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1.

E L ABSOLUTISMO E N E L E S T E

E s necesario volver ahora a la mitad oriental de E u r o p a o, m á s


exactamente, a la parte de E u r o p a oriental perdonada por la
invasión otomana que i n u n d ó los Balcanes en oleadas sucesi-
vas, sujetándolos a una historia local diferente a la del resto
del continente. L a gran crisis que asoló las e c o n o m í a s europeas
en los siglos x i v y x v produjo una violenta reacción feudal a l
este del E l b a . L a r e p r e s i ó n señorial desencadenada contra los
campesinos a u m e n t ó en intensidad durante todo el siglo x v i .
L a consecuencia política, en Prusia y en Rusia, fue un absolu-
tismo oriental, coetáneo del occidental pero de origen básica-
mente distinto. E l Estado absolutista del Oeste fue el aparato
político reorganizado de una clase feudal que h a b í a aceptado
la c o n m u t a c i ó n de las cargas. Fue una compensación por la des-
aparición de la servidumbre, en el contexto de una e c o n o m í a
crecientemente urbana, que no controlaba por completo y a la
que se tuvo que adaptar. Por el contrario, el Estado absolutista
del Este fue la m á q u i n a represiva de una clase feudal que aca-
baba de liquidar las tradicionales libertades comunales de los
pobres. Fue un instrumento para la consolidación de la servi-
dumbre, en un paisaje limpio por completo de vida urbana o
resistencia a u t ó n o m a s . L a reacción feudal en el Este significaba
que era preciso implantar desde arriba, y por la fuerza, un
mundo nuevo. L a dosis de violencia que se introdujo en las
relaciones sociales fue, por tanto, mucho mayor. E l Estado
absolutista del Este nunca p e r d e r í a las marcas de esta expe-
riencia originaria.
Pero, al mismo tiempo, la lucha de clases interna dentro de
las formaciones sociales del Este, y su resultado, la servidum-
bre del campesinado, no ofrecen por sí mismas una explica-
ción exhaustiva de la a p a r i c i ó n de un tipo diferente de absolu-
tismo en esta región. L a distancia entre ambos puede medirse
c r o n o l ó g i c a m e n t e en Prusia, donde la reacción feudal de la
nobleza ya se h a b í a impuesto al campesinado con la generali-
zación de la Gutsherrschaft en el siglo x v i , cien años antes del
establecimiento de un Estado absolutista en el siglo x v i i . E n
Polonia, tierra clásica de la «segunda s e r v i d u m b r e » , nunca sur-
196 Europa oriental
El absolutismo en el
gió un Estado absolutista, aunque esto constituyera un fracaso
por el que la nobleza t e n d r í a que pagar finalmente el precio de desarrollo de los atra;
su existencia nacional. S i n embargo, t a m b i é n aquí el siglo x v i del p e r í o d o de transa
p r e s e n c i ó un gobierno feudal descentralizado, dominado por un feudal s e m i m o n e t a r í z :
sistema representativo bajo el control total de la aristocracia, mercantil y manufacn
y con una autoridad m o n á r q u i c a muy débil. E n H u n g r í a , el pro- inversión exterior era
ceso de definitivo sometimiento a servidumbre del campesinado les y, hasta cierto p i n
tuvo lugar tras la guerra austro-turca, en el paso del siglo x v i representaba todaiia
al X V I I , mientras la nobleza magiar resistía con éxito la impo- cional de todos los pa
sición del absolutismo de los H a b s b u r g o E n Rusia, la implan- una integración comp
tación de la servidumbre y la c o n s t r u c c i ó n del absolutismo es- n ó m i c o de Europa oi
tuvieron m á s estrechamente vinculadas, pero incluso en este lización por los histo
caso la aparición de la primera precedió a la consolidación del n o m í a colonial» o «e
segundo, y no siempre se desarrolló pari passu con él. Como sistema de Gutsherrs
las relaciones serviles de p r o d u c c i ó n e n t r a ñ a n una fusión inme- i n t r í n s e c a m e n t e invei
diata de la propiedad y de la soberanía, del señorío y del Esto no quiere d
dominio de la tierra, no había nada sorprendente por sí mismo Europa occidental en
en unos estados nobiliarios policéntricos, tales como los que estructuras estatales
existían en Alemania al este del E l b a , en Polonia o en H u n g r í a ción trasnacional dei
tras la reacción feudal en el Este. Para explicar el posterior en primer lugar en tí
ascenso del absolutismo es preciso, ante todo, reinsertar la to- cisamente porque er
talidad del proceso de la segunda servidumbre dentro del sis- coacción extraeconón
tema internacional de estados del ú l t i m o p e r í o d o de la E u r o p a la conquista y no el i
feudal. lismo dentro de E u r
rística y directa no c
Y a hemos visto que la p r e s i ó n ejercida en esta época sobre
de las armas entre I
el Este por las economías occidentales m á s avanzadas se ha
otras palabras, la p
exagerado con frecuencia, al p r e s e n t a r í a como fuerza única o
estos siglos fue iníKi
principal responsable de la reacción señorial en esta región. De
hitismo occidental, a
hecho, aunque el comercio de cereales intensificó indudable-
mente la explotación servil en la Alemania oriental o en Polonia,
no la i n a u g u r ó en ninguno de estos países, y no jugó n i n g ú n pa- ' E l índice real de i
Eoropa orridmial en I
pel en su paralelo desarrollo en Bohemia o en Rusia. E n otras más bajo de lo qoe ge
palabras, si es incorrecto conceder una importancia central a la Francia del rjfln XV
los lazos económicos del comercio de exportación e i m p o r t a c i ó n a^ttaiipiu ^í* in^o**» n d
entre el Este y el Oeste, la causa es que el modo de p r o d u c c i ó n de los arresmos. mdá^
por d n m a o
feudal como tal —que no estaba superado en modo alguno en
Europa occidental durante los siglos x v i y x v i i — no podía crear
un sistema económico internacional unificado. Sólo el mercado
mundial del capitalismo industrial realizaría esta tarea, irra-
diando desde los países avanzados para moldear y dominar el

' Véase Zs. Pach, Die ungarische Agrarentwicklung im 16-17 Jahrhun-


dert, Budapest, 1964, pp. 38-41, 53-6, acerca de las etapas de este pro-
ceso y el impacto de la guerra de los Trece Años sobre la condición
campesina.
El absolutismo en el Este 197

desarrollo de los atrasados. L a s e c o n o m í a s mixtas occidentales


del p e r í o d o de transición —que c o m b i n a b a i í una agricultura
feudal semimonetarizada y postservil ^ con enclaves de capital
mercantil y manufacturero— carecían de tan fuerte empuje. L a
inversión exterior era m í n i m a , excepto en los imperios colonia-
les y, hasta cierto punto, en Escandinavia. E l comercio exterior
representaba todavía un p e q u e ñ o porcentaje del producto na-
cional de todos los países, excepto Holanda y Venecia. Así pues,
una integración completa de Europa oriental en el circuito eco-
n ó m i c o de Europa occidental —implícita a menudo en la uti-
lización por los historiadores de expresiones tales como «eco-
n o m í a colonial» o « e m p r e s a s de plantación» para referirse al
sistema de Gutsherrschaft vigente m á s allá del E l b a — resulta
i n t r í n s e c a m e n t e inverosímil.
Esto no quiere decir, sin embargo, que el impacto de la
Europa occidental en la oriental no fuera determinante de las
estructuras estatales que allí aparecieron. E n efecto, la interac-
ción trasnacional dentro del feudalismo se produjo siempre y
en primer lugar en el plano político y no en el económico, pre-
cisamente porque era un .modo de p r o d u c c i ó n basado en l a
coacción e x t r a e c o n ó m i c a : su forma p r i m a r i a de expansión era
la conquista y no el comercio. E l desarrollo desigual del feuda-
lismo dentro de Europa encontraba su expresión m á s caracte-
rística y directa no en l a balanza comercial, sino en la balanza
de las armas entre las respectivas regiones del continente. E n
otras palabras, la primera mediación entre Este y Oeste en
estos siglos fue militar. Fue l a p r e s i ó n internacional del abso-
lutismo occidental, aparato político de una aristocracia feudal

^ E l índice real de monetarización de las diferentes agriculturas de


Europa occidental en los siglos xvi y xvii era, probablemente, mucho
más bajo de lo que generalmente se cree. Jean Meuvret afirma que en
la Francia del siglo xvi «el campesinado vivía en un régimen de cuasi
autarquía doméstica prácticamente en todas partes», y que «la vida diaria
de los artesanos, incluyendo a la pequeña burguesía, estaba regulada de
hecho por el mismo principio, a saber, vivir de los alimentos cultivados
en las tierras propias y, por lo demás, comprar y vender el mínimo
posible»; porque «para satisfacer las necesidades ordinarias, no era nece-
sario en absoluto el uso de monedas de oro o de plata. Para el pequeño
número de transacciones mercantiles que resultaban indispensables era
posible prescindir frecuentemente del dinero». Jean Meuvret, «Circulation
monétaire et utilization economique de la monnaie dans la France du
XVI* et du xviii* siécle», Etudes d'Histoire Moderne et Contemporaine, l ,
1947, p. 20. Porshnev caracteriza correctamente la situación general de
esta época cuando la define por «la contradicción entre la forma mone-
taria y la base natural de la economía feudal», y comenta que las difi-
cultades fiscales del absolutismo radicaban por doquier en esta contra-
dicción: Les soulévements populaires en France, p. 558.
198 Europa oriental El absolutismo en el E

m á s poderosa, dominante en sociedades m á s avanzadas, lo que de Estados completanj


