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Curso curricular

Lógica 1

Equipo de cátedra:
Sandra Lazzer: Profesora Titular
Romina Pelegri: Jefa de Trabajos Prácticos
Natividad Barta: Profesora Ayudante de Primera

Alumno
Apellido/s, Nombre/s: MENDOZA, David Ezequiel.
Legajo M-5512/3.

Rosario, Santa Fe
Facultad de Humanidades y Artes | UNR
1
Pedagogía (Comisión 19Hs)

Consignas
PREGUNTA 1: a-Exponga las siguientes nociones de la lógica aristotélica que presenta
Copi: clase, inclusión de una clase, proposiciones categóricas de forma típica, cuadro de la
oposición, silogismos categóricos de forma típica (estructura). b-Exponga las siguientes
nociones de la lógica estoica: signo o significante, significado, “lo que existe”, lektá,
proposiciones, conectivas proposicionales, argumento, verdad, verdadero.

PREGUNTA 2: a-Presente el papel de Cicerón, Galeno, Porfirio y Boecio en el desarrollo


de la lógica. b- Presente y compare definiciones aristotélicas y abelardianas.

PREGUNTA
3: Explique en qué consistió la llamada “lógica de la edad de oro”. De características.

PREGUNTA
4: Establezca, de forma comparativa, las diferencias y similitudes entre la noción de
consecuencia lógica de la lógica contemporánea y de la lógica medieval.

PREGUNTA 5: Explicar en qué sentido se puede afirmar que la “Lógica de la Edad de


Oro” es “formal” pero no “formalista”.

Consignas desarrolladas.
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PREGUNTA 1: a-Exponga las siguientes nociones de la lógica aristotélica que presenta


Copi: clase, inclusión de una clase, proposiciones categóricas de forma típica, cuadro de
la oposición, silogismos categóricos de forma típica (estructura). b-Exponga las
siguientes nociones de la lógica estoica: signo o significante, significado, “lo que existe”,
lektá, proposiciones, conectivas proposicionales, argumento, verdad, verdadero.

1 - Cuando comencé mi trayecto por el mundo de la filosofía no tenia en cuenta que dentro
del mismo me iba a encontrar con múltiples y desconocidos saberes, uno de estos saberes es
la lógica. Pero ¿Qué es la lógica? Una respuesta sencilla pero concisa nos señala que la
lógica es el estudio de los métodos y principios que se usan para distinguir un razonamiento
bueno (correcto) del malo (incorrecto).
Claro está que esta definición solamente alimenta la curiosidad del lector y nos deja con
más curiosidad que certezas. Por lo tanto, para comprender como llegamos a la definición
anterior, nos resulta preciso indagar en la historia de la lógica y para ello debemos
remontarnos al periodo de Aristóteles (367 a. C.–347 a. C.). Puesto que la lejanía y la
complejidad que tenemos con este autor, nos resulta conveniente analizar su punto de viste
con un autor mas contemporáneo. En esta ocasión, el sustento de esta respuesta vendrá de
la mano de Irving Copi cuyo libro Introducción a la lógica (2007) hace un repaso a las
nociones mas interesantes de la lógica aristotélica.
Con el puntapié histórico en marcha y teniendo en cuenta que los limites de la lógica no
terminan en el estagirita, nos interesara indagar en los argumentos de la lógica estoica. De
la misma manera que con la lógica fundada por el creador de la escuela peripatética,
utilizaremos una fuente contemporánea para entender los argumentos estoicos.
En este caso, La lógica de los estoicos de Mates Benson (1985) será nuestro caballito de
batalla para la descripción de los elementos fundamentes de la lógica estoica. También,
para no caer en dogmáticos o discusiones de un solo autor, haremos uso de la obra Kneale y
Kneale (1980), cuyo nombre es El desarrollo de la lógica, nos será de gran utilidad para
comprender las principales nociones. Sin mas introducción, comenzaremos el recorrido por
las generalidades de la lógica aristotélica y lógica estoica.
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El recorrido por las nociones fundamentales de la lógica aristotélica nos lleva a al capitulo
5 del libro de Copi titulado Proposiciones categóricas. La primera noción que presenta el
lógico estadounidense es la de clase ¿de que hablamos cuando hablamos de clase en lógica?
La definición que obtenemos es que “una clase se caracterizó como la colección de todos
los objetos que tienen alguna propiedad en común” (Copi, 2007, p. 212). Al leer esta
definición notamos que una clase puede tener diferentes al menos 3 propiedades diferentes:
(a) incluida completamente, (b) incluida parcialmente y (c) excluyente. Para comprender
mejor estas relaciones tenemos una serie de ejemplos que, de la mano de Copi, nos facilitan
su análisis. En primer lugar, notamos que para que (a) puede llevarse a cabo necesitamos
que “todos los miembros de una clase puedan ser incluidos en otra clase” (Copi, 2007, p.
213). De esta manera, la clase de todos los gatos está incluida completamente1 en la clase
de todos los felinos.
En segundo lugar, notamos que para que (b) pueda llevar a cabo necesitamos que “algunos,
pero no todos, de los miembros puedan ser incluidos dentro de otra clase” (Copi, 2007, p.
213). Como consecuencia, la clase de todos los y las estudiantes del curso de lógica
medieval esta incluida parcialmente en los estudiantes del profesorado de filosofía2.
En ultimo lugar, notamos que para que (c) pueda llevarse a cabo necesitamos que “dos
clases puedan no tener miembros en común” (Copi, 2007). Así, la clase de todos los
triángulos y la clase de todos los círculos se excluyen una a otra.
Esta clasificación nos permite entrar en otro sistema de clasificaciones. Puesto que el
primer paso importante para desarrollar una teoría de la deducción de clases es identificar
los tipos de proposiciones categóricas y las relaciones que tienen las mismas.
El lógico nacido en Minnesota nos advierte que “solo pueden existir cuatro tipos de
proposiciones categóricas de forma estándar, ninguno más” (Copi, 2007, p. 214). Estos
cuatros tipos son: en primer lugar, las proposiciones universales afirmativas. En segundo
lugar, las preposiciones universales negativas. En tercer lugar, las proposiciones
1
El uso de “negrita” en esta ocasión, como en las dos siguientes, tienen como objetivo resaltar el nombre de
la clasificación que usa Copi. De hecho, en su libro, estas clasificaciones están resaltadas de la misma manera
que en esta respuesta.
2
Nuestra carrera cuenta con un programa de doble titularización que nos permite, de ser nuestra elección,
cursar tanto la licenciatura como el profesorado. Por lo tanto, no todos los estudiantes de la licenciatura en
filosofía optan por realizar el profesorado, cumpliendo así la inclusión parcial.
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particulares afirmas. Por último, pero no menos importante, las proposiciones particulares
negativas.
La proposición universal afirmativa (también llamada proposiciones A) asevera que todos
los miembros de una clase están incluidos o contenidos en otra clase. Un ejemplo
implicaría que todos los estudiantes de filosofía están de acuerdo con Heidegger. De esta
manera se asevera que todos los estudiantes de filosofía son Heideggerianos. Por lo tanto,
obtenemos la forma lógica en la cual todo S es P donde representan sujeto y predicado
respectivamente.
El segundo grupo de proposiciones, las universales negativas (también llamadas
proposiciones E), implicarían -siguiendo el ejemplo anterior- que ningún estudiante de
filosofía esta de acuerdo con Heidegger. De esta manera, se afirma que la clase de sujeto S,
está excluida completamente de la clase predicado P.
El tercer grupo de proposiciones, las particulares afirmativas (también llamadas
proposiciones I), implicarían que – continuando con la temática – algún estudiante de
filosofía esta de acuerdo con Heidegger. De esta manera, se afirma que la clase que la
proposición afirma que la relación de inclusión entre clases se sostiene, pero no lo afirma
universalmente de la primera clase, sino parcialmente, es decir, se afirma de algún miembro
en particular o de un grupo de miembros de la primera clase. Como consecuencia, notamos
que algún S es P.
El ultimo grupo de proposiciones, las particulares negativas (también llamadas
proposiciones O) implicarían que algún estudiante de filosofía no estaría de acuerdo con
Heidegger. Este grupo “a diferencia del tercer ejemplo, no afirma la inclusión de un
miembro o miembros de la primera clase en la segunda clase, esto es precisamente lo que
se niega” (Copi, 2007, p. 217). Como consecuencia notamos que algún S no es P.
A partir de la clasificación expuesta anteriormente surge un nuevo tipo de análisis que nos
permite mostrar las relaciones entre estas proposiciones, lo que nos permite una base solida
para el razonamiento que hacemos en nuestra vida cotidiana.
El primer grupo a analizar son las contradictorias. Se establece que “dos proposiciones son
contradictorias si una es la negación de la otra; esto es, si ambas no pueden ser ciertas y
falsas a la vez” (Copi, 2007, p. 224). Así, la proposición A “todos los jueces son abogado”
y la proposición O “algunos jueces no son abogados” adquieren el carácter de
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contradictorias. De esta manera obtenemos que las proposiciones A y O son contradictorias.


