Clipping Parlasur 25-04-2011

PARLAMENTO DEL MERCOSUR
PARLAMENTO DO MERCOSUL
Secretaria de Relações Institucionais e Comunicação Social
Secretaria de Relaciones Institucionales y Comunicación Social
25 de Abril de 2011 / 25 de Abril de 2011
Argentina – La Nación
Una región fragmentada
Opinión
En los últimos años, numerosas reuniones académicas realizadas tanto en América

latina como en otros lugares han convocado a reflexionar sobre el futuro de la
región poniendo el énfasis en la oposición "integración/polarización". Sobre esta
misma base, han aparecido cientos de artículos para mostrar que el asunto expresa
dilemas o dicotomías que están en el ambiente de nuestro tiempo. Se trata, sin
embargo, de una disyuntiva falsa, ya que los caminos que transita América latina
no van en dirección de la integración ni de la polarización.
Digo que América latina no se integrará, si entendemos la integración como un

proceso de ahondamiento genuino de las opciones de asociación subregional por
las que optaron, en su momento, los países de la región, teniendo como espejo la
Unión Europea. La trayectoria de América latina en las dos últimas décadas es un
libro abierto sobre las dificultades de procesos relativamente exitosos que
terminan empantanados -la Comunidad Andina de Naciones- o que, luego de vivir
sucesivas situaciones de crisis, retrocesos y fugas hacia adelante -tal el caso del
Mercosur-, tienen serios problemas para alcanzar su principal objetivo de origen,
esto es, la integración económica de los países miembros.
América latina tampoco se polarizará si entendemos por polarización un

acrecentamiento de las diferencias políticas y económicas existentes que lleve a la
división en partes o direcciones contrarias entre los países de la región. La idea de
polarización se nutre de otra noción con la que suele establecerse una dudosa
correlación: la referida "creciente heterogeneidad de América latina". Una frase
repetida por puro hábito, ignorancia o interés, y que suele reducirse a este
enunciado, sin que se aclare, por consiguiente, cuál es la circunstancia anterior en
la que la región habría sido más homogénea.
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Es altamente improbable que las diferencias políticas existentes terminen

dividiendo a América latina en partes que se aíslen o se enfrenten. No hay
evidencia empírica para sustentar esta tesis. Los países de la Alianza Bolivariana
para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) tienen mucho en común y aparecen a
primera vista como lo más cercano a un bloque en América latina y el Caribe. No
debe subestimarse su capacidad de reunir adeptos, dentro y fuera del territorio
que ocupan sus países miembros en una región con profundas cesuras sociales
como la nuestra.
Cuba y Venezuela han establecido en la década de 2000 la alianza más estrecha

que existe en América latina. La Habana la buscó para afirmar la subsistencia del
régimen y obtener beneficios económicos, en tanto Caracas consideró la
experiencia revolucionaria de la isla como una fuente de inspiración y de ayuda
vital para implantar su propio proyecto revolucionario. Sin embargo, es dudoso que
la epopeya revolucionaria que promueven se expanda y asiente mucho más allá de
su alcance actual. El libreto bolivariano se opone a la mayor parte de las ideas en
materia de democracia política, desarrollo económico, defensa y política exterior
que prevalecen en la región. También es visto en muchos sitios como una forma
indebida de injerencia en asuntos internos o en proyectos subregionales acuñados
con anterioridad. Es, asimismo, poco probable que los miembros del ALBA sean
capaces de unirse en torno a un proyecto colectivo que pueda realizarse.
En su gran mayoría, las distintas expresiones de las fuerzas conservadoras y

liberales latinoamericanas tampoco cuentan con condiciones o se proponen la
formación de un bloque activo que confronte a los "albistas" o a otras formas de la
izquierda en la región. Los gobiernos de "derecha" no cerraron filas con la Colombia
de Uribe en sus conflictos con la Venezuela de Chávez, ni los gobiernos de
"izquierda" corrieron en apoyo de este último. Si bien apunta a contrarrestar la
iniciativa del ALBA, el principal propósito del Acuerdo del Pacífico, impulsado por
Alan García en 2006, es ampliar el comercio y las inversiones de los países que lo
integran con las naciones de Asia-Pacífico. Estados Unidos, siempre el primer
imputado en la asignatura "divide y reinarás", no parece estar particularmente
ocupado en agrietar la región. Sus intereses y energías están más puestos en los
problemas transnacionales que le llegan de América latina (crimen organizado,
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narcotráfico, migraciones ilegales), en los que Estados Unidos es claramente

