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ORIENTACIONES MODERNAS DEL DERECHO CIVIL 1. Sentido humano del Derecho civil: Tendencias * E! Derecho civil es, por excelencia, el Derecho de la Comunidad,? por cuanto regula la vida del hombre como ser sociable en su esfera mas intima y particular; es decir, que los Cédigos civiles ya establecen garan- tias para proteger al nasciturus en vistas a su posible humanidad y, con Ja misma razén, durante su existencia hasta después de su muerte, median- te medidas que tienden a la conservacién de su patrimonio y transmisién mortis causa. Luego cl hombre esta protegido desde antes de nacer hasta después de su fallecimiento por las normas del Derecho civil. De esta manera se reconoce al individuo un dmbito de libertad necesa- tia para el ejercicio de sus derechos civiles y, por lo tanto, para el desen- volvimiento de su personalidad. Por consiguiente, el Derecho civil viene a ser una afirmacién de la libertad humana. De aqui que la condicién ju- ridica que fue en Roma, en cierta época de su historia, reservada al ciu- dadano (civis) se extendié despucs a todos los hombres de suerte que el Derecho civil, en lugar de ser un privilegio, abarcé su proteccién a la hu- manidad entera. “La distincién entre el peregrino, el esclayo y el hombre libre, ha desaparecido despues que cl Cristianismo ha considerado a todos los hombres como personas, con los derechos que les corresponden como tales, entre los cuales se encuentra en primer rango, la libertad indivi- dual con sus consecuencias de Derccho privado: matrimonio, contratos, propiedad, responsabilidad civil.” # Por ello es que el Derecho civil regula la convivencia en las facetas més intimas del ser humano, motivo por el cual regula la integridad de su personalidad (derecho al nombre, a la propia imagen, etcétera), como asimismo precisa normativamente los derechos y obligaciones que corres- ponden al individuo como consecucncia de sus actividades intelectuales * Cfr. muestros estudios: Concepto y fuentes del Derecho civil espafiol, Barcelona, Ed. Bosch, 1956; y Orientaciones modernas del Derecho civil, en “Anuatio de Filo- sofla del Derecho”, Madrid, 1955, pp. 22) ss. 1Cir., nuestro ‘estudio, en colaboracién con Ismael Peidro Pastor, Hacia una concepcion comunitaria del Derecho, en “Revista de la Facultad de Derecho", Ma- drid, 1948, p. 130. 2 René Savatier, Du droit civil au droit public, Paris, 1950, p. 5. 336 LINO RODR{GUEZ-ARIAS BUSTAMANTE y manuales (derecho sobre bienes intelectuales, arrendamientos de obras y de servicios, contrato de trabajo); y, sobre todo, configura el régimen es- tatutario de la familia, que es la sociedad primaria en que el hombre nace y para Ja que nace a través de Ja institucién del matrimonio. Esto s, que ese hombre al que los antiguos concibieron como animal social; en el medievo, como ente teoldgico; la filosofia postrenacentista como cosa pensante; y, en la época pasada, como animal histérico;* es del que se ocupa el Derecho civil, amparandole en lo mds intimo de su vida y de sus intereses privados. * Porque antes que industrial, artista, comerciante, es hombre, sujeto de derecho —persona— (titular de un patrimonio) y miembro de una familia. Sin embargo, hay momentos en la historia en que se produce ¢] naufra- gio de la dignidad de la persona humana y, por consiguiente, la crisis de Ja sociedad en que vive inmerso. Asi, por ejemplo, cuando en Europa los pueblos fueron sometidos a la Alemania hitleriana, la persona humana en lugar de ser una persona era solamente un instrumento al servicio de una colectividad. Se dice, pues, que en este tiempo los hombres eran tratados como cosas. Lo mismo sucedié con los esclayos durante el Im- petio Romano. En las épocas de crisis, es decir, en el interregno entre Ja decadencia de una civilizacién y el surgimiento de la nueva, se acen- tia la inseguridad para el hombre por la subversién de los valores y prin- cipios que rigen su vida. A estos cataclismos sociales no puede ser ajeno el Derecho; por lo tanto, su crisis no es mas que un reflejo de la crisis general que afecta a la sociedad contempordnea. Actualmente vivimos uno de estos ciclos criticos de la humanidad, Por eso puede hablarse de que la crisis del Derecho es algo mas que una ma- nifestacion de su natural evolucién y, desde luego, cosa distinta de un progreso o una aurora. No obstante, José Castin ha dicho, que hoy no es correcto hablar de ocaso 0 decadencia del Derecho, porque éste, en reali- dad, no esta en crisis: es la ley o la técnica o la ciencia del Derecho 0, en todo caso, el Derecho positivo los que arrastran una vida anormal, penosa 0 no satisfactoria, De donde que no haya crisis del Derecho de acuerdo con el pensamiento del eximio jurista, por cuanto que en ese caso tendria que darse una oposicién entre el Derecho y la justicia, cuando confron- tamos un momento histérico en que se afirman los criterios objetivos de la valoracién juridica (Derecho natural, justicia, paz, orden, bien comin). ® Es més, entre nosotros Eduardo J. Couture sostuvo, que en América no puede hablarse de crisis del Derecho, debido a que no hubo nunca un 3 Alfonso de Cossio, El moderno concepto de la personalidad, en “Revista de Derecho Privado”, Madrid, 1943, p. 1. 4 Clemente de Diego, Instituciones de Derecho civil espafof, Madrid, 1941, t. 1, p. 26. 8 José Castin Tobefias, Crisis mundial y crisis del Derecho, Madrid, Ed. Reus, 1961, pp. 47 y 113 y 3s. ORIENTACIONES DEL DERECHO CIVIL 337 apogeo anterior, es decir, que nos encontrames en la fase del nacimiento del Derecho, mientras que el europeo siempre tiene que hacer referencia a su pasado, a su tradicién, a su historia, Nosotros dejamos atras la colo- nia y la esclavitud como soportes del Derecho en el orden politico y en el orden social. Pero a cllos sucedié el estado de cosas actual que acusa regimenes politicos donde campean las desigualdades y las injusticias sociales en los pucblos iberoamericanos. De aqui que hagamos enomnes esfucrzos cn este Continente por emanciparnos de estos males que no son Ia crisis, sino justamente lo contrario: el sacrificio por salir de la crisis, La crisis es el pasado, no el presente. Nuestra tradicién es el futuro. Por consiguiente, la idca de crisis del Derecho es fundamentalmente curo- pa, desde e] momento que para un europeo la idea de Nacién, de De- recho, de convivencia, ... es sicmpre algo que se haya referido al pasado. Para un americano, en cambio, estas mismas ideas son sicmpre algo refe- rido al presente y al futuro, porque no las hemos hecho atm. * Tenemos que decir nosotros, por lo menos en lo que hace referencia concreta al Derecho civil, que tanto en Muropa como en América cabe hablar de una crisis del Derecho cn la medida que la legistacién positiva de nuestro tiempo no responde a las exigencias sociales, Es menester que muestras leyes sean mas justas para que los individuos las cumplan mas espontinca y gustosamente; y, para ello, se hace imprescindible claborar nuevos sistemas juridicos mas en consonancia con las idcologias que acep- tan los hombres de hoy. Sélo asi lograremos que se humanice el Derecho, que vue'va a adquirir el sentido humano que le corresponde. De ahi, que se haya expresado esta preocupacién por los juristas y los legis’adores, mediante la claboracién de teorias y de sistemas juridicos tendientes a superar la actual crisis del Derecho civil, de acuerdo a las cortientes doc- trinales del presente momento histérico. Entre las tendencias modernas del Derecho civil merecen destacarse las siguientes: 1) La de los autores que consideran que el Derecho civil actual sélo podra sa‘ir airoso de su crisis si se vuelven los ojos al Derecho romano y se reclabora de acuerdo a su régimen juridico institucional. 