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DESARRROLLO HISTORICO Y LOS FUNDAMENTOS TEORICOS Y METODOLOGICOS

QUE DAN ORUIGEN A LA APARICION DE LOS TEST

1. ORIGEN Y DESARROLLO DE LAS PRUEBAS PSICOLOGICAS.

A lo largo de todos los tiempos los hombres han tenido un gran interés en entender y
predecir la conducta, porque es lo único que produce seguridad, el conocimiento de
los demás y de sí mismos. La psicometría es una rama relativamente muy joven de
la psicología; se origina con los primeros trabajos de Spearman de 1904 a 1913 cuyo
objetivo era encontrar un modelo estadístico que fundamentase las puntuaciones de
los test y permitiera la estimación de los errores de medición asociados a todo
proceso de medición.

1.1. Los hitos significativos de evaluación psicológica

Predominio de los saberes míticos:En todos los escritos se produce una relación
entre el saber astrológico y el psicodiagnóstico, así se dice que las cartas astrales, la
lectura de las estrellas, etc...fue lo primero que se utilizó para la predicción de la
conducta.

Mc Reynolds, dice que la astrología cumple todas las características para ser un
modelo de evaluación. Hay varios puntos que tienen en común la evaluación y la
astrología y estos son los siguientes:
 Hay un sujeto a evaluar, un evaluador y unos protocolos (las cartas astrales) y el
evaluador va a evaluar y a interpretar esas cartas.
 Hay un marco de referencia teórico en él y se basan en las interpretaciones
 Hay un sistema de categorías taxonómicas (signos del zodiaco, en este caso, y
sus complementarios que son sus ascendentes) mediante ellos se produce la
descripción de la conducta, su predicción y la explicación de sus características

El funcionamiento de la sociedad China (S. XXII a.). Desde este siglo y hasta
inicios del S.XX en la sociedad China para ocupar un puesto de relevancia en el
Gobierno se sometía a los candidatos a una exploración y se aceptaba únicamente al
que cumplía la mejor condición o aptitud en las “seis artes”: música, tiro con arco,
montar a caballo, escritura, impuestos y geografía del imperio.

Época de los clásicos griegos: hubo varias aportaciones, la de Aristóteles (influido


por Platón) propuso una clasificación de las personas en función de su fisionomía,
basándose en las características corporales deduce el carácter y las aptitudes
psicológicas. Hipócrates funcionó en esta misma linea, y su discípulo Galeno
presentó la primera clasificación tipológico – constitucional. Esta clasificación es la
“teoría de los cuatro temperamentos” cuya base es biológica: temperamento
sanguíneo (donde predomina la sangre), flemático (predomina la flema), melancólico
(predomina la bilis amarilla) y colérico (predomina la bilis negra).
Estas clasificaciones se siguen utilizando actualmente en el campo de la
criminología, por ejemplo, y en test como el Szondi en el que se hacen
clasificaciones en función de cualidades físicas y la fisionomía (es un test de caras
donde el sujeto selecciona las caras que le resultan más atractivas y a partir de ahí
se establece una clasificación de rasgos psicológicos).

Juan Huarte de San Juan publicó en 1575 (S.XVI) un trabajo llamado “Examen de
ingenios para las ciencias” texto que se considera el antecedente más directo del
psicodiagnóstico de la etapa moderna y que está orientado hacia la selección de
personal. Huarte dice que las funciones de la psique (mente) dependen de la base
somática y que analizando esta base somática y el humor que predomine en cada
sujeto, podemos conocer cuáles son las funciones psíquicas más desarrolladas que
tiene, y eso nos permite conocer cuáles son sus habilidades y sus aptitudes para
distintos saberes o distintas actividades. En este momento se seguía en una
orientación en la que la mente y el cuerpo son una unidad. Huarte habla de tres
humores; en sujetos en cuya base somática predomina el calor las funciones
somáticas que predominan son las que tienen que ver con la potencia imaginativa,
cuando predomina la humedad las funciones somáticas que predominan son las que
tienen que ver con la memoria y cuando predomina la sequedad, las que tienen que
ver con el entendimiento. Huarte con el conocimiento de estos tres humores y sus
combinaciones crea una orientación hacia las vocaciones y profesiones.

1.2. Antecedentes científicos

Weber y Fechner: En 1860 aportan la creación del auto informe como técnica de
evaluación y elaboran toda una serie de métodos y técnicas que se utilizan actualmente en
el campo de la evaluación subjetiva.

Pinel: El 1826 incluye como elemento fundamental para la evaluación el estudio de la


historia clínica.
Esquirol: En 1840 sintetiza la historia familiar y da tres aportes que son: Por una parte hace
distinción entre los “alienados”, con profundos trastornos emocionales y los retrasados
mentales con deficiencias de tipo intelectual; de otra parte intenta algunas clasificaciones de
los diversos grados de retraso mental y finalmente, identifica “el lenguaje “como el criterio
más fiable para evaluar y clasificar los trastornos mentales

Guislain: En 1860 introduce como técnica de evaluación la primera entrevista estructurada.

Reiger: En 1855 plantea una batería de 8 subtest para explorar las lesiones cerebrales. A él
se le considera el propulsor de la neuropsicología.
Kraepelin: Hace una de las primeras clasificaciones de los trastornos mentales,
actualmente se siguen utilizando. Además, hizo el primer test de asociación libre para
estudiar los efectos del alcohol y las drogas.

Stanley-Hall y Fisher: presentan los primeros test escolares.

Deaborn: Utiliza la primera serie de manchas de tinta para el estudio de la imaginación, es


el pionero que dará lugar en 1930 al test de Rorschach.

Freud: Propone un método para evaluar el inconsciente que son las técnicas de asociación
libre. De su teoría psicoanalítica se desarrollan posteriormente técnicas para el estudio de la
personalidad que son las técnicas proyectivas, para evaluar lo inconsciente de la conducta
humana.
Jung: Presenta el primer test de asociación de palabras para el estudio de la personalidad.

1.3. Instituciones que influyeron en las pruebas psicologicas:

BUROS: Son unos libros que recogen la aparición de cualquier técnica de evaluación. Es un
manual de distribución a la comunidad científica. Empiezan a aparecer en 1938 y son un hito
importante porque empieza a haber un punto de encuentro donde están todas las
referencias.
APA: Asociación de psicología americana. Aparece en torno a los años 30 y vela para que
sea científica las técnicas de evaluación, analiza y estudia cuáles son sus técnicas de
validez, fiabilidad, cuales son las más utilizadas y cuales son consideradas científicas y
válidas.

