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Sistema Respiratorio Superior
Sistema Respiratorio Superior
Tenemos la Nariz:
Tiene una parte externa que sobresale de la cara (que es la nariz propiamente dicha) y una parte
interna que es la cavidad nasal.
La parte externa de la NARIZ está formada por los HUESOS PROPIOS NASALES y unos cartílagos que
forman cada ventana de la nariz o ALA DE LA NARIZ.
Las partes de la nariz que podemos ver y que sobresalen de la cara se denominan estructura nasal externa.
La nariz es una estructura formada por un armazón de hueso y cartílago recubierto por músculos muy
delgados que están a su vez forrado de una fina capa de piel.
En primer lugar, los huesos de la nariz o huesos nasales forman la raíz de la misma, que une la nariz al resto
de la cara. Es un conjunto de huesos que podemos palpar fácilmente ya que, a diferencia del resto de la nariz,
son duros. Aunque parezca algo poco importante, la función de soporte o sostén de la raíz nasal es muy
valiosa y, al ser huesos pequeños y frágiles, pueden generar problemas que pueden incluso dificultar la
capacidad de respirar de la persona con deformaciones o desviaciones.
En segundo lugar, si vamos bajando hacia la punta, encontraremos la parte cartilaginosa de la nariz, que
podremos diferenciar porque es menos dura y más elástica que la parte ósea. A esta parte se la denomina
cartílagos triangulares o cartílagos laterales superiores. Al conjunto de los huesos nasales y los cartílagos
triangulares se les llama dorso nasal o pirámide nasal, por su forma. Los cartílagos triangulares de la nariz se
unen en el centro del dorso con el septum formando dos válvulas (válvulas internas) que se encargan de
regular entre otras cosas el paso del aire.
Por último, ya en la punta de la nariz encontramos el cartílago alar, que forma el ápice o punta de la nariz y
las alas o aletas. Su función es también de soporte pero tienen una función principal para formar válvulas
externas, que regulan el paso inicial del aire desde el exterior y recubren las fosas nasales o narinas, que son
las aberturas de la nariz encargadas de captar de aire y los estímulos sensoriales olfativos que nos permiten
tener sentido del olfato.
La CAVIDAD NASAL está separada de la boca por el PALADAR y del cerebro por la LÁMINA CRIBOSA
DEL
ETMOIDES, que forman el suelo y el techo respectivamente.
La parte de la nariz que se encuentra dentro de la pirámide nasal y que no podemos ver a simple vista se
denomina estructura o parte nasal interna. Esta parte de la nariz está formada principalmente por las
siguientes estructuras: cavidad nasal, vestíbulo nasal, tabique, cornetes, bulbo olfativo y mucosa respiratoria.
En primer lugar, la cavidad nasal o techo nasal se encuentra en la parte superior de la pirámide nasal, por la
parte interna de la nariz. Está formada por el etmoides y el esfenoides (dos huesos de la cara) y por debajo de
la misma está el paladar de la boca.
En segundo lugar podemos encontrar el vestíbulo nasal, que se encuentra justo detrás de las aberturas de la
nariz (narinas). Esta parte de la nariz está cubierta de piel con pequeñas vellosidades llamadas vibrisas, que se
encargan de filtrar el polvo y otras materias que lleva el aire que respiramos. El movimiento de las vibrisas
producen los estornudos, cuya función es expulsar hacia fuera de la nariz el polvo, polen o microorganismos
que el cuerpo no quiere que penetren al interior de nuestros pulmones.
Seguidamente encontramos el tabique nasal, que es una mezcla de huesos y cartílago y divide a la pirámide
nasal en dos partes: fosa nasal derecha y fosa nasal izquierda. Las paredes las de las fosas nasales están
formadas por los cornetes. Los cornetes son estructuras que se subdividen en tabique superior, inferior y
medio y están recubiertos de mucosa. Como podrás imaginar, los cornetes son los responsables de la
generación del moco pero, por su forma serpenteante, también se encarga de calentar el aire antes de que entre
al cuerpo. Los espacios que quedan
entre los cornetes son los MEATOS (superior, medio e inferior). Los orificios posteriores de las fosas reciben
el nombre de COANAS, que son las que comunican las fosas nasales con la faringe.