obligó a l a nobleza oriental a crear una m á q u i n a estatal igual- señaló el decisivo com
mente centralizada para sobrevivir. De otra forma, la superior L a espectacular m a r d
fuerza militar de los ejércitos reorganizados y engrandecidos sobre Alemania, arroO
del absolutismo se h a b r í a hecho sentir en el medio normal de asombro de Europa, h
la competencia interfeudal: la guerra. L a misma m o d e r n i z a c i ó n éxitos posteriores de 1
de los ejércitos y las tácticas, resultado de «la revolución mi- toda recuperación a h
litar» occidental tras 1560, hacía m á s factible que nunca la agre- 1641, los ejércitos suec
sión a los vastos espacios del Este, e igualmente aumentaba des zonas de xMora\ia
los peligros de invasión para las aristocracias locales de estos estaban acampados en
países. Así, al mismo tiempo que divergían las relaciones infra- L a intervención de Su
estructurales de p r o d u c c i ó n , tuvo lugar en ambas zonas una perspectiva de un Esta
p a r a d ó j i c a convergencia de las superestructuras (índice, por nia. De ahí que la U
supuesto, de lo que en ú l t i m o t é r m i n o era un modo de produc- a u s t r í a c o h a b r í a n de c
ción c o m ú n ) . L a forma concreta que a d o p t ó la amenaza militar lo privó de la posibili
del absolutismo occidental fue, afortunadamente para la noble- en las tierras t r a d i c k
za oriental, indirecta y transitoria. A pesar de todo, es sorpren- todo el centro de grai
dente hasta q u é punto sus efectos actuaron como catalizador impacto del poder suc
del modelo político del Este. E l frente entre ambas zonas nalmente menos visibJ
estaba ocupado, en el sur, por el largo duelo austro-turco, que Los ejércitos suecos <
durante doscientos cincuenta años concfentraría la atención de pesar de ser técnican
los Habsburgo sobre sus enemigos otomanos y sus vasallos hún- le sometieron inmedia
garos. E n el centro, Alemania era un laberinto de estados ciones fiscales despiai
p e q u e ñ o s y débiles, divididos y neutralizados por los conflictos conocido: los p r ñ i l e j
religiosos. Así, el ataque llegó desde el norte, relativamente jtmker fueron Uquida
primitivo. Suecia —el m á s reciente y sorprendente de todos los suecos *. A l trauma de
absolutismos occidentales, país nuevo con una población muy sueca de la Pcmeran'
limitada y una economía rudimentaria— sería el martillo del de 1648, que a s e g u r ó i
Este. S u impacto sobre Prusia, Polonia y Rusia en los noventa de playa en las t i e n
años que van desde 1630 hasta 1720 puede compararse con el suecas controlaban at
de E s p a ñ a sobre Europa occidental en una época anterior, la hasta entonces dea
aunque nunca haya recibido la misma atención. A pesar de esto, •ante de Brandembi
fue uno de los grandes ciclos de expansión militar en l a historia ejército. L a construce
del absolutismo europeo. E n su punto culminante, la caballería Elector, desde 1650 e
sueca se paseó victoriosa por las cinco capitales de Moscú, puesta directa a l a i n
Varsovia, Berlín, Dresde y Praga, en un gran arco a través del noite, que h a b r í a d é
territorio de la E u r o p a oriental que llegó a superar las cam- k » Hohenzollem, y s
p a ñ a s de los tercios españoles en la occidental. Los sistemas j i m k e r s en 1653 pan
estatales de Austria, Prusia, Polonia y Rusia experimentaron su
impacto formativo. • Véase J . Pohsenskj
L a primera conquista exterior de Suecia fue la toma de E s - - I 2H31.
' Canten. The orícii
tonia, en las largas guerras de Livonia con Rusia durante las había tomado |
ú l t i m a s d é c a d a s del siglo x v i . S i n embargo, fue la guerra de los oñentaL qoe
Treinta Años l a que produjo el primer sistema internacional
El absolutismo en el Este 199

de Estados completamente formalizado en Europa y la que


señaló el decisivo comienzo de la i r r u p c i ó n sueca en el Este.
L a espectacular marcha de los ejércitos de Gustavo Adolfo
sobre Alemania, arrollando el poder de los Habsburgo para
asombro de Europa, fue el punto decisivo de la guerra, y los
éxitos posteriores de Baner y Torstensson hicieron imposible
toda r e c u p e r a c i ó n a largo plazo de la causa imperial. Desde
1641, los ejércitos suecos ocuparon de forma permanente gran-
des zonas de Moravia ^, y cuando la guerra t e r m i n ó , en 1648,
estaban acampados en la orilla izquierda del Moldava, en Praga.
L a intervención de Suecia h a b í a arruinado definitivamente la
perspectiva de un Estado imperial de los Habsburgo en Alema-
nia. De ahí que la trayectoria y el c a r á c t e r del absolutismo
a u s t r í a c o h a b r í a n de estar determinados por esta derrota, que
lo privó de la posibilidad de un centro territorial consolidado
en las tierras tradicionales del Reich y desplazó, a su costa,
todo el centro de gravedad hacia el Este. A l mismo tiempo, el
impacto del poder sueco en la evolución de Prusia, internacio-
nalmente menos visible, fue en el interior mucho m á s profundo.
Los ejércitos suecos .ocuparon Brandemburgo desde. 1631 y, a
pesar de ser t é c n i c a m e n t e un aliado en la causa protestante,
le sometieron inmediatamente a requisiciones militares y exac-
ciones fiscales despiadadas, tales como nunca antes se h a b í a n
conocido: los privilegios tradicionales de los Estados de los
junker fueron liquidados de un plumazo por los comandantes
suecos''. A l trauma de esta experiencia se añadió la adquisición
sueca de la Pcmerania occidental por el tratado de Westfalia
de 1648, que a s e g u r ó a Suecia una amplia y permanente cabeza
de playa en las tierras del sur del Báltico. Las guarniciones
suecas controlaban ahora el Oder y amenazaban directamente a
la hasta entonces desmilitarizada y descentralizada clase domi-
nante de Brandemburgo, país que p r á c t i c a m e n t e carecía de
ejército. L a c o n s t r u c c i ó n del absolutismo prusiano por el Gran
Elector, desde 1650 en adelante, fue en buena medida una res-
puesta directa a la inminente amenaza sueca: el ejército perma-
nente, que h a b r í a de ser la piedra angular de la autocracia de
los HohenzoUern, y su sistema fiscal, fueron aceptados por los
junkers en 1653 para enfrentarse a la inminente situación de

Véase J . Polísensky, The Thirty Year's War, Londres, 1971, pági-


nas 224-31.
* Carsten, The origins of Prussia, p. 179. Pocos años antes, Gustavo
Adolfo había tomado las estratégicas fortalezas de Memel y Pillau, en
la Prusia oriental, que dominaban el acceso a Koenigsberg, imponiendo
en ellas peajes suecos: op. cit., pp. 205-6.
200 Europa oriental

guerra en el teatro báltico y para resistir a los peligros exte-


riores. De hecho, l a guerra sueco-polaca de 1655-60 se reveló
como el punto crucial de la evolución política de Berlín, que
evitó lo peor de la agresión sueca participando al lado de Esto-
colmo como joven y temeroso aliado. E l gran paso siguiente
en la c o n s t r u c c i ó n del absolutismo prusiano se dio, una vez m á s ,
en respuesta a l conflicto militar con Suecia. Durante la d é c a d a
de 1670, en medio de l a angustia provocada por las c a m p a ñ a s
suecas contra Brandemburgo, que abrieron un teatro n ó r d i c o
en l a guerra desencadenada por Francia en el oeste, fue cuando
el célebre Generalkriegscommissariat p a s ó a ocupar las funcio-
nes del anterior consejo privado y a dar forma a toda la estruc-
tura del aparato estatal de los Hohenzollem. E l absolutismo
prusiano y su definitiva configuración tomaron forma durante
la época del expansionismo sueco y bajo su presión.
Mientras tanto, en estas décadas que siguieron a Westfalia,
cayó sobre el Este el m á s duro de todos los golpes n ó r d i c o s .
L a invasión sueca de Polonia en 1655 hizo saltar r á p i d a m e n t e
la insegura confederación a r i s t o c r á t i c a de los szlachta. Cayeron
Varsovia y Cracovia, y todo el valle del Vístula q u e d ó desgarrado
por las marchas y contramarchas de los ejércitos de Carlos X .
L a principal consecuencia estratégica de la guerra fue privar
a Polonia de toda s o b e r a n í a sobre-el ducado de Prusia. Pero
los resultados sociales del devastador ataque sueco fueron mu-
cho m á s serios: las pautas demográfica y económica de Polonia
quedaron tan gravemente d a ñ a d a s que la invasión sueca llegó
a ser como un diluvio que s e p a r a r í a para siempre la anterior
prosperidad de l a Rzeczpospolita de l a crisis y l a decadencia
irrecuperables en los que se h u n d i ó después. L a ú l t i m a y breve
r e c u p e r a c i ó n de las armas polacas en la década de 1680, cuando
Sobieski dirigió l a liberación de Viena del cerco turco, fue se-
guida muy pronto por la segunda ofensiva sueca contra l a man-
comunidad, durante la gran guerra del norte de 1701-21, en la
que el principal teatro de d e s t r u c c i ó n fue, una vez m á s , Polonia.
Cuando los ú l t i m o s soldados suecos abandonaron Varsovia,
Polonia h a b í a dejado de ser una gran potencia europea. L a
nobleza polaca, por razones de las que se h a b l a r á m á s adelante,
no tuvo éxito en su intento de generar un absolutismo mientras
duraron estas tragedias. Así d e m o s t r ó en la p r á c t i c a cuáles eran
las consecuencias, para una clase feudal del Este, de no seguir
este camino; Polonia, incapaz de recuperarse de los golpes
mortales infligidos por Suecia, dejó finalmente de existir como
Estado independiente.
Rusia, como siempre, constituye un caso algo diferente den-
El absolutismo en el Este 201

tro de un campo h i s t ó r i c o c o m ú n . E l impulso en el seno de la


aristocracia hacia una m o n a r q u í a militar fue evidente en Rusia
mucho antes que en ningún otro país del Este europeo. Esto
se debió, en parte, a la prehistoria del Estado de Kiev y a la
tradición imperial bizantina que éste t r a n s m i t i ó a t r a v é s de la
caótica Rusia de la E d a d Media, utilizando l a ideología de la
«Tercera R o m a » : Iván I I I se h a b í a casado con la sobrina del
ú l t i m o Paleólogo, emperador de Constantinopla, y se a r r o g ó el
título de «zar» o emperador en 1480. S i n embargo, l a ideología
de la translatio imperii era menos importante, indudablemente,
que la continua p r e s i ó n material sobre Rusia de los pueblos
pastores t á r t a r o s y turcomanos del Asia Central. L a s o b e r a n í a
política de la Horda de Oro d u r ó hasta finales del siglo x v .
Sus sucesores los janatos de Kazán y Astracán lanzaron desde
el Este constantes incursiones en busca de esclavos, hasta su
derrota y aborción a mediados del siglo x v i . Durante otros cien
años, los t á r t a r o s de Crimea —ahora bajo señorío otomano—
asolaron el territorio ruso desde el sur; sus expediciones en
busca de b o t í n y de esclavos mantuvieron a la mayor parte de
Ucrania como un p á r a m o deshabitado'. E n los albores de la
época moderna, los jinetes t á r t a r o s carecían de capacidad para
la conquista o la ocupación permanente. Pero Rusia «centinela
de E u r o p a » , tuvo que soportar lo peor de sus ataques, y l a
consecuencia fue un mayor y m á s temprano í m p e t u hacia un
Estado centralizado en el ducado de Moscú que en el m á s
protegido electorado de Brandemburgo o en la mancomunidad
polaca. S i n embargo, a partir del siglo x v i , la amenaza militar
del Oeste fue siempre mucho mayor que la del Este, porque
la artillería de c a m p a ñ a y l a infantería moderna eran ahora
netamente superiores a los arqueros montados como arma de
batalla. Así pues, t a m b i é n en Rusia las fases realmente decisi-
vas de la transición hacia el absolutismo tuvieron lugar durante
las fases sucesivas de la expansión sueca. E l crucial reinado
de Iván I V a finales del siglo x v i estuvo dominado por las
largas guerras de Livonia, de las que Suecia r e s u l t ó vencedor
estratégico al anexionar Estonia por el tratado de Y a m Za-
polsky de 1582: un t r a m p o l í n para su dominio del litoral norte
del Báltico. E l «período de t r a s t o r n o s » , a principios del si-
glo X V I I , que t e r m i n ó con l a crítica subida a l trono de l a dinastía

