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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez
Núcleo Ciudad Bolívar

Evolución de la Economía
de Venezuela En el Siglo
XX

Facilitadora: Participante:

Peralta Michelangeli
Jose Carlos
C.I.: 30304457

Ciudad Bolívar
Junio del 2021
Introducción
El hombre, a través de sus diferentes etapas de desarrollo intelectual, siempre ha
estado inmerso en la búsqueda de las mejores herramientas que le permitan el correcto
desarrollo de sus actividades socioeconómicas.

En este orden de ideas, la historia nos muestra que las personas naturales y jurídicas
siempre se han interesado y esforzado para obtener información intelectual, económica
y financiera sobre nuestro pasado, es decir, se enfocan en la búsqueda de las bases que
ayudaron a forjar lo que hoy conocemos como economía.

Debido a nuestro contexto sociocultural, se puede afirmar que la evolución de


nuestra economía ha pasado por un largo proceso de formación y gestión de ideales. De
hecho, algo que debemos tener en cuenta antes de siquiera entrar en el tema, es que
desde la llegada de los españoles y durante la época colonial , las principales actividades
económica de Venezuela estuvieron siempre ligadas a la agricultura , el cultivo de café
y cacao , y la explotación o búsqueda de minerales y perlas preciosas.

Ahora bien, como nos enfocamos en un solo periodo de tiempo, se debe saber que
las transformaciones políticas venezolanas en el siglo XX estuvieron asociadas a la
dinámica de la industria petrolera y a las mutaciones monetarias y financieras en el
ámbito internacional y nacional.

Por todo lo anterior, conocer algunos de los acontecimientos económicos más


importantes del pasado siglo, nos daría una perspectiva muy amplia de los diferente
contextos e ideales que ayudaron a la formación de las mismas, razón or la cual la
realización de este trabajo.
¿Cómo evoluciono la Economía de Venezuela
en el siglo XX?
Lo primero que debemos saber que con la entrada del siglo XX comenzó una era de
grandes cambios sociales, económicos y políticos; por ende desde la post-independencia
hasta 1902 se marcaron las bases para dichos cambios. El fin de la guerra de
independencia trajo como consecuencias, entre otras, la ampliación de la dirigencia
criolla. Dentro de la misma lograron insertarse algunos blancos, antes marginados y
unos pocos pardos, antes excluidos, cuyos flamantes pergaminos probatorios de su
ascenso social fueron obtenidos como premio de sus actuaciones en la milicia.

De hecho, ganar vastas posesiones de tierras confería señorío a la gesta guerrera.


José Antonio Páez y los hermanos Monagas fueron terrófagos, no salteadores de arcas.
El período de los gobiernos liberales, sin contar el breve período de los gobiernos
conservadores de Julián Castro y Páez (de 1858 a 1863), puede ser mejor comprendido
si se distinguen en él dos momentos desde el punto de vista de la economía: el primero,
de consolidación del latifundio y la guerra federal, entre 1848 y 1864,
aproximadamente, el segundo, de modernización con deudas, que se extiende hasta
1928, en el cual se destacan los problemas relacionados con el financiamiento externo y
el cobro compulsivo de la deuda.

A raíz de todo lo anterior, Venezuela nació a la vida republicana con grandes


problemas fiscales derivados de una costosa guerra independentista. Las continuas
guerras civiles o levantamientos armados aumentaron sus deudas y convirtieron al país
en un deudor crónico y moroso, como lo llamó Rodríguez Campos (1977), que carecía
de crédito y que era objeto de continuas reclamaciones de indemnización, algunas veces
no fundamentadas, pero que fueron fuente de amenazas internacionales.

