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EMILIO BETTI

Prot. Catedrático de la Universidad de Roma


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OBLIGAGIONE TOMO I

Traducción y notas de Derecho español por


‘ José Luis de los Mozos ]
Catedrático de Derecho civil de la Universidad de Oviedo

DERECHO
DERID PRIVADO
EDITOR TAL REVISTA
III

TIPOS DE COOPERACION DEBIDA

Prestación (cooperación debida): a) Como desarrollo de


una conducta; b) Como resultado de un obrar; c) Como
asunción de una garantía por riesgos.

Examinados los diversos fenómenos anormales en los


cuales se advierte, tanto desde el punto de vista jurídico
como sociológico, la crisis actual de la cooperación, debe-
mos ahora concentrar nuestra atención investigadora sobre
aquel elemento de la relación obligatoria que hemos conve-
nido en calificar como “prestación” (8 1).

El examen de este elemento presenta varios problemas:


noOSOtroS, por ahora, no nos ocuparemos de. la naturaleza
.que el interés de la prestación debe idóneamente satisfa-
cer (art. 1.174 Cc.), es decir, del carácter típico o individual
de este interés, ni de la posición que el interés a la presta-
ción ocupe en la función de la relación obligatoria (arts. 1.455,
1.457, 1.739, 1.904, etc.) ($ 4); trataremos,’ solamente, de pre-
cisar en qué consista la prestación a la que va referida la
expectativa del acreedor.
Sin descender a una casuística, diremos, en general, que
en la prestación se puede distinguir un momento subjetivo,*)
que se refiere a la conducta de cooperación requerida al‘
deudor, y un momento objetivo que se refiere a la utilidad ¿
que la prestación es llamada a aportar al acreedor: utilidad ;
de carácter típico y que, normalmente, coincide con la indi: q
383 PROLEGÓMENOS A UNA TEORÍA GENERAL DE LAS OBLICACIONES

cada conducta de cooperación. Distinciones éstas que adquie-


ren particular relieve cuando se plantea el problema de
subrogar la cooperación debida del deudor, o que ha sido
Uegítimamente rechazada, aportando al acreedor la misma
típica utilidad que era destinada a conferirle sí hubiera sido
satisfecha, 0 sea, el mismo típico interés a la prestación, a
satisfacer el cual la prestación misma era destinada.

Consideramos, por tanto, particularmente instructivo, a


fin de evidenciar el alcance del incumplimiento (que debe
valorarse siempre en función de la expectativa crediticia fra-
casada), distinguir, ante todo, los casos en los cuales, lo que
el deudor debe y el acreedor espera, consiste en una con-
ducta valorable con una medida deontológica de diligencia;
eventualmente con una medida, también, de habilidad técni-
ca, como en las relaciones previstas en los arts. 1.838, 1.839,
2.104, 2.174, 2.236, y los casos en los cuales, en cambio, lo
que el deudor debe no es una conducta valuable mediante
esas proporciones, síno el resultado de un obrar, un opus
en el amplio sentido con que esta palabra es usada por el
Derecho romano.

De esta diferencia es fácil darse cuenta cuan


do, por ejem-
plo, en ‘el ámbito de aquellos contratos que
se han llamado
“locatio-conductio” se contrapone el contrato de arrenda-
miento de servicios (“locatio operarum”),
en virtud del cual
una parte se obliga respecto de
la otra a una prestación de
trabajo, a aquel otro contrato que
icamente cua- vimos técn
lificado como “locatio operis”
o contrato de obra, mediante
el cual se promete un resultad
o útil, resultado ¿ue
es fruto de un obrar Propio, Si bien
sólo es tomado como regultado.
La diferencia entre una
y otra prestación es in
tuitiva (1).

(1) Dacocvcuz: Traité des obli


gations, y,
pág. 644; Tunc: en «Nuova riv. dir. contre, E, 1 Y SS.: VI, n. 599,
DEBIDA 393
TIPOS DE COOPERACIÓN

a) Prestación como desarrollo de una conducta.

En la primera se trata simplemente de desarrollar una


uz-
actividad en interés del acreedor: que’la actividad prod
ca, en concreto, un efecto útil; lo que no afecta al deudor,
sino solamente al acreedor. Así sí la causa confiada al patro-
cinio de un abogado no triunfa, la actividad profesional ha
sido igualmente desenvuelta en provecho del cliente y con
ello la prestación ha sido cumplida, porque lo que se debía
- no era el resultado útil de la actividad, resultado que podía
no estar en manos del patrocinador, sino únicamente una
conducta de cooperación.

b) Prestación como resultado de un obrar.

