Botana. El Federalismo Liberal en Argentina

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Marcello Carmagnani (Coordinador) Federalismos latinoamericanos: Meéxico/Brasil/Argentina Fideicomiso Historia de las Américas Serie Estudios se a {0 LIBERAL EN ARGENTINA: 1852-1930, EL FEDERALIS NaTAUO R. Botanat 1, FEDERALISMO LIBERAL que se formé en Argentina en la segunda Giviles de Independencia, [os conceptos tradicionales con que habitual. mente se le designa son insuficientes para dar cuenta de su caricter y trayectoria. Si, por un lado, los términos Federalismo y liberal abarcan, nla teoria politica y en la historia comparada un proceso basado en la limitacién del poder politico, por otro, ese movimiento tuvo en Argenti- ‘na el designio de constituir un Estado nacional y un régimen capaz de subordinar a las provincias dentro de un orden que las contuviera y, al abo, las controlara eficazmente. Del mismo modo, en la idea de Constitucién federal, con que la opo- sicion a Rosas en el exilio pretendi6 superar el antagonismo entre uni- tarios y caudillos federales, coexistian en inevitable tensi6n de utopia de las libertades republicanas y el anhelo de dar forma y sustento mate- tial al poder politico. Ese proyecto se condens6 entre los aftos 1853 y 1860 en una Constitucion nacional que adoptaba la forma representati- va republicana federal, segin rezaba su articulo primero. Inspirada en sus grandes lineas en el Gnico modelo republicano exitoso del Nuevo ‘Mundo, la semejanza con la Constitucién federal de Filadelfia la decla- raci6n de derechos, el presidencialismo, la separaci6n rigida de pode- tes, el ejercicio directo e indirecto de la soberania del pueblo, el control judicial— no debe ocultar los rasgos que le dieron fisonomia propia: ‘una inclinacién mas fuerte hacia el predominio del Poder Ejecutivo, atem- perada por la no reeleccién inmediata del presidente de la Republica, a Jo que se sumo el desequilibrio regional entre Buenos Aires y el interior. En todo caso, la legitimidad de principio de que goz6 esa Consti- tuci6n entre los anos 1853 y 1930 justificé experiencias diversas. De imagen deseable para la Argentina moderna, tal cual la formularon los Publicistas que mas tarde dieron vida y accién al nuevo orden, la "Instituto Di Tella, Buenos Aires 2 ELFEDERALISMO LIBERAL EN Ang ENTINA: 18521950 2, alberg6 hasta 1980 una ‘emprana experiencia demoeritica En amor care Ba ud como formula politica impuesta por nant suficientes para una campaia de ripido movimiento. En. n Nicolas convo- LATINO HERA ANANTH 9p ‘caso, esta relaci6n de fueraas se ¢ fen adelante, habran de imponer ee ai 1880-1916, El aflo ochenta es un punto de ruptura en la historia del federalismo eral que, sin embargo, no debe alsarse de una comneidad nas pens tente, pues s¢ impuso, al cabo, aquello que muchos actores veian como inevitable necesidad. El papel que desempefaron Mire, Sarmiento y Al- ber oe os Aires conmovido por una urbana es, al respecto, ejemplar: Por sus ideas o por su accién, los tes habian aposta- doa favor del Estado federal en contra de are Ja Argentina criolla. Pasado el tiempo de las polémicas polémicas y querellas de oca- sién, los tres ubicados en el So eer oo camo de lo densnasaet «ellos mismos preconizaron contender a cena ic ho ‘AT completar la formacién del Estado federal, el nuevo orden del ochenta concluy6 unificando un(régimen politico que habri de durar, entre cuestionamientos y sobresaltos, hasta 1916, 2 Antes del ochenta, la fragmentacion del Estado federal dio lugar a dos clases de regimenes politicos: las coaliciones de gobernadores del interior, que comenzaron a formarse en los tltimos afios de la presidencia de Sarmiento, y el régi- men de Buenos Aires, cuya clase politica permanecia escindida entre mitnistas y autonomistas. Después del ochenta, la dualidad de regime- nes desaparece, la hegemonia