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JORGE BARUDY MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION EDITORIAL GALDOC INDICE Agradecimientos Prélogo .. Dresentacin vo cvivcceveeeceees Imroduction ccc ec ee eee CAPITULO! Los sistemas humanos entre la violencia y la Ley Las normnasjaridicas como producctones eulturales. familiar, normas sociales. ica, werapia & colaboraci terapéuticos y el sistema judi uridica-terapéutica: la re La mera de CAPITULO I Familia, violencia y maltrato ia en el ciclo vital de una familia... eeeceee como sistema cultural y “palabreamte” menos culturales en las familias ia como discurse apego y imipregnacién EL apego humano como proceso... Apego y semi Las as familiares 1 Fl maltcato como expresién de una crisis ea la farnilia — Las familias teansgeneracionalmence pertutbadas. ...... Ef malerato cransgeneracional como consecuencia de las perturbaciones del apego Ua estructura de las Familias cronicamente maltracadoras 1. Carencias selaciunadas con fa funcién marernante 2. Carencias relacionadas con le funeién paternante 2... 2... 3. Tiasornos relacionados con la organizacidn jerdrquica de la familia. 44, “Trastornos de ls intereambios entre I familia yd eomo CAPITULO La ecologia social del maltrato y los diferentes tipos Lz ecologla social del maltrato inf Ta modernidad neoliberal como ecologia. 1s factores socio-culturates vineulados al modesnisine La definicién del maltrato ete e eee e eee Los diferemtes tipos de maltrato oe . 1a tipologia de los malos tratos destle una perspectiva eco-sistémica « Las formas visibles de maltrato... Las formas invisibles de maltrato. 9 13 1S 7 2 30 32 33 36 37 64 65 69 nR B 73 7 INDICE carmruioiy Las dindmicas familiares productoras de negligencia y abandono de los nifios La negligencia biolégica: eb Las fuentes de la negligencia “ Los factores dependienites del Lanegligencia cultural . La negligencia contextual: la pobreza y el aislamniento social como medio ambiente. Las consecuencias de la negligencia en los nifios Las consecuencias de la negligencia fsica Las consccuencias de la negligencia psico-alectiva . CAPITULO V Las dindmicas familiares de la violencia fisica Laviolencia agresiva « Las iteologts delas pads violentos .. 1. Las creencias o los golpes que forman parte de un sistema de creencias de ipo aluisia 2. Las creencias o los golpes wilizadlos como instrumento para deferidetse de sia amenaza . 3. Las creencias ¢ fos golpes que forman parte de un derecho 2 fa vengauza La identidad del padee o de la madre violenta La pareja del padve o de la madre malteaatora La violencia conyugal y el maltrato Fisica... Las mujeres “que aman” a los hombres violentos Las nvjeres violentas . CAPITULO VI Sociedad, cultura y abuso sexual extrafamiliar La ecologfa sexualmente abusiva . La mundializacign de la explotacién sexual infantil Las causas culturales del abuso sexual... Los escereotipos culturales sobre el abuso sexual y los abusadores . Abusos sexuales ¢ ideologfa patriarcal .. La pornografia en la sociedad de mercado Los abusos senuales extrafamiliares . Los abusos sexuales comeridos por desconocidos Los abusos sextales perpetrados por un sujeto conacide por la fami CAPITULO VIL Los abusos sexuales intrafamiliares Los mecanismos naturales de evitacién del incesto . Lactiologta familiar de los abusos sexuales .. 10 BI 8 82 85 85 86 89 89 91 o4 96 7 98 99 12 102 104 105 106 108 108 10 m 113, 14 us 16 17 ny uo 120 124 127 130 INDICE 1 La dinica de los abusus sextiales intrafaniliares: los trastornos del apege y la “intoxicacién ideobigics” La omtoggnesis familiar del abuso sexual el incesto como proceso 1. Los actos incestunsos protegidos por la ley del silencio. LA. La fase de seduccién 1.2. (a Gase de inceraccién sextal abusiva 13.0 sis para la familia y los sistemas de interven El momento de la divulgacién Ta fase represiva Las dindnticas familiares sexvalmente abusivas . Tas organizaciones familiares incestuosamente abusivas 1) La organizacién eamatafiada y alteuista ... 2) La organizaci6n promiscua caética, indiferenciada y usurpadora . 3) La organtzacién rfgida, absoluista y toialitarla . CAPITULO VITL Los abusadores sexuales y sus cOmplices Los diferentes grupos de abusadores y sts personalidad 1a personalidad de los abusadores sexuales Los abusudores subi los totale Los abusadores subindin Las abusadores subi divi Los abu Laos abusadores individuados El grupo de abusadores sobreindividuadas con escasa diferenciacién . 1. Los abusadores sobs Juados con una diferenciacién moderada L complicidad o la inocencia de las esposas de abusadores incesttosos ay sone CAPITULO IX, Las diferentes carreras morales de los nifios victimas de maltrato ‘ 1.a carrera de los nifios vietimas de negligencia Tas consecuencias traumiticas de fa experiet a) Baja aucoestima y un sentimiento de inferioridad b) La vivencia depresiva Los mecanismos adaptativos a kas sicuaciones caren: a) El desarrollo de un modelo relacional de dependen b) Los trastornos de comport: €) Los comportamientas predadores.. Lacarreca moral de los wifias abandonados Ta cantera moral de los 0 Las experienc: as consecuencias El sindrome del Las consecuencias psi 2) La ansiedad, la anguse b) Los trastornos de Ia identidad ©) Los crastornes de fa autoestima les vW 131 132 133, 434 134 135, 136 137 138 138 139 140 140 144 144 M6 146 48 148 149 449 150 150 151 155 156 156 156 157 157 158 158 158 162 162 164 164 165 165 165 166 INDICE Los mecanismos de adapracién ala violencia. 