' E n vísperas del ataque de Iván IV contra el janato tártaro de Kazán,


se supone que había allí unos 100.000 esclavos rusos. E l número total de
esclavos capturados por los tártaros en sus correrías desde Crimea en
la primera mitad del siglo xvil fue superior a los 200.000: G. Vernadsky,
The tsardom of Moscow, 1457-1682, i, Yale, 1969, pp. 51-4, 12.
202 Europa oriental

Románov, p r e s e n c i ó el despliegue del p o d e r í o sueco en las pro-


fundidades de Rusia. E n medio del creciente caos, un ejército
mandado por De la Gardie se a b r i ó paso hasta Moscú para
sostener a l usurpador Shuiski. Tres años d e s p u é s , un candidato
sueco —el hermano de Gustavo Adolfo— estuvo a punto de
ser elegido para la misma m o n a r q u í a rusa, aunque se vio blo-
queado en el ú l t i m o momento por la elección de Miguel Romá-
nov. E l nuevo régimen se vio obligado a ceder inmediatamente
Carelia e Ingria a los suecos, quienes en el transcurso de otra
d é c a d a tomaron toda Livonia a los polacos, lo que les dio un
control p r á c t i c a m e n t e absoluto del Báltico. E n los primeros
a ñ o s de la dinastía R o m á n o v , el influjo sueco se extendió tam-
bién al sistema político ruso*. Finalmente, el enorme edificio
estatal de Pedro I de principios del siglo x v i i i se erigió du-
rante, y contra, la suprema ofensiva militar sueca en Rusia,
dirigida por Carlos X I I , que h a b í a comenzado con la d e s t r u c c i ó n
de los ejércitos rusos en Narva y c o n t i n u a r í a con un profundo
avance en Ucrania. E l poder zarista dentro de Rusia se forjó
y se puso a prueba en la lucha internacional contra el imperio
sueco por la s u p r e m a c í a en el Báltico. E l Estado a u s t r í a c o h a b í a
sido expulsado de Alemania por la expansión sueca; el Estado
polaco q u e d ó fragmentado. Por el contrario, los estados ruso y
prusiano hicieron frente y derrotaron a la expansión sueca,
adquiriendo su forma desarrollada e n el curso de esta contienda.
E l absolutismo oriental estuvo determinado, fundamentalmen-
te, por tanto, por las condiciones impuestas por el sistema
político internacional en cuyo seno estaban integradas objetiva-
mente las noblezas de toda la región L Este fue el precio de
su supervivencia en una civilización de ininterrumpida guerra
territorial; el desarrollo desigual del feudalismo les obligó a
igualar las estructuras estatales de Occidente antes de haber
alcanzado un estadio comparable de t r a n s i c i ó n económica ha-
cia el capitalismo.
Con todo, este absolutismo t a m b i é n estuvo sobredetermina-
do, inevitablemente, por el desarrollo de la lucha de clases den-
tro de las formaciones sociales del Este. E s preciso considerar

' J . H. Billington, The icón and the axe, Londres, 1966, p. 110; este tema
invita a una mayor investigación.
' Un reconocimiento de esta cuestión por un historiador ruso puede
verse en A. N. Chistozvonov, «Nekotorye aspekti problemi genezisa abso-
liutizma», Voprosi Istorii, 5, mayo de 1968, pp. 60-1. Aunque contiene
algunos juicios disparatados (sobre España, por ejemplo), este ensayo
comparativo es probablemente el mejor estudio soviético reciente sobre
los orígenes del absolutismo en Europa oriental y occidental.
Europa oriental El absolutismo en el Este 203

p o d e r í o sueco en las pro- ahora las presiones endógenas que contribuyeron a su aparición.
reciente caos, un ejército Llama l a atención una coincidencia inicial. L a decisiva conso-
paso hasta Moscú para lidación j u r í d i c a y económica de la servidumbre en Prusia,
ios después, un candidato Rusia y Bohemia tuvo lugar, precisamente, durante las mismas
Ifo— estuvo a punto de d é c a d a s en que se echaron con firmeza las bases políticas del
rusa, aunque se vio blo- Estado absolutista. Este doble proceso —institucionalización de
elección de Miguel Romá- la servidumbre e inauguración del absolutismo— estuvo, en los
a ceder inmediatamente tres casos, estrecha y claramente ligado en la historia de las
en el transcurso de otra respectivas formaciones sociales. E n Brandemburgo, el Gran
wlacos, lo que les dio un Elector y los Estados sellaron el famoso acuerdo de 1653, con-
Báltico. E n los primeros signado en una Carta formal, por el que la nobleza votaba los
sueco se extendió tam- impuestos para un ejército permanente y el p r í n c i p e promul-
nente, el enorme edificio gaba ordenanzas por las que ataba irremediablemente a la
siglo x v i i i se erigió du- tierra a la fuerza de trabajo rural. Los impuestos h a b r í a n de
militar sueca en Rusia, cargarse sobre las ciudades y los campesinos, pero no sobre
lenzado con la destrucción los propios junkers, mientras el ejército h a b r í a de ser el núcleo
itinuaría con un profundo de todo el Estado prusiano. Fue un pacto que a u m e n t ó tanto
dentro de Rusia se forjó el poder político de la dinastía sobre la nobleza como el poder
Bcional contra el imperio de la nobleza sobre el campesinado. L a servidumbre de Alemania
E l Estado a u s t r í a c o había oriental q u e d ó ahora normalizada y generalizada en todas las
cpansión sueca; el Estado tierras de los Hohenzollem situadas m á s allá del E l b a , mientras
itrarío, los estados ruso y que el sistema de Estados fue suprimido inexorablemente por la
a la expansión sueca, m o n a r q u í a en una provincia tras otra. E n 1683, los Landtage de
curso de esta contienda, Brandemburgo y de la Prusia oriental h a b í a n perdido para
minado, fundamentalmen- siempre todo su poder'. A l mismo tiempo, se h a b í a producido
mpuestas por el sistema en Rusia una coyuntura muy similar. E n 1648, el Zemski Sabor
laban integradas objetiva- —Asamblea de l a T i e r r a — se h a b í a reunido en Moscú para
Este fue el precio de aprobar el h i s t ó r i c o Sobornoe Ulozhenie, que, por vez primera,
le ininterrumpida guerra codificaba y universalizaba la servidumbre para la población
feudalismo les obligó a rural, instituía un estricto control estatal sobre las ciudades y
kxidente antes de haber sus habitantes y, a la vez, confirmaba y remachaba la respon-
t r a n s i c i ó n económica ha- sabilidad formal de todas las tierras nobles respecto al servicio
militar. E l Sobornoe Ulozhenie fue el primer código legal global
estuvo sobredetermina- que se p r o m u l g ó en Rusia y su llegada constituyó un hecho
le la lucha de clases den- transcendental. E n efecto, el código p r o p o r c i o n ó al zarismo el
te. E s preciso considerar marco j u r í d i c o regulador para su solidificación como sistema
estatal. L a p r o c l a m a c i ó n solemne de la servidumbre del campe-
sinado ruso fue seguida a q u í t a m b i é n por la r á p i d a caída en
•idres, 1966, p. 110; este tema desuso del sistema de Estados. E n el curso de una década, el
r un historiador ruso puede
e k t i problemi genezisa abso- ' E n esa fecha los nobles reunidos en Brandemburgo dejaron cons-
, pp. 60-1. Aunque contiene tancia de su melancólica convicción de que los antiguos privilegios de
por ejemplo), este ensayo los Estados estaban prácticamente «anulados y descoloridos de tal forma
•ttio soriético reciente sobre que no parecía quedar ni una umbra libertatis*. Citado por Carsten, The
ental y occidental. origins of Prussia, p. 200.
204 Europa oriental

Zemski Sobor h a b í a desaparecido realmente, mientras que la


m o n a r q u í a c o n s t r u í a un amplio ejército semipermanente que
finalmente sustituyó a todas las viejas levas de la nobleza. E l
ú l t i m o y simbólico Zemski Sobor p a s ó al olvido en 1683, cuando
ya no era m á s que una fantasmal claque cortesana. E l pacto
social entre la m o n a r q u í a y la aristocracia rusa fue sellado
con el establecimiento del absolutismo a cambio de la aproba-
ción definitiva de la servidumbre.
Durante l a mayor parte de este mismo p e r í o d o , l a evolu-
ción de Bohemia tuvo un sincronismo comparable, aunque en
el diferente contexto de la guerra de los Treinta Años. E l tratado
de Westfalia, que finalizó en 1648 con esta larga lucha militar,
c o n s a g r ó la doble victoria de l a m o n a r q u í a Habsburgo sobre los
Estados de Bohemia y la de los grandes terratenientes sobre
el campesinado checo. E l grueso de l a vieja aristocracia checa
h a b í a sido eliminado d e s p u é s de la batalla de la M o n t a ñ a Blan-
ca, y con ella la constitución política que encarnaba su poder
local. E l Verneuerte Landesordnung, que ahora a d q u i r i ó un
vigor incontestado, c o n c e n t r ó todo el poder ejecutivo en Viena.
Los Estados, una vez disuelto su tradicional liderazgo social,
quedaron reducidos a una simple función ceremonial. L a auto-
n o m í a de las ciudades fue aplastada. E n el campo se tomaron
implacables medidas para extender l a servidumbre en las gran-
des propiedades. L a s grandes prescripciones y confiscaciones
sufridas por los anteriores propietarios y nobles checos crearon
una aristocracia nueva y cosmopolita de aventureros militares
y de funcionarios de la corte que controlaban, junto con la
Iglesia, cerca de las tres cuartas partes de todas las tierras de
Bohemia. L a s enormes p é r d i d a s demográficas tras l a guerra
de los Treinta Años provocaron una aguda escasez de mano de
obra. L a s prestaciones de trabajo del robot llegaron muy pronto
a l a mitad de l a semana laboral, mientras que los servicios,
diezmos y contribuciones feudales p o d í a n alcanzar hasta dos
tercios de toda l a p r o d u c c i ó n campesina'. E l absolutismo aus-
tríaco, derrotado en Alemania, triunfó en Bohemia, y con él se
extinguieron las ú l t i m a s libertades del campesinado checo. Así
pues, la consolidación del control señorial sobre el campesinado
y la discriminación contra las ciudades estuvieron ligadas, en
las tres regiones, a un r á p i d o aumento de las prerrogativas de
la m o n a r q u í a , y fueron seguidas por l a desaparición de los sis-
temas estamentales.
Como ya hemos visto, las ciudades de Europa del Este ha-

' Polísensky, The Thirty Year's war, p. 245.