2) La de quienes sosticnen que los Cédigos civiles sean sustituidos por Estatutos profesionales que regulen la vida legal de los distintos cuerpos sociales. 3) La de aquellos que rinden exequias al Derecho civil por estar conven- cidos de que ha Negado inexorablemente la hora de su muerte. 4) La que regula el Derecho civil como un conjunto de principios ge- nerales o basicos. 5) La que propugna una superacién del Derecho limite de que nos hablara Kant, por un Derecho civil que establezca una co‘aboracién mas © Ciencia y conciencia det Derecho, Colegio de Abogados del Urugnay, p. 5. 338 LINO RODRIGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE estrecha entre el hombre y la sociedad, a fin de que sus principios norma- tivos giren en torno a la “idea de cooperacién’”. 2. La romanizacién del Derecho civil A pesar de las modernas tentativas de romanizacién del Derecho civil (Chiazzese, Betti, Alvaro d’Ors), parece ser que ello no ha tenido el eco necesario. Biondo Biondi dice, que sin necesidad de repetir el consejo de Ihering: “a través del Derecho romano mis alla del Derecho romano”, cualquier atleta sabe, que si quiere dar un buen salto hacia adelante debe tomar carrera, o sea, andar un poco hacia atras. Y es lo que tiene que hacer el jurista, esto es, remontarse a la historia si quiere hacer avanzar el De- recho sin proceder a ciegas.7 Es el mismo pensamiento de Edmund Pi- card, cuando se refiere a la importancia del Derecho histérico como me- dio de conocimiento de! Derecho, porque asi se evita la pequefiez de es- piritu del que sdlo se aferra al Derecho vigente, quien actda con la intran- sigencia que Napoleén calificaba de “audacia hacia atrés”. Por lo tanto, recomienda el estudio de Ja historia del Derecho a fin de facilitar las nociones fundamentales que nos conduzcan a la comprensidn del Derecho actual y a vislumbrar, hasta cierto punto, el Derecho del porvenir. * Se aconseja pues, volver al Derecho romano a fin de reconstruir el vie- jo Derecho civil actual. Téngase en cuenta que la perennidad del Derecho romano se ha debido a que sus juristas supieron identificar los fines del Derecho con los fines de la justicia; por consiguiente, si la justicia es un valor moral se comprende que Ja conciencia juridica sea expresién de una elevada conciencia ética. De esta manera el Derecho romano respon- de a una ecumenidad que se afinca en las exigencias de lo mas noble de Ja naturaleza humana, por cuanto se toma ésta en consideracién a sus fi- nes con Jos cuales se hacen concordar los del Derecho. En este sentido se expresé Alvaro d’Ors, quien desarrolia su tesis en su estudio Los romanistas ante la actual crisis de la Ley,® pronuncidndose por una nueva recepcién del Derecho romano como imica manera viable de revitalizar al Derecho de nuestro tiempo. Empero se refiere a una vuelta al Derecho romano clasico, porque es en él donde se encuentra reco- gido el pensamiento juridico de aquella época en su auténtica pureza, ya que, cl Derecho bizantino, se encuentra adulterado por obra de las inter- polaciones 0 anotaciones que introdujeron en los textos romanos los juristas que prepararon la codificacién justiniana. Para Guillermo Floris Margadant S., el Corpus Juris Civilis, por lo menos en dos de sus compo- nentes, el Digesto y el Codex, se prepararon a base de fragmentos selec- 7 Arte y ciencia del Derecho, Barcelona, trad. esp. 1953, p. 198. 8Lino Rodriguez-Arias Bustamante, Ciencia y filesofia del Derecho, Buenos Aires, Ed. EJEA, 1961, p. 65. ® Madrid. Ed. O crece 0 muere, 1952. ORIENTACIONES DEL. DERECHO CIVIL, 339 cionados de las obras de jurisconsultos clasicos y de Constituciones Im- periales, los cuales se modificaron a veces esencialmente como confiesa el mismo Justiniano; por consiguiente el Emperador nos presenta un Derecho romano “auténticamente falso”, oficialmente falsificado median- te las interpolaciones. Para comprender esta aseveracién no debe olvidarse, que ni los compiladores que colaboraron con Triboniano, ni tampoco los comentaristas medievales, tenian interés en presentar una fiel reproduc- cién de un sistema juridico pasado, puesto que su tarea consistié en legar a la posteridad —y, con mayor razén, a sus contemporéneos— un Derecho vivo, utilizable, Cabe, sin embargo, sefialar que el hecho de las interpolaciones no deme- rita ¢l monumento juridico que constrayeron Jos destacados juristas du- ante €! reino de Justiniano, presididos por su Ministro Triboniano. Para vatorar esta obra juridica debe recordarse que cuando Jos juristas iniciaron su trabajo Roma Ilevaba mds de mil afios haciendo leyes; y, desde la publi- cacién de las famosas XII Tablas, en el afio 451 a. de C., hasta que se compiet6 la codificacién de Justiniano en el afio 534, transcurricron 985 aitos; es decir, que leyes centenarias estaban atin en vigor con Justiniano, lo cual significaba que los romanos de aquel tiempo se veian obligados no sélo a dominar una amplia cantidad de textos legales, algunos de ellos casi inaccesibles, sino también una enorme y, a veces, contradictoria lite- yatura interprctativa. Con este maremagnum legislativo acaba Ja codifi- cacién justiniana, reduciendo esta pavorosa acumulacién de material a unas dimensiones mas manejables y, al mismo tiempo, mediante la climi- nacién de las abundantes contradicciones que conten{a. ** Empero, aqui nos intercsa hacer hincapié, en que Alvaro d’Ors por recelo a las interpolaciones propugna por una vuelta al Derecho romano puro o clasico con la revalorizacién del Derecho natural tal como lo ha entendido la Iglesia y entroncando con la tradicién justiniana y medie- yal que identifica ius naturale con cl ius divinum. De este modo el Dere- cho natural por el que se decide el mundo de hoy —segtin d’Ors— es el ius naturale catholicum, eficaz garantia y defensa de la libertad humana contra todo género de despotismos.'2 Luego el jurista, por ese enlace del Derecho con lo divino, debe buscar en los presupuestos del Derecho. natural el dogma juridico, que le hace a este Derecho dogmitico en sus fundamentos aun cuando absolutamente libre en sus mctodos. O sea, que Jos jurisconsultos operan con los materiales proporcionados por el ted'ogo; pucs si prescindimos de este enlace del Derecho positivo con el iusnaturalismo tenemos que desembocar necesariamente, como le suce- did al positivismo juridico, en el culto al dogma estatal, que puede llegar a 10 El significado del Derecho romano dentro de la ensefianza juridica contempo- tdnea, México, Universidad Nacional Auténoma de México, 1960, pp. 16 y 22. 