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BIBLIOTECA RELIGIOSA:

UNA SOCIEDAD DE LITERATOS.

TOMO 1-2.

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..

-· .•.·• '
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CONCORDANCIA

DE LAS
'

· S!GRlDAS ESCRITURAS,
DE LOS SANTOS PADRES
y DE LOS CONCILIOS DE LOS CINCO PRiliEROS SIGLOS

co~

U llOCTiliNA DE LA IGLESIA CATOLICA RO~IANA,


u B&StUESTA
'
..\ LA ODRA DEL SEÑOR LUSCO:U:n,

Omsri) l :CGLtCl~

POR A. ZELONI.

1\IADRID: 1843.
Imprenta ele D. Jostí FEux PAr.Acros, EDJrnn.

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.41 d!l{/ícar este libro á V. E. cuento meuos con el
mérito de él que con el afecto con que distingue V. E. á m
antor. Una obra d$ (é y de com;iccíot<, cualquiera que
sea, no puede met10.5 de encontrat• benévola é indulgente
acoyid;L e11. V. E. que es tan pia(loso ~omo ilustt·ado. Es-
to es wque me l!a alentado á poner el nombre de V. E.
allt'el!te de este libro.
FJignese V. E . de acel)far este cle/Jíl testíinouio de la
mas $íncera amistarL y de la inas pro(und(t cstímacion,
C(Jil fas cuales tengo la honra de SCJ' S lb m.a;; /'I!Sjlet /lOSO
y atc11to sen:idor

l:ü;ulclltísimo sciwr,

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'

AL SEÑOl{ LUSCOl\fB,
OBISI'O DE LA IGLESIA Al'iGLICAlU.

:NJ uy señor mio: En una conferencia que tuve con V:


tiempos pasados hizo V. recaer la conversacion sobre ma-
terias de religion, que tan análogas son con su caracter.
Impugnando los dogmas principales y la doctrina de la
iglesia católica romana, ha provocado V. una respuesta
de mi parte sobre este asunto grave. Entre diferentes
dog:mas que V.. no admite, viniemlo al de la transustan-
ciacion me retaba V. á que probara esta creencia con
la autoridad de los santos padres de los cinco ·prímero3
siglos de la iglesia , y añadía V. que si lograba yo de-
mostrárselo con los testimonios de aquellos, queda-
ría V. muy saUsfecho. Yo respondí á V. que no deseaba
menos que V. poder verificar las pruebas y comprobar
los testimonios de los primeros siglos del cristianismo
sobre materias tan graves: en seguida me convidaba V.
;j leer su escrito intilu lado: La iglesia ronwn<aomparalla

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C!IIlla lliblia., los pmlrcs ele lct ialesia y la iglesia anylicn-
"a en seis conferencias.
Debo confesa r á V. que no he hallado en este escrito
mas que los objeciones y nrgumcnlos empleados por los
no1•adores de los primeros siglos contra la iglesia univer -
sal y reprod ucidos en el XV y XYI por Lutero, Zuin-
glio,llfelanchton y otros sectarios. Estos jefes de lo hcre-
jia han sido combatidos y refutados por gran número
de escritores ortodoxos, siendo los mas célebres de entre
!'!los el cardenal Belarmino {1), el cardenal Duperron
(:2) y Dossuet, que no emplearon otrns armas que las que
11~oran en su tiempo loslreocos, Tcrtulianos,Crisóstomos,
Orígenes, Ambrosios , Agustinos y Gerónimos.
Al escribir una respuesta á lo impugnacion de V.
no ha sido ciertamente mi ánimo dor una obra completu
de contro1•ersia. Yo no hago profesion de ser teólogo : se-
ria una temeridad en mí . engalanarme con este título;
pero me he aplicaclo á estudiar las sagradas escrituras,
tos santos padres de In iglesia , los concilios, la hisloriu-
edesiústica, los escritores de la reforma y los controver
sistas durante mi larga mansio n eu Berlin, centro del

( 1) En su obro V .- controo ersiis christia na: jidei adv<r-


&tis hujus ten1pnr is Juereli«:os .
(') ) E n s u tr:tt ~ cl u (l,•l ~.:'l f'ra Oti' IIIO t fJUt r~nlirn e 1:1 rrru·
ln.clo n i](•l libt•o ill· l ,<t• flor n.,pl,•ss i~ - Mornay con tra 1:. IUisn
v tic ,. , :·o.:s advt- r.'la r iu~ ~lt· la i~h·sioa.

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lulernnismo. Segu ía yo allí mis e ludios, y tenia que
precn,•crrne de lus falsos ideas, de las astutos insinua-
ciones y de los espec iosos sofismas que me sitiaban
enmcdio de los enemigos de la religion católica rO-
mana.
Asl la dichosa necesidad de instruirm e en esta ma-
teria important e, de examinar por mi mismo dónde se ha-
lla la verdad entre el catoliciamo que afirma y el protes-
tantismo que niega, y de elegir como hombre de con-
ciencia y de buen_juicio, me hizo emplear muchos aiíos
en estu inve~lign~ ion á mi regreso ú Bomn en el de
:1 830; experimentando por mí que todo el que busca de
buena fé la verdad, la encuentra inli1liblcmente. ll o lei-
do muchas obra que hacen autoridad en la materia, y
he sacndo de ellas con escrupulosn exac titud ulguuas no-
tus sobre los puntos disputados por los primeros r¡uc se
separaron de la iglesia romana, y los princi1>ales textos
de la so grada escritura y de los santos puilrcs que me
podinn servir para refut ar 6 aquello~. Al recoger esto~
textos, pasajes y extractos mi objeto era instruirme
y disipar, si ern posible, lus preoc npncioncs. los errores
ó las dudas que habia dejado en mi enLcndimielilu un
largo contacto con los luteranos: no pensaba abso lutmncn-
te escribir soBre: unas materias en que todo c~tú dicho
y no hay nada nue,·o que ;1iiadir.
.\fns elp·eto de V. me ha dcn1o;trado que 110 podia

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razonablemeule excusnrmc de hacer lo c¡ull distaba mucho
de mi ánimo. >intiéndome tanto mas inclinado á ello cunu-
to que tenia reunidos todos los matenales, y uo me fal-
laba sino clasil1carlos segun la naturaleza de lus
objeciones de Y.: asi mí tarea estaba muy adelantada.
Por manera que .en este libro no hallará Y. mas que lo
q ue·hc extractado de una multitud de autores; y su úni-
co mérito consiste en contener en un corto espacio la:;
citas mas importantes de los santos padres y de los es-
t.:ritos que hacen autoridad en materia de dogmas y de
doctrina. Asi no seré yo quien responda ú V., sino los
textos mismos de lodos los libros respetados por todas
las comuniones cristianas y las confesiones de los eue-
migos del catolicismo romano.
El punto en que mas me he detenido , es el de la
transustanciacion que V. no admite. Y. me ha retado
pa•·licularmente á probarle que esta creencia era ad-
mitida en los cinco primeros siglos de la iglesia , y me
lisonjeo de haberlo demostrado hasta la evidencia con
los pasajes mas explícitos y formales de los santos pa-
dres. t o mismo sucede con la primacia de la iglesia, el
sacrificio de la misa, el purgatorio, la costumbre de
orar por los difuntos, las indulgencias, la comunion
hajo una ~ola !!Specie, la confesion, la invocacion de l:l
Ví rgen y de los santos, la vcneracion de las rel iquia~. el
culto ex lerior, la extrema- uncion y por fin todas la;;

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pniclicas de la iglesia romana que sup<luc V. hon sido
innm•ncionC$ ó itwencil1ncs de esta iglesia , con trarias á
lo que se practicaba en los primeros siglos, y á lo que
cnsei1aron los santos padres. Y una vez que V. protesta
no querer consel'l'ar sino lo que estos escribieron, lo cua l
es muy justo; demostraré á V. con la propia autori-
dad de los mismos que los creencias de la iglesia primi-
tiva son enteramente conformes con las que la iglesia
romana ensefta y practico hoy, sin hnber variado en nin-
gun )Junto de la doctrina. l'io haré bellos razonamien-
tos: me limitaré á referir las pruebas, los testimonios
y los textos: toda s las palabras del mundo no equivalen'
á un hecho.
Yo me tendría por el hombre mas feliz si con ht
asisteucia ele Dios pudiera comunicar al entendimiento
de V., demasiado elevado para recu sar testimonios tan
respetables, la conviccioo que ba penetrado en el mio
y le ha iluminado disipando las tinieblas y las nubes
de
la duda. A todo lo grande que hay en la antigüedad
cristiana, he reunido los atestados de las iglesias de
Oriente, las cuales aunque separada~ de la iglesia roma·
na por un cismn antiquisimo, conservan sin emoorgo
Jas creencias prin cipnles, como el sncrificio de 111 misn,
la cucn ristia, la invocacion de la Virgen y de los santo~
&c., en los mismos términos <JUC las recibieron en los
primeros siglos.

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~12 - •
'
No dudo que dcspues de este debil esfuerzo de mí
r;Jzon bará Dios lo dcmas, porque toda ciencia, como di-
cen los teólogos, es ignorancia á lado de la sabiduría
divina: no es el tJue planta el que sine de algo, sino
el que procura el incremento.

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nt r.u

SANTOS PAl>R~S
.SAGRADAS ESCRITURAS, DE LOS

!! :llt lo5 concilio9 'ile (.,s cinco primeros s4J los


CO~ U DOCtRINA DB LAIGLESIA CATOLICA ROliA NA.

CAPITULO l .
IG LE SIA no -
Pn UT !\C JA DE L PA PA Y DE l .A
JifANA

,.,, san to• pod re• 1 lo.


probod • por las sograclo. esc rito ras,
lico s y por lo.s nu rne -
con ci1io.s y lo.s lli~toriadorr.~ cclu iás
rito res de la l'tf or-
ro.so.t lt3 tim oni os de lo.s :Julor t-' y esc
y Je la fa b tda d d<
DJ a.- Dem ost rac inn de la in jnslicio
los p r<t ens ion es de la iglr sia ou¡¡lit a na.
llnma-
Voy á seguir á V. en el terreno lt que me ha
esc rito. Yn
do segun el orden de ideas expuestas en ~u á haber es-
no he escogido ni el uno ni el otro: tal I'Cz mas lógica.
tado en mi mano hu biera trnzad o una ~endaun cnlncc dt·
L1 verdad necesita para demostrarse
de
rcfula cion
proposiciones y ded ucc iones. Pero en !O(Ia;umeutos ~r­
directa hay una precision de Lomar los ur¡ des: esto PS
gun se han puesto , aun en sus irregularida lo~ leclo-
lo que me juslill cará sin duda á los ojos de,cn ·;, .en h1~
res con res pecto al poco mé todo qu\: ~e ob:
difere ntes partes de esta obrn. nw!o
Comien¡a V. In prímem parte de ~~~ esc rito neg

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un hecho.de tos mejor probados; á saber, que S. Pedro
110 fue escogido como c<tbeza de la iglesia por J esucris-
to: en concepto de V. todos los apóstoles ernn iguales
t!n potestad, y aiiade V. ·que aunque Jesucristo eligió
á S. Pedro 1m:a que guardara las llaves, y admitiera á
~u voluntad judios ú ge ntiles en su iglesia • esta mues-
tra de confiama no le dió ninguna autoridad superior á
la de que fueron investidos sus hermanos los otros após-
toles por el di vino maestro; por último que el obispo de
Roma, el I>apa, no es el sucesor de S. Pedro: sobre el
primer punto se apoya V. en la autoridad de lreneo.
Sabe V. mu y bien que negar uo es probar, y es muy
fácil demoslra r el error de V.
Primeramente se prueba por varios pasajes de la
s~grada escri tura y en particular por este : «Tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi iglesia, y las
puertas del infierno no prevalecerán jamás contra ellu.
Yo te daré las llaves del reino de los ciclos: todo lo que
alares en la tie rra, quedará atado en el c:clo, y todo 10'
que desatares en la tit!JTa, quedará desatado en el ciclo
('l ).n Dice V.: «pero todos los apóstoles ernn piedrus
rundnmenlales ; luego ¿qué ventaja llel'aba S. Pedro á
los demas?n S. Gerónimo va á responder¡\ V.: «Aun-
que la fortaleza de la iglesia se funda igualmente en los
1lor.e apóstoles ; sin embnrgo es elegido uno de los doce
para que constituido cabeza se quite la ocasion del cis-
lllll (2).n Convenimos en que todos los apóstoles tuvie-
ron ia 'misioll de predicar el Evangelio en todas las par-

(•) Moth.c. t6,v. ,s , ' 9·


( :a.) T_.,icet. Cl~
rer¡uo s uprt· ros t·cch•si~ foa·titnclo solidr.tur-;
tame n propte l'f'3 un·u.s in ft•r· üuotlecirn c1igitur ; ut ca pite
<-nustilnto !c l. isma tis tollahu· orcasio: - Lib. J ad Jov. c .
·, 4, l . TV. edil. Marlianay, pul.>.', ¡)ag. •68 .

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les del mundo, fundar iglesias donile quiera, y escribir
libros canónicos por la inspiracion inmediata que re1:i·
bian de Dios; y en este ~en litio lodos ~on ·otras tantas
piedras fund<tmentales de la iglesia. Pero Pedro solo fue
nombrado cabeza y centro de la unidud: solo él fu e en-
curgado de velar sobre todo el rcbafto; y si el testimo-
nio de S. Gerónimo no bnstase , aunque equil•n lga ni de
S. Ireneo cuyo texto ha omitido V. citar, podría demos-
trar siempre que V. quisiese, que lo mismo dicen todo;;
Jos demas santos padres, Tertuliano ( 1) , Orígenes
(2} , San Cipriano (3) , San :Atanasia (4) , San Basilio
( ti), San Gregario Naziunzcno (G}, San ¡\mbrosio (7}.
San Epifanio (8). San .hwn Crisóstomo (!J), San Geróni-
mo (10), San Cirilo de AJejandria (11), Snn Hilar in
(12), San Lean (13), SunGregorio (14) y ndemascl con-
cilio de Calcedonia compuesto de seiscientos treinta
ohispos (15}. Aqui indico exactamente la cdicion, el Lo-
mo y la página en que hallará V. el sentir de los san-
(o ) Lib. de pr~scrip. eo it. Froben, p. to3.
( s.) Iteru , S in Exod. ,l . 1, p. 37.
(3} Epist. ad Quintin ium, edi,l. Frohen, 1'· 333.
(4) In epi•l: ad Felicem, t. liT, e<lit. Pads, p;~g. !i;¡; .
(.5) Lib. 11 :n Eunorn, edi l. Froben, p . 3>> .
(6) ¡,.oral. 26, edil. Billi, p. 6-¡8.
t 7) In canlico ambros .
(~) In Ancorato; 1.11, edil. Pelav. p. •4·
(9) Horuil. <le pre nit. 1.1, p. 89 3 .
(oo} In ep. ad Dam.l. lV,ed.Marlianay, p.>~,
( 11 ) Lib.ll in Jo.C.ed . París, t. IV, p. o3o,
(•~) In cap. o6 Math.,ed. París, JI• 69n.
(o3) Serm. • tle Ann iv. a... ed. Parí•, p. 5•.
(•4) Lib. VI, episl . 37 ad Eulog. edit . Pao· is , t. 11,
p. ¡3g.
(•S) Ed . l,abb. , t. IV, 1'· 4>5.

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los padres que acabo de citar. Si desea V. exnminnr lo
<1ue dicen sobre el particular, en poquísimo tiempo los
recorreremos, y verá V. que todos unánimes concuer-
dan en reconocer al "poslol S. Pedro como piedra funda-
mental de la iglesia. Y yo creo que el leslimonio unii-
nime dtJ los S<Jntos pudre:; debe ~e r preferido ni ele uno
solo, cualquiera que sea; sin embargo si V. lo desen, le
referiré ulguoos pa~;¡jcs. Quejándose S. Cipriano ul papa
Cornelio de algunos fub.os obispos cismáticos y hereje~
de Africa que habían ido á Roma con ánimo de sorpren-
der á la santa sede con sus artificios, se expresa así: " Se
ntreven á narcgar hácia la cátedra de Pedro, y la igle.
sin principal, de donde salió la unidad sacerdotnl (1). »
Y ohora ¿qué juzga V. de este pasaje? P uede e::tar mn ~
claro? La silla de Roma se llama 1.• la silla de S. 1'1!-
ctro, 2. 0 la iglesia principal ú causa del jefe que In go.
bierna, y 3." la fuente de la u11ida<l sacerdotal, porque
lodos los obispos del mundo deben por necesidad estar
unidos en comunion con el sucesor de S. Pedro. Y en
otra carta al papa que es la octava del libro cuarto, lla-
ma á la iglesia de Roma la matriz y la raiz de todas
las iglesias católicas (2}; lo que· repite en la epistola al
obispo Jubayano, donde se gloria de estar unido 11 la
{~Ubeza y raiz de toda In iglesia c¡¡tólica en la pcr~onn
del Papa Cornelio (3 ). Y en In carta octava: " No hoy,
dice, mas que un Dios y un Cristo , una iglesia y una

(,) Na viga re oudenl ><1 P•lri ch>tedram el rccltoi>ru


priocip31em, unde unit:u ucerdot.11is exorla est. - Ep. 3,
lib. 1 1 edil. b>Siliensis, ex officin:\ Froben, 1'· o{¡.
(2) Hortati sumus ul rcclui;e cati.Joli<::c m:all·ict•m ac r:t-
dicem l<orrcnl . P. , 3g.
(3) l'llos occlesi;e nuius copul et •·ad icrm leurmus.
J>. 3 a8.

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cúledra fundada sobre Pedro por la palabra del Sciior:
no se pu·ede eri gir. otro .alta r, ni cslablecer otro sacer-
docio que ese único sacerdocio y ese único alt¡¡ r. El que
recogiere en otra parte, des¡Ja rrama (1).» No pueden
5e'r mas decisivas estas palabras para cltlr á conocer ú
V. la verdadera opinion de S. Cipriano; y si dudose Y.,
''ca el consejo que da al Papa S. Estevun en su epístola
décima tercera del li bro tercero' "EnYiad, le dicl',
l'Uestras letras á la Provenza y al pueblo de Arlés parn
cxcomulgai· á :Marciano (obispo de Arlés) y poner otro
en su 1ugar (2) " ¿Le parece á Y. que se pueda exco-
mulgar a un obispo, deponerle y nombrar otro en su
lugar, sin teuer ningun cm'áclcr de superioridad sobre
él ? S. Alonasio nos enseña ( 3) que S. Dionisio, obispq
de Alejandría, combatiendo la herejía de So belio, habia
usado algunas expresiones que fnvorecian al parecer
el error opuesto, es decir, la opinion que formó des-.
pues la herejíq de 'Arrio. Escandulizáronsc muchos .ca-
tólicos de la misma ciudad , y algunos llevaron sus que-
jas á Roma. El ¡Jontíflce que ocupaba por entonces la
santa sede, y que se llamaba como el obispo de Aleja}l-
dría , mandó al prelado acusado que se justificara: no
tardó~ la jltslirlcacion; y en virtud de la apología emía-
da al Papa por el supuesto culpado se declaró al obispo

( 1) Deu$ unus (',S l ct Chr is tus unns, et una ccclesb. e t. ca ·


thed rn una .<upc•• Petrum Domini voce fundala . Al iud olt o-
r·c coustitui aui saccrdotium novum fiel'i prrele r unum al-
•are t l unu m sace rdotium n on potcst. Qu isqu is alibí collc-
c;erit, s pa•·git. P. 33.
(•) Dirigantur in P··ovinciam oled plebem Arebtc con-
sislenlcm ~U e liqcrre, quihus abstcuto Marciano, al ius in lo-
cum cjus substi tuatnr. P. 90. ,
(3) Athau. tic sen. Dionisii., t. 1 edil. Nov. P· >5>.
T. 1 2.

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de Alejandría ortodoxo en su doctrina, y nadie le vot-
''ió 6 mol~lar. 1mpo~ihle es dejar de conocer en este
hecho la idea que tenia el pueblo de Al!!jandria de la ~u­
pcrioridad de la silla de Roma. Igualmente puede V. rc-
,:onoccr en l¡¡ explicacion del salmo trece por S. 11 ilnrio
y c 11 su coroe ntario sobre el c~pítulo diez y seis de ::ian
llfuteo que S. Pedro es llamado el fundamento de la igle-
sia , el depositario de lns llaves del ciclo , el juez pnr..sto
por Dios para promulga r sentencias en la lic•-ra que no
dejan de ser ratillcadas en el cielo (1). Lo mismo podriu
V. ver en los fragmentos de la obra histórica de este
~a oto padre, donde se halla integra la carta del concilio
de Ccrdcña al Papa Julio, · en que se dice: «Ser6 muy
bueno y conveniente que los obispos , de cualesq uiera
Jli'O''incias que sean, partici pen á la cabeza, esto es á la
silla de Pedro, las dificultndes que sobrevengan (2).n Yo
podriu suministrar otras pruebas sacadas del mismo snn-
to padre; pero seria alargnr demasiado esta ouro. Por
una carla de S. Gerónimo á Agcruquia sabemos que el
santo doctor babia sen•ido de . ecrelario al Papa Dáma-
~o, r que habia eslndo muy ocupado en responder á los
..:onsultas de los slnodos que se celebraban en Oriente y
Occidente (3:; lo que demuestra a las claras la corres-

(t) O in nun c upati() ne uud nontinis fel i~ rcc lrsico fun -


damentum! O lH~alus co.:l i j3n l Lo r, cujus nrhitr io cl.l vts
z terui aditus lraduntur, cuius tr rrt's lre jud !ci um procd ica ta
auc lnri tas lit in c"' Jo.- In cap. XV I , Ma l h. , rdi t. P4 -
l·i• >n. 169S , p. 6¡o: ítem in ps>lm. 13 1 P· 169l.
(2) Bt)c eu iru optimu 1n tt valde c,o ng•·urntiuiznu m rut
,,¡tfthi tu r , s i a d ca pu t, id ut, ad Pet ri sedero , th• singulis
'lu ibu,)qoe provinciis D omi ui rt•ft:ra nt sacerdo tes. Hilar. p .
1 '9~e<li l. P>ris, an. 16g S.
(3 ) A ol e annos -plurimos cu m chart is ecclesiast icis juva-

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¡¡ondcncia de todas las iglesias con la silla de Roma, que
era consullnda de todas parte;;. Y en su epístola al mismo
Dámaso leemos que pide á su pastor el auxilio que se
debe á una de sus ovejas. Llama al Papa su pastor, auu-
que él era presbítero de lo. iglesia de Antioqula. ¿No es
esta una prueba de que le reconocía como pastor de lo-
dos los fieles? Y añade: "Yo me asocio por la comu-
nion á vuestra santidad, es decir, á la cútedra de Pedro:
sé que la iglesia está cdi!lcada sobre esta piedra: cual-
quiera que coma el cordero fuera de esta casa , es un
profano. Si alguno no ·estuviere en el arca de Noe , pe-
recerá en las aguas del dilu vio. Yo no conozco á Vital,
reclmo á :Melecio , é ignoro á Paulino. El que no reco~
ge con vos , desparrama: el que no es de Cristo, es del
antecristo (1).» ¿Qué piensa V. de lodos estos testimo-
nios formales de los S<lnlos padres de la iglesia? l)ero no
bastan: hé aqui otros, y ya ve V. que le suministro
mas de los necesarios : entre ellos uparece el de S. Agus-
tín, ese gran doctor á quien venera V. tanto. En su
epístola ciento sesenta y dos ü Glorio se expresa asi ter-
minantemente : .. En la iglesia romana siempre estuvo
vigente el primado de la catedra apostólica (2). • Y en
rem Damasum romanre ur},is episC'Opum, el ÜJ'iCtJlis atque
Occidentis srnotllcis consultationihus nspondrrcru. Tom. V,
rdit . París 1 par!. >1 p. í44 •
>( 1) A pasto re pr:esidium o vis Petro ..... B•alitudini lure,
;,¡ csl, cathedne Pcll·i, communionc consocior: suprr" ill:uu
petram a:dificalatn ecclrsiam scio ¡ quicunque rxtJ•a h:1nc Jo-
mum aguum comedrr il, profauus rsl. Si quis in <"~reS Noc non
fueril, peribit •·egna n ted il uvio . . . .. Non novi V italem , 1\'l c-
Jetlurn respuo, ignoro J>aulinum: quicumque tecum non
coligit, spargit : hor rst, qui Cbristi n on <SI, antichristi csl .
Tnm. I V, port. o, p. 3o8.
( •) lu roman5ccclesi5semp~rapostolic:ecathrclr"' viguit

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la ciento y cincuenta á Opta lo dice: (C Que rue á CcS<J.
rea para obedecer, á donde le habia llam;•do la ncrcsi-
Jud eclcsióslica·, es decir, la órdcn (esta es su e.\pre-
sion) dcll'encrable Papa Zósimo, obispo de la silla apos.
lolica.» En el capítulo primero del libro primero¡, Bo-
uiCacio se hallnn esl••s palubrns dirigidas ni Pap,o: " To-
dos los que somos llamados ti dcsmnpef~<•r con ro:; Jns
fun ciones del episcopado, tenemos parle eo la vigilnncia
pastoral, aunque vo; descollcis como co!oc:~do en mnyor
nlturu (1).» No debe V. ignorar la niaoera sumisa r
respetuosa con que tos obispos congregados en lo; couci.
líos de Cartago y l\lile1·is escribieron al Papa lnocencio:
S. Aguslin trae las dos carlas, y se cree que la segunda
t!s obra suya. Dicen eu lu primera aquellos obispo; ce que
tienen cuidado de iurormor de todo a su santidnd, ú 11u
de que emplee la autoridad Uc la sede aposlolica pa •·~
r.oul1rmar las decisiones de su mediocridad (2)." En la
segunda los pudres de 1\Iilevis, y entre ellos S. Agustiu,
suplica u al Papa encnrecidnmcnte cc que se digne por la
autoridad apostólica en que Dios le ha puesto, de auxi-
liar con su pastoral 1·igilancia á los miembros débilc. de
Jesucristo, expuestos á coolugiarsc de la hcrejla ( 3).»
princip~lus. Tom. 11, ep. G2, edit. Bosi lens. F&·oh~u,
1'· ?28.
( r) C:ommun is esl ornn ihus nohis, (} ui fu u¡:;irnu E' rpisco-
pn tUs offir.io, spe<:uln paslOI'n1is, qunruvis in co rr·rec mi11r:u
cehiorc fa.tigio . - Lih. J, c. 1 ocl Bonifac., l. VIl, p. 86>.
(2) Ut stotutis nostr:c mrdíocrilatis etiam ~postolic:cse­
•lis odhihta~ur ouctoritas. -Ep. •• o , t. 11, cd. Froben,
1'· ~·4·
i.3) Qui• le Dominus in ude opnslolic:i collocavit, prri-
culi.s infirmorum mcml.n·ortnu Chdsti pastoralem t.IHit;,en·
1 in m qmcmmuo atlhiLnc clignc·ris. - E p. 112 , l. 11,
P•lttt •

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' . -~i-
El Papa Inoceneio responde á los primeros: « Que refi-
riendo asi su juicio á la santa sede habían se¡;uido IQS
ejemplos de la antigua tradicion , observado la discipli-
uo eclesiástico, y dado á la sauta sede lo que le era de-
bido (1).» ~ los segundos: « Que habian seguido la cos-
tumbre de todas los proviuci·<ts, las cuales no dejan de re-
currir á la santa sede apostólica para aclarar sus dudas
en aqtJella fuen te, sobre lodo si'empre que ocurren difi-
cultades en cuan to á la fé (2).» Lo que denota aun mejot·
la alta idea que tenia el san to doctor de la silla de Ro-
ma , son las célebres rmh•bras que pronuncia con motivo
del error de Pclagio: «Y u se han enviudo dos resolu-
donc·s sobre esta causa á la sede apostólica, de donde
han venido dos rescriptos: la causa está concluid;; : ¡ojalá
que el error concluya tambien alguna vez(3)!» Parece que
con estas palabras queria aludir el santo doctor á los er-
rores de los lhunados reform~dos de los siglos XV y
X VI. No hay quien ignore que en los santos padres
griegos y ltllinos, aun en los mns nnliguos y próximos á
ros tiempos apo~lólicos, se hallan pasajes marcados en
favor de la jurisdiccion que reeonocemos en los papas.
y podrían acumula rse aqui innumerables cital¡.

( 1) Anlit¡ure t l·o<litionis r.xemph •c•·vaJJJ.c; , .el cccl<s• • •·


lic· <c. memores discip linre :ul nJ)stn:m rel(on_~nclum approbas-
tís esse jud icium, scicntes.quid ap,ostolicre setl i ddJca tu r. EJ.?·
a ug. 1 o 1 , t. Il , p. 4 1 7.
(>) Scien tr.• t¡uocl pcr om nr.s prov inc ias. d,• apost:o)jco
IOn te petcntihus rt"~ponsa sempcr e.ma u a u t , . pr~sc1·t im quo-
tir.s fidc i ratio eveutila tu r. -Ep. au{;· t03, t. II, p. 4'23 .
(3) Jam enim cle h::tc c:tus3 du.o consilia tnissa sunt :ul
:.rdem apostolicam J unde ~tia m rescripta veneruul: f:tns;l
ryn ita es t : error utinam al iquando finia tu r. - Srrm. l Oc
•·abis apos tol i in fine, t . X, 1'• •54.

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-22 -
No quiero sin embargo omitir lo que dicen San
>Leon, S. O¡>tato, S. Próspero, S. Juan Crisóstomo, San
.Epifanio, S. Ireoeo y S. U1silio. S. Leon, di~igiéndose á
In misma Rorna, le dice: «Convertida en cabeza del orbe
por la sagrada silla de Pedro, extiendes tu poder por la
divina religion mas allá de donde extendieras lu dominn-
cion terrena. Menos conquistaste con la guerra . que lo
que has snbyugadllcon la paz cristiana (1).» Lo mismo di·
ce S. Próspero en elegantísimos versos latinos (2). S. Op·
tato prueba contra los donatistas que e;tá en la \'Crda-
dera iglesia , porque está en comunion con el papa Siri.
cio. «Ln primera seílill de la verdadera iglesia, añnde, es
comunicar con la catedra de S. Pedro ; y porque nos-
otros tenemos esta sei1al, demoslrumos que tenemos to-
das las demas (3)."
Vengamos á los santos padres griegos, cuya auto-
ridad no es menos decisiva en este asunto. ¿No. recurrió
S. Juan Crisóstomo al papa, rogándole que anulara to-
do lo que se había hecho contra él en un concilio presi.
dido por Teó!ilo , pat riarca de Alejandría, y pidiéndole
justicia contra sus injustos perseguidores (4)? S. Epi-

( o) Per soera m beoli Pe tri scolrm coput orbis elfo•cla la -


tilu przsidts religione divina, qu3m domi natione lt rrtn3..
M inu• cst r¡uorl tibi L.ell icus labor suh<lidi l, •tu:l m <Juod pu
cho·istian• subjecit.- Ser m. de Nol iv . a post. , edil. Que-
n el , p. 1 6 1 •
( >) S<'• I<S Ro'lla !'¡,tri, <¡u :e pasto rolis houoris
Fac ta C3put. mundo, qttidquid uo n po.u ídd arruis ,
Reli gio ne tenr.t. . .
-J,ib. el e in::;r~L., cc.li t. prn. nov<e, p. 1 • 9 ·
(3) (,ih. 2 contra P • lmer. edit. Duj>in, p. 31.
( 4) Ob, oc r o ut scribas t¡uocl h:c~ larn ini rp1i: far!3 no n

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-~3 -
fanio nos enseña tambien que los dos obispos arrianos
Ursacio y Vale11te, arrepintiéndose ó fingiendo arre-
pentirse de la conduela que habían obsenado, fueron á
buscar al pnpn .l ulio para darle cuenta de sus opinio-
nes (1). S. Busilio ¡,no nos demuestra en su carln á Ata-
nnsio que se lun> por con,·enientc rogar al obispo de
!toma que intet p~iern el dtcrelo de su juicio , y que
enviara comisarios ~Oriente, para que amonesto sen á los
11ue se habinn dejado seducir en el concilio de Rimini,
y anulasen cuanto se habiil hecbo nlli por violencia (2)?
Pero ¿á qué citar todos estos teslimonios? Nos bastaría
1'1 de un santo padre á quien llama V. en su auxilio en
1~ primera parle de su obra, y que sin embargo es evi-
olcntementc conlrnrio á V.: hablo del gn1nde lrcneo,
•·se sabio obispo de Lcon, instruido y formado por los
discipulm: de los apóstoles, y azote de lodos los herejes0
de su tiempo. lié nrtui cómo se e>presa en el libro 3.
de las Herejías : "Nosotros confundimos á todos los he·
rejes con la tradicion de la grande y anliquisima igle-.


h:oh.,> nt robur ; illi ontem qui in iqui\ r¡;eru nt , . ¡oen:e eccl~­
~ia .., tic:.rum Jrgum ~uhjact•ant. Ep. ad lnnocc nlium .
(•) Ursadu s et ' ' :dt•th p;:cuitr nti:.m :~gen lt's uni cum
lib("llo profecti sunt ad hc-a luraa Julium r·o m:u•um rpiscopuro
f"·n talione rttltlrnd o de >uo crrore •e dclict o.- Epiph.
h;crcs. , t. ,, tl Pctavi i, p.¡~!,.
{:a) Visum f'~l c:on sru l:lm'um sc rihr.t·e acl·rris cnpum . ro-
nt3uum 1 nt vic.leal rr.s nnJlt·as et jutlicii sui drcrrtu m inte r-
ponat .•• lpse :nrctor itattm tt·ilm:":l;t rJt.IC"cli5 vit·!s qui conan1 o-
da et prodenti ot·atiou e eos qni a_ recta via deOt>xet·un t, rno-
u(•re possen t, t'JIIi'lu e acla :~t'i m i nensis c.ondlii src:nm ft·rant
:•d illic violeut rr acta
~:a rescinderu.ln,qu~ 3uut . -B~~a. t"pist.
S, a el A than ~~ium, Frobeu , 1'• 6 18.

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-· 24 -
sia que f11e fund3da en Roma por loo gloriosisimo
s após-
toles Ped ro y l:'ablo... Porque es menes ter que todas
iglesias recurran á aquella. á causa de su principado ma las
podero so, porque en ella han conservado siempre la lra-s
dicion venida de los apóstoles todos los fieles que hoy
en el uni verso ( !).,
Ya sobe V. que habiendo sido S. l reneo discipull) de
S. Polica rpo, obispo de Smirna, que habia tenido
ma estro á S. Juan Em ngelista , debia por consiguien por
estar mu y bien informado, y ve V. que dice que es meneste
ter que todas las iglesias rec urran á la iglesia de Uom -
y ¿por qué? z>I'Optcr potentior cm pri ncipalitatem, a;
(l causa
de su principad o mas pod eroso. Me atreveré á pre gun-
tar á V. en qué consiste ese prin cipado mas podero
si no es en la mayor autoridad del jefe que la gobiernso,
y que ha sucedido á S. Pedro puesto ¡>Gr Jesucristo
a,
.
Ad emas de esto s grandes autoridades tenemos las de
los cuatro primeros concilios generales que reconocie
la autoridad superior de los pupas. En el de Nicea ron
asegura el historiador Sócrates que en el libro sin ódinos
eszyito por S Atanasio á su vuella hall ó la cnumc co
cion de los obispos seg un el órdcn de su presencia , yrn-
expresa nsi : «He ~re ido oportuno scíw lar a9ui los nomse
bres de los principales obispos que asis tieron á este con-
cilio, segun los he podido conocer dcspuc~ de una ex -
ta invesligacion. Osio, obispo de Córdoba , Vit o y ne-
Vi-
cente, presblteros , Alejnodro de Eg:pto, Eu staq uio
la grao Anlioqula , Jllacario de Jerusa lew, Horpo craciode
n,
(•) Aol han c eni m cccl cs iom pro ptca· pot
cnt iorc rn pri n-
cip:ali lti te.nl oe~r.ue rsl om uem co nve nir c
rcc lui3 m. hoc u t,
tos qui ~unt und iqu c fide lcs, in qua scm
per ah ii~ r¡ui sun t
uml ir¡u c co nse rvo lo rsl co, r¡ua:> • lo opo stol
is es t lr> dili o. -
ll:e rtsi s, lib . IIJ, c. 3, cdi t, Col on, p. >32
.

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- 25-
Cinoa &c. (1}.» Gelasio, pre$bílero de Cizico, autor
que vivía mas de mil doscientos oiios há , dice en lér-
mino> formales en un ex tracto t¡ue uos dejó del concilio,
que el célebre Osio ocupó en el el lugar de Silvestre, obis-
po de la gran Roma , con los presbiteros Vito y Vicen·
te (2}. Iocio, el mayor enemigo de la iglesia romana
en Oriente, hace mencion de este autor, que señala el
primer lugar á aquellos lresiluslrcs personajes, como he-
mos 1•isto, y como p_arece por las firmas del concilio (3).
Constantino el Granile quiso que es! e concilio fuese ecu-
ménicr, es decir, de loda la tierra habilable, y asistió
él en persona con las insignias imperiales y sin guardias.
En este concilio se hallaban, como refi ere Tillemonl (4,),
los hombres mas célebres de la cristiandad y mas de
trcscicnlos obispos. El cardenal Daronio (5) conviene
tambien en que el célebre Osio ocupaba en él el lugar
del papa S. Silvestre, dando por razon que este no pu-
do asistir á causa de su edad ava nzada. Constantino, ni
couvocor este concilio, quiso que se reuniesen en unn so·
la iglesia los personajes m~s eminentes de las iglesias
ile Europn, Africa y Asia: nsi os que ademas de los
obispos yn nombrados concurri()ron Alejandro, obispo
de Alejondda , S. Macurio , obi~po de Je rusalem, el
obispo de Egiplo y del pntriarcndo tJ·e Antioqula, San
Pafuucio, obispo en la Tebaidn ~lla , S. Petnmen , de
lleracien , Ase! epas , de Gaza, S. Pablo, obispo de Neo-
ccsnrca, Snnliogo , de Nisibc, S. Anlion. de Epifanía,
J.eoncio , metropolitano de Ccsarea en Capadocia, lla-
( •) Lib. [ , c. o3, edit.Fo·obm, P· •i9·
(•) Synt. couc. Nicren. lib. 11, e. S.
(1) In Di hlio t. cdi t. Rothomo~, p. ~o6.
( 4) H is t. ce les. Tillemont.
(S) Ann. Baronius.

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-~6-
mndo el ornamento de la iglesia por sus contemp orá-
ucos, S. Hipacio, obispo de Gong rcs. cuya vida fue co-
ronada con el martirio, S. Alejaudro de Bizancio, Pro·
tógenes , obispo de Sardica , A lejaudro de Tesalonica,
y otros muchos que seriu muy largo enumerar. De esta
rnullitud de hombres ilustres los unos eran notables por
su sabiduría y por su paciencia en los trabujos , y
otros eran distinguidos por gracius apostólicas: veía use
algunos mutilados de ambas mar.os, romo S. Pablo de
Neocesarca , que padeció en la persecucion de Licinio,
y otros ten ion un ojo menos como S. Pafnucio; .en una
palabra · había grm1 número de confesores y de már-
tires.
Lo que prueba aun mejor el respeto que los podres
tuvieron á la ~nta SPde, es que mandaron, como refie-
re el obispo ALico , que en la composicion de lns cartas
cerradas, que eron como el sello de la com union católi-
ca , dcspues de troza r la primera letra de cada una de
las personas de In Trinidad Sanllsima , se marcase ta·m-
bien la primr.ra del nombre de S. Pedro, para serv ir de
teslimouio de que el conc ilio estaba en la comunio n dé
lo santa sede, centro de la unidad, sin cuyo testimonio
nadie debía ser adm itido en ni nguna iglesia.
Vengamos ol concilio de Cons tantinop la, que es co-
mo V. sabe el segundo concilio general, llllnque el Papa
Oámaso no envió legad os á el, porque habiendo conv o·
cado otro en Romo, quer ía que los padres ele Constanti -
nopla concurriesen despues á aquella capital á fln de
que se reunieseu bajo su presidencia todos los obispos
de Oriente y Occirlent c. El gran Teodosio en virtud de
los carlas del Papa Dámnm com'ocó segunda vez á to-
dos los obispos en Conslanlinopla, y les manifestó la ór-
dcn del Papa, cuya autoridad' los llamaba á Roma para
celebrar aquel concilio que debio ser unive~J por la

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-~7-
prl'sencia de los obispos de ambos imperios; pero conven-
cidos estos de que uo podrian abandonar tanto tiempo
sus iglesias sin exponerlas, á graves peligros comedio
de los desórdenes de tantas herejías enviaron á Roma
tres de los suyos con cartas sinodales para presentar sus
excusas y las actas de su, concil io que el Papa satisfe-
cho de la conduela de los prelados confirmó en lo que
tocaba á los dogmas de la fé. Er punto mas notable de
estas cartas es el que se dirige al Papa: «que informa-
dos de la convocacion de un concilio en Roma por la
voluntad de Dios. de un concilio al que los llama como
sus propios miembros, se alegrarían tener alas de palo-
ma para volar )Hicia él y reposar en su seno, si pudie-
ra u dejur sus iglesias en un tiempo tan peligroso (1}. El
Papa le; respondió que tributMdo como habían hecho el
respeto debido á la silla apostólica habian guardado una
conducta ventajosisima para ellos mismos (2). Vea V.
pues tambien aqui cómo el concilio de Constantantinopla
reconoció la autoridad de la cabeza de la iglesia universaL
Con respecto al de Efeso es bien sabido que san Ciri-
lo, patriarca de Alejandría, le presidia de parte dal Papa
Celestino, pues que 5e Ice al principio de la segunda
acta del concilio que este santo patriarca ocupaba
el asiento preferente y reprcsqntaha á S. Celeslino
(3). El Papa envió tres legados, Arcadio y Proyecto,
obispos, y Felipe, presbítero de la iglesia romana, para de

(•) 'fheodor. 1. V, c. 9, ed it. Frol"·n, p. 5o>,


( 1) Quo<l tlcbitom revtrcnliom aposlolic"' stdi veslra ha-
bet chari.t as, vobis, lilii charissimi, prre.st;ltis ipsi pluri ..
mum.- Throdot·. lih. V, c. 9, ed. Frobrn, pag. 5o3.
( 3) Sedeule Ciryllo alexondrino, qui el Crelrslini quo·
qur- sanctiuimi ac Leatissimi romanorum ecclt.si~:e orchitpi.t-
copi locum regebal •. - Ed. Paris, Labhe, t. 111, p. 61 o.

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- 28 -
clnror al concilio la sent encia de depo>icion pronunciuda
ya en Roma contra Ncslorio, y hacerla ~jecutar; pero
detenidos tos legados por los temporales y 1•ienlos con-
trarios no llega ron li Efcso hnsta dcspucs de cond enado
aq uel impi o; sin embargo se les dió cuenta de lodo lo
que habia pasado. Entregaron la carla del Papa al con-
cilio haciendo notar á los padres congregados el cuidado
que el Pupa tenia de toda s las iglc; ins (1) ; ·y desp ues de
huberla leido !os obispos exclamaron tocios á una Yoz:
«Este juicio es justo : el sfnodo da gracias ú Celestino·el
conservador de la fe: no hay mas que un Cirilo, no hay
mas que una ley del concilio, una fé de toda la tierra
(2).» Uuo de los lcg<~ dos dió grnc ias al concilio de que unos
miembros tan sautos se hubi an uniclo á su santa cnbeza
por medi o de santas aclamacioucs (3); y luego af1ad:ó
que era notorio :\ lodos los siglos que S. lledro, cuyo
Juga r y ealegoria ocupaba Celestino, como su sucesor, era
el prín cipe y la cabeza de los apóstoles, la columna de
la fé y el fund amento de la igles ia (á). En cunn to al
concilio de Calcedon ia¿ quién iguora que el Pnpa S: leon
envió·á t!l sus legados, cuyo jere Pascnsino, obispo de l i-
libco, pres idió eu lugar del Pontífice segu n este lo escri-

(•) Broli tudo , vutr :.. pott rit u liller is a~nosccre quo-
Jrm omn imn ccclesi:u·um cur:un gera t. __ Ed. P3ri s,. Labbe,
t. l ll, p. r., ' ·
(•) 1'. o68 .
(3) Grot iosog imus quod so neto mcmbo·a so ncl is vocib us
3tuacto capil i sauc lu$ ctiarn vtst&·is cxcla mati onib us vos :ul-
junx cril is.- T om. lll, p. 6 1!l ·
(4) S;cculis onon ibus nol um est quod sonc tns l'etr us,
opos tolor um princ r ¡u el copn t, fidciqne colum no el ccclcsiro
r.a tt.o licre fund antcn lum .. . .. Hu jus itaque srcU ndum ordinem
successor ct locum le nens ¡>o pa Celes l inus. P. 6

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- 29 -
bió al emperador y al concil;o? En la carla sinodal que
e:;te dirigió ol l,apa, de:;pues de tratar de riolenta lirania
la primacia que Dióscoro babia usurpado en su coaciliá-
bulo, y declararle depuesto por haberse lel'antado con-
tra 3!]UCI ó quien nuestro Scí•or connó 1:1 guarda de. su
riiia, es decir, contm vncstmsanliilarl, nftade: ce Vos pre-
sidi<tis el concilio como lu cabeza lo:; micntbros, mnuifcs.
tllndonosvuc slrn bondad por los que ocupaban rueslro lu-
gar (1).•
Todos los historiadores eclesiásticos, lale~ como Eu~e.
bio, Sozomeno, Teodoreto, Evagrio, Sulpicio Serero, to-
dos los escritores que no pasan del siglo VI reconocen el
primado del Papa: sus pasajes son tantos, que no puedo
referirlos todos, y por otra parle juzgo que la seusated
de V. no desconocerá la el'idencia de un hecho tan bieu
probado por In autoridad de todos los santos padres, de los
concilios y de los historiadores de los seis primeros siglos.
Todos estos testimonios ndemus no son sino el cum-
plimiento de las promesas que nuestro Seüor hizo ti
San Pedro al decirle: · Tú eres Pedro, y sobre esta
piedra edincnré yo mi iglesia.• Pero V. supone, para
eludir la fuerza de este t.exto, que por la piedra sobre
que Jesucristo dijo que edificaría su iglesia, no ha de
entenderse el disclpulo sino el maestro. Los te6loyos
conl'ienen en que Jesucristo es la verdadera piedra an.
guiar, y dicen con S. Pablo que nadie puede sentar
otro fuudumcnto que el que sentó la autoridad de Jesu-
nisto, es decir, que solo este es el consumador de nues-
tra fé (2). Pero suponer que por la palabra piedra
1:olocada en este lugar haya de entenderse á Jesucristo,
es no reparar en la coordinacion de las palabras , ni eu
(1) Tom . IV, Conc. L3hhr, p. 833.
(• ) Col'inl lt. c. 3 , V• t.

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-30-
la corelacion del texto: es hacer hablar á Jesucri~lo
de la manera mas absurda del mundo. El Seitor no poiliil
hacernos comprender mejor su pensamiento y puede
decirse que se explicó tan claramente previendo las fnlsn::
interpretaciones que han inventado los reformadores de
los siglos XV y X VI.
Leernos eu S. Juan que conversando el Salvador con
sus discípulos dcspues de la resurreccion preguntó tres
veces á San Pedro si le amaba, y luego que se cercioró
de su amor, ó por mejor decir, luego que le hizo enten-
der las oblig;¡ciones esenciales del empleo que iba :1 con-
fiarle , le encomendó asimismo tres veces el cuidado de
su rcbafto diciéndole: • apacienta mis ovejas, apa-
cienta mis corderos (1).
¿Puede V. menos de convenir en que estas pnlulJras
dirigidas por Jesucristo á Pedro en particular encargan
personalmente á este la conducta del ·rebailo? Todos lo::
santos ¡>adres han dado el mismo sentido á estas pala-
bras. Orígenes dice que el Salvador no·exigió á l'cdro
otras disposiciones que el amor cuando le confió el cui-
dado de apacentar sus ovejas, y fundó su iglesia ~obre
él como sobre una piedra inmutable (2). S. Ambro-
sio aseguro que Jesucristo á punto ya de abandonar
la tierra para subir al ciclo, nos dejó á Pedro como vi-
cario de su amor, diciéndole: "apacienta mis ovejas;» y
que le prefirió á lodos los demus porque habia coufcsado
el primero su divinidad (3). S. J uan Crisóstomo uos dice
que el Salvador cometió á Pedro el cuidado de sus her-

( r) L!b. I V, ep. 3o , t . ll , rd. París , p. 6o8.


(•) Curn Petro summa rer·um de pascendis ovibus tro -
,l,·rclur , el super ip.sum velul.supcr petr.1 m fuod.1relur ecc::le ...
,;,, -In cap. 6, epist. od 1\om., t. 111, P• r i9•
(:\) L. X in Lutam Tit . 1 erl . Porit,p. ,s,,,

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- 31-
manos y el cuidado de toda lu tierra (1). S. Leon
~ñadc que i>edro fue csrogido pam ponerse 6 la cabezu
de todos los apóstoles y de lodos los padres de la iglc
sia: que ~unque el pueblo de Dios contase muchos p~s­
tores, torios sin embargo dcbian esta r sujetos al gobic r
no de Pedro (2); )'que á Pedro tocnba regirlos á todos.
S. Grcgorio testifica tambien que :i Pedro dijo Jesu-
cristo: «apacienta mis ovejas, • y que le eocnrgó la con-
ducta de su iglesia (::!). Lo mismo afirma S. Ber-
nardo ( 4 ).
Resulta de todos los testimonios que acabo de citnr.
que los obispos de Roma son los sucesores de S. Ped r<J:
esto es claro como el dia; y sin embargo V. uo nos ha
citado ningu n pasaje de los santos pad res para soste
ner lo contrario. Si, sci10r, es incontestable qu1~S. Pedro
fundó la iglesia de Roma, la gobernó en calidad de pri -
mer obispo, y despues de haber establecido su sillu
apostólica en aquella ciudad, continuó ejerciendo las
funciones pastorales hasta la muer te. !\o puede V. ca~i
dudar de esta verdad, por poco que examine esa largo.

(•) Petru m durutox~ t nff>tu r, ~~ fr>l rum, curam un•


mittit . .. . Cum Petro orhis terr3r um curam ~eru:~nrl:uut.­
Homil . 87 in Jonn . ecl. Bpnd Hugon cm, t. liT , p. 8G , 6,8g.
( •) De to lo mund o unus Petrus e ligitur , qui omnit .u.
oposto lis runcli ll¡ue eccltsiae potrib us praep onatu r, ut qu~m­
vis in populo Dri m u!ti s>cerd otts •int, mulliq ue poslo ru,
om nes t.amcu propriC a·rg:.: t Pe trus. -Serm . 3 in onni\' trs .
Jic Assum¡>t. t•di t. Quencl , p. 53 ,
13) Lib. I V, ep. h , t. 111, eclit. P arís, p. 6oS.
(4) Habru l ~plscopi siLi 3Ssisu 3tos grttgrs singu1i .siu-
~ulfl.s • tibi nuiversi cred iti, u ni nec modo ovium , sed et p~S·
1Ua·utn, tu unus omnium pastor ; unde in probcm qu~ri s, ei
vt•r bo Domin i : P>sce oves meas. Toro. J, ed. Mabil l, p. ~ , .,,

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-32-
scl'ie de papas, cuyos nombres ~abemos por orden. llnr
que buscar necesariamente una ;alida y poder nombrar
uno que haya sido el primero; ¿y quién será si no es
Pedro? Cinco sanlos pudres de los primeros siglos que
formaron el catálogo ele los obispos de Roma, á saber
S. lreneo en el siglo segundo, Tertuliano en el tercero.
S. Epifnnio en el cuarto, S. Optato y S. Agustín-en el
quinto, nos han dejado una lista de los papas hustn su
época.
No ha mucho tiempo que )'O he 1·isto estos catálo.
gos, y en la mano de V. está examinarlos cu3ndo quiera
en los lugares citaclos al pie (1> El de S. Jrenco tnl
1•ez le convencerá á V. aun mas que los de los otro5.
Eusebio, el mas antiguo de nuestros historiadores cele-
siúslicos, y al· que se deben todos los conocimieutos que
tenemos de los tres primeros siglos de la iglesia, se ex-
presa así en su crónica: «Que Pedro el primer ponUG-
ce de los cristianos, dcspues de haber fundado la iglesia de
Anlioquía, 1•ino á Roma el afio .1,4, fundó una iglesia, y
la gobernó en calidad de obispo por espacio de I'Cinte
y cinco aüos (2).• S. Gerónimo y S. Ambrosio se ex-
presan de un modo casi idónlico sobre el mismo hecho
(3). S. Cipriano y S. Agustín no llamaron á la silla de
Roma mas que la cátedra de S. Pedro (/¡). S. O~tnlo
(o) Ircn. lib. liT, c. 3, ctl. Colon. p. o3 >; T crl. lib.
de po·re!c. c. 3,, Fo·obcn 1 o6¡; Epiph. Ilrer . ' 7 • t . J, etl
l 1c l3V. P• o •94 ; Apt. lib. 11 1 con t. p31'm . ed. du Pen. 1 p,
3o; Au:;. ep.o 63, t. Il, rd. Frobtn, p. 7S o.
(•) Eu$rb. llist . celrs. lib. 11, c:~p. o S , ¡o. 67 ed. Vale-
sii; ed. Znov. , t. p. tG o .
(3) Hitr . de viris . illust r . iu Petro t. IV, cd. i\1ortii,
¡o.rl. • , p, tO>; J\mbr. lib, 3 de •acr., c. r, erl. P•ris, l o JJ,
1'" 36~. '
(1,) Áurlcn t nori~:,·c ~el co thcrlram Pet r·i; Cypriani c. 3,
.

© Biblioteca Nacional de España


:1.~ -
-
dcsn!laba -
á Parm<'niano, obispo donatista, c¡uc nc¡:;ns
Ee nlrel'in que Pedro había establ ecido su silla c si
(1 ): el concilio de Et'cso llama ;si papa Cel estinoen Roma
el su-
cc~or legitimo de S. ,Ped ro (2 ): el de Cn
lccclonia
ma que l'cd •o ha hablado por boca de Lco exc ln-
tl C>JHIC~ de · lodag e~! as pruehas
n p). Y
¿ po<lria V.
fon :lalmente que S. Ileclro no fue el único fun SO$tcz:er
dador de
la iglesia de !loma? pero V. escribe : "Segun
la c¡iislolu
:i los romanos, habria una gran probab
ilidad de c¡ue el
npó ~lol que fundó ~ol o, por decirlo asi
, In iglesia
ma debió ser S. Pablo;" y luego afmdc V. en de Ro -
su segun-
do scrmon: «Pero supongamos tnm bicn que
\'ino ma~ larde ;i P.oma: snpongamos que fue
S. ·r euro
obi
esln silla :¿que dciJC c'oucluirsc de csla suposicio s¡>o de
n
toclns sus probabilicl ;•dcs y suposiciones 110 fun '? <<Con
que af!rma P-1 1 nin gu ulr~limouio ui autoridad; da V. lq
¿y
(¡ue pueda rc; ullar asi 1111a conviccio n, ó que con cree V.
~cs es ¡¡robaulc, supongamos, puc
las frn-
dt! V. hacer frente ,¡
1os testimonios mas formales de la RJgrnda
escritu ra, de
todos los santos pudres. de lo~ COI JCil io.; y de
lo~ hbto-
ri~clore; de los seis primeros siglos
? ¿No es esto
en sus lectores unu gran credul idad ó uno suponer
cxl
ignorancia :• Sin embargo 1•icndo que gran num rcmudu
ero de sus
toh cnnn no~ , homhrcs ilnslrndos y
c¡uc ¡·acioc inn
"cn dia rium~ nle al seno de ~u antigua madre n, vuel-
la igle;ia
1, 1, .d. Fro ht n, p. • • · Clo:.lroh·:o lihi qui J ft•ci t ccc
¡•r¡m:.ntt! iu 'lu;\ P~·lr"USS(•Jit . J\u gus lc•i:e
t. l ilh Jl, c. S r. Couta·a
l•lle•·as Pt·t ili:u ai, t. V JI, p. 1 :t'2
( • ) Nt·;pt·c nou po t~$ scii 'C h~ ÍH urU
c Rom:\ Pct ro }H i-
w :un c:.thf't.lr:uu epi sco pal rm f\\.Se eo1l3
ta1n . Op tll. 1 lib. 11.
Co ull' il P:H rll· (•tl. Du pin . p.
1 3 r,
l •) C.on•·· Ep h., o·, 1. 111 , cJ l..:> lo.
1'· G26.
(3) Co uc. c"l c. oct . o, l IV , <·d . l..tL
, 1' :l6S .
1', 1 'l o
3

© Biblioteca Nacional de España


-3 4 -
omita mcrlio nl-
católic., romana, Ee concibe que V. no mcrsionrs Pe-
co
guno p:Jra atajar los progresos dú c,;tas amente quc.csto
nc
ro V, me permitirá que le confJc~c fra n personas po .
proceder solo puetle producir ~rect o id. exnminnd Jo;¡
<·o
(0 instruidas, porque en l'c z
ele decirles:
un texto siquie -
san tos podres, no solo no cit11 Y. jamús importoncia in -
¡·a, sino que en rnulcrias de la mu
s ttltn
por el cont nirio
tenta V. que seotcngan· ás u pal<•lJn•. Yotestimon ios todo
ademas de conurm;n· con mullilud de á los de su igle-
lo qu e objeto á V., le convido asi ('omoau tores que cilp.
~io á que los verifiquen y co
nsullcn los
:i V. las obra~. In
l>arn facilita•· esta inl'esligac ion indiro de ver: no en•o
Y.
cdicion y ha sta la página como araha ' co.n mas bue -
tlll
ciertamente que se pueda ar¡;umen
na f~.
que hicieron
No ignora V. que los Papas en el uso en la pcrso -
smo
del poder conGado ú ellos por o: os mi svelos en la co n-
de
ua de S. Pedro , emplearon todos sus de lns cuales lcR
,·ersion de las nacione~ , la mayo r parle ra debe su ro n-
ter
son deudores de aquella . Asi la Ingla vió á S. Agus-
en
vcrsion á S. Gregorio el Grande, que ió á S. Bouira-
tín ; la Al emania á Grcgorio 11, qu e cnYá S. Salurnino:
cio : la Francia á S. Fa bi an , que cn (ó ú S. Kilitu l; lo~
la Francon ia ni Pupa Conon, que env ió \'ió ;í S. An>e.1 -
ll!l
paise:\ de l Norte á Grcgorio IV , que
sioneros que hn~­
rio ; sin hablar de l gran número ele mi na ciones mas re -
ta nu estros dias hnn llevado la fé á las ja que resulta
nta
motas. Tmlo esto ¿no demuestra la ve ed e por su po.
i1 la cri~liarul.t d dc tener un jcfu, qu
e pu
lio por todo el
sicion derramar lu luz del Evange
mundo? ra pr obar la
Aunque sea n ma s qu e suficientes pa
testimonios qne
primac ia de la igl esia romana todo> los to, de los 5nntos
en
he referido, sncados del nu evo testam

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'

-3 5 -
padrcs, de los concili os y de los historiadores
ros. Sin embargo quiero com·cncer ú V. comcdcsiá;l i-
lc citá ndole los testimonios mismos de los autplctamcu-
tc~l~ntes rle mn s nombradía , com
ores pro -
o Lutero , Zninglio,
Call'ino, Melan chl orr y llemir¡ue de l\Ioruny.
las obras dP qur In.• he ~ncmlo, ) las bibliotcm Iruli<·oa1¡ui
1~ .!uudc
~e hallan para fad litar á V. su
comprobaciun ,i desea
hacerla. .
La iglesia rom nna ha llorado siempre en su
la mnrca de I'Crdarlcra e::po>:l de .Jesurr islo , frente
solamente ha alumbrado á sus hijos el res porque no
una marr,a tnu brillante, sino que hasta susplandor de
han tenido 1¡nc re1·onocc r en ella esle c;~rúc tcr enemigos
Del mismo modo que los refumwdorc s, los jefeaugusto.
sectas, los ministros y doctor._'S mas sabios, s de las
los li monios en faror de la iglcsiu romana; todos dan
son d.!masiado numerosos, solamente citaré pero como
los
tables. Mclau chtou se expresa asi : u Los rwcst mas no-
de acuerdo en que la policla de la iglc,;ia es unaros esta u
cita; á ~n ber, que ha ya c:c rlo nú mero de cosa li-
{¡n:encs dependan varias iglesias , y que el oll:spos dll
Uomn sea sobre todas los iglesias (1) , El miobispo de
respuesta que dió ú su madre, que vióndole smo en la
c~pira r le su¡Jiir.ó con encarecim
á punto de
iento que
de las dos religiones le parccia In mejor , sil<lladij ese cuá l
In protestante, dijo : la reliyionlulcrana es la católica 6
sible: la catñlico es la mas sryura. mas ¡¡lcm-
Zuinglio ronliesa que un cristiano podía salvar
la iglc; in roma un (2), y en otrn parte dice: u se en
dir emos del Papa , de los cardenales y de los Pe ro ¿qué
obispos
• (•) En lo rc.spursta al llm n. Sr. ol
r llrl lay , orv >bi ,po
de P> ri.•.
(~) En su court>sian efe r~, qn~.: th·llic:t :i ·····~
uciJCO l.

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o-36 -
tnmhien iglc-
qn e se reunen en concilio? Ellos ¿no son
~in? ncspondo qu e solnmeut
e ~011 miembros de est a
onoce n po r su
iglesia , porque creen e u Cristo y le rec
cabeza (1 ).» que sea , en
Cal vino se expresa nsi :·" Como quiera
de l E1•angclio es
cualquiera parle en que lo. palobra
ciados los sacra-
prncticada severnmcnte, y no son despre forma de igl e-
mentos, alli aparece por entonces cierta ito condenar
líc
sia de que no se puede clu c!;n· , y no es i onc ~. ni deS ··
tnc
su autoridad, ni de~preciar ~us umoncs o~ (2).•> Y en
eastig
<!CIHlr sus consejos ó burlnrse de sus
todas co;:.as que
el mismo libro ailade : '' Protesto ante:doctores ho nra n
110 quiero negar que los
auliguo;;
hlan de ella <·o:•
siempre mucho á la iglesia romana, y l!it la mas pnci-
pre
re1•ercncia... La iglcsiu romanu fue sic111
iela estul>.1 á al-
-fica ele aquel l!cmpo, y la que meno;; su. ojados de sus
nrr
teraciones: de ahí provenía que sic:nt!o
clrina , se ret i-
iglesias los obi;;pos hucnos y ele 5tHw tlo pero ha COII-
raban como á un refugio y ú un pu rrl o; qu e una rez
!'CI'I'ndo mas co nslanlcmcutc b doctrado ina
en mnyor ,·e-·
hubia recibido. La ,;i!la romano ha est
tiguos (3}.•• En
ucracion, y fue nprccitula de los an cedo que JI o-
el propio libro nfmdc así: ".\ unqu e yo ton as las iglc-
de tod
u;¡, hnya sitio en otro tiempo mallr c
!>Í11S, úeRdc 11ue comenzó 6 sc!r
lu r<'sidencia del r.nle-
c:-.prcsion no
ni ,lo cesó de se r lo <1nc era (4\ .. Estn pon¡uc es b!ca
dchililu en ni;¡guna 111<HICra este p:•snjc; nistros prole~.
~:!\Jido, wmo uota un au tor , 'lliC los mi

!'~p1ic3cion .Jcl :u·-


(t.) Eu sus artin.dos ó con clu sio urs ,
tic ulo s.• u ,irl! . u.,,,
En su ins titu cin n, lih. J\", C:l¡•. 1,
11
f., )
(.~ 1 ih }\" , r :. p .f:. tllim . , r,
. (.0 J..d¡ . ¡·,, (,. (' '¡ , UIÍ (t¡ . -; 1

© Biblioteca Nacional de España


--37 -
tanles h:~hl an a m~nu do tle este :wtc rrb: n. y que e~ ca
su boca lo que el tollo un la de la" m atl1 P~ y 1101lriw:;
que iul imidu n osi (¡' los nii1os , y lt•s qui!n n que ~u lg<H I
de ca&•; pon¡ue segu ramente si lo; n;in islros uo ~ri ­
lnsen de contin uo que el Po pa es el antecristo . y qac
!loma es su re>idcm.:in , mu y pronlo se ' criun abo ndo-
r.ndos , y los hijos 1.olrer ia n al seno de su madre. Sobre
e,tc it:<un ln no pueclo menos de nota r e¡ne Groc io, en el
tratudo c 11 que cla In cxplicudon I'Oruaderu y litcrol t!e
los te)< los del uuc1o Lc;lameuto relal iros ni antecristo,
descu bre el secreto de su polilic:J ·en e~la par te. «i.os·
iulurcses , dice , rlc los que dcsc nu que el cism o ~ca
per pclt!O, y tiemblan ~olo de oir el nom iHe de uuiund
de la igles ia y cou~orrli¡¡ , pide n e¡ u<• el muudo crea c¡uc
el P11pa es el nn tccristo , y que es imposible que deje de
serlo hasta el fi n tiC los siglos : si 110 hubiera cismu, mu -
chos uo tcudrinu medios de vil'ir."
Asi hahlnha oquc l ingc ui o, aquel r erdadero filó>ofo :
C! l cfett o los ~u puestos reformad os ¿no rc11dria
n ele tro-
pel ú h• igles ia romana , si sus ministros no los mnntu-
'' icran en el erro r ele qu e el Pa pa e~ el un tecristo, '
Uoma la lla biloniu de que ~e habla en el Apucnli pois?
¿\' qué >c rin de los mi nistr os, de ~us mujeres é hijos,
~i los qu e lc8 da n el pan, roll' ierau al seno de su mnd rc
la igles ia roma uu~
El mismo Zn i n~li o ~e C\11rc::.1 n~i en olra parle: · Lo
C)U(' di¡;n e;; qun lo~ 1 estos ele la iglesia estnn aun en
el p¡¡-
pado O) ... En la conl'csion de fé c1ue prc;e nl lt ron los lu-
terau os ü Cilrlo:; V en Au¡;~hurgo, de dot!uc tomó at:uc -
llo ~u nomlJrc, se lec : <<Este es el compelltl:o de la doc-
trina que re cnr.c im en nues tros igk; ia>< , y que j u7.~n­
mos ser conforme con ¡,, c~rrit a m 1•rol'éliru y apo>lóli-

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- 38 -
ca, con lu iglesiu católica y en fin con In i3lesin ro-
n•unn·, en cuanto la <!ouocemos por los escrit ores npro-
IJados (i ).11
Esto mnni!lesla hasta la eviden cia que los protes-
ta ntes eslobon convencidos de que la iglesia romtHlUes
In verdadero iglesia de Jesucristo; y r uego á V que no.
te que por e las pnh•bras cou{Qrme C{)ll la iglesia roma- ·
na se trata de toda la creencin de la iglesia romuna y
de toda su doctr ino; por consiguiente hube r recilJido lu
confesion de Augsbu.rgo, .haber la oprobndo y haber de-
clarado que no contiene ningun error contrn rio á la fé,
ui cuya abjurucio11 sea necesa rio para s;~ ll•n rsc , es huber
declar odo patentemente que pi~ede uno snlva rse profe-
sando una doctr ioa conforme con la de la iglesia roma -
ua : esto es evidente.
Es bien sabido que la iglesia romana desec ha mu-
chos ar lfculos de la confc:sion de Augs burgo: que lo!~ la-
cha de heréticos como opues tos á su doctrino; y por últi·
mo que en ese mismo ort. 21 hay una insigne falsedad,
porque en él se j;1ctau los luteranos si u ruzon de tener
una doctri na conforme con la de lu igtc,in romana; pero
esa falsedad no qu ila que sen ci.:rto que, segun los
h•teranos, la doctrina dn la iglesia romana eS ortodoxa.
Una mujer cuyas iufidclidndes , aunque oculta s para su
mt• rido , 110 dejan de ser verdaderas , puede siu duda
l'uuag loriarsc impudcnlcmenle de ser tan inoce ute y
casta como S u~a na ; pero la falsedad de esta gloria que
se atrib uye, no quila que sen cierto que está persuadi-
da de la inocen ci <~ y virtud de Susana, y que la mira
como un mode lo d1\ fidelidad conyugal , propu esto á su
sexo en J¡¡ sagradu E~critura.
i\o menos farorablcs ~on los testimonios de Lutero,

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-3 9-
q11c tlicc asi: «Apruebo :nucho la nsercion de que h• f~
de todos debe urre¡;lurse por la fe de la igles io romnua, •
y ~cr couform e ú ello ... (1 ).» Y 1•n otro part e: .. Es cier-
to que Dios ha distinguido á la ig!e,ia romana wbr e lo-
das las dema ~ , porqu(' en esta iglcsiil han d!'rramado ~u
Mngre y lriuu fado de la muerte y del iullcrno S. Pe-
dro y S. Pabl o, cuarenta y ~eis papas y millones tic
múrlires. Es pues perceptible la deferencia ~ingulu r
que debe Lencr:;c h•iciu esta iglesia ; y si ahora en R o~
ma c~lan las cosns en tal estad o, que se~io de desear c¡~:e
fuese n mejor arreglados, si n embnq;o ui •·so~ de,:órrlc-
ncs, ni otra enusa nlguna de\¡eu mol'l•rrw> ;i sepanll'l:os
y alejarnos de esta igles ia; mu y ul roHlr;J ri o , cun ulo
mas last imoso sea el estado de :u~ ro~¡¡s , mus debemos
ncudir á ella y mantene rnos unid o~: porque con la sc-
parnriou y el dcspr<'cio no se pone ónlc n (2).»
Ya re Y. que Lutero no podi¡¡ condenar nms 5olcm -
ucmc••tc su condu cl¡¡ y la de Cull'i uo , ni dcclo rnr mas
abiertamen te que su supu esta refor ma es una Yerd udcra
apo~ lnsia ele la fé, un verdadero cisma.
E n olm parl e di ce: «Con fesemos que bajo el poder
pa¡la l Be encuentra grao parl e de lo que el crisliani>mo
t iene rle bueno , y ¡¡un todo lo 1111e el crisli;ulismo tiene
dtl bur.no, 'i 'lliC de alli h;1 Ycnido á nosotros ( 3).»
En otro para je: «No ha y disculpa ninguna con q11e
pueda defcndt'r~c el ci~ma que los pueblos de Bohemia
h;lll hecho , ~cpar5ndo:.c de la iglesia romaua, ni quitar
<IUC >en im pfo y conlrn la enrielad (!t).»
\.' en otro dice : «No ni ego que el obi~po de Roma

( 1) tut C' I'O '-'" su n s puc·sta á Sih·t•!. t •.,. Pt·ic·r.H .


( 'l) Lh tero tn su d.•el3racion de ci1·c·l oJ artíc ulos.
(3) J.ulo r o conll' > los anob >plis t,..
(0 Lute ro Cll h tli1pula tic Lc il>sil:k.

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-4 0-
5C3 , ha¡•n sido y clcbn ~er el primero. Lo que me mu e-
' e á creer que el ponlHkc rom ano es ~obre totlos los
1lcmas que llevan In rnlidarl de pon! ffice, t•s primcr

