Está en la página 1de 11

UNIVERSIDAD LAICA

ELOY ALFARO DE MANABÍ


FACULTAD DE PSICOLOGÍA

INVESTIGACIÓN

SOCIAL

NOMBRE: García Rivera María José

CURSO: Tercero Psicología “B”

DOCENTE: Lic. Victoriano Camas Banea


Evaluación de la ansiedad y covid 19 en adultos mayores, entre 60 y 75 años,

Manta 2020-21.

Capítulo2: Marco teórico

En este capítulo, el marco teórico que se desarrolla a continuación permite conocer

los conceptos fundamentales para la comprensión de esta investigación. Se parte con la

definición de ansiedad con el fin de entender su concepto, importancia, como ha

influido la pandemia del COVID-19 al aumento de casos de ansiedad en adultos

mayores, y que a segmento está dirigido este proyecto.

Posteriormente se describirá la evaluación de esta investigación, así como su

evaluación psicológica, se definirá que es la misma y de qué manera la utilizaremos en

este proceso investigativo. Por último, se desglosará los modelos teóricos y

Operativización de variable, dimensiones e indicadores, con el propósito a ofrecer una

investigación completa y delimitada.

2.1 Conceptos fundamentales

2.1.1 Ansiedad.

La ansiedad es una parte de la existencia humana, todas las personas sienten un grado

moderado de la misma, siendo ésta una respuesta adaptativa. La ansiedad sigue siendo

un tema de gran importancia para la Psicología; su incorporación es tardía, siendo

tratado sólo desde 1920, abordándose desde distintas perspectivas. Según el Diccionario

de la Real Academia Española (vigésima primera edición), el término ansiedad proviene

del latín anxietas, refiriendo un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo, y

suponiendo una de las sensaciones más frecuentes del ser humano, siendo ésta una
emoción complicada y displacentera que se manifiesta mediante una tensión emocional

acompañada de un correlato somático (Ayuso, 1988; Bulbena, 1986).

En general, el término ansiedad alude a la combinación de distintas manifestaciones

físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan ya

sea en forma de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo llegar al

pánico; no obstante, pueden estar presentes otras características neuróticas tales como

síntomas obsesivos o histéricos que no dominan el cuadro clínico. Si bien la ansiedad se

destaca por su cercanía al miedo, se diferencia de éste en que, mientras el miedo es una

perturbación cuya presencia se manifiesta ante estímulos presentes, la ansiedad se

relaciona con la anticipación de peligros futuros, indefinibles e imprevisibles (Marks,

1986).

Tanto la ansiedad como el miedo tienen manifestaciones parecidas, en ambos casos

se aprecian pensamientos de peligro, sensaciones de aprensión, reacciones fisiológicas y

respuestas motoras; por eso, algunos autores utilizan indistintamente un término u otro

(Cambell, 1986; Thyer, 1987). Además, ambos se consideran mecanismos

evolucionados de adaptación que potencian la supervivencia de nuestra especie (Thyer,

1987).

En esta línea, Johnson y Melamed (1979) indican que la ansiedad se diferencia del

miedo en que la primera consiste en la emisión de una respuesta más difusa, menos

focalizada, ocurriendo sin causa aparente y quizás mejor descrita como aprensión para

el individuo. La característica más llamativa de la ansiedad es su carácter anticipatorio,

es decir, posee la capacidad de prever o señalar el peligro o amenaza para el propio

individuo, confiriéndole un valor funcional importante (Sandín y Chorot, 1995);

además, tiene una función activadora y facilitadora de la capacidad de respuesta del

individuo, concibiéndose como un mecanismo biológico adaptativo de protección y


preservación ante posibles daños presentes en el individuo desde su infancia

(MiguelTobal, 1996).

Sin embargo, si la ansiedad supera la normalidad en cuanto a los parámetros de

intensidad, frecuencia o duración, o bien se relaciona con estímulos no amenazantes

para el organismo, provoca manifestaciones patológicas en el individuo, tanto a nivel

emocional como funcional (Vila, 1984).