11 Percy Neville Ure, Justiniano y su época, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 1963, pp. 160s. 12.0p. cit., pp. 18 y 19. 340 LINO RODR{GUEZ-ARIAS BUSTAMANTE subyugar la libre voluntad humana, lo que, precisamente, trata de evitar Alvaro d’Ors a base de la recepcién del Derecho romano clisico sobre los moldes del Derccho natural catélico. Este ilustre romanista se pronuncia por el estudio de las instituciones romanas en su misma historicidad, en la misma pcripecia histérica en que van conexas. Por ello es que no las limita al sdlo plano histérico de la codificacién justiniana, fase final de su evolucién, sino en una esctupu- losa perspectiva historica, donde se examine cada faceta institucional en su concreta significacién. Esta es la tazén por la que hay que volver a la jurisprudencia romana clisica, como fuente creadora del Derecho, para que el jurista inmerso en ella logre un clevado espiritu de indcpendencia frente a Ja ley estatal. Esta lecci6n histérica servira para conducir ai Dere- cho moderno a través de Ja actual crisis, por cuanto que el jurista alcanzara —ante el rotundo fracaso del legalismo o dogmatismo estata!— un sentido de libertad creadora que sabe operar sin ruptura de la tradicién, como supieron hacer los romanos. De ahi que el nuevo Derecho —conc’uye Ors—, debe proyectatse como ecuménico derecho jurisprudencial que, elaborado por juristas cducados en cl casuismo romano, en espiritu de eficiente libertad, reconozcan como tinico fundamento dogmitico el del ius naturale catholicum. Ahora bien, :qué se salvaria del sistema individualista romano fundido en el troquel del Derecho natural catélico? Esta es la interrogante que nos agobia cuando pensamos en la solucién que Alvaro d’Ors nos ofrece. Porque el Derecho romano es util desde el Angulo de sus instituciones, pero falla hoy la oricntacién ideolégica que inspir sus institutos; pues Ja mayoria de las instituciones juridicas creadas pot los romanos siguen tenicndo actualmente vigencia, si bien su configuracién y proyeccion social sean distintas de Jas que tenian conforme al individualismo romano, De donde que, al estudiar con nuestra menta’idad moderna los elementos romanos, no podemos prescindir de su ambiente histérico y, por lo tanto, resulta imposib’e trasplantarnos conccptualmente a nuestra época sin prestar atencién a los momentos en que surgicron y se desarrollaron, * Esto es, que si aquella época histérica se caracteriz6 por ser individualista, ésta en que vivimos por ser de signo socializador. E's por lo que ha escrito Swoboda, que el Derecho romano, modelo primordial de la codificacién europea de hoy, no representa un fimdamento seguro para la construc- cién del futuro Derecho civil, en consideracién de la estructura econdmica enteramente distinta de la sociedad contemporanea. A este respecto, José Castin ha indicado como caracteristicas del Dere- cho civil moderno, las siguientes: “Son, desde un punto de vista interno, Ja democratica, la socializadora, la espiritualista y la dinamicista, y, desde 38 Op. cit., pp. 32 y 42. 14 Cfr. nuestro libro La obligacion natural, 18 Dikoff, Il diritto civile delt'avvenire, en Diritto”, 1963, p. 153. Tv’ ivista Internazionale di Filosofia del ORIENTACIONES DEL DERECHO CIVIL 341 un punto de vista exicrno, Ja triple tendencia a la plasticidad, a la espe- cializacion y a la universalizacién de las normas.” ** Esto nos pone de relieve que los ordenamientos juridicos contemporancos se alejan mds y mas de su punto de partida —el Derecho romano—, por infiuencia, prin- cipalmente, de la nueva ordenacién econémica de los Estados, muy dife- rente de la concepcién individualista romana que, postcriormente se re- moz6 por el Cédigo de Napoleon. Lucgo Io anterior nos pone de manifiesto que el futuro Derecho civil presentaré modalidades de oricntacién socializadora que no se pueden satisfacer cxclusivamente con un nucvo retomo a las fucntcs romanas, conforme defendid Federico Carlos de Savigny, motivo por el cual la Escue’a Historica hizo obra esencialmente conservadora de las tradicioncs romans, 7 porgtte no se trata ahora de devolver al hombre tan sdlo su libertad individual usurpada por cl poder omnimodo del Estado modemo. Fsto fue lo que significé el triunfo del individualismo como reaccién de la libertad individual contra el poder del Fstado, lo que facilité la crcacién de riqueza en el mundo modemo, si bien nos ha conducido a la opresién por las fuerzas del capital de los pueblos y de los hombres, caycndo asi en una nueva forma de tirania, fa que se conoce con cl nombre del sistema liberal-capitalista. Esto nos lleva a considerar que el problema mas grave de hoy radica en hallar frmulas juridicas que aleancen el reajuste social, para lograr una pacifica convivencia humana, a cuyo fin debemos tener en cucnta que, cada uno de Ios miembros de Ja comunidad nacional, determinamos con nuestra conducta Ia de nuestros semejantes y, por lo tanto, participamos activamente en Ja creacién del Bien comin. Esta posicion socializadora de nuestro tempo conduce al Derecho to- mano al ostracismo Jo cual se advierte gradulmente en las legislaciones positivas, como reaccidn a la corriente individualista consagrada en cl Cé- digo napolednico. Y cs que se critica al Derecho romano que impidié, primero, el libre desarrollo del Derecho oriental, por la fatal tendencia de Justiniano de ditigir la mirada hacia Roma; y, nego, trancé el desen- yolvimiento del Derecho germdnico, cn 1909; y, finalmentc, aunque el siglo xrx nos ha liberado de la infiuencia del Codex iuris, sus conceptos sebreyiven y dificultan la busqueda de una dindmica juridica. "* Por esta razén en Alemania, a partir del proyecto de Cédigo civil, nacido de Ta pandectistica, ,sc le censura la inspiracion romanista cn perjuicio de la tra- dicion germanica. Windschcid, padre de la obra codificadora alemana y el llamado Principe de la Dogmiitica, hizo suyo el sistema savigniano en sus célebres Pandectas. Por eso la aversién sc dirige contra el Derecho romano, a quien se hace responsable del espiritu tecnico y Frio del Cédi- go civil a'cmdn, y contra los exccsos del pandectismo, que hizo del Dere- cho un abstracto juego de conceptos. Lin esta linca nos encontramos tam- 16 Tacia un mucvo Derecho civil, Madrid, 1933, p. 27. 27 Giecle Solari, Filosofire del Derecho Privado, Buenos Aires, 1950, 11, p. 263. 