1.4. Autores con aportaciones especiales:

Cronbach: Se centró en desarrollar unas bases teóricas sólidas, hizo una revisión de las
pruebas y puso el interés en su fundamentación teórica. Desarrolla fundamentalmente la
base teórica en cuanto a la validez y la fiabilidad. Planteó nuevas orientaciones a los test
en el campo de la psicología clínica y educativa, potenció el estudio de casos individuales
e inició el modelo de análisis funcional aplicado a la conducta.
Pervin: hace la clasificación más conocida y utilizada de las técnicas de evaluación
Anastasi: Hace una publicación sintetizando técnicas, enfoques y revisiones teóricas
(Son los tres autores que hacen las revisiones más importantes)
Rorschach: Su aportación fueron las manchas de tinta para el estudio de la personalidad
Murray: Aportación de técnicas de apercepción temática, también para el estudio de la
personalidad.
Wesschler: Hace los trabajos más importantes en el campo de la evaluación de la
inteligencia (WAIS y WISC)
Eysencr: hace aportaciones en el campo de la personalidad y en el análisis funcional de
la conducta
Bender: Aportaciones en el campo de la evaluación neuropsicológica con el test
gestáltico visomotor
Luria: Aportaciones en evaluación neuropsicológica

1.5. padres de la Evaluación Psicológica:

Estos tres autores coinciden en el momento histórico (mueren todos en 1903), se les
considera los padres del psicodiagnóstico, aunque trabajan por separado; Galton en
Inglaterra, Catell en EEUU y Binet en Francia.

GALTON: Es el padre de la Psicología Diferencial también. Su posición teórica es enfatizar


el papel de la herencia en las características psicológicas y fisiológicas. Fundó el laboratorio
antropométrico que es un laboratorio que llevó a la vida social unos mecanismos que por un
precio determinado sometía a las personas a pruebas. Puso las bases de lo que van a ser
después los test mentales. Este tipo de estudios de características físicas, fisiológicas,
etc...se van a estudiar en diferentes universidades. Galton. Este polifacético inglés
interesado por el estudio de la herencia, sintió rápidamente la necesidad de medir las
características humanas así que creo un laboratorio antropométrico en Londres (1884) para
el cual diseñó varias pruebas de agudeza y discriminación sensorial con la convicción de
que éstos le permitían medir el intelecto. Algunos de tales instrumentos como la barra de
Galton y el silbato de Galton se han utilizado para medición de la discriminación visual de
longitud y del grado de sensibilidad a tonos altos, respectivamente, hasta hace muy poco
tiempo. Además del diseño de instrumentos de medición sensorial, Galton fue el primero en
utilizar las escalas de estimación, los cuestionarios y la asociación libre; pero tal vez el
aporte que no ha sido suficientemente reconocido fue el haber seleccionado y adaptado
algunas técnicas matemáticas para el análisis de los resultados de sus pruebas y la
medición de las diferencias individuales y el haber introducido la idea de variación
concomitante entre dos medidas, constituyéndose en el precursor de lo que hoy se conoce
como coeficientes de correlación, análisis de regresión y otros procedimientos de análisis
cuantitativos en investigación con humanos.

 CATELL: Acuñó el término de test mental en 1890 para referirse a la medida de


rasgos y aptitudes. Sus aportaciones al campo de la evaluación son:
- La configuración de los test mentales como instrumento de medida de
determinadas características
- Elaboración de técnicas de evaluación de funciones sensoriales, perceptivas y
motoras
- En énfasis en la utilización de técnicas objetivas (coincide con Galton en esto)
A Catell se le debe además, la rápida difusión de aplicación de pruebas en Norte América y
los primeros intentos por validarlas con criterios externos.
BINET: El objetivo de su estudio son las funciones psíquicas, las funciones superiores. Su
enfoque teórico se centra en la persona, con esto se aparta de la línea diferencialista de
Galton y Catell, le interesa la conducta individual y le importa el carácter social de la
conducta. Sus dos aportaciones más importantes al campo de la evaluación son:
Mantiene una actitud integradora de métodos, sin rechazar las situaciones del laboratorio y
revalorizando el papel de la observación como método para comprender la conducta. Es
decir, utiliza técnicas subjetivas y objetivas y en laboratorio y por observación.

2. INSTRUMENTOS PSICOMÉTRICOS

El termino psicometría deriva de dos etimologías psico y metría que significa: medida de los
fenómenos psíquicos. Por tanto, los tests psicométricos intentan medir habilidades
cognitivas o rasgos de personalidad, en las personas estudiadas.

Yela (1968) apunta que la Psicometría se ocupa de todas las medidas en el campo
psicológico, habiéndose desarrollado a través de dos ramas principales: los métodos
psicofísicos y la teoría de los tests.

Nunnally (1973) se refiere a la Psicometría como la metodología encargada del desarrollo y


utilización de las técnicas de medición en todos los ámbitos de la psicología.

Muñiz (1998) define la Psicometría como " el conjunto de métodos, técnicas y teorías
implicadas en la medición de variables psicológicas, lo específico de la Psicometría seria su
énfasis y especialización en aquellas propiedades métricas exigibles a las mediciones
psicológicas independientemente del campo sustantivo de aplicación y de los instrumentos
utilizados”.

Martinez-Arías (1995) introduce un matiz que apunta hacia la relación entre la Psicometría y
la Psicología Matemática. Para la autora, la Psicometría " aglutina todo el conjunto de
modelos formales que posibilitan la medición de variables psicológicas, centrándose en las
condiciones que permiten llevar a cabo todo proceso de medición en psicología"

El uso de los instrumentos psicométricas, vincula a la evaluación psicológica con otra


disciplina del campo de la Psicología Científica, la cual se ocupa de la construcción y
elaboración de los instrumentos de medida: la Psicometría.

Muñiz (1998) afirma que el trabajo psicomético tiene como finalidad construir y utilizar
adecuadamente los tests y las escalas, de tal modo que se garantice su fiabilidad, validez y
aplicación adecuada.

La Psicometría garantiza que los instrumentos de medida sean debidamente estandarizados


y posean la validez requerida que haga posible dichas medidas y posibiliten la diferenciación
de unas personas en relación a otras en determinada población.

Las técnicas psicométricas quedan englobadas dentro del proceso de evaluación


psicológica; el proceso evaluativo utiliza las pruebas psicométricas como instrumentos de
medida con el objetivo de alcanzar una información más amplia del sujeto, que le permita al
investigador, crear hipótesis de trabajo, que orienten su proceder evaluativo y diagnóstico.

Características generales de las técnicas psicométricas

Los tests psicométricos son instrumentos estructurados en los cuales la persona evaluada
tiene que escoger, entre alternativas de respuestas, aquella que considera se ajusta mejor
en su caso particular. Comentamos diversas características de este modelo, como son:
• Los tests psicométricos se basan en el principio de medir la ejecución de las personas en
los mismos y comparar sus resultados con los obtenidos por otros sujetos pertenecientes al
grupo normativo o de referencia. Grupo normativo que está constituido por personas del
mismo sexo y/o edad cronológica y/o nivel socioeconómico y/u otro tipo de variables, para
obtener conclusiones respecto a las habilidades cognitivas de los sujetos estudiados.

· En este modelo la conducta se entiende determinada por atributos intrapsíquicos estables,


por lo que la tarea evaluadora consiste en la búsqueda de las manifestaciones externas (que
son las respuestas dadas en los tests). Estas manifestaciones sirven de indicadores de los
trastornos internos no evaluables directamente. Las relaciones entre los atributos internos y
las manifestaciones externas están basadas en las técnicas correlacionales.

• Los atributos internos, en función de los cuales se explica la conducta, se les denomina
rasgos. Los rasgos son constructos hipotéticos, teóricos, inferidos de la observación de la
covariación de conductas simples.

