Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Recibido 30 de septiembre
Aceptado 20 de octubre
INTRODUCCIÓN
1
En adelante VDq.
2
Cf. VDq 7-8. Véase también: ALEJANDRA MARTÍNEZ PABÓN, “«La
hora» de las monjas. Buscadoras de Dios en el mundo de hoy. Retos a propó-
sito de la Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere”, en Revista de Vida
religiosa Confer, 215 (2017) 417-419.
3
Hemos encontrado una amplia variedad de análisis y comentarios sobre
VDQ, la mayoría de los cuales, sin embargo, dirigen si no toda su reflexión sí
gran parte de ella al tema de la clausura, lo cual ya es expresivo en sí mismo.
Entre los comentarios con marcado acento canónico destacamos: NANCY
BAUER, OSB, “VDQ: New Norms for Nuns”, in The Jurist: Studies in Church
Law and Ministry, 76, nº. 2 (2016), 379-414; SEAN O. SHERIDAN, TOR, “To
Seek the Face of God: The Cloister and Renewal of Women’s Contemplative
Monasteries”, in The Jurist: Studies in Church Law and Ministry, 76, nº. 2
(2016), 415-446; MONIKA MENKE, “Klauzura mniszek po konstytucji
apostolskiej VDQ”, in Ko ció i Prawo, 6, nº. 1 (2017), 91-114; JUAN MA-
NUEL CABEZAS CAÑAVATE, “La constitución apostólica Vultum Dei Quae-
rere: anotaciones canónicas”, en Ius Communionis, V (2017), 249-283. En la
misma línea: “Seeking the face of God. A Commentary on the Apostolic
Constitution VDQ: Contemplative Life in Religious Orders of Women by
Pope Francis”, Scholastika Häring, OSB, consultado el 18 de enero de 2018,
http://www.aimintl.org/en/2. Otros comentarios en clave teológica: JOSÉ
RODRÍGUEZ CARBALLO, OFM, “La clausura: Una vita per amore dello Sposo.
Dalla solitudine abitata dallo Sposo, al silenzio che parla di una nuove rela-
zioni”, en Vita Consacrata in communione. Incontro internazionale, Città del
Vaticano-Roma 28 gennaio/2 febbrario 2016, consultado el 12 de di-ciembre
de 2017, http://www.vitanostra-nuovaciteaux.it/j-r-carballo/; GEMA JUAN Y
MARÍA JOSÉ PEREZ, OCD, “Comentario a ‘VDQ’: ‘Sed antorchas que acompa-
ñan el camino’”, en Vida Nueva, Pliego, nº. 3008 (2016), 23-30; PATRIZIA
GIROLAMI, OCSO, “Hijas del cielo e hijas de la tierra. Los fundamentos de la
vida monástica en la VDQ”, en Cuadernos Monásticos, nº. 202 (2017), 303-
321. Interesantes también son los breves comentarios: “Reflexiones sobre la
Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere”, Saverio Canistrá, ocd, con-
sultado el 1 de diciembre de 2017, http://federa cionsanjuandelacruz.com/wp-
content/uploads/2016/12/ y también: “Dos ros-tros de un mismo carisma.
Carta circular del Ministro General a las Clarisas Capuchinas”, Fr. Mauro
Jöhri, ofm cap, consultado el 1 de diciembre de 2017, [https//www.ofmcap.
org/es/documenti-ofmcap/lettere-del-ministro-ge-nerale/item/1211-due-volti-
dello-stesso-carisma].
