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Etnobiología y conservación: el concepto de importância cultural para


entender la relación entre humanos y grandes depredadores

Chapter · January 2018

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7 authors, including:

Felipe Ruan-Soto Dídac Santos Fita


Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México Federal University of Pará
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estos grupos en la mayor parte de sus Octavio Monroy Vilchis

L
áreas de distribución en el mundo. Sus Miembro del Sistema Nacional de Inves-
a presente obra es el resultado del Simposio Internacional tigadores (nivel 2) del Conacyt. Ha im-
investigaciones están enfocadas para Biología de la Conservación: Grandes Depredadores de
extraer enseñanzas y datos que permitan partido diversos cursos en temas sobre
México, organizado por el Cuerpo Académico Consolidado conservación de especies en peligro de
establecer políticas de conservación de Ecología Conductual y Conservación, Centro de Investigación en

Octavio Monroy Vilchis • Vicente Urios Moliner •


estas especies. También ha trabajado en extinción en Centroaméroca y Sudamé-

Martha Mariela Zarco González (editores)


Ciencias Biológicas Aplicadas, Universidad Autónoma del Esta- rica; además tiene varias publicaciones
el diseño y gestión de parques naturales do de México. En este evento participaron investigadores de 12
y en el impacto ambiental de grandes in- sobre mamíferos carnívoros en México,
instituciones nacionales y una extranjera. Se realizó un análisis Sur América y África. Ha recibido 2 reco-
fraestructuras. Además es autor de más amplio del estado de conservación de 21 especies de grandes
de 90 artículos científicos y 10 libros so- nocimientos por el gobierno del Estado
depredadores distribuidas en todo el mundo, principalmente de México, gracias a sus aportaciones
bre estos temas. grandes mamíferos y reptiles como cocodrilos, su densidad en al conocimiento y conservación del am-
diversos sitios a nivel mundial y las perspectivas de conservación. biente. La calidad de sus publicaciones
Martha Mariela Zarco González Todas las especies analizadas están en alguna categoría de ries-
Especialista en temas de biología de la le ha conferido el prestigio de ser uno
go a nivel internacional. de los 1500 científicos mexicanos con
conservación, pertenece al Sistema Na- Como resultado del simposio se evidenció que su conserva-
cional de Investigadores (nivel 1) del Co- mayor número de citas, en los últimos 3
ción es cada vez más crítica, y debemos sumar esfuerzos institu- años (2015 al 2018). Su productividad
nacyt. Ha impartido diversos cursos so- cionales (gubernamentales y académicas) así como sociedad en
bre las aplicaciones de herramientas de académica se sustenta en la publicación
general para llevar a cabo acciones inmediatas para mantener las de 7 libros; 16 capítulos de libro en re-
análisis espacial en estudios ecológicos poblaciones de estos grandes depredadores.
de especies en riesgo y conflicto huma- conocidas editoriales; 54 artículos de in-
Además se analiza en este libro de manera específica el caso vestigación publicados en revistas cien-
no, fauna silvestre, en México y Sudamé- de los grandes depredadores terrestres mexicanos, como el ja-
rica. Su producción académica incluye tíficas de nivel internacional y nacional
guar, el oso negro y dos especies de cocodrilo. Se muestra la in-

SITUACIÓN ACTUAL DE LOS GRANDES DEPREDADORES


20 artículos de investigación publicados en índices de alto impacto como Journal
formación más reciente sobre estas especies, así como algunos Citation Reports y SCOPUS. Es líder del
en revistas científicas internacionales in- estudios de caso en diferentes sitios del país. También se com-
dizadas en el Journal Citation Reports y Cuerpo Académico Consolidado Ecolo-
parten resultados y estrategias que se han aplicado localmente gía Conductual y conservación. También
Scopus, así como 2 libros y 4 capítulos para incrementar la sobrevivencia de las especies. Por otro lado,
de libro. Durante 5 años que ha laborado participa en el núcleo básico de Progra-
se analiza el papel de algunas instituciones que resguardan, ex mas de posgrado con prestigio nacio-
en la Universidad Autónoma del Estado situ, a estos grandes depredadores y como pueden contribuir
de México ha impartido cursos de licen- nal. Es revisor de revistas nacionales e
con acciones que favorezcan su conservación. Finalmente se internacionales de investigación, de alto
ciatura y posgrado. Es revisora de revis-

SITUACIÓN
hace una importante reflexión sobre la participación del humano, impacto así como del Conacyt (México).
tas internacionales de alto impacto, así desde su conocimiento empírico y científico, generado a través
como de proyectos del Consejo Nacional del tiempo, en el manejo y conservación de estas especies. Evi-
de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y per- Vicente Urios Moliner
denciando que la participación de los actores sociales que con- Catedrático de zoología de la Universi-
tenece a diversas sociedades científicas vergen en las zonas de distribución de estos grandes depredado-
nacionales e internacionales. dad de Alicante y director del Grupo de

ACTUAL DE LOS GRANDES


res es indispensable para lograr la convivencia y su conservación. Investigación Zoología de Vertebrados
en esta misma universidad. Ha sido du-

DEPREDADORES
rante 15 años director del Parque Na-
tural del Marjal de Pego-Oliva (este de
España). Sus líneas de investigación
versan fundamentalmente en el estudio
Octavio Monroy Vilchis del comportamiento de aves rapaces y
Vicente Urios Moliner carnívoros, habiendo realizado proyectos
Martha Mariela Zarco González sobre las especies más amenazadas de
EDICIONES ACADÉMICAS (editores)
SITUACIÓ ACTUAL
DE LOS GRANDES
DEPREDADORES

Octavio Monroy Vilchis


Vicente Zarco Urios Moliner
Martha Mariela Zarco González
(editores)

EDICIONES ACADÉMICAS
Primera edición, 2018

DR. © Octavio Monroy Vilchis, Vicente Zarco Urios Moliner


y Martha Mariela Zarco González.

Diseño de portada: César Susano

DR. © Universidad Autónoma del Estado de México


Av. Instituto Literario 100 Oriente, Colonia Centro,
Código Postal 50000, Toluca de Lerdo
Estado de México
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Diseño y cuidado editorial:


Colofón S.A. de C.V.
Franz Hals 130
Col. Alfonso XIII
Delegación Álvaro Obregón, C.P. 01460
Ciudad de México, 2018
www.colofonedicionesacademicas.com • www.paraleer.com

Contacto: colofonedicionesacademicas@gmail.com

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio sin el
consentimiento escrito de los titulares de los derechos.

ISBN: 978-607-8590-56-8.