18 Guillermo Floris Margadant S., op. cit., p. 61. 342 LINO RODRIGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE bién al régimen nacional-socialista aleman, que calificé al Derecho romano de judaico-oriental, rechazandolo en el paragrafo 19 del programa del Partido, que decia asi: “Nosotros nos proponemos la sustitucién dei orde- namiento universal materialistico romano, por el estudio del Derecho comtn aleman.” Y Rosenberg, ¢l filésofo del nazismo, reproché al Dere- cho romano su individualismo, su materialismo y los servicios prestados al capitalismo, 1° No hay que decir, que la revolucién comunista rusa considera al De- echo romano con horror, como peligroso incluso, ya que en é] se ha querido ver la enérgica expresién del individualismo, el instrumento del capitalismo para la explotacidn del proletariado. Asi vemos que el Tratado de Derecho civil de Mikolenko, de 1938, fue violentamente atacado por el Instituto de Derecho de la Academia Rusa de las Ciencias, a causa de su base formal y dogmitica, inspirada en el “pandectismo burgués”. Esto se explica, porque para ¢] marxismo, el Derecho romano es una superectruc- tura elaborada por la burguesia, que debe desaparecer cuando cambien ios fundamentos de !a sociedad capitalista. Por ello, en el Congreso Internacio- nal de Derecho romano ¢ Historia del Derecho, celebrado en Verona en septiembre de 1948, algan estudioso venido del Oriente bolchevique nos censuré —dice Biondi— el que no aplicasemos como método de investi- gacién, el criterio del materialismo histérico, para justificar y describir Ia evolucién secular del Derecho en Roma. 2° Sin embargo, John G. Lenn afirma que existen dos cétedras de Derecho romano en la Academia Panu- nionista de Derecho de Mosci, y que alli el latin es de nuevo obligatorio para Ja carrera legal. Esto no significa que el régimen comunista haya cambiado su opinidn sobre el Derecho romano, si bien equivale a admitir una mayor flexibilidad y comprensién en asunto de tal naturaleza, inclu- sive empledndolo como tactica para un mejor conocimiento de lo que ocurte actualmente en el mundo occidental. 3. El Derecho civil y los Estatutos profesionales Hemos visto, pues, que a pesar de los esfuerzos de algunos romanistas, se hace dificil reconducir de nuevo el Derecho civil hacia las fuentes del Derecho romano como medio de alcanzar su reelaboraci6n de acuerdo a las exigencias del momento histérico actual. La orientacién individua- lista del Derecho romano, que es e] Derecho del civis, como Ia del Cédigo de Napoleén, que es el del ciudadano, ef del individuo aislado, no tienen adecuacién con nuestra sociedad, donde las conexiones sociales tienen pri- macia sobre las individuales. Por eso el Derecho civil, producto del indivi- dualismo juridico, semeja un traje cuya medida se ha quedado estrecha y anticuada para ser util al cuerpo social de nuestros dias. 18 Ibidem, p. 62. 20 Op. cit., p. 191. ORIENTACIONES DEL DERECHO CIVIL. 343 Hoy predomina lo social sobre jo individual, aun dentro de aquelios regimenes politicos que siguen tenicndo como su norte ideolégico la sal- vaguardia de la persona humana. No es menester matar la iniciativa par- ticuiar para percatarse uno que el progreso social no puede ser resultado de la exclusiva accién individual. Deciamos mas arriba que actualmente se tiende hacia la economia de grupo, cuya ordenacién social ha de reper- cutir sin duda en el Ambito de lo politico y de lo juridico. Esto se debe a que frente a la realidad individual ha tomado relevancia la realidad colectiva y, por ende, se advicrte que las socicdades modernas no se com- ponen soiamente de individuos sino también de grupos sociales. Cada uno de los individuos no tiene razon de ser en el mundo mas que por la labor que realiza en la obra social. Asi, pues, el sistema individualista esta en flagrante contradiccién con ese estado de la conciencia moderna. ** Es obvio que el hombre de ahora no puede enfrentarse aislado a los hechos sociales que le circundan, cuales son la concentracién de la rique- za, para alcanzar un mayor bienestar material y espiritual, y la masa de los individuos que deben prestar su esfuerzo para hacer funcionar la po- derosa vida de las mdquinas. Estas son novedades de la sociedad con- tempordnea a las cuales no puede ser ajena el Derecho civil, llamado a crear formas juridicas conformes a estas exigencias.*? Entonces los indi- viduos tienen que unirse los unos con los otros y formar los grupos sociales, que cumplen una cierta tarca en la divisién del trabajo. Por consiguiente, todo acto de voluntad dirigido al cumplimicnto de esta misién, a la tealizacién de esta tarea, debe ser socialmente protegido. > Luego es pa- tente que los hombres llevan una vida social, pues cada uno de nosotros esta incorporado, de una manera mas o menos libre y espontanea, en todo caso perfectamente consciente, en un cierto mimero de grupos, de los cuales recibe la ayuda necesaria al cumplimiento de su destino y a los cua- es debe el concurso de su actividad (la familia, las corporaciones profe- sionales, el sindicato, la cooperativa, el municipio, la nacién...) ** De donde que los individuos se conexionan entre si a través de una entidad juridica (grupo social) que los domina y Jos aglutina comunitariamente en torno de una autoridad que les debe proteccién a cambio de la obe- diencia de ellos dentro de la observancia de un orden institucional jerar- quico, como ¢] militar en el ejército, el jucz en el érgano judicial, el fun- cionario en Ja Administracién, el militante en el partido politico. * O sea, que sin perder de vista la individualidad de la persona humana, captamos aqui el fenémeno de su situacién como micmbro de un grupo 21 Léon Duguit, Las transformaciones generales del Derecho privado desde el Cédigo de Napoleén, Madrid, trad. de Carlos G. Posada, p. 177. 22. nuestro estudio En torno al negocio indirecto y figuras juridicas afines, Ma- drid, Ed. Reus, separata, 1949, pp. 5 y 19, entre otras. 23 Léon Duguit, Las transformaciones generales del Derecho privado, trad. Posada, 1912, p. 72. 24 Renard, La théorie de Institution, Pati, 1930, p. 26. 25 Tbidem, op. cit 344 LINO RODRIGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE social, a cuya suerte esta sujeto.?