Rudolf Steiner - LosDoceSentidos

Rudolf Steiner LOS DOCE SENTIDOS DEL HOMBRE
RUDOLF STEINER
DEL HOMBRE
LOS DOCE SENTIDOS
Rudolf Steiner
Los doce sentidos del hombre
Rudolf Steiner
LOS DOCE SENTIDOS

DEL HOMBRE
Tres conferencias extraídas del GA206, de Rudolf Steiner.
Título original: Menschenwerden, Weltenseele und Weltengeist.
Traducción de Juan Berlín
Diseño Portada: G. Costa
Todos los derechos quedan reservados a la Editorial Rudolf Steiner y

no podrá ser reproducida sin el previo permiso de la misma.
© 2014 Editorial Rudolf Steiner
ISBN: 978-84-92843-41-1
Depósito Legal:
Impresión:
I
N
os incumbe hoy continuar en el estudio de la
relación del hombre con el mundo. Para vin-
-
tiem-
vista
-
que no resulta muy satisfactorio debido a que es erró-
-
na similar, y sé, asimismo, que mi forma humana es la
acusa una falta absoluta de la conciencia auténtica de
5
LOS DOCE SENTIDOS DEL HOMBRE
inmedia-
misma manera como, al encontrarnos frente al mundo
-
-
do de la vista.
propio
-
-
es -
lisis
-
tido tonal o
sentido verbal (en castellano también
dicho, a través de sus
radicalmente distinta
burda con que hoy se estudian los
6
una actividad
-
comprender
hemos de establecer una relación entre
Una vez que hayamos ordenado, organizado y ana-
-
toriza a considerarlas genéricamente como sentidos,
doce sentidos
los sentidos en general.
-
cesario distinguir, asimismo, el sentido verbal, el inte-
7
-
nes relativas al tacto.
-
mos a distinguir claramente doce sentidos ya enumera-
sentido del Yo
ajeno otro indi-
viduo
sentido intelecti-
vo sentido verbal, y cuarto, el oído o senti-
sentido térmico
vista gusto, en el octavo
el olfato y en el noveno el sentido del equilibrio.
-
-
nos transmite la sensación de encontrarnos en equi-
-
tro movimiento o danza equilibrada.
sentido del movimiento propio,
sentido orgánico
o sentido de la vitalidad
doceavo lugar el tacto
8
-
noscitivo con el -
ra muy variada.
-
genérica de la vida sensoria, sin que se estudie el fun-
9
-
torben
-
-
cualquiera de estos sentidos, nos damos cuenta de que
con lo cual se afecta el sentido del gusto, no cabe duda

-
-
-
-
10
-
bras, es decir, si el escuchar una conferencia estuviera
que se tienen al ingerir vinagre o al tomar vino, nunca
y otra agradable al tomar vino, en esta misma medida

-
estas cosas se vean a su debida luz, entramos en consi-
como al intelectivo, acusan una tal inmersión en sus
-
mientos de conformidad con estos sentidos de fuerte
-
como cuando se toma vino o vinagre, o cualquiera otra
-
-
11
-
-
-
-
tes también el sentido auditivo, el verbal, el intelectivo
con su sentido térmico o visual, y sobre todo, con su
manera de cómo se toma el vino o se ingiere vinagre o
leyes naturales y el mundo de la moralidad.

-
12
interior
-
tido kinestésico es el estado de movimiento en que nos
reacción
Ahora bien, no hemos de olvidar que este último

-
13
-
-
ciertas leyes
-
-
rior. De modo que estos cuatro sentidos nos ofrecen
-
-
que
14
en
-
que su
nuestra con-
el mundo
una convi-
vencia con lo que nosotros somos en virtud -
nosotros
mismos.
humano, ha de llamar nuestra atención el hecho de
vida anímica -
15
gusto y el olfato descendemos a las regiones de la ani-
-
-
-
-
medida que descendemos en la escala de los senti-

-
16
es un solo órgano gustativo, muy -
estómago, ya que la cultura gastronómica no se halla
-
ferente como son aunque, inconscientemente, el sen-
tido gustativo se continúa a lo largo de todo el tubo
lo ingerido, gusto que va menguando conforme lo in-
el organismo entero interviene en la función del sen-
17
-
color
vivencias
que nos suministran los seis sentidos, del gusto hacia
observar cómo registramos internamente las
interna
sólo en la medida en que escuchemos.

