Discover millions of ebooks, audiobooks, and so much more with a free trial

Only $11.99/month after trial. Cancel anytime.

Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra
Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra
Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra
Ebook321 pages7 hours

Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra

Rating: 0 out of 5 stars

()

Read preview

About this ebook

Desde finales del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX, el crecimiento, expansión y consolidación del monocultivo industrial del azúcar —por iniciativa del capital tanto peruano como extranjero— condujo a grandes conmociones sociales y económicas. El autor indaga así el escenario en el que surgió la Alianza Popular Revolucionaria Americana, signado por los procesos de concentración monopólica de la tierra, el desarrollo de la gran empresa capitalista y el desplazamiento de la aristocracia regional, unido a la decadencia del campesinado pequeño propietario y a la aparición de una clase trabajadora rural en el valle de Chicama. Ello, junto con la depresión urbana y el pequeño comercio trujillano, y la emergencia de una intelectualidad con claras posiciones reformistas, configuran el marco social que exigía una lógica traducción política articulada por el partido fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre. El libro fue publicado por primera vez en 1970 y luego en una segunda edición ampliada y corregida en 1976 por el Instituto de Estudios Peruanos, quien pone nuevamente a disposición del público lector esta obra fundamental para comprender el Perú contemporáneo.

LanguageEspañol
Release dateAug 29, 2016
ISBN9789972515842
Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra

Related to Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra

Related ebooks

World Politics For You

View More

Related articles

Reviews for Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra

Rating: 0 out of 5 stars
0 ratings

0 ratings0 reviews

What did you think?

Tap to rate

Review must be at least 10 words

    Book preview

    Formación de las haciendas azucareras y orígenes el Apra - Peter Klarén

    78679.jpg78680.jpg

    Tercera edición corregida

    78642.jpg

    Serie: Perú Problema, 5

    Colección Clásicos, 2

    © IEP Instituto de Estudios Peruanos

    Horacio Urteaga 694, Lima 11

    Telf.: (51-1) 332-6194

    www.iep.org.pe

    ISBN (impreso): 978-9972-51-576-7

    ISSN: 0079-1075

    Impreso en Perú

    Primera edición impresa: Lima, IEP, 1970

    Segunda edición ampliada: Lima, IEP, 1976

    Tercera edición corregida: julio de 2016

    Primera edición digital: julio de 2016

    Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2016-08725

    Registro del proyecto editorial en la Biblioteca Nacional: 31501131600691

    Corrección: Rossanna Alva

    Diagramación:Carolina Carrillo

    Carátula:Gino Becerra

    Apoyo editorial:Yisleny López

    Revisión de texto y cuidado de edición: Odín del Pozo

    Digitalizado y publicado por CreaLibros.com

    logo_crealibros

    Prohibida la reproducción total o parcial del texto y de las características gráficas de este libro por cualquier medio sin permiso de los editores.

    Klarén, Peter

    Formación de las haciendas azucareras y orígenes del APRA. 3.a ed. Lima, IEP, 2016.

    (Perú Problema, 5. Colección Clásicos, 2)

    1. HISTORIA AGRARIA; 2. HISTORIA SOCIAL; 3. TENENCIA DE LA TIERRA;

    4. PARTIDOS POLÍTICOS; 5. APRA; 6. HACIENDAS AZUCARERAS; 7. BURGUESÍA; 8. CHINOS; 9. HAYA DE LA TORRE, VÍCTOR RAÚL, 1895-1979; 10. HUELGAS;