corresponsable, que en derrotar la causa de los bolivarianos y de otros
movimientos afines.
En realidad, estamos frente a una dinámica compleja que alienta a un tiempo la

fragmentación y la unificación antes que la polarización. La sincronía de ambos
procesos encierra acaso la mayor paradoja regional en esta hora, y es lo que suele
despistar el análisis a primera vista.
América latina se nos presenta como una región fragmentaria, un continente lleno
de contradicciones, que posibilita muchas lecturas. Uso el adjetivo "fragmentario"
en el doble sentido de "compuesto de partes o fragmentos" y de cosa "inacabada,
incompleta". La globalización y la difusión del poder internacional han abierto
puertas a nuevas formas de vincularse con el mundo, y en este tablero más
diversificado la región ocupa lugares bien diferentes para los países que la
componen. Mientras algunos se preguntan cómo nos integramos más y mejor para
hacernos más fuertes en un mundo que cambia aceleradamente y frente a los
impactos negativos de la globalización, otros reflexionan en qué medida la
integración regional favorece o limita las estrategias nacionales de vinculación con
el exterior. La pregunta no tiene por qué plantearse en términos excluyentes, pero
bastante o mucho de esto hay cuando se la formula poniendo la mirada en
procesos de integración que no han cumplido sus promesas.
Al mismo tiempo, fragmentos de unidad que surcan las fronteras de los países
muestran que el proceso de regionalización tiene muchas caras y que está vivo.
Múltiples actores estatales y privados contribuyen día a día a darle fluidez. Poco a
poco, se avanza en la vinculación física, las relaciones entre las fuerzas armadas de
muchos países alcanzan niveles de cooperación inéditos, las sociedades encuentran
formas más intensas de contacto a través de las fronteras y aumenta, por
consiguiente, el espacio de los intereses comunes. También crecen, aun con mala
integración y hasta sin ella, el comercio y las inversiones entre los países,
especialmente entre los más cercanos, mostrando la importancia de las fronteras
compartidas en la densidad de las relaciones económicas.
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La democracia es despareja y en ciertos casos hasta incierta, pero constituye el

sustento de nuevos modos de cooperación y concertación entre los países.
También un dique para que la sangre no llegue al río, en una región en la que existe
una larga tradición de mediación y resolución pacífica de conflictos interestatales.
No es el ALCA, ni el sueño bolivariano, ni un remedo de la Unión Europea. Mucho
más modestas en sus formas, alcances y aspiraciones, estas fuerzas de unificación
seguirán su marcha ascendente. Seguramente no atravesarán por igual a toda la
región, pero sí harán más fuertes las relaciones entre algunos países o dentro de
subregiones.
Así, no será la integración económica en el marco de los alicaídos bloques que

dicen sustentarla ni la polarización política entre ambiguas derechas e izquierdas
las que signarán la marcha de América latina en esta fase de nuestra historia. Por el
contrario, el complejo cruce de fuerzas simultáneas de fragmentación y unificación
es el que contiene las claves para descifrar la textura y el rumbo de las relaciones
intrarregionales en esta década.
Argentina – La Capital
El Mercosur, a veinte años de su fundación
Las dos décadas de vida del Mercosur aparecen como la excusa ideal para repasar
las virtudes y defectos del bloque regional, que después de un comienzo a fuego
lento, sumó actividad y protagonismo de la mano de la consolidación de Brasil
como gran actor global.
Con la idea de repasar los últimos veinte años, y con el agregado de ensayar una
comparación con el proceso histórico de la Unión Europea, se organizaron en
Rosario las jornadas “Veinte años del Mercosur: pasado, presente y futuro”, dentro
de las actividades de la Cátedra Internacional Andrés Bello, del Centro
Interdisciplinario de Investigación, Docencia y Asistencia Técnica sobre Mercosur
de la UNR (Cidam), y de la Cátedra Latinoamericana para la Integración (Clapi).
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Existe un pasado reciente que sirve para echar luz sobre los comienzos del bloque,
que arrancó con la alta pretensión de conformarse como mercado común sin
transitar algunos pasos previos que hoy parecen indispensables.
¿Cuál fue el proyecto que se gestó? Bajo esa pregunta, el profesor en Derecho
Internacional Público de la UNR, Alberto Monsanto, ubicó en el momento mismo
de nacimiento del Mercosur algunas fallas estructurales que repercutieron sobre su
desarrollo posterior.
“El Tratado de Asunción contiene escasos 27 artículos, lo que habla de la poca

minuciosidad y profundidad en la elaboración inicial de un proyecto de entrada
vinculado con el comercio”, dijo el especialista; para quien desde una primera
lectura ya aparece la “flaqueza normativa, debilidad institucional, déficit
competencial” de la iniciativa.
Es que la guía de un mercado común siempre ejerció una “atracción fatal” en