Impreso en México • Printed in Mexico


ÍNDICE

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Situación actual de los grandes depredadores terrestres


en el mundo, Vicente Urios, Mª del Carmen Soria, Octavio
Monroy-Vilchis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Estado y conservación del jaguar en México, Cuauhtémoc Chávez,


Martha M. Zarco-González, Saúl Amador-Alcalá, Heliot Zarza,
Gerardo Carreón-Arroyo, Ceballos Gerardo,, Octavio Monroy-
Vilchis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

Manejo y conservación del oso negro (Ursus americanus)


en México, Rogelio Carrera-Treviño, Martha M. Zarco-
González, Nathalia M. Castillo, Octavio Monroy-Vilchis .. . . . . . 137

Etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural


para entender la relación entre humanos y grandes
depredadores, Felipe Ruan-Soto, David Figueroa, Dídac Santos-
Fita, Nathalia Castillo-Huitrón, Andrés Basante, Yasminda
García del Valle, Felipe Reyes-Escutia .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155

El manejo ex situ y su contribución a la conservación de los


grandes depredadores en México, Sofía Manzur, Carlos
Gómez, Pilar Rueda-Zozaya .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  181

7
Cocodrilos de México: perspectivas de manejo y conservación,
Jesús García-Grajales, Giovany A. González-Desales, Marco A.
López-Luna .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  189
ETNOBIOLOGÍA Y CONSERVACIÓN: EL CONCEPTO
DE IMPORTANCIA CULTURAL PARA ENTENDER
LA RELACIÓN ENTRE HUMANOS Y GRANDES
DEPREDADORES

Felipe Ruan-Soto*
David Figueroa**
Dídac Santos-Fita***
Nathalia Castillo-Huitrón****
Andrés Basante*****
Yasminda García del Valle******
Felipe Reyes-Escutia******

Resumen

Para muchos biólogos y conservacionistas, el declive en las poblaciones de


grandes depredadores en México es producto, después de la pérdida de há-
bitat, de la irracionalidad de los ganaderos que optan por cazar a los carní-
voros que amenazan su ganado amén del valor económico que tienen sus
productos, principalmente su piel. Sin embargo, el limitarnos a pensar de
esta manera es una postura muy simplista, ya que la relación entre los car-
nívoros y las sociedades va mucho más allá de un conflicto, es un fenóme-
no complejo y un producto histórico. Desde la Etnobiología es posible
* Becario del Programa de Becas Posdoctorales en la unam, Centro de Investigaciones Multidisci-
plinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur.Universidad Nacional Autónoma de México. María Ade-
lina Flores núm. 34-A, Guadalupe. 29230, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
** Facultad de Antropología, Universidad Autónoma del Estado de México. Calle Mariano Mata-
moros 1065ª, Universidad. 50130, Toluca, México, México.
*** Centro de Investigación en Ciencias Biológicas Aplicadas, Universidad Autónoma del Estado
de México. Instituto Literario núm. 100, Centro. 50000, Toluca, México, México. (Adscripción
actual: Instituto Amazônico de Agriculturas Familiares, Universidade Federal do Pará. Rua Augus-
to Corrêa núm. 01, Campus Universitário do Guamá, CEP 66075-110 Belém, Pará, Brasil.)
**** Centro de Investigación en Ciencias Biológicas Aplicadas, Universidad Autónoma del Estado
de México. Instituto Literario núm. 100, Centro. 50000, Toluca, México, México.
***** Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental, Universidad Nacional Autónoma de Mé-
xico. Antigua Carretera a Pátzcuaro No. 8701, Ex-Hacienda de San José de la Huerta. 58190, Mo-
relia, Michoacán, México.
****** Laboratorio de Educación Ambiental y Sustentabilidad, Instituto de Ciencias Biológicas,
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.

155
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

abordar el fenómeno desde una postura inter y transdisciplinaria que per-


mita comprender el fenómeno en más dimensiones. A través de la evalua-
ción y entendimiento de la importancia que las poblaciones humanas otor-
gan a los depredadores, si consideran que deben conservarse y, sobre todo,
las razones que tienen para estas consideraciones; es posible proponer es-
trategias de conservación acordes con la realidad de las poblaciones huma-
nas, considerando sus intereses y necesidades. Mientras sea mayor la visión
de fauna dañina de los grandes carnívoros que su importancia positiva por
su condición de bienes útiles, será difícil asegurar su supervivencia. Es im-
portante trabajar en su conceptualización como parte del patrimonio bio-
cultural de nuestras sociedades, particularmente nuestros pueblos rurales.

Palabras clave: percepción, conocimiento tradicional, manejo, políticas


públicas, México.

Introducción

Para muchos biólogos y académicos de las ciencias naturales, el escenario


ideal es un paisaje de grandes áreas conservadas sin la presencia de grupos
humanos, ese agente de perturbación y de degradación. Y ciertamente en
grandes regiones del mundo este escenario ideal existe, ya que en Norte-
américa y algunas partes de Europa más del 80% de la gente habita en las
ciudades, constituyendo un patrón de asentamiento eminentemente urba-
no (Naciones Unidas, 2014). Sin embargo, en América Latina y particu-
larmente en México este patrón es diferente, ya que alrededor de la mitad
de la población habita en zonas rurales (Mansilla, 2012). Los grupos hu-
manos, particularmente aquellos originarios, además habitan zonas que
se han caracterizado como de alta diversidad biológica (Boege, 2008). Es-
tas zonas de alta diversidad son a la par territorios ancestrales en cuyos
espacios se han desarrollado conocimientos y prácticas por un largo tiempo.
La dualidad entre el medio urbano y el rural marca la pauta de cómo
se conceptualiza a estos espacios y sus contenidos. Desde la lógica urbana,
existe una concepción de diferencia tajante entre la dimensión de lo hu-
mano con la naturaleza, conceptualizando a la naturaleza como ajena. En
cambio, en las comunidades rurales la naturaleza y lo humano se entre-
mezclan en una misma esencia; la naturaleza no es algo ajeno o lejano, sino
que es el hogar mismo.

156
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

A través de su paso por el mundo, el ser humano ha convivido a lo


largo del tiempo con la fauna que le rodea. Producto de esta interacción
se han generado vínculos cognitivos y emotivos con muchos de animales.
En este proceso, la gente ha utilizado diversas especies en la resolución de
necesidades materiales, otorgándoles valor tangible de usufructo. Asimis-
mo, a otros animales se les ha conferido valor intangible al estar involu-
crados en mitos y rituales por su arraigo simbólico, ocupando un lugar
notable en la cosmovisión de los pueblos (Santos-Fita et al., 2009). Por otro
lado, a otros animales se les ha dado un valor tangible de magnitud nega-
tiva, es decir, aquellos animales que por diversos factores se han concep-
tualizado “dañinos” o que sean considerados una amenaza para la gente o
sus posesiones.
Sea cual fuere el caso, la manera en que las sociedades se relacionan
hoy en día con los animales de su entorno y las actitudes que tienen hacia
ellos es producto de cómo, cuándo y en qué medida cada cultura constru-
ye su noción de los animales, delimitando sus atributos categóricos en
función de circunstancias particulares (Santos-Fita et al., 2009), es decir,
es producto de un proceso eminentemente histórico.
Para el caso de los grandes depredadores, particularmente en el terri-
torio de la vasta área cultural de Mesoamérica, se ha escrito mucho acerca
de su valor intangible, sobre todo el papel que tenían animales como el
jaguar (Panthera onca) (González, 2001; Valverde, 2004) y el cocodrilo
(Crocodylus acutus y C. moreletii) (Arellano, 2001) entre grupos humanos
en tiempos precolombinos. Por otro lado, también se ha escrito mucho
acerca del valor tangible de magnitud negativa que tienen los depredado-
res, sobre todo caracterizando la relación de conflicto entre estos animales
y el humano por los daños que los primeros ocasionan a los cultivos en el
caso del oso negro (Ursus americanus) y, sobre todo, al ganado en el caso
del puma (Puma concolor) y el jaguar (Amador, 2011; Figueroa, 2015). En
todos estos trabajos es frecuente notar los reclamos del sector de la acade-
mia preservacionista hacia los habitantes de zonas rurales, atribuyéndoles
la entera culpa del bajo número poblacional de estos animales, producto
de la cacería indiscriminada motivada por su ignorancia y nula compren-
sión del papel tan importante de los depredadores en el ecosistema.
Limitarse a pensar que el humano y las sociedades que conforma son
malas, ignorantes y que sus actividades productivas no hacen otra cosa que
destruir la biota y los ecosistemas es un razonamiento simplista y, sobre