Por último, justo encima de la cavidad nasal podemos encontrar el bulbo olfatorio. El bulbo olfatorio es una
estructura que se encuentra muy relacionada con el cerebro y está muy cerca de este y se encarga de recibir
los estímulos olfatorios y trasmitir toda la información que nos permite tener olfato hasta partes superiores
(más complejas) del cerebro. Estas otras partes del cerebro pueden dotar a los olores de nombre (olor cítrico o
especiado) o significados (olor a niño recién nacido u olor a ropa limpia).
Funciones de la nariz:
contiene los receptores para la sensación olfativa
contribuye a modular el sonido de la voz
constituye una porción fundamental de las vías respiratorias: el aire, entra en las fosas nasales por la
inspiración y crea una corriente hacia su interior.
Esta corriente de aire: es la responsable del intercambio aéreo de los senos.
Llega a una zona muy alta dentro de estas fosas nasales donde se encuentra el órgano de la olfacción y sufre
cambios fundamentales y Cambios en la corriente de aire:
ü Es humidificado por el moco secretado por las celulas caliciformes, así al pasar por la laringe en su trayecto
hacia los pulmones, no estropea a este órgano, llegando correctamente saturado de agua ü Es filtrado por los
pelos gruesos que atrapan las partículas más grandes dejando en la nariz o fosas nasales, todas las partículas
que son dañinas a nuestra laringe y tráquea. Este filtro es muy útil para la prevención de alergias y procesos
asmáticos. Además el moco retiene las partículas y los cilios desplazan este moco con las partículas retenidas
hacia la faringe donde pueden deglutirse o expulsarse.
ü Al pasar por los cornetes es calentado gracias a la abundante irrigación de la mucosa, así este aire adquiere
la temperatura corporal que es necesaria e indispensable para que no dañe a la laringe, tráquea y pulmones
(prevención de bronquitis y otros procesos inflamatorios o infecciosos del aparato respiratorio
Fosas nasales:
Resulta que estos senos son unos espacios que hay entre los huesos que tienen diferentes misiones y como
estan paralelos a las fosas nasales, se les llaman senos paranasales.
Sus funciones son:
Cavidades oseas
Productores de moco
Ayuda a disminuir el peso de la cabeza
Sirven como caja de resonancia (la inflamacion de los senos produce sinocitis = senos inflamados)
Senos paranasales:
Los senos paranasales son cavidades que hay en el interior de los huesos del cráneo. En su interior están
tapizados por mucosas nasales y aire. Son cuatro pares de senos, y todos ellos desembocan en los meatos.
Los senos paranasales son cavidades llenas de aire, de diferentes tamaños y formas según las personas, se
originan al introducirse la mucosa de la cavidad nasal en los huesos del cráneo contiguos y, por tanto, están
tapizadas por mucosa nasal, aunque más delgada y con menos vasos sanguíneos que las que recubren las fosas
nasales. Los huesos que poseen cavidades aéreas son el frontal, el etmoides, el esfenoides y el maxilar
superior. En el recién nacido, la mayoría de senos son rudimentarios o están ausentes y durante la infancia y la
adolescencia crecen e invaden los huesos adyacentes. El crecimiento de los senos es importante porque altera
el tamaño y la forma de la cara y da resonancia a la voz. El moco secretado por las glándulas de la mucosa
que los tapiza, pasa a las fosas nasales a través de los meatos.
Senos frontales. Se localizan entre las tablas interna y externa del hueso frontal, por detrás de los arcos
superciliares y a partir de los 7 años ya pueden ser visualizados en radiografías. Aunque es posible encontrar
numerosos senos frontales, lo habitual es que haya uno derecho y otro izquierdo, que rara vez son de igual
tamaño en una misma persona ya que el tabique que los separa no suele encontrarse en el plano medio. El
tamaño de los senos frontales varía desde unos 5 mm hasta grandes espacios que se extienden lateralmente.
Cada seno frontal comunica con la fosa nasal correspondiente a través del meato medio.
Senos etmoidales. El número de cavidades aéreas en el hueso etmoides varía de 3-18 y no suelen ser visibles
radiológicamente hasta los 2 años de edad. Desembocan en las fosas nasales por los meatos superiores.
Senos esfenoidales. Suelen ser 2, se sitúan en el hueso esfenoides, por detrás de la parte superior de las fosas
nasales, están separados entre sí por un tabique óseo que habitualmente no se encuentra en el plano medio y
están en relación con estructuras anatómicas importantes como son los nervios ópticos, el quiasma óptico, la
hipófisis, las arterias carótidas internas y los senos cavernosos. A diferencia de los otros senos éstos
desembocan en las fosas nasales por encima de los cornetes superiores.
