Está en la página 1de 1

En el caso de Alina, la “lejana” es su “alter ego”, es el otro extremo de su vida, y está lejos

en el mapa (Budapest, otra vez Europa oriental), también en el otro extremo de su condición
social: es una pobre mendiga harapienta, una mujer golpeada y muerta de hambre y frío
(reiteradamente aparece la imagen de la nieve penetrando por sus zapatos rotos). Ella y la
“lejana” son como los dos sujetos de una frase palindrómica, las frases que en forma
obsesiva usa Alina para poder dormirse y escapar de su obsesión.

Pero no se escapa. Por el contrario, convence a su novio para ir de luna de miel a


Budapest, y camina sola, como en la visión tantas veces presentida, por ese puente
fantasmal sobre un río helado, al encuentro de la mujer, con la cual, al abrazarse
estrechamente en el medio del solitario puente, intercambiarán sus roles (como en la
resolución de un palíndromo).

Ambas mujeres se estaban buscando. Podría haberse escrito otra historia, esta vez desde
la mendiga, pero el encuentro, al menos en el caso de Alina, es un paso definitivo hacia la
destrucción; al convertirse en su negativo.

También podría gustarte