• Las técnicas psicométricas, por tanto, son instrumentos de evaluación de rasgos o


aptitudes, que en una u otra magnitud conforman la estructura básica de la personalidad en
cualquier ser humano. En su concepción está el criterio de la estabilidad de esos rasgos en
las personas, lo que permite predecir su conducta una vez que se han medido.

• Este modelo no tiene en cuenta el contexto en el que está inmersa la persona que contesta
el test.

2.1. Fundamento teórico-histórico del modelo psicométrico

El modelo psicométrico para la evaluación psicológica surge por la influencia de la


psicología diferencial por la necesidad de realizar el trabajo de diagnóstico o diferenciación
de unas personas con relación a otras. Es decir, la valoración de las diferencias individuales
se obtiene mediante la ejecución, por parte de los sujetos, en diferentes test o instrumentos
de evaluación. De este modo, se identifican rasgos o dimensiones que tienen que ver con
las funciones intelectuales o con características de la personalidad del sujeto estudiado. Una
vez definidos estos rasgos adquieren valor explicativo para fundamentar el estudio
realizado. Estos tipos de instrumentos tienen en su base los aportes de Galton, Cattell y
Binet referidos previamente.

Los antecedentes históricos de la evolución de la medida en Psicologia, ofrece una


perspectiva útil para comprender la Psicometria actual. La historia de la medición psicológica
ha estado marcada por la interrelación entre la evolución interna de la Psicometria y de la
Psicología con el deseo de responder a las demandas sociales de cada momento histórico.

Las líneas de trabajo que más trascendencia a tenido para la evolución de la Psicometría es
la línea de estudio de las diferencias individuales y la línea de la Psicofísica.

Si la Filosofía y la Fisiología fueron las disciplinas que más influyeron en el trabajo de los
primeros psicofísicos, el impacto más dramático sobre el estudio de las diferencias
individuales vino de la Biología. Al tiempo que Fechnner presentaba sus trabajos, Darwin
(1809-1882) presentó su teoría en La Evolución de las Especies (1859) y su aplicación al
estudio del hombre en El origen del hombre y la selección en relación al sexo (1871). Darwin
defendió que la inteligencia y el sentido moral también se habían ido perfeccionando de
manera gradual a través de la selección natural.

El rápido progreso económico y social en la Europa de finales del siglo XIX planteó la
necesidad de evaluar las capacidades y conocimientos de los individuos en contextos
educativos, laborales, etc.

No es exagerado afirmar que las necesidades de la evaluación educativa fueron las


primeras demandas sociales con un impacto significativo y duradero en la evolución del
estudio de las diferencias individuales y, por ende, de la Psicometría. Los intentos por medir
la inteligencia como respuesta a esas demandas caminan de la mano de los desarrollos
metodológicos durante este periodo.

Thorndike (1997} señala al movimiento hacia la educación obligatoria en Francia, Inglaterra


y Estados Unidos a finales del siglo XIX, como uno de los desarrollos crlticos que
propiciaron la medida de la inteligencia. La llegada por primera vez a las escuelas de niños
cuyos padres no había recibido una educación o, como en el caso americano, cuya lengua
materna no era el inglés, generó una heterogeneidad en la población de alumnos como
antes no se había conocido. La exposición de estos niños a un currículo antiguo, diseñado
para un grupo selecto de estudiantes, trajo como resultado niveles dramáticos de fracaso
escolar próximos al 50%. Este fracaso fue visto como una pérdida de recursos en un tiempo
en que eran limitados, de forma que se planteó la necesidad de destinar los recursos a
quienes mas se pudieran beneficiar, el medio: la evaluación de la inteligencia. Este es el
contexto en el que se debe situar la obra de Binet

Los pioneros de la Psicologia llevaban años intentando una formulación aceptable de la


inteligencia. Según Rust y Golombok (1989) los primeros autores tenian unas definiciones
de la inteligencia que no iban más allá de lo que podría ser la psicología popular del maestro
común de escuela. Se reconocía la diferencia entre una persona educada y una persona
inteligente, entendiendo esta última como una persona "educable", con un origen
esencialmente genético y receptora ideal de los recursos educativos, frente a los "torpes"
incapaces de beneficiarse de la educación normal.

Entre los pioneros en el estudio de las diferencias individuales destaca el considerado por
muchos autores, como el fundador de la Psicometría: Francis Galton. Primo de Darwin,
inició sus investigaciones llevado por el objetivo de mostrar el componente hereditario del
"genio". Para ello reunió el primer banco con los datos de personas relacionadas y no
relacionadas. Influido por el asociacionismo de Locke y llevado por sus observaciones de
que las personas con deficiencias mentales presentaban una peor ejecución a la hora de
discriminar sensaciones de frío, calor, dolor, etc., pensó que la discriminación sensorial
podia ser el medio para cuantificar el intelecto de una persona. Sus aportaciones
propiamente metodológicas abarcan la formulación de las bases de procedimientos
estadísticos, como el "coeficiente de correlación" desarrollado por K. Pearson (1857-1936},
las intuiciones sobre la forma de "campana", como imagen para describir la distribución de
puntuaciones en un test, así como las primeras aplicaciones de las escalas de "rating" y los
métodos de cuestionario (Anastasi y Urbina, 1997).

J. M. Catell (1860-1944} trabajo con Wundt, con quién compartió el interés por los
fenómenos perceptivos y sensomotores, y el rigor en el control de las condiciones en que se
realizaban las observaciones, pero de quién se distanció ante el despreció del
experimentalista alemán por las diferencias individuales. Más tarde trabajo con Galton e
inició en Estados Unidos el estudio de las diferencias individuales. Acuñó el término "test
mental" en un articulo publicado en 1890 en la revista Mind bajo el titulo "Mental test and
measurements". Asumió la idea de Galton sobre la posibilidad de medir las funciones
intelectuales por medio de tests de discriminación sensorial y tiempo de reacción.

Sin embargo. los primeros estudios que se realizaron para evaluar este tipo de tests
ofrecieron resultados desalentadores: el "rendimiento intelectual" mostraba poca
correspondencia de unos tests a otros y prácticamente ninguna relación con estimaciones
independientes del nivel intelectual realizadas por los profesores. Por el contrario,
Ebbinghaus, apuntando ya un cambio de enfoque, había obtenido con un test de
terminación de frases una correspondencia clara con el rendimiento académico de los niños.

Pero sin duda, la consolidación social de la medición psicológica vino de la obra del francés
Alfred Binet (1857 -1911) cuya influencia en el desarrollo de la teoría de los tests perdura en
la actualidad. Binet ya a finales de los años noventa del siglo XIX criticó la aproximación de
Galton y Cattell con el argumento de que para medir procesos mentales complejos era
necesario observar la ejecución de los individuos en actos mentales complejos, rechazando
la idea de que fuese necesaria una mayor precisión para la que no había instrumentos
disponibles, ya que las diferencias individuales eran mayores respecto a los procesos
superiores que en cuanto a la discriminación sensorial.

