórmula dada y cambiarse de
lugar o separarse, si así se desea. De izquierda a derecha, la Dist permite
distribuir la conjunción en la disyunción, o la disyunción en la conjunción; pero de
derecha a izquierda lo que permite es el análogo de la operación matemática de
“sacar el factor común”, pues en una disyunción de conjunciones en las que se
repite el conyunto izquierdo, permite “sacar” una vez dicho conjunto con el signo
„ ‟ como conectiva principal, uniendo el resto con „ ‟, o bien en una conjunción
de disyunciones en las que se repite el disyunto izquierdo, permiten sacar una
vez dicho disyunto junto con el signo „ ‟ como conectiva principal, uniendo el
resto con „ ‟.
78
Ejercicios
(1) 1. A (B A)
B A
(2) 1. A (B C)
A (A )
A B
(4) 1. {[(A E) E] D} (A E)
(E A) [(A E) D]
E [A (D B)]
A B
B {G {A [(C D) E]}}
Estrategias Generales para el Uso de las Reglas de los Grupos I, II, III y IV
En las estrategias para las reglas de los grupos II y III describimos algunas
relaciones generales de uso que existen entre sus reglas. En lo que sigue,
describiremos algunos modos generales de vinculación que hay entre las reglas
de los grupos mencionados y el grupo IV. Por último, proporcionaremos
ejercicios en cuya solución podrán usarse las reglas de estos tres grupos.
79
Las reglas del grupo IV sólo requieren de una premisa para su aplicación, la cual
puede efectuarse en el “todo” o en alguna de sus “partes”. Además, operan
sobre las conectivas „ ‟ y „ ‟, por ello se relacionan más estrechamente con las
del grupo II que con las del III. Así, las reglas de los grupos II y IV se potencian
mutuamente en su empleo, esto es, su uso conjunto permite una mayor variedad
de aplicaciones de cada una de ellas. Veamos algunos casos generales. Conm,
Asoc y Dist (eventualmente con Taut) potencian la aplicación de Simp y SD,
pues, a veces, a fin de obtener una fórmula que no es posible obtener sólo
mediante Simp y Ad, es necesario aplicar previamente alguna(s) de las reglas
anteriores. Por su parte, Ad y Conj aumentan el poder de aplicabilidad de Conm,
Asoc y Dist, pues permiten efectuar más conmutaciones, asociaciones y
distribuciones de las que podrían efectuarse mediante las tres reglas anteriores
solas. Con respecto a fórmulas en las que las operaciones lógicas deseadas se
realicen sólo sobre la conectiva „ ‟ y ésta sea la principal conectiva de la
fórmula, ocurre que todas las operaciones que puedan hacerse con Conm y
Asoc pueden realizarse también mediante Simp, Conj y Conm, pero no a la
inversa, pues las primeras no permiten romper conjunciones, o construir otras
con fórmulas que previamente no estaban unidas con „ ‟, y las segundas sí. Por
último, todas las reglas anteriores potencian el empleo de las del grupo III, dado
que MP, DC, MT, DD y SH requieren de dos premisas para aplicarse, una de las
cuales quizá pueda obtenerse por medio de una o más aplicaciones de las
reglas de los otros grupos.
Ejercicios
(1) 1. B
( B B)
(2) 1. D (C B)
2. E B
D C
(3) 1. (C B)
(E E) A
(4) 1. B A
80
2. D
3. (A E) [ (G G) K]
4. D B
5. C K
( G G)
(5) 1. A (E B)
2. C
3. C A
E A
(6) 1. A (B D)
2. E A
3. C E
4. H F
5. D D
( B H) (F B)
(p q) ( q p)
Ejemplos
1. ( D C) A/ A (C D)
2. (C D) A 1, Tr
3. A (C D) 2, Tr
1. (A B) (D L) / ( L D) ( B A)
2. ( B A) (D L) 1, Tr
3. ( B A) ( L D) 2, Tr
4. ( L D) ( B A) 3, Tr
falsos son exactamente las mismas. Para la falsedad del primer condicional
deben ser verdaderos los dos conyuntos (como condición necesaria y suficiente
para la verdad del antecedente) y falsa la tercera proposición (el consecuente);
para la falsedad del segundo condicional debe ser verdadero el primer conyunto
(que es el todo del antecedente) y falso el consecuente, esto último se logra sólo
cuando es verdadero el segundo conyunto y falsa la tercera proposición.
Ejercicios
(1) 1. (A B) C
2. (A B) (C D)
3. (E F) C
(C D) (E F)
(2) 1. A B C)
2. (C B) D
3. D E
A E
(3) 1. (A B) (C E)
2. [F (G H)] (C E)
3. (A B) [(C D) E]
[(C D) E] [F (G H)]
Estrategias Generales para el Uso de las Reglas de los Grupos I, II, III, IV y
V
Hemos dicho que la Tr, eventualmente con la DN, potencia el empleo del SH, ya
que permite transformar condicionales de manera tal que los antecedentes de
unos puedan coincidir con los consecuentes de otros. Del mismo modo, cuando
sea necesario modificar la composición del antecedente o del consecuente para
realizar un SH, un MP o un MT, resultará muy útil la Exp. Observe que los
ejercicios siguientes pueden tener más de una solución posible, esto depende
del orden en que se apliquen las reglas y de qué reglas se usen para obtener la
84
Ejercicios
(1) 1. (D B) E
2. A B
3. C G
4. C E
D A
(2) 1. (B H) A
2. C
3. D A
4. B G
5. (C A) ( D E)
A ( G H)
(3) 1. ( D B) A
2. (C D) [(B E) ( H C)]
3. F H
4. (C A) D
5. H F
6. (B E) C
H C
(4) 1. (D E) F
2. F G I)
3. E D
4. D
85
I G
(p q) ( p q)
(p q) ( p q)
Ejemplos
1. [ (A B) D] ( B D) / {[(A B) D] (B D)}
2. [(A B) D] ( B D) 1, DeM
3. [(A B) D] (B D) 2, DeM
1. (A D) [ (A B) (B D)] / ( A D) [ ( A B)
( B D)]
2. ( A D) [ (A B) (B D)] 1, DeM
3. ( A D) [( A B) (B D)] 2, DeM
86
4. ( A D) [( A B) ( B D)] 3, DeM
5. ( A D) [ ( A B) ( B D)] 4, DeM
(p q) ( p q)
(p q) (p q)
Ejemplos
1. [(A B) C] D] / [ ( A B) C] D
2. [(A B) C] D 1, IM
3. [ (A B) C] D 2, IM
4. [ ( A B) C] D 3, IM
1. ( A B) (D A)/ (A B) ( D A)
2. (A B) (D A) 1, IM
3. (A B) (D A) 2, IM
4. (A B) ( D A) 3, IM
(p q) [(p q) (q p)]
(p q) [(p q) ( p q)]
Ejemplos
2. [(D E) (E D) C 1, EM
2. {( G H) [( G E) (E G)]} ( G C) 1, EM
3. [( G H) ( G E)] ( G C) 2, EM
88
2. [A (B C)] [(B C) A] 1, EM
Así como las reglas de los grupos IV y V, las de este grupo, por ser de
equivalencia, pueden aplicarse a partes de fórmulas o a la conectiva principal de
una fórmula. Las DeM, ocasionalmente con DN, sirven para “traducir” una
disyunción, eventualmente con negaciones, y a la inversa. La IM, en ocasiones
con DN, sirve para traducir un condicional a una disyunción con el primer
disyunto negado, y viceversa. Por su parte, la EM permite traducir un
bicondicional a una conjunción de dos condicionales, y a la inversa (siempre y
cuando el antecedente de uno coincida con el consecuente del otro y el
antecedente de éste con el consecuente de aquél); en su otra forma, permite
traducir un bicondicional a una disyunción de dos conjunciones. Cabe señalar
que EM es la única regla de la que disponemos para traducir el bicondicional en
términos de otras conectivas, además, no hay ninguna otra regla para tal
conectiva en este sistema. Por esto último, si en un ejercicio aparece una
premisa en la que figura dicha conectiva, es probable que tenga que emplearse
EM (todo depende de si para obtener la conclusión deseada es necesario
“desarmar” el bicondicional en cuestión). Debido a lo anterior, el lector puede
percatarse de que usando DeM, IM y DN, las conectivas „ ‟, „ ‟ y „ ‟ son
intertraducibles, y de que usando EM, DeM, IM y DN, la conectiva „ ‟ puede
traducirse en términos de „ ‟, „ ‟, „ ‟ y „ ‟, pero no necesariamente a la
inversa.
Ejercicios
(1) 1. C (D E)/ C (D E)
(2) 1. E D/ ( E D) ( D E)
89
(3) 1. (B C) ( C E) / ( B C) (C E)
(4) 1. A B/ (A B) (A B)
(5) 1. (E D) (D E) / E D
(7) 1. (B C) (C B) / (B C)
(8) 1. [( C D) (D C)] / (C D) (D C)
(9) 1. (C D) / (C D) (D C)
(10) 1. ( C D) (C D) / C D
90
p→( r s)
t p
r→p
r→( r s)
Es posible introducir una nueva premisa -cualquiera que esta sea- en una
demostración, en el momento en que se desee. Puesto que tras añadir cualquier
premisa las conclusiones que se deduzcan lo serán del conjunto total de
premisas y no sólo del original, toda conclusión posible y el argumento mismo se
sostienen precisamente en todas y cada una de las premisas de las que se echó
mano. No hay límite alguno para el número de premisas adicionales que pueden
colocarse en una deducción, considerando lo ya dicho. Generalmente, cada vez
que se añade una premisa, en la demostración expresada gráficamente se hace
notar que toda deducción que parte de esa premisa adicional hállase así
subordinada a ella moviendo la demostración escrita unos cuantos espacios
hacia la derecha.
Ejemplos
1. A → C
2. C F
3. F → D
4. D → D
5. F 2, Simp
91
6. D 3, 5, MP
7. A P
8. C 1, 7, MP
9. C D 8, 6, Conj
10. C→H P
11. H 10, 8, MP
1. O → A
2. I A
3. I → E / I→O
4. I → A 2, IM
5. A → O 1, Trans
6. I → O 4, 5, SH
7. A → E P
8. O→ E 1, 7, SH
p→ r
s→r
p→ s
Ejemplos
1. C→B
2. C F
3. F→A
4. B→D/ A→D
5. A P
6. F 3, 5, MT
7. C 2, 6, SD
8. B 1, 7, MP
9. D 4, 8, MP
10. A→D 5, 9, CP
p → (r r)
Ejemplos
11. A B
12. C → B
13. A / C
14. C P
15. B 2, 4, MP
16. A 1, 5, SD
17. A A 3, 6, Conj
18. C 4, 7, RAA
94
Bibliografía:
Copi, Irving M.; Symbolic Logic, New York, Macmillan, 1979, 398 p.