Ahora bien, la crisis de 1902 fue el resultado de esta situación. A principios del siglo
XX, la deuda total del país más su servicio, superaba en más de diez veces los ingresos
fiscales de la nación, e incapacitó al gobierno para cancelarla. Todo eso llevó al bloqueo
del país en diciembre de 1902, que se manifestó en la captura y la destrucción de la
marina de guerra, en el control de las costas y los puertos venezolanos por la alianza
europea, concretamente anglogermana. La inestabilidad política representada por la
Revolución Libertadora, comandada por el banquero y comerciante Manuel Antonio
Matos, contribuyó, además, a profundizar los efectos de la enorme crisis que conmovió
al país.

Siguiendo con lo anterior, se debe aclarar que al finalizar el año 1902, con los barcos
de guerra emplazados en La Guaira, la deuda externa total de Venezuela ascendía a
155.411.296 bolívares. Los abusivos requerimientos superaban a ésta: 186.558.150
bolívares; después de algunos ajustes y negociaciones los gobiernos demandantes la
redujeron al límite aceptable.

Con la gestión mediadora de Estados Unidos se llegó a un acuerdo expresado en los


Protocolos de Washington. Suscritos éstos, el gobierno venezolano, con recursos de
impuestos adicionales, comenzó a cumplir sus compromisos de pago y el bloqueo fue
levantado. Las reclamaciones se terminaron de pagar en 1913 y en 1930 la deuda se
canceló en su totalidad durante el mandato del general Juan Vicente Gómez.
Debemos saber que en este periodo de tiempo hubieron dos crisis que no iniciaron
aquí en Venezuela, pero que sus repercusiones si llegaron a afectar la economía de
nuestro país:

 Primero, llega la crisis de 1909, que, bajo la forma de una crisis de


sobreproducción, afectó especialmente a los Estados Unidos, Inglaterra y
Alemania, y que se reflejó en una disminución importante de los beneficios
industriales y la quiebra de algunos bancos, repercutió sobre la economía
agroexportadora venezolana.

 Un poco después, llega la crisis de 1912, como consecuencia de la guerra de los


Balcanes, produjo el pánico en las bolsas de Berlín, Londres y Nueva York, y
fue seguida de una profunda depresión industrial y un gran paro obrero, hasta la
llegada de la recuperación en 1914, cuando se establece una economía
prácticamente de guerra. Esta crisis deprimió la economía de los países
productores de materias primas y alimentos, entre ellas la de Venezuela.

Cambiando un poco el contexto económico, se debe hacer énfasis en lo que durante


muchos años ha sido la principal materia comercial venezolana: el Petróleo. Este se
estudia en Venezuela como un conjunto de acontecimientos Político-Económicos que
surgen a partir de 1908. A pesar de que el Petróleo era ya conocido por los Indígenas, su
explotación se inicia en el año 1878 con la formación de compañía Petrolea del Táchira,
la cual construyó una pequeña refinería con cupo para quince barriles al día.

De hecho, es en 1914 cuando comienza el auge del petróleo en Venezuela, es decir,


comienza su explotación en gran escala con el Gobierno Dictatorial del General Juan
Vicente Gómez y es a partir de este Gobierno y hasta la actualidad que se profundizará
nuestro estudio para determinar la evolución del petróleo en Venezuela y la incidencia
que tuvo cada gobernante de nuestro país en el mismo.

En un inicio, después de la negligente e ineficiente gestión de Cipriano Castro, Juan


Vicente Gómez (1908-1935), reafirmó el vínculo con las potencias extranjeras
insertándose plenamente en el sistema capitalista mundial, obtuvo el tutelaje de los
Estados Unidos, pagó la deuda externa, hizo del ejercito modernizado su guardia
pretoriana que aniquiló los remanentes caudillistas e impuso paz de cementerio sobre un
país fatigado de guerras, motines y desorden.

Esto quiere decir, que con el orden de las armas atrajo y protegió las inversiones
extranjeras sedientas de petróleo y con sus réditos mejoró y amplió la infraestructura del
país. Suprimió los impuestos a la exportación del café, cacao y cueros, vigentes desde
1903; además, suprimió también el impuesto de guerra que gravaba las importaciones
en un 30%; asimismo, normalizó el comercio exterior, severamente entorpecido por la
gestión internacional de Castro; de igual forma suprimió los monopolios para la venta
de varios artículos como el tabaco y los géneros de lujo.