Binet recibió en 1904 el encargo del ministerio francés de instrucción pública de elaborar un
instrumento de medida capaz de diferenciar entre los niños "educables" y los que no podrían
beneficiarse de la educación normal.

Junto con su colaborador Simon presentó en 19051a primera versión del test Binet-Simon.
El test estaba formado por 30 problemas o tareas dispuestos en orden de dificultad
creciente, que median la capacidad de juicio, razonamiento y comprensión. Para determinar
el nivel de dificultad, los problemas habían sido administrados a 50 niños de entre 3 y 11
años más a algún niño retrasado. La segunda versión del test editada en 1908, incluía un
número mayor de ítems junto con la eliminación de algunos que se habían considerado
podían reflejar diferencias en función de la extracción social de los niños, además aparecían
ya agrupados por niveles de edad. Bine! prefirió el término "nivel mental" al de "edad mental"
popularizado por las sucesivas traducciones de la escala, ya que el primer término estaba
exento de las connotaciones evolutivas del segundo. Al poco tiempo de su presentación, el
test de Bine! y Simon fue traducido a diferentes idiomas y aplicado en diversos paises, lo
que prueba la favorable acogida social que recibió.

El interés por la obra de Binet se ha mantenido a lo largo del tiempo. Van der Linden (1986)
ha resaltado las contribuciones estrictamente metodológicas de la aproximación de Bine! a
la medida de la inteligencia. Primero, frente a los experimentos antropométricos y
psicofísicos que planteaban una única tarea, Binet decidió alargar la longitud del test por dos
motivos: a) el conjunto de items debía ser una representación adecuada de la gran variedad
de tareas a las que se debe enfrentar una persona en su vida diaria: y b) conocedor de las
teorías de Spearman entendió que cada ítem en sí mismo era una media imprecisa, por lo
que era necesario combinar observaciones de un buen número de ítems para obtener una
medida fiable. Segundo, la insistencia de Binet en la estandarización de la aplicación del
test, reflejada en la extrema precisión de las guias sobre el material, la administración, la
puntuación y la interpretación de las mediciones. Por último, la práctica de "normativizar" el
test para iniciar una interpretación relativa de la ejecución de las personas.

Tras las aportaciones de Binet, los mayores desarrollos en la medición de las diferencias
individuales hay que buscarlos en un área y lugar diferente. El test de Bine! fue introducido
en Estados Unidos por H. H. Goddard, cuya traducción y adaptación recibieron el
beneplácito de la audiencia médica, al venir a cubrir la necesidad de una medida
estandarizada y objetiva para el diagnóstico de la subnormalidad. Sin embargo, fue
rápidamente desplazada por la revisión y adaptación psicométricamente más sólida,
realizada por L. M. Terman en 1916 en la Universidad de Stanford. Al entrar Estados Unidos
en la Primera Guerra Mundial, un comité encabezado por R. M. Yerkes detecta la necesidad
de clasificar de forma rápida al millón y medio de reclutas con respecto a su nivel intelectual.
De nuevo, una demanda social provoca un avance metodológico: los primeros tests de
inteligencia de administración grupal y no verbales, para evaluar a los reclutas analfabetos o
que no tenlan como lengua materna el inglés. En este contexto hay que situar las
contribuciones de A. S. Otis, por la introducción del formato de elección múltiple y otros
formatos de puntuación objetiva. Impulsado por las necesidades militares aparece también
el primer test estandarizado para la evaluación de variables de personalidad: el "Personal
Data Sheet" de R. S. Woodworth, un instrumento pensado para la detección de personas
con inestabilidad emocional.

2.2. consolidación institucional de la Psicometria

De forma paralela a los avances teóricos y las aplicaciones prácticas, se fue produciendo la
consolidación institucional de la Psicología y, claro está, de la propia Psicometría. Esta
consolidación se refleja en la creación de asociaciones profesionales, de publicaciones
especializadas para la comunicación entre profesionales y de empresas privadas dedicadas
desde el inicio al floreciente negocio de la evaluación psicológica.

J. Jastrow habla sobre los tests en la primera convención de la American Psychological


Association (APA) en 1892. La APA formó en 1895 un comité especializado en la nueva
tecnología de los tests. En 1899 Kilpatrick. presidente de la APA, realizó un llamamiento a
los psicólogos para que elaboraran tests de tal naturaleza que " ... pudieran ser aplicados
tanto a niños como adultos, que fueran de tal fonna que todas las personas tuvieran las
mismas oportunidades de mostrar las capacidades examinadas, y que en aras de la
economía del tiempo fueran diseñados de forma que se pudieran administrar a una clase o
escuela de una veZ:' (Thorndike. 1997).

Impulsado por la figura clave de Terman el uso de los tests de inteligencia en las escuelas
creció rápidamente. El propio Terman calculó que en el periodo entre 1920 y 1921 más de
dos millones de niños habfan respondido a un test de inteligencia. El uso de test también se
extendió al mundo laboral como prueba su incorporación a las prácticas de selección de la
administración americana.

Cattell fundó la Psychological Corporation para la producción industrial de tests en 1922. En


1947 se funda el Educational Testing Service (ETS) institución sin animo de lucro que no
sólo se ha encargado de la producción de tests estandarizados de rendimiento y tests de
aptitud académica, sino que desde su constitución, ha contribuido a la formación y practica
profesional de influyentes psicómetras. Desde 1975, el ETS edita en formato CD-ROM el
proyecto ERIC donde con una periodicidad anual se recoge la información disponible sobre
tests, escalamiento y medición psicológica y educativa.

Galton, Pearson y Weldon fundaron en 1901 la revista Biometrica que desde entonces
publica trabajos matematicos relacionados con la Biología y la Psicología. Thorndike funda
en Estados Unidos en 1936 la publicación Psychometrica, revista de referencia para la
Psicometria desde sus inicios. Desde entonces, la aparición de revistas relacionadas con la
medición psicológica ha sido continua. Como muestra se pueden citar el Educational and
Psychological Measurement (1941), el British Joumal of Statistical Psychology (ahora con el
nombre de British Jorunal of Statistical and Mathematical Psychology) (1947), el Journal of
Mathematical Psychology y el Joumal of Educational Measurement (1964), el Multivariate
Behavioral Research y el Aplied Psychological Measurement (1977), el Applied
Measurement in Education (1988). etc.

Un acontecimiento que se ha convertido en referente obligado para todos los profesionales


es la publicación por las asociaciones profesionales más relevantes de las guias técnicas y
éticas de la medición psicológica y educativa. Las recomendaciones elaboradas por la APA
son, sin duda, las que han tenido y tienen una mayor influencia.
Tablas cronológicas con los acontecimientos, figuras, publicaciones, etc., relativas a la
medición psicológica y educativa pueden consultarse en numerosas fuentes (e. g., Anastasi
y Urbina, 1997; Muñiz, 1998).