157
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

todo, no ha ayudado en términos de construcción de políticas de conser-


vación que estabilicen las poblaciones de los grandes depredadores. La-
mentablemente, los ejemplos de malas políticas y prácticas para la conser-
vación hegemónicas, verticales y descontextualizadas abundan en México.
Más aún cuando a priori pensamos que la relación entre depredadores y
humanos como un “conflicto” y no como un fenómeno complejo y un
producto histórico el cual tenemos que abordar no solamente desde la
biología, sino desde una multitud de disciplinas y enfoques que nos per-
mitan dimensionar el problema en sus múltiples aristas y magnitudes.
En este sentido, la etnobiología surge como un campo científico que
puede apoyar para estudiar este punto de encuentro entre carnívoros y
humanos. Ésta es una disciplina híbrida que reúne orientaciones teóricas
y metodológicas tanto de las ciencias sociales como de las ciencias natu-
rales, la cual persigue el objetivo de comprender la complejidad de las
relaciones establecidas entre las distintas sociedades y su ambiente. Esto a
través de la descripción y análisis de cuestiones o variables relacionadas
con aspectos cognitivos (percepciones y lenguaje), conocimientos bioló-
gicos y ecológicos tradicionales, aprovechamiento y manejo de ecosistemas,
y cómo se relaciona esto con la cosmovisión y el proceso histórico del
grupo humano en cuestión. Abordar esta tarea no es fácil y menos aún
desde una perspectiva unidisciplinaria. Al reconocer el objetivo de estudio
como un fenómeno complejo, la Etnobiología pretende seguir el camino
hacia la transdisciplina, intentando desarrollar epistemologías, metodolo-
gías y teorías propias, partiendo desde aproximaciones interdisciplinares
apoyándose particularmente de la antropología y la biología.
El objetivo del mansucrito es analizar la relación entre sociedades y
grandes depredadores en su complejidad y entenderla como algo más allá
de un “conflicto”. Presentamos a la Etnobiología como una disciplina que
puede ayudar a entender dicha relación investigando las maneras de la
gente en percibir a los depredadores, los conocimientos biológicos y eco-
lógicos que tienen sobre éstos, y, sobre todo, acerca de las razones por las
cuales las sociedades consideran importantes o no a los carnívoros, bajo
la primicia de que la gente conserva lo que tiene una importancia cultural
positiva (Hunn, 1982). Asimismo, se presenta el concepto de importancia
cultural y diferentes metodologías para analizarla como una propuesta
metodológica para evaluar qué animales considera importantes la gente y
sus motivaciones para esta consideración.

158
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

La relación con la fauna de hoy


es un producto histórico

Desde sus orígenes, los grupos humanos, a través de sus atributos cultu-
rales (memoria y conjugación, comunicación, capacidad para elaborar
implementos, curiosidad, organización social, entre otros) junto con su
necesidad de subsistencia, han identificado regularidades del planeta (Lu-
na-Morales, 2002). Todos estos saberes son producto de experiencias e
indagaciones (Reyes-Córdoba, 2003). A través de observaciones en la na-
turaleza, los humanos han identificado sus discontinuidades y generado
conocimientos acerca de ésta. Desde aquellos que le permiten identificar
a las especies con las que interactúa, descripciones detalladas de su biolo-
gía o la distribución de algunos de los organismos, hasta el conocimiento
de otros factores abióticos o inclusive las propiedades emergentes de los
ecosistemas.
A partir de una acumulación continua de experiencias y eventos en
circunstancias concretas (ecológicos, geográficos, económicos, psicológi-
cos, afectivo-emocionales, epidemiológicos, filosóficos, sociales, lingüísti-
cos, cosmogónicos, religiosos y culturales en sentido amplio) en la vida de
cada individuo y de su grupo social, se van configurando diferentes per-
cepciones y representaciones de cada animal de su entorno. Estas estruc-
turas a su vez actúan como filtros que regulan la manera que tendrá el
sujeto de aproximarse a su entorno, es decir, son tanto la causa como el
efecto en un proceso dialéctico. Todo este bagaje no es estático, sino capaz
de reconfigurarse adaptándose a nuevas circunstancias tanto ecológicas
como culturales (Ruan-Soto et al., 2013).
En este proceso, los grupos humanos hemos partido de ontologías
distintas, esto es, cada quien conceptualiza el mundo y los elementos que
contiene de manera diferente. Asimismo, hemos desarrollado formas di-
ferentes de conocer a esta realidad, es decir, hemos construido diferentes
epistemologías para explicarnos los fenómenos que observamos. En este
sentido, es posible afirmar que no existe una sola realidad, sino tantas como
ontologías y epistemologías existan.
Por ello, es incorrecto pensar que la ciencia occidental ha sido la única
que ha desarrollado conocimientos válidos y verdaderos acerca de aspec-
tos taxonómicos, biológicos y ecológicos de las especies animales. Otras
sociedades “no occidentales” o “tradicionales” también han generado sis-

159
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

temas científicos que han permitido que la gente aproveche sus recursos
de manera eficiente logrando así su subsistencia (Escobar-Berón, 2002). A
través de generaciones, las sociedades tradicionales han observado distin-
tos aspectos de la biología de muchos organismos, incluidos los depreda-
dores: aspectos de comportamiento (hábitos alimentarios, reproducción,
cantos y sonido), ecológicos (depredadores, presas, asociaciones, migra-
ciones), geográficos (sitios donde se encuentra, sitios de pernocta, sitios
de alimentación), fisiológicos (propiedades, compuestos y metabolitos,
estrategias reproductivas, entre otros), su desarrollo ontogenético y su es-
tructura anatómica, por mencionar algunos. Estas observaciones acumu-
ladas, estructuradas y consensadas entre los integrantes de las comunida-
des se les puede llamar Conocimientos Biológicos Tradicionales (Berkes et
al., 2000). Estos conocimientos surgen de la observación de la realidad
empírica y casi nunca son saberes triviales, sino que son de vital impor-
tancia para la subsistencia de las personas que dependen en buena medida
de los recursos de su entorno (Fernández-Giménez, 2000).
Desde la década de los 1970, la ciencia occidental reconoce que el
cuerpo de conocimientos de las sociedades tradicionales puede ser una
fuente de datos importante acerca del funcionamiento de la naturaleza que
la academia aún desconoce, y, sobre todo, cómo podemos utilizarlos para
plantear esquemas de aprovechamiento sustentable de los bienes y servicios
biológicos (Berkes et al., 2000). Muchas disciplinas como la etnobiología,
se han enfocado en documentar los conocimientos tradicionales. Estos
conocimientos fueron generados, como se mencionó anteriormente, por
una necesidad de sobrevivir en el medio en que habitaban. Al mismo tiem-
po, era menester diseñar esquemas de aprovechamiento que permitieran
el cuidado y la conservación de estos organismos, ya que de su presencia
dependía la supervivencia de las personas y la reproducción de su sociedad
y cultura (Moran, 2008). En este sentido, el uso y manejo de la fauna debía
de tener como eje la sustentabilidad, ya que de otra manera se ponía en
riesgo la reproducción material de la cultura en cuestión.
Entre las sociedades campesinas y tradicionales, es posible ver cómo
hoy en día existen ejemplos de manejo sustentable de los bienes que exis-
ten en su territorio, basados en el respeto hacia la naturaleza y en el apro-
vechamiento que les permite sobrevivir a todos los elementos de su cosmos
(Boege, 2008). Sin embargo, en México y en Latinoamérica la realidad
actual es mucho más compleja. Al campesino y a las comunidades tradi-