¢ La organizacién de estos grupos exige una estructuracién jerarquica interna que atribuya reciprocos derechos y obligaciones a sus integrantes, a 1a vez que como entidad opone su dere- cho a las intromisiones de terceros y se hace respetar institucionalmente. ‘Tenemos en la historia, como casos bien conocidos de estas instituciones, la gens romana, el clan céltico, la sippe germianica, la tribu del Lacio y mas proxima a nosotros, la baronia feudal. Estas instituciones primitivas ofrecen a la vez un caracter politico y patrimonial, perteneciendo sus derechos tanto a la institucién como tal, como a los individuos que la componen. *7 Estamos en presencia de los ordcnamientos de grupo que presentan, en cierto sentido, una esfera publica y otra privada, y a los cuales se reconoce una autonomia que responde al concepto de autogobierno, debido a que se expresa juridicamente on que pueden regular su vida social dentro de los limites sefialados por la legislacién estatal. Esto supone que ast como observamos un complejo de reglas de accién (diligencia, buena fc, culpa, dolo, eteétera) claboradas por la coiectividad como tal, el mismo procedi- miento preside la creacién de las instituciones sociales con relevancia ju- ridica que no son producto del Estado, por lo que aparece la “socictas” como ordenamicnto basico de toda la estructura juridico-social. ** Vemos, pues, que domina una concepcién sociolégica del Derecho frente a la po- sicién formalista kelseniana que construye el ordenamiento legislativo a partir de la hipétesis de la norma légica. Advertimos, por consiguiente, que todo grupo social —como dice Santi Romano— es juridico, en cuanto es un ordenamiento; es decir, cuando la estructuracion interna a que se someten los individuos esta presidida por un principio de autoridad del que devienen derechos y obligaciones para los asociados. De esta guisa se rompe con el monopolio legislativo del Estado y se concibe por lo tanto, que el Derecho pueda surgir de la misma accién de la sociedad, con lo cual se amplia la realidad juridica. Ya no todo el Derecho dimana del Estado; existen otros entes sociales creadores de normas juridicas para regular su vida. La sociedad de nucstros dias se ha visto avocada a esta regulacién juré- dica en que el individuo aparece inmerso en el grupo social, esto es, como servidor del bien de la comunidad y no como ser soberano, segtin Io conci- bid la concepcién individualista del Derecho. De alli que el Cédigo civil haya sido rebasado por las nuevas exigencias institucionales que han mer- mado considcrablemente su radio de influencia en 1a vida social, lo cual ha conducido a que institutos que estuvicron sumisos al tronco comiin civilista han cobrado floreciente independencia en la época contemporanea hablan- dose de una desintegracién de la cicncia civil (Derecho mercantil, Derecho 26 Rigaud, El derecho real, trad. de Xirau, 1928, p. 250. 27 Hauriou, Principios de Derecho publico, cit. por Rigaud, op. cit, pp. 246-247. 28 Salvatore Romano, Presentazione al libro de W. Cesarini Sforza, Il diritto dei privati, Milano, Ed, Giuffre 1963, pp. 1x a xt. ORIENTACIONES DEL DERECHO CIVIL 345 Jaboral, Derecho agrario, Derecho hipotecario, Derecho de arrendamiento, etcctera ). El desgajamiento de estas ramas juridicas del Arbol del Derecho civil, no ha sido consecuencia de una accién caprichosa del legislador, sino a que Ja secular ciencia civilista evoluciona lentamente ante cl dinamismo juridico de nucstro tiempo, que ha exigido una reestructuracién de las instituciones privadas presididas por cl principio de Ja justicia social, a fin de que los hombres acorten las diferencias socialcs a que los condujo cl sistema libe- ral-capitalista montado sobre un ordenamicnto rigurosamente ccondmi- co, dentro de cuya jerarquia la persona humana participa como elemento acccsorio en el momento de la produccién y en el de ja distribucién, pues juridicamente toda la proteccion es para la propiedad, que cs el instituto garantizador de los derechos del capital. Asi se sustituyé por un epicureismo practico las antiguas ¢ticas de la religion y de las filosofias idealistas y espiritualistas. Zstamos ante una sociedad totalmente economizada. * Frente a esta situacién real el hombre de nucstro tiempo ha tomado beligerancia dentro de los grupos sociales y el Derccho civil, de base cmi- nentemente individualista, se ha visto desplazado por los nuevos Derechos independientes por lo que algunos juristas han pensado que serA susti- inido aquél en nuestra sociedad moderna por los l'statutos profesionales, que se encargaran de regular la vida privada de los individuos en sus dis- tintas actividades sociales. De esta mancia Jos viejos cédigos civiles serian reemplazados por el Derecho corporativo o sindical, que inspirado en las necesidades sociales del momento, tendera a satisfacerlas conforme a un ideal de cquidad, abandonando los cauces de la tradicion juridica y des- pojindose de su cardctcr permanente. Los individuos se agruparian en categorias de acuerdo a la comunidad de cicrtos intereses profesionales 0 econémicos, que les pertenecerian y diferenciarfan dentro del complejo social; por lo tanto, serian comunes a ellos y protegidos juridicamente por los Estatutos profesionales, pero esto no significaria su caricter colectivo, 0 sea, que fueran propios de la misma comunidad. En otros términos, la eventualidad de que un in- terés sea comtin a varios individuas no modifica en nada el interés mismo desde el punto de vista del individuo que es su portador, mientras si un interés es colectivo, quiere decir respecto del individuo que no le per- tenece a ¢l privativamente sino que es por igual de todos Jos que viven ea la colectividad, correspondiendo a ésta su titularidad. #1 Sin embargo, se rechaza, por Jo general, esta sustitucién del Derecho civil por los Estatutos profesionales; pues se considera que més bien asistimos a una nueva transformacién ideolégica de aquel Derecho, a la luz de nuevos principios, que vendrin a reformar sobre todo el ya vetusto 29 Giuseppe Capograssi, Opere, Milano, Ed. Ciuffre, 1959, pp. 306 y ss. a” Ripert, Le régime démocratique et le Droit civil moderne, Paris, 1936, pp. 435-436, 31 Widar Cesarini Sforza, op. cit., pp. 104 y ss. 346 LINO RODRIGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE Derecho de obligaciones. Precisamente José Castan se ha pronunciado por una reelaboraciéu del Derecho de obligaciones para adaptar sus viejas estructuras a los imperativos del momento econémico, de la funcién so- cial que los derechos subjetivos han de Henar, de las limitaciones que se han de imponer a Ja autonom{a de la voluntad, de los principios de mora- lidad y de buena fe que han de presidir las relaciones civiles, de la consi- derable extensién y aplicaciones tan variadas que alcanza el principio de responsabilidad, etcétera. # 4. La muerte del Derecho civil Comprobamos, pues, que la vida del Derecho civil est4é amenazada. Las grandes transformaciones sociales ponen en riesgo de desaparecer el ordenamiento juridico, como si su existencia hubiera sido un mal necesa- tio de la pasada historia de la humanidad. Hay quienes, inclusive, han Negado a vaticinar la préxima desaparicién del Derecho, sin que sea posible ofrecerle la esperanza de un diagndstico favorable, porque el Derecho —dice Francisco Carnelutti— si no esta muerto, morir4, porque es mortal. La muerte es Ja sefial de la insuficiencia. Todo lo que es insu- ficiente esté en el tiempo; todo