América latina, algo que según Monsanto ningún acuerdo logró hasta ahora a pesar
de haber sido “el objeto y el fin” del Tratado de Asunción. De allí una contradicción
de origen, con una meta complicada para la cual no había lineamientos ni tiempo
en el propio documento gestador.
“El artículo 18 estipulaba el plazo del 31 de diciembre de 1994 para el mercado

común, cuando los presidentes tenían que decretar su institucionalidad definitiva,
pero no se entendió que el mercado común no es un punto de llegada, sino de
partida, algo que en América latina se planteó al revés”.
En 1994, con la firma del Protocolo de Ouro Preto, se perdió otra oportunidad de
lograr una mayor consistencia normativa al dejar librado a la voluntad de los
Estados miembros la adopción en las leyes nacionales de las reglamentaciones
comunitarias.
“En Ouro Preto dice que cuando sea necesario la normativa mercosureña debe ser
incluida en las normativas nacionales, eso ha sido uno de los mayores problemas
jurídicos del Mercosur”, aseguró.
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También en esa instancia se declaró la personalidad jurídica internacional del

bloque, algo que según el docente fue “más declarativo que efectivo”.
Nuevo rumbo. Los nuevos aires políticos en los dos grandes países del bloque
consolidados por las presidencias de Lula da Silva en Brasil y de Néstor Kirchner en
Argentina provocaron un “cambio axial” en el Mercosur.
Además, a partir del año 2004 entraron en funcionamiento los fondos

estructurales, algo que según Monsanto produjo un cambio conceptual ya que no
sólo se trataba de fomentar el comercio, sino que se sumó el tema de las
asimetrías y se acentuó la intención de corregir los desajustes de escala con
Uruguay y Paraguay: “Allí aparece un intento de cambio en el eje de integración del
Mercosur”, dijo.
En simultáneo empezó a darse un mayor acercamiento con la sociedad civil, así

como un salto en el desarrollo jurídico internacional con la designación de
representantes permanentes, y la firma del Protocolo de Ushuaia con la inclusión
de la cláusula democrática.
En 2004 se firmó el Protocolo de Olivos, donde aparece un sistema para resolución

de controversias, y a partir de allí se empezó a consolidar el parlamento del
Mercosur, a lo que se sumó luego la adhesión de Venezuela, que previamente
abandonó la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Finalmente, la creación en 2008 de la Unasur se muestra para el investigador como

“proyecto interesante” que abarca incluso Estados que no están dentro de ninguna
unión, como Guyana y Surinam, que retoma los temas de corte más político,
dejando al Mercosur con su institucionalidad actual.
Unión Europea. Desde el principio, el proceso de integración europeo fue la guía

sobre la cual intentó avanzar la construcción del Mercosur.
Pero, ¿de qué forma los analistas europeos evalúan el propio proceso? Durante las
jornadas Annalisa Caloffi, de la Universidad de Pádova, tomó el caso de Italia y el
impacto de las políticas comunes sobre su desarrollo actual.
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“Se notaron mejoras cualitativas en temas de innovación, con resultados positivos

después de 20 años de aplicación de políticas comunitarias y un avance en
términos de «policy makers», aunque de forma desbalanceada según las regiones”,
dijo la experta, para quién “las uniones no resuelven las desigualdades por sí
mismas, porque en definitiva las decisiones de políticas públicas siguen
dependiendo de los gobiernos locales y regionales”.
Aurelio Bruzzo, de la Universidad de Ferrara, comparó el Fondo para la

Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) con los dispositivos similares que
aplica la UE. Así, en el Mercosur los grandes aportantes son Brasil (con el 70% del
total), y Argentina (27%), fondos que reciben Paraguay (48%) y Uruguay (32%).
En el caso europeo, los fondos regionales se reparten así: 24% para innovación,
22% para transporte, 22% para desarrollo de capital humano; y 19% para
medioambiente, y los países que más ayuda reciben son España, Grecia, Portugal y
algunas naciones del este, bajo la idea de favorecer la convergencia.
Por último Gabriele Orcalli, también de la Universidad de Pádova, aseguró que la

