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Cómo mantenerse calmado cuando hay conflictos

Por Norman Shawchuck

Como un pastor joven, recién graduado del instituto bíblico, yo pastoreaba una
congregación de unas 20 personas.   Casi inmediatamente me encontré en medio de
muchos conflictos.   Sentí que la mayoría de esos conflictos eran absurdos y debilitaban
cualquier cosa que yo quería lograr en la iglesia.

Por medio de esta experiencia aprendí que el conflicto es una parte normal del
comportamiento humano.   También aprendí que si yo iba a ayudar las iglesias que
pastoreaba, yo necesitaba aprender cómo manejar el conflicto.

El conflicto definido

Para manejar el conflicto, los pastores primero tienen que entender la naturaleza del
conflicto.   El conflicto acontece cuando dos o más personas tratan de ocupar el mismo
espacio al mismo tiempo.   El conflicto se desarrolla en la iglesia cuando dos o más personas
luchan por posiciones de liderazgo o competen por sus propias metas y objetivos
personales.   Al empezar a chocarse el uno con el otro, sienten que sus metas, posiciones, o
objetivos han sido amenazados.   El conflicto que surge es una reacción protectora.   Cuando
las personas están amenazadas y su identidad sicológica está amenazada, sus sentimientos
y emociones pueden llegar a ser más fuertes que su razón.  

Causas de conflicto

El conflicto es una parte normal de las relaciones humanas, aun en la iglesia.   El Nuevo
Testamento muestra que Pablo, Pedro, Bernabé, y aun Jesús tuvieron conflictos con la
gente —aun otros cristianos.   Entender la raíz del conflicto, sin embargo, no solamente
ayudará a minimizar el conflicto, pero también ayudará a los pastores a prevenir y
manejarlo.  

Relaciones interpersonales
Algunos conflictos únicos de la iglesia surgen del hecho que la iglesia es una organización
de voluntarios.   En la mayoría de las organizaciones de voluntarios las personas creen que
la organización les pertenece.   Esto puede ser positivo.   Si las personas en la organización
de voluntarios no sienten que les pertenece, la organización no será efectiva.   El conflicto
surge, sin embargo, cuando una o dos personas o un grupo en particular creen que deben
tener control.   Existen muchos problemas potenciales cuando 25 o 100 personas sienten
que deben controlar los programas y personal de la iglesia.

La gente se preocupe profundamente por su iglesia.   También se preocupa profundamente


por sus metas y opiniones personales.   Pero las personas no necesariamente se preocupan
de la misma manera por los mismos asuntos o programas.   A veces la gente tiene opiniones
válidas en cuanto a sus preocupaciones de asuntos diferentes.   El conflicto puede surgir
cuando el pastor y otros líderes de la iglesia, como el cuerpo oficial, tienen opiniones fuertes
pero distintas.   El conflicto también puede surgir cuando las metas y valores de los
miembros más grandes sean distintos que las metas y valores de los miembros más jóvenes.

Otro factor que puede aumentar el conflicto es lo que yo llamo la dimensión de Dios .  
Cuando yo creo o causo que los miembros crean que Dios me ha dicho cómo o qué debo
hacer en la iglesia, entonces, Dios también me ha dicho cómo usted debe comportarse.  
Esto crea una clase de conflicto muy distinto donde la dimensión de Dios está introducida.  
El conflicto en las   organizaciones religiosas puede ser brutal cuando grupos opuestos
afirman que Dios está a su lado.   Cuando esto sucede, la gente a menudo duda de las
motivaciones y espiritualidad del otro.   También es difícil tratar con el conflicto cuando
varias personas afirman, "Dios me dijo."

Asuntos de personalidad
Los cristianos son humanos.   Cuando la gente se convierte, no se deshace inmediatamente
de su predisposición, educación, y rasgos de personalidad.   Cuando traen estas cosas a la
iglesia, crea conflicto.   A veces la educación de la persona le causa tener predisposiciones y
rasgos de personalidad disfuncionales.  