-
-
-
18
hablan a grosso modo de la relación del mundo sensi-
es
-
-
to,
los
la -
-
-
19
regiones distintas, regiones que se sitúan en el hombre
-
-
-
-
región nuestra en la que nosotros mismos somos ob-
20
la radical diferencia entre las dos regiones de la vida
De nada sirve acumular el mayor número de he-
-
-
-
-
en
de
es
21
-
-
-
-
lu-
sin
vo-
nues-
cam-
lo
22
Finalmente, todo lo relacionado con el sentido

del equilibrio, el cinético, el cenestésico, y también
metamorfoseado.
23
24
II
A
-
que
estas últimas cuyo contenido se halla, ante la concien-

cia humana, en una situación similar a la de cualquier
De todas maneras, la diferenciación de lo que he-
25
-
zudo de esta estructuración de la entidad humana, no
-
dos -
la -
de la vivencia humana, es decir, al del orden moral
-
una honda escisión entre la llamada necesidad moral

y la natural.
26
-
necesidad de distinguir entre
-
cunstancia de que nuestra visión de la historia es muy
-
sis de que el hombre no debe concebirse como cons-
-
la
a través de los siglos.
27
en sus rudimentos, las tendencias que estaban en vi-

-
relación entre el hombre y el mundo del intelecto, sin

-
el estudio de la obra de Platón, maestro de Aristóteles,

-
avanzando hacia él
28
retrospección
-
tracta y muy intelectualizada, no debemos olvidar que
-
mundo dado, efectivo y accesible a la conciencia.
29
gente
-
te
30
-
ta, que resiste toda formulación, entre el Arrianismo
diferente naturaleza y esencia, se suscita cuando ya se
oc-
este
una
de conoci-
-
directo
conciencia alguna de esas fuentes donde abrevó Aris-

tóteles, y sólo quedaba el elemento intelectual como
tal, ya no considerado como fundamento de mun-
abstracción del mundo
mundos desde arriba, se -

tado de los mundos desde
31
la evolución de la humani-
dad civilizada, desde el cuarto siglo de la era cristiana
-
bal, etc., nos damos cuenta de que nuestra concien-
todas las discusiones que resultan a cada rato con fun-

ha
intencio-
han lanzado a escribir libros sobre
32
con contenido
encontrarlo, ya que ese contenido -
que él rechazaba.
este fracaso constituye un hecho histórico de hondo
de la vaciedad de las maromas con las que la ciencia
sentidos superiores -
-
-
llo que determinaba la evolución de la humanidad en
-
ba en lo referente a la civilización humana, civilización
Sentido del Yo ajeno

Sentido intelectivo
Sentido verbal Cultura Oriental
Sentido auditivo
Sentido térmico
Sentido visual
33
su desarrollo dentro de la antigua cultura oriental, y

-
la conforme lo acabo de describir.
-
-
Sentido gustativo
Sentido olfativo
Sentido del equilibrio Cultura Occidental
Sentido cinético (movimiento)
Sentido cenestésico (térmico-orgánico)
Sentido táctil
-
que,
incluso
-
Pero
-
al tacto.
34
de contrabando al sentido visual. Furtivamente, y sin
-
ver es, en realidad,
tocar -
-
a la circunstancia de que hemos conseguido una nariz
35
-
-
mente, esta cultura occidental ha sido sacada del
hombre inferior.
Al decir cosas como estas, tengo que insistir en que
no se trata de valoraciones, sino de decursos históri-
no quiero insinuar, en manera alguna, que lo uno sea

-
-
-
-
-
-
glo-americana, occidental.
-
-
-
36
-
so-
siendo un hito de la evolución moderna. Aunque su
reconocer, sin embargo, que a través de todas sus in-

-
el alma humana conserva reminiscencias inconscien-
37
-
do moral del alma, concediéndole tan sólo una cierta
creencia en cuanto a su cognoscibilidad.
-
-
la
-
cuando se trata de atribuirnos un valor humano, valor
38
de -
que -
tenido
-
-
rales, y -
grullada que
sometido al mismo tratamiento que el

de las ciencias
que no se
de las
las cosas no deben ser
-
la
se
se saber de estas cosas
y se -
se
39
-
-
que se muevan las mesas y sillas sucede únicamente
mueven las mesas y las sillas, aunque no del todo so-
40
saber y creer
-
-
-
venimiento del mero intelecto, Aristóteles ya descartó
la vida del alma humana anterior al nacimiento o a

-
41
-
-
Porque el hombre, en cuanto a entidad de organiza-

-
Ahora bien, el cristianismo tradicional enfoca úni-

camente la vida entre el nacimiento y la muerte, ya
que sitúa también la creación del alma en el momento
-
42
de envolver a la humanidad en la oscuridad sobre la
cuyo caso se ha de creer en ella con base en el dogma-