El fundamento teórico que explica el modelo psicométrico considera, que la conducta está
determinada por atributos intrapsíquicos estables, por lo que la tarea evaluadora consiste en
la búsqueda de las manifestaciones externas de la conducta, que nos sirven de indicadores
del estado interno de dichos atributos no evaluables directamente. La relación entre los
atributos internos y las manifestaciones externas (que son las respuestas a los tests) están
basadas en las técnicas correlacionales que aporta la estadística; una vez conocida esa
relación, y dado que los atributos internos son estables, se puede predecir cómo será el
comportamiento futuro de una persona. A esos atributos internos, en función de los cuales
se explica la conducta, se les denomina rasgos. Los rasgos son constructos hipotéticos,
teóricos, inferidos de la observación de la covariación de conductas simples.

El modelo psicométrico parte de criterios similares pero utilizando la "objetividad" de


instrumentos de medida. Los seguidores de este modelo consideran que la personalidad
está formada por rasgos o aptitudes que son estables en el individuo y conforman su
estructura básica de personalidad, por lo tanto, ellos plantean: si se tiene un instrumento de
medida que permita conocer la magnitud "objetiva" del rasgo que presenta cada persona en
su conducta externa, se puede predecir la conducta futura en la persona evaluada.

Las técnicas psicométricas son esos instrumentos que posibilitan evaluar en qué medida un
rasgo interno que está presente en cada persona. El criterio de la estabilidad de los rasgos,
es lo que permite predecir la conducta una vez que se ha medido el rasgo.

Los resultados obtenidos en los tests de inteligencia y aptitudes pueden ser buenos
predictores de la ejecución futura del individuo en otros contextos, como se ha probado
repetidamente, por ejemplo, en el campo del rendimiento académico; pero la tarea
evaluadora con estas técnicas se quedan en el objetivo "clasificatorio y predictivo".

De tal forma se concluye en este modelo:


• que las manifestaciones externas en los tests sirven de indicadores del estado interno de
los atributos o rasgos no evaluables directamente; y que dada la estabilidad de los atributos
internos, los resultados de los tests sirven para clasificar a las personas en relación al rasgo
estudiado, y para predecir su comportamiento futuro.

• que el criterio de atributos intrapsíquicos estables es producto de la elaboración de


constructos hipotéticos, teóricos, inferidos de la observación de conductas simples Este
modelo presenta una serie de limitaciones que veremos más adelante.

El modelo psicométrico presenta dos vertientes en su desarrollo, los tests de inteligencia y


aptitudes, y los cuestionarios de personalidad. La medición de las distintas variables, en
cualquiera de estas dos vertientes, descansa sobre el mismo fundamento cuyas
características hemos señalado y que consiste en evaluar a los sujetos por una serie de
variables (rasgos o aptitudes) que se consideran estables en el individuo, por lo que se
puede predecir su conducta una vez que hemos medido esos rasgos.

El tipo de análisis de la personalidad que se hace desde el modelo psicométrico pretende


ser objetivo y molecular, siendo la "objetividad" el aspecto más resaltado por los seguidores
de este modelo. La objetividad se busca con el apoyo de las matemáticas, específicamente
en la psicometría, enfatizando los aspectos cuantitativos de la evaluación. Realmente, los
desarrollos realizados en metodología de la evaluación por este enfoque han sido
significativos y definidores de la tarea diagnóstica.

Los conceptos de fiabilidad y validez han sido y son criterios clave para juzgar a las pruebas
psicológicas.

2.3. Evaluación Individual de la Inteligencia

La evaluación de la inteligencia comienza con la publicación de la Escala Métrica de la


Inteligencia de Binet y Simon en 1905 y durante cierto período de tiempo gira en torno a
este Instrumento, de tal modo que se puede afirmar que la mayoría de los instrumentos de
evaluación de la inteligencia al uso se han elaborado como desarrollo o como alternativa a
esta escala.
Podríamos decir que la estrategia de construcción seguida por Binet y Simon fue una
estrategia racional, pues se trataba de evaluar mediante observación un conjunto de
funciones cognitivas que sus autores Consideraban demostrativas o relacionadas con la
inteligencia. El concepto implícito de inteligencia era el de capacidad global, y el test
desarrollado pertenecía al grupo que posteriormente se ha denominado “tests ómnibus”,
tests formados por diferentes tareas (que se supone requieren una habilidad global para su
resolución) seleccionadas por orden de dificultad creciente y agrupadas según criterios de
edad. En sus primeras versiones, la escala de Binet medía la inteligencia en términos de EM:
edad Mental (asignación de una puntuación, expresada en unidades de edad, por
comparación con las tareas que un niño normal de esa determinada edad ejecuta por
término medio) posteriormente éste pasó a CI (cociente intelectual) al dividir la EM por la
edad cronológica.
Mucho más tarde, Weschler introduce el CI de desviación, o sea, lo transforma en una
puntuación típica normalizada con media de 100 y desviación típica de 15, y ésta es la
unidad de medida de esa capacidad general que actualmente se sigue utilizando y que
adoptan la mayoría de los test individuales de inteligencia general.
A nivel práctico podemos señalar como diferencias más relevantes de éstos respecto de los
tests colectivos, que a continuación revisaremos, las siguientes:
 Que son de aplicación más larga y que requieren mayor adiestramiento del psicólogo
que los administre, pues se trata de aplicar tareas muy diferentes, algunas de ellas con
control de tiempo, otras con manipulación de materiales.
 Estos tests además proporcionan mayor información que los tests colectivos, pues
suelen ofrecer varios tipos de puntuaciones, perfiles de habilidades.
 Permiten la observación del sujeto durante su ejecución, puesto que cada individuo es
evaluado individualmente, por lo que se consideran más útiles para un propósito clínico.

2.4. Tests de inteligencia colectivos: inteligencia general frente a baterías de


aptitudes

El propio desarrollo de la medida en psicología hizo que en la Primera Guerra Mundial se