Otra raíz del conflicto en la iglesia es el hecho que la iglesia es un refugio para personas
marginadas y quebrantadas que quizás no funcionan bien en la sociedad.   Personas que no
se llevan bien en la sociedad a menudo migran a organizaciones voluntarias porque creen
que la organización las cuidará.   Es una cosa trabajar junto con personas emocionalmente
sanas, pero es otra cosa trabajar con gente que emocionalmente no son estables.   ¿Cómo
podemos estructurar nuestros programas y metas cuando estamos trabajando con personas
que toman nuestro tiempo y energías?   En una organización no voluntaria, las corren; la
iglesia no puede hacer eso.   Es importante, entonces, que los pastores sean capacitados
para entender organizaciones voluntarias.

El pastor no puede ser, y no debe ser, un terapeuta.   Pero muchas personas llegan a la
iglesia con necesidades que requieren una estructura o enfoque terapéutico.   Por esa razón,
la gente que se está preparando para el ministerio pastoral necesitan capacitación en
sociología y psicología.   Los pastores no deben ser psicólogos, pero necesitan capacitarse
un poco en la conducta humana para saber sus propias limitaciones.   Cuando un pastor
esté tratando con este tipo de persona, necesita tener la habilidad de decir, "Yo creo que
esto está más allá de mis límites y capacitación."   El pastor tiene que tener la valentía para
mandar a esta persona a un terapeuta o consejero cristiano apto.  

La mayoría de los pastores son altamente reticentes para mandar miembros marginados o
disfuncionales a otras personas para ser tratados.   Pero si estas personas no reciben la
ayuda adecuada, toman muchas horas del equipo pastoral.

VisiÓn y metas no claras


Donde no hay visión, el pueblo se extraviará.   Donde no hay visión, la iglesia se extraviará.  
Una visión representa las metas que la iglesia tiene para su desarrollo en el futuro.   La
visión de la iglesia viene de sus valores y misión y a menudo está influenciada por
tradiciones y límites.  

Muchos pastores y miembros del cuerpo oficial de la iglesia tienen dificultad en identificar
claramente las metas y dirigir a la congregación hacia una visión buena y valiosa.   Metas
confusas y una visión confusa solamente traen problemas a la iglesia.   Las preguntas
importantes son: ¿Éstas son las metas correctas?   ¿Ésta es la visión correcta?   Éstas son
preguntas grandes y a veces difíciles de responder.

Problemas en la estructura organizacional


Sin estructura hay caos.   Demasiada estructura, sin embargo, restringe grandemente la
organización.   Las organizaciones tienen que tener estructura, pero dentro de la estructura
tiene que haber lugar para creatividad y progreso.   Debido a que las iglesias son
organizaciones voluntarias, necesitan aceptar a las personas que salen de la estructura y
quizás no se porten exactamente como el pastor quiere.  
Para minimizar los conflictos organizacionales, cada ministerio de la iglesia necesita
descripciones de trabajo y pautas claras para las personas que quieren estar involucradas.  
Si la iglesia y sus ministerios no proveen pautas, la gente puede crear oportunidades que no
caben en la visión y metas de la iglesia.  

Asuntos pastorales
A veces el conflicto surge porque el pastor y la congregación tienen perspectivas diferentes
de las responsabilidades del pastor.   Los pastores frecuentemente tienen expectaciones
poco realistas para sí mismos.   Otras veces, la congregación puede esperar que su pastor
cumpla tareas que él ve como responsabilidades de los miembros de la congregación.

El conflicto también puede surgir sobre el estilo de liderazgo del pastor.   Personas en la
congregación creen que el pastor es la raíz de los conflictos por la percepción de su falta de
liderazgo o su liderazgo equivocado.  

Uno de los tiempos de conflicto más previsibles es durante la transición de pastores.   Es un


tiempo de tensión para una iglesia.   Cuando hay un cambio de pastor es sabio prestar
mucha atención no solamente al pastor que está saliendo, pero también a lo que puede
estar sucediendo dentro de la congregación.   Si el pastor que está saliendo está
experimentando problemas espirituales o físicos o está deprimido, puede ser aun peor.