166 La catrera moral de los nifios abusados sernlmente 167 Los efectos traumdticos see eee eee ee es 169 La fase inicial del abuso: la ruptura de contexto 169 La sexttalizacién de los vinculos @ de su sexualidad 169 Las manifestaciones del traumatismo . 170 La adaptacién de fa victima al proceso abusivo: el apremdizaje foreado de fa sexualizaciGn 72 CAPITULO X Trabajo de redes justicia y cerapia La organizaci6n en red de los sistemas profesionales 178 ‘Un modelo integral de incervencién socio-judicial y de terapia - 9 Un modelo piramidal de organizacién de una comunidad 181 Organizacién de las diferentes tareas segun cada nivel: 182 El programa de intervencién sacio-jurtdico y terapéurico . 183 La ineervencién terapéutica en casos de crisis 183, La intervencisn socio-judicial y rerapéutica de las diccaduras famailianes led La restautacin de la justicia a través de la intervencién sociat y/o judi 187 a) La proteccién infantil y la restanracign de la ley a través de Ia aucoridad del terapeuta 187 D) La justicializaci6n como necesidad terapéucica . 188 ©) La creaci6n de espacios intermediatios . 189 ta diferentes componentes de la intervencién 190 - Ladeteccién y manejo de la revelacién 190 x La notificacién ol sefialamiento . 191 a) Anilisis del contexto y del contenido de la demanda en el sefialan 192 b) El proceso de validacién 193 Las enteevistas de investigacién 194 3. El desencadenamiento y el manejo cle fa crisis familiar . 194 4, La proteccién de los nifios . 196 Ef trabajé'terapéutico com la familia Ww? Algunos aspectos espectficos de fa terapia de las consectiencias de bos abusos sexuales 202 Paucas para la intervencién psico-sacial en casas dle abuso sexual extrafamiliac 202 Las diferentes erapas de fa intervencidn . 202 Dos situaciones, variantes de un mismo tema . 207 “La terapiia Ue’ tos abusos sexudles intratanilliares “a Fases def proceso de intervencién 209 EL tcabajo de terapia familiar a través de la diferenciacién, ceparacién y exaneracidn, 210 CAPITULO xt El autocuidado de fos profesionales que trabajan en programas de proteccién infantil Programas de autocuidade de los profesionales ...... : . 26 Modelo organizativo de un programra de autoctidado de profesionales 26 Elautocuidado en una red : : 219 Bibliograpia - 223 AGRADECIMIENTOS Para rodos aquellos que me ayudaron a escribir este libro. En primer lugar a Jos nifios que a través de sus suftimientos me mostraron sus dolores, asf como el dolor de los adultos que los maltraraban. Agradezco también a los padres que con el testimonio de sus historias de vida me hicieron comprender que sus violencias eran una tragedia que se podfa prevenit y tratat. Toda mi gratitud para el profesor Doctor Frans Baro de a Universidad Catélica de Lovaina, que me brindé su confianza, su amistad y a quien debo mi formacién como psiquiatra y una parte de mi reconstruccién personal. Mis agradecimiientos para los colegas de los diferences programas de prevencién y de tratamiento del maltrato infantil de Bélgica, Francia, Espaiia y América Latina, Miles de gracias a mis compafieros y colegas de Exil: centro médico psicosocial para exiliados politicos y victimas de la tortura, asf como a mis colegas docences del post cealo en Terapia Sistématica de la Universidad Catdlica de Lovaina, mi “red social” donde se nutren mis investigaciones clinicas y mi compromiso ético y politico con las victimas de fa violencia, Agmlae cnr ame o dis myines que me aynutowr ar de eulisién ule by materiales que componen mi libro: Ménica Hermosilla que los tradujo del francés, Maryorie Dantagnan que dactilogeafié y corrigié cl manuscrito y a Marla Ignacia Arruabarrena por sus aportes para el texto final. . Mis agradecimientos especiales a lone Arruabarrena, artista vasca que cedié gen- tilmente fa acuarela que ilustza la portada. Todo mi reconocimiento y mis gracias a la Universidad Diego Portales y a su facultad de Derecho, especialmente a la profesora Marfa Angélica Jiménez con quien tengo el gusto de colaborat como docente del post tfrulo Justicia, derechos y politicas puiblicas para la infancia y fa adolescencia, enrique- ciéndome con sus aporte tedricos y sus experiencias en el tema. Por tiltimo, mi profundo y solidario reconocimiento a todos aquellos profesiona- les chilenos que me han hecho desde siempre sentirme parte de los suyos, ofteciéndo- 13 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION me inspiracién en sus creativas formas de hacer con lo que se tiette, presténdome coraje con sus arricsgadas manifestaciones de amor en aquellos afios donde comprometerse con el ids débil eca arriesgat la vida. Como no tengo espacio para nombrarles a todos, con vuestto permiso nombro a una sola persona, Ana Marla Arén, ageadeciendo a través de ella vuestro amor y reconocimienco a mis aportes comprometidos con el bienestar y los derechos de los nifios. No podrfa terminar estos agradecimientos sin reconocer explicitamente al Fondef (Fondo de Fomento al Desarrollo Cientifico y Tecnolégico de fa Comision Chilena de Ciencias y Tecnologla) quien al financiar el proyecto “Educacidn para la no violencia” me ha permitide concretizar la posibilidad de asociarme y contribuir con investigado- res de mi pals a la construcctén de yn Chile sin violencia. Este libro es im aporte a ese desafto. 