Por otra parte, la ansiedad entendida como estado se asimila a una fase emocional

transitoria y variable en cuanto a intensidad y duración; ésta es vivenciada por el

individuo como patológica en un momento particular, caracterizándose por una

activación autonómica y somática y por una percepción consciente de la tensión

subjetiva. Cuando las circunstancias son percibidas como amenazantes por el sujeto, la

intensidad de la emoción aumenta independientemente del peligro real, mientras que

cuando las mismas son valoradas como no amenazantes, la intensidad de la emoción

será baja, aunque exista dicho peligro real. La relación entre ambos puntos de vista es

muy estrecha, pues un individuo con alto rasgo de ansiedad reaccionará con mayor

frecuencia de forma ansiosa (Miguel-Tobal, 1996).

La ansiedad rasgo y estado se solapan en varios aspectos, al igual que le ocurre a la

ansiedad crónica y la de tipo agudo; cuando ésta es intensa origina un sentimiento

desagradable de terror e irritabilidad, acompañado de fuertes deseos de correr, ocultarse

y gritar, presentando sensaciones de debilidad, desfallecimiento y desesperación para el

individuo; también, puede haber un sentimiento de irrealidad o de “estar separado” del

suceso o la situación. Todo esto, indica que la ansiedad se entiende como una respuesta

normal y necesaria o como una respuesta desadaptativa (ansiedad patológica); la

solución para diferenciar ambas respuestas puede residir en que la ansiedad patológica

se manifiesta con mayor frecuencia, intensidad y persistencia que la ansiedad normal, es


decir, presenta diferencias cuantitativas respecto a aquella (Spielberger, Pollans y

Wordan, 1984).

2.1.2. Definición de la ansiedad.

En general, el término ansiedad alude a la combinación de distintas manifestaciones

físicas y mentales que no son atribuibles a peligros reales, sino que se manifiestan ya

sea en forma de crisis o bien como un estado persistente y difuso, pudiendo llegar al

pánico; no obstante, pueden estar presentes otras características neuróticas tales como

síntomas obsesivos o histéricos que no dominan el cuadro clínico. Si bien la ansiedad se

destaca por su cercanía al miedo, se diferencia de éste en que, mientras el miedo es una

perturbación cuya presencia se manifiesta ante estímulos presentes, la ansiedad se

relaciona con la anticipación de peligros futuros, indefinibles e imprevisibles

(Marks,1986).

Tanto la ansiedad como el miedo tienen manifestaciones parecidas, en ambos casos se

aprecian pensamientos de peligro, sensaciones de aprensión, reacciones fisiológicas y

respuestas motoras; por eso, algunos autores utilizan indistintamente un término u otro

(Cambell, 1986; Thyer, 1987). Además, ambos se consideran mecanismos

evolucionados de adaptación que potencian la supervivencia de nuestra especie (Thyer,

1987).

Johnson y Melamed (1979) indican que la ansiedad se diferencia del miedo en que la

primera consiste en la emisión de una respuesta más difusa, menos focalizada,

ocurriendo sin causa aparente y quizás mejor descrita como aprensión para el individuo.

La característica más llamativa de la ansiedad es su carácter anticipatorio, es decir,

posee la capacidad de prever o señalar el peligro o amenaza para el propio individuo,

confiriéndole un valor funcional importante (Sandín y Chorot, 1995); además, tiene una

función activadora y facilitadora de la capacidad de respuesta del individuo,


concibiéndose como un mecanismo biológico adaptativo de protección y preservación

ante posibles daños presentes en el individuo desde su infancia (Miguel-Tobal, 1996).

Sin embargo, si la ansiedad supera la normalidad en cuanto a los parámetros de

intensidad, frecuencia o duración, o bien se relaciona con estímulos no amenazantes

para el organismo, provoca manifestaciones patológicas en el individuo, tanto a nivel

emocional como funcional (Vila, 1984).

A partir de la década de los años setenta, se empieza a considerar que la ansiedad

constituye un estado emocional no resuelto de miedo sin dirección específica,

ocurriendo tras la percepción de una amenaza (Epstein, 1972).