Puesto que en torno al negocio de las concesiones petroleras, de las industrias y


comercios que se establecieron al calor de la corrupción y el compadrazgo y de las
expoliaciones de tierras, la vieja clase dominante criolla se perfiló como burguesía, cuya
actitud ante el dictador fue generalmente servil. Gómez, campesino pero astuto, tuvo la
inteligencia de encargar la Hacienda Pública y la Administración del Estado a los
personajes que pudo reclutar para ello, esmerándose en contratar a aquellos bien
preparados para tales menesteres y haciendo capacitar en la marcha a quienes habían de
sucederlos.

Por ende, su gobierno se convirtió así en la bisagra articuladora entre un pasado


agrícola, cerril, latinoamericanamente decimonónico y la Venezuela abierta a la
modernidad que Guzmán Blanco soñó, pero que no pudo consolidar.

A partir de 1928 la economía cambió dramáticamente. El petróleo pasó a ocupar el


primerísimo lugar en las exportaciones con un 85%, el café bajó a un escueto 10%, el
cacao al 2%, el ganado al 1%, el oro, al 1,5%; Venezuela se convirtió de este modo en
un país abrumadoramente petrolero. Entre 1917 y 1926 la exportación petrolera se
incrementó 300 veces, mientras las exportaciones agropecuarias permanecían en el
mismo nivel o decrecían.

Como consecuencia, entre la década de 1920-1930, gracias a la creciente explotación


petrolera, la balanza comercial, fue ampliamente positiva, a pesar del fuerte aumento de
las importaciones. El gobierno fue pagando religiosamente el capital y los intereses de
la deuda de modo que en 1929 se había reducido a Bs. 29.249.416.

Se debe saber que este fue un periodo de Dictadura, en el cual además de Juan
Vicente Gómez, figuraron:

 El general Eleazar López Contreras, quién es designado para terminar el período


presidencial que vence el 19 de abril de 1936. El 25 de abril el Congreso
Nacional lo elegirá para el período 1936-1943.

 Isaías Medina Angarita, ministro de Guerra y Marina de López Contreras, es


elegido Presidente de la República por el congreso el 28 de abril de 1941, por un
período de cinco años. Sorprende a muchos al asumir un estilo civilista y de
apertura democrática.

 El General Marcos Pérez Jiménez, el cual inicia su mandato el 19 de abril de


1952. El breve período en el que gobernó el General Pérez Jiménez se vio
marcado por un alto índice de prosperidad económica, producto de los ingresos
petroleros y el inicio del proceso de intentar diversificar la economía
venezolana, por lo que se inició una masiva ola de obras públicas que
modernizaron en gran medida el medio físico del país.

A partir de 1958, después del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, se intentó


reorientar a la economía venezolana hacia un proceso de industrialización sustitutiva de
importaciones. De 1958 a 1973, el Producto territorial bruto (PTB) creció en un
promedio anual de 5,4%, consecuencia del relativo estancamiento de los ingresos por
exportaciones, los cuales se mantienen en unos US $ 2.550.000.000, en virtud de la
debilidad del mercado petrolero mundial.

En éste período, la economía del país continuó descansando en la explotación de sus


recursos naturales (petróleo y hierro), que generaba, en 1973, un 23,2% del PTB, un
70% de los ingresos ordinarios del Estado y un 93% de los ingresos por exportación. De
hecho, una nueva Ley de Reforma Agraria es promulgada en 1960, pero su aplicación
no logra impulsar un crecimiento dinámico del sector agrícola, el cual apenas logra
sobrepasar el 6% del producto territorial bruto.

