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TEMA 2.

“A SU MANERA”

Objetivo del tema

Conocer que Dios tiene una manera de hacer las cosas que puede ser diferente de la nuestra. No
dejemos de admirar a Dios tan solo porque él decide un camino diferente al que habíamos
contemplado. Lo mejor es confiar que él lo hará a su manera, porque sabe lo que es mejor para
nosotros. Siempre Dios tendrá la última palabra, así que conviene descansar en él.

Introducción

Le pediremos a los asistentes que dibujen esa situación donde le pidieron algo a Dios y las cosas no
salieron como esperaban: alguna oración no respondida, un milagro no realizado a tiempo, etc. Daremos
tiempo para compartirlo.

Discusión

Ítem #1: Preguntaremos: ¿Por qué crees que Dios no obró como esperabas? ¿Después de esa situación,
qué piensas de Dios? Daremos espacio a las intervenciones, sin juzgar ni opinar sobre las mismas.

Ítem #2: Les hablaremos de Naamán, un comandante del ejército de Aram a quien le dio lepra y por eso
fue a buscar a Eliseo, para que le ayudara. Eliseo, en 2 Reyes 5:1-19, le mandó a decir mediante un
mensajero: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán. Entonces tu piel quedará restaurada, y te sanarás
de la lepra». Pero Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a
recibirme! —dijo—. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor su
Dios ¡y me sanara! Naamán dio media vuelta y salió enfurecido. ¿Qué piensas de esta reacción? ¿Es
similar a la que tú tuviste?

Ítem #3: Les explicaremos la situación: Naamán tenía fe. Por eso fue, se paró en frente y buscó su
milagro. Pero se le torció un tris, porque creía que sucedería como lo pensó. Su meta era la sanidad,
pero su forma fue diferente a lo que el Señor hizo. ¿Cuántos cristianos como Naamán que encasillamos
a Dios en la forma y en el resultado? ¿Es diferente lo que Dios quiere de lo que Dios hace?

Tema

Naamán tenía una expectativa diferente del milagro. Esperaba que el profeta lo recibiera, pero no fue
así. Esperaba que el profeta moviera su mano y trabajara como él lo imaginaba para ser sano, pero no
fue así. ¡Tenía fe! Pero le estaba diciendo a Dios cómo es que debe ser la cosa. Pensemos en nosotros.
Somos atrevidos con el Señor. No se trata de no poder decirle lo que deseamos sino de confiar en que él
hará como quiere y nos conviene. Es otro nivel. ¿Naamán, quieres un milagro? Dios te lo da, pero no lo
limites, deja que Dios lo haga como quiere y si no lo hace, no te enojes, más bien sigue confiando.
Romanos 9:20-21 NVI dice: “¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? «¿Acaso le dirá la olla de barro
al que la modeló: “¿Por qué me hiciste así?”?» ¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro
unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios?”.

Muchas personas están desmotivadas y desanimadas pensando que Dios no hace nada. Son como
Naamán y tienen un listado de procedimientos de cómo Dios debe obrar. No hay una relación de
libertad ni confianza. Andan enojados, ofendidos y creyendo que su idea del “río” es mejor que la del
Señor. La fe de Naamán debía ser pulida porque no era a su criterio sino al del Señor. Debía entender
que no era el rey de Israel, ni el profeta, ni como él quería que se hiciera. Tenía que aprender que Dios
era, es y será. ¿No será que nosotros debemos aprender algo de nuestras situaciones?

Conocerlo y confiar en él

Cuando Dios nos pide que asistamos a una iglesia, es bíblico, lo hace por muchas razones. Una de ellas
es que allí nos impulsan y ayudan a conocer a Dios. La Biblia también es indispensable en este proceso y
lo que aquí dice así es. Con el paso de los años la relación con el Señor va creciendo al punto de
aprender a conocerlo. En un matrimonio cada día aprendemos algo nuevo de nuestra pareja, y con Dios
es similar. Podemos llevar muchos años en el cristianismo y aún continuamos conociéndolo y
relacionándonos con él, aprendemos cómo es Dios.