Pío XII ha pasado a la historia, entre otras cosas, por ser un gran
promotor y renovador de la vida religiosa4. En su pontificado tuvie-
4
A este respecto se puede encontrar un interesante análisis en la obra de
FR. R. LUIS QUINTANA GIMÉNEZ, OFM, Vida Consagrada en la comunión
Entre los diversos acentos y/o matices que contiene SpCh y que
configurarán la vida contemplativa femenina hasta tiempos muy re-
cientes podemos señalar la importancia de la virginidad como un
elemento característico y hasta sinónimo de “mujer consagrada” apa-
reciendo en el documento hasta en 24 ocasiones, mientras que el
término más genérico “mujer” aparece sólo 8 veces. SpCh se hace eco
de toda una mística en torno a este concepto -el de la virginidad- ali-
mentada por una exégesis de la Sagrada Escritura en clave alegórica
que la ha dotado a lo largo del tiempo de bellas y poderosas imágenes
para explicarla, estimularla y ponderarla.
La huida del mundo (n. 2) y la necesidad de protegerse de él (n. 7
y 9) no sólo en el sentido más espiritual del término, también están
presentes en SpCh. Este éxodo autoimpuesto tiene su propia finali-
dad: «abrazar la perfección cristiana total» (n. 9) dentro del «estado
de perfección»8 (n. 11) que es por sí misma la vida de las monjas. Es
aquí donde encuentra toda su fundamentación la insis-tencia en la
clausura como medio de protección y de ayuda (n. 9) para no cejar en
el empeño de una «vida ascética, vigilante y severa» (n. 4), mediante
una «rígida disciplina regular» (n. 9). La clausura como defensa en el
orden exterior e interior y por tanto, garante y «salvaguarda de la cas-
tidad solemne y la vida contemplativa» (n. 33) es una idea que recoge
casi de forma literal los planteamientos de la Bula Periculoso pro-
mulgada por Bonifacio VIII en 1298, el documento papal más anti-
guo que exige «que todas las mujeres formalmente dedicadas la vida
religiosa permanezcan estricta y perpetuamente enclaustradas en sus
comunidades»9. De este modo, pese a la enorme distancia que separa
estos dos documentos en el tiempo la idea de fondo es la misma.
8
Es precisamente Pío XII quien con su magisterio sobre la vida religiosa
promueve un concepto mucho más amplio de lo que se puede entender a
simple vista con la expresión “estados de perfección”. La vida religiosa se
empezó a situar dentro de la Iglesia no como una sociedad apartada por per-
tenecer al ámbito privilegiado de los perfectos o santos. Esta idea, en ese
momento en germen, sería elaborada más tarde en el capítulo V de la Consti-
tución Dogmática sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II, Lumen Gentium
con el título: «La vocación universal a la santidad en la Iglesia».
9
Cf. JAMES A. BRUNDAGE, ELIZABETH MAKOWSKI, «Enclosure of Nuns:
the Decretal Periculoso and its Commentators», en Journal of Medieval His-
tory, 20 (1994), 143. Al final del artículo y a modo de Apéndice, los autores
ofrecen una traducción al inglés de la Bula papal Periculoso. Véase también:
Un cambio de paradigma
12
Seguimos aquí el análisis que presenta MONICA DELLA VOLPE, OCSO en
su obra La vita monastica oggi, (Firenze: Ed. Nerbini, 2018) 117ss.
13
Lit. «Un rischio connesso a questa visione e quello di fisare la santità
in un cliché che viene applicato in modo astratto alle persone, e di usare le
persone per il mantenimento della struttura», Ibid. 117.
14
GIANNI BELLA, «Las consecuencias eclesiales del 68», en Revista Vida
Nueva, Pliego, 3.084 (2018), 30.
15
Cf. AUGUSTO GUERRA, «Historia de la Espiritualidad. Espiritualidad de
cambio», en Nuevo Diccionario de la Espiritualidad, dir. Stefano de Flores y
Tullo Goffi (Madrid: Ediciones Paulinas, 1983), 634-635.
16
Cf. MONICA DELLA VOLPE, OCSO, «Il tema della castità nella nostra
epoca postmoderna», en Rivista Vita Nostra, 15 (2018), 15.