Existen dos extremos en cuanto a los asuntos pastorales: Si un pastor ha servido bien por
muchos años en una congregación y se va o se jubila, entonces es como que la congregación
está perdiendo a su padre.   Durante estos tiempos de transición, la gente frecuentemente
no puede distinguir entre lo que está sucediendo en la organización y lo que está
sucediendo en sus vidas.  

Segundo, si un pastor está experimentando problemas espirituales o físicos serios o está


deprimido, entonces la iglesia estará afectada.   Puede ser que el pastor haya estado
lastimado por su congregación anterior y trae con él estos dolores.   Los miembros del
cuerpo oficial también pueden estar lastimados por lo que el pastor anterior ha hecho.   Los
pastores y miembros del cuerpo oficial necesitan estar conscientes de estos asuntos para
que puedan proveer sanidad y apoyo el uno por el otro.

Etapas diferentes de la iglesia


Los pastores necesitan entender que ciertos tiempos del año y eventos diferentes tienden a
causar más conflictos que otros.   La Navidad y Semana Santa frecuentemente son tiempos
de conflicto.   (Vea la barra lateral "Los diez eventos más propensos para el conflicto.")

Tensiones en la comunidad
Una iglesia no está aislada de los problemas o situaciones estresantes de la comunidad.   Si
la comunidad está experimentando un periodo de dificultad económico o un desastre, la
congregación estará afectada.

DisminuciÓn o aumento de asistencia


Durante una disminución de asistencia la congregación quizá intenta mantener la misma
estructura que tenía durante los años de crecimiento.   Los miembros quizás se esforzarán
para mantener esta estructura en lugar de buscar una estructura nueva para su condición
actual.   Quizás la iglesia no tenga gente cualificada suficiente para servir en todas las
diferentes posiciones de ministerio, entonces gente no cualificada o gente poca capacitada
llegan a tener posiciones de liderazgo.   Cuando fracasan en sus tareas, la situación se
empeora y la gente se siente aun más frustrada y desanimada.

El aumento de asistencia puede ser igual de difícil para una congregación como una
disminución.   El crecimiento debe causar celebración, pero un aumento grande puede
causar que algunas personas pierdan su influencia.   Nuevas personas traen ideas nuevas y
diferentes, y los miembros antiguos se encuentran reprimidos.

Durante el crecimiento, el pastor frecuentemente presta mucha atención a la gente nueva.  


Mientras que los miembros antiguos de la iglesia están celebrando el crecimiento, también
se pueden sentir descuidados.  

Cuando una iglesia está experimentando un aumento de asistencia, el pastor necesita


prestar atención a la congregación existente.   Yo he escuchado a la gente decir, "Desde que
mi iglesia creció, ya no parece la misma."   Lo que está expresando es una necesidad.  

La organización de la iglesia tiene que cambiar para contener el crecimiento nuevo.  


Estructuras diferentes y programas nuevos tienen que ser creados para ministrar a la gente
nueva.

Sanando el conflicto

El Nuevo Testamento contiene varios ejemplos del conflicto.   Jesús a veces evitaba el
conflicto.   En otras ocasiones lo hacía frente firmemente.   La pregunta no es si debemos
tener conflictos o no.   Necesitamos determinar cuándo y cómo tener conflictos.  

Los conflictos que no se manejan bien pueden cansar a la gente, desanimar la congregación,
y evitar el ministerio eficaz.   Algunas personas lucharán hasta el final, mientras que otras
dejarán la iglesia.  

Un estudio cuidoso del manejo del conflicto en las vidas de Jesús y Pablo muestra que el
conflicto, cuando sea tratado eficazmente, puede producir y producirá resultados
importantes y poderosos.   Los pastores, entonces, necesitan aprender cómo manejar el
conflicto.  