De esta manera “Algún S no es P” contradice a “todo S es P”.
El segundo grupo a analizar son las contrarias. Para que un grupo de proposiciones
adquiera esta característica necesitamos que “la verdad de un grupo implique la falsedad de
otro” (Copi, 2007). Así Boca Juniors ganara el siguiente clásico contra River Plate y River
Plate ganara el siguiente clásico contra Boca Juniors son contrarias. Por lo tanto, para que
se cumpla esta característica necesitamos que una de estas afirmaciones sea verdadera y la
otra afirmación, a raíz de la anterior, adquiera el carácter de falsa. Ahora bien, estas dos
proposiciones no son contradictorias, porque el juego podría terminar en empate y entonces
las dos serian falsas. La única condición que necesitamos es que ambas no pueden ser
verdaderas al mismo tiempo, hecho que sucede en las contradictorias donde ambas pueden
adquieren el carácter de falsas.
El tercer grupo a analizar son las subcontrarias. Se establece que “dos proposiciones son
subcontrarias3 si no pueden ser ambas falsas, aunque las dos pueden ser verdaderas”
(Copi, 2007, p. 226). Para comprender esta categoría es preciso ejemplificarla: partiendo de
I “algunos diamantes son piedras preciosas” y O “algunos diamantes no son piedras
preciosas” podemos notar que ambas pueden ser verdaderas, pero que estas dos
proposiciones no pueden ser ambas falsas. A raíz de lo anterior, debemos considéralas
como subcontrarias, ya que, como describe Copi (2007) el único requisito que tenemos que
tener en cuenta es que ambas proposiciones puedan ser verdaderas al mismo tiempo.
El ultimo grupo a analizar son las proposiciones subalternas. ¿Qué elementos necesitamos
para que dos proposiciones adquieran esta cualidad? Necesitamos que dos proposiciones
tengan los mismos términos sujeto y predicado y tengan la misma cualidad, pero difieran en
la cantidad. Un ejemplo aclara el panorama: De la universal afirmativa “todas las aves
tienen plumas” se sostenía que seguía de la particular afirmativa correspondiente, “algún
ave tiene plumas”. A raíz de esto, se sostenía la universal negativa “ninguna ballena es un
pez” y a su vez se seguía la correspondiente “alguna ballena no es pez”. El autor de
introduction to Logic señala que “esta oposición entre una proposición universal y su

3
Negrita por parte del autor.
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proposición partícula correspondiente es conocida como Subalternacion4”(Copi, 2007, p.


226).
Si analizamos lo expuesto en los párrafos anteriores notamos que existen cuatro maneras en
las proposiciones se pueden “oponer”. Para comprender mejor esta situación, se nos sugiere
la lectura y comprensión del siguiente esquema denominado cuadrado de oposición.
5

Para concluir el análisis selectivo de la obra de Copi, nos vemos obligados a abandonar el
capitulo cinco para inmiscuirnos en capitulo llamado Silogismos categóricos del mismo
libro. En particular, nos interesa resaltar el carácter del silogismo categórico de forma
estándar. El hecho de seguir un orden a la hora de realizar esta respuesta es lo que, a partir
de este momento, nos permite utilizar las proposiciones categóricas en razonamientos mas
extendidos. Los argumentos que dependen de las preposiciones antes mencionadas (A, E. I
y O) tienen dos proposiciones categóricas como premisas y una proposición categórica
como conclusión.
Estos argumentos se denominan silogismos. Señalados por Copi como “cualquier
argumento deductivo en el que la conclusión se infiere de dos premisas” (Copi, 2007, p.
259). Para obtener mayor precisión, a partir de este momento estaremos hablando de
silogismos categóricos que se definen como el argumento deductivo que consiste en tres
4
Negrita por parte del autor
5
Figura numero 5-1 extraída del manual de Copi “Introducción a la lógica” (Copi, 2007, p. 227). Esto es un
diagrama que muestra las relaciones lógicas entre los cuatro tipos de preposiciones categóricas.
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proposiciones categorías que juntas contienen exactamente tres términos, cada uno de los
cuales está presente en exactamente dos de las proposiciones constituyentes.
Como es normal en el libro del lógico estadounidense, nos encontramos con un silogismo
categórico de forma estándar.
Ningún héroe es cobarde
Algunos soldados son cobardes
Por lo tanto, algunos soldados no son héroes.6
Se dice que un silogismo categórico está en forma estándar cuando dos cosas son
verdaderas de el. En primer lugar, sus premisas y sus conclusiones son todas proposiciones
categóricas de forma estándar y en segundo, esas proposiciones están dispuestas en un
orden estándar especifico.
Si prestamos atención, notaremos una ubicación particular. Cada ubicación adquiere un
nombre: termino mayor, termino menor y termino medio, a su vez las premisas del
silogismo también tienen nombres, premisa mayor y premisa menor.
Para una mayor precisión Copi señala que:

La conclusión de nuestro ejemplo es una proposición O, “algunos soldados no son héroes”.


En el termino que aparece como el predicado de la conclusión (“héroes”, en este caso” se
denomina el termino mayor del silogismo. El termino que aparece como el sujeto de la
conclusión (“soldados”, en este caso” es el termino menor del silogismo. El tercer termino
del silogismo (“cobarde”, en este caso”), que jamás aparece en la conclusión, pero que
siempre aparece en las dos premisas, lo llamamos término medio. (Copi, 2007, p. 260)7

De esta manera y gracias a la claridad de este autor, podemos seguir detallando con más
precisión. Las premisas de los silogismos también tienen nombre, que si bien los
nombramos en el párrafo anterior es preciso desarrollarlas. En primer lugar, en orden de
importancia, nos encontramos con la premisa que contiene el termino mayor se llama
premisa mayor. Es la premisa mayor no porque aparezca primero, sino solo porque es la
premisa que contiene el termino mayor. En segundo lugar, también en termino de
importancia, nos encontramos con la premisa menor que adquiere ese nombre porque

6
Ejemplo extraído del manual de Lógica Introducción a la lógica de Copi (Copi, 2007)
7
Negrita por parte del autor.
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contiene a la premisa menor. En el ejemplo citado anteriormente seria “soldados”. Es la


premisa menor no por su posición, sino porque es la que contiene el termino menor.
Ahora estamos en posición de establecer la forma estándar de un silogismo. Como producto
del análisis de las primeras páginas del sexto capítulo de introduction to Logic señalamos
que: “en un silogismo de forma estándar siempre se enuncia primero la premisa mayor,
después la premisa menor y al último la conclusión” (Copi, 2007, p. 261).
Como señalamos en la introducción de esta respuesta, ahora es el turno de la lógica estoica.
Para comprender mejor el sistema de los estoicos es necesario una breve, pero siempre
necesaria, introducción histórica a esta corriente. En su estudio de la lógica, los estoicos
prodigaron a esta una atención mas reflexiva que sus predecesores. En otras palabras “ se
preocuparon de asignarle a la ciencia de la lógica un lugar dentro de su esquema del
conocimiento humano, pergeñando para ello una teoría acerca de la naturaleza de la
misma” (Kneale & Kneale, 1980, p. 131). ´También tenemos claro que el fundador de esta
escuela, Zenón, fue el primero en dividir el cuadro de las disciplinas filosóficas en tres
grandes apartados: Física, ética y lógica. Esta clasificación se corresponde a los problemas
presentados por el Estagirita en sus Tópicos.
Tras esta breve introducción, nos proponemos exponer algunos elementos centrales de la
teoría estoica. En primer lugar, detallaremos la relación entre (a) signo o significante
-ejemplificado como el sonido de Dion, y (c) lo que existe que este caso sería Dion y (b) 8 el
significado que es el “ente mismo indicado o revelado por el sonido y que aprehendemos
como subsistiendo junto nuestro pensamiento” (Benson, 1985, p. 28) que en este caso seria
lo que existe. En este sentido, Diógenes señala que hablar es muy diferente de articular “
pues solo se articulan sonidos y, en cambio, se hablan de asuntos de discurso y estos son
realmente Lekta” (Benson, 1985, p. 29), esta definición no termina en este autor sino que
Sexto Empírico la profundiza aún más señalando que:

8
Si bien el orden alfabético esta alterado, es simplemente para un desarrollo más organizado.
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en muchas ocasiones y en muchos lugares hemos mostrado que algunas cosas significas y
otras son significadas. Los sonidos significas, en tanto que las cosas significadas son Lekta,
las cuales incluyen las proposiciones. Y puesto que todas las proposiciones son cosas
significadas, y no cosas que significa, se sigue que la señal no será una proposición
(Benson, 1985, p. 33)