160
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

cionales se les ha impuesto desde lo político una serie de formas y esque-


mas de vivir como la única forma válida de ser parte del mundo. Paulati-
namente, las comunidades rurales se van alejando del campo; no sólo como
espacio donde reproducen su cultura y su esencia misma, sino que se ale-
jan de su propio territorio que les proporciona los elementos para resolver
sus necesidades, además de que les confiere identidad y poder. En este
modelo impuesto se va cambiando la noción de bienes comunales que
tienen las especies, por el de recursos que pueden ser explotados para el
beneficio de unos cuantos; el objetivo deja de ser el cuidado y respeto por
las especies que se aprovechan para subsistir y se vuelve la explotación de
ellas para obtener ganancias económicas..
La ganadería es una actividad que, junto con la milpa, la recolecta de
productos forestales (maderables y no maderables), la pesca, la caza, e
incluso la prestación de algunos servicios ecoturísticos, permite la obten-
ción de los satisfactores necesarios para la supervivencia de la unidad fa-
miliar. Aunado a ello existen otras marcadas diferencias dentro de México.
En muchas sociedades campesinas y sobre todo indígenas, es vigente el
papel destacado de los grandes depredadores en la cosmovisión, en el cor-
pus de sus conocimientos e inclusive en algunas prácticas culturales, en
especial el jaguar: Danza del Jaguar entre los amuzgos en Guerrero (Luja-
no, 2013) y Danza de los Tecuanes en varios estados del país (Horcasitas,
1980; Cortés, 2015). Están presentes en sus narrativas y son observados
con cierto respeto y reverencia. Sin embargo, en otros espacios con socie-
dades semiurbanas o urbanas, los carnívoros no son parte de sus conoci-
mientos culturales, se miran con desapego, como algo exótico y de ningu-
na manera vinculante.
En este sentido, si por un lado las prácticas productivas se conceptua-
lizan diferente y persiguen objetivos distintos, y por el otro los depreda-
dores también son concebidos como entidades diferentes, las amenazas a
dichas prácticas productivas (como lo son los daños provocados por los
grandes depredadores) también son conceptualizadas de manera distinta.
Sin duda las relaciones que se han establecido entre pobladores y carnívo-
ros a lo largo del tiempo han estado marcadas por diferentes acontecimien-
tos y han sido valoradas de maneras distintas. De ahí, la importancia de
investigar el pasado histórico de estas relaciones y tratar de encontrar la
mayor cantidad de información que ayude a entender el por qué un animal
es percibido de una u otra manera hoy en día.

161
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

Un ejemplo de esto es lo mucho que se ha escrito acerca de la situación


que existe hoy en día entre las poblaciones europeas y el lobo (Canis lupus):
el daño que provoca al ganado, las estrategias a seguir para remediar este
conflicto e incluso las percepciones que se tiene sobre este depredador que
casi siempre giran en torno a sentimientos de miedo (Milheiras y Hodge,
2011; Hovardas y Korfiatis, 2012). Sin embargo, desde la biología intere-
sada en la conservación de esta especie, no se repara mucho en echar la
vista atrás en el tiempo y analizar, a través de herramientas históricas, la
gran cantidad de mitos, leyendas y conocimientos locales asociados a este
animal (Álvares et al., 2011), así como de analizar cómo han sido los pro-
cesos históricos que han seguido las poblaciones humanas en estos terri-
torios.
De la misma manera, en el área mesoamericana es una constante nom-
brar al jaguar de gran importancia y como personaje central de diferentes
cosmogonías, rituales, manifestaciones artísticas y religiosas: “una pieza
clave del mundo prehispánico y forma parte esencial de nuestras raíces
culturales” (Manterola et al., 2011). Sin embargo, difícilmente desde la
biología nos adentramos más allá en el análisis de larga duración para ver
cómo ha sido esta relación a través del tiempo, dejando a un lado las apo-
logías hacia los habitantes de tiempos precolombinos y las satanizaciones
a los tiempos modernos y realizando interpretaciones más fundamentadas.

Solo se conserva aquello que tiene


una importancia cultural positiva

No obstante este panorama acerca del cúmulo de conocimientos y esque-


mas de aprovechamiento sustentable, no es posible que los grupos huma-
nos hayan generado conocimientos y cuidados para toda la fauna que les
rodeaba, siendo que esta acción iría más allá de las capacidades humanas
(Hunn, 1982).
Los conocimientos biológicos tradicionales no son igualmente amplios
y profundos para todos los organismos. Al parecer, los organismos cultu-
ralmente más importantes reciben mayor atención, ya sea por los benefi-
cios que se pueden obtener de ellos, por el daño que ocasionan o por su
papel en la cosmovisión del grupo. Hunn (1982) propuso que la importan-
cia cultural podría definirse como la importancia que desempeña un or-

162
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

ganismo dentro de una cultura particular. Cada organismo que tiene cier-
ta relevancia para un grupo cultural exhibe un grado de importancia.
Aunque esto no se ha evaluado, se podría pensar que cuanto más impor-
tante es un organismo para una cultura particular, mayor cantidad de co-
nocimiento se habrá generado y acumulado.
Como se mencionó con anterioridad, al humano puede resultarle un
animal importante culturalmente por diferentes aspectos. Puede resultar-
le significativo porque le ha conferido un valor tangible de usufructo, es
decir, por ser fauna útil. También puede resultarle importante por haberle
conferido valores intangibles como cierto lugar en su cosmovisión, expre-
sado a través de su mención o presencia en rituales o narrativas que refie-
ren aspectos cosmogónicos. Para Londoño-Betancourth (2009), la valora-
ción cultural es un mecanismo que busca conocer la importancia que le
otorgan los individuos y la comunidad a la fauna silvestre con base en los
usos que el individuo y la comunidad le dan y la importancia que ésta
recibe en función de los beneficios generados por estos usos, los cuales
pueden ser alimentación, medicinal, comercial, ritual, ornamental y arte-
sanal, entre otros. Como un ejemplo de estos estudios, Monroy-Vilchis et
al. (2008) evaluaron la importancia de la fauna de vertebrados en una re-
gión del Estado de México, donde los datos muestran que las especies de
vertebrados utilizados son las de mayor importancia. A su vez, García del
Valle et al. (2015) muestran como diferentes narrativas de grupos lacan-
dones y mestizos de la Selva Lacandona, Chiapas, contextualizan la im-
portancia que le confieren a muchos animales independientemente de su
utilidad. Estos dos aspectos que se mencionan reflejan una importancia
cultural positiva; sin embargo, también existen animales que son percibi-
dos como un agente con una importancia negativa, que provocan un daño
o al menos son una potencial amenaza ya sea para los cultivos, el ganado
o para la propia integridad de las personas.
Existen evidencias que sugieren que, cuando se trata de comunidades
campesinas, la gente interesada en el desarrollo de políticas de conserva-
ción no tiene que preocuparse tanto por la conservación de la fauna que
tiene una importancia cultural positiva. Estas comunidades, por lo general,
han desarrollado y mantienen vivo un cuerpo de conocimientos ecológicos
tradicionales y prácticas de aprovechamiento sustentable que le permite a
la fauna mantener poblaciones más o menos estables. Ejemplo de ello es
el aprovechamiento que hacen de especies como el tepezcuintle (Cuniculus