El absolutismo en el Este 205

b í a n sido reducidas y reprimidas durante la ú l t i m a d e p r e s i ó n


medieval. L a notable m e j o r í a e c o n ó m i c a que e x p e r i m e n t ó el
continente en el siglo x v i favoreció un nuevo, aunque desigual,
crecimiento urbano en algunas zonas del Este. A partir de 1550,
las ciudades de Bohemia volvieron a conquistar buena parte de
su prosperidad, aunque bajo la égida de unos patriciados urba-
nos estrechamente unidos a la nobleza por l a propiedad terri-
torial y municipal, y sin la vitalidad popular que las h a b í a
caracterizado en la época husita. E n el este de Prusia, Koenigs-
berg era todavía una firme avanzadilla de l a a u t o n o m í a de los
burgos. E n Rusia, Moscú h a b í a r e t o ñ a d o de nuevo tras l a im-
plantación formal del zarismo con Iván I I I , beneficiándose no-
tablemente del comercio de largo recorrido entre E u r o p a y
Asia, que cruzaba Rusia y en el que t a m b i é n participaban los
viejos centros mercantiles de Novgorod y Pskov. L a madura-
ción de los estados absolutistas en el siglo x v i i p r o p i n ó el defi-
nitivo golpe mortal a l a posibilidad de un renacimiento de la
independencia urbana en el Este. L a s nuevas m o n a r q u í a s
—Hohenzollem, Habsburgo y R o m á n o v — aseguraron la inque-
brantable s u p r e m a c í a política de l a nobleza sobre las ciudades.
E l ú n i c o organismo corporativo que resistió al Gleichschaltung
del Gran Elector tras l a S u s p e n s i ó n de 1653 fue l a ciudad de
Koenigsberg en la Prusia oriental: fue aplastada en 1662-63 y
en 1674, ante la pasividad de los junkers l o c a l e s E n Rusia,
el mismo Moscú carecía de una clase burguesa fuerte, al estar
el comercio acaparado por los boyardos, los funcionarios y un
p e q u e ñ o grupo de mercaderes gosti, cuyo estatuto y privilegios
d e p e n d í a n del gobierno. Había, sin embargo, numerosos artesa-
nos, una a n á r q u i c a fuerza de trabajo semirrural, y los trucu-
lentos y corrompidos fusileros de l a milicia de los Streltsi. L a
causa inmediata de l a convocatoria del decisivo Zemski Sobor
que p r o m u l g ó el Sobornoe Ulozhenie fue una explosión repentina
de estos grapos h e t e r o g é n e o s . L a s multitudes amotinadas se
enfurecieron ante l a subida de precios de los artículos básicos
que siguió al aumento de impuestos decretado por la adminis-
t r a c i ó n de Morózov, tomaron Moscú y obligaron al zar a aban-
donar l a ciudad, mientras el descontento se extendía por las
provincias mrales hasta Siberia. Una vez recuperado el control
de l a capital, se convocó a l Zemski Sobor y se d e c r e t ó el Uloz-
henie. Novgorod y Pskov se rebelaron contra las exacciones
fiscales, por lo que fueron definitivamente reprimidas, dejando
de tener en adelante toda importancia económica. Los ú l t i m o s

'° Carsten, The origins aj Prussia, pp. 212-14, 220-1.


206 Europa oriental

tumultos urbanos de Moscú tuvieron lugar en 1683, cuando los


artesanos rebeldes fueron sometidos con facilidad, y en 1683,
cuando Pedro I liquidó por fin a los streltsi. A partir de en-
tonces, las ciudades rusas no crearon ningún problema a la mo-
n a r q u í a ni a la aristocracia. E n tierras checas, la guerra de los
Treinta Años a c a b ó con el orgullo y el desarrollo de las ciudades
de Bohemia y Moravia: los incesantes sitios y devastaciones que
sufrieron durante las c a m p a ñ a s de l a guerra, junto con la can-
celación de las a u t o n o m í a s municipales d e s p u é s de ella, las
redujeron para siempre a adornos pasivos del imperio de los
Habsburgo.
L a razón interna m á s fundamental del absolutismo del Este
radica, sin embargo, en el campo. S u compleja maquinaria de
r e p r e s i ó n estaba dirigida primordial y esencialmente contra el
campesinado. E l siglo x v i i fue una época de caída de los pre-
cios y disminución de la población en la mayor parte de Europa.
E n el Este, las guerras y los desastres civiles h a b í a n creado
crisis de mano de obra particularmente agudas. L a guerra de
los Treinta Años infligió un golpe brutal al conjunto de la eco-
n o m í a alemana al este del E l b a . E n muchos distritos de Bran-
demburgo hubo p é r d i d a s demográficas superiores al 50 por
100». E n Bohemia, la población total bajó de 1.700.000 habi-
tantes a menos de 1.000.000 en el momento de la firma de la
Paz de W e s t f a l i a » . E n las tierras rusas, las intolerables ten-
siones de las guerras de Livonia y de la Oprichnina condujeron
a la despoblación y evacuación calamitosas de Rusia central
en los ú l t i m o s a ñ o s del siglo x v i : entre el 76 y el 96 por 100
de todos los núcleos rurales de la provincia de Moscú fueron
abandonados ». E l «período de t r a s t o r n o s » , con sus guerras ci-
viles, invasiones extranjeras y rebeliones rurales, produjo en-
tonces inestabilidad y escasez de l a fuerza de trabajo a dispo-
sición de la clase terrateniente. E l descenso demográfico de
esta época creó así, o agravó, una constante escasez de trabajo
rural para el cultivo de la tierra. Había, a d e m á s , un antecedente
regional permanente de este fenómeno: el problema e n d é m i c o
para el feudalismo oriental de la p r o p o r c i ó n tierra/trabajo, la
existencia de demasiado pocos campesinos, dispersos en espa-
cios excesivamente grandes. L a siguiente c o m p a r a c i ó n puede
dar una idea de la diferencia de condiciones con la E u r o p a
occidental: la densidad de población en la Rusia del siglo x v i i

" Stoye, Europe unfolding, 1648-1688, p. 31.


" Polísensky, The Thirty Year's war, p. 245.
" R. H. Hellie, Enserfment and military change in Muscovy, Chicago,
1971, p. 95.
El absolutismo en el Este 207

era de tres o cuatro personas por k i l ó m e t r o cuadrado, mientras


que la de Francia era de 40, es decir, diez veces mayor'". E n
las fértiles tierras del sudeste de Polonia o de Ucrania occi-
dental, l a zona agrícola m á s rica de la Rzeczpospolita, la den-
sidad demográfica no era mucho mayor, entre tres y siete per-
sonas por k i l ó m e t r o cuadrado". L a mayor parte de la llanura
de H u n g r í a central —que entonces eran las tierras fronterizas
entre los imperios a u s t r í a c o y turco— estaba igualmente des-
poblada. E l primer objetivo de la clase terrateniente no era
tanto, como en Occidente, fijar el nivel de las cargas que debía
pagar el campesino, como detener la movilidad del aldeano y
atarle a la tierra. Del mismo modo, en grandes zonas de Europa
oriental, la forma m á s típica y eficaz de la lucha de clases pro-
tagonizada por el campesinado era simplemente huir, esto es,
desertar colectivamente de la tierra y dirigirse a nuevos espa-
cios deshabitados e inexplorados.
Y a se han descrito las medidas tomadas en el ú l t i m o p e r í o d o
medieval por la nobleza prusiana, austriaca y checa para impe-
dir esta movilidad tradicional; naturalmente, estas medidas se
intensificaron en la fase inaugural del absolutismo. Más hacia
el este, en Rusia y en Polonia, el problema era todavía m á s
serio. E n las amplias tierras p ó n t i c a s situadas entre ambos paí-
ses no existían límites ni fronteras estables de asentamiento;
la profunda zona forestal del norte de Rusia era tradicional-
mente un á r e a de campesinado de «tierra negra», al margen
del control señorial, mientras que Siberia occidental y la región
del Volga y el Don, en el sudeste, c o n s t i t u í a n remotas e impe-
netrables extensiones todavía en proceso de colonización gra-
dual. L a emigración rural en todas esas direcciones ofrecía l a
posibilidad de liberarse de la explotación señorial y establecer,
en las duras condiciones de la frontera, colonias campesinas in-
dependientes. E l interminable proceso de r e d u c c i ó n a la servi-
dumbre del campesinado ruso, a lo largo del siglo x v i i , debe
considerarse en el marco del contexto natural apuntado: exis-
tían zonas marginales, grandes y divisibles, alrededor de las
propiedades territoriales de la nobleza. Así, es una paradoja
histórica que Siberia fuese colonizada por p e q u e ñ o s propieta-
rios campesinos, procedentes de las comunidades de «tierra
negra» del norte, que buscaban mayor libertad personal y opor-
tunidades económicas, durante el mismo p e r í o d o en que la gran

" R. Mousnier, Peasant Uprisings, pp. 157, 159.