Mates, Benson; Lógica de los estoicos, tr. Miguel García Baró, Madrid, Tecnos,
1985, 139 p.
Quine, Willard Van Orman; Los métodos de la lógica, tr. Juan José Acero y
Nieves Guash, Barcelona-México, Ariel, 1981, 357 p.
Capítulo III
Teoría de Conjuntos
Introducción
Hubo un tiempo en el que el lógico y filósofo alemán Gottlob Frege pensó que
era posible fundar la aritmética en la lógica. Ello era muy importante pues ya
otros matemáticos habían podido definir casi todas las nociones del análisis 32 en
términos aritméticos. Así, encontrar un fundamento seguro para la aritmética era
encontrar el fundamento de gran parte de la matemática.
32
Para que el lector no matemático comprenda que entienden los matemáticos por Análisis,
piense simplemente en todos aquellos conceptos y definiciones requeridas para aprender el
cálculo diferencial e integral. El análisis matemático comprende toda una teoría sobre los
números reales, complejos, funciones de una o más variables, etcétera. La caracterización que
se sugiere, por tanto, al no especialista es sólo una indicación.
96
Este breve capítulo sobre teoría de conjuntos constituye sólo una pequeñísima
introducción al tema, pero pretende mostrar al estudiante lo fecunda que es la
investigación en esta área de las matemáticas, no sólo para el matemático, sino
también para el lógico y el filósofo.
33
Nos referimos a su primer obra Begriffschrift (1879), título traducido al inglés como Conceptual
Notation y al español como Notación Conceptual o Conceptografía.
34
Frege sugiere en la Begriffschrift extender la generalización (es decir, la cuantificación) sobre
propiedades o relaciones. De ese modo tendríamos formulada no sólo una lógica de primer
orden sino de segundo orden. Sin embargo no está reglamentada esta cuantificación sobre
propiedades de manera completa, como sí lo está la cuantificación de primer orden.
97
Nociones primitivas
La relación de pertenencia es una relación binaria (es decir, entre dos cosas)
que es la más básica que se da entre conjuntos. Decimos, por ejemplo, que el
número 1 pertenece al conjunto de los números naturales menores o iguales a
cinco; que un ejemplar algo maltratado de Don Quijote de la Mancha pertenece
al conjunto de todos mis libros al día de hoy; que la Torre Latinoamericana
pertenece al conjunto antes mencionado cuyos elementos son también el
número 1 y el 2.
A= {1, 2, 3, 4, 5}
Otro ejemplo, sea B el conjunto que tiene como miembros a los conjuntos a, b, c
y d:
B= {a, b, c, d}; a B, b B, c B, d B
(a A)
O más brevemente:
a A
naturales que cumplen cierta propiedad o del conjunto de los libros que son tal
cosa o del conjunto de mascotas de tal persona sólo lo hemos hecho a modo de
ejemplo.
Las teorías matemáticas actuales son axiomáticas, es decir, se postula una serie
de axiomas a partir de los cuales se deducirán el resto de verdades acerca de
los objetos de la teoría. De esta forma, aunque nuestra primera caracterización
de lo que es un conjunto (una colección de objetos, se dijo) fue intuitiva y apeló
al sentido común, es tarea de una adecuada selección de axiomas caracterizar a
esos objetos de nuestra teoría.
Cuando sucede que dado un conjunto cualquiera X, todos sus elementos son
también elementos de otro conjunto Y decimos que el primer conjunto es un
subconjunto del segundo. En símbolos:
De esas observaciones se deriva que dos conjuntos son el mismo cuando son
subconjuntos mutuamente.
Si A B y B A entonces A=B
del camión vista en cajas); B1, B2, B3,… Bn son los conjuntos de paquetes de
cajetillas (es decir, cada una de las cajas grandes que trae el camión); C 1, C2,
C3,… Cm son cada uno de los conjuntos de cajetillas de cigarros (es decir cada
uno de los paquetes de 12 cajetillas que vienen en las cajas que trae el camión)
y D1, D2, D3,… Dk cada una de las cajetillas que trae el camión; es el conjunto
de todos los cigarrillos que en total trajo el camión entonces:
f) ¿A= ?
Hasta aquí sólo se ha dicho cómo sabríamos si dos conjuntos son el mismo,
pero de hecho no hemos visto aún si de hecho existen los conjuntos. Para ello
es necesario un axioma:
Demuéstrelo.
Los que siguen son axiomas constructivos y nos sirven para construir nuevos
conjuntos. Anteriormente se había dicho que no cualquier colección imaginable
102
El error fundamental fue asumir que los conjuntos son lo que en la lógica
filosófica ha sido conocido como la extensión de un concepto. En la lógica
tradicional se suele distinguir entre término y concepto. El término sería el
correlato sensible de la entidad abstracta que es el concepto, el signo escrito. A
cada concepto le corresponde una intensión o comprehensión y una extensión. A
la intensión o comprehensión podríamos equipararla con la formulación de una o
varias propiedades que tienen los objetos para decir de ellos que caen bajo el
concepto. La extensión de un concepto son los objetos que caen bajo el
concepto. Si asumimos que a cada concepto le corresponde una extensión, sea
vacía o no, y llegamos además a decir que nuestros conjuntos son esas
103
Lo interesante de este último argumento es que nos lleva a concluir que para
todo conjunto hay alguno que no le pertenece, es decir, no hay un conjunto de
todos los conjuntos. Es decir, A fue un conjunto totalmente arbitrario en el
argumento anterior. Por lo tanto para cualquier conjunto arbitrario hay cuando
menos otro conjunto que no es elemento suyo. Por lo tanto, en términos de
lógica de clases, concluimos que no hay universo.
Como aquí podemos sustituir la por cualquier propiedad se dice también que
el anterior enunciado no es un axioma sino un esquema de axioma. Es decir, al
tomar en cuenta propiedades distintas estaríamos formulando axiomas distintos.
Asi, podemos considerarlo con más corrección esquema de axioma de
especificación o comprehensión.
Axioma del par: Para cualesquiera dos conjuntos hay un tercer conjunto cuyos
elementos son exactamente ellos.
Es decir, dados los conjuntos a y b; este axioma nos asegura la existencia del
conjunto, llamémoslo C, tal que:
C= {a, b}
Axioma de la unión: Para cualquier conjunto A existe otro conjunto B tal que
a B si y sólo si a X para algún X A. En otras palabras, si tenemos un conjunto
de conjuntos A, existe un conjunto cuyos elementos son todos aquellos
elementos de alguno de los conjuntos X A.
UA
Diríamos que los a UA son los a‟s tales que a X, para algún X A.
Unión e intersección.
Es usual utilizar una notación especial para cierto caso particular del axioma de
unión. Si tenemos el conjunto A= {B, C}, podemos simbolizar UA también de la
siguiente manera:
B C
105
Y tomar ese símbolo como una operación binaria entre conjuntos definida de la
siguiente forma:
B C= {x: x B x C}
De ahora en adelante con los dos puntos „:‟ abreviamos “tales que”. Podemos
comprobar que la unión de dos conjuntos así definida concuerda con lo que
exige el axioma de la unión.
B C= {x: x A x B}
B C= {x: x A x B}= {x A: x B}
1) A =A
35
Por una simple aplicación de la regla de adición de la lógica proposicional.
106
El conjunto de las cosas que son tortugas o reptiles tiene exactamente los
mismos elementos que el conjunto de los reptiles y viceversa.
1) A =
2) A B = B A
3) A (B C) = (A B) C
4) A A = A
5) A B si y sólo si A B = A
D1) A (B C) = (A B) (A C)
D2) A (B C) = (A B) (A C)
107
Prueba de D1:
Complementos
{x A: x B}
A\B= {x A: x B}
1) A\B = si y sólo si A B
2) A\A=
3) A\B = B\A si y sólo si A = B
4) A\B A
108
5) A\ =A
AC = {x V: x A}
1) (AC)C = A
2) C = V y VC =
3) A AC = y A AC = V
4) A B si y sólo si BC AC
5) (A B)C = AC BC y (A B)C = AC BC
Vimos en el apartado anterior que la operación unión, entre dos conjuntos, era
un caso especial del axioma de unión, que postula la existencia del conjunto UC
para una colección C de conjuntos, con n miembros. Podemos dar una
demostración que, de manera similar, nos asegure la existencia de una
operación general de intersección para una colección C de n conjuntos, siempre
y cuando C sea no vacío.
¿Por qué partimos del supuesto de que C ? Por lo siguiente: supongamos que
admitimos la existencia de ⋂C para C = . La pregunta es ¿qué conjuntos no
pertenecen ahora a ⋂C? Si un conjunto w cualquiera no pertenece a ⋂C debe
ser porque para w es falsa la condición (**): “w Z, para cualquier Z C (w
pertenece a todos los conjuntos Z que son elemento de C)”. Por lo tanto debería
existir al menos un conjunto Z‟ C, tal que w Z‟. Pero es imposible encontrar un
conjunto tal (pues partimos del supuesto de que C= ). Por tanto la condición
(**) se cumple para cualquier conjunto, incluido w. Si absolutamente todos los
conjuntos cumplen la condición (**), estaríamos diciendo que ⋂C es el universo
de los conjuntos. Pero dijimos antes que tal cosa no existía. Por lo tanto es
necesario hacer la excepción y suponer siempre que nuestra colección C es
distinta del vacío.
⋂C = {x W: x Z, para cualquier Z C
Relaciones y funciones
… x1, x2 , x3 ,… xn
36
Es decir, no sólo pares, sino tripletas, cuartetas, quintetas, etcétera.
37
Propuesta por Kazimierz Kuratowski (1921).
111
{ x, x , x, w , y, x , y, w , z, x , z, w }
x es hijo de y
112
podrían haber sido conjuntos distintos. A modo de ejemplo, piense el lector qué conjuntos están
implicados para definir de manera conjuntista la relación “ser ciudadano de”.
113
Funciones
Definición: Una función f de A en B (f: A⟼B) es una relación tal que dom f = A y
que si x,z f
Daremos una definición más, que vale para relaciones y funciones: Sea A un
conjunto y R una relación (puede ser, en particular, una función); la imagen de A
bajo R es el conjunto de los y ranR para los cuales hay algún x A tal que
z,y R.