En 1961, con la aprobación de la Constitución Nacional, se acentúa la intervención


del Estado en todas las áreas de la economía, se nacionalizó el hierro y el petróleo, se
respeta la propiedad, es cierto, se alientan las inversiones privadas nacionales y
extranjeras y se encuadra toda la actividad económica y comercial dentro de los
preceptos del capitalismo pero con una profunda intervención del Estado.

Durante este periodo de tiempo, llega la crisis de 1959-63. Una vez depuesta la
dictadura de Pérez Jiménez en 1953, el gobierno venezolano tomó una serie de medidas
de índole social, las que unidas al inestable ambiente político existente (como
consecuencia de sublevaciones militares y de la subversión guerrillera), ocasionaron una
crisis económica, que afectó particularmente a la industria de la construcción, uno de los
sectores más activos y fuente generadora de empleo.

En esa época el gobierno intervino activamente en la actividad petrolera, con su


política de no otorgamiento de nuevas concesiones petroleras, la creación de la empresa
estatal CVP y su decisiva participación en la creación de la OPEP.

Las empresas petroleras extranjeras, sintiéndose amenazadas por el aumento del


Impuesto sobre la Renta y la anulación de las concesiones petroleras recibidas durante
el periodo perezjimenista, redujeron sensiblemente el ritmo de sus actividades de
exploración y perforación. De esta manera se redujo drásticamente la inversión bruta de
la industria petrolera.

Ahora bien, con el propósito de paliar los efectos de la crisis, el gobierno, con el
apoyo del llamado Pacto de Punto Fijo, decidió aumentar el nivel del gasto público,
especialmente de los gastos corrientes, incrementó la presión tributaria y recurrió de
más en más al crédito público. Todo ello se concretó en una gestión fiscal ampliamente
deficitaria.

De hecho, las reservas internacionales que alcanzaban, a finales de 1957, 1.396


millones de US dólares, se situaron en 1962 en 583 millones y se agudizó la salida de
divisas por una violenta fuga de capitales. El gobierno, para contrarrestar la salida de
divisas, estableció en noviembre de 1960 un régimen de control de cambios, que se hizo
más severo en 1961.

A partir de 1962 la economía comienza a recuperarse, observándose un saldo


positivo en la balanza de pagos, la estabilización del tipo de cambio en el mercado libre
y el aumento progresivo de las reservas internacionales. En enero de 1964 se eliminó el
control de cambio y se formalizó la devaluación del bolívar, con un tipo de cambio libre
a razón de 4.50 Bs./Us $.

Para esta época se acelera el proceso de urbanización de la población: en 1970, la


población urbana representa más del 75% del total. Para 1972, el sector primario de la
economía emplea un 20% de la población activa; el secundario un 28% y el terciario el
52% restante.
El período considerado sentó las bases de una renovada modernización del país,
reanudando el sector público sus intentos de participación en la actividad productiva,
principalmente a través de SIDOR, de la Corporación Venezolana del Petróleo y de la
industria petroquímica en sus plantas de Morón y El Tablazo.

Durante este mismo periodo, se dio lo que hoy se conoce como la crisis energética de
1973. Debemos saber que a partir de 1970 el precio del barril de petróleo comenzó un
formidable ascenso, por el aumento del consumo mundial de petróleo. A este aumento
se unió el estallido de la cuarta guerra árabe israelí produciendo aumentos aún mayores
del petróleo.

A finales de 1973 la economía estadounidense entró en una profunda recesión,


manifestada por la persistencia de los déficits en la balanza de pagos y su incidencia
sobre el sistema monetario, con sus consiguientes consecuencias sobre el nivel de la
producción industrial y el desempleo. Esa depresión se tradujo en Venezuela en la
disminución de la producción y la exportación de petróleo. Pero el aumento de los
precios mundiales del crudo, que aumentó los ingresos fiscales del país, evitó que la
crisis mundial repercutiera negativamente sobre la economía nacional.

