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Como un pastor joven, recién graduado del instituto bíblico, yo pastoreaba una
congregación de unas 20 personas. Casi inmediatamente me encontré en medio de
muchos conflictos. Sentí que la mayoría de esos conflictos eran absurdos y debilitaban
cualquier cosa que yo quería lograr en la iglesia.
Por medio de esta experiencia aprendí que el conflicto es una parte normal del
comportamiento humano. También aprendí que si yo iba a ayudar las iglesias que
pastoreaba, yo necesitaba aprender cómo manejar el conflicto.
El conflicto definido
Para manejar el conflicto, los pastores primero tienen que entender la naturaleza del
conflicto. El conflicto acontece cuando dos o más personas tratan de ocupar el mismo
espacio al mismo tiempo. El conflicto se desarrolla en la iglesia cuando dos o más personas
luchan por posiciones de liderazgo o competen por sus propias metas y objetivos
personales. Al empezar a chocarse el uno con el otro, sienten que sus metas, posiciones, o
objetivos han sido amenazados. El conflicto que surge es una reacción protectora. Cuando
las personas están amenazadas y su identidad sicológica está amenazada, sus sentimientos
y emociones pueden llegar a ser más fuertes que su razón.
Causas de conflicto
El conflicto es una parte normal de las relaciones humanas, aun en la iglesia. El Nuevo
Testamento muestra que Pablo, Pedro, Bernabé, y aun Jesús tuvieron conflictos con la
gente —aun otros cristianos. Entender la raíz del conflicto, sin embargo, no solamente
ayudará a minimizar el conflicto, pero también ayudará a los pastores a prevenir y
manejarlo.
Relaciones interpersonales
Algunos conflictos únicos de la iglesia surgen del hecho que la iglesia es una organización
de voluntarios. En la mayoría de las organizaciones de voluntarios las personas creen que
la organización les pertenece. Esto puede ser positivo. Si las personas en la organización
de voluntarios no sienten que les pertenece, la organización no será efectiva. El conflicto
surge, sin embargo, cuando una o dos personas o un grupo en particular creen que deben
tener control. Existen muchos problemas potenciales cuando 25 o 100 personas sienten
que deben controlar los programas y personal de la iglesia.
Otro factor que puede aumentar el conflicto es lo que yo llamo la dimensión de Dios .
Cuando yo creo o causo que los miembros crean que Dios me ha dicho cómo o qué debo
hacer en la iglesia, entonces, Dios también me ha dicho cómo usted debe comportarse.
Esto crea una clase de conflicto muy distinto donde la dimensión de Dios está introducida.
El conflicto en las organizaciones religiosas puede ser brutal cuando grupos opuestos
afirman que Dios está a su lado. Cuando esto sucede, la gente a menudo duda de las
motivaciones y espiritualidad del otro. También es difícil tratar con el conflicto cuando
varias personas afirman, "Dios me dijo."
Asuntos de personalidad
Los cristianos son humanos. Cuando la gente se convierte, no se deshace inmediatamente
de su predisposición, educación, y rasgos de personalidad. Cuando traen estas cosas a la
iglesia, crea conflicto. A veces la educación de la persona le causa tener predisposiciones y
rasgos de personalidad disfuncionales.
Otra raíz del conflicto en la iglesia es el hecho que la iglesia es un refugio para personas
marginadas y quebrantadas que quizás no funcionan bien en la sociedad. Personas que no
se llevan bien en la sociedad a menudo migran a organizaciones voluntarias porque creen
que la organización las cuidará. Es una cosa trabajar junto con personas emocionalmente
sanas, pero es otra cosa trabajar con gente que emocionalmente no son estables. ¿Cómo
podemos estructurar nuestros programas y metas cuando estamos trabajando con personas
que toman nuestro tiempo y energías? En una organización no voluntaria, las corren; la
iglesia no puede hacer eso. Es importante, entonces, que los pastores sean capacitados
para entender organizaciones voluntarias.
El pastor no puede ser, y no debe ser, un terapeuta. Pero muchas personas llegan a la
iglesia con necesidades que requieren una estructura o enfoque terapéutico. Por esa razón,
la gente que se está preparando para el ministerio pastoral necesitan capacitación en
sociología y psicología. Los pastores no deben ser psicólogos, pero necesitan capacitarse
un poco en la conducta humana para saber sus propias limitaciones. Cuando un pastor
esté tratando con este tipo de persona, necesita tener la habilidad de decir, "Yo creo que
esto está más allá de mis límites y capacitación." El pastor tiene que tener la valentía para
mandar a esta persona a un terapeuta o consejero cristiano apto.
La mayoría de los pastores son altamente reticentes para mandar miembros marginados o
disfuncionales a otras personas para ser tratados. Pero si estas personas no reciben la
ayuda adecuada, toman muchas horas del equipo pastoral.
