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“AÑO DEL BICENTENARIO DEL PERU: 200 AÑOS DE INDEPENDENCIA”

INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR PEDAGÓGICO


PÚBLICO

“JOSÉ MARÍA ARGUEDAS” ANDAHUAYLAS

¿Por qué la escuela no es amable con el saber de las


niñas y niños andinos?

CARRERA: Educación Inicial EIB.

ÁREA: Educación.

SUB-ÁREA: Teoría de la Educación

SEMESTRE: VIII.

DOCENTE: Arohuillca Huamán Américo Gustavo.

ALUMNA: Poluco Aguilar Mariluz


Ccoyahuacho, setiembre 2021

Tema: escuela, saber andino- amazónico e intercultural

¿Por qué la escuela no es amable con el saber de las niñas y niños andinos?

El saber de la niñez de culturas originales es considerado por numerosos maestros


como arcaico, tradicional y rústico que sirve para cultivar la chacra pero que se
muestra inútil para progresar en la vida.

Los padres de familia no entienden por qué la escuela enseña excluyendo. El origen de
tal situación puede estar en la manera como los profesores humillan a los niños
cuando éstos se expresan en su idioma o hacen referencias al modo mágico de
vincularse con la naturaleza, pero ello no parece ser razón suficiente. La escuela es de
una índole tal que expresa en su operar un modo de ser que genera rupturas en la
relación del niño con sus padres y con la naturaleza.

El primer aspecto alude al rol de la escuela en el estímulo y desarrollo de un orden


social basado en el progreso. Se trata de que las cosas que hagan los niños y niñas no
sólo sean mejores que las realizadas en el pasado sino cualitativamente diferentes. El
niño o niña debe, no sólo saber que la chaquitaclla es una herramienta primitiva y
obsoleta comparada con el tractor, sino que debe nombrar al mundo con un lenguaje
diferente.

El saber de la comunidad es cuestionado a diario como obsoleto, atrasado y sin


sustento racional, y por tanto un obstáculo que impide que cada quién explore el
mundo a su modo. Estas afirmaciones repetidas a menudo dentro del aula tienden a
liberar al niño de las ataduras mentales que lo mantienen vinculado a las tradiciones
de la comunidad para paulatinamente educarlo como individuo libre.

Cuando la opción por el progreso se encarna en los estudiantes y logra ser asumida
autónomamente, los signos de respeto se erosionan, los alumnos ya no saludan a los
mayores en caminos y calles, y discuten a menudo las opciones técnicas que los
campesinos mayores en asambleas comunales deciden en base a su cosmovisión.

Obviamente una escuela amable requiere de maestros amables y de una comunidad


amable que la ampare y proteja. Para ello no se necesitan grandes reformas. La
amabilidad no se reforma sino se cría. Hay que recuperar el cariño por la diversidad. La
comunidad que ha sido capaz de realizar grandes movilizaciones por tener escuela no
la está criando como es debido. Este cariño por diversas razones se ha erosionado. La
escuela se ha quedado sin sustento propio, ha perdido su chacra y su presencia en el
ciclo de vida comunitaria. Un esfuerzo por restablecer estos vínculos de afecto no
significa de modo alguno justificar el salario miserable de los profesores rurales, sino, y
aún si logramos un status decoroso para los docentes, tejer la vida de una escuela
amable en la de una comunidad amable.

Tenemos que aprender además, que cada cultura tiene su modo de ser, su tiempo y
ciclos para conocer la naturaleza y otras culturas. La cultura occidental moderna
requiere, dentro de los contextos rurales, su propia pausa para conocerla. Quizás el
tiempo actualmente destinado no sea el más conveniente para ello. No estamos
obligados, en niños de culturas orales, a establecer los mismos ritmos en al aprendizaje
de una cultura escrita que tienen los niños de las ciudades.

Los Andes constituyen uno de los ocho centros mundiales donde una agricultura
diversa se originó hace 10,000 años. Eran parte de esta diversidad se halla en las
chacras de los campesinos, y su persistencia se debe en medida importante al cuidado,
protección, afecto y cariño de la cultura criadora de éstos. Esta agricultura está basada
principalmente en prácticas, saberes e insumos propios. Es con este saber que realizan
una enorme contribución a la producción agrícola en el país. A pesar de la importancia
de esta sabiduría en la alimentación de la población peruana, no existen en el Perú
sino contados esfuerzos para conocerla, valorarla y entenderla dentro de los
particulares contextos culturales en que hallan sentido y utilidad. La mayoría de las
aproximaciones sobre la sabiduría andina se acercan a esta como si fuera peldaño
inicial de una escalera cognitiva universal. Los adjetivos: “primitivo”, “mágico” o
“salvaje” con que se lo califica no hacen más que negarle un estatuto propio, al tiempo
que insinúan su gradual reemplazo por un saber basado en la ciencia y técnicas
modernas. La era del desarrollo, inaugurada por Truman en 1949, no fue amable con
las tradiciones. Un grupo de expertos de las Naciones Unidas diseñó las políticas de
desarrollo para los países denominados subdesarrollados de la siguiente manera: Hay
un sentido en el que el progreso económico acelerado es imposible sin ajustes
dolorosos.

Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen
que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas
de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus
expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar el
precio del progreso económico. (United Nations, 1951:15. En: Escobar, A. 1996:20). La
globalización no es ajena a este propósito. Caracterizada por ser un proceso por el
cual: “Eventos, decisiones y actividades en una parte del mundo llegan a tener
consecuencias significativas para individuos y comunidades en partes bastante
distantes” (Group of Lisboa, 1995), lo percibimos como la remozada continuación en
amplitud e intensidad del paradigma de vida buena que cristalizó en la modernidad y
fomentado en la era del Modernización educativa, y los retos de la mediación cultural
en los Andes del Perú. Grimaldo Rengifo Vásquez. PRATEC. Perú. Lima, Noviembre
2003. 14 desarrollo, y que está basada en la difusión planetaria de tres fenómenos
concurrentes: la separación del individuo de los lazos de la comunidad; la enajenación
humana de la naturaleza, y la separación de lo sagrado de la dimensión corriente de la
vida, en breve, de la ruptura y destrucción de todo modo de vida afincado en lo que
genéricamente se conoce como tradición.

Como señala Albretch Wellmer: La economía capitalista al ingresar a su fase global ha


alcanzado las dimensiones de un poderoso proceso de destrucción: en primer lugar
destrucción de las tradiciones: después, destrucción del entorno ecológico; finalmente,
destrucción del sentido, así como destrucción del sí mismo unitario que otrora fuera
tanto producto corro motor del proceso de ilustración. (Wellmer, A. “La Dialéctica de
Modernidad y Posmodernidad”. Cit. En: Brünner, 1999:144).

El dinamismo de este proceso, que otros tienden a llamar mundialización porque se


asienta en todos los países, está organizado por la economía y la ciencia, pues tanto
una como la otra implican el abandono de concepciones de vida diferentes al
estipulado por la modernidad. Si la economía tiene en el mercado a la institución que
ordena el circuito de producción y consumo, desintegrando en su desarrollo modos de
intercambio nativos, la ciencia tiene en la escuela a una de las instituciones pilares que
lidera un modo de conocer la naturaleza ajena a la manera de la sabiduría local.

El respeto es una forma de crear armonía entre todos.

En la visión andina, los padres a sus hijos les enseñan el respeto. No se debe maltratar
a los animales, ni a las plantas; porque tienen vida, así como tos humanos la tienen. El
respeto es a todo cuanto se considera sagrado. Es el saludo a los mayores, es hacer
fiesta y rituales a la pachamama, a los apus, al agua, a los animales. El respeto es no
pisotear los surcos, es conversar con cariño con todo lo existente, es el saber
reconocer el saber del otro, es no imponer una forma de vida. Esto no se aprende
desde los libros o desde reglas de urbanidad, es la vivencia diaria lo que nos está
formando y enseñando siempre. Los niños y niñas aymaras saben que tienen que
saludar a sus mayores, pero también a sus propias deidades que son sus protectores.
El respeto no solamente se limita a los humanos, es a todo, y es lo que difiere del
concepto de respeto en la cultura occidental, donde entre humanos elaboran sus
propias normas de comportamiento y la naturaleza es considerada recurso en
beneficio de los humanos.

La escuela ¿qué invisibiliza?