14 PROLOGO Jorge Barudy es un hombre que siempre nos ha sorprendido con su generosidad. Desde su primera venida a Chile, de vuelta del exico, con la calima y la paciencia de un “hacedor de mosaicos” -como lo bautizara nuestra comin amiga Edith ‘Tilman- y con fa firerza y cl entusiasmo de un sobreviviente que vuelve a sus ralces, fue capaz de contagiarnos con sus ideas, de hacernos ver lo invisibilizado, escuchar lo silenciado invitandonos a un viaje sin retorno hacia la comprensién de lo incomprensible. Descu- brir en nucstras conversaciones que compartiamos, sin saberlo, la misma estética, fue un estimulo para seguir trabajando en estos temas tan dolorosos, Se describe fa resilencia como 1a propiedad que tienen algunos materiales de recuperar su forma luego de haber suftido un traumatismo. Hay materiales cuya natu raleza es de por sf tan poco resiliente, como el vidrio, que luego de un golpe se teducen a astillas y su recuperacidn es imposible. Otros, como las esponjas, frente a los traumas ya las inclemencias del tiempo, se encogen, se deforman pero luego de un tiempo son capaces de recuperar su forma primitiva: se expanden, se esponjan, crecen. Hay eventos trauméticos serribles que reducen a los setes humanos a su mds minima expresién, tanto a los que los provocan como a les que los sufren, Recuperarse de ellos es rarea muy dificil, sélo algunos lo logean. Jorge Barudy es uno de esos sobrevivientes del horror que no solo vivié para recuperar su forma sino que fue capaz de seguir creciendo y dando los frucos que hoy tenemos el privilegio de recibir a través de las palabras de este libro. Los que conocemos al autor nos hemos maravillado siempre de su capacidad de convertir el horror en sabidurfa, ef sufrimiento en fortaleza, el dolor en esperanza. Nos sorprende su gencrosa capacidad para entender a los maltraradores, tomando una sana distancia en relacién a los procesos abusivos que permite a sus lectores, cambién entenderlos y ayudarlos, En las paginas de este libro aprendemos de cémo se gestan los procesos abusivos y también de cémo podriamos evitarlos. Leyendo entre lineas podemos descubrir las 15 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION fuentes en que el autor probablemente enconcré fa fuerza para resistir y sobreponerse: los primeros vinculos de afecto, las redes sociales personales, la identidad que nos conecta con fo bueno y lo no san bueno de nuestras rafces, que nos proyecta al futuro que sofiamos, en estrecha relacién con los que queremos y en armonfa con os que no queremos tanto, Respetando las ritualizaciones de fa agresién para no transgredic los Mmites de nuestros seres mas cercanos, pero manceniendo siempre la capacidad de luchar para defender lo que creemos justo. _Leyendo a Barudy nos empapamos del altruismo social y de In ética del riesgo. Como la esponja deformada y constrefiida, que cuando vienen tiempos mejores es capaz de expandirse en contextos mas propicios, no Solo para recuperar st forma sino que también para compartir sus nutrientes con quienes tienen la suerte de pasar cerca suyo. ANA MARIA ARON S. Proyecto Fondef de Educacién para la no-violen Universidad Catslica de Chile 16 PRESENTACION Las sitnaciones de violencia que tienen lugar en la familia, se originan y desarrotlan bajo diversas y miiltiples formas, pero todas ellas tienen en comin, el suftimiento y profando deterioto de la calidad de vida de las numerosas personas que se ven afectadas por ella, asf como de aquellas que la rodean. La violencia en la familia, el maltrato infantil y juvenil y el abuso sexual, que son abordados en este libro, son un ejemplo de ello. La presencia de estas formas de violencia, asf como de las diversas expresiones que ésta asume, son de larga data ¢ incluso, histéricamente, pueden set conocida en distin- tas culeuras y épocas, a través de la vasta literatura sobre ef tema. No obstante ello, el reconocimiento piblico de este tipo de violencia, como un problema serio y desbasta- dor, ha tenido lugar solo en las sltimas décadas de este milenio. EI develamiento de estas sitaciones de violencia, maltrato y abuso, que tienen lugar en ef Smbito de la familia, surgen en parte, producto de la rarea que emprendie- ron fos movimientos histéricos y sociales de mujeres, nifios y jévenes, que en los serenta In pusicron de relieve. Simulténeamente, diversas investigaciones sobre el tema, también hicieron lo suyo, poniendo en evidencia la necesidad de buscar mayores conociiménros que permingran erhdorar nuevas respuestas, que se akjaran ati! mabe etiolégico y buscaran un enfoque integrador mds asertivo encaminado a disminuir el sufrimicnto que este conflicto produce. E1 aporte de los organismos internacionales de derechos humanos, que paulatina- mente fueron acogiendo la gravedad del problema, también se hizo sentir. Surgieron ‘asf, propuestas que permitieron crear instcumentos internacionales espectficos de pro- teccién contra la violencia y discriminacién, como son precisamente la Convencién interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra fa mujer, conoci- da como la “Convencién de Belem do Para” (1994), as{ como la Convencién sobre la eliminacion de codas las formas de discriminacién contra la mujer, (1981) 0, fa Con- vencién Internacional de los Derechos del Nifio, (1989) que contempla normativa especifica contra todo tipo de violencia y maltrato, 17 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ RECARACON En este contexto, los estados en la regién han realizado algunas reformas de sus Jegislaciones internas, para adaptarlas a las obligaciones que imponen estos instrumen- tos internacionales con el propésito de disntinuir las formas de violencia especial Jas que se dan en la familia. Sin embargo, es una tarea que estd lejos de cumplirse. En este marco, una tendencia nada feliz, ha sido