Senos maxilares. Son los senos paranasales más grandes y su techo es el suelo de la órbita. En el momento del
nacimiento son muy pequeños pero luego crecen lentamente hasta el momento en que salen los dientes
permanentes. Desembocan en la fosa nasal correspondiente por el meato medio a través de un orificio situado
en la parte superior-interna del seno, de modo que es imposible su drenaje cuando la cabeza está en posición
vertical, motivo por el que se requieren maniobras especiales
Boca:
La boca es la primera parte del tubo digestivo aunque también se emplea para respirar. Está tapizada por una
membrana mucosa, la mucosa oral, con epitelio estratificado escamoso no queratinizado y limitada por las
mejillas y los labios. El espacio en forma de herradura situado entre los dientes y los labios, se llama vestíbulo
y el espacio situado por detrás de los dientes es la cavidad oral propiamente dicha. El techo de la cavidad oral
está formado por el paladar que consiste en dos partes: una ósea llamada paladar duro, formada por parte de
los huesos maxilar superior y palatinos y otra, formada por músculos pares recubiertos de mucosa, llamada el
paladar blando o velo del paladar, que se inserta por delante en el paladar duro y, por detrás es libre y presenta
una proyección cónica en la línea media, la úvula.
A cada lado del paladar blando hay dos músculos recubiertos de repliegues verticales de mucosa que
constituyen los dos pilares anteriores y los dos pilares posteriores del paladar y forman el istmo de las fauces
o puerta de comunicación de la cavidad oral con la parte oral de la faringe u orofaringe. Por su parte anterior
la cavidad oral se comunica con el exterior por la abertura de la boca.
Fisiología
Regulación o control de la respiración
Control químico de la respiración
El objetivo último de la respiración es mantener concentraciones adecuadas de oxígeno, dióxido de
carbono e iones hidrógeno en los tejidos. Por tanto, es afortunado que la actividad respiratoria
responda muy bien a las modificaciones de cada uno de estos parámetros. El exceso de dióxido de
carbono o de iones hidrógeno en la sangre actúa principalmente de manera directa sobre el propio
centro respiratorio, haciendo que se produzca un gran aumento de la intensidad de las señales
motoras tanto inspiratorias como espiratorias hacia los músculos respiratorios. Por el contrario, el
oxígeno no tiene un efecto directo significativo sobre el centro respiratorio del encéfalo en el
control de la respiración. Por el contrario, actúa casi totalmente sobre los quimiorreceptores
periféricos que están localizados en los cuerpos carotídeos y aórticos, y estos, a su vez, transmiten
señales nerviosas adecuadas al centro respiratorio para controlar la respiración.
Control químico directo de la actividad del centro respiratorio por el dióxido de carbono y
los iones hidrogeno
Se piensa que los iones de hidrogeno pueden ser el único estimulo directo importante de
estas neuronas. Sin embargo, los iones hidrogeno no atraviesan fácilmente la barrera
hematoencefalica. Por este motivo las neuronas quimiosensibles tienen un efecto mayor al
dióxido de carbono.
El dióxido de carbono estimula la zona quimiosensible
El dióxido de carbono tiene un efecto indirecto potente, reaccionando con el agua de los
tejidos para formas acido carbónico, que se disocia en iones hidrogeno y bicarbonato;
después los iones hidrogeno tiene un efecto estimulador directo potente sobre la
respiración. Siempre que aumente la PCO2 sanguínea, también lo hace la PCO2 del líquido
intersticial del bulbo y del líquido cefalorraquídeo. En estos dos líquidos el dióxido de
carbono reacciona inmediatamente con el agua para formar nuevos iones hidrogeno.
Los cambios en el oxígeno tienen un efecto directo pequeño en el control del centro
respiratorio.
Las modificaciones de la concentración de oxigeno no tienen prácticamente ningún efecto
directo sobre el propio centro respiratorios para alterar el impulso respiratorio. Solo en
situaciones especiales en las que los tejidos tiene problemas por la ausencia de oxígeno, el
cuerpo tiene un mecanismo especial para el control respiratorio localizado en los
quimiorreceptores periféricos que están fuera del centro respiratorio del encéfalo; este
mecanismo responde cuando el oxigeno sanguíneo disminuye demasiado, principalmente
por debajo de una PO2 de 70 mmHg.
1
Tratado de Fisiología Medica, Guyton A. C. & Hall J. E. (2011), 12° edición,
McGraw Hill.
Britannica.