buscaran procedimientos colectivos de evaluación de la inteligencia y por ello surgieron los
Alfa y Beta Army Test. Inicialmente se partía del esquema existente de evaluación de la
inteligencia como una capacidad global, A nivel práctico, en la mayoría de los casos, los tests
colectivos implican un mayor grado de estructuración que los individuales, pues requieren
respuestas cerradas de opción múltiple. Por otra parte, en éstos se deja al sujeto solo frente
a la tarea hasta que termina o finaliza el tiempo concedido para realizarla y, además, se tiene
un escaso control sobre su grado de comprensión de las instrucciones; sin embargo, su uso
ha sido muy frecuente y se ha impuesto en determinados contextos.
A nivel teórico debemos señalar que los estudios de análisis factorial (años 20 ó 30)
influyeron en el desarrollo de dos posturas teóricas sobre este constructo: las teorías
monofactoriales, que mantenían la existencia de una única capacidad global, frente a las
posturas multifactoriales, que, frente a esa única habilidad general, defendían la existencia
de múltiples aptitudes independientes o factores específicos relacionados con diferentes
tipos de tareas. Algunos investigadores identificaron a esa inteligencia global con un factor
general de inteligencia: factor g, que se relacionaba con tareas no verbales de razonamiento
inductivo.
Spearman (1927) señala que los tests de razonamiento abstracto son la mejor medida de
dicho factor. La teoría de Spearman es en realidad una teoría bifactorial de la inteligencia,
pues establece que ésta estaría compuesta por dos tipos de factores: uno común a todas las
tareas, o factor g, que sería la esencia de la inteligencia, y otros factores específicos, únicos
para cada test, indicadores de una aptitud específica.
Thurstone (1938) plantea una estructura simple en la que supone que un conjunto de
aptitudes primarias diferentes influirán ampliamente en los rendimientos observados en los
tests. Cada una de estas aptitudes representa una habilidad específica, y éstas no
correlacionan entre sí, o sea, son independientes. Durante los años treinta y cuarenta
Thurstone lleva a cabo una intensa labor investigadora para dar soporte a su modelo: llega a
aislar trece factores que denomina «aptitudes mentales primarias». De éstos, los más
frecuentemente corroborados fueron: comprensión verbal, fluidez verbal, razonamiento
numérico, visualización espacial, memoria asociativa, rapidez perceptiva y razonamiento
inductivo. El conjunto de sus investigaciones le condujo a seleccionar aquellos tests que
presentaban una validez factorial más alta publicando en 1941 el PMA: Aptitudes Mentales
Primarias.
Posteriormente surge una postura integradora, representada por los modelos jerárquicos,
que cada vez fueron recibiendo mayor aceptación pues suponían la integración del modelo
de Spearman con patrones factoriales múltiples. Debemos destacar, por su influencia en
evaluación, las teorías bifactoriales de Vernon y de Raymond B. Cattell. Vernon (1950)
establece la existencia de dos factores intermedios entre g y los factores específicos que
denomina v:ed (verbal-educativo) y k:m (práctico-mecánico). Cattell (1963) adopta los
términos Gf: Inteligencia fluida y Gc: Inteligencia cristalizada. La Gf, definida como una
amplitud general de percepción de relaciones que se manifiesta en los tests libres de
influencia cultural y que está determinada por variables neurológicas (para Cattell se trataría
de una capacidad general, muy determinada por la herencia, que representaría la
inteligencia básica de un individuo); mientras que la Gc sería la resultante de la relación de
Gf con la realidad, producto de la experiencia a lo largo de la vida del individuo que se
manifiesta en tareas de comprensión y rendimiento curricular. Se trata pues de la inversión
cultural de la Gf en experiencias concretas de aprendizaje, por lo que su configuración
depende del entorno de crianza.
La teoría de Cattell es un modelo de tres niveles que une la teoría de Spearman con la de
Thurstone. Desde un punto de vista práctico, la ventaja de las pruebas desarrolladas según
este esquema es la flexibilidad de uso, pues combinan una calificación global con un perfil de
factores.
Este esquema, en sus dos primeros niveles, como ya hemos revisado, ha servido de base
para la estructura de tests de inteligencia individuales tales como los de Wechsler,
McCarthy, Reynolds o Kaufman, que establecen una medida de inteligencia general, dos
factores independientes: uno verbal y otro no verbal, o uno de procesamiento simultáneo y
otro de procesamiento sucesivo, y un perfil de habilidades específicas. En el tercer nivel de la
figura se recogen las dos alternativas de la medida de la inteligencia mediante métodos
colectivos: factor g, por un lado, y baterías de aptitudes, por otro.
Los Tests de Matrices Progresivas (Raven, Court y Raven 1988) se diseñaron principalmente
como una medida de factor g, inteligencia general entendida como razonamiento fluido. Se
trataba de una tarea perceptiva, de integración y discriminación en los ítems iniciales, y de
extracción y aplicación de reglas y realización de analogías y/o combinatorias en las
siguientes series, con unas mínimas instrucciones verbales orales que podían aplicarse de
forma individual y/o colectiva.

2.5. Tests de personalidad


La evaluación de la personalidad mediante tests aparece un poco más tarde que la
evaluación de la inteligencia, lo que implica que la teoría psicométrica clásica estaba más
desarrollada y supone que los diferentes instrumentos de evaluación de la personalidad se
elaboren en función de su base teórica y de sus objetivos. Las técnicas psicométricas de
personalidad, esto es, los tests de personalidad, surgen, como ya señalamos en el inicio,
dentro de un modelo de rasgos. Desde esta perspectiva se asume que “personalidad es lo
que permite predecir lo que una persona hará en determinada situación”. En definitiva, se
supone que el comportamiento humano puede ser ordenado y medido según unas
dimensiones “relativamente estables” denominadas “rasgos” que lo caracterizan
razonablemente bien. Respondiendo a esa conceptualización se ha desarrollado una serie de
tests que tratan de dar cuenta de la personalidad desde una perspectiva multidimensional y,
también, que han tratado de medir rasgos específicos.
Existen tres teorías factoriales clásicas de personalidad, que son las de Guilford, Cattell y
Eysenck. Las dos primeras estudian los factores primarios, mientras que Eysenck se centra en
los secundarios. Según Colom (1998), son teorías jerárquicas y congruentes entre sí.
Distinguen:
 El nivel de respuestas concretas del sujeto.
 Los hábitos de respuesta.
 Las facetas de la personalidad según los hábitos de respuesta.
 Los rasgos o factores según las facetas.
Las diferentes teorías establecen un número distinto de factores básicos de la personalidad,
aunque en relación a los factores de segundo orden presenten un mayor grado de acuerdo.
Así, Guilford estudia factores temperamentales, de los cuales establece 13 primarios y
básicos, cuatro secundarios y uno global (salud emocional). Cattell se centra en los factores
temperamentales y motivacionales y estudia su estructura, tanto en sujetos normales como
en relación con alteraciones psicopatológicas, encontrando 16 factores temperamentales
primarios en personas normales y 12 relacionados con perfiles psicopatológicos, de los
cuales siete se relacionan con depresión y cinco son clínicos clásicos. Encuentra además
ocho factores secundarios comunes.
Eysenck se centra en los tres superfactores, que forman su sistema PEN: psicoticismo,
extraversión y neuroticismo, que constituyen dimensiones esenciales para describir la
personalidad.
Posteriormente se ha desarrollado la teoría de los Big Five (Tupes – Mc. Gra): «Cinco
grandes», una taxonomía que procede del análisis de los términos que las personas usan en
su lenguaje para describirse a sí mismas y a los semejantes y que es aceptada por un
considerable número de investigadores, pues incluye organizadamente las dimensiones
principales en las que todo el mundo está de acuerdo desligadas de posiciones teóricas
clásicas (Colom, 1998). Según esta aproximación, los términos propios del lenguaje que
hacen referencia a características de personas pueden utilizarse para establecer una
taxonomía de la personalidad, y diversos trabajos establecen cinco factores, tanto si es el
propio individuo el que contesta como si lo hace una persona próxima a él. Estos cinco
factores serían: extraversión, cordialidad o afabilidad, meticulosidad o tesón, estabilidad
emocional y apertura a la experiencia. Cada uno de ellos está a su vez definido por seis
escalas bipolares y muestra estabilidad a lo largo de la vida de los individuos.

3. Test proyectivos

Las técnicas proyectivas deben su nombre al término proyección, introducido por Freud en
1894, que luego en 1896 con su obra Las Neuropsicosis, acuñó el concepto de proyección
como mecanismo de defensa.