acudir a una mayor penalizacién, como fa forma privilegiada de respuesta a la violencia y maltrato en la familia. Un ejemplo de ello, son precisamente las leyes que protegen a los nifios o nifias del maltrato de sus padres o las de abuso sexual que tiene lugar al interior de Ia familia. En estos casos, la discusién se ha centrado precisamente en la peticién o aumento de penalizacién a los padres, asf como la detivacién a la institucionalizacién de los nifios 0 nifias afectados por estas situaciones. Ello no obstante su probada inutilidad para dar respuesta al conflicto que supone un problema de esta naturaleza. En este concexto, si bien hoy dfa ya no se discure la magnitud y el deterioro a que da lugar la violencia en la familia, ast como tampoco los graves dafios que produce a un niimero inmenso de nifios, jévenes, mujeres y hombres, lo que si esté en discusién son los modelos y formas de intervencién que de ellos derivan, En tal pesspectiva y en espacios relativamente auténomos, han cenido lugar, esfuerzos que provienen tanto del Ambito juridico, como del campo psico sacial y médico, destinados a elaborar nuevos tipos de respuestas a dicha problemética. Estos tiltimos, se ven enfrentados a elaborar y trazar respuestas terapduticas frente a casos de violencia familiar, maltrato infantil, abuso sexual, entre otras formas de violencia. El libro que nos ofrece Jorge Barudy, precisamente es un excelente testimonio de dichos esfuetzos, ‘a partir det campo stcosocial y médico, el cual, por sus caracteristicas, resutca profunda e inmensamente iluminador, para todos aquellos profesionales del drea jurfdica, social, psicoldgica, de la educacién, de fa medicina, que se ven enfrenta- dos a intervenir con el propésito de entregar respuestas que permitan enfrentar de manera més asertiva, las diversas modalidades de abuso sexual, maltrato infantil o violencia intra 0 extrafamiliar. La modalidad de intervencién que ofrece, involucra modelos terapéuticos para abordar los procesos de violencia, que tienen la particularidad, de incorporar un pro- fundo conocimiento del tema, que nada menos es el resultado de experiencias repara- doras y sanadoras, en ta que las propias victimas, asf como sus maltratadores 0 abusadores, o las familias genersdoras de violenicia, han podido reconstruir sus vida, Asimismo, los modelos que nos oftece el autos, incorpora, ademds un profundo respeto de tos derechos de los nifios, nifias, jévenes, mujeres, hombres, que involucra un acercamiento de disciplinas y profesionales, que no pueden continuar uabajando en forma aislada frente a fos problemas que derivan de las situaciones de violencia, so pena de llevar a cabo intervenciones que no sdlo son infructuosas, sino ademds parado- jalmente tienden a dafiar atin més a quienes fa vivencian, ente 18 PRESENTACION Es precisamente en este campo, en que ef conocimiento, las prdcticas y los mode- Jos que Jorge Barudy nos presenta, constituyen a una invitacién a la reflexién interdis- ciplinaria, en la que un conjunto de profesionales y funcionarios estén llamados a involuctarse, en el marco del cual la participacién terapéutica no puede dejar de considerarse, Esto supone, en consectencia, modificar sustancialmente las modalidades de intervencién juridica y la normativa que de ella derivan. En este sentido, los diversos accores en este campo, jueces, abogados, psicélogos, asistentes sociales, orientadores, educadores, policfas, estén llamados a conjugar esfuerzos, que permitan reformular Jas intervenciones cradicionales y coadyuvar a los cambios necesarios, que posibiliten recondacir la préctica juridica y psico social, que hoy muy escasamente conttibuye a enfrentar con algiin grado de éxito las graves secuelas que s¢ derivan de la violencia en Ia familia, ef maltraco infanto juvenil y el abuso sexual. MARIA ANGELICA JIMENEZ A. Profesora-Investigadora C. I. J. Universidad Diego Portales 19 INTRODUCCION Este fibro intenta ser un aporte para favorecer fa colaboracién entre profesionales que trabajan en el sistema judicial y en ef sistema terapéutico, para oftecer la proteccién més adecuada a fos nifios victimas de situaciones de violencia por parte de los adultos. Esto, en la éptica de la Convencién Internacional de los Derechos del Nifio. Este libro fue concebido paralelamente a ota, titulado “El Dolor Invisible de la Infancia", edicaco en enero de 1998, en Espafia, por Ediciones Paidos Ibérica. El contenido de ambos es el resultado de una misma experiencia clinica y personal, pero la diferencia y Ia singularidad de cada uno obedece a la necesidad de adaprar mi mensaje a las necesidades de lectores que pertenecen a planetas diferentes: la psicologia y el derecho. La duplicacién de mis esfuerzos es mi contribucién al didlogo de estos dos sistemas, en beneficio de los derechos y necesidades de la infancia. En lo que a mf se refiere, la motivacién y el interés que animan mi préctica terapéutica con victimas de la violencia es parte de mis esfuerzos por cransférmar mi dolor en energla constructiva para contribuir a Ia desaparicién de la violencia y el abuso de poder en todas sus formas. Mi contacto personal con la violencia organizada que siguié al golpe militar del 11 de Septiembre en Chile, mi pafs de origen, fue lo que me llevé a consagrar gran parte de mi profesién de psiquiatra y psicoterapeuta a la reparacidn del dafio que presenraban las familias de refugiados acogidos en Bélgica -pats de mi exilio— provoca- do por las dictaduras militares latinoamericanas. Mas tarde ofrect, con los miembros de