A fines de 1973, como consecuencia de la enorme influencia de la Organización de


Países Exportadores de Petróleo (OPEP), aumentaron sustancialmente los precios
mundiales del petróleo. En los años siguientes, hasta mediados de 1981, se efectuaron
otros aumentos de precios. El alza del petróleo dio lugar a una expansión considerable y
sostenida del ingreso fiscal en Venezuela y permitió la reducción de la producción de
crudo en un 40%.

La expansión fiscal, entre 1973 y 1982, fue del orden de 600%. Parte de ese ingreso
fue ahorrado a través del Fondo de Inversiones de Venezuela pero la mayor parte fue
gastada, ocasionándose así una expansión acelerada de las magnitudes económicas,
financieras y monetarias, y también el resurgimiento de presiones inflacionarias.

No obstante, los ambiciosos programas gubernamentales del período 1974-1978


requirieron para su financiamiento global la utilización del crédito público, de tal modo
que la deuda oficial registrada y autorizada creció fuertemente, hasta colocarse, al cierre
de 1978, en un equivalente de US $ 15.000.000.000 la externa, y en Bs. 20.000.000.000
la interna.

Ahora bien, entre 1974 y 1975, el Gobierno nacional decretó la reserva al Estado de
la industria petrolera y de la minería de hierro, hasta entonces explotadas por capital
extranjero. Como consecuencia de ese decreto, fueron expropiados los activos reales de
las compañías concesionarias en el país y revirtieron a la nación las concesiones
vigentes para ese momento.

De hecho, la explotación de hidrocarburos en todas sus fases (desde la exploración


hasta la venta de crudos y productos en los mercados interno e internacional) pasó a ser
potestad exclusiva del Estado, que la realiza a través de un conjunto de empresas
operadoras con una casa matriz denominada Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA).

Sin embargo, las ex concesionarias mantuvieron, por algún tiempo, su vinculación


con la actividad petrolera venezolana mediante convenios de comercialización
internacional y de suministros tecnológicos, los cuales se modificaron paulatinamente
para reducir la dependencia con respecto a aquéllas, y desarrollar con autonomía las
operaciones convencionales así como las de investigación tecnológica. El fin del Boom
petrolero y su impacto en la economía venezolana durante los años Ochenta.

De ahí que, en 1979, con el nuevo gobierno constitucional encabezado por el Dr.
Luis Herrera Campins, la política económica se modificó, orientándose a un reajuste del
gasto público y de otras dimensiones de la economía implementándose políticas
tendientes a lograr la liberación de los precios de un gran número de artículos. El
ingreso obtenido por la exportación de hidrocarburos alcanzó durante el período 1980-
1981 a un promedio anual de US $ 18.000.000.000. Ello permitió realizar una
importación de bienes y servicios del orden de US $ 13.000.000.000 anuales y acumular
reservas internacionales que se situaron, al cierre de 1981, en US $ 8.600.000.000.

Por ende, el mercado interno de hidrocarburos estuvo ampliándose esos años,


principalmente en virtud del subsidio de que gozó por parte del Estado venezolano. La
actividad económica interna se debilitó notablemente; la rama más deprimida fue la de
la construcción, lo que afectó desfavorablemente a otras ramas vinculadas con ésta.

Debemos saber, que esta tendencia que comienza a revertirse a partir de 1980 con la
privatización de algunas empresas comerciales productivas, mineras y de
comunicaciones que hace que éstas se modernicen y se sitúen a la par de sus
competidores latinoamericanos y mundiales. No obstante, el ingreso petrolero nacional
mostró aumentos significativos hasta 1982; la producción petrolera no manifiesta el
mismo impulso y pierde su lugar prominente entre los primeros productores mundiales.

Un poco más tarde, el bolívar comienza a perder su valor monetario y a disminuir su


poder adquisitivo frente a las demás monedas y en 1983 comienzan períodos de
devaluaciones sucesivas y controles de cambio que subsisten hasta nuestros días.