UE en 1988, con 20 años de vida encima, “estaba como el Mercosur ahora”, y
destacó la importancia simbólica y real del cambio de nombre del bloque europeo,
que pasó de Comunidad Económica Europea (CEE) a Unión Europea (UE).
“Los métodos comunitarios solucionaron problemas, pero crearon otros: por

ejemplo hoy se evidencia una fuerte dificultad para el crecimiento económico, con
tensiones entre política económica y política fiscal, ahí hay un gran problema”,
avisó Orcalli.
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Brasil – Folha de São Paulo
Bloco "liberal" deve ser contraponto a hegemonia do

Brasil
Países latino-americanos da costa do oceano Pacífico pretendem assinar acordo

comercial no dia 2 de maio
Chamado de AIP, deverá reunir Peru, Chile, México e Colômbia; analistas veem
reação a grupo "bolivariano"
Em 2 de maio, os presidentes de Peru, Chile, México e Colômbia vão oficializar em

Lima a criação de um novo bloco econômico que vem sendo chamado de Área de
Integração Profunda (AIP), ou "bloco do Pacífico".
Um dos objetivos é ser um contraponto ao poder regional do Brasil e ao Mercosul.
O Brasil vê com ceticismo a iniciativa, capitaneada pelo peruano Alan García,

presidente em fim de mandato.
O governo brasileiro aposta na guinada da política externa da Colômbia, que, sob a

égide do presidente Juan Manuel Santos, reaproximou-se da Venezuela.
A Colômbia tem também se distanciado um pouco dos EUA, diante da resistência

do Congresso americano em aprovar o acordo de livre comércio entre os dois
países.
Mas Santos, em entrevista ao jornal "New York Times" em março, deixou claro o
objetivo estratégico do novo bloco. "De certa maneira, o bloco vai contrabalançar o
Brasil", disse.
ESTRIDÊNCIA
"Trata-se de uma reação instintiva dos vizinhos formar um contraponto ao Brasil,

que é a grande potência regional; é um movimento de defesa natural", diz Amado
Cervo, professor de Relações Internacionais da Universidade de Brasília. "Eles estão
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procurando outras vias para atração de investimentos, dando uma dimensão mais
atraente a seus mercados."
A AIP reúne os países "liberais" da região, em oposição à Aliança Bolivariana para

as Américas (Alba), mais à esquerda, cria do venezuelano Hugo Chávez.
A AIP vai conectar 200 milhões de pessoas, 16 mil km de costa no Pacífico e mais de
US$ 2,5 trilhão de PIB.
Ou seja, é um bloco que se aproxima das dimensões do Brasil, que tem

aproximadamente 200 milhões de habitantes e US$ 2,2 trilhões de PIB. O AIP
também é três vezes maior que a Alba.
Os países participantes já mantêm acordos de livre comércio entre si, com a

exceção de Peru e México. Todos têm tratados com os EUA, exceto a Colômbia.
"A Alba é muito estridente, mas não traz muitos resultados práticos; já esse bloco
pode ter resultados bem mais palpáveis", diz Shannon O'Neil, do Council on Foreign
Relations.
"O acordo vai dar a esses países maior poder de barganha para negociar com o
Brasil, por exemplo."
Para Cervo, esse novo bloco "só dá continuação a uma dispersão que existe hoje na
América Latina".
Brasil – Folha de São Paulo
País nega estar preocupado com aliança
O governo brasileiro diz que não encara o novo bloco econômico como um
concorrente para o Mercosul.
Para Marco Aurélio Garcia, assessor internacional da Presidência, "alguns países

vão querer dar um caráter mais político a esse bloco, criar um polo de oposição" ao
Mercosul. "Mas eu não vejo a Colômbia tentando criar uma alternativa à Unasul ou
ao Mercosul", disse.
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Ele aproveita paa dar uma alfinetada no presidente do Peru, Alan García.
"Para sabermos qual a transcendência desse bloco, deveríamos esperar as eleições

de 5 de junho no Peru; qualquer decisão lá tem dois meses de validade."
O Brasil também mantém convite à Colômbia para integrar o Mercosul. Marco

