Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
haciéndolas más receptivas, la policía comunitaria no es una panacea universal pero ayuda sin
duda a eliminar los malentendidos, las sospechas y los conflictos entre los funcionarios policiales y
las comunidades en las que aquéllos desempeñan sus actividades.
La gente que vive y trabaja en una comunidad tiene más probabilidades de advertir si
alguien o algo no está en su lugar. La “Vigilancia Vecinal” procura aprovechar al máximo este
fenómeno alentando la formación de redes para vigilar las actividades sospechosas en la
comunidad y pasar la información a los contactos policiales. Siempre que los requisitos de
confidencialidad lo permitan, la policía también puede utilizar estas redes para difundir
información de interés público. Una versión de esta práctica es el sistema del “toque de alarma”,
que consiste en un sistema automatizado de envío de mensajes por el cual se transmite
información sobre amenazas inminentes de delitos y delincuentes a un grupo de contactos clave
de la comunidad. Por ejemplo, si un grupo determinado de delincuentes opera en una zona, se
transmite un toque de alarma por el cual se advierte a la comunidad cómo debe proceder y de qué
peligros debe guardarse. En ningún momento los participantes en la Vigilancia Vecinal pueden
participar directamente en las medidas contra los delincuentes o están autorizados para hacerlo.
Su papel se limita simplemente a observar y pasar la información.
El trabajo policial con enfoque en la comunidad es un sistema por el que la policía, a través
de un diálogo y contacto permanente con los miembros de cada vecindario en concreto, hace
suyas las preocupaciones en materia de seguridad, define sus prioridades de actuación en
consecuencia y se compromete a afrontar la situación en colaboración con los vecinos. De este
modo tiene un papel activo, tanto a nivel de prevención como a nivel de actuación, para afrontar
el conjunto de sus problemas de seguridad (Ramírez, 2005).