En los años posteriores a 1982 la agricultura y la industria manufacturera acusaron


oscilaciones sensibles en sus niveles de actividad, pero con tendencia positiva,
tendencia que se mantuvo hasta 1989, pues en ese año se produjo fuerte reajuste general
de la economía, con el cual esas actividades sufrieron una considerable contracción. La
importación de bienes y servicios fue aumentando durante la década de 1980 y primeros
años de la de 1990, con la excepción de 1989 cuando, como todas las variables
macroeconómicas, acusó un considerable descenso.

En 1983, año significativo en la evolución económica venezolana, el Gobierno


decretó una modificación importante del régimen cambiario: se sujetó a control el
ingreso y el egreso de divisas y se fijaron tipos diferenciales de cambios aplicables a
diferentes transacciones corrientes y de capital, dándose prioridad a las importaciones
consideradas esenciales para la producción y el consumo, al servicio de la deuda externa
y transferencia para becas de estudios, entre otras necesidades.

Un poco más tarde, en 1986 la caída de los precios del petróleo fue casi vertical, en
una proporción superior al 100%, hecho que debió reflejarse en la economía bajo la
forma de una contracción más acentuada que la de años anteriores, ante la cual el
Gobierno adoptó una política de estabilización de la actividad económica, mediante la
expansión del gasto público y el estímulo al empleo laboral, de tal manera que en el año
considerado el producto interno bruto aumentó en una proporción de 5% y la tasa de
desempleo bajó a 10%.

Desde luego, esa expansión fue financiada con reservas fiscales y monetarias. La
importación de bienes aumentó en un 6%, mientras la exportación se redujo en un 39%.
Las reservas internacionales del país disminuyeron en US $ 3.892.000.000, situándose
al cierre de 1986 en US $ 12.800.000.000.

Ahora bien, la etapa comprendida entre 1989 y 1993 se caracteriza por un cambio
importante de la política económica oficial, en el sentido de la promoción de una
economía liberal de mercado: se liberan los mercados de divisas, bienes, dinero y
factores productivos; el Gobierno suprime numerosos controles y mecanismos de
regulación e intervención en la actividad económica, reduce subsidios, implanta un
programa de reducción arancelaria aduanera, se decide la privatización de empresas del
Estado, con la excepción de las consideradas básicas y estratégicas, como la del petróleo
y la electrificación del Caroní. Todo esto se orienta al desarrollo de las fuerzas
económicas privadas con la menor intervención oficial.

Por lo mismo y para fortalecer la balanza de pagos y las reservas monetarias del
país, así como también para propiciar un nuevo refinanciamiento de la deuda externa
con los acreedores, el Gobierno se compromete con el Fondo Monetario Internacional
en una carta de intención a efectuar las medidas necesarias para el ajuste
macroeconómico, la estabilización monetaria cambiaria y de precios y la conversión de
la economía mixta o intervenida en una economía abierta del mercado.

Por ende, esta transición a una nueva dinámica económica no se efectuó sin traumas
sociales: manifestaciones violentas de inconformidad popular tuvieron lugar a fines de
febrero de 1989 y el índice de conflicto laboral ascendió durante el año. Ramas de la
producción agrícola y manufacturera sufrieron quebrantos, el consumo se contrajo en
una proporción considerable en términos reales. Fue un año de crisis, reajuste y
transición, a consecuencia del tratamiento de “choque” que se aplicó entonces.

En el período 1990-1993, en que se procuró por parte del Gobierno el desarrollo de


una economía liberal de mercado, la coyuntura económica fue afectada por diferentes
contingencias. En 1990 el producto interno bruto creció a la tasa de 6,5%; en 1991 el
crecimiento fue de 10,4% y en 1992 de 6,8%; pero en 1993 el PIB registra un descenso
del orden del 2%. En 1990 la guerra del golfo Pérsico permitió una recuperación
considerable de los precios del petróleo, lo que contribuyó a la reactivación de la
economía a través del gasto público; el ingreso extraordinario de divisas como resultado
de ese suceso fue de aproximadamente US $ 4.000.000.000.