En la segunda se trata, en cambio, de poner a disposi-


ción del acreedor el resultado útil de un obrar: piénsese,
por ejemplo, en el contrato de obra (art. 1.655), con el cual
se asume la construcción de una obra 0 de un edificio, o un
contrato de transporte (art. 1.678), por el cual se promete
transportar una determinada mercancía a cierta localidad.
Es claro que la obligación no se cumple sino cuando ha
sido alcanzado el resultado y puesto a disposición del acree-
dor. La prestación, en estos casos, no consiste en el simple
despliegue de una actividad, pues lo que es debido es el re-
sultado útil. del propio obrar. Si este resultado Íalta,
por
muy grande que haya podido ser el esfuerzo desplegado
por
el deudo, no hay cumplimiento del contrato:

del art, 1216, el deudor puede axcapir a la caló e de


se trataria, en

a , par a la sanción del in-


cumplimiento, demostrando que esto
ha sido consecuenciaÍ
de la imposibilidad de la presta
ción derivando de una causa
que a Él no le sea imp utable
(*). Pero, aun así y todo, fal
tando el result ado út il, falta también la prestación, como
©) ctr. art. 1184 Ce. esp.
TU PROLEGÓMENOS A UNA TEORÍA GENERAL DE LAS OBLIGACIONES

aportación de una típica utilidad correspondiente a la vida


de relación.

c) Prestación como asunción de una garantía por riesgos.

Pero con esto no queda completo el examen de las dife-


rentes figuras de la prestación: hay, en efecto, otras relacio-
nes de obligación, en las cuales la expectativa del acreedor
se halla encaminada a obtener una utilidad cuyo contenido
no se puede medir por una medida de diligencia, ni, tampo-
co, por el resultado útil de un obrar.

Ejemplo típico de esta tercera especie de relaciones obli-


gatorias es el contrato de seguro (arts. 1.862, 1.904 Cc.) (*): en
este contrato una prestación consiste en el pago de las lla-
madas primas al asegurador; la prestación correspectiva, en
cambio, no es una conducta que se pueda valorar por una
medida de diligencia ni por un resultado útil; así, aplicando
a este contrato la definición tradicional de la prestación
($ 241 BGB), que reconoce en ella el objeto de la expectativa
de una conducta o de un resultado, vendría uno obligado
a pensar, por añadidura, que no existe verdadera prestación
en este contrato, pudiéndose tener dudas incluso sobre la
calificación de prestación entendida en el sentido indicado.
Pero sí se pagan las primas y, por otra parte, se trata de
un contrato sinalagmático, esto postula conceptualmente la
Presencia de una utilidad equivalente prestada por el asegu-
rador. La utilidad existe, en efecto, y consiste en una garan-
tía, en una seguridad que, desde el momento de la conclu-
sión del contrato, el asegurador da al asegurado, en el sentido
de que sí se verifica el evento temido por éste el asegurador
le conferirá una indemnización, o, en general, una compen-
sación que le indemnice, al menos parcialmente, del daño
que pueda sufrir. Por eso, antes de que se produzca el evento
temido, existe la atribución de una utilidad, por parte del
EEC

(°) Ctr. art. 1791 Ce. es


p.
TIPOS DE COOPERACIÓN DEBIDA
41

asegurador al asegurado, que viene


dada por la asunción del
r7esgo que se teme, por parte del
asegurador.
Todo esto resulta, más que de la definici
ón del contrato
que nos ocupa, de las disposiciones de los
arts. 1,895 y sÏ-
guientes, los cuales prevén los casos de inexistencia, dismi:
nución 0 agravación del riesgo. En la hipótesi
s prevista en
el art. 1.895, es decir, cuando el riesgo ha dejado de
existir
antes de concluir la relación contractual, la ley declara nulo
el contrato mismo: la razón jurídica de esta norma está,
evidentemente, en que ha desaparecido la función económi-
co-social de la relación obligatoria. :
Al mismo criterio obedecen, también, las disposiciones
relativas a la cesación del riesgo (art. 1.896), que hace des-
aparecer la razón de su asunción, así como la disposición
del art. 1.897 que contempla la disminución de aquél, o la
del art. 1.898 que se refiere a su agravación.

De estas normas se deduce fácilmente que, precisamente,


en la asunción de un riesgo que gravaría sobre la esfera
jurídica del asegurado está la esencia de este contrato.

