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- Según la extensión
Salvo en las quemaduras superficiales (de primer grado), se debe calcular la extensión de la
superficie corporal quemada (SCQ). Los métodos más conocidos para el cálculo son:
Regla “de los 9” de Wallace: se usa frecuentemente para valorar grandes
superficies de un modo rápido en > 14 años y adultos. En ella las distintas regiones
anatómicas representan un 9% o un múltiplo del 9 de la superficie corporal total
(SCT). No debe utilizarse en quemaduras superficiales.
Regla de los nueve de Wallace para el cálculo de la superficie corporal quemada
Tabla de SCT (Superficie Corporal Total) modificada según Lund-Browder: es el
método más preciso para estimar la SCT tanto para adultos como para niños. Se
usa preferentemente en niños porque tienen cabezas proporcionalmente más
grandes y extremidades inferiores más pequeñas, por lo que el porcentaje de SCT
se calcula con mayor precisión. Tampoco se debe utilizar en quemaduras
superficiales.
Tabla de Lund-Browder modificada para evaluar el porcentaje de quemadura total en la superficie corporal en
niños y adultos
- Según la localización
Según la localización de la quemadura, existen áreas del cuerpo denominadas zonas
especiales o de mayor gravedad que son la cara, cuello, manos, pies, genitales, zona perineal
y zonas de flexión, que tienen gran movilidad y que, aunque no son de compromiso vital, se
consideran de suma gravedad por mayor riesgo de secuelas funcionales y estéticas.
Fisiopatología
La piel es un órgano con importantes funciones biológicas como la de sintetizar la vitamina D,
proteger frente a infecciones y otros agentes externos, regular la temperatura corporal, y
prevenir la pérdida de líquidos y electrolitos corporales entre otras. Tras una quemadura, se
producen en el organismo dos fenómenos (aumento de la permeabilidad y vasodilatación) que
traen como consecuencia todo el cuadro clínico de esta patología en las primeras horas de su
evolución:
El calor aumenta la permeabilidad de los capilares, el paso de las proteínas plasmáticas
al espacio intersticial produciendo un gran edema, con la consiguiente disminución del
volumen sanguíneo y pudiendo llevar al paciente al colapso circulatorio.
La vasodilatación provoca un aumento de la presión hidrostática capilar que contribuye
a la formación del edema. El líquido extravasado contiene en mayor o menor proporción
plasma, agua y electrólitos. A medida que la lesión es más profunda y extensa las
pérdidas son mayores, por lo que el peligro de shock aumenta. La piel quemada pierde
sus funciones fundamentales mencionadas anteriormente y se desencadenan
fenómenos inflamatorios que pueden ocasionar alteraciones en todo el organismo y
llevar a un shock hipovolémico, cardiogénico y distributivo.
Etiología
Los agentes causales son muy variados y se agrupan básicamente en cuatro categorías:
Quemaduras térmicas
Son las más frecuentes (85% de los casos) y se producen por contacto con un sólido caliente
como metal, vidrio u otros objetos calientes (generalmente provoca una quemadura profunda
pero poco extensa) o un líquido caliente o vapor (más extensa pero habitualmente menos
profunda). De entre estas últimas destaca la escaldadura (o quemadura por contacto con un
líquido caliente) que es el mecanismo más frecuente de quemadura térmica (65% de los
casos) y generalmente se da en menores de 5 años.
Así mismo pueden producirse quemaduras térmicas por llama (fuego, agentes volátiles,
cerillas, encendedores) y por inhalación de humo o sustancias tóxicas producidas por la
combustión. También hay quemaduras térmicas por frío (congelación), poco frecuentes en los
niños.
Quemaduras eléctricas
Se producen por el paso de la corriente a través del organismo. Son casi siempre lesiones
profundas en las que, a diferencia de lo que ocurre con las quemaduras térmicas, el
porcentaje de superficie corporal quemada no es indicativo del daño real existente y pueden
asociarse a lesiones por electrocución. Aunque infrecuentes (3%), presentan una elevada
morbimortalidad. En niños pequeños pueden producirse también quemaduras eléctricas por
contacto con enchufes, cables pelados o electrodomésticos en mal estado. Son quemaduras
eléctricas de bajo voltaje, pero suelen afectar a las manos y a la boca, y por ello provocar
cicatrices y graves secuelas. Las complicaciones más habituales que pueden producir las
quemaduras eléctricas son arritmias, tetania muscular, edema por destrucción tisular, o fallo
renal por rabdomiólisis.