17
Cf. Oficina para las celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice. «¿Cuándo
celebrar? 1/ El tiempo litúrgico». Tomado de: http://www.vatican.va/news_
services /liturgy/details/ns_lit_doc_20120502_quando-celebrare1_sp.html.
Consultado el 11 de abril de 2018.
18
Cf. ANDRÉ WÉNIN, No sólo de pan. El deseo en la Biblia: de la violen-
cia a la alianza, (Salamanca: Ed. Sígueme, 2009), 27. La cursiva es nuestra.
Esta idea se encuentra profusa y originalmente desarrollada a lo largo del
capítulo introductorio (21-36) que abre esta interesante obra y a cuya lectura
remitimos al lector.
19
VDq 1.
20
JUAN DE SAHAGÚN LUCAS, Dios, horizonte del hombre, (Madrid: BAC,
1994), 10.
Deseo-Búsqueda
21
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1-3.
22
Cf. CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et spes,
sobre la Iglesia en el mundo actual, 19.
23
Cf. RICARDO DE LUIS CARBALLADA, “Los religiosos, buscadores de
Dios”, en Vida Religiosa. Monográfico, 2 (2013), 60-61.
24
Cf. R. W NIAK, «El valor teológico-epistemológico del deseo humano
de Dios en De Vita Moysis de San Gregorio de Nisa» en Scripta Theologica
38 (2006/2), 483.
25
Ibid., 485.
26
Cf. VDq 1.
Encuentro-Relación
29
VDq, 1.
30
Regla de San Benito 58, 7. Citada por VDq 3.
31
VDq 3. La cursiva es nuestra.
32
BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus Caritas est, sobre el amor cris-
tiano, (25 de diciembre de 20055), 1.
2.2 Bautismo
33
En el Prólogo de su Regla, san Benito recomienda a sus monjes: «no
abandones en seguida, asustado, el camino de la salvación, que necesaria-
mente ha de iniciarse con un comienzo estrecho. Pues al progresar en la vida
monástica y en la fe, dilatado el corazón, se corre con una dulzura de amor
indecible por el camino de los mandatos de Dios», v.48-49. La cursiva es
nuestra.
34
Cf. JOSÉ RODRÍGUEZ CARBALLO, «VDQ: Una oportunidad para cre-
cer…», 91-92.
35
Cf. CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia
Lumen Gentium, V.
36
SEVERINO M.A ALONSO, «Consagración» en Diccionario Teológico de
la Vida Consagrada, 2ª. ed., dir. Ángel Aparicio Rodríguez y Joan Ma. Ca-
nals Casas (Madrid: Publicaciones Claretianas, 1992), 378.
37
Íbid. 90, citando el Decreto del Concilio Vaticano II sobre la renova-
ción y adaptación de la vida religiosa Perfectae Caritatis 5.
38
GARCÍA M. COLOMBÁS, El monacato primitivo, (Madrid: BAC, 1998),
372.
39
VDq 5.
40
VDq 3.
41
VDq 1.
42
Cf. Instrucción aplicativa de la Constitución Apostólica Vultum Dei
quaerere Cor Orans 222. (En adelante COr). Este documento cita a su vez:
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Postsinodal Vita Consecrata sobre la
vida consagrada y su misión en la Iglesia y en el mundo, (25 de marzo de
1996), 65.
43
Cf. DOM GUILLAUME JEDREZJACK, OCSO, “Un’ermeneutica delle Scrit-
ture”, en Rivista Vita Nostra, 2 (2018), 21-32
44
VDq 2. En cita: BENEDICTO XVI, Exhortación apostólica postsinodal
Verbum Domine sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la
Iglesia, (30 de septiembre de 2010), 83.
45
CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática sobre la Divina Reve-
lación Dei Verbum, 21.
Estructuras de comunión
60
FRANCISCO, Carta apostólica a todos los Consagrados en el inicio del
Año de la Vida Consagrada, Testigos de la alegría, (21 de noviembre de
2014), 3.
61
Regla de San Benito, Prólogo 45.