lo que estd en el tiempo es mortal. La insuficiencia det Derecho positive se descubre en relacién con cl Dere- cho natural, puesto que éste opera a través de las conciencias individuales, desde el momento que se mueve en el mundo de las ideas, y, por lo tanto, no tiene necesidad ni de policias ni de jueces, como le sucede al Derecho positivo cuando no es acatado de una forma voluntaria o espontanea. No obstante, tampoco el Derecho natural es suficiente, por cuanto esta- blece una moral solamente negativa; prescribe, en suma, lo que no se debe hacer, lo cual no basta para lograr entre los hombres la paz: Hones- te vivere, neminem laedere, suum cuique tribuere, Para que el Derecho natural satisfaciera estas exigencias tendria que identificarse con la moral. Luego, para ser suficiente el Derecho, positive o natural, deberia no ser més Derecho. Porque zhasta qué extremo la fuerza puede subrogar el amor? La equiparacién entre los hombres en medio de una convivencia pacifica, que es la funcién que aspira a cumplir el Derecho, solamente puede realizarse en el campo de la ¢tica, que es cl reino del amor. La posicién de Camelutti de considerar que el Derecho y, por consi- guiente, el Derecho civil, est4 llamado a desaparecer en la humanidad por no poder cumplir su cometido de lograr Ja convivencia pacifica entre los hombres, esta lejos de la verdad, desde el momento que el ser humano por naturaleza tiene que vivir en socicdad y ubi homo, ibi societas; ubi societas, ibi jus. Es decir, que el Derecho es consustancial a la sociedad humana; y, si bien es cierto, que necesita ser integrado por la Moral, para llevar a cabo su funcién, no Jo es menos, que la Moral no basta por si 82La ordenacién sistemdtica del Derecho civil, Madrid, Ed. Reus, 195+, p. 122. 88 La crisi del Diritio, Padova, Ed. CEDAM, 1953, pp. 182 y ss. ORIENTACIONES DEL DERECHO CIVIL, 347 sola y que debe ser integrada por cl Derecho. Esto es asi, debido a que Ja mayor parte de las obligaciones juridicas se cumplen normalmente sin necesidad de intervencién de los tribunales de justicia, precisamente por- que los individuos se encuentran compelidos a hacerlo por un deber mo- tal de conciencia; y, asimismo, aun cuando el hombre fuera siempre moralmente bueno necesitaria del Derccho para estableccr los limites de lo licito y de lo ilicito.** Aparte de que es imposible una absorcién del Derecho por la Moral, 0, como lo expresa Lévy-Ullmann, una iden- tification compléte de la morale et du droit,** si tenemos en cuenta el estado actual de la naturaleza humana que necesita de un Derecho susceptible de coaccién para que se respeten las normas de convivencia social. Desde otro punto de vista, el marxismo-leninismo también presagia la extincién o muerte del Derecho y su sustitucién por normas no juridicas de comportamiento social, cuando el elevado desarrollo de las fuerzas productivas permitan implantar el principio: “De cada uno segtin su capa- cidad, a cada uno scgiin sus necesidades”, y las normas de conducta comunista se convicrtan en un habito para todos los miembros de la so- ciedad; pero la extincién del Derecho en el comunismo, ademas de reque- tir un desenvolvimicnto a plenitud de Jas premisas econémicas y cultu- rales, exige el cumplimiento de la condicién exterior de Ja desaparicién del campo capitalista. O sea, que la doctrina comunista prevé que Ilegara un momento histérico en que ciertas normas juridicas (sobre todo, del Derecho penal y administrativo) seran totalmente sustituidas por normas de la moral socialista, protegidas por la opinién ptblica, por las organi- zaciones sociales, sin participacién de los érganos estatales encargados de velar por el orden juridico (tribunales, milicias, etcétera). Sin embargo seria erréneo confundir la extincién de ciertas normas juridicas con la muerte del Derccho en su conjunto como determinado fendmeno social, como parte especial de la superestructura. Por consiguiente, la desapari- cién del Derecho en su totalidad, supone haber culminado el proceso gradual del socialismo al comunismo a fin de que se hayan cumplido las premisas internas y externas a que nos referimos més arriba y, por lo tanto, los individuos haya adquiride el habito de cumplir sus obligaciones sin necesidad de que intervenga la coaccién del Estado, porque aumenta la conciencia de la opinién publica en la defensa del orden socialista. 4* A este respecto, la doctrina comunista ofrece una coherencia desde el momento que es légico se vaticine la extincién del Derecho, dado que se admite también la desaparicién del Estado como organo coactivo, #4 Jorge del Vecchio, Mutabilidad y eternidad del Derecho, Madrid, 1955, pp. 17 y ss. y Lino Rodriguez-Arias Bustamante, Ciencia y Filosofia del Derecho, Buenos Aires, Ed. Ejea, 1961, pp. 302-303. 35 Cit, por Del Vecchio, op. cit., p. 16. 30N. G. Alexandrov y otros, Teoria del Estado y del Derecho, México, Ed. Grijal- bo, 1962, pp. 208 y ss. 348 LINO RODRIGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE cuando la sociedad socialista alcance su pleno desarrollo; pues la concep- cién materialista del comunismo no concibe un Derecho sin la_posibi dad de la existencia del Estado, porque aquél, para el marxismo, es esen- ciaimente coactivo, y esta coaccién tinicamente puede lograrse a través de la intervencién de los tribunales de justicia que forman parte de un Srgano estatal. Ademés, esta posicién marxista sobre la extincién del Derecho, presenta una diferencia fundamental con la absorcién por la Moral que sostiene Carelutti, puesto que éste se mucve dentro de una concepeién cspiritualista que, por ende, admite la existencia de un Dere- cho natural, mientras que el marxismo 1a niega, ya que, el desarrollo social, depende de la cvolucién de los medios de produccién, por lo cual no acepta los valores absolutos. Empcro, aun desde esta actitud neta- mente socio'égica que sosticne ¢l marxismo, no es razonable propiciar la muerte del Derecho, debido a que éste cumple en todo caso una fun- cidn directiva que no es incompatible con la maxima toma de conciencia de los individuos en su aspecto moral o exclusivamente social 0 civico. Por eso creemos que el Derecho no Ileva en si mismo los gérmenes de su propia destruccién y muerte, sino quizé los de una fuerza en continua lucha de perfeccién, #7 la misma agonia —en término unamuniano— a que estd sometido el hombre en sociedad para sobrevivir, desde el mo- mento que el Derecho es un instrumento de que dispone la sociedad para alcanzat la convivencia pacifica de tos individuos v, mediante el logro de ésta, la perfeccién ético-social humana. En consecuencia, las crisis sociales 0 juridicas implican mds bien —como ha sostenide José Bonet Cotrea— el} fermento de un renovado renacimiento del Derecho, pues después de wna crisis neccsariamente tiene que seguir la renovada vida, a no ser que Hegue el cataclismo social, logrindose una mejor estabilidad de los intereses a base de una més depurada aplicacién de la justicia. * En fin, tampoco es dable Ja absorcién del Derecho civil por ¢l Dere- cho ptiblico, pues Megariamos a la conclusién de que aquet Derecho se diluiria y el Codigo civil terminaria figurando en un musco. De aqui que sea menester fortalecer los principios tradicionales iusprivatistas que representan el valor permanente del Derecho civil, porque scria muy desafortunado auspiciar la desaparicién de instituciones de mas de veinte siglos de continua pervivencia. * Luego ni el Derecho ni, en particular, el Derecho civil son Mamados a extinguitse 0 morir. Los avatares de sa vida institucional corren la suerte de la humanidad, si bien cada época histérica determinada les imprima una peculiar oricntacidn ideolégica de la que saldran fortalecidos o debilitados de acuerdo a la importancia que se les dé a los intercses 31 José Castin Tobetias, Crisis mundial y crisis det Derecho, Madrid, Ed. Reus, 1961, p. 115. 