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Adios

No prendas velas en mi ausencia,


Deja de llorar lo que estaba escrito,
No grites ante viejas estatuas,
Busca tu camino, el fuego sagrado,
Aun existen para ti noches estrelladas del otoño.

Querida, el velo se ha rasgado,


Ese extraño ser que existio y te amo,
Ese marioneta vestido y perfumado,
Que devino del fondo de la noche,
Tuvo su tiempo de cantar, reir, llorar y escribir algunos
poemas.

Amor cabalga profundamente por los montes de tu vida


Toma la rienda, no supliques milagros,
abejita dulce, pequeña retama de mis sueños,
Corre con un puñal en tu boca entre la hierba mientras
puedas,
Deja que tus ojos de luna se queden colgados en la noche
como un espejo del mar en el vacio.

No esperes nada del destino


Al final todo torna en la nada
Solo queda una ira fantasmal
Un tibio y nostalgico recuerdo de lo que fuimos
Para luego indefectiblemente hundirte en el abismo.

Una chica
Eterna mariposa,
Quedaron rotas tus alas en vetustos salones,
Entre copas amargas y largas madrugadas,
Se fueron tus labios matando amores y profundos
desencantos,
Fugitiva de mares siderales.

Dulce retamita,
Nadie se podia acordar de la niña violentada,
De esa pequeña estrella destrozada,
Sin embargo siempre tus lagrimas hablaron,
Creeme no eres culpable de nada.

Penitente enamorada,
Rueda hasta el fin de la noche,
Seguramente los golpes no sean tan duros,
Algunos te pediran siempre un amor de alquiler,
Pero tu ojos de luna estaran lejos muy lejos.

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