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Lingüística
Su objeto y su método
Los estudios en torno a los hechos del lenguaje han llegado a construir un cuerpo de teorías
y leyes a través de la investigación científica; han determinado su objeto y su método, lo
que le da carácter de ciencia.
No obstante lo anterior, como toda disciplina teórica contemporánea, el interés por las
cuestiones relacionadas con el lenguaje tiene su origen en la especulación filosófica de los
griegos. Las especulaciones de estos se mantienen hasta el siglo XVIII. Es en el siglo XIX,
con Ferdinand de Saussure que los estudios en torno al lenguaje adquieren su carácter de
ciencia. Las ideas científicas a partir de Saussure evolucionan con los planteamientos de
Noam Chomsky hasta las más modernas de la teoría del texto o análisis discursivo. Para
ampliar la información de este tema, hagan clic aquí.
El ser humano ha dejado marcado a lo largo del tiempo sus pensamientos, su visión del
mundo y sus sentimientos a través de la escritura.
Copyright © Hans Hillewaert (Wikimedia)
El lenguaje
Luego de leer este apartado usted será capaz de responde a interrogantes como ¿es
específicamente humana la facultad del lenguaje?, ¿se puede hablar con propiedad de
lenguaje animal?, ¿cómo adquieren y desarrollan los niños el lenguaje?, ¿cuál es la razón
de que hablar sea una manifestación propiamente humana?, ¿cuál es el rasgo esencial que
permite diferenciar los sistemas lingüísticos del ser humano de los sistemas de
comunicación animal?
Concepto
El ser humano tiene algún grado de semejanzas con otros seres vivos y otras especies,
tanto en aspectos anatómicos como conductuales. ¿Pero qué lo caracteriza?, ¿qué lo
particulariza y lo hace ser humano?
Basta el sentido común para darnos cuenta de las semejanzas anatómicas entre el ser
humano y los grandes monos (chimpancé, gorila, etc.); sin duda, como se ha planteado,
“una relación de semejanza estructural condicionada por un parentesco de origen”, pero de
evolución en sentidos diferentes. Por otra parte, es innegable, la capacidad de expresividad,
de socialización y de abstracción de algunas especies. Por ejemplo, en estudios llevados a
cabo con chimpancés, éstos muestras capacidad de comunicación social, la cual nos
informa de una capacidad expresiva, comunicativa e intelectual; sin embargo, se encuentra
en un punto del cual no evolucionará jamás, según los estudiosos del tema.
Otro ejemplo son los estudios llevados a cabo con las abejas o las hormigas; las cuales
tienen una organización social muy compleja y desarrollada. Esto también implica, además
de capacidad de socialización capacidad comunicativa. Los animales superiores, por su
parte, dan muestra de un cierto grado de abstracción. Para el caso, los perros diferencian
entre un individuo como tal _su dueño_ y un individuo como representante de la especie
_un humano (hombre o mujer). Toda especie de vida orgánica supone algún
procedimiento de comunicación, la cual implica el uso de señales (acústicas, visuales,
olfativas, etc.); procedimientos estos necesarios tanto para la reproducción de la especie
como para la vida de grupo.
La danza que llevan a cabo las abejas para indicar a sus compañeras la dirección y la
distancia a que se encuentra el polen que han encontrado.
Ilustración original por Maksim (Wikimedia)
Ahora, ¿qué se entiende por lenguaje? Como todo conocimiento científico, en la teoría de la
ciencia lingüística, esta categoría teórica presenta algunas acepciones amplias y algunas
restringidas. Tales concepciones y definiciones han variado de acuerdo con las ideas de la
época en que fueron planteadas o con la concepción filosófica e ideológica del autor.
Entre los conceptos que se han dado al término lenguaje a lo largo de la historia de la ciencia
lingüística están:
Se sabe que las reflexiones que los griegos llevaron a cabo acerca del lenguaje fueron
“estrictamente especulativa y filosófica”, pues la gramática se estudiaba como parte de la
filosofía. Por este motivo ellos entendieron el lenguaje como “expresión del pensamiento”
(logos) por medio de la unión del onoma (nombre) y el rhema (verbo).
Esta concepción pasa incólume durante el periodo romano y la edad media y es lo que en
la historia de las ideas de la ciencia lingüística se conoce como gramática Tradicional. Esta
primer atapa en los estudios del lenguaje se caracteriza por entender el lenguaje como
expresión del pensamiento, su carácter de gramática especulativa; centrada, por una parte,
en el examen de la relación entre el lenguaje y el pensamiento; por la otra, una gramática
práctica, que concede prelación al lenguaje escrito sobre el oral y por ser una gramática
prescriptiva o normativa al considerar que las formas escritas deben ser los modelos a imitar;
es decir, la gramática enseña a hablar y escribir.