gubernamental se unifica, las decisiones se irradian desde Ia capital federal y la_escala de gobiernos electores, que venia insinuandose desde los tiempos de la Independencia, se ar- ticula en un sistema basado en el control de la sucesi6n, El ochenta es, al mismo tiempo, punto de partida y coronamiento de una larga tradiciGn que logré inven, gracias al mecanismo de los go- biernos electores, el clasi icano de representacion Politica. En lugar de ciudadanos auténomos que, aun en el marco del sufragio restringido, tomaban parte en la elecci6n de sus representan- tes, el regimen del ochenta coloc6 en el centro del escenario alas insti- ‘uciones (presidencia, Eobemaciones, municipios y cusrposlegeleiea que _producian a sus iOS representantes: el Clegian Tos gobiernos. De este modo, la representacion debia circular de abajo hacia arriba, se convertia en la [as proplas Corporacloney insinucTonales que en sentido El régimen politico se desenvolvié en varios planos. Favorecida por una conjuncién de factores internos y externos, Argentina fue testigo de EL FEDERALISMO LIBERAL 20 - 4, que de 2313 km en 1880 habia pasado a tener 33.478 a red ferrovion sae un gran porcentaje de su carga hacia el puerto de en 1913, earincipal centro de exporacion, junto con Rosario, de log ‘= ropecuanios oon predomnante del gobierno federal, dotado de un con. oie de ecursos ipicos de una administracion unitaria, depen. Hunt embargo del régimen federal y del poder electoral que radicaba gr las 14 provincias. Presidentes, gobemnadores y legisladores unifi- ens orgen electoral de esos cargos segin diversas modalidades: president intervenia para nombrar a quien habria de sucederlo y en la Preignacion de los gobernadores de provincia, los cuales, a su vez, ha- an waler su poder e influencia para nombrar a los diputados y a los se. Tpadores nacionalesy los miembros de las legislaturas provinciales age trataba pues de un sistema creado en torno a un estricto control fitucional. En la pirimide del mismo, las juntas de electores designa- mal presidente y vicepresidente de acuerdo con un procedimiento combinaba el sufragio de lista completa para escoger electores con fuerte disciplina de que hacia gala un conjunto de provincias que ¢ apoyaron a la formula oficial. Si, en efecto, se originaba una di- 6n entre candidaturas rivales, dicho enfrentamiento tenia lugar entre electores votaban, por regia general, sin isuras internas. ‘ausencia de oposiciones efectivas se advierte no s6lo por el alto je de votos del candidato oficial en las juntas, que oscil6 entre ‘con la Gnica excepci6n del 65% de Roca en 1880, sino por la que durante 30 afios manifest6 aquella coalicién de apoyo a los es electos. La integraron nueve provincias: Catamarca, COrdo- juy, La Rioja, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe y Santiago del Es- las cuales reunieron en total 116 electores sobre 228 hasta 1898 ¥ 300 entre ese afo y 1910. este nticleo offcia los electores, regla nec: ELFEDERALISMO UIBERALEN ARGENTINA 52:90 2 Pese a que el equilibrio federal en las juntas de electores entre dsti- 1 de tos con poder y nimero equivalentealcansd una execnee meen en 1886 y 1892, en los comicios restantes la balants se tnclino hac Buenos Aires y la capital federal que pasaron a entolar 34h de os clectores. Ello no impidié la repetida victoria de Ine 1 lo a de las provincias ofcialis- tas. De donde puede inferrse, insistimos, que la hegemonia del rg men del ochenta, vista desde la perspectiva que nos propone un anal sis del federalismo liberal, descansaba sobre esa coalicion de provincias medianas y chicas. _ En este cuadro, el papel de los gobernadores fue tan importante ‘mo el del presidente. Los imtercambios de protecciones reeiprocas ene cl gobierno federal y las provincias suponian que, sin el apoyo de los gobernadores, el poder presidencial carecia de sustento y, a la