Confiar en otros
Una gran tragedia en las iglesias protestantes es que hay pastores tan metidos en el
conflicto que están demasiados avergonzados como para pedir ayuda porque sienten que
los demás pensarán que no son aptos para el trabajo.   La razón que los pastores
experimentan esta vergüenza es porque la iglesia ha fallado en proveer entrenamiento
donde los pastores pueden hablar de estos asuntos.  

Los pastores de iglesias pequeñas frecuentemente están aislados y a veces no tienen nadie
con quien pueden hablar fácilmente.   Cuando no pueden tratar con el conflicto, empiezan a
sentir que tienen un defecto espiritual o un defecto de personalidad.   Creen que su
inhabilidad de resolver el conflicto revela su debilidad.

También los pastores a veces están demasiados avergonzados para pedir ayuda del cuerpo
oficial, pero necesitan tener confianza con los miembros del cuerpo oficial.   Los pastores
tienen que tener oportunidades para hablar de estos asuntos con el liderazgo de la iglesia.

Una manera que los pastores pueden aprender cómo manejar el conflicto es hablar con otro
ministro o con el superintendente de distrito.   Juntos pueden platicar del conflicto y
planear cómo tratar con ello.  
Estudiar los recursos del manejo del conflicto
Los pastores muchas veces evitan el conflicto hasta que ya no pueden más.   Una de las
razones principales que hacen esto es por su falta de capacitación formal o falta de
habilidades de manejar el conflicto.   Sin embargo, pocos líderes se dan cuenta de lo que
sucederá finalmente cuando deciden evitan el conflicto.

Los pastores y líderes de la iglesia beneficiarán del estudio del manejo del conflicto y la
teoría del sistema familiar (disfunción).   Hoy hay muchos recursos para ayudar a los
pastores a aprender cómo manejar el conflicto.   Los tres manuales de trabajo que escribí
How to Manage Conflict in the Church [Cómo manejar el conflicto en la iglesia] pueden
ayudar a los pastores a descubrir su propio estilo del manejo del conflicto y cómo manejar
eficazmente el conflicto.   (Vea la barra lateral "Recursos del manejo del conflicto" por
Norman Shawchuck.")

Desarrollar una teologÍa bÍblica del conflicto


Cada iglesia tiene una teología que guía sus creencias y conducta.   Lo mismo es cierto de
cada cristiano.   Desarrollamos una teología bíblica por medio de un proceso de oración al
estudiar la Palabra de Dios para discernir cómo Dios piensa y actúa en las situaciones
dadas.   Muchas veces, sin embargo, nuestras teologías están basadas en nuestras
suposiciones de Dios en lugar de la verdad bíblica.   Y estas suposiciones influencian
nuestros pensamientos y acciones.

Si nuestra teología del conflicto está basada en nuestra suposición de como pensamos que
Dios ve el conflicto, esta teología influenciará la manera en que pensamos y actuamos
durante el conflicto.   Aun los cristianos espiritualmente maduros pueden tener una
teología equivocada del conflicto.

Yo he descubierto que los cristianos tienen tres ideas erróneas acerca del conflicto:

Todo conflicto es malo.   Como estas personas piensan que el conflicto es malo, tiene
que ser eliminado.   Sin embargo, no todo el conflicto es malo.   De hecho, el conflicto a
veces puede ser bueno para una congregación.   El conflicto nos llama la atención.   El
conflicto normal y sano puede ayudar a una congregación a clarificar sus metas.   También
puede ser un catalizador para hacer los cambios necesarios.

Sin embargo, las iglesias necesitan entender la diferencia entre conflictos sanos y conflictos
no sanos.   Iglesias a veces identifican equivocadamente el conflicto sano como algo
pecaminoso.   También pueden pasar por alto los aspectos pecaminosos del conflicto y fallar
en verlo como algo destructivo.