mi equipo, mis experiencias clinicas a otras familias de refugiados en el marco de EXIL, Centro Médico Psicosocial belga para refugiados politicos y victimas de a tortura, Mis experiencias en este programa me confrontaron con el suftimiento de los diferences miembros de estas familias, una de cuyas manifestaciones era la aparicién de situaciones de violencia intrafamilias. La primera hipdtesis explicativa para este fend- meno fie 1a de In “contaminacién” de estas familias de la violencia ambiental que las 21 ~ MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION diferentes dictaduras habfan creado. Esta hipétesis se fue enriqueciendo a medida que avanzdbamos en nuestras investigactones, lo que nos permitié enunciar que cualquier familia, por muy sana que ella sea, puede producir en su seno situaciones de violencia si ésta se encuentra confronrada 2 fo que posteriormente Hamarfamos una “cardstrofe ecolégica de carferer humane”. Por otra parte, rdpidamente descubtimos que un grupo de nuestros pacientes que habfan sido torturados y que presentaban graves manifestaciones de suftimiento, mu- chas veces refractario al tratamiento, habfan sido maltratados en su infancia. El campo de mi investigacién se amplid, a partir de 1980, cuando comencé a colaborar en la investigacién-accién que el gobierno belga financié para conocer fa amplitud y las caracterfsticas del fenémeno de) maltrato infantil en el pats. Las asocia- ciones de defensa de fos derechos del nifio habfan logrado concientizar y movilizar ta opinién y los poderes piiblicos sobre la necesidad de una polltica espectfica para prevenir y ccatar el maltrato infantil. Los equips de investigadores entregaron sus resultados a fines de 1983. El esfuerzo de estos profesionales se materializé en la constitucién de un Programa Terapéutico y Preventive del Maltrato Infantil, a través de la constituctén de equipos multidisciplinarios conocidos como los centros $.0.5. Enfants-Familles (SOS Nifios y Familia ). Comencé a trabajar como psiquiatra y terapeuta familiar en uno de estos equipos, el de la Clinica Universitaria Ss. Luc, de fa Facultad de Medicina de la Universidad Catética de Lovaina, donde me desempenié durante varios afios come responsable clinico, Esta doble posicién, la de terapeuta de victimas de violencia “organizada” y violencia familiar, me ha permitido establecer que en ambos tipos de violencia encon- tramos los mismiss protagonistas presentes en todas fas dindmicas humanas en donde ka vida est4 amenazada y los derechos humanos pisoteadas. En los dos casos existe un primer grupo compuesto por los represores, rorturadores, abusadores, maltratadores, etcs un segundo grupo, conformado por las victimas: hombres, mujeres y nifios perse- guidos, encarcelados, rorturados y exiliados; y un tercer grupo, constituide por fos erceros, las otros, los instigadores, los idedtogos, los cémplices, pero también tos pasivos, los indiferentes, los que no quieren saber o los que, sabiendo, nada hacen para oponerse a estas situaciones y/o tratar de coneribuir a crear Ins condiciones para un cambio. Cuando se trata de violencia organizada, los represores directos son, a menudo, los agentes del Estado (miembros de servicios de seguridad, militares y policlas), quie- nes abusan de su poder destinado a proceger al conjunto de la ciudadania, transfor méndolo en una fuente de opresién y terror, y asf defender los intereses de un grupo dominante. Los represores no sdlo reprimen y rortusan, sito que ademds se adhieren fandticamente al sistema ideoldgico dominante, defendiendo y produciende una serie de discursos en que legititnan, mistifican y/o niegan el cardcter abusivo de la violencia, negando en muchos casos la existencia misma de ella. 22 INTRODUCCION . El bombre y la mujer torturada 0 vialada pueden, con més probabilidad, mante- ner Ja distancia afectiva y psicolégica de su agresor y, por ende, reconocerse como victima, lo que la protegerd del riesgo de entregarle su identidad. Desgraciadamente, esto no siempre es posible debido a las esteategias utilizadas por el torturador para que la victima se vuelva dependiente de él, lo que puede Hevarla a dudar de sus creencias aceptando la culpabilidad por Jo que le ocurte, La existencia de verdugos y de victimas no explica por sf sola la existencia de la violencia organizada; se requieren los terceras, los otros. Estos son los cémplices direc- tos nacionales y/o wansnacionales, asf como Jos cémplices indirectos, los que por miedo 0 comodidad apoyan a los verdugos y a sus instigadores. Afortunadamente, miles son las personas y grupos que en todos los perfodos histéricos y en todos los continentes se han sublevado contra la violencia y comprometido en la defensa de los derechos de todos los seres humanos . En Ia violencia familiar, las victimas son casi siempre los nifios y las mujeres, principalmence por la desigualdad en las relaciones de poder y el abuso de éste por los nfs fuertes. A este respecto, a menudo insistiremos en este libso que el origen estructy- ral de la violencia (organizada o familiar) no es necesariamente la diferencia de poder, sino el abuso del poder. En el caso de Ja familia, es la diferencia de poder la que le da al padre y a la madre la competencia para cuidar, proteger y socializar a sus hijos. Las situaciones de malos tratos son siempre, en esta perspectiva, el resultado de un abuso de poder ded adulto que legitimiza las politicas piiblicas para proceger los derechos y la integridad de todos los nifios y nifias. Los nifios y niiias, debido