Ya para el siglo XVII, los estudiosos de la Escuela de Port-Royal, quienes exponen sus
planteamientos en la obra Grammaire générale et raisonée, entienden el lenguaje como
comunicación, pero entienden que las estructuras gramaticales no son más que copias fieles
de las estructuras del pensamiento y así, el lenguaje es concebido como imagen del
pensamiento. Para ellos el lenguaje es “vehículo o expresión del pensamiento y está
fundado en la razón” (Castro R. et al; 1999, pág. 5).
En el siglo XVIII, Wilhem von Humboldt (1767-1835) plantea que “…el lenguaje es una
facultad del hombre que le permite, de un lado, representar el mundo y, de otro,
comunicarse.” para este autor “el lenguaje “es el órgano creador del pensamiento: así como
los números nos ayudan a calcular, las palabras nos ayudan a pensar”
Con las propuestas de Humboldt y Saussure se empieza a definir el lenguaje como facultad;
pero será Noam Chomsky, quien desde una postura neorracionalista precise esta
concepción. Para este autor el lenguaje es una capacidad mental común a toda la especie
humana, que le permite al hablante comprender y hablar una lengua.
Para efectos de nuestro curso, entenderemos el lenguaje “como aquella capacidad del ser
humano que le ofrece los recursos para abstraer, conceptualizar y representar la realidad”.
(Jorge Vidal Castro R, 1999). Gracias a la facultad lingüística los seres humanos
construimos, por una parte, un universo conceptual en nuestra mente/cerebro y, por el otro,
diferentes sistemas sígnicos (la lengua, los gestos, la música, la escritura, la pintura, etc.)
para el fin de la comunicación, es decir, para dar a conocer ese mundo conceptual y la
realidad.
Como se deduce el lenguaje es una facultad biológica y psicológica que caracteriza al homo
sapiens. El lenguaje es la dimensión esencial, propia y definitiva de lo humano.
Esquema tomado de (Jorge Vidal Castro R. et al, 1999: pág. 10)
Como se decía en párrafos anteriores, el conjunto del lenguaje se desdobla en una parte
social y una individual; es decir, la facultad del lenguaje presenta tanto una dimensión social
como una dimensión individual.
Para Saussure la lengua es la parte social del lenguaje; es el sistema de signos que los
hablantes aprenden y retienen en su mente y completa sólo está en la mente de todos los
hablantes de una comunidad lingüística; es una entidad abstracta. Por ejemplos, la lengua
española completa sólo está en la mente de todos los hablantes de la comunidad lingüística
de la lengua española (hablantes de España, América Latina, Filipinas, sefardíes, los
hablantes del español que están en Norteamérica). Como hablantes individuales sólo
manejamos una pequeña parte de ese sistema.
Esta categoría, más o menos, se corresponde con lo que Chomsky llama competencia, la
cual es concebida por este autor como “en el conocimiento que los hablantes y oyentes
tienen de su lengua nativa”.
El habla, por su parte, es el uso individual que el hablante hace de su lengua. Es decir, de
acuerdo con sus necesidades comunicativas el hablante hace uso de la lengua; o sea,
selecciona los elementos lingüísticos que le son precisos para comunicar lo que desea.
Como vimos en el apartado anterior la facultad de lenguaje, que tiene todo ser humano
“normal” – con esto queremos decir, todo ser humano que al nacer no presente limitaciones
físicas o psicológicas o que en el transcurrir de su vida no sufra alguna lesión cerebral o de
su aparato fonador – le permitirá, por una parte, abstraer y conceptualizar la realidad y por
la otra, la de representar esa realidad por medio de algún tipo de señal o signo. Pero, ¿qué
significa esto?
“El hombre, en el proceso de conocimiento del mundo, traspasa los límites de la experiencia
sensorial y penetra en la esencia misma de las cosas; crea conceptos a partir de la
abstracción de las características de los objetos de manera aislada y capta los enlaces y
relaciones que entre éstas se establecen” (Fajardo Uribe, 1999).