men te la voluntad de Dios . la cua l es visi ble en c;le
asunto ; porque el pontífice rom ano no hubiera podido
jnmós llegar ít e,ta monorq uía , si Dios no lo hub iese
11uerido. Ahora bien la ,·oluntnd de Dios. de cua
l-
<tU iern manera que nos :,ea signi ficudtt , elche reci birs
e
con respeto; y por lo tanto no es lícito resislit' nl llOn
-
tifice romano en su primado. E~ta rr.zon es tan podcro
·
~~~. que aun cuando 110 hu biera en su f.n·o
r nin gun texto
de la santa escritura , ni nin gun a otra rnzon , c~ta se-
ria bastante fuert e para rc¡¡l'imir ú los que le rcs
b-
ten (1 ).>>
V. sabe que el P11p11 no ha te nido nnu ca mayo r
enemigo c¡nc Lutero , y tal vez t:o ignora V. que cua

•lo todo el mundo se escandaliwha de que c¡uisic>!: des
-
tru ir todas lus r.rccncius y prá cticas cstahlctidas en
lu
iglesia tantos sig!o' habin , uo daba mas rar.on que esta
:
<~Es por h~cer ra b:ar ul Pupa.>' No ob~lnut
c se '' ió obli-
gado á con t\:~ r la ~obcrauía del P;~pa y h1 mo aarquf
a
c~p irilual, cuya c:-.istencia e;; l'i>iiJI\'mcu
lc tutu obra tlc
In 1~1ano de Dio s, capaz de desarmar á lodos sus adr
er-
sll'los.
Sob re el ca p. v r del Génesis dice Lu tero: << Ln igh: -
sia romuna hn sido \'erdaderamente santu : natlie pod

<tttihn· á nuest ros u!lvcrsurio,; c:.Lc tít ulo de i¡;lc ~ ia,
y
armados con él uos con denarán y nos perderán (2).»
en el en p. XI l:«Es ind udable IJUC muchos se hu u sulv
Y
ml9
en la te del papadO.>>

{e) Lul\ !l' l> ''" ) ti t l' .• l:1tlo iul itub du: H~.·st•luclou suÚ I't.:
,,,.,.•. l' 'upo:otit·ihm·~ , L 1 ,J,. la t·tlif'iou ,),. J,•u;)..
{.1) l.t•h:•·,, su!, . e ~· l l'ap . G Jd Gt.:t lt Sis .

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-:-41-
Ricardo Hacluithe, autor protestante , hablando de
las principales navegaciones se expresa asi: "Francisco
.Javier, ese piadoso cot1fe:;or y sabio ministro de los in-
dios en lo que concierne ú la rcligioo, despues de haber
trabajado mucho y sufrido con gran paciencia las injtt-
rias y las miserias , murió el año t¡f:)2, colmado de to-
d;lS las bendicion\!S cspiriluales , babiendo conl'erlido á
la fé de Jesucristo muchos miles de almas. 'Iodns las
historias modernas de las lndi~s hablan de este santo
hombre, de sus virtudes y de sus milagros (1).» Este
protesl.uute elogiando asi á S Francisco Javier no po-
día !lcclararse mas abiertamente en favor de la iglesia
romana, ni confesar mejor c¡uc es Ju ''erdndera iglesia
de .Jesucristo , pues que en ella puede un crisliauo lle-
gar á sCJ' un santo, uu apóstol.
En la historia de Francia por Duplcix leemos: •·Que-
ciando el rey (Henric¡ ue el Grandc) sumamente satisfecho
de estas rozot1es reci.bió gran sensacion de una proposi-
cion que los ministros soltaron en su presencia; á su-
bcr, que puede uno salvarse en la iglesia romana por
medio del carácter recibido en el bautismo y por la
<1plicacion de la sangre de .Jesucristo derramada por ta-
llos aquellos que creen en él. Oyendo nuemas el rey
que los católicos sostenían que ruen¡ de la iglesia cató-
lica apostólica romana no hay sulvacion, comó era utt
príncipe muy juicioso sacó ~sla conclusion necesaria:
que vtllia mas pertenecer {l esta iglesia, en la cual todos
toncordaba n que podía salvarse, c¡uc ac¡uella'en que lo
aseguraba la menor parte (2).» Es muy nalunJl que

(•) Rica rdo Ilacluithc, úc hs princ ipales navrgaciones,


p:..l'l(.' St·guntb cid Iom. 11, p~"t:; . 85.
( >) l)uplcix , los ministros de la corte y ch•l ejé rcito de
lln~r·io¡uc el GronJc. - llist. ele Francia, 1. l V, 1'· ''9•

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-4~-
Jienrique el Grande, cuya ulmo eru lan clcvuda, puesto
entre estas dos proposioione;: fuera de la iglesia católi-
ca, apostólica , t·omana no llay salvacion; por la cual
cslan prontos lodos los católicos ú derramar su ~ugre y
dar su vicia ; y esta ol ra: los protestantes cou¡iesan que
t'it>iendo y muriendo Clí la creencia de la iotesia romana,
se puede consegwr la sa!oocior1; sacase la consecuencia
t(ne vnlin mas pertenecer á esta iglesia en la qne lodos
cnnconlnbnn que podia salv;u·se , que 6 aquullu e11 que
lo aseguroba la menor parle.
Concluiremos con los testimonios de Jacobo, rey de
J nglalerra, en fal'or de la iglesia romana. En sn pri.mc-
ra arenga á los estados de la Grnn Bretaím, reunido~ en
!:1 de noviembre de 1G05, dice: u Confesamos con justici:~
que muchos pnpistns y particularmen te nncsLrosanlcpn-
s:tdos, J>onieodo su única _esperanza en Cristo y en sus mé-
ritos, porlrian lograr sn s:~lva cion , y que con frecuencia
lo·hnce n; y detestamos en esle punto y repulamos dig-
na de lns llamas In cruelda d de los puritan os que dir.en
•1ue ningun papisla se salva.» Lns supuestos iglesias re-
~ormadas de l nglaterr¡¡ han reconocido á este príncipe
por su soberano, no solo en lo temporal, sino en lo es-
piritual: luego cuando hizo esta arenga, ·¿no conviene
V. en qye aquellas iglesias hablaron por su boca y dc-
cl<rrnron á los estados de la Gran Bretaf•n que los qlll:
\•ivieron en la iglesia romana antes de la apostasía du
J"ulero, Calvino y Henrique Vlli, habian tenido lodo
lo necesario paru la salvacion, y que pueden salvarse
Jos que viveoaunen ella? Esto cscvidenle. El mismodccin
en otra arenga : " Yo rec.onozco á la iglesia romana 'por·
madre tic las iglesias, aunque manchada de errores y cor-
r upcionus, y no soy enemigo de la iglesiu romana: 110
quiero que se destruya el templo, sino que se 11uilcn lu~
manchu~."

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- 43-
Ya Ye V. que las iglesias de Ingla terra son las que
habla n aqul por boca de su jere y pastor universal. No pue-
de V. menos de conocer claramente que aquellas con-
fiesan que la iglesia romana es su madre: vh•ir pues y
morir en la cre!lncia de la iglesia romana es vivir y mo-
rir en el seno de la madre de todos los fieles. Sin em-
bargo aquellas iglesias acusan á su madre de que está
manchado de errores y corrupciones; pero á esto res-
pondo con un autor juicioso : ese es el lenguaje ordina-
rio de los hijos rebeldes á sus padres: acusanlos· de debi-
lidad de esplritu, de mala couducta, de ·disipacion de
bienes, y creen que no pueden justificar su rebelion si no
hacen pasar ;\ sus padres por 1ersonas que no ~on lo
que han sido, y que por la edad se han hecho incapaces
de n•zonar y de gobernar su casa.
Por último no pudiendo acola r todos los pasajes de
Jos autores proleslanleS, c¡ue dao testimonio en rai'Ol'
de la iglesia romana, porque eslo alargaría demasiado, la
obra, cilaré ú V. los nombres de los mas célebres; ti saber,
~fino Cel,;o (1), Enrique Bulleoger, ministro de Zurich
(2), Felipe de 1\lornay (3), 1\laximiliano de Bclhune
duque de Sulliy (4~, ~auquio (5) , Juan Enrique

(•) Soccion 11, del t ra todo intitulado• Que no drhc con ·


tl•·nor~e :1 muer te á los herejes.
(•) En lo quint3 década ele sus serm ones troduci<l05 m
rrancts r.l ailn 1565 . .
(3 ) Sciinr Du Pleuis l\1orly, trato•ln de lo iglrsia, r . •·
- lh. en los conclusiones que estao -:.1 fin del trotado tic
la iglrsia.
( H En sus memorias.
(5) En lo prtfocion drl libro de la n•tnrolcz.1 de Dicu
cloutle dice: .. A ptJ:ar d~ Satauás 13 iglesia romn1a ha con-
>"f\'>~lo los¡>riu cipoles funclomcutosde la fé. •

-
© Biblioteca Nacional de España
-4. 1-
Aislcdio (1), Col'cllo (2) , l'olano (:1), Wol ran¡;o Mus-
culo (!~). lloke r (5), Pablo Ferr y, ministro en Metz
( G), Amiruul, ministro . y profesnr en Son mur (7),
1>a1•id lllon del, ministro de lloucy (8), Jorge Cassancln:
(V), .\la reo Auto:tio de Domi uis (10), M. Daillé , mini,¡..
lro en Chl\ rentou (11 ), M. i\lngemlic, ministro en Sainl -
Giadic, (J 1) , l\lateo Scrivcncr, calvinista conformista

( 1)' De l>s notos de la i¡;l~sio, tesis JI, t. lT, c. • , trsis V 1,


lcsis VIl, ses. 9 •
(•) E u lo opn l ~:;ia de lo.< protes!O ul (•s ,trai O< In J,l iJ.. v r
f3 ) Eu su si ntagm.t Leol6;;íco clict·: (( La igleaia a·on•~na
•le laoy r~ vcrtlacJcra igh·si:. ele J tsuc risto . »
(4) E n lns Juo:u·l!& comu nu Jc la S30'':J da teolóf;ia título
(le la i~ 1r.~dn.
(>) Eu su libro <le 13 pnlici otlc h i ~l e!lio clict: • Lo ig le-
si:a ront3 na tl-:be eon$ic.lct·arsc cumo un3 parte de la C3S3 tlc
))ios , )}
(G) Oc la 1\ ltimo dcsespc i'OCio n de 1" l1'3dic ion coul ro lo
Escritura~ c . :k~
( ¡) L ibro de la vocac io n de los posto res: e n el mism o,
P· 3>8, ~3o, 33_,, 333, 343, 3¡ 1.
(8) Del pr imado en la i¡;lcsia (prefa cion y en la p:i:¡i·
... 9)-
(g) Del debe r del homb re de bien en 13s difere ncias r e-
l igio5:ls.
0
( 10; 1)" la r epública ecles iá stica, lib. J, c. • 8 , 11, 58,
lih. ir c. 1 0, u . "' • 1 8 . J.=;l mism o conl1"3 Soa rt"z.
( 1 1) E n la opolo~ia ll• los llamnd as iglesia s refor -
1113cb s •
>) E u l. <lcli•n sa de la uniuu c.f., los rcfom oadns 6 refo~lo­
•( 1

cio n de los iuvcc li••asd el jesuit a Du Uaurs contr a rl ¡i uodo


ele Clure n ton . 1'· 1/¡.

© Biblioteca Nacional de España


,.,_ /¡5 -
. mini~lro
ingles ( 1), Tcodoro ele Hrcla (2 ). Qlmcron(.1.) , .loco! u)
y profe~or en Sa um m n , Lcorlo y ll ull 1:r. 5on~o (7) ,
Carion (ti ), J unn Eurit¡uC Alstcdio (G) ), M. ~lo rin,
l\lorlon (8). Ficlcl (9 ), J3~ ro (10), l.lu ni o (11 en Hua11
mi nistro en Caen (1 2) . :u. llcuage, ministro(a ). l'c rn
(1;3), M. Claude, minh:tru. en Chlll'culosn, euyas obra~
entre todos e:; los prot c~lanlto;; y reformarlo límites t!Q
ve V. que cito con toda bu ena fé, porque los
En Ja apolog ía ¡~:\rti cu )M· de la i~lt•, ia
nu glic:wa <)
( t)
s ei.srn:i ti c~-5 c.Jn
~ecion his lór ic:. rsc olá slic a cout rot ¡,,s últ imo
'" iglt sia ~uf;lit· a u3, p. 'l.
•s de 1> iglc -
( >) Tra tad o dr la. u ntos vc,·t!~d c ras y vis ibl
!;¡3 cat ó lica .
loc-n ti 1'\Ut st e:t3 mln :tu
( 3) Eu 13 obra i nl itul:ut:~ : Tra t:H
roma na <:onll•a la ri'"
b , p•·encup;~r.inu<.'s •le lo~ 1ll· la igl<'s i:.
en sus prt h:cc iou ts de
li;;ion n ·I'Otm:ula, c. 3¡ , Eu el mis mo
la i;;lc-sia. p. ~ ¡ 3.
;t cona ro-
CO F.n In~ lng:'II'<'S cnn nln rs ttológicos, si"gund
ol. 2, ('1) p. 53 t.
\ t rsi .ld e Ja igh·sia lut crano, p. 53 o,c
1S) Oc los cosos cronnlñ:;ic~ s l. 11.
(& \ E n su Eoiciclopc•li o, t, 3, tiL,
. XX V, ole In ~o log in
so•c . 33, lib . > t, .
(;) En la :lpoloc;ia con tra P..-u si¡;.
la i:;losio .
(S ) . ).ih ro <le! ro·ino <le 151-oo· l y <le
( ~) De la i ~k~i:o lib. llt ,c. ftG.
clos c.u esti ont s dis pul :.d 3s
( • o) En los cua tro sc.• rm ouu '!
,¡( clt' I 'O, St'l' lUO tl 1J (.
( • ') En su l•·.:.t:ltfo de p3cilic aci ou, .4i•'C. S • ..
ia t-Ln el clom in;;a '), t
(_. :». ) En el st•t' lli OH r¡uc pr<'tlkó t' ll ~:.
de~ set iem brc• tlt· 16 í ~h tin o h:d 1:\
tulosr con gt·t"g:.do .311 i t•u lr.r• c••s
nlt atlo ~tl(· No •·m:uuJi:1 .
c.-1 si uotln p•·o vi•n.:ia l Ut: los llan l;ul os rt• fo
ud seii or ~l o o·iu
(! 3) El sc rm nn 'JUC po cJi có JcS(' U<S oid
c.h·l:utt<• Ud miSiliO .sínodo .
el olio ! 56> en ¡\1, u -
( q) En 1> ronfcreuci~ '1" • l ll\ O
t:. 1L..w.

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-46 -
este libro no me permiten referir los IC$limonios de lo-
dos, pondré aqui solamente el de Saumaise y J uan Cro-
cio. « El obispo ti.! n oma, dice Saumaise en la última
parle del Eur.aristico (l ), ese gran pontífice, obispo de
los obispos, par! re de lo~ padres, p;~lria rca de los lllllri:J!'-
cas , rector y pastor de In iglesia universal que se llama
á si mismo obis¡>o de 1:1 iglesia unirersa l, y que es obis-
po universal tan rerdaderamente como lleva el nombre,
el sucesor en· fin de S. Pedro, el vicario de Jesucristo,
la única cabeza visible de la iglesia, y por decirlo en una
palabra que lo comprende todo, el Papa; ¿ quién puedo
dudar, quién puede negar que ha sido lambien patri:u·-
ca del Occidente ? el que tiene el todo tiene las rmrle;:
el' que domina en lodo In tierra, domina lambien en
t~dn una de sus partes. Siendo el Papa el )lalrinren uni -
ycrsal, debede consiguiente ser tenido por patriaren del
Occidente, pues que el Occidente es una parle de lo igle-
sia uni1•ersal. y es patriaren no solamente del Occidente,
sino tambien del Oriente (1). »
Ya ve V. que Saumaise, aunque calvinista, confiesa
que el l>apa es el rector y pastor de la igle;ia universal,
el sucesor de Pedro y el vica rio de Jesucristo. ¿ Puede
negarse que los que tienen por pnstor á S. l.lo!d ro en la
persona de su sucesor, sean del rebafto de Jesueríslo y
del número de sus ovejas, ó que esta iglesia que es
goiJernada por el l'icario de .Je;ucrislo, sea iglesia de
Jesucri5to? ¿Y puede nadie lisoujearse de ser del n(tme-
ro de las o1•ej •s y corderos de Jesucristo, no querien-
do reconocer ni á S. Pedro, ni fl su sucesor por pastor? ¿O
cnn ti P. Fr3nci$tet, r:"i¡Htrlt:,.,, y t·l P. S:t n 1\hrtiu jrsui ...
h, en prts,·ncia clcl sr ti i) J' P.· l~·t, f"ulonces i utl'u tlt·ule tlr Guit-
n a v lu •·p,tt primt•t' fH'('$Íclronl t• flf•l p.·damrnto de Hu:ut ,
(o 'J F.n ~" Eur:Hislic<l, c . 5, P· 644•
( '} E u el mismo lib. ['· ; 15

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-47 -
puede uno ser de la igles ia cle Jesucristo haciendo pMM
al Papa por el antecristo, porque ~e dirc Yica rio de Cri~.
lo'/ El mismo Sonm aísc niHtdc : " Los otras i g l csí~1s son
lo~ miem bro;: ~ola la igle,;i a roma na es la cabeza.,
Juan Crocio dice:. El I'Crlladcro sacerdot ío ha qucd nrlo
1111 la igles ín del Papo.. De~ pues es cierto qtw l:ts ónJcnt•.;
son conferidas en In iglcsí:t romana: Lutero fu e ordeunrlr1
cu ella, é igualmente 7.uin¡;lío, llnce ro y los ol ros (1). •
Reconocer y confes<tr de hnena fé 11ue el Yerdadcro
~nce rdocio ha qucclndo en la iglesia r(l mana, ·y que la~
~;1gradas órden c; ·~on confcríd¡¡s en ella, es no solamen-
te dedr que la igh·~ia romana es la l'erdadéra iglesia de
Jesucristo, siuo lamLieu c¡nc lodos los que e~ tan fuern rll!
c•:;l;t iglc~in están l'uera de tu iglesia inslíluíclu por Jesu-
nislo , y ti~; consiguiente fuera de la sall'a cion, segun la
nti~ma iglésia. A nl es t!cl miste rio de la E ucarnacion la
~ínn goga era In l'enlachmt iglesia de Dios, )' la rclig 'on lit!
lo.: jud10s lu t'tnica 1crtl;ulcrn relígion divina; 110rqu e ella
sola tenía el vercl,ulcro s~cerdocío, el sar·erdocio insl i-
luiclo por el mi~mo Dios; llCro de> pues riel misterio de la
rcdcncíon dejó tic ser dívinu nquc lla n:lígion, .Y la sínn-
¡;nga perdió el ca rácter de verdadern í g~e>ia , de igle~ia
tlíl'in a, donde se pudiese l'Ouscguir la ~¡¡h·acíon, porquc~
c:l verdadero s;¡ccdocio lwbin sido tra,lmlmJo il la lltwv a
ley y á In nueva rcligion. que .Jesm:rí,lo, sacer dot e eler-
tto, segu n el órdeu de ~lcl¡ui~etlech. hahia ínst itnítlo. E,le
e:: el razonumienlo de S. l'ahlo en~~~ e¡•í~lola:ll os he!treo• ,
y el argum ent o cou que le; prur.ba qu e In relígion crísl i:t -
lla es sola In 1·erda drm religioa di1in:1.la vc rdadcra ley (:l\
Una vez pues que el l'cr.tndcru sacerdocio está ,.,.
(•) Eu ••l aul i· hrca u, co nl,·uv . i 'l ~ucin n 5.
( 1 ) Tt·~ ,ubln e•u1m sacrtc lvtio IH'ct':'!lt' t.~t ul l ¡·¡;i~ l•·:uu -
l~lio lío t. 11, VI l. V, 1'·


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- 48 -
la iglesia romano por confesion misma de nuestro; nd-
versarios, no podrá V. menos de convenir en que de-
ben eslnr igualmente en ella la vertladcrn ley de grn-
cia, la vertladera religion ele J csucrblo. Concluiremos
con elleslimonio del sci•orTavernieren f.tror de ht igle-
sia romana. En su COil\CCion de ,·ariu;; rclucio!! CS di ce (1 ):
<•Siete ailos dcspues que los portugu c;cs arribaron por
primeru 1•c·r. al Japo11, fue S. Francis~o .Jal'icr á predi-
car el Evangelio : su primer desembarco fu e en la isl.l
de Nifon , do11de habitó dos aftas y nlguno;; meses , y
recorrió varios parajes de aquellas islas. Pero siendo su
Jlrincipa l intento ir fl la China, emprendió es le l'iiljc, y
no bien estuvo en alta mar la emb<trcacion , cuando en.
yó peligrosn menle enfermo S. Francisco Javier. El cn-
)lilan y lodos los oficiales fueron de t>~•rcccr de erharle
á tierra, creyendo que podría enconlt·o r alivio. Lo c¡ue
mas los determinó á este intento, fue que se hallabun
cerca de la isla de .:iechcn , otros dicen lln ynan, dcpcu-
dienle de In China. Edt;lrOH úncor;Jo para abordar IÍ
ellá, y dejnron nlli á S. ~Francisco Jav ier; pero su en-
fermeda d aumentó en vez de di;minuir, y al cabo de nl-
gunos dios concluyó en nqud lugar su mision con la ,.¡_
da, dcspucs de haber establecido la fé crist iana con nd-
mirahles progresos en to,los los paraje.; por donde habiu
pasado, no solamente por su zelo y predicaciones , sino
tambien por su ejem plo y la santidad de sus co~tum.
bres. Su muerte ocurrió en el afio 1 ;);)~, y uo csl nl'o ja-
más en \u China romo h,111 creido alg'.!uos , ¡ulllquc ar-
ribó rlos vcc.cs.• Todo el mundo sabe que S. Fran~:is­
co Javier profesaba la rcligion calcjli ra npost(llica 1'011111-
· ua : era S:ICci·dole , j'!S!Iil;l )' h·gaclo fllatl·r t• 1lcl l'u!'u c•n
lns ludias: dccin misa lodus lo,; tlius: crciu eula tu·c,cn -

(l) l'ó¡; 8 de 1~ ro·l•cion tld Japou .

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-49 -
cia 1'eal , en la transustanciacion, en el sacrillcio do
propiciacion incruento del cuerpo y sangre del Salvador;
y no admilia ningun infiel adulto á la abjuracion de la
idoh1trla, al b:1utismo y á la profesion de la religion
cristiana , si no protestaba delante de Dios que creia
todo lo que la iglesia ro¡nana enseña, y condenaba to-
do lo que ella condena. El seraor Tavernier que profesa-
ba la llamada religion reformada, no ign"oraba estos lu~­
chos, y no habló de S. Francisco Javier, sin leer
su \'ida y lo que de él han e~crito diversos historiado-
res; sin embargo le da siempre la calidad de santo. Di-
ce que predicó el Evangelio, que estableció la fé cris-
tiana con adminll>les progresos en lodos los parajes por
donde pasó , no solamente por su zelo y predicacion, si-
no tambien por su ejemplo y la santidad de sus cos-
tumbres ; y en fin que se le puede llamar con justo
titulo el S. PaJ>Io y el verdadero apóstol de las I ndias.
;Está pues convencido no solamente de que la igle-
sia romana es la verdadera iglesia de Jesucristo, y quo
cada cual puede conseguir en elln su suh·aciou, sino
tambien de que puede uno llegar á ser un santo, un San
Pablo, un verdadero apóslol; y que predicnr lo que pre-
dicaba S. l~ranciscó Javier, estlecir, las verdndes admiLi-
das en la iglesia romana, lo que esta nos manda creer, os
predicar el Evangelio, es restablecer la fé crisliana &c.
Si pues la iglesia romana es la I'Crdudera iglesia,
la esposa de Jesucristo, como hemos probado no solo
con la sagrnda escritura, los santos padres, los conci-
lios y los ,historiadores eclesiásticos, sino tambicn con el
testimonio de multitud de autores protostantes; solo los
hijos de esta madre comun, segun dicen algunos teólo-
gos, tendrán parle en la herenci~. Si olla es el cuerpo
de Jesucristo, solo los miembros de este cuerpo tendrán
''ida: todos Jos que estan separados de él estan muertos,
T• J l.
• l
't

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-50-
··omo ~nrmienlo5 imililes cortados de la vifla y deslina-
·dos al fuego. Si ella es el reino t!e Jesucristo, este uo
reconocerá por súbditos suyos sino á los que son de es-
te reino, y todos losdemasscnin tratados como sus enemi-
gos. Pero ¿quiere Y. oír esto de la misma boca de los so n~
tos pndc·es? Pues puedo presentar diferentes pa!<.~jes
sobre este mismo asunto. Parece que aquellos no tenian
en nada mas cmpcíco que en persuadir á los fieles de
esta verdad: todos unánimes exclaman que fuera de la
iglesia no hay salvacion {1) : <1ue así como todos los que
se hollaban fuera del orca perecieron en las aguns del
diluvio, perecerán lodos los que estan fuera de la igle-
sia (2) : ctue el que no tiene (1 la iglesia por madre, no
.puc!de tener á Dios por padre (3) : que fuPru de In igle-
sia católica se puede tener todo menos la ~u lvac ion t4).
S. Agustín asegura en términos formales que por irre-
.prensible r¡ue pueda ser In vida de un cristiano, si está
separado de la unidad de la iglesia católica, no dcjnrá
de experimentar lodos los rigores de la cólera de un
• Dios l'cngador (5). S. Ciprit~no y S. Fulgencio nf•adcn

(•) Aug. ep. L ad D? ttifar.in m; Fulgent., lib. do Fictc od


l'elrum dioconu m, cap. XXXVII. - Greg. l it.. . XIV , mo-
i·ol iu nl, cap . 1!.
(•) Hi<r· rp. a~ Do m.- Alcymus Avitus Viennen-
1is , cap, de Diluvih, cap. XIX.
(3) Cyp. de U ni lote .cclcsi:C si ve de sim[ll. pr:x:bt. -
Ao¡;. c. IV, de Symb. acl Caltch., c. XIII .
(4) Crisj)stomo, boru. in Ep. od Epbu.- Pocionus, t[l;
• >d Symprnn.; Fulgen t. lib. de Fideod Pet. c. XXXVII.
(S) Quisquis ergo oh h~c colholid. ccclesia fuerit se poro -
hu, t¡uautumlih<'l se .1:\udabilitrr vivere exisLimtt, hoc solo
acelere qttoJ a Chrio ti unicnte disjunctus est, non habet vi -
tam ; sed ira Dei mauct super illum. Ep. CLil acl Dona t.

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- 51-
que Jos que no·es tan unidos á la iglesia, siquiera derra-
maran su sangre por la confesion del nombre de Jesu-
cristo, no r~cibinín por eso la recompensa de la saha~
cion. Su muerte debe mirarse, no como la corona de la
fé, sino como la pena de su perfidia (1).
. Ya ve V. que expongo el sentir de los santos pa-
dres siempre con exactitud y fidelidad. Por las expre-
siones de que se l'alieron, se evidencia bastante que qui-
sieron darnos á entender la necesidad de ·ser miembros
de la iglesia para conseguir la salvacion. Ahora pregun-
to a V.: ¿hablaron de una iglesia invisible ó úe una
iglesia l'isible'? Si afirmaron que solamente se necesita-
ba ser miembros de una iglesia invisible, ruego á V.
me:diga á quién dirigían sus discursos. ¿De quién pu-
dieron quejarse? Por otra parte es bien sabido que San
Agustín, a! excluir del cielo á los que estan fuera de la
comunion de la iglesia, se rHeria particularmente á los
donatistas : S. Cipria no y S. Paciano á los novacianos:
S. Gerónimo á los luciferianos: S. Fulgencio á varias sec~
l11s diseminadas en el Oriente; y todos en una palabra á
Jos rebeldes que se habían separado de la iglesia católica
go~ernada por los obispos sucesores de losprimeros pas
.tores. Luego los santos padres insistían en la necesidad de

( 1) Non est quod a tiquis sibi quosi in conf<s$iOne no-


m iu is blandiatur, clun coustet si occ is i fucriut cjusmodi,
corouom non tss,,, sed p;enom poli u$ esse pcrfidire. Cyp. lib.
IV, op. liad Antonianuru .
Nulla lenus tlubites <¡~<·mlibet 'b;erelicum sive schisrfia-
ticum, si ecclc.sire c:~.tholicre nou fuerit aggrcgatus, quan--
loscumque clecmosynas fecerit, el si pro Ch•·isli nomin-
diam san;;uin<:m fuderit, nullatenns posse .ulvat·i. Fulgente
de Fidc ad P.tr. Diacon. cap. XXXIX.

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- 552 -
,·.olrer ¡\ la misma iglesia , si se queria conseguir la sal-
vacion. Despues de lodos los testimonios que he rcrerido
y muchísimos mas que podria citar, si no temiese fati-
gar demasiado al lector, ¿tratará V. todaria de pcrsuól-
dir á sus fieles que todos los santo> padres , tod-os los
concilios , todos los autores de historias cclcsiáslicns de
íos seis ¡>rimeros siglos se equivoca r:on, y que el mundo
estu1·o sumergido en el error por espacio du quince si-
glos, hasta que Dios tur.o por bien (son las propias pa-
lubras de V.) de librnr a urw p;,1rte del mundo de este
yugo (ele la autorid ;•d de .la iglesia) y de tan tas supers-
ticiones, inspir;~nd~ á hombres instruidos y piadosos7
Por estos hombres instruidos y piadosos entiende V.
~in duda los jefes de las rerormas, como Cnlrino, l:lenri -
que VIII, cuyos desórdenes y crueld ades uos enseñu la
historia (1), y Lutero ; pero ¿quién uo sa~e .que este
particu larmente ha sido el 'mayor hereje y que esta con-
denado por los santo:; padres en la persona de los here-
jes de su tiempo, cuyns herejías rcuóvó , quiero decir,
l:•s de Arrio, Eunomio, Jol'iniauo , los Lnmpecianos,
Vigilancio, Nol'alo y Pcliliano? ¿Quién igno ra los nrre-
batos y furor á que se entregó cu sus escritos contra. la
iglesia rom.llln, al paso que confcs.1ba su primacia, co-
mo lo hemos dcmo>trndo con los pasajes citados de sus
obras? ¿Quién no sabe en fin que se dccia discípulo
del diablo·! Y no p:1rczca exagerada esta cxpresion a al-
guno de m¡s lectore , port¡ue no afirmo aqui 111da sin
probarlo: yo mismo he leido la conrcrcncia que dice lu-
YO con el diablo contra el snnto sacrificio de la misa. La
.rebcion que Lutero hoce de esla conferencia con Sula-
nas, puede V. leerld y cualctuicra de mis lectores en sus

( 1) CoLbct 1 Ilist. de la reform 3 de Ins lal.

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- 53 -
obras cunndo quieran {1.) . Los partidarios de este here-
siarca, nsr como D~elincourt, ministro en Charenlon. y
Claude, oftnm10 en sus escritos que esta conferencia
crn verd¡Hiera: tampoco podinn uega•· que este escrito
fu ese de Lutero, pues que se publicó en 15331 y aquel
murió en Hi16. Ademas desde el momento de su pu-
hlicacion lo; católicos sacaron el partido conveniente, y
:Mclanchton, discípulo de·Lutero-, cuidó de poner este
rscrilo entre sus obras. Referir6 aqui el principio de la
<'Onferencia: «Habiéndome despertado nna vez súbita-
mente á media noche, Sntanás comcuzó á disputar conmi-
go .de este modo: Escucha, dijo, Lutero, doctor docllsi-
mo, ya snbc~s que has celebrarlo misas priradas por es-
pacio de· quince aiios. ¿Y si toles mi>as fu esen horribles
idolntrins (2)?" Si alguno descare leer la ronlinuacion de
este diálogo, ya he indicado en qué paraje de su obm le
encontrará. El mismo Lutero conlirmn este hecho escr;..
hiendo á Juslino Jonas 1 preceptor de sus hijos 1 para
rogarle que tradujera en latín aquel diólogo (3).
Si esta conferencia se verificó como Lutero lo alir-

(a) Obros de T~utero impresas r,n VV'itemher:;o . t ·. Tr1


folio 2:18, que t.s el s~~nndo de la misn privada. Esto co n-
fcrrncin rll> fue un snrlio, pues f(tll! Lute1'0 ~)ice que t:staba
bien <lespierto tuonalo cQnfercnció con el diablo.
( •) Cnnti¡;it me semel sub m edio m noctcm subilo e<pea·-
¡;e foeri: ibi Solon mecum c"'pit <jnsmodi dispulationrm .
Audi, inquit, l.ntluri, tloclor {>f'rtloc te, nos ti te qulnde~im
annis c~lebr:u.s,¡-: missas privatas. Quid si tales miss.z horren-
do eu•nl idolalrio?
(3) llli Jonas, benef<c<ri• •i hnnc lihruro necessarinm
llOstds frntrihus per latin;)m lin~;u3m reddirltl'is fJUBilJfllu-
riaoum nlilun. Lutb. Ep. ad Jusl. Jonam, t. ¡, fol. ~·G
vutllo.

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- 54 -
ma , y si él era un gran hereje, como hemos dicho, ha-
biendo renovado por si solo todas las mayores berejlas
de los primeros siglos combatidas por los santos padres
de la iglesia; estos con sus testimonios nos pintan co-
mo muy natural la conrcrencio del diablo con Lutero,
porque todos ellos nos aseguran que el demonio es el
autor de las herejías . y que los herejes son los discípu-
los de tan mal maestro. Y á fin de que11o crea V. que
lo saco de mi cabeza, hé nc¡ul los pasajes de los santos
padres: «Viendo el diablo, dice S. Agustín , que los
hombr<'s abandonaban los templos que le habían dedica-
do. y que recurrían al mediador que li bra verdadern-
mcnle á los que contion en su nombre. suscitó los he-
rejes que bajo el nombre y aparicw:ia de cristianos
combaten la doctrina de Jesucristo (1 ).»
Io mismo habin escrito antes que él S. Cipriano
hablando contra los cismático; novaciano~. uVic.ndo es-
le e;:píritu de malicia, dice , que lo; pueblo:; abrazaban
la religion de Jesucristo. que eran abandonados los ído-
los y templos que servían á aquel , empleó un nuevo
nrtificio para eugnilnr i• los iuco ulos b<•jo el mismo ti lu-
lo rld nombre cristiano , é iu vcnló herejios y cismns con
que subverti r la fé, corromper In vcrdud, y romper la
\IIIÍtlad. A Jos que uo pue1lc detener en In obcccacion
del auliguo ramino, los sorprende y engaita en el error
del uuero (2).n

(') Vid•n• aulono oli>bolou lem¡>la d oomonum ol ueri, in


n omtn liherautis mi." Ji3t nris cur.-t" re gent.IS lmm:tnum t h;e-
tC't icos mnvit, ftui ~uh voc:1bulo ch •·istiano doctrinre ruis te-
r eool cloris lia n:e. S. Agustín en el libro 18 de la ciuolod de
. 1 cap.
DI0$ <
; '.
( •) Ch r is\i >rlveutu cletcct us a e postra tus ini mictu . . ,
Vith·ns iolob clrrclicto e l ¡>er n i m ium cr cdcutium popu lum

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-55 -
El Evangel'io llnma ta mbieu al diablo embustero y pa·
drede la inenlira (1). Ahora pues·si se ''erificó la coufc-
rcncia del diablo con Lutero, segun lo asegura, y le habló
de la maner<~ c¡ue rcllcre; fácil es de ver qué fé merece
una cJoclriua, cuyo. autor es el mismo á quien el E Yan-
gclio llama padre de'la mentira, y cuyo defensor se re-
conoce por discípulo del rljablo, del CJ.Ue dice haber re-
cibido uno de los principales ur lículos de su reforma. Si·
por el contrario no se efectuó esta conferencia, y fue
solamente una invencion de J.u tero; debe V. convenir
en que es le cm un fanóli'co , un hombre sin ju icio, por
haberse atrel'ido á dar como verdadero un sueiio ab-
su·rdo. Mas sea como quiera, es moralmente imposible
que Dios haya podido servirse de un hombre que sol de:
cía inspirado por el diablo. para il ustrar al mundo , su-
poniendo que hu biera estado sumergido en las tinieblas
de la supt' rsticion por c;pacio de quince siglos. No , V..
es demasiado sensato para creerlo:
Juzgo que he probado basL~n te el prim;1do y la di-
-
\'inidad de la iglesia romana, no con r azona mientos, sino.
con la autoriducl de la sagrada escriturn, con los tes-
timonios mas claros y formales de lodos lo~ padres de la
iglesia, lumbrerus dcl mundo, con los concilios, los au-
tores de historias eclcsi;í~ticas y h:1sta con los testimo-
nios de los principales reformnciorcs y escritores prol'cs-
t;¡nles; y lo he probado de manera que uo puede du-

sed es suas oc l r.mt)l:t clrserta, ex.cogitav it novaro frou-


dem, ut .s ub i[HO c llristi" ni nom inis l·Í'tulo fall.1l incautos.._
1Hcresr$ i nv <'nit et sch ismata, r¡ n ihus suhvert r ret frdPm, ver1-
tatr.m t•orrumpe ret , sc i nU t•rc.t un i tal em. Quo.sddiu t•l'e unu.
,
potest in vi3! vctt·r· is coocitatr, ci rr:un.scr ihit r:t rl<'c'ipi t no vi
itinefiserrore. S. Cyp. trol. 3 tll' Simpl. pr10lat.
(•) Joa a . 8, 44 ·

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-56-
durse, á no renunciar (1 la razon y al juicio; de suerte
que se sigue naturalmente la verdad de lodo. lo que lo
iglesia romana propone creer. Sin embargo mientras que
In iglesia romana admite siete sacramentos, V. no od-
mitc mns que el del Bautismo y el de la Eucurislfo, ne-
gundo In presencia real ¡Jcrmnuente de Jesucristo en
este sacramento, y en cuuntq ú su administrocion dice
V. : uque debe administrarse bajo las dos especies de
pan y vino: que de esta suerte lo prescribieron los após-
toles : que asi lo comprendieron los antiguos padres y
obi~pos hasta las innovaciones de la iglesia: que Jesu.
cristo no tuvo jamás intencion de cambiar la noturnle-
zn del pan, ni de comunicarle ninguna especie de div ini-
clnd. sino que m designio fue, segun la expresion de un
antiguo pudre de la iglesia, revestirnos de su imúgen.»
Y luego nos cita V. á Teófllo sin referir su texto. Cuan-
do se dc~ea vivamente persuadir una doctrina, es me-
uc ·ter :\lo menos apoynrlu con pruebas de hecho , con
autoridades incontestables: mas V., al paso que niega
la infalibilidad de la iglesia entera unida f1 su cabeza el
sucesor de Pedro, intenta establecer otra en su fa-
vor, supuesto que quiere que sus fletes le crean bajo su
pnlubrn. En fin V. tcnniua su conferencia exhortándo-
los (1 reprimir toda curiosidad ele ir á oir p1·cdicar otras
doctrinns , es decir, lns nuestros.
Debe V. saher que todos los santos pad•·es y los teó-
logos mas grandes de lo~ últimos siglos, como santo To-
müs , el cardenal Belarmino, Bossuct y otros, escribie-
ron obras ele mucho mérito ( que tal "ez no le son ú V.
de conocidas) acerca de la presencia real y permanente
de Jesucristo en el santo sacramento de la Eucarislla:
nsi no es otro mi ánimo que producir 5implementc los
pnsajcs mas claros y formules de todos los santos podres
pe la iglesia, para probar la creencia general de la ,prcscn-

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-57-
cía real 6 de la transustanciacion , admitida en los cin-
co primeros siglos de la iglesia, y la administracion de la
Eucarist!a bajo unu sola especie ó bajo las dos indife-
rentemente; lo que espero demost~ar hasta la eYi-
dencia.

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-58-

CAPITUI~O 11.
DOGll ll DE L 1\. Tl\ANSUST ;( NCIACI ON,

prnlt:ul,., por )3 s3gr:u);a. t.scritur:t, los s3nlos padrr.t, los


concilio.s de los cinco prim ... ros si;; los y h:uld por 13 c•·en-
c.b y pr:ictica constante tle l:u i;;l«"sias de Or'icnt-:, $tp3-
r:Hh.s ele 13 igh.•$i3 católic3 á r'•sultas de un ci.sm~ an te-
rior :\ b (opnca de la llamaJa t·eforma anglico na.

Los pruebas que voy á producir sobre la 'creencia


de In lransuslanciacion, las he sacado de las escri turas,
de todos lo; santos padres y de la práctica universal de
todas las iglc,;ius hasta la época de las llamadas re-
formas.
Los textos mas formales de los santos padres tocan-
te ia la creencia de la presencio real en el sacrnmento
de la Eucaristía. denuidn despues por la palabra tran-
susln nciacion á causa de la conversion de las sustancias
de pan y vino en el cuer¡Jo y sangre de Jesucristo , que
se efcdua en el neto da la cousagrocion , cston sncados
de los cinco primeros siglos de In iglesia, segun los de-
seos que me habia V. mnuifc~tn do.
Eu la tercera couferencia en que combate V. la
transustanciacion . ¿cita V. los texto; mismos de los son-
tos padres? De ninguna maner¡t: la única dificultad, di-
ce Y., es que los sentidos se resisten it creer tallrans-
fonna cion . y que lu ley ele l\Ioises prohibía con las pe-
nas mas severas gustar sangre. Pregunto yo si estns son
pruebas coutra un¡¡ creencia tan bien sentt~da. Si hubic-

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- 59 -
r~ de creerse en el lllstimonio de los sentidos y la rawn,
,hal;lria que renunciar tambicn á cree·r en la Encarnaciou
y en la Trinidod, en cuyos misterios cree V. mismo.
Bien sabe V. que el apóstol dice que el cáliz que bende-
cimos es la comunicacion de la sangre de Jes·ucristo (1);
¿y cómo , dicen nuestros teólogos , potlria el cáliz co-
municar la sangre si no la contul'iera? Y si el pan que se
parlia en los primeros tiempos era , como lo asegura el
mismo apóstol, la participacion del· cuerpo de Jesucristo.
¿no deb ía estar su cuerpo presente antes de la mandu-
caciorl pues que la precedía la fraccion?
Admitamos que S. Pablo haya sido de la opinion de
V. , y que ha ya limitado como V. la. prcs<mcia de Jesu-
cristo al instante dc la manducacion: en este caso sin
duda no.hubiera dicho: el cáliz de llendicion que bende-
cimos , ¿no es /e¿ comwticacion de la sangre ele Jesucris-
to? sino que hubiera dicho: el cáli:: qne IJcbemos, ¿no
es la comunicacion del cuerpo ele Jesucristo?· Del mi~mo
modo en vez de decir: e/ pan qtte ¡Jartimos, hubiera dicho:
el pan.qtw comemos, ¿no es l~ Jl(~rticipacion del cuerpo •
de Jesucristo? Cuando habla en otros términos, ¿no nos da
á conocer bastante que creyó la presencia del Salvador
indeiJCndieute de la manducacion actual? Ese es el sen-
tir de todos nuestros teólogos, y ya ve V. que no son
unos razonamientos dictados por una !ilosofía sutil y
eupciosa , sino que los sugieren naturalmente el texto
mismo del Evangelio y las palubras de S. llablo. Lutero
mismo, ese gran doctor , ese supuesto rcforma rlor , co-
noció la fuer'w de aquellas, l' no se atrevió, como han
hecho los teólogos de SLrasburgo, los de la iglesia an-

( t) Cu.l i :ot bt·n<"d ict inn is cui hCned icim u.c:. no u nr. en mm un¡ ..
catio s:tn~uinis Christi est? el p:• uis r¡m:m fr:angimus, nonoc
P'' rlicira ti, corporis Domiui cst? Cor. 1 o, 1 6.

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-60-
glicana y otros, á limitar la presencia real al momento
solo de la manducacion : no creyó que debia reducirla á
términos tan estrechos, y decidió que ce Jesucristo e)ta-
ba presente en la misa desde el principio de la orncion
domiuical hasta des pues de la comunion del pueblo (1);•
lo que fácilmente puede llegor á una hora de tiempo. 6
mas cuando el pueblo es numeroso. Pero si Jesucristo
estú presente en la Eucaristla por una hora 6 dos, ¿ por
JllH! 110 lo ha de estar todo el dia? ¿por qué no una semana,
un mes, un aiío? Porque al fin el Evangelio nos mani-
fiesta que Jesucristo está en la hostia consagrada; pero
seguramente no nos dice en ninguna parle que se retire
de ella. ¡,Por qué querer negar lo que tan bien y ton
cluromenta se halla expuesto en las palabras del Sal-
vador ni tiempo de estu institncion y querer por el con- 1

trario suponer lo que nuuca pensó decir, lo ·que seria


enteramente opuesto á la idea que tenemos del Salva-
dor el cual hubiera autorizado asi una idolatría ; cosa
1

imposible de admitir pues que habia venido al mun-


do para abolirla? Luego hay que creer en la presencia
real y permanente. Dejo de rererir aquí Jos otros textos
de la sagrada escritura que prueban la presencia real:
V. los conoce mejor que yo.
Pasa remos ú los testimonios de los santos padres, por
los cuulcs verá V. que los crislinnos de los cinco prime-
ros sig-los pensaron lo mismo que nosotros con respecto
á In Euca ristía. Primeramen te S. Justino que murió 1
sesenta aiíos nada mas despues del apóstol S. J uan , nos

(a) Sic rr4:o drfiniemns lem¡ms ve! oetionem saeramen-


ta)em, ut i ncipia t ah initio or:. tion is clomiuicoe, el c1urrl do-
JlC:C omnes conuoun icayerin t, c:~licr.m ebibrriut, ¡>opulu.s di-
miu us 1 et ahaltari cliscessum sit. Ep. • • Luther.ad Wol-
l'erinum 1 t. IV. edil. la t. Jcn. P• S9í .

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- 61-
m3nilie3ta en su segunda apología de·la religion cristia-
no que en su tiempo se enviaba la Eucarislla por me-
dio de diáconos á aquellos· que no habían podido asistir
á la celebracion de los santos misterios por justas razo-
nes (1). El grande Ireneo, que veinte ailos despues de la
muerte de S. Juslino gobernaba ya la iglesia de J,eon
de Francia, nos enseiia igualmente en su carta al Papa
Victor, referida por Eusebio, que por entonces era cos-
tumbre enviar la Eucaristía á los obispos ausentes en
señal de paz y de 'COmt.mion eclesiástica (2). Tertuliano,
contemporáneo de S. Jreneo (siglo JI y Ill), ¿no da á
conocer en el libro dirigido á su esposa que los cristia-
nos lleraban el pan sngrado á sus casas en tiempo de la
persecni:ion para fortalecerse , y que desde entonces
miraban como uun ley inviolnbl.e el no recibirle mas que
por la mañana ·y nntes de todo alimento (3)? En elsiglo
liS. Dioni;io, obispo de Alejand ría, testillcu que se
guarduba el pan sngrado para los enfermos, .y que ha-
llándose ó los últimos un tal Scrapion , se le envió una
parle 'de aquel, que tuvo que mojar en agua para que
le trngase con mas facilidad por haberse enduret.ido al-
go con el tiempo (4). S. Basilio dice que los anacoretas,
( •) Di3con i ~tquc m inistri clisLrihunnt unicuiquc p1·re-
senti um, ct ad ahseutcs pl~rrernnl •. ... porro alimcntum hoc
opuú nos vocatut• eucharisti>. T. II, Bib l. l'at, >pud Anisso-
Uills, parte 2, P• 32.
( >~ • Verúrn illi ipsi qui le pr:cccssorunt prcsbytrri,
qtr~mvi.s. irl minimr. observ:1rcn t, r.cclesi:~rttm ¡u·rshyteri,
c¡ui id obstH"vabanl, eucharisliam transmi.se•·unt. H;st. lib.
4, cap. >!,, V:tles ii , p . t <;¡3 .
(3) Non sci:l t mar itus quid 3ute omn em cihum ~t~slrs,
el si scivel'it }l:lru•n•, non illum cr('di t <'ssc qu i clicilut·. L. ll
ad uxo.-rn . Edit. Frobeu, p. 53..
(!,) Exig•••m eucharisti<e ¡>at·tem puero trauidit , jubons

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••
-62-
c¡ue no podían frecuentar regularmente las iglesias por
hallarse demasi~do distantes , llevaban consigo el pan
sagrado, á fin de satisfacer su devocion en el desicr- ·
lo (1). S. Gregorio Nazianzeno dice que su he•'ma na
Gorgonia se retiró una noche á la iglesia, y que habién-
dose pos~rado en presencia del santísimo sacramento,
quedó libre de una enfermedad (2). S. Ambrosio refiere
que su hermano Sátiro se libró del nnufragio por la san-
tísima Eu.caristín, que se ató al cuello con tanto respe-
to como confianza (3). Ya ve V. totla. la fu erza de estos
testimonios; porque si la Eucaristía cesa de serlo en
cuanto se conclu ye la nccion de la cena como V. supo-
ne , ¿cómo aquellos do~tores habian de llamar todavía
Eucaristía al pan enviado, transportado y guardado
por mueho tiem po?
S. Optato de Milevis llama ni altar el asiento del
cuerpo d"l Jesucristo, y á tos c(11ices los portadores de
su sangre; y en su t rntndo del cisma de los donatistas
habla tatÍ1bicn dP. la renlidud de la presencia real del
cuCt]lO dt! Jes ucristo (4 ). S. J u~n Crisóstomo dice : "El
ut in :u¡ua i utinc t:un srn i in os distillaret. Euscb. h ist.
lib. c. 44 , e•J. Va lrs. p. >46.
t•) Qui pC'r c:•rcrnos vilarn monasticam in stitu unl 9 ubi
copia non supret.il s:Jccrclotis, cUm hahea ul domi commu-
nionern, Ur. suis mau iLus illam pen:ipiu nl. In cp. ad Ctcsa-
r i:un, t, l I1 , ctl. P 3 ris; p. 289.
('1 ) lutt•n•pc!; L¡) uoc le ca ptata cO m morbus nont_ühil re ..
m ississet, ::ttl altJx t t:tHll fi lie procuoahit. Ed. J3ill ii. p. 4t '•
(3) S:ltt"ameut um li~~Hi r,~cil in Ol'a fio, el or:u·i um jn-
\' Oh· il co l In t ai<JUC ita se dtjeci l more. De excesu Satyr.
t. 1l, e•l. París, 1'· 1 143. ·
(4) Quid csl allarc nis i .odes el corporis el .,nguio is
Ch r isl i ? Lih. t,, c•L Paris, apud Ant . D et>illi • r, p. 1 11 .
F r~gis tis t~tlices Chs·isli sanguinis porlatotes, 1'· • 13 .

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-63-
mi!mO euerpo que dcsc;¡nsó en el pesebre', reposa hoy
en nuestros al~ares (1 ); y la misma sangre que manó
del costado del Salrador, se halla en el ca1iz (2). ··San
Gregorio Niseno se expresa asl: "El pan se con vieree
en el cuerpo de Jesucristo, no ' porque se come, sino
porque es consagrado por el sacerdote (3 )·" S. Cirilo
mira como una insigne locura sostener que el pan con-
sagrado· pierde la virtud de santiflc;¡r las almas si se
·guarda hasta el dia siguiente (!~ ). Ya sabe V. que estos·.
son testigos no sospechosos de la antigüedad : yo los he
leido y comprobarlo por mí mismo, y le señalo á V. husta
la página en que encontrará estos pasajes.
S. Cirilo, obispo de Jerusalem, en sus catequesis
compuestas húcia mediados del siglo IV para instruccion
de los catecúmenos que se disponían á recibir el bautis-
mo y los otros sacramentos ( y V. sabe que en esta
clase de obras se tiene particular cuidado de hablar con
exactitud y de una manera en todo conforme á la doc-
trina unil'ersalmente recibida en la iglesia),seexpresll así:
"Afirmúndolo pues asi el mismo Jesucristo, y diciendo
del pon : este es mi cuerpo; ¿quién se.alreverá á du- •
(•) Tu verO non in 'pr;esepe, sed inalt~ri vides. Hom:
~4, in 1 ad cor . 1 apud Hug. Jh 1 • 7 ·
(>) Quod esL in t:al icc , id ac quod ·latco·c flux it, et a
illius sumU!I part iciprs. ]>. 116.
(3} P:.mis,ulait aposlo lus, fH!I' Verbum Dei ct or·ationem
s:. u e tifical u r, non quia comt>d i tu a· l'O progrcd icns u t V t: r b i cor..
pus ev::~dal,s\'d slal irn per vt~rhum i n corpns mulalur, uttlic ..
tum esl á verbo quoniam hoc esl corpu.:s 01eum. In oral. Ca-
tech. ex versloue ccnlur iatoa·um . Ceut. 1,, c••P· 4, ctl. Opcroni,
p. 2 g5 .
f 4)
Audio esse alios q ui Jicunt mysl icam l"necliclioncm
nihil juvare oul satisfactioncm ,' si quid e-x ,,a fht 'reliqui
i n alium diem insani unt verO qui ho.ec asscrunt. In .

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-64 -
!larlo despucs? y confirmando y diciendo tnmbien A
mismo: esta es mi sangre; ¿quién, re1>ilo, dudnrá y di-
rá que no es su ~angrc? En Can á de Galilea por sola su
rol untad convirtió en otro tiempo el ngua en vi no, que
es parecido á la ~angrc; ¿y no mcrccerít que le crea-
mos que con,·irlió el l'ino e o sangre? Si rom idado á
unas bodas humanas obró aquel c~tupendo milagro,
¿no confesaremos mucho mns que di!\ su cucrpo·ysu san.
grc ¡\ los hijos de su c~po>.1 la iglesia? 'Por tan•
to lomemos el cuerpo y la sangre de Cristo con lo·
da certeza; porque ba;o la Cfpecie de pan se le da el
cuerpo, y bajo la c~pcc: i c de vino la ~a ngrc, para que
tomado el CUl:rpo y sangre tic Cristo le hagn~ compartf-
cipe en cuer¡JO y sangre con él. Sabiendo pues esto, y
tenicudo por cierto que el pao que 1 cmos no es pan,
auuquc el gusto dé á entender que lo es, sino cuerpo
de Jesucristo, y que el l'ino que l'emos no es vino,
aunque en el gusto lo purcz ca, sino ~angre de Crislo (1),¡¡
rp. Elosy rium , t. V I ; rd. J>oris , '!'· 363,
(o) Cúru i~ituo· Clu·i.<lns ir-sr. sic ~ll'i rnn·l nt que d ical d e
p.ln e : lloc est c:oi-rnu mtn m ; qu¡s d('inrtps 3oclc-al dubi t~1·c?
3C t!oclcm quof)u e c:onfirn,;'Julc tt dirrnl e: H ic ul ,s3 ngnis
Jn eus¡ ttuis, iuctu :itn; rJuh itct el clic:at non tsse illius sa ngui ..
lJClD? A,¡u:\m nlic1uanJn tnUh \' il in \'Íuum , f\llOc_ l esl snn-
guini ¡wopi ufJuu m, in Cau:l G:alih·.z, so13 \'olnut :ttc; el no n
ea·it di;;nu s coi crnl.> mu.'\ t¡uO.I vinum in s:a n~uinrm t rans ..
nwt:u set? Si l' uim. :ul uupt bs coq_H) I'l'3S i uvitat us s tupendurn
u• i r;~ culurn ()per:'ltu.s c.st. a u non ruult.O magisc orpu .s el sau gui -
uen.a suum liliis spousi ch:tlissc illum coutit thimur·?Quare omni
cu co cea·titudioe corpu s rl sa uguine m Christ i sum.ln .us , n:tm
sub ~¡wcie p:1uis tlatur til,i rO I'pus, tl suh specic vini datur
sa nguis , ul -~!JmploQ corporc ~t sangu jnt Christi cfficiaris ci
compa t l ¡ceps co rparis .saug,uinis ...•• 1-loc scirns el pro
t't
c.ert issi coo baLcus p.tnom hunc, (tui vidctur :i uobi.s , non

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'-65-
Aun cuando no tuvieramos ma~ que el pasaje de eA-
le santo podre , baslaria él solo para imponer silencio a
todo novador 'ó reformador de los siglos posteriore>:
juzgue V. si la iglesia' romana tiene ningun libro de pie-
dad. ningun catecismo que ensene este pur~to con ma~
claridad y precisio,n que lo hace S. Cirilo en esta ins-
truccion. (. l>odró V. decir con fundamento que este dog.
ma es nuevo, cuando se encuentra tan bien probado des-
de mediados del siglo IV?
' «Yo creo, dice S. Gregorio Ni~eno, conlemporánro
de S. Cirilo de .Jerusalem , que el pan consagrado por la
palabra de Dios se convierte en el cuP.rpo del Verbo,
que e~ Dios (1) ;n y Oílilde: "Como el pnn con que el
Salvador se nlimentaba se corwcrlia en su cuerpo y asi
~e un fa tí la divinidad; del mismo modo sucede con el
pan que es consagrado por el sacerdote.»
«La fuerza de la bendicion, dice S. Ambrosio, es
m;1 yor que In de la naturaleza, porque la bendicion
cnmbia la misma naturaleza. Dijo y se hizo. ¿,Con que
la palabra de Cristo <1ue pudo hacer de la uada lo que
no era, no podr{r· mudar lo que es en lo que no era?
Este cuerpo que producimos en el sacr;Imenlo, esel mis-
mo que nació de la Virgen. ¿Por qué buscas aquí el
órdcn de la naturnlcza en · la produccion del cuerpo
de Jesucristo , cuando este mismo Sefror nació de

r.sse. p:Hn·m, éliamsi ~uslus paHcm rsse sentiat, sed esse cor-
pus Chl'isti; d vinum •.tooU a
uuhis conspicitur, tonu·ts i
'scnsui ~uslus v inum essc videat ur, non tamrn vinum, sed
•anguinem csse Christi. ln catcchesi Mysta¡; 1 quarla l'l.l.
Pari.<, P· •3í e l o83 .
( ,) ll•·c lt\ l'f'~ll tWtHn quo{ll.JC Dei verbo !ia.u'ctificatuan
.pan('m in Or.i ve•·hi col'pns t.:l'Nio lr.·utsmut~u·i. - J11 (u·a t.
Cath, ca¡>. 3í, t. 111, ed. Pao·is, p. • n~ .
T. 1 ) • S

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-66-
la ·Virgen ruera del , órden de la naturaleza (1)?»
«Lo que se obra durante los misterios sagrados, dice
S. Juan Crisóslomo, no es efecto de un poder humauo:
Jesucristo hace los mismos milagros que hizo en la Cena
la vispera de su pasion. Nosotros hacemos veces de sus
ministros : pero él es el que santifica las ofrendas y las
transforma (2).» .
.. El supremo criador de todas las sustancias, dice
San Gaudencio, el que produce el pan de la tierra, hace
tambien su propio cuerpo de esle pau, y lo hace por-
que puede y lo prometió (3).n
·Del mismo modo, dice S. Juau Damnsceno, que
se transforman uaturalmente el pan y el vino que co-
memos; asi tambieo el pan y el vino se convierten w-
brenaturalmente en cuerpo y sangre de Cristo por
{1) Quant is Íhilur utimur exrrnpl i ~, 11t prollf•mus non
hoc:. esse quod natura fnrmavit, s4•d quud bencdicti con3e ..
cravit, majoi'\Jmquc y im esse beut>flictiouis qua w naturre:,
(IUi:t. hcuedictiooc etia m natura ipsa mutatur. Di xit, et
facla •un!. Sermo ergo Chrisli, qu i poluiL ex n ihilo face•·e
quod non crat, non potest ea qme sunt, ln id mutare quod
non cr·au tr ...•• Et hoc quotl co nfici ,nus co•·ptu, ,ex Vit~ine
tsl. Quid hic quzris natura: ordint~rn in Christi corpore
e\! m prteter natura m sit ipsc Oominus Jcsus par tus tx V ir·
giue?- Amb. lib. de luiliandis cap. g, t. 11, eJit. París,
p. 3 38. .
(>) Non sunt hum>nre virlutis h;ee opera: qui tune in
ill3 c:cn5. hrec conf('cit 1 ipse nunc quoquc c~adem operatur·:
ministrorurn nos ordint'nt tenemos ¡ qui verO h<ec sanctificat
e L Lrans mulat, ipse est. - Chrysost. Hom. 83 in Mal h.,
cap. >6, t. U, apud Hugonem, P· !46, 6.
(3) lp•e i¡;ilur na!tírarum crealor et Oominus, qui pro ..
clucit de lerr3 panero, tle pane rursi1s (r¡uia ~t potesl, rt
promisit) , f".fficil propriuro cnrpus.- Gaud. Tt'.lCl. , óe
ratione aacl'am., t . V, bibl. palr. apud Auis.ou. , P· 9'Í·5•

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-67-
1~ i nvo~acion r
venida del Espíritu Santo ' 1).í>
lo r epito, si esto no es enseña,r la doctriua de la
iglesia romana, ruego á V. me diga qué términos ha-
bnin de usarse para poder expresarse con mas claridad.
Diré á V. como Socino que escribiendo á urí amigo su-
yo 110 podía haeer una confestOn mas sincera que esta:
"Si hemos de est11 r á la autoridad de los santos padres,
fuerza es que lodos nosotros cedamos' de nuestra cau-
sa (2)." Si se dijen1 que todos estos padres enseñaron
otra doctrina que la corriente de su siglo, seria una pa-
radoja de que no podría convencerse nin:>un entendi-
miento recto. Una vez admitida la presencia real, V.
comprende bien que está tan na turalmente lig11da· con
la adoracion, que es casi im posible separar la una de la
otra sin h;¡cer profesion de impiedad. El grande Orige-
nes ensei1a á lo,; fieles que se humillen delante del Salva-
dor corno hizo el cenlurion, repitiendo las palabras di!
e> te : ..Seflor, yo no soy digno de que entres en mi rno-
rada( 3).» San Juan Crisóstomo cuenta que un sant.o
anciano, favorecido de gracias extraordinarias, vió un
(1) Quomodo nalura litCI' p er comrs lionem pani• el vi-
nUlO t rausmutanlu r ; sic ('t p:ltlis, e t viuum per invoc3lion cm
ct advr ntum Sp i.ri tus, Saucti supc ruatural ilt:r tr~nsmut:ln~
tur in corpus {• l sangui rwm Chrisli. - D:uuo.sc. de fide Ór-
thocl. 1ib. 1 V , c . 1 1¡, rd. Ba5i l. p. 3 1 5.
(~ ) Lcga ntur naodo pont il'iciot·um scripta advrrsUs lu-
lhc-,·a u os rt c:~lv iu is l :l~: ~ ¡ pt·retr •· .S!'IC'I'a!> liUc-r·as i ll to rnm
~~u e l o l'i t alt~ .sil s la m i u m, no bis o m u ilnu ca u~:.e cc•ci(•u ti u m t•:. t. -
Fausl. Sncif, . i rl ('P· ad H3dt·ci nm, L 1, cd. 165(,, p 38 1.
{ 3) Quatulo sauc l ulll clln_u n, Hluc.lq ur i ucor·rnptum :.c-
cipis t•pu luna, tune Domi nus su b tectum tu um ingrt•rl itur,
rl tu cl'~u humilians t.. ips um \mitan·lwnc ct>nlu•·ion,,m , tt
dic ito: Domiuc l~h·.- In hom. 5 i n rliq• rs;o.s novi t<'s l. lo-
cos , t. TI , F r u beu , p. 51 8.

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-6 8-
dio durante la celcbracion del ~ncrilicio ~nnlo rodr:lflo
el altar de multitud de ánge les vestidos de blanco con
la cabeza inclinado y en una postura tan sumamente
respetuosa, como podían estar unos soldados en prr-
sencia de su rey (1). De este modo mnuifestalm cuún
lejos estuba de dispensar ti los fieles de la mlom cion de
J esucristo en la l~ucarislitl , hallándo>e persuadido de que
los mismos <ingelcs b11jaban p;~ra ndo rarle.
S. Grego rio Nazianzeno refiere de su hermano
Gorgonia que se prostcrnó deluntc del altar é im·ocó
con fé viva y abundantes lógri11111 ~ ni c¡uc >e ;;rlorn en el
ultar (2). S. Cirilo de Jeru snlem, i115Lruyrndo á los ucó-
litos para la comunion, le!i dice que se ¡u·e;eatcn ~lc­
uiendo con la mano izquierda la derc rha y furm ;mdo
así uoa especie de troNo ni rey rlc lu glorin: entonces
era uso recibir la Eucaristía en In mano. 'les advierte
1111e cuiden tanto de no dojur caer n;ula como si ~e lra-
tora de lo p¿nlida de uuo de sus propios miembros:
1111e santificados diligentemente los ojos con el contarlo
de un cuerpo tan santo comulguen inclinándose en sc-
íllll de adoracion ( 3).
(1) Se per illml r¡ui.lem temp u• d"n• prnte 3nge lorum
nwlti tudin c.m f'Ons pexiss,:, fu lnentibus ''c~ tibus hHJrll orurn
,
:.. lt ;tre ip.sum cit·cu •uJau tium, cJen ifluC .sic capit e iucfi nato
-
rum, ul si tp1i s tnilit cs pr~sc nti rr¡c sl3nt rs vic.lrat; id quotl
rn ihi facilc ptrs uadc o.- J.i b. Vl, de S•ce rd . t, V, apUII
Jl ugouc:.w, p. 553.
(~) AJ >ll>r e cum fiJe proc umb it, eum r¡ui supe r
ipso
b ono r·atur cum ingcn ti cl~ruore iuvoc::an$. -In oral. 2, ell.
Di llii , P· 4 • •·
(3) Sinis tr>1u vclut scdem quam dam subji cias drxtr·~,
qo:c t3nlu m re~em JU$Ct}•lura. est eL eonc~n :i tlJ::auu Jusci
1 pt~
('4H'1111S Chri st i, clicr ns: Arllcn. Sauc
tifit:.t h t·r~o tlili;;•·u l•·•·
()Cu lis. t:IIU ~:lnC l Í cor p(H'Í.s Cf)JI l:t.dn Clllllf fitlll lc\t.
C-.\,, a1ll r tU

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-6 9-
Pcro ¿1weL1e hab er nada mns decisivo en los siglos
IV y V IIUC los teslimouios reunidos de S. Agustin y S.tus
Ambro sio? El primero dice: «Yo no sabia lo que Dio
qucria occir por su proreta, cunndo nos monda odorar
el cs~abclo de sus pies, esto es, la tierm: adora/e scabellum
}Jctlum r,ius; y no comprendía cómo podin hac
erse sin
impiedad. l:'ero he hallado el secreto y el misterio en el
sac rnmenlo rle Jesucristo : eso es lo que haremos loolos
los dias cuando comemos su c<~rne , y antes de comerla
la ndoramo~ no solo sin supersticion, sino con todo ci
mér ito de la ré, porque siendo esta Ciii'IIC un nlimuulo
de s¡¡lucl, hay que adorar la aunque sea 1le tierra y el es-
-
Cltbclo niismo de los pies de Dios, y.lejos de pecar ado
nindola ¡)Ccariamos dejándola de adomr (1).» Y San
Ambrosio dice: «Nosotros adoramos aun hoy la cur11c
de nucsl ro retleutor, y la adormnos en los mis terios
qut.: él mi.mo inslitu yó, y que se celebr;;n todos los tlias
en nucsl ~os allares. Est a carne de .lcsucr isto, conti11ua,,
lw si1lo formado de la tierra lo mismo que la nuestra
y la licrrn es llamada en la Escritum el cscniJclo de so- los
Jlics de Dios; pero este escabelo con:;idcrado en la ¡Je•·
uu clci.:5all'ador y en el sacramento de su Clii'IIC, es mas
, hoc taoqu;,.m
n e quitl iulle exc tlb l t ibi; 'JHOd eni1n rnd ll3s
C'X pror•t·io mcru iJro nmi seri~ . Accede
pt·ouus ndttr:~tiouis in
cat•·•·lr. l\1y st.
mocJum ~L \'rn tr;,t ioni s dic, ·us: Am e u . - lu
5, <d. Por is, >pOHI Ji i,• r. Dou.rJ 1 1'· >~L
de tcrr:l
{1) Susc-epiL t nirn tle tt•rr i ltr1 ·am , ftuin cnro
in ips~ carn e
r5l, ct 1Jt cnr ne ~laria: p:utrn. acce pit , .. t qui3
c:'lnch m :u] sa.-
hic nn1l.mlavit, rt ip.u m c\\l'r\cm nob is IHando
n ili prilas ado ..
luteru •lcdit . Nem o aute m carn em mau dut al,
retu r t:ale aca-
r nvr rit: inveult.1lll ut r¡utm• dmt uluo l :ulo
rmus adnl·a n -
beiJum pedo m Oom ini; el U()u sol•l m uon pecc
t. VII I, .d.
<lo, nd p~cctmu• non ado rand o. -In ¡». 98,
l"•·obw, 1'• o oo 4.

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- 70 -
ve uerable que todos los trouos de los
le adoramos ( 1~" rey es , y por eso
Ya ve V. que segun es1os santos padr
idolatrla, co mo V. supone , sino ador es no es una
ar
aóemas no se trata solamen te de la op á Dios mi smo:
tin y de S. Ambr osio, sino de lu pr ác inion de S. A gu s-
tiempo, de la que da n un testimoniotica universa l de su
desec har. Nemo ca rnem illam mandue que no se pued e
ra verit, dice S. Agus lin : nadie comettt nisi primó ado-
habe rla adorado antes .» Si se tiene siq esta ca rn e, sin
tín la idea qu e debe tenerse de un uiera de S. Agus -
no podremos menos de creer qu e en efe hombre seusnto,
les de su tiempo adoraron la ca rn e de cto tod os los fi e-
d!l rec ibirlo , y qu e les impone un Jesucristo antes
que no pu eden pre scindir sin pecar: de ber rigoroso del
C<!mus adoraudo , sed peccanws nono n solum non pec·
n adorando. Si los
cr istian os, re pit o, hu biera n seguid o un
us
•¡u e ~fla la S. Agustín; ¿uo se hubi era o contrario al
pa sar en el mundo ¡lo r un hombre sin expuesto este ó
ju icio?
Si quisicramos com poner expresamen
apoyo de nu estra creencin; ¿ podri te textos en
mas propi os y decisivos en estn cuesl nmos im ng inorlo~
ncuba V. de l'c r? En visla de esto no io n qn c los que
E rusmo á pesa r de su inclinncion á lasme admiro de qu e
diga: «Que adorando la Eucaristía no opinion es nu evas
qu tl seg uir un uso estab lec ido antes hacemos otra cosa
Aguslin y de Cipriano, y enseí1ado dede lu época de
mi smos apóstoles, y que no puedecon vivn vo1. por los
nar al mismo tiemp o á lu iglcs iu de todosdenarsesln conde-
los tiempos (2).))
( 1) llo qu t por sca hrl lum ler ra inlell
i~> tur ; per ler ram
au trrn car u (J. ,.is ti, •tu am bm
l ie qu oq ue iu my stea·iis ad ora
ru u.• .- Lib. 3 dt Sp ir. ~oncl. , cap -
. 1 2 , ed. Fr oben, p. >oS .
(> ) Cuou tlocc au t $uonm ;un
iui qu ila lem el idola tri am

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- 71 -
o qu e va m os á pr ob ar tambi cn
Porque es un he ch
en ci a , qu e to do s lo s pu eblos han creí -
hasta la er id qu e la igle sia
an te s de Lu te ro lo
do y practicado co n re sp ec to á la Eucaris-
rom ¡Jna cree y pr ac tic a ho y
s so ci ed ad es ci sm át ir.as de l Ori en te si-
tía, y que toda s ln ee nc ia y el mismo uso que
gu en nun ho y la m is m a cr
gr ie go s, lo s si rio s. lo s co ftos ó los
uosotr os. SI , los io pe s, lo s m olda,·os, los mo; -
egip ci os. lo3 ab isi ni os , lo s et
io s, lo s ja co bi ta s y lo s ne st orianos pien-
coritns, los armen a ac er ca de la transu s-
o tu ig le sia ro m an
51111 todos co m en te , y m iran igual-
es en ci a pe rm an
tancincion y la pr Je su cr isto en la Euca-
de be r el ad or ar ó
mente corno un na ci on es y s<:ctas no pe rten e-
ri ~tia, au nc ¡u e to da s es ta s
m un io n de R om a ha ce muchos siglos.
ce n ya á In co á ac otur , han sido dado•
Los te st im on io s qu e vo y
ad pú bl ic a, es de ci r, po r fas dcclaruciones
por la autorid os y de los sínodos ente ros
de lo; pa tr ia rc a:; , de lo s !lb isp
s er nb aj ad ot ·e s, y de lo s có ns ul e> de :F rau-
á solicitud de lo o Lu is X I Y: los citaré
do s de l re y cr is tia ni :>im
cin cm• in molestar á V.
su m ar ia m en te po r no
m uy
¡;r ieg o5 , m os co vi ta s y m ol da vos, como mus próxi-
Los n lo s pr im eros ele lo que
s. no s iu fo rr na
mos ft nosotro os co vi ta s sub~is: • : una car-
r:n•cu. E n cu an to á lo s m
le ar io , lu te ra no y hi hl io tc .:ario de l du -
ta del señor O m an ifi esta que creen en In
qu e de ll ol st ei u, en la ct w l
1ra ns u~la nciacion. ítO t rl•! Poncllaleau á 24
Esta ca rta se es cr ib i(l ni se
io 67 (1 ). E l se i1 or de P or nponne atesti-
de .e nero del af 16
e St oc kolmo el 10 de se.
gua en ot ra es cr ita de sd
:w t~
zt at er u
.:~dora.re Euth3risli
:~;m ; qnotl l'aclum es t
esse c• ·td en du m . ab ip sis tr ad
i-
pr i;u •i • el ul e.s t
Au ;;u st iu i tl Cy uu •n • rc:dui am ?- E r:um .
nn e th m n3 o t on
t om ::tposto Hs , uo S.
alJ ·fS in fc l'. ge l' m , t. IX , ed. Petri V au do r, P• 1 Sg
•P· •d ft· tr tomo de la P tr p< -
prim
( 1) f.slo co rto se ho lla • •• el

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- i9 J-
licmbre del mismo nf1 0 que no se po
la opiniou de los moscovitas so diu poner en Iluda
br
porque todos los días se 1•en muee la transustunci11cion,
calles de .Mo~cow, donde el pu eb lostras públicas en las
para adorar el santísimo Sacra men se postra en tierra
to
los en ferm os, y cualqui era que ha cuando se lleva á
sa be es te hecho (1). estado en Moscovia
En cuanto á los moldavos el bu ron
~que! país, co mprueba la
Spatari, seiior de
misma cree ncia en un escrito
que lleva la fecha del mes de feb
pu so en monosdel sc ilor de l!ompore ro de 166í , y que
cristianísimo en· la co rte de Suecia.nne, embajador del rey
Entre los muchos atestados autént
griega nos hu dudo so br o su cr eenc icos que la iglesia
la r.nat ro redactados por los jefes ia, pueden l'erse has-
de Consta ntin opla , es decir, por mi smos de la igl esia
que ltt ha n go bernado sucesivamenlos cuatro patriarcas
te.
La prim era es la del patriarca .lerc
tado por los teólogos de Tubinga y rni os, qu e so lici-
ra qu e aprobara la confes ion de Augde Witemberga pa -
dió en el aiío 1576 que no podía es sburgo, les respon-
ell os en muchoscapilu los , y habh•n tar de acue rd o co n
trata de la Cena, di ce : «Este ar tícdo del artículo :1 O que
ul
to y no da á co noce r bastante l'ues o es de m~ siado cor-
que en esta p11rtc se nos di cen mutras opiniones , po r-
tros que no podemos aprobar (2)., chas cosas de voso-
orce ncia de la igles ia griega , y ail Explica des pues la
lo ca á noso Lros en se ñamo s, que ade: '' Por lo que
en el cuerpo mismo y en la sangel pa n se convier te
por el Espíritu Santo. » Itepite re mi sma del Seilor
el mismo testimonio
lu id ad de la fé , 1'· 46 8 .
( 1) lbitl. , p. 46 8, >3 8 , s3 ,
(• ) Cop . .o , p. 8 6 .

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- 73-
en otro respuesta enviada á los susodiclios (i }.
El segundo atestado es el de Cirilo de Beroé. sucesor
del ramoso Cirilo Lu.car, qne tanto dió que hablar por
su apostasía y su insigne impostura en otribuir los sen-
timientos de Calvino á la iglesia oriental. Para .esto
congregó un concilio en 1638, ni que asistieron los pa-
triarcas de Alejandria y Jerusalem y veinte y tres obis-
pos de los mas célebres de Oriente.
Se examinó la eonfesion de Cirilo Lucar, se pronun-
ció anatema contra él casi en todos los capítulos, y por lo
respecli,·o al punto que ''amos tratando, se dijo: u Ana te-
ma á Cirilo, que ensef1a y cree que el pan y vino ofreci-
dos no se convierten por la bendicion del sacerdote y la
vcnitla del EspirituSanto en verdodcro cuerpo y verdade-
ra sangre de Jesucristo.» llorlenio el viejo, sucesor de
Cirilo de Beroé, reunió un nuevo concilio en1642, y con-
denó igualmente los mismos Mllculos. Las actas origino-
les de los dos concilios se conservan en los archi vos de la
iglesia de Constantinopla, y las del último se imprimieron
en Moldavin por órden del príncipe Juan Basilio el afio
mismo en que se congregó aquello asa mblea (2).»
El tercer testimonio es del polriorca 1\Ielodio . que
ocupó la silla patriarcal en el nflo 16G7. Informado de
la disputa que se había suscitado en Francia sobre los
scnlimientos de la iglesia gricgn, dió un decreto firmo-
do de su mano al embajador de esta nncion . .. Algunos
herejes de Fruncía han tenido la nurlacin de en•·olver
en su error calvinista á la iglesia ortodoxa de Jesucris-
to establecida en el Oriente , y se han atrevido á escri-
bir...... Por tanto, y despues de leidas estas imputacio-
nes calumniosas, me he creído obligado, en calidad~do
( 1) N.3,p. •4o.
( >) Tamhi en fueron imprrsas pOI' Cr>moisy en el ai'io
tli¡tl, y la. trae Allacio do p<t'¡>. comwsu, P• .oSo . '

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- 7ti-
ortodoxo, á cerrarles la boca a instancia y solicit ud
del muy piadoso, muy ilustre y honorable señor Carlos
Olier, marc¡ues de Nointel , l:mbnjador del rey cristia-
nl~imo de Franci;1, » Luego ntcstigua en el prime•· ar-
ticulo la creencia de los griegos sobre la pre~encia renl,
y nimdc: "Decimos en sc~o~undo lugar que el pnn y el
vino despues de In consagrncion del sacerdote se con-
''icrten de su propia suslunciu en la verdadera y propia
sustancia de Jesucristo: aunque quedan toda1·ln los mis-
mos accidentes, no hay ya sin embargo ni pan ni
vino.,
Dionisio. obispo de l.:1ri~ , promovido á la ~illa de
Constantinopla en 1671. creyó que no debin mostrar
menos zelo para dar [1 conocer á los ex tranjcros los
verdaderos sentimientos de la iglesia gricgn; y pnm
hacerlo de una manera todo vio mas auténtica, congre-
gó hasta treinta y nueve arzobispos y metropolitauos,
con quienes concertó la dcelaracion que puso en ma-
nos del embajador de Francia.
El marques de Nointel en una carta escrita al rey
por el mes de julio de 1672 refiere fielmente lo que
uquellos patriarcas habinn atestiguado: hé aquí un pa-
saje de In misma: '' Puedo asegurar á V. l\'1., guar-
dllndole toda In fidelidad que le de!Jo, que los griegos
y los urmenios creen la presencia real 'de Jesucristo en
el santísimo sacramento y la conversion sustancial del
pan y del vino en su cuerpo y sangre, y que adora n
á Jesucristo presente real e! imisiblemente en lo Eu-
carislla. Yo he asistido á sus ceremonias y á sus lilur-
gias , donde aparece esta verdad en todo su esplendor;
y los patriarcas, los arzobispos y obispos, los sacerdo-
tes, los grandes ,. los particulares y hastll el pueblo del
campo me lo han certincudo manifestando su ex<:-
crucion hácia los que les imputaban otra creencia,

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-í5 -
y tratándolos de calumniadores y de herejes (1). •
A todos estos tesl imoñioK creo que puedo añadir
tambicn el mio. He visto muchas veces en Roma á
obispos armenios y griegos celebrar e~te santo sacrifi-
cio. J>cro para 1:onvencer mejor á V. de la conformidad
de la iglesia orien tal con la iglesia romana en esta
creencia , puede V. consultar cutre los manuscrilos de
la biblioteca reo! de J>aris uno grieg o, cuyo titulo es:
u Ot·todoxa con(essio fidci catllolicm et a¡JOsto/icm cccle
sim
orientalis " , traducido en latin por el seño r Norma ono,
luterano, é impreso en Leipsik el aiio Hi95. Alli verá V.
que toda la iglesia griegn ;e expresa asi: u Despues ele las
palabras de la consagracion se obra la lransustan ciacio~t
en el mismo instante, y el P:lJl se convierte en el ver-
dadero cuerpo de Jesucristo, nsi como el vino eo su
l'erdadera sangre, aunque continúen sub~islentes las
apariencias de pan y vino por una disposicion divin a, á
fin de que veamos el cuerpo de Jesucristo, uo con nues-
tros ojos , sino por la fé apo yada en estas palabras: Es-
te es mi cuerpo, esta es mi sang re &c. (2}. »
Pase mos á los testimonios de lns otras naciones y
sectas del Oriente, y verá V. que todas las socierlades
cristianas anteriores á Lutero, cualquiera que sea su
denominacion , perseveran aun en nues tros dins en la
misma doctrina, objeto de la crllicu de V.
(1) Pcrp <luid ud d t l o fi, t . lll , p. G3• , 1>3>.
( >) Qnir pe pronunli~tis hiscc verh is co nfes tim lran •-
urpu J
snbst anli: ttio pe1'3(;Í lu r t mut3 lu rque p3ni s i n v erum c
Cl1ri .sti, viuu m in veru m c•jus .san, ;uine m. mane ntibu s tan-
tuuu nod o per cl iv in:.m di sposi tione m specir.bus qme visu
pcrci piun lur.- J.I'ipsick opuu Th ono. Fri sch, qg 5 , P• 16 1.
Porr o ho nor qutm trem endis hi.scf' m y1ter iis ex hi bfore con-
vwit , par illi simil is')ue Mse debe t, I)Ui Chri sto ipsi h• -
li<tur etc, , p. 1 Gg.

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- 76 -
EI patriarca Dayid, resid cutc eu Alepo eu uombrc
de la rwcion armenio, dice crr una acln de 1." de mar -
zo de 166 8, coufirmada por tres obispos que pu~ierou
ws firmas y >trs sello~ á prcscucia del seflor Jlar ou, cón-
~u l de la ua ciou fran cesa : .. Nosotros creemos
que
la naturaleza del pan y del l'ino se con1·iert c propia y
sustanciahnenle en . el cuer¡Jo y sang re del Salva-
dor &c.»
.El patriarca de los ~irio s , que se firmó Grcgorio,
el obispo J uun, sirio de Damnsco, dice lo mismo que
PI de Alepo, y otro patriarca sirio, llamado Anclt·cs,
habla cxoctamcnte el mismo leugua}c en una acta fcdra
ir 2i:i de febn:ro de HJGS.
Por lo quo mira ú los coftos y egipcios, rlice su pa-
triarca Maleo en una ac(a cm iada ni rey Luis X 1\":
" Dedarnmos delante de lodos los hombres que los
coftos creen firmemente <1uc el cue rpo de Jesucristo
mismo, de Jesucristo que subió ;i los ciclos, y está
sentado á la diestra del Pad re , esló en su !Jropia sus-
tancia en la santa Euca ristía &c. •
Tocante á los ncslllrianos esp¡u·cidos por la l\Iésopo-
tnmia, la Persia. y las Indias, declaró su patriarca
'lUC reside en la ciudad de Oiarbeckír, en una
acla fir-
mada por él y seis de sus prc,;bíleros el uno 16G!), di-
l"igida al señor de Noinlel, embajador en Constautinu-
pla, y desde nlll enviada á Francia, que los de su co-
munion creían In presencia real y la transuslancia-
cion : << Hacemos saber á todos los hombres que no
admitimos la doctrina opuesta á esta creencia: que
miramos la doctrina coutn.rriu como heré tica , y que
t.l ccimos anatema á los 11ue se atrevan ú wsle -·
uerla. »
Todavía tend ríamos otros testimonios particulares,
como ror ejemplo, el del cónsul de l~raucia en Ale¡JO

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- 77-
en una cnrta impre!:n el nño de 166'7 (1). Otro que
comp rende ñ todas las naciones cismáticas de Le,·nntc,
es el de Dositeo, pálriarca tic Jcrusalcm, ó mas bien
d<! uu concilio num eroso ·qu e presidió él mismo en
l672. Tuvo por com•enic:-nte componer un lratodo ~ino.
dul que se leyó en plena asamblea, y fue aprobado y fir _
mado por seis arzobi :;pos y por cincuenta y un presbi-
lcros ó religiosos, y se inst~rló en el codex ó registro
de la iglesia mayor: el palrinrca envió una copia de és-
ta actn firmada por las mism as personas á Luis XI\', á
<¡uien habin dirigido su escrito.
El manuscrito se conservo en la biblioteca r eal de
los manu scritos, y yo mi~mo le he comprob<•do : dicc~e
en él positivamente que todo cristiano de Leva nte, de
cualquiera secta qu e SI!U, cree la presencia real y la
lrllnsustanciacion, y odora á Jesucristo en la Eucaris-
lfa, porque dcspucs ele lodos los arllculos, de los ctw-
les el diez y siete si ent:~ que el pan se convie rte, tran-
Rustancin y transforma eu el verdadero y mismo cuer-
po de Jesucristo, que nnció en Jlcthlchcm de la VIrge n
"'laría , y que debe tributar~c ú este cuerpo el mismo
honor que se tributa á la santí,;ima Trinidad , el pa-
tri area y el sínodo niioden ni fin: " Los nestorianos,
los armenios, los coftos , los sirios, los etiopes, que
hnbitan bajo el ecuador y mas nllá aun hácia el l ró-
pico de cn pricor nio, y que tienen cada uno unn he-
rt•jia partit: ular, cslan sin embargo de acuerdo con
nosotros en lodo lo lJUC hemos d id1o. »
l!ara fn cilitar á V. la verilicacion de es1os doc·u -
meutos, debo advertirle que el manuscrito tiene el nú-

( 1) Se h"lla en el prime r lomn de la Pr.rpc tuidnd dr.


la Ji, p. S So .

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-7 8-
mero 424.. Ent re los num erosos atestado! de los pa-
tria rC<Js y arzobispos orientales hay el siguient e rlr.l
ya dicho embnj<~dor de f rnncia, que he transcrito á
la letra: "Nos Carlos Francisco Olicr de Nointel , con -
sejero del r ey en su perla mento de Parls , y cm -
bajador de S. M. cri~tianísi mn en· la Puerta Otoma-
na , cerlilicomos á todos los que corresponda : que
habiendo teni do precision de venir á Constantinopla d
señor Dositco, en In actualidad palriárca griego de la
santa ciudad de JeruSlllem, nos hn decla rado que habia
satisfec ho plenamente nuestros deseos manifes l<ldos en
las cartas quo le hab íamos escrito , y que esperoba 11ue
bendiciendo Dios su ohra se di~ipilran de tal modo lo~
hec hos inop ortunamente disputados é imputad os por lM
luteran os y calvinist:•s á su iglesia , que no quedara
mas que confu>ion fl los calu mniadores que los avenlu ·-
rnroo Nos ha mauire,; tado esta co)lfianw, poniendo en
nuestras man os el llresenle libro, que nos ha ~~egurn­
do haber si•lo compuesto y firmado por él , nsi como
por su predece>or y los prelados de su patriarcado,
aím dit!ndo que fort.;•lecido ron 1~ autoridad sinodal es-
peraba que decidiese absolutamen te lo 11ue no lw pod i-
do ra1.ouablem(•nte pone~e en duda, mucho mas si uos
queríamos , accediendo á !'US iustn ncia s , hnce r públlra
y con stante esta verdad en Francia. A fin pues de sa-
tisfacerle , la confirmamos poniendo nne>Lra firma y
haciéndola sellar con nnesl ra~ armas y refr endar por
nuestro prim er secretar io. Dado en nuestro pnl:•cio so-
bre el cana l del mnr Jlicgro , li 9 de seti embre de
1673. = Olic r Nointcl , embajador de S. M. crislia-
nlsim a en la Puerta Otomnua. "
Tnm bieu cncou t r:mí V. en la bi IJiioteca real uu
gran rollo de pergamino. que tiene el uúm ero 41:1, y
<:scrilos en él los atestados de Dionisio , patriarca de

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-7 9 -
Constnntinopla, y de los cuatro patriarcas sus prede-
ceso res, y confirmados por el dt! Alejandrfo y treinta y
nueve metropolitanos, cuyns firmus se hallan en los di-
c hos documcutos.
Burnet concede asimismo que la prc~ encia real es
reconocida por la iglc~ia griega: estas son sus palabras:
"La opinion de los luterHnos pnrece que se acercaba
bastante á la doctrina de la iglesia griega, que babia
ensei•ado que la sustancia del pan y del vino y el
euerpo de .Jesucristo esli1ban en el sacramento (1). ,
Por todos estos testimonios 'e V. que todas las na-
ciones cristianas dd uuivcrso esli•ban aun untes de los
cismas• de I uglaterro y Alcm;111ia rcunidns en la misma
creencia que proresa la iglesia romlJnn. Con respecto
á la Eucarislia, su> lit u rgins tan antiguas son siempre
las mismas, y V. debe conocer <¡u e siendo comuu IÍ
todas estas dircrentcs ~celas y á la iglesi:~ romana la
creencia de la presenc-ia permanente y de In lra nsustan-
ciacion, por necesidad debe ser estn creencia mas anti-
gua que su cisma; y como los nestorianos l' jacobitas
se scporarou de la iglesia coló lica húcia prin cipios ó me-
diados del siglo V, es Cl'idente que la doctrina de
aquella cuenta ya de seguro 1300 nños.
Siendo esto asi me lisonjeo de haber descmpeila-
do llcl y exactamente la tarea que V. me habin im-
puesto. He probado la creencia primitiva de la iglesia
sobr e la transustanciacion con pn:mjes duros y rorma-
les, sncados de todos los santos padres de los cinco pri-
meros siglos, y dcspues cou la creencia de todas la~
iglesias orientales sepa radas de la igle~in romnnn, ci-
tando los testimonios que no tiene Y. mas que compro-
bar en la biblioteca real . Habiend o pue~ probado todo
(1) Rnr n., p. 1 ~8 .

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-80 -
esto hasta la evidencia; cuando en vez de los bellos razo-
namientos que V. hoce presente In mitad de los testimo-
nios que yo he referido, entonces podrá alguno ser de la
opioion de V.; pero mientras no ci~e V. ni siquiera uno
solo, juzgo que no puede tener razonableme nte nin-
gun derecho a In conviccion de sus lectores, porque ú no
estar enteramente faltos de juicio, no podrán jamás vitu-
perar ñ los católicos romanos por creer lo que creyeron an-
tes de las reformas de Inglaterra y de Alema nia todos
los crislinnos del mundo desde los primero~ tiempos del
crislinnismo. Jamás, digo, podrán vituperados por haber
cautivado su entendimiento bajo el yugo de la fé, ni
creer que su deferencia ó las decisiones de lO$ seis con-
cilios genera les t 1) pueda ser cnsLiga da ¡Jo r aquel que
les mandó escuchar (t In iglesia , ni que la conforJllid<ld
de su conducta con el seotimiento de su creencia pueda
irrit'lrle conlr~ ello . Si por el contrario lo refieY.ionan
bieo, verán que es burlarse de In Escritura, y torcer el
verdadero sentido lle las ,palnbrns pronun ciadas por el
Salvador en la inslitucion de In Eucarislia, ul paso que
se huce alarde de una inviolable adhesion á ella , parti-
cularmente si han leido los pasajes cu que Cal vino y
Bezn (2) dccln ran terminantem ente que el sentido li -
teral de los ralubra s de Jesucristo lleva por necesidad

( 1) Cono. rom. sub Nieoloo 11, t. I X , ed . Lob., pá~;ir.:•


r o 1 1 ; co uc. ro m. su h G rrgoa·. V 11 , torr.. X , tl· 3 í 8 ; con·
ci l. rom . suh 1unocc nt.1II , t.H, p. r 43;con c.cOII storr -
tiense1 t. XII, p. 45; corre. Jlo,·cnt ., t. XIII, p. 5í3;
COnc . tdcfrnt . 1 3 U.$ o t 3, C.:tn. 2.
( 2) lluc quid.:m szpe di,;imns, qoorl nunc 'tnoque rept-
hm : t•t"tinc•ri rc-ipsd non poue in his verhis (hoc t·&t
corpu s nwnm) 'l'tiu tr:~nss ul.M lonli:\ti() papis tic:a .sl:.luO\-
lu•·. -U,•l:\ cJt: Cwn:l Doruiui, P• 216.

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- 81 -
consigo la lransuslanciucion. Corll'endrán sin dificultad
que esta trae la presencia flja y permanente, y una ''ez
reconocida de no modo tan incontestable esta presencia,
la rectitud y juicio de V. no le permitirán jamás vilup~­
ras los honores que la iglesia romana tributa ti Jesucristo
en este sacramento. Perb despues de lodo lo que se ha de-
mostrado persiste V. en afirmar en la tercera conferencia
que la idea de la presencia corporal de Cristo en la Eu-
caristía se difundió por primera vez en el siglo VIII, y
Jo aventura V. gratuitamente sin producir el menor
testimonio en apoyo de semejante asercion. No puedo
disimular que asi es imposible que aspire V. racional-
mente ú convencer ü sus lectores , porque es preciso
confesar que si el dogma de la transustanciacion no
datase mas que del &iglo YIII ; segun V. supone, algu-
nos monumentos históricos nos informarían ti lo menos
del autor .de una novedad tan ext.raiía, que no hubiera
podido introducirse sin las mayores dificultades. Y cier-
tamente V. no hubiera dejadó de citar la circunstancia,
el autor y los testimonios; lo que no ha hecho V. por
mas interés que tenga en persuadir á sus lectores. No
he hablado á V. mas que de los testimonios; pero debe
V. conocer las obras de nuestros teólogos sobre la mate-
ria, particularmente las del gran doctor santo Tomas..

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-82 -

CAPITULO lll.
I~ TEI\1'1\ETAClON l>E LA SAN TA ESC RI 'l' t 11\ •,\ .

Práctlca arhil raria tle la i¡;Jesia angHcan:. opuesta á la


[U'~ctica de la ig lesia uni l'crsa l. Pt•u\•b:u sac:ulas .Jc~ la
tJoc-
t rina con.d ante de todos los santo s padr es y de sus l rxlo.•
m:u forw ales.

En el segundo discurso dice V. tocante á la n·¡;lu de


l'é que no cree mas que lo que se contiene en la santa
escri turo , la cual encierra todq lo nece~a rio para la
m i ui~­
sn t~·acion ; pero el gran inconl'eniente es que sus
tros de V.ln interpretan mal, pues que se aparlnn de
In interprctacion etc la iglesia·, que hn sido su deposi turiu ,
y de la de los santo~ padres. Acerca de esto rcspondeu
á V. S. Gcrónimo y S. Agustin, confirmando lo que di-
cen nues tros teólogos, que la polnbra de Dios no cousis-
te solamente en lo letra de la E~critura, ~ino 5obre to-
do en el sentido que le ha dado el Esplritu Santo: «No
)JCnsemos, dice S. Gerónimo, que el Evan gelio cons ista
en las palabras de las Escri turas , sino en el sentido.
I•or una mula interpretacion el Evangelio de Cristo se
conl'ierl e en E1•nn gelio riel homhre, ó lo que es p~or,
del diahlo (1).>) I)or eso dice S. Agustí n que lodos los

( t) Non putem us in ''c rbis scrip hu·ar um rMie Evan gc-


Jiutt• , sed in sen~u ... l nt~q-.rc t a tiont• pcl' Vl't'.st\ ¡fe E''"'• &••lio
Clu·isti lit homirl i$ Evao geliu m, :Jnl, t¡uotl ptjus rsl, tl i:Jboli.
-llie r. in cop. 1, ep. od G~lal ., 1. IV, NI. 1\lor liano y,
1'· 'J. t. l.

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'

-83-
herejes han f~IO(!ado sus errores en inlj!rprelaciones fal-
sas, y han deslumbrado í1 los débiles persuadiéndoles
que les proponían la palabra pura de Dios, porque no
tes hablaban mas que con términos de la sagrada escri-
tura, á tos cuales daban un sentido erróneo (1)..~ si di-
cen nuestros teólogos que expticnndo mal la escritura
se toma el er,ror y la mentira por verdad. Por ejemplo
estas palabras: u Este es mi cuerpo», tomadas en el seu-
licio literal, contienen la revelacioo de la presencia real:
pero si se loman en el sentido figurado , ya no la con:
tienen. Dicen los teólogos que la iuf;1libilidad de la reYe-
lacion nos seria inútil sin la infalibilidad ele la interpre-
tacion: que de poCQ nos serviría estar seguros de que la
re~·elacion no puede engaí1arnos, si al mismo tiempo no
lo estuvieramos de que tomamos en el 1erdadero senti-
do el texto que contiene la revetacion : que sobre una
infinidad de textos discutidos de una y otra parte, y
muchos de ellos capaces de recibir dos y á veces mns
senlidos, los reformados y protcstnntes no pueden te-
ner ninguna certeza que los tranquilice en su interpre-
tacioo, y que el partido que lomen de preferir un sen-
tido á otro, uo puede merecer á lo sumo mus que el no m.
bre y la calidad de opinion; porque ¿d(! dónde saca-
rían la certidumbe que les quitase enteramente el temor
de equi1•ocarsc en la eleccion de uno de los dos sentidos
que suelen presentarse con igual vero$imilitud? ¿Saca-
rían esta certeza de si mismos, ó de su pastor , ó de su
iglesia, ó de la inspiracion del Espíritu Santo , ó de la
misma Escritura"? Nada de esto puede proporcionarles
la certeza que buscan, y por consiguiente quedan necc:
(t) Non aliunde nalre sunl hrercses, nisi clnm .~criplu­
rre honre intelliguntur non benc.- Aug. Trad. • S in Joan.,
t, IX, cd. Frobe n, p. t55. ·

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- 84 -
~urlumente en la esfera de las opinioues., ~iu poder j~­
más subir mas allá.
A1 paso que los ministros de V. rehusan reconocer
la infalibilidad de la iglesia en la interprotacio n de la
Escrit ura, presum·cn tenerla ellos, y dicen: la 'iglesi<t
puede muy bien equivocal'se explicando la Escril1tra; JlC·
t·o nosotros no podemos equivocarnos. ¿='iu se ve en se-
mejante proposicion algo mas ()ue orgullo y presuncion?
l\Ias es evidente que si cada porlículur hallase en ~~ mis-
mo el orfgcn de In infalibilidad para ex plica)· bien lnEs-
critura, siendo 'comun á lodos los cristianos est.a ven tu-
ja, 110 podría haber entre ellos diferencia de opiuioncs
tocanlc t\ la explicacion de .la Escritu ra. Pero ¿quien
ignora sus di1•isiones y disputas sobre este punto? Lue-
go si cstan tan divididos acerca de los sentidos de lu Es-
rritura , ¿no es necesario de toda necesidad que unos ú
otr'os se equil'oquen al explicarla? Y por consiguiente
¿no es e1·idente que cada particular no tiene el don de la
iulillibil idnd ·pnm expl'icar con seguridad lo Escriturn?
l'ero quiero citar á V. un pa~oje de Vicente Lerinense,
autor del siglo V, célebre por sus juiciosas observacio-
nes sobre la religion. u Todos, dice, uo explican la sa-
grada E~critura en un mismo sentido á causa de su
misma profuudidnd, sino que los unos y los otros cx-
plicnu de diferente modo un mismo pasaje ; de suerte
que podrían sacarsl} tantos parece res cuantos hombres
hay. Porque Novnciono hace una exposicion , otra Sa-
belio, otra Donnto, otra Arrio , Eunomio, Macedonio,
otra Folino, Apolinar, Pl'iscilillllo S otru p·or último
Nestorio. Es pues muy necesario, á causa de tantos ex-
tral'los, de tan varios errores , que se dirija la línea de
la interpretacion profética y apostó lica segun la regla
del sentido eclesiástico y católico (1).•'
( 1) Sc.·ip tu•·am sac a·a m pro il'~a sui alli11uliuc non uno

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-8 5-
Para ju$lilicnr su mélorlo los minislros angli<U~nos
traen este pasoje de la sm\ta escritura: examinad las ( 1).
Es-
ma
crituras. ¡Jorque ¡>OI' ellas crecis te11cr la viclrt etepar
Pero es f(tcil rle ''el' que por órduo. que· pueda ecer
nin-
eslc pawje cunudo se sacn de su lugar, no lo es encse en
guna mnncm si se le deja en él. En efecto examln
qué ocasion dijo Jn>ucrislo eslns palabras, y se esc verá
ri-
o¡ue exhorta á lo; judíos á leer lo que los profellls nte á
bieron del Mc>las , y á ver si conviene exactame cons-
su persona lo l¡ue hon uolado en ellos. l\Ias es todo
lanlc qull los mini;lros nng lico uos abandonan el mé ca-
rle la confronlncion en la práctica, pues que en Jos tér-
tecismo~ ele >n rcligion se asillntan
los dogmas en
iu-
minos breves y prcci~o:o. VV,licuen mucho cuidado de
tulcar todos los puntos de su doctrina á los jórenes ria desde'
lu~
la eda d mas !ierua, y de hacerlos aprender de memo cada
pala hras que cuuncitm claramente. La juventud es eduy asi
en el aprecio y respeto de esta doctrina : osi crece c¡ue
llega á.la edad del discernimiento. ¿Quién no conocea por
los jóvenes no se determinan il abrazar esta doctriu sion
la vi a del ex:lmen y de la discusion, sino por la pcrsua los
de sus maestros y por la clcrercnciu que tienen Mcia

,.o,!rmquc sc.usu univrr~i :tccipittnt; sed tjusdem el'oqui i a lit rr


~lhu atq ue aHu s intr rpr etat u •· •
utp otr 9uo l hom inu sun t,
tiH . Alit e r uam ttuc
hll illin c $Cnh~u t izc {\l'u i pns se vic.h·~u
S r:cp oni l, :.lit na·
No,·:al i3n us, alit er .Sall<Jiius, alil tr OonahJ
tin us, Apollinn.-
Arius.,. Eun om ius , i\1:u·t>donius, :tl<il~?r' Pho
ius . Atq u.: idcirt.o
rij , Pl"iscilli:u1us, :atH,. ,. post•·ewO Nt•,\ lor
ii t•rrn re$ au-
mu ltúm uecesse ut prc,plt:a· Cantos t.:un '':.r.
iuh·q>•'t'latiOtJts linC'n
f ,·ac tus nl propllt·lic:re d :avosL.olic.-m
uor man 1 diri;;:.-
$t•rutu1Um rcdesi:utic:i el <'3lh olic i scn.sut
tvr . - Vin ccu l. Liri •H·us. iu Com mo uit, (',
f.
(1) .l113n. V, 35.

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-86 -
e
e¡ u le,; dicen bien de ella? Reciben la como iududable antes
de ser capaces de examinar si e; verdndera ; y cuando
en lo sucesivo llegan á ex~miuorla ron un entend imien-
to mas despejado, yn se hau ulil'lnado en ella por há-
bito y por el amor que profcsun ú la doctrina de sus pu-
dres. 'i es bien notorio que á los secuaces de la refor-
ma anglicana se les hace admitir IÓque deben creer antes
de que sea u cap~ces de examinarlo, y aun se les advier-
te con calor, como yo he visto en las conferencias de V.,
que su guarden de prestar oic!os lilas réplicas de los con-
trarios , ni á nada de lo que quiera decírseles en favor de
la iglesia.
Las consec uenci:1s naturales del libre exámcn de las
escrituras han ~ido las variantes , particularmente entre
los protestantes. En Strasburgo se profesa ba ya el lu-
terauismo eu 1523; mas en el nf1o 24 Martín Buccro,
Wolfango Capiron y todos los demas predicadores pro-
testantes de aquella ciudad abundonaron la doctrina de
Lutero pnra seguir la de Carlosludio : én elnño 27 es-
cribió !lucero una apología en favor de . Zuinglio, y
Ecolarnpadio censuró fnerlem cnlc la opinion de Lute-
ro (1), y se exaltó contra él hasta el punto de decir que
el último estudiante de teología respondería (t todos sus
argum entos : en el año 29, h;lllándose en el colo-
quio de 1\farburgo !lucero y Hedion en cnliclnd de di-
putados de Strasburgo , Lomaron otra vez abie rtamente
el partido de Zuinglio y Ecolnm¡>~dio contra Lutero: el
año 30 se empezó ü relajar l' paliar la doctrina calvinis-
ta en una confes ion particular que se llnrnn la confes iun
de las cuatro ciwlmlcs, á saber, Strasburgo, Constan-
za, l\lemminga y Lilulaw ; conrcsion que se presentó á
(1) J,ns por·mrnor<:s de rst• s v~ri>cioncs se hallon en el
Ritual de los i~IHias [li'Otcstarltcs de Strosbur~o .

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-8 7 -
echada. El ai\o
lu tlicla Lic Augsb urgo; pero qu e fue des dieron á lu dieta
311os diputados de los cuatro ciudades que fueron apro-
Smallwlde explicaciones de.su conf~s ion fcsion el año 32.
badas sin aprobarse por eso la misma con uq;o se desis-
El consistorio y el magistrado de Slrasbcuatro ciudades.
tieron de lu confcsion particular de lasburgo: nsi en muy
y abraza ron solemnemente la de Augs luterana, otros
pocos ai10s Stmsburgo fue unas veceserana de nuel'o,
wingliana, olrns anfibia, despucs lut Buce ro. 1\si >e ve
y lodo únicamente por lus intrigas de rrenle del ritual
en la relucion histórica que se halla al
rmarlo co n la
de los protestante> de Strasburgo ·, confi república de
autoridad del ma gisl rntlo: como si la titud ni público
Strusburgo al informar con tanta exaclas causa> que las
ue lodos sus ''ariaciones en lt1 fé y de rdon á la rel igion
lH'odujeron, hubiera . querido pedir pe encia de sus po-
~<~tólica por haber osado tocar
á. la cre
idad de someter-
dr es, y mostrar á toda In tierra lo ne~:essu fé y la nulidad
seó una autoridad infalible para fijar ion. En efecto es
del principio que apela á la cu nfronlac
tes rariaciones
imposible que í1 vista de e:tus fre cuen~e descubro al
tan próximas las unas á las otras no vez de ad herir -
punto que el magistrado y el pueblo, ende la Escritura,
se ll los pa sajes ma s claros y precisos ciegamente las
como habinn pensado ha cer, siguieronctore; , e uya in-
ideas fantásticas de sus presuntuoso s dostante la despre-
constancia ridícula ¡)a rece que l'engó ba s mi smas vari(l(-
ciada autoridad de In iglc:;i11 rom1111n. Lo otras reforma$.
ciones ocurren en la i;;lesia angli cana y en ct? Véase có mo
¿Quién no ha leido lns variantes de Bo~~ulebre , hablando
se expli ca en un pasaje ele este libro cé
o se le mete en
de la reforma de Enrique Vl fl: -Cunndo es tnn clnro crt
la rnhew ú un pueb!o ig11oronle qur: todmenester cuten-
la Escritura qu e cntiemlc ~uanto há

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- 88 -
der , y que as! puedo pasarse ~in el juicio de todos
pastores y de todos los siglos, toma por verdad constan los
te el primer sentido que se presenta il su entend imi -
to, y siempre le parece mas natural aquel á que está en-
acoslumiJrndo. Vero conv endria persuadir le de e¡ ue mu
chas veces la letra mnta, y que en los pasnjes f¡ue -
recen ma s claros, ha sol ido Dios esconder los ma s gropa-
rles y terrible:; profundidades (1). Todo esto me recuer n-
da aquella sentencia del Snlvado r: «El que no crea ser -
condenado (2).•· ¿Y pueden lisonjearse de creer los que á
solo se Ojnn en inlerprcln cionos arbitrarlos de lo Esc
tma? Semejante fé,· en n•z de hacer un l'erdadero fiel ri-
¿no es mns propia para hacer un filúsof'o escéptico, dán ,
dole márge n á dudnr de todo, y reduciéndole ul mis -
estarlo en que se holló uno de los hombres mas ent mo
didos de Strusbu rgo (3), que escribía desde Jenn, con en·
tro del lut eranismo, á una distinguida seilora fran ces -
"Aquí por la mañana creemos de unn manera, y por a:
tard e de otra ?, Estas variaciones le movieron despue la
buscar una regla de fé capaz de lljar los agitaciones s á
su entendimi ento , y no pudo encontrarlo mas que de
la iglesia católka : p,orquc solo en esta iglesia St! hulen
una regla de ré segura, inralible , universal y puesta la
alcnnce de todo el mundo. Estos rcnexioncs han hec al
volver al seno de la iglesia al gran filósoro alomaho
llaller (.1), al do.cto.r Edwards, hombre sapiculfsi1noquen
.
( 1) ll i¡to do de lo$ Va rion t"s , l. VIl , P• 4~4-
(•) S. More. , c. oG, v. o6.
(3) El seloor R>o·ttn stci n .
(4) llHto11te con ocido poo· una obr • .in titula<l
n: b .flo~
lou rac ion de llt pol ític a, cuyo f1Uinto volú
men qut 1rat.t de
los csta o l o~ del Pap a, den ota biN o sus scn
li rnie n los o.-to~
<loxos.

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- 89-
hn abjurndo últimamente en Versalles, á la princesa
Wolskinsky y ll lady llanelogh, á quienes he conocido
par ticularmente en Roma , y otros muchos que ;eria
demasiado lorgo enumerar. Estos personas tan ilustrn-
das conocieron que no es dudo;o que In iglesia explica
con mas ~cgnridad la santa escritura, segun las miras
del Esplrilu Santo, que ningun particula r , cualquiera
que seo. Concluird con algun os otros pasnjes de loo son-
tos padres sobre rsto asunto. que no cesaron de recur-
rir á In regla de fé de la iglesia para combatir á lo he-
rejes. Asi S. Atonasio estaba nsorubrado de que los ar-
ria nos tuviesen la audacia de poner en cueslion lns ma-
terias decididas en un concilio ecuménico (1). S. Am-
brosio decia: <•Conmigo estós, dice el Sciior, si estás en
In ig.lesia: donde estii lo iglesia, allí estó el puerto segu-
ro de tu espcrniiZn y el fundnmcnto de tu olmn (2).» San
Aguslin nogdice sobre una cuestion dificil de resolver por
In Escrituro: «Si temeis engoiiaros en una cuestion tan
obscura, consul.tad para resolv er;la á e~n i¡tlesia que nos
muestra sin ninguna ambigüedad la Escritura , cuyos
palabras son otros lnnlos oráculos.» Asi todos estos
grandes hombres de acuerdo con los otros sanlos docto -
res de los primeros siglo:; reconocieron que lo mismo
iglesia, que nos pone en los mnnos los li bros divinos cer-
tificándonos su cnuon icidad , nos aseguro al mismo
tiempo el verdadero 5entido en que debemos entender-
los. Por estos mismos prinoipios argnla S. Agustin,
siempre ruerle er¡ sus raciociuios contru los herejes, á
Fausto, húbil maniqueo; y el argumento ad mirable que

(1) QuA igiln l·tnul:aria fil, nt postla nli concilii :au ccori -
t otem dispul ationc•s nu L c¡ u:csLion cs ins l'il un ul? - Al h. Ep.
ad eplc. ed. Froh• n, fl• í 4·
(2) lllccum slos, oit Dumin us, si slts In tcclesi:l .

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• -90-
le hacia no tiene menos fuerza hoy contra V. que tenia
entonces contra aquellos herejes. Le referiré integro, y
V. verá que para hacer la aplicacion no ha y mas que
mudar los nombres de las personas: «Yo no creería en
el Evangelio si no me movier3 la autoridad de la igle-
sia católica. ¿Por qué no he de obedecer á los que me
dicen: no creas al maniqueo, si les he obedecido cuando
me decían: cree en el E var!gclio? Elige Jo. que quie ras:
si dices : cree á los católicos, ellos me advierten que no
te dé á U fé ninguna; por lo cuul creyéndoles á e_llo's no
puedo menos de dejar de creerte á tí. Si dijeres: no
creas á los católicos; no obrarás bien en forzarme á la
fé del maniqueo por el Evangelio, porque creí en este
mismo Evangelio. con la predicacion de los católicos.
Mas si dijeref\: hiciste bien en creer á los católicos
cuando alababan el E vangelio; pero mal cuando vit u-
peran al maniqueo; ¿me· tienes por tan insensato que sin
darme razon ninguna haya de creer lo que quieres y
no creer lo que no quieres (1).» ¿Hubiera podido respon-
der á V. mejor S. Agustín si hubiese !~ido su e~crito, y
( 1) Ego ver O. Evangelio ':Ion cre<lerem • uisi me ecclesi¡e
catolicre commoverel anctoritas; quibu$ .ct;o oh trmperavi,
dicentibus: Credite E.v<lngdio,..cua· el$ non ohtcmpr.•·em dicen-
ti bus mihi: Noli credere manicllreo? Elige .,uod vis: si
c1icis: Crt:d~~ ca thol ids, ipsi rnc 1n.onen t ut nu11:tm vobis fi-
chm accommocJ<>n•; quapt·opte:r non possum illis cr.edcns,.
nisi tihi uon cred('re. Si dixea·is: Nol i catholicis crl!de•·e; non
rectC f3ties pcr Evaugclium rue cogerc ad manichrei (idcm,
quía ipsi Evanp;elio , catholicis pra:dicantibus., crcd idi. Si au-
t~m dixcris : Recte crcdidist i cat hol icis louJa n tibus Evan.-
gelium , non recte illis credis vitupcr:ln-tibus m:.nichreom;
usque ~dt·O me slullum putn:s, ut· null3 reddi ti r:ltion<", f1Uod
vis crcdou11, quod non vis non c •·eda'm?- Aug. Epist. (un.-
dam., e, 5, lit. VI, ed. Froben, P• r • H.

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-91 -
parliculurmen\e la pag. 28 ni fio de la primera confe-
rencia, en que persuade V. á sus liele que si dtulasen
tle estar en la verdudera iglesia , se avisten con V. y los
convencerá'?
Concluiré >obre esle arllculo con una senlcucia del
mismo doctor: «La fé católica . dice, es preferible a lo- -
das lns riquezas,.(¡ \otlos los tesoro;;, á todos los hono-
res, á toda la sustancia del mundo (1).»
Despu es de lodo lo que he expuesto, no de mi ca·
beza , sino por In nntor idad y testimonio de los santos
padres. ¿vituperará V. nun, como lo har,e en su tercera
conferencia, que la iglesia se haya reservado In interprc-
tacion de las san la$ escrilt.rns? ¡Como si cada p~rlicular,
auo el mas ignornnle . pudiera hacerlo mejor que esa
misma iglesia que recibió In fn cullad del mismo Dios!
Sin embargo no pudiendo ocullñrsclc ú V. In evi-
dencia del hecho de eslnr scparndo de liJ vcrdndern igle-
sia de Jesucristo , In iglesia romana ; fl fin de evitar lo-
do cargo se afana V. mucho para persuadir á sus lecto-
res en In quinta conferencia que jam1ls l'ue el ánimo de
los reformadores formar una uuel'a iglesia. siendo su
objelo, segun dit>e V., 1•oh•er á l~s doctrinas· primiti-
vas; y luego aiinde V.: u Todos las doctrinas de nuest ra
iglesia reformada estan conteni rlas en In Biblia:» como
si la iglesia católica no hubic r~ sido siempre su mas fiel
intérprete. Despues concluye V. con,·idnndo á la iglesia
de Roma á entmr en In sendu que conduce a la sa\va-
cion, y con la cxpresion de la caridnd mas ardiente
asegu ra V. que su iglesia se apres urará á recibirla en su

(l) Nu ll<ll m ajoru clivili oo , nulli th•~>~ •ri, nullí hono-


res, nul la 1uunt'i hujus wajQr suhs taut ia, r¡u.im <'S Líitles ca-
lholico . - Aug. Ser m. 1 de \•cruis 3posto li, 1. X, ecl . fro-
beu ,p. >So .

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-92-
seno con el afecto mas sincero : entretanto ruega y.
1i Dios que saque á aquella de las tinieblas á la luz. l 1c-
ro ¿no es esto querer enguflar á sus lectores? Porque á
In verdnd este lengtWJe es tan conforme y t.an parecido en
las expresiones al que hu usodo siempre la verdadera
iglosia romana respecto de su~ queridos hijos ext.ravia-
dos, por los cuales hoce incesantemente las mas fervo.-
rosas plegarias á su esposo Jesucristo; que parece, ,.
permítame V. que se lo diga, que le ha tomado Y. de-
ella. Pero si corno hemo~ prooodo con tesliruooios incon-
testables, la iglesia de lloma es la única iglesia l'erda-
dera , y ele consiguiente VV. son los que se-han separa-
do de ella, y no ella· de VV,; si como hemos 1•isto esta
iglesia existió mas de quince siglos antes de la reformo:
¡,no puecle decirse que el lenguaje que V. uJa es tau
fuern de propósito en su boca , como oportuno y COili'C-
nicntc en la de aquella?
Pero se me olvidaba responder á otra objecion: segun
V. el papa S. Gregorio fue el obispo de Roma que limitó
el cuidado de su gobieruo á su sola diócesis, sin aspirar
á la vigilancia universal de todas las iglesias cristianos.
En npo)'o de esta ascrcion nos dice V.. sim.plemcnte y
sin otra prueba que .Juun de Constantinop la era enton-
ces el obispo universal. Fácil es convencer á· V. de su
error en este punto, ]lorque no hay sino recorrer el su-
mario de las epístolas deS. Grcgorio, la mayor ¡>3rlc
de lns cuolcs van dirigidas ó en particular ó en comun
;\ obiSilOS de toda~ naciones , y no contienen casi todas
mas que advertencias , instrucciones ó preceptos como
corwicne á un superior dorios. Asi en su primera cnrln
recomienda á lodos los obispos de Sicilin que celebren
anualmente un concilio, provincial ( 1) : en l.n diez y sic-
(1} T. U , ed. Paris, .G,s, p. l6 t .

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-9 3-
'oncilicn
le prescribe ¡i lodos los obi~po~ de Ilalia que relhan sido
con lu iglesia ú los hijos de los lombardos queenta y cin-
billllizados en In herejía arriana ( 1): en In ses ordenar á
co prohibe á todos los obispos de Numidia segundo
ningun donatista (2) : en la quince del libro repongan
mandu á todos los obispos de la Dalmacin que Natal (3).
al arcediano Uonorato, depuesto pot· el obispo , obispo
No hur6 mencion de la órden que da (1 Demetrio herejes
de Nópoles , paro recibir en su comunion á los sia,
que manifiesten deseos de volver al seno de laniigle de la
aunque fuese con peligro de equivocarse (lt) ; Sevilla,
inslruceion que envía á Leandro, ohispo de uso de
exhortándole á que en el bautismo prefie ra elianos no
una ~ola inmers ion al de tre s, porque los arr comision
lleguen á sacar ''en taja de aqul (5); ui de lavisitar la
que encarga á Leon, obispo de Córcega , de exige á
iglesia de Alerin (6); ni de la firmeza con que, que re-
Gennro, arzobispo de Caller en la Cerdeúa to (7); ni
prima el orgullo é insolencia del diácono Libera
Epiro,
de las amenazns que hace á todos los obispos deatrevie-
de castigarlos con el rigor de los cánones si se. sacer-
sen á recibir dinero ó presentes por ordenar á los riaren de
dotes (8); ni de los avisos que da á fl esiquio, patcon sena-
Jeruso lem, para que vele con mas zelo por Inde S. Gre-
cioo de la paz en su iglesia (9). En las cartas
(t) P. 3¡1¡.
(>) P . 334 .
(3) P. 454 ,
(4) Ep.o~,l.o,p . 33g.
(5) Ep. 44, lib. t, r• 4o6 .
(G) Ep . í6, l. o, p. ~35.
(¡) E¡>. So, lib. ,, p. 48g .
(8) E¡>. ¡ ,lib . S, p. 6 51. •
(•)) E¡o . 4o, lib. g, p. 869.

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- 94 -
gorio son tan frecuentes estos casos, que temería mo-
lestar á V. con la relnciou de una multitud de hechos
casi semejantes; pero para que nada falte á la evillcucia
de In materia, quiero referir á V. la carla que dirige :i
todos los obispos de Francia (1). «Hemos juzgado opor-
tuno ~egun la antigua costumbre dar nuestras veces á
nuemo hermano Virgilio, obispo de la ciudad de Ar-
lés , pura que si ocurriere alguna disputa entre nues-
tros herma nos y consacerdote s, la a luje con el vigor de
su autoridad delegada por la ~cde apo tólica, usando de
una discreta moderncion ... JIJas sr sobre,·iniere nlgu na
disputa en causa de fé, ú ocutTicre un negocio que ne-
eesile de In dccision de lu sede npostúlica por su magni-
tud , dcspues de examinada diligentemente la vertlad,
cuide de poner en conocimiento nuest ro la re:acion de
lo ocurrido, para que pueda terminarse con una senten-
da congruente é indudable. Igualmente hemos conside-
rado que debemos amonestaros que uinguno de ' 'OSO-
(1) Oppn rlunum csse perspeRimus secundum ontiqu am
con suetutlin t!m fr¡lt•·i nostro Vi•·gllio, :Helntensis civil3 t is
cpisco po, vicu no5lra s tribut rc , ut sl intet· fratre s consa ..
f'crdo ttsqut nostro J aliqu:t e;\'t ne ril cont~ntio, auctor il3lis
sute ''igor<·, vicibu~ nempr srJis apostolic:.c, functus tliscrc t:i
mo'derotionr. compescct ... Si c¡uatH verO conten tionem t1c fi -
Uel caus::\ cvenirc contig eril, aul uc:;,otium cmers~rit, qund
pro .sui m:a~nitudine judicio st tlis 3po.sto licz indig,.3L; exa-
minal:i. tlilig~nLÍth verita te rel:.tio nem J U3m aJ nos tram
StUdNI.l pcrdut~tU'C notiOnf'm t fjU:ltrt WS va)('¡¡t COU{;tlltl si ne
dubio S\!Ulcn tí:l tcrmin 3ri . •. lJoc rtiam poritca• vos prtcv¡dj ..
JlJus 3dmoncndo.s, ul uullu.s vutrU m 3J longinqu3 loca $ine
pref3t i r.·3tris el coeriscopi \'t.dri \'ir:;il ii auclor itat e ltnlet
nlic¡uo modo profic isci, scicnt rs quod prrede ccsso rum nostro -
rum·, f1ui vices .iun.s cjt1S pncdccessod bus comm i~er·unt , sic
pt·oculclubio dcfio iunl. E. So, lib. ~.t. 11, ['• 619.

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- 95 -
tros intente mar•charse ó paises lejanos sin el penni:;o
del susodicho Virgiliu, \·ue ~tro hermano en el episco·
pado, sabiendo que asi lo determinan indudablem ente
uucstros predecesores, que cometieron sus veces á los
que han precedido á aquel. ·
'fa mbien citaré el juramento que exigió á un obispo
cismático que quería voher á la unidad de la iglesia: la
fórmula que el mismo Pap a le prescribió, es esta : «Yo
obi~po de ... , habiendo reconocido el lazo
del cisma en
que estaba enredado, he \'Uelto por In gracia de Dios <i
~e
la unidad de la sede apostólica, y á fin de que uo de
crea que no be vuelto sinceramt.>nte, <¡uicro só peua
deposicion y annlema, y os prometo, y por \'OS á San
Pedro, prfncipe de los apóstoles, y á su vicario el bealí-
simo Gregario y á sus sucesores. que no volveré jamás
al cisma por la persuasion de nadie, sino que permune-
cer ó siempre en la unidad de la iglesia católica y en la
comunion del pontífice romano (1 )." En vista de lodo
esto ¿afirmará V. lodaYía que Juan de Constaotinopht
ten ia la jurisdiccion de las iglesias , y no el obispo de
Roma? Pues ¿cómo es que yo leo que S. Gregario de-
clara que el ol,ispo de Constantinopla, tan orgulloso co-,
mo estaba con su residencia en la capilnl del imp erio
no dejaba de convenir como el mismo emperador en Fu(t
dependencia· de la silla de !loma (2)? ¿Có mo escri be o
J uan , patriarca de Constantinopla , que ba desparhaden
plenamente absuelto ú un presbítero mol condenado

(1) Et•· 3 • , lil1. • o,t .H, p. oo>3.


( •1 ) Nam de constan ti unpolit anñ rcc1t•.,iA
quis t3m du-
simus dom i-
hlh' l .sedi npostolicre use suh jcclarn, f1üoÜ ct pii:l
lati s tpis cop us
nus imp era tor e.t fr:tt er nos tt •• c:ju.ult>ru civi
S~o .
assi •l11e po·ofotrntnr? - Ep. 6 ~ , lib. ¡ ,t. 11, p.

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- 96 -
su tribunal (1)J' ¿Cómo llama á la silla aposlólka la ctl·
beza de todas lns iglesias del mundo (~) , y responde de
la conservacion de sus miembros en uu cstudo siempre
santo y lloreciente, mientras no se separen del respeto
l' de la sumisio n que deben ll la santa sede como á la
cabeza (3)? ¿Con qué fundamento inten\uria V. persua-
dirnos ó probarnos Jo contrario? ¿No es á la verdad
querer negarse á la evidencíu de los hechos históricos, y
decir que es de noche mientras que el sol está todaria
eu el horizonte? J uzgue el lector. Repito pues <¡ue si la
primacía de la iglesia está probada , por decirlo asi. ma-
temáticamente; no puede V. con razon vitupera r todo
lo que nquclln nos propone creer como intérprete de la
J~scriturn, supuesto que tiene derecho y au toridad para
ello, concedidn por el mismo Dios.
En la quinta y sexta conferencia dice V. que su
iglesia declara que la doctrina romana concerniente al
purgatorio, á los perdones é indulgencias, asi como la
misa, la comunion bajo una sola especie¡ el culto de
las imágenes, las reliquia s, la invocacion de la Virgen 'i
de los santos , la costumbre de orar por los muertos y
el oficio de la igles!a , dicho en una lengua desconocida,
todo esto es una pura invencion de la iglesia de Roma.
Asi no hace Y. mas que demostrar hasla la evidenci a
que es muy fácil negarlo Lodo cuando uno no se loma el
trabajo de decir el por qué lo niega. No hay duda que
este método es muy cómodo; pero ¿se figura V. que sus

(1) Lib. V, •P· 15, t. IJ, P• liSS.


(>) Sedes aposto lica ccc l..siorum cnpul csl. Ep. 56, l. ' '•
P• •Sos.
(3) ApO•lolic;r, sedis r tvereoli a null& pr;r,sumplione
turbetur , tune enlm ruembro rum status inttgt'r pe.ruvcr~t,
si capul fidei nulla pubel injurio. C.p. Ho 1. U, P• 1073.

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- 97 -
lectores , si ~on un tanto ilustrados y tienen algo de dis-
cernimiento, han de querer someterse ciegamente {1 In~
razones de V., ~in tratar de hacer uso de esa misma
confrontacion que Y. les enseña cuando se trata de jw.-
tilica r el principio de probarlo todo por In Escritura?
¿Piensa V. qu e no querrán em plea r tarnbicn la confron.
tacion para ver si lo que la iglesia romana propone creer
hoy, es realmente contrario, co tno V. asegura , á lo qiJe
creia en los primeros siglos, y á lo que ensenaban los pri·
meros padres? Por eso no ignorando V. de cuánto pc;;o
es su testimonio en favor de esta misma iglesia, y pre-
viendo las verilicaciones que podrinn hacer los lectore~
confron tando los escritos de aquellos con la doctrina que
V. expone , trata V. de in troducir la dcsconlianz.o, y
despues de haber apelado incesantemente á la autoridad
de los santos padres para apoiar todas sus asercionc,,
uiiade V,. en la página 149 de su libro: "Sin embargo,
aunque profesamos el mayor rc-;peto á la opinion de los
primeros padres de la iglesia , estamos lejos de flnrnos
enteramente de su autoridad.» Pero ta l vez terne V. ha-
ber podido ofender á sus lectores mostrando tan poco
r espeto hácia aquellos ingenios eminentes, y di ce · V.:
«Admitimos (sou sus palabras) que los padres de la
iglesia sirven de un auxilio admirable pura comprender
la Escritura, y-aceptarnos con fé su testi monio de la doc-
trina que' la iglesia recibió como via desolvacion y que les
fue legada. Asi si encontrnmos doctrinas que son ense-
iwdas hol'• y no lo fueron en tiempo de su predicacion,
desechamos est.n doctrina como que no hace porte de la
fé cristiana E llos tcnian aquella sabidurfa que coud uce
á la salvncion , y eran aptos para las buenas obras.» Co-
sa extraiia : ahora viene V. pidiendo perdon a los santos
padres del poco re;peto que les manife~tó mas arriba;
pero sea como quiera confiesa V. en deflniliva que sin¡en
1'• • ,. 1

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-98 -
dt un auxilio adnu:rable para comprender la Escritura,
t¡ue enseiia la vía de la salvacion. De este modo nos da
V. el pleito ganado, porque ¿no interpretamos nosotros
In Escritura segun los s;1nlos padres> Al fin no dudo que
para ser consecuente los creeni V., y ya que acabn de
prestarles·el homenaje debido, declarando que no quiere
V. referirse mas que á ellos. espero que aceptará V. sus
testimonios. Voy pues á ncolarlos, y verá V. que los
creencias y prácticas de la igle~ia romana de hoy, que
V. supone ser de invcncion suya y supersticiosas, son
enteramente las mismas creencias y prácticas rccibid~s
universalmente en los primeros siglos. Principinró por
la misa y la comunion bajo rle una wla e5pecic.

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-99-

Cr'\PITULO IV.
SACR IFICJO DE LA EUC ;\ RJSTÍ A Ó ))'F.

J, A ftl I SA ,

probado por lo E$critnr>, b lrauicion ele 13 i;;lr.$ Í3 1 lns


pasaji'S Ol3.\ lf"l'mÍn:lnlrs d•· lo.11 $"u tos p:'lclr·rs 1lr. ¡ ,,,<~; rinrn
pl'imc·ros sir;: los y h:ISla por (;, tJfát;.l ict\ tic loclns l;;ts inl•· -
$ia.s de Odcntt~ st•pat·acJas dr li.t igiC'sia roma11a.

Tocante ú la misa dice V. en la cuarta conferen-


cia: «Nuestra iglesia desecha los errores especulaliros
en que se funda esta doctrina, y sobre todo las supers-
ticiones y prácticas casi idolátricas, que no puede me,
nos de sugerir. » Veamos si estas expresioucs tienen el
menor fundamento. Es un hecho bien comprobado que
los cristianos de todos los tiempos hau mirado siempre
y genernlmentc este culto corno la accion mas sagrada
é importante de la religion , y no han titubeado jamás
en referir su orfgen á la institucion de Jesucristo, el
grande y supremo sacerdote de la nueva alia111.a. Entre
los autores que han escrito despues de los apóstoles so-
bre las verdades de la religion cristiana, y cuyas obras
nos qued<m, no los hay mns antiguos que S. .Justit~o y
S. Ireneo: V. sabe que S. .Justino escribió unos cincueu:
ta ll!1os despues de la muerte de S. Juan, y que San
I reneo era dbcípulo de S. Policarpo, cuyo macsll'o fu.e
el mismo apóstol. Despues de estos dos autores, Lan pró-
ximos á los tiempos apostólicos, siguen bastante cerca
Tertuliano y S. Cipriano. Los l)rimeros escribían á f111!!s

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-
- 10 0-
del segundo sigl o, y los segundos hácia mediados del
tercero. ¿Y que diría V. si le 11re~entase sus testimo-
llios mas..claros y formales? P ues bi!!n, los cuatro tes-
til1can en términos bien positivos que el sacrilicio de
la misa estaba esta blecido uni1•crsalmente en el mu ndo
cristiauo; y pura no reconocerlo hab riu que renunciur
al testimonio de sus ojos, (l la inteligencia hum ana y
ó lo buena l'é.
S. J uslino dice en su diálogo con Tri fon: « Dios
manifiesta que tiene por agr;~dables á lodos los que
ofrecen el sacr ificio que Jesucristo nos enseiió á ofre-
cer , es decir, la Eucaristra, que se prepara con pan y
vino, y que los crislianos hacen crr todos los luga res del
mundo (1). »
Le cito como un testigo que nos ense ña los usos de
su tiempo. Poner en dudo la univ ersa lidad de la prác-
tica en todo el mundo cristiano á la época en que es-
cribia, creo que seria aun en el dict¡jmcn Je V. querer
manifestar no solamente una obslirwdou inex plicable,
sino una especie de demencia.
S. l reneo nos asegura « que Jesu cristo por la con-
sagracion del pan y del vino nos cu~elró la nueva obla-
cion del nuevo testomenlo; que la iglesia la recibió de
los apó stoles y la ofrece en lodo el univ erso: que segun
la prctliccion del profeta Malnquías (2) desechó Dio:~
Jos uuliguos sncrificios para sustituir este sacri!i cio pu··
risi mo: que desde el oriente del sol husla el ocaso >o
fo.: ia
(1) Univcr&os i¡;ilu r qui pe•· n omr n Ísliu s ucri
in tu-
offe ruu t 1 qme Jesus Christu.s fieri trad idit , hoc ut,
cbar istiñ pan is et cnl icis , qu;;e in loco omu i n cbri
sti:.uis
. llibl io-
ftun t , p•·z verl ens Dcu s grnl os sibi csse lts liÜc alur
t ho·ca l'olr um, L. JI, p. >, opu d An issn .dos , P· 99·
(>) Malat h., c. • ·

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-1 01 -
ofrecr. ni Allísimo, y por el cunl es gloriOcado su nom-
bre cnlre los gentiles (1), es deci r, entre los que nntcs
de su com•ersio n l'ivion en el paganismo.» ¿Qué respon-
derá V. á esto? ¿Sostendrá V. totln1·ía que los hombres
hnn cambiado ltl naturaleza de la Euca rist(a : que .Jesu-
cristo babia hecho solamente un sncramento; y que al-
gunos hombres ntre1•idos han osado hacer un sacrificio?
Pero ¿qui t!ncs son esos hombres teme rarios? Nombre-
los V. si quiere: ya l'e V. qun S. !renco asegura r¡ue la
igle ia recibió este sacrificio de los apóstoles , y que los
apóstoles le aprendieron rle Jesucristo. ¿ Le parece á
V. que este santo obis po merece nlgun créd ito, ó le juz.
gn Y. absolutamente indigno de él? ¿Estaba informado
del usunto duque habla, ó le fallabnn los conocimientos
nccc¡;arios? ¿ De dónde sabia lo que uos dice? Lo sabiu
sin duda por su mneslro S. Policarpo, primer obispo de
Smirna, que habi a cou1•ersado familiar mente con los
. apóstoles, y recib ido lecciones del mismo S. Juan. ¿ Ha-
briun engaiiado los apóstoles á S. Policarpo haciéndole
creer que hnbian aprendido de Jesucristo 6 ofrecer este
sacri ficio nunquo no fuero usi·? ¿O seria S. t>olicarpo ~1
c¡uc engoflasc á S. I reneo diciendo haber recibido de los
(l) c.·.m qni ex U3lur:t pani s Ul accrr•tt' et Gratia$
rgit Uit·eu s: n lluc es t. corpu~ IO(•u m . • . ••• ., l~l no vi tts la-
mrnt i no\• :ten docu it ohka tionr rn, qu:uu e.cc-lt'sÍ.l .1h :.post olis
accipitn.s in univ'"no mun do offcr t lh·() . . •.. . ltlal.tchias sic
Jlrresi\;u ifi('avit : <f No n est mihi volu11t~.s iu ,.r,Li s, dicit
D om inus om ni¡}o h:ns, e l s3cri ticium llfHI acdp i:uu de ma ni-
lms ,•u tris, quon iam o. l., ortu .so lis us•¡u e :ul ()('Casum uo-
-
nlc A m euru t;lori ficat ur inte r ~entt""s, c: t in omui loco incen
r
sum o.ffertut· nnm ini m e() et $:tcri fici um pnru m ..... » Pl'io
quidt·m popu lus ee.ua ,•it offt•••·e 01!0 , omn i autt:m loco
sac•· ifidu m olfer tur Don, tl hQe puru m. Lib. 4, cop. l1,
e<l. Col. , ['• 355.

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- 102 -
i:pó> tolcs una doctr in:, de que 110 les habin oido hablar
jamás? ¿Y se ncresiln mas leslimonio que este para
cerrar la boca ó hombres de poca ó ninguno instru ccion,
t¡uc prorumpen en ínrecliras coulra la misa y claman
>in ce;ar contra lns innovaciones humanas? Sin cmbnr-
¡¡o V. no ígnom que In Inglaterra ha abrogado esta
lllísrnn misa que había recibido ul hacerse cristiana.
Y Tertuliano ¡,en cuántos pasajes no habla del sa-
nificio <le los cristianos ? No hay mas que leerle. ¿Y
qué puede entenderse 110r sacri ficio sino el que los ca-
tólicos rornauos ofrecen hoy en sus a llares? En efecto
¿no dice que era costumbre de lo fieles de su tiempo
ofrecer el sacrificio por la salud y conse rvacion del
empe rador (1)? ¿Que no era l!cilo á las mujeres ni
cuseilllr, ni bautizar, ni ofrecer el sacrificio en la igle-
sia (2)? ¿Que casi no hay para ellas causas legítimas de
salir corno no sea ó para visitar enfermos. (¡ para asistir
al sacrificio, ó para oír la palabro de Dios (3)'? ¿Que .
muchos crist ianos de su tiempo. temía n sin razon que-
brantar el ayuno parti cipando del sacrificio ; que este
deber de pieda d no puede qucbrnntnrlc; y que si les
quedaba algun recelo en este punto, era fácil el reme-
dio asistiendo al sacrilicío y difiri endo para oLro día la

( 1) !toque el ••c r ifi c> mus pro salute iru perat oris, std
Deo uoslr o el ipsius . Lib. • •d Scop utam , co p. ed. Fro •
b.-u, l'• 553 .
(2) Non pcrmittimu .t rnuli\!l'i in eccle.s it1 ncc tlocca·f',
uec t:a ngcrc , ucc offerre. Lib. de vehlndis virGlni, c.op. 11,
ed. F r ohtn , i'· 4!16 .
( 3) ~l ulici'Íbus llltlla proccdencli ca usa uon te tr ie•; out
imhr.c il1is aliquis ex frat1•Íhus vi.si toudu s , ou t sacl"iticiu-m
offo·rt u o•, out vcl'l.um Oci aJmi uistra tur. Lib. de eultu f:em.,
c. ¡ 1 cd. Frubc u , 1'· S 1 f·

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-1 03 -
rcccpcion del cuerpo de Jesucristo , con lo que salisfa-
riau igualmente el ¡tlractivo de su piedad y la obliga-
cion del 11 yt)no ( 1)? ¿Puede V. menos de ad\·erli r en
este lcnguoje la prueba evid ente del uso que yo sosten-
go haberse practicado universalmente desd e los primeros
tiempos? S. Cipria no, e;e santo doctor que merece
tambien figurcr e::tr e lus testigos de la primera anli-
gúcdad , no se contenta con decir en términos formales
que Jesu cristo es el autor del sacrificio de In misn y el
maestro que nos la ha enseñado (2): que es el sumo ~n­
cerdote del Altlsimo segun el órd en de 1\lelquiscdec h:
que nsi corno este ofre ció pan y viuo, Jesucristo em -
pleó h1 misma materia para hucerla su cuerpo y sangre,
y componer el sacrificio que ofrece á Dios su Pa-
dre ( 3). Nos enseíta adcmas que en su tiempo y mucho
antes era prá ctica constante ofrecer el sacrificio de la
misu por los fieles difuntos: porque des pues de haber
manifestado cuán poco conveuicnte es que las personas
con sagnulas al culto de los altares dediquen su ateu cion
ll los negocios tempora les, dice: «Que los obispos sus
rred ecesores hnbian dispuesto muy cuerdamente que si
algun fiel llegaba á nombrar tutor ó cur ador de sus hi-

(1) Accr t>to c<>rpore Chr i•ti t t r.sr rvat o utm mqu c ••t-
ficii . Lib. de
\•um ut, el pa•·t icip atio s:u:r ifaci i, el exrc u lio o
ora lion t , c. XlV . p. ¡g3 . •
hu jus
(2) Quot1 J?.111~ Chri u us Oomintu nost er ! :.crificii
Fro brn,
aucl o•· et docl or fuit et docu il. Lib. >, •·p. 3, eJ.
p. ~ 1.
{31 Nan} qui.' mat;is snr.c rd o., Dei sum m i, quam Dom inus
no•• ••· Juu a Chr islu !, qui s acrifocium Deo c>bluli t hoc idem
vino m,
<¡uod Mel chi. rdrc h obtu lcra l, id rsl, p>nem •L
nnn n scili ct•t COJ'iH.IlJ el ung uinc ru. Lib. ;{, C'p• 3, td. Fro -
ben , p. S..

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jos il un clérigo, ~e dejnse de ofrece r el sacrifi
dese;• uso tle su al.na (1) ; •• lo que supone sin rio por 1'1
5c ofrecía el sac rHh:io por todos los
duda quu
otros tieles
hab ían dado ningun motil'o de queja. Y como por1111e no
linlonio del santo doctor halJian hecho este reg t!l tes-
los obispos sus predecesores. y es le reglamento lamento
,.a cslubleciuo el uso de ofrecer el sac rifi cio suponía
11111crtos; es evidente que no se puede ~ubir por los
hnsta el
ori gen de este uso sin toca•· en el tiempo mismo
apóstoles. Así es que Tertuliano cuenta entre de los
licliS que han venido ele aquellos y no estan las prác-
murr.adas
en la Escri tur a, lu de of1·ecer todos los al10s el
por los difuntos el dia en que murieron (2}; y sacrificio
ne como un deber tan indispensable á las viu la impo-
'no teme decir (lllll las que titiLen á él lfan rep das, que
ud
en cierta manera á sus maridos (3). Y V. qne cla iado
enérgicllmente contra este uso , ¿no hu leido ma tu n
tuliano, tan inmediato al tiempo de los apóstoen Te r-
co~tumbre do ofrece r el sacri ficio
les , la
por los difuntos en lo~
dius de aui,·ersario seg un la tradicion apostó lica
ha l'isto V. por la ma nera con que se expres
? ¿N o
a S. Cip ria -
uo (que uació á fiues del siglo 11) , que suponí
a tan an-

(t) Qu od • piscopi antecesso res n nst ri reli gios


r:»uh•s N S.lluhriter pro vid ent es crn sue
o con side-
ruu t, n t quis frat ea~
f'Xc rtle ns ad tutela m vc1 cur a m ch:ricu
m now i n:t rcl ; ac ~¡
qui s boc teci .sstü , non olferretur eo
1 U ('C sac.riliciurn pa·o
•ju s dor mit io ne cele bra retu r. Lib . 1,
e p. g 1 ed. Fr·o beu ,
T>• 449·
(•) Üb lati ouu ¡>ro def unc tis aun ua die
fac imu s. Lib . do
Corona mi lit is , cd Frnheu , 1'• 35 .
(3) Pro • n irua rjus <>r<l e l offc ret onn
uis die bus dor -
miticm is rju s, u:tm l.rec u i.si fl:ct•rit , ver
é n pmli~ v i t qua n-
tt.m iu i¡•ta tsl. Lib de :llo n<>¡;. , cd . Fro
bcu 1 p . 5 ¡ 8 •


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- 105 -
ligua como el cristianismo In prúclica de ofrecer el sa-
<:ri!icio por los difuntos? Lea V. la quinta Catequesis de
S. Cirilo , obispo. de Jcrusalem, escrita Mcia medindos
del siglo 1V para inslru ccion de los catecúmenos, que
se disponían á dispon er el bautismo , porque sin duda
en semejante circunstancia emplearía el santo do~:tor
palnbras claros y sencillas pua dar á los neófitos ideos
justas y exactos sobre los mislerios y ceremonias ele la-
religion cristiano. La manera con que les habla, demues-
tra bastante que ero la pnícli cn uniYersal de la iglesia
por enton ces. "Cuando celebramos, dice , el sacrificio,
pedimos en último lugar por lo~ que hnn muerto entre
nosotros, creye ndo que sus ahnas reciben mucho nlivio
del sacrificio tremendo de nuestros ollares y de las
oraciones que le acompañan (1). » En seguida se pre-
gunta cómo puede ser que la conmemora cion hecha en
el sacrificio proporcione alil'io á las almos; y respo nde
á esta cuestion con la comparacion de un rey que
hubiese enviado á un súbdito suyo al destierro por
malas acciones. «Si los parientes del culpable, dice,
presentasen al pr!ncipe una corona de oro para nplacat•
su cólera; seria un buen medio de inducirle á que ab re-
viara el tiempo del destierro ó mitigara In pena: pues
del mismo modo orando por los difuntos durante el sa-
crificio ofrecemos ú Dios no una corona, sino Jesucris-
to su Hijo, que murió por nuestros pecndos, á fiu de
lwcer propicio á ellos y á nosotros aquel Dios tan iocli-
uado ya por su naturaleza á lo clemencia (2). • En es-
tus palabras se ve bien marcado un uso generul de In
iglesi a, que se·noti!ico y explica á aquellos á quienes se
quería instruir en la religion y en la piedad verdode-
( 1)C.tcch. Cvril. td. Paria , 1" •4•·
(>) lbid , P· ·,, , ,

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-10G-
ra .• y cnb<•lmcnte en un siglo en que el cristianismo se
lwllaba en el estado mas brillaule, es decir, il lo~
J'OCOs aiJOS de la muerte del grau C:onstanliuo, pri-
mer empcrndor cristiauo IJIIC ron taulo ahinco se ha-
hia dedicado il harerlc llorcccr.
¿Y e¡ ué di re de S. Agust in? ¿Podría creerse que no
le haya V. leido jamá>, ni s,•biclo lo que nos ensena so-
bre e>te punto, cuando en el libro IX de sus confcsio-
ue:; cw~uta como su santa madre Mónica próxima á su
fiu no pidió ni que la embalsamaran dcspucs de muerta,
ui que la pusiera u en el ~epulcro de sus padres, ni que
>e celebraran maguílicas exe1¡uias, sino que únicamente
mauifcsló deseo de que se hiciese conmemoracion de
ella eu el al tar (1)? ¿No s.~ be V. que el mismo santo
cloclor rdiere en el propio libro que despue; de In
muerte de su mad re se ofreció por ella el sacrilicio de
nuestra redcncion estando el cuerpo presente, como se
pract}ca aun entre nosotros, y aí1ade que él no derra-
mó ninguna lágrima durunlc todn In ceremonia, aun-
qucsí derramó rnuchás al despc:rlar ni dia siguiente (2)'?
Pero ¿.puede V. ignora r que S. Aguslin , haciendo una
rccapitulacion de las herejía~ . y l'inieudo á la de Arr ío le
reprocha como el primero Je todos los cargo_s que hicie-
ron su memoria iufume, haber enseñado que no cotli'C-
uiu orar ni ofrecer el sacrificio por los muertos (3)? To-
(t) Tantummodo memorbm .sui ad alt~H'C fieri desidcra-
v il. Lib. 9, cap XII, cd. F rohrn, l. 1, P· t6o.
(:.t) In <·is [u·ecibus, rtoas tibi fud irnru, cum o.f'fe•·relur pro
"A ~ac •·ilicium ptPtii nostri, j:\m juxt:l srpu1chruru posito ca-
d.:.vrre t rH' ÍII.$fJuam dt'pOn(•rt:lul' non t1c\'i. Lib. g , Confu.
e"~· XI, •·•1. Frobru, t, 1, p. 1 S9.
{3) Oi t:t'lt."' arare vcl offrn·e pro mortui~ o:rla tiour·m non
oppodere. Lib. <le II;cre$ibu$, ha>r••· 53, t. 6, eil . Frobtu,
1'· > 5.

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- .107 -
dos los santos padres que han formado un cn talogo de
h•s herejfas, como S. Epifaoio (1), S. J uan Damasceno ,
S. Isidor o, hu n hecho este cargo á los hereje::. Y en
visto de esto ¿ podría V. sostener que no tenemos el
ejemp lo de In nntigun iglesi a, ni los testim onios de los
~antos padres de los primeros siglos (2}? Ni crea V. que he
apurado los certificados que me suministra la Yener able
anligoedad para probar el u~o constante del sacrifi cio de
la misa por los ''ivos y difunt os. No_, no l1e producido
mas que la menor parle de ellos: es tan grande la mul-
titud de testigos , y tal la abundancia de pruebas, que
mi dificultad está en elegir las que debo acotor. Leo
tnmbien en S. Agustín : " Que el ~acrifi cio de la Euca-
ristía ba sucedido á todas las oblaciones figuratil'aS del
antiguo testamento, y que en vez de todos los sacrificios
antiguos se ofrece y distribuye el cuerp o de Jesucristo
á los que se presenwn á participar de él (3).>> Leo en
S. Juan Crisóstomo que Jesuc risto conmutó los sncri-
ficios, y que en lugar de la sangre de los animales mnn-
dó ofrecerse ú él_mismo (4). Leo en S. Ambr osio que
si Jesucristo no parece que ofrece nhora, sin embargo es
(1) Epiph . in An ocrpha leosi, t . JI, etl. Pttovi i , 1'· •4g•
(>) Postre mo tronsrenmt missnm od mortu os ..... net¡nc
rcc lc.sire ve teris , nl"qnc: p:.lru m tes timon ia habcu t. At'l, l.'l •
•p~l. de socrifocio •ub fincm , ed. Schoh •i u i , p. •66.
(l ) Id cum socrili cium succts sit omnib us illis sacrili ciis
veteri$ teshm enti , qure immoh .baulu r in umLri rucuri . .. .•
J>m illis omnib us socrifi ciis ct oblotioniLu s corpu s rj us olf,·r·
t ur, et partic ipou tibus minis trotur , Lib. • ¡ de Civ it. Dei,
u p. >O, t. V, td. Frobt n, p. gl\3 .
(4) H ic outcm mullo admir abiliu s el mogni fictnti us so-
cl'ificium prreparavit , tl cum !iJ cr ificium ipsum comm ut a-
rl'l, et pro brutor um co:de se ipsum olfcrc ndum pr.,cip e•·ct.
llum. >4 , in 1 ad Cor. t. I V, apud Hugooem 1 1'• 85 3 .

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-108
ofrecido en la tierr'n cuaudo se ofrece su cuerpo (1 ).
El mismo nutor de la reforma nnglicnna, Enrique .:Vll 1,
trae el mismo testimonio de S. Ambrosio y de los otros
~autos padres sobre este punto en su libro contra 'Lu!e-
ro pura convencerl e dé error (2). S. Gregario Niseuo
dke que Jesucristo por un género secreto de sacrificio
se ofrece como una hostia propiciatoria por nosotros; y
1p1e sncerdote y cordero ú un tiempo mismo, se inmola
líclimu, como lo hizo realmente cuando dió á comr,r su
cuerpo y á beber su sangre á sus amados discípu-
los (3). S. Cirilo de Alejaudría expresa que el hijo de
J)ios se s~crificó voluutnria mente en la Cena, 110 por sus
enemigos, sino por sí mismo (4). Cuando leo estas ex-
presiones en los mas sabios doctores que haularon el
knguajc unil•ersal de su tiempo, no puedo dudar IJUC
~ i V. qu iere examinarlos de cerca , hallará absolutamen-
te las mismas ideas que tenemos hoy del sacrificio ole la
misn, que en los siglos mas florecientes de la iglesia se
miró como •!1 mas sauto , augusto y di vino de los miste-
rios del cristianismo. Ademus cuando encuentro en los
( •) Offcl'imus pro po pu ~o s:1crificium, etsi iníirm i me-
rit O tarn.: n l1onor·a bil cs sac:~nlotio, qni\1. C>hi Christus uon
,.¡c.Jdur· offt~rrf', hrneu ip~enfft· r·tur in ltrri$1 •1u:. ndo Chri.s:-
ti corpt.IS ()ffcr·tur. In psalm. 38, t. 1 , cd . Pal'i.o; , p. 853.
(2) Hl•nrico Vlll • Assertio .sc·pt.r.m sac•·:unf:nlorum ;,d-
vcrstis Mart. Luther. P• 1 ::t, ed . PJt'Í$-Í Í, an. 1 SG :1 .
(3} At•c:tno S3.cr i ficii gcnrre se. ipsu ul pr·o novi~ hns tiam
"II'crl, d v ictimam irnmolat sacr.rdc)s s iroul ex i sten~ e l ag-
II I.IS Quan•lo id pnc.~ ti t it? Cum cot·pus suum discipu 1is rou ..
c;:r·..-~:1fi~ rcl.·u•lum pr<.ebuit. Orat. in rrsurrec t. Chris ti, t. lU,
r'd. p..,¡s , P· 3R~ .
(4) ~ y¡ t!us Sp~r1te imruol:ttur nou C('JiddÍt ho•fie :\ Dt·i
líostihns, scJ 3 se ipso. Nom. in ro ys ticam creu;lnt • t . V :
por1. a .,.,). l'ari,, auno • 638, p. l16 . ·

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-1 09 -
que nos
S.1ntos padres uno infinid ad de particularidadesebraba y
demuestran que el sa!:rifl cio de la misa se cel icamos;
nplicaba á los mismos flncs á que hoy le aplnsi~tir ,¡
cuando veo que exisliu la misma obligacion dey man•I'Í-
él. y que se experimentaban efectos prontos que en la
llo::os; cuando por ejemplo, sé por Eusebioobi~pos ha.
dcdica cion de la iglesia de Jerusalcm muchos e é ius-
ciun ~bios discur sos al pueblo para exhortarl ubra se
truirle , y que los que no teuian el don de la pal cios no
ocupnbun en aplucur ó Dios ofreciendo los sacrifi sia de
incruentos y las oblaciones místicas por In igle udor y
Dios, por lo paz comun y por la salud del emper Leo n
de sus hijos ( 1); cuando veo que consul tado S.
sobre lo que debin hacerse cuando los fiel es nose cabían en
reitere
lns iglesias por ser reducidas, respond~ que ieron cu -
sin titubear el sacrificio para los que no pud ll S. Ful-
lrur (2) ; cuando leo que habiéndole propuesto Dios Pa-
gencio si se había de ofrecer el sacrificio á solo por tuda
dre ó juntamente á los tres personas , alego católica
respue sta la práctica genera l de In iglesia nidüd el
de ofrecer indivisiblem ente á la sanlfsima Tri al gran
cuerpo y sangre de Jesucristo (3) ; cuando YCO

{!) Qu i ver o o<l bree asp irar e non pot


era ut, in cru •nt i.
plocal>onl pro pa-
u r.ri6cii• et my ste rii• o~Jiationibus D~um
tore cjus•lue piill -
ce com mu ni' pro ccclesi:\ n,.¡' pro impcrn
. 4S. ••'· Vol <oii,
sim i• libe ris. Lib . ~.de vit a Consto u t. cop
P. S 49• rtci per e basili ca
( • ) Cum mu ltit udo con ven er it quo m
t3ult~r rrit ert lut· .
sim ul non possi t; s:.crilicii oLJatio indubi
•l, p. »4 ·
Cap . 11, de vitO. Co n•t . c. 46, ed. Qu un
cio cor por i¡ et
(3) Dicí• te inte rrn got um fui ,.e de snc rifi
I'Xistima n t im -
aou gui nis Cb ris li, •Juod plc riq ue soli Po tri
ne cuj a•li bet ho-
molori .... . Catbolici lidel•• •cir e dch enl om

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-1 1 0 -
roncilio de Ni cea conder.ar severa mente á los dillconos
que o•oban administrur la comunion á los presblleros,
y que da por razon que ni la regla ni la coslumbre
ha enscilado que los que ofrecen el cuerpo de Cristo le
reciban de los que no tienen potestnd de ofrecerle (l );
cuando me ensei•a S. Agustin que hnb iénrlose quejado
el tribuno Hesperio de que en una granja suya los es-
clavos y el ganado eran alormcnlados por los e;;pfritug
mnlos, fue nllfl un ~ace rdolc á ofrecer el sacrificio del
cuer po de Jcsu<:risto, y en el acto cesaron de ser mo-
lestados los hombres y los anim ales (2) ; cuan<Jn hnllo
en S. Gregorio el Grande que una mujer hacia celt!brar
todas las semanas el sacri ficio de lo misa por su mnrido,
cre yéndole muerto, aunque solo estaba cautivo, y que
cada vez que se celebraba el sacrificio, quednbn el cnulivo
li bre de sus pris iones (3); lodos esto s hecho5 y otros
infinitos cuya enumeracion fuera prolija, me manifies-

nnri fictn li:t el J3criGcii salul:tris ohn~tuiurn rt P~


tri, et
Filio , et S piril ui S.:.nc tn, hoc c.s t, 'rri nil::tli ah eccle.s i:\
ca-
tho lic:\ p:trite r rxhibcri . Lib. 2 cd. l\Jon imum , c. !1,
4,
1. IX, Bibl. Polr um apnd An isson ios, 1'• o6,
(1) Nt·c rrgula , tl<'C cons u r.ttHlo trad idit, ut ab hi.s qui
pote sl:ttr n• llll U habc nl offtr cntl i, illi t¡u i olfer uul corp us
Chri sli •ecip ionl. Con. t8, l. 11, conc . Labb . p. 43.
(::a.) Prrn xit lltiU$ e prtj hy l c•ris , ohtn lit ihi $:)Crificiurn
corp oris Chri sti oran s •tua ntum potu il, ul crssa 1'cl
isla
Vt"X3 l io: Ot•o prn ti nus ml.sc- r.. nlr cc..ss~vi t. Lib .
22 eJe Civi -
l>l e Oti , cap. VII I, 1. V, rJ. Frob , fl· t 3H .
(3) U 'ot• pro mar ilo Vt•lttl 1110rlttt1S hosl ios ho!J Jomo di-
bU$ singu li& rua·3 hal offi·r rt', cuiu s loti,.s v incu
la s~lvf'h3n ­
tm· in c::. ptiYi htl"' , 'JIIOIÍI'J :thrju_. co njug C'oblat;c
fuiss•~nt ho.s-
tire fH'O ~ n i m:e ··iu,. ah.solutionc. Horn . 38 in Evau g. t. t,
...J.
l'aris. , 1'- • ~ 9'.1

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-11 1-
tnn la prácti ca de los tiempos pasados con la mism~ rla-
·ridad que me muestran nhora mis ojos la práctica
de hoy. •
Oejcmo~ sin embargo á un Indo los libros de que he
sacado eslos hechos, p¡¡ra considerar los ediCicios, las
iglesins y los templos. Examínese su estructura : ¿ha y
una siquiera que no remate h:\cia el Oriente en nn co -
ro? Pero ¿de qué sirve este coro? ¿cuál es su desliuo? •
¿Quién no sabe que en el coro hay un altar, y que sir-
l'e para separa r de la multitud del pueblo al sacerdole
y demas ministros ocupados ~on él en el ~acrificio; lo
que se puede notar mejor en lus iglesias mns antiguas
de Roma , cuyn construccion sube á los primeros siglos!
Es e1·identc que donde quiera que hay coro hn y altar . y
que donde quiera que hay altar se celebraba el sncrili-
do de la misn. Esto es lo que las piedras y lns pa rcrl•·s
dicen con tanta claridad como los libros. Si hi tacurriut ,
ta¡ll'dts clamabtmt ( 1~
Tocante á la virtud y eficacia del sacrilicio de In mi-
~~~ , en cuanto es propi ciatorio, conviene que refiern yo
á V. lo que emefH• el concilio de Trento , ol cual se ad -
hieren todos los católicos romanos: dice primcramcnlc
que Dios, movido por esta ofrenda, concede el don de pe-
nitencia á lo~ pec;~dorcs por quienes se hace; de suerlc
CJUC instudos por la gracia vuelv en ¡j Dios' le pidcm ror -
malmenle perdon de sus pecados. y alcanzan su rcmi -
llion con lal que cumplan la penitencia presc rita por la
justicia divina. El segundo efecto del sacrificio de In mi-
~<a, en cuanto propidalor io, es alcanzar ó los lidc,; .\'<~
justificados ante Dios la remision de las penns lempo •"-
les de que pueden ser deudores al Señor, y con este fin ~e
ofrece el sacrificio por las almas de aquellos que ~e su -