inversa sin el resguardo nacional los gobernadores carecian de la reserva de autoridad indispensable para mandar en su provincia, Para tal objeto cra necesariotrazar puents inaiucionales ene lo panicularyloigeme, ral. Al lado de las juntas de electores, la instinucion que vinculo con mas eficacia a los gobernadores con el gobierno federal, haciendo honor al sentido conservador que le asignaba la doctrina desde Hamilton hasta Alberdi, fue el'Senado nacional, la frecuencia de reelecci6n de los gobernadores fue muy baja, con lo cual dicho comportamiento coincidia con la normativa constitucional que admitia la reelecci6n del presidente y vicepresidente con el interva- lo de un periodo. Los presidentes duraban en su mandato seis afios; los ‘gobernadores entre tres y cuatro. Sélo dos presidentes, los cordobeses Miguel Juarez Celman (1886-1890) y José Figueroa Alcorta (1905-1910) habian desempefiado antes el cargo de gobemnador, pero un porcentaje muy importante de ex presidentes y ex gobernadores, que oscilaba en- tre 40 y 67% sobre el total de senadores de cada provincia, ocuparon: una banca en el Senado nacional. El mandato renovable de nueve ahos You origen elecoeal indica anata aaa laturas provinciales, convirtieron al Senado en un dbito comunicacién entre el gobierno federal y las provincias donde era fre- cuente observar itinerarios de ida y vuelta para aquellos senadores que ‘obtenian en su provincia el beneficio de la reeleccion. eLeRDERASMOUBERAL = ipnre a inervencin federal ye s/™@.2 ajidad pactada enue el Ejecutivo el LERisltivo ge colegialidad pattencion federal. En 10s 36 a0s que van intensa de la intervencigy, Esta suerte de ics en la prictica dela itervencion Dts He cencrea hasta 1916 [a aplicicion mens Me papel creciem fee ape Pes 25 erenone sch del Congreso nator gecreto (Ia proporcion no se refleja por ciert, cieron por ley y 15 por decret con menos frecuencia que en Orr ciares siamese on os cas 957-1880 se aplico en 15 oportunidades, ocho Por decreto y séal mterencionst del gobiemo federal, Pues todos Jos Presicentes Roca hasta Victorino de la Plaza hicieron uso de ella, pero modi- aorantacion y abjeto. De instrumento para reducir el particulars: rae sincal la unidad deL Estado federal, a intervencion del bier cise tansformo en un medio, sin duda ms rutinario, para corn funcionamiento el regimen politico y controlar a la oposi- Sl gobierno federal represent el papel de arbitro. compro- jue intervino mis veces en las provincias de oposicion repetida mlas elecciones presidenciales —tal el caso de Buenos Aires— y pres- mis apoyo a las autoridades constituidas, sila intervencion se efec a a requerimicnto de ella. y-a.los grupos opositores si dicha medi ‘se decidia de oficio sin que mediase requerimiento. [En aibos casos se puede observar una relacion compleja entre presi- legisladores y gobernadores. Los presidentes, en efecto, no prescindir del apoyo politico de los gobernadores, pero éstos ‘en sus provincias.a sabiendas de que el gobierno federal inter- El control institucional ascendia entonces desde las provincias ‘sustento a la eleccién presidencial y descendia hacia ellas des- federal para dirimir conflictos, otorgar recompensas ¥_ a los discolos. La Corte Suprema de Justicia confirm6 este e > de cosas al sostener en un fallo de 1893 que la intervenci6n federal provincias era un acto politico por naturaleza, cuya verificacion ia exclusivamente a los poderes politicos de la nacion. complicado andamiaje no hubiese podido mantenerse en pie feneracion del sufragio mediante elfraude y el control electors! gobiernos de familia, robustos en los distritos medianos ¥ todo en los chicos, gozaron de una excepcional fortaleza. El r€8" ELFEDERALISMO LIBERAL EN ARGENTINA. 