Por ejemplo:
Existe un “búho americano muy grande y fuerte, con la región superior negruzca, con rayas
grises, y la región inferior entre blancuzca y leonada, con listas de color negro intenso, y
patas totalmente emplumadas”, al que aquí en Honduras llamamos “estiquirín”. En la
realidad, hay muchos de estos animales, pero tenemos un concepto (el enunciado
anteriormente) de ellos y a todos ellos los llamamos con este significante “estiquirín”. Y esto
es así, con cada uno y todos los conceptos que manejamos de los objetos – materiales o
abstractos – que conocemos. De esta manera el lenguaje nos simplifica la realidad.
Otro ejemplo:
El concepto de animal es más general que el de perro o el de león, vaca, ratón, etc.; estos
últimos quedan incluidos en el primero. O el concepto de ser vivo es más general que el de
animal y este último queda incluido dentro del concepto de ser vivo. El lenguaje jerarquiza y
nos organiza la realidad.
Luz Ampara Fajardo Uribe (1999) parafraseando a Luria (1984) considera que:
Por todo lo expuesto en párrafos anteriores, se dice que tanto el pensamiento como el
lenguaje constituyen formas exclusivamente humanas de reflejar la realidad. Son totalidades
dinámicas que aparecen y viven en el ser humano como procesos, como movimiento.
Siendo que ellos ocurren en el tiempo, el lenguaje y el pensamiento se relacionan con otras
formas temporales históricas, que sitúan al ser humana como un complejo de actitudes:
culturales, estéticas, afectivas, psicológicas, políticas, etc. (Espejo, 1986).
Se plantea que tanto en la filogénesis como en la ontogénesis lenguaje y pensamiento se
dan por la existencia de unas determinadas condiciones biológicas y objetivas de vida.
En la filogenia se sabe desde la ciencia biológica, que la constitución orgánica del ser
humano fue precedida y acompañada de una larga evolución de los animales y que el
origen del pensamiento también está antecedido por la historia del modo cognoscitivo de
los mismos. Es decir, la evolución de la unidad de pensamiento y lenguaje en la filogénesis
presupone la existencia de premisas biológicas y sociales comprobadas y estudiadas en
los animales superiores. Esas premisas sociales se relacionan específicamente con la
necesidad de cooperación en las actividades de supervivencia, es decir, con lo que en su
momento constituía el trabajo.
Como parte de ese universo creado por el ser humano se pueden mencionar la religión, la
ciencia, el arte, la literatura. Se dice que la propia sociedad es creación de la capacidad
simbólica humana. “En el lenguaje, el hombre descubre un poder inusitado, la capacidad de
construir un “mundo simbólico” (Nubiola, 1999, pág. 24).
Según Piaget la función simbólica es una capacidad que desarrollamos los seres humanos
y que radica en poder representar algo, por ejemplo, un objeto, un acontecimiento, un
significado cualquiera, un concepto, etc., por medio de un significante, que solo sirve para
esa representación. Por tal función los humanos podemos aprehender cognitivamente la
realidad, representarla, transformarla, enriquecerla o referirnos a ella.
Es necesario, en este momento, que intentemos precisar qué se entiende por signo. En la
literatura semiótica o semiológica no solo se denomina de diferentes formas lo que aquí
denominamos signo, sino que, también, este término se entiende de maneras diferentes;
por ejemplo Umberto Eco (1981) cita 14 sentidos de signo.
Consideramos que las definiciones presentadas permiten, por una parte, tener una
conceptualización lo suficientemente general, pero al mismo tiempo clara de lo que es el
signo. Importa reiterar que, por una parte, la cosa representada o evocada por el signo
puede ser tanto un objeto material como un objeto conceptual o idea o la propiedad de un
objeto, un sentimiento, etc. Por otra parte, el término alguien alude a cualquier organismo
capaz de utilizar signos, aunque en principio nos referimos con él a los seres humanos.
Semántica: estudia las relaciones entre los signos y los objetos denotados por ellos,
es decir, entre los signos y la realidad o los referentes.
Sintaxis: considera las relaciones que establecen unos signos con otros dentro de
un sistema de signos.
Tipología de los signos
El signo lingüístico
Como ya apuntábamos en párrafos anteriores, de todos los signos los más importantes son
los signos lingüísticos o signos verbales. Los signos lingüísticos son las que el hablante
común y corriente llama “palabras”. Es decir, que signo lingüístico es el término técnico
usado por la ciencia lingüística.
Ya Saussure decía que la lengua es un sistema de signos solidarios e interdependientes.
Estos signos que la estructuran son los signos lingüísticos o palabras.
Para Saussure el signo lingüístico es una unidad de dos caras -como una moneda o una
hoja de papel-; es decir, una entidad compuesta por dos elementos: el significado y
el significante. Y al igual que la moneda o la hoja de papel no existe sin una de las dos
caras, no hay significado sin significante ni significante sin significado para que exista el
signo lingüístico como tal. El signo lingüístico es la combinación del significado o concepto
y del significante o imagen acústica.