Esta es una de las cosas que creo que les faltó pensar y asimilar a Adán y a Eva. Génesis 3:1-6 NTV dice:
“La serpiente era el más astuto de todos los animales salvajes que el Señor Dios había hecho. Cierto día
le preguntó a la mujer:

—¿De veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del huerto? 2 —Claro
que podemos comer del fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer—. 3 Es solo del fruto del
árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo: “No deben comerlo, ni
siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”. 4 —¡No morirán! —respondió la serpiente a la mujer—. 5 Dios
sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del
bien y del mal. 6 La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso y su fruto parecía delicioso, y
quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo
que estaba con ella, y él también comió”. Si Dios se lo dijo, ¿por qué tenían que escuchar la voz del
enemigo? ¿Conocían a Dios? ¿Cuántas veces les había mentido? Tenían que haberle dicho
vehementemente: DIOS DICE LA VERDAD.

Cuando tenemos comunión y conocemos a Dios, nos podrán decir cantidad de sandeces con respecto a
él y las desechamos porque sabemos quién realmente es el Señor: Dios no abandona. Dios escucha tu
oración. Eres importante para Dios. Él Te ama, te bendice y te cuida. La confianza en Dios es el resultado
de saber cómo es, qué piensa, qué dice, qué hace, cómo se comporta, cómo es su carácter y demás.
Confiar significa: Encargar o poner al cuidado de alguien algo. Depositar en alguien, sin más seguridad
que la buena fe y la opinión que de él se tiene, cualquier otra cosa. Cuando oramos, podemos entregar
en las manos de Dios cualquier situación para que él decida por nosotros; y como lo conocemos
sabemos que hará precisamente lo que necesitamos según su idea.

A su manera

Deuteronomio 7:21-24 NTV dice: »No, no les tengas miedo a esas naciones, porque el Señor tu Dios está
contigo y él es Dios grande e imponente. 22 Poco a poco, el Señor tu Dios irá expulsando a esas naciones
de tu paso. No las echarás a todas de una sola vez porque, de ser así, los animales salvajes se
multiplicarían con demasiada rapidez para ti. 23 Pero el Señor tu Dios entregará a todas esas naciones
en tus manos. Las llenará de confusión hasta que queden destruidas. 24 Pondrá a sus reyes bajo tu
poder, y tú borrarás sus nombres de la faz de la tierra. Nadie podrá hacerte frente, y tú los destruirás a
todos”.
Nótese el verso 22, inicia con un “poco a poco”. Qué frase tan dura. Todos queremos que las cosas sean
ya. Y dentro de nuestra lógica queremos que Dios obre como pensamos que debe obrar. No obstante,
Dios es visionario. Ve más allá de lo que tú y yo podemos ver. Dios quería salvarlos de las fieras y
llevarlos de batalla en batalla seguramente para enseñarles a pelear, por eso no exterminó a sus
enemigos de una sola vez. La palabra proceso es una realidad y funciona con Dios y se desarrolla en un
transcurso del tiempo.

Para concluir el grupo

-Salmos 9:10 NTV: “Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los
que te buscan”. Esta verdad debería ser suficiente. Debemos memorizarla y declararla constantemente.

-Salmos 37:4-5 NTV dice: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. 5 Entrega al
Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará”. ¡Confía y él hará!

-No podemos permitir que el mar de dudas ingrese en nuestra cabeza. No dejes de admirar a Dios tan
solo porque él decide un camino diferente al que habías contemplado sencillamente confía porque él
sabe lo que es mejor para ti. Siempre Dios tendrá la última palabra así que cree y descansa.

-Que Dios no haga algo que deseas o que se tarde según tu tiempo no significa que no te ama ni le
importas.

-Sea lo que sea tienes el honor y privilegio de ver a Dios en otra faceta que no conoces. Dejémoslo que
lo haga a su manera.

Cierre y ministración

Pedirle perdón a Dios por querer las cosas a nuestra manera.

Renunciar a nuestra propia lógica y expectativa, entregándole a Dios nuestros deseos.

Orar para que Dios nos alinee con su plan, para que nos llene de fe y revele los tiempos.

Alabar y adorar agradeciendo, creyendo con fe que aunque no podamos verlo, Él está obrando.

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