Sin duda alguna esta definición nos permite avanzar un paso mas en la compleja definición
de Lekta. Tenemos, por un lado, a los Lekta deficientes que se definen como aquellos cuya
enunciación es incompleta. Por ejemplo: pues queremos saber ¿Quién?. Por otro, tenemos a
los Lekta completos que son los que poseen una enunciación completa.
Como bien notamos, los Lekta incluyen proposiciones, pero ¿Qué definición les asignan los
estoicos a las preposiciones? Los estoicos llaman proposición a “todo pensamiento
completo que se expresa en palabras de tal modo, que es necesariamente o verdadero o
falso”(Benson, 1985, p. 55). De esta definición, obtenemos una subdivisión en la que
obtenemos a las proposiciones atómicas y moleculares. Las primeras no adquieren ese
nombre porque no tengan partes, es mas bien porque sus partes no son ocurrencias de
proposiciones y están formadas por un sujeto y un predicado sin ayuda de una conectiva
lógica. Las segundas constan de dos ocurrencias o bien de diversas preposiciones, y es
siempre reconocible por la presencia en ella de una o mas conectivas lógicas. Los estoicos
ahondan más en definiciones y subdividen a las preposiciones atómicas en tres especies: las
definidas que se aseveran deícticamente “este hombre anda”, las indefinidas que caen bajo
el alcance de una partícula definida por ejemplo “alguien anda” y las intermedias que no
refieren a un objeto en particular por ejemplo “Sócrates anda”. Las proposiciones definidas
e indefinidas se relacionan de un modo: “la proposición indefinida no puede ser verdadera,
a menos que la correspondiente proposición definida sea verdadera”
Nos estamos moviendo en el ámbito de dos definiciones a lo largo de esta respuesta: por un
lado, el concepto de verdad y por otro, el de verdadero. Sin embargo, es necesario destacar
que carácter adquieren estas nociones para los estoicos para tener un panorama más
cómodo.
Al parecer los estoicos usaron el término «verdadero» en muchos sentidos diferentes. Ante
todo, hablaron de la verdad como estando «en» o siendo «respecto de» proposiciones. De
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esta manera, obtendríamos el uso fundamental que le dieron los estoicos en su sistema de
lógica. En estrecha conexión, nos encontramos con el sentido en el que se dice que ciertas
funciones proposicionales son verdaderas para todos o algunos valores variables. Como
consecuencia, una representación es verdadera si y solo si es verdadera una proposición que
la describe con exactitud. En la misma sintonía, una representación falsa es la que es tal,
que será falsa una proposición que la describa con exactitud. Estas clases de
representaciones verdaderas y falsas ni se excluyen mutuamente, ni son mutuamente
exhaustivas: algunas son verdaderas y falsas, y algunas no son ni una cosa ni otra.
En lo que recientemente señalamos no hicimos una diferenciación claro de lo que difiere en
relación a la verdad y lo verdadero. Estos difieren en su constitución “puesto que la verdad
supone conocimiento de muchas verdades, mientras que lo verdadero es algo simple; por
ejemplo: «estoy hablando» (Benson, 1985). Esa no es su única diferencia ya que la verdad
pertenece al conocimiento y lo verdadero no. Otra diferencia que encontramos es que la
verdad solo se halla en el hombre bueno, pero incluso un hombre malo puede decir algo
verdadero. A partir de esto último, la lógica estoica lograba distinguir entre mentir y decir
falsedades.
La lógica estoica se mueve en muchos ámbitos. Claramente también lo hizo en el de las
conectivas proposicionales. Los estoicos formularon definiciones veritativas funcionales de
todas las conectivas proposicionales mas importantes, y definieron también algunas
conectivas no veritativo-funcionales.9
Para concluir con esta respuesta debemos clasificar la noción de argumento de los estoicos.
Según estos, “un argumento es «un sistema compuesto de premisas y conclusión»”(Benson,
1985, p. 104). Para comprender este sistema tenemos que comprender que las premisas son
las proposiciones que se conceden con vistas a establecer la conclusión, y la conclusión es
la proposición que se establece a partir de las premisas. Por ejemplo, el siguiente argumento
muestra que la última proposición es la conclusión y las demás son premisas.
Si es de día, entonces hay luz.
Es de día.
Luego hay luz.

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Para una exposición más exhaustiva, organizada y especifica (Benson, 1985, pp. 76-99)
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Para comprender de mejor manera el sentido que le otorgan los estoicos a los argumentos
debemos clasificarlos según su sistema. Los mismos clasificaban a los argumentos en
validos y no válidos, a su vez, se subdividen en argumentos verdaderos y falsos. Unos
argumentos verdaderos eran demostrativos y otros no lo eran. Esclareceremos lo expuesto
en el siguiente párrafo.
Un argumento es válido cuando “la proposición condicional que tiene por antecedente la
conjunción de las premisas y por consecuente la conclusión es diodóricamente verdadera”
(Benson, 1985, p. 106). Lo argumentos que no portan esta característica se convierten
automáticamente en no válidos.10 La siguiente subdivisión indica que los argumentos
validos se subdividen ulteriormente en verdaderos y falsos. Los primeros son los que tienen
premisas verdaderas y los segundos es o bien el no valido, o bien el que tiene una premisa
falsa.

PREGUNTA 2: a-Presente el papel de Cicerón, Galeno, Porfirio y Boecio en el


desarrollo de la lógica. b- Presente y compare definiciones aristotélicas y abelardianas.

Luego de una introducción al sistema de la lógica Aristotélica y Estoica, nos movemos


algunos siglos y nos embarcarnos en la lógica romana y medieval. Algunos de los
exponentes de este sistema lógico fueron Cicerón, Galeno, Porfirio y Boecio. Como sus
argumentos son amplios, vamos a realizar una presentación del papel de cada uno de estos
autores para, como en la respuesta anterior, tener los elementos básicos y sus nociones
fundamentales.
El primer lógico a destacar es Cicerón. Si bien no aporto ninguna contribución original al
desarrollo de la lógica a partir sus escritos logramos interiorizarnos en conceptos de la
lógica estoica. Un elemento que introdujo Cicerón fue el de Propositio que en su
terminología designaba la premisa rectora de un argumento, en cuanto diferente de
assumptio que designaría la premisa adicional. El término que Cicerón emplea para aludir a
una conclusión es de complexio, que literalmente significa “trabazón” o “conexión”, pero es

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Es preciso, sin embargo, no tomar esto como la definición de validez, sino tan solo como la exposición de
una propiedad que pertenece a todos los argumentos validos.
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interesante reparar en que la misma palabra aparece en otros lugares del libro con el sentido
de “dilema”.
Entre las obras filosóficas de Cicerón se encuentra un breve tratado denominado Topica
que ejerció una considerable influencia en la enseñanza de la lógica por la alta estima en la
que fue tenido en la antigüedad posterior, en que la lógica era asociada a la retorica a la
manera que el propio Cicerón había juzgada apropiada. Claramente encontramos
similitudes con la obra aristotélica y sus tópicos.
El segundo lógico a destacar es el medico Galeno, que vivió aproximadamente entre los
años 129 y 199. De acuerdo con su propio catalogo de sus obras, escribió mucho sobre
lógica bajo una inspiración aristotélica. Aparte de un pequeño tratado dedicado a las
falacias, la única obra suya que ha sobrevivido es una Introducción a la dialéctica no
mencionada en su catálogo.
Este autor se sirve de la terminología técnica de ambas escuelas “así, caracteriza a los
modos aristotélicos de la primera figura como indemostrables y, al comentar ambos
vocabularios, da a entender que no importa gran cosa a cual de ellos recurramos” (Kneale
& Kneale, 1980, p. 172). Para completar la introducción a este autor es preciso recalcar
algunos puntos importantes de su obra.
En primer lugar, hallamos firmemente establecido el empleo del adjetivo “hipotético” como
un término genérico y aplicable a los enunciados complejos, ya sean condicionales,
disyuntivos o conjuntivos. Este autor parte de suponer que “los enunciados disyuntivos
deberían, hablando con propiedad, envolver la completa oposición de los miembros
disyuntos en los que no se da aquella oposición, por lo que reciben la denominación de
cuasi-disyuntos” (Kneale & Kneale, 1980, p. 173). Así mismo sugiere que un enunciado
disyuntivo resulta equivalente a un condicional con antecedente negativo configurando asi
el siguiente ejemplo: “P o Q” equivaldría a “Si no-P, entonces Q”.
En segundo lugar, Galeno prosigue haciendo ver que no hay ni podría haber otras figuras,
tal y como él lo habría ya puesto de relieve en sus Observaciones acerca de la
demostración. Esto parte luego de la exposición de las figuras aristotélicas del silogismo
mostrando como la argumentación en la segunda y la tercer pueden ser reducidas a la
primera.
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En tercer lugar, Galeno admite hacia el final de su Introducción a la Dialéctica la
existencia de argumentos que no se ajustan al esquema aristotélico ni al estoico.

Por ejemplo: “Zenón tiene dos veces mas que dios, y Filón tiene dos veces más que Zenón:
luego Filón tiene cuatro veces mas que Dios”. Galeno los llama silogismos relacionales,
sugiriendo la posibilidad de formular principios generales que permitan garantizar su
validez, pero sin haber llegado a poner en practica el programa de su formulación. (Kneale
& Kneale, 1980, p. 175)

Sin duda, este autor contaba con ideas, procedentes talvez de su lectura de Teofrasto o
Eudemo, que habrían permitido el desarrollo de una teoría general de las relaciones.
Continuando con la este breve recorrido por la historia medieval de la lógica nos vemos
obligados a mencionar a un autor de finales del siglo tercero: Porfirio. Este autor es
importante, no solo por su participación en la transmisión del legado antiguo, sino también
por ser la fuente de una malinterpretación de la doctrina aristotélica de los predicables. En
su Eisagoge Porfirio añadió la Species como uno de los rótulos clasificatorios que requerían
explicación. Según Kneale y Kneale (1980) si interpretamos semejante innovación en el
sentido de permitir hablar de predicables en conexión con un sujeto individual hay que
decir que se trata de una innovación desafortunada, puesto que no hay nada que sea
esencial o accidental a un individuo en cuanto tal. Sion embargo, tenemos el origen de la
doctrina medieval de los quinque voces.
Termino el recorrido con Boecio, quien es el mas importante por su influencia en la edad
media. Fue un cristiano que vivió del año 470 al 524 y escribió copiosamente no solo sobre
lógica, sino también sobre aritmética, música y teología. La obrita Introductio ad
Syllogismos Categoricos reviste interés por contener el primer testimonio de aquella
distinción entre cinco posibles relaciones entre términos generales que apuntábamos en
nuestro examen de los Topicos de Aristóteles. Como el nombre lo indica “el opúsculo de
Boecio se ocupa de los preliminares de la silogística, integrando el material al parecer
directamente procedente de los propios escritos de Aristóteles, aunque parte de él podría tal
vez haber sido tomado de otra compilación” (Kneale & Kneale, 1980, p. 179).
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El autor medieval que estamos describiendo, al referirse a las controversias entre
aristotélicos y estoicos, tomo posición a favor de los primeros. Así, en su comentario sobre
De Interpretatione afirma que los estoicos se equivocaban en sus ataques a las
observaciones de Aristóteles acerca de los futuros contingentes, y sostiene que una
proposición relativa al futuro y su contradictoria no necesita ser ni una ni otra
definitivamente verdadera, aunque la disyunción de ambas lo es.
Aunque Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio es importante sobre todo por su papel de
agente trasmisor de la cultura clásica a la edad media, hay un punto en su tratamiento de los
silogismos hipotéticos que pudiera revestir cierta novedad y, en nuestra opinión, merecer
atención, en cualquier caso, dado que tal vez este ahí la base de uno de los mas interesantes
desarrollos de la lógica medieval. ¿De que hablamos? Kneale y Kneale (1980) señalan que
hablamos de:

El termino consequentia utilizado por Boecio constituye presumiblemente una traducción


de dos términos. Estos términos que Aristóteles utilizo y los estoicos se sirvieron
respectivamente con el sentido de “algo que se sigue de” (Kneale & Kneale, 1980, p. 181)

Para Boecio la verdad de una enunciación condicional pudiera no envolver una conexión
necesaria sino solo secundum accidens.
Boecio también nos brindó la traducción de Categorías y De Interpretatione, en su
comentario de las primeras escribe Omnis ars lógica de oratione est en orden de aclarar
porque aquella obra ha de tomarse como punto de partida para el estudio de la lógica y, de
este modo, para el de la filosofía en su conjunto. La lógica se ocupa de los silogismos, pero
los silogismos se componen de proposiciones y las proposiciones de signos simples. Al
afirmar que la lógica se ocupa del lenguaje, Boecio no pretende, que aquella se reduzca a
un capítulo de la gramática o de lo que hoy llamamos filología.
En la historia de la cultura occidental, la obra de Boecio revista importancia por haber sido
escrita en el ocaso de la antigüedad clásica, antes de que el aluvión de la barbarie se
precipita sobre la refinada ilustración de aquellos siglos.
El carácter de los Lógicos mencionados nos inspira para seguir trabajando en la Filosofía,
que es lo que tanto amamos. Con pocos recursos y con miles de elementos en su contra
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produjeron avances increíbles a la historia de la filosofía y en particular de la lógica. Es
importante rescatarlos y mostrar que, aunque se busque de manera un poco confusa, borrar
la historia medieval sería un pecado inmenso ya que, a pesar de ser una época oscura, los
pensamientos florecían y les daban luz a los conocimientos.
La primera parte de esta pregunta requería una presentación de ciertos autores medievales y
esta segunda parte nos indica que debemos presentar y comparar definiciones aristotélicas y
abelardianas. Con ayuda de Mauricio Beuchot (1991) y su caracterización del La filosofía
del lenguaje en la edad media haremos las comparativas pertinentes.
En primera estancia tenemos que saber porque Pedro Abelardo es tan mencionado en el
mundo de la lógica. Esto es debido a que hizo surgir, a través de sus investigaciones y
polémicas sobre la significación la teoría de las propiedades de los términos. De esta
manera logro consagrarse en la lógica y posteriormente se lo considero como el mejor
lógico y filosofo del lenguaje del siglo XII.
Abelardo fue mucho mas preciso que San Anselmo en la precisión de la naturaleza de la
significación. Encontramos que el lógico del siglo XII, al hablar de las dictiones, lo hace
desde dos aspectos, con las que cumple las funciones que corresponden al sentido y a la
referencia:

(i)- La significación tiene una función de sentido: producir una intelección en el alma del
oyente y (ii)- tiene una función referencial: denotar las cosas exteriores. Aplicada a los
enunciados (propositiones), consiste en producir una intelección compuesta por la relacion
de intelección de sus partes. (Beuchot, 1991, p. 48)

De esta manera, la significación es primeramente la intención, la connotación o el


contenido significativo a modo de algo abstracto; por ejemplo. “hombre” significa
humanidad y “blanco” significa blancura. Asimismo, la significación, de acuerdo con el
segundo aspecto, es la extensión, la denotación o el dominio de individuos a los que se
aplica la expresión; por ejemplo, “hombre” significa también el conjunto de los seres
humanos y “blanco” significa también el conjunto de cosas blancas. A esto Abelardo
(1991) lo llama significación de objetos que corresponde a las nociones de apelación,
nominación, demostración y designación.
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Este doble uso de la significación parece obedecer a una insuficiente distinción entre el
dominio lógico y el ontológico: “las cosas significadas por las palabras son las cosas en
tanto que pensadas, o, si se quiere, las cosas en tanto que producidas por las intelecciones,
no las cosas tomadas como completamente aisladas del pensamiento” (Beuchot, 1991, p.
49). De esta manera, parece que Abelardo quiere quedarse mas en las cosas en cuanto
pensadas que en las cosas en cuanto tales. Con todo, busca asimismo la salida de la
significación de la palabra hacia la realidad.
Cuando nombras la última relacion del párrafo anterior lo hacemos en vista de la división
que hace Abelardo a través de su división de la significación en significación de conceptos
y significación de las cosas. La primera característica consiste en la capacidad que tiene un
nombre de producir un concepto o entendimiento y la segunda característica consiste en
designar o señalar la cosa respectiva. Como consecuencia, Pierre Abélard nota que la
función principal de una palabra es constituir un concepto en el entendimiento. Esta
distinción entre palabras se debe a la significación del concepto, mientras que la
significación de las cosas solo añade otras cualidades complementarias de designación.
Abelardo “se inclina a la significación de intelecciones como la mas importante en los
termino, porque de este modo puede disminuir su sentido psicologista hasta hacerlo
primeramente logicista, al reducir el concepto a un cuasi-objeto, dejando de ser meramente
un acto de pensamiento” (Beuchot, 1991, p. 51).
A partir de esta introducción, se nos permite pasar a los elementos principales de la
proposición: el nombre y el verbo.
En primer lugar, comenzaremos describiendo al nombre. Abelardo acepta y recoge la
definición de Aristóteles: “el nombre es una voz que tiene significación por convención, sin
consignificar el tiempo, y ninguna de cuyas partes es significativa separadamente”
(Aristóteles, 1961). De esta cita, el lógico del siglo XII explica que se dice primeramente
que es una voz, porque es el genero próximo. Se pone “significativa” para excluir las voces
no significativas. En este caso, ocurre una dificultad, pues “significativa” no parece ser la
diferencia de la voz, porque toda voz es significativa, ya que produce en el oyente la
comprensión del hablante, esto es, funge para el oyente la compresión de la expresión o del
acto de expresión de un hablante, y con eso ya es significativa. En vista a esto dice
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que “significativa” se debe restringir para que pueda ser la diferencia de la voz en la
definición, de la siguiente manera: “significativo es aquello que genera en el oyente el
entendimiento de alguna cosa recibida a partir del hablante, a menos de que sea impuesto
por el hablante, como “yo”. (Beuchot, 1991, p. 52)

Es decir, para que una voz sea significativa, tiene que significar por alguna imposición. Tal
es esto que se dice que el nombre es establecido por convención, para distinguirlo de las
voces que significan naturalmente.
La auténtica diferencia que encontramos es específica del nombre. Ninguna de sus partes
significa por separado, a saber, las silabas, si es un nombre simple, ni los nombres
componentes, si es un nombre compuesto. Esta operación se hace para distinguirlo de la
oración cuyas partes si son significativas fuera de ella.
Es preciso hacer una aclaración debido a la posibilidad de encontrar ciertas restricciones en
la definición anterior. Podemos encontrar nombres que únicamente lo son en apariencia, no
siendo verdaderos nombres: los nombres indefinidos y los casos de la declinación del
nombre ¿de que hablamos? Beuchot (1991) nos dice que los indefinidos o infinitos son los
nombres que llevan una partícula infinitamente, el funtor negativo “no”, que los vuelve
indeterminados; por ejemplo, “no hombre” solo indica determinación. El otro caso, los de
declinación, solo encontramos al autentico nombre en el va en caso recto, no en caso
oblicuo, porque solo el nombre en caso recto, unido del verbo, significa lo verdadero o lo
falso.
Pasemos ahora a otro tema importante para Abelardo, el verbo. ¿De que hablamos cuando
hacemos mención del verbo en la teoría Aberdaliana? En primer lugar, Abelardo se apropia
de la definición de Aristóteles donde se señala que “El verbo es una voz que no solo es
significativa, sino que además consignifica el tiempo. Ninguna de sus partes tiene significa
aisladamente. Y siempre indica que algo se predica de algo” (Aristóteles, 1961). De esta
manera el lógico apunta fuertemente a la diferencia mas propia: el consignificar el tiempo.
Que el verbo consignifique el tiempo consiste en que lo significado por un verbo inhiere en
una cosa individual con movimiento lo cual implica el tiempo, y puede tener como adjetivo
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algún adverbio en su construcción. Para comprender mejor lo anterior, Beuchot (1991) nos
propone un ejemplo:

“corre” significa que la carrera inhiere en alguien que corre, y puede añadírsele en la
construcción un adverbio, por ejemplo, temporal, como “ahora”. Así pues, el verbo se
impone a algún individuo (persona) agente o paciente, como “correr” se impone a Sócrates
corriendo, pero el adverbio que se le añade no le confiere un significado semejante al que se
le daría si se le impuesto un nombre, esto es, el adverbio no significa como nombre (pp, 54)