En palabras textuales de Saussure “El signo lingüístico es, pues una entidad psíquica de
dos caras…” (Saussure, 1983, pág. 183). Es decir, que tanto el significado como el
significante son entidades psíquicas. La imagen acústica la entiende como la huella psíquica
del sonido material.
Con lo anterior se quiere decir, que el significante tiene una parte abstracta o psíquica y una
parte material; ya que al igual que cualquier signo debe ser percibido por uno de los sentidos.
Es decir, el significante es la abstracción que de los sonidos de nuestra lengua –o fonemas-
tenemos en nuestra mente/cerebro y el sonido material mismo –sonidos-. Por ejemplo: silla,
cuaderno, religión, patriotismo, etc. y las abstracciones que en nuestro cerebro tenemos de
estos grafemas o letras y de los sonidos que representan esto grafemas.
Como ya se dijo, no hay significado sin significante ni significante sin significado para que
exista el signo lingüístico como tal. Cuando escuchamos sonidos de otras lenguas, de los
cuales no tenemos abstracciones ni les asociamos, por supuesto, significados no son signos
lingüísticos para nosotros. O lo mismo sucede cuando escuchamos una secuencia de
sonidos con los que ya estamos familiarizados, porque son de nuestra lengua, pero de los
cuales no sabemos su significado. Por ejemplo: ¿es signo lingüístico la palabra “jofaina”
para usted? He allí, la importancia de enriquecer nuestro acervo léxico. En la medida en que
aprendemos el léxico de nuestra lengua, enriquecemos o ampliamos nuestro universo
conceptual.
Precisamente por esto es que Saussure dice que la lengua es forma no sustancia. Por otra
parte, para Saussure, “Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un
concepto y una imagen acústica” (Saussure, 1983). Queda claro, pues, que el significado no
son los objetos de la realidad, sino la abstracción que de ellos tenemos en la mente/cerebro.
Si bien Saussure centró sus planteamientos en torno al signo lingüístico y lo concibió como
una relación diádica, que se establece entre el significado y el significante, tal como se
observa en las explicaciones de arriba; en la actualidad, desde la semiótica se concibe,
más bien, una relación triádica. Saussure excluye de su definición de signo tanto el objeto,
la realidad, como la parte material del significante.
Para representar esta relación se usa el llamado, en la actualidad, triángulo semiótico:
La línea que une el significado con el referente, también es continua; establecen una relación
directa; ya que el significado o concepto no es más que la abstracción que tenemos del
referente u objetos de la realidad. Esta capacidad de convertir en conceptos las cosas
concretas que nos brinda el lenguaje nos simplifica el conocimiento del mundo.
El proceso de la comunicación
Tres elementos básicos establece la teoría lingüística como necesarios para que se dé una
interacción semiótica. Estos elementos controlan o regulan el funcionamiento del proceso
de la comunicación.
Si bien el emisor, el receptor y el mensaje son los tres elementos básicos para que se dé la
comunicación social, no son los únicos. Cada componente del proceso cumple una función
o conducta específica para que se dé la interacción semiótica. Veamos cuál es la conducta
o función de cada uno de los componentes:
Emisor: es la cosa, el animal o la persona física o ausente, conocida o desconocida,
individual o social que produce un signo. Este debe pertenecer a un código para que pueda
cumplir su función comunicativa. Aunque no todos los signos forman códigos, la mayoría sí.
Todas las lenguas son códigos por medio de los cuales, básicamente, los seres humanos
nos comunicamos. Otros ejemplos que se pueden mencionar son: el código de los colores,
el código de los números telefónicos, el código de las placas de los carros, el código de las
señales de tránsito, el código de los números de identidad, etc.
Dos actitudes manifiesta el emisor cuando hace uso de los signos de un código:
Un mensaje.
Muchas veces solo se manifiesta el primero de los dos aspectos; por ejemplo cuando el
código lingüístico no es el mismo que maneja el receptor. O cuando, aún usando signos de
la misma lengua no es del mismo nivel lingüístico.
En realidad todas las cosas que el ser humano ha inventado para su preservación informan,
aunque no constituyan signos de un código y así se convierten en instrumentos
comunicativos o indicios. La sociedad tiene tipos de información por medio de las cosas que
la conforman. Por ejemplo, el tipo o diseño de una casa informa acerca de la condición
económica de la que goza su dueño; la calidad de las prendas de vestir indican la
precedencia social de las personas; ocurre lo mismo con las comidas, que informan acerca
de la procedencia u origen de los individuos, etc.