-
-
to al desarrollo del dogmatismo desde el cuarto siglo
de la era cristiana, y al desarrollo de absolutamente
-
trar
43
III
a división a través de la entidad humana de la

-
memoria o el recuerdo, la otra es la facultad de amar.
-
tir de la realidad, no de una idea teórica. Para destacar
la diferencia entre una argumentación basada en una
45
se
criterio único, la muerte del hombre, la del animal y
realidad del animal y de la realidad

del hombre, y no del fenómeno de la muerte englo-
bado en alguna idea genérica.
-
volver a encontrarse con el mismo transeúnte, le lanza
los teóricos del conocimiento, el elefante se acordó de
-
-
46
enteramente con fundamento en la naturaleza huma-

na
fases que la memoria recorre en el curso de nuestra
psí-
quica -
gada a las condiciones orgánicas de las que va
-
doce sentidos mencionados en conferencias anteriores.
-
-
47
de crecimiento en general y la facultad de la memoria

que se desarrolla.
-
anterior, sobre todo el organismo metabólico-motor.
48
deducir que esa facultad se relaciona con la
vidas terrestres anteriores, y la facultad retentiva que

-
mo nuevo.
49
erremos en lo metodológico, necesitamos de una vi-
el nacimiento y la muerte, en tanto que se requiere el
son a priori
-
son a priori
-
-
con la salvedad de que la humanidad, en su estado

evolutivo actual, se halla tan avanzada que la mayo-
despertar los con-

inculcar
-
50
-
-
-
-
51
en lo tocante a la evolución del género humano. Pero
discutible, con tal que se la enfoque correctamente, a
frente a nuestra cabeza es radicalmente distinta de

la -
sigue que el cerebro se sustrae a las relaciones de la
52
la relación entre nuestra cabeza y el resto de nuestro
nuestra alma en una vida terrenal anterior, relaciona-
-
reo, -
festarse en la cabeza, notaremos que sólo este último
anécdota.
-
-
terialista sino herbartiano, también de inveteradas
53
como materia
-
-
el -
tiano psíquica
un
-
bras -
cas,
-
tre
esta idea y la describe bellamente.
-
Por la sencilla razón de que, efectivamente, el cerebro

-
54
regiones cerebrales de la misma manera materialista,
sentimiento y la voluntad no guardan la misma rela-

-
da
movimientos. Finalmente, la voluntad, que se relacio-

-
-
-
55
Podemos esquematizar lo anterior en la forma si-
cambio, conserva su libertad.
56
-
como
-
de
autonomía o la supeditación. Naturalmen-
te, también en la cabeza humana subyacen un
mueven en la cabeza en libertad, sino que tienen en
-
-
con su
situar la organización emotiva y volitiva también

fuera de la cabeza. De esta manera se ensamblan y
mundo emotivo y el mundo de la
memoria -
-
bamos que es muy estrecha.
-
57
la segunda dentición interviene ya el hombre global,

-
dicho
de conceptos, y los segundos en cuanto a la memoria.

-
-
das diferenciaciones en el estudio de la organización
humana.
-
58
-
-
-
morfosis de la vida terrenal anterior, y se da cuenta,
de que las formas de la cabeza y las del resto del orga-
-
tual, en tanto que la formación craneana es resultado
hombre, se nota un rejuego dinámico entre lo que
59
-
-
-
-
capacidad de
amar
memoria y el amor nos brindan,

-
hombre y mundo.
-
60
-
tiendo a través de la vida entre la muerte y el nuevo
asimismo, que el amor es el elemento que interviene

-
-
-
-
te entre los dos. Ayer llamé su atención sobre el hecho
de que, a consecuencia de que la causalidad natural y
de -
so a hacer la distinción entre el llamado conocimiento
genuino, que se relaciona con la causalidad natural,
nuestra conciencia humana cabal, hemos de tender el
61
-
cómo
y que
causalidad natural fuera de validez universal, no ha-
-
mos de admitir que la causalidad, o necesidad natural,
es un fenómeno innegable, y que nosotros, como hom-
-
de tomar resoluciones o de seguir ideales morales que
esta formulación es bastante abstracta, en realidad, el

hombre se limita a enfocar el mundo con una sola de
62
-
-
-
te una necesidad universal inalienable a la que tam-
-
-
que no son sino engendro de la necesidad.
-
-
-
-
dad el único sentimiento indicado frente a la situación
63
que, desde hace algunos siglos, la humanidad civili-

zada se ha refugiado en ciertas abstracciones intelec-
-
cesidad natural nos simula el sentimiento de la liber-
-
sidad natural.
-
-
he mencionado muchas veces que en la vida humana
también otra descendente, y que nuestra vida intelec-
-
-
cadente, esto es, la muerte.
-
de -
no,
se
que esas llamadas reacciones de combinación no se
basan -
tización, es decir, en la absoluta degeneración estruc-
64
tural… y
-
rica, sino -
un -
salidad natural que se desenvuelve en nuestro medio
ambiente.
Dentro de nuestra condición humana disolvemos,
mismos desandamos, esto es, recorremos en sentido