Hasta aquí hemos expuesto sólo los aspectos básicos del lenguaje y la
axiomatización de la teoría de conjuntos. La comprensión cabal del resto de los
axiomas de Zermelo-Fraenkel requiere la introducción de muchos más
conceptos. Baste decir, como motivación para que el lector se acerque a la
bibliografía recomendada sobre el tema, que la axiomatización Zermelo-Fraenkel
consta de tres axiomas más aparte de los que se hay mencionado ya:
Axioma de Buena Fundación: dice que todo conjunto no vacío tiene un elemento
cuyos elementos no están en el conjunto.
Bibliografía
Enderton, Herbert B.; Elements of set theory, New York, Academic, 1977, 279
p.
Halmos, Paul Richard; Naive set theory, Princeton, New Jersey , D. Van
Nostrand, 1960, 104 p.
Capítulo IV
Lógica cuantificacional39
Ejemplo: Ningún perro faldero es peligroso, pero todos los lobos son peligrosos;
por lo tanto ningún lobo es un perro faldero.
39
También conocida como lógica de predicados o lógica de primer orden.
117
De esta forma tengo el predicado “tiene frío” que puede ser dicho de Juan o de
Pedro o quizás de alguien más:
… tiene frío
Si no queremos decir de alguien concreto que tiene frío utilizamos una variable:
x tiene frío
F(x)
F(j)
Aquí podemos tomar como predicado la expresión “odia a Alberto” o mejor aún:
“odia a”. Así, haciendo uso de las variables tendríamos:
O(x,y)
118
Que se lee: “x odia a y”. Por tanto si queremos afirmar que Juan odia a Alberto lo
único que tenemos que hacer es asignar un par de constantes a mis objetos:
una j para Juan y una a para Alberto:
O(j,a)
En cada una de las afirmaciones anteriores se dice algo de uno o más objetos
concretos: Juan, yo, Pelusa, yo de nuevo (“es mi gato…”), mi zapato, la
profesora, ese libro, la biblioteca Vasconcelos. Sin embargo la lógica
cuantificacional toma su nombre de los alcances tan importantes a los que llega
su lenguaje formal al introducir en el análisis el uso de cuantificadores. Veamos
cómo funcionan. Supongamos que se afirma que Juan es temible.
M(x)
(x) M(x)
119
Usamos pues, esta expresión para afirmar que todos los objetos tienen la
propiedad en cuestión. Algunas veces sólo sabemos que algunos la tienen y
otros no. Otras veces sabemos que no todos son tal o cual cosa. Es aquí donde
el uso del cuantificador universal, combinado con el símbolo de negación nos
permite expresar esas situaciones.
Para verlo más claramente analicemos qué cosas podemos decir usando varias
combinaciones de símbolos:
(x)F(x)
Que dice: “hay algunos F”, “Existen cosas (al menos una) con la propiedad F” o
sencillamente “hay F‟s”. Con el cuantificador universal y el adecuado uso de la
negación basta en realidad para hacer este tipo de aseveraciones sobre la
existencia de cosas. Desde este punto de vista el cuantificador existencial
constituye sólo una abreviación en la notación y una forma de hacer explícitos
los juicios de existencia.
120
Traducción
(x)F(x) (x) F(x) Todos tienen la propiedad F
(x) F(x) (x)F(x) No existen los F/Nadie tiene la
propiedad F
(x)F(x) (x) F(x) Algunos no tienen la propiedad F
(x) F(x) (x)F(x) Existen algunos con la propiedad F
40
En el apéndice II el lector encontrará explicado a detalle este cuadro con la notación de la
lógica cuantificacional.
121
“Para cualquier individuo x, resulta que éste es calvo ( (x) C(x))” podríamos usar
la expresión equivalente: “Miguel es calvo, José es calvo, Agustín, Vicente e
Ignacio son calvos”; es decir:
Debe quedarnos claro que este tipo de equivalencia, aunque es muy ilustrativa,
sólo es válida cuando contamos con un universo finito de individuos. Sin
embargo la lógica que estamos estudiando tiene su mayo aplicación en
contextos en los que se trata con un número infinito de objetos en el universo de
discurso.
D(x): x es diputado
A(x, y): x es amigo de y
C(x, y): x es adversario de y
e: el Presidente
Que podemos leer: para cualquier objeto x, si éste es diputado entonces hay
algo que es amigo suyo y es adversario del Presidente. Hay que ver que en esta
traducción se salva la interpretación errónea que dice que todos los diputados
son amigos del mismo individuo que es adversario del Presidente. La traducción
es fiel también al hecho de que no se está diciendo en el enunciado
exactamente cuántos adversarios tiene el Presidente.
La primera afirma que para todos hay algo con lo que se guarda la relación A. Si
interpretamos „A(y, x)‟ como “x ama a y”. La expresión (i) dice que para todos
hay alguien que los ama. Mientras la expresión de abajo afirma que hay alguien
que es amado por todos. A continuación ilustraremos la diferencia existente
recurriendo al supuesto del universo finito de individuos. Supongamos que en
nuestro universo sólo existen cuatro individuos: Ana (a), Luisa (u), Pedro (e) y
Pablo (o). Así sustituyendo en primer lugar el cuantificador universal por una
conjunción, (i) equivaldría a:
(i‟) (A(a, a) A(a, u) A(a, e) A(a, o)) (A(u, a) A(u, u) A(u, e) A(u, o))
(A(e, a) A(e, u) A(e,e) A(e, o)) (A(o, a) A(o, u) A(o, e) A(o, o))
(ii‟) (A(a, a) A(u, a) A(e, a) A(o, a)) (A(a, u) A(u, u) A(e, u) A(o, u))
(A(a, e) A(u, e) A(e,e) A(o, e)) (A(a, o) A(u, o) A(e, o) A(o, o))
Vocabulario:
41
Más adelante hablaremos de la cuestión del alcance de los cuantificadores de manera formal.
123
L(x): x es libro
T(y): y es interesante
P(z, w): z está en w o bien z pertenece a w
g: la librería de la esquina
Que dice: “hay algo que tiene las siguientes propiedades: ser un libro interesante
que está en la librería de la esquina”.
7. Todos los triángulos equiláteros son triángulos isósceles pero no todos los
triángulos isósceles son equiláteros. Todos los triángulos equiángulos son
equiláteros. Por lo tanto algunos triángulos isósceles no son equiángulos.
8. Si una recta levantada sobre otra recta forma ángulos, o bien formará dos
ángulos rectos o bien dos ángulos iguales a dos ángulos rectos.
10. Si dos triángulos tienen dos lados respectivos iguales, pero la base es mayor
en uno que en otro, entonces el ángulo comprendido es también mayor en un
que en el otro.
124
11. Si un segmento al incidir sobre dos rectas hace el ángulo externo igual al
interno y opuesto del mismo lado, o los dos internos del mismo lado iguales a
dos ángulos rectos, las rectas serán paralelas entre sí.
14. Para cada número real y existe un número entero positivo x tal que x es
mayor que y.
Los últimos ejemplos ya insinúan la importancia que tiene para la lógica y las
matemáticas extender el lenguaje para poder hablar de relaciones. Ese es el
avance decisivo de la lógica cuantificacional respecto a la lógica de clases.
Daremos un ejemplo más: el concepto de límite de una función del cálculo
diferencial en matemáticas. Intuitivamente hablando, podríamos definir el
concepto de límite de una función de la siguiente manera (observe la figura): se
dice que una función tiende hacia un límite L, cuando, aproximándonos
gradualmente a un número p en el dominio de la función, el valor de la función
se aproxima mucho a L.
Mientras más nos acerquemos en el eje x al número p, f(x) estará más próximo
al número L. Decimos entonces que f(x) tiende a L cuando x tiende (o se acerca
a p).
125
Lenguaje formal
Elementos del lenguaje formal Símbolos del lenguaje formal
Variables individuales42 x, y, z… v0, v1, …, vn, vn+1, …
Letras o variables relacionales43 Rm (para m número de
42
Es frecuente que en casos sencillos, donde se requieren pocas variables solamente se usen
las últimas letras del alfabeto. En los contextos donde son necesarias un gran número de
variables se utiliza una sola letra para las variables y subíndices, pasa algo análogo con las
constantes, las letras relacionales y las letras funcionales.
43
O letras de predicado. Suele usarse, indistintamente, cualquier letra mayúscula del alfabeto. Si
es necesario usar un gran número de este tipo de variables se sigue el criterio de los subíndices
de la nota anterior. El superíndice indica el número de argumentos de la letra relacional. En
ejemplos concretos no es necesario indicarlo pues la misma escritura lo muestra. Por ejemplo,
126
argumentos)
Letras o variables funcionales44 fn (para n número de
argumentos)
Constantes individuales45 a, b, c, d, … c0, c1, …, cn, cn+1,
…
Conectivos proposicionales , , , ,
Cuantificadores ,
Símbolo de identidad =
Símbolos auxiliares (paréntesis, subíndices y (, ), 0, 1, …, n, n+1, …, 1, 2, …, m, m+1, …
superíndices)
iii) Si fn es una variable funcional y t1, t2, …, tn son términos de ; entonces f(t1,
t2, …, tn) es un término de .
*) Sean t1, t2, …, tk, términos, Pn una letra relacional; entonces (t1= t2), P(t1, t2, …,
tn) son fórmulas atómicas de . Las fórmulas atómicas son fórmulas de .
****) Solamente las expresiones descritas en (*), (**) y (***) son fórmulas de .
2
cuando simbolicemos la relación “… ama a …” no es necesario escribir „A (x,y)‟, sino, solamente
„A(x,y)‟.
44
Sigue los mismos criterios que las letras relacionales para los subíndices y superíndices.
Cuando se requieren pocas letras funcionales se suele utilizar letras minúsculas de la parte
media del alfabeto: f, g, h, etc.
45
Se usan letras minúsculas del comienzo del alfabeto, para los subíndices síganse los criterios
de la nota 3.
127
Comencemos con las variables individuales. Para ser relevante desde un punto
de vista lógico requerimos de un conjunto no vacío de individuos, llamémoslo A,
sobre el que interpretaremos las variables individuales. Dependiendo el contexto
en que nos ubiquemos será uno u otro ese conjunto A, al que llamaremos
dominio de interpretación o universo de discurso. Si estuviéramos definiendo
relaciones entre números reales en el análisis matemático, nuestro conjunto A
será el conjunto de los números reales. Si estuviéramos hablando acerca de las
relaciones entre las personas de un determinado país, el universo de discurso
será el de los habitantes del país en cuestión, es decir, nuestro conjunto A será
el conjunto cuyos elementos son cada uno de los seres humanos que habitan el
país. Las variables individuales representan pues a cualquiera de los objetos en
el universo de discurso; pero a ninguno en específico, solamente los utilizamos
para indicar los lugares que pueden “llenar” los objetos del dominio.