El acto sémico o acto comunicativo es posible porque los copartícipes (emisor y receptor)
del proceso pueden codificar una situación real tal y como la viven en un momento
determinado, o sea, pueden comunicar socialmente los pensamientos acerca de la realidad,
como también las experiencias emocionales, estéticas, volitivas, etc.
Al decir que pueden codificar la realidad o referencia, debe entenderse que emisores y
receptores pueden traducir un objeto, una experiencia, una idea, un sentimiento, etc. a
través de los signos que estructuran un código específico. Es decir, que no se habla de las
cosas con las cosas mismas, se comunica haciendo uso de los signos. No obstante, la forma
en que emisores y receptores codifican la realidad no es la misma. Son dos diferentes
maneras de codificación:
Encodificación: es la codificación que realiza el emisor para transmitir su mensaje
y que como ya lo plantea Saussure (Saussure, 1983, págs. 76-77) va de los
significados (que tiene en su cerebro) que quiere transmitir a los significantes que
selecciona del código para formular su mensaje.
Tenemos, entonces, en el siguiente cuadro las acciones que llevan a cabo el emisor y el
receptor en el acto sémico:
EMISOR RECEPTOR
1. Selecciona un referente. 1. Identifica o reconoce el signo.
Comunicación literaria
Entenderemos aquí literatura en un sentido muy amplio: todo lo impreso. Es decir, haremos
una aproximación, en este momento, a la comunicación que se da a través de la escritura.
En la segunda unidad de esta asignatura estudiaremos la literatura en su sentido estricto:
como un tipo de textos, que se caracterizan por hacer un uso peculiar de la lengua. La
literatura para cumplir su comunicación social también se lleva a cabo bajo condiciones
particulaes. En este tipo de comunicación el autor corresponde al emisor, el receptor es
el lector y el mensaje es un mensaje literario. Y como emisor el autor lleva a cabo el proceso
de codificación y el lector, como receptor, la función de decodificación. A las circunstancias
determinadas en que se lleva a cabo la comunicación les denominaremos circunstancias
lingüísticoliterarias.
El contexto históricosocial en que vive el autor: así, la visión que nos encodifica
un autor del siglo XIX de América, se diferencia de otro del mismo siglo pero Alemán;
de igual manera un autor del mismo siglo XIX comunica una situación diferente de
la que comunica uno del siglo XX.
La ideología del escritor: los signos comunicación, acción, proceso, tienen alcance
significativo determinado, definiendo la actitud ideológica del autor frente a la
realidad.
De igual manera, el lector decodificará el mensaje en otras circunstancias:
Como toda actividad la comunicación es un proceso que se realiza mediante las siguientes
etapas:
Tomado de: (Parra, 1996)
_ “Buenas tarde, licenciada. Necesito una cita para que me dé asesoría. ¿Para cuándo me
la puede dar?”
La docente responde: _”Puede ser pasado mañana a las 11 de la mañana, que es la hora
asignada para la asesoría de esta sección. Mañana no puedo, pues, otra persona ya tiene
cita.”
Al momento determinado de usar (de forma oral o de forma escrita) nuestra lengua, los
signos lingüísticos pueden adquirir dos valores semánticos: denotativo o connotativo. Estos
dos valores se oponen como tal, pero en su uso cotidiano regularmente se complementan.
1. Asno: animal solípedo, como de metro y medio de altura, de color, por lo común,
ceniciento, con las orejas largas y la extremidad de la cola poblada de cerdas. Es
muy sufrido y se le emplea como caballería y como bestia de carga y a veces
también de tiro.
(Española, 2001)
2. Platero
Platero es pequeño, peludo, suave: tan blando por fuera, que se diría todo de
algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros
cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas
apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… lo llamo dulcemente: “¿Platero?”,
y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo
ideal…
1. Pobre: “adj. Necesitado, que no tiene lo necesario para vivir.” (Diccionario de la Real
Académia Española, 2001).
3. Los pobres
Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.
Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.
Por eso
es imposible olvidarlos.
(Sosa, s/a)
Es así que la lectura de todo texto literario o no literario se da en estos dos niveles. Un mismo
elemento de contenido puede expresarse denotativa o connotativamente, como se puede
apreciar en los ejemplos anteriores: el mismo tema (el asno o burro en el primer caso, y
pobre, en el segundo) pero expresado en diferentes niveles.