(1) Luc. o9 , io. •

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. ,_1 12-
pone han muerto en la paz del Sef10r {1). Despues de
todas las pruebas sacudas de los san los padres , de que
he copiado solo una parte reducidn por no molestar á
V. demasiado, quisiera poder prescindir de ocotar la
multitud de autoridades que leemo> eu la Escritura á
favor del s.1crificio de la misa. pues que como buen teólo-
go no puede V. ignorarlas; sin emb;rrgo citaré dos ó tres.
Dice Jesucristo: Haced esto en memoria ele mí(~ ). To-
dos nuestros teólogo.> de acuerdo con la iglesia romana
ex ponen que habiendo ofrecido .Jesucristo su cuerpo y
sangre en sacrillcio, no solamente cuando estaba clava-
do en la cruz, sino tamliien cuando celebró la Ceuu con
sus discípulos , es evidente que debemos ofrec·er a Dios
el mismo sacrificio, pues que el Sah•ador nos mandó
por las palabras llaced esto en memoria de mí, que hi-
ciernmos lo que él mismo acabab<• de hacer. Mas Jesu-
cristo ofreció su cuerpo y sangre como una víctima de pro-
piciacion, no solamente en el árbol de la cruz, ~ino la m-
bien en la celcbracion de la Cena; luego si quere-
mos imitarle segun su mandato, dchemos igualmeutc,
cclebraudo los santos misterios , ofrecer su cuerpo y
sangre como una vlclima de propiciaciou por nuestros
pecados.
Las palabras pronunciadas por nuestro Señor ul
presentar el cilliz ó sus discípulos: Este es el cáliz ele mi
sangre que se ha derrama(lo por vosot·ros (3) , pruehau
la misma ''erdad. Santo Tomas y todos los teólogos cx-
plica u que el cáliz que conlenia la saugrc, no se clern• -
mó por nosotro~ sobre la cruz, y que ~oJo e u la Ccn<• pu-
do hacerse la efusiou: hé uhi pues, dicen ellos, el cuerpo

(t) S··ss.>>,«•¡>.II.
( •) Lo u:. > 2 , 1 ~~-
(3) lhiJ, ,, ,.,o.

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-11 3-
de JesuCristo dado por nosotros, y su sangre derramada
en la Ceua. S. lliatco añade que es para la remision de
los pecados (1). •
Veamos ahora la prediccion del profeta l\falaquias
de quieu he referido algunas palabras al citar á S. !re-
neo: «Mi afecto no esta en vosotros, dice el señor de los
ejércitos, y no recibiré don de vuestra mano pues
desde el oriento del sol hasta el ocaso mi nombre es
grande en las naciones, y en todo lugar se sacrifica y se
ofrece á mi nombre una oblacion pura, porqu~ mi nom-
bre es graude en las naciones, dice el sefaor de los ejér-
citos (2).» A nadie parecerá extrailo que la iglesia ca-
tólica romana crea ver . un exacto cumplimiento de
esta profecía en el sacrificio de la misa. ¿No es cierto que
han cesado los sacrificios de la ley antigua, y que los ha
desechado Dios? ¿No es mas natural clecir , segun la
iglesia romana, que Dios ha su!'lituido á aquellos un
sacrificio nuevo cuya vlclima es inQnitamente pura,
que esta victima, se ofrece en tocio el universo desde
el Oriente hasta el Occidente, y que el uso de ofrecerla
esta difundido generalmente entre los pueblos apegados
en otro liempo á lll idollllrío y designudos segun el len-
guaje de los judíos con "el nombre de gentiles naciones?
Ciertamente no se'podrá acusar á la iglesia romana de
que da un sentido forzado á las palabras de la profecin,
supuesto que los doctores mas antiguos del cristianismo

(•) Math. >6, >8.


(•) Non est mi hi volunlas in ,,obis, d icit dominus r.xcrci-
tuum ~ ('l muuu.s non susc ipian de roan u vcstl'3, ab or l u
c·uim solis osquc ad occasum mag num cst nomen mcum in
{)<'u ti bus el in omni \oco sacrifica tu&· e l offcr tur nomini meo
oh1at io mond:t, c¡uia roa:;nun esf nomen mcum in G,Cuti -
hns, CiciL Domin us cxercituum. I\In lach. 1, to, 1 •·
. ·r. , :1. 8

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-11 4 -
concuerdan con ella en el mismo sentido, como podn\
' V. verificar le}•endo á Juslino (1), S. !renco (2), ~an
Cipria no (3), Euseb io de Ccsarca ( 4), S. Juan Cri-
sóstomo ( 5), S. Aguslin (G/ . Tcodo reto (7) y San
J uan Dumast.:cno (8). Ya ~abe Y. que Melqu iscdcch en
calidad de sacerdote del Allisimo ofreció al seí•or pan y
vino como se dice en el capitulo 14. del Génes is, y que
empleando esta materia única para el sacrifi cio carac-
terizó tan bien su ministerio, que ha ~ido distinguido de
todos los demas sacrificadores acostumbrados á ofret.:c r
sacrificios sangrientos. Asi se concibe por qué Da1·id
llama á Jesuc risto sacerdote eterno segun el órclen de
lllelquisedcch: le llama sacerdote eterno, porque Jesucris-
to, dicen los teólogos , no cesar á de ofrecer lodos Jos
dias su cuerpo y sangr e por mano de los sacerdotes
hasta el fin del mundo: le llama sacerdote segun el ór-
tlcn de lllelquiscdcch, porque Jesucristo empleó para el sa-
crificio de que es autor la misma mnleiia que i\lelquise-
dech. Lita interpretacion, como podr(J V. convencerse, es

(1 ) Jnstin in dialogo curn Triph . part. •• t. Il, Bi-


blioth . pat1·um apud Ao iss. P• íl ·
(>) l r~neo, lib. IV . cop. 3> 1 ed. Col. p. 355.
( 3 ) Cy p. lib. 1 advers us judmos 1 co¡1. t6, eu . Frobe n,
1'· ,&!,.
(4) E u.seb. lib. I. Dem. en ng. cap. 6, ed. Colon . apud
Geor s. W eidm• n , 1'• >o.
(S) Ch rysostom. i n"psnlm . g5 1 t. I, apml Hugon~m,
P• t o ~S ·
(6) Aug. lib. XV III de Civita t. Dei, cap. 35 1 t, V. ed.
Froh. p. 1 Sg.
(7) T heod. in Malac h. ,t. Ir, ed. París. P• g3 S.
(8) Damasc. lib. IV . de lid e , cap. t4 ; Basil.
P• 3 18.

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-11 5 -
la mismo que dan Clemente Alejundrino(1}, S. Ci-
priano (2), Eusebio de Cesaren (3), S. Ambrosio (4)
ó ni menos el autor del libro de los sacramentos que
hasta oqui ha llevado su nombre, S. Gerónimo ( 5),
S. Agustín (6), S. Juan Damasceno (7), TeoOiucto (S)
y otros muchos.
En vista de todos estos testimonios, los que osaron
sobreponerse ú estas grnndes lumbreras de la igle-
sia, descubrirían una necia vanidad; pero no persuadirán
jamás á ninguna persona de juicio su superioridad de
inteligencia en las diyinos escrituras.
Los apóstoles se explicaron tombien de un modo que
coufirma nuestro sentir respecto del sacrificio que la
iglesia romana afi rma fue establecido por Jesucristo
segun el órden de Melquisedcc h DiCen que todo pontln-
ce escogido de entre los hombres, ha sido puesto para
ofrecer dones y víctimas por su pecado (9). Ahora bien
(•) Clem. Ales. lib . I V Slromolum non procul fine a
ed. Col. P· 63g.
(>} Cip. lib. li . ep. 3, ed. Froh. p. 5>
(3) Eu•eb . lib. V Dem . evong. cap. 3g rd . Colon.
Georg. 'VVeidmon p. » 3.
(41 Anob. out s>l tem is cui hoclenus inscrip ti sun t
libr i tlesocramen tis et de in it io n<l i• , lib. 5 desacrom. cap.l,
t . 11, cd. P ar ís. P• 3p. Id. lib. de initiandis , cap. 8, t. 11,
ed. P ar is. p. 3g¡.
( S) Ilicron. ad Eva;;r. l. IJ. ed . l\1a •·lion ay, P• S¡ t.
(6) Aug. Ep. gS ad lnnoct·nl. 1. 11 , td . Frob. p. 43o;
ilrm lib . .{ dedoclrin3 Chr isti, t.lll . P• 85; itrm . lib. XVH
decivlta t. Dei, cap. •1; item contra advenarium 1rgis1 t. VI
p. Go6.
( ¡) Domase. lib . IV, de Fitlr, cap. a 4 rd. Basil. P• g•S·
(8) 1'toph. in cop· S ad hebr. td lundiniensi s , P• g•5 ·
(~) Omn is cni m pontifcx nd offcrcud um muncra e l h o•-
t in constiluilur. llebr. 8 3.

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- 11"6-
d:ccn los leúlogos, ¿ pue•lc negnrsc que los cristianos
tengan pontlfices y s;~cerdotcs ·~ ¿No se ha reconocido en
lodo tiempo á los obis1>os por verdilderos ponllficcs?
Preciso es pues que tengan dones y Víclimas que ofre-
cer por los pecados del pueblo. ¿Y cuál puede ser esta
víclimu, sino el cordero inmaculado que inmolan en
efecto so bre nuestros altares·/ S. Pablo, comparando la
mesa de los cristianos con el aliar ele los judíos y con la
mesa de los genLiles (1), ¿no denota visiblemente c¡ue
la mesa en que se con~agra e; tan altar como el rallar
donde los jud ios clegolla b3 n sus víctimas , y la mesa
en que los geutiles ofrecían manjares á sus ídolos? Del
mismo modo para esl;~blecer· una perfecta compurncion,
es necesario c¡ue el pan sngrodo distribuido en la mestl
do comunion se huya ofrecido anLes al verdadero Dios
en 11 11 verdadero <•lLar; porque á.ln manera que comien-
do •le los manjares ofrecidos á los ídolos se parlicipnb,,
del sncrilicio y se come tia una 'crdadcra idolatría, osi
redbicndo el cuerpo y la s.1ngre de Jesucristo, inmoludo
antes por el sacerdote en el uiLt•r, se tomo rcrdadera.
mente r.arle en el sacrifido, y se honra {1 Dios con un
acto perfecto de religion: asi lo entiende la iglesia. llor
eso arwdc el apóstol: cr Vosotros no podeis ¡>nrticipnr do
Jo meso del Seflor y de lo mesa de los demonios; • ha-
<:icndo conocer nsí que supone u11 verdadero allnr y
1111 verdadero sacrificio por Hllll y otra parle. Mejor oun
lo da ú entender en el cupllulo Xl [1 de la epí~tola il los

( •) ViJcle lsr•el sccunJum carnrm, nonnc, 'JUÍ cdu nt


l•osli>5 , porticipcs suulolloris? ( t. Co,·., •o, 18). Nnlo
tHtlC'm vas socios ficri eJremouiorum: uou potrstis ~:dicc:m
Donnul hih.. •·e, et c:.licem tltcmonio•·um :· nou potcs li~ mc:-n-
sz o~min i {.):lrlicipes e.sst.• t eL metua: UtcmOuiorum .- Cor .
10, :.ao , :.n. •


'

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-11 7-
hebreos cuando dice : «Nosotros tenemos un altar del
que no tienen facultad de comer los ministros del taber-
náculo ('1~.» Pues si tenemos un altar, tenemos un su-
crillcio , porque no puede subsistir el uno sin ol ot rll.
¿No basta c>to pnra hacer ver que ·los apóstoles y los
prol'clns ~anblaron un lenguaje muy conforme con la idea ·
que tiene la iglesia del Silcriricio de la mi~a , y consi-
guiente á la prueba invencible que saca de las palabras
mismas de la inslitucion?
Pero ¿quién es el que se hu alre1·ido á comb~t ir es-
ta eslimncion tan general y antigua , é intentado en m-
biar en senlimientos. rle horror la l'eneracion profunda
de ¡odos los cristianos hácia este divino sacrificio~ ¿Es
acoso un hombre de una virtud rnra , de unn snnt idad
eminente, en favor del cual se hnyn e:'\plicado el ciclo
con osombrosog prodigios? No : (:S un hombre digno del
paUbulo, segun el códi go de Jusliniano , donde existe
una ley del emperador Joviano que dice: '' El que se
atreviere , no digo á robar, sino á aten lar á la> ,·frge-
nes consagradas á Dios p.1ra ca::arse con ellas, sea cas-
tigado de muerte (2}.» Todo el mundo sabe que c~o es
Jo que hizo Lutero, el cual ligado con rotos cclehró
erectiv;nncnte nupcias sacrflcgns con una religiosa nrre-
bnludn del dnuslro. Corno quiera, no podrá V. 11egar que
un homhre tan sel'eramcn t.c conclcnado por el juicio rlc
la nnligOcdnd debe ser mu y sospechoso y nada ñ pro-
pósito por cierto para descubrir monstruos y abomina-
ciones, donde no se· viera hasto entonces sino un lewro

(1) Ilobtmus oltare, de c¡no rdcl'c nnn bobent poto.<(o-


tem r¡ui t:.bern:1culo dt:'$i'rvi uut. - ll c-h. 13, 1 0.
(:a) Si quis 1 non dicam rnperc , Sl'tl :ttlC'nl:trr juu~n-.li
causfi nutrimonii S:lCr;ttissi m ~$ V ii'~ Ín("$ ausu~ foel'it t co pi ..
tali ¡>teu:l fcl'iolur. :.. Lt·g . 5 ele r pisc. el clcric.

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- 118 -
de santidad, de gracias y de bendiciones. Eero si nde-
mas del libertinaje que se manifiesta en el indigno con-
cubinato de Lutero con una virgen consagrada al Seiíor,
que duró mas de veinte aii_os; si adcmas de una vida
cargada de tontos crímenes se consideran en los escri-
tos del heresiarca los ul:rajes, los arrebatos y las
obscenidades de que estan llenos; ¿cómo podrá persua-
dirse nadie razonablemente que Dios baya suscitado
tal hombr.e para abril· los ojos al universo, y hacer re-
conocer el horrible extravío en que había estado creyen-
do honrar á Dios con el sacrificio que mas horrorizaba
al mismo Dios? Quizá haya V. leido sus obras, y en ese
caso convendrá V. sin duda que alli se descubre el
hombre mas arrogante, mas satisfecho de si mismo y
mas fecundo en injurias groseras. Sus invenciones bur-
lescas , sus expresiones satíricas y a veces impías, sus
discursos libres y á veces arriesgados para el pudor, sus
ocurrencias extravagantes contra los papas y su desen-
freno indigno contra las tes las· coronadas, su estilo acre,
alt¡¡uero, hinchado de orgullo, y que no respira mas
t¡ue venganza, y sobre lodo la calidad de discípulo del
diablo de que se jactaba, como se ha dicho en otra par-
te al referir la conferencia que decia haber tenido con
Úquel espíritu malo, todo esto debe probar á V. inven-
ciblemente que si la misa hubiera sido un cullo supers-
ticioso, ú lo menos no hubiera encargado Dios á seme-
jante hombre el abolirle.
Para concluir diré y probaré que inmediatamente
antes de las disputas de Lutero todas las naciones cris-
tianas del mundo, aun las que estan separadas_ de la
iglesia romana hnce muchos siglos , seguían el uso de
ofrecer en sacrificio el cuerpo y sangre de Jesucristo
b~jo las especies de pan y viuo por los vivos y por los
muertos, y que todas estas sociedades separadas por un

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- 11 9 -
tan an tig uo pe rse ve ra n au n ho y en la mi sma
cisma
pr áctica que la iglesia romana. hi cieron los pro-
llien sabido es cuántas tentativas inc
te~t<1ntes de Al emania ca
si de>dc el pr ipio de su lla -
refo rm a pa ra ha ce r ap ro ba r la co nfesion de Augs-
mada tin op la, jefe de la iglesia
burgo al pa triar ca de Co ns tan
griega, se parada de la romana mLu uchos siglos an tes de ·
hu bie se oid o ha bl ar de ter o en el mundo.
que se grie~o bajo el nom-
1\Ielanchton tradujo es ta confesion en en 15 5!) al patriarca
bre de Pa blo Do lsc io , y la en vió
José que no se dig nó de respond erlina e. A los catorce aiios
, pr ofe5 or de lit era tu ra lat y griega en la un i-
Crnsio dre. rni nislro de es-
versidad de Tubinga , y Jacobo An ge~tioncs con el pa-
ta ciudad, repitie ron las mismos tal Estovan Gerlach,
t riarca Je remlas , por medio de un l embajador de l em-
luterano, qu e hacia de capcllanspde s de una muy larg<l_
perador en Constunlinopla. De uc ro gó que no le escri-
corre sp on de nc ia el pa tri;H cn los
re ligion , echándol es
bi eran mns so bre el pu nt o de lasentid o de las Escritu -
en ca rn qu e habinn corrompido el urables, qu e dcspucs
ras , y tra tándolos como gentes inc co nstante de In igl esi a
de ha be r de sec ha do la tra dic ion
habían renunciado tambien á Cr la luz qu e podía sacarlos
de sus errores. Pues el mi~m o usarc io, tan en terndo de la
de los grieg os po r su pa tri a y por los inform es
doctrina nen siete sacramen-
de Gc rlach , declara qu e aquello s tie, y o{rrccn en sus
tos , creen en la transus tan citlCion isto á Dios Padrt:
lilttrgias el cuerpo y saug rc de Jessuycrlas ignoraucias del
JlO I' los ¡1ecados de los
sacerdote
¡meblo ( 1).

, tl pa nt rn in co •·p u'
( •) St•ptt>m h:. be nt s:. cra mr nta in
Domiui e l vinum in sangu i ncm tra usmu tilri vu tan t . lla::c

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-1 20 -
Eo cunnlo ú la creencia de los moscovitas
Eu caristía , el sei1or de Lilienthal, minis sobre la
de Suecia en Moscovia, se dirigió al arzobtro res ide nte
Paisio Ligoridio, por compla cer al senor deispo de Gaza
embajador ex tr~ordinario del rey ·crislian Pomponne,
corLe de Sto kolmo, y alcanzó un escrit o bas lsimo en tu
so de este prelado en el ai1o de 1666 , que tante ex ten -
ba ori ginal en la biblioteca de S. Germao se co nserva -:
dos . Hé aqul có mo se expli ca el arzobispo de los Pra-
mi sa : • La misa es como un sac rifi cio propicncCI·ca de l_a
ti tuido para alcanza r el per don de los pecad iatorio ins-
''ii'OS co mo á los difuntos, para aplacar la os, nsi ú los
tmnbien para apartar los azotes que nos amenira de Dios, y
ya razon se dice y es propiciatorio; porquazan, por cu.
sncrifi cio de la mi sa no sea instrumento e aunq ue el
produzca la gracia como los sacramentos, inm ed iato que
bargo la virtud de mover á Dios , para qu licue sin em-
con ceda ni pecado r el don de la penitence aplacado ya
medio se justifique (1 '·" El mismo seitor ia, con cuyo
pcrsuad ió á nn seilor de Mo lda via llamado l'iide Pomponne
que pusiera por c,;c rito In opini on de los mocolás Spada ri
In Eucurislio. E:;le lu)'O la com placencia ldavos sobre
de componer
)itu rc;iit Deo P3 tri oiTt"r:.nt pro prc
cal is S:lcerd,-,1um e l ign o-
rau li is popHl i. - Ge rrn~no Gnc
ct~, Ji h. 5, p. 'loz6 . '
( t ) i\1is.J3 '-·st t:.nr¡uam s~cririeiu m
prn pit i3t oriu m, ins -
t itu t:. acl p{!ccn lo•· urn vc·n iam imp
eL1·a ud :Hn tum viv iJ, tm n
d("( uncli!' , tl :.d ir:u n t1iviunm
plac:uu);:un, tH•c non :ul avc r-
h~IHia fl:,~ P il3 uob i& imp end
t•n l i3 , c1u:l t31 ion e clic itu r el esl
pro pil i:J to riu m; tls i .-u im Slte.ril
icio m missre nnu siL ins t ru -
m t•u turn irntnr cl i:Jl um pro tlu cen
s g rat iam sic ut s:t.Cr3mt:n ta
suu t , est l3m tu ius tru rue utu ru
mo v('JJ S Denm, ut j:.m pla -
ca hu pt•cca tol'i donum pz nil encia:
coru:<' dat, cujus int erv en tu
j nilificc·t u r.


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-1 21-
un libro que despues se imprimió , y lleva por título
S te/la orientltlis , occ'identalis splenilens. En el artículo
IV se dice hablando de la misa : «Creemos que la obla-
cion del misterio es el sacrificio propio y verdade ro del
nuevo testamen to, por el cual Dios se hace propicio á
los vivos y á los muer tos (1).»
El señor marqués de Noiu.tel, embnjador del rey de
Francia, solicitado por algunos doctores católicos que
habián entrado en controversia con los cal vini~tas fran-
ceses, para que les proporcionase certificados auténti-
cos de la fé de los griegos sobre los principales puntos
disputados, creyó que dcbia aprovechar la ocasion de
halla rse reunidos siete arzobispos griegos en Constunti-
nopla. Propusolcs por escrito qu incc articulo~ que le
habian enviado de Francia , y les pidió su parecer so-
bre ellos : la respuesta al tercero fue : << La Eucaristía es
un sact:ificio por los vivos y los muert.o s, establecido por
Jesucristo, y legado ú la iglesia por la t.radicion de los
apóstoles.• El acta se dió en Pera, arrabal de Constan-
tinopla, á diez y ocho de julio del afio 1671, y la fir-
maron llartolomé de llernclea, Jeremi<Js de Calcedonia,
Metodio de Pisidia, 1\Iel.rofanes de Cizico, Antonio
de Atenas, Joaquín de Rodt~s y Neófito de Nicomedia.
Ademas de este certificado podrian presentarse taro-
bien las dec\>iones de dos sínodos celebrntlos en estos
últimos tiempos por los griegos separados de nosotros.
El arzobi:>po Nicéforo congregó el primero de aquellos
en Leucosit~ (isla de Chipre) el aito 1GG8. Hilarion Cica-
da, obispo de la mismn'Chipre, hizo un extracto de es-
'te sínodo que se envió á Francia , y el original griego ·

( 1) Cred imus ohlat iouem tnystel'i i essc vcr issimum nc


p ropr ium sacrifi~ium no vi t~starucnti, quo propit ia lu •· Dcus
vi vis et mortuis.

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-1 2-~ -
cxislia en la biblioteca del monasterio de S. Germnn de
los Prados. Despues de declarar sobre la mis•J lo que se
contiene en las otras declan•ciones, aí.ade: «'Si alguno
dice que la misa no. es un sacrificio incruento propicia-
torio por los pecados de los vivos y de los muertos, y
que no se debe adorar á Jesucristo en el sacramento de
la Eucaristla; m!resele como culpable de herejía, y
quede sujeto á todas las penar, y censuras promulgadas
contra los herejes.» El slnodo añade al fin que esta fé
es la de los cuatro patriarcas de Constantinopla, Ale.
jandría, Antíoquía y Jerusalem, de los moscovít.as , de
los rusos , de la llulgaria , de la Servía, de 1<1 Mi:;ía su-
perior é inferior, del Epi ro, de los árabes y de los
egipcios.
El segundo si nodo se tuvo en · Jerusalem en tiempo
del patriarca Dosíteo. Por su órden y la del sínodo se
compuso un extracto sinodal con el titulo de Escudo ele
la {é, que envió el patriarca á Luís Xl V , como una
prueba aulénlie¡l de la fé de los pueblos sometidos á su
vigilancia: este manus~rito se conserva en la biblioteca real.
Viniendo Dosileo á tratar del artrculo de la misa asegura
«que es un sacrificio verdadero y propiciatorio, ofrecido
por todas las personas piadosas. vivas y difuntas, y por
la utilidad de todos , como se declara expresamente en
las oraciones del sacrificio.» Luego hácía el fin niiade
que los nestorianos, los armenios, los coftos, los sirios
y los etiopes, situados bajo la linea equinoccial y aun
mas olhi hácia el trópico de Capricornio, aunque se-
parados de los griegos muchos siglos há, estan sin em-
bargo enteramente de acuerdo con ellos en cuanto ni
número de los sacramentos, y lo que se cnsef1a en el
tratado de la Lransustanciacíon y del sacrificio. "Esto.
dice, es lo que nosotros vemos con nuestros ojos, y IÓ
que nos manifiestan nuestros sentidos en esta ciudad

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-1 23 -
santa de Jerusalem , á donde acuden en percgrinncion
tnotas personas sencillas y no instruidas de todos los luga-
res del mundo.• El patriarca de A ntioqula no quiso ser
menos que el de .Jerusalem , y en el acta que entregó.
al embajador francés decía ( 1): «Creemos que la misa es
un ''erdadero sacrificio incruento, cuya perfeccion su-
pera tanto á los sacrificios ofrecidos en la ley de Moises,
cuanto el cordero de Dios venido para quitar los pecados
del mundo aventaja en excelencia á los corderos privados
de alma racional, y cuanto el sacerdote eterno segun el
órden de i\Ielquisedec h excede en perfeccion á u u mi-
nistro f•·ágil y capnz de pecar; porque en la diviun mi-
sa el 1\lcs!as es el ofrecido y el que ofrece , el que reci-
be y el que da, segun la expresion de S. Juan Crisóslo-
mo. Nosotros pues ofrecemos este sacrificio incruento al
Altísimo por el pcrdon de los pecados cometidos por
los fieles vivos y difuntos, así como nos lo enseilaron
los santos apóstoles instruidos por el 1\les!bs. •
Ademas de la iglesia griega existen tambien otras
sociéd ades en Oriente separadas de In iglesia católi ca
por un cisma mucho mas antiguo que el de los griegos,
y que no por eso dejan de estar de acuerdo con ellos y
ron la iglesia romnnt1 sobre el punto en cueslion. Estos
son los jacobitas y los nestoriunos. El patriarca de los
prameros, que se llama n lnmhien mono(isiws, porque
no reconocen mas que una uaturaletn en Jesucristo,
es el sucesor de Dióscoro, condenado por el concilio
de Calcedonia, y de consiguiente es tan separados de la

(8) El patria rca N•ófit o ex tendió esta acta que llrva '"
frcbo de ,,• de mayo de •6 ¡ 3, y la firm>r on y aprob aron
se is ar7.obi$ptls y g r·andis imo rnírurro de {:clesiásticos : antes
ele lo revolu cion •• ~;u••·daba en la pibliote.ca del monas terio
de S. Guma u de los Pndos .

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;..... 12.{ -
iglesia católica, apostólica, romana desde el ni"¡o .1.51 en
que se celebró. Tienen muchas iglesias en la Asiria, la
Arm enia, el Egipto y la Etiopía. Los nestorianos que creen
dos personas en Jesucristo y csllln separados de la igle-
sia católica desde el concilio de EfC3o, celebrado el afao
431, se han extendido por el Asia , la 1'\Iesopotamia, el
Diarbcckir , la I>crsia , la Tartnriu y el interior de las
I ndias. Pues unos y otros no dilieren en nada de ~os ca-
tólicos: tienen lo misma idea de la naturaleza del sacrilicio
de la misa, y obserl'an el mismo uso de ol'rccerle por los
vivos y difuntos. Fácilmente puede V. con"encr.rse de ello
por medio de actas públi cas no menes auténticas que las
precedentes. Comencemos por los jacobitns. I.os armenios,
1¡ue tienen muchas iglesias en Alepo, Ispahan y S. Ermea-
zin, son indisputablemenle de esta secta; pues rca V. las
declaraciones auténticas de los jefes de estas tres iglesias.
El patriarca de los armenios de Alepo, hablando á
nombre de su pueblo, dice eil una acta fecha 1.• de ma-
yo de 1668 : "Adoramos con un cullo de lnlrla á
Jesucristo oculto en la santa Eucarislla, y ofrece-
mos en el sacrificio <le la misa por la remision de los
pecados de los vi\'OS y difuntos el mismo cuerpo que fue
crucificado, y la misma sangre que fue derramada en el
Cal\'ario." Y ni fin añade: • Si alguno sa atreve á de-
fender la doctrina contraria á esta, sen nnalemaliza-
do. • Este documento está firmado por tres obispos y
todo el clero de Alepo; y el seilor Baron , cónsul de la
nacion fran cesa , certifica que los sellos y firmas se
pusieron en su presencia.
El nrzobi:;po de los armenios de Ispahan dirigió su
atestado ¡Jotcntissimo co1·onato Ludovico t·cyi gentis victri-
cis (rancomm: tiene la fecha de 10 de diciembre de
1671 , y la firman tres obispos y el clero de Jspahan.
El arzobispo y los suyos protestan enérgicamente con-

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- 1~~5 -
tra trece arllculos de la doctrina de Lutero y Calvino,
y s<; quejan de que se les im¡>ute calumniosnmeute es-
ta. El cuarto de dichos arlículos dice : uQue la mis.a 'no
es un sacrificio de propiciacion, y que asi no debe ofre-
cerse por los vivos y difuntos.»
El patriarca de los armenios de S. Ermeazin, situa-
do en la Armenia ma yor, llnm<tda Ararat, instado por
el embajador frunces en .Constantinopla para que se ex-
plicara sobre los artículosoroulroverlidos entre los ca- ·
tólicos y protcslaates, declaró en una acta solemne que
con otras de su especie se conservaba en la biblioteca
de S. Gcrman de los Prados, que sus oídos no habían
oído jamús cosa semejunte á las aseveraciones de los
calvini~ Las y luteranos: que las proposiciones que soste-
nitln no le habían pasado jamás por el pensamiento; y
que las desechaba como dogmas pestilencinles y ponzo-
íiosos , protestando que ni él ni los. suyos oirían jamás
unos discursos tan honibles sin profundo dolor." Pues
la cuarta de estas proposiciones que desecha con tanto
horror, era la que acabo de mencionar, en que se sos-
tiene que la misa no es un sacrificio propiciatorio, y
que no debe ofrece1·se por los ,;¡vos y difuntos.
Ve V. pues que existe una perfecta conformidad
entre las opiniones de los jacobitas y las de la iglesia
romana respecto de la misa : resta ver lo que pensaban
los nestoriilnos sobre el mismo artículo. Solamente pro-
duciré un atestado del metropolitano de estos en la ciu-
dad de Dinrbcckuir fecha 6. 24 dias del mes Nisam del
ailo de Hi69. El patriaren .losé y su clero se expresan asi:
"Hemos sabido con grandísimo tisombro que cierto hijo de
Satanús, de la nt~cion de Francia (habla del seí1or Clan-
de, ministro ¡)rolcstnnle en Charenton), hu osado hacer
UIIil injuria atro7. á la iglcsi~ oriental, imputándole fal-
samente que no cree ni admite el grandísimo misterio

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-126-
de la oblacion sagrada. Nosotros creemos firmemente
que de'spucs de pronunciar el' sacerdote las palab1:as de
Jesucristo, segun la autoridad recibida del cielo, la
sustancia del pan es converlidn en la sustancia del cuer-
po de nuestro Seí1or Jesucristo, y la sustancia del vino
en la sustancia de su sangre preciosa; de suerte que no
queda nada del pan ni del vino m"s que los accidentes
de uno y otro. Aquel cuerpo que fue crucificado, aquella
sangre derramada sobre ei•Colvario la ofrecemos por
muchos y por nosotros, es decir, por los vivos y por
los muertos, por la remision de los pecados y de las
penas que merecen; y anatemuliznmos á los que dicen
Jo contrario y no admiten est.u doctrina., ¿Puede ha-
ber una declarncion mas formal que esta? Es menester
convenir que si un católico romano tuviera que expli-
car su creencia sobre el misterio de la Eucarislfa y la
ofrenda que se hace en el altar, no podría verificarlo en
términos mas claros y precisos. No tiene V. mas que ir
á la biblioteca real, sula de los manuscritos, donde es-
tan archivados todos estos documentos para convencerse
por sí mismo de la 1•crdad de lo que acabo de referir.
Vea V. pues enteramente demostrada una verdad
de hecho: que todas las iglesias de Oriente separadas
de la iglesia romana hace muchos siglos eslan de acuer-
do con ella en punto al sacrificio de la,misa ; y digo lo-
das las iglesias de Orie"nte por<¡ue no hay otras fuera
de las tres de que he hablndo; a saber, los griegos, lla-
mados melquitas, los jacobitns y- los nestoriJnos. Todas
las naciones cristianas que hilbitan aquellos paises, per-
tenecen á la comunion católica romana ó á una de las
tres referidas. ·
Ahora bien si está probado invenciblemente que
todas las iglesias orientales picusa11 hoy como nosotros
sobre el artículo de la misa, es asimismo mal•ilicslo

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-127 -
que pensaban del mismo modo inmediatamente antes de
originnrse las disputas de Lutero. Queda pues demos-
trado de un modo incontestnble, como Y. ve, que cuando
esl!: principió á meter ruido en el mundo con sus in-
''ectivns contra la misa, era ya un uso estnblecido en
todns las naciones cri~tinnos de la tierra, aun e11 lns que
se h;.llnn separadas de lo iglesia romana hace mil dos-
cientos ó mil trescientos ailos. Que desmientan esta ver-
dad , si se atreven , los hombres mas disputadores.
De aqui puede inferirse que si antes de nacer el
luteranismo todas lt•s iglesias de Asia y Africa , asi co-
mo las de Europa , seguían el uso de ofrecer la divina
Eucaristía en sacrificio por los ''ivos y los. muertos, es-
te uso eru el de la iglesia unil•ersal; y segun Y. la
iglesia universal no es mas <1uc el conjunto de todas los
iglesias particulares. Pero por un lado la iglesia romana
no es á los ojos de Y. mns que una iglesia particular, y
en este concepto la mira Y. como sujeta á errar: por
otro In iglesia universal no puede errar. Asi no creyen-
do, segun Y. mismo, que todas las iglesias particula-
res del mundo puedan convenir eolre >i en recibir y ra-
tifica¡· una doctrina contraria á la fé, le parece á Y.
que un punto de doctrina universálmente recibido por
todos lus iglesias particulares debe necesariamente pa-
sur por una verdad ortodoxa. Tales son los principios
de Y. La igle~ia universal es incnpQz segun Y. de npro-
bar y outorizar un culto lleno de errores y supersticio-
nes, y mucho menos de pract icnrle unirersalmente; es asi
que antes de Lutero la iglesia unirersal aprobaba y auto-
riwba el sacrificio de la misa tal como hoy se hace entre
no>olros, porque era práctica de todas las iglesias parti-
culares ofrecerle como hoy hacemos , y estas iglesias
particulares considerados juntamente forman lo que lla-
ma Y. iglesia uoirersnl; luego no puede Y., sin rcnun-

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- 128 -
ciar ú sus propios principios , sostener que la misa sea
un culto manchado de errores y supersticiones. S. Agu~
tin manifiesta lambien cu¡ínlo se ha separado Lutero
de la prudenciu cristiana iutenlando abolir lu misa. «Es
la locura m<ls im pudeute nlrcvcrsc á disputar conlra lo
que prnclica loda la iglcsiu en todo el universo (1).» ·
Concluiré diciendo que el sacrificio de la misa conservado
cnlrc los usos de las iglesias orientales asi como cutre Jos
nue Iros demuestra por ne~esidnd que el uso de ofre-
cerle es anterior al cisma, cuya funesta innuencio se-
paró aquellas iglcsiás de lo iglesia católica, segun he-
mos probado bastante con los pa~njes de todos los son-
tos padres; por·que si csltJ socrilicio fuera de nueva in-
vencion, y hubiera tenido origen en la iglcsio romana
por las innovaciones de los papas, como V. supone, ó
de los obispos latinos, permiln V. que le pregunte có-
mo esas iglesias cismúlkas, tun opuestas siempre ú In
católica, hubieran tornado de nosotros una práctica que
hoy es comun á unos y otros. ¿ No ha sido siempre su
pasion distinguirse mas bien de nosotros que imitarnos?
'E:'s pues patente por lo época misma de los cismas, cuya
existencia no ptlede menos de c~nfesarse, que hace mas
de mil doscientos ó mil trescientos ai'los se hallaba esta-
blecido uni versalmente este sacrificio en la is lcsia; y
como ni en el siglo I V, ni en los anteriores se puede
nombrar· al autor de un culto tan generalmente exten.
di do , e; indudable no solo por la célebre regla tic San
Agustín, sino por lo de la rcWt razon, que Jmra encon-
trar el origen de aquel hay que subir precisamente
hasta los mismos tiempos de los apóstoles. No dudo que
COIII'CIJd rá V. en ello.
(1} Si quid tot~ p•r oi'!Jrtn ICI'r3rom frct¡ucnl 3l ccclr-
.sin, r¡uin iti'J sit f~rciendunt cli.sputare insolcnti ssimre iusanire
cs t.-Et'· ••ll, t.ll, cd . Fl'obcn, p. 558.

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- 129 -
Quizó hoya molestndo á V. con la mulli!ud .eJe tex-
tos y testimonios; pero V. sabe que me be empeñado
en convencerle no con bellos razona mientos que no sé
hacer, sino simplemente con pruebas de hecho; y quie-
ro cumplir mi empeí1o con la mayor escrupulosidad po-
i'ihle. Poso ahora á la comunion bojo uno sola especie.


-t. 1 2· 9

© Biblioteca Nacional de España


-13 0 -

CAPITULO V.
COlliU~ION D,\.TO U~ t\. SOLA ESPEC U::.

luj11stn prclension tic la igll'sin an~licnna rrsprc to c.le rsfe


.s:~ cramr nto :uJmilhlo en 13 igl,·sia católic :1, como autor i-
2tu.lo por la saga·:ul3 C!'scrilu1"3 y los s"alo.s padrt~ .

En la quinta conferencia, pagina 136, acusa V. ó


la iglesia romana de haber mutil ado el sacramento de
la Eucnrislia administrán{lote á los legos L:•jo una sola
especie contra lo prescrito en la sograda e:;crilttra y la
co~tumbre de los primeros siglos. Sin embaq;o espero
probar por loi texto mismos de la Escritura y de to-
dos los sontos podres de los primeros tiempos del cris-
tianismo: primcrumP.nte que en In comunion bajo u.na
sola especie se recibe tanto como con las dos: eu segun-
do luga r que Jesucristo promete á los que reciben una
sola, los mismos benericios que á los que reciben junta-
mente uuu y otro : en tercero que los primeros cristia-
nos no miraron jamás como una obligncion el comulgar
bajo las dos espec ies , y se contentaron muchísimas ve-
ces con no recibir mas que una ; y por úllimo que en
el Evangelio no hay ningun precepto cuyo tenor obligue
á todos los fieles á participar del cáliz, y que el uso de
una sola especie no contiene nada de contrario á la insti-
tucion de Jesu cri~to.
Todos nuestros teólogos exponen acordes que á lo
manera que la carne dada á los hombres por Jesucristo
no cesa de estar unida á la divinidad, tampoco cesa de

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- 131 -
-
estarlo á su alma ; y que si es una carne vil'ificante por
la unio n que conserva con el Verbo, no es meno s una
carne viviente por la union que conserva con el al ma
del hombre Dios: de donde se sigue que aunque no se
reciba mas que uno sola especie, no deja de recibirse 1í
Jesucristo todo entero, su cuer po, su sangre, su alma,
su divinidad. En efecto Jesucristo no puede recibir~e ni
por parte ni por milud: <·s absolutamente indivisible,· y
toda particion que quisiera hacerse, seria tan conlraria
ú la naturaleza y pcrfeccion de Jesucristo, que el após -
tol S..Juan trata de precursor y discipl)lo del antecris-
to á cualquiera que intente dividirle (1) Si las dos es-
pecies marcan una dil'ision como seguramentl' la mar-
can, no es una division actua l, sino una divi::ion hecha
en liempo de la pusioo del Salvador cuando corrió la
sangre de sus venas para ser el precio de nuestra re-
dencion. Tul es la separacio n que denotau las dos espe -
cies separadas; mas esta separacion no quita que cada
una tomada separnd<nnente contenga el cuerpo y la san-
gre que no se separan ya. En efecto cualquiera, dice el
após tol , que coma de este pan ó beba de este cóliz in-
dignamente, seni reo del cuerpo y sangre del Se-
flor (2). Segun esta expresion note V. que ba>ta comer
indignamente este pan parn hacer ultraje al cuerpo y la
sangre de Jesucristo; y que basta beber indignamente
este ctlliz para hacer asimismo ultrnje al uno y á In otra .
Jorge Calixto, profesor en la universidnd de Hclms-
tnd , que es el autor que ha escri to con mas erudicion
contra nue~lro modo de ~omulgar , dice que le parece
muy verosímil que el cuerpo del SciiOr, osi como está

(t) Omn is spiri lus qui solvi t Jesn m , r x Deo non esl,
et hic esl autic hrist us. - Ep. • , Joan . fr, 3 .
( >) l. Coo·, 9 , • ¡.

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-1 3~ .....

1111imatlo en la sanl,, Rucarislia, lnmbien lo eslil y se co-


me '~' ilicado por su sangre (1) ; r por conCcsion no- de
J(cmnicio, at~lor prot estan te, toda la antigliedatl reco
ció qne donlle qu ier~ que es tú .J c~Hcri~ Lo, allí esta todo
enlero , y qnr ~u CHeqle no e;lú sin sangre, ni su s;tn-
gre fnern de ; u currpo (2 ). l~t> In r.o11t'esion de Cé de
""i lcmbcrga, presenl;tda' al co¡(rilio de Tren lo. se dice:
«No negamos que .Jesucristo sé d<\ todo entero en la Ku -
cwislla ·, tanto bajo la especie rle po n. como unjo de In
de l'irro: sin embargo. en~ciwmus que el u~o de ambns
e~pecics debe sqr un ivcr ;al 0 11 la iglesia (3).
» l'cro p:tm
C'Onrenccrsc V. mismo no tiene mas que leer el cap. Vl
rle S.•Juon , y ''el'lí que el Sah·ado r promete hnsla cua-
l ro reces la vida eterna :í lo;; que comen el pnn sag ra-
rio con las disposidoncs com·enientes. • Est e es el pan
que ha bnjado del ciclo, dice en e: versículo 50, para que
si alguno come de él . 110 muera. Si alguno come de es-
te pan, ultadc en el ti2 , vil ir:í eternamente ; y el pnn
que yo daré, es mi carne que debo dnr por la vida clelm un-
do.» Y en el rer:;ículo 58: uComo )O I' ÍIO por mi Padre,

(1) Vcr m:im illin mtn rst corp us bnm ini in J3nc
t3. Eu-
sun tl rredilum
rhar isti: l uti :tui mal um, i ta tpwq nc s::m gu iuc
• .sub una.
:ull"sse r l man fluc old. - In cli sput . COil ll'3 corn
T y pis Jo u•hi 1\ lu llo·o·i 1 1'· o;3.
1,
(:t) No tum fu it 3 1\IÍq nitn li Chr istum uhic uinq uc aflr$
cx3ngut>, nf•c
t ot un• l"l i ntt'SI'eun ad,·$-st'; rorp us rjus non rs.se
p3rl . ,, t. t,
sn n guim•m ex tra corp us. -I:: xall J. conc . tricJ. ,
rol. ~' rauc f. 1'· >44 , u. 3o.
qu:lm
(3) Nnu n•gom ns '1"'" loho . Chr islu s t• rn pone
usum utri us·
viuo in Euclaari s li:i clis pcus rt.tr . Tam ru clocrmus
fllle (•3rt is rh•h.-,·(' rccl('site un iw·r sum rue. -In
confCu. Wi -
feui onu m,
l c mbc rg., orl. de Eurlo>r. Vid< S) nlog m• con
rolilnru Gcuc v:e sum plih us Pdl 'i Chc vcl 1 p. • o6.