38 Ensayo para una ontologia juridica civil, Madrid, 1952, p. 22. 99 Juan Manuel Pascual Quintana, En torno al concepto del Derecho civil, Uni- versidad de Salamanca, 1959, p. 79. ORIENTACIONES DEL DERECHO CIVIL. 349 particulares 0 comunitarios en juego y a la mayor o menor densidad moral de los indiyiduos que integran la sociedad. 5. El Derecho civil, como un conjunto de principios bdsicos Ultimamente se advierte Ja tendencia, tanto cn la doctrina como en la logislacin, a configurar el Cédigo civil como un conjunto de principios basicos 0 generales que comprendan lo sustancial de Ia legislacién civil desarrollindose en cucrpos Iegales independicntes las materias especifi- cas que exigen una regulacién mas minuciosa en nuestro tiempo. Fin esta posicién nos encontramos a George Ripert, para quien el Hstado dceberia tener una Constitucién civil lo mismo que cuenta con su Constitucién politica. “ Esta misma linea del pensamiento sigue Pascual Marin, quicn ya en cl afio 1954 sc expresd en los siguientes términos: “Nosotros pro- ponemos la derogacién del vigente Cédigo civil, y su sustitucion por una amplia y corta declaracién de principios, especie de Constitucién civil en cuya amplitud cupiese todo cl Derecho de muestras regioncs, para lo que se daria a la costumbre y al poder creador del jucz la importancia que cl momento actual del Derecho civil requicse, sin que tengan por qué asustarse los legulcyos y picapleitos, puesto que pueblos como la gran nacién norteamericana, con menos historia y con menos tradicién juridica que nosotros, nos trazan una de las orillas del camino: Ia jurisprudencia.” ** Precisamente, Pascual Marin ha reafirmado su posicién, recientemente, a la luz de la orientacién del nuevo Codigo civil de la Rusia sovictica, que licva por titulo “Principios del nuevo Derecho civil soviético”, y el cual entré en yigencia el 1° de mayo de 1962. Esta Ley de Principios aparece dividida en ocho titulos y un total de ciento veintinueve articu- los. El titulo I, trata de las “Disposiciones gcnerales”; cl II, det “Derecho de propiedad”; el IIL, de las “Disposiciones generales sobre obligaciones”, en su capitulo primero; “compraventa”, en el segundo; “ “gbastecimiento” en. el tercero; “compra estatal de Ja produccién agricola de los koljoses y sovjoses”, cn el cuarto; “arrendamicnto de bienes”, en ¢] quinto; “arren- damiento de viviendas”, en el sexto; “obras por ajuste”, en el séptimo; “obras por ajuste de construcciones bisicas”, en cl octavo; “transportes", en cl noveno; “seguros sociales”, en el décimo, “relaciones de pagos y créditos”, en cl undécimo; de * ‘Tas obligaciones surgidas a consecuencia de causa de dafos”, en el duodécimo, y de “las obligaciones que surgen como resultado de salvacion de biencs socialistas”, en el décimo tercero. FE] titulo IV, trata de los “Derechos de autor’; al V, del “Derecho de descubrimiento”; el VI, del “Derecho de invento”; el VII, de los “Dere- chos de herencia”; y el VIII, de la “Capacidad civil de los extranjeros 4 Le régime democratique et le Droit civil moderne, Paris, 1948, p. 404. 41 EE nuevo Derecho civil de la Rusia Soviética, en Revista General de Legislacién y Jurisprudencia”, Madrid, 1962, p. 587. 350 LINO RODRIGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE y de las personas sin ciudadania”, 4? Segtin Bonifacio Difernan, la consi- deracién de esta Ley de Principios del Cadigo civil soviético y, en especial, su tegulacién de la institucién de la propiedad, nos permite apreciar una evolucién en la legislacién rusa que ha sido reconocida por sus mismos juristas y que, a su vez, nos deja entrever la evolucién interna levada a cabo en todos los érdenes: politico, administrativo, social y econdmico. De aqui que el Secretario General de la ONU, Thant, en la recepcion que Je fue ofrecida en Moscii con motivo de su visita a Rusia en el afio 1962, afirmé que “cree que la oposicién entre el Este y el Oeste se esta orientando hacia una sintesis de ideologias opuestas”. #° ‘Téngase en cuenta que la revolucién rusa en su primera etapa de co- munismo de guerra, innové decisivamente el campo del Derecho civil: Un Decreto del 26 de octubre de 1917, anulé sin indemnizacién los dere- chos sobre las grandes propiedades riisticas; un segundo Decreto del 27 de abril de 1918, declaré suprimida la herencia cb intestato o por testamento, dejando a salvo dentro de ciertos limites el derecho del cényuge y de los parientes mds prdximos; y el 6 de enero del mismo aiio, se excluyé la posibilidad de ejercitar el comercio privado de importacién y de expor- tacién; y otros Decretos prohibieron el comercio de oro y platino, con- fiscaron las grandes industrias, limitaron el artesanado y obligaron a en- tregar a depésitos oficiales los productos del suelo, Es decir, que a la iniciativa privada le fue reservado un campo de accién excesivamente limitado en la practica, pues el Estado se reservo las fabricas, las comu- nicaciones el comercio exterior y aquellas otras actividades que, en los paises de economia burguesa, pertenecen a la propiedad particular. De esta manera los soviets tenian en su mano el arma del Derecho y se servian de él con Ja conviccién, comtin a todos los gobiemnos revoluciona- tios, de poder crear con aquel instrumento el nuevo orden social ideado antes de la conquista del Estado. #4 Por ello es que en el reciente Cédigo civil de 8 de diciembre de 1961 (vigente en 1962), se expresa en su espe- cie de Exposicién de Motivos, que la legislacién civil soviética esta Iama- da a cooperar activamente en la solucién de los problemas de la edifica- cién del comunismo, Contribuye al fortalecimiento del sistema econémico socialista, de la propiedad socialista, al desarrollo de sus formas en el pro- ceso de su transformacién en una forma tnica de propiedad comunista y al fortalecimiento de 1a disciplina de planificacién y de contrato y del propio célculo econémico (jozraschot). Asegura el abastecimiento regular y oportuno, la mejora incesante de la calidad de produccién, el cumpli- miento de planes de construcciones bdsicas, la progresién de efectividad 42 Pascual Marin, op. cit., pp. 591-592; y Bonifacio Difernan, Existencia y regu- lacién del Derecho de propiedad en la Rusia Soviétiea, en “Revista General de Legis- lacién y Jurisprudencia”, Madrid, 1963, pp. 821-822. 