Quemaduras químicas
Existen gran cantidad de cáusticos (ácido sulfúrico, clorhídrico, etc.) y álcalis (soda cáustica,
amoníaco, etc.) que pueden producir quemaduras. La mayoría de los casos son por productos
de limpieza, lejía, solvente de pintura o gasolina. Los álcalis ocasionan quemaduras más
profundas y progresivas. En general son muy graves y con una alta morbilidad, sobre todo
funcional y estética.
Quemaduras por radiación
Son las producidas fundamentalmente por los rayos ultravioleta tras las exposiciones solares
y otras fuentes como cama solar o por radiaciones ionizantes, como las provenientes de
radiografías
Existe un grupo de niños en el que, ya sea por el tipo de la lesión o por datos extraídos de la
historia clínica, se puede sospechar la presencia de un maltrato físico como fondo de las
quemaduras. De estas, la más frecuente apreciada en el maltrato es la escaldadura por
inmersión en agua caliente, pero también pueden verse quemaduras pequeñas, redondas y
profundas provocadas por cigarrillos o quemaduras simétricas y profundas en manos y pies
con clara delimitación.
Manifestaciones clínicas
Las quemaduras pueden causar hinchazón, ampollas, cicatrices y, en los casos más severos,
shock e incluso la muerte. También pueden conducir a infecciones porque dañan la barrera
protectora de la piel.
Los síntomas de la quemadura varían de acuerdo al grado de las lesiones de la piel. Los
signos y síntomas de una quemadura grave pueden tardar uno o dos días en desarrollarse.
Quemadura de primer grado. Esta quemadura leve afecta solo la capa externa de la piel
(epidermis). Puede causar enrojecimiento y dolor.
Quemadura de segundo grado. Este tipo de quemadura afecta tanto la epidermis como la
segunda capa de piel (dermis). Puede causar hinchazón y hacer que la piel se vea roja,
blanca o manchada. Es posible que se formen ampollas y el dolor puede ser intenso. Las
quemaduras de segundo grado profundas pueden dejar cicatrices.
Quemadura de tercer grado. Esta quemadura alcanza la capa de grasa que se encuentra
debajo de la piel. Las zonas quemadas pueden quedar de color negro, marrón o blanco. Es
posible que la piel tenga una apariencia coriácea. Las quemaduras de tercer grado pueden
destruir los nervios, lo que ocasiona entumecimiento.
Factores de riesgo
o Tienen mayor prevalencia de sufrir una lesión por quemadura los hombres. Los
hombres son más propensos a quemarse en el lugar de trabajo (incendios,
escaldaduras, productos químicos y electricidad)
o Las tasas de muerte por quemadura, es ligeramente mayor en mujeres que en
hombres. Las mujeres están más expuestas al riesgo asociado con la cocina al aire
libre o con el uso de cocinas peligrosas que pueden comprometer la ropa. Las llamas
abiertas que se utilizan como calefacción y para iluminar también conllevan riesgos; la
violencia auto infligida o interpersonal es otros de los factores.
o Los ancianos y los niños tienen mayor prevalencia de sufrir quemaduras. Las
quemaduras son la quinta causa más común de lesiones no fatales durante la infancia.
Si bien uno de los mayores riesgos es la inadecuada supervisión parental, un número
considerable de las lesiones por quemaduras que sufren los niños se debe al maltrato
infantil. Entre un 30 y un 40% de los quemados son menores de 15 años, con una edad
media de 3 años.
o Las personas de sectores socioeconómicos bajos y medios corren mayor riesgo de
sufrir quemaduras que las de sectores de ingreso alto.
o La mayoría de las quemaduras ocurren en la cocina (90% escaldaduras), las más
graves son las producidas por fuego y las asociadas al síndrome de inhalación, y tan
sólo un 3% son eléctricas o químicas.
Otros factores de riesgo:
o Las ocupaciones que implican exposición al fuego
o La pobreza, el hacinamiento y la falta de medidas de seguridad adecuadas;
o Las tareas domésticas, como cocinar o cuidar a niños pequeños, confiadas a niñas
pequeñas;
o Los problemas de salud subyacentes, como la epilepsia, las neuropatías periféricas y
las discapacidades físicas y cognitivas;
o El consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo;
o El acceso fácil a químicos utilizados en actos de violencia (como el ácido);
o El uso de queroseno (parafina) como fuente de combustible para dispositivos
domésticos no eléctricos.