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-1 33 -
de\ mismo modo el que me come vivirá por mL • Y c1~
el ;)9 : «No es este pan como el maná que vut!.l ros pa-
dres comieron y no les quitó el morir : el c¡ue co:na es-
te pan, vivini eternamente.» ¿No seria justo creer que el
Salvndor, repitiendo hasta C1111tro veces la mi~mn pro-
mesa, no tuvo otro designio <¡uc inculcarnos bien 1111
punto de doctrina, cura verdad prevcia que huiJiu de
ser nu dia el objeto de las nws acaloradus disputas, y
asegurarnos que basta para la sahacion recibir lu Euca -
rislla bajo una sola e,:pecie'! .En efecto todos lo> santos
padres de- la antigllcdntl concuerdan ea entender del
mismo modo esta parle del c.•pílulo VI de S. J uan , de
que In iglesia romana saca tan fu ertes pruebas en fal'or
de su práctica. Yo no haré mas que citar attu i los que
han escrito comentarios sobre Gl Evangelio de este han·
lo apóstol, como S. Juan Crisóslomo (1 ), S. Agustín (2),
S. Cirilo de Alejandría (3). Teo!Haclo (4;, Eulimio ( (),;
y si quiere V. que cite il otros sauto> padres que ht•-
b!nron de él por incidencin, aiiadiré il Orígcnc; (G), San
Cipria no (1), S. Jlilario (8 ;, S. Uasilio (9), S. Cirilo de

(t) Clu·ys. in Joan., hont • .(!, , t. 111 , ~pllll ll ugll uen..,


p. 46.
(·.a) August. in Jo:lu 1 l. IX, e~l . Frobt:> llt p. ~3\.,
(l) Cyrill., Al.-.. in Juou, t. IV, ed. l'oris, p. 361,.
(4 ) 'I'<·O¡>b. in Joou, col. Coltlu. , t•· 1 ;o.
(5 ) Eutbym. in Joo1o, t. XIX 1 8iul. P>ll'• •1•uJ Au i• -
.son., ,,., fi86.
(G) Oríó· U.J.lu . 3 i~t ~nm., t. f, t.J . Ft\Jlu.:u, 1'· "J, s.
(;} C~·r· Dt.:.or.lt. 1)\miÍu., ~..1 . F n»lH· n, p. l lt't .
(S) llil . , lib. VIII do: Tl'iuil . , e,l. P>~·is, p. :1~ 5 .
(~) Il.uil. in 1\o·¡;ul. ~lvl' , , c. J • , eJ . l'dl i; 1 GlS; ¡d-
t)Í I I;& 53 1,

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- 134-
.Jerusalcm ( 1 ), S. Epifaoio ( 2 ), S. Ambrosio ( 3), San
Gerónimo (4 ), S. Leoo ( 5 ~ Sedulio (6), Primasio (7),
Hesiquio ( 8). S. Gregario (9) y S. Bernardo (10), todos
los cuule; emplearon las pulubras del capitulo en cues-
tion para explicar la excelencia y los efectos admira-
bles de In divina Eucaristía, como puede V. cerciorar-
se consultando los pasajes notados aq uí con la edicion, el
lomo y hasta la página.
Ademas en el capllulo U de los Actos de los apostó-
les se dice tocante á la práctica de los primeros fieles de
Jerusalem que persel'eraban en la doctrina de los após-
toles, en la comunion de In froccion del pan y en la
oracion: que iban todo.ls los dius al templo con un espí-
ritu de union; y que partían el pan ya en una casn, ya
en otra (11 ); palabras que tienen demasiada concxion co11
estos otras de S. Publo: «El pon que partimos, ¿no es
la parlicipaciou del cuerpo del Seíaor (12)'» Así no puede
( 1) Cyril , llie o·os. col. 4 ~1 yst. , ed . Poris, 1 63o, p3-
~iru'13;.
(2) Epiph . Ila:res. 55, t. 11, rcl. Petovii, p. 4¡>.
(3) Ambo·. de iis qui mysl., c. 8, l. ll, ed. Poris , p:i-
gino 33¡.
(4 i ll iuou . od Heol ibiam., l. IV, rd. i\lartionoy 1 pá-
s;ina ' 7 '•
(3) l,con. Se r m. 6 de se jun. 7 mensis, ed. Qutsnd, ¡>á-
sina 1 7 s.
(6) Scdul. in c. 10 Coo·. Bibl. polr., l. VIII, apud Aniss
P• S 4' ·
( 7) l'o·iul3s. in cap. ' ' • Bibl. palr., l. XI , p. oSg.
(8) ll.syc., l. V( in vit:i,.; Bibl. p>tr. , p. •4 7·
(!J) G,·,·¡;. li!J. VIl. Moro!. cop. 4, t. J, ed. Poris 1 pi- ·
gino ogS.
(lo) B.·rn. Serm. 1 tic Pasch., t. 1, eJ . Mabill, 1.'• 8g8.
(11} Act . o, ., ,, 1;6.
(11} 1 Cor. oo, o6.

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-1 '3 5-
sobre lodo
uno menos de entenderlas de la En cat:islía ;
e se habln,
si se considera que la (raccíot¡ del ¡¡an de 11u
va unidn ll \'arias pnicli cns de piedad ,ita como son la ora -
tem¡¡lo. No
cion, las conferencias piadosns , la vis del al comuu
hay ningun precep to evnng<!lico que obliguee hace V. ú
de los fiel es á recibir el cál iz, y el cargo qund()lo de Je-
lu igle sia romana de qu e contraviene al ma lodo elEvan-
sucristo, no tiene fundamento. No ha y en
da suponer
gelio mas que dos pawjes en que se pue es á parti-
un precepto que obligue á todos los fiel
lo 11 de San
cipar del cáliz : el primero está en el capítuüor hubo to.-
l\Iateo, donde se dice : ccDespues que el Sc iendo: be -
mado el cáliz: le dió á sus disc!pulos, dicítulo VI de
bed lodoS. >> El segundo se halla en el cap lvador: <~En
S. Ju an , donde se leen estas palabras del Sala carne del
,·erdad, en verdad os digo, si oo comeis , no lcndreis
hiJo del hombre , y si no bebuis l\ll sangre <1ue ninguno
la vida en vosolroo. » Pero es fácil de ver to qu e obli-
de estos textos contiene un precepto absoluhis dos espe-
gue ó todos los cristianos á comulgar bajo qu e supon o
cies. ¿Dóud e pues se hallará ese precepto de no se en -
V. tromgresores á los católicos? Ciertamente pollria bus-
cuentra en I(IS dos pasajes cit.udos, y en vano
carse en ot rn pn rte. o lan
Cita V. las palabrus bebamos todos; pero V. com
puede igno ·
versado en el sentido de las escrituras no les no se di-
rar que los discursos del Salvatlor ll. sus ap(lsloreces al hn-
rigieron sie mpre á todos los lioles, y que á pcr;onas. Ya
blarlco no tenia presentes ma s que sus sol as
mo de que
les habló como ú pastores de la igl esia, con áni ultndes que
las ad,·ertencias, la~ instrucciones y lus !ilcc¡ue lns pala-
les dnba, pa~ascn á sus sucesores : ya quiso s secx lendic·
bras dichas primilii'Omenlc ll. sus discípulo
bien que
sen á lodos los cristianos . A$i sabe V. muy

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-1 36 -
cuando los exhortnba á la vigil ancia, á la cari dad. á la
paciencia y a otros virtudes, eslfls leccíones de moral se
daban sin duda generalmente para todos los fieles; pero
cuando les decia: "lo s pecados serltn perdonados ú IHJUC-
IIos á quienes vosotros perdonarei:;, y serán retenidos ú
aquellos á quienes l'osotros los retuvier eis (1 );, se echa
de ver <¡ue estas palabras se dirigin n solo á los discípu-
lo; como pastores de la igles ia y á los que dcbian su-
cederles en el ministerio. La iglesia romana, rehusando
extender In órde n de recib ir el cáli z, y limi tándola á
solos los apóstoles , ó á lo menos no. haciéndola p¡¡sar
mas que á sus sucesores en el sagrado ministerio , en-
tiende el tcx lo de bcbccl todos , como lo el\lendieron los
primeros si~los. Y en efecto hay una razon • porque s\
V. repara, In palabra todos, empleada en el texto belied
todos, y en este otro todos os e~cwulali:;areis w mí esta
noche, se dirige á las mismas 11er~onas. r\o puede ue-
gnrsc esto le}en<lo e$le pasaje del Evange lio , porq ue es
unn colllinuucion ue discurso , hab iendo solo tres versí-
culos de uisla ncin del primer texto al scgun:lo. Luego
cono.cc V. bien que el todos. del segundo texto no se ex·
tiende á tollo~ los cristianos, y evidentemente no se di-
ju mus que á olos los npósloles: todos o_s csccmda-
li:.arcis e~.(c~ noche : se ~ig\1e pues c¡ uc el to~o s del
primer texto bel!ect todos , tampoco debe extender-
se á lodos lo_s cristianos. A11cn1as no le V. , y es el mejor
med io de juzgn r ti quiénes se dirig ía el precepto de r·e-
cibir el cáliz , los e¡ u•~ obedecieron el mismo, porque de
una ptHle se dice : bebed todos ( 2): esln es la órden, ; y
por otra se di e~: todos bebieron (3): esta es la ejec ucion:

( \) Ju:u a. ~o, '3.


• •
( 1 1 Mat h . o ñ, •7·
(3) ~hre. •45. ~ 3.

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- 13 7-
y
Inconleslablem ente es l.n misma palabra todos en una no
otra parte; es asi que cuando se dice bebicroll tod os,
puede entenderse por la ¡>olnbra todos lodos los Oclese
que entonces creian en Jesucristo, pues quu V. sab
mu y bien que no asistieron ni banr¡uelc sag rado los se-
tenta y dos disclpulos y las mujeres devotas que acom-
pafwban ni S¡1lvador; luego tampoco se hablaba con to-
dos los fieles en la ex1>resiou bebecl. todos. Despues cuan-
do dice á ~üs discípulos : haced esto en memoria de mí,
es preciso conl'cn ir que estas palabras encierran la ór-
den de hacer lo que habían 1•isto hacer al Sah•ador ,re- 'y
que los disclpu los al recibir el precepto de consag rar
cibieron lodQs al mismo tiempo el poder necesa rio para
obrar eslc misterio. :.\[as V. conoce que la órden y la-
facu ltad de consagrar no se dieron ú lodos los fieles, por
que ;i los mismos se dijo : ltaced esto m memoria de mí,
y bebed tocios · esto es cvidculc . t\dernas hay en 1)1
Evan-
:
gelio muchos preceptos· npnrenlos, y que no obligann
por ejemplo .en el capitulo 1~ del Evangelio de S. Jua u
parece que el Salvador ordena á los fieles que se luve
repre~
los pies unos á otros. Y. quiere que los npósloles rcp re~
sentase n en la Cena á lodos los fieles ; pero si los ti-
sentaban A lodo· cuando el Sall'adot· les dijo quo paren-
ciparan del ciJiiz; ¿cómo no los representaban igualm ar
te cuando les dijo que se lava ran los pies (t }? A pes o
de toda.s estas apariencias de ley Y. e~tá muy dislau(los
de querer sujelurse á ella ; y la obligncion de ltll'arseuos-
pies es tan poco conocida entre ustedes como entre
olros.
Otros muchos textos hay en el El'angelio con Jo-
cuales podria probarse que no exi$te ningun precepto-
par<~ que lodos los fi eles participen del
cáliz; pero sieq

(1) Tom . t3, 8 .

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-1 38 -
do V. versadisimo en los escrituras, puede convencer
por sí mismo de esta 1•erdad. Com o qui era, la comuni se
bajo uno solu especie no es contraria á lu inslitu cion on
Jesucr isto, pues V. saLe mejor que yo que no deb de
juzgarse que se obra contra la inslitu cion de Jesucristoe
porque no se obsen·en generalmente todas las próclic ,
que empleó el Scítor al instituir In Cena. El Salvadns
partió el pan, y los ministros de In iglesia de V. no or
parten: puso el cáliz en. manos dfl sus disc ípulos con le
den de que le pasaran de uno á otro, y esto no se pra ór-
cti-
ca entre uste des. Jesucristo celt:bró aquel misterio por
nocbe dcspues de cenar, y entre ustedes se administra la
la maíta na y antes de lomar ningun alimento. El Sal vad por
no usó dos especies de vino, blan co y tint o. sino que con or
gró el de un solo color, y entre ustedes se emplea ind sa-
reu lemenl e el uttO y el otr o, sin suj eta rse á la cali ife-
del que se dió á los dbcípulos. Si nlguno se ntre,·iese dad
censurar ó ustedes por alguno de estos capítulos, resp á
derían que el Salvador no prescribió ninguna de esta on-
circunstancias al tiempo de la inslitu cion, y que no s
cseuciales al SliCramcnto: nsi debe V. juzgar que~on
no obrar contra un precepto ilndo, ó faltar á algun puná
to de que dllpenda la ese ncia del sac ramento, no se -
para uno de la instilu cion. Pero ¿seria posible que tod se-
los cri stianos de lodos los siglos hubiesen ignorado os
que constituye In esencia del sacramento de la Eu car lo
Ua? Si hubiese n mirado como absolutamente necesa is-
In recepcion de las dos especies ; ¿se hubieran conten ria
rlo en tantas ocnsion cs con no rec ibir ma s que una ta -
Acusa V. á los e<1tólicos de que mutilan este sacrnm ?
to; y ¿por <¡ué no acusa V. ¡\ tantos vale rosos mártirer.-
á tantos santos anacoretas, á tantos zelo;os pas
es,
tores que
reserva b,,n solame nte el pan eucarístico para uso de
enfermos? llero permltame V. que le recuerde este los
otro

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- 139 -
lexto del Evangelio de S. Lucas, en donde se dice: "Esió-
tando Jesus con ellos á la mesa , tomó el pan , le part
y se le presentó : al instante se abriero!l sus' ojos y le co-
noc ieron, y él desapareció de su ¡>reserlcia (1). »
¿No \'C V. en esto una l'erdadera comunion'! ¿Se pue-
de hacer una dcscripcion mas exacta de la Cena? ¿J.\:visi o se
,·e la bendicion del pau, In distribucion y el efec to -
ble que el sacramento obró en el nclo mismo abriendo
los ojos a los que los babia n cerrado , y haciénd olos co-
nocer á Jesucristo? En tales indi cios ¿puede descono-
cerse In di1•ina Eucaristla? Asi In iglesia, fiel inté r-
prete de las escr ituras, juzga de.lo que es esencial á los
sacr amentos: por ejemplo , respecto del bautismo se han
dispensado sus ministros de darle por inmcrsion, spor -
que podía result.ar alguna iuco motJidad á los niño dé-
biles ó enfermos, y ndemns era dificil gua rdar la decen-
cia al bau tiza r de esta mau era a los ndullos, y sobre to-
do á las personas del otro sexo. Del mismo moJo había
muchos inconvenien tes en administrar el cúliz, porque
era imposible no derrama r la sang re a pe;ar de las mas
exquisitas precauciones, al presentarle á una gran mul-
tilud de comulga n tes , muchos de ellos lorp cs : ndcmas
repugnaba á no pocas personas el beber despues ele los
enfermos, los pobres, los achacosos &c. Para e1•ita r pues
estos y otros gran des inco nven:cntes, la iglesia informa-
da de la sufi ciencia de unn sola llSpecie por una l radi-
cion constante man tuvo sabiamente por un decreto del
concilio de Constanza el uso que el pueblo había ob-
serv ado de suyo. Los palabra s del concilio son estas:
«Aunque Jesucristo ha ya inslituido este venerable
sacr amento despues de la Cen a, y adm inislrádolc á sus
discípulos bajo las dos especies de pan y Yino ; no obstan-
(t) Luc. •4, 3o.

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-140-
te esto la autoridad loable de los sagrados cánones y unn
costumbre aprobada de la iglesia ha observado y ob-
serva que e>te sacramento no debe hacer,;e despuos de
la cena, ni deben recibirle los fieles que no esten en ayu-
nas, ü no ser en el caso de enfermedud ú otra ncce-
sidud (1).» ·
Finalmente citaré á V. los pasajes de lodos los san-
tos padres que atestiguan que en los primeros siglos se
contentaron los cristianos en muchas ocasiones con re-
cibir una sola especie, y que el uso de los cuatro ó
cinco primeros fue llevat·sc de la iglesia y guurdar en
sus casas la santa Eucaristía, ya para poder satisfacer
su dcvocion con comuniones frecuentes y domésticas, ya
para precaverse del temor de la muerte y de los supli-
cios en los peligros de la pcrsecuciun ; y los test!gos de
la antigUedad comprueban tan bien este hecho, que no
puede de ninguna manera ponerse en duda ..
Queriendo Tertuliano disu;tdit' á su mujer de con-
.traer segundas nupcias con un infiel, caso que él llega~
ra á fallar , le representa entro otras <Josas quo no. po-
dría ella dedicarse libremente á sus ejercicios de pie-
dad, ni recibir todos los dius la santa Eucaristía; por-
que «este marido infiel , le ti ice , no sabrá -lo que to-
mas por la maiíana eu secreto antes de cualq;t~ier olro

(t) Licd Ch ris tus post eren> m insti luer il , ct s_u,is <lis-
cipulis atlmiuis travc t·i ~ s ub utr&~l ué s pceic pa uis, e l vi ni hoc
vcne1·ahi ll! sacr·;uu et•tu m ; L.uall:u hoc uon oUs ta n ll! 5acro-
l'ufll canouum nuc ltlrit.a s lauJahilis et 3pprobJ.la cousuclu-
clo et:clc~s i~ sct·vav i l el sc r vaf, tptnU hujusmucl i sacramcutunJ
JlOU clehd C(nlf'itil pos t CU! U31U, JlCijUC :\ fil)eli.bus r ccÍpÍ UOII
jcjuuis ni$Í iu e;. usa i u lirm itat is aut altcrius ucccssi ta.tis . -
Scss. d, t. Xlf, couc. L~Ltb, P· • o o.

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-1 41 -
odirse qu e e~
alimcn!o, y si lo supiere no podrá pcrsn
un pan tal cun l tú lo crees (1).>>
S. Ci¡Jrit• no nos enseim qu e habiendounint entado una
a arca en que
mujer de con du cta poco regular obrir aparló el ruego
gunrdn ba el cuerpo sonto del Seilor , la toCllrl a (2). Se-
que salió de aquella, y no 5e atrHrió 6 los solita rios de
gun rcnere S. J3asit io, ocoslumbroban en el desierto ,
nquelliempo gu;mlar In santo Eu caristíano s cuando ral-
y tomar la comunion por su·¡ propia
s ma
tnba n saccrrlotes qu e se la dieran. Afiucquie que el pu eb lo
e lo lwcio lo-
de Al eja ndria obser vaba el mismo uso : práctica gene-
dos los dia s ; y qu e esta era lambien la
ral de todo Egipto (3). ba r ni li
S. Gcrónimo dice que no se atreve á ala
Roma que en
criticar la cos tumbre de los cri sti anos de n dia; pero le
su tiempo no dejaban de comulgur nin gu adas hiciesen
parece extrni•o que algunas personas ca~6 lo iglesia 1í
esc rúpulo en cic rLas circunstancias de ·ir
c ibu m ¡;us les,
(1) No n sci rl mo ritu s qu i<l an lr nm nr m -
el si sci vt• riL , p3n trn non illu
m crr dit ess e fJUÍ dic itu r.
5 32 .
t ib. JI :td uxo •·rm , ed. F1·obeu , p.
c¡u:i Dornini 3a nct um
('1) Ct~un fl ur,crlam arc :lm sua m in !e Mu'g:(' n-
el apt •rir e ¡ ign r unr
f uit , n101nihus iuJ ign is te nttts.s
~.- Se•·m. eJe bp sis , cd.
t r. dr.tel'rila es t, n e aud cre l ntting(·r
Fr obe n, p. ,.s .
m n>onasticn m ins li-
( 3) Jlli om nrs qu i l'•r ere mn s vil o
sact"rdo tum , cUm baheao t
tuu ut, ub i cop ia n oo .su ppr tit
11ibus illam pe••cip iun t.
rlnmi commu niouecn , t1 e sui s m:.
Ale xa ntl rire nu tem el per lEgi plu
m un usq ui&que t lia m d~
nic at ... . . Nam cU m se-
pl4•be ut plul'imum dorni sure cnm mu
l cli str ibu al, qu i sus cip it
m el sa ct rdo~ sac rif iciu m pera;;at e
par te sumpse•·i r, f't\aam
illud inl<'{;rum si mi l c t c¡uotiüie tle illa
e d•l>rt etc. - -l n rp. ad
¡,d an te acctprr:"\l , soc trd n!t crt dtr
1'• • 79 •
C<e.. r inm , t. 11 1, td. Pa~·is, • 63 8,

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-142 -
recibir el cuerpo de Jesucristo. y no le hiciesen de re-
cibirle en su C<Jsa ;·y les pregunta si no es el mismo Je-
sucristo el que se recibe en In iglesia y en los C.%~5 par-
ticulares (1). Sabemos tambien por S. Ambrosio que
hallándose á pique de nuufragar su hermano, que era
todal'ía catecúmeno , pidió una parte de la santa Euca-
rist ía á los fieles c¡uo iban en la misma embarcacion , y
habiéndose la atndo al cuell o con un lienzo en que la cn-
I'Oiri~Jra cuida dosamente, se arrojó al ma r , mas confia-
do en In eficac ia de lns arma s de la fé , que en el auxi-
lio de una tabla de lu na re (2).
Todos estos hechos refer idos como V. ,.e por los au-
tores de In época, ¿ no son una prueba evide ute de e¡ ue
In comunion doméstica estu vo en uso durante muchos
siglos , y aun durante los siglos mus pu ros del crislia-
ni~mo á los cuales protesta V. atenerse? Y pregunto
yo : ¿tenían los primeros cristianos las ideas que V. tie-
ne sobre este ·asun to? ¿Miraban la comunion bajo una
sola especie como una profanacion de la Euc;,ristla y
( 1) Scio Rom.c I03nt cssc c<>nsur ludin em ut lid eles s~m­
p cr corpu s Chisl i orcip iont , quod nec prob o, se•l ipsoru m
conscit•ut iafll conv tuio: qui toc.lem die posl coitu m comm u·
uic.1n l , qu~He ad m:.rt y rts ire non :wdtn t? qunre non in-
~ rcd iun tur in crclc5ias? An nlius in pnhlico , nl ius in
domo
Chris lus ul? Quo.l in ecclcsi3 non licct , domi licct? - 1n
npot . contr:a Jovini::anum, t. l V , ed. i\1::artian:ay, par t. 2
1
l'· >3g.
(~) Nc vncou s mystc rii cxi ret é vitñ, quo.s initi.a tos cur.
cngnO\'('r.ll , :. b lei s divinum illutJ fideliu m s:ac r:une ntum po-
poscit , u t fiJei 5Ure consi!queretur auxilium ; cteni m l1c;a ri
fecit in ornr io, ct orari um in vo lvi t cóllo , ntque ita se dc-
jec it in mare , non 1·er¡uircn.s de na vis comp3gc resol ut A to-
bulam, cuí super n al:uu jnvar etur, quon iam fiJei solios ar-
ru• qu:esie•·•t. - De obilu S•tyr i , l. JI, ed. Parí• , p • 43 •

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- •143-
una mutilncion del sacramento? Ya ha ''isto V. pruebas
de lo contrario. Pero quiero referir otros testimonios.
8. Díonisio, obispo de Alejandría, que murió el afio
266 , nos ensena en una carta traída por Eusebio que
habiendo sucumliido ¡, la violencia de la pcrsecucion un
tal Serapion , fue ¡>u esto en In clase de los penitentes, y
quedó privado del uso de los s.1cramentos hasta su última
enfermedad: que entonces queriendo recibir el santo viá-
tico, como se lo permitía la iglesia, enrió á un jóven para
que pidiera á su pastor que se le llcvnse ;·mas como este
á causa de h;~llnrse enfermo no pudiera satisfacer los
deseos de Scrapion , entregó al jóven una parte pegue-.
íta de la Eucaristra , y le mandú que la mojase en agua
antes de ponerla en la boca del anciano. El jó1·en de
vuelta á la casa de este cumplió lo que se le habia man-
dado, y despues introdujo la Eucaristía en la boca del
enfermo, que la tragó poco á poco y espiró incon-
tinenti ( 1). S. Dionisio escribe este hecho á Fabio,
obispo de Aolioquía, y le refiere Eusebio en el éapíL.ulo 44
del libro VI de su Historia. No te V. que el pastor
de Serapion conservaba para los enfermos la parte sóli-
da de la Eucaristía: que esta parle cst;~ba dura, pues
que hubo necesidad de mojarla en agua , y que de con-
siguiente hacia dias que se guarda)la: que no se encar-
gó al jóven que llevara vino consagrado á Serapion,
pues no se hace ninguna mencion de él; sin embargo el
buen anciano no se quejó de que le faltase algo, ni mi-

(!) Exigu>m cucharislire par lcm p>Ie ro lradid il, jul>ens


ut in 3qui intinctam sc.•1ii os iustillar cl. Rtdit igi tur puer
buceellam affcrens .. ... ·Bucc:cll.1rn intlnx it, el in os scnis in ...
fudit, qui ca paulatim 3bsorpt~\ continuO animam exhaJa ..
vi t . - Euseb . lib . VI, cap. 41, •~ vcrsionc Va lcsi i ,' ed. Pa.
ris. Ant. V itré, p. o46. .

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- 144 -
ró como imperfecta la comunion; al contrario murió en
pn~ y contento con haber recibido á tiempo h1'prenda
preciOS;a de In inmortalidad. Y .ya ve V. que S. Dionisia
habla de esta práctica como de una costumbrQ ordina-
ria y muy usada. Pero si no bastasen estos hechos refe-
rido~ por S. Arnbrosio y S. Dionisia, para convencer á
V. de lu uniformidad del nso observado con los enfer-
mos , Forzosnmente hnbrúu de convenr.erle los cánoll('S
de l o~ concilios y ia~ pr~ clicn5 generales. de la' iglesia.
:El segundo concilio de Tou rs celebrado el ailo 567
mauda que se o:oloque el cuerP,o de nuestro Sei10r , no
entrE;! las imágenes, sino bajo la figura de lu cruz (1).
'Es pues el a ro que se réserva bu solo el cuerpo de nues-
t ro Señor .• porque adernas de que lns especies <)e vino
se .gnar~nbnu con mucha mas dificultad que las de pan,
si se hubiese reservado igualmeute la sangre, no hubie-
ra dejado el concilio de hacer mcncion de ella, y aunde
indi<:ar precfluciones para conservarla con seguridad. Por
eso vemos qu'C en todas partes se habla de los vasos pro-
pios para contener .y conservar el cuerpo. Gregario de
Tours que viviu en tiempo del concilio CJ'UC acabo de ci-
tar, habla de ciertos vasos hechos en forma de Lorrl?s,
en donde se reservaba el cuer po de nuestro Seftor (2).
Perpetuo •. obispo de. l~ misma iglesia, ·legó en su testa-
men to fecha el ailo 447 á uno de sus sacerdotes , lla-
mado A malaria , una paloma de plata que scrVia para
la reserva, y figuraba entre los vasos sagrados del

(1 ) Ut co•·poJS Dom ini in oltari non imaginario ordin~,


sed suh crucis titulo cornponalur, - Can . 3 , t. 'V , ooncil.
Lahb. P· 853. · .
(•) AcccpÜ luro·c <l i>conus , in qua m ys tcri um domini -
ci cor por is habcba tur etc.- De gloria m.a r tyrum, lib . 1,
ca p. 86 , ed . Pa r is , apud Frauc. Mugue!. p. 8 1 8.

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-1 45-
sacriflcio ( 1 ). En la l'icla rle S. lbsilio se dice que ha-
biendo dividido el pan consagrado en tres partes, depo-
sitó una en una paloma de oro que colgó sobre el al-
tar (2 ). Aunque estn vida se atribuye falsamente á An-
fllor¡uio, <·outempoi'ilneo de S. Basilio, lo cierto es que
es muy ;1111 igua; pues que la cita el célo!brc Eneas, que
gobcnlüba la iglesia de París á mf•d iados· del siglo IX,
y que refiere el lugar mismo en que se habla de esta
p11loma y de la porcion sagrada encerrnda en ella (3).·
Este hecho debe fiorprender menos, porque indudable-
mente 1!1'11 uso de la iglesia griega suspender palomas de
oro y pinta sobre el allar, como al>arf're por el conci-
lio de ConstantiHopla congregado en el af•o 537 en
tiempo del patriarca .Menna (!t). Sea corno quiera, es
evidente por el órden y el antiguo ceremonial romano,
que citan y explicnn Alcuino, autor del siglo VIII , y
su discípulo Almario, que se rlividia el pan consagrudo
eo tres partes. y que la tercera se reservab;l en el altar
para uso de los enfermos (5) ; por cuya razou el Micró-

(1 ) Similiter ct Amalario pr•sbytr~·o columharn ao·gcn•


tea m ad rcpositorium. - Toro. 5 •picilcgii D. Lucre Dache-
•·i, p. oo6.
(• ) Curo panem clivisissct in tres pal'lcs, trrtiaon in co•
lurnba auna th·posihm Uesupcl~ !:3Crurn altarc suspendit.- .
Dolland. t . 11, juni i, gt,S, n . 0 3,,
(3) Tt~rti:.m vt·rO ¡):trlt.m impo•u•ns culumh~ aureru pe-
penclit ~U(H~I" ah:. re. - ~nras aJversUs grrecos, spieih•g
],ucre D. Aclwri, t . VIII , p 81 .
(4) Actiune 5 in li bcllo suppl ici clerico.ruro e l monacho-
t um Antioch. cottt•·a. Sevt'I'Um , t . V 1 conc. LabL. p. •Sg.
(S 'fu uc pontifn: a·umpit ohlatarn C'X la. tc•re dextro, t•t
paa·ticulam qua m ru¡.u!l'it, ~upe r alta•·c •·clint¡uit~- Etl. Co·
Ion. c. :1 el4, P· •4, itcrn. p t S.
T. 1 2. 10

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-1 46 -
logo, autor del siglo XI , llama á esta porcion la parte
' de los moribund os (1). .
Leon 1V que ocup ó la silla ponlifl cia el aiio 847,
recomienda á los que tienen carga de almas, que no pon-
ga n sobre el ult<ll' mas que las sant~ s reliquias , el libro
de los E1•angelios y la pixid e con el 1•iálico para los en-
ferm os (2 j. llincmnro , céle bre obispo de Rcims , que
murió el af1o 882 , manda ni dean que visit e las igle> ias
de su diócesis, y que observe si hay una pixidc donde se
guarde dece ntemente la oblncion sngr ada 11arn el viático
de los enfermos (:.!): ll.atcrio, obi~po de Ve rona, y au-
tor del siglo X , ilust re por su tien da y piedad, hobla
igua lmente de una pixide en que se guar daba el cuer -
po de nuc~tro Scf1or , y repite palabra por palabro el
decreto de Leon I V (4).
Convengo sin embargo <1ue cuan do los enfer mos po-
dion recibir cómodamente los dos C>pccies sin que esta
cxpcrimcntnse ni ngu na alterncion, no ~e ponin dificultad
enndmiuistrarsclas; pero es incoutcstalJI¡: por todos los he-
chos alegados mas arriba que com o la especie del 1·ino
no podia conservarse con rncilidat!, comulgaban los en-

( 1) T• r tiam porti cnla m in altor i sc r vatom via ticum


rnorit.·nliu m opp<' larc so lemu s. -Ca p. • 7 iu comp ilatio uc
libro rum de divi n is ofociis. Ed . Co l. p. 4 43 .
(•) Supe r •Ita re nihil pon• tu r n is i c•psre curn reliq u iis
s:.nc torun1 nut fort(~ •¡uat uor s~ nctn Dei Eva ngcli 3, .1
ut
py.xis c um oorpOrt! Dorui u i :ul VÍ3li cum Pl'O infirmis . - r, ..
hom il. •d p.>rocbos , t. VIII , couc . Lobb . pog 35.
( 3) Si habea t pyxit lcm ubi cong rui: possi t r.cou d i sac•·•
obla tio rtserva ~tda at.l viati cum iufirmis. In ca pi tulis , qu i-
Jms de rehu s rlcc3.n i per s ingul as eccle si:ts inqu irrre t.1t ltta n t.-
Conc il. ¡;all. J u l· S irmn ndi, t. 111 1 1'· 6 . 3.
(' ¡ F. s, spicil ··~ · O. Lucre Uach c•·i ¡>. G• • ,

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- 14'1 '-
rcrmos éon sola la del pun. Asi se demuestra tnmbien
por estos ejemplos que una y otra manera de comul-
gar pasaban por buenas, y que los fieles tenían libertad
de contentarse con una sola especie; y.aun habia dios
solemnes en el aiio en que no qucdobn á su eleccio n re-
cibir las dos espccir.s, porque los ministros de la iglesia
no les presentaban mns que nuu sola. Tal era el
''iernes santo , dia en que no se consngra jamás, como
lo asegura el Papa 1nocencio , citado por los autores que
hnn escrilo de los oficios divinos (1). El celebntnte no
dejaba de comul gar, y ero dia de comunion genern l pa-
ra todo el ¡>ueblo, como teslificnn los mismos auto-
res (2) ; pero ¿cómo se comulgaba ? Segun el órden ro.
mano, Alcui no, Rubano y Amalario, se recibía solamente
Ju parte sólida de la Eucnri slia que se había consag rado
In víspera . y se guardaba parn este efecto del jueves al
\•iernes santo (3). Pero ¿por qué no se guardaba igual-
mente una parte del vino consagrado? " Porque bajo ca-
dn especie , dice Hugo de S. Viclor , se recibe el cuer-
po y sangre, y como In especie del vino expuesto á der-
ramarse no puede guardarse con ~eguridnd , se ha man-
dndo reserva r únicamente el cuerpo de Jesucristo ( 4).»

(1) In h~ c die sacrnm~nta penittls non c•lchr antur. -


R~h~n. Man~r ., lib . 11, Inst it. cloric. ~pud vViter piurn,
ed. Colon . , p. 3 &5; itern Amab rius, lib. 1 de offic. eclrs.
r->p· •5 apud ~umdem p. • • 9·
('1) Ornn e5 corumu n ic:1 nl cum silcnti o.- Rnhnn . ct
Atnalo r. loco cilato. llcm ordo róm. in die Pa rase. p. 6¡,
Alcuin u• , l ib. d e divio. offic. apud llittop• · p. Sg.
(3) lbiolem . ·
{41 Quoerit ur quore h:\c die non sumotu r sanguis Chris-
ti sicut el co rn Cbristi ? Ad quod dico quod utrumq ue sub
utr3que s(lecie s um itu t·; sed quia spct.: i(•S vini lahili s non po-

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--1 48-
Por nqni ve V. que la iglesia temía In nllerocion que
podía sourevcnír de un día á otro, es decir , del jue-
ve~ al viernes. ¿Cómo pues no lo habría de ha~cr temi-
do si hubiem reservado tu especie del vino por mas
largo espacio de tiempo paFa la comunion de los
enrennos·l
No he hablado aun de los niiios pequeüosque comulga-
ban en In iglesia los primeros siglos, y que recibían sola-
mente nlgunus gotns de la sangre precioso: testigo la oiüa
de quien babia S. Cipriano, que llevada por su madre á
la mesa de comunion se resistió a recibir nada del cáliz,
volvió el rostro, y manifestó mucha turbacion é inquie-
tlid. El di <icono sin embargo le hizo l r:1gar algunas go-
las á In fuena ; ¡>ero la nii1U no pudo tic tener lo que ha-
bía tragado, y lo vomitó al punto, h •cicudo esfuerzo~ y
movimientos violcnllsimos. ce La razou es, conlinúu S""
Cipriauo, que pocos días ante~ le habiun hecho tomur
sin saberlo su madre un pedurilo de pau mojado en vi-
no ofrecido á los íllolos. y la sangre preciosa tlel Sah-:• -
llor no pudo pcrrnunecer en unas cntrni1as mQnchada;
1·on aquel infame licor: tuu grande es el poder y lama -
jc.<tad del Seüor (1).n
A los nii1os de menor cdatl que frecuenlab~n las es-
cuelas, se les daba la sola especie dtl pon, distribuyén-

trst tutO reurv ari 1 siue eA corpus Christ i re5ervari con.st i-


tutum rst. - Tom. 3 erudit . Theolog. l. lll, c.oo, Mo-
¡;u .. tioo opud Hicr. p. ,g,,
{ t) l'rrsti tit tomen dincn nus, el reluct on ti lieel de sa-
cramr nto c31icis inrurlit: tune uquit or Jiusul lus tt vomi-
tus: in corpnr e lltque ore violuo Euch~u isti:. pt rrnt'lnc rc uou
rotuit : $a nctificntus in 5nnguinr. Dofnini pntus de po11utiJ
, ,isceri1m.s crupit : tonta. esl poteslas Domini 1 tant3 majc~­
tas.- s .. rm t.lt" bp,is 1 rd. Ft·ob..-u, p. l .t. S.

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-149-
rloles l¡¡s parlkulas del cuerpo de JeS11cri~lo 1pte qued~ ­
ban despue; de la comunion de los fi eles. Evagrio escri-
be en el siglo VI que tal era la costumbre de ht iglesia
de Con~tnntinopla, y refiere con este molivo un heehu
mu y singul!u· ( 1). Un nii10 judio se habia mezclado con l_os
nii10s cristianos y comulgó con ellos:·habiéndolo sabido ~u
padre , que era vidriero, se encolerizó en tales términos
(]u e le arrojó al horno encendido : la madre que no Slt-
bia el par:;¡dero rl e su hijo, le buscó inútilmente porto:
d!l la ciudad por espacio de tres di as , gritando y llnr~n .
do.sin ce>ar. Mas ¡cuál fue su a~ombro cuando llamán-
dole por su nombre desde un lúga r en que at:ostumbraha
hacerlo, le oyó responder dentro del homo l Inmedia-
lamente corre allá, le encuentra sa no y salvo. y le pre.
guntn cómo ha podido preservarse del fuego; y el niño
le cuentu que una matrona venerable vestida de púr-·
pma hnbia acudido á echar agua sobre las llamas, y le
lwbia llevado que comer. La madre y el hijo abntztlro: J
lu doctrina de Jesuc.risto, y recibieron el bautismo: el
emperador J nstini:u1o informarlo de este suce;;o, y vien-
do ul padre obstinado en su error , le mandó proeesar
romo homicida de su hijo , y el perlinar. judio fue con-
denado ó muerte como tal homicida.
Ve Y. por una parte que lo~ nii10s en su infuncia
comul g~ n con la sola especie de viuo, y por otru que
los de mas edad coniulgan con la sola especie de pan:
¡,qué puede V. deducir de aqu í en la rel:litud rle su en-
tendimiento , sino que la antigüedad eslmo persuadida

(l ) Vetus con.snctullo Constantiuopoli esl ut uhi muH a:


atlmorlu m p3d icu lre immac:ul ati coq,oris Chris ti Dri no.c.t i'Í
supea-fucriut, puer i impuht·•·es ~x iis c-¡ui sc hoJa.s frrqornt:lnt
accrrsaulur, i i5'lUt~ absuiuclüla dcntur. - Lib. JV, c . 36, cd.
Frobcn, ['• 785.

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- 150 -
de la integridad tic la comun ioo bajo una sota es-
pecie? Los hecbos que he citado , ¿no concurren to-
tlos (1 probar la misma verda d? ¿Hay uno solo que
no se apoye en testimonios nada sospechosos? ¿ Pue-
den ponerse en duda sio hacer un agravio á lu historia?
l\1e refiero al juicio. de V.


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- 151 -


CAPITULO VI.

S:\C ilAli El\T O liE LA. P ENIT EN Clt\. O LA.
CON FESl ON.

PrtH'h :.s eh! la ins tituci on divin a tl(· rstf" 5:)l' 1':11n r nto :li:tc:ula s
1l•· b sa:;nu.J.l t·st:r i lur3 . Coufonuid:u1 c.lc los s.anlo.s padn s
'!tic lns m:u cCicb rcs tscril ort·s dr lodos lo.s si¡; los •
• .
Eu la púgiua 135 de In quinta conferencia intenta V.
romhatir la roufesion produciendo el testimonio de San
Juun Crisóstomo, S. Dasilio, S. ll ilurio y S. Agusliu, que
no hace V. mns que nombrar sin cuidarse de referir M IS
textos en apoyo de lo que v:
afirma; pero en estas rna -
tcrin s de ordinario nadie se conte nta con beliO:! razo ·
uam iento; , si110 que se quieren pruebus de hcdt o. Per-
mít nme V. que con tinúe la seri e de los Lcslim ouios so-
bre este :~rtfculo cou tanta exactitud y ubundaud¡¡ como
creo haberlo hecho rcsp"cto de lo> demas.
Lo' S<Hilos padres de la iglesia, de que voy {¡ cilnr á
V. multitud de pnsajcs, ha u mirado como de inst ilucion
di viua la confesion que V. no quiere adm itir, y es iu-
contcsluble qn e ,Jesucristo dió á los npóstoles y en su
perso nu á los ministros de In igles ia la potes tad de atar
y desa lar, de ab~olver y condenar. En efecto es eviden-
te que cua'ndo el Snlvodor, para cu mplir lo promesa que
había hecho 11 sus di'c!pulos, les dice antes de Sltbir al
cielo, como se refiere en el cap!lulo JI de S.•Juan: (( Los
pecados serán perdonado; á aquellos a quienes v<»olros

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-1 52 -
Jos perdonareis. y retenidos ¡í aquellos 1\ quienes los re-
tuviereis;>> es eviden te . repito, que le, comctiu el en-
cargo de hacer disccrnimicnlo entre los pecados que hu .
biernn de pcrdouarse, y los que hubieran de retenerse.
}>ero este discernimiento ,:puede hucerse sin conoce r la
r claciou circunstauciodu~ ¿Y puede tenerse esta rolucion
siu la coufc..; iou del penitente?
V. conoce este pasaje de Santiago en el capitulo V
de su eplstola : e< Coufe~ad pues vuestros pecados unos á
otros.» El de S. Juan en el capitulo 1 de su primera
epístola no es menos á propósito pura dar á conoce r que
la confesion es una coudicion, cou la cual está Dios
vronto á perdonarnos los lleCMIO~ , y sin ella no los per-
c.J01iará jarnús: .. s¡ nosotros confcsumos nuestros peca-
dos, dice este apóstol, Dios es licl y justo pura perdo-
uárnos los y purificarnos de toda injusticia (1).»
Los cristianos del tiempo de los apóstoles no ignora-
ron el precep to de la ron fes ion. supues to que segun re-
fiere S. Lucns fueron á confc~ur y declarar sus cul-
pas (2 );· y esta conft~~ ion era bien circunstanciadu, por-
que despucs de un cx.,cto couocilnicnto rle su accion les
mandó S. Publo qucmnr los m~ ios libros donde habían
buscado por mucho tiem1)() un pábulo a su curios idad
t:rimiual. y quen,n ron una cnnlidad co nsiderable de
rilo>,. Citand o a V. lo~ textos muRclaros de lo sograda es-
niturn , el ~cntir de todos los santos padres y la práctica
rf•· todos lo~ siglo;;, ¿podrá V. acusarnos todnvla de que
110~ rundamos segun su r,x presion sobre la areno movc-
dizu !le la t.rndicion? Pero pregunto ó V.: ¿ somos uos-
olros vituperables por haber conservado un uso que re-
ribimo;; de nuestros padres? ¿un uso cuyo origen no

(! ) J., . .....
~· ) Ac l. ' ¡, 18.

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- 153 -
puede encontrarse en ningun siglo posterior á los após-
toles, que fue practicarlo constantemente por los cmpe-
rodor~s , los reyes y los príncipes mas grandes de la
tierra, y que ciertam ente no hubicrn hallado prontos á
~omelerse á él tmos personajes tnn enemigos de la su-
jecion y de In violencia, si no hubiese venido de una
autoridad superio r á In de los hombres? Jlero vea mos
los pasajes de los santos padres en los primeros siglos:
todos ellos prueban claramente la obligacion de confesa r
circunstaodudomente los pecados secretos á los sacer-
dotes.
El primer testigo que prcsentnré, es Tertuliano, au-
tor que norecia á fines del siglo IT, como V. sabe. Po-
dría citar otros aun mns antiguos; pero me he pro-
puesto · no producir mos que pa~ajes claros, decisivos
y absolulnmenle incontestables. En su libro de In peni-
tencia se expresa aquel osi: · Juzgo que muchos evitan
declarar sus pecados ó lo difieren de dia en dia mas
atentos á la vergüenza que á la solvncion , como aque-
llfls enfermos que habiendo contraído una dolencia en
ln~ pnrtes secretas del cuerp o, ocultan el conocimiento
ch•l mal á los médicos, y así mueren con su I'CrgOenza ...
No hay dutlu que la ocullacion del delito por vcrgoenza
11 0s promete grandes vcnlujas: como si pudieromos ocul-
tarle á Dios porque le ocullemos á los hombr es (1).»

(1) Plerosr¡ue publico tioutm sui out suffug rre, out de


clit• in dirm diffcrre prcesu mo, pudori s mogis m(~mor rs quiiru
salut is; vt·lut illi qui in (Hlrtibu ~ VCl'('("und ioribus co r·poris
cnu tract3 vrx:~.tione couscie ntiam rn('drn tium vit:Jnt , c t ita
c-um rrubr.scrnti& su3. t)tJ'eunt •.• Gr:~nde planC f'molumen-
tum verecundiae occult3 tio Jrlicti pnllic.. tur; videlicrt si quid
humana: notitire subdux er· imus, proind c d Deum cclabi-
'""~· - Tcrt. ele P<.Cnil., ed. Ft·obc n, p. 1¡84.

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-1 54 -
A!Illi se trata de lo; pecados scr.relo~. que segun Tertu-
liano es preciso declarar, no á Dios SQio , sino tí los
hombres , en la inteligencia de que está interesada la
sn 1vncion en esta con res ion.
Orfgcnes, próximo li la épo;a de Tertuliano, com pnra
los pecados secmtos que carga u la concieucia , con los
manja res inrligeslos que cargan el estómago, y di ce que
IMy que recurrir á lu conresion para arrojar con uues-
t ros pccndo.; la causn interior del mal (1). Aiwtlc que es
Jn!lllesler un gran discer nimiento para elegir un ' médi-
co espiritunl á quien se descubran las llagas de su alma;
Jl(lro t¡ue despues de elegido se le debe obedecer en to-
do, hasta en declarar las culpas delante de lodos los !le-
les reuuidos,si lo juzgase couvenienle; por donde ''e V.
que.anles de hacer una conre$ion pública se h;1cia uua
~ccrc la al S<tcerdolc, y que no se declaraba en aque lla
lodo l9 que se había declarado en e;ta. Origcnc;; da á
entender bastante en otru p3rLe cuán persuadido está
de la necesidad de conresar los pecados mas secretos,
cuando dice que el único medio de pr.evenir lu acusa-
cion del demonio, nueslro enemig~, e; acusarnos nos-
otro; mismos : que él que nos ha movido á orcndcr á
nios, no dej~rá de acusarnos de los pecados mus secre-
tos, aun lo> de pensamiento ; pero que acusándonos
JJO;otro; mismos evi~arcmos su malignidad L2). Y en

( 1) D um accus> t semct ip$um el r.onlitotur, >imul evo.


m il tl drlictum, at'lue omu ern morbi J.igerit causa m . - ll ow .
2 in ps. 3¡, t.), w. F•·ohe n, p . S19.
(.,) s; •t~Jid iu or:culto g•· rinm , , v e l et iam intr:\ cogil3tto-
lh'lll ~··t: •'••l;, cornmisimus , cunct3 m:ces.se es l puhlirori :lb eo,
ftu i :u:.c us:alor ...-st pN:catí t'l inccnlo a· ¡ ~¡ ttrgo iu vil& prte-
vtmiamus nun, el nostl'i ::.ccusn torc.s 5 imn ~, nr•tuil i:nn di:.hn·
l i .-n'u;.;it"nun. - H 1HO· 3 iu Lcv., t, 1, eJ . Fa':obcn, p. 1 :.4 .

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-155-
otro pasaje se expresa asi: «Si confesamos nuestros pe-
cados, no solamente á Dios, sino tambieo á aqucl!os
que pueden curar nuestras llagas, nuestros pecados se-
rán borrados por aquel que dijo: «Yo desvaneceré tus
iniquidades como las nubes (1)."
~las ¿qué diré de S. Cipriano, contemporáneo de
Orígenes , y mártir en el año 258? Aquel grande hom-
bre ¿no llama en su auxilio lodo el vigor de su elocuen-
cia para mover á los fieles á que confiesen puntual-
mente sus pecados? «Confiese cada cual, dice, su delito
mientras permanece en este mundo . mientras puede
recibirse su coofesion, mientras la satisfuccion 'Cs agra-
dable al Señor (2).» ¿No refiere el ejemplo de una jo-
veo á quien Dios castigó por no haber expiado sus peca-
dos notes de comulgar ( 3 )? ¿No dice que se. ve diaria-
mente á personas poseídas por espíritus impuros, por-
que no confiesan el secreto de sus pecados ( 4 )?
Tambien tenemos el testimonio de Lactancio, que
escribió hácia fines del siglo lll. Nos advierte que no
tengamos nuestro oorazon encubierto, es.decir, como él

(1) Si revelaverimus peccala noslra n9oi so lum Oco, ~eu


el iis qui possunt mcdcri vulncribus noslris, dclcbun tur p<'--
cata nostra ab co qui ait: Eccc de leo ut nnbcm . iniquitates
tuos. -Horu. '7 in Lucam, t. I, ed. F 1·oben, p. >6>.
(>) Confitcantur sin¡;uli delictum suum, dun• adhuc <¡lli
dcliquit in s;eculo est, dum admiti ejus confcssio polrst, durn
satisfactio apud Dominum ¡;ral3 est. - Ser•n . ele lapsis ., ccl.
Frohen, p. 2~6 .
(3) Qu;e fefcllerat hominem, Deum sensil ultorem. Ed.
Frobeo, p. »5.
(4) Quam multi quoticlic pamitentiam non agentES, nec
delicti sui conscientiam confiten tes, immund is spiritibus
auimplentur! - Scrxn. de lapsis, ed. Rigaltii, 1'· 202.

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- 11
:>'6 -
mismo lo explica, que no guardemos en el secreto de
nuestra conciencia ningun cr!meri oculto con el velo de
la disimulacion. Ve en la circuncislon de los judíos la
fi~ura de la confesion , que mira como la circuncision
rld corazon, de. que hablaban los profetas. «Dios, dice,
que por uua bondad infini ta nos ha suministrado todos
los medios necesarios á la salvacion, nos ha trazado en
la circunci:;ion de la carne la idea de la verdadera peni-
tnncia, á fin de que si descubrimos nuestro corazon en
toda su desnudez, es decir, si confesamos nu estros pe-
cados para satisfacer á Dios, consigamos el perdon que se
11icga á los pccttdores contu mace~. y disimulados (1).»
En la página 13~.) dice V. que S. Basilio condena la
confesion : mas vea V. como este se explica : «Es nece-
1'ario confeso r los pec.~do; á nquellos que h&n recibido la
dispensacion de los misterios de Dios (2)... ¿Y quiénes son
los que han recib ido la dispensacion de los misterios si no
lo; sacerdott:s? ;Quiere V. una cosa mas formal que es-
tos pasaje:;? S. Grego rio Niseno, her']lano de S. Basilio,
1la este consejo á los pt!nitentes : << Descubre atrevida-
mente á tu padre espiritual los arcanos recónditos
de Lu alma, cqmo descubrirías al médico tus llagas
ocultas (3 ).)) S. Ambrosio di ce que el Señor mandó ad-

( l) Poon iten tiam no bis in illa circumcisionc proposuit,


ut ~~¡j cor mudaverimu.s, id e..,t, si pl:cc;tl.l nost.a·a confcu1
s.H is Oeo ft·c.~e•·irrJnS • venia m cnn~H~c¡u:unur, qure contn'maci-
hus el :u1m\ssa sua ce lautibus clr,n('gatu•·· - LiL. 4 div,
ln <l., t. 111, Bihl. p•tr. Ed. Colon, p. 58o.
( 2) N•·(:.~ss:tt'Ítuo est coufitr•·i i i ~, quih•Js crt-dita .-.~t dis-
peusalio m pi l erioru m Dei. -llrgula 2H8, t. li , •·•L Paris,
1'" ¡-.S.
(3) Audadt:t· ostencle ill i qure sunl, r·econdita apimi
arc.a n3 , ta uqu3m occult.a vuluera medico retegc. - Jn ora-

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1 '

-1 57 -
mitir los mayores pecadores á la participacion de lus
gracias celestiales, con tal que hagan penitencia de sus
pecado.s con el ar repentimiento ·del corazon y la sinceri-
dad de la confesion ( 1 ). Pero ¿por qué recurrir á la~
palabrus del santo, cuando en su conducta hallamvs una
prueba complel!l de esta ''('rdad? ¿No se dice en su vi-
d;~, que'escribió Paulino, uno de sus diáconos, y por
consiguiente autor contemporáneo, que den·¡¡maba mu-
chas lágrimas cuando oía la confesion de los penitente,;,
y que así los obligaba i1 llorar eon él? ¿No añtlde el au-
tor que el S<lnto guardaba un profundo secreto sobre
todo lo que se le había confiado, y que no con,•ersaba·
mas que con Dios solo para implorar sus miseriror-
dins (2)" Lo que leemos en una exhortncion de S. P<l-
ciano, obispo de Barcelona, á la penitencia, nos el a
iguahnenttl á conocer tlue en el siglo IV se ex igian alos
peuile¡1tes los mismas disposiciones que hoy. El g¡utlo
obispo los conjur~t por aquel á quien eslan pittenl e>- la,;
t:osns mas secretas, que no oculten nada, que no encu-
bron su conciencia llagada (3). Quéjase de los que se di-

tiom· iu mu licrem peccalricern, lib. ll, cd. Pari,, apud ~id.


l\1o>rel., p. 1 3¡.
(1} Eq:;o evid,~n ti.ssim C Oomini prredicatione maht.la-
l um esl ctiarn g l'a\'issin.d criru iui .s reís, si e-x tolo conh· l't
tH3uifc..st:i conf..·ssione pt!ccat i pren itenti:Hn gcrant , .saca·affil' ll -
ti crelesti• graliam rd'undontlam. - L. l1 de P renit, cap. J,
t. 11, r.J. nov . Paris, p. 420.
(•) lt• lleha t ut ct illos flere compellcret ••. Causas au·
tem crimlnutn qu:1s i lli confitebantu r, nul li n isi Oontiuo
sol í aputl quem inLercelleba t, loquf'batur. - lu vi t.l SnncLi
Ambrosii, e~. Frobeu, p. a o .
(3) Des inite vu lut•ratam tegerc conscien tiam. - I n Pa•
ro:ncs i ad Pcenit., 13ibl. palt·., 1. IV, p. 3,6.

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- 158 -
rigen (1 sacerdotes ignorantes 6 poco instruidos con el
fin de sorprenderlos (l ). Dice que hay algunos que con-
fl esnn bien sus pecados y los explicnn con much~ dili-
gencia: pero rehusan sujctnrsc (1 los ejercicios pcno:;os
de lo penitencia:· y los'compnra á los enfermos que lla-
mnn al médico y le descubren fi elmente sus dolencias;
pero no quieren ejec•Jtar lo que les presr.ribe (2).
Vengamos· á S. Aguslin que supone V. en el mismo
lugnr de su obra haber sido contrario á la confesion.
Pero ¿podia este santo doctor expresar mas claramen·
le la necesidad de confe;ar los pecados mas secretos á los
s~cerdotes que con estas palab ras de su homilln X Ll:
uNndie diga : obro ocultamente, obro en prcsencin de
Dios : Dios que me perdona s:1be que obro dentro de mi
cornzon> Pues acaso ¿se dijo sin causa: lo que dcsntnrcis
en lu tierra quednrá desolado en el cielo'? Pues 1quél,:se
dieron sin ca usa las llaves á la iglesia de Dios? ¿Frus-
trnmos el Evangelio de Oios·? ¿l' rustramos las pt•lnbrus
de Cristo' ¿Os .prometemos lo que él niega (3)'1»
Por eso añade en la humilin siguiente que una alma

( 1) Quid fade& ' <JUi tlc·ci¡>is saccrdol em , r¡ui ~ut igno-


r·:~ utr: m f::d lis t aut non p1an<\ scicntem? - I n ParroncJi aJ
P oo nit·. , Dilif. p'atr. , t . IV, p. 3 c6 .
(2 ) N lmcaü eossermos lt • r¡ui hene ac sapirute1· vulur.-
ra sun confiten reS , qutc voluee·u m~dir.iuaru sit , uou nove-
runl. - l bi<l .
(J) N<mo •ibi Ji~l : O ccullé •go, apnd Ocu m a:;o: un-
vil O~.·us r¡ui D!ibi ignoscil, t)uia in rorde ago: eq;n sine ca u ..
s:l 11ictum esl: •¡Uae soh •tritis i u ltrr3. , soluta eru nl i u fQ!-
Jo? err;o ~i ue caüS:i ~unl cb\'l'S d:. tre ecclt•si:e Dc•i? F r·u$lra-
mtt' E":tug .. lium O,·i? Frustr:amus vtrba Chl"isti? 'Prmnilli·
mus volíis <Juod ill c nr;nt l - Hom. 49, l. X, cd. Frnuc·u,
1" SS~.

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-1 59 -
carg~do de pecados mortales no tiene que esperar la AAI-
vacion , sin recurrir á lus llaves de la iglesia ( 1). &1n
Leon que murió unos treinta unos despucs de S. Agus-
lin , fue el primero que suprimió la confesion p(lblica en
la iglesia latina, conservando solo el uso de la confe;iou
hecha ni sacerdote; de donde resulta que la confcsiou
pública era materia de disciplina sujeta á l'ariacion . y
que lu ne~esidud de ser absuelto por un sacerdote, des-
pues de declararle los pecados, se ba mirado siempre
como in1•nriable. Vea V. las palabras de aquel gran pou-
Ufice: «P rohibo que se lea en público la declarucion-que
Jos pecudores ha yan becho de todas sus culpos cir-
cunstuncinda mente y por escrito : basta de~cubrir á los
s;~<·erdotes por una confesion secr eta los pecados de
que aquellos se sicnteu culpables. Sin dudn sou tlig-
nos do alabanza los que en lo plenitud de su fé ·•:o
temen cubrirse de confusion delante de los homiJrc,,
rorque es tan penelrildos de un temor saludaule hácin l'f
Sei10r; sin emiJ:lrgo como entre los penitentes puede
haber algunos que recelen con justa causa publira r sus
peco•dos, es menester abolir esta costumbre, no ~a que
muchos se pril•eo de los remedios de la penitencia, }.1
por vcrgc.cnza , ya por temor de descubrir á sus ene-
migos acciones punibles por lu autol'idad de los le}es,
porque basta la confesion IJUC se hace primerumcutc á
Oios , y dcsp ues ni S<•cerdotc (2) » Concluyamos por
S. Gregorio el Grande. Este santo ¡JOntifice que como V.
sube gobernó la iglesia hácia el fin del siglo VI, tra~ó

(1) Implico tus tam morlif<ris pcccotorum vinculi• clt-


trtctat confugere ad claves eccle.siz, el:audet sibi salut("ru aJi-
c¡u>na ¡>olliccri? - Hom . 5o, t. X, cd. Froben, 1'· SS9.
( 2) Sufficil illa c<lnfl'Ssio <¡uo: p r imum Oc'O, luna ctia 1o
u ccnloti.- Ep. c36, ed . Ques ud ., p . 3 56.

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-1 60-
una flgura admirable del pecado r en la resurreccion de
Lázaro: no hay cosn mas propia para darnos á conocer
su pensamiento. «Todo pecador, dice , e·lti sepultado en
lo profundo del SCIJUicro, mientras oculta sus petmlos
dentro de la co:1ciencía ; pero el muerto sale del sepul-
cro cuando el pecado r confiesa sus inic¡uidndl!s por im-
pulso propio. A Lázuro se le dice : «Sal del sepulcro; u
corno si claramente se dijera al que está muerto en la
culpa : ¿por qué escondes ln pecado dentro de la con-
ciencia? Sal ya fu era por la confesion; preséntese el
muert o fuera del sepulcro, esto es , conllesc el pecador
su culp11, y luego que esté fuera, desátenle los disdpu ·
los (1)., Note V. que aqui habla S. Gregorio de todos
los pecndores reos de pecado.mortal, OIIIIIIS peccator, wi-
libet mort·uiJ in culpa : hubla sciHIIadJmcnl e de IH¡uc-
llos cuyos pec.idos es tan ocultos: introrsum /atet, in sui.s
penelralibtu occultatur; y sujela todos los pecadores á
la obligacioo de confe;arse, supuesto que solo á este
precio debeo ser dC$alados por los sacerdotes : ,;enien-
ten~ (oras solvan t cliscipuli.
Dice V. e.n la página 135 que S. J uan CrisMomo
condena toda confC$ion secreta : ü esto responderé que
es verdad que este doctor parece que se expresa en
muchos pasajes de maner a que hace creer que basta al

(1) Om n i• prrcato r , dom culpa m suam inlra con scien-


tiam alucon dil, intrors um latet, in .suÍ$ 'peuelr 31ibus occul-
t:ltur ; sed m•lr luus veui l for3s cltm petc\\ tor ucqu ilhu su:as
spoutc ct•nfa tctu•·· l ,:ato.ro er~o ,licilut' : V ru i fo,·as , ac s i
apc•· ti- cui1i Uet mortuo in cul p:1 diccret ur : cu •· rca tus.n l1null
int ra coau cir utiam ;.Lsco11t.lis? Fo1'3.S jaru pe r co•d'essiom·cu
t-grrdr re: Vtn iat il~'lut {oras tnorlu us, id ut , ·culpam con-
fitea t u t~ ptccaiO I'; \'Cnieut em vcrO fo1·as .solva nt tl isd1•uli .
-11om . ,G in J oau., t. I, c<l.l'a l"is,p. •4 4•·

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-161-
pcnitente confesarse á Dios solo; pero ruego á V. que
note que por la confesion hecha al sacerdote entiende
tnmbien la iglesia romºna la conf'esion hecha á Dios,
supuesto que enlieude que el sacerdote ocupó el lugar
de Dios, y que Dios es quieu absuelve al pecador por el
ministerio del snccrdolc. En este sentido dice Anastasia
de .Si na : «Coofiesa tus pecados á Jesucristo por el sacer-
dote ( 1).• En este sentido ha de en tender~e la fórmu-
la de.S. Fulgeucio : «Yo me confieso á tí, Seiior, l)ndre
del cielo y de la tierra (2),;, aunque se denote nlli que la
confesion se hacia ante el sacerdote : coram floc sacC1·-
dotc. Asi los p<lsajes de S. ,l uan Crisós!omo que mani-
fiestan al pnrecer que basta la confesion á Dios , no ex-
cluyen la que se hace al sacerdo!c. Adema~ tenia
mucho empello en la práctica del exfimen de conciencia,
y exhortaba á él sus oyeutes; y es segu ro que duran-
le este exámen solo se repasan los pecados an!c Dios , y
á Dios solo se exponen para pedirle perdon. En efecto
¿qué es el exámen de conciencia sino una confesion he-
cha ú Dios? Y la práctica de este exámen ¿se usa mas
entre ustedes que entre nosotro5? ¿No seacostumbra co-
menzar la. confesion coo las palabras: Con(ilcor Deo
ommjJolenti, yo me confieso á Dios Todopoderoso? Y si
·V. afirmase que S. Juan Crisóstomo reconoce en la cou-
fesion hecha á Dios la 1•irtud de borrar hasta los pe-
cados mortales; la iglesia romana la reconoce tambien
cuando va acompaiwda de una contricion perfecta y de
una .voluntad sincera de confesarse con el sacerdo-
te en la primera ocusion. Finalmente todos los san-
(t) Confi L• •·c Ch ri sto pcr soccrdotcm pcccolo tno.- De
s:tcr3 sixaxi iu Actuar io P. Comberis , t. I 1 ed. Paris, .:1pud
Ant. Bert icr, p. 89o.
(•) Conlit co •· tiui, Domine, potcr crel i ct terrre.-Jq
oocrom . sane t. G r •g. cd . McnHd , Paris , p . . . s.
T, 12 , J 1

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-1 62-
los pailrel! ·han .asentado que la obligacion de coufe-
saJse ·era de lleredto dil'ino: acaba V. de rer Ql!e
han reconocido eñ los pecadores la obligocion de
confesnr ci rcunstnnciacl nmcnte sus pecados; y es bien
seguro que esta' ouligacion no puede funclnrse sino
en un precepto divino 6 en un precepto ecll!siilstico.
En ninguna parte encuentra V. que los sautos ·Pa-
dres haya n citado una ley de la iglesia por fundamento
de aq uella obt:gacion, como V. supone sin razon; luego
es mene~ter decir <1ue no conocieron otra prueba de es-
ta oblig<~ cion que el prrc<•pto dirino. l\fas es : muchos
S(lntos padres enseflau en lérmirlos expresos que lo con-
fcsion fue instituida por el Seüor. Ter luliano dice que
el Seflor estableció la e:-.omologcsis (1); y ya sabe V. que
In exomologesis e> 6 In confcsion misma, 6 un ejer-
cicio de penitencia que In imponía. S. Cipriano asegura
<¡ue la exomologesis es necesaria segun la disciplinn del
Seitor (2), es decir, segun el 6rden establecido por él Se-
flor. S. Leon-dicc que Jesucristo dió á los encargados de
la iglesia la potestad de ndmitir á la pnrticipacion del
sacramento á los que se confesasen (3). Juan de Raithc,
amigo de S. 'J unn Climnco, aürma que es lomos ohligndo~
á confesar· sencillamente los pecados por una necesidad
de precepto di vino (4). La mayor paTte de los santos

(1) Tn stitutam ¡, Domino c•omolo~esi tl sciens. - Lih.


del'<~>nit., cd . Frobcn, p. ~85.
( 2.) QuautO roagis hoc in &ravissimis delictis src uudOm
discipliuam Domini obscrvori oporlel.-Lib . 111, ep. oG,
cd. f'robt n, p. g6.
(3) Pr:cpositis cccle•i"' honc tradidit pot estolrm, ut
c:oulitentihus actioncm poo niH•utire clarenl etc.-Ep. 83 :u.l
'I'Io cocl. rd. Qucsnel, ¡>. 3o >•
(4) Quía simplicilcr cúnlitcr i rccc~ta tcncmur ex n c·

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-1 63 -
no pue -
p¡¡dres ¡¡tribuyen á la cou fcsion uno virtud que"Q ue la
de tener de los hombres. Tertuliano dice: Orlgc ncs:
e.xomolog esis apaga el fuego de l infierno (1)... los peca-
"Q ue la confcs ion tien e la rirtud de borrnr abolicion
do; (2~" S. J uan Crisóstomo: «Q ue es uno« Qu e nos
de los delitos pasados ( 3 ). " S. Ambrosio : tando de
preserva de un castigo c1ue no evitar íamos traQu e pro -
excusa r nuestras cul pas (4). •• S. Ag ustín : ce ador (5).»
du ce la alegria y lo salud en el alma del pecinstitucion
Ah OrQ bien ¿son estos los efectos de una padres,
humana ? Segun el sentir general de los santossacllrdo-
¿no fue .Jes ucristo mismo quien encar¡;ó á los os visto
tes que hicieran las fun ciones de juez, como hem e punto
por los tex tos de la sagrada esc ritura·? Sobre est do, el
añadiré nlt eslim ouio de S. J uan Crisóstorno, ya cita
el sacer-
de S. Ambro sio, que reconoce expresamente en los upós-
dot e la comision del jue~ dudo p01: Jesucristo áo. c1ue ''e
toles y sus sucesores (6) ; y el de S. Gerónim las llaves
en las manos de los suceso res de los apóstoles
X, Bih l. pol rur n,
crs& ilal e cli••ini rna ncl oti .-ln gra d . 4, t.
Lugd . apu J Anisson . , p. S • •·
JJih . de Pre nit .
(1) Exowolo~c·sis cxl ins uil t;dl enu orn .
tcl. Fro hrn , P• 485 .
r .-l lom . 1 7 in
( >) Si rcvc-ln vrd mus per cat a , ele lebu ulu
Lu cam , td. Fro ben , 1. 11 , p. >Üo .
dcl ict oru m. -
(3) Couf.,ss io pra:ter itor um cs l nbo litio
fm , p. ~o.
Uom . 2.0 iu Gr ur! im, t. 1, apwl Hu gon
re.s.sio, et
(4) Plu rim ú m sul f•·a;;atur reo ver ecu uda cou sub lc-
iU.$, putlorc
p<e n:.m qo~m sir·c conr('ssiouc non 1 possun
p. 821 .
''a rn us. -ln ¡u:.lm. 3¡, t. 1, ed. 1 ari s ,
(S) TJ'istis es ~ULC'qu:.'lln con fil ('a•·is, cou fcss us t:<ul tn,
Fro brn , p. 6go .
jam son abe ris. -ln psotm. GG , l. VII I, ed.
t opo sto lis .-l n
(G) Qu od out ern c•·a t judici i sui , ded í
.
psa lm. 38 , l. J, cd. nov . p. 85 8, n . 3í

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-1 64 -
del reino de los ciclos paro prel'enir en cierto modo
con sus juicios el dia del juicio divino (1). Yc V. pues
que por la autoridad del mismo Jesucristo se hallan
obligados los pecadores á confesarse con los sacerdotes
como hombres puestos. por él, que no podrian juzgar
dc.los pecudos pasados, ni del estado actual del peuiten.
tc ·sin que esle los informase. Por último V. conoce
que si los santos padres han citnllo los mismos pasajes
de In sagrada escritura que nosotros para probar la uc-
cesidad de In confesiou, no podrá ya quedar ninguna
duda de que la creyeron de insti\ucion dil'ina lo mi;mo
que uosotros; de lo cual podrú V. comencerse exnmi-
nnndo los pasajes seiíalados (l((ui. S. Atanasio (2) , San
Hílnrío (3), S. Juan Cl'isóslomo (4) y S. Agusliu (o) ci-
lon el versículo del Clllillulo XVlH de S. Mateo: «To-
do lo que ntoreis en la tierra será atado en el cielo, y
todo lo que desatareis en la tierra será desatado en el
delo.ll Orígenes (6), Beda (7), Alcuino (8) , S. llcr-

( 1) Qui cloves r•~ni crelorum hobenles quod~mmodo


~nlc d iem judicii judicau t. -Ep. od Jlcliod . 3; de vit:i so-
lit, l.. l V, ccl . Mar lian a y, port. 2 1 p . 1 o .
( •) Snnct. Atho n. in ser ru . in illa vr.rha: Profccli in pn·
¡;urn ~ui ah Uolsten io (li'O Gen ui no asnoscitor; tom , IV, cd.
nov. l'n t·is , p. 4311.
(3) Sa nct. llil. in 1 S Mal h., ccl . nov. I'ar is, p. ¡on.
(4J Sonct. Chry ssost., lib. JI (. dr. sacerdot. t. V, eu.
Frobrn , p. SoS.
(5) Sane!. August. Hom. 49, t . X, td . Frobcn, p. 549•
(6) Ori~. Hom. • in Levit. t. 111, td . vettr. f . 56.
(¡} Drda in Comment. aol cap. 3 Jacobi, t . V, apml
Joa u . vVilk, Friessen, 1'• 6g3. •
(8) Alcuino in e p. ¡ 1, ed. Duch. 36 Ca n isi i a¡lud vVcs·
ton 1 p. 1¡16,

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- 165 -
nlrclo (1) y Hugo de S. Víctor (2) citan el pasnje del
capflulo V tic la epfslola do Sar.tingo : « Coufesad vues -
t ros pecndos unos á otros." En los lugares marcados verá
V. cómo ~n can ele estos pasajes las mism as consecue n-
cias que la iglesia romana para p1'oba r In obligucion de
r.onfc::ar::e; y así esta hace subi r el orígcn de la confcsion
un precepto divino tle acuerdo con los mi;mos santos
padres. Hasta el nutor do la reforma auglicann ci-
ta lamh ien los mismos testimonios en apoyo de este
dogma (3). ,
En todos los siglo~ siguiente:; se ve asimismo cslableci -.
cln es la prñclica en In igles ia uni versu l; con lo que quedan
de; menticlos los que sin la menor ra1.on ó prueba inleulan
fijnr el origen del precepto de la confesion en el siglo
XTTI, supo uicndo que el llapa I noce ncio 111 hizo admi-
tirle y aprobarle en el couc ilio cuarto de I.elran cele-
bmdo el aiio 121i>. Es verdad que en el cánon 21 del
mismo se clecr eta que todos los fieles de uno y otro sexo
ronfiesen sus pecados¡¡ lo menos uno vez ni uiío, y reci-
bnn re~pl!luosamcntc el sacramento de la Eucarisllo á
lo menos por Pnscua, só pena de ser sepa rarlos de la
comunion de los fieles, y privados á su muerte de la se-
pultura de los cristianos (4) ; pero este precepto ¿esta -
bleció lu necesidad de la confesion? Al contrario ¿no
la supone yn estab lecida? 1. No es mas bien un regla -
mento que determina el tiempo en que aquel ha de
cumplirse? Sin embargo aunque se hoya probado
.
(1) S. ller n. in l. l\le.J ., c. 9, t. 1, rcl. 1\lab ., p. 33o.
(>) Hu~ . l. Il ele sacro m. port. 14 , c. t. 11 , in eodem
3pnJ Ant. lt icrat . , p. l,gS .
(3) Hrnr ico VIII , Ass• rtio sacra wcn torum ad ••rrsú s
Mar i. J.ulh ., P· 5>.
(4) Tom •. > Lahh .

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-166-
hasln la evidencia que el origen del precepto de la con-
fesion sube hasta el tiempo de los apóstoles ; au nque sea
de origen di vino, segun los textos mismos de la sagrada
escri tura y el testimonio de los santos padres, y por
consiguiente diez ·siglos anterior al concilio cuarto de
Letran; con todo quiero citar ú V. los autores mas cé-
lebres entre los muchos que escribieron sobre esta ma-
teria en los siglos anteriores á dicho concilio. Pedro de
B!óis , ton n 'comendoble por su piedad como por su
~;i enC'i a, murió el año 1200, y de consiguiente compu-
~o sus obras mas de quince antes del mencionado ·conci-
lio ; sin embargo escribió un tratado entero sobre la
confe,;ion (1).

llicnrdo de Sao Victor, uno de los mayores teólogos
de su siglo, que muri6 el alío 1173 , hace co nocer la
n~cesidad de In confesion en su t·ratado ele le' ¡1otcs:a!.l
de atar y rlmuar (2). S. Bcrna r~o, tan célebre por la
santidad de su vida y sus eminentes virtudes, y tan
digno de consideracion aun á los ojos de Lutero <¡ue le
estimó mas que á todos los otros padres de la iglesia,
dice hablando de lo.s siele grados de la confcsion : •· ¿De
qué sin•e acusarse de una parle de sus pecados y supri-
mir la otrn, purificarse á medias y quedar la mitad
manchado? Todo. está patente y descubierto á los ojos
de Dios; i. y le alrel'e:; á ocultar algo al t]UC ocupa el
lugar de Dio> en un sacramento tan grande (3)? » San

(1) T t•>c;l>l<ts rle ct>nfc., .ionc sacramentali, t. XXIV,


Bi hlioth. palt·., Lugd. apnd Anisso nios, p. 11 ¡3 .
(,) Trae t. de poks t. Ji~. Rothomagi apud Joann em Ber-
t clin, p. 33 <>.
(3) Q u iJ protlcs l partcm prccatornm dicrro , el partcm
ct:l3re , ex. p;u· Lc mu n1l<lri, el ex parte imnlunditia:: dcsc rv i-
re? Omni> nuda ct a¡•rrta oculi$ Oci : tu aliquitl illi ab$-

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-1 6i -
mo pudo ma r-
llernnnlo murió en el año 1153; pues ¿có se supone rue
car tan disliulamenle una ouligucion qu e
s de sesenta
estaiJiec;da por el concilio de Lelrnn mnll ugo de Sa n
uiios des¡>u cs~ ¿ No es esto un absu rdo?mbrado por su
Ví cto r, ori¡;inu rio de Sn,jonin, tan no segundo Agus -
relevante doctrina que le llamaban el ocheuta ni1os
tiu , dice en su obra compuesta mas deél murió ' en el
antes del concilio de Letran , pues que resais (1).» En -
aí1o de 1J39·: "No os salvareis sino os con no debo pasar
tre los gralt(les hombres del siglo X ll oriJculo de su
en silencio á lbo ele Char tres (2)ien , el
tiempo, y fl S. 1\nselmo (3) , fl qu con justo titulo
iglesia de Jn -
llama el cardenal llnronio antorcha de In1115 . y. el se-
gla len n: el primero mu rió en el aíto los autores que
gundo en el de 1109. Pero como lodos e punto de la
he de· citar todavía, se ex pre snn sobre est ntentaré con
misma manera que los precedentes,.me co ra q\Je· pu cda
indica-r el libro y la pitgiuo de cada uno pa
V. si quiere consultarlos rácilmente. ano, me -
En el siglo Xl Ol>arece un Pedro Dami esplendo r
r el
nos ilu stre por su noble pro sapia y po dad em inente
de la pt'Lrpura romana, que por unn piesanto y do clo
unida á un saber profundo.: pues este ha dejado un
card(\nnl ,. que murió en el aiio 10 72 ,
o?-Ed.
con dis ,. qu i o,,¡ locom in l~nlo ob tin et sacr~ment
1\l oui llo n,. t. r, p. 11 68 .
ini hoc est non sal -
(1) Qu id est con61t•mi ni nl sah•rm
de .sa.t'r:lm('ut. litlci t cc.J.
vam ini nis i coo rit eam ird .- Lib. II
S.
1\·J o¡;u n t. opud An t. llic r. p fog
La urc nt . Cot tcrcou .,
(2) Se rm . 1 S in cap . J ej un . opu d
p3 rt• • ' p. •9 1· Colon. opud l\lo tcr -
(3) In cap. 17 ev.1 n g. Luc~. ed.
nu m Ch oli nu m, p. 1 ¡6 .

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- 168 -
scrrnoo en que no trata mas que de las reglns de una
buena courcsio n y de los obstáculos que hoy para ha-
cerla bien (1).
A priucil>ios del siglo X noreció Regincn' abad del
monasterio de l'rum en la diócesis de Tré1reris, céle-
bre por la cxaclilud de lu historia que nos ha dejado
en sus crónicas , y por lo erudicion que manifestó en
sus dos libro> de la discipli na eclesiástico. Terminó su
vida hócia el alío 909. Vea V. cómo habla en el capi-
tulo 286 de su primer libro (2).
En el siglo I X llorecian Jonás , obispo de Orleans (3),
y UnbJno i\h uro, arzobispo de Magu ncia (4.) ; el primero
una de las ;1nlorchas mas brillnnlcs de la iglesia de l'' rnn -
da , y el segundo uno de lo~ mayores ornamentos de la
iglesia de A h!mania. A la autoridad de estos grandes
hombres pudiera nitadirse tnmbicn la de vnrios conci-
lios; mas solo referiré dos celebrados en el siglo IX. Los
pnures del ue Chalons congrcgndo en el aí10 de 813 di-
cclt: "l-Eemos observado tuto cosa digna de coiTecc ion,
y es que muchos ni con l'c~!lr sus pecados (¡ los sacerdo .
tes no lo harcn lutcgramentc : es menester examinar
lo.; pecado.,; con diligente utcncion para c¡ue la conresion
sea complcl<t (5}., El concilio de Pa1la mandó en e!
oilo 850 que los pecadores públicos fuesen obligurlos á
-
(1) SHm. 58 qui esl ~ de S. Anclr. Ctl. Pads apud
i t-:¡;itliurta Tcmp~rr, P· 13~1 · 'UL enim confilt3ffiUI' r:~tio sot-
lic-il:lt, D~.·us 'lui vitlt·l co;;it. Jl. t~o .
(•) Lib. 1 clo cliscipliua ctcles. cap. •8G. Paris apud
F . l\lu{:ud. , P· 13ft .
{:{) ,Jonns, lih. TII. ele fn st, l >rical., C> ¡>• l4 ,, t. 1,
.~picil•g. D. Lur~ Ach ori. Ecl. Pa.-is, 1'· 181.
(!,) Lib. Vil Eccl•s., c•p ¡, t. lll, p. 47'·
( ;¡) liJe cmcn~•lione inoligrre pr•·spexi tnu,, t¡uod quidam

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-169-
loncer penitencia pública; pero aiíade inincdinlnmente
en el cAnon 6. ce Que lodos aquellos que han pecado
0
:

en secreto, se confiesen con los ·sacerdotes que los obis-


po~ elijan como médicos propios para curar las llogos
ocultos; y si lo~ confesores tuvieren algunas dudas no
vacilen en consultar á sus ob i ~pos (1). » En el siglo VIII
observará V. una unil'onniilnd constante de la misma
doctrina sobre la necesidad de la confcsion : por este
tiempo fi1.1rccia el venerable Uedo (2), Lan respetado en
la iglesia que se Icen públicameole sus bomillas como
las de los santos padres.
En el mismo siglo vivía Teodulfo, que gobernó la
iglesia de Orleans , y por su raro mérito fue llamado
por Cal'lo Magno cerca de su pcrsoua. Este santo obis:-
po hizo preciosos reglamentos sobre la misma materia
en el oilo 7<J7 {3).
En el siglo VII vemos á S. . Juan Cliinaco {4).
Pero para demostrar mejor la mala fé de los que supo-
nen que la confesion dala del concilio IV de Lctnm,
,·oy á hacer ver á V. que se confesaban los fieles muchos
siglos antes de este coudlio , y que el uso de la confc-
sion se había introducido en las cortes de los prlncipes
tlnm r.onlitcntu1· pccc:tta sn.ccrclotibus, non ph:ni! id fnciu ut.:
sn1ert l ilul:q;~alic>u c d..-hPnl inquil'i iwcca ta, ul pJ¡·un siL con-
f<·ss io. Co n. h , t. V Il, conc. L>h h., P· 1 > ? ~·
(1) Q•ti occulli~ dr linc1uuut J iis c:on fil ta ntur quos epis -
cnpi itlouros acl sec rct iora vul ueJ'a rnentium medicos elcge-
r int, qui si for.s:1n c.lu\'Ít:ahei' Íut, t•piscoporum suorum non
clis.simult nl implnr::.re seutenti;un . - Couc. Ticiuensl·, can. 6,
tom. VIl 1, L>ltb. P• 63 .
(>) In c>p· 5 J>colti, t . V, Il•ua:, p. 693. Colonia: >pud
Jua uncm \t\' ilhclmum Fritsnu.
PI Cap. 31 , VIl, co no. L>bb, p. l q4.
l.
(1,) G ra<l, .¡,t. X 1 Ilil>liot.l•>lr. l'• 401,

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'
-1 í0 -
y en los ejércitos lo mismo qne en los claustros; prue-
ba evidente de que se miraba ya entonces la confe; ion
como la miramos en el dia, •luiero decir, como de pre-
cepto, como necesaria para alcanzar la remision de los
pecado.;; porque no es de presumir qur. todos se hubiera11
sornclido generahnente a una practica dificil y humi -
llante, si no se hubiera creído que era un debe r indis-
pen~able de religion. Asi citaré primeramente empera-
dores y reyes que tenían confesore; como hoy nues-
t ros pr!ncipes católicos,. y me contentaré con uombrni-
algunos, indicando los autores que nos lo enseltan. El
confeso•· del rey Thierry I en el siglo VII era Sun
Ansberto, a~zobispo de R ua n (1}: S. Vi ron, obi~po de
Rurcmundn, lo era en el mismo siglo de Pi pino, padre
de Carlos Marte! (2): S. Aida no, obispo de W cxford en
I rlanda , confesó al rey de esta isla llamado Urandu bh
de,,pues de haberle resucitado segun se indica en_ su
\'ida ( 3): S. 1\'Iartin, monge de Corbin, fue confesor de
Carlos Marte! en el siglo VIII (4) : Corbiniano, obispo
de Frisinguen. oyó la confesion de Grimooldo,duque de
Baviera l5) : OITa, rey de los mercios en I nglaterra,
tuvo por confesor á un tal Hum ber to, segun refiere un
prolest.llnle (G). En el siglo IX vemos que S. AIdrico,
obispo de !\fans, fue co11fesor de Luis el Benigno segun
1\'1. llaluze (7), y Donato Scot, obispo de felusa, lo fu e,
segun Hughcl, de t otario, hijo y sucesor de Luis (8).
(1) 2 Srecul. brnNlict. {' • toS S.
(•) Bolland. Maii t, TI, p. 3 1.~ .
(3) Id. 31 Ja m. t. li, p. • 18.
(~ ) . 1 p a•·t. 3, srecul. heued . P• 46 >.
( 5) lbidern 1'• · 5 ",
(6) Sp~lrnau, t. I <onc.
(7) Miscc ll. t. lii, p. 5.
(8) I tal ia sacra 1 t. III, p. >73·

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-1 7 1-
En el siglo X S. Udalrico, obi~po de A ugsbur go, fue o-
confesor del emperador Oton (1) ; Guillermo, arzde
bispo de Magun cia , confesó á santa Malilde, munne jer
He nriqueapellidado ('1 cazador, en su última enfe 11ad
(2) ; y Diego Her nnndo fue el confesor del rey On loño
Jl de Esp<líiO (3). Del siglo XI no citaré á V.
mas
que la reina Constanza, mujer del piadoso Roberto, que
tuvo por confesor á un sacerdote de la diocesis de Or- e, •
leans llamado Estevan (4.) , y en el Xll á JI enriqu
rey de Iuglnterrn, cuyo confesor fue Ateldulfo,
prior de S. O; unldo. y despucs primer obispo de Carlislc
habiendo fundado el rey este nuel'o obi::pado para re-
muuerar á su confesor (5 ).
No se crea que en los siglos que acabamos de re-
correr, carecieron los ejér citos de confesores: los habíalo
lo mismo que en las cortes de los prlu cipes. Asi nos en
enseila el primer concilio de Ger maoin, celcbrudo ca-
ellliio 71l2 por el zelo de S. Uonifucio: díce se en el si
non ;egundo que C<Jda coronel tenga un sacerdote conles
go para que oiga las confesiones de los sold adosdecyreto
imponga l>cnitencia (G). Cario )lag no dió un
casi idénlico, que se hulla en el artículo IV de sus ca-
pitulares eclesiaslicas (7). Guillermo de Sommer-

.
(1) Dir tmo r, l. 11, Cht'llll· aut h. Bru nsw . p. 333

(>) Bol lad . q Mar lii, l. 11, ('• 369 •
(3) Yo• pes in Cili"OII. Ol"d. S n .·uccl. l. IV. ll· 4So.
(4) Tom . 11, Sl'ic il. Arh cri, p. 6¡G .
(S) ll ist_o ri~ ole Iu~ lot. por Auclr~s Ouchero
c, cdic. de
Du vcr dirr , l. T, J. !T. P· '49 ·
srcu m ho-
(G) Qui sque Jll"rofo·c tus unu m pr:e bylc rum
ic:Lrc et iudi ..
br3t, qui hominiOu.s pccc:1ta confitcr\l ibus jud
15 3$.
c:aro pron ilen tiom pou it. Tom . V J, I.ab b. P·
( ¡) T o m. V 11 La bb. p. 11 t, 3 •

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- 172 -
set, _religioso de l\Ialmesbury, elogia á los normando5 por-
IJUC pasaron toda la noche confesando sus pecados an-
tes l)e entrar en batnlla (1). Juzgo que todo esto bas-
tan't para convencer á V. que antes del concilio de
Letra u era general el uso de ·I n confesion entre los fie-
les ; pero la multitud de los penite ntes que acudian al
tribu!]al de la penitencia, me sumiuistra una nuevn prue-
ba. Nicéforo, archivero y ;Jntor griego del siglo VII, se-
gun el señor Labigne, y del lX segun Coccio, nos mani-
fiesta que no pudiendo bastar á la multitud de peniten-
tes los obispos solos que se habían encargado al princi-
pio del· miuisterio de la rcconciliacion, cometieron este
cargo á los monges. que juutaban al Silcerdocio una
virtud probada (2). Tal e:·a la práctica de la iglesia
griega : en cuanto á la latina parece que no hubo nin-
guna disl incior. entre los sacerdotes seculares y regu-
lares, habiéndose empleado indiferentemente unos y
otros en oir las corifesiones.
Por último debe V. saber que los griegos cismáti-
cos se confiesan aun hoy día como los católicos roma-
nos, y que esta costumbre no solo no es posterior al con-
cilio de Letrun , sino que comenzó con la fundacion de
la iglesia misma. Creo haber satisfecho plenamente á V.
en esta mater iu.

(1) TolA noct• conf.ssioni peccatorum vacantes. - liL.


lll , de ges t is anglorum, c. ! 5.
(í) Ntgotii treuio frcqucn t iaquc mull itud in is ct turhu-
1cnci3 fa l igati idop<"rro acl mon:u:hos transmisN·<"· De potcs ta ..
te ligan di ct absolvendi. - Bibl. patr. cd . Colon. t . XIT,
Jl· 547·

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- 173-
~- - --

C1\PiTULO .VII.
DEI. PlJRGATOIUO Y DE LAS ORACIONES POR
LOS MU ERTOS.

Dogmas clesc.cb3do.s por la iglrsl., ans lican3, aunque proba-


dos con los trxhls dr.l ~utiguo y dd nuevo tes t3mento y
con 13 práctlca de la iglesia univcr·sn l durante los prim e-
ros s iglos bajo la outoridacl de los primeros concilios.

Ahora voy á responder á Jo que sienta V. en la pá-


gina 112 de su 9uinta conferencia . Allí diee V. «e¡ ue la
doctrina de la iglesia romana tocante al uso de orar por
los difuntos, al purgatorio, á las indulgencias y al cul-
to de las imágenes y de los santos es una doctrina va-
na, inventada por los hombres sin ningun fundamento
en la Escritura y contraria á la palabra de Dios; y uilu-
de V. que el uso de orar por los muertos comenzó en
el siglo JJL l\Iuy graves son á la l'erdad estas acusacio-
nes.; pero ~dónde csltm las pruebas? Por mas que las
he buscrido en el escrito de V., no he hallado ninguna.
Espero pues demostrar cuán infundadas son estas
acusaciones contra la igfe>ia romana , y P,robar con la
misma Escritura que el origen de orar por los difuntos
no viene del siglo IU como V. supone.
La oracion por los difuntos está lan nutorizacla, que
no se puede desechar, ni considerarse de ningun modo
como un abuso introducido por la iglesin romana; por-
que a<lcmus de la costumbre de los judíos, atestiguada

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-1 7d -
por la Escritura, está autorizada la mbien por la tradi-
cion apostólica , por el u~o universal de los primeros
fieles, por el oficio pú blico de los primero~ tiempos y
por la idea constante de todos los cristianos ortodoxos.
Citaré primeramente el célebre texto del li bro 11 de
los 1\Jacabeos, donde se dice: u Es un pensamiento su nto
y snludable orai· por los diruntos para que qucdeu li bres
de sus penas (1).» ¿ 1\o es este un testi monió bien formal
en favor de la oracion por los difuntos? Pero conozco
que en vano cito el texto de un lib10 que V. 110 ad-
mite como canónico; sin embargo falla 1•er á quieo
deberá creerse, si ú V. 6 á S. Ag•1stin, al tercer con-
cilio de Cartago y á Jnocencio l, testigos seguros y
nnda sospechosos de In nnligücdad. S. Agustín dice ex-
prcso me11te que los judíos no reciben los libros de los
Mncubeos por canónicos; pero la iglesia católica sl (2 ).
Ya "e V. que S. Agustin no nos habla. de su opinion
particular, sino de In 011iniou unil'ersal de lu iglesia.
Adcmas el tercer contilio de Cartago celebrado el
ai1o 397 , que V. rerouoce, nceptó la decision que ad-
mite por canónicos los dos primeros libros de los Unca-
bcos ( 3). Inoceocio 1, que murió el ai10 402. los com-
¡Jrcndc tambien enlre los li bros canóni cos.¿ Qu<i funda -
men to pues hay para opoucrse á la opinion gcne1·nl del
siglo IV 1 que miraba estos dos libros como parte de la
santa escritura (4)'? En este mismo libro elche V. saber

(1) Sanel3 ú:;o el saluhris rst cogi tatio pro defunctis


exor:a re ut 3 pPcc:.tis Jolv:aulnr. - Lih. 11, c-ap. 1,, ,G.
(>) In quilm< su nt rt i\lachah:corum libri, quos non ju-
d:ei, srd rcclrsia cnlhotic" pro ca nouicis. - Lih, XV III de
civ iL Dei, cap. 36 1 l. V, eJ . Fro>he n, p . oO!JÚ ·
( 3) f olle. carl. 8 , rnp. 4¡, t . 11, con<. J.ohh. 1 p. 11 ¡¡.
(4) lnn oc. l a.l Exnp. 1 cn¡>. ¡ ,t. ll, couc. Labb.p. 1 ,sG .