Por ende, el gobierno del Presidente Caldera, electo en diciembre de 1993, también
confrontó serias dificultades, fundamentalmente en la esfera económica. Antes de la
toma de posesión del nuevo Presidente, estalló una crisis financiera sin precedentes en
el país, caracterizada por sucesivas olas de quiebras e intervenciones bancarias a lo
largo de 1994 y 1995.

En junio de 1994 el gobierno tomó la decisión de cerrar el mercado cambiario y de


establecer un régimen de control de precios y de cambios diferenciales. En la misma
fecha se suspendieron las garantías constitucionales, lo cual ocasionó un agudo
enfrentamiento con el Congreso, cuando el mismo intentó restituirlas. Las dificultades
económicas llevaron al gobierno a considerar la puesta en marcha de un nuevo
programa de ajuste económico y a entablar conversaciones con el Fondo Monetario
Internacional, a pesar de que la campaña electoral de Caldera se basó, en buena medida,
en la crítica al gobierno de Pérez por haber seguido las recomendaciones de ese
organismo.
Conclusiones
Venezuela, al igual que muchos de los países del mundo, ha pasado por un largo
proceso de formación, crecimiento y gestión económica. Como se ha evidenciado en
líneas anteriores, este proceso fue muy transitorio en el siglo XX, ya que al pasar por
distintos tipos de gobernantes, conto con una amplia gama de criterios. Por lo anterior,
se puede afirmar que se trató de muchos sectores dinámicos, los cuales demuestran que
en Venezuela sí se generó capacidad productiva, siendo esta una visión contraria a la de
un sistema económico parasitario y rentista que a lo largo de las décadas prevaleció en
muchos sectores sociales y políticos.

Se debe aclarar que estas transformaciones políticas venezolanas en el siglo XX,


fuero debido a la dinámica de la industria petrolera y a las mutaciones monetarias y
financieras en el ámbito internacional y nacional.

Pero a pesar de todo, es a partir de 1917, cuando se da inicio a la explotación


petrolera, que se abre un nuevo período en la historia venezolana; es importante aclarar
que se generaron una amplia gama de transformaciones, las cuales, fueron
trascendentales en muchos ámbitos de la sociedad, todos con la intención de eliminar
ese estancamiento de lo que antes era un país totalmente agropecuario.

Debido al nacimiento y posterior crecimiento de la exportación petrolera, se gestó


una entorno económico donde a través de la venta de concesiones a diversas empresas
extranjeras (para la búsqueda y explotación de nuestro territorio), se otorgó a nuestro
país, gracias a la renta petrolera, un ingreso que sirvió tanto para generar nuevos
capitales, como para cancelar las deudas públicas. Se debe aclarar, que aun cuando a
finales del siglo XIX, el Gobierno Venezolano ya había otorgado algunas concesiones
petroleras en forma ocasional, es a partir del siglo XX, cuando comienza los consorcios
petroleros internacionales sus actividades en Venezuela.

Ahora bien, debido a todo lo que ya se ha expresado, podemos afirmar que la historia
nos ha permitido comprobar cómo ha evolucionado nuestro país en materia económica,
durante cada periodo Presidencial desde principios del siglo XX hasta la fecha, además
de involucrar las diferentes ampliaciones transitorias por las que la Economía Petrolera
ha pasado.

En resumen, a pesar de que fue un cambio que se realizó relativamente rápido,


Venezuela empezó a depender en materia económica, casi exclusivamente de los
ingresos generados por la exportación de petróleo; este, destaca como factor
fundamental que sustenta y dinamiza la economía nacional en sus diversas áreas y
sectores. Por esta razón el desarrollo económico venezolano presento características
sobresaliente una estrecha correlación entre la expansión del sector petrolero y el
crecimiento interno bruto.

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