18521930 men federal los protegi6 y sirvi6 asimismo de soporte para esc oe Sos de renovacién de las autoridades sin neces un gio censitaire ae “No eran ajenas a este propdsito la baja participacién electoral en los comicios ni tampoco la apatia del inmigrante que prescindia de su cana Ge ciudadano, En todo caso, la generacion del sufragio se desenvolvio ‘on éxito mediante pasos sucesivos que iban desde el control de las co- smisiones empadronadoras y la formacion del registro hasta la emision fraguada de votos, los comicios dobles, el vuelco de padrones y la tepe- ticion y compra de sufragios. Fstas pricticas generaron una grave con- tradiccion en el federalismo liberal argentino. Ast al menos lo juzgaron {os partidos opositores que denunciaban la corrupcién de la. libertad politica y se situaban, en actitud revolucionara, fuera de las fronteras del régimen EL FEDERALISMO EN LA PRI SRA TRANSIGION A LA DEMOCRACIA: 1916-1930 Elconcepto de partido opositor debe precisarse. El régimen del ochenta se confundi6 con una agrupacién que también mereci6 dicho mote, el Panido Autonomista Nacional, aunque sus rasgos tipicos tenian escasa semefanza Con modernas realidades partidarias difundidas en Europa y ‘en Estados Unidos, El_pan) como se designé habitualmente, no era mis que una asociacion de goberantes que aniculaba las posiciones de poder en Tas provincias con el centro de decision de la politica nacional. Surprosapia federal era indudable: el pax no hubiese existido sin aque Liga de Gobernadores del ochentay sus sucesores contemporineos. Esti estructura, firme y consolidada, suffi6 sin embargo los embates de ‘una impugnacién cuyo epicentro estuvo en la provincia de Buenos Aires yen la capital federal. Para los{mitristas, autonomistas © caricos) de rrotados en la batalla de la federacion y en la discusion de las leyes laicas de matrimonio civil y educacion, los medios de control que el ré- sgimen del ochenta habia montado tras la normativa consttucional —el control de la sucesi6n, la intervencion federal y ‘el control sr suponian una flagrante transgresiOn del sistema representativo, tad, valor compartido por todos que cortia franco de impedimentos en la sociedad civil, encontraba serios ‘obsticulos en la sociedad politica Por ello, el dial Ja dias pL FEDERALISMO UERAL oblica abierta regida por la libertad civil yy aanalis La dimensi€n representativa de la liber: apo oflito revolucionano en la década gq del ochenta entre una epublica restictsa. UE tad politica, se conviti. A oon El camino emprendido fue el del alzamiento civigg sun pest ide 190s revoluiones se exteniron dey Du yaad de Buenos Ares hacia Sata Fey. con meng faeree hacia CBrdoba, San Luis y Tucuman. Para absorber este conflic. eee eax hizo uso de la coacci6n y del acuerdo. La mayor intensidag tos vensionista en las provincias que se registr6 en €S0s aos comri6 pa. falels con los acuerdos pactados con el mitrismo ¥, POCos anos después, on el radicalisimo moderado encabezado por Bernardo de Irigoyen, “En las dos circunstancias, la oposicion radical, dirigida primero por Leandro N. Alem y después por Hipélito Yrigoyen, plant una bandera de intransigencia frente a los acuerdos, sent6 las bases de un partido in. dependiente de los recursos gubernamentales, y persistio en la actitud revolucionaria hasta que, dentro de las propias filas oficiales, las ten- Js mas progresistas pusieron en marcha una estrategia de incorpo- democritica con la reforma electoral de 1912. N. Alem y el federalismo radical Ja propuesta del radicalismo para reconciliar a la Constitucién na- ‘con la libertad politica, el federalismo ocupé un lugar destacado. haya sido Leandro N. Alem quien mejor ilustré este tem- (0 hasta el punto de presentar al federalismo envuelto en una ra de los males de la centyalizacién.. Eldebate comenz6 10 afos antes del noventa cuando Alem, en ese diputado autonomista en la legislatura de la provincia de Bue- , Se opuso a la ley de federalizaci6n y, por ende, a ceder ¢! que debia quedar