    11. INDUSTRIA AZUCARERA; 12. MANO DE OBRA; 13. PROLETARIADO RURAL; 14. TRABAJADORES RURALES; 15. PERÚ

    W/02.04.01/P/5/2016

    Contenido

    Prefacio a la tercera edición

    Presentación a la primera edición

    Introducción

    1. Modernización de la industria azucarera y concentración de la tierra en el valle de Chicama

    2. Surgimiento del proletariado rural

    3. Hacienda vs. pequeño agricultor

    4. Decadencia urbana y crisis comercial

    5. La Bohemia trujillana. Víctor Raúl Haya de la Torre

    6. Exilio de Haya y génesis del APRA: 1923-1930

    7. La respuesta política: de las elecciones a la revolución, 1931-1932

    8. El APRA y la política del azúcar

    Bibliografía

    Prefacio a la tercera edición

    orla

    En 1965, hace más de cinco décadas, comencé mi trabajo de campo en el Perú para una tesis doctoral sobre el APRA . No tardé mucho en descubrir que había elegido un tema demasiado amplio y controversial. En los meses que siguieron, me las arreglé para limitar mi enfoque al examen de por qué el APRA surgió y echó raíces a lo largo de la costa norte, particularmente alrededor de Trujillo, en lo que más tarde se conoció como el sólido norte aprista. Durante un viaje inicial a la región en busca de respuestas, descubrí un tesoro de documentos en la Cámara de Comercio, Agricultura e Industria del departamento de La Libertad, en Trujillo. Ello me permitió formular y documentar mi trabajo, Formación de las haciendas azucareras y orígenes del APRA (1970).

    Mi tesis sostiene que el origen, expansión y consolidación del azúcar como monocultivo en la costa norte —por iniciativa del capital tanto peruano como extranjero— condujo a grandes dislocaciones sociales y económicas desde finales del siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX. Entre otras cosas, los pequeños agricultores perdieron sus tierras que pasaron a manos de las plantaciones que se expandieron, y proletarizaron a los antiguos proprietarios convertiéndolos en una nueva fuerza laboral dentro del capitalismo global. Por otro lado, los campesinos de las sierras altas fueron endeudados por contratistas (enganchadores) para inducirlos a migrar hacia la costa y trabajar en los rápidamente industrializados complejos azucareros. Los cambios comerciales iniciados por las nuevas compañías azucareras trastornaron el sistema comercial local, empujando a pequeños y grandes comerciantes de clase media a una espiral de movimiento descendiente y descontento. Estos y otros conflictos fueron políticamente captados y articulados por el genio analítico de Víctor Raúl Haya de la Torre en sus textos y discursos iniciales que formaron luego el APRA. Junto con otros intelectuales provenientes de familias del mismo sector medio, Haya de la Torre formó parte del Grupo Norte. Finalmente, Haya llevó estas experiencias y análisis a Lima y al exilio en el extranjero. En Europa, las fortaleció con nuevas ideas, que después consolidaron las propuestas de la incipiente Alianza Popular Revolucionaria Americana y su posterior libro El antiimperialismo y el APRA (1936). Allí avanza tesis importantes en contra del imperialismo yanqui y a favor de la nacionalización de la tierra y la industria, y la solidaridad de todas las personas y clases oprimidas en el mundo.

    Desde la publicación de la primera edición de Formación de las haciendas en 1970 mucho ha ocurrido no solo en el Perú sino en el estudio de la historia, en general, y de la historia del APRA, en particular. Unas décadas tumultuosas vieron aparecer la reforma agraria de Juan Velasco Alvarado, que derrocó a la élite agrícola y transformó el sistema de tenencia de la tierra tanto de la costa como de la sierra en formas radicalmente nuevas. Velasco fue mucho más allá de lo que Haya hubiera esperado. El proyecto estatista de Velasco siguió su curso y luego con el tiempo sufrió una inversión con la reprivatización neoliberal del sistema agrícola impulsada durante la década de 1980, a la que siguió la reconcentración de la propiedad durante los pasados dos decenios. Este es un proceso que continúa desarrollándose hoy en lugares como los valles de Chicama y Santa Catalina en las afueras de Trujillo. En resumen, las haciendas de la costa que fueron nacionalizadas por Velasco han sido reconstituidas y han vuelto nuevamente a manos privadas.

    La caña de azúcar, por supuesto, es todavía un cultivo viable, pues ahora se le dedica a la producción de etanol para gasolina de automóviles, tanto para el mercado interno como para el externo. Al mismo tiempo, algunas haciendas han pasado a la producción de cultivos no tradicionales como espárragos, arroz y diversos frutos (mangos y uvas). Los extrabajadores de las haciendas se han reubicado en las ciudades cercanas y viajan regularmente a laborar ya no a pie sino en bus; aunque siguen sin poseer la tierra, trabajan por mejores salarios. Sin embargo, la escasez de agua, como ocurría con la caña de azúcar, continúa restringiendo la producción y exportación de estos valiosos nuevos cultivos.