Muchos pastores y miembros del cuerpo oficial de la iglesia tienen dificultad en identificar
claramente las metas y dirigir a la congregación hacia una visión buena y valiosa. Metas
confusas y una visión confusa solamente traen problemas a la iglesia. Las preguntas
importantes son: ¿Éstas son las metas correctas? ¿Ésta es la visión correcta? Éstas son
preguntas grandes y a veces difíciles de responder.
Asuntos pastorales
A veces el conflicto surge porque el pastor y la congregación tienen perspectivas diferentes
de las responsabilidades del pastor. Los pastores frecuentemente tienen expectaciones
poco realistas para sí mismos. Otras veces, la congregación puede esperar que su pastor
cumpla tareas que él ve como responsabilidades de los miembros de la congregación.
El conflicto también puede surgir sobre el estilo de liderazgo del pastor. Personas en la
congregación creen que el pastor es la raíz de los conflictos por la percepción de su falta de
liderazgo o su liderazgo equivocado.
Existen dos extremos en cuanto a los asuntos pastorales: Si un pastor ha servido bien por
muchos años en una congregación y se va o se jubila, entonces es como que la congregación
está perdiendo a su padre. Durante estos tiempos de transición, la gente frecuentemente
no puede distinguir entre lo que está sucediendo en la organización y lo que está
sucediendo en sus vidas.
Tensiones en la comunidad
Una iglesia no está aislada de los problemas o situaciones estresantes de la comunidad. Si
la comunidad está experimentando un periodo de dificultad económico o un desastre, la
congregación estará afectada.
El aumento de asistencia puede ser igual de difícil para una congregación como una
disminución. El crecimiento debe causar celebración, pero un aumento grande puede
causar que algunas personas pierdan su influencia. Nuevas personas traen ideas nuevas y
diferentes, y los miembros antiguos se encuentran reprimidos.
Sanando el conflicto
El Nuevo Testamento contiene varios ejemplos del conflicto. Jesús a veces evitaba el
conflicto. En otras ocasiones lo hacía frente firmemente. La pregunta no es si debemos
tener conflictos o no. Necesitamos determinar cuándo y cómo tener conflictos.
Los conflictos que no se manejan bien pueden cansar a la gente, desanimar la congregación,
y evitar el ministerio eficaz. Algunas personas lucharán hasta el final, mientras que otras
dejarán la iglesia.
Un estudio cuidoso del manejo del conflicto en las vidas de Jesús y Pablo muestra que el
conflicto, cuando sea tratado eficazmente, puede producir y producirá resultados
importantes y poderosos. Los pastores, entonces, necesitan aprender cómo manejar el
conflicto.
Confiar en otros
Una gran tragedia en las iglesias protestantes es que hay pastores tan metidos en el
conflicto que están demasiados avergonzados como para pedir ayuda porque sienten que
los demás pensarán que no son aptos para el trabajo. La razón que los pastores
experimentan esta vergüenza es porque la iglesia ha fallado en proveer entrenamiento
donde los pastores pueden hablar de estos asuntos.
Los pastores de iglesias pequeñas frecuentemente están aislados y a veces no tienen nadie
con quien pueden hablar fácilmente. Cuando no pueden tratar con el conflicto, empiezan a
sentir que tienen un defecto espiritual o un defecto de personalidad. Creen que su
inhabilidad de resolver el conflicto revela su debilidad.
También los pastores a veces están demasiados avergonzados para pedir ayuda del cuerpo
oficial, pero necesitan tener confianza con los miembros del cuerpo oficial. Los pastores
tienen que tener oportunidades para hablar de estos asuntos con el liderazgo de la iglesia.
Una manera que los pastores pueden aprender cómo manejar el conflicto es hablar con otro
ministro o con el superintendente de distrito. Juntos pueden platicar del conflicto y
planear cómo tratar con ello.
Estudiar los recursos del manejo del conflicto
Los pastores muchas veces evitan el conflicto hasta que ya no pueden más. Una de las
razones principales que hacen esto es por su falta de capacitación formal o falta de
habilidades de manejar el conflicto. Sin embargo, pocos líderes se dan cuenta de lo que
sucederá finalmente cuando deciden evitan el conflicto.
Los pastores y líderes de la iglesia beneficiarán del estudio del manejo del conflicto y la
teoría del sistema familiar (disfunción). Hoy hay muchos recursos para ayudar a los
pastores a aprender cómo manejar el conflicto. Los tres manuales de trabajo que escribí
How to Manage Conflict in the Church [Cómo manejar el conflicto en la iglesia] pueden
ayudar a los pastores a descubrir su propio estilo del manejo del conflicto y cómo manejar
eficazmente el conflicto. (Vea la barra lateral "Recursos del manejo del conflicto" por
Norman Shawchuck.")