Aurélio esteve em Bogotá em fevereiro e levou ao presidente da Colômbia, Juan
Manuel Santos, e à chanceler, María Ángela Holguín, uma proposta para ingresso
no bloco.
Ele afirma que a Colômbia "terá de avaliar suas opções".
Segundo o assessor, "não existe necessidade de contrabalançar o Brasil na região".
"Sim, temos problemas comerciais na região, a exuberância econômica brasileira

causa tensões, mas nós tentamos equilibrar nossos superavits com os países e
aumentamos investimentos brasileiros nessas nações."
Ele também aponta que o novo bloco poderia criar conflitos com a Comunidade
Andina, formada por Bolívia, Colômbia, Equador e Peru.
"Não sei o que acontecerá com a Comunidade Andina. O grupo irá liberar também
os outros integrantes a fazer o que quiserem?", pergunta Marco Aurélio.
Brasil – O Estado de Minas
Brasil e China
Artigo
Notícias recentemente veiculadas pela mídia internacional confirmaram o que já se

suspeitava: a China superou o Japão em termos de Produto Interno Bruto (PIB)
nominal e, consequentemente, se converteu na segunda economia mundial. De
sua parte, o Brasil, o gigante sul-americano, desbancou a Espanha do oitavo lugar
na lista das nações mais ricas do globo. Certamente, isto não causou grande
surpresa entre os analistas internacionais, haja vista que os dragões orientais e o
portentoso país tropical consolidaram e potencializaram seus crescimentos de
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forma veemente, ativa e fecunda, enquanto as tradicionais potências econômicas

mundiais se mantêm mergulhadas em preocupante crise, algumas tendendo para
uma fase aguda e galopante. Isso evidencia claramente o bom e próspero
momento que vivem os dois países emergentes: China e Brasil.
A privilegiada posição alcançada pela China, superada apenas pelos Estados

Unidos, é uma conquista de 30 anos de dinamismo de um estranho mix entre o
duro regime comunista chinês associado a um permissivo liberalismo comercial,
contrastando com os profundos problemas que afligem a economia nipônica. Os
ritmos do “velho dragão chinês” são simplesmente impressionantes: há cinco anos
sua economia era a metade da japonesa e, hoje, atingiu o patamar de maior
exportador global, maior consumidor de energia e, o que é fantástico, a que
conseguiu tirar o maior número de pessoas da extrema pobreza.
A China tem sido escrava de sua demografia. Ao dividir o seu portentoso PIB entre
os habitantes, atinge níveis irrisórios, semelhantes ao de alguns países da África
Subsaariana e da América Central. Entretanto, isto faculta aos dirigentes do partido
comunista chinês tirar proveito dessa situação, utilizando o discurso de “nação
subdesenvolvida” para não assumir compromissos próprios das grandes
economias, por exemplo, no que concerne à redução do nível emissões
contaminantes do planeta. O envelhecimento de sua população, a escassez de mão
de obra jovem e o baixo nível de consumo doméstico impõem limites para que o
vigoroso deslanchar da economia chinesa mantenha o crescimento de dois dígitos,
que tem registrado até o presente momento. Tudo isso sem incluir as profundas
diferenças entre as regiões ricas e industrializadas e o interior ocidental pobre e
rural, ademais do crescente dano ambiental. Em contrapartida, contar com uma
classe média chinesa de aproximadamente 350 milhões de pessoas – ou seja, do
tamanho da população estadunidense –, sem voz ativa nem voto, gera, como
corolário, no campo político, fortes pressões ao sistema comunista vigente, por
meio de protestos e dissidências, e, no social, devido à exigência das massas
populares de programas de bem-estar social.
No que concerne à política externa, transformar-se na segunda economia do

planeta consequentemente incrementará a exigência internacional para que a
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China exerça um papel de ator mais ativo e protagonista nos assuntos

internacionais, principalmente na abordagem do tema direitos humanos. A atual
postura do Brasil, que se insere como ator global no contexto internacional
contemporâneo, assume uma crescente responsabilidade internacional. Como uma
das lideranças emergentes do Hemisfério Sul, o Brasil tem fomentado novas
alianças, como os Brics (Brasil, Rússia, Índia e China); tem lançado esforços para
fortalecer o Mercosul e para criar a Unasul; e, de modo habitual, tem denunciado o
protecionismo dos países ricos (no caso dos subsídios agrícolas). A esta política
conjuga-se todo o empenho do Brasil pela democratização das instâncias decisórias
internacionais, compreendendo os esforços para a reforma do Conselho de
Segurança da Organização das Nações Unidas (ONU); o protagonismo na criação do
G20 (ampliação do G7 para incluir países emergentes); as demandas para reformar
instituições como o Fundo Monetário Internacional (FMI) e o Banco Mundial; e
outras iniciativas voltadas ao aperfeiçoamento do multilateralismo e ao
fortalecimento da voz do Hemisfério Sul.
Em nível regional, o Brasil vem confirmando, gradualmente, sua condição de