El conflicto que está puesto a un lado o manejado mal frecuentemente resulta en conducta
pecaminosa.   Esto incluye el comportarse de una forma que destruye a otros.   Cuando el
conflicto llega a atacar el carácter de otro o causa destrucción psicológica o física, es pecado.
Cuando el amor se convierte en odio, amabilidad en malicia, honestidad en deshonestidad,
y humildad en egoísmo, es pecado.   Cuando esto sucede, relaciones están dañadas, la
misión de la iglesia se vuele borrosa, y el ministerio está desbaratado.  

También hay preocupación cuando miembros de la iglesia que están divididos debido a un
conflicto tratan de influenciar a las personas no envueltas en el conflicto.   Este
comportamiento necesita ser observado cuidadosamente.

El conflicto es el resultado de la inmadurez espiritual.   Algunas personas piensan


que la iglesia nunca debe tener conflictos.   Creen que si todos fueran espiritualmente
maduros no habría conflicto.   Si los cristianos oraran más, el conflicto no existiría.   Pero,
¿tenían conflictos Pablo, Pedro, Bernabé, y otros porque no eran espiritualmente maduros,
o porque estaban en contra de la voluntad de Dios?   Si los grandes hombres y mujeres de la
Iglesia Primitiva experimentaban conflicto, podemos esperar conflicto también en nuestras
iglesias.

El conflicto es culpa del pastor.   La gente frecuentemente estima mucho al pastor.   Piensan
que él debe ser capaz de resolver cualquier conflicto.   Cuando él no puede resolver un
conflicto, alguien en la iglesia recibe la culpa, y muchas veces es el pastor.  

Una de las mejores maneras de prevenir, disminuir, o ayudar a la gente a tratar con el
conflicto es desarrollando una teología bíblica del conflicto.   Al estudiar conflictos
diferentes en la Biblia, los pastores e iglesias pueden identificar principios para ayudarles a
desarrollar este conocimiento bíblico.   (Volumen 1, Sección 1, en How to Manage Conflict
in the Church [Cómo manejar el conflicto en la iglesia], por Norman Shawchuck, provee un
estudio básico sobre como desarrollar una teología bíblica del manejo del conflicto.)

EnseÑar el manejo del conflicto a su iglesia


La habilidad de manejar el conflicto es valiosa para la iglesia entera, pero especialmente
para el cuerpo oficial.   Los pastores e iglesias en las congregaciones protestantes son
reacios a entrenar a los miembros nombrados al cuerpo oficial.   De hecho,   la mayoría de
los miembros del cuerpo oficial no tienen ningún entrenamiento ni orientación en el
manejo del conflicto.   Cuando sucede un conflicto, los miembros del cuerpo oficial no
tienen la habilidad de resolver el conflicto.   Si los pastores estuvieran dispuestos a entrenar
a los líderes, maestros, y miembros del cuerpo oficial antes de experimentar un conflicto,
los resultados serían mucho mejores.

Los pastores pueden utilizar una variedad de maneras para enseñar al cuerpo oficial y la
congregación acerca del conflicto.   Muchos recursos sobre el manejo del conflicto están
diseñados para ayudar a los pastores a enseñar a los nuevos miembros del cuerpo oficial.  
Un pastor en otra iglesia cercana puede estar disponible para enseñar el manejo del
conflicto.   Los superintendentes de distrito pueden proveer entrenamiento en el manejo del
conflicto.   Muchas veces el superintendente de distrito solamente viene cuando la iglesia
está ya abrumada con conflicto.   Ésta no es la mejor oportunidad para enseñar el buen
manejo del conflicto.

Tratar el conflicto escondido


A veces un pastor llega a una iglesia donde conflictos interpersonales o conflictos de la
iglesia han sido escondidos y creciendo por años.   Los pastores que se encuentran en esta
situación no deben predicar sobre el conflicto.   Esa es la tentación.   Algunas personas en la
iglesia quizás no saben que un conflicto existe.   Otros quizás saben que el conflicto existe
pero no les interesa.   Asisten la iglesia porque quieren adorar a Dios.   Quieren estar en la
casa de Dios.   Necesitamos encontrar a esas personas, y si sea necesario, animarlas a no
involucrarse en el conflicto.  