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·- 175 -
qne se refiere que el célebre Judas, ca pitan de los Maca-
beos, príncipe ilustre por su grande piedad y por sus mu-
chas victorias, mandó hacer una cuesta despues de
. un combate en que hubia perdido mucha gente, y en-
vió doce mil dracas á Jerusalem para que se of.,eciese
un sacrificio por los muertos (1). Este es un hecho his-
tórico que no se puede poner en duda, ó no qu()rolr ha-
cer pasar al autor por un inventor de fúbulas; per() si.
es iududablemente cierto que .Judas Mucabco mandó
ofrecer un sacrificio por los pecados de los que habüm
perecido en el combate, ¿no es claro que ne.· esariamen-
te debía ser la práctica de su tiempo orar por los difun-
tos? Porque¿ podría V. persuadirse que un pr(ncipc tan
sabio y religioso como aquel héroe incomparab le"lwbie-
sc querido introd ucir prácticas nuevas, y sobre todo
hallndo sacerdotes en Jerusalem para ofrecer un sacrifi-
cio de que no se había oído hablar jiunás? Por otra par-
le los judíos de hoy han conservado el m1smo u,o da
orar por los difunto~; como he visto yo en Roma, donda
hay cerca de .quince mil de aquellos. Ahora bien si es-
la costumbre no les ha venido del antiguo testamento,
diga me V. si quiere en qué siglo comenzó entre
ellos. é Seria tal vez por deseo de imitar á los cristianos'
Mas Jesucristo , La n exacto en co ndenar los excesos y
abusos de los judíos, no cli6 jamós la menor muestra de
dcsaprobacion rc>pccto de I<IS oraciones y sacrificio~ por
los muertos; y no solamente el Salvador y los apúsló!cs
uo hallaron nada digno de '' itupe rio y de censura en
aquella costumbre, siuo que scguu los hombres mas
grandes, próximos á los tiempos apostólicos y perfecta-
mente enterados de las costumbres eclesiásticas, los mis-
mos apóstoles fuero n los que ensefwron á los cristianos

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-1 76-
á conservar eluso de las oraciones por los muertos, y á
ofrecer por ellos el nuevo sacrHicio que había es-
tablecido Jesucristo. «No en vano, dice S. Juan Crisós-
tomo1 ordenaron los apóstoles que en la celehracion de
los santos misterios se ha¡;n mencion de aquellos que han
muerto. Conocieron que les resultaría de aqui mucho
provecho y utilidad (1).» Pero qu iero citar tambien
pruebas sacadas de la Escritura. En la primera epísto ·
la á los cori ntios se ve que hay 11eles que se salvarán
pasando por el fuego, y como dice el texto, que se sal-
varán como por el fuego (2). Este tex to es muy claro,
y por los testimonios de los santos padres verá V. quo
todos le hau entendido como nosotros ·le enteudemos.
l\ias abnjo se explica auu mejor el apóstol (3). Hé aquí
cómo entiende S. Agustí n este texto en su paráfrasis
del salmo 37: "Despreciase aquel fuego porque se e\ ice:
se salvará; sin emb¡¡rgo sen\ mas grave que cualquier
tormento qóe puede padecer el hombre en esta vi-
da (4).» En el mismo lugar dice dirigiéndose á Dios:
«Señor, purifica me en esta vida, y hazmc ~al que no ne-· •

(1) Non f,·ust ra ab apostolis sancitum ~st u! in cclcbro-


cion c \Tcnerandorum mystcl'iorum memoria fia t coro m qui
h inc dl•CC'sscru nl. Novcrunl il lis multum h iuc crTJo lurnen ti
lic,:i, n10ltum utititatis. - In ca¡>. 1, Ep. ad Ph il ip. Horu .
3 , t. IV, eu. a¡mc.l Hug. P· o66 .
(•) Jpse a u tero sal vus crit , sic tome n quasi pcr ignem. -
1 Co r. 3, • 5.
(3) Cor. 3, ,; 1 •4 , .S.
(1,) Quía dicilur, salvus crit, contcnunlur ilt c ign is;gro-
vjo r tamcm crit c¡uan• quidquid ho rno potest p3li in h:lc vi-
t:i . - In psalro. 3 ¡ , l. VIII, cd. F1·ohcn, p. 3 • 3. ·

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- -17 7-
ccsile del fuego purificatorio (1).» S. Ambrosio (2),
'

S. Gorónimo (3), S. Gregorio (4) , Orígenes (5) y otros


varios lo entienden del mismo modo , como puede V. re¡•
1m los parajes citados sin que yo refiera nqui sus palabras.
Otrn prueba es el Lcxlo de S. i\Inteo en que se di-
ce: «Si nlguno peca contra el J~spírilu Santo, no hn- ,
Lr~ pordon pura él, ni 0 11 este siglo ni en el otro ( 6).»
¿No manifiesta este texto que hay un lugar de prueba?
¿ l'io supone evidentemente que hay pecados cuyo por-
don podrá alcanzarse eu el siglo venidero? La otra prue-
ba propia para confirmar la l'erdad del purgatorio es el
texto de S. Lucas, quien dice en el capitulo XJI: • Te
declaro •lUe no saldrás de la cárcel hasta que hayas po-
godo el último dinero (7).» Ninguna persona de juicio
potlní pensar que el Sulvudor hablase ele uoa pl'ision or.
dinario donde puede uno ser encerrado por deudas. Y
en el capitulo V. de S. :Mateo: • En verdad le digo que
no saldrás de allí hasta que hoyos pagado hasta t!l últi-

(1) In h;\c vilo purgcs nlt, rt lol~m me reddascui j•m,


rmendatorio igne non sit opus. - l biol.
(•) Ambo·. in psalm. liS, t. l, rd. Paris.an. 163g,
1'• 1• 2 S.
(3) nieron. in ultimis vcrbis super Tsoiam, t. III, cd,
M:u·Lionoy, p. 21S.
(4) Grrgor. 1. IV, Oialog. c. 3g, lo II, ccl. Par í•. an .
o6 ;S.,p. •9•·
(S) Orig. llom. •4 in Lcvit. ed. vetcr f . í9· -n. itcn: 0
Hnm. 1 • in Jercmiam, o38 n.
(6) Qui discrit verbum contra Spirilum Sanclum, non
o·emitl elur ci neque in hocueculo, ncque in fútu•·o. -llhth.
1 2.' 32.
(?) Ne exactor t e mi tl al i11 cao·cerrm, dico libi non exi-.
indr , dontc etiam novissimum miuutum rcJd:u. - f., 1r. ,
l> 0 S!) o
,.• ' J.

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-178-
mo dinero (1).n ¿No seria una extravagancia suponer
que el Salvador habla de una cárcel ordinaria, como si
no f<~era posible que el infeliz encNrado en ella se es-
capase, 6 por un ardid 6 por el crédito de algun ami-
go poderoso, 6 por otro medio cualquiera? Adema~
¿con qué fundamento ¡iodria uno oronersc al sentir de
-lodos los sanlos padres que han entendido este texto en
so verdadero sentido? Veamos lo qu~ dicen. S. Cipria no se
e:~:presa así: "Una cosa es estar detenido esperando el
pcrdon, y otra llegar desde luego ;i la gloria : una cosa
es no salir de la prision hasta que se haya pagado el úl-
timo cuadrante , y otra recibir inmediatamente la re-
compensa de su fé y virtud: una cosa es sufrir largos
tormentos por la expiaciou de sus culpas y purgarlas
mucho tiempo eo el fuego, y otra purificarse de todo;
los pecados con el martirio {2).» Tertuliano ensena que
" por la cárcel de que se ht1bla en el Evangelio han de
entenderse los infiernos, y por el úl timo dinero los pe-
cados leves que hnbrá que expiar alli esperando la resur-
reccion (3).» "Del mismo modo, dice S. Ambrosio, que
en los baf10s se da una monedtl para tPner uno derecho de
baííarse, aqui h¡1y que pagnr la moneda qne se debe aun
para borrar las manchas del pecado; lo que se hace su-
(1) ~e exoctor te mittat in c~rcerem; dico tibi non <xit·•
indl', rlontc etiam novissimum minutum redtlas. - Luc.
!11, Sg.
(>} Aliud <SI o.J voni>m •tare, aliml ad gloriam pcrvr-
nirr: aliud missum in care~rem non exire ind~. donec solv<t~
novissimum quadrautem, :.liud statim fldei et virtuti.a acd-
pere mcrcedem: aliud pro peccatis lon~o tempore cruciatucn
tmendari et purgari diu igne: a liutl peccala omuia passione
pnr!;OS$0.- Lib. IV, cp. > 1 ed. Froh•n , Jl· 1 1 5.
(3) Carcereru illum quem EvoHlgt•liuru .t.·mo•l.'l lrat t in 4

ICros iotcllig iu.us, ~lnol'i~.s iaoum quada·antr•u mocl itunJ •¡u o-

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- 179 -
friendo las penas que se han mcrecit
á Orígenes seria inútil referir su ln (1).» En cunnlo
ex pr esa del mi smo modo. s palabras, porque ~e
Segun V. la Escr itura no habla del
emhargo debe V. conoce r este ot ro purgatorio: sin
li psis en el cnpílulo XX [: "Nada pasnje del Aporn-
en el reino de los cielos (2). » Es pu lllnnchndo enlmrá
que es mene ster c~tar puro y exenes un nrUculo de fé
p;u·a poder entrar e u aquel; es usi to de toda mnnchn
es una ma ncha, porque aunq ue seguqu e el pecado venin l
no hnga perder la amistad de Dios n nu estros teólogos
pr ensible que le desagrad a, y de co , e~ una accion re .
cie de mancilla que marchita la belle nsíguicute una espe -
ve V. que e~ un obstácu lo pnra w de l nlmo; lue go
mi entra s no se borre esta mancha.In posesion de Di os
qu~ 110s su mini stra S. Pe
Otra pr ueba es la
dr o, el cual dice en el cnpílu-
lo U de los Ac tos de los apóstoles:
á Jesucristo despues qu e el div
• Qu e Dios resucitó
ino
dolores de l infierno (3).» Bien co no ceSalvador disipó los
bra!! de S. Pedro ¡;o pueden t!nlende V. qu e estas pa la-
torio , y este se utido les han dado toJr!\e sino 1lcl purga-
gos y latin os. En es te se ntido las os los padres grie -
trae y ex¡¡licu Sua
que delietum morA rrsurrrctio
nis ill ic lurntlum in tcq lrc l3-
mu r. -To•rt . 1. clr An ima, col .
Fr nbt·u , 1'· 68 g .
(t ) Qu ad ra nt em in ba lnr is da
rc so lcre rrmini.sci mtu·,
cuju~ ob t o tiont~
ut ill ir tutnst¡uiJr¡ur hv an di
t ••m , ita hic \U~ci (lil t•lu ell lli, :.c cip i t f:. ru lt: .-
'tUi un in.scu jnSfJUf"' pt•ccaturll t
t ur c•i m l3 mJ iu t"S rrcr l ur lu i .
no xii s pre n is, u l co n:nniu i su
crro riJ rx pe nda t. -A m lw in p pi iri a
r. r1 . I"'uc~, 1. U , t·d . p. ,.¡ ,.
(2 ) No n in tr: .hi t in r::tru nliqu
od cnin•Jn i u :~ tum. - Apoc .
( o2 l l ' l Í •
(3 ) Qur.m o,.,., •u•ci tav it ,o lut is oll ))o rih u• inf•·r ni .-
Ac t. 1., •4 •

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- 1 80 -
s lu g~ res de sus obras (1 )
; y en el
Agu sti n en m uc ho
n ta m bi en ai pr in c~ pio de la cplsto la de
rni~mo se cila
ar po , qu e vi l'i a en tie m po de los apóstoles (2).
S. Polic en te qu e .Je sucristo ni ba-
S. Epil'unio cn sc ií[l po sit iv am
s in fie rn os lib ró ú aq ue llo s qu e ~ in separa rse de la
jnr ú lo nc ia ). Otra prueba se ha-
fe habían peca do po r ig no ra (3
en eu la ep íst ol a de S. Pn blo á los filipenses,
lb tam bi s to da rodilla se do-
E u el no m br e de Jc su
donde dice : " en el in fie rn o (4) ; • lo
ble en el ciel o, en la tie rr a y
en te nd er se m as qu e de l pu rg atorio segu u
1¡ue no p'u ede lo s de m onios y los condena-
los so n to s pa dr es , po rq ue
ve n á da r m ue st ra s de 1•e ne racion á aquel
dos no se rn¡¡e V .: la Gscritura no ha ce
nombre ad or ab le . M as di ce
pu rg at or io ; lu eg o no le hn y. Aunqu e los
mencion del n in di cio s bien marcados d1:
pasajes qu e he m os ci ta do da
co le cu an do va n nc om pa iwdos de la
ello, pa rti culn rm
nd de lo s sa nt os pa dr es ; podriamgs decir que
nutorid oo hu bi es e na da CJu e proba-
;um cuando en la Es cr itu ro
rd ad de l pu rg at or io , to dn vi a Qnednria á la igle-
se la ve clic io n. qu e le ha transmi-
sia romana el m ed io de la tra
do ct rin a en se fm du po r bo ca de los apósto les. ¿N o
tido la s ur tfc ul os de que no se en-
creen ustedes m is m os m uc ho
el m en or ra st ro en la Es cr iturn ? Sin cesnr ape-
cuentra os , y ú ello s nos envían
lan ustedes á lo s li br os sa nt
s en fav or de l pu rg at or io ; ¿y cómo sa -
á bu scar pruebn n sa nt os , que son diriuos,
ben ustede s qu e es to s lib ro s so
pa la br a de D io s, sin o po r la tr·adiciou
que encierran la e lo en se fla y lo aseg ura 1
cous lan!c de la ig le si a qu
nl os pu nt os no ac ep ta n us te de ssinningun testimonio
¿Cuú
1, H , ed . Fr ob rn , p.
70 1.
J\n g. Ep . 99 ad Ev od iu m ,
(t ) , cd . A nl n er p ., p. t 8 ~,
Ep. Polyc. Co lle lic r. , l. JI
( 2)
I ,.N I. lJ ..t , p •9 4·
(3 ) Epiplt . tlc T "' · hro re si , t. c~lc·s tiunJ,
c J~· 1UJ 0 1nn e ~cuu llcct<t tu t
.
( ') ln n n m in
u . Phi l. O• :t.. •
tcrr rslriu tn d inf.:ruorur

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-1 8 1 -
de la E:-crilura? I.a ob~en-nnci;~ l!el domingo en lngnr
del silbado, el bautismo de los nillos , ~<l net'csidocl dt:
fll·oututciur estas palabras : yo le bautizo en el nomhnJ
del Pudre y del Hijo y del Esplrilu Santo; y ~i se pi-
diese ó ustedes que nos lo probasen con lu autoridad de
lu Es~:rilura, ciertamente se vedan muy apurudos.
l'or eso enseña S. lln;;ilio que los dogm<tS recibidos llOr
la lr;ulicion de los apóstoles no tienen menos fucr1J1 que
ltqucllos cuya prueba Icemos en la sagrada escritu-
ra (1 ). S. Epif¡utio aítade que es necesaria la lradicion,
porque no lodo se puede sacar de la Escritura; por e::o
los santos apóstoles nos dcjufon unus cosas por escrito
y otras de palabra por lu lrodicion (2). Nosotros deci-
mos que si siempre se hu orado por los muertos con el
nn de procurarles alivio, siempre ha habido unu pcrsun-
siou de la existencia del purgatorio. Ya. 8ea que los
cristianos de lodos los tiempos creyesen ver bien marcada
esta 1·erdad en los libros santos , l'tl sea .que no In l'ic-
rnn, juzgil ron que la trodicion constante basta para
autorizar un dogma aunque no se apoya en uiguna
otHt prueba. Y<t ha l'islo V. lo que piensan de esto los
santos padres; pero aun cuundo no tuviésemos tan posi-
tivos lcslimonios suyos sobre el orígen de las oraciones
(1) J)OSI03la qnre in CCrfí'~in 3C pr~~! iC:O HIU1' 1
SI'I'V3111U r
p:.rtim ex conscript3. doctl'in ::l h:a LH"mus, partim r-x :1 ruu lo·
lorum t raclitio ne acJ nos ()daCa rccipiruus, qure ut r:lque
eatrul~o:a :ul pictalcm vi m h:~~bt·nt, rt twme bis t·out radicit,
qui vrl mNJiocrtm s31tem rcclrsi:astic_,rurn juriun. r~prrirn­
tiom hobct.-Bosil. de Spirilu Soneto, co p . >i, ed. F ro-
~n, ¡l. 398.
( >) Trad it ioue quoqu~ n¡ms rst, n cquc enim ex Scrir-
tTll·il :'cti po.ss unl omn ia; idcircu ll ia scripto , tr·arlitinn c
a1ia &:uu:tissimi apos lo li n"" liqueruut . -11a:r. 61, quro esL
apoa lolico ruru; ccl. l'clav . !'· Sil.

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-1 8~-
por los muer tos, ¿no baslllria para convencer ú V. In so-
1:1 máxima tan Télebre de S. Agustín que uo debe V.
ignorar? « Lo que obserl'a la iglesia universal y no ha
sido instituido por los concilios, sino que se ha conse r-
vado siemp re , se cree con muchfsimo fundamento que
fue establecido por la autoridad apostólica (1). Pudiera
haber referido ú V. otros pasajes de las santas escri-
turas , que prueban la verdad del purgatorio; pero co-
mo le creo cien veces mos instruido que yo en esta
materiu, los omito, y continúo solamente refiriendo pa-
sajes do los santos padres. Tertuliano había observado
ya en ~ u tiempo que las · ofrendas y sacrificios anua-
les po1· los muertos en su anive rsario debían contarse
·entre los tradiciones cuyo origen se ignora, y que con.
~agradnR por un uso inmemorial no pueden tener otro
vrincipio que la institucion misma de los apóstoles (2).
S. Epifanio dice que In iglesia observa necesa ria ll indis-
pensablemente el rilo que recibió de sus antepasados: que
no puede ser licito despreciar las leyes de ouestro padre,
esto es, del Hijo de Dios , junto con el Esplrilu Santo,
que nos enseüa por la palabra escrita y no escrita , ni
despreciar las leyes de nuestra madre, es decir, de la
iglesia, que iustruida por estos dos medios promulga
sabios dccre l os, (tlo:; ctwles uo es permitido opone~Re. Lue.
go ;1f1ade: .que hnll~ndo>e generalmente establcci•la en
la iglesia la costumbre excelente y admirable de of"e.
cer oraciones y sacrificios por los muertos, ella sola

(1) Quod univer sn tenel ccdcsi a, ntc concil iia inslito -


tum, sed semper rttent um, non nisi auctor itate apoJtolic3
tradilt om r•ctissimi• rre~li lur.- Lib. IV de b.>pt. cont r . do-
nat. cap >4, t. VIl, rd . Frlohr n, p. 4B .
('•) Qblati oncs po·o d..fun ctis ·annu: \ o.lie fociruu1 .-L. de
C',oronO. militi • , ed. f'rubr u, 1'· H9•

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-1H3 -
bustari~ para confundir á Acrio : y par~ mn niFr~t ar
mejor la indignacion que babia concebido co ntra e~tc
hcrcsinrca, concluye dando! e unos epltelo:; que debe-
rían amedrentar á lodos los que no admiten el pur-
¡;lntorio como aquel. "Per-:¡ pasemo~. dice , á las herc-
jfi:s siguieulcs, dcj11udo li este como un esca rabajo. ú una
can tárida , ó un insecto venenoso y morlffero (1).>>
Ahora en vista de los testimonios la n rorm;tles de
estos santos pAdres ¿podrá V. dudar toda via que ha
sido um uni versal de la iglesia ofrecer oraciones ó sa-
crificios por los muertos? Por olnt parte ¿no es sabido
que Con~lnntino el Grandll, el primer P.mperador cris-
tiano , quiso ser enterrado en la i¡tlesia qtu: había edifi-
cado en honor de los doce apóstoles para tener parte en
las oraciones de los fieles que concurrían á ella, como t\l
mismo manifestó (2) ? ¿Quién ignora que snnta l\1óni-
ca, mad re de S. Agustín, vierido cercana su mu erte, no
pidió otra gracfa á su hijo sino que se acordara de ella
(1 ) Necessario facere illud ecclrsiam dito: "~ '"" t r a•li-
tum sibi rituru illuru a rnajoribus acccperit. Po t<·st VtrO
quisquam mal<·rnam s3nctiouem 3ut h·gem ~pal1·is e. ve rterc?
Qut~lU~Hlrucul um a Saloruoue .\Criptum: Audi, fi li ) ~l·rroones
pat1·is tui, e l ne repellas lf'grm ruatr is 1nre (Pr,;v. 1, 8 ). Qui-
hus p:¡tremt hoc es r, uniseoi tum Ül"um cum Spi ri l u Sa ncto dr. ..
clart'l parlim sc rip to. p:u·tioa .sinl" scr iplo docuis,e. Matrrnt
vr.rO nostram ecd,·sia m dC'crcla c¡ua!dam hab crr JWu••s ,e, qu~
di,.sohi. cvP.rt i•¡uc tu:qurunt. Qure qui•l c-m c t\ tn in fcclt&i5.
c ons t ituta sl nt, prrecl:lra qu idem ac p•·11 i tus at.lmiranda, t~
hoc ipso vetcrator illc couvincitur. Srd nos eo rel icto vdnt
~ca •·abO"O qnod a01 aut C3ulh~u.. itle "el bnpre$tc, quod est in •
.,f"cli t¡uodd:tm gt\nus, ac ~<'liclo tcdt·:~ ire do~ mat~, Dciq ue vir ..
tute confr·:tclo, ad insrqtu•nl c.·s ho.sc'f'Sl'S tr:tnse3cnus.-Ad-
vtr~Us A,.rhun U:er. 56 vt• l ;6, tom. 1 , fd . P e tav. p 9 ' '•
(>) Quippr. ipse sioi huuc locun1 post mo¡·t cm th:si~na-

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-1 84 ~
en el allar (1)? ¿No alaba S. Gerónlmo á Pamma-
quio, séí10r romano , porque en vez de derrumar llores
sobre el sepulcro de su mujer Pauli na, como hacia u
otros maridos, no pensaba mas que en proporcionar
ttlivios ¡j su alma, regando, por decirlo asi, sus piadosas
cenizas y sus huesos venerables con el bálsamo de la li-
mosna (2)? S. Ambrosio dice, escribiendo á Fauslino
para consolarle de la muerte de su hermana, que no de-
be llorarlo , sino ofrecer oraciones _á Dios por ella , y
:r••c en vez de aflgirse derramando : lúgrimas inútiles,
vale mucho mas encomendar su alma ú Dios, y mandar
ofrecer santos sacrificios por elln (3). T.as liturgias y el
oficio público de la iglesia en los primeros siglos dan
fe que jamás se olvidó á los muertos en la celehracion
de los santos misterios, sobre cuyo hecho no puede
traerse un testimonio mas positivo que el de S. Agus-
tio : «·La iglesiu observa universalmcute como un uso
transmitido por la tradicion In costuml>Fe de hacer du-
rante el sacrificio conmcmoracion lle lo~ .c¡ue hau muer-

vc rat , qoO st:i licet prccoti o num !]uro. in honore-m apostolo-


nun celrbrnodre (~r~u1t, cti am mortuus p:nliceps fi<'re t.-
1-ih. IV de v it:l Con s tant., cap. 6o, cd. Vales. 1'• 556.
(1). Ta ntun•mod ó m emo ria m 'ui :~U a lt.are tuum ficri
tlrsi<le rav it.-T.ih . n:t, Couf. c. t3, t. l, cd. F roh., p. t 6o .
(~) co..~l<'l"i m~dti su pc:a~ hunu lo·s c:o njngu m sparguut
)'Os:as, v iolas , li li a, nor,:Sft UC pn•·pu r(':I S. Pammachius nostc·r
~::t nr t~un favill:lm ossaque. vcner:~nda ('lc·(~tuosyu:c balsa-
m is o·iga t.-Ep. 54 ad Pammach . , tom. IV, ed. Ma t·tia-
nay,·p. 583. .
(3) ' ~taque 11011 t;Hn depl ~>~·antlam qua m proscq,~ndam
oral.iou ihus reo•·, U('C mrest i fic::~urlam la('.rym is tuis , s! d
m ... ;:;is C'lilal ionilm~ :u1imam (·jus com m r ndandarn a r hi-
lror .- l!:p. 4y •u Fa u>t iuum, t. 11, t•J. Paris, P· 944 •

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- 185 -
lo en la comu nion del cuerpo y sangre de .Jc~ ucrblo; y
dt:dnra expresomeule que ofrece por ellos el sncrin -
cio (1). " El mismo santo doctor dice en otra parle:
• Que la iglesia oo deja de hacer oraciones eu general
por lodos los fieles muertos en la comunion, á fin de
atender como buena mad re á las necesidades de los que
11 0 tienen ri padres~ ni hijos, ni parientes . ni amigos
que les tributen este piadoso obsequio (2). ,, Obsene V.
11ue S. Agustin no habla nqui de su opinion particular,
sino como testigo de los usos de su tiempo, sobre los
cuales no puede nadie menos de creerle á no pasor por
un hombre extrava gante ó insens-ato. Tcrtuliono mismo
t¡ uc vil'ió eo época mu_y ante rior ú la en que V. nllrma
c¡ue comenzó lu creenCia del purgatorio, no titubea en
decir: • Que la viudo ore por el alma de su esposo: que
pida para él un lugar de descanso y una parle en la
primera resurrcccion; y que mnnde ofrecer lodos los aítos
el sacrificio en el dio de su.fnlleci miento, porque si de-
ja de hacerlo, verdaderamente le repudia en cuanto de.

( 1) ll oe t n im n p>lribus lrotl itum universo observa!


f tdrsia, ut pro c is qui in c.o rporis et sa nguin is commoniot~ c
tlt·fu uc ti su alt, ct'uu ad ipsuna s::.c,·ificium loco suO comnac-
m orautur , oretur, ac pro illis quoque offerri commrm orctur.
Scrrn. 3 > de veo-bis >¡>Ost. , 1. X, •d. Frobrn, p. 4oS.
(>) Non sunl prrelerm illt n dre supplica lion rs pro spiri-
t ihus morluor um, qu:u fa ciendas pro o mniiHtS in christia -
JHl t•L ca tholic& socictatc dcfunc tis cti3m uci l is uominihus
f¡uorumcurnqne s uh Ar.ncr;di commt'morat ionc s usccpit teJe-
si:~ , ut quibus :ad istud tlt'.sunt p:~rtotu, aul lilii, aot
quicmnque cognali v.-1 amiri , :. 1, un:i eis t xlaihran tur pi5
n_l nlrc commu ni.- Lib . de cu 1& pro mortuis , c. (, t . IV,
•·•.1. Frob., p. 883 .

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- 18G-
.
pendo tic ella ( 1). » ,\si habla en un libro compuesto
eu edad muy avanzada, y asegura que no hacia mas que
dento' sesenta años que S. Pablo habi t1 escrito su pri-
mera epístol<~ á los coriutios (2). Pues si ya entonces
e~taba es:ablecído el uso de los aniversarios en la iglesia
~iu que tuviese Tertuliano ninguna noticia de su orlgen,
¿ uo es evidente que las oracioucs y ofrendas públicaj
por los difuutos son tan antiguas como el mismo cristia-
uismo? La reforma anglicana habia conservado algo de
la oriJcion por los muertos en tiempo de Eduardo VI,
porque como nos ensefw .Burnet, t.oda.vía se recomen.
tlnban las almus de los difuntos á la bondad iuflnila de
Dios; y V. debe saber que se pedia la· remision de los
pecados para el alma que acababa de salir ·del mundo,
~ornó hacemos ho y en las exequias. Pero todos esto~
restos del antiguo espíritu se han abolido: aquella oracion
daba á conocer demasiado la existencia del purga torio;
y aunque se habia dicho desde los primeros tiempos en
Oriente y Occidente, no importa: era !11 misa del Pn-
pa y de la iglesia romana, y con venia desterrarla de
Iuglaterra é interpretar todas sus palabras eu el scuti-
úo mas odioso.
S. Cipriano, bastante próximo ni tiempo rle Tertu-
liuno, usrribia á los presbileros y diáconos de Furncs
e¡ ue no debian hacerse ofrendas ni oraciones por el de3-
canso de un tal Victor que acababa de morir, en castigo

(t) Pro anim~ r jn'J or,,t, et rl"frigt'rium ioterim ad-


postu(l"t ei 1 el in prima rt!,u rrt>ctionc.· cons()rlium , t.l c•ffe-
rat anuuis: clicbu.s dol'mitionis rjns . Naro 1Hec ni fccrrit,
vcri' repudiav it quantum in ipta cst.-Lib. ·ue Mono¡;a-
mi3, rd. Frobeo , p. 5 ¡ 8..
(o) Pá~. 57>.

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-187 -
ele haber eucargudo la tutela de sus hijos ni pre~!Jítero
l'aust ino t'Orurn lo d ispuoslo en un concilio (1). S. Ciri-
lo , obispo de Jcrusolem, dice: «Finalmente oramos por
todos los que han muerto entre nosotros, creyendo que
rccibeu grar111fsimo alivio las almas por quienes se ofre-
ce Ja orucion do aquel santo y tremendo ~ncrificio que
está puesto en el altar (2).» Ya creo haber citado en
otra parte estas palabras; pero me ha parecido que me- ·
¡·ecinn nueva atencion paro no dejar á V. ninguna
duda sobro la práctica que seguía la iglesia desde los
primeros siglos, de emplear las oraciones públicas por el
desea uso de los difuntos. S!, scflor, yo entonces er.a un
dogma de la iglc,;ia : todos los cristianos de la tierra
roconocinn· como un puuto de creencia necesaria que
se debe orat· y ofrecer sacri!1cios por los muertos; y
por haberse atrevido Aario á enseiwr lo coRr rorio, ha
quedado infamado para siempre con' el titulo de here-
je, figurando· en los catálogos que los saulos podres for-
maron de las herejlas suscitadas en la iglesia desde el
principio del cristianismo hasta su tiempo. Cuatro di-
fercutes doc.tores han formado por separado y en dil'er-
sos siglos este catálogo; á saber, S. Epifanio , S. Agus-

( 1) Curo V iclor contra· formam nupcr iu co ncilio a ••·


cerrlot ibus .datam Geminium Fau$linum prrsbytrnun a u~
sus .sil actorrm coustiturre 1 non t?St quoil pr'() do•·m i lio~rc
rjns apuJ vos fial obtatio, aul dr.p rrcalin atiqua nomine cju•
ccclrsiii fr«¡uculcluo·.-Ed. Frob., P· 3 S.
~~} Denir¡uc pro omnihus oramu.! 1 qui inlrr nos vit.l
fu ncti sunt, maximurn use Cl't•,lt~uH·.s auimarum juvamtn,
pro f]uibu$ offcrtur· (u·rcatio sancti ill iu s el tJ·rmt•udi 1 quod
in al!:. re poaitu01 rsl, eacritlcii.-Callt. M ~sl. typ is llinou.
Drouarl, p. • 4•·

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-1 88 -
tin, S. J uan Damasceno y S. Isidoro du Sevilla. ( 1}
En la orarion f(mebre del emperador Teodo io dice
S. Ambrosio que habiéndole amado constantemente le
~cguirá hasta la region de lo~ vivos, y no le abandonará
hasta que con sus lágrimas y plegarias le haga eutrur
cu el lugar á donde le llaman sus méritos, en el rnoute
S11nto donde se disfruta una vida perdurable (2). Por
f'~las palabras ve V. que el santo doctor crt:in que po.
día no hnbc r llegado aun el olma del emperador á la
rcgion de los vivos, y que podrían sen ·irlc de algo sus
ornciones p:1r11 acelerar su rclicidad. Escribiendo ni oiJis-
po Oclfin S. Paulina, obispo de Nola, contcmpcm)nco
de S. Ambrosio y de S. ~\ gu~tin , le recomienda el al-
ma de un hermano querido, que acab~ba de perder, y le
dice: " Haz de modo que Dios conceda esta alma Íl tus
oraciones, y que con tu rara virtud alcances del :Scilot·
que derrame sobre aquella algunas gotas de rcfri-
geri.o ( 3). »
No puedo omitir otro pasaje de S. Agustín, quien
en el libro 9. de sus Confesiones dice á Dios , despues
0

de haber notado las circunstancias de la muerte de su


madre y el vivo pesar qua habiu sentido : «Scilor, le
pido pot· los pecados do mi madre: oyeme por el Suii'U-

(1) Epiph . u.,r. SS, t. IV, Petav., p . 907. Au¡;. ~3,


t. I V, cd. Frob., p. 2 S. Domosc. cd. Basil., P· 3Rt-•
.(>) Dilexi, el ideo prosequor eum usque ad regionrrn vi-
\'Orum, nec de$eram dontn llelu el precibus indut3m y¡rum
quO 3U3. merita voca.t, in m onh•m s a.nctum ubi pere.nnis
vito etc. -Tom. II, e<l. Poris. 1'· l•o8. .
(3) U t oratioaibus Iuis conJonetur tihi ut H tlllus
· oniru:tm vcl t.le mínimo s 3 nctila.tis tme •Ji::;ito Jislillttus
r r.fl'igel'ii ¡;u tta respcr¡;>t.- Ep. S ad Oc lphinun , t. VI
' 1'h1. 11ot.. ~el Luc ' . • pucl Anissou. 1'· >oo.

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-1 89 -
dor, remedio de nucstrn s heridns. que est.nvo penrlicnfc
en el madero de la cruz, y sentado ahora ú lu di~tr·a
no
cesa de interceder por nosotros. Se! que a!] uella hizo
ohr~s de mi;ericordia, y perdonó de
lodo cornwn In~
~.
rlcudas á su~ deudores: perdonnle tú tambien bs snyn
pc~rdow:se las, Seiior, y no entres con ella
en juicio (1).»
.
Encomendó odemas el ntma de su madre á las orario
ncs de todos los que leyesen sus Confesiones, á fin
de!
-
sotisfilcer mas abundantemente, como lo dice e11 el mis
mo pasa je, tos deseos que babia manifestado aquella
san ta mujer al sentir la proximidad de la muerte {~).
s-
¡.Ignora V. que sr.gun la doctrina expresa de S. Agu
-
tín , de c.uya uutoridud hal:e V. mucho aprecio, lns ora
los
c:iones, las limosnas y los sacrificio$ ofrecidos por

clil"untos tienen la virtud de hncerles propicio á Dio~
tas
Vea V. cómo habla n!]ucl en una coleccion de sa11
o
mtíximu s erll'inda á Lorenzo, seiiot romano, y en otr
libro en que responde ñ ocho cuestiones propuestas
lo~
por Uulcicio: uNo puede n~>garse t¡ue las ni mas de
rr-
difunto s reciben ali vio por hr picdud de los $uyos cuo
-do se ofrece por ellas el sacrificio del mediador ó se ha--
ccn lim osnas en In iglesia; antes estns obras npr ore
-
c;ha n á los que merecieron en vida que pudieran upro

r le: esam li
{ 1) N une pro prCC31is mal ris m a> dep roco
ndi t iu lig-
me pt>r med ica m vulnrrurn nostrorurn qu:e pepr
nohis. Sdo
n<", el st•lcos ud drxtc•·a.ro tuam inh•rp~· ll at ¡H'o
se dtbi f;, tlrl, i-
rni:w rico rdit tr opt r3 t um , el e~ cord e dimisi$.
Dominc ,oh~c
tod bus su is: dimiU<: illi el tu <h-•bita su:1: tlim illc
ero , ne intrt>s cum e:\ in juü iciu m. - Lib.
IX Con f. c. ~ ~.
1. 1, .J. Fro b., p. t6o .
re tu um
(2) Quoh]uOt hrec J,•gtrint, tuemincrint ad alta
l f":drtmum,
!\)()nicre t3m uhe luce .... . ul qund illa puposci
ulJt!f'ÍliS ,.¡ \) nl!lo ll'lu r Íll muh OI' UJil Oro
tion ibu s.-J bid p. 16 r.

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-19 0-
Tecbarles despties de muertos , porqu e hay cierto morlo
de vil,ir que ni es tnn bueno que no nece~ ite rs1M me-
dios de~pues de la muer te, ni lnn malo que 110 lt! apro-
vechen.... Asi cuand o se ofrecen los sacrifk i<H ó dt·l al-
tar ó de la li rnosna por totfo~ los fiele• difunto~, >Ou
ncciones de ¡;rncias por los que son entcr nmcnle bueno~.
y de litulos de propidncion por los que no son enlcrnmen-
11! malos: en cuanto á los que lo son, aun cuand o nn les
propo rcionnn ningun alivio estas prácticas nuestras, pre~­
tan algun cousuelo á los vivos (1)...
Podrin citar aun otros muchos paMjes: pero ba~.
tan los expuesto>, ron los cuales creo habe r salisferho á
V.: solamente afladiré el de Cnlvino, porque en este
punto hizo una confesion incomparnblemeute mn~ ~irl ­
cera que la que han hecho lodos los doctores protes.
tantes de Alemania y los minis tros de la reforma nugli-
cann. Confiesa que en su tiempo hacia mas de mil tres-
cieiltos aí1os (y por esta cuenlu haría hoy mas de 1500 )
que estaba uni versnlmente recibido el mo de omr por los
muertos con el fin de proporcionarles olgun alivio ,2),
(1) Neque neg• ndum esl d..Cnnclnrutn anim ., piela te
auoru m re.h:va ri cUw pro illi.s .sacrificiuiU mc>diatoris nfft"r-
tor, vel eleem osynz in ecclesi3. fiunt; sre.l ris hrec prosu ut
qui cUm vivt•r t'nl, ul hrec sibi post('ó'l proJt·.tse poss<· ut m c-
rut ruut. Ell enim quida m viv eu,Jt modu ,, nrc t.l. n1 b()nus
ul non rtqui ral isla post morl tm, n tc tam m 31us ut ti
non pro~int i" t3 p<"st n.ortt"m ... .. C1im rr4;o sacrificia si ve
altar is, sive: elt•t•rnosynor·uru p1'0 hapti 1:.tis def.Jn c tisom ui-
hu~ nfFt>runtut· , pro va lde bon is 4;rnti arum aetion etaun t , pro
nnn valde malis pl'opi tia tiooC"S sunt : pro v;~lde malis, t-hi
uuiiA sunl adjumt-nt3 uo5tr orum , qual escumqur. coruo 1atin-
nts vivor um sunt. - lo E•ch irid. ad Lau rent. c. 1 t o, t.
lll ,r~I. Froh.1'· 191.
(~) Ante m ille el trtrA"n to• a nn03 usu l'ecep tum fuil tlt

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- 19i -
nunque aítade que todos se equi vocaron (1) Pero
pregunto yo: ¿puede nadie, á no haber perdido el juicio,
prde rir lo autoridad de lo; supu estos reform.tdo res ·de
los últimos siglos li la de las grandes lumbreras de los
prim eros del cristianismo , á un S. Cipria no, un S !re.
neo , un S. Ambrosio , un Tertuliano, un Orígenes. uu
S. Epifnnio, un S. Cirilo, un S. Juan Crisóstomo, u u Snrt
Agustin. lodos los cuales eutendieron y explicaron los te~­
tos de la sagrada &critura tocar¡leal purgatorio de la mi;-
ma manera que lo hace hoy la iglesia romana, como ha.
b rá V. visto por sus pasaj e~ mas formales'? Por eso Luler o
eonociendo cuánto pésa In autoridad de los santos padrrs
rlescubria sa euojo al ver que todos le eran contr arios,
y decia: « f.o~ miserables papistas nos iuslan hoy con
este solo argumento: ¿por ventura crees que todo!! In~
-pnd res han errado? Duro en verdad es decirlo, e>pl'.
r·inlmente de los mejores, Agustín, Ambrosio, Benln r-
do y toda esa falange de eminentes varon es, que fueron
honrados con aque l nombre augusto , y cuyas obrns
1·encrnmos y admiramos (2).»
Concluiré pues este artículo diciendo c¡ue la iglc~i n
no ha decidido nada acerca de la naturaleza de las pe-

prora liont• fieren t pro drfu ncfie ,- J, ib. !U, hut. c. V. §.


• o. ed. Aao.\te lt•d• P• ' 7i•
(!) lpsi vclcr u omoc s in crror tm ab rep ti Junt. - P3-
,;i u;a t¡S.
(:a.) Misrr i p:1pistae boc uno argu• n ento ho die nos ur~•·nt
qnoJ dicun t. Nuru puta.s p3lrc s omu u err.t.sst-? Duru m t'pu -
rlrtn ul boc dicere , ptalS~•·tirn de melio ribus . Au;;u sl;u ..•
Amhao~i~, ..Jltrn :u ·do e t to t.:i ilhi C(lhol"le o pliaoo rum
vit·u-
•·um •tulno ruin t• ill, ou.~u.sto ~ccfesi¡e o rn3ti sunt, quoru m
bhor,• s t>l oscul amus , rt adtni rountll'• - Jn Gl'Ht:l iu , t. \"1,
c•l· \V iu~mlxrs., t)'l' L;uut "ut. Schwenk., p. 1 00.

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-1 92 -
nns del purgatorio: no exige absolutamente que se crea
en la existencia de un fuego ardiendo para purifi~r la~
almas inficionadas aun de nlgunn man cha ; y aunque á
la verd ad csm es una opinion muy comun entre los &In-
tos padres, nuncn se hn presentado á los fieles ro mo un
nrlículo de f.l. Los conc ilios de Florenci a( !) y de Tren -
lo (2) dr.cidieron que muchas almas justas padecen en
la otra vida penas pasajeras para pagar los deudas que
deben á la justicia divin~; pero ni uno ni otro conc ilio
hacen men cion de la pena de fuego. En tiempo de Eu·
genio IV los griegos que deseaban reunirse con los la-
tinos, leninn grnn repugnancia en reco nocer unn pena
de fuego destinada á purificar las almas; pero 110 ~ene­
gaban (l creer un estado rle padecimiento y de tormen-
to, que cons istía en la tristeza, en la acusacion iulerior
de la couciencin , en el tedio de una prision tenebrosa~
en la incertidumbre de lo pon•enir y en la tardan:w de
la vista de Dios. Los la linos se contentaron con cs\n dis-
posicion de parle de los griegos, y en el acta de uuiou
extendida en el concilio de Florencia se dice solamente:
"Que lns ulma s de los justos que no hideron suOcienle
penitencia en eslu vida por los pecados cometidos, ~on
purificadas en la otra con las pena s del purgatorio (3), sin
scimlar en qué consisten estas penas. ¿Y no es muy na-
tura l, como se expresa un teólogo, que los olmas man-
chadas con pecados veniales al salir de sus cuerpos no
.
(t) In octu unio nis curu grrecis. - Tom . XIII , conc .
Labb ., p. 116¡ .
(>) Sru. > S in decre to ue. purg atori o.
(3) Si veril r runit cntcs cl1aritotc decessc•·int, antt• '1"'" '
.-li:;ni$ p<en Ílentia: r.·uctibus ÓC COtnmis.Si$ .ntisr reeri ut ,•t rle
omm isis, eoru m :'\uimas fHl! ttis purg:t.torii& post mort
cm
¡>uq;ari. - Tom . Xltl, conc. Laltt .., l'· t IG ¡ .

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- 193 -
sea n glorilicodns tan pronto como aq
ciencia está interiormente pura y sinuellas, auya con~
un cristiano flojo que no dió ninguna mancha ; y que
por sus mayores do sórdenes, no rec iba satisfaccion á Dios
mio y co rona tan pronto como aq uel cu el mismo pre-
de inocente fue siempre fen•orosa comoya vida á mas
y los mártires? Sostener lo co ntrario la de los santos
ta r á Aerio, cuya doctrina es clasificaseria querer im i-
jfas por los santos padres que hao forma da enlre lns bero-
ellos. do catálogQS di}

'
"l'. ·~ · u

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-1 94 -

CA PI TU LO VI II.
D E LA S UD UL GE NC U.S .

pnr )3 i:;lesÍ3 :.ng fi-


J>r :hti r3 de la iglt•sia rom ana ,t,·s e(h: Hb
t;;31 U 1 auuc¡uc. s:u: ciou ada
f:ou los h·slo~ nlas cla r os •le l:l
(l•·á ctir a. cou stan t f!l
$-;);;raJa t.st ritu r:a, cou firru :u.la c;ou l:t
uwr o:t sigl os co-
cicl a iglt-sia uui vca·s:-.11, asi t• n I n~ p1 i
sau toJ pad rr'$
mo e u uur stro.s c.lias, y euseila tb por los
y los cou ci llo1.

Tocnntc (¡las indulgencins qu e V. supone son una


gun
()oclriuu ' '!llli l inl'eutuda por los hombrt·S y ~in nin rc:;n
fuudamenlo en la \;agruda est rilu ra , seg un ;e exp ía
dec
V. en la págiuu 12 1. ¡>odri<~ respoud ctle lo t¡ue niu-
S. Agusli n cu su líempo : «Aunqu~.: uo se presentenues-
gun tc.xto de lns escrituras cauóui c<~s en <~poyo de tte -
lll<
tra opinion, con todo sacamos la rcnlud en esta
lo que
ria de las mismas escrituras , porque pru cticamos
oridad
tu,·o por hieu la iglesia unil'er sul, á quien la aut re-
de las mismas recomienda ( 1 ).» l'umbieu podría ci-
rc,
co rda r el grnn principio de este mismo santo p¡td uui -
sia
tndo ya en olra parte: (( Lo que oi.Jserva la igle

ri$ can oui cis non


{1) Qua mvi .s l utju s rei cert C de scri ptu
iptu r3r um rtia m
pro f\!r -alu r extm plun .t, eJ ruru dem t;.n h.:n scr
a f:tcimu.s r¡uod uni -
iu hac r e uob is lenc lur vcr ita.s, cttm hoc
ruru .tcr iptu raru m
Vf"rsz: j3w pla cui t ccc luiz , qua m ipsa
cntnmcudat :~uctoritas.- S. Aug ., lih. Co ulr 3 Cou ium ,
c. 33.

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-19 5-
I'C rMI y no- hn sido institu ido por los ronci lios . sino
que se ha con>Crl'ado ~icrnprc, ~e cree con muchí sima
razon que fu e establecido por auloridnd npostólir.a ( 1) ,
Ya I'C V. que ~cgun esl¡¡s sabias máximas del grnu Snu
Agthlin t'S cln ro y e~irlcnlc qu e 11111 1 cuando no luvic-
nt mos nin gi111 lexlo de la su¡p·•tda escritura en favor del
dogma de lns inrlulgcutias . estamos ron lodo obligados
á creerle . uo ~ola mente porque no hallnmos su in~lilu­
cion subiendo hasta el tiempo de los apóstole~. sino trun-
bil!n porque creyéndole IIOS conformumo s con la ~tmtn
escritura ¡¡uc nos recomien1la escuchn1· il ltt igl~8ia • por
cuyo conducto se nos hu truusmitido este dogma de nul!,-
lrlt fé. Sin embargo demo. lraré á V. que los textos dé
h•s srtgradas tl~Cr ilu ras y los testimonio~ de lbcllls IM
san t o~ pr1drcs jusl ifkan baslnnlc todo lo que en$crm la
í¡¡h!sia romana ~obre este punto.
No dciJ<:. Y. ignorar que la iglesia entiende ¡mr Í!l=
clulgcnci~ In rcmisio n de la pena lcm¡lo ral dcbirlo por
uuc>tros pecado> , despucs que se nos han pcrdonnrlo la
cn lr>u y la peun cierna , que la iglc~ia concede furm dd
sncrarnento de 1~ penilcnria por el min isterio de nr¡uC'IIO!!
;·¡ quienes confió Jesucr isto la tlispcn,;ndon del te;om de
HIS gracias. Lus indulgencias por sí mismas no 1Jorn111
In culpa del pecado ·, el cunl no puede borrnr~c ~in la
co nversion ~el pecntlor , y esta se oiJrn únicamente po t'
In virtud del Espíritu San lo derr~muda en los tOn•zo -
ncs. I>ero puctlc deéir~c que aquella:; contribuyen en
cierto senl ido ú In remiSion de los pc~atlos, ¡Jorque el de;co
de gunarlns inspira al pccudor sentimientos de pcniLen-

(t) QuoJ unÍ\•erst le.net ('Cdtsia , urc con~iliis institn- .


tmn t st•l srmpl'r rrtentu m f'SI, non ni~i ;auct"d t:.tr :t luh~
tnlic:3. tr:uliturn nclissi mi: crcditu t·. -S. J\ngus t. , lih. íV
c:uutl'3 dount, c. 14.

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-19 6-
cin, y le iutlucc á :~cercarse á los sncramen(os : suplcu
In falta de una parte de la satisli1ccion que debemos i\
1.1 justicia de Dios con quien nos reconciliun , libráudo-
nos de las penas -debidos por n~testros pecados; y en Cll-
te sentido contribuyen á lu remision de estos.
LL>emos en el libro de los Núm eros, capitulo H , que
los judíos ofendieron al Seiíor murmurando contra Moi-
~és y A a ron, y querieudo elegir otro .iefe pura 1·olver 6
Egipto. Dios, aunque cstnbu muy irritado, se aplacó á
r uegos de l\ioisés y de Aaron. y perdonó á los israeli-
tas; pero lodos los cul¡lnblcs en cn,;tigo de su crimen
fueron privados de cntrn r en la tierra de promision,
por la t¡ ue suspim ban tanto tiempo ~ 1) En el mismo li-
bro remos tambien que Moisés no tu1·o toda la confian-
za que debía tener en Dios. cuando hirió dos 1•eces el J>C ·
fiasco con su va ra en el desierto Dios le perdo nó el pe.
•::•do en "cuanto ó la culpa : pero 1>nrn satbfaccr á la jus-
Iicia di1·ina Moisés no llegó m:1s que á rcr la 1icrra pro-
metid a, sin tener el cor~>uclo de cut rar en ella, ni de
presenciar el logro de nquclla grn nde empresa que le
hubia costado tantas vigilia s, rat igas y orucioncs : 2).
Bien sabe V. que Dios perdonó á Ua1·itl ::u pecado , como
~e lo aseguró por boca del profelu :'ii~l••n \. 3 ¡; pero tmn-
bien este le declaró que pnra expia r su culpa y reparar
el escáud alo que habi~ dado, tendr ía que experimentar

( t) Non v idcbun l l (' l' l':\r\\ pro IJUd jura vi ratrib us ('0-
J'UIII. - Num. 1 4·
(' ) Q ui• nnn c•·eclidislis mihi ul •• nct i6c.re lis me co -
t·~IJ) filii .. lsr'3tJ , uou iu t roducc l Íl ho.s populo s in terr:.nt
quam d:Jbo c:i!l•- Num. 20 .
(3) Oixillp oc 1'\ath;o u o<.l Do vid : Don> inu; ~UOIJU< Ira u•·
tu1ÍL ~lC-Coltunl luum. - ., R,·;;. t 'J, • 3 .

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- 191-
c.luro~ reveses, y entre otros el <lo:or tle ver morir ni
hijo que h~bia sido eHrulo de su crimcu, y al cualama -
bn tiernamente (1). Tampoco ignora V. lo que se rene-
re accr~n de este santo rey en el capítulo XXIV del sc -
S!lntlo libro de los Reyes.1\Inndú hacer el padron de to-
<los sus súbditos por ostentacion y con una vauu com-
placencin ; pero gracias á la dh•inu misericordia recono-
ció su falla y se humilló ante el Scf1or (2). Dios le con-
cedió el perdon de su pecado en cuanto á la culpa y á la
pena temporal debida á la justicia divina; pero David
lui'O el ~nlimiento de ver asoludo su reino por la pc;;-
te, que arrcbat6 setenta mil de sus súbditos en tres rlius.
Cou todos estos ejemplos ensciínu nuestros teólogos <¡nc
hasta la sunt.n escritura nos mnuiftcsla con frecuencia
que dcspucs de perdonado el pecado en cunnto á la cul.
pa y la pena eterna, no queda enteramente libre el p<:-
uiteute y debe satisfacer á la justicia divina. Por ncce-
5idad debe pagar esta deuda , ya en vida con frutos di¡;-
noe de penitencia, ya despues de la muerte con las pll-
nas del purgatorio , en lo que con,isle la pena lcmpon1l
debida (l la justicia divina por los pecados ya remitidos
eu cuauto ó la culpa y la penn eterna.
Hé uqui l9s pruebas sacadas de los le:.. tos de la sa-
grada c~crilurn: por ellas veril V. que la iglesia romann
tiene potestad para conceder iud ulgcnciaF.
Jesucristo <lice hablando ú S. Pedro en el capítu-
lo XVI de S. Mateo: uYo te daré las llares del reino de
los ciclos, y lodo lo que atares en la tierra quedará alu-
do en el ciclo, y lodo lo que desatares en la tierra, scró
( t) V crurtlt3m(n r¡noniam hl"~rlwma re ftcitti i u in.i•·ns
J)nrcJi HÍ vroph•r \'er·hum ltoc , fifius r¡ ui I131US t.\l tibi lfiUI'~
1
l e m or ir t111' . - :l Rt·;:; . i4, , , .
( •) l'cccH i vo ltlc in llvc l'aclo. -lu. •4. 10,

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' -1 98 -
desatado en el cielo (1)." llenriq uc Vlli ciln el mismo
texto para proba r esta doctriua contrn Lute ro {2). En
el capítulo XVlll de S. Mateo ~e lee que dirigieudo !ll
divino maestro la palnbra ú torios los apóstoles, les di.io:
«E r.l verdad os digo, todo lo que ata reis en la t ierra,
~erá atado en el cielo; y lodo lo que des¡¡tnreis eu la
tierra, será desatado en el ciclo (8).» Aqui obsenan
nuestros teólogos que estas palabras: .. Totlo lo que des -
a:¡Hcis en la tierra, serú desalado en el cielo,» contie·
11en unu proposicion univc rsul que expresa una potestad
absoluta de romper todus las ligMiuras con que puede
estar atado un pecador en la tierra , de CU<lhluiero na-
tu raleza que sean. Los mismos apóstoles usaron rle esta
potcstnd, y dieron ú los ~i glos posteriores el cjcn1plo de
~·onceder indu lgencias eu ciertas ocasiones. ¿No ha leido
V. en el ca pítulo V de la epístola primera ue S. Pablo
;i los cor intios que este grande npóstol, zelo>o por la
gloria de Dios y la salfncion de las alma> que habia con-
qu istado pu ra Jesucristo eu la.dudad de Corinto, cre-
yó ,que deuia vengar el ultraje hecho por un incestuoso
"¡j Dios y á 1~ iglesia? Le co ndenó it una penitencia r igo-
rosísirnn y C<Jpaz de inspi rar un sa nto horror á semejan-
Lesdesó.rdene~, le entregó á Satanás, y le intimó que ex-

( 1) l)abo t ihi cl:wes •·rg n i cw.Jo t•u m¡ t't ·-paoclcuOJqlH' l i~a ­


vt·r· i~..~upt· r ter •·nm 1 e ril lig:tlum t·t in f"OO i is; í:l q uodcnmque
solvc•·is s uper te1Tam, er it sol u tu m el in cc..clis. - l\'lat h.
IG , '9·
(> ) Hen rico Y l it a'i.srl"li o sc·ptrm sac•·omeu torum ad-
vr.r.st'ts i\1::~rt. l.uthcr·. , p4 f 1 ecl. Par is, 1S6 z .
(3) Anwn cl ico vohis fJ U~ctm•p•c all i ~:1ver i tis su per ter-
ratn t·ru u t l i;.:at.l t~ t in (<.e lo; rl rpr~c•mr¡ u r o;olv<•a·i Lis super
IC!T3nl, cr un t soluta el in roolo. - ~lat h . 16 , 19.

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-1 99 -
piar~ la gi·andcw de su cul pa con una dun • peniten -
ve
cia ( 1). Eu el eup itul o J 1 de la epbtol:l segunda se
f¡uc habiéndose sujo~lndo hurniltlcmcut e este iuccsluo~o
á
lo penitencia que se le había impuesto, los corintio~ edi-
fi ~ados 1lc su puntual•idnd en ha<:c r lo que
le h;¡b in prcs-
-
crit o el apóstol, ~e mov ieron ú comniserac ion ó intc rcc
dir ron en su li.ll'o r. El mi~mo S. Pablo enternecid o por
<le
el ferv or uel penitente se oplacó, abrevió el tiempo
hos
la penitencia. y dispensó a aquel de una parle de
ta
uhras ~nti~faclorias que le había im puesto; y has
s
exhortó á los cor inti os á que le ~oslu,· i er;lll con pnlubr¡¡
1c
de ronsuclo y us¡1ran de caridad con o!l (2). J>or nqui
de
V. claramente marcnd o el ej<lrcicio ele la polcstutl
de
alu r y dcsut;1r en la conduela que ob;cn •a el apóstol
de
las gentes con el iur.csluoso de Corinto. En castigo
i-
su crím en le eul rega á Satanás, y le im poue una peu
tt.mciu propor cionndn ñ la enormidad del pccuclo: jll(
/i.
cavi... tradert hvjtwnodi Sata11re Íll i1iteritwn camis:'
esta es In potestad de alar. El mi;mo S. Pnblo á ru ego
te
de los corintios y movido rl e la humildad del peniten
de
ftbrevia el tiempo de la penitencia: esta es In potestad
dc~u lnr, 6 lo que es lo mi~mo, In indul;(e
ncin que ~e le
courede: su{ficit illi qui hujusmodi cst, (J/Jjurgalio ha·c qure
a
flt plurilms. Y no crea V. que el culpob le hnh ia hec ho
-
un:o penitencia suficiente l' proporcionnd:1 (1 1<~ cuormi
-
dnd de su crimen. uNo es porque mcr ccic~c ~~ta grn
ho
c.ia , dice S. Juan Cri sóstomo , ni porque hubiese hec
iturn
(t) Jud icrtvi .... trad~re lmju srno .J i Srd3 Hte iu inlr r
C3r nis. - l, c. S, S.
lta:c f"JUOO
(z) Suf fici l i11i f'\11i huj usmncli •·~1, <'lhiurg:..tio
e l cnruo lrw i-
fh 3. plur lhus , i t;. ut ¡.. con te·.atio m :.;:.;is .Jnn f'lis
qui tjus wo-
u ;, n e fortf. ~l11mdau1iori li'Í$ llti3 :.b~orLcQtur
ui ut. - • Cor. ,, 6.

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- 200 -
una penitencia adecuada;
coosideracion á su flaque sino porque el apóstol luYo
za
que le abata el exceso de , y por eso añadió: «No seo.
tris
Con no menos precision seteza ( 1 } ''
comentario sobre la ~egu exp resa Teofilacto en su
corintios. «No ~in razon. nda epbtola de S. Pablo á los
término d ar , queriendo dice, se sirl'e el apóstol del
tuno dispensar al corintiomanifestar que si juzgaba opor-
era por ¡;racia, y no po de una penitencia mas largn,

techo aun plenamente á ue el culpable hubiese satis-
tencia (2)., El mismo S.la justicia dil'ina con su pen i-
ta indulgencia en la personPabl o asegura que concedió es-
11aci pi"OJJlet t:os in pers a de Jesucristo : si quid do-
wnsecuencia que han ou á Chtisti: E sta es en efec
s.1cado los padres de la to In
sia, y señaladamente S. igle-
no. "Por e;lc ejemplo, J ua n C risó stom o y S. Pa ci a-
t¡u e la penitencia debe se di ce el p ri m ero, aprend
r moderada, no so lamenteemos
bida consideracion á la ha-
tambien al esplrilu y disp na tu ra le za tle lo, pecados, ~ino
os ic
P aciano hace la misma rc iones de los pecadores (3). ,
O exioq en el libro 111 co
ntra
(1 ) N on eu im ')nOd
id pm m rr e• lu r, " '"
p:tr si l, pcenitcntié r¡ond r> m qu a m
un przstit~rit; st·d
iJ ci rc o ho c pe lo . U ud quia iorirruus u t,
e eti:11n sn bj uu si t: ue
ri tr i• ti ti 3 ab so rb.. lu fortt. ~buntbu tio·
r. - S. C hr v. os l. B
t'(tr iu th . om . ~ iu E.,,. • >ol
(. ,) Pu lc hr t au tr m
U ix it dnn:tn• ut ilh•
hi l·-.: ruis.sam c.ssc rw 1 uc ln t·~Í.\Iitnf•l si -
xa w , 'luÍa s.J.t ts co ol
tt r pa :u ite nt i& cl uc .h u f.u us ~it , el ~uffici.,.u
nl lt• ru lit quafl non ­
ti3 Ju i , st d ex ill or L: ut ttj m ex pr on it rn -
m n gr at ii et. do ua ti
dp io t . on e di m i.s si ou t.m ac -
(3 ) Ea l'i re Jfk:rtuu
•· c¡uott uo11 snl:un :u
!t :t lu ra m • v• n' tm i pt cc at or ur n
rti~•u .1cl m rn h• m
ha hitum'lu~ ~ranti
op or cu t m od tr 3r i pu
.:uitc•t~tiam. - S. usu
Cl11·yso.sl.

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- ~0 1 -
los no~acianos. «Ya ves, dice , In indulgencia del após-
tol que mitiga su propia sentencin: ya ves su benigní-
~imn lcnidud, muy distante de las miras y sentimientos
exagerados de Novaciano; pero muy adecuada y con-
du cente á la vida y salud de lodos (1 ).u Aun podría sa-
car otros textos de la sagrada esct·itura sobre el mi~mo
asunto; pero como supongo que no debe V. ignornrlos,
pasaré á citar los testim onio~ de lo;; santos padres de los
primeros siglos. Acerca de este arlículo he recogido
cuanto uos enseñan los monumentos preciosos de la mas
respetable antigüedad; pero no . referiré sino lo mas
esencial. Vemos que lo:; fieles que habían tenido la des-
grnciu de sucumbir y renunciar á la fé en tiempos de
pcrsecucion, y los que hnbinn incurrido en ciertos crí-
menes enormes y escunrlalosos . eran privados de la pnr·
l itipacion de los santos misterios. y obligados á pasn r mu-
chos aflos en los ejerl:icios penosos de una austera peni-
tencia pública. Los culpables convertidos en penitentes, y
de cando nrrlientemente reconciliarse con Dios ,, voh•er
á participar de los santos misterios , se dirigia"n :í los
m:l rlircs y los suplic.1bnn que intercediesen en su favor.
Estos <:ompadecidos de los penitentes como lo~ corintios
uc su compatriota incesluo>o , rogaban á lo; obispos que
tuviesen por bien ele hacerles gn1cia, y ab reviar el t iom-
po de la penitencia. Los obi~pos por su parte, alcnu icn-
do [1 las dispo>iciones tic los penitentes y á los ruc•gos
tic los múrtires, se hacían indulgentes á ejemplo tle San
Pablo, y otorgaban gracia á los· primeros. Aqui tiene
(1) Vicl'"s :.po5I01i indul~rnti:un pr()pri;)s f"li:tm srnttu-
tia~ tt·mpr r:Hth~m¡ vid<'s miL i..:~im :nn le·n it3trrn, lon~r. vu-
ll·n .t: up••rr.ilio !Up('r3.t:unt lü u ¡;;(~ ,; Nov~li :lni r.·oute diu imi·
J,·m, ronunun i v t" rÓ viherl ~:tluli o muiurn consu1entr. m. -
S. !'., • . liu. 111 conh·a Novot.

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' - 202 -
V. en .poca~ p;tln bras cuill era el uso tic la iglesia primi -
tivn. No pucd1! V. negnrlo , y de cu11lquiera modo ~¡
<·on>ulln V. á Tertuliauo que vil•ió (1 fi!tCS del si¡;lo 11
(en el cunl conn r.~a V. qu e el cristianismo estaba en lo-
du su pureza), t! llc a test i~ unr;\ que los que no teui nn la
)l~z ;Jcoslumbrabun pedirla y ~olici larln por mecliacion
de los márlirc~ . á quienes exltortn qn e se ron form en
con esta pr[lcti ca •1uc consid eraba t omo una rdi giosa cos-
tumbre (1 ). Por este lC:-.lo 1•e V. qur. tlcsde el ~r¡;undr¡
siglo nco>tu mbraban los m:írli rcs solicitar la p;rada de
los pccatl on~ qu e ejercían la peni te ncia pú blica . y que
los obispos se c:omplaci;111 en otorg;'trscln, abi'CI'inntlo el
tiempo y remi tiendo una pa rle de la peuitencin que de-
bían hacer segun los ca nones para satisfacer ft la jusi i-
cia di vina ; lo que sin duda era uua I'Crdndcrn ii,Jtlul-
genr:ia.
S. Cipriano, obispo de Cnrl;J go , confirma tnmbi cn
este uso. Recorra V. sus obrns. y 1•erá que no solamen-
te le mencioua, ~ino que describe lns reglas que dehian
ohscrvnr los mártires y los conf<::sorcs de la fé cu~ndo
<1ucri nn pedir g r~cia porn los pecadores , que habian
caid'l en tiempo de perse cucíon; y aun se qu t:j~ de la
demasiadí\ facílid nd con que se preslobnn aquellos á las
súplicns de esto~. «Ü; ruego encar ecíolam enle , dice á
los sa ntos confesores encer rados en las cárce les , que
tenga ís siempre á la vista las máx imas del E1•angelio y
cómo obraron los mártires l'ne;;t ros predecesores , y
cuán solícitos fueron en lodo. Vosotros tnrnbi en solíci-
tos y cautos pesad los deseos de los que os ruegan,

(1) Qua m pacem in rcc lcsi& qui cbm nnn halwuleJ 3


m3.t'lyrihus iu r3rcerc cxnrar·e consuc vt•runt , et iclco c.1m
in vobis eti:nn hahere , el fovrrc , e l eudml ire dttbetis .. ...
•i ror t• •t al iis pri!:sta rc possiti s. - T c,·t. l. 1 3d !11artyr u .

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- ~03 -
ele
romo amigos que ~ois clul Sci10r, y jueces ctue hubeis los
ser con él dentro de poco: examinad las obras y de
merito~ de cada uno , ~si como el gén
ero y calidad
los dclilos, uo sea que prometiendo vosotros y couce-
,
dienclo noso tros precipitada é indignam ente alguna cosa
tengn que abochornarse nuestro igltlsia ante los mismos
gentiles l1). u En otra carta ofmde el mi~mo 'Santo pa-
dre :" Juzgo que se dl'he auxiliar (1 nuestros hermanos,
de 5uerte que si los que han recibido carl'ns de recomcn-
dacion de los múrtircs, se ven atormentodos de alguna
incomo didad ó en peli gro de enfermednd , no espere n
nuestra presencia , sino ctue 5C dirijan fl un presbítero
cualquiera • 6 si no le hubiere y el cnso fuese urgente,-
puedun hacer la exo molo~esis de su delito ante un diá
cono, para que imlloniéndolcs las monos pur penitencia
se presenten ni Seiíor con la pnz que desearon los már-
tires en las carlas que nos escribieron que ~e concediese-
á aquellos ( 2).>> El testimonio de los concilios cele bra
Oro vos <¡nihus possurn ¡u·ecihus, ct cvan~e lii
me·
(,)
mo1·t., tl consideranl••.s qmc el f)u:&li3 in pol
r5tntem aut rces -
$tlrt·~ uns tri con crss eru ut, qu.i m soll icit l in Ot'Qni-
m~··tyrl~:s
pt·tc utiu m desi -
LtH f~~t·riut. Vos quo quc sotl iciti t>l cnu ti
illo pos t-
tlt·t·ia pNu lerr li5 utp ole :t~n1ici Dom lni, el c:um
•ro., ct ou:l 'i-
tuodulll jtHiiC'ntud iuspici.-Lis ct actum, el OJH
gen era el qu3 -
13: sing ulor um ipso rum fJnoque deli ctor um
lit:tl••s cog it.:tis , nt· ~¡ r¡uirl abruptC tl indi;;ut~ ,·el a vobis
pro mÍ$.sum , vel a uoh is f:t.clum futr il, o.pnd grn tiJes quo flue
Cyp r. Ep.
ipsos rcclesia nost•·• erubesc••·e iuci pial . -S .
¡¡,J nHtrt. el cou f.
llos
(•) Occ urrt ntlu m pul o frat ribu s n o5tr is, ul<¡ui libe
:lccrp~~rint si incornrnodo a.lir¡uo et infi
rrni -
:i roa rtyr ihus
h.ti s per icul o occu (lali furr i nt, uon u:pr
c ltnt prre sent i3m
que pr:C5entem,
n n.dl'3tn •pti n ~puc.l presby1crun1 que m curn
cxit us coope-
vd :si pt'c.sbytcr t't•perLus non fue rit, el urg ere

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-~04 -
dos en los primeros siglos ele la iglesia es otra prucua
de este hecho de la historia eclesiástica. El de Ancira
congregado en el aiío 314., ;:.e explicó bien clarnmente,
~ou re todo en el canon 22: dcspues de fijar y dcle rmi-
rmr el tícmpo de la penite ncia por el crimen de homi-
cidio nfmde : «Queda al arbitrio de los obispos el arre-
glar el mbdo de esta penitencia, de suerte que segun
la disposicion de los penit(' ntes puedan alargar el liem-
JlO á los negligentes, y ncor·tarle á ios fervorosos '( 1 )...
En el concilio celebrado en Cartago el airo 398,
á que concurrieron doscientos catorce obispos , SI! ve
igualmente que estos prelndos estabtlll en la poscs ion J
uso de prolongar 6 abreviar el tiempo de la pcuilcncia
segun las disposiciones y el estado de los penitentes.
En el canon ,75 se declar a que se debe- retard nr .la rc-
conciliacion de los penitentes negligentes (2). En el 76
se dice : ,.g¡ se cree que ha de morir al punto el que
pide la penilencin, reconciliesele por la imposicion de ma-
nos y administresele la eucaristía. Si sobrc1•iviere, ad-
vicrtanlc los sobredichos testigos que se le concedió su
peticion, y quede sujeto á l:~s leyes rlc penitencia esta-
blecid as mientras lo juzgare conveniente el sacerdote

rit , opucl diocon uon quoqu c exomologt:$Ín facere ddic ti au -


possin t, ul m a uus eis in pam iteotia m impos ita, v.-c1i3u l ~u
Domin um cum p:.c·,., quam •hri mal"tyrr.s litteri s 3J nos fac-
tis deside raveru nt. -Id. Cyl'r . e¡o. a.! pro... b. e l di><.
frat r .
(3) Modus outcm hu ju• prenit enti:e in episCOt'O l'um sil
:t.rbitrio , ol seCu111ll1m co nvrr.sa tiouem ~nít rnl i;.tiD poJSiu l
edenf lere tarda u tihus, ct mi uuerr slullio se pcen ittulil m •. -
Conc . A ncyr. e:; u.' 3 :l.
(1) U t u e¡;ligcn tes po: nitcnt es tan.li iu reco ncilirn tu•· ·
- Cone. carlh. ca n. ¡S .

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...:.205 -
que le concedió la penitencia (1).» El concilio ecumé-
uico de Nicea, celebrado Cl ai1o 325 y compuesto de
mns de trescientos obispos, dcspues de hacer diversos
reglnmentos sobre e\ tiempo y los pen<~.s canónicas que
dcbion imponerse por los grandes crímenes , concluye
con estas palabras: «Sin cm burgo será permitido á lo~
obispos obrar con mas indulgencia acerca de esto (3).»
Parn terminar diré á V. con todos los santos padres y
todos nuestros teólogos que hay un medio segu.ro de re-
conocer los dogmas de fé y distinguirlos de las opinio-
nes erróneas y heréticas. Los dogmas de fé tienen
esta propiedad particular, que no se pueden designar
sus primeros, au lores, ni fijarse la época de su instilnciou
sino subiendo al tiempo de los apóstoles; siendo osi que
se conocen y designan fácilmente los primeros auton~s
y el principio de cada hcrejia. Ahora bien, no es ¡:osible
scf1ular la época, el principio ni los primeros autores de
este uso sino subiendo al tiempo de los apóstoles; y ;~ l
l'onlrario es facil mostrar cuándo se comenzó á cla-
mar contra él y desacreditarl e.

(1) S• cont in uo crtditur morituru1 i• qui poenil•ntiam


... t•tlit , rctoncilietur per manus impositionrm , et infunda-
tur o1·i ejus Eucbaristia. Si lUptrvixerit, admoneatur 3 su-
¡•ra t.litlÍ3 testibus veti tioui &ua: sati.Jfactum. el ~ubdatur
31atot is pmniteuti¡e legiLu.s, t¡u::uudiu .sacerdo.i qui pomitrn-
thnu th:Olt, probaverit. - Conc. ca rl. can. ¡6.
( >) Postmodum ve ri> licrbit rpiscopo de his aliquid hu·
llJaulus COi;i l.:lrl'.- Couc. Nic.

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-206 -

CAPI TULO IX.


·-- lJ
-- •

DE LA TI\ADI CION APOS'l 'ÓUCA , •



desrchada pl)r la iglr.sia :ln;;lic:lll:t 1 aunttur a¡•nyad:t tn te·:c·
tos formalrs de la sagr.~ula r...scritu ra, y rtcouoC'itla por los
.u ntos padre-s 1 los concilio$ y lo.\ autores eclt·si:hl icu~.

En cuanto á la trndicion de la iglc;;in romana la lln-


ma V. un culto vano y tradiciones hum;1rms: pnrere que
hn tomado V. las expresiones mismas que se tonticncn
en el capitulo XV de S. l\lateo, en donde hublaudo .Je-
sucristo de lus tradicioues dC los fariseos, dice: «l s:li,,s
las llofTIU un culto 1•auo. prcce¡)tos y c.J octrinas hum a-
nas {1)•; y aiiudc de;pucs que no sirrcn siuo de eludir
y anular los preceptos del Seítor (2). l'eru repare V. en
las palabras del profeta y de J esucristo. ¿Qué rcpren1le
Jsaías á los JUdíos·? Que su culto era vano y no co uforme
á la ley del Scflor: que era un culto seg un 1111\ximas y
doctrinas humanas. Ahora me refie ro {l V.: por prece p-
tos, por máximas y por doctrinas humana~ ¿pueden
entenderse las trndiciones divinas y apo;tólicas que traen
su origen de Moisé> y de los profetas, de Jesucristo y
de los apóslolcs? Sostener esla opinion ¿uo seria qucr~Jr
41
(1) In vauum colunt rne, clocen te> moudotn r.t doctri-
nu homiuu m.- Moth. 1 S.
(2) Irritum fecisti• rnaudatu m Dei propter tradition <rn
vestr3m .

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- 207 -
cngaiJar á lns personM demM iado crédulas? No>otros no
reconocemos por autores de estas lradiciones, ni al Pa-
pa, ni á los santos pni)res, ui á los conc ilios , sino úni-
c;•mente á Dios que hablaba t•n la antigua ley por boc.1
de ~[oi~és y de los profeta~, y en ta nueva por su hijo y
por los <opóstoles ; y yo ju1.go que nin p;una pcroona sc n-
sH tll tendrá cn ra parn LrHtH r de múximas y d.octr iuas
pur¡¡mente humana~ lns tradiciones cuyo auto r es Dios,
ó in rnediat.amen tc hablando · po1· J esucristo, ó media-
lamente hablando por el minisJerio de los profetas y de
los que fueron enl'iados de parte de Dios pt•ra enseilnr á
los judios. :Es pues mauilicsto qtte en el texto de Isa1<1s
no ~e trata de ningun modo,de l a~ tradiciones dh iuns y
apostólicas. Adema$ sabe Y. muy bien que el di1·ino
maestrO SC dirige á lOs C>Cribas y fariseos, 'f les repren-
de que traspus<~n fu ley de Dios á causa de sus lr.adi cio-
ues ~ J ) ; y tambien snbe V. que en e~te capltuiQ los es-
cribas y fnri~cos, uunquc muy inter esados en ncreditur
iliS Lradicioucs como dimanados de J\loisés ó de los pro-
fctns, se contentan con llamnrlas lt'adicio11cs de los Ull-
cianos. Jesucristo no lt1s llt•mn mas que tradiciones de los
escribas y fariseos (2). ¿Y cuúlcs eran es.as trndicion cs?
Tnmbicu lo saue V. : era IHvn rse lns maoos antes de co-
mer \ 3) , disuadir a los hijos, s6 pretexto de piedad y
r eli¡;ion, de soco rrer 6 su pad re y á su mad re en sus nc-
cesidudes, ú pesar de fundarse esta obligacion en la ley
natural y en el precepto divino de honrar á sus padre~.
<~ Di os 1 repone Jesucristo, dijo: hon ra á tu podre y á
tu

(1) Prop lrr t rorlil ionem vestr am.


( =t) Tdul i Lione.s St• nioru m.
'3) Quor e oJi•clpn li tui transgrrot iu ntur tradi tionrs se-
niorum? Non eui ru I:\Vant m:Jnus suas • cUm panem mn n-
dnca nt,

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- !1 08 -
madre; y el que molt.lij e. 1e á su p~dre ú á ~~~ ma
muera de muerte. Mas vosotros decls : CnalqHdre,
ra don que st~le de mi, le aprovechará y no hon ie-
ó su padre,» y habeis anulado el prcrepto de Dio rar á
> llllr
~ueslra tradicion (1) • Estas son las trad
icio !JUC con·
dena Je-;ucrislo , y que segun ohson·a él mi,nes;mo hablan
sido pro;critns de antemaao J condenadas por el
feta lsalas corno tra<lidones vamt$ , contraria~ :i lapro -
dll Dios y dictadas por ' un esplritu de orgullo, de ley
ricia y de hipocresía, como máximCis y doctri11as hum al'n -
nas (2). ¿Q ué puede V. infe rir de las palabras del pro a-
ta lsaíus y de J csucrist~? Qu e es menes ter lll'oscribirf<'-
condenar las tradiciones vanas , falsos y co•llrarias y
ley de Dios, á las que cs1aban apegados los judíos ,y la
á
riscos; pero fu era de ahl no se sigue de ni ngun mofu-
que deb an proscrihirsc y desecharse las tradicio nes do
vinas r apostólica s, las cua les lejos de ser precep tosdi-
doclrin ns purament e humanas y opucstns á In ley y
Dios, son verdades y prácticas que el mismo · Dios estde
a-
bleció en la antigua ley por boca do Mo isés y c.J c los
fetas, y en la nueva por boca de su hijo Jesucristo pro·
los apóstoles , guindos y dirijidos por el Esplritu S:ll ó de
para enseí1ar á las naciones. No puede V. negarlo. Con llO
forroaodooos con el concilio de Trento damos á las -
tra -
(1) Deu s dix il : Hon oro p• trem et ma trer
o, el qui ma -
ledi s.er it pat rl vel m:'ltri, mo r te mor iatu 1
·. Vo~aut cm dici l is:
Mu nus quo dcu mq ue e..! u me, t ibi pro der
it, el a o n hon o-
rificabit pat rem &uum, et irriham fccisti
maudntum Dei
pro pltr lrad ilio nem ves tror u. - Mo th. r
S,
(2) Ryp ocr i~ , brn t. pro phe tav it de vob i• l•oi
os , <liceos:
Pop ulu s hic: la Uiis me houorat ; co•· autem
a mr. Si ne c.a'usa aut em c.ol unt me . docenl(eor um lou gt! ut
'S doc trin a¡ el
m> nda ta hom inu m . - l'lbt b. .S.

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- 9J09 -
dicioncs, es decir, á las Yerdodes enseiíodos por Jesu-
cristo á los apóstoles, y trnnsmitidas por ellos de 1•ivn I' Oz
ú la iglesia , la misma autoridad que á lns verd~des en-
seirados por Jesucristo á los apóstoles y escritas por es-
tos en el Evangelio y en los otros libros divinos.
A los tradiciones apo;tólicas, es decir, á 10!' re-
glamentos que los apóstoles inspirados de Dios hicie-
ron y couCin ron de l'il'a voz ó la iglesia , darnos la
misma autorid1HI que ú los re:;lnrnentos que nos trnns-
mi tierori eu los libros snntos (1 ). Nosot ros no admi-
timos ui reconocemos por tradiciones diYinas y apos-
tólicas mas que las verdades , los usos , los prece ptos
y las ceremonias, que nos vienen mauiricstmnente de
los apóstoles y de Jesucristo: toda tradicion que no
tiene este origen, no puede mirarse como tradicion cli-
vina y apostó lica. Este es el sentir de In .iglesia ro-
mana en el punlo de que tratamos. Dice Y. que la
sagrada escritura es la ngla de toclcl venlacl y con-
tiene tocio lo que se necesita 110ra la saltacion; y de
ahí inrierc V. que se debe desechar la lradicion. Nos-
otro~ por el contrario decirn os que nnnque en In ~usnl·
da.escrilura se contengan las principales yerdndes y
másim as conce rnien tes á In ré y á las costumbre~. hay
otras qnc ioteresnn igualm ente ú las mismas, y qnc
los npóslo les instruidos por Jesucristo y asistidos ele
las luces del E~p(ritu San to no juzgaron convcnienle

( •) Omne s libros tnm vc leris qui•m novi trslnm enli


ct\un utriu.u1ue unu s D«'us sil auc tor, n rc u on tracl itiours ip-
S3S, tu m :ul fulcm, tu m :ul mores pt:rl in t ntes l311HJu arn
''tl ore trnus 3 f.hrisl o, vd ü Spiril u S~ncto diclal as,
ct conl inn:i suc.cc·ssione in tCciC'si 3. cat leolic5. coruc a·va las
pari pie t :~ tis nfft•c lu nc revct·cnt i3. suscip il el \'C'UCI"alur.
Couc. Tr id . Sus. 4.

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- 210 -
redacta r por escrito , sino que las confiaron de viva
,·oz ú sus sucesores y á los primeros fieles, para que
se conserraran en la iglesia y se transmitieran has-
ta la consumacion de los siglos. Nosotro sostenemos
que asi como las verdades ousei1adas y los princi-
pios contenidos en las santas cscl'il urns son la palabra
de Dios escrita ; del mismo modo las verdades y los
reglamentos que hicieron los apóstoles inspirados del
Espíri tu Santo y que de l'ivn voz transmitieron á sus
sucesores , son la palabra dll mos no escrita. Ustedes
desechan estas lrudiciones; y nosotros por el conlrn-
rio afirmamos que necesariamente deben admitir;:e.
¿ Quién tendrá razon '? Vamos á V!)rlO acotando prue-
bas sacadas de la sagrada escritura , de todos Jos san-
tos padres, de los concilios y de los au tores ecle-
siásticos. Entre muchos textos de la sngroda escri-
t ura <Jue prueban la necesidad de admitir las t radi-
ciones divinas y apostólicas, refl'riré dos ó tres que
son los mas cloros y evidentes.
El primero cslú lomado de In 1." epistolo á los co-
rintios. uOs alnbo, hermanos mios, dice S. Pablo, por-
que os acordais de mí en lodo, y guardais mis
preceptos segun os los ensef16 (1). , Ya \'e V. que el
Apostol no dice que les dejó los preceptos por es-
crito, sino simplemente siwt traclicli 'I!Oins ¿Y qué se
infiere de aqui? Lo que han inferido los ~antos padres
y en particular S. J uan Grisóstomo, cuyas palabms
son estas : S. Pnblo dijo: " l'osotros os acorclais en to-
clo de mí, y !Jitaril cds las t·raclicioncs S~!JIW os /c¡s he da-
do. Luego dió varias instrucciones sin rerlncta rlas por cs.
crito; lo que indica tambien en otros muchos textos.»
(>) Lnutlo vos, fr•ll·es, qood prr omn i> m ei m emores
utis, ct sicut tradiui vobis pnecc1>ta ruca tenetis, - o.Cor. 11,

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-~11-
(1). « S. Dnsilio sacó igua l consecuencia: " Creo que
para conformarse con lo doctrina apostólica se de-
be perseverar en las tradiciones no escritas : os alabo,
dice el opastol, ¡Jorque 0.1 acol'(/ais da todas mis co-
sas, 11 guardais las traclicio 11es que t·ecibisteis ya ¡Jot·
mis discursos, ya J>91' mis cartas segun os encomendé
(2). " S. Epifunio se expl ica asi sobr e este mismo pa-
saje :" ., Hoy que recu rrir á la 1rodi cion , porque no to-
do se puede recibir por la clil'iiiO escritura. Por lo
cual los santos apóstoles tran smitieron unas cosas en
las escrituras y otrns por lo lradicioo , como dice el san-
to npostol (3 ).n ¿ Se puede l'e•· cosa mas nalurnl
que esta consecuencia? f.n efecto siendo, segun la ob-
servacion de los crlti cos mas húbi les, la primera cpis-
tola de S. Pablo á los corintios lo primera de cuan-
tas escribió, no puede suponerse que los preceptos de
que habla en ella se hubieran dado antes por escr i-
(• ) Di~il Pólulus: u P~ r omn i3 mr1 memoria t.slis ,
rt
.sirul trad idi ''ot,¡ ~ l radi tionr s it3 lr ne:tis; tq;o el aicu
scdp -
to mul la, lunc ill is lrad ohnl ; qu orl ct iam mul llis al
ii• in
locis in dica !. S. Chry . hom . ,6 in cap. "• Ep. 1.
a tl
cori nt.
(•) Apo stoli cum orl> itror rssc cliarn in non scrip
tis
tratl it ioo ihu5 pers e \'r•·a re . L3ud o enim , inqu i t,
' 'Os quOd
omn ia mea mrm in istis • tt quem:.dnmtlum tradicJi
vobi t
tr:ul i tiou rs h•ne tis , rt ohti ne tis tr:~dition u i)u:u
nccrpist is
•i ve ¡¡r r sr rroo ncm , si ve per cpis tolam . S. Basi 1. lib.
de
Spir. Sanc t. C• >g .
' ( 3) Opo rl ct autcm e t tr.n dilio nc uti, non en im
om-
ni3 a diviu a sc r·iptu ra accipi pos. sont. Qaapropt er
ali-
qua in scrir turi s, aliqu a in trad ition e sanc ti apo .. toli trn-
didr runl , <Juemaclm od um dicit s ancl us opos tolus :
S icu t
tra di.J i vobi s; el olibi: Sic docco el sic ~o·adirli in ecdu
iis.
S. Epif . 55.
:

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- 212 -
to; lu<!go eran preceptos de l'ira voz ó tradi1·iones, y
en este sentido ha de entenderse el texto. El fin de
este mismo capitulo suministra una nueva prueba
en fuvor de esta vcrdttcl. Des¡lllcs de exponer el npos-
tol la instilucion de la sagrada l~ ucaristia y lu necesi-
dad de pre¡>ararse pum recibirla ron snntus disposi-
ciones, ailude: << Lo demus lo nrreglaré yo cuando vaya
(1) . " En estas palabras se l'e •1ue se trata de re-
glamentos concernientes á la celcbracion de la santa
Encnrisliu. Ahora bien debe V. mostrarnos esto re-
glamentos y disposiciones que S. Pablo prometió á
los corintios sobre el gran misterio, puestos por e~­
crito: 6 de no. tendrá V. c¡uc comen ir de buena re
que nqucl apostol dió de 1•iva 1'07. preceptos ú inslrucc:io.
11es que no se encuentran en las sagradas escrilurns,
como estará V. convencido siendo tan versado en ellas.
S. Pablo, dicen nuestros teólogos, instruido pot·
el Espirilu Santo l111•o sin d,lda buenas razones para
dar aquellos preceptos de 1·iva I'OZ: " lo demos lo
orcglaré yo cuando vaya. • Y cstns razones del apos-
tol son los que la iglesia tul'o en los primeros si-
glos; á saber, guardar grandisima resena aceren de
la explicacion de tan dil•ino misterio. V. sabe r¡ue
en aquellos primeros tiempos no se ndmilin ft los cn-
lecíunenos á !;1 celebrncion de los misterios dil'inos,
ni se explicaban á los iniciados hasta despnes de c"-
pcrimentar por cierto Liempo su fidelidad y :ulhesion
(l la religion para no e:-.poner las cosas mntas ni
desprecio y á la burla de los infieles, segun el pre-
Cel>to de Jesucristo: «No deis lo que es santo ó los
perros, ni echeis margarílus á puercos, no sea r¡uc

(o) Cretet·a cum venero <lisponam.- t . Cor. 1 l .

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- 213 -
las pisru y conculquen, y vuellos contra vosotros os
hngnn pcdat,o;; (1). " Tambien había otra razon, y era
que los neófitos, ~eguo lo e:-pre,ion del Salvador, no
se hnllabnn en estado de llevar los verdades y ilns lec-
cione~ ~ubl imc; cncern.dns en los misterios (2). Son
Ambro~io dice: "No todo < veu lo profundo do los mis-
terio~. porque los levitas los ocullon, (1 fin de qne no
vcon los que no deben ver (3).» S. J uan Crisóslomo
hare la misma ob>enacion en su homilía 72 ~obre
S. l\lateo : «Solo los inicioclos conocen las mi~criror­
dias en que abunda el misterio de la ·Eucaristía ( 4 ).,
S. llnsilio se expresa de un modo mas preciso:
ce La venerncion de los mi11terios se conserva por el
silencio, porque no convenio publicar por cscrilo In
doctr ina t¡ue los no iniciados no tenían permiso de
ver (5). »
1\J as decisivo es aun otro texto del mismo npós-
tol en el capítulo 2.0 de su epístola 2.• á los te,nlo-
niccnscs: << Hermnnos mio,, dice, e;tad firmes y guar-
dad las tradiciones que habeis aprendido yn por mis
discnr>os, ya por mis cartas (G). >> Pese V. bien la
ucrzn de eslas palabras: tcncte trae/iliOnes.
( •) No lite sanc to m <l~ •·c c~ ni~us, el ne milla ti•
m:.r¡:;n r·it:IS a nte: l)O l'COS• n c fOI' I(• C() Ucu lccn t C3S peJ ilJ US S\liS
ct CtHlVt rs i t.l i•·umpa uL vos. ~t;, lh . c . 7•
( ~) No n potes lis ¡>Mt>ro: motlo. J oa n. ,6.
(3) Non omnes vidrnl :.ha misteri nrum, r¡u i:l o ¡w-
r itultor a
lrvitis, n{' vidrant •¡ui "ich~re n o n deLl' ut.-
S. AmlJr. lib. ,, orlic. c. So.
( 4) Ip su m autcm Euchol'istiz m ysterium quant:\ mi se-
r icordiA plenu10 .!l l, in iti:tti sol urumo(Jo nOl't' ruut .
S. Clt r y~. 11o m. p in 1\lnth.
( 5). S. nasil . l. 1 tic S piritu San c t., cap. ,7·
(G). F.-a ires, slatc el lcuctc lraditioncs t¡uas didi-

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- 214 -
Yn ve V. que la palabra tradicion está consagrada
por In santa Escritura; y .como si S. Ppblo hubiera que-
r ido evitar que se aplicase este término solamente !á las
instru cciones dadas por escrit o, tiene mucho cuidado
de anadi r: " Que hnbeis ap rendido ya por mis discu r-
sos, ya por mis carlas t 1).» Acerca de esto vea V. cómo
discurre S. J uan Crisóslomo: " Es da ro que los apósto-
les no escribieron todo lo que ensef~aron , sino Qtle de-
jaron muchas cosas sin escribir , y estas tambien
son dignas de fé : por lo cual creemos tambien que la
tra~ic ion de la iglesia es digna de fé. Es tradicion: oo
preguntes mas (~}·" Pero V. se funda en estas palabras
del capitu lo I de la epístola de S. Publo á los gillatas:
ce Aun cuando nosotros 6 un ángel del ciclo os evangeli-
zase de otro manera qnc os hemos e,·angeli7.ado, sea ana-
tema." Pregunto yo Íl V. : /, sometería V. su propia opi-
nion á la del gran S. Agnslin? Pues veo V. lo (J UC dice
en sn tratado 98 sobre S..Juan: ce S. Pablo no dice:
mas de lo que habeis recibido , sino fuera de lo lJne ha-
beis recibido; porque si hubiera dicho nquello, se hu-
hiera prejuzgado ú sí mismo que dcscn ba ir t'l Tcsalo-
uica parn suplir lo que faltaba ú la fé o.l c sus habilanlc~.
Pi!ro el que suple , aüade lo que habiu de mcuos y no

cis tis SÍ\'(1 per Séi"IUO Otffi, S i VC ['Cr cpisto lam IIO.Slro.m.
Thrs.s . 2 , ra p. !:11 , v. 1 5.
(l ) Qu3s diJiciJ lis si ve per sermonern 1 JÍ\'t per rpisto-
lant n osto·>m . - Ihid.
(o) Jliu c cst per.ri cunm ~uod non omnia t ro.J i,Jr o· u nt
( apo~toli) l)er rpisto lam; srd mu lta cti3m s ine script b • et
e:L 'luoqu e suul fiJe tli;;na. Qu:uuobrero rcclui ~ q~toqu e t ra-
ditiour.m ccnse:u nus use fide dig n:'lm. EJl lradit io, nihil
qnaeras ampli us. - Sa uct. Chr ys. 11om. 5 iu c. • , CJl· ad
TJ,esu l.