Por su parte, Marks y Lader (1973) describen la ansiedad crónica y continua como

ansiedad de fluctuación libre. Otro autor importante de esta década fue Wolpe, que

propuso a partir de la psicopatología experimental una definición operacional; éste

viene a definir la ansiedad como una respuesta autónoma de un organismo individual

concreto después de la presentación de un estímulo nocivo y que, de forma natural,

posee la facultad de provocar dolor y daño en el individuo (por ejemplo, una descarga

eléctrica); en términos de aprendizaje, la ansiedad sería tanto una respuesta

condicionada como una respuesta incondicionada, pudiendo ser las respuestas de

ansiedad ante los estímulos condicionados superiores incluso a las producidas ante los

estímulos incondicionados (Wolpe, 1979).

La ansiedad también se ha descrito como una reacción adaptativa de emergencia ante

situaciones que representan o son interpretadas por el sujeto como una amenaza o

peligro para su integridad, poniendo en marcha una serie de mecanismos defensivos a

través de, entre otras, una estimulación del sistema nervioso simpático y de la liberación

de catecolaminas, responsables de buena parte de los síntomas somáticos que integran la

respuesta ansiosa (Tyrer, 1982).


2.1.3. Ansiedad en adultos mayores de 60 y 75 años.

los adultos mayores están expuestos a múltiples factores que pueden ocasionar

ansiedad. Existen diversas técnicas psicoafectivas, una de las cuales es la técnica de

respiración profunda, que ayudará a los adultos mayores a disminuir su ansiedad.

la ansiedad como trastornos emocionales complejos suelen convertirse en

padecimientos negativos que implican una disminución de la calidad de vida del adulto

mayor. La actividad física especializada podría servir de coadyuvante para combatir

dichos trastornos (Mera, 2018).

2.1.4 Ansiedad en adultos mayores y covid 19.

La población geriátrica, en adultos mayores, se ha señalado ampliamente como una

de las que corren mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves a causa del COVID-

19. El distanciamiento físico ha sido la medida fundamental para la prevención y la

propagación de la infección en este grupo de edad.

Mientras que las personas mayores están experimentando la crisis del coronavirus de

varias maneras—dependiendo de sus cuestiones relacionadas a la vivienda, finanzas y

salud—una circunstancia es universal: todas están más aisladas que de costumbre, lo

que resulta en muchos más casos de soledad y ansiedad. "La Ansiedad entre la

población de edad avanzada será una causa de pérdida mucho más insidiosa de lo que

pensábamos," dice el Dr. Matthew L. Russell.

Las personas que ya son propensas a la ansiedad se ven especialmente desafiadas

durante la pandemia y pueden escalar rápidamente a una mente llena de pensamientos

temerosos y catastróficos. Esto puede ser el resultado de largos períodos de aislamiento

o, tal vez, del consumo excesivo de noticias alarmantes relacionadas con el virus.

(Russell, 2020)
2.1.5. Evaluación.

La evaluación es una actividad o proceso sistemático de identificación, recogida o

tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos, con el objetivo de valorarlos

primero y, sobre dicha valoración, tomar decisiones (GARCÍA RAMOS,1989).

“Proceso contextualizado y sistematizado, intencionalmente diseñado y técnicamente

fundamentado, de recopilación de información relevante, fiable, y válida, que permita

emitir un juicio valorativo en función de los criterios previamente determinados como

base para la toma de decisiones.” (FERNÁNDEZ,2005)

2.1.5.1. Evaluación en psicología

La Evaluación Psicológica es un proceso mediante el cual el psicólogo extrae

conclusiones respecto a los problemas de una persona, su inteligencia, su rendimiento,

su capacidad de concentración y trabajo, sus rasgos de personalidad, etc. Normalmente,

se realiza por medio de la aplicación de una serie de pruebas objetivas y de una

entrevista clínica; y culmina con la redacción de un informe. (Barraca,2019)

Ballesteros (1999) dice que la evaluación psicológica seria la disciplina encargada

del estudio científico del comportamiento ya sea de un sujeto o un grupo de éstos con el

fin de explicar y controlar su conducta.