-
esto, es necesario que enfoquemos al hombre inferior
de ser meramente lógica y teórica, y se nos convierte

en
de la génesis y la evolución humanas lucha contra la
causalidad natural, y que toda la vida del hombre es
de nosotros, analizan y anulan en todo momento la
65
-
-
lidad natural, es decir, como una causalidad natural
invertida.
66
Frente a los cinco sentidos que oficialmente conocemos, Rudolf
Steiner nos amplia con su sabiduría dichos sentidos a doce, cla-
sificándolos en externos, externos-internos e internos, y a la vez
en su relación con la representación, el sentimiento y la voluntad.
Esta nueva aportación de Rudolf Steiner nos ofrece una visión es-
clarecedora que permitirá dar respuesta a problemas y dudas tanto
cotidianos, como médicos. Sus aportaciones han sido seguidas por
numerosos psicólogos, pedagogos y médicos antropósofos: Karl
König, Willi Aeppli, Bernard Lievegoed, Walter Bühler, etc...

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LOS DOCE SENTIDOS

Traducción de Juan Berlín

Diseño Portada: G. Costa

Todos los derechos quedan reservados a la Editorial Rudolf Steiner y

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acusa una falta absoluta de la conciencia auténtica de

misma manera como, al encontrarnos frente al mundo

dicho, a través de sus

Una vez que hayamos ordenado, organizado y ana-

los sentidos en general.

nos transmite la sensación de encontrarnos en equi-

genérica de la vida sensoria, sin que se estudie el fun-

cualquiera de estos sentidos, nos damos cuenta de que

con lo cual se afecta el sentido del gusto, no cabe duda

que se tienen al ingerir vinagre o al tomar vino, nunca

y otra agradable al tomar vino, en esta misma medida

estas cosas se vean a su debida luz, entramos en consi-

como al intelectivo, acusan una tal inmersión en sus

como cuando se toma vino o vinagre, o cualquiera otra

con su sentido térmico o visual, y sobre todo, con su

manera de cómo se toma el vino o se ingiere vinagre o

leyes naturales y el mundo de la moralidad.

Ahora bien, no hemos de olvidar que este último

humano, ha de llamar nuestra atención el hecho de

gusto y el olfato descendemos a las regiones de la ani-

medida que descendemos en la escala de los senti-

es un solo órgano gustativo, muy -

estómago, ya que la cultura gastronómica no se halla

lo ingerido, gusto que va menguando conforme lo in-

el organismo entero interviene en la función del sen-

observar cómo registramos internamente las

sólo en la medida en que escuchemos.

hablan a grosso modo de la relación del mundo sensi-

regiones distintas, regiones que se sitúan en el hombre

región nuestra en la que nosotros mismos somos ob-

la radical diferencia entre las dos regiones de la vida

De nada sirve acumular el mayor número de he-

Finalmente, todo lo relacionado con el sentido

estas últimas cuyo contenido se halla, ante la concien-

De todas maneras, la diferenciación de lo que he-

una honda escisión entre la llamada necesidad moral

a través de los siglos.

en sus rudimentos, las tendencias que estaban en vi-

relación entre el hombre y el mundo del intelecto, sin

el estudio de la obra de Platón, maestro de Aristóteles,

mundo dado, efectivo y accesible a la conciencia.

diferente naturaleza y esencia, se suscita cuando ya se

conciencia alguna de esas fuentes donde abrevó Aris-

mundos desde arriba, se -

todas las discusiones que resultan a cada rato con fun-

han lanzado a escribir libros sobre

este fracaso constituye un hecho histórico de hondo

de la vaciedad de las maromas con las que la ciencia

Sentido del Yo ajeno

su desarrollo dentro de la antigua cultura oriental, y

de contrabando al sentido visual. Furtivamente, y sin

a la circunstancia de que hemos conseguido una nariz

no quiero insinuar, en manera alguna, que lo uno sea

siendo un hito de la evolución moderna. Aunque su

reconocer, sin embargo, que a través de todas sus in-

el alma humana conserva reminiscencias inconscien-

cuando se trata de atribuirnos un valor humano, valor