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Los derechos laborales se encuentran ubicados dentro del Capítulo II de los derechos sociales
y económicos del Título I de la Persona y de la Sociedad, y que se distingue del Capítulo I de
la Carta Magna referido a los derechos fundamentales de la persona. En la Constitución del
1979, todos los derechos laborales estaban considerados como fundamentales.
De acuerdo con la Constitución de 1993, solo los derechos enunciados en el Capítulo I del
Título I son considerados Derechos Fundamentales de la Persona.
Además, la Carta Magna Peruana de 1993 no establece ningún trato diferencial a los
derechos económicos y sociales con relación a los que aparecen en el Título I de la propia
Constitución –es decir, catalogados como fundamentales-. Todos los derechos reconocidos en
la Constitución son protegidos por la Acción de Amparo.
Por otro lado, en la Constitución de 1993 aparecen las remuneraciones, las jornadas de
trabajo, los descansos remunerados, la participación en la empresa, protección contra el
despido, la libertad sindical, la huelga y la negociación colectiva. No aparecen en la actual
Constitución: la compensación por tiempo de servicios, las gratificaciones, las asignaciones
familiares, la prescripción para iniciar demandas laborales, etc. Las mismas que son reguladas
por normas de nivel legal.
Artículo 22.- El trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un medio de
realización de la persona.
Artículo 23.- El trabajo, en sus diversas modalidades, es objeto de atención prioritaria del
Estado, el cual protege especialmente a la madre, al menor de edad y al impedido que trabajan.
El Estado promueve condiciones para el progreso social y económico, en especial mediante
políticas de fomento del empleo productivo y de educación para el trabajo.
Ninguna relación laboral puede limitar el ejercicio de los derechos constitucionales, ni
desconocer o rebajar la dignidad del trabajador.
Nadie está obligado a prestar trabajo sin retribución o sin su libre consentimiento.
Artículo 24.- El trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa y suficiente, que
procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual.
El pago de la remuneración y de los beneficios sociales del trabajador tiene prioridad sobre
cualquiera otra obligación del empleador.
Las remuneraciones mínimas se regulan por el Estado con participación de las organizaciones
representativas de los trabajadores y de los empleadores.
Artículo 25.- La jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas
semanales, como máximo. En caso de jornadas acumulativas o atípicas, el promedio de horas
trabajadas en el período correspondiente no puede superar dicho máximo.
3. Interpretación favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el sentido de una
norma.
Artículo 27.- La ley otorga al trabajador adecuada protección contra el despido arbitrario.
Artículo 28.- El Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación colectiva y huelga.
Cautela su ejercicio democrático:
2. Fomenta la negociación colectiva y promueve formas de solución pacífica de los conflictos
laborales.
3. Regula el derecho de huelga para que se ejerza en armonía con el interés social. Señala sus
excepciones y limitaciones.
Artículo 29.- El Estado reconoce el derecho de los trabajadores a participar en las utilidades de
la empresa y promueve otras formas de participación.
14/8/18