" P. Skwarczynski, «Poland and Lithuania», en The New Cambridge
Modern History of Europe, i l l , Cambridge, 1968, p. 377.
208 Europa oriental

masa del campesinado central se estaba hundiendo en una


abyecta esclavitud". E s t a ausencia de una fijación territorial
normal en Rusia es lo que explica l a sorprendente supervivencia
de l a esclavitud en una escala muy considerable: a finales del
siglo XVI, los esclavos todavía cultivaban entre el 9 y el 15
por 100 de las propiedades r u s a s E n efecto, como hemos
dicho repetidas veces, l a presencia de esclavitud rural en una
formación social feudal siempre significa que el sistema de ser-
vidumbre no se ha cerrado a ú n , y que un considerable n ú m e r o
de productores directos permanece libre en el campo. L a pose-
sión de esclavos era uno de los grandes capitales de l a clase
boyarda, que daba a sus propiedades una ventaja económica
fundamental sobre la m á s p e q u e ñ a nobleza de s e r v i c i o " : dejó
de ser necesaria sólo cuando la red de l a servidumbre hubo
atrapado con fuerza a casi todo el campesinado ruso en el si-
glo X V I I I . Mientras tanto, existió una incesante rivalidad inter-
feudal por el control de «almas» para el cultivo de las tierras
de l a nobleza y el clero: los boyardos y los monasterios con
feudos m á s rentables y racionalizados a d m i t í a n siervos fugiti-
vos, procedentes de fincas m á s p e q u e ñ a s , y p o n í a n o b s t á c u l o s
a su r e c u p e r a c i ó n por sus antiguos señores, lo que enfurecía
a l a clase de p e q u e ñ o s propietarios. Estos conflictos no termi-
naron hasta que se estableció una «autocracia central, estable
y poderosa, con un aparato coercitivo de Estado, capaz de
imponer la a d s c r i p c i ó n a la tierra en todo el territorio ruso.
Así pues, l a constante p r e o c u p a c i ó n señorial por el problema
de l a movilidad laboral en el Este es lo que explica, sin duda
alguna, gran parte de la marcha interior hacia el absolutismo
L a s leyes señoriales que ataban al campesinado a l a tierra y a
se h a b í a n aprobado en l a época precedente. Pero, como y a
hemos visto, su cumplimiento era normalmente muy imperfec-

" A. N. Sajarov, «O dialektike istoricheskovo razvitiya russkovo


krest'yanstva», Voprosi Istorii, 1, enero de 1970, pp. 26-7, subraya este con-
traste.
" Mousnier, Peasant uprisings, pp. 174-5.
" Véase la notable ponencia de Vernadsky, «Serfdom in Russia», en
X Congresso Internationale di Scienze Storiche, Relazioni, lii, Florencia,
1955, pp. 247-72, que señala correctamente la importancia de la esclavitud
rural en Rusia como una característica del sistema agrario.
" Una idea de la magnitud de este problema para la clase dominante
rusa puede deducirse del hecho de que en fecha tan tardía como 1718-9,
mucho después de la consolidación legal de la servidumbre, el censo
ordenado por Pedro I descubrió no menos de 200.000 siervos fugitivos
—alrededor del 3 ó 4 por 100 del total de la población sierva— que fueron
devueltos a sus antiguos amos. Véase M. Ya. Volkov, «O stanovlenii
absoliutizma v Rossii», Istoriya SSSR, enero de 1970, p. 104.
El absolutismo en el Este 209

to: las verdaderas pautas de la mano de obra no correspon-


dían siempre, en modo alguno, a las disposiciones de los códigos
legales. L a misión del absolutismo fue, en todas partes, con-
vertir la teoría j u r í d i c a en p r á c t i c a económica. Un aparato
represivo inexorablemente centralizado y vmitario constituía
una necesidad objetiva para la vigilancia y la s u p r e s i ó n de la
extendida movilidad r u r a l en épocas de d e p r e s i ó n económica.
Ninguna red de jurisdicciones de señores individuales, por muy
despóticos que fueran, podía enfrentarse con este problema de
forma adecuada. Las funciones de policía interior necesarias
para la segunda servidumbre del Este fueron, en este sentido,
mucho m á s exigentes que las necesarias para la primera servi-
dumbre en el Oeste: el resultado fue hacer posible un Estado
absolutista m á s avanzado que las relaciones de p r o d u c c i ó n so-
bre las que se asentaba, y c o n t e m p o r á n e o del que en el Oeste
evolucionaba m á s allá de la servidumbre.
Polonia, una vez m á s , fue la aparente excepción en la lógica
de este proceso. Pero así como en lo exterior tuvo que pagar
el castigo del diluvio sueco por no haber generado un absolu-
tismo, en el interior el precio de su fracaso fue l a mayor insu-
r r e c c i ó n campesina de esta época, la catástrofe de la revolución
ucraniana de 1648, que le costó un tercio de su territorio y que
descargó sobre la moral y el valor de la szlachta un golpe del
que nunca se h a b r í a de recobrar plenamente, pues sirvió de
preludio inmediato a la guerra con Suecia, a la que h a b r í a de
ligarse. E l c a r á c t e r peculiar de la revolución ucraniana fue con-
secuencia directa del problema b á s i c o de la movilidad y la
huida de los campesinos en el Este ^o. Fue una rebelión iniciada
por los relativamente privilegiados «cosacos» de la región del
Dniéper, que eran en su origen campesinos fugitivos o rutenios,
o habitantes de las tierras atlas circasianas, que se h a b í a n asen-
tado en las vastas tierras fronterizas entre Polonia, Rusia y el
janato t á r t a r o de Crimea. E n estas tierras de nadie h a b í a n lle-
gado a adoptar un modo de vida s e m i n ó m a d a , ecuestre, muy
similar al de los t á r t a r o s contra los que normalmente luchaban.
Mucho tiempo d e s p u é s se h a b í a desarrollado una compleja es-
tructura social en las comunidades de cosacos. S u centro político
y militar era la isla fortificada o sech, situada m á s abajo de los
r á p i d o s del Dniéper, creada en 1557, y que constituía un campa-
mento guerrero, organizado en regimientos que elegían delega-

^ Una completa descripción de ia estructura social de Ucrania y de


la revolución de 1648-54 puede verse en Vernadsky, The tsardom of Mos-
cow, I , pp. 439-81.
210 Europa oriental El absolutismo en el Es

dos para un consejo de oficiales o starshina, que a su vez elegía Los campesinos ucranisa
un comandante supremo o hetmán. Fuera del sech de Zapo- víctimas de esta operaci
rozhe, las bandas errantes de bandidos y m o n t a ñ e r o s se mez- j integración del cuerpo (j
claban con asentamientos aldeanos de agricultores, gobernados ció sus ataduras. Finalmi
por sus propios ancianos. L a nobleza polaca, cuando e n c o n t r ó drones cosacos llegaron
estas comunidades en su expansión hacia Ucrania, p e n s ó que cracia zarista. E l traiadi
era necesario tolerar la fuerza armada de los cosacos zaporoz- V respectiva trayectoria de
hianos, englobándola en un n ú m e r o limitado de regimientos téc- durante el siglo .XVIL E l
nicamente «registrados» bajo mando polaco. L a s tropas cosacas incapaz de derrotar y s
fueron utilizadas como caballería auxiliar en las c a m p a ñ a s resistir a los suecos. L a j
polacas de Moldavia, Livonia y Rusia, y los oficiales triunfantes de ambas cosas: repeii
llegaron a constituir una élite de propietarios, que dominaron sino que a l final utilizó :
al pueblo cosaco y en ocasiones se convirtieron finalmente en de la r e p r e s i ó n de sus
nobles polacos. E l levantamiento ucz
E s t a convergencia social con la szlachta local, que h a b í a portante de la época en
extendido ininterrumpidamente sus tierras en dirección al Este, grandes noblezas de E i
no c a m b i ó la a n o m a l í a militar de l a independencia de los regi- en un momento u otro
mientos del sech, con su base en un filibusterismo semipopular, ^ E n Brandemburgo se p
ni afectó a los grupos de cosacos rurales que vivían entre la cia r u r a l en el distrito <
población sierva cultivando los latifundios de l a aristocracia de la guerra de los T r d
polaca en esta región. Así, l a movilidad campesina h a b í a dado 1 1646, 1648, 1650 y, de m
origen en las praderas p ó n t i c a s a un fenómeno sociológico der nobiliario por el G r
p r á c t i c a m e n t e desconocido por entonces en Occidente: el de del malestar y l a deses
unas masas rurales capaces de presentar ejércitos organizados de Bohemia, sujeto a t
contra una aristocracia feudal. E l repentino m o t í n de las com- económica y legal desp
p a ñ í a s registradas bajo su Hetmán Jmelnitski en 1648 fue pro- ' contra sus señores a i
fesionalmente capaz de hacer frente a los ejércitos polacos en- los ejércitos a u s t r í a c o s
viados contra ellas, y su rebelión d e s e n c a d e n ó , a su vez, un su alzamiento. Pero, s
levantamiento general de los siervos de Ucrania, que lucharon n ú m e r o inigualado de i
codo a codo con los campesinos cosacos pobres por arrojar a I desde el «periodo de
los señores polacos. Tres a ñ o s d e s p u é s , los campesinos polacos ' hasta la era de la flus
se rebelaron en la región de Podhale, en Cracovia, en un movi- campesinos, plebeyos i
miento inspirado por el de los cosacos y los siervos ucranianos. ron el poder provinci
Una salvaje guerra social se libró en Galitzia y en Ucrania, en nikov, y sus ejércitos
la que los ejércitos szlachta fueron derrotados repetidas veces Dimitri como zar de U
por las fuerzas zaporozhianas. E s t a guerra t e r m i n ó con la deci- de l a zona de guerra d
siva transferencia de fidelidad de Polonia a Rusia realizada por del campesino B a i a s h
Jmelnitski con el tratado de Pereyaslavl de 1654, que puso a este, desde Astracán'-
toda l a Ucrania situada m á s allá del Dniéper bajo el dominio señorial a medida quí
de los zares, garantizando los intereses del starshina c o s a c o » . y cosacos subían por e
Razin. E n 1707-08, laa
al cosaco B u l a t i n en
" Un relato sucinto de las negociaciones y disposiciones del tratado
de Pereyaslavl puede verse en C. B. O'Brien, Muscovy and the Ukraine,
Berkeley y Los Angeles, 1963, pp. 21-7. Stoye. Europe unfol
Europa oriental El absolutismo en el Este 211

