Muchos estudiantes terminan su escolaridad sin dominar e incluso sin poseer en un grado
más o menos suficiente, las competencias lingüísticas básicas: la capacidad de leer en
silencio o en voz alta e interpretar un texto que caiga en sus manos, ya sea periodístico o
literario adecuado a su edad, y, mucho menos, su pensamiento o ideas sobre cualquier
tema relacionado con su vida personal o con el mundo social, cultural o científico.
En este sentido, es posible afirmar que la comunicación oral y la lectura expresiva son
temas que se han quedado rezagados en la enseñanza, desde el modelo de educación
rural Escuela Nueva. Esto debido a que se le presta poca atención al tema y se deja al
estudiante depurando el conocimiento desde las guías de aprendizaje y las explicaciones
brindadas por el docente en el momento que lo requiere y cuando éste lo puede atender,
luego de pasar por los demás grados escolares que se encuentran en el mismo espacio
de aprendizaje.
De esta manera, es importante reconocer que “La comunicación oral es una realidad
eminentemente compleja (articulación, organización de la expresión y del discurso,
estrategias mentales, contexto comunicativo)” 1. En muchas ocasiones los docentes a la
hora de abordar el lenguaje oral prefieren trabajar técnicas más habituales como la
conversación, la narración o la descripción y descuidan otras habilidades menos
convencionales como la exposición, la dramatización, la recitación e incluso la lectura en
voz alta.
El lector tiene que pensar y reproducir el texto oralmente como si fuera un hablante:
entonación de la voz, presencia de pausas, mayor o menor rapidez. Leer en voz alta se
convierte, pues, en un magnifico ejercicio de comunicación oral. Esta actividad “pone en
juego al menos a tres "actores", el lector, el autor y el receptor, mientras que en la
silenciosa se produce un "mano a mano", y mediante ella se persigue perfeccionar la
elocución, desarrollar o afianzar una correcta velocidad lectora, estimular el interés por la
lectura y la audición de la misma, preparar para otras prácticas orales .” 2
De esta manera, la lectura expresiva se toma como una técnica comunicativa de carácter
más unipersonal donde uno solo lee - habla y los demás escuchan. Mientras que la
dramatización es más pluripersonal, en la cual intervienen diversas personas y donde se
produce una mayor comunicación oral, ya que implica receptores más partícipes de las
ideas y sentimientos de los demás. De este modo, los estudiantes se acostumbran a
intervenir sin miedo ante un público, adquieren confianza en cuanto a su competencia en
expresión oral delante de los demás y aprenden a escuchar con respeto, objetivos
prioritarios de una programación sistematizada y rigurosa de la comunicación oral en el
aula.
Asimismo, es importante tener en cuenta que de cualquier texto literario se puede realizar
una lectura viva que perfeccionará la pronunciación y si se da un paso más con la
dramatización o recitación poética, será más fructífero el proceso. Además, la lectura en
voz alta no servirá sólo para que el estudiante se exprese mejor, sino también para que
adquiera a través de esta técnica el hábito y el gusto por la lectura. Así, los docentes
formaremos buenos lectores si ellos realizan lecturas correctas, comprensivas e
interpretativas.