163
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

paca), el armadillo (Dasypus novemcinctus) e incluso venados (Odocoileus


virginianus, Mazama sp.) comunidades mayenses del sureste mexicano
(Santos-Fita, 2013).
Por otro lado, para las especies que tienen una importancia cultural
negativa, es necesario ocuparse más a fondo, ya que al ser una amenaza
potencial o muchas veces real, la gente las persigue, las elimina y/o no les
preocupa su conservación. En otras palabras, estudiar cuáles son aquellos
factores sociales y culturales que predisponen a actitudes negativas sobre
determinada fauna. Por lo menos en México, éste es el caso de los grandes
depredadores como el oso negro, el jaguar y puma, y los cocodrilos. ¿Cómo
conservar una especie que la gente busca eliminar? Es una pregunta per-
tinente que no tiene una respuesta concreta. Aun en países con grandes
esfuerzos en programas de educación ambiental han fracasado, cuando se
trata de especies concebidas como dañinas. Ejemplo de esto es el estudio
de Bjerke et al., (2008), donde documentan que el 53% de la población en
Noruega desearía que los lobos desaparecieran por completo o al menos
redujeran su número poblacional. En México también se han hechos mu-
chos esfuerzos que sí han tenido eco en el discurso de muchas personas
en las comunidades rurales. Si bien la mayoría de las personas en la Selva
Lacandona, Chiapas, saben que los jaguares y pumas son especies impor-
tantes en el ecosistema, que son especies que debemos proteger y conser-
var y que son especies amenazadas o el peligro de extinción, al mismo
tiempo las conceptualizan como especies dañinas de las que hay que cui-
darse y que son una amenaza, avalando el hecho de que en ciertos casos
es mejor eliminar a los individuos que resulten un problema. Estas reali-
dades encontradas entre los discursos conservacionistas y las situaciones
cotidianas crean una polifasia cognitiva en los individuos, tensiones entre
diferentes comprensiones sobre un mismo fenómeno que prevalecen de
un modo contradictorio (Barreiro y Castorina, 2009).
Sin embargo, a través del estudio de la importancia cultural es que se
puede evidenciar qué especies son importantes y, sobre todo, los argumen-
tos de la gente local, entendiendo así cuáles son los indicadores que esta
gente considera más significativos para valorar la importancia positiva o
negativa de una especie. El evaluar y entender la importancia cultural de
los bienes y servicios naturales, se ha convertido en una meta recurrente
del quehacer teórico-metodológico de la etnobiología, tanto a través de
herramientas cuantitativas como cualitativas. A continuación se expondrán

164
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

tres estudios de caso para dar cuenta de las dimensiones y complejidad


que envuelve la conservación de los grandes depredadores y en general el
análisis de la interacción humano-naturaleza: la sierra-costa nahua de Mi-
choacán; la región chinanteca de Oaxaca; y el centro de México enfocado
en la Sierra de Nanchititla.

La percepción del jaguar


en la Costa de Michoacán

En las formas en que se genera la relación entre la sociedad y la naturaleza,


se construyen entramados significativos que implican formas de percep-
ción del entorno, así como dinámicas de vinculación, uso e intercambio
(en diversos niveles) de los elementos de dicho entorno. En ese proceso se
pueden gestar diversas tensiones, conflictos y negociaciones a raíz de la
implementación de políticas ambientales que delimitan el acceso a recur-
sos concebidos como comunales, así como la injerencia de actores sociales
diversos que, de igual forma, pueden trastocar la percepción y el actuar en
la naturaleza.
En la comunidad nahua de Pómaro, Michoacán, la forma de percibir
el entorno se ha anclado en diversos simbolismos que, en muchos casos,
se han arraigado de forma tradicional, incluso exponiendo reminiscencias
del pensamiento mesoamericano. La visión social del jaguar es un caso
significativo de las relaciones simbólicas de la naturaleza, en la cual los
nahuas muestran una perspectiva de aceptación y respeto al felino, asu-
miendo su papel cíclico en el entorno natural y no como un “problema”, a
pesar de que varios pobladores cuentan con cabezas de ganado. No obs-
tante, no se puede negar que la percepción de naturalidad y convivencia
con el entorno empezó a tener modificaciones y nuevos referentes de asi-
milación con la llegada de algunos grupos sociales que incursionaron en
las costas de los pueblos nahuas para hacer uso de la fauna silvestre con
un sentido mercantil desde la década de 1950. Con ello, se introdujo la
percepción de la naturaleza como un bien comercializable en un contexto
monetario, elemento que no era común para los indígenas, puesto que se
aplicaban sistemas de intercambio de productos entre los pueblos de la
costa y la sierra, y aunque algunas personas llegaban a recibir un pago por
ellos, esto se efectuaba en un contexto de venta de excedentes de las cose-

165
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

chas y productos manufacturados, mas no de los elementos de la natura-


leza por sí misma.
Algunas narraciones de los pobladores cuentan de barcos que llegaban
a la costa principalmente venidos de Manzanillo, Acapulco y algunos más
del Norte de México “y empezaron a hacer destrozos, mataron tigres, tor-
tugas, venados, empezaron a matar animales”. En las décadas de los 1960
y 1970, se generó un comercio prácticamente inexistente en la zona, esto
es, la de pieles de algunas especies, como el jaguar, el lagarto (Crocodylidae)
y eminentemente la tortuga (Chelonioidea). Los comerciantes de pieles y
carne ya no venían directamente a cazar a los animales, sino que empeza-
ron a pagarles a los propios pobladores de la zona por realizar la acción.
En ese sentido, el intercambio monetario relacionado a la fauna local pro-
vocó desajustes ecológicos importantes, al grado en que en estos últimos
años varias especies se han alejado de la costa e incluso es posible que
hayan desaparecido de la zona. A lo anterior, se sumó la construcción de
la carretera federal Lázaro Cárdenas-Manzanillo que también reestructu-
ró el paisaje cultural y ecológico de la región a partir de la década de 1980.
A pesar de que es poco común encontrar al jaguar en la sierra, algunas
personas mencionan casos de pobladores que no hace mucho vieron al-
guna huella.
Un caso donde este felino, mejor conocido por los pobladores como
“tigre” o tecuani, está presente de forma significativa es en el ritual lúdico
conocido como el Juego de toros, que se reliza durante la fiesta de los fieles
difuntos a partir del día 31 de octubre y hasta el 2 de noviembre. En este
juego se construyen toros con ramas y cartones que son posteriormente
utilizados como una especie de coraza que carga cada participante forman-
do un ganado, el cual es guiado por caporales y vaqueros. A su vez, hay
otros animales que también se construyen con varas, cartones y lonas,
como lo son las tortugas, zorrillos u otros animales que habitan en la re-
gión. Uno de los más importantes es el “tigre”, que tiene un papel primor-
dial para el juego.
El “tigre” o jaguar se vuelve el principal rival para los toros, lanzando
su gruñido, simulado con un juguete: un huaje que lleva unas ramas o
yerbas duras que al ser friccionadas producen el sonido similar al del ja-
guar. Todos los participantes actúan representando el papel de la cotidia-
neidad. El jaguar se echa a dormir después de haberse comido un toro y
se sube a los árboles; mientras que los caporales cuidan su ganado y lazan