En el contexto actual la educación está ligada intrínsecamente al proceso de


desarrollo. En ese sentido escuchar a los maestros rurales es sumamente preocupante.
El profesor Rodrigo Gonzales de la comunidad de Arconuma, nos dice lo siguiente : Las
escuelas en Kelluyo son pobres, no se puede enseñar mucho porque los niños no
asimilan fácilmente, sus mentes están en otra cosa, cuando se les enseña se duermen,
cuando se toma examen no contestan nada, cuando se van al recreo recién despiertan.
Se piensa que ir a la escuela, acceder a la educación formal, es un derecho humano
fundamental, y que debemos asegurar que todos los niños vayan a la escuela. Ello
pensamos que está bien. Pero pocas veces nos hemos puesto a pensar qué es lo que
los niños encuentran en la escuela, como se encara su proceso educativo, cómo es
tratado, que está ocurriendo en ese recinto “sagrado”, en la vida escolar de los niños.
Cuando no van a la escuela, nos preocupamos, decimos que se van a quedar sin
instrucción, que serán iletrados. Al final el niño resulta un “don nadie”. Si conversamos
con los propios niños, a muchos no les gusta ir a la escuela porque poco les dice de su
forma natural de vivir. Encuentran maestros llenos de conocimientos, con muchas
ideas que transmitir pero muy pocos encuentran maestros cercanos, que entiendan
como viven cotidianamente en la comunidad, dispuestos a aprender otras formas de
vida. Encontramos maestros que creen que educar es imponer y llenar las cabezas de
los niños de datos, de cifras, que educar es obligar a ser lo que no son, se les obliga a
actuar. Piensan que educar es imponer un orden pre-establecido, una verdad definida,
inequívoca e inalterable. El sistema educativo aparece como un mundo agresivo, que
amenaza con desaparecer la propia cosmovisión del niño. El maestro es la expresión
de un proceso de aculturación, de domesticación intelectual, estudia y se forma para
ser parte de una cultura -que siendo ajena a ella-, es obligado a asumir.

¿Qué dice el nuevo enfoque educativo?

Lo contrastante en la escuela es que el nuevo enfoque educativo concibe a la


naturaleza como un recurso a explotar. Hoy se dice que debe hacerse racionalmente,
cuidando el medio ambiente. Pero desde nuestra manera de ver, la crisis ambiental la
desertificación, la pérdida de biodiversidad, el recalentamiento del planeta, la
extinción de bosques, entre otros, son producto de un conocimiento que está
sustentado en el desarrollo en la ciencia y tecnología, que en los últimos 50 años ha
llevado al colapso a nuestro planeta tierra, pues arremete contra la vida misma. Con
esta forma de conocimiento se erosiona el saber de los niños. Los postulados de la
pedagogía actual se basan en corrientes universalizantes como son la psicología
genética de Jean Piaget, psicología cognitiva de Bruner y Ausubel, quienes asumen que
los aprendizajes serán seguros y duraderos en la medida que sean significativos para el
alumno, etc. El aprendizaje en esas lógicas se produce por etapas y experimentando.
La escuela hace que los hombres de las comunidades tengan “dos corazones”

Esta apreciación es consecuencia de las dos anteriores en tanto se predica que la


educación es la única salida de la pobreza y postergación que vive el poblador andino.
La escuela nos hace creer que la vida en las ciudades es mejor y los jóvenes se agarran
de eso, al no conseguir ese ansiado bienestar se sienten frustados y chocan hasta con
sus padres y agarran cualquier política, y por experiencia los campesinos saben que
esto sólo trae desgracias y desarmonías en el pacha. Entre ellos mencionan los
problemas de violencia social vivida en la región, la proliferación de las sectas
evangélicas, la presencia del egoísta teofilucha (la plaga del papa uru), etc.

Conclusión

En esta nueva forma de entender el aprendizaje en la escuela intercultural, el docente


aprende mientras enseña; y enseña mientras aprende. El sistema escolar está
diseñado para enseñar la cultura occidental, los saberes andinos se aprenden en los
hogares campesinos, la escuela debería preservar estos saberes campesinos con una
actitud afectuosa y de respeto y propiciar la conversación de ambos saberes de
manera equivalente.

La disminución del respeto que la escuela ocasiona se traduce en la pérdida de la


relación sagrada de los runas hacia sus deidades y naturaleza. ¿Cómo la escuela es
responsable? Según los comuneros por tres razones: a) La escuela los hace “qakqi
simi” a los niños/as -sus palabras no expresan cariño; b) La escuela hace que los
hombres sean “iskay sunqus”, tengan dos corazones, y c) El respeto pasa por la fe en
Dios, mientras que los profesores no creen en Dios.

Final mente podría decir que la escuela no es amable con el saber de los niños por que
la educción actual persigue otros fines que plantea los grandes poderes de la alta
sociedad quienes deciden que es lo que las personas aprendan, para que sean sus
eternos esclavos, es por tal sentido que los docentes tenemos que darnos cuenta y
cambiar esa enseñanza occidental y partir de la revaloración de los conocimientos de
cada comunidad y revalorar ciertos conocimientos que son muy valiosos.

Aprovechemos que el currículo es abierto y diversificado para partir de sus


conocimientos de los pueblos y que su identidad crezca cada vez mas.

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