Complicaciones
Las complicaciones de las quemaduras profundas o generalizadas pueden ser las siguientes:
Las secuelas sistémicas (p. Ej., colapso circulatorio hipovolémico, infección)
La pérdida de líquidos, que incluye un volumen sanguíneo bajo (hipovolemia)
Una temperatura corporal peligrosamente baja (hipotermia)
Deshidratación: hay extravasación de líquido a la zona quemada. En grandes
quemados, la deshidratación es una complicación muy importante.
La alteración obstructiva y restrictiva. La lesión térmica del tracto respiratorio inferior
suele estar producida por la inhalación de vapor o de gases calientes,
La infección (1ª causa de mortalidad). Una infección bacteriana, que puede ocasionar
una infección en el torrente sanguíneo (sepsis) , en la piel quemada suelen proliferar
gran cantidad de gérmenes, además de facilitar la penetración de los mismos
Las arritmias cardíacas en pacientes quemados están producidas por hipovolemia,
hipoxia, acidosis o hiperpotasemia y directamente por la quemadura eléctrica
La hipoalbuminemia e hipocalcemia
Cicatrices o áreas estriadas producidas por un crecimiento excesivo de tejido cicatrizal
(queloides)
Problemas óseos y articulares, como cuando el tejido cicatrizal provoca acortamiento y
tirantez de la piel, los músculos o los tendones (contracturas).
Valoración.
Es prioritario determinar con exactitud la superficie corporal quemada, esto indica el
pronóstico y determina la correcta reposición hidroelectrolítica.
Para atender a una persona quemada es preciso hacer una valoración inicial de la importancia
de quemadura, considerando los aspectos que se describen a continuación.
o Extensión: Debe cuantificarse el porcentaje de superficie corporal lesionada
o Profundidad: Se determina el tipo de grado de la quemadura, y el tratamiento adecuado
para cada una
o Lugar afectado: La afectación de la cara, el cuello, las manos, los pies, los genitales,
los orificios naturales y, en general, todos los pliegues del cuerpo, revisten mayor
gravedad
o Características del afectado: Edad temprana (menores de 14 años) o avanzada
(mayores de 60 años)
o Estado físico o existencia de enfermedades previas (cardiopatías, diabetes, etc.):
contribuyen a agravar el pronóstico del quemado
o La pérdida masiva de líquidos, la infección o las lesiones en el aparato respiratorio
representan un mayor riesgo para la vida del quemado que las lesiones locales.
Estimación de la gravedad
La American Burn Association ha clasificado las quemaduras en menores, moderadas y
mayores basándose principalmente en la profundidad, el tamaño y la localización de la
quemadura. Tanto el tratamiento como el pronóstico se correlacionan con esta clasificación y
proporciona una guía general para la disposición y el cuidado que requieren estos pacientes.
Criterios de gravedad de las quemaduras según la American Burn Association
Criterios de gravedad
Las quemaduras leves son tratadas ambulatoriamente, y son las de primer y segundo grados,
menores del 10%, y las de tercer grado menores del 2% que no afecten a ojos, orejas, cara o
genitales.
Las quemaduras moderadas se tratan en hospitales generales y pueden necesitar centro
especializado, son las de primer y segundo grados del 10-20% y las de tercer grado del 2-
10% que no afecten a ojos, orejas, cara o genitales.
Las quemaduras graves requieren un centro de referencia de quemados, incluso el ingreso en
la UCI pediátrica. Son las de primer y segundo grados, mayores del 20%, las de tercer grado
mayores del 5-10%, las que afecten a genitales, manos, pies, cara y cuello, las quemaduras y
traumatismo concurrente, las quemaduras eléctricas y todas las lesiones inhalatorias, con o
sin quemaduras.
Evaluación y estabilización inicial
Exploraciones Complementarias
Para los pacientes con quemaduras moderadas y graves, se deben obtener los siguientes
estudios: hemograma, coagulación y pruebas cruzadas, gasometría y bioquímica que incluya
creatinquinasa y función renal (vigilar hiperpotasemia), carboxihemoglobina y lactato (en caso
de sospecha de intoxicación por monóxido de carbono o cianhídrico), analítica de orina
(descartar mioglobinuria) y estudios de imagen según mecanismo de la lesión o datos
alterados en la exploración física.
Tratamiento
El tratamiento de las quemaduras depende de la causa, qué tan profunda es y qué grande es
el área del cuerpo afectada. Las pomadas con antibióticos pueden prevenir o tratar las
infecciones. Para quemaduras más graves, es posible que se necesite tratamiento para
limpiar la herida, reemplazar la piel y asegurarse que el paciente recibe suficiente líquidos y
nutrición.