62
Ibid., 4, 78.
63
Cf. VDq 16.
64
VDq 28-29; COr 15-19.
«Apostolado monástico»
65
VDq 30; COr 86-155.
66
VDq 28.
67
COr 18.
68
Cf. SpCh 37-39
69
VDq 36.
70
SpCh 38.
71
VDq 19.
72
Cf. Regla de san Benito, 53,1.
73
VDq 36.
74
Ibid. 16.
75
Ibid. 10.
76
Ibid.
77
Ibid. 3.
78
Ibid 16.
79
Ibid. 33.
da” (Jn 14,6)»80; ella es, finalmente, «‘escalera’ por la que Dios baja
para encontrar al hombre y el hombre sube para encontrar a Dios y
contemplar su rostro en el rostro de Cristo»81. María es, pues, la
«bendita entre las mujeres» (Lc 1,42), «dichosa porque ha creído» (Lc
1,45) que nos muestra el camino y nos sostiene para vivir una vida
contemplativa verdaderamente auténtica y fiel.
La vida contemplativa femenina en su identidad más profunda es
un diálogo amoroso con Dios, la vida de la monja es una respuesta de
amor al amor del Señor82 que le ha precedido con la gracia de la lla-
mada a la vida, a la fe y a la contemplación. En el centro de nuestra
vida siempre aparece el amor; el amor se menciona en VDq hasta en
27 ocasiones. En un mundo en el que el amor ha pasado a ser una pa-
labra/realidad tan vulnerada, nuestra vocación al amor vivida con
madurez y fidelidad nos hace testigos de un Dios que es ante todo
Amor (1Jn 4,8), cuyo amor dignifica al ser humano. «La vida consa-
grada es una historia de amor apasionado por el Señor y por la huma-
nidad: en la vida contemplativa esta historia se despliega, día tras día,
a través de la apasionada búsqueda del rostro de Dios, en la relación
íntima con él»83.
Precisamente por ser un asunto de amor, la vida contemplativa es
una opción que sólo es auténtica cuando se basa en la libertad. Por
eso es tan importante para la vida contemplativa la figura de María -
amén de lo expuesto anteriormente-, porque ella representa la libertad
de una opción, la audacia de la obediencia, y el alcance que tiene de-
cir «Sí» a la Palabra de Dios. María es por ello, también, un modelo
«contracultural» en nuestro tiempo, porque es un ejemplo de fe y de
entrega que nos estimula a vivir nuestra vocación contemplativa con
todo nuestro ser, realizando y haciendo vida en cada día el «sí» que
hemos pronunciado a la llamada que Dios nos ha hecho para consa-
grar nuestra vida a buscar su Rostro.
80
Ibid. 37.
81
Ibid.
82
Ibid. 5.
83
Ibid. 9.
84
Cf. THOMAS MERTON, Los manantiales de la contemplación. Un retiro
en la abadía de Gethsemaní, (Basauri, Vizcaya: Sal Terrae, 2017), 191-205.
85
Cf. PATRICIA HENRY, OSB, «La vida monástica y la misión de la mujer
consagrada», en Cuadernos Monásticos, 114 (1995), 370.
86
JAMES A. BRUNDAGE, ELIZABETH MAKOWSKI, «Enclosure of Nuns: the
Decretal Periculoso …», 153.
87
Cf. THOMAS MERTON, «Los manantiales…», 192. Las cursivas son
nuestras.
yectando idealizaciones que poco tienen que ver con su realidad, y es-
te tipo de concepciones hacen daño porque generan prejuicios y po-
nen barreras a la necesaria evolución que produce el propio dinamis-
mo de la vida monástica.
CONCLUSIONES
88
ENZO BIANCHI, «¿Qué espiritualidad ofrece la vida monástica a la Igle-
sia?», en Cuadernos Monásticos, 188 (2014), 17.
89
VDq 4.
90
Ibid. 6.