1. Todos los canes domésticos son leales, pero algunos canes no son
domésticos; luego, no todos los canes son leales.
2. Para cualquier número natural hay al menos uno que es mayor que él, pero
no hay un número natural que sea mayor que todos. Luego, todos los números
naturales son menores que algún otro número natural.
puede suceder que una misma constante nombre a veces un objeto y a veces
otro. Si nuestro dominio de interpretación fuera el conjunto de los números
naturales, cada numeral46 representa a un número. De ahí que sea frecuente el
error de confundir al número dos con el símbolo „2‟. El „2‟ es solamente un
nombre del número dos “real”.
2. Hay al menos una persona que estima a todos los conocidos de Luis.
5. El helio es más ligero que todos los elementos; a excepción del hidrógeno.
x [Mx y (A(x,y))]
46
Es decir, el símbolo escrito que se usa para representar un número.
129
Símbolo Interpretación
M1 , tal que = {x | x es del sexo masculino}
A2 , tal que = { x,y | x es amigo de y}
Hasta aquí basta para saber sobre qué universo de cosas vamos a interpretar
nuestros distintos tipos de variables.
Satisfacción y verdad
a) M(x2, x8)47
b) x2=x2
c) x3=x1
d) (x1=x2) ( x1=x2)
e) M(x1, x1)
f) M(V, VI)
g) M(V, III)
h) III = II
que 3. También falso. En cambio f) dice algo verdadero. ¿Qué pasa con e)?
„M(x1, x1)‟ dice de algún objeto del dominio que es menor que sí mismo (pues
usa la misma variable: „x1‟). No nos dice cuál objeto tiene esta singular
propiedad, pues en la fórmula se utiliza una variable. Sin embargo, teniendo en
cuenta que esta propiedad no la tiene ningún número natural y siendo nuestro
universo de interpretación un subconjunto de los números naturales (B={1, 2, 3,
4, 5, 6}) sabemos que es también una fórmula que dice algo falso. Pasemos
ahora a d): dice que el objeto designado por x1 es idéntico al designado por la
variable x2 o no lo es. Independientemente de que objetos de nuestro dominio
sean designados por las variables sabemos que d) dice algo verdadero de
cualquier objeto: o tiene la propiedad o no la tiene. En cambio c) dice que el
objeto designado por x3 es idéntico al designado por x1. Recordemos que el
hecho de que se usen variables distintas no implica necesariamente que
denoten objetos distintos. Pues al ser variables, cada una puede tomarse por
cualquier objeto del dominio. Por supuesto que si le asignamos a x 1 un objeto
determinado del dominio (por ejemplo el número 6), deberemos mantener esa
interpretación todo el tiempo. Así, la fórmula c) será “verdadera” o “falsa” según
el objeto que le asignemos a las variables. Por supuesto, hay muchas
asignaciones posibles. Por ello, en estos casos no se habla de verdad o
falsedad sino sólo de satisfacción.
Nos hemos valido de la notación de variables con subíndices para poder definir
formalmente lo que es una asignación. Una asignación será una sucesión de
elementos de nuestro dominio de interpretación. Una sucesión es una función de
los números naturales en los elementos del domino de interpretación.
Sencillamente, una asignación es una lista (infinita si se quiere) de elementos de
nuestro dominio. No importa que sea finito el número de elementos del dominio.
Una asignación puede repetir cuantas veces se quiera un elemento en distintas
posiciones. Ejemplos:
48
Aquí los puntos suspensivos sólo indican que la sucesión sigue de manera no determinada.
132
Asignación S3: 4, 6, 1, 3, 4, 3, 3, 2, 3, …
m) C(x1, x2)
n) C(x3, x4)
y las asignaciones S1: Luis, Pedro, Juan, Luis, Javier…; S2: Javier, Javier, Luis,
Pedro, Pedro…
Validez Universal
A las fórmulas que son universalmente válidas se les llama también verdades
lógicas. Ya se habían estudiado verdades lógicas de la lógica proposicional. A
aquellas las llamábamos tautologías. Hay más verdades lógicas además de las
tautologías. En el capítulo dedicado a la lógica proposicional se estudiaron
métodos mecánicos o algorítmicos para decidir si una fórmula era tautología o
no. A continuación veremos que en lógica cuantificacional no es tan fácil dar con
esos métodos y que, de hecho, no existe un método decisorio (es decir,
mecánico o algorítmico) para la validez en la lógica cuantificacional.
Exploraremos brevemente estos métodos en la parte siguiente.
En lógica cuantificacional las cosas no son tan sencillas. En 1936 Alonzo Church
y Alan Turing demostraron que es imposible encontrar un procedimiento
decisorio para los esquemas cuantificacionales en general. Dicha demostración
excede los alcances del presente libro introductorio, pues pertenece a territorios
avanzados de la lógica matemática. Nos limitaremos a exponer brevemente las
alternativas que quedan al no existir los procedimientos efectivos a la manera
que los tenemos en lógica proposicional.
Equivalencias útiles
En este caso la fórmula „Gx Fxy‟ está dentro del alcance del cuantificador
universal; el resto de la fórmula cae fuera de su alcance puesto que el conectivo
135
Tendremos que la fórmula ‘(Gx Fxy) z Tz’ cae toda bajo el alcance del
cuantificador universal.
Ejercicios: diga cuáles son los alcances da cada uno de los cuantificadores que
aparecen en las siguientes fórmulas.
a) y ( z (Gzy Hyz))
Decimos que una aparición de una variable vi está ligada en una fórmula si y
sólo si está inmediatamente después de un cuantificador (‘ vi’ o ‘ vi’) de la
fórmula o bien está dentro del alcance de un cuantificador que tiene a vi como su
variable (es su variable cuando la variable aparece a lado del cuantificador).
Ejemplos de variables ligadas:
f) z (Fxy Rzy) en este caso la variable „z‟ aparece ligada en dos ocasiones:
cuando aparece como variable del cuantificador y cuando aparece en la
fórmula „(Fxy Rzy)‟ que está en el alcance de z.
Si en una fórmula no hay ninguna variable libre decimos que la fórmula está
cerrada. Si la fórmula no está cerrada decimos que está abierta.
Más equivalencias.
136
I) x x( ) si x no aparece libre en
V) x x( ) si x no aparece libre en
Fórmulas prenexas
Las equivalencias citadas arriba son de mucha utilidad a la hora de llevar los
cuantificadores hacia el exterior de una fórmula o a su interior. Cuando sacamos
todos los cuantificadores de una fórmula y los colocamos en una hilera junto a la
cual queda solamente un esquema proposicional con letras predicativas y
variables libres tenemos lo que se llama una fórmula o un esquema prenexo.
Todas las fórmulas de nuestro lenguaje tienen un equivalente en forma prenexa.
En general una fórmula prenexa tiene la siguiente estructura:
Q1v1 Q2v2…Qnvn
Así, la forma prenexa de A) resultó ser: z x ([(Gx Hx) (Hx Mx)] (Gz
Mz))
B’’’’) x (Fx ( z[ yGy Hz] y[ zHz Gy])) por VI, dos veces
B’’’’’) x (Fx ( z y[Gy Hz] y z[Hz Gy])) por VII, dos veces
El ejemplo A) nos servirá como pauta para presentar un método decisorio para
la validez de cierto tipo de fórmulas de la lógica cuantificacional. Veremos qué
sucede respecto a la validez de una fórmula abierta. La validez de una fórmula
abierta equivale a la validez de la misma fórmula bajo cierre universal. Esto
quiere decir que dada una fórmula cualquiera con una o más variables libres, al
poner al frente de la fórmula tantos cuantificadores universales como distintas
138
x (Gx Hyx)
y x (Gx Hyx)
Lo anterior nos dice que cuando nos preguntamos acerca de la validez de una
fórmula cualquiera que está antecedida por un cuantificador universal, podemos
eliminar éste y preguntarnos por la validez de la fórmula sin el citado
cuantificador. Veamos un ejemplo en el que la fórmula en cuestión es válida,
tomemos el anterior ejemplo A). El ejemplo A) era la formalización del silogismo
Barbara:
La fórmula recién citada es una fórmula existencial. A las fórmulas como éstas,
que carecen de cuantificadores universales les llamamos existenciales puros.
Una fórmula en general es válida si su negación es inconsistente, es decir, si su
negación es falsa bajo cualquier interpretación. La negación de una fórmula
existencial es una universal, la negación de P) es:
x ([(Gx Hx) (Hx Mx)] (Gz Mz)) x ([(Gx Hx) (Hx Mx)] (Gz
Mz))
139
¿Podríamos probar que P‟) es inconsistente? Como P‟) dice que no hay objeto
alguno x que cumpla con lo establecido en la fórmula ‘*(Gx Hx) (Hx Mx)]
(Gz Mz)’, bastará, para mostrar su inconsistencia que hay al menos un objeto
que cumple con ello. La técnica que hay que usar es la siguiente: vayamos
nuevamente a P) que es la fórmula cuya validez queremos demostrar. Ahora
tómese la variable libre y sustitúyesela en lugar de todas las variables ligadas,
eliminando el cuantificador que queda:
Si tuviéramos más de una variable libre lo que hay que hacer es hacer todas las
sustituciones que sean necesarias y las instancias ponerlas en disyunción. Por
ejemplo:
Sustitución de las variables ligadas del existencial puro por las variables libres:
Como puede intuirse, basta con que se nos presente una fórmula como ‘ y z
((Hzy Hyz) Hzz)’ para que el método ya no sea aplicable. Sin embargo, que no
existan métodos decisorios para cualquier tipo de fórmula no significa que no
podamos saber si una fórmula dada es válida o no. Contamos con métodos de
prueba que nos permiten demostrar que una fórmula es válida de manera
indirecta. También podremos verificar si una fórmula dada se sigue de un
conjunto de fórmulas. La diferencia con los métodos decisorios, como ya se
había mencionado, es que los métodos de prueba sólo nos permiten llegar a una
respuesta afirmativa en la medida que conseguimos llegar al resultado deseado.
Pero de no encontrarlo no se sigue que el método nos hubiera dado una
respuesta negativa sino simplemente que no la hemos encontrado.
Instanciación Universal. 49
49
Las reglas que expondremos a continuación también se conocen como: Especificación del
Universal (EU), Especificación del Existencial (EE), Introducción del Existencial (IE) e
Introducción del Universal (IU). Con estos nombres se usarán en el apéndice II.
141
Ejemplos:
1. x (Fx Gx Tx)
1. y Ryc
2. x Fx
4. Fe por Fe
5. Rcc Fe conjunción de 3 y 4
Instanciación Existencial.