Más tarde, en su obra Tótem y Tabú, Freud amplia nuevamente su concepto de proyección,
a condiciones no patológicas. En esta oportunidad considera la proyección como un
mecanismo por el cual percepciones internas, provocadas por procesos ideacionales y
emocionales conscientes, son proyectadas en el mundo exterior. A pesar de la fecha en que
Freud introduce el término proyección, no es hasta 1939 en que las técnicas que hoy día
son denominadas como proyectivas reciben ese nombre. El psicólogo norteamericano L. K.
Frank (1939) es quien elige el término de técnicas proyectivas para aquellas pruebas cuyo
estímulo es ambiguo o de poca estructuración y da libertad de respuesta al sujeto sin que la
persona sea del todo consciente del objetivo que se persigue con dicha evaluación; lo que
permite, de este modo, que a través de la respuesta, se pongan de manifiesto, o se
proyecten al exterior, los estilos básicos de personalidad del sujeto y los estados transitorios
por los que atraviesa. Es importante resaltar que Frank utiliza el término "proyección" en el
sentido amplio del concepto dado por Freud.

Para la fecha en que Frank denomina a este tipo de pruebas como proyectivas ya eran
conocidas algunas técnicas cuyas características se ajustaban a dicha descripción, como:

• Técnica de asociación de palabras de Jung, que aparece en 1905.


• Test de las manchas de tinta de Hemann Rorschach, en 1921.
• Test de apercepción temática, el conocido TAT de Murria, de 1938.

Rapaport (1959) afirma que cuando se utiliza el concepto de proyección, hablando de test
proyectivos, se habla en realidad de exteriorización y no de mecanismo de defensa, expresa
que lo que se entiende por proyección es lo que Frank formuló al decir: "Cada individuo tiene
un mundo privado que está estructurado de acuerdo con los principios organizativos de su
personalidad y los test proyectivos estudian estos principios organizativos, induciendo al
sujeto a ponerlos de manifiesto utilizando un material no estructurado, que el sujeto
incorpora a su mundo privado".

Las técnicas proyectivas fueron definidas por Lindzey (1961) como instrumentos
especialmente sensibles para revelar aspectos inconscientes de la persona que provocan
una amplia variedad de respuestas subjetivas; son altamente multidimensionales y
evocadores de datos inusualmente ricos con un mínimo de conocimiento por parte del sujeto
del objetivo del test. Generalmente, el material estimular presentado es ambiguo, provoca la
imaginación del sujeto, de él no se derivan respuestas correctas o incorrectas y su
interpretación depende de un análisis global.

Los autores explican cómo Freud a lo largo de su obra fue desarrollando una serie de
conceptualizaciones del funcionamiento psíquico, creando así diferentes modelos de la
mente. Freud pasó de una teoría y su correspondiente modelo de la mente a otra teoría con
un modelo cada vez más complejo. Sin embargo Freud no descartaba sus conceptos
anteriores, por el contrario, señalaba muy certeramente cómo un conjunto de conceptos que
implican un modelo que servía para entender un conjunto de datos, mientras que para otros
datos se requería de un modelo nuevo o distinto. Tal situación es lo que se de-nomina
principio de "complementariedad teórica". Lógicamente este principio puede operar en tanto
no existan contradicciones entre las teorías.

Durante décadas, las técnicas proyectivas han sido procedimientos de recogida de


información prioritariamente útiles desde el enfoque dinámico, dado que las características
del material estimular empleado por todas ellas, relativas a la estructuración y ambigüedad,
sirven al propósito del análisis del mundo inconsciente del sujeto. No obstante, también han
mostrado utilidad a la hora de evaluar otros aspectos del mundo cognitivo y afectivo de los
sujetos que pueden servir de indicadores para el diagnóstico o la descripción. Así, podemos
decir, en líneas generales, que estas técnicas suponen un medio de amplificación a la hora
de «observar» atributos internos. Así, Fiske (1971) señala que las técnicas proyectivas han
de ser consideradas procedimientos de observación en los que, a través de un material
tipificado, el evaluador solicita una variedad de respuestas que se supone son expresión del
mundo subjetivo de las personas. En este mismo sentido, Cattell (1966) clasifica las técnicas
proyectivas como test objetivos de percepción errónea a través de los cuales se pretende
sondear bien la dinámica de la personalidad, bien procesos cognitivos y afectivos del sujeto
en exploración, a través de la amplificación y registro de respuestas que se suponen
relacionadas con tales estructuras o procesos internos. En definitiva, desde principios de los
setenta los supuestos teóricos y los procedimientos se han ido separando, en el sentido
señalado por Ainsworth (1971) de que las técnicas proyectivas suponen la observación del
individuo mediante tareas estandarizadas, lo que ha permitido conceptualizarlas como
instrumentos de generación de datos, u observaciones que pueden ser analizadas desde
distintos marcos teóricos y a distintos niveles de inferencia (Weiner, 1995). Como métodos
indirectos, ofrecen ciertas ventajas de cara a la evaluación de los trastornos de personalidad
(Petot, 2000), especialmente en aquellos trastornos en los que más frecuentemente se
observan sesgos de respuestas como la simulación consciente o inconsciente. Por lo tanto
las técnicas proyectivas han sido las más importantes representantes y exponentes de la
evaluación psicológica. A partir de los años sesenta comienza a producirse una abundante
crítica de estos procedimientos, fundamentalmente debida a los resultados negativos de las
investigaciones básicas realizadas. No obstante, tal vez por inercia, tal vez por interés
práctico, las técnicas proyectivas se siguen empleando en la actualidad; es decir, a pesar de
tales críticas existe evidencia empírica de que su utilización no ha decrecido. Citemos
algunos ejemplos de su importancia que justifican su inclusión aquí. En los setenta Gardfield
y Kurtz (1973) pusieron de manifiesto que tanto el Rorschach como el TAT, completamiento
de frases y técnicas proyectivas gráficas, eran los instrumentos más utilizados por los
psicólogos clínicos americanos, y Weiner (1972) sostenía que no estaban sufriendo el
declive supuesto, conclusiones ratificadas por la amplia encuesta realizada por Wade,
Baker, Morton y Baker (1978). Los datos disponibles sobre nuestro país (véase Fernández-
Ballesteros, 1994) mostraron que una técnica proyectiva, el Rorschach, era la tercera
técnica más utilizada por los psicólogos españoles, y el TAT era usado por una mayoría de
evaluadores (Fernández-Ballesteros, 1991).

Las técnicas proyectivas han sido desarrolladas, en su mayoría, desde un marco conceptual
psicodinámico. Teóricamente se parte de que el material de prueba, con un mínimo de
estructura y/o instrucción provoca la proyección del mundo interno del sujeto. Como se
sabe, el término «proyección» fue introducido originalmente por Freud para conceptualizar
un mecanismo de defensa patológico frente a la ansiedad y la culpa subyacentes, según él,
a los trastornos paranoides. Posteriormente, en sucesivos escritos, Freud amplía tal
concepto a otras condiciones no patológicas, siendo definido como el dinamismo por el cual
percepciones internas provocadas por procesos ideacionales y emocionales son
proyectadas en el mundo exterior.
Actualmente, Silva (2003) designa con estos términos al conjunto de instrumentos cuyo
objetivo es describir y caracterizar la personalidad.