Otra propiedad que adquiere el verbo es que es un indicador de las cosas que se predican de
otras. Esto es, del sujeto, y digo de aquellas cosas, a saber, de las cosas entendidas en el
mismo verbo o supuestas fuera del mismo verbo, y esto ocurre siempre, ya se tome al verbo
dentro de la proposición o fuera de ella; en la proposición, lo hace de una manera actual,
fuera de ella lo hace de manera potencial. De esta manera, al igual que en la definición del
nombre en el verbo hay que añadir restricciones para excluir elementos verbales que no son
realidad verbos: los verbos indefinidos o infinitos y los casos del verbo. En primer lugar,
los indefinidos, son los verbos que llevan una partícula infinitante, como el funtor negativo
“no”, por ejemplo “no-correr”. En segundo lugar, al hablar de los casos del verbo, hacemos
referencia a las variaciones que en el ocurren al conjugarlo, por ejemplo “corría”, “correrá”.
Finalmente, los verbos de alguna manera son nombres, pues por si mismos significan algo,
aunque sin implicar verdad o falses. Efectivamente “los verbos “tomados en cuanto tales,
esto es, por si, son nombres, esto es, son semejante al nombre, porque significan algo”
(Beuchot, 1991, p. 55)

PREGUNTA
3: Explique en qué consistió la llamada “lógica de la edad de oro”. De características.
Al responder esta pregunta me encuentro con un autor Argentina y a su vez nacido en Santa
Fe como elemento central para describir a la lógica de la edad de oro. Me parece preciso, en
un contexto donde lo local puede verse postergado por ideas extranjeras, dedicarle un
mínimo reconocimiento a Dahlquist. El autor de lógica medieval: una introducción es Dr.
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en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba, con tesis sobre el conocimiento
contextual y razonamientos contextuales desde la perspectiva formal de las lógicas
epistémica con un doctorado en filosofía cuya tesis tiene de nombre: Conocimiento
contextual, razonamientos contextuales y formalización de contextos. Es importante apostar
por autores locales y reconocer su labor.
Ahora bien, una vez superada la introducción y presentación de Manuel Dahlquist, vamos a
los que nos interesa: la lógica de la edad de oro y sus características generales.
El primer carácter a establecer es que la lógica de la edad de oro estará ocupada “por
establecer las condiciones de verdad de una oración a través de una teoría referida al rol que
en ella desempeñan los términos que la componen” (Dahlquist, 2017, p. 37). Esta búsqueda
estará inserta dentro del contexto inferencial conformado por la disputa y la distinción de
argumentos buenos y malos encolumnados detrás de la noción de consecuencia. De esta
manera notamos el carácter mas importante de esta edad: establecer las condiciones de
verdad de las proposiciones y desarrollar la lógica a partir de teorías acerca de la verdad, la
designación y la inferencia lógica.
Para comprender mejor a esta edad nos vemos en la tarea de detallar algunos conceptos,
entre ellos De obligationibus, insolubilia, consequentiae, de exponibilibus y probatione
termininorum para poder establecer las características generales de la misma.
El primer término De obligationibus ¿A raíz de que surge? A partir de la innegable
fascinación medieval por las contiendas argumentativas. Esta es la causa de que las
Refutaciones sofisticas y Tópicos hayan sido de los tratados que mayor impacto generaron
y de “esta fascinación nacieron los tratados sobre las obligaciones, vinculados en principio
con el tratamiento de las falacias” (Dahlquist, 2017, p. 39).
Boecio dará a la idea aristotélica un giro interesante que lo conecta con la perspectiva
medieval: distinguirá entre disputas sofísticas o competitivas y disputas dialécticas o
cooperativas, pues interpreta que las primeras son el objeto de las Refutaciones, mientras
que las segundas son las descriptas en los Tópicos. Ahora bien, mientras Aristóteles
considera errónea aquellas tesis imposibles de defender, Boecio mantendrá que “las únicas
tesis erróneas son solo aquellas incapaces de generar un buen ejercicio de disputa”
(Dahlquist, 2017, p. 39). Por eso es que De obligationibus nos da una base metodológica
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para lo que debería afrontar en las disputas metafísico-teológicas en las que se procede de
la siguiente manera:

Debe haber un oponente y un respondente. El oponente propone una serie de afirmaciones


(tesis) y el respondente está obligado (de aquí el nombre de los tratados, Obligationibus) a
seguir ciertas reglas para responder las afirmaciones del oponente. La primera de las
oraciones que propone el oponente se denomina positum y está en voluntad del respondente
aceptarla o rechazarla; si decide aceptarla, comienza la obligatio (si no lo hace, no
comienza). Si la obligatio comienza, el oponente propone la tesis y el demandado tiene tres
formas de que puede responder: puede otorgar o conceder (concederé) la proposición, puede
negar (negare) la proposición, o puede dudar (dubitare) de ella, es decir, mantenerse
agnóstico. (Dahlquist, 2017, p. 41)

A partir de lo expuesto en la cita anterior notaremos el porqué de la popularidad de De


Obligationibus en la edad de oro. quienes ven en ellos nada más que una cuestión lúdica y
pedagógica, a quienes los entienden como el comienzo de la axiomatización de la lógica.
Las Obligaciones han sido interpretadas ya como una teoría destinada a lidiar con éxito con
paradojas y falacias, ya como un manual de ejercicios pedagógicos o un juego lógico en
cuyo objeto es preservar la consistencia
El segundo termino a destacar es insolubilia. Cuando hablamos de este termino estamos
haciendo referencia a las paradojas. Desde los inicios de lo que hoy conocemos como
historia cultural occidental tenemos elementos de esta característica, claramente la edad
medieval no se iba a ausentar. Dahlquist (2017) introduce la siguiente pregunta para
inmiscuirnos en tema: ¿cuál es la roca que originó una avalancha de enfoques y propuestas
de soluciones a la paradoja del mentiroso, muchas de ellas de interés en nuestros días?.
Dentro de la lógica medieval podemos distinguir tres periodos: “del comienzo hasta 1320;
de 1320 hasta la peste negra (1347-1350) y de 1350 hasta el fin de la Edad Media. El
segundo es el período de mayor creatividad, nuestra edad de oro” (Dahlquist, 2017, p. 42).
La lógica medieval de la edad de oro presentó en sus tratados Insolubilia un tratamiento
cuidado y luminoso de la paradoja del mentiroso. Estos tratados existen con seguridad
desde el siglo XIII y fueron muy populares durante el XIV.
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Hoy, nuestra época contemporánea, se le dedica mucho tiempo a las paradojas. Sin
embargo, en la edad de oro de la lógica medieval el interés no fue menor, aunque presenta
algunas diferencias muy importantes.

En primer lugar, hay que leer cada uno de estos tratados en el marco de la lógica de los
términos. Los lógicos medievales –este es el eje del enfoque– discuten acerca de cómo
aplicar su teoría de las condiciones de verdad a proposiciones paradójicas. (Dahlquist, 2017,
p. 43)

Continúa exponiendo Dahlquist

En segundo lugar, como este tipo de oraciones puede ocurrir dentro de una disputa (el
objeto último de preocupación de nuestros lógicos), a diferencia de la mayoría de los
abordajes actuales –que solo acepta tratamientos abstractos, i.e. no contextuales– los
medievales colocan las paradojas –además de tratarlas abstractamente– en medio de una
situación posible, esto es, un contexto de preferencia. (Dahlquist, 2017, p. 43)

Para no caer en errores, Pablo de Venecia nos señala que una paradoja es una proposición
afirmativa significando de sí misma que es falsa. Y luego distingue para aclarar: “La
primera división es esta: algunas paradojas surgen de nuestros propios actos; otras de las
propiedades de la expresión. Las paradojas que tienen su origen en nuestros actos son estas:
“Sócrates dice algo falso”, “Yo no digo que esto es verdadero”, “este hombre entiende que
esto es falso”, “tú no entiendes que esto es verdadero”. Las paradojas que tienen su origen
en las propiedades de la expresión son: “Toda proposición es falsa”, “Ninguna proposición
es verdadera”, “Esto es falso”, “Esto no es verdadero”.
El tercer termino a destacar es consequentiae. Sin duda alguna el tratado fundamental de la
lógica de oro, aunque sus componentes sean de carácter oscuro (más allá de la época de la
que estamos hablando) ya sea por el estado de las fuentes, ya por la falta de interés en
documentarla que tuvieron los testigos de su evolución, ya por el estilo impersonal con el
que están escritos los textos.
Para comprender un poco más algunas de estas nociones, retomamos a Kneale y Kneale
que señalan que en resumidas cuentas, gracias a los aportes de Abelardo, “los enunciados
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condicionales –en cualquier caso los que llama consequentiae– son enunciados de
conexiones necesarias, como las que a veces ofrecemos para justificar un inferencia, y esta
es la razón por la que parezca oportuno ocuparse detenidamente de ellos al estudiar la teoría
de los tópicos” (Kneale & Kneale, 1980, p. 275).
En sintonía con lo desarrollado, la noción de consecuencia lógica tiene una génesis común,
que se prolonga a lo largo de todo el medioevo, lo que cambia es la importancia y el lugar
que se le da dentro de la doctrina lógica. La historia de la lógica del siglo XIV es la historia
del desplazamiento de la consecuencia lógica desde los comentarios a la obra de
Aristóteles, hasta el centro y fundamento de la teoría lógica propiamente medieval. En otras
palabras, de ser parte de la silogística, a ser su fundamento.11
El ultimo concepto a desarrollar es el de de exponibilibus y probatione termininorum. Estos
tratados forman parte de la lógica medieval al menos desde la obra capital de Pedro
Hispano. Si bien De Exponibilibus y Probationes terminorum han sido poco considerados
por los historiadores y filósofos, creemos que es importante hacer referencia a los mismos
ya que, como recalcamos anteriormente, la historia de la lógica medieval no debe pasar sin
ser considera como elemento fundamental de la filosofía occidental.
En primer lugar tenemos a los exponibles que “no tratan de otra cosa que del
funcionamiento de los términos sincategoremáticos y esto es la base de la semántica de la
lógica de nuestros días” (Dahlquist, 2017, p. 47) y en segundo lugar “Los lógicos de las
Probationes propusieron un procedimiento a partir del cual obtener las condiciones de
verdad de las oraciones categóricas mediatas. Este procedimiento consiste en reducir las
proposiciones categóricas de cualquier tipo (mediatas), a una conjunción entre categóricas
de un tipo determinado (inmediatas), lo que indica que los medievales” (Dahlquist, 2017,
pp. 48-49).
Para resumir estos elementos de la lógica en la edad de oro proponemos enumerar sus
características generales resumidas según Manuel Dahlquist:

11
En el capítulo 6, del su libro Lógica Medieval: Una introducción se desarrollan las nociones metalógicas
más importantes del Medioevo. Ahí se aborda el termino consecuencia desde una perspectiva técnica. En este
apartado solo hemos querido dar una idea de su lugar preponderante en el corpus lógico de la edad de oro.
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 Los lógicos de esta época partieron de pensar que el conocimiento de las
condiciones de verdad de la proposición es el objetivo básico, pero este puede
demandar, según de qué proposición se trate: a. Considerar la proposición en sí
misma, por alguna manera especial que esa proposición tenga de significar (de esto
tratan los Insolubilia); b. Considerarla en relación a otras proposiciones, y esto
último de dos maneras: b1. Haciendo explícitas otras proposiciones implícitas y
necesarias para entender la verdad de la proposición (de esto tratan los Exponibilia);
b2. Mediante el estudio de lo que de la proposición se puede inferir (de esto tratan
las Consequentiae y las Obligationibus)
 A diferencia de las lógicas contemporáneas, no tiene como objeto la construcción y
análisis de lenguaje artificial alguno
 Estamos ante un enfoque semántico de la lógica: En los trabajos sobre lógica
medieval encontramos afirmaciones como la siguiente: “La lógica medieval es una
lógica anti-formalista en el sentido de que se trata de una teoría que tiene por primer
objeto dar cuenta de un lenguaje interpretado (el latín escolástico) y que sus
teoremas son verdades interpretadas
 Antiformalista quiere decir aquí: no-sintáctico, o, no pensada desde la teoría de la
prueba, o, no concebida como una manipulación de cadenas de signos (no
interpretados) a través del uso de reglas.
 Estamos ante una lógica de reglas: Las características, y el modo de implementación
de toda ella, se hace teniendo como instrumento reglas al estilo Gentzen

4: Establezca, de forma comparativa, las diferencias y similitudes entre la noción de


consecuencia lógica de la lógica contemporánea y de la lógica medieval.

Teniendo en cuenta que la noción de consecuencia es el eje temático de la lógica


contemporánea, tenemos como objetivo demostrar las similitudes y diferencias que se
pueden encontrar entre la lógica medieval y la de nuestros tiempos.
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Ahora bien, teniendo en cuenta que lo que nos interesa es la noción de consecuencia lógica,
tenemos que advertir que al hablar de la misma nos referimos al hecho de que una premisa
se sigue de otra (a su vez se nos dota de un método para averiguarlo).
Para que esta respuesta adquiera un carácter mas preciso tenemos que tener en cuenta que
desde los 70´ lo que tenemos es una lógica “casi absolutamente olvidada de dar cuenta de
que sucede cuando argumentamos en un ámbito cotidiano como el de la confrontación
argumental, y con ello de los razonamientos prácticos” (Dahlquist, 2017, p. 143). Esto
sucede a raíz de que algunos lógicos y filósofos encuentra una base totalmente anti-
psicologista, propulsado por Frege y Husserl a comienzos del siglo XX. Como
consecuencia de lo anterior, la lógica se estudia desde los siguientes puntos:

 I)un enfoque semántico/sintáctico/algebraico;

 ii) una teoría normativa;

 iii) formada por leyes abstractas;

 iv) formulada en lenguaje formal;

 v) sin vínculo alguno con la psicología;

 vi) insensible a datos del contexto.12

Sin embargo, notamos un resurgimiento del psicologismo basado en un interés por modelar
como razón de hecho los agentes racionales. En este marco se opera desde el mismo
mundo, o mejor, desde las actividades sociales que los agentes con inteligencia desempeñan
en el.
Por lo tanto, la primera perspectiva tiene ocmo misión el estudio de los argumentos para
trazar una línea que divida las inferencias en buena y malas, a través de un método
diseñado para tal fin. La segunda perspectiva, propone una lógica de los agentes. Esto no
descarta la opción anterior ni la declara errónea, solamente destaca su carácter de
incompleta.
De la misma manera que esbozamos los puntos importantes de la lógica de comienzos del
siglo XX, enumeraremos los agentes, el enfoque y el razonamiento desde donde se estudia
12
Esta lista de elementos fue extraída de Dahlquist, 2017, pp. 143-144
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la lógica actual.
 un enfoque semántico/sintáctico/ algebraico;
 ii. una teoría que aspira a ser descriptiva;
 iii. puede estar formada (también) por leyes empíricas;
 iv. atiende al lenguaje natural; 13
 v. tiene en cuenta los datos de la psicología;
 vi. es esencialmente contextual.

Esta presentación tiene un objetivo: establecer cual de estas dos posturas está más cerca de
la lógica medieval para luego establecer diferencias y similitudes. Partiendo de que la
lógica medieval se ocupa de la noción de consecuencia lógica, pero el fin de ellas es aclarar
las disputas argumentales (como veremos, la noción de consecuencia emerge más basada
en los Tópicos que en los Analíticos) notaremos que la actividad de argumentar, la
argumentación como actividad parece ser el marco natural de la consecuencia medieval.
Los procesos de información tampoco le resultan extraños ya que, como veremos, existen
nociones de consecuencia definidas no en términos de verdad, sino en términos epistémicos
(tal el caso de Buridán o Pablo de Venecia).
De hecho, podríamos continuar remarcando diferencias y similitudes pero “Se trata solo de
un ejercicio que tiene como fin hacernos conscientes de que la lógica que heredamos de
Frege no es el único contraste posible” (Dahlquist, 2017, p. 145). Tal vez la noción de
consecuencia medieval tenga algo que decir sobre temas de actualidad, temas abiertos,
temas actuales, temas de interés general, en fin, temas que generen debates.
Un elemento primordial a diferenciar es que la diferencia fundamental entre lógicas pasa
por las que consideran argumentos prácticos versus las que consideran argumentos
estrictos. Esto parece marcar un punto de partida interesante para diferenciar la
consecuencia contemporánea de la de los medievales.
Si hablamos de la consecuencia como noción capital de la lógica de la edad de oro
encontraremos algunos elementos importantes a destacar. Lo primero y fundamental es que
la teoría de la consecuencia es una invención genuina de la lógica medieval, esta afirmación
13
Esta lista de elementos fue extraída de Dahlquist, 2017, pp. 143-144
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es fuerte pero no deja de ser verdadera. Los lógicos medievales de la edad de oro dieron a
la consecuencia lógica el centro de la escena.
También es importante destacar la importancia de la consecuencia lógica en la lectura de
las sumas. Ya mencionamos a lo largo de esta respuesta que “El objeto central de la lógica
es la relación de consecuencia o, dicho de otro modo, el concepto de argumento correcto”
(Dahlquist, 2017, p. 146). A partir de esta sentencia, afirmamos que cualquier lógico
medieval de la edad de oro suscribiría a esto. ¿Qué queremos decir con esto?

No solo el orden de las Sumas, sino los temas de cada uno de los tratados que las
componen, deben entenderse desde la noción de consecuencia. Quiero decir con esto, que
facilita la lectura y la correcta interpretación de las fuentes directas entender que la teoría de
las consequentiae funda los demás tratados que componen la lógica moderna: Insolubilia,
De Obligationibus y Exponibilibus, Suppositio: Así, los medievales entendieron las
paradojas –tratadas en los Insolubilia– como el estudio de un tipo de inferencia extraña;
entendieron las disputas –tratadas en De Obligationibus– como el estudio del tipo
consecuencias que podían darse por buenas en una discusión; entendieron las condiciones
de verdad de una oración hipotética –tratadas en Exponibilibus– como el estudio del tipo de
oraciones atómicas que se podía inferir que la conformaban; entendieron la suposición de
los términos como el estudio de la interpretación que puede inferirse para un término en una
oración determinada. (Dahlquist, 2017, p. 146)

De aquí notamos la importancia de la noción de consecuencia en tanto que guía heurística


para los lectores de la lógica medieval.
En lo que consigna a la consecuencia lógica y oración condicional desde el plano
etimológico, consequentia provine de la traducción que hace Boecio de la expresión
aristotélica que aparece frecuentemente en el Hermeneia; aquí, sin
embargo, no posee un sentido técnico y exacto, y más bien denota una sucesión
completamente general.
“El mismo sentido tiene la palabra, si bien restringida a las relaciones lógicas de los
términos, en Abelardo, y en parte también, todavía, en Kilwardby y Pedro Hispano”
(Dahlquist, 2017, p. 147) Para Moody la palabra ya se encuentra en Cicerón, que, al igual
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que Boecio, la toma de los lógicos griegos post-aristotélicos. El término “consecuencia” se
deriva en latín del verbo “seguir” (sequi o consequi).
Ahora bien ¿qué designa la palabra “consecuencia”, tratada no ya en el sentido anterior,
sino como término técnico de la lógica?