166
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

a los que se están desperdigando. El ganado es llevado por el pueblo, los


participantes juegan a cornearse o simulan estar pastando. En ciertos mo-
mentos, cuando los toros están jugando a toparse y se dispersan, el jaguar
busca robarse algunas vacas y toros. Si el jaguar logra su objetivo, entonces
todos lo persiguen, lo apedrean y le dan varazos para quitarle el toro. En
ocasiones lo logran, mientras que en otras el tigre sale triunfante y destru-
ye el toro simulando que lo está devorando.
El jaguar tiene un papel antagónico con relación al ganado, sin embar-
go en algunas historias de la tradición oral el ganado es una posesión del
diablo, a diferencia del jaguar, quien simbólicamente en otras historias
puede tener un vínculo analógico con el brioso, personaje que se le consi-
deraba un Dios del agua. Aunque no hay elementos suficientes para asumir
que el jaguar es una metáfora de dicho dios, no obstante, en el ritual, re-
presenta parte de la cotidianeidad, no en el sentido de confrontación del
ganado, sino como parte de la fauna comunitaria que también lucha para
vivir.
Ha perdurado el sentido simbólico del jaguar como una entidad de la
naturaleza y por tanto no negativo a la sociedad; de hecho, gran parte de
los pobladores asumen que el jaguar no es un animal peligroso, ya que sólo
ataca si es que la gente lo molesta, por lo cual hay un respeto hacia éste y
se busca no afectar su hábitat. No obstante, diversos procesos históricos
han generado una diversificación de la percepción sobre el jaguar, ya no
sólo como parte de la naturaleza, sino como recurso. Por algunas décadas
perduró esta perspectiva, pero al mismo tiempo la implementación de las
políticas de conservación ambiental regeneraron perspectivas de respeto
a la biodiversidad, en conjunto con una estructura normativa que implicó
asumir el acto de la caza del jaguar y otros animales como ilegal. Estas
medidas pueden haber frenado la caza clandestina de algunas especies, sin
embargo a la vez genera tensiones en cuanto al acceso a los bienes comu-
nales (en este caso, las comunidades nahuas de Michoacán son núcleos
agrarios de propiedad comunal). Siendo así, la problemática de la caza del
jaguar no se debe a un sentido de propiedad comunal y libre acceso, sino
a la forma en que fue redefinido simbólicamente el jaguar como un recur-
so económico en un contexto donde el capital se impuso en los procesos
de interacción y uso de la naturaleza.

167
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

Salvaguarda del jaguar, problemática


ambiental compleja. El caso de la Chinantla.

El estudio buscó fortalecer los procesos de desarrollo local en donde el ser


humano y sus comunidades aún conservan modelos tradicionales de vida
y en cuyos paisajes se permita aún la coexistencia con el jaguar. Se trató
particularmente del rescate y fortalecimiento del manejo simbólico del
jaguar, el cual se ve esencial y prioritario para un desarrollo endógeno por
parte de las comunidades chinantecas, apoyándose de herramientas de
cartografía participativa.
Cabe reconocer las carencias que se han tenido en términos de salva-
guarda del patrimonio biológico por haber avanzado básicamente desde
la mirada casi unidisciplinaria de la biología y la ecología. De esta manera,
el trabajo realizado pretendió ser una aportación para la creación de una
metodología integral para la conservación de grandes carnívoros y especies
emblemáticas y de importancia cultural; considerando aspectos geográfi-
cos, socioculturales, económicos y políticos, además de los biológicos y
ecológicos. Ligar la cultura que sobre el jaguar crearon los chinantecos con
el manejo integrado del territorio, a partir de nuevos métodos de mapeo
comunitario, puede ayudar a generar una reflexión acerca del verdadero
compromiso con la conservación de uno de los paisajes más espectacula-
res de México, la Chinantla, tanto por su relieve como por la diversidad
biológica y cultural.
El área de trabajo fue el territorio de dos núcleos agrarios compuestos
por las comunidades indígenas chinantecas de San Pedro Tlatepusco (SPT),
Santiago Tlatepusco (ST), municipio de San Felipe Usila, ubicado al Norte de
Oaxaca, todas del Comité Regional de los Recursos Naturales de la Chinant-
la (Corenchi). El territorio agrario de estas cuatro comunidades coincide con
los parteaguas de dos cuencas, del río Perfume y del río Tlatepusco. Esta
característica es de gran interés, debido a que cuando las fronteras políticas
comunitarias coinciden con las cuencas se puede potencializar un correcto
manejo de los recursos naturales. En su interior, esta cuenca contiene prin-
cipalmente bosques mesófilos de montaña (en buen estado de conservación),
selva alta perennifolia, acahual en varios tiempos de descanso, milpa, cafetal
y algunos potreros. La región está considerada actualmente como la segunda
más húmeda del país, debido a las continuas lluvias que provienen del Golfo
de México y que originan abundancia de manantiales, arroyos y ríos.

168
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

Se realizó un Taller de Evaluación Rural Participativa (terp) en la


comunidad de SPT, donde las comunidades de la cuenca participaron en
lo que llevo por nombre Primera Reunión de la Cuenca Tlatepusco por el
Jaguar y el Maíz Chinanteco (1ra ReCuTlaJaMaChi), donde se discutió la
situación del jaguar y el maíz (Zea Mays L.) nativo en su territorio, en
Oaxaca y en México, buscando generar consensos sobre el estado de co-
nocimiento que las comunidades tienen con respecto a estas dos especies.
Los asistentes locales a los talleres y cursos pertenecientes a SPT y ST re-
flexionaron colectivamente sobre su paisaje, el jaguar, así como sobre la
responsabilidad de cuidar los recursos de manera integral y aprovecharlos
de forma diversificada. A estas actividades asistieron autoridades comu-
nales, comuneros, personas de edad avanzada, jóvenes, mujeres y niños de
las comunidades, así como público en general interesado en los temas.
Se crearon dos maquetas a escala 1:10 000 y varios mapas temáticos
con la misma escala, del territorio de SPT y ST; al término del proceso de
investigación sobre el jaguar y el paisaje, éstos quedaron bajo responsabi-
lidad de ambos comisariados de bienes comunales, esperando que ayuden
a los procesos de toma de decisiones y resolución de conflictos en cuanto
al patrimonio natural y cultural de estos pueblos. Asimismo, se capacitó a
un equipo de investigadores comunitarios en cada una de las dos comu-
nidades, como técnicos en mapeo comunitario (construcción de maquetas,
realización de mapas participativos y utilización de la herramienta GPS)
para el apoyo al desarrollo de sus comunidades. Además, se trató la temá-
tica sobre cómo el ser humano maneja la fauna silvestre de maneras diver-
sas a partir de mostrar una revisión histórica de casos en diferentes cultu-
ras del mundo y de México, con énfasis en los grandes depredadores.
Finalmente, se integraron visiones y la toma de acuerdos intercomunitarios
entre los pobladores de ST y SPT.
A partir del trabajo colaborativo de sus habitantes y apoyados por las
maquetas y mapas, se reveló la cuenca en su conjunto, y bajo una temática
dirigida se concluyó el proyecto con la postulación de criterios obtenidos
de forma participativa para la conservación del jaguar y el paisaje que los
sostiene, así como para propiciar el desarrollo comunitario, donde el cul-
tivo de la milpa es fundamental. Lo primero que se hizo fue definir la
problemática del jaguar y del maíz a nivel nacional, regional y local. Pos-
teriormente, se continuó con el procesamiento progresivo de la informa-
ción cartográfica comunitaria para llegar a un autodiagnóstico de la situa-