potência em desenvolvimento e país emergente. Com uma economia bastante
diversificada em indústrias e exportações – de commodities a aeronaves, passando
pela agricultura –, ademais de um sólido consumo interno, o portentoso país sul-
americano parece não ter sentido a crise e estima-se que crescerá este ano acima
de 5%. As multinacionais existentes no Brasil estão se expandindo a outros países,
enquanto que a inversão estrangeira no país aumenta consideravelmente. Estima-
se que firmas chinesas investirão US$ 12 bilhões na economia brasileira. A crise
econômica mundial (2008/2009) promoveu fortes transformações, que se
mantinham incubadas havia alguns anos. Enquanto a Europa Ocidental e o Japão
procuram reativar suas economias em meio a fortes e calorosos debates, os
portentosos motores das economias chinesa e brasileira os deixam
consideravelmente para trás. Indubitavelmente, este protagonismo vivenciado
pelas economias globais exigirá um drástico reordenamento geopolítico, em nível
mundial. Nesse processo, Brasil e China têm muito a colaborar servindo de
paradigma às economias ditas de Primeiro Mundo.
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Paraguay – ABC Color
Advierten sobre bloqueos en puertos argentinos
El presidente de la delegación paraguaya del Parlamento del Mercosur, Alfonso

González Núñez, denuncia la práctica nefasta de perturbar la circulación en aguas
internacionales del río Paraná de bienes y productos paraguayos o con destino a
nuestro país en puertos argentinos. Califica de injustas e inoportunas las amenazas
de un reiterado bloqueo ilegal.
Alfonso González Núñez (ANR) manifestó que esta nefasta práctica recuerdan
periodos históricos que se creían haber superado con la proyección de un espacio
regional compartido.
Refiere que una organización gremial argentina bajo la supuesta protección de

derechos sociales, pretende nuevamente boicotear el comercio exterior paraguayo,
tal como sucedió a fines del año pasado con los lamentables incidentes registrados
en esa oportunidad, en velada connivencia con autoridades federales argentinas,
que a su vez no defendieron a cabalidad los principios y normas internacionales
que rigen en el Mercosur.
González Núñez señala que ese triste episodio ocasionó graves pérdidas al
comercio paraguayo de importación y exportación. Mencionó que el daño sufrido
sería superior a los 300 millones de dólares. “Esto otorga una idea bien clara de los
riesgos a enfrentar, si la amenaza se convierte en realidad y se produce un nuevo
bloqueo ilegal y arbitrario”, dijo.
Retórica y sectarismo desalientan integración
Insiste que los hechos mencionados constituyen prueba irrefutable de que los
buenos deseos y la retórica de la integración se contrasta con el sectarismo, la
política interna y los desproporcionados intereses unilaterales de nuestros vecinos.
Toda esa situación desalienta la tarea de construir una región más confortable y de
digna convivencia para nuestros pueblos, recalca. Ante toda esa situación
manifestó que la delegación paraguaya del Parlamento del Mercosur se mantendrá
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en alerta y en el ejercicio de sus facultades. González Núñez reitera que, llegado el

caso, sin dilaciones la delegación compatriota protestará y denunciará a las
autoridades argentinas competentes en todos los foros, organizaciones e instancias
internacionales pertinentes, para expresar el repudio a una eventual e injustificada
agresión a nuestra soberanía.
Silencio cobarde raya traición a la patria
La delegación de parlasurianos paraguayos insta a las autoridades nacionales a

tener firmeza y acciones concretas que demuestren inobjetablemente a la sociedad
nacional que ya no es hora de actitudes pusilánimes y que el silencio cobarde raya
la traición a la patria.
Paraguay – ABC Color
Ideas de la señora Rousseff
Con todo el respeto a la señora Presidenta de la República Federativa del Brasil, y