Hay una regla para la eliminación del cuantificador existencial, para obtener
instancias de una fórmula dada x( ). Sin embargo, no debe suponerse que
esta regla funciona de manera similar a IU. La instanciación existencial (IE) nos
permite obtener de x( ) cierta instancia [x/c]; pero con importantes
restricciones. En primer lugar hay que tener presente que x( ) no implica [x/c].
Por ejemplo, si es cierto que hay alguien que es calvo, no podemos inferir de ello
que Juan es el que está calvo.
50
Llamada también regla de eliminación de .
142
2. Pa Premisa
3. x Rx Premisa
4. Ra Mala aplicación de IE
6. Ra Modus Ponens de 2 y 5
7. Ra Ra conjunción de 4 y 6
¡CONTRADICCIÓN!
2. x Hx Premisa
3. Hs Premisa
5. Ms Modus Ponens de 3 y 4
7. Hs x(Mx) Condicionalización
8. x (Mx) por IE
Generalización Existencial
Todos mis amigos admiran a Pelé o no gustan del futbol. Sin embargo mi amigo
Luis no admira a Pelé; por lo tanto hay personas que no gustan del futbol.
51
A continuación se explicará esta regla.
144
2. Aua Dup / z Gz
Demostración:
Aua Simplificación de 2
6. Dup Simplificación de 2
7. Gu Silogismo disyuntivo de 5 y 6
z Gz por GE de 7
Esta fórmula ya está en forma prenexa por lo tanto nos limitaremos a desarrollar
el método:
¡Contradicción!
Aquí debemos hacer una observación: no hemos concluido la prueba según las
restricciones que dijimos que se aplicarían cuando usamos IE en una derivación.
No lo hacemos porque esta no es propiamente la derivación de una fórmula de
un conjunto dado de fórmulas, sino que es solamente un procedimiento de
prueba indirecta para detectar validez universal.
Generalización Universal
1. x (Hx Mx)
3. Hs Ms por IU de 1
4. Gs Hs por IU de 2
si y solamente si { no es satisfacible52
Por último hay que mencionar la finalidad real del sistema deductivo con el que
ahora contamos considerando juntas las reglas del capítulo de lógica
proposicional y las nuevas cuatro reglas. Juntas constituyen un sistema
completo de reglas para la lógica proposicional. Es decir, si suponemos estas
reglas junto con todas las tautologías de la lógica proposicional, podremos hacer
todas las derivaciones de fórmulas que sean consecuencia lógica de otros
conjuntos de fórmulas. Si además quisiéramos tener un sistema que nos
permitiera obtener todas las verdades lógicas sólo tendríamos que añadir un
número limitado de axiomas para la lógica cuantificacional. Es un resultado
sumamente importante el de la completud de la lógica de primer orden. Este
resultado se lo debemos a Kurt Gödel. La completud significa que todas las
verdades lógicas son deducibles. Este resultado nos muestra la importante
relación entre el enfoque semántico y el enfoque sintáctico de la lógica, es decir,
entre la mera derivación “mecánica” y la relación de consecuencia lógica.
52
En nuestra prueba por reducción al absurdo esto se traducirá en “ si y solamente si
{ implica un esquema veritativo funcional inconsistente”.
147
Bibliografía:
Enderton, Herbert B.; Una introducción matemática a la lógica, 2ª ed, tr. José
Alfredo Amor Montaño, México, UNAM Instituto de Investigaciones Filosóficas,
2004, 454 p.
Mates, Benson; Lógica de los estoicos, tr. Miguel García Baró, Madrid, Tecnos,
1985, 139 p.
Quine, Willard Van Orman; Desde un punto de vista lógico, 2ª ed, traducción
de Manuel Sacristan; prólogo de Jesús Mosterín, Barcelona-México, Ariel, 2002,
249 p.
Quine, Willard Van Orman; Los métodos de la lógica, tr. Juan José Acero y
Nieves Guash, Barcelona-México, Ariel, 1981, 357 p.
Capítulo V
Ser incapaz de distinguir los límites entre una y otra suele cernirse como el
estigma del estudioso de la Lógica, cuya búsqueda por razones fundantes con
frecuencia es caricaturizada como un intento por subsumir la experiencia
humana a esquemas inferenciales mínimos.
53
Francisco García Olvera. Lógica Formal para principiantes. México, UNAM, 2008. p. 35
150
menester concebir a la lógica como una ciencia que se ocupa del estudio de los
actos de la razón y no sólo como ciencia de la inferencia deductiva.
54
D. Hilbert & W. Ackerman. Elementos de lógica teórica. Madrid, Tecnós, 1962. p. 70-77
151
“todos los A son B”: se da por sentado que no se refieren a clases nulas. La
precisión que Hilbert y Ackerman reclaman está orientada a las aplicaciones
matemáticas de la lógica; su artículo está orientado a ilustrar que las nuevas
teorías lógicas comprehenden a las antiguas y las superan en poder expresivo y
posibilidades inferenciales.
MP PM MP PM
SM SM MS MS
SP SP SP SP
55
De hecho se ilustra la sugerencia de los autores en nuestro apéndice de figuras silogísticas.
56
Ibid. p. 71
152
MP PM
SM MS
SP SP
Claro, no hay que dejar de notar que Russell busca evidenciar que los
silogismos Darapti están basados en información hipotética, y ciertamente es un
modo de ilustrar que hay información implícita en estos razonamientos, pero no
se justifica pretender hacer crítica de la silogística al tiempo que se pasan por
alto sus principios.
II Las disyunciones
58
Ibid. p. 95
155
Es decir, de:
Y en consecuencia
160
p.
Adición 1
Doble Negación 2
De Morgan 3
De Morgan 4
Implicación material 5
Equivalencia Material 6
Implicación excluyente
El operador de Exclusión
Sopa o consomé
Arroz o pasta
Pollo o pescado
Ya en lenguaje formal sería más fácil leer “N M” como “N excluye M”, pues
seguir pensándolo en su forma disyuntiva así se modifique por “solamente N o
solamente N”, o cualquier otra donde se mencione la “o” resulta confuso al
momento de trabajar derivaciones.
La cuantificación de la exclusión
x Px Qx
La expresión significa, además de que los conjuntos son excluyentes entre sí,
que el universo se agota en esas dos opciones como se ilustra en el siguiente
diagrama:
Silogismo Disyuntivo
Exlcuyente
163
Dilema Tiránico
Conmutación excluyente
Conmutación bicondicional
Silogismo
Hipotético
Bicondicional
El apéndice I ilustra todas las sustituciones de las 19 reglas clásicas más las
nuevas reglas derivadas de la inclusión del operador de exclusión.
( x) (F(x) G(x))
( x) (S(x) G(x))
( x) (F(x) G(x))
x x x x x x x x
Inferencia inadmisible para los puristas de las reglas, pero cuya demostración es
innecesaria para alguien que haya entendido cabalmente las relaciones de
concordancia y discordancia entre antecedentes y consecuentes de la primera
premisa y los disyuntos de la segunda.59
Proponemos por último una falacia, que no tiene nada de nueva, y no obstante
no es denunciada en los catálogos de falacias más difundidos.
59
Es decir, que de haber discordancia en consecuentes se inferirá la negación del antecedente
y que de haber concordancia con el antecedente, se inferirá la afirmación del consecuente.
167
-Nadie lo hace
-Todos lo hacen
-Todos van a ir
-Gadamer lo dice.
Bibliografía
Francisco García Olvera. Lógica Formal para principiantes. México, UNAM, 2008
Capítulo VI
Este capítulo tiene como objetivo que el lector perciba la independencia de las
nociones lógicas básicas, que encontramos bajo la concepción de forma lógica,
respecto al lenguaje o algún tipo de psicologismo. La lógica se expresa mediante
el lenguaje, pero a lo que nos remiten las nociones básicas -consecuencia
lógica, verdad lógica, operadores lógicos ( )- no lo encontramos
propiamente en el lenguaje. Tampoco aquello a lo que nos remiten depende de
si podemos conocerlo o no, esto no quiere decir que podamos hablar de ello si
no lo conocemos, de lo que no se conoce no puede afirmarse a negarse nada.
Lo que se hará es examinar cómo se lleva a cabo el proceso de determinación
de aquello que es expresado en lógica. Concebimos que dicho proceso pasa por
dos niveles: el primero que corresponde al lenguaje -siendo éste vehículo del
pensamiento-; y el segundo, que versa sobre cómo son las cosas en realidad -
en el campo de los hechos-. En el nivel del lenguaje ubicaremos el
establecimiento de las condiciones de verdad; en el segundo nivel, ubicaremos
la verificación de estas condiciones, esto es, que dichas condiciones se cumplan
o no.
El modo en que mostraremos esto es viendo cómo se da la determinación de
algo subjetivo, de algo vago y de algo objetivo. Sostenemos el supuesto de que
aquello que tiene que ver con la forma lógica es algo objetivo. Pues bien, ahora
pasemos a probar nuestro supuesto.
1) Portadores de verdad.
A lo largo de los capítulos anteriores se ha hablado mucho de p´s y q´s, cómo se
relacionan, qué puede deducirse de ellas, cuándo son válidas o no, etc. En este
apartado nos dedicaremos a examinar desde una perspectiva filosófica dichos
componentes. Comencemos preguntándonos qué son estas p´s y q´s. En
capítulos anteriores se nos dijo que eran variables, en otro proposiciones o en
algunos metavariables. Debido a que nuestro interés es ver cómo es que éstas
se determinan, en este capítulo no nos detendremos a discernir si éstas son
enunciados, afirmaciones o proposiciones, basta con que tengamos en mente
que son portadores de verdad. Un portador de verdad es aquella entidad
171
2) Niveles de determinación.
Hemos dicho que la determinación tiene que ver con el establecimiento de las
condiciones de verdad de las afirmaciones, es decir, con que sepamos el
significado de la afirmación en cuestión, que sepamos la proposición a la que
apunta dicha afirmación; pero también tiene que ver con que sea el caso o no lo
sea que estas condiciones se cumplan, que haya algún hecho que corresponda
a lo expresado en la afirmación. Dividiremos el proceso de determinación en
dos niveles: 1) que tiene que ver con el lenguaje; y, 2) que tiene que ver con la
correspondencia con hechos. Esto lo representamos en el siguiente cuadro:
El profesor Willo sabe a lo que se está refiriendo cuando afirma pe. Aún cuando
no sepamos exactamente lo que el profesor Willo quiere decir con delicioso,
podemos entenderlo y podemos aseverar que él sí sabe determinadamente lo
que quiere decir por delicioso. Por tanto el establecimiento de las condiciones de
60
De ningún modo debe entenderse aquí que la determinación de las expresiones dependa
completamente del contexto en las que éstas ocurren. El contexto al que nos referimos tiene
que ver con ubicar quién dice tal o cual cosa respecto a tal o cual cosa. Esto es lo que debe
tomarse en cuenta para la determinación de los enunciados involucrados en la conversación.