, que a su vez elegía Los campesinos ucranianos —cosacos y no cosacos— fueron las
del sech de Z a p o víctimas de esta o p e r a c i ó n : l a «pacificación» de Ucrania con l a
y m o n t a ñ e r o s se mez- J integración del cuerpo de oficiales en el Estado ruso restable-
igricultores, gobernados ció sus ataduras. Finalmente, tras una larga evolución, los escua-
« l a c a , cuando e n c o n t r ó drones cosacos llegaron a formar un cuerpo de élite de l a auto-
p a Ucrania, p e n s ó que cracia zarista. E l tratado de Pereyaslavl simbolizó, en efecto, la
áe los cosacos zaporoz- " respectiva trayectoria de los dos grandes rivales de aquella zona
tado de regimientos téc- durante el siglo x v i i . E l fragmentado Estado polaco se m o s t r ó
aco. L a s tropas cosacas incapaz de derrotar y someter a los cosacos, y tampoco pudo
iliar en las c a m p a ñ a s resistir a los suecos. L a autocracia zarista centralizada fue capaz
los oficiales triunfantes de ambas cosas: repelió l a amenaza sueca y no sólo sometió,
tarios, que dominaron sino que a l final utilizó a los cosacos como dragones encargados
lirtieron finalmente en de l a r e p r e s i ó n de sus propias masas.
E l levantamiento ucraniano fue l a guerra campesina m á s im-
ichta local, que h a b í a portante de l a época en el Este, pero no fue la única. Todas las
is en dirección al Este, grandes noblezas de E u r o p a oriental tuvieron que enfrentarse,
ependencia de los regi- en un momento u otro del siglo x v i i , con rebeliones de siervos.
isterismo semipopular, E n Brandemburgo se produjeron repetidos estallidos de violen-
es que vivían entre la cia rural en el distrito central de Prignitz, durante la fase final
ios de la aristocracia de la guerra de los Treinta Años y en l a d é c a d a siguiente: 1645,
campesina h a b í a dado 1646, 1648, 1650 y, de nuevo, en 1656 ». L a c o n c e n t r a c i ó n del po-
fenómeno sociológico • der nobiliario por el Gran Elector debe considerarse en el marco
i en Occidente: el de del malestar y la desesperación de las aldeas. E l campesinado
ejércitos organizados de Bohemia, sujeto a una creciente degradación de su posición
ino m o t í n de las com- económica y legal d e s p u é s del tratado de Westfalia, se levantó
litski en 1648 fue pro- contra sus señores a lo largo de todo el país en 1680, cuando
i ejércitos polacos en- los ejércitos a u s t r í a c o s tuvieron que ser enviados para suprimir
c a d e n ó , a su vez, un su alzamiento. Pero, sobre todo, en l a misma Rusia hubo un
•Jcrania, que lucharon n ú m e r o inigualado de insurrecciones rurales que se extendieron
pobres por arrojar a desde el «período de t r a s t o r n o s » a comienzos del siglo x v i l
s campesinos polacos hasta la era de la I l u s t r a c i ó n en el siglo x v i i i . E n 1606-07, los
^racovia, en un movi- campesinos, plebeyos y cosacos de l a región del Dniéper toma-
js siervos ucranianos. , ron el poder provincial bajo el mando del ex esclavo Bolót-
tzia y en Ucrania, en nikov, y sus ejércitos estuvieron a punto de instalar al Falso
lados repetidas veces D i m i t r i como zar de Moscú. E n 1633-34, los siervos y desertores
t e r m i n ó con la deci- de la zona de guerra de Smolensko se rebelaron bajo el mando
1 Rusia realizada por 1 del campesino Balash. E n 1670-71, p r á c t i c a m e n t e todo el sud-
de 1654, que puso a este, desde Astracán hasta Simbirsk, se sacudió el control
:per bajo el dominio señorial a medida que n u m e r o s í s i m o s ejércitos de campesinos
ú starshina cosaco^'. y cosacos subían por el valle del Volga dirigidos por el bandido
Razin. E n 1707-08, las masas rurales del Bajo Don siguieron
al cosaco B u l a v i n en una violenta rebelión contra el aumento
isposiciones del tratado '
acovy and the Ukraine,
" Stoye, Europe unfolding, 1648.1688, p. 30.
212 Europa oriental

de contribuciones y el trabajo obligatorio en los astilleros, im-


puestos por Pedro I . Finalmente, en 1773-74, tuvo lugar la ú l t i m a
y m á s formidable de todas las insurrecciones: la tremenda
rebelión de numerosas poblaciones explotadas, desde las estri-
baciones de los Urales y los desiertos de B a s h k i r i a hasta las
orillas del Caspio, al mando de Pugachev, que c o m b i n ó a cosa-
cos del monte y la estepa, obreros industriales forzados, cam-
pesinos de las llanuras y tribus de pastores en una serie de
sublevaciones que, para ser derrotadas, necesitaron el despliegue
a gran escala de los ejércitos imperiales rusos.
Todas estas rebeliones populares se originaron en las inde-
terminadas zonas fronterizas del territorio ruso: Galitzia, Bie-
lorrusia. Ucrania, Astracán, Siberia, porque allí se diluía el
poder del Estado central y las escurrizidas masas de bandidos,
aventureros y fugitivos se mezclaban con los siervos asentados
y las propiedades nobiliarias. L a s cuatro mayores rebeliones
fueron dirigidas por elementos cosacos armados, que aportaban
la experiencia militar y la organización que les h a c í a n tan peli-
grosos para la clase feudal. Con el cierre final de las fronteras
ucraniana y siberiana a finales del siglo x v i i i , d e s p u é s de que
se completaran los programas colonizadores de Potemkin, fue
cuando el campesinado ruso, de forma "significativa, q u e d ó so-
metido a una taciturna quietud. Así pues, en toda la E u r o p a
oriental, la intensidad de la lucha de clases en el campo —siem-
pre latente en forma de huidas rurales— fue t a m b i é n el deto-
nador de explosiones campesinas contra la servidumbre, en las
que resultaba frontalmente amenazado el poder colectivo y la
propiedad de la nobleza. L a geografía social plana de la mayor
parte de la región —que la distinguía del espacio m á s segmen-
tado de la E u r o p a o c c i d e n t a l — » p odía dar formas particular-
mente serias a esta amenaza. E l extendido peligro procedente de
sus propios siervos a c t u ó , por tanto, como una fuerza centrí-
peta sobre las aristocracias del Este. L a ascensión del Estado
absolutista en el siglo x v i i r e s p o n d í a , en ú l t i m o t é r m i n o , al
miedo social: su aparato coactivo político-militar era la g a r a n t í a
de la estabilidad de la servidumbre. H a b í a así un orden interno
del absolutismo del Este que complementaba su d e t e r m i n a c i ó n
exterior: la función del Estado centralizado consistía en defen-
der la posición de clase de la nobleza feudal contra sus rivales

" E l contraste entre la topografía llana e interminable del Este, que


facilitaba las huidas, y el relieve más accidentado y limitado del Oeste,
que ayudaba al control de la fuerza de trabajo, es subrayado por Latti-
more, «Feudalism in history», pp. 55, 56, y Mousnier, Peasant uprisings,
páginas 157, 159.
Et absolutismo en el Este 213

del exterior y sus campesinos del interior. L a organización y l a


disciplina de los primeros y l a fluidez y contumacia de los segun-
dos dictaron la urgencia de l a unidad política. E l Estado abso-
lutista se reduplicó, pues, al otro lado del E l b a , hasta llegar a
ser un f e n ó m e n o europeo de c a r á c t e r general.
¿Cuáles fueron los rasgos específicos de l a variante oriental
de esta m á q u i n a feudal fortificada? Pueden señalarse dos carac-
terísticas básicas e interrelacionadas. E n primer lugar, l a in-
fluencia de la guerra en su estructura fue m á s preponderante
incluso que en el Oeste, y t o m ó formas sin precedentes. Prusia
representa quizá el límite extremo alcanzado por la militariza-
ción en la génesis de este Estado. E l hincapié funcional en la
guerra redujo en este caso al naciente aparato de Estado a un
subproducto de l a m á q u i n a militar de l a clase dominante. E l
absolutismo del Gran Elector de Brandemburgo h a b í a nacido,
como ya hemos visto, en medio de la confusión provocada por
las expediciones suecas a t r a v é s • del Báltico en la d é c a d a de
1650. S u evolución y articulación internas representaron una
expresiva realización de l a frase de Treitschke: «La guerra es
el padre de la cultura y l a madre de l a creación», porque toda
la estructura fiscal, la burocracia central y la a d m i n i s t r a c i ó n
local del Gran Elector comenzaron su existencia como subde-
partamentos técnicos del Generalkriegskommissariat. A partir
de 1679, durante l a guerra con Suecia, esta institución única se
convirtió bajo el mando de Von Grumbkow en el ó r g a n o su-
premo del absolutismo de los Hohenzollem. L a burocracia pru-
siana, en otras palabras, n a c i ó como una rama del ejército.
E l Generalkriegskommissariat constituía un ministerio de l a
guerra y de hacienda omnicompetente, que no sólo m a n t e n í a
un ejército permanente, sino que recaudaba impuestos, regula-
ba l a industria y suministraba el funcionariado provincial del
Estado de Brandemburgo. E l gran historiador prusiano Otto
Hintze describió así el desarrollo de esta estructura en el siglo
siguiente: «Toda la organización del funcionariado estaba l i -
gada a los objetivos militares y destinada a servirlos. Incluso los
policías provinciales p r o c e d í a n de los comisariados de l a gue-
rra. Todo ministro de Estado se titulaba s i m u l t á n e a m e n t e mi-
nistro de la guerra; todo consejero de las c á m a r a s administra-
tivas y fiscales se titulaba s i m u l t á n e a m e n t e consejero de la
guerra. Los antiguos oficiales se convertían en consejeros pro-
vinciales o, incluso, en presidentes y ministros; los funcionarios
de l a a d m i n i s t r a c i ó n se reclutaban en su mayor parte entre los
antiguos interventores y comisarios de los regimientos; las po-
siciones m á s bajas se llenaban hasta ddnde era posible con
214 Europa oriental

suboficiales retirados o con inválidos de guerra. Todo el E s -


tado a d q u i r í a así un corte militar, y todo el sistema social se
p o n í a al servicio del militarismo. Los nobles, burgueses y cam-
pesinos se limitaban a estar allí, cada uno en su esfera, para
servir al Estado y travaüíer pour le roi de Prussey ». A finales
del siglo X V I I I , el porcentaje de la población enrolada en el
ejército era quizá cuatro veces superior al de la Francia con-
t e m p o r á n e a ^, y se utilizaban implacables m é t o d o s coactivos
para reaprovisionarlo con desertores y campesinos extranjeros.
E l control del mando por los junkers era p r á c t i c a m e n t e abso-
luto. E s t a tremenda m á q u i n a militar a b s o r b í a normalmente en-
tre el 70 y el 80 por 100 de los ingresos fiscales del Estado en
tiempos de Federico I I " .
E l absolutismo a u s t r í a c o , como se verá m á s adelante, siem-
pre tuvo una estructura mucho m á s heteróclita, mezcla imper-
fecta de rasgos orientales y occidentales que c o r r e s p o n d í a a su
base territorial mixta en E u r o p a central. Ninguna concentra-
ción comparable a la de Berlín prevaleció nunca en Viena. Con
todo, hay que tener en cuenta que, desde la mitad del siglo x v i
hasta finales del x v i i i , la tendencia centralizadora y el í m p e t u
innovador dentro del ecléctico sistema administrativo del E s -
tado de los Habsburgo provinieron del complejo militar impe-
rial. Durante mucho tiempo, en efecto, sólo este complejo mili-
tar dio realidad p r á c t i c a a la unidad dinástica de las dispersas
tierras gobernadas por los Habsburgo. Así, el Consejo Supremo
de la Guerra, o Hofkriegsrat, era el único organismo de go-
bierno con j u r i s d i c c i ó n en todos los territorios de los Habsbur-
go en el siglo x v i , y el ú n i c o organismo ejecutivo que los unía
bajo la familia dominante. Aparte de sus deberes de defensa
contra los turcos, el Hofkriegsrat era responsable de la directa
a d m i n i s t r a c i ó n civil de toda la banda de territorio situada a lo
largo de la frontera sudoriental de Austria y Hungría, que estaba
guarnecida con milicias de Grenzers sujetas a su mando. S u
posterior papel en el crecimiento gradual de la centralización
de los Habsburgo y en la c o n s t r u c c i ó n de un absolutismo des-
arrollado fue siempre determinante. «De todos los ó r g a n o s cen-
trales de gobierno, éste fue probablemente el que tuvo una
influencia mayor para promover la unificación de los diversos
territorios hereditarios, y todos —incluyendo Bohemia y espe-
cialmente H u n g r í a , para cuya p r o t e c c i ó n se h a b í a planeado ori-

" Hintze, Gesammelte Abhandlungen, i , p. 61.