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- 215 -
C] uitnlo que hab la ; mas el que traspase lo reglo de la
fé , no cami-ut1 por la senda , sino que se
aparta de
oV
ella ( 1}.>> Si lec V. adcmas el capitul o XI X del libr l rc-
de la his:orin cclcsiáslicn de Eusebio , Ycrá V. á . en-
nco ntcslig unr r¡uc S. l'ol ic,,rpo contaba frec uentemípu-
te su est recha amistad con S. J uan y lo~ otros disc icar po
los que hnbiau visto al Sei1or: que el mismo Pol~cu rso~
pronun ciaba en las reuniones públicas mu('hos di o al
confor mes á las santas esc ritur.os que habian oitl le, to-
Salvador los que hnb ion tenido lo dicha de vereo añn-
C(Inte ú sus mil ag ros , doctrin a y vir lud c~. S. l ren s..l'o-
de r¡ue hab iendo oido estos di sem~os de hocu cui de
licarpo , con qui en estnba muy unido, tenia dndo ele
. Ya
grabnrlos , no en el pnpol, sino en su cornzon (2) ue Je-
ve V. que por estas ,·erdadcs rec ibid as uo la boca end
s ucri~lo por tos que le habian visto ,
no dcb~:n eut er-

se solamente las iltslrucciones con tenidas en las ~gr lar 1\
das escrituras ; porque no seria un hecho pnrticu ione~
S. l)olicar po y S. l rcnco el haber referid o las leccpod ia
contenida s en las divinas escritu ras : Tertulinno i lu
hacer otro tanto. Es preciso que reconozca V. aqu
enseilanza dada de rivn ,·oz y llamada tradicioo.
Eusebio nos dice de S. I gnacio, obispo do Anlioquiu

Non ail: Plu s t¡a;im ncccpi.sl i.s. , srd prre ler flUOd
(• )
ncc~ pistis. N;\t n si illud tlic:t'ret , slhi ipsr prl.l!jutlicarrt , r¡ui
plcrc- t c¡nre i l loru m
<'upi,·h:t l vc nire :u) tliC$Sn lon icC' uses ul sup
us r rot 3ci.Jit,
fidr i .lt fue run t. Srd t¡u i sup pl• t, q uod · min
c·('cl ic• lur fitlci n··-
uon quo d Íll <' l':tl toll it; qui aut (•m pro:c lt·l'~
~ul:un, non accr•lit in vi:i , .sfd
rrct·d it t.h: ,.¡;¡, - S. A u;.
Tr• ct. gS in Jo• nn .
nli :un, qn:trn t' I'P,:l
· (~) Hzc ('O tcmp<Wc f'lUO Dei misr rico
, ~ tr¡ ue non r ha r 1a:
n1e os lende ha. t 1s tml iosCet a ltf'O tC 3uc1 ir bam
Ol \l lldnh3m.
el litt cris , st•tl iull ·r iol'i men t is coi;ila tiou i

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- 91 16 -
despucs de Evodío, quien había sucedido inmediatam
ú S. Pedro en aquella silla, que exhortaba á
ente
tod los
tit:les á adherirse Ormcmcnte á las tradiciones os de los
apóstoles, y que para consurvarlns con mas sr.gurid
la posteridt•d hubia creído nccestu·io e.;c ri birlns (1 ad á
evidt!ute que en este texto se trata de tradiciones dad ). Es
de viva 1•oz ; porque en efecto ¡, il qué rednctnrlns as
escrito si lo hubieran estado antes en los libros sagpor
dos? Tal vez me preguntarll V. si se encuentran ra-
tradi.:iones c¡ue S. Ignacio debió dejar por escrito. SI,esas
f•o r, Usenio, uno de los autores mns sabios de Irla se-
é ln¡;lntcrrn, nos ha el udo en griego y en talín las nda
tas de nc¡nel grande obis¡>o dirigidas á los fieles de Efe car -
á los de Magnesia, á los ue Trallcs, á los de nomo, so,
de Fihtd~lfia y t\ los de Smirna; y en e;tns cartas 5 los
hace me ncio n del ayuno . de In cua rc;;ma , de lus ónhse
nes menores, de In sanlilicucion del domingo y 1le :-
puntos ele que no se habla en la Escritura; y por con otros
cuendn son verdaderamente lradicione~ npoo~tólicas sc-
. Snn
J ustino, es1~ gro u filó ;oro, todarlu mas rccom
ctu
por ~ u zcto o favo r de la religion que por la exceleln blo
de su iugenio, mcu cion~ en la segunda apología vor ncia
yn·:.ícli cas ohservadus cscrupulosnmenlc entre los pri ins
ros cristianos; y cut re otras habla de la santifi.:aci me-
del dom ingo, de que 110 dicen unda lns s:u11as esc on
ras ( 2). Observe V. que por el dia del sol, dics suliritu -
s, se
(•) llorlol11s tsl (rcc lrsi>s ) ut apo st•l o,·u
m lro diti oni
mo nlicns ::~rlh;;cnscnf nl, i1u :~rn r¡ui flcm :use
vea· :ullc·•· tt~.'dili­
C:llu$ i¡uO toti us po.stt."a·itati t'l'$ 1'r\' 3 rrlu
r1 uecte.nriO scr ipli s
m:.utlauchlll e:ti~tirr.:'l\'i1 . - Eust·U. llis t. rccl
cs. l. 5, c. 1~ ·
(1.) Di e :.ul l·tn so lis i)m nc.s pul;lice co nve nim us,
fJuO:J is
prim us esl die.s, in flUO Deus tent 'br: u
el m:~ t cri:l m ct)m m u ..
t ass d 1 mu n dum dfcci l , d •¡ui>:l ~otl cm die J~sus Ch risl us,

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--217 -
entiende el domingo, como lo explica él mismo dicien-
do que el c.lia del sol es aquel en que Dios crió el mun-
do y resucitó Jesucristo (1). S. Basilio en su libro sobre
el Espíritu Santo no solamente reconoce, sino que
prueba tamh ien la necesidad de admitir la tradicion, y
se sirve de ella para demostrar la dirinidarl ele! Espí-
ritu Santo y el culto que le es debido contra los cuno-
mianos. • De lodos los dogmas que se gua rdan en la
iglesia, unos los tenemos por la doctrina escrito, y otros
los hemos recibido por la Lradicion de los apóstoles, que
se nos ha tnmsmitido en misterios (2) ;n y aiiade: «Que·
los unos tienen tanto autoridad como los otros, y que
nadie los conlrndice por poco instruido que esté en las
leyes eclesii•sticas. " Respondiendo despu.es á la objecion
que hacían los eunomiano~. de que no se halla en la sa-
grada e>critura la obligacion de glorificar al Espíritu
Santo con el P<Hlre y eon el llijo, repl ica : " Si no se
reciben otras verdades no escrilas, no ad mitais tampo-
co esta : por mi parte creo apostólico lo que está ligado
á las tradiciones no escril<•s. » Y prueba su propósicion
con los dos textos de S. Pablo que he referido m;~s ar-
r iba , y con una razon natural y sensible sacada de que
en los tribunales seculares se adm iten igualmente las
pruebas por e>crilo y las pruebas por testigos; lo que

ronscn=atoa· uostrr, it rnortuis e xcilah.1s est. -S. Just .


Apol. ~.
{•) E.~t tlio.< in qun Or.us •.•.. munrlum rffcc it, ot quorl
rodcm Jic. Cluistus, cousel'vo tor nos tea·, .;:\ mortuis l~Xcita ..
tus est.
("~) Do4;mata qure ill ecc h·siñ .;r.·vanh.u· t~c pr;:ccl ica ntur,
parliru ex r.ouscrip1A doctrina habtmus, part in' ex aposto-
]orurn ta·::uliliOnt! in mystcrio acJ nos tlclala rccipilllus.-
Sauct. Basil. de Spir. Sanct.

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- 218-
corresponde á los dos g~neros de pruebas que se usan
para confirmar las vordarles que interesan á la fé y á
las costumbres; á saber , la sagrada c~critnra y la
trodicion.
Hasta aquí no he cilndQ mas que los santo-; pnrlrcs
griegos : consullemos ahora á los In linos , á fin de hacer
constar el sentir uniforme de unos y otrcs sobre este
punto.
S. Agustín se sirve principal y frecuentemente de
la tradicion para probar contra los donatistas que no se
debe reiterar el bautismo conferido. por los herejes.
u Los apóstoles no nos dejaron ningun precepto en esta
porte ; pero debe creerse que aquella costumbre que
se oponía al se!1tir de Cipria no, tuvo. su origen en lu
tmdicion de los mismos , como muchas cosas que la
iglesia universal guarda, y por esto se cree con rnzon
que fueron mandadas por los apóstoles, aunque uo se
hallen escritas (1).» Este gran doctor repite lo mismo
en otros muchos lugares de sus obras , como seria fácil
moslrarselo 6 V. si lo duda se.
Tertuliano que florecía al principio del siglo HJ,
enumera en el libro de In Corona del solclculo muchos
nrUculos escritos y obserl'ados en la iglesia : hace men-
cion cutre otros de las ceremonias del bautismo, tic lu
seilal de la cruz y del uso de ofrecer el santo sncrificio
por los difuntos, y luego aiwde: • Si quercis autorizar
estas prácticas y ceremonias con In escritura santa, no lo
(o) Apostoli quidcm nihil ex in•le prreceptront; seo! con-
auetuJo ill> qu;c opponcbolur Cypriono, oh torum lradi tio-
ne exo rdiom 5umpsisse crt!dcncl:l cs t, .sicut multn qua: uní-
ver.• lenel ccclesia, el ob looc ab apostolis prrecrpt~ bene
creclunlur, quomquom seripto non rcperiontur. S. Aug.
J, S co nlr. Dona t. cap. ,3,

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- ~ 1 9-
hallareis: se asegura que la trodicion las ha enseñado, la
costumbre l~s ha confirmado, y la fé las ha observa-
do ( 1)." S. Cipria no estaba tan persuadido de esln ver-
dad, que es el fundamento sobre que establece el uso de
mezclar el agua con el vino en In ofrenda del cáliz. ·Sa-
be que nosotros l)cmos ap rend ido que se observa la tra-
dicion del Scítor en la ofrenda del c~liz , y que no ha-
cemos olra cosa que lo que el Señor hizo primero por
nosotros : á saber, ofrecer mezclado con ''ino el cáliz
que se <>frece en conmcmoracion ~u ya (2}."
S. Ambrosio , el gran obispo de lllilan, nos ensel\a
en los sermones 25 , 34 , 36 y 38 y en la cplstola 81
que J esucri~to mandó guardar la cuare>!lla ; mas en la
Escritura no hallamos este precepto; luego le hemos sa-
bido por In trndiciou.
S. Gerónimo, refutando lo5 errores de Montano, ose-
gura que el ayuno de la cuaresma es de tradicion apos-
tólica (3).
¿Qué responderá V. 6 este acuerdo admirable de
los santo:; pndres de la iglesia primiti\'a? Los griegos y
latinos han reconocido y recomendado las tradicione ;
¿y cree V. que los SJotos padres , aunque lodos acordes

(1 ) lhrum et o.lia r nm h .. jusmodi tlisr.iplinoru m, si ltgtm


t"X{)O$tu1cs &c riptura rum, null :un iuvcniu. T r:ulitio tlOi p1•re-
trndi tur· auctrix • consu•·tudn confirlllalrix , fide.s obscrv3-
tris.- Tertull. lib. d~ coJ·ou;\ nailitis.
( >) Admon itos nos •cios ul in c•lice olfuendo .Jomini-
c.a lr;ulitio stt'\'tlu r, ru•quc aliud fi~t i n obis, qua m quod pro
nobis Do10iuus priorft"cit, ul c31ix qui in commt":mOrati onem
cjus olfrrtu r, mi~ tus vino olfcrotur. -S. Cypr. Ep. od Cwcil.
(:l) Nos unam quodra~uirna m ex opos lolic:i lr3d itiont,
lrrnp<>re nobis consruo, j<•junamu•.- Sanct . Hicr. Ep. od
1\Iarccllom.

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- 2~0-
en este punto que interesa á la rcligion, puedan CIJ UÍI'O-
carse, y se hayan equiYocado en efecto? Dirá V. que lo-
do hombre está sujeto á errar : la Escrituro lo dite, es
verdad ( 1) ; pero la misma Escritura testifica que Jesu-
cristo está y estará lodos los dins cou el cuerpo de los
pastores, que como sucesores de los npóstole,; se hall<lll
encargados del ministerio de la palab ra para enseñar ú
todas las naciones: «Id y enseñad á tocl<lS las nacione> .....
Yo· estoy con vosotros todos los días hust« la consuma-
don de los siglos (2). ¿Cómo podría V. suponer qu e ha-
ya incurrido en el error este cuerpo entero establecido
por Jesucristo para ensefwr á las naciones y conserva r
el depósito sagrado de la fé? ¿Cómo se persu<1de V.
que tantos grandes hombres , in,;Lruidos y enca rg¡1dos
del gobierno de la igle.sia por los apóstoles ó sus suceso-
r es, se hayan dejado 'educir todos á pesar de su zclo por
la religion ? A la verdad seria un absurdo el pensarlo.
Los padres del concilio de Nicea confund ieron á losar-
rianos , y declararon al Dijo de Dios con~u stuncial á su
Padre, no solo por medio de la sagrada escritura, sino
tamb icn por la trndicion. Tcodoreto lo asegu ra en e'l li-
bro J , capitulo Vlll de su historia eclesiástica : lwbien-
do pronunciado el concilio de Nicca que el Hijo de Dios
es consustancial ni Padre, los arrianos clamaron contra
esta decision SÓ pretexto que el término COilSUS(llllCial
no se halla en la Escritura; mas se les contestó que uo
podian hacer valer esta ré¡>lica , supuesto que ellos mis-
mos se valían de términos que no se hallan en los libros
santos para sostener su herejía , diciendo que el Hijo de
Dios había sitio criaclo, y que hab ia hnbido un ti empo
en que no exislia; exprcsion que no se lec eu' la Escri-

(!} Ocnnis horno m~n(h x .


( >) Euntcs doce tc omues ¡;en tes .

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- 2~ 1-
tura : qne tampoco estaban en ella los términos qne se
habían usado p3ra condenarlos; pero que los había su-
gerido la piedad: e¡ ue los obispos no los habían iuvent<J-
do por sf , sino que los habiau recibido de los padres:
<1ue mas de 130 nitos antes unos obispos antiguos, t.unto
en Romn, como en Alejandria , <!Criminaban á los que
decían que el llijo de Dios hnbia sido criado y no era
consustancial ul l'ad re; y que Euseb io de Cesaren que
primero se inclinó it la hercjf;t de A rrio, y luego aceptó
la decision del concilio de l'\icea, com•ino en una carta
dirigida ft su iglesia que tos obispos y e::critorcs anti -
guos, elocuentes é ilustre s, lwbion usado el térmi no
coususlancial para explicar lu divinidad del Padre y del
Hijo (l ).

(•) Quocl autrm obstrr punL has voces in scrip tul'is non
r rpC'rir·i, frustr a s::tn;• a.c teour c obstrc opuul; n3m i lli ipsi ex
vocibu s non scripl is i n impirl~lt'ru dt-laps i \'OCtS qnmJm • non
script :u, uimiru rn Filium r:c nihilo crt~ lum, et tempu s
fuisse r¡ n:. ndo non c rn t, :ul suum erro1·e m co nfirnta 1HJum
off<'rn nt. Qu:.pr o(llrr ('"non sc 1·iptis vocil.n Js, pi\! t3mcn cx-
cogit3 tis, conclt• mu3ti su nt. Jp.si e·r \im voctS .sui crrori s ex
.sterco rc cruC'ntrs • uti vrri• lrrren os dccel,: .t loc-uti su nt.
E pisco pi :.utt'rn uon .suopte i ug(·tdo vcrba excogi tnn tt~, stU a
p:.tt·ih us l l'sti moni:\ IJr.lcn lt•s .sic scri p.senm t. Nam cr:l ut
episco pi v<•teres antt• a unos ft.·ri• cen tum el ta·i::; inta, lum H.o-
mz 1 tum iu nostr3 ci\•itat e:, qui crimin :.ha ntrn· tos A qui -
hus Filius f.tcl us •Jic,·b atur, t•t nou coruuhst<~nti:ilis Vatri 1
Quod •¡ ui1lt•m iulr·l1t•:<l'l'3 l Eusc·hiu~, r•pi."icOpus cres:u·i<·nsis, qui
f)uam rlu:.m :tu te J,.fl,•x t• ral atl h::crcsh n a1·iau am, pos lc•:t la -
men coucil io niro:cuo snbscr ip.,it, 3lt¡ue arito ecc!e.sire .su:e per
littcr\'l s co n firm:tv it Sé anlma ch'rt·tis.se hoc vtrbur n corutrh s-
1\'lntia le :\ veh:rib us c·pi.sco pis et. sc riptor ·ihus, iisquc rlisc rti5
ct. illustr iLus, iu clivin itate Pntl'is el filii rxplica m.U usur-
patum cssc. _ Thtod . l. I, lli&t . tccl<·s. c. 8.

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.... ~~2 -
En el concilio de Efeso, tercero ecuménico , l'emos
que Floviano, obispo de Filipos, despues de haber pro-
ducido los textos de la sagrn da escritura para comba tir
la herejla de Ncslorio, pidió que se leyese y examinase
lo que pensaban los santos padres sobre la cueslion de
que se trataba. Presentaron se los testimonios de estos,
se cotejaron con las blasfemias de Nestorio, y en segui-
da se declaró por unanimiclud _que crn preciso atenerse
á la antigua lradicion l: condenar lo que se había inl·en-
tado de nue~•o, como atestigua Vicente Lerincnse (1).
En el quinto concilio gcucral observará Y. esta mis-
ma adhcs ioo de los padres i1 la lradicion. « Confesumos,
dicen, que tenemos y predicamos la fé dada desde el
princi pio por el gran Dios y Sahador nuestro Jesucristo
á los santos apóstoles, y predicada por ellos en todo el
mundo, la misma que confesaron y expusieron y dieron
á las santas iglesias los s;mtos padres, especiulmcnte los
que se congregaron en los cuatro concilios, á los cuales
seguimos en todo y por todo, y recibimos con otros san-
los padres. Siempre seguimos á estos en todo, y á los
santos pudres y doctores de la iglesia , Atnnasio, llilario,
Basilio, Gregorio el Teólogo, Gregorio Niseno, Ambro-
sio, Agustin, Teólllo, Juan de Constantinopla , Cirilo,
Leon y Proclo. UcciiJimos tombien á otros santos padres
ortodo xos que prl'dicaron de un modo intachable la ver-
dadera fé en la santa iglc~in de Dio¡ basta el fin de
su l'ídn (2).u

(•) Omnr s ~pi•copinccbm avcru nl: h rec Qmn ium ' 'oces
.sunt : h.ec omuu dicim us: hoe omniu m volum u t. Quz
tandem nmniu m vocr.s at,¡uc: cmniuru vota, o isi ut quotl tr3l
ontiqu it:u tradil um tenere tu•· , quod invrnt una nup\·r cx¡,Jo-
derc:t ur.- Vinc~ nt. Lirin. in Comm onit.
(>) Confil erour lictem ltncrc e l pro:cl icare ab in ilio do-

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- 223 -
¿ A qué fin hali dtndo los concilios ecuménicos con
tantos encomios el tll~limonio y la doctrina de los anti-
guos doctores que los habían precedido, sino para com.
probar cuál era la tradicion de la iglesia desde el orígen
del cristianismo? Y V. couoce que si daban tanto valor
á la tradicion de la iglesia, es porque estaban conven-
cidos de que debe recibirse y abrazarse; obligacion só-
lidamente establecida en las epístolas de S. Pablo, en
las obras de los santos padres y en los concilios de la
igl¡¡sia primitiva, de que se declara V. partidario, aun-
que su doctrina no sea muy conforme á la de aquellos.
Antes de concluir permita me V. que le haga unas cuan-
tas preguntas mu y sencillas: ¿qué medio tiene V. para
hacer constar el número de los libros sagrados, y dis-
cernir los que no lo son? ¿Cómo sabe V., por ejemplo,
que la epístola de Santiago y el Apocalipsis son libros
cauónicos ó _apócrifos? ¿Cómo prueba V. que los Evan-
gelios de S. Marcos y S. Lucas son inspirados, y que
los de Sauto Tomás y S. llartolomé no tienen el mismo
carácter?¿ Quiéu autoriza á V. á admitir como canóni-
ca la epístola á los romanos, y desechar como apócrifa
na tom ;\ magno Deo el S•lvatorc nostro Jesu - Chrislo sane-
lis apos tolis, ct aL illi.o; in uni\'('I'SO mundo prredicat:.m, quam
et saucti patr~s conft•ssi su nt, <'l explan:lvcr unt, et $31\ctis
ecclcsiis tra.rlic.Jcrunt, el m:.xim\: qni in quatuor synoJis con ..
vNarrunt, fiuos pC'r ornuia el irt OIUnibus sequimu r, ct susci-
pimus una aliis sanclis patril.ms ....• Scmper hosscquimur ,pcr
onani.- J el s:Luctos }),,tn.•s el doctores ccclcsire, Athanasinm,
Jlilarium, Dasiliunt, Gr\!gol'iom Tlatologum 1 el Grc¡:;orium
Nyssenuru, Amhrosium, Augnslinum, ThcophiJum, Jr,tln-
nem constantir•opolitannm, Cyrillum, Leouem e l Produm.
Susdpimus ('l :dios s.HICfos ct orthoJoxos patl·t·s, ()ui in sa nc-
ta Dei ccclesi3 rect:un fidem irr('preht•nsibi litcr usr1uc ad fi.
ucm vita:> sua: prredic3vcrunt.- Conc. consl. ~ , coll3t 3.

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- ~~4 -
la epístola á los laodicenses? No puede ser sino recur-
riendo á la lradicion, como V. conocerá por mas a\·er-
sion que muestre á admitirla. Pero continuemos, que
nu11 me quedan otros test imonios. Refiere Eusebio que
Serapion, ocLavo obispo de AuliOC]uía, y autor célebre
que vivin á fin del siglo I1 y principio del ll!, re-
futó ciertos e>critos folsamenle atri buidos (1 S. l1curo,
porque le enseiiaba la lrndicion que el santo apóstol no
era au tor de ellos. Vea V. cómo nos ha transmitido Eu-
sebio las palabras de Scrapion : "l'íosotros recibimos la
doctrina de Pedro y de los ot ros apóstoles como la de
Cristo; pero desechamos en un todo como hastante
eutendidos en la mnlcria, ciertos libros que llevan fal-
samente sus nombres , subiendo de cierto que no los he-
mos recibido de ellos {1).>>
Segun cuenta el mismo autor , Orígenes ntcsligua
en el libro 1 de sus comentarios sobre S. Maleo que
no hay mas que cu;1lro Eva ngelios, y que eslú segu-
ro de ello por la tr¡1dicion (2). S. Basilio afi rma en su
li bro del Espíritu Sauto c¡uc si se despreciasen lns tra-
diciones no escritas, el mismo Evangelio sufriría gran
(1) Nos eL Petri r.l aliorum opostol o rum o'loc trin>m rc-
cipirnus , sicut el Chri sti ¡ sctl libros quosdam co•·um rwmi-
Jlihus falsO in sc a·iplos , ul pole t•jus I'CÍ satis C'~ lH~ rli, omn iuO
rcputl illrlHts; iclquc p1·o Cl't'IO cog nosccntes nos ciusmod i non
oli•¡unoulo ob ill is occopi ssc. - Euseb. l. V l. ll isl. cccl es.
cap. oo.
( •) Tn primo Jibrum commc ntoriornm quos scripsil
in Eva ngeliunl srcutul lun i\13thaeumt cauonrm ecc1rsi3sticum
ob-.rrvn ns quo.tor sollun ev:tH{;,.Ii3 tsse l t"statur; el quod prr
tr01ditionrm de qu:~tu ot• e\•;~; u gtliis qua! sol3 sunt in uni-
vrl·~:\ (•cc1c•si3 Dei, qu ;c suU cce1i cnm ple:d. conlinehu·. rola
st3hilia, ct quibus ii. lh'JUÍih' CO tdeadicilur, ccrlÍOl' faclu1 . ~1Ít.
- Eusdo, l. VI. Jlisl. <·celes. c. ' 9·

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menoscabo ; sin duda porque seria quitar la prueba
de su canonicidad {1 ~ S. Agustin no tiene dificul-
tad en confesar (como creo haberlo dicbo en olr a
parte) que sin la autori dnd de la iglesia no creería
en el Evongelio (2). El concilio 3.0 tle Carlogo fija
el número de los libros canónicos y divinos ; y
¿ cuál es el fundamento de su dccision? la tradicion.
e< Sepan, dice el concili o, nuestro hermano y consncer-
rlote Bonirucio y los otros obispos de estas partes, pa-
ra confirmur este canon, que hemos recibido de nues-
tros podre~ estos libros pura leerlos en la iglesia (Hj.
Finalmente no hay duda que al confiar los apósto -
les el depósito ~agrado de los libros santos á las
iglesias que fundaron y á los apósto les que Jlrepa.
raron para gobernarlas, les dieron al mismo tiempo
Jo inteligencia ele aquellos ~· les explicaron su sentirlo : en
,·ano le.; hubieran puesto en la mano este rico teso-
ro, si no les hubiesen dado la lla1•c para emplea rle
ll tilmcntc á su tiempo. Por este mismo medio rlc la
t rnd icioo descub re y muest ra d ar11me nte la iglesia
t·atülica romnnn de nuestros dias, asistida del E•-
J•iritu Snuto, In doclrin ,l ele la primiti1·a igle.;;ia, el
senti rlo en que ha iuter prctndo los textos de In Es-
critum , y ele consig••icnlc el senl ido en que lo,; npós-
tnl e~ ensei1aron que ~bbc enteml er~c; y auu algunos
mmistros tb In iglesia a11glicana han leoido que con-
Yenir en esto en mas de una circunst-ancia.

(,¡ s. n. . il.
( > ) l.tb. co nt•·a q•i.t. runtl>m ·· nli c . 5 .
t l ) Hnc et iam fralri t'"t cnns:.c•·rcloti nos tro Bonif::acio
t>l ¡,J iis t-.:l t l ln1 1•a•·•i•rm ··pi~ropis. prt• co nli•·ma uJo islo ca-
a
l llmr iuu ntc•.sr3 t, r¡nia p:.tl'ihus is l:l ,,.·n pimus in ecclrsi3
lcgrnd• . Conc. car·th. 3.
T. 1 ·.: • 15

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- ~26-

CAPITULO X.
JIEREJlA DE Ll\ tGI ,ESlA ANGLICAN A.

EstA lwrrji3 u una rf:UOV3CÍOn eJe b! 3nt i;uas conde•


u~tl:as por la iglt¡ia univer.nl en los primtrOJ siglot.

Afirma V. que su reforma ha conservado In pnre-


zu de la fé de los primeros siglos del cristianismo;
sin embargo ¿cómo C:! que se ven renovadas en ella
los mismos herejius conclcnodas en los mejores ticm.
pos de la iglesia primiti,vn 1 No se admire V. de mi
proposicion, porque se funda en hechos de que po-
dril V. mismo cerciorarse confronl<~ndo varios dog ·
mas de su llamada reformu con los errores dt: lo•
primeros heresiarcas anotados en los catálogos de las
nntiguas herejías que nos han dejado los SMtos
Jlndrc;; y así comprobará V. la semejanza. En el
torno 6. de las obras de S. Agustín se Ice lo ~i ­
0

guicntc: • Los aerianos tomaron su nombre de Acrio.


•tue siendo , presbítero y sentido , segun se di~c.
de t]ue no había podido llegur á ser obispo, ca-
yó en la herejía de Arrío, á la que afladió olgu -
uos dogmas de su invencion, diciendo que no se du-
bia orar oí ofrecer el ~acrificio flOr los difuntos, ni
guardar los ayunos solcmnc~mcnle establecidos; sino
que cada cual ayunase cuando quisiera para que no
pareciese que eslal>a sujeto á la ley (1). " ¿ l'iD
(i) Aeri.-ni 3b Atrio fJuocf:Jm sunt nolnÍnr\ti, 'Jtli ciarn
C!Uel prubyter dolui .sse ft·a·ltu• •¡uo•l t•piscopus 110n pntuil

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-~~7-
ve V. aqui una conformidad con la doctdna de la
reforma anglicana? ¿ No enseñan ustedes que es inú-
til orar por los muertos y ayunar ? Por ultimo ve
\ '. que S. Agu stín con toda la iglesia de su tiempo
miró los tres dogmas de Aerio como otras tantas
herejías. Arrío habia ocupado un lugar en el ca-
tálogo de los heresiarcas: Abrío tambien ocupó el suyo.
S. Epifanio que C>Cr ibió nnles de S. Agustiu, po-
ne igualmente á Acrio en su catálogo de los Iter e~
siarcas (1): en los que nos dejaron S. Juan Damas-
ceno (2) y S. Isidoro de Sevilla hallarno s la condena-
cion de los mi ·mos artlculos casi en idénticos tér-
mino; \fUe los que usó S. Agu stín.
Es precbo creer que los reformador es nb · han
leido estos catálogos; pero en tal caso ¡qu é negligen-
cia, qué poca instruccioo, qué débil capacidad en
unos homb1'es que se han creído con derecho de dis-
ceruir las buenas doctrinas de las mah1s y dar sa~
bias lecciones ~ todo el univ erso sobre lo 1que se ha
de creer 6 desechar! No debía ~er el menor cuidado suyo
enterarse de lo que opinó la autiglled<•d. 1\Ias si han
leido aquellos cnt!llogos, ¿cómo hnn tenido bnstnntc
audacia para reproducir unos errores que sabian
haber sido proscritos y condenados como otras tahtas he~
rejios detestab les? ¿Cómo han osado preferí r su juicio al

ftrrl inar i 1 el in ari• noru m b:llr'Mim lapsus prop


rio quo ..
que addidisse dogmato non null >, dicens Ot31 'e vel
oiTerre
pro roor tuis ob lotionem non opo rtr.r c ncc stn tuto
1 $Oic ru-
hlte r e5.sC celeb1·aud:t jejo nia, .sed cUm quisque
volu erit
use ¡.ju n•nd um, ue videatur esse sub lege etc
.- Tono. Vl 1
td. Frohr.n, p. • s.
(t) T om. r., ed. Prt>v• P• 991•
(•) Ed . &si l. p. 38r .

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- ~28 -
jnicio de aquellos grandes sabios y doctores de la igle8ia?
Toca nte al culto e! illi'OC3cion de los ~notos la re-
forma auglicauu euseí•n lo mismo que enseilaba Vigilan·
c;io, heresiarca del tiempo de S. Gerónimo. Sin em-
hargo ¡qué guerra tao terrible declaró este s;u1to á
aquel hereje ! ;. Y por c¡ué ? Tal l'ez no lo ignora V;
por vengar á lo; santo s mártires de los desprecios de
Vigilancio, que no c1neria que se guardusen respetuo-
snmeute las reliquias de aqucllo5 , ni que se pasase
la noche en ornciou cerca de sus sepu le ros, ui que
se implorase el auxilio de sus ,:ufrilgios. • Dices en
tu libelo ( son palabras del saulo ) 11ue mientras vi-
Yimos podemos orar ruutuamcnln por nosot ro::; pero
que despues de muertos uo ha de orar el uuo por
el otro. Si los apóstoles y mártires cncr.r rados auu en
~~~ cuerpo pueden orar por lo:: dcmas ruando tOtluvia
rlchen estar ~olfcit.os por si; /. cuánto mas de~pues de
c·onscguidns las <·oronas, las vidorias l' los triunfos?
F.l apóstol Pablo dice que en la nnre se le han
c:oncedido doscientas setenta y seis nlmns; y dcsp ues
c¡uc libre de sus ntadurus está con Cristo, ~habrá .de cer-
rar la boca, y no podrá pronunciar unn palabra
•m favor de aquellos qt•e creyeron en su E vangelio
I•Or todo el orbe? e! Será me.ior Vigilancio, perro
'ivo, que aque l \con muerto ( l} ? Yo podrin re fe-
( t) Oicis in li~11o tuo qu0c1 dum vivim u.s mutu O pro-
J\Ohis or:trt! pn$um u5; postq uam nulcm MOI'Lui fu el"imus
llulliu s sll pro :dio exotHHe.nda C.l'at io. • •• Si :..pnstoli t•t
m;:arlyrts :ulhoc in corpo re con~tituti pos.sunt orare prn~
ezter is, c¡u3ndo pro so dr.hrn l adhuc use sollic iti, qunn to
ma;is post coronas, victoa·ias et triumphos .. .. Paulu ~ npo~.
tolns ducen t:u et srptna~inta el sex 5ihi dicit in na"i
;mim os co~tdotul:tS, "' po.stqnarn r<-snfn ltiS 'tcpe.rit r.\St" cwn
Clu·isto, tune or:' cbu;) urus esl, rt pro hi~ r¡ui in loto urtw

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- 229 -
nr otras mu chas herejías reuol'adas p or los rcfur r.1a
d ol'(~s; pero seria alargar demasiado este li bro: acle-
mas he citado los catálogos donde puede V. verl a~.
Todos los autores de herejías han recurri rlo á la
E scritura, se han atrincherado en ella·, hau buscado
cuidadosamente medios para apoyar sus errores, y
provocado los or todoxos al combate comprometiéndose
cou all"neria á no usa r otra arma que la palal' ra
pura de Dios para terminar la disputa. Tal ha sido
eu lodos ti empos el método fraud ulen to de los here-
jes como uos lo enseíaa Ter tnl iauo. " Est11 clase de gen-
te, dice, no nos lwblan mas que de In E~cri tura, y con
su audacia en citarla logran hacer ''<lCilar ú algnuos
t~ ll esta especie de lucha, fatigu11 á h•s almtlS firmes en
la fé, sorprenden á las débi les, y siembran á lo meuos
inquiet ud ent r1~ aquellos que ocupan el medio de c:;tos
do~ ex tremos {1) " "¿ Qué ¡;nnarf1s con ellos _tú que
c~tas versadísimo en las Escrituras? si dellendcs nlgu-
nn cosa la nega ra tu contrario: si niegas algo lo det'eu-
dcrá él; y ciertarnen lc no perderás nada mas que la
vol. á l'uerr.a de disptttar, ni ga narás mas tptc ar.alo.
ntrlc (2). » Esto es lo que constituye la esencia y el ver-
~~~t:nuun E\'nHgrl ittm crciJidcruut, muti•·c no11 potc:l"i t, nlt.-
liorr¡t~t• t:f'il. Vigil:wtius cauis u l vivt·n!', c¡uoim i l! e..leo moa·-
~uta.s. Tomo IV, N.! . 'Mad!~•~ay , P~"·t. ., , p. ,.s3.
(i ) Sc •·ip l m·a:- clbt(•ndtJUI, el h~lc su:\ ~ url aci:l st31 im
c¡uosd:uu m o\ c nt, iu ipso vt•rc) c:ong n ·ss u Jinnns tptidam f:•-
ti~aut, i nfirm ns capin nt, nll•dios curn :-c.· •·upulo dimi ltuut.
L ib. Ue prreic •·ipt. t•tl. F•·ob . p. I n1.
( ' ·) Q uid pt·omov<'hi~, t-: sea·c ilá l isi mc scr ipl ura rum, c úm
s i quid drft•nth· ris, n('~d UJ', ('X ,,cJ vrt·;o s i quid u<'ga vrn$t
dcf(' mlátur? Et l11 1¡ ui«l(·m nih il pt·nh·s u i~ i VO<;r.m in co n-
t e ntietne~ ni1ti l cou :-et¡ucris nísi hih•na de iufhunm;1 tioue .
- iiJid .

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- 230 -
tludero caractcr de la hcrejia: esto es lo que e.\pre:oó
lan bien S. llilario con JWiabras tan preci~as con10 ele-
ga n te~: « La hercjia viene no de la Escr itura, siuo de su
mala inteli ge ucio: el cri men esti• en el sentido no en lus pa-
labras (1). » S. Agustin hace la misma obscrvaciou: " El
orige n de lus herej ias es no enten der bien las escri -
turus buen tiS en sí mismns, y nfi rmar con auda cia y te-
meridad lo que no se entiende en ellas (2).»
Es evideute que el mal no está en apela r á la
Escritura , ni en busca r la l'e•·dad en ella , porque
es seg uro que se encuentra como en In fuen te mas pu-
ra: el mal está en apelar á lu Escritura con un espí-
r itu de orgullo y de prosunciou, con una vana confi an-
za en sus propius luces lwst'• el punto de jactursc de
>t!r mus infalible <JuO la iglesia unil•ersal para enten-
derla bien, abandonando la explicacion del cuerpo de
los pastores para ad herirse á los l'anas inter pretaciones
del cap richo y de la ••ovedad; lo que ha acont ecido á
los principales autores de las llamadas rcrormas y pa r -
ticularmente á Lutero. No hay un solo artículo ele su
doctrina, qu e no se apoye en un sentido nuov:unenle
iurcntado éu JlCrjui cio del sentido antiguo. recibido y
ilutori:wdu en todo el mundo cristiauo. No puede ci-
tarse ningu ua universidad qu e antes do Lutero enten-
diese la Es~ritura e u el senti do de este novador, y V.
debe Silber que de to1las las un iversidades á quieues

( •) Dt· iuh·l l igl~ tttiii rsl hz a·e&i ~, IHut de Jc riptur:l Mm.su t


uou !erroo fit crímt> u. - Hilar . de Tri nit. lib. JI, cd. p_. , ¡,•
1 Gg3, p. í8!1 ·
{2) Ncqm• f•u im ·n :ll ;r ,\ Un l httU't'Jt's uis i c1um ,cript u-
1'<t hon re i uh•ll i~u ul u l' no 1'1 IJ,·n r, t.•t r¡uod in ••ij no n inteJi i..
J!Íiul' , ••ti:1m lt•ll •t•a·r PI :aurl:.c lr f 3t)tri tur lrac t. 18 i n Joa
uu.
c. 1'(, <d. F1·ob. 1'· 1 H .

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-231-

epeló Lutero haciéndolas jueces y :irbilros de su doc-
trina, no hubo una que no la conde1wse solemucmcutc.
Quizá Y. la condena tambien, nuuque la reforma ungli -
cnnn no discrepe mu r.ho de lo de Lutero. « l\Jns ¿c¡n~
testimonio hay mns decisivo que el del mismo Lutero i'
" ¡Cuúulos veces, dice escribiendo á los aguslinos de W i-
tcmbergu. he sentido las angustias m11s extraordinarios y
lns mas crueles palpitaciones de rorazon al decirme a mi
mismo: 1 y qué 1¿presumes tú ser el único sabio? ¿Es-
ta rán en el error todos los dcmas hombres? ¿ Lo ha-
br:in cstndo lodos tanto tiempo? ¿ Y qué seria si lú
mismo fueses extra1•iado, y scduci11ndo tantas almas
cnnsares su condenacion eterna (1 )?» Este sentimiento
no puede hermanarse con la pcrsuusion de una confor-
midad completa entre sus explicaciones y las de todo ~1
uuivcrso antes de él. ·
A Lutero y á los otros nulores de las reformas po-
drían muy bien aplicarse cstns palabras que Tertuliauo
decin en nombre de la iglesia á los marcionitas y vnlen-
tininnos: «¿Quiénes sois vosotros? ¿Cuándo y de dónde
hnbeis 'e nido? , Qué haceis en mi hered~d ''o~otros que
110 sois mios? ¿Con qué !JOlestod conmo\'eis mis limites?
¡.Qué sembrais aqu i á vuestro antojo? La posesion es
mi u: poseo de antiguo: tengo un origen firme que
viene do los mismos au tores cuya fue la heredad: yo
1oy el heredero de los apóstoles (2 ~ , Asi ht1blaba Ter-

t1) Tom. 11, ecl. Gtrm. J,, , , r· 9• li.


(o 1 Meo·: lo •d íllo• olicondum 'SI: Qnírl -.ti•? t¡uondn •l
uncte v.-uisti.s? quid in mro a;itis non mei! Qu3 potutatco li-
ntift,, mtf'U comt:novctis? Quitl hic ~Hl ''tsl ram voluntattm
~emi u ~tis? mt 3 •~stposst".ssio , o1im possid('o: h01hC'o orip;inu fia·-
m:u .-b· ip$ÍS auctorihus 'J nnrum l'uil rc·s: rgo ~um hae•·ea
•po.•tolorum .- J.. de Pr.e•cr íp ., cd , Frobru, 1'· 1<>9•

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luliano:\ los h ~rrjrs rlel ~i~ lo JI, y en el íJIIirno tirria
llossucl : " LHs herejía> tir•ucn uu 11rilrcipio eh: iuslab ili-
dad . porque sorr una produccion del eutcndimiculo hu-
mano ( 1 ). .. Y en otra parle: «Los herejes uo siempre
esla n ~;n rel igion: pero loman siempre la rcligion tor-
cidamente (2 ;.» Tambicra podrían aplicm-se á los here-
jes In precios;r~ palabras que nsó en otro tiempo un
~anto y sabio ()bispo de Barcelona contra los novacin-
uos : «~ De dorrd e ha redlJido ese hombre lnntn autor i-
dad? ¡.Ha tenido el don de lenguas? ¿lla profet izado>¿Ha
re~u ci lado muertos·! Pon¡ ue algun don de estos habia
de tener para ¡Jredicar· un nuevo E,·angelio. El após-
tol no~ di ce : «A uuquc nosotros 6 un angel del cielo os
crangelicc otra cosa clil'l!n' ute de la que os hemos evau-
;!eli wdo, ~ea anatema. :'\o1·ac iano lo entendió asi; pero
Cristo lo enscitó de este modo : h11~go desde Cristo hustu
1!1 lie:mpo de Dccio no ha habido nin guno que lo eutien-
da (3}.» Mude V. los nombres y los tiempos, y cstus
palahras podr6n escri!Jir$C en cabez;~ del procc;;o de Lu-
tero y de los otros rcform<~dorcs. uSi alguuo prcgu n-
t¡¡re, di ce el incomparuiJlé Vicente Leriu cnse. cómo
prueban que del>!• uno dejar la fl! universal y antigua

11) Ohras de flossuc t, l. XXV II, P· 4·


(·•' Jt.i<l.
( \) A u ¡,...... t:w tum 3tJC t()ri ta t i.s a e•·~·pit? lin;;u :s lorulu ~
,•.:.t? p1'0pl1 d:IVÍt? su~ril:. rc- m o a· ttws rnlu i t? Hor·ut ll r uitll ali-
c¡u it.l hahere debuet':l t, ut cvo ugcl ium novi juris iuduc<"n·t.
Etsi co nt•·a c l:uuel 3postulus , li,cel uos aut :w~tdus de: c<e lo
evaugelizet vobi.s prretea·quam qaotl t vo.ngcli:tavimus vohi$,
,an:slhcru3 si t. NO\':tl ianuss ic inlelle xit; std Chistu s sic docuit.
Eq;o 3 ClaristiJ U $C(Ul' ~ ti Oeci i tempo a·a uollus inlrll i:;(·us ,
- Ep. 3 ~u Sym¡u·o niaru, l. IV, Bibl. patr. apud Anissou .,
1" 3o 4,

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'

-23 3-
dl) h1 iglesia católica, al punto respon den: J>orquc está
escrito ; é iumcllialamcnlc produccu mil testimonios.
mil ejcmplo5 y mil autoridades de In ley, de los salmos,
llc los apó~toles y de los profetas {1).n ·<Ya estcn entre
los suyos, nfwde el mismo autor, yn entre los extraños,

ya en privado, ya en público, ya hu bien, ya escriban,
yu esten en un convite, ya en la plazu pública, apenas
enuncian una proposicion de su co~ha que no procu -
ren i!poyur con las palabras de la E~critura (2).n «Y
¡.qué harán los católicos? pro5igue el mismo: ¿cómo dis-
cerniríin lo verdade ro de lo falso en las Escrituras? Cui-
dando sin duda de interpretar el cánon divino segun la
lradicion de la iglesia universal y las reglas del dogma
cntólico, en lo cu;1l asimismo es uece~n rio que sigan la
uuiver salidnd, la anligllcdarl y el consentimiento de la
iglesia catól:ca y opostólica (3 ).» l'or nqui ve V. que en
el siglo Y ~e leuian ya las mismas ideas que hoy tene-
mos acerca de la naturaleza de la herejía; pero ¿qué di-
go del siglo V? El ;Julor mnnifi esla ol principio de su
obra que no refiere sino máxim us tomadas de lo anti-
gliedad. SI, <:n todo tiempo se ha mirado lo herejía

• 1) Si <¡uis illterro gct undc proba$ <¡uod ccclui:o c~ thnli­


rrc un ivc l'8:11t•m eL 3ntir¡u11m Jidem c.lirnittc•re drbrnm , s t"t iHt
ille: Scriplu rn est enim; et cont inuO mil le testimo ui:a, mill ,t
rxo·mplo 1 millc ouctori totr.• poral d• lr¡;e, de psaln•i s, de
apnstolis> de prophe tis. - Tom . VIl, Bibl. patr. , p. >6o.
!Iom.
('l) Sivr apucl suos su ut., sive a.licnos , sivc privati m. si-
ve• puhlirt~, siv.- in sermon lbus, si ve in Hbcis, s ive in co n-
vh•iis, sivr in platds, nihilurH¡uarn prn~ ele suo profer-uut,
c1uod non etiam Scriplura: vcrbis adurnhra re eontnl ur. -
1hitl.
¡:lj Quid facionl call•olk i homines? <¡un modo in sc ri p lu -

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-234 -
como destructora de la unidad en cuanto dependiu de
ellu. No se ha pensado jamás en cometer la discusion de
10$ pasajes masó menos cloros á cada fiel en particular;
porque ha!>ia la persuasion de <tue la claridad real y ver-
dadera se encontraba siempre de parle de In iglesia, y de
~:~Hisiguiente no podio haber mas que una cluridnd falso y
aparente de parte de los que se separan del gran cuerpo
qe los cristianos para seguir ·su opinion part icular. ta
mayor ó menor claridad en el conflicto de los pasaje~.
dicen nuestro; teólogos, si se considera con relncion á
la impresion que hace en los ánimos, no puede ser mas
<1ue una señal muy equlvocu respecto de infinito uüme-
ro de gentes; porque como lo superioridad de clnritlnd
es los mas veces relativa ú los dift!rentes inge nios y á la»
diferentes disposiciones ; como se deja ver ó los unos y
se oculta á los otros; evidentemente debe depender
muchas veces su impresion del cupricho; de donde por
necesidad acontece que no puede ser una guia bnstaute
segura para que cada cristiano discierua por su propio
juicio In herejía de un modo inequlvoco. Así lo lmbin en-
tendido Henrique VIII . jefe de la reforma onglicana,
porque al frente de la exposicion cristiana se lec : «Que
supuesto que había doctores cuyo oficio era instruir á
los otros hombres , era preciso tnmbien que hubiese
oyentes que se contentaran con oír explicar la snnln es-
critura, que imprimiesen la ~ustancia de ella en sus co-
razones . y que siguiesen sus preceptos en su conducta,

r is veril31tm a falsitote disctrnent? Hoe •ciliret f•cere cu-


r3bnnt • ut divinuru c:a non tm stcundU.m u n iversalis ecclui•
troutitinurm el jnxta e~tholici rlo;;malis regu la~ inlt>rprete•• -
tur; ·in r¡utt item cathnlic:a: apostolit:zque ecclesioc: SC')U:J. ntut·
necease est universitatcm , :~.nlifluitalrtn, ·cou.sensionern . -
1'om. VI(. Bibl. pat1· . 1 l'• • 61. O.

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- 235-
~ín intentar leerla ellos mismos; y que este motivo le
había impulsado á privar á mur.hos de sus súbditos del
uso de la Biblia, dejándoles la I'C ntnja de-oírla interpre-
tar 11 su pastor (1).» Bo5suet añade que en el mismo
ai1o concedió Henríque VIII la lectura de la Biblia, con
In condídon de que el pueblo no se tomase la libertad de
explicar las Escrit·u1·as y sacar raciocinios de ellas. Bur-
net dice que el segundo fundamento de reformocíon sen.-
tado por Hcnríque Vlll consiste en que se declnra que
la iglesia de cada estado formuba un cuerpo entero; y
que a~í la iglesia anglicana podía examinar y reformar
las corrupciones de la doctrino ó del oncío público . bajo
In autoridad y con la aprobncíon de su jefe, es decir,
del rey (2).
llfus á esto vea V. cómo responde Bossuet : • Estas
son buenns palabras; pero sí se penetra su sentido se
verá que semejante reforma no es otra cosa que un cis-
ma. Uno nncíon que se considera como un cuerpo ente-
ro que nrregla su fé en particular, sin atender á lo que
se cree en el resto de la iglesia, es una nacíon que se
sepnra do la iglesia uní1•ersal y renuncia la unidad de la
fé y de lo~ ~cntím i entos tan recomendados á la iglesia
por .Jcsucrislo y por sus apóstoles. Cunndo una iglesia
~itunrla osí elige 111 rey por su jefe, estnblece un prin-
r.ípío del unidad en ma teria de religion que Jesucristo y
el Evangelio no establecieron: convierte la iglesia en
tucrpo político, y da ocasíon á erigir tantas iglesias se-
paradas como estados pueden formarse. E~ta idea de re-
forma y de ígle.•ías nació de llenrique VIII y de sus
aduladores: los cristianos no la habían conocido ja.

(1) Tln.o surt, Hi•t · ele lo< v,.,, lib. VIl , p . 46,,
(>) llul'lle l , 1, pref.l.lll, p. 4o3,

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- ,¡,36
:<l -
mús (1 ).n E n otra ¡>ar te ailade : «Con e:; tos preparativos
comenzaron la reforma llll!!licanu el duque de Sommer-
~et y Cranmer. La potestad real destruyó la fe <1ne la
potestad real hnbin establecido (2 ).n
Los seis nrlículo; qu e: hab:n publicado llenriqu c
Vlll con toda su auloridnd espiritual y temporal, fue-
ro" abolidos, y lt pcsnr de todas las pre~AJuciones que
hnbia lomado en sn leslameuto para consen•ar los restos
¡¡reciosos de la religion católica , y tal ,.e1. para resta-
blecerla íntegra con el tiempo, triunfó la doctrina de
Zuinglio. tan detestada por aquel príncipe; y V. sabe
que en 1549, 1550 y 1 i:Hi1 fueron llamados para romen-
~a r esta reforma Pedro márti r llorcntin y llcrar-
din Ochin, que dcspucs fue enemigo dcclarndo de la
di vi11idad de Jesucristo. Los do~ habian abnndouudo co-
mo los ol.ros reformadores la vida monástica. Tampoco
debe V. ignorar que Cra umer, uno de los apúsloles de
la supuesl.a relorma anglicMta, abjuró esta mi~ma re-
forma dos I'CCCS poco tiempo antes de su suplicio . por
mas que diga Burnr.t para encubrir el oprobio de una
muerle tan miserable. Todo el mundo sabe lu que ganó
la Aleman ia con la r eforma de Lutero , y basta leer la
historia de Burnel pa ru cerciorarse de que lo mismo su-
~cdió en Inglaterra.
E u vista de lodo esto 110 es muy fácil que pueda V.
Jlroba r á sus lectores que la reforma anglica na es la ,·er-
dodera iglesia : reducida asi ñ limites lan estrechos, 110
puede pasar por la doctrina de los apóstoles que debe
:.nunciarse á todas lns pnrles del mundo, y pcrmílarne V.
que le diga con S. Aguslin : «Al recibir los apóstoles el
don de hmguus con la venida del Espírit.u San lo, se pa-
1
(1 ) Uossnct, ll is t. ele los Vor. , l. VIl,(" ~ ¡R .
( >) lbi.l.