en particular al Brasil, y a mis amigos y parientes brasileños, elevo mi opinión crítica
a las ideas expuestas por ella en ocasión de dirigirse a la nueva promoción de
diplomáticos brasileños, ante quienes dijo: “América del Sur (en especial los países
que forman el Mercosur) seguirá siendo la prioridad de la política externa de mi
gobierno. No hay espacios para las discordias y rivalidades que nos separaron en el
pasado. La prioridad absoluta atribuida a los países sudamericanos quedó
plasmada al optar por Argentina para mi primer viaje internacional en enero. Los
destinos de América del Sur, de cada uno de los países y el nuestro, están
indisolublemente ligados”.
Tal vez el lector conozca mi aversión a las cláusulas del Tratado de Itaipú, que
permitieron que los sucesivos gobiernos de ambas naciones defraudaran al pueblo
del Paraguay, al haber desviado mediante cláusulas particulares o accesorias el fin
u objeto del Tratado y la buena fe necesaria para su cumplimiento, o sea, la división
de la energía generada por la represa (que es un valor como cualquier otro) en la
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proporción que asegure la igualdad entre las partes, sin perjuicio de asegurar a
quien financió y pagó la obra la recuperación de los dineros en ella invertidos.
No creo que deban ser admitidos al diálogo aquellos paraguayos que fueron, de
una u otra forma, representantes de nuestro país en la redacción del Tratado, o en
su administración, como los ingenieros y abogados que fueron miembros del
Consejo respectivo, o embajadores o presidentes de la República que no elevaron
su voz crítica o callaron a sabiendas, como diría la ley penal. Ellos han perdido el
tren y la oportunidad de expresarse, salvo lo que ya hubieren dicho, que deberá
tomarse en cuenta sin duda para su cargo o descargo.
Es conveniente que la señora Presidenta del Brasil sea informada de que en el

Paraguay no se traga ni se acepta lo que acontece con el Tratado de Itaipú, aun
cuando hubiese el Congreso de aquel país triplicado el monto que paga en
concepto de cesión de energía, por la sencilla razón de que estamos convencidos
de que el derecho del Paraguay al 50% de la energía no se paga con el valor del 5%
más los royalties, más los demás ítems del costo previsto en el Anexo C pagados
con dinero administrado por Eletrobrás.
No nos cabe duda a los paraguayos que el compromiso de pagar el 50% de la

energía es un compromiso del Brasil que su capacidad de consumir el 100%, y la
incapacidad del Paraguay de contratar la totalidad de lo producido, no debió ser
aprovechada ni por los tirios ni por los troyanos para cortar la torta al gusto del
más comilón.
Creemos los paraguayos que, desde que Itaipú inició su operación, el Brasil debió
asegurar al Paraguay el valor del 50% de la energía y que, consecuentemente, toda
venta efectuada por el Brasil en su territorio o fuera de él debió ser el ingreso bruto
de Itaipú del cual, sin duda, debió descontarse el costo de la construcción de la
represa y los demás costos convenidos, pero en porcentajes tales que pudieran
permitir que sobrara al Paraguay un valor representativo de la realidad neta, sin
artilugios, sin anatocismo, como lo hacen dos socios que emprenden una obra para
ganar con ella en sociedad de iguales, pero no para tratar al Paraguay como un
mendigo, una especie de Lázaro bíblico que contempla desde fuera el banquete del
rico.
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No pretendemos internamente optar por decisiones apresuradas, y sabemos que el

camino señalado por el Convenio de Viena para tratar la invalidez de los tratados es
ríspido, semejante a los arrecifes contra los que se estrellan los buques mal
conducidos, pero sí creemos que podemos formar un grupo de gente que estudie
mejor el camino.
Nos repugna que nuestro gobierno utilice el dinero de Itaipú para hacer la
propaganda de sus méritos, que son supuestos, no efectivos, y que los dineros
recibidos sean gastados de acuerdo al criterio subjetivo de quien sabemos es uno
más de la tropa que busca consolidarse en el poder para imponer su bandera, que
es la misma que cientos de países han abandonado y que las arrían porque saben
que las ideas que tales banderas representan están caducas.
La humanidad ya aprendió que las políticas de prometer a los pueblos beneficios y

subsidios que pueden ser pagados unos años, pero no más que unos años,
envejecen y destruyen a naciones , aun a las otrora poderosas. Quiera la señora
Rousseff tomar conciencia de que cuanto se lleva expuesto no es aversión a su
persona, o a su maravilloso país, sino la expresión de unos ojos que perciben la
injusticia e insiste en la necesidad de repararla.
por Gustavo de Gásperi
Uruguay – La Diaria
Por ese puente
En el marco de una gira la llevara por los países del Mercosur, la presidenta de
Brasil, Dilma Rousseff, arribará el 16 de mayo a Uruguay. Según la brasileña
Agência Estado, la mandataria pretende conversar con su par José Mujica sobre la
dificultad de Uruguay para atraer "grandes inversiones extranjeras" y sobre la
posibilidad de alcanzar un acuerdo bilateral de cooperación en agricultura y
ganadería.
La llegada de Rousseff fue anunciada en marzo por el canciller brasileño, Antonio