Reposición hidroelectrolítica
Todo paciente con lesión >10% SCQ tiene indicación de rehidratación intravenosa y si la
lesión es >20% SCQ esta se realizará por una vía central.
Para calcular las necesidades de líquidos durante las primeras 24 horas se suelen utilizan dos
fórmulas:
- Formula de Parkland: (4 ml × kg de peso × % SCQ) + necesidades basales del periodo.
Del total se repone el 50% en las primeras 8 horas y el 50% en 16 horas. Es la fórmula
más utilizada.
- Fórmula de Galveston: 5000 ml/m2 de SCQ + 2000 ml /m2 de SCT, el 50% en las
primeras 8 horas y el otro 50% en las siguientes 16 horas. Independientemente de la
fórmula escogida, solo representa una estimación de los requerimientos promedio y la
velocidad de infusión se regulará según la diuresis, que deberá mantenerse entre 1-2
ml/kg/h para pacientes <30 kg y entre 0,5-1 ml/kg/h para >30 kg. De ocurrir episodios
de hipotensión se realizarán las expansiones necesarias sin descontarse estas del
aporte calculado por la fórmula.
En cuanto a la elección del líquido a administrar, el Ringer lactato es el fluido de reanimación y
mantenimiento de elección durante las primeras 24 horas en la mayoría de los centros de
quemados. Los expertos recomiendan agregar un 5% de glucosa al líquido de mantenimiento
para niños <20 kg para prevenir la hipoglucemia. Los coloides a menudo se agregan después
de 24 horas o cuando los pacientes requieren aumentos progresivos en los volúmenes de
cristaloides. Las revisiones sistemáticas que comparan cristaloides versus coloides para la
reanimación con líquidos en pacientes críticamente enfermos (incluido un pequeño número de
niños con quemaduras) demuestran que la supervivencia no mejoró para los pacientes que
recibieron coloides. La experiencia con el uso de solución salina hipertónica para la
reanimación con líquidos en víctimas de quemaduras es limitada.
Los niños que requieren grandes volúmenes de líquidos para mantener una perfusión
adecuada o que no mejoran con la reanimación con líquidos vigorosos deben evaluarse
cuidadosamente para detectar otras afecciones que pueden causar compromiso
cardiovascular, como lesiones ocultas o un shock neurogénico por lesión medular espinal.
Analgesia
La analgesia es uno de los pilares básicos del tratamiento de un quemado y debe iniciarse de
forma precoz, y a ser posible incluso en el lugar del accidente.
En quemaduras menores puede pautarse paracetamol oral o intravenoso (IV) a 15 mg/kg/
dosis o metamizol 20 mg/kg/dosis IV. En quemaduras moderadas o graves es prioritario el
tratamiento con cloruro mórfico a 0,1 mg/kg/ dosis IV o subcutáneo (si estabilidad
hemodinámica) o fentanilo a 1-2 mg/ kg/dosis IV.
Ante procedimientos invasivos (intubación, colocación de vías centrales, desbridamiento de
las heridas, etc.) el fármaco más indicado por su doble efecto analgésico y sedante y por su
perfil de seguridad es la ketamina a 1-2 mg/kg/dosis
Antibioticoterapia sistémica
La utilización de antibioticoterapia profiláctica sistémica no está indicada ya que lo único que
se logra con ello es seleccionar la flora e incrementar la resistencia de los gérmenes de la piel.
Solo se utilizará en caso de crecimiento bacteriano o sospecha clínica de sepsis10.
Se deberá asegurar la correcta vacunación antitetánica según calendario vacunal.
Curas tópicas
El cuidado local de la quemadura tiene como objetivo proteger la superficie de la herida,
mantener un ambiente húmedo, promover la curación y limitar la progresión de la lesión al
mismo tiempo que minimiza la incomodidad para el paciente.
Antimicrobianos tópicos más usados
- Acetato de mafenida al 100% (Sulfamylon): es un bacteriostático de amplio espectro,
se difunde ampliamente a través de la escara, pero produce dolor al ser aplicado en
quemaduras de segundo grado. Puede generar acidosis metabólica
- Sulfadiazina argéntica al 1%: no penetra en la escara, por lo que debe ser utilizado
antes de que se forme. Impide el crecimiento bacteriano y produce neutropenia
- Solución de nitrato de plata al 0,5%: es bacteriostático y, al igual que el anterior, no
penetra en la escara, provoca ennegrecimiento de la piel y favorece la perdida de
electrolitos por la superficie quemada.