    Entretejidos con estos sucesos, ocurrieron otros tales como la violenta erupción del conflicto armado interno y el declive económico de la década pérdida (1980-1990). La última se vio coronada por la tardía llegada al poder del APRA bajo el liderazgo de Alan García Pérez, quien logró la presidencia capturando momentáneamente el apoyo de los nuevos informales y los habitantes de las barriadas pobres de Lima, fenómeno documentado por José Matos Mar en su Desborde popular y crisis del Estado (1984). El gobierno de García se vio erosionado por una galopante hiperinflación y la caída del PBI, situación que abrió el camino al gobierno corrupto de Alberto Fujimori, un estilo político híbrido de autoritarismo con fachada democrática en la década de 1990.

    La democratización retornó después del año 2000, pero el sistema de partidos, que había resurgido en un primer momento, se debilitó con el proceso de descentralización política. Momentáneamente el APRA revivió, como lo atestigua la reelección de Alan García en el 2006, aunque ganó mayormente al hacer caso omiso de su partido y al apelar a los votos de los no apristas. Hoy en día, el partido ya no es capaz de postular con fuerza propia a las elecciones nacionales. Se ha visto obligado a buscar coaliciones con otros movimientos y candidatos. No obstante, el viejo sueño de la descentralización política de las provincias de estar fuera de la dominación centralista de Lima, introducido en el año 2002, ha producido una plétora de nuevos movimientos regionales rivales, pobremente organizados y personalistas, con consecuencias futuras en gran medida impredecibles. Así pues, el trabajo histórico del APRA —la constitución de un partido político masivo de fuerza potente— ha cedido a una realidad de pluralidad política casi infinita.

    Mientras que el APRA se ha desvanecido como partido nacional, la historia de su agencia política y social continúa siendo de gran interés. Los historiadores emprenden nuevas investigaciones sobre el partido a fin de comprender mejor esta importante pieza de la historia nacional y reconsiderar la continua intrusión de la economía global en la vida y la política en el Perú contemporáneo. Hasta el momento, el APRA ha sido analizado en sus dimensiones populista, intelectual, discursiva, mística y cuasi religiosa. A causa de la globalización, el partido está ahora siendo reexaminado por una nueva generación de estudiosos provenientes de las ciencias sociales en su hasta ahora ignorado contexto transnacional. Este se puede rastrear en las primeras peregrinaciones de Haya a México, Rusia, Berlín, Roma y Londres, donde creativamente, absorbió e integró varias inovadoras corrientes intelectuales al programa y plataforma de su incipiente movimiento.

    Las conmociones mundiales actuales —productos del neoliberalismo y la globalización—, afectan de manera profunda al Perú, en formas que nos recuerdan las dislocaciones que se sufrieron en la costa norte durante los inicios del APRA. Tomemos hoy el caso de la gran minería. El impacto negativo de la minería sobre el medio ambiente, la destrucción ecológica y disrupcion social que ocasiona marca un paralelo muy justo con lo que pasó durante la emergencia del azúcar como monocultivo de exportación en Trujillo y Lambayeque a comienzos del siglo pasado. De hecho, el capital extranjero, las corporaciones multinacionales, producen riqueza y trabajo como también degradan y destruyen no solo la tierra de antaño sino los modos de producción de sociedades establecidas. Este capital internacional y las transformaciones que lo acompañan, se expande hoy mas rápidamente que nunca. Por lo tanto, las protestas populares, frecuentemente violentas, abundan. Nadie puede decir a dónde llevará esta tendencia, pero el ejemplo de Formación de las haciendas azucareras y los orígenes del APRA es instructivo para una nueva generación de peruanos en la medida en que ellos tratan de bregar con los desafíos de la política peruana, la concentración del poder y el futuro del país en la nueva época de globalización.

    Finalmente, permítanme añadir una nota personal de sincero agradecimiento al Instituto de Estudios Peruanos por el honor de sacar a la luz esta tercera edición de Formación de las haciendas en su nueva Colección de Clásicos y a todos los compañeros del Instituto que lo hicieron posible.