Si un pastor es recién llegado a una iglesia y escucha chismes acerca de un conflicto o si


siente que hay un conflicto en la iglesia, debe cuidarse para no enfrentarlo inmediatamente.
Por el otro lado, no debe ignorarlo, sino esperar en oración por la oportunidad correcta
para poder enfrentarlo.   Existe un periodo de tiempo cuando un pastor nuevo tiene la
libertad de hacer casi cualquier cosa.   Yo animo a los pastores que llegaron recientemente a
su congregación a aprovechar de este tiempo.   Durante la visitación el pastor necesita
conocer a su gente.   Puede identificar a los que están causando conflictos y juntarlos para
platicar sobre el asunto.   Si un pastor espera demasiado, perderá el momento oportuno.
Descubrir la raÍz verdadera del conflicto
A veces lo que aparece superficialmente como la raíz del problema realmente no es la raíz
verdadera: es solamente un síntoma del problema verdadero.   La raíz está casi siempre
debajo de   la superficie.   (Vea la barra lateral "El asunto no es el asunto: Las causas
verdaderas del conflicto congregacional.")

Los pastores necesitan encontrar la raíz verdadera y tratar con ella.   La raíz verdadera se
puede encontrar al usar nuestros sentidos que Dios nos dio.   ¿Qué veo?   ¿Qué escucho?  
¿Qué me están diciendo los sentidos?   Estos permiten que logremos a entender las
dinámicas de la congregación aun cuando no tenemos datos seguros.   Uno lo puede sentir
cuando una iglesia tiene problemas.   El Espíritu Santo también nos puede revelar cosas que
proveen información acerca del conflicto.   El Espíritu Santo usará nuestros cinco sentidos.  
También provee los dones del Espíritu, incluyendo el discernimiento del Espíritu.

El discernimiento es importante.   Ciertamente era importante para Pablo.   Aunque en los


grupos carismáticos y pentecostales el discernimiento ha sido abusado, todavía necesitamos
permitir que el Espíritu Santo y su discernimiento estén en nuestra vida.

CONCLUSIÓN

Los pastores deben ser animados a no tener miedo del conflicto.   El conflicto puede asustar
pero los pastores no deben evitarlo.

Desafortunadamente, la mayoría del manejo del conflicto comienza cuando el conflicto ya


ha crecido y explotado.   Si los pastores se capacitaran en el manejo del conflicto antes de
experimentar un conflicto y entonces permitir que la gente tenga la oportunidad de
expresarse antes de experimentar un conflicto, el conflicto podría ser un amigo en lugar de
enemigo.   Y el resultado innegable del buen manejo del conflicto en la iglesia es que la
iglesia puede funcionar mejor.

Nota:   En la revista Enriquecimiento que se publicará en el Verano 2005, yo explicaré


los varios estilos del manejo del conflicto, cómo los pastores pueden identificar su estilo de
preferencia, y cómo usar estilos diferentes para manejar eficazmente el conflicto.  

Norman Shawchuck, Ph.D., es presidente de Shawchuck & Associates, Ltd., y se


especializa en la consulta del manejo del conflicto para organizaciones religiosas.  
Sirve como profesor adjunto en seminarios alrededor de la América del Norte.   Ha
escrito más de 20 libros sobre la espiritualidad, manejo del conflicto, y liderazgo de la
iglesia.   Para comunicarse con él escriba a: nshawchuck@shawchuck.com

http://ag.org/enrichmentjournal_sp/200502/200502_030_cool.cfm
Norman Shawchuck, Ph.D., es presidente de
Shawchuck & Associates, Ltd., y se especializa en la
consulta del manejo del conflicto para organizaciones
religiosas.   Sirve como profesor adjunto en
seminarios alrededor de la América del Norte.   Ha
escrito más de 20 libros sobre la espiritualidad,
manejo del conflicto, y liderazgo de la iglesia.   Para
comunicarse con él escriba a:
nshawchuck@shawchuck.com.

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