169
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

ción del jaguar y del maíz en estas comunidades. Se elaboraron transectos


de la cuenca para observar el posible funcionamiento de los corredores de
fauna y biodiversidad, así como los patrones de cultivo del maíz. En segui-
da se elaboró un esquema parcelario de la milpa y dos cronologías para los
últimos 100 años acerca del conocimiento del jaguar y el maíz, de donde
se obtuvo un calendario estacional y líneas de tendencia. Por último, se
clasificaron los problemas y a cada uno de ellos se le asignaron oportuni-
dades; dicha información se integró a una matriz, la cual sirvió para rea-
lizar el método de priorización por pares y priorización por votos para
concluir con la evaluación de la situación del jaguar y del maíz a partir de
las problemáticas y tendencias analizadas.
Este estudio tuvo importantes aportes para el manejo colectivo de los
recursos naturales, poniendo el ejemplo e influyendo a otras comunidades
que, posteriormente, comenzaron procesos para realizar actividades de
mapeo en sus propios territorios. En el caso de SPT y ST, los resultados, a
manera de criterios para la salvaguarda del jaguar, fueron considerados
por las comunidades dentro del plan de manejo comunitario que elabora-
ron como parte de las acciones que deben realizar al haber sido certificadas
como Áreas naturales protegidas con categoría de Área de Conservación
Comunitaria.
Los estudios del paisaje en regiones donde la población humana coha-
bita con jaguares u otros grandes depredadores son importantes por las
aportaciones al manejo integrado del paisaje (ordenamiento territorial y
ecológico), ya que implican el fortalecimiento de la identidad, el rescate
de la cultura local, la toma de conciencia de la compleja problemática
ambiental, el empoderamiento y autogestión del territorio y los recursos
naturales, y el fortalecimiento de las comunidades rurales que busquen un
desarrollo sostenido. Los resultados cartográficos temáticos elaborados en
esta investigación, en una segunda fase, se podrán unir entre ellos por
medio de Sistemas de Información Geográfica, para encontrar patrones
espaciales entre los aspectos culturales y ecológicos del jaguar, y así discu-
tir y analizar a mayor profundidad si la cultura chinanteca influye o no en
la conservación del jaguar.

170
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

Las dimensiones humanas como estrategia


para la conservación de la fauna silvestre:
el caso del jaguar en el centro de México

Se analizó el conocimiento, las percepciones y actitudes que niños de tres


zonas con diferentes grados de urbanización y cercanía al entorno natural
tienen sobre el jaguar, identificando que el peligro y la amenaza que éste
representa para el humano, así como el considerarlo parte de su dieta, son
los motivos que predisponen a actitudes en contra de su conservación.
Como medida para difundir información sobre su biología y ecología, así
como para el cambio de percepciones y actitudes, se diseñó un taller de
educación, el cual tuvo efecto positivo en los niños, identificando que los
padres fueron los principales receptores de la información. Estos resultados
revelan la importancia de generar estrategias basadas en la información
social, así como en la integración de ésta para la conservación del carní-
voro a largo plazo.
Se categorizaron tres zonas de estudio en el centro del país (Estado de
México), de acuerdo a criterios sociodemográficos y al grado de contacto
con el entorno natural: la zona rural fue la Sierra de Nanchititla, donde se
ha reportado conflicto con el jaguar (Zarco-González et al., 2013); la zona
semiurbana fue la cabecera del municipio de Villa Luvianos; y la zona
urbana fue la ciudad de Toluca. En las tres zonas de estudio se localizaron
escuelas primarias donde a niños de entre 7 y 12 años de edad se les aplicó
un cuestionario que incluyó cuatro apartados: 1) experiencias con el jaguar,
englobando avistamientos, depredación de ganado y ataques; 2) conocimien-
to, que incluyó preguntas relacionadas con la identificación del jaguar, su
alimentación y su importancia para el ecosistema y para el humano; 3) per-
cepciones; y 4) la actitud que tienen hacia su conservación y coexistencia.
Después de la aplicación del cuestionario se realizó un taller de edu-
cación sobre la conservación del felino, donde mediante una plática diná-
mica y participativa se abordaron temas sobre su biología, ecología, estado
de conservación y medidas para prevenir la depredación de ganado. Ade-
más, se incluyeron actividades para que los niños entendieran la impor-
tancia del carnívoro en el ecosistema y las consecuencias de su disminución
poblacional. Finalmente, se proporcionó material para la elaboración de
una marioneta, con la finalidad de sensibilizar a los niños y que este obje-
to fuera un medio para que vincularan a largo plazo la información pro-

171
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

porcionada durante el taller. Luego, cinco semanas después de la aplicación


del cuestionario y del taller de educación, se les pidió a los niños que
contestaran de nuevo el cuestionario inicial. Mediante el análisis de la
comparación del puntaje de conocimiento, percepción y actitud se evaluó
el rendimiento de las actividades realizadas durante el taller de educación.
La aplicación del marco teórico-metodológico de las Dimensiones Hu-
manas (Bath, 2009; Marchini, 2010) en este estudio permitió identificar lo
que un grupo social que resulta trascendental para la conservación a largo
plazo piensa sobre el jaguar, identificando que el conocimiento sobre éste
es mayor en la zona rural. Sin embargo, es mínimo, lo cual demuestra la
falta de interés por parte de los niños debido a la lejanía con el entorno
natural y a la falta de experiencias, principalmente entre los que habitan
en las zonas semiurbana y urbana. Aunado a ello, las percepciones que
predominaron fueron negativas, lo cual no tiene fundamento en los even-
tos de depredación de ganado, que es considerado como una de las prin-
cipales razones de su persecución, sino que se debe a la amenaza y al pe-
ligro potencial que representa para el humano, así como a la creencia de
que somos parte de su dieta, a pesar de que no se reportaron experiencias
de ataques a humano por parte de los niños. Esta información puede estar
vinculada a los medios de comunicación, arraigándose las percepciones
negativas, particularmente en la zona rural.
Estos argumentos predisponen a actitudes negativas, siendo los niños
de la zona rural y semiurbana los que están en contra de su conservación
y de la coexistencia, lo cual resulta ser un desafío para la conservación de
la especie en México, ya que son los habitantes de las zonas rurales de
quienes depende principalmente la conservación de la especie y de su
hábitat. De aquí radica la importancia de este grupo social para la aplica-
ción de estrategias para el mantenimiento y recuperación de sus poblacio-
nes, ya que en un futuro serán ellos los encargados de promover activida-
des como el ecoturismo y programas de incentivos, mediante los cuales se
promueva el uso de la especie para un beneficio social, económico y cul-
tural, y deje de percibirse como una especie dañina que tiene que erradi-
carse; y siendo los habitantes de las zonas urbanas y semiurbanas los que
apoyen dichas actividades mediante sinergias entre los sectores sociales y
gubernamentales.
La información (en este caso, sobre el jaguar) mediante los talleres de
educación es una herramienta eficiente para promover conciencia sobre