Los lógicos medievales posteriores tendían a considerar todas las formas de deducción
válida, incluyendo el silogismo, como formas de ‘consecuencia’ y por lo tanto como
equivalentes a las proposiciones condicionales. De esta manera, toda la teoría de la
deducción se organizó como un desarrollo de las normas que rigen la validez de las
sentencias condicionales (Dahlquist, 2017, p. 147)
Esto no nos resulta extraño, parece incluso la manera natural de proceder, cuando se ha
tratado de manera veritativo-funcional a los condicionales. Para profundizar mas lo
expuesto, es preciso citar a Etchemendy cuando hace referencia la noción de consecuencia
Tarskiana

¿Cómo debemos definir consecuencia lógica? Una de las rutas que se podría considerar
como atractiva es una simple reducción de esta noción a la de verdad lógica. Ciertamente, si
una oración S es una consecuencia lógica de un conjunto de oraciones K = {K1,..., Kn},
entonces la sentencia condicional cuyo antecedente es la conjunción de los miembros de K,
y cuyo consecuente es S, debe ser lógicamente verdadera. Es decir, S será una consecuencia
lógica de K si y solo si la oración Si K1 y… y Kn. entonces, S es lógicamente verdadera”
(Etchemendy, 1999, p. 47).

Así, una manera “natural” de pensar la consecuencia lógica, será pensar en termino
condicionales. Para argumento esto, tenemos una cita de Wittgenstein (1997) que nos
parece esclarecedora

Si todos los fundamentos veritativos que son comunes a un número de proposiciones son, al
mismo tiempo, fundamentos veritativos de una determinada proposición, entonces decimos
que la verdad de esta, se sigue de la verdad de aquella. En particular, la verdad de una
proposición “p” se sigue de la verdad de otra “q”, si todos los fundamentos veritativos de la
segunda los son también de la primera (Wittgestein, pp. 5.11)
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En la segunda parte de la cita, en el caso particular, se habla de una oración que se sigue de
otra: q que se sigue de p, lo que da lugar a pensar más en oraciones condicionales que en
consecuencia lógica. La primera parte de la cita es, sí, muy clara.
Por supuesto, una cosa es pensar la consecuencia en términos de condicionales y otra –por
cierto, muy diferente– confundirla con los enunciados condicionales. Los medievales de la
edad de oro no cometieron este error.
Incluso cuando los lógicos cesaron de concebir las consequentiae como proposiciones
hipotéticas, continuaban hablando por regla general de antecedente y consecuente de las
mismas, más bien que de sus premisas y su conclusión. Se trata de un detalle relativamente
Veremos en seguida, por ejemplo, que el Pseudo-Escoto y otros autores posteriores trataron
de aplicar la denominación de consequentiae a argumentos con más de una premisa “ más,
ya que continuaban hablando de consequentiae en el contexto de los enunciados
condicionales, formularon a veces sus reglas generales acerca de la transitividad y la
posibilidad de contraposición de modo tal que solo resultaban aplicables a consequentiae
con una única premisa” (Kneale & Kneale, 1980, pp. 257-258)
Con algunos solapamientos terminológicos y metodológicos mediante, el sentido de
consequentia en el siglo XIV fue homogéneo: consecuencia quiere decir inferencial. Así en
palabras de Dahlquist notamos que “fue considerada en los albores de la lógica medieval
solamente como una proposición hipotética, adquiere más tarde el sentido de
argumentación en general, y no es ya, como la proposición condicional hipotética,
verdadera o falsa, sino correcta o incorrecta (bona vel mala), válida o inválida” (Dahlquist,
2017)
Como prueba contundente, incluiremos en esta respuesta las consideraciones sintácticas de
Pablo de Venecia respecto de consecuencia y condicionales, que no dejara lugar a dudas:
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Una inferencia es “el paso (illatio) 140 adecuado a un consecuente desde un antecedente: p.
ej., “El hombre corre; por lo tanto, el animal corre”. Llamo antecedente a la proposición que
precede el signo de inferencia (notam rationis); p. ej. “El hombre corre”. Llamo
consecuente a lo que sigue, p. ej. “El animal corre”. Al signo de inferencia o dador lo llamo
“por lo tanto” (li ergo) o “por consiguiente” (Pablo de Venencia, 1986, pp. 167)
De esto se nos ofrecen dos sentencias claras del mismo autor. En primer lugar, que Una
oración condicional es una en la cual varias proposiciones categóricas van unidas por un
signo condicional y en segundo lugar, para la verdad de una afirmación condicional es
necesario y suficiente que el opuesto del consecuente sea repugnante al antecedente. Así
obtenemos que una inferencia sólida es aquella en la cual el opuesto del consecuente resulta
repugnante al antecedente.
La diferencia fundamental entre consecuencia y condicionales es la misma que en nuestros
días: la definición de consecuencia posee un componente modal del que carece la
definición de oración condicional; la consecuencia es buena si y solo si es imposible para el
antecedente ser verdadero cuando es falso el consecuente.
Pasemos ahora a diferencias las nociones de consecuencia y consecuencia lógica. En los
días del nacimiento de la lógica contemporánea fue olvidada la distinción que existe entre
consecuencia lógica y buena inferencia. El olvido de la distinción obedece a que los padres
de nuestra lógica han solapado uno y otro concepto, de modo tal que toda inferencia válida
es un caso de consecuencia lógica. Así lo vemos en el Wittgenstein del Tractatus: “Si p se
sigue de q, entonces puedo deducir p de q; inferir p de q”. (Wittgenstein 1997: 5.132).
Inferencia y deducción, son, en el caso de arriba, sinónimos. Pero bien sabemos que no
todos los buenos argumentos lo son en virtud de su validez lógica. Así, el argumento

Olivia tiene el pelo castaño claro


Olivia ayer vino a la escuela con el pelo castaño claro
Olivia hoy vino a la escuela con el pelo rojo
Por lo tanto, Olivia se ha teñido el pelo.
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Es habitualmente aceptado como un buen argumento, aunque la verdad de sus premisas no
es garantía absoluta de la verdad de su conclusión (como demanda la validez lógica).
Debemos, pues, asumir entonces que existe una noción de consecuencia más amplia o
general que denominaremos consecuencia simpliciter. Para comprender mejor que es la
consecuencia que recién mencionamos la detallaremos y desglosaremos en tres partes, y
detallaremos con cual de ellas se quedaron los medievales. En primer lugar, debemos saber
que la consecuencia simpliciter se identifica con la noción de consecuencia lógica; En
segundo lugar, nos notificamos que la noción de consecuencia simpliciter debe reducirse a
la de consecuencia lógica; y por último, la noción de consecuencia lógica es un tipo de (está
incluida en) las consecuencias simpliciter.
Nuestros medievales aparentan haber tomado la segunda opción ya que procuraron dar
cuenta de las consecuencias propias de los debates, dentro del corpus lógico. Esto no
significa que los lógicos de la edad de oro hayan pretendido reducir los demás tipos de
inferencia a la consecuencia lógica, “sino más bien que procuraron dar cuenta de los demás
tipos de inferencia en términos de la consecuencia lógica” (Dahlquist, 2017, p. 151)
Para seguir profundizando sobres las nociones de consecuencia, debemos introducirnos en
las nociones de consecuencia lógica e inferencia. Para comprender un poco de que estamos
hablando, nos introducimos en un manual de lógica y en su capitulo “inferencia lógica”
donde se señala que:

Se empieza con conjuntos de fórmulas que se denominan premisas. El objeto del juego es
utilizar las reglas de inferencia de manera tal que conduzca a otras fórmulas que se
denominan conclusiones. El paso lógico de las premisas a la conclusión es una deducción.
La conclusión que se obtiene se dice que es una consecuencia lógica de las premisas si cada
paso para llegar a la conclusión está permitido por una regla. La idea de inferencia se puede
expresar de la siguiente manera: de premisas verdaderas se obtienen solo conclusiones que
son verdaderas (Suppes y Hill 1988: 44)
Estas nociones, en pos de obtener claridad, deben ser distinguidas. Por lo tanto, es menester
mirar el trabajo de los medievales en los tratados De Consequentiis, en orden de obtener
visiones genuinamente relevantes de la consecuencia. Hoy distinguimos entre enunciados
condicionales (como oraciones verdaderas o falsas), consecuencia lógica (como una
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relación entre proposiciones que puede ser válida), relaciones de causalidad (como una
relación que puede obtenerse entre estados de cosas) e inferencia (como la acción – que
puede ser válida– de pasar de un juicio a otro). A partir de esto Dahlquist señala que “Un
primer punto a tener en cuenta, entonces, es que la noción de consecuencia medieval no
debe identificarse con la deductividad. Sabemos sí que los medievales mantuvieron que la
lógica trata con argumentos, que los argumentos son válidos si siguen reglas válidas y si lo
hacen, se obtendrá una consecuencia válida” (Dahlquist, 2017, p. 153)
Nos resta solo aclarar cómo entendieron el término inferencia, ya que inferencia no carece
de ambigüedad. Para realizar esta terea pasaremos a enumerar los elementos destacados
para evitar errores conceptuales.
 Los actos de inferir llevados a cabo por personas concretas en circunstancias
concretas;
 ii. La relación de inferencia correcta ya que de los actos de inferencia
(razonamientos) con que las personas se comprometen decimos que son buenas o
malas inferencias.
 iii. Un tercer sentido puramente lógico, donde inferencia puede ser utilizado para
referirse a una forma arbitraria de relación definida de manera abstracta,
generalmente generada por un sistema de inferencia bajo normas relacionadas con
una lengua artificial.14
Para obtener aun mayor precisión, señalamos la claridad expositiva que tiene Dahlquist en
los siguientes renglones:

En los planteos lógicos contemporáneos es común explicar (ii) en términos de (iii), dejando
de lado (i). En la Edad Media ninguno de los tres sentidos de inferencia está afuera del
alcance de los intereses lógicos: el objeto es echar luz sobre (i) utilizando los criterios
desarrollados en (ii) en base a un sistema de reglas al estilo de (iii), solo que no expresado
en un lenguaje artificial (ni tratado jamás en términos algebraicos). En este sentido hay que
comprender inferencia en el contexto de la lógica de la edad de oro.(Dahlquist, 2017, pp.
153-154)