" Dorn, Competition for empire, p. 94.
" A. J . P. Taylor, The course of Germán history, Londres, 1961, p. 19.
El absolutismo en el Este 215

ginariamente— aceptaron su control supremo sobre los asuntos


militares» ». E l ejército profesional que apareció tras la guerra
de los Treinta Años r u b r i c ó la victoria de la d i n a s t í a sobre los
Estados bohemios; sostenido por los impuestos sobre las tierras
de Bohemia y de Austria, se convirtió en el primer aparato per-
manente de gobierno en ambos reinos, y careció durante m á s
de un siglo de un verdadero equivalente civil. T a m b i é n en las
tierras magiares, la extensión del ejército de los Habsburgo en
H u n g r í a a principios del siglo x v i i i provocó finalmente una
unión política m á s estrecha con las otras posesiones dinásticas.
E l poder absolutista, en este caso, residía exclusivamente en la
rama militar del Estado: a partir de entonces, H u n g r í a sumi-
n i s t r ó acantonamientos y tropas a los ejércitos de los Habs-
burgo, que ocupaban un terreno geográfico situado, para el
resto de la a d m i n i s t r a c i ó n imperial, m á s allá de sus fronteras.
Al mismo tiempo, los territorios recién conquistados y situados
m á s hacia el Este, que se h a b í a n tomado a los turcos, se pu-
sieron bajo control del ejército. E l Consejo Supremo de la
Guerra gobernaba directamente Transilvania y el Banato, orga-
nizando y supervisando la colonización sistemática de estas
tierras por inmigrantes "germanos. L a maquinaria de guerra
fue siempre el a c o m p a ñ a m i e n t o m á s constante del desarrollo
del absolutismo austriaco. Pero no por eso los ejércitos austría-
cos alcanzaron nunca la posición de sus equivalentes prusianos:
la militarización del Estado se vio bloqueada por los límites
impuestos a su centralización. L a carencia final de una unidad
política rigurosa en los dominios de los Habsburgo impidió un
auge comparable del aparato militar dentro del absolutismo
austriaco.
Por otra parte, el papel del aparato militar en Rusia apenas
fue menos importante que en Prusia. E n su estudio sobre la
especificidad histórica del imperio moscovita, Kliuchevsky co-
menta que «la primera de estas peculiaridades era l a organiza-
ción guerrera del Estado. E l imperio moscovita era la Gran
Rus en a r m a s » " . Los arquitectos m á s célebres de este edificio,
Iván I V y Pedro I , d i s e ñ a r o n su sistema administrativo básico
para aumentar la capacidad bélica de Rusia. Iván I V i n t e n t ó
reconstruir todo el modelo de tenencia de la tierra en Moscovia
para convertirlo en tenencias de servicio, implicando cada vez
m á s a la nobleza en obligaciones militares permanentes para

" H. F . Schwarz, The imperial Privv Council in the seventeenth cen-


tury, Harvard, 1943, p. 26.
" V. O. Kliuchevsky, A history of Russia, n, Londres, 1912, p. 319.
216 Europa oriental

con el Estado moscovita. «La tierra se convirtió en un medio


económico para asegurar al Estado un servicio militar suficien-
te, y l a propiedad de l a tierra por l a clase de los oficiales pasó
a ser l a base de un sistema de defensa nacional» Durante
la mayor parte del siglo x v i hubo un estado de guerra perma-
nente contra suecos, polacos, lituanos, t á r t a r o s y otros antago-
nistas. Finalmente, Iván I V se h u n d i ó en las largas guerras de
Livonia, que terminaron en la catástrofe generalizada de la dé-
cada de 1580. E l «período de t r a s t o r n o s » y l a posterior conso-
lidación de l a dinastía R o m á n o v desarrollaron, sin embargo,
la tendencia básica a ligar la propiedad de l a tierra con l a
c o n s t r u c c i ó n del ejército. Pedro I dio entonces su forma m á s
implacable y universal a este sistema. Toda l a tierra q u e d ó su-
jeta a obligaciones militares y todos los nobles t e n í a n que co-
menzar un servicio indefinido al Estado a l a edad de quince
a ñ o s . Dos tercios de los miembros de todas las familias nobles
t e n í a n que ingresar en el ejército, y sólo se p e r m i t í a al tercer
hijo de cada familia cumplir este servicio en l a burocracia ci-
v i l " ' . Los gastos militares y navales de Pedro en 1724 —uno
de los pocos años de paz de su reinado— ascendieron al 75
por 100 de los ingresos del E s t a d o » .
L a a t e n c i ó n preferente del Estado absolutista a l a guerra no
era gratuita; c o r r e s p o n d í a a movimientos de conquista y expan-
sión mucho mayores que los que tuvieron lugar en Occidente.
L a cartografía del absolutismo del Este corresponde estrecha-
mente a su estructura dinámica. Moscovia multiplicó unas doce
veces su t a m a ñ o durante los siglos x v y x v i , absorbiendo Nov-
gorod, Kazán y Astracán. E n el siglo x v i i , el Estado ruso se ex-
p a n d i ó ininterrumpidamente con l a anexión de Ucrania occi-
dental y una parte de Bielorrusia, mientras que en el siglo X v i i i
o c u p ó las tierras del Báltico, el resto de Ucrania y Crimea.
Brandemburgo a d q u i r i ó Pomerania en el siglo X v i i , y el E s -
tado prusiano dobló d e s p u é s su t a m a ñ o con l a conquista de
Silesia en el siglo x v i i i . E l Estado de los Habsburgo, basado
en Austria, r e c o n q u i s t ó Bohemia en el siglo x v i i , y en el x v i i i
h a b í a sometido a H u n g r í a y anexionado Croacia, Transilvania
y Oltenia, en los Balcanes. E n fin, Rusia, Prusia y Austria se
dividieron Polonia, que h a b í a sido el Estado m á s grande de
Europa. L a racionalidad y l a necesidad de un «superabsolutis-
mo» para la clase feudal del Este recibió en este desenlace

"' Kliuchevsky, op. cit., p. 120.


" M. Beloff, «Russia», en Goodwin, comp., The European nobility in
the 18th century, pp. 174-5.
" V. O. Kliuchesvsky, A history of Russia, iv, pp. 144-5.
El absolutismo en el Este 217

final una d e m o s t r a c i ó n simétrica, a partir del ejemplo de su


ausencia. L a reacción feudal de los nobles prusianos y rusos
llegó a su plenitud con un absolutismo perfeccionado. Sus
homólogos polacos, tras someter a los campesinos de una for-
ma no menos feroz, no fueron capaces de generar un absolu-
tismo. A l preservar celosamente los derechos individuales de
cada propietario contra todos los d e m á s , y los de todos contra
cualquier dinastía, la nobleza polaca cometió un suicidio colec-
tivo. S u miedo patológico a un poder estatal central institucio-
nalizó la a n a r q u í a nobiliaria. L a consecuencia era previsible:
Polonia fue borrada del mapa por sus vecinos, que demostraron
en el campo de batalla la m á s alta necesidad del Estado abso-
lutista.
Tanto en Prusia como en Rusia la militarización extrema
del Estado estaba ligada estructuralmente a la segunda carac-
terística principal del absolutismo, que radicaba en la natu-
raleza de la relación funcional entre los propietarios feudales
y las m o n a r q u í a s absolutas. L a diferencia fundamental entre
las variantes oriental y occidental puede verse en los respec-
tivos modos de integración de la nobleza en la nueva burocracia
creada por ellas. L a venta de cargos no existió en Prusia n i en
R u s i a en volumen considerable. Los junkers del este del E l b a
se h a b í a n caracterizado por su rapacidad p ú b l i c a en el siglo x v i ,
en el que hubo una c o r r u p c i ó n generalizada, malversación de
fondos estatales, arrendamientos de sinecuras y manipulaciones
del crédito r e a l » . E s t a fue la época de dominio incontestado
del Herrenstand y el Ritterschaft y de debilitamiento de toda
autoridad pública central. L a llegada del absolutismo de los
HohenzoUern en el siglo x v i i c a m b i ó radicalmente esta situa-
ción. A partir de entonces, el nuevo Estado prusiano impuso
una creciente probidad financiera sobre su a d m i n i s t r a c i ó n . No
se p e r m i t i ó la compra por los nobles de posiciones rentables en
la burocracia. Significativamente, sólo en los enclaves de Ele-
ves y Mark, en Renania, que eran socialmente mucho m á s avan-
zados y en los que h a b í a una floreciente b u r g u e s í a urbana, fue
formalmente sancionada la compra de cargos por Federico Gui-
llermo I y sus sucesores ». E n Prusia, el conjunto de la buro-
cracia oficial se caracterizaba por su concienzudo profesiona-
lismo. E n Rusia, por otra parte, los fraudes y las malversa-
ciones eran males e n d é m i c o s en las m á q u i n a s del Estado mos-