172
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

su importancia en el ecosistema, permitiendo al mismo tiempo modificar


las percepciones negativas. En este estudio, las actividades realizadas du-
rante el taller de educación tuvieron un efecto positivo en el incremento
de conocimiento, lo cual permitió que las percepciones y actitudes tuvieran
un cambio significativo a favor de su conservación. Por otro lado, se con-
sidera que los espacios académicos son un medio donde la información
puede tener un efecto mayor en los padres y en otros miembros de la so-
ciedad, a diferencia de que si son promovidos por medios gubernamenta-
les. Es por ello que proponemos el diseño de programas y talleres interge-
neracionales, mediante los cuales exista una participación de los adultos,
para generar un cambio en cuanto a sus percepciones y actitudes.

Para considerar

A lo largo de este texto hemos señalado la necesidad de entender la relación


entre carnívoros y sociedades como un fenómeno complejo que va más
allá de conflicto. Sin embargo, mientras pensamos estrategias para poder
conservar a los depredadores y satisfacer las necesidades de la población
rural, las poblaciones de los primeros se ven fuertemente amenazadas por
considerarse animales dañinos.
Tenemos evidencias para pensar que, en tanto los grandes carnívoros
no sean pensados por la gente que habita las comunidades rurales como
animales con una importancia cultural positiva real, su estadía en este
planeta se verá comprometida. Mientras se continue pensando como fau-
na eminentemente dañina, la gente local no se preocupará por conservar-
los e inclusive continuará eliminando aquellos individuos que le resulten
una amenaza, pese a los grandes esfuerzos que se hagan en materia de
educación ambiental y la imposición de discursos conservacionistas.
Es menester trabajar para poder transformar la percepción hacia los
grandes depredadores de animales dañinos, a animales que son parte del
patrimonio biocultural. Con la utilización de herramientas para entender
la importancia cultural es posible evaluar las concepciones que tiene la
gente al respecto de los depredadores y sobre todo evaluar las razones que
tienen más peso para considerarlas como importantes. Entre los factores
que determinan la importancia de estas especies es posible identificar aque-
llos que confieren una importancia positiva. Un ejemplo de esto es la uti-

173
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

lidad directa como bien de usufructo del animal. Otra es aquellos valores
intangibles que dan identidad como pueblo, sus mitos de origen, diversas
narrativas, por mencionar algunas. Identificando estos factores, es posible
trabajar procesos de educación popular, pero basados en tradiciones cul-
turales propias, que surjan a partir de puntos de encuentro y de diálogo de
saberes entre el conocimiento académico y el conocimiento tradicional.
De esta manera, es posible fortalecer aquellos aspectos positivos que tienen
los depredadores en el imaginario de las sociedades. Esto, a su vez, puede
generar sinergias con otras prácticas donde se “aproveche” la presencia de
los depredadores, como el ecoturismo de observación, por mencionar al-
guno. De tal manera es posible que para la gente tenga sentido conservar
estas especies.
Por otra parte, para minimizar el daño que provocan los carnívoros en
el ganado existen muchas propuestas como el seguro ganadero y otros
subsidios que otorga el gobierno para privilegiar la conservación. Es ne-
cesario mirar en perspectiva estas acciones y evaluar también las repercu-
siones negativas que tienen las políticas paternalistas en muchos estados,
sobre todo en el sur y sureste mexicano. Otras acciones como la utilización
de razas especiales de perros y la instalación de mallas electrificadas (cuan-
do los presupuestos lo permitan) parecen ser mejores opciones para mi-
nimizar el daño al ganado. Asimismo, recuperar y/o promover buenas
prácticas de pastoreo y cuidado del ganado podría ser otro factor que
contribuya a disminuir el daño. Con estas dos líneas de acción se busca
que los daños que provocan los depredadores sean de menor magnitud
espacial, temporal y económica, y, al mismo tiempo, que los beneficios
tangibles o intangibles que brinden de manera directa o indirecta los car-
nívoros a las personas sean mayores y/o más fuertes.
Estas acciones solamente son plausibles si se priorizan tres aspectos
para el trabajo con las comunidades que comparten territorios con los
grandes depredadores:
a) Fomentar la organización comunitaria. Mientras las políticas de
conservación busquen trabajar únicamente con algunos sectores de la po-
blación, evitando la dificultad que conlleva la organización de distintas
formas de pensar con distintos intereses, no se vislumbra un futuro alen-
tador.
b) Un trabajo interdisciplinario que tienda a la transdisciplina. El gra-
ve problema de la ciencia actual es la parcelización de la realidad (Apostel

174
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

1979). Mientras tengamos problemas complejos y formaciones disciplina-


res estrechas, no podremos visualizar la magnitud de las dimensiones in-
volucradas y menos resolverlo de manera acertada y en beneficio de todas
las partes. Es necesario que estos fenómenos se atiendan desde la expe-
riencia de distintas disciplinas y la conjunción de distintos enfoques teó-
rico-metodológicos.
c) Privilegiar el diálogo de saberes a la imposición de estrategias. Cuan-
do la academia y/o el Estado niegan la posibilidad de inteligencia y cono-
cimientos verdaderos en las poblaciones campesinas, sólo se imponen
estrategias, planes y programas que fueron diseñados desde oficinas en las
ciudades con todo el sesgo de investigadores y tomadores de decisiones
que no viven la realidad cotidiana de los espacios rurales. Esta postura
hegemónica cierra la posibilidad de un diálogo y un reconocimiento de la
población campesina como elemento central del fenómeno. Como resul-
tado de esta dinámica, existe una nula apropiación de los programas de
conservación por parte de los que se supone deben ejecutarlos. Es menes-
ter partir del reconocimiento de las dos partes involucradas —academia y
población rural— y fomentar el diálogo de saberes. A través de estrategias
más horizontales como los talleres participativos, es posible escuchar los
problemas y necesidades de todos y todas, y diseñar en conjunto estrategias
que tengan una representatividad comunitaria y que gocen de la aproba-
ción de los involucrados. De esta manera, aumentarán las probabilidades
de una apropiación de las programas de acción por parte de las comuni-
dades locales, ya que ellos mismos participaron en su diseño.
No podemos seguir pensando en la conservación de los grandes de-
predadores sin considerar a las comunidades con quienes comparten el
territorio. Sólo trabajando de manera coordinada y respetuosa podemos
hacer parte de nuestro patrimonio biocultural a los grandes carnívoros.

175
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

Figura 4.1. Fiesta del Corpus Christi, Chiapas, México. Fotografía de Dídac Santos.

Figura 4.2. Taller con niños en Sierra Nanchititla. Fotografía de Nathalia Castillo.

176
etnobiología y conservación: el concepto de importancia cultural

Figura 4.3. Piel de jaguar en la Selva Lacandona, Chiapas, México.


Fotografía de Yasminda García.

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