173
Para desarrollar esta sección nos hemos basado en lo que Shapiro 61 desarrolla
respecto a la identificación de términos vagos. Igual que en el caso arriba
expuesto nos basaremos en un ejemplo. Supongamos que la profesora Adriane
hace la siguiente afirmación:
(pa) 'Cuauhtémoc Blanco es calvo'.
61
Shapiro S., Vagueness in Context, Clarendon Press, Oxford University Press, 2006.
174
62
El marcador conversacional o la marca de la conversación se toma como el
conocimiento común que tienen los sujetos involucrados en una conversación; el marcador
contiene los presupuestos, asunciones, casos paradigmáticos, proposiciones no disputables (en
el momento de la conversación), las clases comparativas relevantes, rango de los
cuantificadores y todo aquello que está implícita o explícitamente acordado durante la
conversación. Podemos ver a la marca de la conversación como un tipo de base de datos, cuya
particular característica es la actualización continua. Durante el transcurso de la conversación los
sujetos involucrados, digamos T y W, introducen y retiran artículos del registro de la misma; esto
ocurre cuando cambia el tema de la conversación, cuando se cuestiona algo previamente
acordado o una suposición, o cuando alguno de los participantes cambia su punto de vista
acerca de los artículos de la conversación.
Shapiro toma como base a Lewis para caracterizar el marcador conversacional, a grandes
rasgos las características de esta base de datos son las siguientes:
Ahora bien, recordemos que los hechos no-lingüísticos garantizan que pa pueda
ser verdadero o falso. Por tanto, además de esto debe cumplirse:
63
Por otras construcciones subjetivas nos referimos al concenso o a las convenciones del
lenguaje; más adelante se desarrollará por qué consideramos que estos entran dentro del
campo de la subjetividad.
178
Lo que interesa es que el lector tenga presente que la realidad lógica está
compuesta por hechos lógicos. Y, las nociones lógicas básicas -consecuencia
lógica, verdad lógica, etc.- me remiten a estos hechos lógicos; por ende, el
propósito del apartado es mostrar que dichas nociones, en particular la noción
de consecuencia lógica, son objetivas. El trabajo realizado representa un primer
paso en la construcción de este realismo lógico, ya que sólo se aplican los
criterios para que una noción cuente como objetiva a la noción de consecuencia
lógica. Sin embargo, creemos que también representa un avance en relación a
proponer que las nociones lógicas pueden estudiarse, a primera instancia,
independientemente del lenguaje o de construcciones subjetivas.
ii) la verdad de las nociones está garantizada por los hechos que
dicha noción indica. Esto es, que los sujetos vean (en sentido
amplio) los hechos no lingüísticos involucrados en las expresiones.
179
64
"El enunciado X se sigue lógicamente de los enunciados de la clase K, sí y sólo si todo
modelo de la clase K es también un modelo del enunciado X". Gómez Torrente M., <<Tarski on
logical consequence>>, Notre Dame Journal of Formal Logic, vol. 37, Núm. 1, 1996, p.130.
181
Bibliografía
APÉNDICE I
Advertencia
El objetivo del presente apéndice tiene por finalidad presentar con exhaustividad
aplicaciones de las reglas de inferencia y equivalencia empleadas a lo largo del
libro. Por ello a la simbolización de las reglas se le acompaña con una
aproximación del proceso mecánico, intentando ser preciso con los términos
utilizados en distintas ediciones. También es una presentación resumida de las
conectivas utilizadas.
Usado con sabiduría este apéndice es una gran herramienta de estudio, sin ella
sólo es una especie de acordeón. Las consecuencias de su uso son entera
responsabilidad del lector, pues si bien, no requiere de su atención para
comprender la totalidad del libro, pues su lectura es opcional, tampoco es mala
idea conservar ciertas recomendaciones del autor en el uso de las diferentes
reglas de inferencia y equivalencia. Se recomienda discreción.
Afirmación:
Negación:
¬P
Conjunción:
P Q
Disyunción:
P Q
Condicional:
65
No tiene que ver, por supuesto con los objetos de la Teoría de Conjuntos., por ello, algunos
prefieren referirse a los componentes de la conjunción con el apelativo “conyuntos”.
184
Consta de dos componentes a los que se les asignará los nombres respectivos
de:
P→Q
Bicondicional:
P Q
Simbolizan el rango de dominio de dos premisas unidas por una conectiva para
su respectiva distinción. Se simbolizan alternadamente, primero por paréntesis «
( ) » luego corchetes « [ ] » y por último llaves67 « { } ».
Aglutinante negado:
66
Aquí utilizaremos „ ‟ para referirnos al bicondicional y „ ‟ para referirnos a la relación de
equivalencia (ver el capítulo de lógica proposicional).
67
Nuevamente, en este contexto las llaves tienen un uso distinto al que correspondía en la parte
de Teoría de Conjuntos. En este apéndice la finalidad es mostrar con claridad gráfica los
distintos niveles de agrupación en una fórmula.
185
1 1 0 1 0 1 1 0 1 0
1 0 1 0 0 1 0 0 0 1
0 1 1 0 0 0 1 0 0 1
0 0 1 1 1 0 0 1 1 1
Resultado:
1. P 1. ¬P 1. ¬P 1. P
2. Q 2. ¬Q 2. Q 2. ¬Q
P Q ¬P ¬Q ¬P Q P ¬Q
1. P Q
2. P
[(P Q) P]
[P ( P Q)]
2. Simplificación (Simp)
186
1. P Q 1. ¬P ¬Q 1. ¬P Q 1. P ¬Q
P ¬P ¬P P
Q ¬Q Q ¬Q
3. Adición (Ad)
1. P 1. P 1. P
2. Q
P Q P Q P ¬P
1. P Q 1. P Q
2. P 2. Q
Q P
188
2. ¬P∨R 2. ¬P∨R
¬Q∨S ¬Q∨¬S
1. P Q 1. P Q
2. ¬Q 2. ¬P
¬P ¬Q
190
No se sigue del SH
1. Q→P 1. P→Q
2. Q→R 2. R→Q
X X
mayor claridad del discurso pero sin cambiar el valor veritativo. Hay dos tipos de
cambio:
(P→Q) (Q→P)
P Q (P→Q) (Q→P)
1 1 1 1 1
195
1 0 0 1 1
0 1 1 0 0
0 0 1 1 1
Conmutación bicondicional
(P Q) ≡ (Q P)
12. Asociación
(P Q) R ≡ P (Q R) (P Q) ¬R ≡ P (Q ¬R)
(P Q) ∨R P (Q∨R) (P∨Q) R P (Q R)
196
P Q R (P Q) ∨ R P (Q∨R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 1 0 1 1 1 1
1 0 1 0 1 1 1 1 1 1
1 0 0 0 0 0 1 1 0 0
0 1 1 0 1 1 0 0 0 1
0 1 0 0 0 0 1 0 0 1
0 0 1 0 1 1 0 0 0 1
0 0 0 0 0 0 1 0 0 0
P Q R (P∨Q) R P (Q R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 0 1 1 0
1 0 1 1 1 1 1 1 1 0
1 0 0 1 0 0 1 1 1 0
0 1 1 1 1 1 1 0 1 1
0 1 0 1 0 0 1 0 0 0
0 0 1 0 0 1 1 0 0 0
0 0 0 0 0 0 1 0 0 0
(P→Q)→R P→(Q→R)
P Q R (P→Q) → R P → (Q→R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 1 0 0
1 0 1 0 1 1 1 1 1 1
1 0 0 0 1 0 1 1 1 1
0 1 1 1 1 1 1 0 1 1
0 1 0 1 0 0 0 0 1 0
0 0 1 1 1 1 1 0 1 1
0 0 0 1 0 0 0 0 1 1
P (P→P)
P (P→P)
198
1 1 1
0 0 1
Ni con el bicondicional.
P (P P)
1 1 1
0 0 1
14. Distribución
¬P∨(¬Q∨R)≡(¬P∨¬Q)∨(¬P∨R) ¬P∨(¬Q∨¬R)≡(¬P∨¬Q)∨(¬P∨¬R)
(P Q) R≡(P R) (Q R)
P Q R (P Q) R ≡ (P R) (Q R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 0 0 0
1 0 1 0 0 1 1 1 0 0
1 0 0 0 0 0 1 0 0 0
0 1 1 0 0 1 1 0 0 1
0 1 0 0 0 0 1 0 0 0
0 0 1 0 0 1 1 0 0 0
0 0 0 0 0 0 1 0 0 0
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 1 0 1 1 1 1
1 0 1 1 1 1 1 1 1 1
1 0 0 1 1 0 1 1 1 0
0 1 1 1 1 1 1 1 1 1
0 1 0 1 1 0 1 0 1 1
200
0 0 1 0 1 1 1 1 1 1
0 0 0 0 0 0 1 0 0 0
(P∨Q) R≡(P Q) ∨ (P R)
P Q R (P∨Q) R ≡ (P R) ∨ (Q R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 0 0 0
1 0 1 1 1 1 1 1 1 0
1 0 0 1 0 0 1 0 0 0
0 1 1 1 1 1 1 0 1 1
201
0 1 0 1 0 0 1 0 0 0
0 0 1 0 0 1 1 0 0 0
0 0 0 0 0 0 1 0 0 0
(P Q)∨R≡(P∨Q) (P∨R)
P Q R (P Q) ∨ R ≡ (P∨R) (Q∨R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 1 0 1 1 1 1
1 0 1 0 1 1 1 1 1 1
1 0 0 0 0 0 1 1 0 0
0 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 1 0 0 0 0 1 0 0 1
0 0 1 0 1 1 1 1 1 1
0 0 0 0 0 0 1 0 0 0
P→(Q→R)≡(P→Q)→(P→R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 1 0 0
1 0 1 1 1 1 1 0 1 1
202
1 0 0 1 1 1 1 0 1 0
0 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 1 0 0 1 0 1 1 1 1
0 0 1 0 1 1 1 1 1 1
0 0 0 0 1 1 1 1 1 1
(P→Q)→R (P→R)→(Q→R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 0 0 1 0
1 0 1 0 1 1 1 1 1 1
1 0 0 0 1 0 1 0 1 1
0 1 1 1 1 1 1 1 1 1
0 1 0 1 0 0 1 1 0 0
0 0 1 1 1 1 1 1 1 1
0 0 0 1 0 0 0 1 1 1
P∨ (Q→R)≡(P∨Q)→(P∨R)
P→(Q∨R)≡(P→Q)∨(P→R)
203
P∨(Q→R)≡(P∨Q)→(P∨R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 1 0 1 1 1 1
1 0 1 1 1 1 1 1 1 1
1 0 0 1 1 1 1 1 1 1
0 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 1 0 0 0 0 1 1 0 0
0 0 1 0 1 1 1 1 1 1
0 0 0 0 1 1 1 0 1 0
P→(Q∨R)≡(P→Q)∨(P→R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 1 1 1 1 1 0
1 0 1 1 1 1 1 0 1 1
1 0 0 1 0 0 1 0 0 0
0 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 1 0 0 1 1 1 1 1 1
0 0 1 0 1 1 1 1 1 1
0 0 0 0 1 0 1 1 1 1
204
P (Q→R) (P Q)→(P R)
P Q R P → (Q R) ≡ (P→Q) (P→R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 1 0 0
1 0 1 1 0 0 1 0 0 1
1 0 0 1 0 0 1 0 0 0
0 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 1 0 0 1 0 1 1 1 1
0 0 1 0 1 0 1 1 1 1
0 0 0 0 1 0 1 1 1 1
P (Q→R) (P Q)→(P R)
P Q R P (Q→R) (P Q) → (P R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 1 0 0
1 0 1 1 1 1 1 0 1 1
205
1 0 0 1 1 1 1 0 1 0
0 1 1 0 0 1 0 0 1 0
0 1 0 0 0 0 0 0 1 0
0 0 1 0 0 1 0 0 1 0
0 0 0 0 0 1 0 0 1 0
(P→Q)≡(¬Q→¬P) (P→¬Q)≡(¬¬Q→¬P)≡(Q→¬P)
(¬P→Q)≡(¬Q→¬¬P)≡(¬Q→P) (¬P→¬Q)≡(¬¬Q→¬¬P)≡(Q→P)
Transposición bicondicional
(P Q) ≡ (¬Q ¬P)
Es posible tomar cualquiera de los dos conjuntos, sin que la Exportación altere
su efecto.
