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4) En el interior, las autoridades de Córdoba (el 20 de junio), Potosí,

Cochabamba La Paz, Chuquisaca, Paraguay y Montevideo desconocieron el


poder de la Junta Gubernativa, por considerar que sus pretensiones iban más
allá de las atribuciones propias de la defensa del monarca español. 
Córdoba. Ubicada en el centro geográfico del territorio, con buenos recursos
económicos, esta ciudad se constituyó en un foco reaccionario bajo el
indudable prestigio de Liniers, secundado por las autoridades españolas. Fue el
principal centro de la reacción española contra el movimiento libertario del 25
de Mayo. Su resistencia fue finalmente aplastada en julio-agosto de 1810 con
la marcha del Ejército Auxiliador y el fusilamiento de Liniers y demás cabecillas
del movimiento opositor. Juan Martín de Pueyrredón se hace cargo del
gobierno, y el deán GREGORIO FUNES es designado diputado ante el
Congreso que convoca Buenos Aires.
Montevideo. Bajo las órdenes de EIío que llegó con el título de virrey en 1811,
la Banda Oriental se mostró desde un principio como enemiga de la
Revolución. Se niega a reconocer la Junta de Buenos Aires y despide al
delegado porteño JUAN JOSÉ PASO. El 13 de agosto Buenos Aires declara la
apertura de hostilidades contra esa plaza dominada por los realistas.
Asunción. Su gobernador intendente, Bernardo Velazco al frente de la
provincia del Paraguay. si bien no hostilizó a los porteños dispuso no reconocer
a la Junta de Buenos Aires. El 24 de julio de 1810 se reúne en Asunción un
Congreso General que decide no prestar subordinación a la Junta de Buenos
Aires. El 19 de agosto el gobierno porteño corta toda Comunicación con el
Paraguay y el 22 de setiembre de 1810, envía una expedición al mando del
general MANUEL BELGRANO para tratar de sumar esa provincia al
movimiento de Mayo.
El Alto Perú. Aunque comprendido dentro de los límites del virreinato del Río
de la Plata, fue siempre un organismo aparte, debido principalmente a su
situación geográfica, distante de Buenos Aires y a sus intereses comerciales. Y
fue allí, donde el mariscal Nieto y el Intendente de Potosí, don Francisco de
Paula Sanz, decidieron no obedecer a la Junta patriota.

5) Dentro de la Primera Junta se formaron dos líneas políticas: una


representada por Saavedra y la otra, por Mariano Moreno. El grupo de los
jóvenes que encabezaba Moreno fue el que tuvo mayor protagonismo en los
primeros meses del proceso revolucionario, ya que interpretó que era el
momento político adecuado para llevar a la práctica las mencionadas ideas de
la Ilustración y, en consecuencia, tomó medidas que procuraron acelerar el
proceso revolucionario y extender la revolución en el Interior. Sin embargo,
estas políticas se encontraron con la resistencia de los jefes de las milicias
criollas, que, desde posiciones más moderadas, planteaban realizar los
cambios con mayor cuidado, impulsando a Saavedra para que enfrentara a
Moreno. Finalmente, este grupo se impuso y forzó la renuncia del secretario de
la Junta hacia fines de 1810.
6) Entre 1810 y 1820, fueron diversas las formas organizativas llevadas a cabo
por los revolucionarios criollos. De este modo, se sucedieron instituciones que
cumplieron el papel de un gobierno central: la Primera Junta, la Junta Grande,
el Primer y el Segundo Triunvirato y el Directorio.
7) Hacia 1815, la situación del proceso revolucionario en el Río de la Plata
presentaba algunas dificultades. El panorama internacional se mostraba
adverso ya que la monarquía española había recuperado el trono y expresaba
el deseo de restablecer sus dominios en las colonias sublevadas. La promesa
de la metrópoli de reprimir el proceso revolucionario se cumplió en varios
puntos de América. En el Río de la Plata, la preocupación iba en aumento ya
que se temía que España enviara tropas para reprimir la Revolución.
Paralelamente, el gobierno criollo realizaba gestiones diplomáticas para
encontrar una salida política a esta difícil situación: se solicitó la mediación de
Gran Bretaña y también se llevaron a cabo gestiones diplomáticas ante la
corona portuguesa. En ambos casos, algunos de los sectores políticos del
Gobierno de Buenos Aires procuraban obtener protección política o,
directamente, la incorporación del Río de la Plata como un área colonial de
estas potencias. Pero muchos aspectos de estas gestiones generaron una
crisis política interna y la oposición al Gobierno aumentó.
Frente a la profundización de la crisis política, el Gobierno de Buenos Aires
decidió convocar a un Congreso Constituyente que debía reunirse en marzo de
1816.
9) Quienes plantearon una monarquía en las Provincias Unidas fueron San
Martín y Belgrano porque a pesar de sus ideas liberales y republicanas, ambos
entendían que la situación internacional, es decir, el progresivo retorno de las
monarquías absolutas en Europa desde 1815 no parecía como favorable al
republicanismo.
Piensa que América va a su ruina impulsada por Buenos Aires. Cree que la
indiferencia de los agentes en la corte de Buenos Aires le confirma su
debilidad.
Afirma que como Buenos Aires tiene preponderancia sobre los pueblos, esto
los hace mirarlos con desprecio.
Y además piensa que hay que salvarse a sí mismos y que él pondrá todo su
esfuerzo para frenar a los extranjeros, ya que Buenos Aires no lo hará.
10) Frente al centralismo porteño se opondrá la figura y el pensamiento de
Artigas, inspirado en las enseñanzas de Montesquieu y el constitucionalismo de
la revolución norteamericana.
Será el caudillo oriental el primero en reclamar en el Río de la Plata la
existencia de gobiernos provinciales autónomos que, uniéndose entre sí
mediante pactos recíprocos, logren entre todas las provincias del antiguo
virreinato la formación de una verdadera unión federal.
Este pensamiento se verá reflejado claramente en las célebres “instrucciones
orientales”, que fueron una serie de directivas que llevaron los diputados de la
Banda Oriental a la Asamblea General Constituyente reunida en Buenos Aires.
11) Desde 1820, los nuevos estados provinciales se constituyeron como formas
organizativas políticas autónomas, es decir, comenzaron a dictar sus propias
constituciones y leyes, y a conformar sus instituciones de gobierno. De este
modo, se organizaron juntas de representantes que reemplazaron a los
antiguos cabildos y se ocuparon de nombrar al gobernador de la provincia. La
relación entre los Estados provinciales se llevó a cabo mediante pactos y
tratados.
12) La Primera Junta de Gobierno necesitaba contar con recursos para
mantener la economía de los territorios y, principalmente, para sostener la
guerra con los realistas. Por ello, se decidió aumentar los impuestos y
contribuciones extraordinarias a los sectores comerciales urbanos. La mayor
carga de impuestos recayó sobre los grandes comerciantes peninsulares, y
luego, sobre los criollos: los comerciantes ingleses no pagaron cargas extras ya
que la Primera Junta de Gobierno procuró propiciar una buena relación con
Gran Bretaña. Otra de las modalidades para recaudar recursos fue la
obligación impuesta a los propietarios rurales de entregar ganado y comida.
Luego de la Revolución de 1810, estas limitaciones a los comerciantes
extranjeros, fueron abandonadas definitivamente, por lo cual las producciones y
los comerciantes locales compitieron sin limitaciones con los comerciantes y los
artículos extranjeros, sobre todo ingleses. El libre comercio, de este modo,
eliminó el monopolio creado por los españoles y generó sustanciales ventajas
económicas a los comerciantes ingleses, que ingresaron en cantidad sus
productos, especialmente textiles.
13)