Si nuestra teología del conflicto está basada en nuestra suposición de como pensamos que
Dios ve el conflicto, esta teología influenciará la manera en que pensamos y actuamos
durante el conflicto. Aun los cristianos espiritualmente maduros pueden tener una
teología equivocada del conflicto.
Yo he descubierto que los cristianos tienen tres ideas erróneas acerca del conflicto:
Todo conflicto es malo. Como estas personas piensan que el conflicto es malo, tiene
que ser eliminado. Sin embargo, no todo el conflicto es malo. De hecho, el conflicto a
veces puede ser bueno para una congregación. El conflicto nos llama la atención. El
conflicto normal y sano puede ayudar a una congregación a clarificar sus metas. También
puede ser un catalizador para hacer los cambios necesarios.
Sin embargo, las iglesias necesitan entender la diferencia entre conflictos sanos y conflictos
no sanos. Iglesias a veces identifican equivocadamente el conflicto sano como algo
pecaminoso. También pueden pasar por alto los aspectos pecaminosos del conflicto y fallar
en verlo como algo destructivo.
El conflicto que está puesto a un lado o manejado mal frecuentemente resulta en conducta
pecaminosa. Esto incluye el comportarse de una forma que destruye a otros. Cuando el
conflicto llega a atacar el carácter de otro o causa destrucción psicológica o física, es pecado.
Cuando el amor se convierte en odio, amabilidad en malicia, honestidad en deshonestidad,
y humildad en egoísmo, es pecado. Cuando esto sucede, relaciones están dañadas, la
misión de la iglesia se vuele borrosa, y el ministerio está desbaratado.
También hay preocupación cuando miembros de la iglesia que están divididos debido a un
conflicto tratan de influenciar a las personas no envueltas en el conflicto. Este
comportamiento necesita ser observado cuidadosamente.
El conflicto es culpa del pastor. La gente frecuentemente estima mucho al pastor. Piensan
que él debe ser capaz de resolver cualquier conflicto. Cuando él no puede resolver un
conflicto, alguien en la iglesia recibe la culpa, y muchas veces es el pastor.
Una de las mejores maneras de prevenir, disminuir, o ayudar a la gente a tratar con el
conflicto es desarrollando una teología bíblica del conflicto. Al estudiar conflictos
diferentes en la Biblia, los pastores e iglesias pueden identificar principios para ayudarles a
desarrollar este conocimiento bíblico. (Volumen 1, Sección 1, en How to Manage Conflict
in the Church [Cómo manejar el conflicto en la iglesia], por Norman Shawchuck, provee un
estudio básico sobre como desarrollar una teología bíblica del manejo del conflicto.)
Los pastores pueden utilizar una variedad de maneras para enseñar al cuerpo oficial y la
congregación acerca del conflicto. Muchos recursos sobre el manejo del conflicto están
diseñados para ayudar a los pastores a enseñar a los nuevos miembros del cuerpo oficial.
Un pastor en otra iglesia cercana puede estar disponible para enseñar el manejo del
conflicto. Los superintendentes de distrito pueden proveer entrenamiento en el manejo del
conflicto. Muchas veces el superintendente de distrito solamente viene cuando la iglesia
está ya abrumada con conflicto. Ésta no es la mejor oportunidad para enseñar el buen
manejo del conflicto.
Los pastores necesitan encontrar la raíz verdadera y tratar con ella. La raíz verdadera se
puede encontrar al usar nuestros sentidos que Dios nos dio. ¿Qué veo? ¿Qué escucho?
¿Qué me están diciendo los sentidos? Estos permiten que logremos a entender las
dinámicas de la congregación aun cuando no tenemos datos seguros. Uno lo puede sentir
cuando una iglesia tiene problemas. El Espíritu Santo también nos puede revelar cosas que
proveen información acerca del conflicto. El Espíritu Santo usará nuestros cinco sentidos.
También provee los dones del Espíritu, incluyendo el discernimiento del Espíritu.
CONCLUSIÓN
Los pastores deben ser animados a no tener miedo del conflicto. El conflicto puede asustar
pero los pastores no deben evitarlo.
http://ag.org/enrichmentjournal_sp/200502/200502_030_cool.cfm
Norman Shawchuck, Ph.D., es presidente de
Shawchuck & Associates, Ltd., y se especializa en la
consulta del manejo del conflicto para organizaciones
religiosas. Sirve como profesor adjunto en
seminarios alrededor de la América del Norte. Ha
escrito más de 20 libros sobre la espiritualidad,
manejo del conflicto, y liderazgo de la iglesia. Para
comunicarse con él escriba a:
nshawchuck@shawchuck.com.