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- 23 7-
tentizó que hablan de prcdicnr el Evangelio á lodos lo~
pueblos, como eslabá predicho por el salmista: no hay
idioma ni lengua en que no se oigu n sus voces (1).» " Y
porq uc Dav id , c,ontinúa el mismo doctor, preveía que
el Evn n~llii o de Jesucristo debía set· predicado en toda~
las naciuncs y en todas las lcngut1s, y que las verdudcs
de lo rcligion que son como el cuerpo de Cristo, re,oua·
r inn en lodos partes y eu todos los idiomas, prosigue:
el sonido de sus palabras cundió por toda la tierra, y su
lenguaje se oyó en los confines del mundo {2).» En el
mismo rundamento apoyaba el susodicho santo padre el
argumento que hacia a los donalislus: «La iglesia es co.
uocidn de todas las nacio nes : mas el partido de Doualo
~~~ tlcsconociclo de mu chas: luego no es iglesia t 3) » m ·
mismt) argumeuto puede npli1:orsc cierttl'menle á lu re .
fonna nnglica na: la iglcsin ca tólica romana es conocida
de toda> las naciones: la iglesia anglicana es dcscouol' hln
rle muchas: luego la iglesia anglicana no es la l'erdndc-
ra iglesia. Mas ¿cómo elude V. la fuerza de tales argu-
mculos en su última courcrcncia? Llama Y. á la refor-
ma anglicana una rama de la verdadera iglesia : tiene
(t )
-
In o mnihus linguis l'ulut'Um ev on¡;elium illud tu ne
tHir·:u~ulun• llOrlt~udehat quo d t l in ps:.ln10 tanto :t.n tc pnc·
1
tl i(' tum cs t : n o n s unt lor¡uc lre , n rr¡uc sc rmoues quonau
tw u :11ulin ntu1~ vnct•s eorum . - l ,. rt c.ontrn ,Pet il 1 c. :i~,
t. VIl, ttl. F t·oben , 108 .
(1) Scu qui:. in om u ibus ge n tihos e l linguis futurum
ev:an=:('lium et corpu.$ Cbristi peor tfltum orbrru l erra rum lin-
~uis omn ihus prrson .:'l turuna si¡;nific:.h:tt , ncutus ai t : In ""' -
n tm l crram esivi t Ao n us eotum , e l fi nes orhis terre vtl'l•:..
toru m . 1hi<l
(3) Ecclesio IH) la es l Ont'lihus grntibus; paro aulrm n.,.
11 ati ig notn u t plu rihn.s ~r. ntihu.t; uon e r~o ipsa. - l_;i ll. 11
co ul r:\ J.iu. Prtil., c . •o!, , rd. Frobcn, p. 1So .


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- 238-
v. razon : es una rama desgajada del árbol de la l'erda-
dera iglesia católica apostólica romana; pero ya sabe
V. lo que sucede á las ramas desgajadas del árbol, que
no producen ni fruto ni hojns. J>or eso temiendo V. esta
justa consecuencia que se podio deducir de su proposi-
cionseopresura á ai•ndir: · En el reinndo de Eduardo Yl
y hasta el año undécimo de Isabel los católicos romo-
nos frecuentaban nuestras iglesias y oraban con las con-
gregaciones, hasta que al fin se lo prohibió el Papa
Pio V;» de donde infiere Y. que ellos fueron los que co-
metieron un cisma. Pero permltame Y. que le dign que
son tan endebles estaR razones, que puede decirse que
perjudican á su causa y fa vorecen a la mia. No me de-
tengo pues mas en esta materia , porque supongo dema-
siado ilustrados á mis lectores para conocer la evidencia
de la verdad.

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- 9!39 -

CAPITULO X I.
DE L CU LT O EX TE RI OR ,

).>a crr em on iu del cul to ex ter ior <le


la igl esi a rom ana y la
inv oca cio n de la V iq; •n y de loa S>
nlos d<oechados po r
la i¡;lf>ia ang lic ana con t ra lo ou tor
ida d de lu ug r•d u
rsc rit ur as, rl uso ronst:ante de loa
primeros siglo& , y el
t\'s lim oui o el~ los san tos padru .

En 1~ quinta conferenc ia dice V. , 'despues


reprendido ciertas cosl'.!mbres de la igl esia de hab er
~u pone V. paganos, que otra
romana que.
creencia t·eprobada es el
culto de las imágenes, y que ningun pecado
tan severamente co mo esta idolatría; añadiese con den;t
culto de las reliquias es inadmisible por el ndo que el
mun , como si Jesucristo nos hubiese dicho senlido co-
mos á nuestros sentid os. Por lo que toen á que creyese-
de los santos, afirma V. que hasta el siglo la im•ocaciott
á Dios por In intcrc:esion de aquellos ,
V no se pidió
y e al paso que
no les es á ustedes lícito rogar fl Dios maqus que por me-
diacion de Jes ucristo, los ca tólicos se dirije
bres y los adoran. Concluye V. diciendo n á los hom-
probarlo todo por el testimonio de los santosque quisiera
ro se excu~a como de costumbre con que se padres; pe-
falta de tiempo. Yo aftadirla: porque sabe lo impid e la
iOn favorables. Vengamos á las pruebas. V. que no le
En primer lugar acusa V. á la iglesia romnna
de te-

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- 21t0-'
ner costum lll'es 11aganas. A lo que parece usa Y. del
lenguaje del señor Claude, el cual ascgur~ que los ohi~­
pos de lloma en la vnriacion que introdnjt!ron eu la re-
ligion, tenían á In vis~a el patron que N umn Pompilio
y los otros l'un d<ldores del pagn uismo hauinn sacado (1 '·
Esta asercion ha ~ido refutad u por el anlor de la Perpe-
t uidad de In fé. Basta leer esta obr~ paru rouoce r cnn
cuánta injusticia se queja Y. acusando ú la iglesia ronm-
tla de superslicion. En f!fccto es mene;;ter que coureuga
V. en una licrtlad que .Jebe co ufcsar de buena fé tocio
hombre rawnnble; á sabe1·, que la supersticion y la
idolatr in ·uo consisten propiamente en lo exteri or del
culto y en las ceremonias : la indecencia, la exleri ori-
dad , el exceso de las ceremonias y el ohjclo á quien s•'
da el cullo ex terior, son los que clclen ninuu el culto y
le hacen bueno 6 mnlo . lejítim o ú supersticioso. Tener
templos , altare s, sucerd otes . orna mentos sacertl ol:tlt'~
y ceremonias sin exceso ni indece ncia, y de,;tinar In-
. das estas ohserv:u1cins al ~ervicio del verclndcro Dios, t'~
uua accion de p!cdad ; pero esa~ mi~m:1 s prilcticas, lle-
vadas ul exceso y á la indecencia, y destinadas al sel'l'i-
cio du los fulsos dioses, son unn supers licion, una idoln·
tría.
E n cuanto ol uso de la illl'ocacion de la VIrgen y de
los sa ntos que dice V. comc111.ó al prinCil)iO de l si-
glo V , probar é que ha sido un ivers.1l ent re los cristia -
nos de todos tiempos. No piense \'. que en la Escritura
uo se encuentra ningun texto que pueda nulorizar t'>·
t e uso. Al da r Jacoh la bendicion á sus hijos invocó f!Jr-
ma lmenle al ángel 11uc le hahia servido de guia y pro-
tector en los direrso~ aconlecimienlos de su vida: " Ben-

( 1) Dc fenso tlc la refor ma ·, c. 3, p . • y 5,

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-241-
diga il estos hijos el ángel que me ha prcscrvndo de tan-
los pel igros. y mi nombre y el nombre de mis padres
Abraham é Isaac sea u in vocados sobre ellos (1).»
Ya re V. que Jacob pide al ángel que bendiga y
proteja :\sus hijo~, y les ha ga s.entir los efectos del ca-
ritatil'o zelo que habia experimcutndo él mi~mo. ¿Y se
hub iera expresado asi este patriarca si no hubiese estado
persuadido de que el úngel conocía sus deseos y oracio-
nes , y no hubiese e::penulo que redundaría alguu pro-
Yecho á sus hijos? No ignora V. tampoco, como r ersado
que es en las sagradas escrituras, que el rico araricnt.o
se dirigió ó Abn:hnm pidié•:dole auxilio y consuelo en
sus males , y qu e Abra ham ú pc~:r de su distancia no
dt:)jó de comprender perfectamente la súplica de aquel
desgraciado. Bien sé que cslc 110 ex perimentó ni ng un
efecto, y que Abrnlwm le declinó que no est~tba eu su
nHtno socor rerle il causa del es;wcio inmenso y del pro-
fundo abismo que los scpnraba ; pero ¿estuvo el defecto
en la uatun1lcza de la sú plica? ó mas bien ¿no fue iuú-
lil esta por lu· mnln situacion del rico avarienfo , cuya
suerte csJaba determinnda? l~u el capítulo X de los Ac-
tos de los apóstoles se dice que el óngcl enviado al cen-
lurion Cornelio le aseguró que sus oraciones y limosnas
habian subido á la presencia de Dios (2); y segun se lec
en el ca pi lulo XII del libro ele Tobías , el ángel <1ue se
dió á conocer al sar.to anciano, le asegu ró que habia prc-
senL<.~!o sus oraciones al Scftor ( 3). Ademas los ángeles,
como se dice. en S. Lucas , no deja n ele saber la conver-
sion de un pecador, pues que se 1·eyocijan ele ella en el
(1) G.,n. 48, 1.6.
(5) Di•il oulem illi: Oralioncs tu:e, el eleemosynre luo:>
asrr ud~1·unt in mrrnori:,ru in conspedu Dei. - Act. 1 o, 4·
(3) Ego obtuli orolioucm \u am Oomino.- Tob. "• "•
T. 12. !6

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- 242 -
cic/o y la cclebnm con fiestas (1 ). Ahora como observan
los teó logos, si no les son des~onoeidos los mov i1i1ientos
de un cor¡¡zon contrito, ¿por qué habia n de iguorur
I<IS oraciones con que se i mplor~n su auxilio y protcc-'
cion? Y si l¡¡s oraciones dirigidas á los ángeles· llegan
hasta ellos, ¿ ¡>or qué no hu n de llegar igualmente
hasta los bienaventur-ados las oraciones dirigidns á los
santos, sobre todo cuanclo estM·án como los ángeles ele
Dios en el cielo, segu n la pnlnbra del Salvador (2 )'?
'.l'ambien sabe V. que en el capitulo V del Apocal ipsis
·se dice que veinticuat ro auciauo;;sc postraban en la prc-
senci<J del Cordero, ten iendo en 13s manos cítaras y va-
sos de oro llenos de perrumes (3). ¿Y qué eran estos per-
fumes? E l mismo Espíritu Sunlo lo explica : <<eran las
oraciones de los sa nt os. de los justos y de los hombres
de bien.>• ¿Con que aquellos vein ticuatro ancianos dis·
t inguidos po r su eminente santidad presentaban al Cor-
dero h1s oraciones de los justos y de los hombres de
bien? Sin eluda , dicen nuestros teólogos , pa ra apoyu r-
l~s y hace r que fuesen aceptudas benigna mente ; luego
tenian noticia de ellas; luego es muy conforme á l¡¡s
ide<Js que nos da la santa escr itura, el mira r á lo;; santos
como enterados de nuestn1s oraciones y capaces de lw-
ce rlas va ler por su crédito para con Dios. Ademas de
estas pruebas sacadas de la Escri tu ra voy á rererir lo~
testi monios de lodos los tiempos y aun del siglo l; y po r
ellos tonrendrú V. que ha cometido un error, sent<llldo
que este uso no habia comenzado has ta el siglo V.
Contaré lo <¡.uc pasó á la muerte de S. Policarpo,

(1) Luc . .S_,¡.


(•) Ma l h. » , 3o. .
(3) Habeotes singul is cithar>s et phia135 au reos plrnas
ocloramcu tor um,qu.c >Uut orat ionessa uctoru m.-Apoc. 5, S.

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-2 43 -
discípulo del apóstol S. Juan, y primer obispo de
ua : ya \'e V. que casi no ~e puede subir mas Smir-
Por una epístola de esta iglesia di rigidu á las delarriba.
y tradu cida por Eu sebio (documento de los
Ponto
mas autén-
ticos y menos disputados) sabemos que se tributa
&~u lo milrlir honores enteramente
ron ni
conformes al culto
que hoy damos á los santos. Condenado el ancian
¡•o al suplicio del fuego por su constancia en con o obis-
nombre de Jesucristo, suspendieron las llamas su fcw r el
''id ad: un verdugo impacieute, á la par que sorpre arli-
de este suce~o . le metió la espadn en el seno, de udido
salió tan abuudantc raudal de Sllngre que bas donú1~
apagar la hoguera. Los crislia nos pensaron inmtó para
mentc eu !levarse el cue rpo; pero los judíos emediatn -
de su gloria representaron al gobernador , por •idioso>
cían que era de temer que tlbandouasen á su Dio que de-
s crn -
cilkado para hacer uuei'Oobjelo de su culto ul que
baba de esp irar. fu e pues reducido á cenizas el ''ca-
mas los cristinuos no dejarou de recoge r algunocue rpo;
sos que uq hnb ia cousumido el fuego, y los consers hue-
varon
mas cuidndosmnente que si fu era oro y piedras
sas (son palabras terminantes de la carla ), deposi precio-
dolo; en un lugar dcceulc para congregarse tod tán -
aiios en el di a aniversario del san to mártir, y os los
su memoria con santa alegria (1). Aqui tienecelcbr¡¡r
marca dos desde los prim eros tie mpos del cristianV. bien
cullo de los santos, la rcneracion de las reliqui ismo el
fies tas en honor de los santos mártires. as y lns
(1) · At' {oe ita n os <lemum ossa illio s !Jrr
nruis prc tios issi -
mi.s car iora et quo vis auro poliora collit;c
ntc s, ubi cl•·c:•·baL
coutlid inw s, quo etiom uobis .si fieri pot
erit couvei~ i e ut ibu"'
c.oncttlet Deus uah 1rnt ~jus m3 rty rii die
m cuOJ bila rita te t>t
¡;ou dio cel ebr are .- L. IV , llis t, ccc lu.
c. 'S 1 NI. Mo¡;. ··~
vct'$ione V • lesi i, l'• • 3 S.
·

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- 24 4-
la rnrl.1
El mbmo Eusc1Jio que nog ha 1rn•1smilillo P•Jta-
gen
que acabo de cxlraclar, cuenta ele la ~anla ,·ir uno de su>
mi cna. mt\rlir del siglo Jll , que re,·onocida á lo de tic.
guardias, el cual aunque pagano había cuitlat la ton -
nrlo
!'cndcrlu de los ins ull os de sus verdugos cua él de pues
ducian ol suplicio, prometió ncortla rse de pcusn ue su
de su muerte, y alcanzar de Dio~ la recom tres diOIS
r.nridad. y Cutolplió In palabra; rortiUC á lositativo de-
de su martirio se apareció una noche ú su carle dijo qnc
fensor, le puso una corona en la r;lbcza , ya él. nu ~il i ­
había conseg uido de Dios lo que pitliera par en sentir
tlcs ( que nsi se llamaba el guardia ~. no tardó e súbit;J-
el efecto do ltlS oraciones óe 13 ~nula : hallóscstimacion
mcnlc mudarlo v t;HI penetrado de amor y abrazarla,
hácia la reli gion cristiana, que no vaciló enmartirio.
logrando de allí rí poco tiempo In corona del o que los
Echase.de ver por !;1 relacion de este cas las nc-
~anlos no se con lcnlan con ped
ir cr1 el cic lo por
admite en -
cc>idades de la iglcsin en :;eocral (lo cual se se int crc .
tre ustedes sin dificultad), sino qu e ademas
se emplean
san en las necesidades de los particulares, ellcacisimas
en alcan~rlcs gracius , y sus súplicas son nlia en fa-
pnra con Dio:; a fin de conseguir ~u rni;erico go. e>lnha
''Or de aquellos. S. Ci pri ano. ouispt) de Carta especie de
tan persuadido de esta verdad, que hizpro o una
convenio con el Papn Cornelio, y se metieron qun
ndo por un
el primero que fuese arrcbatúdo de este mu
ari u cnn
t'fccto mas pronto de la bondad dh•ina , lomnlemenll'
empello los intereses del otro y ro~aria diligeto á un ns
al Sei1or por él (t ). Escribiendo el mismo san
tion is crl trit :.l t
( 1) Si t¡uis nos trih n pri or div in;e dig n:.
ctio nos tr~ ele . -
rneccs•e•·il, pc•·scv erct npud Dcutn dile
1•. 1, Er . •, <d. F•· obr n , p. 3.

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- 245 -
\ írgcncs con:u¡::r~tlu:; ó Dios ·les dice: " Cuando empiece
a ser rccoml'casn•la rueslrn virginidad . aconinos enlon-
c·ts cic ¡;orol ro~ (1}·" S Gregorio Nazianzeuo refiere de
,.,nln J uslina ' írgcn y m6rlir del siglo lll. que lwbién-
c!o~c u pn~i onacl o l'iolent amcn te de ella un ¡Jaga uo jó1·cn
llnmudo Ciptinno, no omitió medio pn rn lriunt":~r de su
' irl ud , emplcnndu hasta los secretos de la magia que le
.:ran ramiliare;:. La ~an t a tentada por los enrnnlos y
prestigios clc-1 dcn•onio recurrió á In sanlbima Virge n
pu ra lJCdirlc: que la sacam victoriosa de los combntes
c¡ue tenia que so~tene r ; y juntando el nyuno (1 la ora-
riou logró fál"ihn.:n le inutilizar los artificios del jchen
clholulo (2). Como quiera debe V . comen ir en !IUC San
Grc~or io est uro persuadido de que ú prindpios del si-
glo Jll , es decir, cien uf•os despucs de la muerte de l
upóslol S. J uan era practica inroca r (J los su utes; por-
que una 'ez ¡¡ue eslc jo1 en pagano dc>pues de ro111 er-
lirsc á la religion tristiaua rue obi~po de Cnrtago y pa-
deció el mar tirio húda mcdi<Jdos del siglo lll , es n i-
•lcnte que S. Grcgo rio no pudo poner la época de ~u~
cle>órdcncs rcspcdo de J ustiua si110 hftcia pri ucipios
.
d('1 ffiiSffiO . 1
Slf!.O.
Bien sabo V. que S. D::silio, que de !orlos los pa-
·clrcs griegos es el tcólo(lo mas exacto en su dorlrina ,
nsi como el escritor mus correcto en sus e:-.prc~ioues,
~u be mucho mas arriba, porque refiere el origen de esta
in1 ocaciou al tiempo mismo de los apóstole& llé cqui el
. '
( 1) Tnult'nn rru~ nu:u to lc tunr...noslri , ni U) in cip id in
'o bis v i rg iu i l:•5 houOI': kri.- L. 11 c.h~ TloUitu virgi tuuu.-
J::,l . F ,·olx-n 1 1'· o6 c.
( 2) V irgim·•n i\hri:lm supplex ohse•tt'311S, ut pet·iclita.u-
l i virgin i su ppc·IÍos f'rH <I . - O rol . 18 1 t . 1, ,.,].Colo ...
!'· • í 9.

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-246 -
pasoje sacado de una prof<.'Sion de fé que dirige á Julia-
uo el Apóstnta : «Confieso segun la fé inmaculada de los
cristianos que por divina disposicion nos ha toc~ do en
suer·te &c..... Recibo tnmbien ú los santos apóstoles y á
los profetas y ú los múrtir·cs , y los irwoco para que pi-
rlun ú Dios por mí. y por· ellos, esto es, por su interce-
~ion me sea propicio el Scl1or misericordioso. Po1· tanto
acato y reverencio sus iml•gcue;, principalmente porque
la tradicion de los santos apóstoles las recomienda á
nuestra veneracion, y lejos de e;t.ar prohibidas, está o
JlÍlblicamente expuestas en nuestras iglesias (1)., Por
c;te pasaje ve V. que S. Unsilio sostiene que inrocaudo
á los santos obra segun la fé que los cristianos recibie-
ron de Dios, y segun lu tradicion que con;crvnn de
los apóstoles. Pero si le pnrecc ú V. meno; uclmi:;iblc el
testimonio dado por este grunde hombre tocante á la fé
y á los usos de los siglos anteriores, á lo menos escu-
r.he V. lo que dice del uso de su tiempo y de los he-
c:hos con~umado> á su vista: verá V. claramente que
luicin mediados del siglo IV, en cuyo tiempo escribía el
~nnto, se practica bJ tan generalmente la invocncion de
los santos como hoy. Hé aquí cóm<~ habla de In conflan-
za que tenían los crisli:mos de su tiempo en las oracio-
lles rlc los cuarenta múrlircs que terminaron su vida en
un estanque helado bajo el imperio de Licinio: "El que
está oprimido, dice, de alguna angustia, acude ¡\ ellos:
el que está alegre tu mbien recurre á ellos: el uno para

(') Secun•l.\m inm•culolom fidem cbristionornm qu>m


divif\ihis Stlmrts sortiti, confi l<!OI' etc. Suscipio autem u . ne-
l O! o pos tolos et prophetu el mortyres, el •d su¡>plicolione m
•¡uro c.sl :ul Oeuru, h.)s ¡Ttvoco. ul r-er eo.s, id e.st, pcr inte •·-
vc·lllio r~em eorum ~ prop¡tius .sil. mihi misericor.t Dcus.-
1':¡•. >o5, t. UI, <d. P.tl'is. l'· »4•

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-~47 -
lihrarsc de sus mnles, el otro para per;evero r en In ale-
~ da y en In prosperidad. Aquí >C halla á una mujer pí-
dicncló por sus hijos , é implora la vuelln feliz de su mn-
rido ausente y su curacion ~¡ está enfermo (1).>> No
pucrlo su primir lo qu e dice S. Grcgorio Níseno al SllliiO
111flrlir Tcodo ro: « Nccesilomos muchos beneficios, le
dice al fin de un disw rso pronunciado en su alaba nza,
intercede y pide á nuestro rey y 'citor cornu n por la
patria. Temernos calamidades: esperamos peligros: no
c~tan lejos los pen·ersos e,:citns amenazando· con una
guerra d c~::stro;:a. Como soldodo pelen por no~otrm;:
romo mórlir u;:n de la liiJcrtnd que tienes pnra hablar
en favo r rl c tus con!'icr vos. l'ide la paz pa ra que no cc-
~cn estas juntas públicns: nol'otros le atribuimos tnm-
bien el beneficio de habernos conservado w,IYOS ~ libre:;;
mas pedimos la prolcccion y seguridad para lo Yenidero.
Y si se necesitare ma yor copio de oraciones y de rue-
go;; , juuln el coro de los mártires tus hermanos, y rue-
ga en un ion con ellos..... Ad l'ie~le ó Pedro, excita á Pn-
blo, y n;;imi mo á J uan , el discipulo amado , para que
estcn solícitos por las iglesias que fundaro.n &c. (2).»

(1) Qui nlir¡na premitur angus tifi, nd l1os ronf'ugit, (1ui


rii i'! US );t l :llu r:\d hos fC'Ct11' rÍI 1 li ic Ul :\ rn;:¡]j~ Jihc rrlur·, illc
t1 l tiUI'C'l in rchus la:tis. l·Hc tn ulicl' or:~ns pro fjli is drpr(' t. ru-
clitur : p(lrc•&;ri nanli viro n•cJitunt iuco lumrm , re;:;•·o tan l i vt•-
J·O sa lulcm iroplo•·at. - Ilon\. 20 in quadr3gint.:. wartyrr.s,
t. J, Pori<. P· ~s9 .
(2 ) "luhorum bentliciorum inc1igtmns, inlerctdt ac
cl rprecarf' pro p.:. tria :ad commu1u•m rrgrm ac Dominum. Ti-
mtmus anlictio nr.s . t":tprc.tamus pe.ricul:. : non lon~i: ah.5u nt
•n l<sli $Cyl hre bellum •dversum p3rlurirntes. U t milrs pro-
l'"~'" (pro nobis), ul morlp· pro conservis ulcr·c lilll'rlol t
lor¡uenrli. Pele pacem, ul bi pubtici convenlus nou do·si uout.

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- 248 -
Aunque esta es unu ¡¡póstrofc, no deja de ~er htmbic:n
una "erdadera plegaria; ¿y se 11uerle ~oli cilur COH m¡ts
enérgi cas inslancins la inlercesi('n de un santo~
Nombrar~ tnmlJicH á otros tres ~a ntos padres del siglo
IV, S. Ciri!o de Jcrusa lcrn, que muri6 el uilo 386, S. Am.
brosio, que falleció cu el de .tQQ, y S. Juan Crisós tomo,
que h:tbiendo pasado de este murulo á mejor ''ida en el
de .i Q7, escribió In mayor parte de sus obras á fines de
dicho siglo IV.
• S. Cirilo dice en la catequesis quinta: «Cuomlo ofre-
cemos este sacrificio hace mos tnmbicn conmcmoracion de
los que durmieron en el Sciror ante; de nosotros, pri-
meramente de los patriarcas, de los profetas, de los
apósto les y de lo; mltrtircs. pnm que por ~us oraciones
acepte Dios nuestro s súplicas {1).» Uuego ir V. que uole
que en este pasaje no se trato de In devocion de algunos
particulares, sino del oficio público de la iglesia: que en
él se hacia rnencion de los patriarcas y de los profetas,
de los ap6stoles y de los mórlir cs , pri ncipolrncnte pam
pedirles el auxilio <le sus oraciones; y que el órden de

Nos eti:am quocl incnlnm u et iottgri COH3e •·vati ~u mus, tlLi


),enl•ficium acc.E>ptum t•di.: r·imus. P.·tiruus auh•na t!li:Hn futuri
Ü!mpo•·is prresidium atr¡uc sccu c·it ah· na. Q••ocl si wajot· t>Li:uu
opus fueric advocationc al dt•p•·cc••lioue:, fr.1t•·um luorum
tnartyr mn cot;e chorum , ..-t curo omuibu $ aau~ dt'i'•·ec3rt ... •.
A d tuoue Petrum 1 t:c:ei t:t Pau lvm , Jo;uulf~m i lNu cJ isci pu hun
Oileclu m, ut pr·o C'Ccl('siis 'luas coustitu r.run L, s inl sollir.iti
ct.e. -J n fHnt . de sa••c t. 'Throdo •·n, t. lll, NI. P;.11·is, P· SKS.
( r) Ct\m hoc S3Crifici um ofT,•rimus, facimu A111cutioucm
rti3m corurn qui aote uos obdorm it ru •. t, p•·irntun patri3 r-
d&:\runa, pa•oplu: larum • 3po., lolorum t m:lrly•·um • ut D eus
OI'<Hiou ibtu il l(l•·um &uscl pi;lt prccf·~ no:stras ele.- Cath. S
~lysu~ .• eu. l'al'iS. D¡>ud HiHOJO. Jla-ouart. l'· •4•·

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-24 9-
la liturgia, tul cual se usaba en tiempo de S. Cirilo, no
potlia ~er reciente, sino <¡ue subía á una época in-
memorial.
S. Ambrosio nos dice que se debe rogar á los ónge-
11'--i que se nos h~n dudo paro nueslrn guarda , y á los
mártires, en' o patrociuio vemos que se nos nsegum
con las reliquias, preudas precio:>as de su cuerpo. •No
uos avergoucemos, aí1ade, de poner por i ulerce~orcs de
uuestra fla r¡ueza ti aquellos que conocie ron tnmbien es-
la misma flaqueza corporul al tiempo que vencinn ( 1).•
,¡No es esto exhortar a iiii'Oca r á los ~1nlos? ¿Y puede
uadie qucjar~e en vista de e;;lo de que 110 se encuentra u
t'n los santos padres rxpresioues en rorma de ndverten-
eins y exhortaciones sobre la mal crin? S. Juan Crisóslo-
mo testifica que eu Homu, rciua de las \~iudadcs, se veia
;i los reyes , :1 los gobcrn;HJores y á los generales deja r-
lo lodo por acudir al sepulcro de u11 pescador y de un
constr uctor de Liendas; y que en Couslaulinopla esti-
maban los· emperadores como un favor ~cñalado el po-
der ser enterrados 110 ccr<·n de los apósto les, si•IO sola-
mente en el ve:.libulo de sus capill;1s; de suerte que
los emperndorcs y los n:yc,; teni1111 á gloria hacer e los
¡l()rtcros de los pcscadon~s (2). Y en uua homilía eo

( 1) Obs•c•'atllli snnl •ngeli <JUÍ nobis ad pr:x:•idium


tl:.ti sunt: m:~.rtyres ohsecr·:~. ndi, quorum vide.mu5 nnbia quod-
Jam corpor is pignore p:~.trocinium vindic:~.ri .... . N()n c•·ubes-
ccm us ros i nl,~ rces.3o rt>s uostroc iofirmitntis adhibe rc>, t.lui ct
i psi infirm lta lcru corpol' is, ctiam clun viucere ut, cosno-
Vtl'tl rtt.
(2) lltun:-c, •ruz urbium rsl rl"galissima • rclrcti$ ornni-
luu ad s'"pulchra piscatn ds '-' ' tall4:TH:Jtulor•uu upifir.t•.s cn r-
J' nut et . no~t"5 1 d pr~$Ítlcs , el ,Jures, t•t. Cvnsh uliuop oli
l'••;;cs uosl ri maüuam e; r~t.l iO\ m pu lau l non si propc: u¡ws to-

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-256-
honor de santa Bcrnice y santa Prosdocin exhorta á sus
oyentes á que vayan á orar ante IQS reliquia; de aque-
llas santas, no solamente en el dia de su festividad, ~iuo
en otros días del aí1o.• concurramos, ai1nde, con fre-
cuencia cerca de ellas, roguemosl~s y pidam~l cs Que
sean nuestras patronas: porque tienen mucho crédito
no solo mientras vivieron, sino despucs de muerta;;, como
que llevan las llagas del Seilor; y cuando manifestaren
e.•tas llagas pueden persuadirlo Lodo al rey celestial (1}.»
En el capítulo 8. 0 del libro 22 de la Ciudad de Dios de
S. Agustín podrá V. ohservar el mismo anhelo para (lfO-
porcionarse las oraciones de los santos en la relucion
que trae de un caso singular (2). El mismo santo pa-
dre dice que si hacemos coumemoracion de los santos
mártires al celebrar los misterios sagrados, no es para
orar por ellos como sé hace por los otros fieles, sino an-
tes para moverlos á que pidan por nosotros ( 3). Note
V. como en el mismo texto se hallan reunidas dos prúc-
los, sed ,¡ vel extro eor um vestibulum corpora sua scpc lion-
tur, liantque piscatorum ostiarii regcs. - In rlrmons. Quod
Christusslt Dcus, circa medinm. Foru. ed. S, Front. Duc::ci.
p. 83<¡ .
(t) Neque dietantúm hujus frstivitat is, sed aliis etiorn
die bus i is assi dc~r.nus, eas obsccremus, obtc.stemur ut patro..
n z sint nostrre. I\1uham en im fid•Jciam obtinent, no n Yi-
drntes modO, sed c-t mortmc . Jam cnim fea·uut st igmara
Christi. Cúro aulcm stigmata hrec osteudc rin ~. omnia rc-
gi possunt persuadere. - T. I, co. Frent. Ducrei,
p . 5 ;o.
(>) T . V, ed . Frob. p. 1345 .
(3) Ao mensam Dom iu i non sic rnar lyrcs con•mernora-
mus quemadmúdum a)jos qui in pace rcqu iescunl, ut e tia m
pro eis oremus, sed mogis •Jt orent pro no bis. - Tract.
86 iu Joan. t.IX, ed. Frob. p. 451.

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'

-25 \ -
licus ele la iglesia romana, lnoracion por los muertos y la
invocacion de los santos; prácticas que V. supone ser
innovaciones de tu misma iglesia cuando se ven ya seña-
ladas en la liturgia del tiempo de S. Agustín. Lo mis-
mo nos demuestra S. Gerónimo, contemporáneo de es-
te (1 ). Vea V. cómo· habla Teodoreto de los honores
tributados a los santos mártires en su tiempo: .. t os
templos en que repo>an estos múrtircs vencedores, se
distingoen vor su cnpacidnd su ma:;nificcncia, y por
lodo género de adornos: en lodo resplandece la beller.a.
No nos contentamos cor. asistir á ellos una, dos ó cin-
co vece~ al ofto, sino que celebramos frecuentes reunio-
nes, y aun se cantan cada dia sus alabanzas delante del
Señor: los que estan buenos piden la consetvacion de la
salud, y los que se ven alligidos de alguna enfermedad
piden verse libres de ella. Los que no liénen hijos, soli-
cilan esta g-racia, y las mujeres estériles irn plo ran la de
la fecundidad: los que han conseguido un don, supli-
can que se les conserve: los que preparan algun
viaje , ruegan á los múrtir~s que les sirvan de
cornraiieros y guias en el cnmino: ·Jos que han vuelto
salvos dan gracias, no dirigiéndose á aquellos como dio-
ses , sino orando como á unos hombres divinos para
que se dignen ser nuestros intercesores. Los presentes
ofrecidos por los que han cons.cguido sus votos, manifies-
lnn que la confianza en su crédito no es vana. Unos'
llevan figuras de ojos, otros de pies, otros de manos,
ya de oro, ya de platn , y l;1s cuelgan en los altares de
los mártires en seflal de gratitud (2)." Citaré tambien
(•) T. IV, NI. Mortianay, port. 2 , p. zll5 .
(:1) Victorum martyrum templa c1\ll'a et, conspicoa
t·c·rnuntur magnitudinr. , prresta.uti:\ f't ornni ornatus gene1·e
illustr ia ct pulc hri tud inis splendorem late fundeulia . Ne-
r¡uc ad ha:c nos $Ctllcl bisve aut quinquics quotannis acce-

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-252-
~1 poeta l' rudcncio, no como un hombre c:1yo profun-
do saber junto ·á una sanUdad eminente deba <trrastrar
nuestros votos, sino como un testigo de los hecho:; que
Yió con sus ojos, 6 que refie re bajo la ga rantía del público.
Así describe el concurso y solicitud de los pueblos para
vi5itar la gruta sotcrránca de S. Hipólito, donde hacían
sus oraciones y se encomenduban á las de l santo múr-
lir : "l'or la ma.iiana el pueblo concurre en. tropel ú
saludar y adorar al santo; y el gentío va y viene h<tsla
que se pone el sol. Lo> romanos y los bárbaros , la Ilu-
Jia y las provincias concurren en turbas, y los anima un
mismo espíritu, el amor de la rel igion. llesun con res-
pelo la resplanclecicntc urua de metal, derraman per-.
fumes, y el llanto baím sus mej illas. 1\Ias cuando trans-
curriendo los meses se renu eva el afio, y conver tido en
día festivo el de los padecimientos trae la fiesta del san-
to, ¡qué concurw innumerable acudé .dc todas pa rtes
con santa emulaciou y se junta á ofrecer sus rotos á.

djmu.s; sed f··r,¡ucntes conv<'ntus cclc:bramus: srepc e lian. Jie ..


bus ~i uguJis horum Domino la udes flecant·amus , ct qu i iutc.-
gra sunt vo letudine, h3nc siUi conservari; qo i autrm mor-
bo quopi:un conf1 ic tant ur, hunc d•·pe ll i prlunt. P,·hw l ct
lib~ros qui his carenl, e l qure stc t·i1cs sun t ror;~u1 t ut Ulalrcs
li3ul : r¡ui clon urn adrp ti su ut , salvun• id ~ibi S("r' vari postu-
l:ull. Qui p<'rt~g ri u:J lio ncru a liqu;)m aus pica11lua·, ah his pe -
tunt ut v ire si bi comilrs sint ducesque itiru••·is: qui sos-
pites ndirrnnt ~ ··!) tÍi'IS JcfHuut, n on i ll os ach·uutes ut D eos,
s~..-d ta.mquam Uiviuos hom ines ot::wl<'s, inlí;I'Ct·ssort~sr¡uc sihi
ut <'sse vtlint posl ulaut cs. Quod v crO votor·uut compotc~
fi:Hit, q ui fidcl ill'r prtunt, pal3m lcs tautur clou:~.l'i ~ cura-
tiohem ind ic.;') nli:l. Alii euiru ocu loruu, al ii pctlun:a 1 tdi i ma-
nuum simulacra susprndnnt, ex auro :lr~tnloquc conlt:cta.
• - Scrm. 8 de martyr. , t. lY, cd. Ct·amois~·, 1'• 6oS •

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- 253-
Dios! La ciudad augu~tn enviu sus caballeros y pnlri-
r.ios dotados todos de i~u~ l nmbicion: la devociou con-
funuc al plebeyo con el noble . y la fé iguala al prócer
cou el hombre del pueblo. Alba compile con llomn en
~olicitud y zelo: sus hnbilnntes marchan en lnrgns hile""
rns. Todos los caminos resucnon con gritos de nlcgría, y
<:oncurren los indígenas, los piceuos. el pueblo de Etru-
ria, los duros samnites, los ciudadanos de la noble Cn-
pua y los habitantes de Nota. El marido alegre en
compañía de su e;posa y dulces prendas desea con im-
paciencia emprender cuanto antes el viaje. Apenas en-
be el gozo en los espacio>os campos . y se estanca en los
nnchurosos caminos la multitud de peregrioantes. Aun -
que la santa carerna es muy capaz, no hay duda que
parece estrecha para tanta multitud ·de devotos; pero
111 Indo l1;1y otro templo regio y magnífico, en el que
entra la innumerable concurrencia de los fieles (1).» ¿Y
(1 ) 1\hnc solutalum ~onturrit~•·, omnis odorot
P•ahis: eunt, redrnnt, solis ad usque obitum.
f.,on;;lobat in cuneos lat in.J simul ac perl"gt·ino.s
Pt·rmixtim popnlos rt'l i~ionis amor.
O.st·uln perspicuo, fi¡;;uut irnprcssn. meta11o;
Balsama difftuH.luul: 11ctilms ora rigant.
Ja m cúm se rt•novn t clt·c •u·sis mcusihu:i a1uuu,
Na.t:t lcmque dit>m p:1ss io ft•s ta niC •·t;
Qu::anta pulas s ht•Jiis ct·rt::wt i lnu abmi ua cogi,
Qoz~ue cdchrando vo to ~oi re Deo!
U rUs ;uagust:t suos vnmit dTu ndi tque Quirites,
U na t•l p:.tricio.s 3ntbitione p.Jri.
Confuthlll plebci:. pl.:alt~ux umbon ibns requis,
Oiserimcn procerum pr:cci pitante lid e.
Nrc minlu albanis nch·s se cantlicb ¡wrtis
Explic:at, el lougis ducilur o•·tli ni hus.
E:< nlt anl ft'cmi tus v:u·iarum hiuc il\(le ''iarum,

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- 254 -
qué es lo que hacia tan célebre este lugar? La esperan-
za de hallar á Dios mus propicio y mas pronto d escu-
char los I'Otos que se le presentaban ror la intcrccsion
del san lo. ,,.Siempre que, dice el mismo poeta, agobia-
do de los males del alma y del cuerpo oré postrado an-
te 1-'S tc sepulcro, merecí rcdb ir auxilios (1). , Ahora
pregunto yo: ¿cómo podriu V. persuadir á pcrsonns ra-
cionales que en los mejores dius de la iglesia hobia
abandonado ya el pueblo cristiano el culto del Dios ,·er-
dadero para poner una vana confianza en las criaturas?
¿Que ignoraba y perjudicaba los derechos del llcdentor,
buscando intercesores en detrimento de la mcdiacion de
Jc~ucristo? ¿Que cm tan simple que· habla bu á unos
sordos incapaces de oir lo que se les pediu ·¡ ¿Y nunl-
mcnte que la ve rdudc ru piedad estaba proscrita del
mundo cristiano , y que en su lugar reinaban la su-
perslicion y la idolatría, sin haber podido nadie poner
Indigrna el Picens, pl\•hs el etrusca venil.
Coucurrit Samnitis ah·ox habit~tor , ct ahz
Campanns Capu.e, j~ntque uolotnus acles t.
Quisr1ue su:i lretu! cum couju::,t, dulr.iiJUS el cum
Pigr\Or iLus l'apitlllm COI'IJOI'C s··.sti t itcr.
V ix cnpiuut patu li pol'u lo r•urn gamliase t::..mpi,
ll :crt l el iu nt:tgní5 densa cohors spa tli s.
Au gus tum tantis ¡llwJ sprcus t.'SSC catervis,
lloud dubium •st om ¡ol:i foucr. licel pal rol;
Stol sed justa aliutl, quo•l lonlo frequeutio templum
Tune adeat, culto nobile •·rgifico.
(Lib. de Coroni$, (U. Po r is, p. >Sg .)
(1) !\Jira loci pietos tl promplo precantibus ora
Sp•s honoinum plo citla prosperi tole juvat,
llir. COI'I'uptdis animir¡ uc el r.o r· poris re.gtr ,
Or\)vi quotics .$ ll'atus, opern ru ('t'ui.
(1' . . . s.
v . • ¡5.)

'

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-255-
rcmcdio hasta el tiempo de Lutero? ¿Quién podrá de-
fender tan ex trai.:ts pn rndojas?
El sabio obispo de 1\Icaux explica muy bien la
doctriua de la iglesia católica sobre este punto en
sn tr·atado de la Exposicion de la fé: "La iglesia al
cnsefwrnos que e;; útil orar á los santos nos enseña
á su pi icarios en el mismo espíritu de caridad y se-
gun el órden de caridad fraterna que nos rnuel'e á pe 7
dir el auxilio de nuestros hermanos que viven en la
tierra ( 1). , Y el catecismo del concilio de Tren lo con-
cluye de esta doctrina que si la calidad de mediador
que da la Escritura á .Jesucristo, recibiera algun detri-
mento de la inlercesion de los saotqs que reinan con
J)ios, no le recibiría menos de la intercesion de los fie-
les que viven con nosotros (2\
El catecismo nos da á entender la grandísima dife-
rencia que hay entre la manera de implorar el auxilio
de Dios y la de implorar el auxilio de los santos; por-
que rogarnos á Dios que nos dé los bienes ó nos libre
de los males; pero á los san!os les lledimos, porque son
mas aceptos á ar¡uel que nosotros, que tornen nuestra
defensa y nos alcnncen l¡ts cosas que necesitamos. De
;~hí prol'iene que empleamos dos formas de orar muy
difereutes. porque habl:111do á Dios le decimos con pro-
piedad: api;\date de nosotros, oyenos ; y cu~ndo nos di-
rigimos á los santos, solo les decimos: rogad por nos-
otros (3). Por aqui debernos entender que cualesquiera
que sean los términos en t¡ue estcn éonccl.idas las ora-
ciones ;\ los sautos, la intencion de la iglesia y de los
fieles las reduce siempre á aquella forma como lo con-

(1) E• pos. al'l. 1,, p. 1!), rd. Paris,


(2) C3th. rom. p<'!rl. 3, lÍl. de cuhu·P.t .ln"~1c. sanct.
(3) Part. 4, ti t. Qu is orondus si t. Ed. Colou., p. SG 1.

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-25G-
ftrma el catecismo. Pero conviene considct·a¡· las p.1ln _
bras del concilio mismo, que queriendo prescribir á Jos
obispos cómo deben hablar de la inl'ocacion de los san-
tos, los obliga ñ e11 cilar que lo; santos que reinan con
Jesucristo ofrecen ;Í Dios sus oraciones por los hombres;
y que es bueno y úlil invocnrlos en tono s uplir.<~nlc y
recurrir á su ayuda y socorro para implorar los beueft -
cios de Dios por su Jlijo nucst ro Seiior Jesucristo , que
es nuestro únko Salvador y Hedenlor. El coHcilio con-
dena ll los que cnsci1an una doctrina contraria. Se ve
pues que invocar ó los san los segun el pensamiento del
concilio es recurrir á sus oraciones ¡nra alcanza r los
beneficios de Dios por Jesucristo. E u efecto solo por .Je-
sucristo y en su nombre conseguimos lo que pedimos
por In mediacion de los santos , .pues que ellos mismo~
piden por Jesucristo. y solamente en su nombre ~on
oidos. Tul es la ré de la iglesia explicada en pocas pala-
bras por el concilio tridentino.
S. Agustín explica cómo reciben consuelo en sus pe-
nns los que conllan en las oraciones de los santos, por-
que de~¡H•es de sentar como un hecho incontestable que
mucho fieles son socorridos ''crdaderumente, dice:
• Que no tratarñ de decidir si los almas de los santos
mártires son los que los asisten por si mismas hacicn -
dose presentes en cade~ lugar (segun el sentir de algu-
nos santos podres del siglo 1V), 6 si en ''Írlnd de las
oraciones generales que hacen en el ciclo ¡>Or la necesi-
dad de los supli~;~ ntc,, escucha Dios sus silplicas, pres-
tando consue lo á or¡uellos cuya mi,eri a juzga oportuno
aliviar en esta vida, por el ministerio de los ñngelt:s es-
parcidos por todas partes. ceLo que hay de cierto, aitadc
el santo doctor , e; que Dios (>Or una bondad maral' illo-
~a é inerablc hace recomcntlablcs los mcrilos de sus
mflrtires, donde quiere , cunudo quiere y como r¡uie-

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- 257-
re (1).» Asi verá V. que nue<;tros mos célebres autores,
como el cardenal Belarmino (2), ó. 11uien conoce V,
lmst.anle ~upuesto que le nombra á menudo en su obra,
ll ugo de Son Víctor (3} y el docto Veron (~) no ira-
~isten tanto en la necesidad ele creer enterados á los
~nnlo,; de todas nuestra· pcnus en particular, juzgando
que el dogma queda á slh"o .:on t01l que uo se rehuse
creer la utilidad de la itn•ocaciou.
Debe V. conocer bien aquella célebre m(\).ima de
S. Aguslin: que cuando no se puede hallar en ni n-
guu concili o el origeu de una costumbre gcncralmenre
ot..sen·ada por toda la iglesia , si u duda viene esta cos-
tumbre de los apóstoles que la enseftn ron ele l'il'n voz {5 ).

[ 1) Quomt ¡uom ista r¡u rostio vir r·s iutel\ig cutire tll•·a>
, , inca t, c¡utm:ulmot.l um opilulentur m"rlyrt"S iis quo5 Jh• •"'
f'05 eer tum t.sl adju ,·ari utrum ipsi p(' r e;e ipso :ulsi ut on ip -
~i.s gener3J ite1· nra ot ibus ¡wo indigcn th1 supp1ic:J uliuul D.-•us
\'.'<n utlicn s mortyr u m preces pcra ngclicn m in is lt.•I' Ía uMJUCfJua -
c¡u e tliffussa prre hcat homini lws iSLa ~oluli•.J, <Juibus iu lwju.i
' 'ihe miseri~ !udicat esse ¡na::beu da, ct suorum mc.:r it:~ n•a •·-
t y rum uL i vull , quando \lult, quomod o vuh, mir3hi li cJt-
<tu• inelf~bili honital e commc n d.t.-L . de cur:i pro mor-
l uis, c. , 6, t . rv; rd . 'Fc·nh., ('- llg,.
(•) L. [ rlc .oncla br>lit. , cap. >o, 1. 1, rrl. PM is,
1'• i 35.
(3) Nihil inlrrc! 1, sh•r ondi:n1 t, $i\•r non audi:t nt.-
Hug. p. 'l'l 'i in h'p . ad rom., eJ . 1\Jogun t. , p. ~g3.
(4 ) ·'0¡•1 rOII1)4! 11ltÍ t• f1tO d(• I n.~ sauiO~· - C3 p. ' l l. ur, i m-
) .
JH'f'50 f: ll 1 :lt' l ~ ' 1)· 4 Í •
(5) 1\'l uh o ut>n iuveniu nt nr in litteris r.orum (apo.sto -
lnrum) , ntqut in concili is postrriorun1 1 ti tamrn fiUia per
uuh•cr.s:nn c ustocliu nt ur t•c:clf's.~i ;HO uttu nisi ab ilpn~toli.s
tl' 3tl i t a el CO III nt('IICb l a l l'(ll]uutu J·. -1... IJ el~ bap. t'OHI I' 3.
rlonoo • c.¡ , 1. V Il , rd. Fmb. , p. 3uli.
, .• 1~ .
' .1

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-25 8-
En erecto serio difícil concebir cómo pudieran todas '"s
nacionc~ cristianas haborse pues to de acuerdo para
re-
\'ibi r una práctica cualquiera de la mano de un pnr-
l icular, que no bubi e;e lenitlo ni autoridad, ni carác-
ter para introducirla. Ahora pues creo haber demo~­
trado que estaba universa lmente admitido el uso de
io1•ocar á los santos entre los fieles de los siglos IJJ,
IV y V; y aun cuando no hiciese V. ningun caso
de las pruebas que he presentado, no le dejaría ningu-
na duda la practica de todas las sociedades cristiana~
orientales, separadas de nosotros !nulo tiempo hace ,
griegos, nestoriuuo s y jatobila~. todos los cuales in-
vocan :\ los santos como no>otros tus irn·ocamo~. Puetle
V. ver en la biblioteca de S German de los Prado~ l:1ll
pruebas ó atesltulos nul6ntitos ~obre este arllculu en-
viados por <_lichus naciones a Fraucia.
Metodio, patriarca de Constantinopla , dice por lo;
griegos en su dcclaracion firm ada el diez de julio dt!
1671 y entr egada al marques rle Nointhel , ernb¡1jadur
de Francia : " Dctlaramos c¡ue los cristinnos, cuando rue-
gan á la Virgen :Mndrc de Dios y á los santos, 110 t.lis.
rninuycu el houor de Jesucristo. »
Jacobo, patrian:a de los armeuios de San Erme11zi:t,
c¡ue sou jacobitas ó eulitluiauos, dice en un atestado Cll -
lrcgado ú dicho embujador: "Co11dcuamos como un dog-
mu impro el decir que no puede im•ocarse A la Vir -

Quod univtr.salis tl•uet e.cclt•si3 t neC concil iis insti -


-
tutu m , .st1l semp .-r reteu tum est, uou nisi oucto ril3't t apoJ
Iolic3. tradi tum r•cti55in11\ cred itur. -L. IV de bapl . cq ntr o
dona l . c. >4 , t. VII . et!. Ft·oh . , P· 1,33. Mu lta $tl<tl qu a:
uuiv trsa l<nrt occl uia, d oh hoc •b •po•t nlis przc epta brne
crrt1unCur 1 qu;,m t)U:\m .scrip ta un u rq,t·r i3ulu •·· - ''--· V tl4"
Lapt. don• t. c. ••3, 1. V 11, eJ . Frnb ., 1'· H9·

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- 259 -
gen Madre de Dios, ni á los santos que estan en el
Cielo, sin hacer injuria á Jesucristo mediador. ''
José, patriarca de los nestor ianos, residente en la
ciudad de Diarbekir, dice igunlmente en su declarucion
entregada al cónsul de Francia: " Miramos como des-
graciado,; á los que no oran, ni invocan i1 la Virgen J\Ia-
rla y á los santos.'' De donde se evidencia que lu' iu.
''ocncion de los santos debe ser mu y 1111terior al cisma
de aquellos pueblos; porque con la a\•ersion que tienen
á la iglesia romana , no es de presumir que hubiesl'll
llevado la compl aceucia hi\cin nosotros hnsta el pu111o
de imitarlos en nuestras prácticas si hubiesen sido nue-
vas: esto es mu y scucillo. Asi habiéndose separado de
nosotros los nestoriauos á priucipios del siglo V, y lt;s
jacobitas ó eutiquianos á mediados del mismo, resul .
la claramente que mucho antes de esta época eru co-
mun á todos los cristianos la práctica de i m·o~ar á lo,;
santos. Una vez sentado· este hecho no resta mos que
snber si se introdujo en In iglesia este uso unii'Crsnl
por decreto de ulgu n concil io. ~l ns yo no sé que na-
die se boya atre1·ido á decirl o, fuera de que seria prr.-
ciso nombrar el concilio á quien se intentara atribuir
esta novedad. Luego si In regla de S. Ag ustín es buena .
ó mas bien si no nos engailn n lns 1uces de la recto rn-
zon en que está fundada, oo podemos c;~.cw:nrnos de su-
bir hasta la época de los apóstoles para buscar el verd•t-
clero origen de In invoracion <le los snnloo, y reconocer
11 nt]ncllos comn to~ prime ro• instituidores de tan nnli-
gua prúcti (a
Trfltuse aqui de la creencia de los tres primeros si-
glo:;, y con especialidad de los dos primeros. Usted nos
dice que hasta el V no se inrocó á los santos; mus los
padres de la iglesia dicen que se los ha inrocado siem-
pre: notan en las liturgias mas anti~·ws el u~o r\e nom.

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-~60 -
brar :i los santos mártires para pedirles el auxilio de
su:< orar iones ( 1) : lrucn orucioncs tlirig;das á lo~ m;. r-
tirl'~, en que los fieles les recuerdan las oraciorws que
ellos mismos hidcron en 1•ida á otros santos Hl:lrti-
rrs (2) ¿A quién hab remos de creer? Usted nos suti:;ftu·c
ron coujetnnJS : los padres de la iglesia tenían la t I'IHii-
¡·ion vil•a , y conver>aba n todos los días con millares de
pcr onas que conocían la practica de los primeros tiem-
pos por su pro¡1ia e~ periencia. ¿:'\o sera pues mas justo
liarse de ellos que de los herejes del siglo XIX?
Hemos citado algunos pnsajes de la sagrada e~critu .
1'11 que aulorizun esta prllctica de la iglesia; y el mismo
Dios parere que la ha aulorizodo con las ~cflolcK m;•~
nutéulicas de su aprobocion. No iré á busctu· mam,· i lla~
eh lus leyendas de uingunn au loridnd: referiré solo l t:~
que se ucredita u con la historia eelesii•stica 6 con el les .
timon io de los padres mus rl!lebres de la iglesia, tiiiH
fueron testigos oculares de ellas 6 tomaron justas mt~di
d~s pnra cerciorarse de su autenticidad .
llablemos primeramente de S. A gus~in. ¿ CuáutaG
rurnciones milagrosas no refiere en el capitulo Y111
del libro XXIT de la Ciudod de Dios? Solo haré mun
don de los que se atri buye n á la inte rcesion del glorio¡
so má rli t' S. l~slenm, como efectos de la venernciou
IJ IHl se tenia á sus relic¡uios, y riel cuidado qnc hnbin de
eucomcndarse á sus orncioncs. Una mujer ciega rccollr<•
slibilnmeote la vista por httber aplicado á los ojos una~

( 1) Cyrill. Hier. Cath. S. ~l ys t. apud Hicr. Orouort,


1'· ,,,, llem Au~. Trocl. 86 in Joan., t . IX , •d. Fo·ob<u ,
1'•45 o.
(>) Asterius item in s . mo rt yrrs: tu <¡u<><¡ne <¡u~nol>m
nl:'II' Lyrcs ohst•c rjst i pr in s•tuflm ip$c lll :'l l't rr ~·xi.~ t rrn. - ft:x
:1r1ctc:r io R. P. Cornlu••·i" typis Ant. Jl,.,· tit-· r , p. • r. ¡.

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-261 -
norPs qt, r. ~e habían tocado en las reliquins del ~n ut o·
lin ¡mgnuo que tenia singul ar urer;ion á la religion
cristiana, se convirtió de repent e en el lecho de la muer-
le por gracia especial concedida á la piadosa ft) de su
yc)rno <;risliauo, que habiendo ido á orar al sepulcro del
suuto mártir trajo unas flores y las pu;;o de uoche á la
caheccra del enfermo. Lucilo , obispo de Sínico , curó
de una gmi'C enfermedad por lleva r en proces iou las
réli l¡llins de S. Estevan. Eucario. sacerdote cspaflol que
IHtbil;ilJa en Calamo , sanó del mal de piedra por su
confiunza en las oraciones del sauto ·· 1 •. Tamhien resu-
<·it:~ron seis muertos; á saber, un nii1o ;obre el cual había
p;o.ado un carro. otro5 dos arrebatados de muerte natum l
'
y conrluci1IO,; cerca de :u urna del márti r, ur1u réligio -
s:o, lto hija de uu ta l .Busio, cub:ertu c:uanrlo ocah11ba
de C:'pirar cou ropas que habían tocado en la mbno¡o
urna, y el hijo de un recaudador de tributos á quien IHI -
laron o·on aceite bentlilo. Todos estos seis fu eron rcco-
meudarlos á la pro:eccion del santo, y recobraron la vi-
da y la salud (2). '
Ar<&so costará a V. trabajo creer unos IH•rhos tao ex-
t rnonlin arios: pero entonces es menester &Jllll tenga \'.
d S. .\gnstin por un homure simple y neriamcnll! cré-
<l~olo. Sin embar go ¿cómo rs creihle qu e Hll tn 11 grande
o1Jis¡•i1 cnidn;:.e tan poco de su. li1111il que o•arn aventurar
un<~s relacio ne; mauifi cslamente falsos·? El refiere los he-
<:ho> con todas ~us circnust;mcia~, como puede V. cer-
ciorar se, y uoml:¡rn los lugu res en c¡uc acontecieron, las
pnr~vnas que tuvieron parte en ellos, y los testigos c¡ne
los presenciaron : ,:no se hubiera desacreditado tonta-
mente si dilulgando f:ibula s y rcl'i,:li éndolas de talesci r-

1 1) Lib. 11 ele l.i vi l. Dc·i, c. 8, 1. V, ed. F1·oL., 1'· •3 46.


\ .
>. Ton.. V, eJ. FroG., 1'· •3~ ¡ .

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- 262 -
ruu~lnncin s hubiera suministrado medios seg uros é in-
falibles de ser convencido de embustero? i\Ias quizá dé
' '. crédito á u o hecho público acaecido á presencia de
11n concurso numero so , y del ctiat fue testigo el mismo
S. Agu~lin. Es la curacion milagrosa de u u jól'en llam
flo Pablo y de su hermaun Po ludia, los cuales
a-
pndecian
flc muy antiguo un tem blor general y convuls
ivo en
dos sus miembros á res ullas de una maldicion de to-
1.wdre. Habiendo ido á ora r á la iglesia de llip ona, cersu-
•·n lle las reli ttuias de S. Este1•a n, á la hora en que el
pueblo eslabn congregado para el oficio divino, cayeron
• no y otro en una especie de suer10, del que desperta-
1 0 11 completameute curarlos. Al inst
ante se divulgó la
ttol iciu del rnil ogro y resonó la iglesia cou grit os de ale-
Hria , oyéndose por donde quiera estas acla mncion cs:
IJI'IU/ito sea Dios , alalwlo sea Dios. S. Agustín puso
por
• scrito todas las circunstancias, y al día sigu iente mau -
clú leer este papel en la mismo iglesia, lwciend o él
1aso rene.·dones edificantes, y dando rendidas grat
de
:ias a
J;. bondad diviua (j). Asegura ude mus que si
' quisiera re-
ferir tod as los cur aciones obradas en C.~l amo y eu Hipo-
li t por la inlcrccs ion de aquel snnto, neccsil aria compo-
tu! r mu chos volúmenes (2). «Aun no hace dos afios. aña ·
tlll, que está en Hi pona esta reliquia , y aun cuando no
se nos hnn culregado rclncion cs de las maravillas que ~e
han obrado hasta aqu í . casi llegan á setenta las de que
h~y uol icin 1•nnnrlo ~;;rriho esto; pero en
Cnlamo llande

( 1) Tom . V, ed . 1-"ro bru , 11• 134 g y 185 o • .
(2) Si enim mir~u:u i J &n nita ltaru, ul3 li3 tact• :am,
mndO Vt·
) irn refe rre , 11u~ prr han c mar tyre m, itl e-st,
¡;lnr io.si$si mum
S 1 r plt:~nnm fo clt& s uul , in cn loni3 c.,l:.m
,•nsi c· l nos trñ , pln ·
•·irn i confici•·•Hti ""' ' lihr i. - L . XX II de Ci•··
Oti , e. S, t.
Y, rd Fro beu , 11· 13{ ; .

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- 2G3 -
hace ::n1cho mas tiempo que estnn dichns reliqui as y ~e
«lan con mn> puntualidad estas re luciones, ascienden los
milagros ó un número incomparablemente mayor (0 ·
El mismo S. Agustín trae otros en el capitulo VII
dl!l libro 1X de sus Confesiones (2) , en \:1 X V1
del libro de cw·<L pro mo1·tai.s (3 ), y en su carla 137 ( 4).
Omito otras maravillas, referidas por los historiadores
cdesiásticos, y pro11ias pa"ra manifestar cuánto se ha
tomplacido Dios en confirmar á los fieles en la idea que
teninn del poder y crédito de los santos.
Cuenta Rufino que viéndose el emper ador Teodosio
en l'isperas de una sangrienta guerra contra el tirano
Eugenio, comen zó por visitar las iglesias de Constanti-
Ilo)Jlla ncompuilado de los sacerdotes y del pueblo, y que •
rcvcstidb de un cilicio se prosternabn delante de los se-
pulcros de los santos apóstoles y mártires, pidiendo por
<u intercc.~ion el socorro que necesitaba para reprimir
la audacia de su enemigo (5 ). ¿Y cuál fue el cfeclo de

{1} Nundur o est bif nuiuw in qun apud Hippnn tm «rpit


ts.se ista mtmor i3, et multis quod n obis crrlissi mum esl non
dotis libellis .le iis qu:e mirabi liter f:ocla sun t , illi ipsi qui
t13ti suut nd S\' fltu~agintn fcrme numrn au pervru t•r:~nt, qua n -
do isla conscripsi. C:tlamte vrrO, uhi ,.l ipsa rnrmor ia prhh
tue ccepit , tl crct..•·h h (hutur , inctHII(la rabili •uullitu diue
supera u t . - !bid.
( >) Tom. 1 , ed. Frobr n, p. 1 53.
(3) Tom. IV, ed. Frnb. ,¡>. 8g •.
(~) Tnro. TX·, rrl. Frnhen , P• liS¡.
(5) Circuil>at Th eodosius cu m soctrdo tibus et populo
om nia oratinnurn IOC':a, :.nte marryr nm d apostolorum thr-
cas j:act-bat cilic:io pró.slt':tlus , el auxilia sihi fida s3nttor um
intrn·rsfiinnr po~ceh;•l. Huffin. t. 'l, rap. 33, npwl Antlt .
.-.·eles. , ed . F robcn, ¡•· 102,

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- ~64'-
sus ornciones y ele ~u solicitud en busen r In prnlrccion
de los sa ntos'? Tcodoreto uos lo mani!iest:1 clarall1eute:
u Hallándose el empe rador , dice, cerca del ejército euc-
mi~o y en vísperas del comb ate, pasó la noche cu una
cn¡lilla situad a en una montnfw elevadn, y vió en sue-
flOs I'Cnir hácia 1!1 dos hombres bien nrmad<r y monla-
clo- c¡ue se dccian enviados de Dios para pelear con él:
•·1 uno se llamabn el apóstol S..Juan, y el otro el apóstol
S. Felipe. Un soldudo que había tenido la misma ''ision
•luranle la 'noche, :;e apresuró á parliciparla al empcra-
tior en cuanto amaneció: este creyó que era un presa-
gio ft~vorable, y marchó eonfiarlo hacia el euemigo. Eu-
genio c¡ue le vió con u u oj(·rcito tan iufcrior al wyo, se
lni'O por seguro :le b Yicloriu. l a de cspcracion, decía
él , trae á Tcodosio {1 busclll" la muer te entre uosolros;
¡¡ero prohibo que nadie le mate : quiero se le conse nc
la vidn, y que me le trnignn prisionero. A¡Jenns co mcn-
zó la batalla, se lel'anló un l'icn to violen lo c¡ue cegaba á
los enemigos con los remolinos de ¡JOho , y por otro
prodigio se volvían lo> dardos contru lo;; que los di;;pa-
l'ilban. En tonces cchnndo de ,·cr los partid arios de Eu-
¡n•nio c¡ue el ciclo comhalia contra ellos, de>mnyaron,
:-.:dispersa ron todos, y la derrota fue general. Entre tan-
to muchos oficiales corrinn luícia Eugenio c¡uc se había
quedtldo en una colína esperando el resultado de la ac-
cion: figuróse que iban a darle una buena nueva, y des-
el'! h•;n~ pre~untó :\ !('"ito~ <i le lle1'aban :\ Teodo,;io. :\l as
¡cuál fue su sorprcia cu;1udo l'ió qu e los qu~ ibnn hi1cia
él con tanto anhelo, le ca rg11ron de cndcnas y le cond•l ·
jeroo prisionero (¡la presen cia del ,·enccdor (1) 1
Sofzomcoo trae lambien otros hecho;; casi semejan-
{t) T cMI()r rln• l. V, c. 14, apud :.:uct. rL·cle$. C'Ü. Fro-
1
L... u1p. j1{ .

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-· c¡,6¡:
z .) -
tes (1\ ]>ero ¿qué cosa hay mas mnrnvi llosa que lo que
cuenta Evngrio del sepult:ro de snnla Eufemia? Dice que
úsla san La solia aparecerse en sueflos al obispo de Constan-
tiuopla ó alguna otra persona de distinguida piedad para
aclverLir que ya era tiempo de ir á recoger la sangre que
llabia corrido de su~ heridas : que entonces se dirigían á
la iglesia el emperador. el clero, los magistrados y
grandísimo concurso de pueblo: que 1i presencia de esta
mullilurl se introduda una esponja alado á una vara de
hierro p0r un agujero hecho á un lado del sepulcro , y
que por medio de est.a esponja se sac<1ba tan gran can-
tidad de stmgre CO<lgulada, que hab iél , no solo para re-
partir á los fiele,; presentes, gino pnrn enviar t\ las pro-
vincias ú quien la pedia. Lo mas notal>le era que aque-
lla ::angre no se corrompía j<1más, por mucho tiempo
c¡uc se guardase, y que •:ouservaba siempre un color vi·
,.o y rojo. Allélde el mismo autor que el sepulcro despe-
día un olor tan exquisito, que no podía compararse co n
él ni el de lns flores, ni el de los aromas, ni el de las
esencias (2). ¿Cree V. acaso que el objeto de todas estas
mnrnvillns no era otro que anima r á los cristianos á ir á
praclic,u· super:;ticiones cerca del sepulcro de la santa?
l'on¡ue es cierto que los fieles acud ían de todas partes,
y que d'irigian sus oraciones á la bienaventurada vír-
g,)n. E l au tor indica expresamente que habia una tri- ·
huna elevada, desde donde se oraba cómodamente á la
S<lllt.a mártir (:l). Si estas oraciones ernn supersticiones,
Dios autorizaba la superslicion con grnndes milagros, 6

(1) t . 11, c. 3, •pud oucl. eccles., ed . Froben, p. 563.


(>) Evo~r., l. 11 , c. 3.
13) Sup••r his •·st cren• culum sublime, ex r¡uo lict t ii•
qu i vo luc·ri n l, rn;ntyl'i su pplit·:tn•, el sacr Í!i i nlc~rtssc mys-
lcrii:;. - Ev:1g r., 1. l lf , c. ~' Nl. V:. l. 1 p. ::18¡.

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'
-266-
~iempre ~ubsi~lente~, ó renoVados con frecuencia y ii
vista de lodo el l)'lundo. Asi es que En1grio, que escribía
en u,o tiempo en que todos podían cerciorar~e por sí
mismos d~ la verdad, asegura <tue aquellos eran tan
públicos <¡ue ningun cristiano podia ignorarlos ( 1).
S. Gregorio el Grande en los tres libros de sus Diá-
lo!Jos y Grcgor.io Turon<'nse en sus tratados de lu glo-
t·ia de los ?llál'til'es y de la glol'ia ele los confesores ha-
r·en mencion de multitud de gracias extraordinarias al-
canzadas por las oraciones de al¡;unos santos. Pero pura
no molestar á V. con una serié demasiado larga de, nar-
raciones, solamente aiwdiré el extracto de una carla es-
crita por Nicecio, obispo de Tréveris, á la reina Cloto-
suinda, esposa de Alboino, rey de los lombardos (2). Es-
te era arriano v la reina católica: el santo obispo, te-
niendo ~ la mira la conversion de toda la nacion de lns
lombi1rdos, creyó que el ejemplo del rey seria e!lcacísi-
mo para proporcionarla; y por tanto escribió :1 la reiua
y la exhortó á emplear todo su valimien to á fin de
¡¡traer al rey á la verdad. Entre los moliros que le su-
giere como mas propios pa•·a hacer impresion en el
ilnimo de Alboinq, insiste particularmente sobre los mi-
lagros que se obraban en los sepulcros de los santos en
las iglesias católicas:" Envie el rey, dice, sus sacerdotes
í1 la iglesia de S. 1\:larlin el dia de su festividad ; y si sr:
alreven, intenten hacer algo alli donde vemos hoy que lo>
ciegos recobran la vista, los sordos· el oido, y los mudos
i:J habla. ¿Y qué di1·é de los leprosos ó dt: otros muchisi-
mos enfermos, que acometidos de diferentes dolencias, por
gr¡¡ves que sean, sanan alli lodos los ai10,;? Quizá se dirá:

(1 \ Ac m i•·,cula qu iclem, '1 ""' sub iu·de pat•·aulur a sanc-


tis.slm:l niartyr1•, nota $unl omnibus chrístianis.- l bid.
(•) l';í;¡. 834.

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-2G7-
fingen ser ciegos; mns ¿qué diremo:; de los ciegos de na-
t:imi!mlo que salen ele allí con vista, y por la misericor-
dia de Dios vuelven sanos á sus casas? ¿Qué diré tn m-
~ hien de S. German, de S. Hilario y de S. t ope, obis-
pos, en cuyo~ sepulcros acontecen hoy tantas maravi-
llas que me seria imposible referir? Alli se veo suspen-
didos en el aire los energúmenos y confesando á los
&~ntos que he mencionado. ¿Po'r ventura sucede algo de
c<to en las iglesias de los arrianos? ¡,Qué diremos de San
Jtemigio y S i.\'ledardo, obispos, á quienes creo que tu
has visto? No podemos exponer todas las mara,•illas
que vemos obrar a Dios por el ministerio de ellos (1).,
; Podrá V. creer que uu obispo l!u• distinguido por
la dignidad de su silla y por su mérito personal se hu-
hiera <llrevido, escribiendo á una gran reina, á citar mila-
gros como públicos y averiguados, si no lo hubieran sido

(1) H ic ad divum Ma o·tin um per fcsliv ital•m qua m un-


dccim3 die f:,cit IIOV('ffib('r 1 ipSO$ millat j Ct il,j SÍ audent,
a liquid prresumant uhi creeos hodie illuminare conspicimu~,
uhi surdos :H ulitum, ct m u tos saoitatem ¡•ccipere. Na m quid
die~:• m ele l••prosis aul de al iis quamphHimis, qui c¡uanlacum-
qur ,J .. bili t :~te ¡w•·<.: ••ssi ibide1n pe•· singulos :~nnos alii el alii
~:l11:1 utur? Fortassr. tlicun t : coufin gunt vel ceceos: qui c<eci
!. uativitatc vidc- ntm·, quid dicam cUm tnde illumina tos cons -
picimus, et :uJ prC'[u'i3, DN) misc.rante, sanos l·eve1· ti vide-
mus? Na m <¡u id tlicam adhuc de divo germano, H il ario ~ vcl
l.upo episcopis? Ui>i tanta hodie mio·acul> app~rcnt, <¡uau-
ll'un n~c vcrbis diccre v~lco? Ubi demonia hahenltS in acre
5nSpt•nsi toa·quentu r, et rlominos quos dixi confit<'ntur? Nom-
qnid in cccl<'siis ~m·um sic far.i3nt? Quid dt• Oivo Hrmigio et
dlvo l\1ctardo q)iscnpis, quos tu c•·eclo v idisli ? Non pos.s umus
tanta expont~re quanta ntiraiJilia per illns Deum vídemu.t fa-
erre. - Eo Ep. Nir.el . , l. V, cO!Ic. LaJ,b . , p. 835.

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- ~68 -
en efecto' ¿Hubiera pensado sugerirlo? como unu prue-
ba excelente de la verdad de la religion católica si hu-
biese creído que podían ser dispul<ldos? ¿Hubiera os;l(lo
retar á los sacerdotes arrianos <i que manifestasen en sus
templos otras ma ravillus sern~j;wtcs ú las que se ,·ciun
en las iglesias católicas , si en <~stas no hu biera nconte-
c.:ido nada extraordinario' A no haber estado segu ro de
los heehos que usentaba , ¿ podi.ll prometerse otra cosa
11uc burlas y chanzonetas picantes contru su persona?
1\Jas en nuestros dius mismos pasan cosas en los scpul-
nos de los santos, que si quisiera V. examinarlas por sí
mismo, le moverían á creer los hechos referidos Hquf.
.'Cuantos cuerpos de santos se conservan incorruptos
hace mucbos siglos en cnsi todos los paises católicos riel
mundo? En I talia los de Santa Catalina de Bolonia, San-
ta Clara de Monle-Fulcone, Santa Inés de l\ionle-Pul -
ciano, Santa Rosa.de Vilerbo, S. Nicolás de Tolentino
y S. Cárlos Borromeo : en Francia los de S. Claudio,
S. Antelmo, S. Edmundo y S. Uemigio: en Espafw los de
S. Narciso, S. F~ roa ndo, S. Isidro Labrador y Su uta Te-
resa : en Portugal el de Santa Isabel : en Inglaterra el
de S. Huberto; y en las Indias el deS. F rancisco .lavier.
El padre TeóOio Ua yaaud cita otros muchos que puede
V. ver en su libro ti tulado de inco1T Upl'ione cadavemm,
donde da las pruebas de los hechos. que estampa. ¿Qué
es Jo que puede preservar de la corrupcion estas reli-
c¡uius preciosas á no ser una vi rtud superior? S;1bido es
c¡ue hay tierras salinas y nitrosas c¡uc tienen la virtud
de conservar íntacl.os lo;; cuerpos; pero no hacen distin ·
cion entre los de los ju~tos y los de los pecadores, y aun
~e con:;•: n·au de manera que cunndo se remll!.wen se re-
ducen á poh o. \\lus los cuerpo; de que yo hablo se rnan-
tiehen conservados en los mismos lugares en que lodos
Jos dmnas se pudren: en la iglesia de las Carmelitas de

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-9:l69-
fl orcncio se ve el cuerpo de Santa Maria .Magdalena de
Panis con la consistcnc:ia , frescura, colorido y nexi-
hilidad que da la vida ; de suerte que al considerarle en
una especie de cama que ocupa debajo del altar, parece
una persona que duerme tranquilameutc, y no un cuer .
po sin alma. Es pues evidente que si desagradasen ·,¡
l)io; el culto y la invocacion de los santos, no le autori-
z:oriu de esta manera.
· Acaso no ignora V. que en la catedral de Praga se
ronscrva fresca y enteru la leugua de S. Juan Nepomu -
ceuo, canónigo de la misma, hace mas . de tres siglos;
privilegio concedido á esta lengua preciosa por la fideli-
dad cou qué guardó el sccrelo de la confesion. Wences-
lao IV, rey de Bohemia, quiso obligar al ~:lnlo á descu-
l>rirle la confesion de la reina; pero no lo pudo lograr,
11i co11 las promesas mas lisongeras, ni con los trata-
miculos mas bárbaros. Enfurecido el monarca con e:;ta
rcsi~ lencia, mnudó arrojar á Juan al 1\ioldava , donole
se ahogó; y de todas las partes de su cuerpo solo la
lengua, se preservó de la corrupciou. ¿A qué hablar mas
lle e~te asuulo. cuando el mismo Lutero conriene eil los
efectos milagrosos de la poderosa intercesion de los sao-
tos'? Usted no lo creerá; pero yo)ndico aquí el tomo y la
p:igiua en que se hallan estas palabras: <<¿Quién puede
••r:gar que Dios hace aun hoy, por sos santos , junio á
Hl~ sepulcros y dela.ntc de sus reliquias , milagros que
;1parccen á los ojos de todo el mundo (1)?" Y estas pa-
labr;~s no se le escaparon por inadvertencia: en el aiío
·J!)1 9 , es decir, á lo's dos de su ruptura con Roma, ,e
cxplicnba en estos términos. dando cuenta de su fé y
justil1cándose sobre ciertos artfculos que se le imputa-
han fulsa y malignamente, segun él dice.

(• ) T. 1, ctl . Jn>. G••r. pe•· Ounal . Rultcnh3m, p. 16S.

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- 270

-
Todo el mundo sabe qué horribles exce!'os come! ic-
ron olgunos ministros protestantes só pretexto de refor-
mo. 1\farlin Bucero se ntre,•ió ú c¡uemnr públicamente
las reliquias de Santa Aurclin pnra atajHr, á lo que él
decin , el progreso de In supcrstidon ; pero Dios uo de-
jó impune esta impiedad , porque no ignora V. que hn-
bicndo muerto Bucero en l nglntcrm, a donde se habia
retirado, su cuerpo recibió el mismo trato qoe hahia
recibido el de la santa por inspiraciou de este he• esiar-
ca. Sus huesos fueron descntern•dos de órden de lu rei-
na 1\laria, y qtiemados por muno del verdugo ; maui-
festondo el cielo en este cnsligo que habia querido u,ar
de represalias con el fanáti co furioso que osara ultn•jar
á santa Aurelia.
Bien sabe V. que Bnccro se habii• consagrado á Dio.i
con los tres votos de rcligion en el af1o de Hi07. lnlid
y perjuro se casó consc1:utivamcnte con tres mujerrs, la
primera de las cuales fue unn religiosa exclaustrada,
que murió de la pe~te dcspucs de haber tenido tmcc hi.
jos del monje apóstata , su seductor. Estos eran los ~au­
tos de las sectas que intentabun hacer guerra ó lo:; san-
tos del cielo. Juzgue V. si su opinion y cond uctn deben
prevalecer sobre la opinion de lodos los hombres mn~
santos y mas sabios de la anligllcdad.
Viniendo ol culto de los reliquias que trata V. de
supersticioso é idolátrico, espero probnr que está autori.
zoclo por la sagrada escritura , por torios los santos pa-
dres y por el uso uuiversal de la igle;ia.
No ignora V. que á principios del siglo V reno1ó
Vigiloncio los errores é impicdudcs de Eunomio conl ra
lns reliquia,: de los santos, y que S. Gerónimo le rcfnl!í
con grnn solidez.
Si desea V. pruebas sacadas de tu sagracln escritura,
dcmnsiudo versado está en ella para que ignore que en

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- :271 - .
el capítulo X ITI del libro IV de los Reyes, segun nues-
tra Vulgata, se lee la historia de un muerto resucitado
sobre el sepulcro y por el contacto de , los huesos del
profeta Elíseo (1).
En el l'erslculo 19 del capítulo XIII del Exodo
leemos que Moisés á punto de entrar en Palestina llertÍ
consigo los huesos de José (2 ); y en el capítulo XXII l
tld libro IV de los Reyes que Josias, aquel piado~o
monarca canonizado por· los libros santos y tan zelo~o
por destruir la idolatría entre su pueblo, respetó y ~on­
serl'ó preciosa mente los huesos de los profetas en el mis-
mo templo en que mandaba quemar los huesos de los
muertos (3).
¿No ve V. en estos pasajes una prueba incontestable
1le que este cullo es tan antiguo como l\loisés? Luego
,:cómo supone V. que es una innol'acion? O e:.le culto
1lado por Moisés ú los huesos de José y por Jos·ws á los
de los profetas es supersticioso é idolátrico. ó no: si no es
supersticioso é idohilrico, convenga V. que no puede ser-
lo t;~mpoco el culto de lus reliquias; mas si por el contra-
rio lo es, diga V. que Moisé,; y Josias incurrieron en la
ídola tria , y que los mismos que habían sido puestos :i la
cni.Jeza del pueblo de Israel para preser~arle de la irlo-
ialria y de la snperslicion, se hicieron culpables de ella.

( 1) Proj,•crru nt ca<hvcr in sepulch ro Elisrei, quod rúm


h•l ÍhiSSCl OSS:J r~ J i.:rej t rcvl:dt horno et Slctit Super pedt'.s 51JOS.
- 4 Be¡:. • :{.
('1 l Tul i t '1 uo~ nr ossa Josrph ~reo m, ro <¡uod ad jurasset fr-
lint Jsrael dicrns: Visita bit vos Deos : cfferte oss3 mc3 hiuc
''ohiscum.- Exccl. 13, v. '9·
(3} Dimilll'l<'rnm: nrmo t:onmoveat o.~sa ejus, rt in-
l ac:b ma n~tnw t ossa i 11 iu.s curo o.ssi bus prophl"l re qu i venera t
S:tumarid.- 4 n.. ~., c. ,3, 18.

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..... ~72 -
Esle dogma se halla probado no solamente cu el ;tn-
tiguo testamento , sino tnmbien CJt el nuevo. i\I ien tra~
que Jesucristo estaba en la Judea , ¿era hneno veucrar
hasta sus vestidos·?¿ Qué le parece it V. ? ,; Crilicnrin V.
á la hcmorrois;J, de quien se relicre en el capítulo 1 X de
S. Maleo que se decia á si misma : « Si yo puedo IO(:ar
siquiera la orla de su vestido, sauaré (1)?» Si u (!nt -
bargo V. sabe cuá nto elogió J e~ucrislo e,;ta accion pin-
tándola como un efecto de su fé : fidcs tua le salea m
(ecit : que le dijo coufide , filia; y finalmente que la re-
compensó con un milngro putenle cnr:indola en el acto:
el salea (acta esl mulier e.x i/la lwrá (2). ·¿ Lhunarti Y.
irfolulria un acto y unos sentimientos que encomici .h:-
~u crislo y recompens6 de un mudo tan solemne?
Et~ el capítulo V de lo.• Acto:; de los upústolcs ''C-
mos que la sombw de S. Pedro s.tnaba (J los cufer.
mos (3 ); y eu el XI X que se lle,•aban á los eufermos
los pait uelos y liemos qne h;tloia n tocado á S. Puhlu, y
que curaban aquello,; y qned.tba n libres de los demo-
nios (4). Por aquí re V. que lo que creyeron é hicicrou
los primeros fieles, es t:xuclnmcnte lo mismo que lo qur.
la igll)sia cree y hnce en nuc,;lros úius respcclo de las
reliquias de los snnlos. Ln Es<:rilurn 1lice que los enfer-
mos curaban C0\1 la sombra de S. Peoro' y lo~ (:nlólicns
dicen que á 1•eces se hu experimentado uun protcccion

(1) 1\htb 9
( >) l bid .
(3) Ita ul ven irnlt Prl ro, »hem nm lo ra illiou olm m-
h.·arrt qut•m,Tu:l m iilon un , .. , liht"t'3rt u'ur :.h intirm it:. ci-
hns s uis. - At: l. 5.
(1,) fta ut di:un S:ttfWI' lnn;,:: uitl o.s d f•fe rrt-ll flll';) ('cl rporc
<'ju~ :mcl:lria t.'l rt·mic in ctin, 1'1 n·rt>tldJ~nt ah ii5 I:IUf,IIHI'':s,
el spi •·i tus ucctuaru ('g•·,··l i~ha ulu r. - Ac l. 'J ·

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-~73-
C>pec.ial por el contacto de las snntns reliquias. Es!its y
los huews que son una parte del cuerpo de los SM•los,
,: son meuos preciosas y menos di¡;nas de venerncion que
In sombra de sus per~onos ? Lo que se praclicu ba en lo~
primeros liempo~ del cris!.iani!'mo, se prnclil'a ahora
en In iglesia católica; y yo mismo¡ hallándome en Romo,
he sido testi go de muchas curnciones producidt•s por el
contacto ele las .reliquias y por la invocacion de los
sautos.
Todos los santos pndres se dedornn en favor del cul-
to de las reliquias de los santos. S. Gregorio l'iazinnzcnn
en su primer discurso cont.ra Julinno, hart! rnrgo~ á es-
te apóstata, porquu Te1•erenciando las cstiltllll8 de -los
falsos dioses, no quería venerar, y aun tll'~preciuhn los
cuerpos de los mártires (1).
. S. Gregorio Niseno asegura r.n su discur~o sobm
Teodoro márlir quu el cuerpo ele este san to ern un
monumento precioso que la Yenerocion públil:o hahia
colocado en un lugar augusto y sagrad o (2). .
S. Alanasio, cuya sanlidad y zelo por la fé ~on tnn
notorios, y S. Gerónimo, tan ver~ado en 1•1 cono1·imienlo
de los usos y máximos del cristianismo; hnblan de la r.n-
pa de S. P~blo ermitaño. El primero en la vida de Sa11
Antonio la llama una hcrencin preciosa, que recuerda
las virtudes acltllirablcs del santo nnacorcta_y cxcitn ú

(•.l H<Cc (s3itciorum cnrpo.-• ) itnlt coli• ; sr<l coht~mni.<


Ct aspernaris, qui 1-l c rc ulis •·og nm e x ca1:11nitatc inj1u·i iM¡ue
mulieribus il1atis excitatnm aJruit·aris.- S. Gr('~. N::t?.ianz.
Or3t. J. in Ju1ianum. . .
. (•) Corpus vcncrondum (T hco!lori) rt immoculatum ip-
sius ( anim~) instrumcutum cum multo houorc et cum rul-
{u corupositum ntque ornatum in au~usto .sacr()r¡hc l oco ., t-·
lum e• t.- S. Grc¡;. Nyss. oro t. in Thco!lor11m.
Te 1 2. 18

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-Sl74-
imilnrl35 (1). El segundo dice en la l'ida de S. Pohlo
crmi!ailo que S. Antonio miraba con tal venerocio·•
at¡nel legado piadoso, que ~olo le usaba en los dias mas
solemnes riel año, como P;•scua y Pentecostés (2). Snn
Dusilio, una de las antorchus 111!1'l brillantes de lu i¡¡lc-
~iu griega ,· reverencia como preciosas las rcliq uins ele
los San lO'\ mártires, y laS Jluma rortalezas que ponen las
ciudad e.; ú cubierto de las incursiones del enemigo ( 3 ).
S. Cirilo, obi;po de Jer11salem, prueba en la cate-
qne<:is 11 la utilidad d.: las reliquias con el ejt'm-
plo del muerto rc.;ucilado en el sepulcro del profeta
Eli~eo ( .t ).
S. .Juan Crisóslomo en el sermon de los suntos .Tn-
vcncio y 1\i<iximo elogia {1 lo5 r¡ne por esplritu de pic-
dnd h:¡hian recogido á uquellos mórlires con peligro de
su vidu; y despues exhorto ú los fieles á venerar sus res-

(a) Lt-~atorius
Antonii boneclieli, qui lrilum l'GIIium
cutn mt-lote imperio ejus mrruer:.t accipere, Antonium in
Autonii muu('rilms :unplrclitu~·, rl t;JffitJUam ma;;n:i ls:er~:Ji­
tttlc ditatus lretanter prr vestimtutuul record:atur inugiucru
aanctitr-tis. - S. Ath:ut. in vi1.:i U. Auton ii.
(•) Dir hus solcmnit.u s Pnsr. hrc el Pentccoslcs sempH
P:au1 i tun ic~\ vcstltus es l . - S. 11 it• •·· in vil S b l':l ti Pnnl i ert·m.
(3) Ili sunt t¡ui nost1·am l'(•t;ionrm ~uln.i ui .ct c·,'\ul, el vc· lu -
ti tnn·e.s r¡uretbm cohrertoulu st·cu,·itah·m :.h hm;lium incu•·-
su c o hibl"nl 1 n o n unn Ideo se iu clnJculrs, sNi mullís ¡.,m
locis ho..spitr-s r~cti, el muh:.s p;~tl"i3.s cxornautu. - S. D.t-
s tl. or:~t . in quatoor m :1rtyrc.s.
( 4) Ut autrm non solum :1nima S3 nctorum honoretur,
crcod:llurquc t¡uoc.l etiam in corporibus morluoruna in r.sl vir-
1us st•u poten ti~, jacens in srpulc hro Elhre i mortuus, mor-
'"'""'1'" prophdre c.orpus ~llingcns vivifica tus es l . - Snncl.
Cyri ll . llict·o•ol • .Cotccl•. < 7·

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- 275 -
los ~obre .~us sepulcros á fin de alcanzar las bendiciones
del ciclo por su intercesion.
'Agr<'guemos á los teslim3nios de los padre~ grir¡;os
los !le los latinos. S. Ambrosio, hncicndo el elogio de los
sunlos Nn1.nrio y Cclso en el scr111on 99 , habla c:-¡ Lcnsu- •
mente de la calidad del culto que se Lribntn ú las rcli-
quins de los santos, y expone con cloridnd en qué con-
si,;te. Yo ~nbe V. con qué zclo y ener¡;ia defendió San
Gerónimo e;.le articulo de nue~Lrn creencia conlrn Yi-
¡:;ilancio, y ha \'isto V. cómo habla S. Agustin de lns re-
liquias de!'. Estevan, y lo que dice en el capítulo VJll
del libro XX 11 de la Ciurlnd de Dio>.
Pasemos ahora á los concilios. El de Gangres , cele-
brado á principios del siglo IV, pronuncia nnnlcma
conlra los que manifestuhnu desprecio á los lu gnrcs en
que repo>on las reliquias de los mártires. El de Cartago
congregado el ailo 368 manda destruir los allares eri-
gido en ciertos parajes, cunudo no constaba que hubie-
~e habido el cuerpo 6 las reliquias de los mártires; y la
rnzon era por el'itar ln supcrsticion, e5 decir, pnrn t¡uc
110 se I'Cncrase como el sepulrro de un mártir el que no
lo fuese en efeclo. El concilio ele Braga en 1~~ 1WitO,
reuuido el aí1o 6io, y el de Mngnnci3 en Alcm<uJia te-
nido en el de 813 deOend en lns mismns doctrinos. Vu-
diera citnr otros muchos; pero me limito al ~cgundo
concilio general com ocado el niio 787 y compur;to de
lrcscicnlo~ cincuenta oiJi,pos, que llnm;~ :i las reliquias
de los santos fuentes saludables de donde manan bene-
ficios por todas partes (1).
Si <Juicre V. lmnbien testimonios de los histor iodo.

(1) Snlvn tor nost~r Chl'ishl$ rontrs salutnl'cS sonctorom


rcli~uio $ nobis •·cliquit, m ull is modis hr.ncf>tb l'uml~nt~s. ­
Cone'i l. uicren. !t.

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- 276
N!s edesi;\slicos , Ruflno en el capitulo XXVIII del li-
hro X I lwce mencion de las reliquias de S. Juno Iinu-
tista, que el z.elo y la J)icdad de ios fieles de Alejandria
libraron del furor de los pa:;anos, quienes en tiempo
tlc Juliunoquisieron quemarlas (1). .
Eusebio cuenta en el capitulo XIV del libro VII de
~u historia eclesiilsticá, qul\ la carne del apóstol San-
tiago, obispo de jcrusaiem, se había conservado precio-
'6amente y con respeto hasta el tiempo en que escribía
su historia. Los huesos de Santiago, que 1•ivió en tiem-
po de los apóstoles, fueron trasladados honrosamente de
-Roma á Antioqufa , donde se depositaron como un te-
soro inestimable : asi consta de las actas de su martirio
escritas por sus propios discipulos. Eusebio lr~e lambien
una carta de la iglesia de Smirna , que acredita que se
tributó el mismo honor á las reliquias de S. Policarpo,
disclpuio de S, Juan. «Hemos recogido, di.ce .la carla,
y conservado como convenía los huesos de S. Policarpo.
que estimamos sobre las perlas mas preciosas; y en rl
mismo lugar eo que cstªn puestos, celebramos ouestr:~s
juntas solemnes dé piedad , sobre todo el dla de su
martirio.•
S. Gerónimo refiere en el libro de ios escrliorés eclc-
&iáslicos que Constantino el Grande mandó trasladar las
reliquias de S. Andrés, de S. Lucas y de Ti moteo ñ
Constantinopla. Sozomeno ai1acie én el último capitulo
del libro l de su historia que el mismo .empcr!Jdor cdi-
Ucó un templo doude·estaban las reliquias de 1os após-
toles, para qué los empcrudo1·es y oiJispos no estuviesen
.iamás sin reliquias. S. JuanCrisóstomo hace mencion de
la Lra~lacion de las reliquias de S. Babilas; y el su-

(1) Aho'ra se cohscrvab cu la céicbre líiu il ica de S. juan


de l .etra u eu Roma.

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- ~7'1-
~oJicho So1.0mcno dcscrihe en los C<lp!tulos V y VI del
libro V la pompa y aparato con que se hizo la. ceremo-
uia. Lejos de incurrir los pueblos en la supersticioo é
idolatría al hacer estas trnslaciones, la detestaban pú-
blicamente y de la manera mas auténtica cantando es-
t-::Js palabrüs del salmista: «S.ean CQnfundidos los que
tldoral) las llstátuas y se vnnnglorian con sus ídolos (1}."
OtrO$ autores corno Nicéforo, 1\farcelino &c. ha-
blan sobre el mismo artículo. A todos estos teslimnnioll
pudieran agregarse las declaraciones formal es de los mi-
nistros mas famosos de las reformas. Daillé dice que
5. Gregorio Nazíanzeno siguió la costumbre de su siglv
( el l V), en que ya era uso público y solemne besar
l¡¡s rl)liquius de los snntos y venerarlas (2). Blondel dice
cuitl fue la solemnidad de la traslacion de las reli-
quias del profeta Sumuel traídas de la Pale&tina á Cons-
tantinoplu. «Todos los obispos (del siglo IV ), nos dice
S. Gerónimo, las lle1;aron en telas de seda y en ''asos de
oro &c. Los pueblos de todos las iglesias salieron al en-
~u entro; y como si hubieran visto. al profeta Samuel
presente y vivo, lns recibieron con tanta alegria que no
5e interrumpió el concurso de gente desde la Palestina
hasta Calcedonia, y todos á uüa voz cantaban las ala-
banzas de Cristo (3).»
Pero ~ qué es lo que veneramos en las reliquias de
l¡¡s s~ulos? S. Ambrosio responde por mí en su sermon
!\obr.e los santog Nazario y Celso : " Honro en la carne
de un mártir las cicatrices recibidas por el nombre de
Cristo. Honro las cenizas wnsngradas por la cdnfesiOtl

(t) Confuntbntur omnu qui arlorant scul¡>til ia, el quj


t;lodantul• in 5Ímu13cbris suis.- Psalm. 96, v. ¡,
( •) Ohj~to del culto religioso, 1. a , c. <l .
(3) De Sruill., l. 11, c. 36, f'· 3o4·

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- - "'Gi78 .
del Séiíor. Honro en las cenizas las semillas de la eterni-
dad. Honro un cuerpo que me enseñó á amar á mi Se-
ñor y á no temer la muerte; y ¿ por qué no han de
honrar los lleles este cuerpo, que reverencian los demo-
nios y que glorifican en el sepulcro despues de haberle
¡¡tormentado en el suplicio ( 1)?» En el mismo sermon
añade el santo doctor :·" Asi honro un cuerpo que Je-
sucristo honró con el martirio, y qut1 reinará con Jesu .
cristo en el cielo {2).» Esta es la creencia de la iglesia
católica , la cual venera los restos preciosos de los cuer-
pos que fueron templos del Espfrilu Santo é instru-
mentos de que se sirvió el Todopoderoso para ostentar
ia maravilla de su gracia y de su omnipotencia mien-
tras vivieron en la lierr~ . Creo haber justificado sufi-
cientL~mente esta costumbre de la iglesia con la autori-
dad de la sag ruda escritura, de los santos padres y de
los concilios.

(l) Honoro i n co rno mort yris acccp tns p ro Chrisl i lOO-


m ine c ic:.trices . llontu·o pc t" c onfl'ssionc m Oornin i s~c,·a tos
cine rcs. Ho noro iu cin(' r·l bus scrnina rekr·ni~ol i s. Houoro
corpus quod mihi Dominum m cu na ostcrul it d i l i~cre ,. mo•·-
tcm •locuit non t imere : cur :aute m non honorcnl co rpus
;ll ud Jidclc;, quod rcvcr., nlnr ct ,];,: moncs , quod el offlixe-
runt in s upplicio, sed el glorilica nt iu scpu lchro?- San
Ambr. in sanct. Nasar el Cr.ls.
(>) Honoro iiaquc co•·pus <¡uo<l Ch ristus honoravil 111
glaJ io , quod c um Chl'isto n·gnabil iu c<e lo. - l bid.

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-!279 -

CAPITULO XII..
CU I.'l'O l>E l-AS. RELIQUI AS E N LA i GL ESI A.
Ci\TÓLICA.

S:'l nl irlad th! cstr. culto :autoriz,:tdo por 13 Escl'itm·a, pr-3c t i-


cado si<·mprc rn la i¡;l;·s io y ap•·obado I!Or los so¡tlos P.•-
drcs y los concilios.. •

Pnsemos ul culto de las imágenes que tral~ V. igual·- .


mente de pogano y supersticioso, queriendo peHuadir á.
sus lectores sin presentarles ninguna prueba. -río es la
primera vez que se ha combo lid o este punto; y V. debe
haber leido e¡t la historia eclesiástica que el émperador
Conon el Isáurico fu e el ma yor enemigo de él. Teo!'anes.
Cedrcnio y Zonaras nos enseñan que unos judios irnpO$-
tores tomando el tono de profetas le predijeron que
aunque de baja exlraccion llegaría á ser emperador; y
él prometió con juramento que si se cumplía In predic-
cion seria enemigo mortal de las imágenes. Nicéforo en
el capítu lo XXVII del libro XVI mira como 1'1 primer
autor·de la secta de los iconoclastas á Xenaias, esclttl o fu-
gilil'o de Persia, que sin hnber J'Ccibido el bautismo ha-
lló medios de usurpar la dignidad episcopal. Era tan
despreciable este hombre. que no tuvo se<: naces ; y si
consulto V. los hisloriadores eclesiáslico;;,. reconocer a que
en toda la antigüedad no. se hallan otros que se hnJ'an
declarado contra el cul.lo de las imágenes; sin embargn
V. adopta ~u doctrina y presume dar gloria á- Dios.

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Veamos si hay eu esto ul_guua ilusion, En primer lugar
tieue V. que confesnr que tos le•·minos ido/o é imágen
no son ciertamente sinónimos ni significan la misma
cosa. Ustcrl. tieue lc¡s retratos de sus p,a~rcs l' anteptlsados;
;¡ ¿seria justo acustl rle por esta razon de tenet· ídolos
en su casa y ser idólatru? No puede V. ignora r que por
ídolo SH hu onteudido siempre uuu repriJsentacion mi-
rada y honrada como una vordadcra diYinidad. ó á lo
meuos hecha para representar como Dios lo que no es
Dios. Así las est(\tuas de Venus. l\lin!)r Ya , Diana, Jú -
piter y Mercurio erau lc!olos porque S!) veneral!ao
aquell<l~ estátuas, 6 á lo lJlenos los falsos rtioses á quj!!-
''e; repre:;entauan, como ''erdadcras diriuidndes. Los pa-
ganos p(!nian su confianza eu ¡¡qu!)llas estáluas, 6 ;:\ lo
menos e u los falsos dioses á quien~s represe uta bau; y
~i V. dijese que los católicos tributan hqnorcs cjivjnos
á las imágenes iuclinaudose y postrándose ante ellas , lo
l'CSponclcré con lns p~laiJI'aS del concilio ~e Tr~ntp, pov
las cuales formurli V. una idea de nuesl ros.scnlirn!cnlo&
•m o:sle punto, porque nuestra profesion (je t'é ~e cp,n -
fonntl perfectumcnte con aquellas: "Las irn{Jgene& de
J á>ucri.;lo, <!e la Vírgen madre de Dios y ~e los otros
santo; deben tene rse y conseHa rsc principalmente eq
uuestros templos. y &e les debe dar el debido honor y
vencracion , no 110rque cnlillno.s que haya ep ellas algu-
na divinidad 6 Yirtud , r<?mo eu qtro tiempo hacian los
gen tiles que poninn sus espernnzas en lo~ l4olos , sino
porque el honor que se les tributa, se refiere á los p~q­
totipos que roprcsentan; de suerte que por las irnáge-
ues que besamos y ante las cuales J!OS descubrirnos é in-
d inamos, adoremos á (:risto y veuercmos a los santos á
([Bienes rcprc~eutan: asi lo estuluyerqn los concilios, y
• especialmente el scguudo de Niceu contra los iconoma-
ws. Si ulguuu ycz sucede que en beneficio .4e los pue-

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- ~H 1 -
blos groseros é ignorantes se exponen ii sus ojos alguuas
historias th: la santa ~critura en pintura ó escu'ttura,
fJrocurese enseñar á a<¡nellos pueblos que no se inten tu
por esl\l medio. figura r 'á la díviuidud , como si pudi.cra
verse ú Dios con los ojos corpornies ó cxprest•rle ( 1).•
E n seguida recomienda mucho el concilio q'uc ~e cuide d.c
1¡ue no se introd uzca alguna supersticion.en el uso .su-
gmdo de las ill)ógenes: que no se con'sienta nada profauo
ó contrario á la m.odestia que com iene á la casa de Di.oo;
y para evitar estos abusos prohibe que se cQloque cu
I'<!S iglesias ninguna im~gen nueva y extraordinaria si
antes no hubiese sido aprobndn por el obispo (2 ).
Esto es lo que ensena la iglesia , la cual cree que
h•s imógencs de los santos , rcpreseutúndonos las vi)'lu-

(t) l rnagiues porr o CIH'is ti • D cip:u·:e Vi•·f; i ni$ t~l ~dio ..


l'1HU s:~ uctorulll in tcm¡)li$ pra:.se t·tiu, h3 hc uJas el a·ctiut n-
d :u • ei.st¡ue llehilum ho nort m el ' 'CII cratioueru imp .. t•lirn-
•tnn, u n n t¡uOtl crt>clat•u· itu•$n· ;.liqua ia, iis divinit:a ¡ vel
\' irtus flUó\111 sil fi:;,·ntl:.' \ ' \'1Utl olim H...-La t a ~t"nt ibus, qme
iu it4.'l liA .11 pcru su.un coll•11~:.ha ul ; .,,.,j •tuouiaru hono1· •tui lis
'-' "hilll'tu & ' , n.ft.:rt nr aJ (lf'Oiolypa 'tUre ill;e n :pa't•s.cu tuu t, ila
ut ¡,,.~;· i•;•:tt.i nt·s •¡u as clscu l:uutu·, t•l <ora n\ cl.ui bus ca p ut npe-
J' ÍII& tU t• l pro(; Ufltl.iwns, Clu·h lum at1o n :wus . t:L .s3 ru:~toa
<¡uo nuu i lhc sinli liltu.l ir n·n• ~·· •·uu l, veut'l't•m u~. lJ •1ood con -
dlio l'ulu, prreset•lim , .•. ,.¿. ~~·• urul u; uict·ua: sy n odi, th·crctia
c••ulrn izn.a~inu.n oppu~nato•·u e•s l .1a uc itutn, - Con c. Tdd.
Se·s.s. ~ si n iuvoc=aliouc, V•'IU'I'at,oue cll't·li•¡uiis saJ.)clorurn
¿t s:.r a'Í$ i ma;;i n ibu,s.
(~) Omuis p•lrro ~·•P"'rt-titio iu . .. •. im3;iuul)) s::a cro uon
t o11atur t~'lc •.... llzc ul Hbst·rv cutu•· fíd elil•s, staltul uuc.ta
!\ y uo tlu~ 111~111 i u i 1ic:t:•·e u llr> in lncn vcl l'Cclt>si3 •• ... ull:uu i nso-
lit:tm pOH\' fC vcl po ueud ana c u t a i'C ima¡;i 11em, n i$i _,b Citi~·
co l'o np ¡oro~3 la fu<ril. - Iu id.

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- ~82-
des q11e practicaron, ~u zelo po1· la glorio ele Dios y lo
que hicieron y padecieron por la le, son 111ny pro1>ias
pam excitar el fcrl'or y fomentar la piedad de los fie-
les. l\Ias no crea V. que no puede justificar su culto ü
las irnúgene3 con In au toridad de la misma Escritnru: y
V. que estú mas l'ersorlo que yo en ella, dche saber t¡uc
Dios mandó el uso de las imágenes en los lugares
santos. En el capitulo XX V del Exodo, l'ersrculo 18,
Soe ord ena á J\Ioisés que ponga dos c¡ueru biues en el pro-
piciatorio. " Pondrás , le dice Dios, dos querubines de
o1·o funditlo lr ambos lnrlos del orácul o, es dceir del pro-
picia'.orio , llamado asi porque desde él manifestaba Dios
su I'Oiunlnd l1). " << Lin querubín estará ó un Indo y
otro al ot~o (2). Tendrá n las alas extendidas hücia los
dos lados del orúcul o. " Salomon hi zo lnmhicn poner
dos queru bines encima del arca de la alianza en el tem-
plo que edificó por órden del Sciíor (3). ¿No mandó
Dios mismo poner imúge nes en el templo de Sa!omon?
Porque por imágenes se entiende indiferentemente cual-
quiera figura tallntln ó pintado . Tal l'cz dirá V. que el
pueblo no adoraba el arca, sino al mismo Dios, cuya
imágen era aquella, y que era un culto relatiro. Pero
¿no decimos no;,olros lo mismo del culto que tributa-
mos á lns imi•gencs? No es un culto absoluto, sino un
culto reloti l'o , que so termin a en los objetos que repre,
sentno las imágenes.
(1) Duos quo•¡u~ eherub im a u reos el produc liles facies
ex utr3t']ll t parle or:~.cul i. -E:<od. 2S, 18.
(•) Cli eruhim unus sit iu lntc •·c, el alter in alte-
ro, - l l> i•l.
(3) Et fecit in Ol'>rulo duo• chc•·ub im do lignis oliva-
rom, tlcct m cubitor um 3ltilutlinis • posuilr ¡ue c-herub im i n
med io lcmp li intcri oris . .... Tcxi t quor¡uc cheruh im aurl), _
3 Rrg. ü, >3, '7 • >8 .

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- 283 -
Ya sabe V. que en el cnpfl ulo XXI del libro d.: los
.1'\úme.ros manda tambicn Dio· á ll l oi;;~s que c-oustruyu
una serpi en te de bronce, )" la roloque Cll el de..;ierto pu-
ra que sirl'a de señal. Moi~és cjccut<J lo órdeu del Se-
flor, y lodos los que habían sido heridos por las se r-
pientes y fijaban los ojo~ en In de brouce, qu edobo n cu-
rados inmediatamente. No es dudo~o que 1~ serpiente ·
de bronce fue una imágen tallada, y como nos lo cn~c­
ila S. Juan, la imógen y l'i gu r<J de ,Jesucristo que debla
ser exaltado en la cruz (1). Y nuestros teólogos tou-
cuerdan en que no puede razonablemente dudarse que
los <tne miraban á la serpiente para ser cu rnclos le tri-
butaban cierto respeto, no porqltC reconociesen alguua
clivinidncl ó virtud divina 011 la figura y el bronce tiC
que eslubo fabr icada , ni le hiciesen sus oraciones y pusie-
sen su confiama en ella como los gentiles e11 sus ido-
los, sino porque crn la 11gura del :.Vlesills. Dc,pues tic
un ejemplo tan patente no puede V. dudar que el culto
de las imágenes es conforme á la religion.
Sabido es cómo se exciló el odio t>úblico en Ingla-
terra contra la doctrina católica sobre este culto al prin-
cipio tic la reforma. lf¡\lln,:c un ejemplo en la inslruc-
cion del príncipe Eduardo, co mo nos lo manil'icsla una
ra rtn riel mismo ¿ su Lio el Proleclor, que truc Burnct.
J>ara ejercitar el cslilo de uc¡u.;l príncipe jóven le ha-
ci~ n sus maestros rccopilnr lodos lo~ pa~ajes en que lio-
Ltla Dios con tra los ido! o~. " Yo he querido, tlec-ia ul
leer la ~U i tla esrrilum. nolar l'arios luga res que prohi-
ben no >Olamcut ~: adorar y liuter ni nguna imágcn de
dioses extraños , siao l;llnllien formar ninguna cosa
n.:yeudo hu cerla semejante ú la majestad del Dios Cría-

(t) S icut ~foises exaltnvit $C t¡wnte m in U.:.serlo; ila


rallao- i oportct lilium hon.iuis. -Joau.

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-
- 284-
dor., No es de extrañar que en aquella edad crédula
hubiese creido sencillamente el príncipe Edua~do lo
<¡u e le decian de los católicos (que hacian imágenes p~n­
santlo hacerlas semejantes á la majestad de Dio~); y que
tan groseFas ideas le causasen admiraeion y horror.,>
wYo me asomb ro, prosigue en el lenguaje del ti em¡>o,
· en vista de que él mismo y su E~pfrilu Santo lo han
prohibido tan repetidamente, que tantas gentes haya11
osado cometer idolalrla haciendo y adorando las lmágc~
• nes." Como se ve, mira con el mismo odio el hacerlas que
el adorarlns;· y liene razon segun las ideas que le suge-
rían, por(¡ue sc_guramenle no es lícito hacer imógcncs
con la idea de hace r una cosa semejnnle a la majestad del
Criador. <<Porqne, como aftade este príncipe, l)ios no pue-
de ser Yisto en cosils que sean materiales, sino que quie-
re ser visto en sus obras . .. "Asi se engañabn , dice Do-
suet, á un niño : se excitaba su odio contra las irnáge-
ues paganas en que 5e intenta representar ú la Divini-
dad: se le mostraba que Dios prohibe hacer tales imá-
genes; pero no se cuidab;¡ de enseñarle que las de los
católicos no son de esa clase , porque aun no se ha atre-
vido nndie á decir que esté prohibido hacerla>. ni pintar
á Jesucristo ni u sus santos. Un niito de diez á doce
años no examinaba esto con atcncion: bastaba que en ge-
uernl y conrusamenle se le desacreditasen las imágenes.
las de la iglesia, aunque de otro órden y con otro fin,
culeaban con las demas • deslumbrado el prlncipe con
un rnzonarnicnlo especioso y con lo uuloridad de sus
maestros, todos eran ldolos para él (1 ); y el odio que tenia
á la idolatrfn, se vohia fáci lmente. contra la iglesia.» Pm·
esta razon no hay que extrañar el precipitado progreso

(t) lli st. ~" las Va.-., 1. v n.

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- l285 -
ele la llomnd~ reforma anglicana , porq<Je el pueblo no
estaba mas ilustrado que Eduardo VI, y era fácil por
ele mas animarle con semejante artilki,l. En vista de es-
to ¿habrá quién afirme que el progresó repentino d(}
nquella reforma es un milagro visible y un testimonio
de la mnno de Dios, corno se ha atrevido á decir Bur-
net, aunque él mismo nos descubre las causas naturales
do aquel desgraciado progreso?
«Un príncipe , como dice Bossuét., prevenido de un
amor ciego y condenado por el Papa , ha<·e exagerar
unos netos pnrliculares, unas exacionPs odiosas y unos
abusos reprobados por la misma iglesia. Todas las cáte-
dras resuenan con las sátiras contra los clérigos igno-
rantes y escandalosos, y llcg;¡n estos _á ser asunto de las
comedias y farsns públicas; lo que indigna al mismo Bur-
net. Bajo la au~oridad de un niño y de un protector
obstinado en la nueva herejía se llcvnn mas adelanl<l
la sátira y la invectiva (1). » «Los pueblos prevenidos
ya de una aversion secreta hácia sus directores espiri-
tuales, como dice Burnet; escuchan con ansia la nuev.a
doctrina ( 2}. » Se quitan las dificultades del misterio.de
la Eucarislia , y en vez de tener .á los sentidos subyuga-
dos, .como oilade Bossuet, se los lis(!ngea. Los sacerdote~
quedan libres de la continencia .• los rnonges de todos
sus ,·otos, y todo el mundo Clcl yugo de la conresion,
saludable á la verdad para la correccion de los vidM;
pero pe$.1do para la naturaleza. Se predicaba una doc-
trina .libre, y que como dice Burnel trazaba un camino
sencillo y fúci l p;~ra ir al delo (3). .
Bien conoce V. que unas leyes tan cómodns se eje-

( 1) Hi•t. de los Var., l. VIl .


(") Vart. •; t. 1; !'· 49 •
(3) Burnel¡ part, '• l. 1; p. 49·


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- ~86 -
culnbnn ron facilidad. Oc 1licz y seis mil eclesiásticos de
que ~e romponia ell'lcro de Inglaterra , cuenta llurnct
que las lrc; cuarta,; parles renunciaron al celibato cu
tic1npo 1lc Edut1rdo (1), es deci r, en cinco ó seis nflos;
y de estos malos eclcRiilslicos que renunciabu n ú sus vo-
tos, se hacían buenos reformados. Asi se ganaba ni cle-
ro. En cuonlo <i los seglares se les daban por de;pojos los
bienes de la igle::in, y lns alh¡1jus de los templos enri-
quecion el tesoro del prlntipe. L:~ soln urna de Santo
Tomás de Cautorbery. pnriente consanguíneo de los Tal-
bol, con los ine~limnbles presentes que se habian en-
viado al santo de todns portes, produjo sumns cutlllliosi-
simas ni tesoro real (2); y como dice JlossucL, bnsl6 esto
porn degradar al ~anto múrlir que fue condenado á fin
de saquearle, haciendo porte de su crimen la riqueza de
su sepulcro (3).
Sobre este punto no puedo pasar en silencio <¡ue
unn de las muchas partidas que se leen en los docu·men-
los dclliempo de Henriqur. \'111, estaba concebida nsi:
« l tcm entregado el mismo din en manos de su reo!
majc~lad cuatro cálkes lle oro con cuolro palenos de la
mismn maLerin, asi romo uu n cuchara <le oro, que en
todo pc~nn ciento seis ouzns. llrcibi<lo : Hcnriquc, rey.»
Y ero Crom\\'cl que no le enl'iuba menos de cincueuta
om.ns rle oro catla vez.
t>or último no puede V. ~ospechnr que los persona-
jes mas re:;pelablcs de In nnLiglicd~d hnyn n querido in-
ttOI'Or é inl ro<!ucir un uso y un cnllo supersticioso é ido-
lólriro. Los Juslino>, lo:; Tertulianos, lo:; ll1inncios Fc-
lix, los Orígenes, los Euscbios, los Dámasos, los Da-
(1) numet, par!. '• l . • • 1'· 4•5.