    Peter F. Klarén

    Washington D. C., 2016

    Presentación a la primera edición

    orla

    El año de 1974 fue el cincuentenario de uno de los partidos que marcó el desarrollo político del Perú: el APRA . Gracias a los notables esfuerzos del historiador norteamericano Peter F. Klarén disponemos ahora de uno de los estudios que nos permite comprender las razones económicas y sociales de la emergencia del partido aprista. Su libro Formación de las haciendas azucareras y orígenes del APRA fue publicado por primera vez en 1970 por el Instituto de Estudios Peruanos y alcanzó una gran resonancia, pese a que las tesis principales del autor no motivaron ninguna discusión seria. Esta segunda edición, relativamente ampliada, ofrece una oportunidad para comentar las ideas centrales del libro y para sugerir algunas líneas complementarias para investigaciones futuras.

    La tesis central de Peter F. Klarén es fácil de resumir. Parte de la constatación de que la militancia aprista se recluta fundamentalmente en los departamentos de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca, es decir, lo que la literatura política ha denominado el sólido norte. Por consiguiente, es dentro de esta área que deben buscarse aquellos cambios que se tradujeron políticamente en la aparición del APRA. Este es un enfoque totalmente distinto a aquellos que consideran el nacimiento del aprismo como una consecuencia de la depresión de 1929 o del efecto carismático de Víctor Raúl Haya de la Torre.

    Hablar de cambios en el norte es, básicamente, hablar de los cambios que afectaron a su estructura agraria. En efecto, el colapso económico de la región producido durante la guerra con Chile (1879-1884) solo pudo superarse mediante la inyección de cuantiosos capitales foráneos, y la fusión de gran parte de las haciendas existentes. Este proceso de concentración fue particularmente intenso entre 1885 y 1890. Como resultado, las haciendas de propiedad de terratenientes nacionales fueron absorbidas dentro de las tres gigantes empresas agrícolas: Casa Grande, Roma y Cartavio. Los Gildemeister, Larco y Grace, sus propietarios respectivos, simbolizaban la total colonización de la agricultura costeña por el capital extranjero. La consolidación de estas haciendas, además, estuvo grandemente favorecida por una coyuntura exterior excepcionalmente propicia. Pero el término de la Primera Guerra Mundial detuvo momentáneamente esta expansión. Las ventas de azúcar, en 1920, llegaban a doce millones y medio de libras, pero el año siguiente alcanzaron apenas cuatro millones. Esta variación en la coyuntura produjo nuevos cambios en la estructura agraria de la región. El principal fue la virtual liquidación de los Larco, quienes se vieron obligados, en 1927, a transferir sus propiedades a Casa Grande a cambio de trece millones de soles. La desaparición de la hacienda Roma prácticamente completó la concentración de la tierra en el valle de Chicama. La estructura agraria que emerge después de este proceso estuvo bajo el control de Casa Grande, cuyas propiedades totalizaban cerca de 13.460 fanegadas. Chiclín, de los Larco, con 1.835 fanegadas, y Cartavio, con 2.206 fanegadas, fueron las únicas propiedades que escaparon al control de los Gildemeister.

    La emergencia y consolidación de Casa Grande, sin embargo, no implicó solamente la desnacionalización y absorción de las haciendas existentes. Los pequeños propietarios rurales también fueron afectados por estos cambios. La violenta expansión del azúcar, en efecto, quebró el precario equilibrio entre aguas de regadío y extensión de tierras, provocando una aguda escasez de aguas para la irrigación de los campos azucareros. Los consejos de regantes, controlados ahora por las grandes plantaciones, corrigieron este problema despojando de los turnos de agua a que tenían derecho los pequeños cultivadores. Sin agua, las tierras del litoral carecen de valor. El resultado de este proceso fue el despojo de las tierras de cerca de cinco mil familias entre 1890 y 1930, y su absorción dentro de las grandes plantaciones azucareras.