" Hans Rosenberg, «The rise of the junkers in Brandenburg-Prussia


1410-1563», American Historical Review, octubre de 1943, p. 20.
" Hans Rosenberg, Bureaucracy, aristocracy and autocracy: the Prus-
sian experience, 1680-1815, Cambridge, 1958, p. 78.
218 Europa oriental

covita y de los R o m á n o v , que p e r d í a n de esta torma una gran


p r o p o r c i ó n de sus ingresos. Pero este f e n ó m e n o no era m á s que
una variedad directa y p r i m a r i a del peculado y el robo, aunque
en una escala enorme y caótica. L a venta de cargos propiamente
dicha —en cuanto sistema regulado y legal de reclutamiento de
una burocracia— nunca llegó a establecerse seriamente en R u -
sia. Tampoco fue una p r á c t i c a significativa en el Estado aus-
triaco, relativamente m á s avanzado, y que nunca poseyó — a l
contrario de algunos de los principales vecinos de l a Alemania
del sur— una clase «funcionarial» que hubiera comprado sus
posiciones en la a d m i n i s t r a c i ó n . L a s razones para esta diferencia
general entre el Este y el Oeste son evidentes. E l completo estu-
dio de Swart sobre l a distribución del f e n ó m e n o de la venta
de cargos hace hincapié correctamente en su conexión con la
existencia de una clase comercial l o c a l » . E n otras palabras, la
venta de cargos en Occidente c o r r e s p o n d i ó a l a sobredetermi-
nación del ú l t i m o Estado feudal por el r á p i d o crecimiento del
capital mercantil y manufacturero. E l vínculo contradictorio
que el capital establecía entre el cargo público y las personas
privadas reflejaba las concepciones medievales de s o b e r a n í a y
contrato, en las que todavía no existía un orden público imper-
sonal; pero s i m u l t á n e a m e n t e era u n » v í n c u l o monetario, que
reflejaba l a presencia y l a interferencia de una economía mone-
taria y de sus futuros d u e ñ o s , la b u r g u e s í a urbana. Mercaderes,
abogados y banqueros tenían acceso a la m á q u i n a del Estado
si p o d í a n pagar las sumas necesarias para comprar su posición
en él. L a naturaleza mercantil de la t r a n s a c c i ó n era t a m b i é n ,
por supuesto, un indicio de l a relación interclasista establecida
entre l a aristocracia dominante y su Estado: l a unificación por
medio de l a c o r r u p c i ó n y no de l a coacción produjo un absolu-
tismo m á s suave y m á s avanzado.
E n el Este, por el contrario, no h a b í a ninguna b u r g u e s í a
urbana que pudiera modificar el c a r á c t e r del Estado absolu-
tista, el cual, por tanto, no fue atemperado por un sector mer-
cantil. Y a hemos hablado de l a sofocante política antiurbana
de las noblezas prusiana y polaca. E n Rusia, los zares contro-
laban el comercio —frecuentemente a través de sus propias
empresas monopolistas— y administraban las ciudades. A me-
nudo, los residentes en las ciudades eran siervos, lo que cons-
tituía un caso único. L a consecuencia fue que el h í b r i d o fenó-
meno de la venta de cargos r e s u l t ó impracticable. Los principios
feudales puros h a b r í a n de dirigir la construcción de l a maqui-

" K. W. Swart, Sale of offices in the seventeenth century, p. 96.


El absolutismo en el Este 219

naria estatal. E l mecanismo de una nobleza de servicio fue en


muchos aspectos el correlato oriental de la venta de cargos oc-
cidental. L a clase de los junkers prusianos fue incorporada
directamente al Comisariado de la Guerra y a sus servicios finan-
ciero y fiscal por medio de su reclutamiento para el Estado.
E n la burocracia civil siempre hubo una importante dosis de
elementos no a r i s t o c r á t i c o s que normalmente eran ennoblecidos
una vez que h a b í a n alcanzado las posiciones s u p e r i o r e s » . E n
el campo, los junkers m a n t e n í a n un control riguroso del Guts-
bezirke local y, por tanto, estaban investidos con una completa
panoplia de poderes fiscales, j u r í d i c o s , de policía y de recluta-
miento para el servicio militar sobre los campesinos. Los órga-
nos b u r o c r á t i c o s provinciales de la a d m i n i s t r a c i ó n central del
siglo x v i i i , sugerentemente llamados Kriegs - und - Domanen -
Kammern (Cámaras de la Guerra y los Dominios), t a m b i é n
estaban cada vez m á s dominados por ellos. E n el mismo ejér-
cito, el mando de oficiales constituía la reserva profesional de
la clase terrateniente. «Sólo los jóvenes nobles eran admitidos
en las c o m p a ñ í a s o escuelas de cadetes que había fundado [Fe-
derico Guillermo I ] , y los nobles sin nombramiento de oficial
eran incluidos por su-nombre en los informes trimestrales rea-
lizados para su hijo, con lo que se indicaba que los nobles se
consideraban, eo ipso, aspirantes a oficiales. Aunque muchos
plebeyos ascendieron a oficiales bajo la presión de la guerra
de sucesión española, fueron purgados inmediatamente d e s p u é s
de su final. L a nobleza se convirtió de esta forma en una no-
bleza militar, identificaba sus intereses con los del Estado que
le concedía posiciones de honor y de beneficio» ».
E n Austria no había un ajuste tan estrecho entre el aparato
del Estado absolutista y la nobleza; la heterogeneidad insupe-
rable de las clases terratenientes de los reinos de los Habsbur-
go lo imposibilitaba. Con todo, t a m b i é n aquí tuvo lugar un
movimiento profundo aunque incompleto hacia la creación de
una nobleza de servicio. A la reconquista de Bohemia por los
Habsburgo durante la guerra de los Treinta Años siguió la sis-
t e m á t i c a d e s t r u c c i ó n de la vieja aristocracia checa y germana
de las tierras de Bohemia, en las que se a s e n t ó una nobleza
nueva y extranjera, de fe católica y orígenes cosmopolitas, que
debía por completo sus propiedades y fortunas a la voluntad
de la d i n a s t í a que la h a b í a creado. L a nueva aristocracia «bohe-
mia» s u m i n i s t r ó a partir de entonces el contingente dominante

" Rosenberg, Bureaucracy, aristocracy and autocracy, pp. 139-43.


" Carsten, The origins of Prussia, p. 272.
220 Europa oriental

de cuadros del Estado de los Habsburgo, convirtiéndose así en


la m á s importante base social del absolutismo austriaco. Pero
el radicalismo abrupto de su c o n s t r u c c i ó n desde arriba no se
reprodujo en las formas subsiguientes de su integración en la
m á q u i n a del Estado: el complejo sistema político dinástico diri-
gido por los Habsburgo hacía imposible una cooptación buro-
crática uniforme y «regulada» de la nobleza para el servicio del
a b s o l u t i s m o » . L a s posiciones militares por encima de ciertos
rangos y tras determinados p e r í o d o s de servicio conferían títu-
los nobiliarios de forma a u t o m á t i c a , pero no surgió ningún
vínculo general o institucionalizado entre el servicio al Estado
y el orden a r i s t o c r á t i c o , lo que significó la decadencia final de
la fuerza internacional del absolutismo austriaco.
E n el m á s primitivo medio social de Rusia, los principios
de una nobleza de servicio h a b r í a n de llegar mucho m á s lejos
incluso que en Prusia. Iván I V p r o m u l g ó en 1556 un decreto
que hacía obligatorio para todos los señores el servico militar,
y determinaba el cupo exacto de soldados que debía suminis-
trar cada unidad de tierra, con lo que se consolidaba la clase
pomeshchik de nobleza media que h a b í a comenzado a aparecer
bajo su predecesor. A la inversa, sólo las personas al servicio
del Estado p o d í a n poseer legalmente la tierra en Rusia a partir
de este decreto, con excepción de las instituciones religiosas.
Este sistema nunca alcanzó en la p r á c t i c a la universalidad ni la
eficacia que se le confería en la ley, y no acabó en absoluto
con el poder a u t ó n o m o de la anterior clase patentada de los
boyardos, que mantuvieron sus tierras como posesión alodial.
Pero, a pesar de los muchos vaivenes y retrocesos, los sucesores
de Iván heredaron y desarrollaron la obra de éste. B l u m hace
el siguiente comentario sobre el primer soberano R o m á n o v : «El
Estado que Miguel fue llamado a gobernar constituía un tipo
único de organización política. E r a un Estado de servicios, y el
zar era su soberano absoluto. Las actividades y obligaciones de
todos los s ú b d i t o s , desde el m á s grande de los señores hasta
el m á s ínfimo de los campesinos, estaban determinadas por el
Estado de acuerdo con sus propios intereses y políticas. Todos
los s ú b d i t o s estaban obligados a determinadas funciones espe-
cíficas que se programaban para preservar y engrandecer el
poder y la autoridad del Estado. Los señores estaban obligados
a prestar servicio en el ejército y en la burocracia, y los cam-

" Schwarz afirma, sin embargo, que la vieja y alta nobleza del Es-
tado de los Habsburgo debía fundamentalmente su poder al servicio en
el Consejo Privado imperial durante el siglo xvii: The imperial Privy
Council in the seventeenth century, p. 410.
El absolutismo en el Este 221

pesinos estaban atados a los señores para proporcionarles los


medios con los que cumplir su servicio al Estado. Todas las
libertades y privilegios de los que un s ú b d i t o podía gozar le
c o r r e s p o n d í a n tan sólo en la medida en que el Estado se las
p e r m i t í a como prerrequisito de la función que c u m p l í a a su
servicio» " . Pero esto es una evocación r e t ó r i c a de las preten-
siones de la autocracia zarista o samoderzhavie, y no una des-
cripción de la verdadera estructura del Estado: las realidades
prácticas de la formación social rusa estaban muy lejos de co-
rresponder al omnipotente sistema político sugerido en este
p á r r a f o . L a teoría ideológica del absolutismo ruso nunca coin-
cidió con sus poderes materiales, que siempre fueron mucho
m á s limitados de lo que los observadores occidentales —pres-
tos a menudo a las exageraciones propias de los viajeros— ten-
dían a creer. Con todo, si se adopta una perspectiva europea
comparativa, la peculiaridad del complejo servicio moscovita es
innegable. A finales del siglo x v i i y principios del x v i i i , Pedro I
radicalizó todavía m á s sus principios normativos. A l mezclar
las tierras condicionadas y hereditarias, Pedro I asimiló las
clases pomeshchik y boyar. A partir de entonces, todos los
nobles debieron convertirse en servidores permanentes del zar.
L a burocracia del Estado se dividió en catorce rangos; los ocho
superiores implicaban una condición noble hereditaria, y los
seis inferiores una condición a r i s t o c r á t i c a no hereditaria. De
esta forma, los rangos feudales y la j e r a r q u í a b u r o c r á t i c a se fun-
dieron o r g á n i c a m e n t e : el mecanismo de la nobleza de servicio
convirtió en principio al Estado en un simulacro de la estruc-
tura de la clase terrateniente, bajo el poder centralizado de su
delegado «absoluto».

Jerome Blum, Lord and peasant in Russia, p. 150.

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