a su dependencia bio-psicosocial con los adultos, a menudo aceptan sus malos tratos como legftimos, esto ademds porque los comporta- mientos abusives son camuflados o simplemente negados por el discurso de adulros y padres abusadores. Por ejemplo, casi sicmpre los golpes y las palizas son presentados como necesarios para “una buena educacién”, o los gestos de abusos sexuales como gestos de cari y/o como necesatios para un desarroiic sano de la sexualidad de las victimas. Por esta razén, el sufrimiento de los nifios y nifias maltratados es la consecuencia de una de las formas més patolégicas de fa comunicacién humana, es decir, el “doble vinculo” descrito por Bateson (1977). En la situacién de maltrato y abuso sexual, la victima es sometida a una comunix cacién paradojal; por un lado, la golpean, la abusan sexual o psicolégicamente o la descuidan y, por otro lado, le dicen que es “por su bien”, “que es su culpa” o “que es necesasio para su desarrollo”. Poco a poco las victimnas conecen un proceso de “lavado de cerebro” integrado por la dependencia det adulto y la incapacidad de denunciar los mensajes contradictorios, un adoctrinamiento que puede resumirse de Ia siguiente manera: “te amamos, te maltratamos, edllate, es normal”, “te hacemos daiio por t culpa, es por st bien”, “te usamos sexualmente para que aprendas a ser mujer”, etc. Como conse- cuencia de esto, los hijos pueden incorporar, progresivamente y de una manera acrltica 23 ‘MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION los comportamientos y creencias de sus padres opresores. Casi siempre estos padres fueron ellos mismes victimas de este proceso cuando fueron nifios. Esta situacién acarrea el riesgo de una transmisién transgencracional de la violencia y del maltrato, ya que éstos se organizan en una cultura familiar que se transmite de generacidn en generacin. Los tesceros, que participan del proceso del maltrato infantil son los demas miembros de ta familia, asf como los miembros del entorno social, incapaces de brin- dar proteccidn a las victimas puesto que, para ellos, el hecho que un padre 0 una madre torture, descuide o abuse sexualmente a sus hijos es parte de “una violencia impensable” 0, simplemente, no quieren comprpmeterse por temor o para “evitarse problemas” 0, lo que es peor, por complicidad y/o concordancia ideolégica con los perpetradores. Entre estos terceros co-productares del maltrato existen todavia muchos médicos, psicdlogos, profesores, magistrados, asistentes sociales, etc., que minimizan 0 niegan Ia existencia de los malos tratos y/o no son capaces de establecer Ia relacién entre los signos de suftimienco y los trastornos conductuales de nifios y nifias con la posibilidad que sean victimas de la violencia de los adultos que los cuidan. Algunos profesionales son a menudo prisioneros de sus modelos tedricos y sus roles, y necesitan ser ayudados a sensibilizatse a la existencia de este drama. Para otros ¢s mucho més dificil acceder al reconacitniento de este drama porque protegen una imagen idealizada de los padres y la familia, o simplemente subordinan su reflexién ética a sistemas de creencias autoritarias, pacriarcales y/o adultistas. Afortunadamente, numerosos son ya los profesionales de la salud, profesores o simplemente citdadanos que, alertados por los relatos y/o comportamientos de las victimas, les biindan un apoyo solidatio y la proteccién necesaria. En los diferentes capftulos de este libro propandremos diferentes modelos expli- cativos para los diferentes tipos de malos cratos, asi como tas dindmicas familiares y sociales que los predisponen. Pero también nos ocuparemos de las posibilidades tera- péuticas de estos fenémenos, poniendo énfasis en la idea de que la intervencién para proteger y ayudar a las nifias y nifios tiene que respetar siempre los derechos y las necesidades infantiles, tratando de articular, a nivel de tas politicas piiblicas, os recur- sos existentes tanto 2 nivel det sistema judicial como en lo que a sistemas de salud, servicios sociales y sistemas educativos se refiere. A lo largo de este libro insistiremos en que el motor principal de cualquier programa destinado a prevenit y tratar los malos tratos es el compromise ético y polftico de la persona del profesional, Esto, para contribuir a Ja liberacién de las victimas de los efectos traumdticos y alienantes del abuso de poder y de Ia violencia, facilitando telaciones familiares y sociales no violentas, al mismo tiempo que reescribie con ellos la historia explicativa de estos acontecimientos, En este libro insistimos en que para contribuir a la emergencia de estos procesos, fos terapeucas debemos renunciar a cualquier tentacién de “cosificar” y/o recnperar el 24 INTRODUCCION 1 suftimiento de fas victimas para fortalecer nuestro poder profesional. El proceso teta péutico es un proceso donde el amor es el antidoro més importante a la cultura dee violencia, y por ende, el otro, a pesar de la indignacién que sus actos despiertan ent nosotros, seré siempre respetado incondicionalmente como persona. Es también nuestro objetivo sensibilizar al conjunto de profesionales de Sa infan: cia en la necesidad imperiosa de restituir {a justicia y el respeto de los derechos de los nifios en las familias, por lo tanto, de incorporar en Ia intervencién preventivaiy terapéutica del maltrato las acciones destinadas a no fomencar la impunidad de los adultos perpetradores, pero considerando siempre las necesidades del nifio. Numetosas siuaciones muestran la inadecuacién de ciertas respuestas de