    Pero los cambios introducidos en la región costeña por la emergencia de estas plantaciones no solo afectaron, como se ha visto hasta ahora, a la estructura de la tenencia de la tierra, sino que también introdujeron modificaciones profundas en la estructura de la comercialización. El 21 de julio de 1915, el gobierno de Benavides otorgó a los Gildemeister el control del, hasta entonces abandonado, puerto de Malabrigo, en el valle de Chicama. En la práctica, esta entrega significaba liberar a Gildemeister de los pagos de los derechos de exportación e importación de insumos y de bienes introducidos por este puerto. Una autorización posterior para construir y operar un ferrocarril local entre Malabrigo y Casa Grande consolidaba esta situación. La consecuencia del control comercial, ejercido ahora por Gildemeister, fue el deterioro en la condición material de muchos de los comerciantes trujillanos, quienes se encontraban en clara desventaja frente a Casa Grande por tener que pagar elevadas tasas aduaneras en el puerto de Salaverry, así como altos costos de transporte al ferrocarril, controlado por la Peruvian Corporation.

    En resumen, las transformaciones ocurridas en la estructura económica de los valles norteños, en las primeras décadas del presente siglo, fueron creando los mecanismos y las bases sociales para las movilizaciones lideradas por el APRA. Pero las tensiones de una estructura solo se expresan en los momentos de crisis. Si bien las huelgas y protestas de los trabajadores atravesaron permanentemente la historia de los valles del norte, es una coyuntura económica desfavorable la que otorga a estas manifestaciones toda su explosividad y dramatismo. El ejemplo típico es 1921, año en que estalla una serie de huelgas producidas tanto por el aumento del nivel de vida como por la depresión del comercio internacional del azúcar. Estas movilizaciones, a la vez que mostraron la combatividad de los trabajadores, comenzaron a atraer la atención de quienes buscaron traducir ideológica y políticamente el descontento de vastos sectores afectados por los cambios económicos.

    Es, pues, este contexto el que explica el considerable impacto que tuvo el APRA en el norte del Perú. Impacto en el ámbito del reclutamiento y, en cierta manera, a escala del contenido del mensaje político. El APRA, en efecto, logró la movilización de gran parte de la clase media rural de comerciantes, artesanos y migrantes de las serranías, cuya situación económica y política fue profundamente alterada como consecuencia de la inserción de estos enclaves extranjeros en la agricultura norteña. Muchos de los líderes apristas vinieron justamente de estos sectores medios desplazados. En las elecciones de 1931, aproximadamente el 44% del total de los votos apristas correspondió a los cinco departamentos del norte. De este 44%, a su vez, los departamentos de La Libertad y Lambayeque, donde estuvo concentrada la industria azucarera, proporcionaron más de la mitad de la votación aprista.

    Es esta peculiar base social la que explica también el contenido de la ideología aprista. Partido esencialmente de la clase media, el APRA buscó la movilización de los intereses afectados por la penetración del capital extranjero en la estructura económica del norte. Su prédica antiimperialista pudo encontrar oídos receptivos entre aquellos cuyos recursos productivos —tierras, pequeñas industrias y comercio— fueron absorbidos por las emergentes y gigantes plantaciones extranjeras. Su nacionalismo, al mismo tiempo que expresaba la reivindicación y articulaba la movilización de estos diferentes intereses lesionados, evitaba la formulación de una crítica y de una alternativa de clase. Por esto mismo, ni el antiimperialismo ni el nacionalismo del APRA fueron demasiado lejos. Para Haya de la Torre, después de todo, el imperialismo correspondía en nuestros países a la primera fase del capitalismo. Ya en 1931, Fred Morris Dearing, embajador de Estados Unidos en el Perú, debía corroborar la postura política de Haya de la Torre en una elocuente carta:

    El señor Haya de la Torre me impresionó inmediatamente por lo caluroso y simpático de su carácter y por su aparente sinceridad... Rechazó con desdén la idea de que era destructor o ultrarradical y pareció tener un sincero respeto por nuestro país, al que ha visitado en varias oportunidades… El señor Haya de la Torre indicó claramente que si su partido tuviera éxito, esperaba mucha comprensión y toda la ayuda posible de nuestro Gobierno y una real cooperación entre nuestros países; él únicamente desea que nuestro Gobierno sea moderado, considerado y justo… Por el momento, la situación en los campos mineros de la Northern Peru Mining and Smelting Company es activa, y el señor Haya de la Torre me dijo —algo que puede ser considerado como una evidencia de lo que siente por los intereses norteamericanos— que esta mañana había aconsejado a través de sus varias conexiones, a toda su gente en y alrededor del distrito de Trujillo contra cualquier tipo de violencia, haciendo uso de toda su influencia para conseguir un arreglo pacífico, aceptando con calma lo inevitable… Mientras me hablaba, Haya de la Torre me dio la impresión de estar calmado, y entonces tuve conciencia de la intensidad de sus propósitos, y la evidencia de los últimos meses demostraba que era un hombre hábil y que tenía el respeto y la adhesión de muchos de sus compatriotas. No estoy aún muy seguro si es un hombre predestinado o no. Por lo que sé de este asunto, sin embargo, pensaría que si llega a ser Presidente del Perú no tendríamos nada que temer; por el contrario, podríamos esperar una excelente y beneficiosa administración de fuertes tendencias liberales, en la que habría justicia, comenzando un período de confianza y bienestar.[1]

    La correlación propuesta por Peter F. Klarén entre cambios y dislocaciones en la estructura económica de una región, producidos por los enclaves extranjeros y la emergencia del electorado aprista parece, pues, convincente. Liisa North, en su reciente tesis doctoral, Origins and Development of the Peruvian Aprista Party, encuentra una correlación similar en áreas como Cerro de Pasco, Ica y Áncash, donde, efectivamente, la aparición de otros enclaves produjo cambios de la misma naturaleza que en la costa norte. Sin embargo, como la autora lo reconoce, la emergencia del APRA no puede ser explicada solamente a través de la aplicación mecánica de un modelo bastante simple, pese al importante rol que juegan dentro de él los factores económicos y sociales. En Piura, por ejemplo, fue el Partido Socialista y no el APRA el que tradujo políticamente estas mutaciones, mientras que en Lima y Callao fueron populismos de diversos signos los que constituyeron la expresión de la movilización política de tales intereses. Lo mismo puede decirse del área de Junín. El trabajo de Peter F. Klarén, en consecuencia, constituye el primer gran aporte para pensar históricamente el fenómeno aprista en un determinado nivel, pero se requiere todavía investigaciones más profundas para elaborar una adecuada síntesis.

    Lo que no queda claro en el análisis de Klarén, en cambio, es el porqué de la militancia aprista de los trabajadores rurales. En el caso de la burguesía rural y de los sectores medios desplazados por el capital extranjero, es perfectamente comprensible su permeabilidad a la prédica nacionalista y antiimperialista desarrollada por el aprismo. Pero en el caso de los obreros del azúcar, ¿por qué el APRA y no el Partido Comunista? La nula influencia de este último, ¿fue debida a su creación muy reciente, a la debilidad de su organización, a su menosprecio por los trabajadores del campo y a su opción por la politización del proletariado minero? Pero, en este último caso —la politización del proletariado minero—, tampoco los comunistas alcanzaron, por lo menos en aquel momento, un éxito de largo alcance, todo lo cual plantea el problema de saber hasta qué punto el enrolamiento de los trabajadores en las filas del APRA, más allá de la eficacia de sus células locales en el reclutamiento, fue el resultado de la peculiar estructura y del nivel alcanzado por la conciencia de la clase trabajadora. En otras palabras, ¿cuál fue la exacta posición del APRA en la estructura, la conciencia y la ideología del proletariado rural y urbano del Perú? La respuesta a esta cuestión fundamental exige el reexamen entero de la historia del proletariado peruano, desde su formación hasta su configuración actual, pasando por el examen de sus combates exitosos y de sus derrotas pasajeras. De este modo, la reflexión comparada de las tesis políticas de Mariátegui y de Haya de la Torre ilumina con fuerza el problema planteado, al mismo tiempo que brinda una de las claves para comprender el proceso político del Perú actual. Pero, a pesar de estos vacíos, el libro de Klarén constituye un importante aporte al

    Enjoying the preview?
    Page 1 of 1