2.1.5.2 evaluación de la ansiedad

En cuanto al nivel de ansiedad, los resultados de la evaluación y prevalencia pueden

ser difíciles de interpretar debido a que en diversos estudios se han usado diferentes

conceptos. Los términos angustian y ansiedad han sido y continúan siendo usados en

muchas ocasiones como sinónimos y/o éstos aparecen vinculados a otros diagnósticos e
incluso ocupando la denominación de otros diagnósticos. De igual modo, el término

neurosis, ha sido usado con múltiples significados, muchas de las veces haciendo

referencia al malestar general característico de la depresión y de la ansiedad. La

delimitación y precisión de estos términos es aún un tema no resuelto definitivamente, lo

que dificulta la comparación de hallazgos realizados por diferentes investigadores

(Alejandra, 2004, pág. 04).

2.1.5.3 evaluación de la ansiedad en adultos mayores

La evaluación de la vejez ha cobrado interés en las últimas décadas, ligado al proceso

de envejecimiento poblacional. Fernández Ballesteros (1994), refiere datos de la

Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se pronosticaba que la población

mundial para el año 2000 estaría integrada por aproximadamente 600 millones de

personas de más de 60 años; con respecto a España, datos de 1990 proporcionados por el

Instituto Nacional de Estadística (INE) pronosticaban para este año un porcentaje del 15%

de ancianos, con relación a la población general.

Los cambios físicos, intelectuales, sociales, económicos, etc. que caracterizan esta

etapa evolutiva puede generar ansiedad, y requieren del individuo un mayor grado de

adaptación. Si bien, la mayoría de las personas logran en el transcurso de la vida adaptarse

a las condiciones que ésta le presenta, algunos autores señalan que los trastornos psíquicos

afectan aproximadamente al 25 % de este grupo de edad (Alejandra, 2004, pág. 05).

2.1.5.4 evaluación de la ansiedad en adultos mayores y covid 19

La OMS y las autoridades de salud pública de todo el mundo están actuando para

contener el brote de COVID-19. Sin embargo, este momento de crisis está generando

estrés en la población. Estas consideraciones de salud mental fueron elaboradas por el


Departamento de la OMS de Salud Mental y Uso de Sustancias, como mensajes dirigidos

a diferentes grupos clave para apoyar el bienestar psicosocial y la salud mental durante el

brote de COVID-19. Población general 1. La enfermedad por el coronavirus 2019

(COVID-19) ya ha afectado, y es probable que siga afectando, a la población de muchos

países, en numerosos lugares del mundo. Este virus no debe asociarse con ningún grupo

étnico ni nacionalidad. Demuestre empatía hacia todas las personas afectadas, dentro de

un país dado o procedentes de cualquier país. Recuerde que las personas que están

afectadas por COVID-19 no han hecho nada malo, no tienen culpa y merecen nuestro

apoyo, compasión y amabilidad. Cada persona puede contribuir a reducir los riesgos a

nivel individual, familiar, comunitario y social (OPS, 2012, pág. 01). Corregir esto….

Las personas mayores, en especial si están aisladas y tienen algún deterioro cognitivo

o demencia, pueden volverse más ansiosas, enojadas, estresadas, agitadas y retraídas

durante el brote o mientras están en cuarentena. (OPS, 2012, pág. 05).

Conclusión

En todo proyecto es fundamental el marco teórico, ya que describe el tema a tratar,

para que así el lector tenga una idea clara de lo que se abarcara en el proyecto. Dejando

en esa parte claro, el tema tratado durante el proyecto de investigación.

Recomendación

Una de las recomendaciones es que se continúe con la guía del docente para tener

un proyecto eficaz, con información concisa y sobre todo de mucha importancia.


Bibliografía

Impacto psicosocial de la COVID-19 en las personas mayores: problemas y retos.

(2020). Recuperado de

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7266768/

infosalus. (2020, 9 junio). Cómo el confinamiento puede perjudicar la salud mental de

los ancianos: identifica posibles señales. Recuperado de

https://www.infosalus.com/mayores/noticia-confinamiento-puede-perjudicar-

salud-mental-ancianos-identifica-posibles-senales-20200609083235.html

También podría gustarte