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La ley de Curie describe cómo los materiales paramagnéticos se vuelven más magnéticos a medida que aumenta el campo magnético aplicado y menos magnéticos a medida que aumenta la temperatura. La ley solo se aplica a campos magnéticos bajos o temperaturas altas, ya que deja de ser lineal cuando la mayoría de los momentos magnéticos se alinean cerca de la saturación magnética.
La ley de Curie describe cómo los materiales paramagnéticos se vuelven más magnéticos a medida que aumenta el campo magnético aplicado y menos magnéticos a medida que aumenta la temperatura. La ley solo se aplica a campos magnéticos bajos o temperaturas altas, ya que deja de ser lineal cuando la mayoría de los momentos magnéticos se alinean cerca de la saturación magnética.
La ley de Curie describe cómo los materiales paramagnéticos se vuelven más magnéticos a medida que aumenta el campo magnético aplicado y menos magnéticos a medida que aumenta la temperatura. La ley solo se aplica a campos magnéticos bajos o temperaturas altas, ya que deja de ser lineal cuando la mayoría de los momentos magnéticos se alinean cerca de la saturación magnética.
A campos magnéticos bajos, la gran mayoría de materiales paramagnéticos exhiben
una magnetización en la misma reacción del campo externo, y cuya magnitud se describe por la ley de Curie: En esta ecuación, es la susceptibilidad magnética (),1 es la magnetización resultante, es la densidad de flujo magnético del campo aplicado, es la temperatura absoluta (en kelvin) y es una constante específica de cada material (su constante de Curie). Esta ley indica que los materiales paramagnéticos tienden a volverse cada vez más magnéticos al aumentar el campo aplicado, y cada vez menos magnéticos al elevarse la temperatura. La ley de Curie sólo es aplicable a campos bajos o temperaturas elevadas, ya que falla en la descripción del fenómeno cuando la mayoría de los momentos magnéticos se hallan alineados (cuando nos acercamos a la saturación magnética). En este punto, la respuesta del campo magnético al campo aplicado deja de ser lineal. Llegado al punto de saturación, la magnetización es la máxima posible, y no crece más, independientemente de que se aumente el campo magnético o se reduzca la temperatura.