sujeto a la jurisdiccién del gobierno nacio- fo fue el Gnico porteno que se opuso a la federalizacién con doctrinarios; también el gobernador derrotado, Carlos Teie- Sus ideas acerca. de un federalismo mucho mas proximo.l nofteamericano, sin ejército nacional permanente y con derechos 4 las provincias para levantar milicias y a los ciudadanos FELFEDERALSMO LIBERAL EN ARGENTINA 1852195) 1a portar armas, cuya garantia descansal fing del iervenicn ear wnnen cu ie es ‘Tejedor entendi6 el federalismo como acat mmo liberl. Alem, por su pane, do un paso aldaaee pene wate ug el fed ralismo liberal con la democracia representativa, Inspirado en as eorina del liberalismo francés de Tocqueville y Laboulaye, que veian en la des- centralizacion una panacea para arrancar a Francia de la uniformidad burocratica del Segundo Imperio, Alem identficaba en la federalizacién de Buenos Aires el germen de un régimen oligirquico sin opinion pi- blica ni partidos, dependiente de la voluntad omnimoda del Poder Ej cativo. El discurso fue contestado de inmediato en el recinto por José Her- nindez, el popular autor del Martin Fierro, que se habia encolumnado resueltamente en las filas roquistas. Tanto Hernandez como Alberdi en su altima obra escrita en Buenos Aires, La Republica Argentina consoli- dada en 1880 con la ciudad de Buenos Aires por capital, consejaban para el porvenir una sintesis que naceria de la afirmacion del poder na- ional con el vigoroso desarrollo de la sociedad civil. Este dltimo aspec- to no despertaba mayores eriticas de parte de Alem, excepto en aquel punto donde él observaba la raiz de las contradicciones futuras: la cen- twalizacion del ochenta, en efecto, y su encubierto unitarismo debilita- rian as escasas reservas de temperamento civico que ain conservaba el federalismo argentino, infligiendo un grave dafo a la sociedad politica. ara salvar a la Repdblica federal de estos males, Alem no llegaba al extremo de recomendar un programa socialista (su condena a las con- secuencias de las revoluciones de 1848 y 1870 en Francia era tan severa como sus criticas al comunismo), sino que se contentaba, a remolque de Macaulay, con proponer la restauracion de las libertades politicas de una ancient constitution —la de 1853-1860—, conculcada por el fraude y la oligarquia. Con este argumento Alem justificé la revoluci6n del no- venta de donde naceria la Unién Civica Radical. En los primeros afos, hasta la muerte de Alem en 1896, el radicalismo vincul6 estrechamente en su discurso y en su carta orginica las deman- ‘Constitucién. Cuando los radicales se levantaron en armas gui ~ ‘Alem en la provincia de Santa Fe, en 1893, uno de sus dirigentes mas ac- tivos, Lisandro de la Torre, comenz6 una carrera politica, que luego lo apartaria de la ucr, con un programa descentralizador para daries com- Petencia a las municipalidades en materas relaivas aa seguridad pol: e educasron. Muy = cempero, est €Stralegia I CUO Fede, aby a cuca. HM lo ayysdo la emergencia de un. nueva lide, se fue din Sentackin untafi ¥ Paflamentaria cel Partida Sq, eo sional su organuzacion desde la Ciudad gies nhac fines del si os Ares de reform politica Bifaderatsme et aa de 1912 se legd reorientando dristicamente log a i ros de orl del emer ru manene igen el cow nam cn mate rma eo ors pancipios de siglo y la temprana muerte del presidente Cho higar al ascenso de su vicepresidente Figueroa Alcorta ‘estudiar de cerca esta presidencia para —— la logica epimen del ochenta, pues el lesmantelamiento de las posiciones ‘Aorta), most) una vez mas el papel decisivo de la interven- Federal. Cualquiera que fuese la orientacion del gobiemo (Figueroa ja anuncisha el reformismo que impulsara su sucesor Roque Pea), quedo en claro la eficacia de esta herramienta pars depo- Toposiciones y asegurar una situacion complaciente para el Poder ‘Como veremos en seguida, Hipdlito