1. La narración
Ausbel enfatiza la importancia del aprendizaje por recepción y con ello el lugar que tiene el discurso en general
—y, por lo tanto, la narrativa en particular— en el aprendizaje escolar.
> Ausbel demuestra que la recepción es el modo posible y más habitual de acceder a la mayoría de los
conocimientos socialmente construidos. Es desde esta concepción que recuperamos todas las formas discursivas
como formas básicas de enseñar. Es decir que el discurso didáctico debe ser a la vez interesante y preciso. Pues
se trata de ampliar el lenguaje y los conceptos del alumno, a partir de facilitar su articulación con conceptos y
términos ya conocidos.
> La forma narrativa se expresa a través de relatos que permiten conocer no sólo los hechos particulares, sino
también el sentido que el ser humano le otorga a lo que hace.
> La suma de representaciones y conceptos que transmite el profesor se va ordenando, y así lo admitimos y lo
esperamos, para constituir una cosmovisión relativamente coherente y unitaria. En la mente del alumno se va
formando paulatinamente dicha cosmovisión.
> La narración, dentro de la vida humana, se sitúa entre el describir, actuar y prescribir o responder, ocupando
una posición bisagra entre la acción de la teoría ética.
> Bruner, además de considerar la vida como una narrativa, atendió a la construcción narrativa de la realidad
como un modo de ordenar la experiencia y construir la realidad, situando la narrativa como eje de aprendizaje.
> La descripción nunca es aséptica, ya que por más esfuerzos que realicemos para ser fieles a lo que nos
evidencian nuestros sentidos, el observador siempre observa desde su propio marco, realizando una selección,
una jerarquización, una mirada posibilitada y sesgada a la vez por sus propias creencias y conceptos.
2. La explicación
Podemos distinguir estrictamente entre dos tipos de discurso o superestructuras básicas: la narración y la
argumentación. En esta distinción, ubicamos la explicación como una forma de argumentación. Cuando
hablamos de argumentación hacemos referencia a los discursos en los cuales se articulan dos circunstancias con
el objeto de convencer, persuadir al receptor para lograr su adhesión. Pedagógicamente, incluimos dentro de
esta modalidad a las explicaciones, las justificaciones, la explicitación de concepciones, las reflexiones.
> Si el conocimiento es un complejo proceso de construcción, en el cual se van estableciendo relaciones que
permiten articular conceptos para conformar proposiciones y teorías, la explicación adquiere una relevancia
especial como forma de comprender y trasmitir esas construcciones.
> La comprensión es, además, la capacidad de hacer uso productivo de los conceptos, teorías y procedimientos;
implica comprender que el conocimiento es una construcción social que permite remitirse a él para resolver
problemas y tomar decisiones.
> Para su concreción articula otros recursos como la definición, la descripción, el ejemplo, el contraejemplo, la
metáfora, la analogía.
> La explicación tiende generalmente al desarrollo de un concepto, y la forma más elemental de negociar el
significado del mismo es tratando de abarcarlo en una definición. Definición > la expansión o aclaración de un
concepto. En la definición quedan explicitadas las notas contenidas en el concepto que se quiere definir. La
definición por sí sola no es un recurso didáctico ya que los conceptos sólo se pueden definir en función de otros
conceptos cuyos significados ya están dados.
> Conocer y comprender los conceptos y la terminología de la disciplina a enseñar es una condición
indispensable para concretar la transposición didáctica.
> Desde el punto de vista didáctico, el ejemplo, en un caso es útil para llegar a la síntesis, y en el otro, para
ejemplificar la teoría.
> El establecimiento de relaciones de semejanzas y diferencias es señalado por Aebli como uno de los
procedimientos que origina la construcción del conocimiento, más aún, se identifica con el proceso mismo de
construcción. La analogía facilita esa construcción en el sentido de que supone una correspondencia no idéntica
entre dos configuraciones. Por lo tanto no hay una sola forma de acceder a la comprensión de un conocimiento
nuevo sino a través de diversos caminos.
> La metáfora supone la construcción de una analogía, ya que entendemos por tal la traslación del sentido de
una palabra a otro figurado, a través de una comparación tácita. Pedagógicamente sirve para enriquecer la
propia idea que se pretende trasmitir, para generar nuevas descripciones de un fenómeno menos conocido en
términos de otros más conocido. Habitualmente utilizaremos la metáfora como recurso memoténico. Posibilita
la articulación de dominios conceptuales diferentes y facilita la comprensión de uno más abstracto en base a
otro más sencillo o estructurado.
> La demostración es el paso de la observación de un objeto o proceso singular a la representación del mismo.
> La observación activa la posibilidad y necesidad de actividad intelectual en el acto de aprender. El observador
es siempre activo porque tiene cierta libertad a la hora de reflexionar y de poner en relación las operaciones
parciales de un modo u otro, y de adjudicar a las partes de la operación diversas significaciones y funciones. La
observación se transforma así paulatinamente en un análisis del fenómeno y en una reflexión acerca del
proceso.
> El problema se ubica en el medio de lo que sabemos y o que desconocemos, y por lo tanto constituye un
recurso didáctico de gran valor, tanto al inicio de un proceso, para movilizar, como al final del mismo, ya que
garantiza la aplicación comprensiva de un nuevo repertorio.
> Las situaciones problemáticas plantean cuestiones no triviales pero conectadas con la realidad, aunque su
valor se vea a largo plazo.