14) Buenos Aires y el Litoral rivalizaron económica y políticamente porque en el


interior el caudillo se oponía al centralismo de Buenos Aires y también a la
renovación minoritaria y a la modernidad. Estos caudillos detestaban a Buenos
Aires, entre otras cosas, por concentrar el poder emanado de la posesión del
puerto y los beneficios aduaneros que jamás habían sido en provecho del
interior. 
15) Las vaquerías eran espacios de reserva de ganado sin vigilancia,
delimitados entre rinconadas formadas por corrientes de agua. Era una práctica
de caza de toros y vacas en campo abierto, que se realizaba en el Río de la
Plata, durante la colonización española.
Las primeras estancias, como las chacras, aparecieron en Argentina en el siglo
XVI durante la colonización española. Los conquistadores y exploradores se
veían recompensados por el rey con mercedes de grandes cantidades de
tierras llamadas suertes. Originalmente, las estancias criaban
principalmente ovejas, para la lana, pero también vacas con el fin de explotar la
carne, la grasa y el sebo.
Estas tierras recientemente ocupadas por los criollos en el siglo XVIII,
todavía estaban pobladas por diversas tribus indias como los tehuelches, los
mapuches o los araucanos. 
Durante todo el periodo colonial, las chacras superaban en número a las
estancias, pero a partir de 1820 la tendencia se invierte.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el fenómeno se invierte de
nuevo. A través de la venta de parcelas de terrenos y de sucesivas herencias,
las propiedades se dividen y el tamaño de las estancias se reduce. Los
grandes terratenientes, con el fin de aprovechar mejor sus explotaciones,
también van a arreglar contratos de aparcería con los gauchos que poco a
poco se convirtieron en sedentarios, dejándoles parcelas de tierra.
El origen de los saladeros en el Río de la Plata se remonta a la época virreinal,
a fines del siglo XVIII, cuando comenzaron a elaborarse proyectos para la
exportación de carne a la metrópoli (España). Los primeros saladeros se
instalaron en la Banda Oriental del Río de la Plata, en lo que hoy es la
República Oriental del Uruguay. Fue recién después de la Revolución de Mayo
cuando se instalaron saladeros en territorios de la actual Argentina.
Se los ubicó en ambas márgenes del Riachuelo y también en la zona  de
Ensenada. De esta forma, hacia el sur de Buenos Aires se encontraban los
establecimientos que conformaron las industrias del ciclo del cuero y del tasajo.
16) En la función pública, es decir, en los cargos del Estado, los criollos
reemplazaron luego de la Revolución a los funcionarios españoles.
17) El conjunto de la población de las ciudades, estaba formado por
funcionarios públicos mal pagos, empleados de la actividad comercial,
pequeños comerciantes españoles, artesanos y un conjunto de hombres y
mujeres que trabajaban como asalariados en múltiples tareas y servicios.
Por las urgencias de la guerra, muchos esclavos negros fueron incorporados al
ejército tras ser declarados hombres libres. De esta forma, aunque no se abolió
la esclavitud, en la práctica, el trabajo que explotaba a los hombres negros
desapareció, poco a poco, en el Río de la Plata. A este panorama, se sumó el
hecho de que la mayoría de ellos murió en las guerras de la Independencia.

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