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Esta lista de elementos fue extraída de Dahlquist, 2017, pp. 153
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La caracterización de la noción de consecuencia necesita de reglas, que comienzan por
distinguir entre las consecuencias para cuya verdad se necesitan de una premisa adicional y
las que no. Esta manera de enfocar el asunto no es extraña en el panorama actual de las
concepciones filosóficas de la consecuencia lógica, ya que para nuestros lógicos toda
noción de consecuencia puede reducirse a la noción de consecuencia lógica. En sintonia
con esto, Gomez Torrente (2000) nos lo ejemplifica con un ejemplo sencillo: “así, en
“Sócrates es un hombre, por lo tanto, Sócrates no vuela”, “Sócrates no vuela” es
consecuencia lógica de “Sócrates es un hombre”, en cuanto procedemos al agregado de las
premisas verdaderas adecuadas; o, dicho de otra manera, la inferencia puede ser
reconstruida en términos de consecuencia lógica” (Gómez Torrente 2000: 16-19).
Este punto de vista fue el de los lógicos de la edad de oro (o, al menos, muy parecido) y
esta es la razón de su interés por los Tópicos, lugar donde se trata la inferencia
entimemática. La noción de consecuencia se puede caracterizar mediante un esquema
definicional, o mediante la enumeración de propiedades. La lógica medieval intenta ambos
caminos; y pone más énfasis en el segundo que en el primero. Una de las maneras de
enumerar las propiedades que se le atribuyen a la noción de consecuencia es dar reglas que
las caractericen. Los medievales tomaron este camino.
En lo que a la consecuencia refiere, la idea es definir la noción de consecuencia en base a
reglas. Los medievales, a diferencia de Aristóteles y los estoicos, no utilizaron variables
para lograr un esquema de las formas lógicas por las cuales se interesaban, Ellos
formularon reglas mediante descripciones generales. Así, cada una de estas reglas
especiales acostumbraba a ser un enunciado en que se establecía que, de cualquier
antecedente de una determinada forma lógica a cualquier consecuente de otra determinada
forma lógica relacionada con la anterior, valet consequentia o est bona consequentia
formalis.
Como los distintos tipos de consecuencia válida consideradas por los medievales se definen
mediante reglas, así como los conectores lógicos, atender a cuáles fueron estas reglas nos
proporcionará una caracterización de cada una de las nociones de consecuencia que
validaron.
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Como consecuencia de lo anterior el lógico argentino señala que “la noción de
consecuencia se establece sin apelar a la estructura interna de las oraciones que componen
el antecedente y el consecuente, por lo que estamos ante una noción de consecuencia para
oraciones no analizadas, o, en otros términos, una noción de consecuencia proposicional”
(Dahlquist, 2017, p. 157).
Para concluir con esta respuesta, haremos un breve cierre para definir de forma general la
noción de consecuencia lógica, tanto en medieval como contemporánea. La caracterización
general de la consecuencia durante la edad de oro es afín con lo que hoy denominamos
noción intuitiva o pre-teórica de consecuencia lógica: hay buena consecuencia si es
imposible para la conclusión ser falsa cuando es el caso que las premisas son verdadera.
Con matices, es esta la base de la caracterización de consecuencia lógica.
Cabe destacar que un punto en común entre los dos tipos de escuelas de la lógica es que
Verdad y modalidad son los componentes distintivos de la noción de consecuencia lógica.
Ahora bien, para los medievales esto constituyó el tronco común de la definición, su forma
más general, pero la consecuencia medieval es más amplia o tiene un rango de acción
mayor que la que hoy consideramos una buena inferencia, al menos desde el campo de la
lógica clásica.
A pesar de la noción pre-teórica que comparten, y por estar expresadas en un lenguaje no
del todo unificado, existen distintas versiones particulares, algunas más familiares a
nosotros que otras; presentamos tres, que en nuestra opinión son las que demuestran lo
planteado a lo largo de esta respuesta en lo que respecta a la lógica de la edad de oro:
 “En toda buena inferencia simple, el antecedente no puede ser verdad, sin que lo sea
el consecuente” (Burley 2000: 3).
 “Una proposición es antecedente de otra si esta es de tal modo que es imposible que
las cosas sean por completo diferentes a lo que ellas significan juntas, sea lo que
esto fuere, a menos que ellas tengan otro significado cuando se proponen
conjuntamente, sea lo que esto fuere” (Buridán 2015: 67)
 “Una inferencia es sólida cuando el opuesto del consecuente es repugnante al
antecedente” (Pablo de Venecia 1984: 167)
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La estrategia de definir la buena inferencia a través de la inconsistencia puede resultar
extraña a quien haya tomado un curso de lógica en nuestros días. Sin embargo, la idea es
menos extraña a nuestros días de lo que imaginamos ya que hay autores que trabajan estas
particularidades. Como por ejemplo Strawson que señala que “un argumento es válido si no
es inconsistente (o contradictorio en sí mismo) aceptar las premisas mientras se niega la
conclusión; o, en otras palabras, solo si la verdad de las premisas es incompatible con la
falsedad de la conclusión” (Strawson, 1952, pp, 2). Como dijimos, los medievales
distinguieron de modo claro entre condicionales y consecuencia-inferencia, pero no entre
consecuencia e inferencia, aunque parecen estar más cercanos a la segunda, Al final del
período, en autores como Pablo de Venecia, ya se habla de dos tipos de inferencia, buena y
mala: “la primera división de la inferencia es entre sólida (bona) y no-sólida (mala).
A partir de este recorrido por las nociones de consecuencia lógica, tanto en la lógica de la
edad de oro como en nuestros tiempos, podemos notar que, si bien hay diferencias
importantes, las bases terminan siendo las mismas. Como recalcamos a lo largo de varias
preguntas, el hecho de tener en cuenta a la lógica medieval y mas precisamente a la época
medieval en su totalidad tiene una carácter necesario y absoluto. No por el hecho de
encontrar elementos que desarrollen a la lógica actual, sino por los grandes avances de una
época que, por momentos, parece estar olvidadas y destruidas o peor aun superadas, con un
destino incierto o en una biblioteca llena de polvo.

Explicar en qué sentido se puede afirmar que la “Lógica de la Edad de Oro” es “formal”

pero no “formalista”.

La lógica de la edad de oro tiene características peculiares que les hicieron ganar ese
nombre. En esta ocasión nos toca elaborar una respuesta para la siguiente afirmación: La
“Lógica de la Edad de Oro” es “formal” pero no “formalista”. A partir de esto, debemos
destacar porque es formal y que elementos niegan su carácter formalista.
El primer sentido por el cual podemos entender a un lenguaje como formas es que tiene un
conjunto de símbolos básicos y el segundo sentido es que forman un conjunto de reglas
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llamadas reglas de formación, que especifican que secuencia de símbolos básicos han de
contar como formulas.
En este sentido, podemos notar como se forma un lenguaje regimentado, en este caso el de
los lógicos de la edad de oro, partiendo de símbolos básicos. Los medievales, “en
contraposición con el formalismo, no van a proponer reglas de formalización, sino mas bien
van a utilizar las existentes del latín al fin de formular a partir de ellas, distinciones
conceptuales” (Dahlquist, 2017, p. 59).
El segundo sentido en que puede hablarse de un lenguaje formal es el que le viene de
considerar a los lenguajes formales como una traducción de algún lenguaje natural. En este
sentido, el lenguaje lógico medieval explica el latín escolástico en lo referido a la parte
inferencial.
A partir de lo expuesto podemos concluir que La lógica de la Edad Media no estuvo
expresada en un lenguaje natural, sino en la versión regimentada que de este elaboraron los
lógicos a fines de caracterizar de manera eficiente la inferencia. Claramente esta no es la
única conclusión y argumento para determinar el carácter formal pero no formalista. Si
hablamos de lenguaje regimentado, en este caso el de la lógica medieval, podemos notar
que se construye en base a redefinir símbolos básicos y reglas de formación. Como
consecuencia, el lenguaje lógico de la edad de oro de la lógica medieval cumple con los
requisitos para ser la traducción de un lenguaje natural, en este caso el latín escolástico. En
definitiva y en palabras de Dahlquist “la lógica medieval es anti-formalista es una oración
verdadera solamente si la expresión anti-formalista es entendida como sinónima de no
presentada en un lenguaje artificial y simbólico, y en este sentido es correcto, pero nada
más que en este” (2017, p. 63).
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Elementos Bibliográficos.

Aristóteles (1995) Tópicos, Trad. M. Candel Sanmartín, Gredos, Madrid.


Benson, M. (1985). Logica de los estoicos. Tecnos.
Beuchot, M. (1991). La filosofia del lenguaje en la edad media. Unam.
Buridán, J. (2015) Treatise on consequences, Traducido por y con introducción de Stephen
Burley, W. (2000) On the Purity of the Art of Logic Traducido por Paul Vincent Spade,
Yale University Press, New Haven & London.Read; con introducción editorial de Hubert
Hubien, Fordham University Press, Nueva York.
Copi, I. (2007). Introducción a la lógica. Limusa.
Dahlquist, M. (2017). Lógica Medieval: Una introducción. College Publications.
Kneale, M., & Kneale, W. (1980). El desarrollo de la logica. Tecnos.
Wittgenstein, L. (1997) Tractatus Logico-Philosophicus, Ed. bilingüe, Trad. Muñoz, J. y
Reguera, I. Atalaya, Barcelona.
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