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1. El Corazón de Dios
2. La Gran Comisión
3. El Sacrificio de Cristo
4. Nuestra Responsabilidad
1. El Corazón de Dios
1. Al crear al hombre como un ser eterno y visitarle en el huerto, Dios muestra que desea
nuestro compañerismo.
2. Al dar a Adán y Eva la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, Dios muestra que
desea nuestra obediencia.
3. Fue elección del hombre romper su comunión perfecta con Dios cuando desobedeció, así
trayendo así el pecado, la muerte, la separación y el castigo eterno de Dios sobre sí.
4. Dios, desde la caída del hombre, comenzó a desarrollar progresivamente Su plan pre-
ordenado de traer al hombre de regreso a la comunión con Él (Gen. 3:15).
La condición del hombre: está condenado, muerto, perdido, y sin
poder de hacer nada para acercarse a Dios y ser salvo, (Ef. 2:1-3, Jn.
3:18-19, Rm. 5:12), y su destino es el Lago del Fuego, (Apo. 20:14-15).
1. El plan de Dios no fue bendecir a Abraham solamente, sino también bendecir a todas
las naciones del mundo a través de la Simiente de Abraham, (es notorio en el Nuevo
Testamento que “la Simiente” se refiere a Cristo -- Sal. 72:17; Gálatas. 3:16).
2. La bendición de ser el padre de muchas naciones fue dada a Abraham por su fe,
(Romanos 4 y Gálatas 3:6-14). Además, fue su fe la que lo justificó delante de Dios
(Génesis 15:6).
C. La Nación de Israel
La misión de Dios para Israel acá en la tierra, fue:
1. En aquel tiempo era ser un testimonio de gente separada para Dios que debía tributarle
gloria a Él delante de todas las demás naciones, (Ex. 19:6; Deut. 4:6-8; Sal. 96 1-5; Ez.
5:5-8).
Sin embargo, Israel, la mayor parte del tiempo, falló en dar gloria a Dios con sus vidas.
Los judíos desobedecieron vez tras vez, y como resultado, fueron castigados por su
infidelidad y mal testimonio.
2. Ser el canal a través del cual viniera el Mesías, (Gen. 49:10; Nu. 24:17; Is. 9:7; Mi. 5:2).
1. Comunicarles Su poder, gloria y gracia, (Sal. 58:9-10; 67; 117; Jer. 4:16; 6:18; 50:2).
2. Revelarse a ellas a través de:
a. Sus hombres escogidos -- los patriarcas, sacerdotes y especialmente los profetas, quienes
fueron usados para advertirles del juicio de Dios.
b. Su nación escogida -- Israel
c. Su Escogido -- el Mesías, Jesucristo
3. Incluir (en vez de excluir) a las naciones, tanto para que fueran instrumentos de Su
juicio sobre los hombres como en ser receptores de Su juicio, (Is. 2:4; 14:3-8; 34; & 66:18-
19; Joel 3:1-3) y también en Su plan de redención, (Zac. 2:11).
4. Su deber de arrepentirse, creerle, y adorarle, (Sal. 8:6-9; 22:27; Dan. 7:13-14).
E. El Ministerio de Jonás
1. A pesar de la actitud de Jonás hacia la gente de Nínive, Dios sí se preocupó por ellos,
(Jonás 4:11).
2. Debemos romper las barreras de cultura, nacionalismo, disputas políticas, color y raza
para alcanzar a los hombres.
3. ¡Debemos obedecer la voluntad de Dios!
2. La Gran Comisión
A. Mateo 28:18-20
Jesús comenzó a comisionar Sus hombres, asegurándoles primeramente que Él tiene el
poder sobre el cielo y la tierra. El, Dios mismo, era quien estaba enviándoles.
Les dice, basado en Su autoridad sobre todas las cosas, que vayan a todas las naciones para
hacer discípulos en las siguientes maneras:
1. Bautizarlos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
2. Enseñarles a obedecer todo lo que Él les había mandado a los 12 discípulos
originales.
Este mandato de ir y hacer discípulos fue uno de los mandamientos de Jesús. Entonces el
mandato no se limitó a los 12 discípulos originales, sino que está vigente para todos Sus
discípulos “hasta el fin del mundo” (v. 20).
B. Marcos 16:15
Aquí Jesús claramente ordena a Sus hombres el ir a todas las personas del mundo y
predicar el Evangelio. Es interesante cómo Jesús usó la palabra “criatura”. Usted y yo
probablemente habríamos usado otra palabra, como “persona” por ejemplo. Pero la
palabra criatura también se traduzca “creación”. Cristo es el Creador, y como tal, mandó a
Sus discípulos comunicar las Buenas Nuevas a toda Su creación.
C. Hechos 1:8
Aquí Jesús profetizó que los discípulos iban a ser testigos Suyos entre tres diferentes grupos
de gente. De acuerdo con este versículo, ¿cuáles son los tres grupos de gente a quienes
iban a compartir las Buenas Nuevas?
3. El Sacrificio de Cristo
Juan 3:16
Queda en claro de este pasaje famoso que fue Dios, el Padre, quien sacrificó (“dio”) a Su
Hijo. Pero a la vez, el Hijo se sacrificó a sí mismo (Gal. 1:4; 2:20: Ef. 5:25; I Tim. 2:6;
Tito 2:14). Aquel sacrificio estuvo basado en el amor de Dios hacia la humanidad entera.
Fue ese amor el que movió a Jesús a morir en la cruz, y fue el mismo amor el que movió
al Padre a enviar a Jesús a morir por nosotros.
Nosotros también, de un corazón conmovido por el amor de Dios, debemos hacer
sacrificios si este mundo va a conocer Su amor. Es más, sacrificio es el apodo de la
acometida misionera. Sin sacrificar, ¿cuántos tendrán la oportunidad de escuchar el
Evangelio?
"Pero miles de individuos e iglesias profesando obediencia a
Jesucristo están prácticamente negando a millones de sus
prójimos la única oportunidad de salvación por Cristo,
simplemente porque rehúsan o fallan en enfrentar esta cuestión
correctamente en su único, verdadero y adecuado fundamento de
auto-sacrificio.
A la luz de la necesidad no suplida de este mundo y los recursos
exclusivos de la iglesia, todavía hay que decir, francamente, que
la iglesia entera está jugando con misiones como si fuera algún
tipo de diversión en vez de hacerlo su asunto prioritario." --Del
tratado "Men? Money? Method? Por Dr. Glover.
4. NUESTRA RESPONSABILIDAD
TAREA INCOMPLETA
La profecía de Hechos 1:8 no fue, en ninguna forma, terminada en la historia que se
encuentra en el libro de Hechos. El Evangelio, de acuerdo con la historia de Hechos y el
resto del Nuevo Testamento, solamente alcanzó hasta Jerusalén, Judea, Samaria, Turquía y
Europa. Así que solamente empezaron a rozar la superficie de lo que Cristo refirió como
“lo ultimo de la tierra”.
Igualmente todavía, acá en el siglo veintiuno, nosotros también estamos solamente
empezando a alcanzar las últimas extensiones de nuestro mundo donde hombres esperan en
selvas húmedas, desiertos áridos, frías alturas, e islas tropicales para escuchar el mensaje
que Cristo predijo hace mucho que un día iba a llegar a ellos. Y nosotros somos los
discípulos modernos quienes tienen que llevarles tal mensaje de esperanza. ¡Que no seamos
duros a la Voz que nos llama, sino más bien que nos involucremos con gozo directamente
yendo y enviando!