(•) J>... t. l .
(:\ ) ll ist. Jc las Va•· · l. VI l,

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- '2187 -
silios, los Gregorios de N:tzia nzo y Nisa, los Ambro-
sios , los Prud encios, los Puulinos, los Crisóstomos, los
Agustinos son los que norccie ron en aquellos tiempos
felices, en que segun V. mismo esturo el cristianis-
mo en su l'i¡;or y fue mas p11ra la doctrina. Pudi era
V. aiwcli r tambien que In mayo r parle de estos grtlndcs
hombres son de aquellos Je que Dios se sirl'ió para r.on-
sen•ar intacto el depósito precioso de la fé. Pues todos
estos santos padres lwce:t mcnci'Jn del culto de lt1s imá-
genes y atestiguun su anliglied<ld. S. Jusliuo en Sil diá-
logo con Trifon contra los judíos descr iJ>e la forma que
~e daba ti las cruces de s11 tiempo, y dice que se mos-
traba ú los incréd11los pura su condcnacion (1).
Te•'lu liano refiere en el libro de la Puclicicüt, capí-
tulo \' !1, <Jue era costumbre repre en lar en los c:ílices
á j esucristo bajo la ligurn del buen pastor que trae. en
hombros al redil la oreja descu rriuda (2). El mismo y
J\iinu cio Felix en su apol o~ ía respo nden ú la objcc ion
que hncinu los gentiles á los cristianos , de orar delan te
de las cruces de madera; de donde es natu ral inferit·
que en tiempo de estos dos autores y aun antes , es de-
cir, desde el segundo siglo se oraba como se ora hoy de-
lante de la im;igen de Jes11c risto cru cificado.
Orfgcnes dice en la homilía sexta sobre el Exodo
que la imógen de la cruz líen~ la l'irtud de hacer tem-
blar y ahuyentar á los demonios (3). El Papa Oámaso

(t) l nrrrtlu lis au tem tl'dt•m fi~u t a :-.d iutcr ituru con-
tl crn n:al inntm <¡uc pr&eff l"l u r.
(~ ) Uhi rst O\' Í' perd !t¡, :i Oomino a·cc; uisit:t, el hume a·js
r jus rcvf•t• l a. p,·oc~~ tlaut ipstc piclur•re calicum vrstr orum ,
$i ve! ill is peo l"l ucc·hil inlrrp•·rtatio prr wlis illius .
(3) 'f imo•· et trrn;o r t:atlu nl $-Uper cos (dO!mo nes). d un
signum iu vobis 'iJcriul ca·ucis fhl..•li tca· fi xum.

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-- ~88 -
cuenla en in vitla del Papa Silvestre que Constnnlinó' el
Grande colocó varias eslliluns <le oro y pinta, y 'entre
ellas una de Jesucristo y oLra de S. Juan Baulista, en la
iglesia en que tuvo la dicha de recibir el santo baul ismo.
S. Basilio felicila á un pintor por hnber. expresa(lo el
martirio de Uarltlam con el pincel mejor que él lo hab-ía
hecho con las palabras ( 1). S. Gregorio l'fiseno refiere
qtie no j)Qdia considernr sin enterne·cerse la imógen de
Isaac ({oblanclo el cuello b<1jo el cnc.hillo de su padre
Abrahum (2). E n la liturgia de S. .luan Crisóstomo se
hace mencion de lu imágen de .Jesucristo puesta eu el
templo, á la que el s~ cerdote hace una reverencia.
Vengamos á los hisloriadores eclesiásticos, y empe-
cemos por Eusebio de Cesaren. En el li bro Vll, capítu-
lo X lV de su hisloria, habla ele una estálna que había
erigido en ll<!nor de .iesucristo la mujer del Evangelio
atórmenlnda hacia doce nitos de un flujo de sangre y
curada. milagrosamenle por el Sail'ador. Cuenta que a1
pie de estn estátua crecía una especie de. ·l·crba desco-
nocida, que habiendo llcg:1do á la orla de la vestidura
de aquella tenia la virtud de curar todo género de en-
fermedades, y a~egura que éi la había vislo con sus ojos.
Añade lambicn haber vi~lo las im·<igenes de los apóslolcs
Pedro y Pablo, que se conservaban con una verdadera

(1) Video ril3nus ad igncm ...... Vi,leo ludotorern vc!-


tr& im:1g inc illustriUs <hpic tum.-S. Basil. Oratione iu
saucli Darlaalil rñOI'lyriúm.
(>) S:r:penuroero · ruisc•·abilis hujus r ei, imoginrm in
picturñ v icli, ñr.c ahsquc lachrym is prO!torii Sp('claculum ,
adro pr.rspictii: atq uc cvidrntrr nrs pin¡;rudi OC!Jlis nm ¡¡rs- ·
lam subjecii. - Sa ncl.. Grtg. Niss. Oral. de Fili i el Spir,
S!lt~ct.· dlviuio~

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-289 -
\'enerncion (1). Tcofilacto refiere lo mismo aceren d!l la
cstútuo erigida por la muj!lr del Evangelio. Ciertamente
estos dos grandes hombres no eran ni preocupados , ni
visionarios. Sozomeno dice eu el libro V, capl111lo XX
de su historia, que la cslútua subsistin aun !ln tiempo
d!l Juliano el apóstata (2). l'íiceforo menciona el mismo
hecho en el C<lpilulo XXX. de su historia, y aftude, que
se tenia un respeto parlicularisimo hácia cstn imá-
r;en (3). En fin el mismo autor en el capitu lo XXX del
libro X, Sozomeno e11 el capitu lo XX del libro Y y
otros muchos cs·crilores as11guran unánimemente que
Juliano el apóstata destruyó la eslátua de Jesucristo para
poner en su lugar la suya, y que d fuego del cielo
consumió la de aquel emperador; de suerte que su-
cedió ñ esta cslñtua lo que al ídolo de Dago11 puesto
¡¡l lado del arca: que la cabeza quedó separada del tron-
co. Arterio, obispo de Arnasca, habla lambien de la mis-

(1) Nos Pctri el Pouli aposto lorum ct Christi cli3m ip-


sius imagin u in picturi s colorum v:u·icta te exp1·cs.s:u con-
.ttrvolo sque os~..rimu> .-Lih. VIl, llist. ecciC$. c. 1 4•
(2) Cu1n certior factus essel (Julion us) Cesare :t Philip-
pi (cst ca 'luidcm urbs Phrenic ire qua m Poncadr.m vncanl ),
prreclaram c.sse Chl'istl slatuam t r¡u:un mulie1• qmc .s:.ngiJi-
uis prolluv io bborab at, c~1m cssct morbo libero lo, ibi
colloco v.,·at; ro m deturb ovit, suomr¡ ue in ejus loco po-
•uit. -Sotom . , l. 5 , c. >O·
(3) Mulier illa IJUO:: sangu inis flux u loboro vcrat, pr"'-
cln•·aru ex ""'CChristo ercxit sloluom ...... Ad hujus pedos
herba nata ul, qure prre.seotissimum z;.-itur linom ownium.,
potissimuru verO tahidi morhi remedium ...•. Statu;,m aulrm
Christi cbri•tia ni tum iu Oiacon icum lrouslu ltrunl, et ho-
noratio re loco pnsitam cultu conveu ienti prosecu li aunt. -
N irr¡oh. hislol'i re su:e, l. X, e. 3o.
T. 1 '1•
1 9

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-29 0- .
ma estátun en su homilía sohre 18 mujer euferma de 1111
Oujo de sangre. ¿Puede dudarse ele un hecho atestiguado
por tantos y tau grares autores? En el mismo leemos
igualmente que snnln Pulquería , asociatln al gobierno
ücl impe rio por su padre Tcooosio, había construido
1111 0 iglesia en la r¡ue puso una imágen de la santí
sima
VIrgen, que segun antigua tradiciou se teniu por obra
de S. Lucas (1); y yo la he visto en Homa en la basí-
lica de Suuta Moría la l\Iayo r en la magnífica capilla
de Borghcsue construida pot· Jlaulo V. Alguuos autores
afirmau que la emperatriz Eudoxia se la regaló á San-
la Pulquería en seiml de la estrecha uniun que babia
entre ambas princesas.
Juzgo que todos estos testimonios servirán para pro.
bar á V. que no era desconocido el culto de las imáge-
nes en los prim eros siglos ; y note V. adcmas que si
fuera un culto supersticioso é idolátrico, como nOrma
V. en la c1uinta conrerencin dicieudo que nosotros ado.
ramos las imágenes, ó si no fuera bueno y útil, no po.
drin creerse que S. Lucas inspirado de Dios pnrn cscri-
bit· el Evan gelio hubiese puesto In imágen de Mari a en
manos de los nue1•os prosélitos del mismo Evangelio.
,: Y babrian tenido los primeros Ocles tantos deseos de
poseer imitgenes de Jesucristo, de S. Pedro y de San
J>ablo? ¿Es creíble que en uquellos primeros tiempos
en que conse rl'aba aun la idolatría toda su fuerza, y por
tonsiguicnte era mllcho mus de temer que en nuestros
dias, no hubieran quitado los apóstoles y los padres de
la iglesia aquellas imágenes de las manos de sus neóli-
tos, si hubiesen sido un rnotil·o de escándalo y una oca-
sion de reincidir en la hlolatr!a? En fiu, aunque V. no
tenga mucha vencracion hácia nuestros conc ilios, citaré
algunos de los que se declararon abiertamente á favor
(1) Nicrp h. , l. XIV, Uist. coccles., c. 2 ,

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~9f-
uel culto de los imilgenes; como son los dos celebrados
en Uoma en tiempo de los sumos pontífices Grc¡;orio y
Estevan UI, y el segundo .de Nicea congregado el año
768. Estos tres concilios se celebraron confra los icono-
clastas; cosa que como V. debe saber no es dudosa ni
disputada. Sobre todo me fijo en el último, que es un
concilio ecuménico, al que fueron convocados los obis-
pos de· todas las parles· del mundo, que prMidió el I'a-
pa Adriano ó sus legados; al que asistier.on Jos patriar-
cas de las grandes iglesias de Alejandría, Antioquía,
Jerusalem y Constantinopla y mas de trescientos cin-
cuenta obispos; en el que se discutió escrupulosamente
la cueslion de las imágenes, tanto por la sagrada m;cri-
tura como por los testimonios mas auténticos de los · •
santos padres , y se expusieron y resoil•ieron todas las
dificultades propuestas por los iconoclastas; finalmente
un concilio declarado y reconocido como ecuménico· por
otros varios concilios posteriores. Todos estos hechos
constan no solamente por las actas de él, sino tambien
por los autores mas graves. ¿Qué mas puede decirse
y desearse para probar la ecumenic.idnd y la autori-
dad de un concilio? Usted respeta los primeros ; pe-
ro ¿qué hay en estos que no baya en aquellos? Pues
1•ea V. cómo se expresan los padres de este concilio:
"No queremos que se hagan y miren las imágt>nes co-
mo dioses segun nos imputan algunos infundadamente:
el culto que les tributamos se refiere á Dios y á los
santos..... Nuestros homenajes no se terminan en lo~
colores y en las pinturas; pero alabamos In gloria de
a11uellos cuyo nombre y memoria nos recuerdan las
imágenes.» Asi se explica el Papa Adriano etr su carta
á Constantino é Irene (1 ).» «Protestamos abiertamente

( 1) Ncr¡nar¡naw ant~m • is statuimu• qn• maclmo,hrm <¡ 11i •

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- 292 -
é¡ue solo á Dios verdadero tributumos el culto de In.
tria, es decir . que ~ él se refieren y en él se terminan
nuestros homenajes y confi;1nza (1 )., Asi habla 'fcra-
sio, patriarca de Constantinopla, en la segunda accion
de aquel concili o, y el concili o repone iruncdintamerllc:
.. A si lo ~rce y en seLla todo el santo sírrotlo (2). » ¿Es
esto dar tant<~ glol'ia ,¡ las imú~cucs como á Dios l'iro?
En la tercera accion coníic•an los padres que I'Cne-
rnn las imligenes en el mismo sentido que S. Bttsilio el
llfagno, en cuanto el honor t¡uc se tributu ú la imógen
se refiere al mismo prototipo (3). En la cuarta despues
de haber producido muchos textos de la sagrada escri-
tura y de los santos padres á raror del culto de las-
imágenes aí1ade el concilio: "No se han de ador'nar
los templos con pinturas l'anas y frívola s , sino que con-
l'ienc piular las historias del antiguo y nuevo testamen-
to para que las per,onas iliteratas que no pueden leer
la sagrada Escritura , recuerden por lo coutemplacion
de las imágenes quiénes sirvieron legítimamente al ver-
dadero Dios por sus esforzadas lwzañas, y se mucvnn
á imitar estos ejemplos que grangcaron ú aquellos el
t.bm nug::.ntur, ut imagin es tarnqu~un c.leos C·ouliciamus. L3-
1>or cnim eL fati ;;:l tio nos lr::t qunm ex hibcm ns, in ll c~ide­
riurn flci sa nclot·umquc cjus ¡wdici tur ... . . Non inqu:lm i r\
coloa·ihus el tabulis l1ouon· m oouslit uentes , 5Cc.l eorntn prte-
dic;,nt u, quorum :ap¡u:lla tionent im:a;;ines •·el(ruu t.-Ep i.st.
Adt·iam . od I reo.
( 1) Aper lis vedJi> t.•s lotnur· JI OS <lnmln xal in unnm
Drum vc••u tn latt·ia ru, l10c <'SL, cultum c.t lidcm nos t ram
referrc C'L •·,•ponert.-Conc. Nic. , , acl. 2 .
(•) Univer s> uuclo syno<lus sic credit et doce! . Ibit.l.
(3 ) Eo seusu 'l"<l cli•il lh sitius !lt.~;nus, quod imogiu i
llonO I' exloibilus 3<1 ipsum ¡:roroty pum r erer31 ur.- Id.
3tl o 3 o

© Biblioteca Nacional de España


.
- !293 -
cielo (1\ » Hé aqui el objeto que se ha propuesto siem-
pre la igle;ia al colocar las imágenes de Jesucristo y
de los szu•tos en nuestros templos: convenga V. que en
esto no hny nada que huela (l idolalda y super sticion.
En la misma accion cuarta e leyó en pleno concilio
un escrito, en !Jue J.eoncio , obispo de In bla de Chipre,
rerutabn In acu~acion de idolnlría que los judíos de su
tiempo imputaban á los crislinnos, como V. hace hoy,
suponiendo que tributaban á lns imágenes el mismo
culto que ni Dios \'iro: no hny co;:a mas sólida que di-
cha rerutncion. El concilio decre tó como sigue: 'u De-
finimo s con toda dilige ncia y cuidado que deben vc-
nerarse las santas im:ígenes 1\ la manera y en la ror-
ma de la cruz ,·enerada y vivificanle, p eslen he-
chas con colores, en mos:\ico ó de cualquier otra •

materia: que se deben dedicn r y colocar en los tem-


plos de Dios, y l cner~e, ya en tos vasos y vestidura!\
sagradas, ya en lns paredes r en los cuadros, en las
casas particulares y en las calles ptlblicas ; pero so .
bre todo la imógen d.e mleslro Sef1or y Dios Salva -
dor Jesucristo, la de la inmaculada l\Iadre de Dio:;
nuestra Sciiora, lns de los áugcles y lodos los san lo>,
á fin de que por In ''isla de c:;las imógenes pinlad r.s
todos los que las contemplan recuerde~• la memori.,
de sns prototipos, y le> tribu len el respeto y ntlora-

(1) Tt•mpla nugoc ih11s el v:1nis piclur is <>rn:tntb nou


.su nt; sccl histor iis vclcr·i $ el uovi trst:uut·nli p~r·ie tt•! t'•m-
pli r'"plcrc: COtH't 'nit, ul hi qui lille•·:~s non nornn t, rtl'c.:
S3cram scriptu r:1m l(•:;f rf" .-¡urun r, contempl.=-tion~ pic tura!
in mr.mo rittm redur 3ut, quiu3 m ~rrm:u.r vrt•o illi 1)\·n {Jf •·
ÍOrlia f.1ci nora Sf.•rv iet•un l, ttlt)IH~ rul imit:.l Í I'IIICtn t!~ CÍt.t•ntllr
budat orum facino rum, pc:r qme curu co::lo lcrram c.omrnut;.'\,
vrronl.-ld . art. ,.

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\
,

-294-
cion tle honor , que no es verdadera latriu segun nues-
tra fé, la que solo compete á la naturaleza divina;
sino como encendemos luces y ofrecemos incienso
fl la imágen de la cruz veneranda y vivificante, á los
santos Evangelios , á J~s reliquias y ú lns sagradtiS
ofrendas , siguiendo la piadosa costumbre de nuestros
mayores. Porque resulta grande honor 111 prototipo; y
el que adora la imógcn adora lo que en ella se repre-
senta (1)." Estas son las actas que debería V. con~ultar
para cerciorarse del verdadero sentir de los concilios y
de la iglesia catolica. ·

(8) Dcfinim us c um om n i dll i~en t i5 ct cur~ '' cneranclas


t•.!se s:,nct:ls im3gi rH's ad modum c t tOr ma m vcnr l':uul re e l
e e
v ivifican lis cnrCÍ,'\ 1 co loribu.s lf'.S.5Cl"ÍS ilul aJitl qu5. vis ma-
·teri,\ commo<l(, para tas, <ledican(ins el i n temp li D ei collo-
c.-.ndas h::t hend.-.~qur , tum in sacris vasis ('t vcslibus t tunt
in padctibo s ~l la bu lis , in rerltlm.s pr iv ::tl Í.$ , in vi is pub li-
c i.s; maxim~ autcm in1agiu('m Dom i ni t.~ l Dei Sal vatoris nos-
tri Je~u Christi, cleiud c iutcmcral tc ,J omi n;e nostr:c De i, pa-
r re, vcncr:tndorum ~ngelorum ct ornn iutn dci ndc sa nc to rutn
vivórnm, quo ctsd l i<-(·t pfr h :1 n c imagi num pictarmn inspcc-
tiouem ouu u•s rtui contrmp13nlu•·, a d pro totypornm mt•m o-
r i ~m e l desi•lcrium el r ccor(hti onem \'Cni:tnt, illisfJ\Jt~ sa lu-
l:ttionrm e l l•ono•·~•·iam ndurat io ncm t'XI1ibean t non sccu n -
<h\ m fid<.' m nostram VC'I':Im la t riam , qure so lum tliv in re na-
turre 4;orn¡u~tit, secl l)u('m::ulmodurn typo vcnrrandre e l ,,¡vi-
Jican t is c•·.ucis e t saucti's cvangc1iis e l r cliqui is ct sacr is
ob lotionihus s uffltoa·um et luminariu rn revtren tcr accC'ndi -
mus, r¡ucm:iclmodum vctcribuj piC. in r.onsuc tudincm hoc
a thl uctum t's t . i\1~gnus c n im hoa o r in protot ypum rc.sull~t,
el fJUi ~tlo1·at ima¡:; in cm , Í11 r~ arlora.t c¡uoc¡u c dc!cl'iptum
aa·gum entn m. - Couc. n ic. ,. ,

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-2 9 5 -
·-- ~~~=
-·- - =======
=========
==

CAPITULO XIII.
S l'I<EC I':~
O D E LA. LE ~G \J A L.ó \T IN A EN LA
US
IC A. ,
DJ;: LA IG LE SI A C;\.T OL

r 1> sag c·a do rs cr itu ra , lo pr ác tica ele tod os l"s


~olorizado po
nn lu s pa dr r>.
si¡;loa y 13 up in io n ele los

in ta co nf er en cia l'itu pc ra V. lambicu qu u


En In qu tó lic a en una le·aguu
br e el ol ici o de la ig le sia ca
se cele
scou or:id a. Es te ca rg o es to n po co rundac.lo co mo todo.-
de ig no rn r lo que dk e San
lo~ clcmn~. po rq ue no pu ed e V.
bl o: Os co nj ur o, he rm an os m ios, por el no mbre de ..le.
Pa e<
!Ji eis lo do s el mi~mo len-
sucristo nu es tro Sc [to r qu e lta
(1 ) ; '' y en ot ra pa rl e: "A un que seamos muchos,
guaje tod os m as qu e nn solo cuerpo
si n emba rg o no for Jl)nm os
Je su cr is to , y to do s so m o.; re cíprocamente mi embr os
en ac ¡u i ve V. lo que uconsc·
los unos de los ot ro s (2 )•> Po r
. En ef ec to si se co ns idc rn la rcligion cristia:1a co mo
ja te , pa ra dar á e la ig le·
debe cons id er ar se ne ce sa ria m en
po r todo el un il•er so , [1 este cuerpo, á cs tn
sin es pa rc id a ayor núm er o, ·
gu aj e m as in tel ig ib le pn rn el m
familia el len o, no podio escojcrsc un
segun la in len cio n de S. Pa bl
pr op ós ito qu e el In tin o, po rque a~i como
idioma mas á
di la tado cuando co menzó
el im pe rio ro m an a er a el m as

(1 ) l. CM. t, l o.
(2 ) Rom. t 2, S.

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- "9
2 6-
el cristianismo , tambicn aq uella lengua era
neralmente conocida en tod o el mund o co In mas ge -
Y conYcnia que una religion qu a deb mo lo es aun.
JlOr toda la tierra, se sirviese de una lenguía propngarsa
todas lns nacion es , y que In iglesia univr rsa a inteligible á
lenguaje IIIIÍI'ersn l. Ademas cousidere V. l hablase un
cosa mas edifica11 le , mas co nve niente ni que no hay
los miembros ele una mi:<ma familia que hamn s rwtural á
bla
mi sma lengua e11 la cosa de su madre. ¿ r todos una
no es para los cristi anos católi cos estar seg Qué consuelo
cualquiera parle del mundo :i donde los ur os de que en
dencia, han de oir en la cnsa de Dios un lleve la J>r ovi-
están acostumbrad os, y con nyuda del cua llengHaje á q11e
der todo lo necesario para su sol vacion , pohan de enten .
cxpli cndo desde su infnncia ; no siendo forrque se les ha
sus hermanos y recon ociéndolos en la len asteros en tre
Esta es la causa de qu e tiene n el carácter gu a materna?
hijos de la igl esia, porque un católi co, aunqde 1•erdaderos
ue fue se á pa-
rar á las I ndi as y á los confines de Ju tie rra
mento que en tra co n el cuer po en una iglesi , en el mo-
el corazon y el entendimiento en el espírit a, enlm con
dones pl'lhli cas. Asi las verdaderas ol:ejas u de lns ora-
oym en todas Jlarlcs su vo;; y le siguen á don lle Jesucristo
que vaya (1). clc quiera
l'c ro pernli'tame V. qu e le haga notor los
nientes de 1<~ pr:it:l ica co ntraria, quiero de inconve-
versidad de lenguas en el oficio público. Fig cir , de la di-
todos los reformados reunidos en un templo urese V. á
fusion no seria? ¿Se hnllarin aquella uo an : ¿ qu é con-_
im
acuerdo ,. aqu ella co nsona ncia que hacen idad, aque l
oraciones públicas, segun el sentir de S. preciosas las
Ju an Cri sú~ -


( l) J ~~> u. • o, 3, ~·

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-~97-
lomo ( 1), de San Basilio (2) , de San Ambrosio (3) y de
Tertuliano ( 4) ? Unos hablarían francés , otros ingles,
flamenco y holnndes; ¡,y qué dirían los paganos é in-
fieles ~¡ entraran en esta asamblea? ¿No ~e escandali-
zarían de una confusion lnn extr~ílD? Son Pablo hace es-
In objecion , porque despues de haber dicho en este sen-
tido que la dil'ersidad de lenguas es un signo, no paru los
fieles, sino para los inlieles (5); saca la consecuencia de
que si hall{tndose congregada toda In iglesia en un lugar,
hablan todos di venas lenguas, y enlron algunós ignoran-
tes en aquella asamblea • dirán que los fieles son unos
insensatos (6). Y note V. que estando expuestaS" á per-
pélua mudanza las lenguas ''ivas que V. quería se usa-
sen en la iglesia cristiana , y no ~ullsistiendo jamás al
mismo tiempo, no son de ningun modo propias de una
religion , cuya doctrina persevera siempre la misma.
Ademas es digno de obsen-arse que si se emplearan es-
las lenguas, habría un peligro grandísimo de que las va-
riaciones que les sobrevienen , allernscn en cierto modo
la pureza de la creencia, cambi:mdo los términ os que se
usan para expresarla. Hó aqui unn de las razones -prin-
cipales que han obligado á la iglesia ú conlir.unr empleando
In lengua latina usada en todo tiempo en el oficio público.
Añade V. en la quinta confereucia que el sacramen-
to de In exlremauncion no está sancionado por lá Escri-
tura, y que Jesucristo no instituyó sacramentos para los
enfermos y moribundo; ; en fin que es una inovacion.
lloco dcspucs dice V. que si ha ex islido esta twcion es-
(•) Chriso st.Uom . ¡ ••l pop. Antior. h.
(>) Uasil . rp. 68.
(3)
(4)
Amlu·os. lib. dr. Jlo:nit.
T.rtnl. in Apolog. c. 39·
-
(S) l. Co•·· q. 22 .
(G) lbicl. >3.

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- ~98-
tuba reservada p¡¡ra el c~so de curaciones milagrosas , y
f~ue tiene V. motivo ·de creer que estas curaciones ce-
saron en el siglo 11l. l'ero no se trata aquí de hacer con-
jeturas. sinO' de referi r hechos comprobados con nu to.-
rldudcs sin réplica. Dice V. que el sacramento de la cx-
lremauncion no está au torizado por la Escritura, cuan-
do· al contrario le prescribe forma lmente. En efecto ¿no
dice Santiago que si alguno está cnf'ermo llame á los sa-
ccnlotes de In iglesia, que orarán'sobre él ungiéndole con
aceite en nombre d~l Señor, y la oracion hecha con fé
salvará al enfermo, el Señor le aliviará, y si ha cometi-
do pecados le serán perdonados (1)? Aqui se ''e por
una parle el precepto que mnnifiesta claramente que la
extremauncion es de inslitncion divina, y por otra la
prbclica.probada por el Eva ngelio. S. Ma rcos refi ere que
habiendo lh•mado Jesucristo á los doce apóstoles , los en-
vió de dos en dos , y continua : «Partieron pues·y predi-
caban á los pueblos que hiciesen penitencia: arrojtlban
á muchos demonios, ungiun con aceite á mu r.hos en -
fermos, y los curaban (2).» Despues de referir S. Agus-
tín el precepto que Santiago impone ó todos los cristia-
no~ enfermos, de llamar a los sncc>rdotes para que les
administren In extremauncion, dice : " Pide pues que se
haga por U lo mismo , como dijo el apóstol Santingo 6
mas bien el Senor por boca de su apóstol (3); » y lue-
go añade : «Este oleo sagrado representa la u ocio u mís-
tica del Espíritu

Santo (.4) . »
(1) J "cob. S, •1,, .s.
( >) Marcos, <. 6. "• c3,
(3) Ergo ~ic t•ogrs ele te, el (H'O l e ficd, s ic ul d ix i l :.pos -
coltJs Jacohns, ianmO pt~r apostolum suum Dominus.- Au -
¡; us l. l. 1 t ele visita t. in fic· rn. c . 1,. .
(O lp.<a viJ,·Iicel olci sac•·ati clclihatio iutell iga tu l' Spi ·
ritcu Sancti typicoli• u'nctio. !bid.

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'

-299-
y en otro lugar de sus olms dice: " Cuando sobre-
venga á alguno una enfermedad, no se quejen los peta-
dores, y pida á la iglesia oleo bendecido fielmente para
ungir su cuerpo; y segun dice el após tol la oracion de
la fé salvará al enfermo y el Señor le aliviará; y no solo
recibirá la salud del cuerpCI, sino la del al ma (1).»
En uno de sus sermones se expresa así: "¿Se halla en-
fermo t1lguno? Llame á los sacerdotes &c. Y ved her-
manos mios, como el que recurra á la iglesia en la en-
fermedad merecerá recibir la salud del cuerpo y alcan-
zar el perdon de ·tos pecados (2).»
S. Juan Crisóstomo usa· el mismo lenguaje. «Los
sacerdotes, dice, tienen la potestad de perdonarnos los
pecados, no solo cuando nos regeneran , sino despues.
Si alguno de vosotros está enfermo, llame á los sacerdo-
tes de la iglesia (3).» Estu práctica de 4ngir á los en-
fermos, segun el precepto del Evangelio, pareció tan
justa y necesaria al rey Cario Magno, que la insertó en
el libro que compuso de las leyes de los f¡·anceses. «Que '

(l) Quotic.s aliqua iufirmit('s or.urJ•¡•rit alicui, r1ou


qm~rautm· pcccatonos, o lcumq;•c benr.d idum ficlel itcr ah
ce:dcsí3. pc.tat , uude corpus sun m un;;at ur; el St'Cutult'tm
~postolurn ora.tio fitlci sa lvabi l inlirmn m, ct allcvi:lLil cuna
Dnminu:t : non sol Um corpo ri s , sed rl anim~ sanital<-m :lC:Ci -
pict . - Id. de Hccli ludine catholi<:~ con''CI'.s ottionis.
(•) Tnfi t·malnr alic¡ uis? lnclucal prrsh ylero< ele. V icie-
te, f1·att·es, quia r¡ui i n i nfirm itate ad ecclcsiam cuctirrcri t•
c t corporis sani tatem rec ipcrc, el pccca torum indul&e ut iapt
mcrcbitnr ohl iri(' t C. - Au:;ust . Set•nto 1 1S t1 t.: temp.
(3) Saccnlo tcs non s.o ll101 cum nos l·<'gcncrant, serl rti:ttn
po.str.a condonanJonun nobis ru~ccatorum f.lcultateJU ohti-
lJCnt. lnfin11alut· in h•r vos a1iquis? Acccrut prcshvtt·ros
rcdesire ele. - Chrysos l. l. 3 do sace rtlo l. •

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-300 -
el sacerclolc, dice , lleve en unu redoma el oleo para
ungir á los enferm os (1).• En su tiempo se celebró un
concilio que se expresó en estos términos : "Segu n
el precepto de Santiago r.o.n el que eslan conformes tos
dec.relos <le los padres , deben los sacerdotes ungir il los
enfermos con el oleo que bendicen los obispos, porque
oquel dijo : si algu no está enfermo entre ''osolros &c.
Y poco despues: Asi no se ha de tener en poco una me>-
dicina tol que cura la langui dez del alma y del cuer-
po (2).n El concilio de Floren cia dice: «El efecto del
sacram ento de la Extremauncion es la cun1cion del al-
ma y tambien la del cuerpo en cuanto conviene (3)."
Por último lodos los santos padres y doclo1 es de lu
iglesia y todos los concilios nos cnseflan que los cristia-
nos han practicado la exlremauncion en lodos tiempos
como la prnclicamos hoy. Ve V. pues 1¡ue la reformo
anglicana ha abandonado una práctica formalmente
prescrita por la Escritura y ohscrvnda punl ualmP.nte en
todas épocas ; y ve V. que el cnrgo que hace ú la igtr•.
sin católica rcc<~e sobre la llamnda reforma . l)cro aun
hay mas : despues de h<lbcr sembrado V. su obra de in-

(a) Ut ¡woshy l cr in ompu ll ;\ fcrnl nl~oun nrl nn gc aHlurn


iníirmo s.- Ca rol. Magn. l. 1, en p. 56 de lc;.;i lJ. r.·.:t uc.
(l) Secu ndiun sauc ti J acohi monum erllum • cui f'Linrn
tlrc rc l;. p:.trum ct>n$ou::ull , iuftrmi ol..-o ,._ quotl ah fpi~copis
bt"n t tlici lur, a prr.shytcri~ uugi cl rh~nl . Sic ru im ait: lnfir-
mat ur r¡ui~ in ,·ohis t·lc .? P:HIIO pns l: Non rst ¡larp.re parv.a
pench•ruta hujusmod i tur•l iciua • rtmc aoimz rl rorpor is me-
tl r lur J.nc;uo r ibu•· - Sy notl. C•bylo n. T o· mp. Caro l. Maga&..
c. ~s.
(3) Effccl us .s:acr:tmC"nl i exl rcmzun ctionis C",.t mcnti.s .sa-
n:l ti o , in rpwn tum t~pcdil ipsius qnoque corporis. -Syu o~L
Flon•u l . cap. Sacrom .

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- 301-
jns~as acusaciones contra la iglesia catul i~n, eu la sexta .
y última conferencia clama V. , siempre animado· del
mrsmo zelo , contra el cisma, diciendo que es uu gran
-crimen.
En esto estamos completamente de acuerdo, y
creo que por torlo lo que se r1a dic.ho hasta ahora
no puede haber dificultad en reconocer quien hn h-echo
el cisma , si el autor de la lhtmada reforma , ó la igle-
sia católica romana. Para concluir dice V.: «Nuestra
iglesia llel á la doctrina pura y apostólica, y recordan-
do su origen divino, puede descansar tranquilamente
en la promesa del Salvador de permanecer con ella
hasta el fin de los siglos. Está edificada sobre la roca
firme y sólida de los tiempos, y las tempestades no pre-
valecerán contra ella.>> Juzgo que al lector no le impor-
ta nada la aplicacion de estas proposiciones, y asi no
me detendré en ellas; pero no puedo menos de decir que
es verdaderamente inconcebible que use V. de ese len-
guaje hablando de su reforma, cuya existencia es de ayer,
por decirlo así ; de una reforma· cuyo jefe Henrique
VIII se manchó con los mas grandes crimenes; de una
reforma que tuvo por jefe á la reina Isabel, porque uno
y otra ejercieron toda potestad, asi !)n lo temporal,
como en lo espiritual. Y V. sabe que á tal extremo se
llevó esta potestad que aquella princesa escrupulizó; y
el horror que causó ver á una mujer jefe supremo de la
iglesia y origen de la potestad pastoral, que es iné<Jpaz
de ejercer por su sexo , hizo que se abriesen al cabo los
ojos, como dice Bossuet, para ver los excesos que se ha:.
bion cometido (1). El mismo autor continúa : ,, Si el cis.
ma de I nglaterra, si la reforma anglicana es una obra
divina, nada será mas divino que el primado eclcsiásti-
(•) Bossuct, Hist. dr. bs Va r. l. VII, p. t,t,g.

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/
-302 -
co del rey , porque no solamente comenzó por nhí la
• ruptura con Roma, es decir, el fundameuto necesario
de toda buena reforma segun los protestantes, sino que
tmnbien es el único 1mnto. en que no se hu variado ja-
más des pues del cisma (1).»
Y cuando Buruet asentó que el progreso de la refor-
ma era debido á la lectura de los libros dirinos que se
permitió al pueblo, debió decir que á aquella lectura
habian precedido, como hoy sucede, predicaciones ar-
tificiosas con que se llena el espiritu de los pueblos de
nuevas interpretaciones. Asi, como dice Bossuet en otra
parle, ce un pueblo ignorante y apasionado no cnconlra-
b.a efectivamente en la Escritura mas que los errores
con que estaba preocupado; y la temeridad que le ins-
piraban de juzgar por su propio juicio del verdadero
sentido de los libros divinos y de formar su fé por sí
mismo, acababa de perderle. Hé ahí cómo los pueblos
ignorantes y preocupados hallaban la supuesta reforma
en la Escritura; pero de buena fé ¿quién no confiesa
q11e por los mismos medios hubieran hallado el arria-
nismo tan claro como se figuraron hallar el luteranismo
ó el calvinismo (2)?•>
Así se seducia á aquel pueblo. Cobbet, aunque inglés
y protestante, aice en el primer tomo de su historia de
la reforma de Inglaterra : « La misma santa escritura
fue perl'ertida para denigrar mejor á los católicos. En
los libros de todas formas y desde el púlpito tuismo se
.nos ha ensef1ado á creer desde nuestros mas tiernos af1os
que la !JI·an bestia, el hombre del pecado y la prostituta
vestida ele púrpura !1 esca!'lata (de que se hace mencion
en el Apocalipsis), fueron nombres que' dió al Papa el

(•) Hist. de las Var. p. 4 5t.


(•) lbid, •

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' - 303 -
mismo Dios.» Asi se desenfrenaban contra el jefe \'isiblc
de la igle ia; ¿y quienP.s? unos sacerdotes penerlidos cu-
yo jefe llenrique VIII , segun la expresion del mismo
Cobbct, era peor que un Ncron hollando y despojando
ú los pobres de su patrimonio.
Jiu me habla de un modo muy diferente, porque su
• principal objeto es denigrar In religion católica, y apro-
Yeclia todas las ocasiones de hacer la apología de los que
la destruyeron; pero no podin ola bar la justicia ó la hu-
manidad de un monstruo cuyo nombre recuerda la idea
de iniquidad r crueldad: ademas aquel escritor era de- •
masiado habil para hacerlo; asi es que no habla sino
de In nobleza, magnificencia y generosidad del monar-
ca. }lor cierto que era mu y noble, magnánimo y gene-
roso un rey <¡ue en su palacio de Londres recibía en sus
12•·opius mnnos el oro, la plata y las joyas robadas á sus
súbditos por unos malvados á quienes habia encargado
tan atroz comision.
Des pues de lo que nos enseiia la historia acer..:n de la
supuesta reforma anglicano, creo que no asiste á V.
ningun derecho para imputar (l la iglesia romana los
C<Jrgos mas injustos sin presentar ninguna prueba <m su
apoyo. l>ermilarne V. que yo refiera aqui en pocas pa-
labrus algunos de los defectos de aquella rerorma, pro-
bando lo que diga con los testimonios mas respetables
de la antigüedad como he hecho hasta ahora •

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-304 -

CAPITULO XIV.
DEF ECTO S l'niN Cil' ALE S DE LA IGLE SIA AN•
CLI CAN A;

A s3bcr 1 supo·esio n d<l sncr ilicio de la Eucnri> lla del >3r.ra -


1
meut o de la coufir m>cio n, del u•o de teneo· crt¡cr s y h •cer
b sei'iol de lo cruz , y del uso d el pan y a~ua bendi tos,
Jogm:u ó prác t.ic.:as rtco nocidos C'Omo santos y que se apo-
yan á un tiemp o en la a utorid ad de la sagra da escrituo•a;
la trodic iou con•t aolt de la iglesia y 13 práct ica de lodos
lo• litro pos. •

Uno de los principales defectos de la reforma angli-


cana es el hecho de buber sido creada por aclas de los
parlamentos, como lo coufirma plenameute la historia;
el no tener ex istencia como iglesi a, ni ritos , ni cere-
monias , ui artículos de fé que no sean emanados del
, parlamento; y el no poder pertenecer le nada que se
parezca áderedtos de pt·escripcion, desde la primero vez
que se habló de ella entre los hombres hasta boy. Exa-
minando á fondo la conducta y carácter del parlamento
que dió los edictos para establecer aquella iglesi a, es
manifiesto que no fue establecid a por Jesucrisio y sus
apóstoles ; antes al contrario lo fue por actas del parla-
mento. Si los que componían aquellos parlamentos se
hubi esen parecido á los padres de. la iglesia; si hubi~scn
sido unos hombres de una piedad y desintereses acred i-
tados; su carác ter hubiera dado uo.a e.<pecie de lu~tre á

'

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·'
. -305-
su ob1:n ; pero por el contrario la historia nos enseña
que conicmaron por un acto de pillnje que casi parece
increíble: los vemos persevernr católicos basta que aquel
pillaje corre r iesgo con la existencia de ·¡a religion; lue-
go hacerse protestantes, crear la igle>ia y la liturgia, y
atribuir el buen suceso de la empresa á lu ayuda del
Esplritu Santo; d•~spues abolir c~ta liturgia declarán.
dola ~ismÍitica, suplicar a una reina católica que inter-
ceda con el Pt1pa pam alcanzarles el perdon, recibir la
nbsolucion por lwber hecho aquel libro cuya composi~
don atribuían á la ayuda del Espíritu Santo, reincidit'
en la aposta; ia, restablecer su liturgia é imponerla al
pueblo. Y note V. que cuaudo quisieron dejar 1 est:•ble-
cer la reli gion católka y rue objeto. de stis edictos , U<l
tuvieron que sefmlar penas ni que emplear la fuerza
para atraer ni pueulo; mas por el· contrario cuan-
do quisieron restablecer su iglesia y liturgia , se vie-
ron precisados á imponer multas, confiscaciones , pri-
sioñes pcrpéluas, en fin torio menos la muerte actual
para conséguir la sumision del pueulo.
Así ~e fundó la iglesia anglicanA, no por la racionu-
lidad de la institucion misma, como V. supone, ni por su
belleza intrínseca y su simplicidad, como nos dicen lo5 ri-
cos poseedores de beneficios, ni por la reforma de los abu.
sos <¡ne efectuó, sino por las actas crueles del parlamento
ejecu ladas con un u salvaje ferocidad. Los autores,de aque-
ll a~ actas er;~n tres veces apósLala~, y los apósta tas mas
impudentes_<¡llt' ha I'O nocido <!l mundo jamás. Se YC pues
que el orígcn de esta iglesia viene enteramente de sim-
ples actas del p<~rlamento, en que se mandvba emplear la
i'ucn.a , la violencia cor poral y las mullus.
En vista de todo esto ¿ ht• bni ·que extrañar que la
reforma auglicana haya suprimido de su culto exterior
\(}(las las prácticas usadas desde Jos primeros 5iglos tlcl
T. 1 :l.

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• '
-306-
cristianismo? Porque en primer lugar diré que es eri-
rlente que la práctica constante de lu iglesia desde lo;
tiempos apostólicos hasta los de la l,lamoda refo rm a era
presentar diariamente á los ojos de los lleles, como ,e
hace aun , la ceremonia sagrada que nos trae ¡) la coo-
sideracion la muerte P<•decida por uuestro Seitor Jesu-
cristo: nsi leemos en varios lugares de los Actos de los
npóstoles, que los cristianos perseveraban todos los dias
en la fraccion del pan (1) ; expre;iou que usnba la igle-
sia naciente para significar esre misterio. Eu el mismo
libro leemos que los Geles ibau touos los dias á orar íi l
templo , y que p.1rtia¡1 el pan J e· casa en casa (2 ); por-
que no teniendo aun los cristiano~ igl ~ias para hacer el
divino sacrificio, ib:• n diar iamente al templo á orar, y
,·olviun luego a celeb rar el oacrificio en las casas de lo~
fieles , por no atreverse á practicnrlo en el templo. Si u
embargo contra el uso constante de la iglesia en todos
los siglos han osado. los supuestos reformadores del
cristianismo abolir la co; tumbre de celebrar todos los
di as la muerte de .Jesuc1 isto ; ~on el pr<Jlexto"de desrar-
gur la religion de vanas ceremonias; )' cuando uuo re-
flexiona que S. Pt•blo JIU se proponia saber otra cosa que
Jesu<;risto, y Jesucristo crudllcado (3) , le cuesta tra-
bajo comprender có mo unos hombres consagrados á la
profesion del cristiauismo se atrevieron á oponerse á
la frecuente celeb racion de un misterio que .es .el funda-
mento de la salvacion. S. Amhrosio decia á los fieles de
su tiem po quejándose de que 110 com ulgaban ({On bas-
tante frecuencia: «Si es un pan cotidiuno ,. ¿por qué no
se ha de tomar mas que una vez u! año, como acostum.

(t) Ae t. '• 46.


<~l It,;,J.
(3) 1 (,o,·. ,, ,.

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-307 -
brnn los griegos del Orient q? Tomad pues todo, los dias
lo que debe sen iros todos los dias, y ''iYid de ma-
uera que scais dignos todos los días de recibirle (1).»
La iglesia cristiana hn administrndo siempre el sa -
crnmenlo de la conrirm ucion , ¡lor el cual nos hacemos
cristianos perfec tos, y nos afirmamos en la profe~i fln do
la fé, recibiendo el don del Espíritu Santo- por In un-
cion y la imposicion de las manos. Asi lo confiesa el je-
fe de la reformu anglica na, Henrique VIII, pnm con-
vencer de error á Lutero , í1 C]uicn probó con In Escri·
lum y los santos p:~drcs la inslilucion div ina de este sn.
crnmento (2¡ , le echó en cara la falsificacion de la Es-
critur a, le acusó de ar rogancia, de contum elia y de
cisma, y conclu yó dáudol e el cpUelo de lobo que in len-
tn disper sar el rebaflo de Jesucristo, y el de disclr>ulo
del diablo que quiere separar al miembro cristia11o ·uc
Cristo, su cabeza ( 3 ~ .Mas¡\ pesar de todo el respeto

{1 ) Ambr. ,. t. 5 de ~•crnru.
(>} H cnrico VIII . Asserli<> seplem soc•·•m cnloru m od·
verst'u ~hrl. t ulher. , l'· . ., . eJ. Pads, t Sti2 .
(3) J bi<l. Qu"' pes lis UIH(U310 1:1111 per niciMo i nvo sit
gregcm Christi ? Q~t issc t·pcnJ uur¡u:1 m tam ve tH!lHatns lrnp--
ait fJuolm is qui ''" b:.by lo uic:i r.rcl rsd ~cl'ips it, qni sc· t·ip turarn
t3tr3m el suo Sl" nsu co ult·a Chri$Ll 53C l'.lmrnt a th•torcl'u·l ,
lr:a tlitos ah a ut iquis p:~tl"ilnu ecclt-si:uti,·os ritos t"lutlil s"uc-
1
t is·irno:; viros, vr tust is~imo~ ~ac rart11 n li llí" l'arum i ut t>l'f•r•·-
tes , ni.1 i (\Ut1lt•auu ip~i ~u ac nsui c.n n vc• u1un t rt t:onsl'll l iunt,
u thil'p'-'tHiit, -''kc t·n.s:~ tH' I 3Itl Mtlt·m rn tu :Ht "~lll B tlt~lmat•tn :lp-
pelbt, summu m pontificem vocat fyt·3uu idrm t•,tins rcclr-
Ji:e, decreta. S3lubt rrim a C:t(lliv itatrm censtt, sauctis sim i
pnut ificis notnt n in anttchr istnm co nvra·li t? O dC'lrstal>iiL'
aa· rn¡:;::tnliro, co ut unteliro nc sc h ii ma l i~ hucci natm·! Q u;l J\t uJ
j n f'Cro .·um )lllHI! rst ÍJ te ' 'l u i Ch ri$l i s··~·,en t d ispcr~fi'C 'I'HC•
'

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-308 -
quc tenia, y que la rrfonna. anglicana· protes tn lcnrr ~
In E~criluru, ~e juzgó COIWCnieule rlcsechnr .este -~acra­
mento, porque segun Burne l In confirmacion no ha si-
el o roas que un catecismo para hacer renovar las pro-
mes<•S del bautismo (1). Mas los católic os rc~pondct~: los
padres de <tuien la recibimos por una tnulicion fundada
en los Actos de los a¡>óstoles, y tan antigua como la
iglesia, no dicen ni siquiera una palabra de esta idea do
eatecismo. Es Yerdad, y- hny c¡uc confes¡~ rlo; pero no SI!
deja de dar esta forma a la conlirmacion, porque si
no seria demasiado papí.5tica, y se quila el suuto crisma
que los padres ma; untiguos habían llamado el jn:;tru-
menlo del Espiritu Santo ( 2). Siu embargo tómese Y.
la molestia de com1>u rar lo que dice S. Pedro en el ca-
pitulo JI de los Actos de los apóstoles , cou lo que el ice
S. Pablo en el capitulo XIX del mismo libro. Habicndu
recibido los apó~tolcs el Espíritu Santo en el dia rlu
P catccoslés , y hahla utlo des•lu luego dirersns leuguu ;:,
quedaron ~orpreudid os los juuios du (~ste mil ngro; ~o·
bre lo cual les dijo S. Pedro que los profetas hab inu
predicho lo que atahabn de nconlecer : « En los último~
tiempos, dice el Scfaor, yo tlcrrnmar«! mi Esplri tu so-
bre mis sierros y siervas. >> ) " luego prosiguió: • D!!s-
pues qu e J esus su!Jió á los ciclos y recibió el cumplí -
miento dll la promesa que le habiu hecho su Padre , de!
enl'iar al Espíritu &11110, ha derramado este Espíritu
Santo que ahora veis y ois.» Movidos los judios de c~­
las cosus , dijeron ó. Pedro y á los otros upqsloles:
"Hcrmuuos, ¿qu.l debemos hacer?· Pedro les rcspondi6:

ril? Q u>lltur u diaboli membr um, qui chri•&ionos Chritli


mrmbr n t¡uzrit 3 capih~ .suo dr.crrp.. rr)- V•·x.:r. p. ; .
{ 1) llu r·u. p. "'~' ' 1o¡, :~::\5.
( •) l bitl . p . • • c.

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-3 09 -
ccllat·cd p~niteucia: cada uno de vosolro:; se<t boutizedo
eu nomhre de Jesucristo para nh:amnr la remision uc
5HS pecados, y ret·ibireis el don del E~pl
ritu Santo ( l ).u
Vca mos lo que dice S. Pablo: " Habiendo atmvesado es-
le n~óslol , como refiere S. Lucas, las provincias alt~s
del Asia, vino á IUeso doude eurontró algunos disclpu-
los y les dijo: «¿llnbeis recibido el Esplritu Snnto desdo
<1ue ubruzastcis h• re, Y ellos le rc;pondicron: «Ni siquie-
T•• hemo; oido dr.cir que haya un Espíritu :)an to.• Dijo-
le~ aquel: cc¿Qué boulismo habeis recibido '" Y le respc.n-
dicron: cd ::l bautismo de Juan.• Entonces les dijo Pablo:
- E~ 1·erdnd que Juan bautizó con el bautismo de
la peui-
lcnci¡¡ , diciendo ol pueb lo que debía creer en el que \e·
u in des pues de él, es deci r, en Jesucristo., Oido esto
fu eron bauli1.ados en no1ubre del Señor Jcsu s. Y luego
que S. l'ablo lc!s hubo impuesto tu~ mu••os, bajú el Es..
J>Í rilu Sauto sobre ellos y bablabau di,·ersaF lengua~ y
prorctizahun (2).• Ob:erve V. en las palabras Je los ti05
apóstol es y en las !le S. Locas que relicre estas circuus-
tunc ius, cómo ~~~ hahla primero del buutismo y despu~
de la reccpcivu del Espíritu Sauto, es decir, lo que uos-
olros llamamos In coufirmaciou; porCJue el principa l
efecto de c.;! e sncrnmcnto, seguu la iglesia. es comuui-
Cai'IIOS el d<ln del Espíritu StJnto pan• forlnlccernos
en
In profesiou de In fé. Cadn uuo de vosotros, di~;e S. Pe-
dro . ~ea bautizad o; y luego ••i'Jnde: y recibirc is el F.s-
¡llr'itu Santo. Fueron huuth.ados en el nombr.: dd Sci10r
Je~us , y despm:s ui~adc: Y luego que S. lla blo
les hulJO
itniJUCSio las manos , bajó el E>píritu Sautu sobre ellos
y hal> lubun diYcrsos lenguas y profeliwbau. })ice esto
pon¡ue en el orl¡;en del cri ~tianismo la rccepcion del

(•) , Acl. ,, '• 38.


( >) lLi<i. ·~· '• G.

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-3 10 -
E~píri tu Snnto ó el snrrilm cnto de lo con firm acion iho
ucompaiíado de dones manwillo os parn que sirviera
la fundac ion de la reli gion , y -e>tos dones cesaron u á
do at¡nella est u,·o sufi cien temente establecida, Elcuan-
len -
guaje de S, Lu cns mu uillcstn que se recibe el don
i':sp lrilu Santo por una t'crcmonia ext eri or, cuyo del '
principal era la imposicion de lns monos; pero signo
quiere ver referida expres;uncu te la administracion si V,
este sac ram ento en In Escriturn, no tieue ma s que de
lu al encion en las sigu ientes palabras de los Actosfij nr
los apóstoles : u Habiendo partido de Anlioqufa S, de
blo , clice·el hi;, Loriador ~ngrodo, atravesó por órd Pa-
tic ciudad en ciudad to.la la Galocia y la F rigia, conen y
fir-
maudo á todos los di>cíp ul os (1)-"
¿No ,.e V, en este luga r la reln rion nalurnl de
lo
que hace un obispo, que vu por órcl cn y de pueblo
pueblo de su d:ó cesis para adm inistra r el sac ram eu
de lu conrirmacion ó todos los CJ UC se hicieron disc ento
de J esucristo cu el bauli,;mo' E~ta su uta prácticaípulos
'iene del ol'igen del crist iani srno, se 1111 observado C]Ue
pre inviolablemente por toda la iglesia con el mis siem -
espíritu y lo> mismos siguos exteriores que se u~a mo
ent re nosotros, .. Esta uncion , dice> S. Ambrosio hab hoy
do del sac ramento de la con firmnci on, des pues de lan-
haber
habludo del ba utismo.. , En scg uitla viene el signo que
cib[s del Esp írit u, cuyn lectur a ha beis oido boy; por re-
q ue
• tlespucs de las aguas de l ba ul i·iHIO fa\tu hacerse per
cuando por la otacion del obispo se nos comunica fec to
pír itu Santo (2).n S. Diouisio Ar eo pag ita se expresel Es-
«Esta uneion. acabando lo que ha y por hacer, hacea usi:
fecto; porque la pcr fecc ion de la gcncracion divina per-
une al
( 1) Acl . 18, >3,
(> ) A ntiJI' . lib. U< .S~C I'31ll o e, 2,


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- 311 -
r~ph il u S.111to las cosas perfectas (1).» S. Clemente (2)
ti ice que el que no está confi rmado, no es pe1fecto cris-
tiano 5Í l'oí untariamente y por neglige ncia ha dejado de
recibi r la confirmacion ; y aftade que así lo enseí111 ron
S. Pedro y los otros, npósloles por órden del Seitor. San
Cipri11no hablando de In coul1rmn cion dice: " Est1• prác·
líen ~e hace entre nosotros O¡¡,; de 1¡ue los fieles bnuli-
zndo~ en la iglesia sean preseulndos á los que est¡¡ n
puestos en ella pa ra conducirlos y reciban el Espí-
ritu Santo por nuestra oracion y la imposicion de 'os
mnnos (:3).» u Si me preguntnis aquí . dice S. Gcrónimo,
por •1ué el que ha sido bautizado en la iglesia no recibe
el Espfrilu Santo sino de las monos del obispo, pues que
se recibe el mismo Espiritu Sunto en un verrln.!ero
bnulismo, Rabcd que csln práctica trae su autoridud de
que clCS J)Ues de la Ascension del Seftor bajó el Esplrilu
S:1111o sobre los apóstoles (4 ).» No me detencl ré mas en
probar un hecho que no puede V. disputar sin recha1or
los testimonios de lodos los sontos padres y doctores y
de todos los concilios; ¡y sin embargo la llamada refor -
. ma anglicana le ha desechado!
En fin como dice·Burncl se l\uprimirá In un ciou en
In extrernauctcion (5) , por mas que di ga Santiago; y
ft pcsnr del Pnpa Inocencio que habla~a de ella en el
~iglo 1V, se decidirñ que h n~lu el X no sr. encuenlnt
la cx tremauncion. Voy ¡\notar otro defedo en la n·l'or -
ma nnglic:wn, la suprcsion ele! u~o de l;~s cruces y del
signo de la cruz practicados siempre dc:-de los primeros

( 1' l>iun~··· a reopag. tte ·~eles u;,.,..


(>) Clrmenl., rp. 4o.
(3) l'::ypr . e¡>. í > od .Jubai•n.
<n lliernn. atlvr•·si" lucifn·ian.

(~) Durnel, 1'· .,r., >53 .

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-J1 2 -
~iglos de In iglesi n, cuando totlai'Ía cstoba en toda su
J.nreza segun confesion .te V. b:ste uso, como ,e deja
de conocer, no pudo introducirse entre los cristianos
hast·a dcspu es de ¡,, crucili:-.ion de Jesucristo: V. I'Cni
que desde entonc·cs ha subsisliúq siemp re. S. Ped ro,
~··gun testimonio ele los que han e,;crilo su ''ida, turo
tanta derocion fl la cruz" que pidió morir en ella (1).
Los que han escri to la 1•ida de S. Andrés, cuent an que
habiendo sido conducido al silío en qu e había de ser Cl'll·
ciflcado, y ,·isto de lejos la cruz en que había ele morir ,
e;\Clamó: Scú&e , cmx! O liona crux! y el resto del
lcimno que acostumbra cmclar b iglesiu el diu de su
fcsti viuud desde enton~;es (:l).
I ba, Graciano, Anselmo, Teodorclo y Uurchard
hacen mencion del decreto del Pa1>a Pio que ,.;,•ia ó
mediados del. siglo ll (3): por él se ve que era costum-
hre cu uquel ti empo consagr~~r cruces. y que ante ellas
~e hacían los juramentos judiciales. El concil io sé¡Jiimo
elogia el ~n:;amicnto de S. Nilo, 11ue había escrito al
vroco n; ul de los olímpkos que honmsc la iglcsin que
tenia desig nio de edifica r con una cru z puesta porcl lado
tl cl Oriente, á fin de anuuciar n~i de todas partes In sal.
1acion á los que eslaha n sin e·peranzas. S. Cirilo ele Je-
rusa lem prodiga elogios u los que hucin n imúgc ues de
la cruz {4}. En las Novelas de J usliniano leemos que

( •) Abdia sl. r, ll i.<t. tlc· S. P..tro. E;;•••i ¡>. J. 111 rxciclii


h i,· c·osoly m. c. > • Chry sost. in Encom io op.,st. l'etri <t
l'au li.
(>) H it i'On. clr vic·is iltustc ·.
(3) Theod or.t. in Powit . Burc hord. l. J, c. $. l h. part.
1:t , c. 62 . Gratia u. Cau . Qu¡ prjt'ra t. Qu:cst. S. Ansdr n.
1. XI , f.~.
(4) Cyl'i/1. ll icroso lym. l. VI, od'W> tu J.,Ji an .

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- 31 3-
to sin
¡\ nadie era permitido construir ningun lugar sanDios el
llnmnr al propio obi>po pnra que cousngrasc l'oc 6
ion {1).
h!rrcno y plantase el signo de nuestru sal s de sus
No puede V. ignorar lo que en varios lug~rc, Nicélo-
obrns refieren Eu sebio ( 2) , Sozomeno (3) ios au-
ro (4) , Cnsiodoro (5) , Onufrio (6) y otros ,·ar
tores sagrados y profanos acerC<I de aquellollev s cruces
aba el
guamecidns de oro y piedras preciosas, <1uepns en lu-
emperador Constantino ú In cabeza de sus lro él y lodo
gar del lábaro de los romanos , de_;pues que una cruz
su ejército vieron milngrosamcnle en el aireln1 te y les
que se les apareció en . lo mas recio del com V. como
hizo alcanzar uno gran victorin. Tambicn sabrónas entró
iustruido en la historia eclcsiósticu que apedel tirano
Constantino en Roma despues de triunfar vado con
Maxencio hizo poner una cruz en un sitio ele e Euse-
una prl!ciosa iuscripcion, que refieren largament tres
b:o (7) y Niceforo (8) : que asimbmo erigió con tento
cruces en la ciudad de Constantinopla, y no
hizo gra-
con !J ue se levantasen en toda In cristiandad de los sol-
bar la cru7. en lus mon.ed~s y en las armus , segun el
dados, y quiso que nparecicse en todas partes

( 1) Jus lin . Novcll> <le mou~chis, S• 1. Figeu s iu eo snl u-


li5 no. strz .signu1n.
»e l >3.
(•) Eus rb. <le vil;\ Co nsl nnl . l. .1, c. >O, ••,
(3) Soz nm . l. [. llis t : ecc lrs. c. ,o.
(0 Nicc ph. l. VI l, c. S¡.
( 5) Cas •iod. l. 111, To ipa rt. c. 4·
Sim m3 chu m, et
(6) Onu¡>h . l. JI. Jo'oslo. Pru d. cnn lro
•lii . Cassiod. l. VI. Tri ¡•o rl. c•r· 3o. Eu
tro p. l. Xl. Gre ¡;or .
Nar.. Oro t. 3.
(' ) Eu>tb. l. IX, r. 8
(R) Nic rph . 1. 11. cap . 3o.

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- 3 14 -
lestimonio de los autores que acabo de citar. Por e~o
decía S. Gcrónimo en su epístola á Ltlln : << Los est8n.
1la rlcs de los guer rero:> son ahora los enseñas de la cruz;
este signo saludable nd'>rna la púrpura de tos empera-
tlore~ y brilla entre lns piedras preciosas de sus diade-
mas ( '! ~ » Bnjo el im·perio de· Constant ino comenzó á
revestirse In iglesia cristiana de una grandeza y majes-
tad exterior : pues lo mismo sucedió á In cruz. 11 asta
•:nlonces había esludo en la bajew y la obscuridad; pero
luego vino á ser la gloria de todas las nacio nes )' el
objeto de la veneracion de todos los pueblos. No dudará
V. del houor que se lributnbn á las cruces, si desp ucs
de lo que acabo de decir observa que los· emperadore5
t:ristianos abolieron ex presa mente el suplicio de In crux
no solamente para lo; esclavos, á quie ues se da ba este
:::~nero de muerte(2) , sino para todos; «porque _ h_a-
b•endo form :1do Jesucristo, dice S. Agustín, el des•g-
nio de distiugui rá los crist inno3 á fin de este siglo , qui-
so primeramente á principios del mismo que se hi cie.~en
honores á su cruz; de suerte que los reyes de la tierra
que creía o en elln, prohibieron . que se usase p~rn el
supl iciode los crirninales (3).» Y en otro lugar de su~
obras dice hablando de la cruz: ull a pasado del sitio
del supl icio ú la frer1Le de lo3 emperadores: ¿qué glo -
ria no reservará á sus fieles el que ha hecho hourur

(1) Vrxi lb mil itunl crueL~ insig n i:. $un l, rrgu m pu r:


pur: u, el :trclent~.s tli:td rmat nm gemm :u p3tib uli salut aris
pi ct ur3 conJt •eo•·a t Hicr on. ~·p.7f':u1 J.ret:tm .
(>) Pl >u l . in Mil i t. g iQI'. _ ¡.¡,, ·nt. Sl t yr . l. - C. ic or .
). 11 1 el V in v ... - Sen . 1. 1 dr. Clr10 . -Va l. i\bx . l .
11 , c. '• y lih. VI II , c. ' ·
(3) Au~u$l . de Verh. sr•·m,, 13. '

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,.
- '3 l . .) -
tanto el instrumento de sus p~decimientos?•l Lo mismo
vieuo .¡\ decir en otro pnsajo {1).
Otro defecto do-In reforma a11gliC!Ina es haber su-
primido el signo do In cruz , porque C!lta Cüslumbre ha
subsistido siempre entre los cristia uo~. como lo teatilican
los santos podres, y particularmente Terluliauo á quie n
no I)IICde V. recusar. lié aqul cómo se expresa en el
libro de la Corona- del soldado: «Nosotros hocemos el
signo de la cruz en la fren te siempre que entramos eu
casa ó salimos , al vc.tirnos ó desnudarnos, ni ir á los
baltos, ni encender luz , al ponernos á la mesa, al me-
ternos en la cnma, ul scnl!li'IIOS , yn ~co paru descansar,
ya para conrersnr (2)., Y en otra parte dice el mismo:
·e En cunlquiera ejercicio •1ue emprendamos, JJe,•amos
lo
lllllno (1 la frent e parn hacer la sciln l de la cruz. Si bus-
cais en la Escritura In ley ele esta costumbre y de algu-
nas otrns que existen entre nosotros. no la hallareis: su
outoridnd viene de In tradi cion de lu fé. y. voso tros mis-
mo; reconocc reis' que la razon forliliC!I en esto la trodi-
cion, Ja práctica y la fé, ó lo ~abrcis de los que tienen
rna~ conocimi cnlo t¡uc vo~otros (3}.» En el capí
tulo
XX 11 del libro 111 contra 1\Jarcion vuelve (1 hablar de
esto mismo nsunto.
S. Cipria no dice : «Nosotros nos gloriamos en la
cruz del Sefwr: e~ta cruz por su virtud completa todos
los sacramentos. Nada hay santo sin el signo de la cruz,

(•) ld.rr~m-4.inJo>n.
(>) Ad omn rm prog rt»u tn atqu e prnmotnn> , 3d om-
nt·m ndilm n el txitu m, ad ve.sl ltulll , :ul ca lceatum , 3d
13V3 -
rr:., ;uJ nu•ns:..s, ad lumi ua, ad e u bicul:., ad .trdili3, quan - •
clocum'lut nos couver.sal io cxrrc tl, front t:m cruc is signa cu-
lo trrr 1nu s.- T ert. r. tic ctu·on. rnili t. c. 3.
(3 ) T,·rt ul. <lo· coro n. mili t.

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.-
'
- 316-
~in el cual no se hur.e ninguna consagrucion. Do ah i l'iu-
ue la alteza , la profundidad y la plenitud de todas lás
cosas que son s:wlilicadas (1).,
S. Amhrosio dice : "Debemos dar gracias r. Jesu-
•:risto al levanlar'nos de la ca'lla; y lo que hocemos lodo
<!l día debemos hacerlo con la señal del Salvador. Cuan-
do erais paganos, os iuformábttis de los signos y busca-
!J~is cuidadosamente los que eran felices. Sabed que un
solo ~igno 1le la cr uz de Cristo nos asegura la ·prosperi-
dad de todas las cosas. El que siembre bajo r.sle signo,
recogerá el fruto de la vida eterna. Por ahí pties debe-
mos comenzar lodits nuesl•:as acr.ioues (2).» El mismo
:;;wto padre se expresa así: "Póuguse el signo de la cruz
en la frente y sotJre el corazon :en la frente para coufc-
sarle siempre , y en el corazon á lln de amar si cm-
pre ( :3 ).n S. .Basilio el ~!aguo dice tambien que entre los
netos religiosos y los dogmas obse rvados por la iglesia,
de los cuales recibimos unos de la santa escritura y
ot ros de la tradicion , y que deben guardars!! y veue-
rarse piadosamente, es uno de los primeros el sig~•o de
la cruz que practican con di ligente dei'OCiou todos los
fieles que creen y esperan en Jesucristo (lt). Por último
~ ¡no temiera cansa r á V. dilatándome en la prueba de
un hecho ·constante, podría traer los testimonios de
Laclancio (5), de Zona ras (G), de Eusebio (7 ), de S. Hipó-

( 1) Cypr . .!e bopl. Cl.risli.


(•) Amh. S'""'· 4:1.
(3) Aouh. l.,¡,. Auim c. 8 . '
(4) Bosil. l. do: Spirit. $ancl. c. ,.,
(:;) l~:u.:t. Fino . l. IV ln:st. di\•Ín. e;. 3Ó ct 27 .
(!\) ¡¡;, .. ,,.. 1. l!r Ac.nal.
(¡ ) Eusch. in vila Const. l. 1.

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-3 17 -
lito , obispo y mártir (1), tle S. Cirilo <le Jerusa lem (2),
io
de S. Epifanio (3), rl~ S. Atauosio (4), de S. Gregor ~
ó
Ni seno ( 5 ), de S. Grcgorio Nuzianzeno ( 6), de S. Ger
uirno (7) , de S. Ju an Crisóstomo (8) y de S. Agus-
tiu (9). Pero me contenturé l'On dtu r nqui por nnt u al--
guno; lugares de sus oLras , donde hablaron exl> resa -
mcnlc de la ;cíw l de la cruz, á fin de que pueda V. miss
mo leer la dcc lara cion de tan ilustres testigos. Mu cho
de los que se han separado de la iglesia cató lico , han
conser\'ndo la práctica de hacer la seiwl de la cruz. co-
sia
mo puede ''er~e en el liLro de la liturgia de la igle
de
anglica na. Ah ora bien este uso junto ol tesd mouio
toda la outigOcda d condena maniüeSlamente á los que

(o) Hip pol.


(>) f.)'l ·il l. llir r. Ca tcdo . l.
(3) Epi¡>h • in hzr .s. rbio nit, ~­
(4) Athaoo . l. d< luc aru :ot. Vtr bi.
uol.
(5) Gr• ¡;. Nys sru. l. de Vll:i bco ti G.- ¡;or . T h auo
( f.) Grt¡;t'Oo', Na. . Oro t . '9•
, •·L
(·7) llic o·o u. E p. H od D<ou<•·• d ep, >'l ad E ust.
t-p. 2 ¡ au! e umt ltru .
co•lr lor> -
(») S. Jua u Cri• ósto mo No ),. loomilios sob re 13
)'O 3rc;unH• u t ~
cion de la cruz. th·1 Sri'io r, y tomhh•u na -una Cll
sr tlicrform:.Jo,t·utrcl'h!
t'S ~~~la. vc•t1 rr:1C Í0n de la ('"rut, cJnnde.
acost3ha u .stn
lus cris tian os no se sr. nt:lh:\ u :\ la nlt'sa, ni se
h:u··t r la $t't""aa.l de la cruz. e n la· fr,·n tt';
Ye n o tros mti clw s
Iu;;3 •·e, de sus t)h ras.
¡ l.' 1V'',
( 9) Auh ust. , t . 'l V, llr catc ch is:. udis rud ibus , C. 20
ct syn o¡;. : t,
l. XX II, c. S dr. Civ il, Dei ; t, Vl, l. dr <Cclt·s.
VII I iu psa l m. :\(, . srrm . 1, v . t ; , el i u
p.salro.1 4t ¡ .. t t.
X, serno. XV
IX, lib ll iu J n• n., rl l. 53, v. úlli m. ¡el t.
Eu el mis 1u0 to-
in h~c vrrb a: Ah$ il glo•·i:.ri u i.si iu Cfuce.
mu CU Oti'OS UlUd HIS lu;,;: tl't'So

© Biblioteca Nacional de España


- 318-
han tenido la temerithtd de suprimir una obse r ·
Y?ncia tan santa de los primeros siglos del cristin-
msmo. '· .
De otros mue!ros defectos adolece In llamada refor •
ma añglican.a , y ya hemos visto en qué pun tos .esencia-
les diller.e de la·práctica univer.s<ll de· la iglesia ~alólica,
y de Id que esta enseñaba y obsen;tba al priucipio del
cristianismo lo mismo que hoy. Siu embargo no habla-
ré del ·defeclo de hnber desechado el ~;eli balo de los
clé~igos, la~ horas canónicns, las lieslos y otrils prácli-
cas.r.elalivas al culto exterior y justilicaclas por la lru-
dicion . con~lau le de ht iglesia, porr1ue . me , he ex -
tendido mas de lo i¡ue. pensaba en · los arllculos pre-
cedentes á causa de su importa ricia: soto pues in-
dicaré para concluir dos dcfedos tlue consisten en
haber deset:hado el uso del pan bendito y del agua
bendita. .
Con respecto al pan bendito es constante que seto-
mó esta práctica de los ugapes de los primei'os cristia.
nos,·es decir, de uqnellos b mqnete~ .qu1: acoslumbrabnn
celebrar en las igleoias cuando se congregaban ·para el
santo sacramento·de la Eucilfi:;tía; lo.t¡ue:haciau á imi-
tacio~ de Jes~tcrisl9 que instituyó esta sagrada ceremo-
nia sentado á la mes;¡ con su; apó:;toles. De · este -modo
·qu'erian s·igriificilr tamllien ·que pert~ÍlCcian todos ·.:í. una
misma f~milia r y que era'n Lodos rnie1'nbros de u·n mis-
mo cuerpo ( 1), éomo di¿e la Es~fí_Lura ; pues que co-
miari Lodos á 1~1 rbiSillU tÍICSa y SC tilimenlaoi.lu del miS-
mo pqr\. Q~ estos , agapcs habla ~-, Palll.o á lps c01·i n-
.tios (~), como V. sabe; y es in.contésl¡tple q,úe en, ~ier}\-
'
. .
( l) Rnm. 1 1, S.
'


.. '
(>) 1 Cor. "• •;, 34 . • t. • •

© Biblioteca Nacional de España


-319-
po del opóslol los crislio•Íos, adornas del santo sncramen·
lo de la Eucnrislfa, acostumbraban tambien comer lodos
juntos de cuando en cuando en las iglesias. La misma
Escritura prueba este hecho que no puede V. ignorar.
Sin embargo no tcndrinmo~ esta prueba de la Escrilu·
ra si los corintios no hubicruu obsenado un porte in-
decoroso en estos banquetes ; lo que obligó á S. Pablo ¡,
censurarlos y por consiguiente á mencionar aquella
pn\ctic.,: esto debe hacer confesar á V. de buena fé que
los escritores sagrados se aplicaron principalmente á de.
jnrnos por escrito los misterios, dogmas y preceptos de
la religiou: pero en cuaulo á In exterioridad del oficio,
solo escribieron ocasioualmcule como se I'C por el ejern.
plo de S. Pnblo Asi únic•Hnenle por la lr:tdirion ll'llm·-
milido de siglo en siglo puede comp¡:obarse que los pri-
meros críslianos ohservabnn lus mismas prádicas qul!
hor nosotros en cuanto a lo exterior de In religion, y no
puede V. dudarlo si fija la utencion en las úllimas pala-
bras de S. Pablo en el pa~aje citado , poFque despues de
escribir á los corintios lo que debiuu prncticar en su~
banquetes sagnHlos, aiiade: (< Lo dcmns lo arregláré yo
• cuando vaya ( 1}.>> Arregló pues lo demas de 1•iva vor.
·cnnndo llegó li Corinto. Pero acerca de Cl\tO. he hablado
ya bustontc en el arUculo t1·adicion: '
En cunnlo al defecto de hnber desechndo el uso del
ngun benditn que segun V. tomó In iglesia católica de
los paganos , só pretexto que en 01 idio (2) y en Virgi-
lio (3) se habla d~l aguu lustral con que se rociaban los
gentiles. cuando celebraban sus misterios, debe V. snber

( 1) fhill.
( ., > O>· iol. lih. IX ~1..t:~m. <Ir Alcm"'cne. •
(3) Viq;il. l. V I de 1l-:m·id.

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'

-3 20 -
que e~la costumbre se practicaba en la verrludera reli-
gion mucho antes de Ovidio y de Vir gilio; luego el !en -
tido comun obliga á. reconol:cr que los pnganos por el
contrar io imitaron las ¡>rúclicas de la I'Crd¡Jdcra religiou
en este punto. En efecto se Ice en el libro de los Xúme-
ros (1) y en el Exo!lo (2·} que los fich:s del antiguo tes-
tamento no entraban en el templo sin lomar antes agua
bendita parn purificarse, á fin de manifP.slar por este me-
dio que no debe uno ace rcurse á Dios sin estar limpio de
alma y cu<Jrpo segun la explicacion de los teólogos. Asi
tiene V. que confesar que el uso del agua bendita es dn
iostituc ion divina, porque el mi,;mo Dios hlbin prescrito
todos los usos de lu ley anliguu. Y en cuanto á la llllt i-
güedad de esta prácliC<l en la iglesia cristiana , no puede
dudarse que comenzó con los ini>mos apóstoles, por•lnt:
como dicen los santos padres, el E1•nngelio n9 hahiu
abolido mas que las figuras y l;•s sombras de la antigua
ley, cuyo cuerpo y verdad estaban en J es ucri sto, y h;•-
bia couservudo. todo lo que era bueno y propio para mo-
\'er los hombres á la snntificacion. Teuemos pues der e-
cho úe creer que los primeros crisliau os obserl'abnn el
uso de purifir.nrse con el agua bendita al ent rar en las
iglesias , á no que se nos demues tre exp resamen te que
J esucristo ó sus apóstoles le abolieron. l'ero lejos de hu-
llar en la Escrilu ra que se suprimiese es la práctie11, I'C
V. por el contrario que los primeros cristianos y los
apóstoles mismos, cua ndo iban ni templo de Jeru snlcm,
u Habiendo
5e purificaban como los judios á la entrada.
pues tomado Pa)llo á estos hombres (dice el libr.o de los
Actos de los apóstoles) , y purilicádo.;e con ellos, entró

Num. 1 9•
- (1)
(') Ex o• l. 3o.

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'

-321-
cn el templo (1 ).» Pues si ni Jesucristo ni sus apóstoles
.1bolieron esta práctica , ¿con qué derecho se ha atre-
vido la llamada reforma á desecharla, aunque se haya
usado desde los primeros siglos como hoy?

(1) Act. ,, , >G,


T. 1 "l. 21

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- 3~2-

·c APITUL O XV.

CONCLUSI ON.

Dcspues de todo lo que he deml'slrado á mi pnrc-


cer hasta la rvidenria, sin decir nada de mi cabeza, de-
jo ú V. t.l uciio de decidir la cueslion. Sobre todas estas
rnn lerias ta n im portantes, ~obre estas creencias, estas
prúcticns, estos usos que se dis<·uten, ¿habrá uno de re-
ferirse al sentir de tos padres de la iglesia ó al de los
t.loctorcs de la reforma? ¿A los pocos 6 á tos muchos?
como dice Bossuet (1). Por un lado los santos padres, los
<.om.ilios, la práctica universal de los cristianos de todas
épocas: por otro unos hombres sin autorid?d y sin mi-
sion , guiados por motivos puramente humanos, algu-
nos lleuos de ambicion, otros contaminados de' icios , y
tollos en perpélua COitlradiccio n consigo mismo; : com-
pare V. los testigos de las c.Jos causas y escoja. ¿ l)or qué
medios arrastraron los su puestos refonnadores ó los
pntJblos á rebelarse contra Dios y contra la iglesia ? Lo
hct•lOS probado superabundnnlemeote: siguicnt.lo el
ejemplo detestable que les habían dado los herejes de
los primeros siglos, quiero d~:cir, atribuyendo á dil'er-
sos textos de la Escritura un sentido falso y absoluta-
mente contrario al sentir de toda la iglesia en general
y al de cada uno de sus doc tores en particular. Es me-

(1) Obru de Bouurt 1 vol. XXIX, p. 563.

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- 3913-
nesler confes arlo, la nmbicion, el odio, la lujuri a, el
nmor, la em•idia y todas las pasiones mas viles l>rodu -
jeron los reform adores, y lo dcmas lo hi zo la credulidad
é ignora ncia eJe los pue\¡\os. Aunque se quisiera ucgar
no se poc.lria. Demnsiac.lo nos cn~eiw la historia qué eJes-
órdenes, <¡ué excesos, qué crímenes de toda clu~e co-
metieron los jefes y los discípulos en nl(uel siglo des-
l'cnlurado; y esa hisloria no la han escrito los ca tólicos
Eolos.
L1s dirersas ~celas, como para rengar~ la iglc ia ro-
mana se dirigen rccf1>rocamcnte las ac11saciones mns in-
juriosas ; pero al mismo tiempo las mas ciertas. ¿Lo du-
dn V.? Pues escuche úlos zuiugliunos: en un libro que ¡m-
blic.1ron contra el monje apó ltrta, primer motor rlees-
los desórdenes , y que llera por titulo: Contra las t:a-
11as y CSCCIItdalosas calunwios ele Ltttrro, dicen : • Es
menester ser· lan insensato como él para sufrir sus arre-
bulos...: <!1 de5honra su rcjez... : e hace despreciable por
sus riolencias ...: debería a1 ergonzarse de llenar sus li-
hros de tantas injuri as y tantos diablos.» Este es ~in du-
da un excele nte paueg írico; pero ¿cómo no hab iH de
lwblar de sus maest ros el que se declara discípulo del
diablo? Es conse cuente consigo mismo una l'ez en su l'i-
da, y no pnsa de nhf.
Sin emba rgo ¿cómo es que unos liombres cuyo ca-
r;ícter, couducta y obras son despreciados hasta de sus
discípulos , pueden mas en el ánimo de V. que lo mas
grande, respetable y santo r¡uc cuent a la nntigncdad
cristiana en sus anales? ¿ Cómo puede O p;urnr~c nac.lie
que si Dios hubiera querido dejar á su igle>ia en el er-
ror por espacio de mil quinicnlos años, huhi:!oe c~cog i­
rloal cpó>lala Lutero l' al lirano Hcnri que Yl l l para
abolir y disipa r este error? ¿No es la vpi!rinn mas ab-
~urda , digo mal, la mal' blasfema que pueda formarse
:

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-32G-
poises : llega á Ro:na, y su odio y desprecio hácia la re·
li;ion católica que en virtud de muy arraigadas ¡m·ocu-
pacioncs miraba como un culto su persticioso , no cono-
cen límites:· pero le loca la gracia de Di o~. Si, sc'ilor, In
graciu de Dios, ·porque su convcrsion era humnnamente
im posible : preocupacion es ue la infancia, vinc;ulu~ de
amistad, afectos de famil in, honor, fortuna, or~ullo hu-
mano, lodo se oponía á ella, y todo fne ,·encido. Do,: re-
laciones se han publicado de e;;la cocwersion a~ombrosa ,
y las dos auténticas, una e~trila por el baron de Bnssie-
re, y otra por el mismo scf1or 1\atisbonne. Lé<•las Y.,
que son ca paces de vencer su entendimiento y conmover
SU COI'llZOil .
Pero ¿por qué no producen efecto aparente en la
multitud estos motivos de ronvcrsion que obran con tan·
tn enc:Jcia sobre tantos hombre;; ilustrados? Demn ~iurlo lo
sabe V. : la causa >011 las cnlumnias propaladn;; profuffi-
menle en lodos los pnises l•rolcslanlesconlra los do¡:ma~.
usos, prácticas y ceremonias de la iglesia romana. Y di·
go calumnias. porque ¿qué nombre puede da rse :l esas
acus;•CÍO!IC.; de supcrsticion é idolatría repetidas sin ce-
sar? Los mismos que las enlabian desde los púlpitos ó
en los libros, no las creen, si no es que tal vez en mate-
rias tan graves hablen sin rcllcxiona r ni examinar lo
que dicen. ¿Qué se uccesitaria pues para alrner al gre-
mio de la iglesia nuestros hermanos extraviados. y re-
parar la unidad de los miembros de .J e5ucrislo~ ¡Ahl
Una sola cosa : que lo~ mi ni~lros examinen con atcn-
cion y buena fé. El cisma de los pueblos proviene de la
culpa de sus P••storcs : ilustrcnsc c;los y se ilustrnrán lo-
dos los que los rodea n. Lo~ pueblos no necesitan mas
qul! los pongan de buena fé en la senda de la verdad,
pnru conocer cuán injustos son los cargos hechos á lo
¡glcsia católica, particularmente sobre el culto e:ttcrior.

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- 32/. -
Esle culto tan denigr:1do rebosa un encanto inexplícnble
¡mm las almas sencillns y amantes : muchos ministros
anglicanos lo conlie~a n. Desgraciadamente los mas arre-
halados por el orgullo se desatan lodnvla inconsiderada -
mente· en dicterios cont.ra nuestras sii'ntas y augus-
t •s ceremonias: así se esfu erzan en persuadir que aban-
donaron con justicia In iglesia y alimentan las preocu-
paciones del pueblo y las su ~<~s.
Ohcecndo< por este espíri-tu de orgullo les parecen
injurio sas (1 Dios aun las pr{lcticns que emplea lu iglesia
roman a pura mover los hombres á la picdnd: has ta el
traje de lo ecle;;iásticos y la estructura de los edificios
santos han condenado ya con palabras, ya con hechos. Pe-
ro ¿quién no ve que para justificar su supues to reforma
quieren persuadir á los pueblos á toda costa que han re-
novado la rcligion, desfi gurada mucho tiempo había por
t:l error, In supersticion y la ídolatrio si ha de creerseles?
P:mJce-quc temen lwllnrla inocente de los cargos que le
imputa n, y qne sentil'i nn qucusi filcse. J>or esonoquieren
qu~: ella crea lo·que cree en efecto, ni que practique lo
que·practica, porque temen \'Crse obligados á confesa r que
cree lo que debe creer, y profesa lo que debe profe;ar.
De ahl proviene tambien que no todos los que ~e han se-
pnrado de lu iglesia católico condenan generalmente su
culto exterior ni· estan todos·de acuerdo eot1·e sí. Asl
los luteranos han conservado la mayor parle de nues~
tras ceremonias (1 ), y los calvini stas las han desechado:
e~ los últimos tambien es tan dividid os en este punto, pues
unos practican mucha s de ellas, y otros no prnclicah ab-
solutam ente uioguna. Por donde se ve evidentemente

(t) Liluq;ia de b iglesia anglica no, impreu t u Lon.J.-c-


con aprob> don y privil r~io.

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- 328 -
que Dios ha permitido que todos los que rom pieron la
uuidad de la fé, no guarden enlre sí ni unidad , ni creen-
cia, ni unifom1idad de culto , y que sep3rándose de la
verdadera iglesia se dividnn en diferentes sectas, al puso
que la iglesia romana ha conservado exaclamenle y en
tocio la unidad que nos recomienda tan .expresamente
el Evangelio en muchos pasajes (1). Pero volvamos á
In discusion. ¿ De qué se nos acusa? De haber 1·eoWido
le' reliyiOJl ele ttlla pompa mullcla11a. La pompa mundo-
IHl es la que emplean los hombres para realzar su pro-
pia gloria y lisongear su orgullo: pero ¿es esle el o\\je-
to de In maguificencia , de In grandeza y de la majes-
tad que brillau en nuestros templos, en los ornamentos
Y en cuan lo se usa en el servicio divino? Todo esto se
refiere á Dios, y no puede llamarse pompa mundana
sin una injusticio manifiesta. Lejos de lisougear el or-.
gullo In magnificencia del culto exterior de lu iglesia ro-
mnnn . nos hace conocer mas bien que á Dios solo debe
glo~ificarse y c.onsagrarle todas las ri'luezas, ,we or-
dinarinmentc se hacen objeto de In ''nnidall y del orgu-
llo. • No dnmos gloria á nosotros, Sciior, sino á lu nom-
b•·e (2).» Asi lo eutienden lo~ católicos romnnos. Si se
e:wmiuau todos los pasajes de In sagrada escritura eu
que so hnbla de la sim¡Jiicillad y de la humildad cris-
tiana: se verá que son las del corazon las que ~e reco·
1nieudon principalmente : y pucrle retarse. á lodo · los su-
puestos reformados que nos muestren un solo pasaje en
toda la Escritura, P.O <JnC se diga que ·esta humildad y
~implicidad deben guardarse en el culto exterior respec-
to de los lcmplos detlic.1•lo,; á. Dio• y los ornamento> con-
st•grados á su servicio. Una prueba de que no se ha creí-

(f) Joon . r ¡ . Act. t,. Phi li [•· >. Ephcs. 4•


(>) Psolm. td.

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- 3~9-
do jamás que deban guardarse en el cullo extllrior la
simplicidad y humildad tan rccomencladas por el Evan-
gelio, es que siemp•·c han acostumbrado los cristianos en
los tiempos de pnz y prospe ridad de la iglesia adornar
lo.; temJ1los y los altare s, ~errir~e de VMOS sagrados fa·
bricados con los mel;1lc,; mas preciosos, y en una pnJ,, bra
emplear en el servicio div ino los m~s ricos ornamentos.
«Aquellos que no eran mas que soldados, dice, S. Cirilo,
rendieron lo verdad por dinero ; pero e~t os que ahorn son
reyes, por un espíritu de piedad cubren de oro y plata es-
ta sanl~ iglesia en que nos hallamos , que mandn ron
construir y loan hecho espléndida con ricos ornam entos
( 1). «Esmuycom•enie1lleá un ~accrdote, dice S. Ambro-
~io, adornar el templo de Dios con un adorno decente , á
lln de que sea maguí!ico el lugar en que el Seiior es ser-
vido (2). »
S. Grego rio Nazinnzeno alaba á Gorgo nin, porqu e ha-
cia ricos prc;entes para el ornamento 'le In~ i~lesias (3),
y S. Gerónimo prodiga igualm ente elogios á Nepo cinno,
que cuiclaha de adornar los tem ¡1los y altores con flores
y ramos como hacemos hoy , y como ¡Jnrlicularm enle
se pract ica en la ciudad de Par!~, donde es mas comun
csle u~o que en niuguna parle.
En uua c:¡>h;Lo la de S. E>lél' nn l 1npn y múrl ir, que
,,¡,in á mediado> tlcl siglo lH. vemos ronfi rmada la
pr;icli ca rie la iglesia sobre la magnificencia de sn cullo
ex lerior ( 4 ).
A fines del silllo Vl ll cucnln Sillehcrto que Corlo
Magno dió vasos preciosos y ricas Yesliduras á muchas

(1) S. Cyr i:t C.lll'ch . >4 ·


(>) S Amh •·· lih. 1, otT.c. >,c. " ·
( 3) S. Grt•g. N••· Orot. 4 • inl•ud cm Gnr;o n.
(') S. Sleph >n. P>l' · el m u l. episl. ad ll ilar.

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- 330-
glesios , y mandó que ni aun los porteros ejerciesen sus
funciones en el templo con el traje ordinario. Los au-
¡mestos reformados han abolido el uso de los candela -
• bros, ele las lómparns y de los cirios encend idos; sin
embar go siempre se ha ad mi tido este uso en la iglesia
ca~ól ica, y V. sabe que está ap robado y' aun prescrito
por la Escritura, porque en el anti:~uo testamento se di-
ce que Dios mandó poner uu candelabro tic oro en su
templo (1). No habiendo variado el Evan¡telio esta prác-
tica, los cristia nos han usado lum i n a ri ;~s en el culto. di-
vi no. Eu efecto lns siete iglesias del Asia se representan
en el Apoca lipsis por los siete candelabros tic oro, y no
parece tlliC el J~~piritu Santo se hubie~c scn•ido de e&ln
dcsignacion á uo haber sirio co~Lumbrc usar candela-
bros en los tem¡¡los (2). S. Juau Crisós tomo (3), San
Agustín (.1.) y olros muchos padres hablan sobre el cul-
to exterior de lo iglesia romnna. En cuanto al uso de
i ncien~o é inccusa rio~ el Evangelio nos enseila que llls
magos fueron los primeros que presenta ron al]uel aro-
ma á .Jesucristo , como lo han observado S. Gerón imo,
S. J uan Crisóstomo y otros muchos padres de la iglesia ,
y parlicularmcnlll S. Ambrosio (5), S. Jrenco (6) , San
Cipriano (7) , S. Jlilo rio (8) y el Papa Lcon (9) , allr-

( • ) Esod. , 3 Levit. · ~· Num. 8. Zoch. ~ .


(•) Apoco!. ' , >O·
(3) Cht·ys. de occursu Domiu i e l Simron .
(1,) Aug. sorm. t í in rl odic . .celes. ad fin . t , X.
(S) Ambr. lih. 11 o<l cap. > Loca:.
(6) l rtn. 1. 111, e;. oS .
( í l Cyp •·· sr n n, destell a mo;;is.
( 8) lli lar. cont. 1 in Mnth.
( g) Leo Papa scrm . de Ep iph.

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-33 1-
r.180llo todos que la iglesia ha admitido siempre es-
le uso.
En el Apocalipsis se dice: «Vino un ángel que se
mantui'O delante del all¡1r con un incensario de oro, y
sa le dieron mucho,; per fume~ para que acompañase con
ellos las oracioneS> de lodos los santos ofreciéndolos so-
bre el altar de oro que esta delante del trono; y el hu-
mo de lo,; perfumes junto con lag oraciones de los santos
subió de la mano del ángel ante Dios (1)."
Por aqul puede V. conl'encerse que nosotros justifi-
camos comp letnmenle nuestros prácticas, y que á no ir
de mnla fé no puede ncu.:a rsc (\ la iglcsin romnnn de su-
pcrsticion por e>te uso; porque si el riel incienso y del
incensario no estuviera permilido en la iglesia romana,
¿cómo hnhria de t•.x plic:1rse que un autor inspirado di-
''in:u11Cnte l1ubiera quer ido aludir aquí á una costum -
bre idol:itric:1, y que el E,:píritu Santo nos hubiern he-
cho una de,;cripcion tan magnífica de ella? '
Si yo <¡uisiera referir todo lo <¡ue han dejado escrito
los santos padres sobre la maguificen cin de los templos
de su l.iem¡>O; teudria para llenar un tomo abultado; y
es constante que la magn iliccn cia del culto exterior, el
oro de los lnbcrn:ícnlo~, In majcs t;~d de las ceremonias,
In ri<¡nc ~.a de lo> orunmeutos. In música, porticularmen-
lt! esos bellos l)imnos. torio contribuye á nlirmar al cris-
ti;~no en su carácter ele hnmillacion, lejos de sacarle de
él. Sorprendidos~~~ imaginacion y su coruzou con lo mas
grande y suhlime que hay en In religion, no hace otra
tos.1 que elevarse á la conlemplacion de Dios, anona-
dándose y de:,prenúiéndo::e de si mismo.
Pero ~e elit e que el brillo del culto exterior ha
siclo siempre el coróclcr de las religiones corrompidas.

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-332-
En tal C<ISO la religion de los juilfos no hubiera sido
la verdadera religion, porque ninguna oLra en el mun-
do tuvo mayor pompa t!Xlerior. En r.feclo la historia
nos manifiesta que ilingun templo, por mra que fuese
su magnificencia, potlia compararse con el de Jeru,alem;
sin embargo Dios mismo habia ordenado su construc-
cion. ¿Cómo pues se atreve nadie fl dccl:tmar contra la
pompa del culto ex~erior ? Si se objetase que aquella
pompa con venia 6 In antigua alianza, y que no conviene
á la nueva; podria re>pondcrse con todos nuestros leú-
logos que la nueva aliam.;:~ no ha abolido mas que 1l fi-
gurativo y Upico del culto y lo dt.tro y rigoroso de la
ley, es decir, lodo lo que era figura y sombra de Jc~ucrislo,
porque habiendo llegado el tiempo predicho por el profe-
ta, ert1 preciso que se aboliese rlesjlues de la veo ida del
Mesías· todo lo 1111e la anunciaba. Pero la rica estructura
del templo de Jcrusalem, sus adornos y en general toda
la pompa exterior del culto judaico no tenían nada que
figurase al Mcsi<Js prometido; al contrario podía indu-
cir á los judíos en error acerca de la ''enida de aquel, y
era cnpaz de persuadir! os, como osi lo creyeron , que el
Salvador aguardado en una morada tan magnifica ven-
dría rodeado de la grandeza temporal.
Si la pomp¡, exterior no tenia nada de figurati\'O y
típico; si Dios la habia pre~crilo como santa y justa,
natural y legítima; ¿quién se atreve á sentar que lo
que Dios mandó á los jurlíos, está prohibido á los cris-
tianos, y que se ha abolido aquella pompa exterior? Si
oponiéndonos el ejemplo de In igle,ia primilh•a se nos
dijese que en tiempo de Jesucristo y de sus ap6stoles no
tenian los cristianos ni templos magníficos, ni pompa
exterior en sus ceremonias; responderemos con S. Ge-
rónimo que la iglesia cristiana, para conformarse con la
calidad de espo>a de Jesucristo, hu debido tener difo-

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-333-
rentes estados en el mundo, y de ellos habla el santo
¡]I)Clor cuando dice : « !\osotros hemos visto cumplirse
todas estas cosas en el tiempo. de la persecucion de la
iglesia de Jesucdsto, cu:u1do tan encendidos estaban el:
furo.r y la rabia de sus perseguidores, que derribaban
nuestras iglesias. ¿Quién hubiera creído que estas mis-
l'l'las iglesias seriau rectli!icadas por aquellos mismos que
las hubian derribado? No porque fu esen los mismos
hombres , sino porque In potestad real que antes nos
armaba sin cesar asechanzas y hacia lodos sus esfuer-
zos p;Jra extingtii r el nombre de Jesucristo, como si el
ser)ndo lo hubiera mandado , levanta hoy las iglesias y
los santos edilicios aun á expen s~s de la república , y no
solo hacr dorar los techos, sino revestir las paredes de
mármoles de lodos cla;es ( 1 ).»
La misma Escritura, hablando de la iglesia, esposa
de Dios, dice que debe expresar los dos caracteres en
·su estado exterior, como los expresó Jesucristo, unas
veces en la prosperidud , otras en los padecimientos.
unas veces errante por los desiertos y empleada en guar-
·dar las vií.as (2) , y otras, como dice el profeta David,
·á fa derecha de su esposo , adornada de oro precio-
sísimo (3).
Ya S<lbe V. que la iglesia judaica, del mismo modo
que la cristitmn, en su origen gimió mucho LiemlJO bajo
-a servidumbre de diversos pueblos , los asirios, los
monbitas , los madiani tas, los cananeos, los amnlecitas.
los árabe~, los filisteos y los egipcios; pero despues de
haber pasado mucho tiempo desconocida• en la tierra, se

( 1) Hieron. in c•p. 8 Z3chor.


(> l Con l. 1 , S.
(3) Psolm. H , !¡o.

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- 334 -
vió en un estado floreciente bajo el reinado de 3nlomon.
"Te naceró un hijo. dice Dios al real prorcta Oa\'io!,
c¡ue será hombre pacífico, y yo dtn·é paz y tranquilidad
ó Israel en su tiempo (1).>: Desde entonces en vez de
ultnres de tierra ó de piedras sin labrar la igl c~ ia viú
consagrar á Dios el templo mJs magnífico que l111 hnbido
jarnús en el mundo, y apareció con la mayor pompa y
mujestad. De la misma manera la iglesia crisiiana,
despues de haber permanecido mucho tiempo en la po-
breza y en los trabajos , consiguió la paz y la prosperi-
dad bajo el imperio de Constanltno, que segun la ex-
prcsion del cardenal Baronio sacó á la iglesia de la ha-
jczo de su cuna, y la puso en el estado glorioso de su
inslilucion. Entonces rue cunndo vió á svs pies los ce-
tros y las coronas y sometidas casi todas lolS potestndes
de la tierra, siendo asi que en su nacimiento no ~e corn-
ponio ui de muchos nobles, ni de muchos ricos, como
dice el En1ngelio.
l'or último como lo rcligion cristiana no se rlife-
rencia sustancialmente de la ele los jud:os; como ambas
tienen el mismo fundamento, que es Jesucristo , y nrle-
mos los primeros cristinnos se congrcgn han de ordirm-
rio en las sinagogas, porque bnjo los emp<!ratlorcs pu-
ga uos estaba prohibirlo el ejercido público del culto
cristiano, y se tole rubo el jud~ico ; no es ele c:-lraüur
11ue haya mucha conrormidad en lo exterior de estas
do> religiones. Olro tonto puede decirse de la discipli!Hl
y del órden eclesiástico , porque así como i\Ioi;és rlejó
su poder á Josué y á los ancianos, Jesucristo dejti la
ronducta Yisible'cle su iglesia á S. Pedro y ú los opóslo-
lcs. N uestros concilios corresponden al sanhedrin, nucs-
lros pre~bíteros á los :;cf•onims; término hebreo que sig-

(1) l. p,, , , g.

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- 335 -
nilicn ancianos; y en lio los diácono$ y demas ministro5
inferiores á los /ta;:;m¡ y levitas de los judios.
Asi puede deci rse con certeza que la acusacion que
los ministros reformndos hacen a los católicos de tener
demnsilltln devocion á sus templos, se funda en una fal-
sa interprclacion de este pnsujc del cupílulo IV del
E1nngclio de S. Juan, en que dice Jesucri>to á laSa-
maritana: «Mujer, crecme: va ó llegar el tiempo en
que no adorarás ya al Padre, ni sobre esta montafta,
ni en Je1·usalem;" y puco dcspucs: «Viene el tiempo
y ya ha ,·cnido, en que los I'Crdadcros adoradores ado-
rnrán ni Paclre en espíritu y en verdad, porque estos
son los ndorndores <1ue pide el Padre (1)., Creyendo es-
ta mujer que .Jesucristo era profeta, quiso saber de él
si se dcbin adorar en el templo dr. la montaña de .Jcru-
salcm, como decian los samaritanos, ó en el de Jerusa-
lem, como dcfl!ndian los judios. • Sei10r, le dijo, veo
c¡ue eres llrofeta : nuestros padres adoraron en esta
rnontuiw, y ,·osotros decís que en Jerusalern es donde
Fe debe adorar.,, Jesucristo le dió la respuesta que que-
da referida.
Dicen los ~antos padres que lns palabras del Salva-
dor, servir á Dios en espíritu y m verdad, no significan
que los cristinnos no ha yn n de tener absolutamente
templo, y r¡ue lodo su serv icio !iCO espiritual. sino que
el de los cristianos dehia diferenciarse del de los judios
en que egtc era principalmente exterior y sensible, se
refcrin á cierto lugar, y ronsislia casi todo en ceremo-
nias, mieulrns que el de los cristianos debia ser princi-
palmeule es¡Jiritual y 1'U:Oiwblc, como dice S. Pablo (2);
porque el verdadero servicio que es debido á una cscn-

(1) Joon, 4, >r , >, 3.


(>) Hoou. 12 1 ••

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-336 -
cia espiritual é in1•isible como Dios, ha de prnclicnrse
por los movimiculos im i~ibtes de nuestra alma me-
diante la excitacion dél Espíritu Santo. «Dios es I'Spiri-
tu, y los que le adora n deben adorarle en espíritu:·
Jesucr isto mismo lo dijo.
Ln llamada reforma acusa ademas á la iglesia cnló-
Jica de dedicar los templos á la 5aulísima VIrgen y á los
santos, y de euscimr á los cristianos que Dios está mas
parlicuiUJmente en el templo t¡ue en otro lugar, como
dice .Beiurmiuo, y que allí O) e mas bien nuestras ora-
ciones. Al primer cargo que rebosa mala fé porque no
es fundado , se respoude que uo b:•y mas que ver lo-
da la forma de la dedicacion de nuestros iglesias en
el ritual romnno pura conl'enccrse de que no se co11~
sagrun ú la Virgen ni ó los santos, sino ú Dios solo,
aunque en honor y b¡1jo la ad,·ocacion de la Virgen
y de los santos. Los reformados, cuyo entendimiento
conserva alguna luz, dehen conoce r que se les expli-
c~ mul In sagrada escritura cuoudo se les ensei•a li
condenar la del'oCion de los cristianos il sus iglesias,
só pretexto que Je ucrislo abolió la restriccion del cul-
to público á un solo lugar. En l'erdad hay que con-
venir en que esa p11sion de dis¡>uta r lodo3 los artículos
de la fé de una iglesia, en la que la reforma anglk
cana encuentra su símbolo y su decálo go, y ese furor
de de truir todo el culto exterior de una religion de
que ha salido aquella , hasta las sílabas, los ornamen-
tos y las piedras , deberia hacer conoce r á los refor-
mados 1.elosos é ilustrados que á sus doctores los ani-
ma un cspirilu muy difereu te del de ·S. 11ablo, quien
en todos sus escrito; nos eJo.horla á soporta rnos cari-
talil'amenlc unos á otros, y ó no dil id irnos liviana-
mente por parciulidadcs que despedazan la iglesia y
de~honran el cristianismo.

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- 337 -
r-:stas última s refl exiones tal vez incluyan algun pro-
pósito desagradable para las creencias religiosas de V.:mi si
asi fuera, lo sen liria (J par de mi alma y seri a contra -
intento. Mi pluma no se ha guiado por oingun scu
lirnienlo de ira, ni de virulencia, ni se ·ha presentado el
á mi entendimiento ninguna alu sion personal. Solo
amor ele fu yerdud ha diri gido mi rumbo; y la mejor-
defensa de sem ejan~e acusucion, si alguno la entablu
ra, es que ro no he dicho nada de mi ca bew. He
traído á la pah:stra la sagrada escritu ra, los san tos
patlre~ y los concilio s : he recordado
los tcslimonios,
-
puede decirse que pcrpéluos de toda In nnligü ediicl cris
tiuua ; y si de cuando en cuando he uf1adido nlgunas re- >,
flexiones, uo ha sido tanto para confirmar aquelloor
cun11to para liga rlos entre si, á fin de que el lect
pueda seguir r comprender mejor su eulace. la .hag a
He co11clu ido mi tarea. ¡Ojalá que Dios
fruclificar en el entendi;nieuto de V. , y que el ejeme-
plo del señor Obrecht le mueva á leer atentam ent
las obr a' de los padres de la iglesia 1111e le hicieron
reco nocer y abjurar sus errores. Allí rcrá V. claratn c!u-
te lo que yo uo he podido mostrurle sino de lHW ma--
nera imperfecta. Yerü V. abatirse aquellas encumV. bra
rlas inteligc ncins nntc los misterios que ha tenido la
de~gracia de de5echar; y l'erá V. cómo
creen por las
luce> sobrenaturales de la fé lo que no puede compren-
der el hombre con las fuerzas de la razon.
El estudio de los santos padres atn•e irresist ible-
mente todos los horniJre s de buena ré ú la religion ca-
tólica. El sei10r de Genoude, de quie11 ~e rlicc en Fran-
cia que si el vizconde de Cha leaubriand es el genio del.
cristian ismo, él es su razon , está publirauclo Ullll trael
duccion completa de lodos los sautos P<•dres , ron ~~··
objeto de l'ulgaritar tu¡ucllos sabio~ e>critos en que

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- 338-
cxplican con vjgorosa elocuencia la historia de la re-
ligion, sus misterios, dogmas y moral. Esta traducciou
~en\ el testimonio mas patente de las doctrinas de la
iglesia primitiva, de que no se ha desviado en ninguua
é¡¡ocu la iglesia romana. ·

FIN.

'

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-339 -

P,·ó iOAC>. - Al sriior Lusc01llb 1 obispo de 1~ i~l<sia an;; li-


c::~ ua .. . • • . • • • • . • • • • • • • . • . • . pág . 7
Capitule> T,- Pl'imacía del Papa y de ,la ig lesia rom a ni> JII'O-
ba.tb por hs sagradas esC' I'iluras, loss:'l.n tos pad•·rs, los co11·
c: il iosy los aut o res de las historias e:c lrsiásticasy por Jos mu-
chos test imonios de los o.utore.s y escritores de la refor-
ma . - DcmQslracion de la in ju st icia y fa l.seclad de la!;
pretrn 5iones tJc la iglesia aug licaiw . • . . . . . .• . J3
Cap. n.- Dogma de la transusta nciacion )II'C>bode> po·· la
sag rada esc ritura, los santos p3dt·es, los conc il ios cle Jos
ci nco primeros siglos y hasl3 por la c r('cucia y 13 prácti-
ca constante de las igles ias ele Od eu tr, st~ pa radas de la ig lc·
sia C3 ló lka á resultas de uu cisma :t n lca·ior á la époc.a de la
llam~uhl n•fo r· ma angl icana . . . . . . . . . . o o SS

Cap . li T.- Iutcrprctacie>n de la santa escri tu ra.- Práctica


arbi traria de la iglesia anglicau:. opues ta á b Uc la igiE.sia
universal. }>ruchas sacadas de la doct rina constante de
todos lossa n tos padn:s y de s us textos mas fonnolt•s. . 82
Cap . IV. - Sacrificio de la Euca•·i>tia ó la misa probado por
. esc a·ilnra y Jt~ tradicion c.lc fa ig h•sia, pot• lus
Jo sagl'a.da
p:ua jvs rn;¡s pn•ei.;os t] (~ los snn tos patlrcs de los c inco pl'i -
mea·os siGlos y I. ast~ pOt' la práctica ele toda s las iglesias de
Or i.·n te " 'P31'adas de la iglesia •·omana. . . . • • • • 99
C'lil· V. - Comunion ba je> una se> la especie . - Injusta pre-
teus ion de Ja iglf's ia a ng ljcan~ rC'spccto de cslc sacrana·uto
admit ido en la igles ia cató lica cOllh1 autorizado pe>r la sa -
g rada esc•·ituro y los sa ntC>s padres• . • . • , • , . t 3o
Cap . VI.- Sact·amenlo de la penitencia ó la confes ion . -
Prueb~ts de ]a i us li t ucion di vi ua cle ('S te sacr~nncn to sac:ubs
d~ la sagradacscl'i tu•·•· Conform id:ul de los san tos padres
y de los csc •·itOI'es n•as cé l~b··es <le todos los siglos. . 151
Cap. VII.- Del purgatorio y de las e>rationcs por los muet'-
tos. - Dogmas dcs('clattdos por la iglt:sia anglicana., .a.u n-
<}ue p •·ohauos poi' los te~ tos del an ~igue> y del nuevo Les-

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- ~0 -
3 un i ve rul d ua•anl e lo.s p ri ..
tam rn tn '! 1:\ pr; i cti ca dc_la igll'$i
e lo.'l prin&c r·os con cil ios . r ~<~
m e t'f'U sh; lo~ IJ3jo la nutoa:¡claJ d
' r:íc tic a do lo i~lesi~ rn·
· r,, V 111. -O e las in dul ;;e nei >J ,-I , lHt1.H1 uc s:l n cio n:u l.,
r· ~1ic:l n a
rn:'l un d r.srch ·ula po r l:l i¡.;h•sirl au
l:u e~c rituras, c.o ufi nn ad. t
po r los tt•xt•-.~ ma s d:aro.s tle
Jo ig les ia un ivc a·.sa l t:n Jo~
po r la prá cti ca .co n s ta nte de
t•u uu c5 tro s tlia s, y t nstiia.d.,
p1·i m c ros 5i~ los In mi sm o 1111e
u ciJios . • • . • . • • • 1g&:
po r lo.s .s~nto.s pat lre s '! JoJ co
stó lic> de• cch >tlo po•· -1• i61c-
Ca p. I X. - Od a tra J ici ou apo
:u1 :;li c3n :t, aul l'tt h! apo yar la en l t xlo s for rna lrs tic, la
.sia
sa~r:uta C'$CI'Í tur A, y n·c ou
oc iJa po r Ja mi sm a, lo3 ~:anlO$
.s ccl esi ás.t icos . . • . 2o t·;
pa•h·e.,, los con cil ios y los 3n l orc
ono . - Es ta lw r.jr o •·•
r..p. X. - lle •··· iia do la igl esi a an ~ lic
denatl:~s en lo3 fH·ime:ro~
un n ren ovacin u de las ~nti~u:ls con
• • • • . • • • . • • :1 2(j
5iglo$ pos· )3 i~l esi a ,ju ive r!a l•
(.as cer rm on i•s rltl c ult u
ro p. Xl . -D •·I cu lto -cx tcr io• ·· -
rxt tt·i o•· e u ht igl tsi a rom an 3,
ha inv oc3 tio n tle l:l Vtq;c:.
i;;l rsi a ang lic au: l contt~a
y tJ (~ los !la ntn ~ •lcsech 3d as pol ' la
~ut ori tl; uJ de 13s rsc r itn a·3 s , ti uso co nsl 30 tr. d" los pr i-
la
los .sa nto s pa dre s . . • :l3 9
rnr •·ns s.i~ lns y el tes tim on io d~
s •n lo i~luia c•t óli c> . -
C.; p. X II .- Cu lto ole b s rel ir¡ uia
po r b s3g r rula escl"i tur a.
SJ nli tl.ttl de u te cu lto , au to rizado
pn ,:licoclo sie mp re en la i~lcsi a,
y ap rob ad o po r los san tos
• • • • • . • • . • • 2 ¡ 1)
p-adres y los con cil ios . • • • •
hl i na en los oro cio nes ·de
Ca p. X lll .- U<o tic t. lcn ¡;n a
po •· 13 S3g r:u:1 a rsc a·itu a·a ,
la i~lcsi" católic~l 1 au lo rin Jo
'! el scn ti •· rlc los sa n-
la prf•ct ica rl c tocios los s il;l os
p:'l tlrr s • • • • • o •• • • • • •• • o o. o • o 29 S
tos
d e b i ~lr $i~ an ~licnna;
(;•1'· .X lV .-= - Dc l'c cto s J>l'inri pa h•A
la Eu c:s ris ti:t , dtl sa-
5. .sabt a· , s op rts ion dd $3C rifi do dt
c ram tnt o d e 1:. cnn fia ·m aci on ,
tlr.l \ISO d4.' tr.u t r C I' UC\ '$ y
uso tltl p.,n bto rul ito y del
•Jc hacC!a' el sig no c.lr. la c ru7., dc•1
:1~11:\ bt nd ib; dogma~ (..
pr: \ct ir: u r rcouociclo.s con w san tos
y q11 csc npo y3 n :\u n mi sm o
th· mpo rn 13 au tor iJa tl de l:t
oGoa ul :.nt•o de 1:. i~lrsia y l:t
.w, ;r:u la t:s cri tu r o, l:l tra dic ion
. . • , • o • • • • 3o.r
¡H·: tct ic:t •' e toJ os tie mp os . • • • • • J1 2
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C:ap . X V - Co ncl usi o u, o • • • •
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