P Q R P → (Q R) (P→Q) → R
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 1 0 0
1 0 1 1 0 0 0 0 1 1
1 0 0 1 0 0 0 0 1 0
0 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 1 0 0 1 0 0 1 0 0
0 0 1 0 1 0 1 1 1 1
0 0 0 0 1 0 0 1 0 0
207
[(P∨Q)→R] [P→(Q→R)]
P Q R (P∨Q) → R P → (Q→R)
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1 1 0 1 0 0 1 1 0 0
1 0 1 1 1 1 1 1 1 1
1 0 0 1 0 0 0 1 1 1
0 1 1 1 1 1 1 0 1 1
0 1 0 1 0 0 0 0 1 0
0 0 1 0 1 1 1 0 1 1
0 0 0 0 1 0 1 0 1 1
¬¬(P Q) (¬¬P∨¬¬Q)
P Q ¬¬(P Q) (¬¬P∨¬¬Q)
1 1 1 1 1
1 0 0 0 1
0 1 0 0 1
0 0 0 1 0
La implicación Material amerita una explicación de sus dos polos, pues existe un
flujo morfológico a simple vista diferente.
De implicación a disyunción/conjunción
a) De implicación a Disyunción
1. Se invierte el valor del antecedente
2. Se cambia la condicional por una Disyunción
b) De implicación a Conjunción
1. Se invierte el valor de la totalidad del enunciado
2. Se invierte el valor del consecuente
3. Se cambia la condicional por una Conjunción
209
De disyunción/conjunción a implicación
A) En el caso de la disyunción
P Q P∨Q ≡ ¬P→Q
1 1 1 1 1
1 0 1 1 1
0 1 1 1 1
0 0 0 1 0
A. 2. Tomando «Q»
P Q P∨Q ≡ ¬Q→P
1 1 1 1 1
1 0 1 1 1
0 1 1 1 1
210
0 0 0 1 0
B) En el caso de la conjuntiva
P Q P Q ≡ ¬(P→¬Q)
1 1 1 1 1
1 0 0 1 0
0 1 0 1 0
0 0 0 1 0
B. 2. Tomando «Q»
P Q P Q ≡ ¬(Q→¬P)
1 1 1 1 1
1 0 0 1 0
0 1 0 1 0
0 0 0 1 0
(P→Q) ≡ ¬P∨Q
P Q (P→Q) ≡ ¬P∨Q
1 1 1 1 1
1 0 0 1 0
0 1 1 1 1
0 0 1 1 1
1 1 1 1 1
1 0 0 1 0
0 1 1 1 1
0 0 1 1 1
(P→Q)≡¬P∨Q
(P→Q)≡¬P∨Q≡¬(P ¬Q)
En la conjunción
Condicional
Conjunción
Disyunción
Condicional
(¬P ¬Q) ≡ [(P ¬Q)→( ¬Q ¬P)] (¬P ¬Q) ≡ [(¬P Q)→(¬Q ¬P)]
Conjunción
Disyunción
Conectiva de exclusión
En el lenguaje de la lógica simbólica convencional es posible encontrar en la
disyunción (∨) la propiedad ínsita de inclusión o exclusión. Sin embargo esta
propiedad lejos de asegurar una objetividad clara normalmente tiende a la
ambigüedad. Para ello es necesario emplear un elemento conectivo que aclare
esta ambigüedad, independizando una de sus propiedades: La exclusión.
P Q P Q
1 1 1 0 1
1 0 1 1 0
0 1 0 1 1
0 0 0 0 0
Esto nos manifiesta que la conectiva opera de manera que el producto que
genere debe excluir alguna de las premisas. Con ello descubrimos que es
inválido afirmar:
P P P
1 1 0 1
0 0 0 0
Por tanto
P P ¬P
1 1 1 0
215
0 0 1 1
A) En caso de que sea idéntico arroja el otro excluso con un valor invertido.
B) En caso de que sea inverso arroja el otro excluso con valor idéntico.
1. P Q 1. P Q 1. P Q
2. P 2. Q 2. P∨Q
¬Q ¬P ¬P∨¬Q
Y a la inversa
1. P Q 1. P Q 1. P Q
2. ¬P 2. ¬Q 2. ¬P∨¬Q
Q P P∨Q
216
P Q P Q P → ¬Q P Q P Q ¬Q → P
1 1 0 0 1 1 0 1 1 0 0 0 1 1
1 0 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1
0 1 1 0 0 1 0 0 1 1 0 0 1 0
0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0
P Q P Q Q → ¬P P Q P Q ¬P → Q
1 1 0 0 1 1 0 1 1 0 0 0 1 1
1 0 1 0 0 1 0 1 0 1 0 0 1 0
0 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0
1 1 0 0 1 1 1 1 1 0 0 1 1 1
1 0 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1
0 1 1 1 1 1 1 0 1 1 1 1 1 1
0 0 0 0 0 1 1 0 0 0 0 0 1 1
3. (P Q) (R S) 1. (P Q) (R S)
4. P∨R 2. ¬P∨¬R
¬Q∨¬S Q∨S
Conmutación
Asociación
(P Q) R ≡ P (Q R) (P Q) ¬R ≡ P (Q ¬R)
Transposición
Otras equivalencias
Existen a su vez otro tipo de equivalencias, que si bien conservan una cierta
cercanía a las reglas convencionales, tienen por su cuenta una similitud mucho
más propia de la exclusión. Por ello nuestro acercamiento será independiente al
nombre respectivo de las reglas de equivalencia empleadas.
Exclusión: Disyunción/Conjunción
¬P Q≡ (P→¬Q)→¬(¬P→Q) P Q≡ (¬P→¬Q)→¬(P→Q)
Conjunción
La Conjunción de condicionales:
Disyunción
La disyunción de condicionales:
¬P Q≡ (¬P→Q)→¬(¬P∨¬Q) P Q≡ (¬P→¬Q)→¬(¬P∨Q)
Mixta
P Q≡(¬P∨Q)→(¬P Q) P ¬Q≡(P∨Q)→(P Q)
Exclusión: Bicondicional
P Q ≡ (¬P Q) P Q ≡ (P ¬Q)
¬P Q≡ (P Q) ¬P Q≡ (¬P ¬Q)
APÉNDICE II
Cuadrángulo de oposición
Contrarias
La subalternación
En la relación de
O S O S negativa es semejante
subalternación Contradictorias a la subalternación
afirmativa, en la que En la contradicción, ocurre que de ninguna
la proposición p u manera pueden ser ambas proposiciones
p u afirmativa: en efecto,
de ser cierta la
universal se denomina o b falsas o verdaderas simultáneamente. La o b proposición universal,
subalternante y la proposición universal afirmativa (A)
lo es también la
proposición particular s a contradice a la proposición particular s a particular. Así, su
subalternada, se tiene negativa (I), y viceversa; la proposición
que, de ser cierta la i l universal negativa (E) contradice a la i l relación se representa
fielmente por la
proposición universal, particular afirmativa (O), y viceversa. Por
lo es asimismo la
c t ello se dice, acerca de la contradictoria de
c t fórmula mostrada a
continuación:
particular. La fórmula i e una proposición, que es su negación lógica. i e
siguiente aclara esta La relación de contradicción se muestra
relación: ó r según se ve en las fórmulas siguientes: ó r
n n n n
a a
Subcontrarias
I O
Entre subcontrarias, es posible que una sea
Particular cierta y la otra falsa, o bien que ambas sean Particular
ciertas. Pero no ocurre en modo alguno que
afirmativa ambas sean falsas a la vez. Su relación se negativa
muestra de manera más explícita por medio
Algún A es B de la fórmula que viene a continuación: Algún A no es B
222
Barbara
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EU. 1 x / a
4. EU. 2 x / a
5. s.h. 4,3
Todo aqueo es descendiente de
Deucalión y Pirra. 6. IU. 5
Celarent
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EU. 1 x / e
4. EU. 2 x / e
5. s.h. 4,3
Ningún Titán es mortal.
6. IU. 5
68
Las figuras y los modos presentados aquí corresponden a los que los escolásticos articularon [Cf. Pedro
Hispano, Tractatus (Summula Logicales)] a partir de la silogística aristotélica [Cf. Aristóteles, Analíticos
Primeros]. Lógicos posteriores, como los de Port-Royale, introdujeron nombres nuevos para algunos de los
modos, más precisamente para aquellos de la llamada cuarta figura [Cf. Arnauld, Logique]. Las abreviaturas
de las reglas de inferencia o equivalencia que han sido utilizadas aquí, y que justifican las operaciones
realizadas con las proposiciones traducidas a lenguaje cuantificacional son: conj., conjunción; EE.,
Especificación del existencial; EU., Especificación del universal; export., exportación; IE., Introducción del
existencial; IU., Introducción del universal; MPP., Modus ponendo ponens; MTT., Modus tollendo tollens;
s.h., silogismo hipotético; simp., simplificación; transp., transposición.