los tribunales en fa pro- teccién de los nifios violentados y en la rehabilitacién de los padres. En este sentido, fa ideologfa de Js penalizacién indiscriminada de todos los padies, as{ como la institucio- nalizacién de los menores como 1 alternativa de solucién, nos parece que a menu- do son soluciones adultistas que para el nifio son a veces peores que la situacién familiar que estaba enfrentando. En ef modelo presentado en este libro consideramos que la reparacién del dafio provocado en los nifios a causa del maltrato comienza con la rehabilitacidn de sus padres agresores. No se podrfa concebir una terapia integral del daiio y et suftimiento de los nifios y nifias malerarados y abusados sin una cerapia que permita a sus padres ejercer su funcién parental de una manera mds sana y cespetuosa de los derechos del nifio. Nuesten préctica nos ha permitido encontrar muchos magistrados y polictas, asi como numerosos psicélogos y asistentes sociales de tribunales, que se planteaban los mismos objetivos que nosotros, los "terapeutas”, Esto explica nuestra restaruder de crear puentes buscando ef didlogo con magistrados, policfas y jueces para encontrar formas de articulacién de nuestros programas terapéuticos con el sistema judicial. A este respecto, es nuestra responsabilidad, en tanto rerapeutas, el contribuir con nuestras experiencias y conocimientos clinicos al ejercicio de Ia justicia, en la medida que ésca constituye el conjunto de sistemas ¢ insticuciones que tienen en una sociedad clemocré- Vineatra vision bre aesepunn terete tre wuts -y tre vepana tan tnipnirons, Sh-risnn, tiempo que esta colaboracién permite enriquecer nuestras pricticas sociales y terapéuti- cas con sus experiencias. Este libro pretende, por consecuencia, compartir las bases tesricas en la cual se fundamenta esta necesidad de articulacién y, sobre codo, de una colaboracién basada en el respeto de Ia diferencia de roles y de mandatos de ambos campos: el judicial y el terapéutico. Esto, para contribuir al bienestar de los nifios y a la defensa de la vida, Mis experiencias a este respecto son el resultado del didlogo y de una prictica conjunta entre los ‘Tiibunales de Menores belgas y los equipos terapéuticos encargados de la proteccién infantil, mds particularmente entre el Juzgado de Menores de Bruselas y los profesionales del equipo SOS Enfants-Famille de la Clinica St. Lucy de la Universidad Catélica de Lovaina. 25 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION Y REPARACION En cuanto a mi concieme, a través de mis escritos quiero ofrecer mis experiencias y mis modelos para contribuir a la biisqueda de métodos de tratamiento y prevencidn, que protegiendo y defendiendo los derechos de los nifios victimas movilicen todos los recursos existentes en la red social del nifio. El modelo terapéutico propuesto en los diferentes capttulos de este libro debe petnitir el cambio de los comportamientos abusivas, la elaboracién del carécter trau- mitico de estas experiencias y, ademds, facilitar el proceso de didlogo que permita la emergencia de pautas de comunicacién, comportamentales y de creencias no violentas. Se trata de crear, a nivel micro y macro-social, condiciones sociales que permitan a fa victimas, a sus victimarios y a sus cémplices, nombrar el horror y el abuso, identificar quién es quién y cudl es fa responsabilidad de cada uno. Todo esto en un clima relacional de respeto, solidaridad y de amor que facilite la toma de conciencia de los mecanismos relacionales y transgeneracionales que generan estos dramas, as{ como las condiciones dependientes del medio que las facilitan. En el caso de la victima, la terapia deberd permitirle sobre todo reconocerse como tal, facilicdndole la vivencia y expresiém constructiva de la rabia como una alternativa para liberarse del pasado y de la sumisién a sus verduges. En el caso de los victimarios, se trata de offecerles Ia posibitidad de rehabilitarse como seres humanos y como padres, ayudéndoles a asumir la responsabilidad de los abttsos cometidos asf como la posibili- dad de reparar legal y simbélicamente los dafios ocasionados, al mismo tiempo que brindarles asistencia psicoterapéutica y socio-educativa con el propésito de acompafiar- les en la brisqueda de modelos alternativos de relacin que excluyan fa violencia. Mi escritura constituye wn medio de presentar organizadamente las observaciones y tas informaciohes recogidas a partir de nuestros encuentros con Ins familias, Jas victimas, los abusadores, ast como con los miembros det entorno social de esas fami- lias: profesores, trabajadores del Ambito psico-médico-social, educadores, ete. Es mi forma petsonal de teorizar mis experiencias de médico psiquiatra y psicote- sapeuta confrontado a las familias vicrimas y/o productoras de violencia, peso también es una manera de hablar de m{ mismo, de mis experiencias relacionales, de mis valores, mis concepciones de mundo y, sobre todo, de mis convicciones éticas. Obviamente, esto no es sélo resultado de un proceso puramente personal, sino también producto de una dindmica social que me ha posibilitado ef didtago con muchas personas que han influenciado mi trabajo. No tengo ninguna pretensi6n de neutralidad en relacién al drama de la violencia, por {o tanto, fo presentado debe ser considerado como el resultado de un conocimien- to que pertenece alo que podrfamos llamar la “subjetividad cienttfica”, En tanto investigador y actor sobre un fenémeno tan profundamence humano como es la vio- lencia familiar y el maltrato infantil, me siento emocional y éticamente implicado, no sélo por el tema de la violencia, sino especialmente por las personas involucradas en estas tragedias. 