Las técnicas proyectivas parten de que:


• Existe una estructura básica y estable de personalidad. Tal estructura está integrada
por ciertas dimensiones o rasgos que se encuentran organizados en forma idiosincrásica.
Las respuestas de los sujetos a estas técnicas permiten explorar esa estructura.
• Facilitan alcanzar distintos niveles de profundidad en el análisis de la estructura de la
personalidad.
• Permiten establecer una relación entre el producto de la ejecución en las pruebas y
lo inobservable de la estructura de la personalidad. El análisis de la estructura de la
personalidad obtenida de esta forma permitirá la predicción del comportamiento.
• Toda respuesta ante el material proyectivo no es casual, sino que es significativa y
será entendida como un signo de la personalidad del sujeto.

Características y tipos de técnicas proyectivas:

1. Desde las técnicas proyectivas, se parte de que el sujeto cuenta con una estructura
básica y estable de la personalidad. Tal estructura está integrada por ciertas dimensiones,
rasgos o construcciones organizados de forma idiosincrática en cada sujeto. Las respuestas
de los sujetos ante las técnicas proyectivas permitirán la exploración de tal estructura.
2. La organización de la estructura de la personalidad hace necesarios distintos niveles
de profundidad en su análisis. Así, mientras que algunas técnicas como el Rorschach
permiten ahondar en los aspectos estructurales de la personalidad, otras, como por ejemplo
el TAT, analizarían aspectos más periféricos y, por tanto, influenciables por la situación.
3. Existe una relación entre los inobservables que integran la estructura de la
personalidad y las manifestaciones conductuales de los sujetos, por lo que el análisis de la
estructura de la personalidad, a través de estas manifestaciones, permitirá la predicción del
comportamiento.
4. Toda respuesta ante el material proyectivo no es casual, sino significativa, y será
entendida como un signo de la personalidad del sujeto.
5. Cuanto más ambiguas sean las propiedades de los estímulos de una técnica
proyectiva, tanto más reflejarán la personalidad, las respuestas ante ellos.
6. El sujeto no es consciente de la relación entre sus respuestas y su mundo interno y
es difícil que pueda falsear sus respuestas, por lo que estas técnicas pueden ser
consideradas enmascaradas e involuntarias.
7. El análisis al que son sometidas las respuestas de los sujetos a las técnicas
proyectivas ha de ser fundamentalmente cualitativo y global.
A pesar de que éstos son los supuestos básicos característicos de las técnicas proyectivas,
éstas no suponen un grupo homogéneo de procedimientos. Como señala Semenoff (1973),
tanto los estímulos como las operaciones que requieren difieren enormemente. Así, el
material de prueba puede ser verbal (oral o escrito), visual o manipulativo y, así, también, las
operaciones que han de efectuar los sujetos en función de la consigna que se les da son de
asociación, de interpretación, de manipulación o de elección. En todo caso, a nuestro juicio,
estas diferencias no conllevan criterios aptos a la hora de clasificar la variedad de técnicas
proyectivas existentes. En primer lugar porque el material, según las hipótesis proyectivas,
no es de importancia sustancial; y en segundo lugar porque resulta prácticamente imposible
diferenciar el tipo de operación que el sujeto realiza a la hora de efectuar una técnica
proyectiva.

Tipos de test proyectivos

a. Estructurales: son aquellas técnicas que presentan al sujeto un material visual, de


escasa estructuración y él debe estructurar, ese material, diciendo "qué es lo que ve"
por ejemplo el Rorschach.
b. Temáticas: son técnicas que presentan, al sujeto, el material visual con distintos
grados de estructuración de contenido humano o parahumano y el sujeto debe narrar
una historia estructurando de ese modo el contenido de dicho material. Ejemplo de
técnica temática es el TAT de Murray.
c. Constructivas: son técnicas en que se entrega al sujeto material de construcción, él
debe organizarlo y construir algo de acuerdo a la consigna dada, ejemplo el Test de
la Casa Aberastury.
d. Expresivas: técnicas en las cuales se da al sujeto la consigna verbal o escrita de
dibujar una/s figura/s. Ejemplo son el test de la figura humana, y el test de la familia.
e. Asociativas: técnicas en que se da al sujeto una consigna, verbal o escrita. El sujeto
debe expresar, de forma verbal o escrita, sus asociaciones frente a palabras, frases
o cuentos, ejemplo de ello son las frases incompletas de Rotter.

3.1. Perspectivas de futuro de las técnicas proyectivas

Márquez, Vizcarro y Fernández Ballesteros, 2004), las predicciones pesimistas se apoyan


habitualmente en la incongruencia de los datos que unos expertos «leales» a las técnicas—
y otros investigadores críticos aportan. Ante tal estado, ha sido frecuente la expectativa de la
progresiva desaparición de estas técnicas, hecho que hasta el momento no se ha cumplido,
como las reclamaciones de desarrollos conceptuales y alternativas metodológicas más
ajustadas y eficaces, que tampoco han llegado a producirse a plena satisfacción de todos.

Sin lugar a dudas, se ha realizado un esfuerzo continuado. Tanto desde el enfoque E-R
como desde la perspectiva gestáltica se intentó un minucioso estudio de las variables
estimulares de las técnicas proyectivas (Epstein, 1966), y en años sucesivos, desde estas
mismas perspectivas, se ha seguido justificando la necesidad de especificación de los
estímulos en aras de una mejor capacidad predictiva de los mismos.

Desde la perspectiva cognitiva conductual (Meichenbaum, 1977), se ha pretendido el


análisis de variables internas cognitivas con vistas a su análisis funcional y posterior
modificación. El interés quedaba centrado en cómo un sujeto resuelve determinados
problemas que le son presentados por medio de estímulos visuales o verbales (en forma de
historia) y qué permite predecir la ejecución de estas tareas. De este planteamiento han
surgido una serie de técnicas con el fin de evaluar las habilidades cognitivas en la resolución
de problemas interpersonales.

Los trabajos de Holtzman sobre series de manchas de tinta y, de manera destacada, el


trabajo de Exner (2001), consolidando una vía de estandarización del Rorschach, han
impulsado extraordinariamente el estudio de la fiabilidad y validez de la prueba que, como
se ha expuesto anteriormente, sigue arrojando datos contradictorios sobre los que se
mantienen posturas enfrentadas. No obstante, de esta línea de trabajo se han derivado
algunas consecuencias de indiscutible importancia, entre las que destacan la separación
entre valoración e interpretación, la selección de criterios de validación extraídos de modelos
sobre la personalidad y de las clasificaciones diagnósticas aceptadas internacionalmente y
la implantación progresiva del empleo de metodologías rigurosas en la comunicación de
resultados. Adicionalmente, las conclusiones y propuestas, relativamente unificadoras, han
quedado recogidas por Meyer y Archer (2001) en el sentido de insistir en el rigor
metodológico, proponiendo la utilización de procedimientos estadísticos innovadores.

Anderson, H. H. y Anderson, G. L. (1966). Técnicas proyectivas del diagnóstico psicológico,


México: Rialp.

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