43.0p. cit, p. 822. 44 Andrea de Capua, Mario Battaglini y Vittorio Martuscelli, I! Codice civile della Rusia Sovietica, Milano, Ed. Giuffré, 1946, pp. 17-19. ORIENTACIONES DEI. DERECHO CIVIL. 351 de las inversiones de capitales, la realizacién de compras estatales de pro- ductos agricolas, ¢] desarrollo del comercio soviético. Defiende los inte reses materiales y culturales de los citdadanos y asegura una justa com- binacién de esos intereses con los de toda la sociedad y el desarrollo de una iniciativa creadora en las ciencias, en Ja técnica, en Ja literatura y en las artes. Luego ha sido critcrio del legislador ruso servitse del instrumento del Derecho y, en especial, del Derccho civil para estructurar Ia sociedad socia- lista sobre las bases de una seguridad juridica que facilitase al régimen una revolucion gradual hacia el comunismo. De ahi que cinco afios des- pués del triunfo revo'ucionario se promulgase el Cédigo civil de la Republica Socialista Federativa Soviética de Rusia, el 31 de octubre de 1922, que entré en vigor el 19 de enero de 1923, con cardcter de general aplicacién a todas las Reptiblicas soviéticas, lo mismo que lo era, desde el 9 de octubre de 1926, el Cédigo del Matrimonio, de la Familia y de Ja Tutela. Este Cédigo de 1922 fue también relativamente breve, pues consté de cuatrocientos treinta y seis articulos, divididos de la siguiente forma: Patte General (articulos. 19-51), Derechos reales (articulos 52- 105), Derecho de obligaciones (articulos 106415) y Derecho de sucesién {articulos 416-436). Posteriormente, en Ja nueva Ley de Principios de 1961, se excluyen las materias que regian en la legislacién anterior. # El articulo 1° del Codigo de 1922 establecié, que “los derechos civiles se protegen por la ley, salvo en los casos en que se ejerzan en contradic- cién con su destino socio-econémico”, cuya norma iba dirigida contra los restos de las clases explotadoras derrocadas y, en primer término, contra sus intentos de salirse de los limites rigurosos y del marco sefialados para ellos por la legislacién del periodo de la reconstruccién. 47 De esta forma el legislador soviético considera insuficiente para el otorgamiento de la capacidad juridica el simple hecho del nacimiento, agregandole el requi- sito del deber comdn de concurrir al maximo desarrollo de las fuerzas productivas. El individuo, por consiguiente, es considerado como un ins- trumento al cual, pata que mejor funcione, se le reconoce la capacidad de tener derechos y deberes. Aparece evidente la coherencia de tal concep- cién con los presupuestos tedricos del marxismo y su divergencia de la doctrina tradicional, que tinicamente exige como requisito el simple hecho del nacimiento. ** El articulo 7 de dicho Cédigo, reconocia que la capacidad plena se alcanzaba a los dieciocho afios para “adquirir con los Propios actos derechos civiles y de contraer obligaciones”, doctrina legal que se recoge en el articulo 8 del vigente Cédigo de 1961. Indiscutiblemente que el desenvolvimiento progresivo del sistema eco- némico socialista, acompaiiado de la implantacién gradual del principio 40 Pascual Marin, Op. cit, p. 591. 48 Ihidem, pp. 586 y 538. 470, S. Ioffe, Derecho civil soviético, México, Imp. Universitaria, 1960, pp. 18-19. 48 Andrea de Capua y otros, op. cit, p, 35. 352 LINO RODRIGUEZ-ARIAS BUSTAMANTE de la planificacién, provocé la necesidad de un cambio radical de algu- nas normas de! Derecho civil. Una serie de instituciones, como, por ejem- plo, la sociedad colcctiva, la sociedad en comandita, la sociedad de responsabilidad limitada. eteétera, desaparecen por innecesarias, simul- taneamente a la abolicién del régimen del capitalismo privado. Muchas otras: el contrato de compraventa, el de permuta, el de comisién, ete¢te- ra, conservando su forma anterior, cambian sustancialmente de contenido, de acuerdo con las nuevas condiciones econémicas. Por ultimo, se crean e incrementan una serie de nuevas instituciones de Derecho civil y, entre ellas, cn primer término, la del contrato econémico planificado, que abar- ca una amplia esfera de relaciones econémicas, referentes, no sélo al sumi- nistro de productos, sino también a Ja construccién de obras piiblicas, para cuya celebracién el gobierno dicta resoluciones anuales a los transportes, definiéndose dicho contrato planificade, como “, . . una forma del desarrollo de la propiedad socialista, que estructura las relaciones econémicas entre las organizaciones socialistas mediante la conjugacién del plan y el cd:culo econémico”. #° En cuanto a la propiedad, el articu’o 52 del Cédigo de 1922, distingue tres clases de propiedad: la propiedad del Estado, la cooperativa y 1a privada. En esta etapa histérica atin no se habia desarrollado la propiedad personal, que despucs Hevé a crear esta institucién juridica por la Cons- titucién de la URSS de 1936, que la regula en su articulo 10, abarcando a los ingresos y ahorros procedentes dei trabajo, a la vivienda » a la hacienda doméstica auxiliar, a los objetos de consumo y comodidad per- sonal, lo mismo que al derecho de herencia de la propiedad personal de los ciudadanos. En este sentido ya habia expresado Carlos Marx, que el rasgo distintivo del comunismo, no es la abolicién de la propiedad en general, sino la abolicién de la propiedad burguesa. Por lo tanto, propugna por el reconocimiento de la propiedad personalmente adquirida, fruto del tra- bajo propio, csa propiedad que forma la base de toda libertad, de toda actividad, de toda independencia individual. No queremos de ninguna manera abolir esa propiedad personal, de los productos del trabajo, indis- pensable a ja mera reproducelén de la vida humana, Desde este punto de vista, V. A. Tarjor ha dicho que el Derecho de propiedad personal es “.,el derecho de los ciudadanos a poseer, usar y disponer de los bienes que reciban por su participacién en la economia socialista, asi como de jos ingresos procedentes de la economia auxiliar y de las transacciones de Derecho civil”. ®° La segunda parte del articu'o 7 de 1a Constitucién esta consagrada a un tipo especial de propiedad personal, el hogar koljosiano, que “ademas de los ingresos fundamentales de la economia koljosiana comin, disfruta privadamente, conforme al estatuto de las cooperativas agricolas (arteles), 490, S, loffe, op. cit, pp. 25, 124 y 135. 800. S. Ioffe, op. cit. pp. 202 y 209; y Difernan, op. cit, p. 768.

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