Yrigoyen prolong6 fiel- esta tradicin centralista 16 laxeforma politica afect6 parcialmente las bases del _proluciendo el hecho sorprendente de la coexisten- [provincias gobernadas por radicales (en orden cronol6gico Santa Rios y Condoba) con provincias que permanecian en manos de tradicionales. Al término de este proceso en 1916, y luego ‘elecciones parciales de 1912 y 1914, Hipdlito Yrigoyen llego a la ‘son Una posicion minonturia en ambas ramas del Poder py en las gobernaciones de provincia, Con esto se cumplia Principio constitucional y se ratificaba una estritegia cle demo- Progresiva P aba raz6n a los padres constituyentes, jue armaron un Para preservar al pus de los vcios del caulilismo y de la pe ‘el poder: La alternancia en el ejercicio de la presidencia Pues, por mandato constitucional. Entre los 13 presidents "ELFEDERALISMO UIRERAL EN ARGENTINA. 182-1980 ~~ aque se sucedieron entre 1862 y 1916, slo uno, Julio A. Roca, pudo ejercer la primera magistratura durante dos mandatos completos (1880-1885 y 1898-1904). Por cierto, la sucesin presidencial dependia del control que ejercia el magistrado saliente, pero este hecho no invalidaba del todo las restricciones que la Constitucin imponia a la dominacion per sonalista. La alternancia de 1916 venia entonces a limpiar de vicios a un sistema que, desde el punto de vista formal, ya estaba montado y coro mente por tercios cada tres, lier (Camara Baja cada dos afos yen fin, las oportunidades de «que podian presentase en las juntas de glecores os Sor pesos ee {guardos satisficieron al comienzo de la transicion la misién asignada, pero las negociaciones en las juntas de electores no impidieron esa vie~ toria de Vrigoyen que ningun reformador habia juzgado posible cuando. se discutia la ley de sufragio universal. A pesar de no contar con mayo ia propia en las juntas (hecho insélito que no se repetia desde 1868 en que fue electo Sarmiento), debido a una escisién del radicalismo santa~ fesino, Yngoyen obtuvo a la postre el apoyo de esos electores y fue consagrado presidente. Hipolito Yrigoyen y la prictica del federalismo En este encuadre institucional, el gobiemo del ridicalismo abria vari interrogantes. liacion © ray las yuiridas las _agrupaciones tradici oportunidad de en concepciones ‘muy arraigadas en la retorica radical desde la epoca de Alem: para amigos y adversarios, el ascenso de Yrigoyen a la presidencia, con sufragio universal y voto obligatorio, azaba una lines divisoria con la vieja politica. Los porcentajes de participaci6n con res- Pecto al registro electoral (689% en. 1912 y 74.89% en 1930) justificaban. esta perspectiva optimista, aunque si el cilculo tomaba en cuenta a la Poblacion total las cifras caian en picada hasta cubrir Mo en 1912 ¥ 12.99% en 1930. os paso UBERAL ripe 0 sragio universal y salvado el hecho de -Todavia en tiempos del Su ‘de las de San Juan, donde podign -epcion po veaban as mutes COPEACT sina politica €ra UN Pequeno gs, elegie aucoridades provinc’l crecimiento explosive de la sociedag ceenario en COMPACT or inmigrantes. El ano 1912, Por ejemplo, civil formada principalment Pr jorma electoral, regis el mero de cen que se sanci Se ciperado en nuestra historia, mientras que, a 323000 inmigraes Hor 98, sobre los dos millones de habitantes egg in esl 192 pera nron 27800 ue ya contabs la civ Mento caso, mis all Ig de los cambios que se advertian en el volumen ruroerac ino federal (el primero, il a burocracia del gobierno oa del gasto paiblco y de 1916 a 480 997 000 en 1930 y el empleo de 4 O00 de pests coe 1903 ¥ 132856 en 1922). Aralista que se venia formando desde 1862 y aquella srobicioss tansex: froin La experiencia democrat do cauce, en efecto, a una mayor “olerancia politica de parte del gobierno que se refle}0 en 'a aplicacién A estado de sitio entre 1916 y 1930 en solo dos oportunidades, pero leanzé a impregnar con nuevas