223
Darii
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 2 x / h
4. EU. 3 x / h
5. simp. 3
6. MPP. 4,5
7. simp. 3
8. conj. 7,6
Algún hijo de Alcmena es divino.
9. IE. 8
Ferio
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 2 x / c
4. EU. 1 x / c
5. simp. 3
6. MPP. 4,5
7. simp. 3
8. conj. 7,6
Algún hijo de Equidna no habita el
Olimpo. 9. IE. 8
224
Cesare
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EU. 1 x / b
4. EU. 2 x / b
5. transp. 3
6. s.h. 4,5
Ningún Hecatonquiro es partidario
de Cronos. 7. IU. 5
Camestres
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EU. 1 x / p
4. EU. 2 x / p
5. transp. 3
6. s.h. 4,5
Ninguna Erinia es Grea.
7. IU. 5
225
Festino
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 2 x / n
4. EU. 1 x / n
5. simp. 3
6. MTT. 4,5
7. simp. 1
8. conj. 7,6
Algún hijo de Anquises y de Afrodita
no es malvado. 9. IE. 5
Baroco
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 2 x / i
4. EU. 1 x / i
5. simp. 3
6. MTT. 4,5
7. simp. 3
8. conj. 7,6
Algún morador de la Hélade no es
Atreida. 9. IE. 8
226
Darapti
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / e
5. EU. 1 x / e
6. EU. 2 x / e
7. MPP. 5,4
8. MPP. 6,4
9. conj. 8,7
Algún miembro del séquito de
Afrodita es hijo de Hera. 10. IE. 9
Disamis
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 1 x / b
4. EU. 2 x / b
5. simp. 3
6. MPP. 4,5
7. simp. 3
8. conj. 6,7
Algún descendiente de Titanes es
caballo. 9. IE. 8
227
Datisi
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 2 z / m
4. EE. 3 y / g
5. EE. 4 x / j
6. EU. 1 y / g
7. EU. 6 x / j
8. simp. 5
9. MPP. 7,8
10. simp. 5
11. conj. 10,9
12. IE. 11
Alguno alado y cuyo
nombre significa “el
centelleante” es o Faetón
13. IE. 13
o Lampo, pero no ambos a
la vez.
Felapton
Lenguaje “natural” Traducción formal
crímenes de sangre.
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / e
5. EE. 2 y / f
6. EU. 5 z / c
7. EU. 6 x / e
8. EU. 1 x / e
9. MPP. 7,4
10. MPP. 8,4
11. conj. 9,10
12. IE. 11
13. IE. 12
Algo que tiene cantos con
los que alegra los
banquetes de los dioses
en el Olimpo, no ocurre 14. IE.
que, o habite en el Erebo 13
o cobre venganza por
crímenes de sangre.
Bocardo
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 1 x / m
4. EU. 3 y / s
5. EU. 2 x / m
6. simp. 4
7. MPP. 5,6
8. simp. 4
9. conj. 7,8
10. IU. 9
Algo cuya bisabuela es Gea
no parió hijos de un mortal. 11. IE. 10
230
Ferison
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. EE. 2 x / u
4. EU. 1 y / p
5. EU. 4 x / u
6. export. 5
7. simp. 3
8. MPP. 6,7
9. simp. 3
10. conj. 9,8
11. IU. 10
Algo que privó al cantor
Támiris de voz y de
memoria no perdona a
12. IE. 11
quien se jacta de poderle
superar.
231
Baralipton
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / f
5. EU. 1 x / f
6. EU. 2 x / f
7. s.h. 6,5
8. MPP. 7,4
9. conj. 8,4
Alguno de entre los que fueron
10. IE. 9
condenados al suplicio de llenar
69
Si bien aquí se ha optado por mostrar estos modos del silogismo como pertenecientes a la primera figura,
ha de tenerse presente que ello no ha sido siempre considerado lo más adecuado: estos modos –tras
ciertos cambios, pertenecen según algunos autores, a una cuarta figura. Por cuanto los modos que en ella
están contenidos no son sino modos indirectos de la primera, algunos, incluso, han tenido por innecesaria
su exposición como independiente de las otras, juzgándole sustancialmente inútil. Por ello, la distinción de
una cuarta figura mostrada en estas páginas no pretende en manera alguna conceder terminante y
definitivamente que tal distinción se constituya como imprescindible o necesaria al aparato silogístico, sino
sólo el presentar con mayor claridad cada uno de los modos posibles del silogismo, enfatizando su
distinción. Cabe asimismo mencionar que los términos utilizados para referir a los modos de la cuarta figura
son aquellos de los que los escolásticos se sirvieron para designar construcciones silogísticas semejantes,
aunque considerándolas como incluidas en la primera figura. Véase, al respecto, la nota al final de este
apéndice.
232
Celantes70
Lenguaje “natural” Traducción formal
3.
EU. 1 x / d
4.
EU. 2 x / d
5. s.h. 4,3
6. transp. 5
De todos los hijos de Poseidón
o Anfítrite, ocurre que
ninguno es juez en el tribunal 7. IU. 6
de Dis.
Dabitis
Lenguaje “natural” Traducción formal
70
O Calemes.
233
3. EE. 2 x / a
4. EU. 1 x / a
5. simp. 1
6. MPP. 4,5
7. simp. 3
8. conj. 6,7
Algo que se alimentaba de
carne humana es también
poseedor de pico, alas y 9. IE. 8
zarpas de cobre.
Fapesmo
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / q
5. EU. 1 x / q
6. EU. 2 x / q
7. MPP. 5,4
8. MTT. 6,4
9. conj. 7,8
234
Alguno que es
descendiente de un varón
y de una nube no ocurre
que, tras la 10. IE. 8
centauromaquia, habite el
monte Pelión.
Frisesomorum
Lenguaje “natural” Traducción formal
Alguna Moira, si es
Láquesis, hila haciendo 1.
girar su huso, devanando
el tenue hilo de la suerte
de los seres.
3.
EE. 1 x / l
4. EU. 2 x / l
5. simp. 3
6. MTT. 4,5
7.
simp. 3
8.
conj. 7,6
Algo que si es Láquesis,
hila haciendo girar su
huso, devanando el tenue 9.
hilo de la suerte de los
IE. 8
seres, no es una mujer
mortal.
235
Barbari
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / m
5. EU. 1 x / m
6. EU. 2 x / m
7. MPP. 5,4
8. MPP. 6,7
9. simp. 8
10. conj. 9,4
Algo que estaba armado
hasta los dientes al
momento de nacer y que
en la lucha contra los
11. IE. 10
Gigantes mató a Paladio,
es dios surgido de la
cabeza de Zeus.
71
A las cuatro figuras del silogismo los lógicos modernos añadieron estos cinco modos, denominándoles
débiles puesto que se obtienen por subalternación de conclusiones universales de otros modos del
silogismo.
236
Celaront
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / n
5. EU. 1 x / n
6. EU. 2 x / n
7. s.h. 6,5
8. MPP. 7,4
9. L. de M. 8
10. equiv. de cuantores
11. conj. 4,10
Alguno de los doce
trabajos de Heracles no
fue, ni realizable para los 12. IE. 11
mortales ni sencillo.
Cesaro
Lenguaje “natural” Traducción formal
3. (supuesto existencial)
4. EE. 4 x / f
5. EU. 1 x / f
6. EU. 2 x / f
7. transp. 5
8. s.h. 6,7
9. MPP. 8,4
10. conj. 4,9
Algún rayo que venció al
dios-monstruo Tifón no es
rayo que no proviene del
11. IE. 10
báculo forjado por los
Cíclopes para el Crónida.
Camestros
Lenguaje “natural” Traducción formal
Ninguna manzana en la
que ha sido inscrita la
frase “A la más bella” es 2.
obsequio a Hera debido a ¬∀ ,ℎ→ ,ℎ,
su única boda.
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / d
5. EU. 2 x / d
6.
EU. 1 z / d
7. transp. 5
8. s.h. 6,7
9. MTT. 8,4
10. conj. 4,9
Alguna manzana en la que
ha sido inscrita la frase “A
la más bella”, no es
manzana custodiada por 11. IE. 10
el dragón Leto en el jardín
de las Hespérides.
Calemos
Lenguaje “natural” Traducción formal
Toda Ménade es
mujer enloquecida
por influjo de un
1.
cierto néctar
dionisíaco.
Ninguna mujer
enloquecida por
influjo de un cierto 2.
néctar dionisíaco es
enemiga de Sileno.
239
3. (supuesto existencial)
4. EE. 3 x / j
5. EE. 1 z / j
6. EE. 2 x / j
7. equiv. de cuantores
8. equiv. de cuantores
9. s.h. 5,8
10. MTT. 9,4
11. conj. 4,10
Alguna enemiga de
Sileno no es
12. IE. 11
Ménade.
240
Sobre el Silogismo
Hallamos muchas veces, de esta manera, que uno u otro término designan
indistintamente a la operación o a su expresión, o incluso al producto de la
operación aún no expresado, es decir, al ente de pensamiento que es obra de la
misma operación de la razón; no obstante, al hablar con precisión, hay una
cierta distinción entre estos tres aspectos del razonamiento (la operación misma,
lo producido por ella que es ente de pensamiento, la expresión de lo producido),
aunque suela hacerse uso de un mismo término para referir a cualquiera de
ellos.
El entendimiento es precisamente eso que va “de aquí a allá” –es decir, que
discurre–, y aun el silogismo así propiamente llamado supone este movimiento
(pues un silogismo no es tal sólo por hallarse, en tanto expresión, escrito o
pronunciado, sino que se consuma sólo cuando el entendimiento discurre lo que
se halla expresado; en otras palabras, se dice que es un silogismo en cuanto
241
Ahora bien, “el silogismo exige modo y figura” [Pedro Hispano, Tractatus; IV, 3];
esto es, requiere ordenación de los tres términos que constituyen las
proposiciones premisas de acuerdo a la disposición del término medio en ellas, y
ordenación adecuada de cada una de las proposiciones premisas en cualidad y
cantidad. Así, por ejemplo, tenemos una figura cuando, en dos proposiciones, el
sujeto de la primera es predicado en la segunda, como en