26 CAPITULO I 1 Los sistemas humanos entre la violencia y la Ley Le sistemas humanos son sistemas biolsgicos en la medida que estén conformados por seres vivos, pero af mismo tiempo son también sistemas sociales en la medida en que lo que caracteriza también al animal humano es su capacidad de vincularse con sus semejantes para co-constevir Ia vida comunitaria. Pero, sin duda, la singularidad de los sistemas humanos es la produccién de significados y significantes para dar un sentido a los acontecimientos de la vida. Esto es posible gracias a la existencia en los humanos de la capacidad de represcntarse sus experiencias y simbolizarlas a través del dominio de la palabra, Desde el punto de vista bioldgico, la identidad del ser y de los sistemas humanos en tanto unidades vivientes esté determinada por su capacidad autopoiética, (Matu- rana, 1984). Esto equivale a decir que la finalidad de los seres humanos ¢s producir, conservar y reproducir la vida a fin de mancenerse como seses vivos y, sobre todo, -mantencr la existencia de la especie humana a fo largo del tiempo. Desgraciadamente, tuna serie de comportamientos humanos atentan contra esta finalidad, siendo el malera- to infantil en codas sus formas una de las expresiones inds dramaticas. El origen de lo humano como realidad peculiar esta intimamente ligado al origen del fengnaje y la palabra, para Maturana, “lo peculiar de lo humano estd en el lenguaje y su entrelazamienta con la eniocién” (Maturana, 1990). Muchos vestigios arqueolégicos y estudios antropolégicos parecen indicar que el lenguaje humano, tal como lo conoce: mos hoy en dia, surgié en ta evolucién de un grupo determinado de primates como consecuencia de la historia de sus interacciones en sus procesos adaptativos (Coppens, 1983). Por lo tanto, fa emergencia del lenguaje humano es un fenémeno biolégico, destinado a la preservacién de la especie. Mauurana y otros autores nos proponen un modelo singular para explicar este fenémeno, dice este autor: “la vida social y lingitistica no deja fasiles; y no es posible reconstruirla, Lo gue sf padenios decir es gue los cambios en los bomfnidos temipranos 27 MALTRATRO INFANTIL ECOLOGIA SOCIAL: PREVENCION ¥ REPARACION que hicieron posible la aparicién del lenguaje tienen gue ver con su historia de animales sociales, de relaciones interpersonales afectivas estrechas, asociadas al reeolec- tar y compartir alimentos. En ellos cocxisttan las actividades aparentemente coutradic- torias de ser parte integral de un grispo pequeefio y estrecho, y al mismo tiempo ce salir J alejarse por pertodos mds 0 menos largos para recolectar y cazar. El lenguaje, tal come fo practicamos, debe haber nacido en esas circunstancias como una especie de ‘trofolaxis” lingitlstica que permitta que cada miembro del grupo “eve” al grupo consign sin necesidad de interacciones flsicas continuas con él”. "Hallazgos de fisiles de esa época indican que la conducta acarreadora (cazar, recolectar y acarrear hacia el grupo) era parte integral en ta conformacién de una vida social donde hembra y macho, unidos por una sexualidad permanente y no estacional como en otros prima- tes, compartian alimentos y cooperaban en la crianza de los jévenes, en el dominio de las estrechas coordinaciones conductuales aprendidas (lingiitsticas) que se da en la continua cooperacién de una familia extendida” (Maturana y Varela, 1984). Siguiendo estas ideas, la experiencia emacional que permitié Ia emergencia del Jenguaje humano fue la sensualidad del amor. Bl lenguaje, tal como to conocemos y nos servimos de él hoy en dia, es el resultado de la vida social y de las transformaciones de los participantes en la convivencia social. Segtin Maturana (1990), éste no habrfa surgido sino se hubiese producido en esta historia de convivencia. Por fo tanto, el poder comunicar y communicarnos a través de fa palabra es el resultado del compartir, reconociendo y respetando al otro como un otto. Estas ideas nos sirven para afirmar que Sas primeras normas en tanto reglas sociales destinadas a proteger a los més debiles, fueron posibles gracias a esta capacidad de interactuar a través de fonemas y signos. La finalidad de Jas primeras normas primirivas debe haber sido Ia de ampliar las posibilidades “autopoiéticas” y, por ende, adaprativas de los grupos, procegiéndoles del riesgo de la destruccién reciproca y mejorando asf la conservacién de la especie. Peto, paradojalmente, 1a emergencia de la palabra permitié también Ia posibilidad de representarse la realidad en espacios “imaginarios”, de esta manera emergieron tam- bign sistemas de creencias que originaron comportamientos y costumbres que han aten- tado contra la vida de los mds débiles y vulnerables. Las normas son posibles gracias al lenguaje humano, y el lenguaje considerado como fenémeno bioldgico deberfa esiar siempre al servicio de la vida, pero desgraciadainente esto no siempre es asf. Innumera- bles son Jos ejemplos que dramaticamente nos muestran fa capacidad de Jos seres huma- nos de destruir a otros seses hurmanos a partir de representaciones idealdgicas, religiosas u otras, todas posibles gracias a esta capacidad de simbolizar que emerge con Ja palabra. La posibilidad de “construir” Ja realidad a través de Ja palabra origina un otro campo fenoménico: el de las represenraciones, que permite la conciencia de si mismo, 28

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