practicas las relaciones entre el Po. der Eyecutivo, el Senado y las provincias. Al contrario: las exacerbo has. impensables en el regimen anterior as 19 intervencione3 que realiz6 Yrigoyen en su primera presidencia, 15 por decreto y cuatro por ley) abarcaron a todas las provincias, con {on de Santa Fe, y contrastan con el uso més prudente que se ad- Dpreviamente (el rango intervencionista entre 1880 y 1916 es et Luis Saenz Petia, ocho; Figueroa Alcorta, siete; J. E. Uribunu, Roca 2o., seis; Pellegrini tres; De la Plaza, tres; Roca 10. dos; Juarez , dos; Roque Sienz Pefia, dos; Quintana, una). En un primer se puede explicar esta presiOn sostenida del Poder Ejecutivo elhecho de que Yrigoyen apenas dispuso de mayoria propia en la de Diputados después de la renovaci6n parcial de 1918 y noal- 4 controlar el Senado durante su mandato. En un nivel de expli mds profundo, empero, la politica intervencionista de Yrigoyen ideas y estilos que enfrentaban al pluralismo federal y a la ex de colaboracion entre poderes impuesta por la Constituci6n. teforma de 1912 aparejo una consecuencia no querida: los conse creyeron que retendrian la presidencia y coexistirian con los en el Congreso ys prodyjo el resultado inverso, pues Yeigoye™ Presidencia sin contar con el apoyo necesario en el SenadoY ELFEDERALISWO LIBERAL PN ARGENTINA. 452.1990 ct ‘en las provincias. Dos caminos posibles panian de esta encrucijada: 0 bien se establecia un compromiso entre estos poderes o, de lo contra. See pest en marca un evo sistema de conta basado en Ia intervenci6n federal. Yrigoyen opto por el ses trayec- to.con base en una idea de la democrat ones sls ane pieuoraba una interpretacion conservadora de la teoria federal re “Desde El Federalista hasta las rendidas muestras de adhesion del sarmiento doctrinario de los Comentarios a la Constitucién... dicha in- terpretacion suponia un compromiso entre soberanias diferentes. Las ‘complejas relaciones en sentido vertical y horizontal entre los poderes extablecidos por la Constnucim tenian en mira mantener ese eompro- miso fundador en el proceso legislativo y-en la gestion cotidiana del go- {amo. Como la soberanis no se. conaserabe excidvamanaai gai grin poder y como, por otra pane, el régimen presidencal no. podtia recurrir al expediente extremo de disolver el parlamento, eran ineludi- bles los compromisos entre el Legislativo y el Ejecutivo en el caso de que este cltimo no dispusiese de una mayer que lo sscundara(i ie Guta otorgada al presidente de vetar una ley dictada por el Congreso no invalidaba esta exigenca).Iigoyen se apano decididamente de eta 1 ¢6rica, asumiendo el principio de que la soberania democriti-! 1 residia en el Poder Ejecutivo en contra de la soberania oligirquica que se refugiaba en las provincias y-en el Senado. Los fundamentos del decreto de intervencion a la provincia de Bue- nos Aires, del 24 de abril de 1917, suscriben este concepto monista de la soberania mucho mis cercano a Siéyes que a Madison: EI pueblo de la Repablica, al plebiscitar su actual gobierno legitimo, ha ‘opuesto la sancién soberana de su voluntad a todas las situaciones de hecho ya todos los poderes ilegales. En tal virud, el Poder Ejecutivo no debe apar- ‘arse del concepto fundamental que ha informado la raz6n de ser de su re- presentacién publica, sino, antes bien, realizar, como el primero y el mas de- Cisivo de sus postuladas, la obra de reparacién politica que, alcanzada en el orden nacional, debe imponerse en los Estados Federales, desde que el ejer- Cicio de la soberania es indivisible dentro de la unidad nacional y desde que todos los ciudadanos de la Repiblica tienen los mismos derechos y prerro- gativas. Con esta politica, el compromiso y las reglas tcitas de la transici6n abierta en 1912 fueron remplazados por el conflicto federal, '¢l cual

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