Patriota, en el marco de la visita que Mujica realizó a la ciudad de San Pablo para
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participar, junto con empresarios y trabajadores, en una actividad de promoción de

Uruguay como país receptor de inversiones. En ese contexto el presidente
uruguayo destacó la "necesidad de lograr mayor integración" y su deseo de que
Uruguay sea "un país puente y no tapón".
Uruguay – El Obervador
El puerto de Montevideo busca alianza con el de Río

Grande
Luego de la participación de la comunidad marítimo portuaria uruguaya en la feria

Multimodal de San Pablo, las autoridades de la Administración Nacional de Puertos
(ANP) tendrán una reunión con sus pares del puerto de Río Grande.
La idea es conversar sobre la situación actual de la región y analizar las

posibilidades de desarrollo de ambos puertos manejando los conceptos de
competitividad y cooperación, dado que ambas terminales del sur del continente si
bien son competencia entre sí, son puertos complementarios debido a las escalas
de los buques y al rol que cumple cada uno en el hinterland.
El presidente de la ANP, Alberto Díaz, explicó que en San Pablo se mantuvieron los
primeros contactos por iniciativa de los jerarcas brasileños y que luego de las
conversaciones se pactó un nuevo encuentro en Montevideo para las próximas
semanas.
"Ser un puerto complementario de Río Grande es muy importante y en ese sentido

irán las conversaciones. Hay que analizar cuál es el mercado que tenemos en el
futuro y desarrollar una visión regional", explicó Díaz.
Agregó que en un momento Río Grande era el enemigo y que en otro momento
esto sucedía con la carga proveniente desde Paraguay y luego se perdió. En esa
visión regional ahora se está intentando recuperar esa carga con distintas medidas
y también se está apostando para traer la carga de Bolivia. "El hinterland de
Montevideo tiene que crecer y ser confiable", manifestó el presidente de la ANP.
17
Río Grande es el puerto sureño de Brasil y ha crecido exponencialmente, tanto en

cantidad de movimientos de todo tipo de cargas como en infraestructura. Más
espacio para atraques, almacenamiento, terminales especializadas para distintas
cargas, sumadas a un calado importante para la región permiten que la terminal
gaúcha se esté convirtiendo en uno de los referentes del Mercosur.
La implementación de un sistema de complementariedad, en la que los buques

coordinen sus escalas entre Montevideo y Rio Grande para el mejor manejo de las
cargas puede ser un factor de sumo interés para el puerto uruguayo.
Las conversaciones de los jerarcas de los distintos puertos se basarán en el

relaconamiento actual, pero no se descartan conversaciones acerca de lo que
significaría en la región la construcción de un puerto de aguas profundas en Rocha,
tal como está previsto en los planes portuarios de Uruguay.
Interno
El directorio de la ANP también tendrá una semana de decisiones en aspectos

internos. La cúpula del ente viajará a Salto para realizar el lanzamiento de un
proyecto de reactivación del puerto de ese epartamento.
En la oportunidad tiene que ver con una iniciativa de mejorar las condiciones para
la actividad de pasajeros. En la pasada administración tanto el puerto de Salto
como el de Paysandú pasaron a la órbita de la ANP desde la Dirección Nacional de
Hidrografía. La idea de las autoridades fue incorporar estas dos terminales, de
distinto propósito, al Sistema Nacional de Puertos.
Paysandú tomó rápidamente un rumbo ascendente, mejorando su infraestructura

y atrayendo más actividad y ahora parece ser el turno de Salto. La intención es
aumentar el flujo de pasajeros en la ciudad litoraleña y para ello será el plan que se
presentará en los próximos días.
El presidente de la ANP explicó que ya está abierta la licitación para las obras de
reparación en el muelle salteño, lo que será el inicio de la tan ansiada reactivación.
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