Si queremos averiguar, -después, en qué consiste aquí la


cooperación, podremos identificarla fácilmente con una acti-
tud de cooperación virtual por parte del deudor asegurador
en relación con el acreedor asegurado; actitud que es idónea.
a conferir al asegurado una seguridad, una tranquilidad, una
libertad de preocupaciones, la cual, sín esta actitud, no se-
ría posible. Así, aun en el seguro de vida, el interés del ase-
gurador no se agota en la suma estipulada, como un abs-
tracto crédito pecuniario, sino que radica en la seguridad
de poderla obtener para el beneficiario, en cualquier mo-
mento en que la muerte sorprenda al estipulante, incluso al
día siguiente del contrato. Es el correspondiente margen de
riesgo para el asegurador que se encuentra en la eventuali-
dad de tener que pagar la suma, aun súbitamente, sín ben
ficiarse de un margen de tiempo ni de las primas ulterior-
mente previstas.
42 PROLEGÓMENOS A UNA TEORÍA GENERAL DE LAS OBLIGACIONES

En estos casos, por tanto, aunque no haya por parte qa


.deudor una conducta de cooperación valuable con una me.
dida de diligencia 0 de habilidad técnica, exicte una acti.
tud de cooperación virtual valuable por una medida ge
‘buena fe.
El asegurado queda liberado de un riesgo, y esto es, in.
.cudablemente, un bien, una utilidad típica que le viene Ppro-
.curada aun antes de que el evento temido se produzca y aun
cuando no llegare a producirse, al menos en un próximo
‘lapso de tiempo. ]
Piénsese, por analogía, en el estado de seguridad que le
da al nadador que se arriesga en una difícil prueba de nata-
ción la proximidad de una lancha que está dispuesta para
Tecogerlo en caso de necesidad; o en el sentido de seguridad
que da al escalador la presencia de una cuerda a la que po-
der asirse en el caso de riesgo de una caída. Análoga es la
ventaja que el asegurador confiere al asegurado con la asun-
ción del riesgo, desde el momento de la conclusión del con-
trato de seguro.

La utilidad del bien conferido al asegurado consiste exac-


‘tamente en esto: en quedar aliviado de la ansiedad que le
Procura la incertidumbre sobre su propio porvenir (2); en
estar liberado de la preocupación que tal incertidumbre Eén-
gendra, abatiendo y paralizando el espíritu de iniciativa.
Las empresas aseguradoras operan, precisamente, este
milagroso resultado, porque, tomando como base un cálculo
de probabilidades, se dispone de un modo de repartir 105
riesgos entre los que contribuyen mediante las aportaciones
constituidas por el pago de las primas; de tal forma qué
aquellos que sufren efectivamente el riesgo se benefician d8
las contribuciones aportadas por los otros asegurados más
afortunados, no afectados de modo directo por el daño; todo
ello gracias a la sociedad que aseguró a unos y a otros.

(2) Para una demostración, véase FR. HAYMANN: Leisfung und Gegenteistu"9
im Versicherungsvertrag, 1933, 20-23. .
TIPOS DE COOPERACIÓN DEBIDA 43

Ahora bien, en este caso, antes de que se produzca el


daño, no podemos decir que haya una prestación en el sen-
tido técnico tradicional, de una conducta valorable con un
criterio de diligencia o de resultado útil de un obrar, sino
que sólo hay una garantía, una seguridad prestada por la
sociedad aseguradora por el solo hecho de haber asumido
‘para sÍ el riesgo con la obligación de abonar una indemni-
zación, 0 resarcir un eventual daño al producing el riesgo
mismo.
Con una visión estática e inmovilizante —a la que se Ïn-
-clina alguna vez el abstractismo de los juristas, habituados
a operar con conceptos rígidos y fijos— puede resultar difï-
cil distinguir la obligación de pagar una suma (a título de
indemnización 0 de resarcimiento) del precedente compro-
‘miso de cooperación, que tiene un carácter puramente vir-
tual. Pero, precisamente aquí, se le pide al jurista una visión
dinámica y concreta, adherida a la realidad del fenómeno
jurídico.

Hasta aquí nuestra exposición se ha referido al contrato


de Seguro. Pero en todo contrato que tenga por contenido
implícito o explícito una garantía de riesgo (un praes stare,
en el sentido originario de la expresión), es menester dis-
tinguir en la obligación de garantía una fase potencial que
precede a una fase actual, que se produce al producirse el
acontecimiento temido. Piénsese en la fianza (art. 1.936 Cc.),
o en la garantía del hecho de un tercero (art. 1.381); o en
la garantía que la ley considera ínsita en ciertos tipos de
contratos (ejemplo: arts. 1.410, 2.560), aun independiente-
mente de la adjudicación del débito ajeno (art. 1.273). Así,
en la transmisión de una empresa comercial el adquirente
responde, hacia los acreedores, de las deudas inherentes al
ejercicio de la empresa, con tal que resulten de los libros
de contabilidad obligatorios (art. 2.560). Pero de tales
situa-
ciones se deberá hablar en la Secc. II, núms. 19-20
del $3.

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