- Nitrofurazona al 0,2%: favorece la cicatrización, es bacteriostática, no ayuda a controlar
el exudado.
- Povidona yodada al 10%: es activo frente a bacterias u hongos y de acción prolongada,
pues libera lentamente le yodo. Ocasiona dolor al ser aplicado y una desecación
excesiva de las lesiones
- Quitina: extraída de caparazones de crustáceos, es muy útil en quemadura de primer y
segundo grado. Acelera la cicatrización, mejora la calidad de la piel, previene la
formación de cicatrices hipertróficas.
- Ácido lactático: en solución al 2%, eficaz contra las pseudomonas
- Bicarbonato sódico: solución hipertónica, actúa alcalinizando el medio y es eficaz
contra estreptococos u estafilococos
- Gentamicina: eficaz bactericida, debe aplicarse con precaución y en quemaduras poco
extensas, pues es nefrotóxica
- Terramicina: Usada con buenos resultados en quemadura de primer y segundo grado
superficial, sobre todo en la cara. Se presenta en pomada tópica y oftálmica, puede
producir hiperpigmentación
- Rifamicina: se aplica directamente sobre las lesiones, por pulverización o aerosol, y
estas se dejan al descubierto, ya que deja una película protectora que actúa como un
apósito. El paciente puede moverse libremente. Hay que repetir la aplicación a las doce
horas.
Para la elección del antimicrobiano tópico más apropiado debe considerarse
Profundidad de la lesión
Estado del lecho de la quemadura
Etapa evolutiva en la que se encuentra
Apósitos
La función de los mismos es:
Actuar como cubierta temporal
Prevenir la infección, constituyendo una barrera que impida la contaminación
bacteriana
Disminuir el dolor
Favorecer la epitelización
Preparar la lesión para que forme un apropiado tejido de granulación para recibir el
injerto
Los más usados son
- En quemaduras de primer grado no está indicado el uso de apósitos, únicamente ha de
mantenerse la lesión limpia e hidratada mediante cremas. Si la extensión de estas
quemaduras es grande, puede estar indicado el uso de antihistamínicos
- En quemaduras de segundo grado estarán indicados tanto las ganas impregnadas (tul
graso) como los apósitos para cura húmeda (hidrocoloides, hidrofibras, hidrogeles,
alginatos, etc.). Debe tenerse en cuenta que los apósitos hidrocoloides solo tienen que
ser utilizados en quemaduras de segundo grado superficiales. Están contraindicados
en las profundas
- Las quemaduras de tercer gado precisaran de tratamiento quirúrgico u cobertura
mediante injertos.
En las quemaduras superficiales, salvo que sean muy extensas, no es necesario ningún tipo
de tratamiento, salvo el lavado y enfriamiento local inicial, analgesia adecuada con
paracetamol o ibuprofeno, crema hidratante y protección solar. El uso de corticoides tópicos
es controvertido y actualmente no se aconseja, pues puede dificultar la cicatrización y
favorecer la sobreinfección.
En el resto de las quemaduras, una vez lavadas y retirada la ropa y joyas, se procederá al
desbridamiento del tejido desvitalizado (incluidas las ampollas rotas), pues disminuye el riesgo
de infecciones. Aunque el abordaje de las ampollas intactas es controvertido, los expertos
generalmente recomiendan que se eliminen las ampollas grandes, las que puedan romperse y
aquellas que son dolorosas (independientemente del tamaño). Lo que no se aconseja es la
punción de las ampollas pues esto aumenta el riesgo de infección.
Posteriormente se debe cubrir la quemadura con gasas de malla fina que se ajusten bien a las
superficies a tratar y a los movimientos del paciente, pero sin que se adhieran a la lesión.
Estas gasas se usarán en combinación con antimicrobianos tópicos, siendo el más utilizado la
sulfadiazina argéntica al 0,5-1% (no en <2 meses), aunque también puede utilizarse nitrato de
plata al 0,5%, neomicina, nitrofurazona, bacitracina u otros. En los últimos años este
tratamiento está siendo desplazado por la aparición de nuevos apósitos biosintéticos
impregnados con plata que tienen menor toxicidad local, mayor poder antimicrobiano y
propiedades más duraderas que reducen el recambio de los vendajes a una vez a la semana
en lugar de cada 24-48 horas. El inconveniente es que son más caros y no disponibles en
todos los servicios de urgencias hospitalarios o ambulatorios.
El vendaje se debe realizar de distal a proximal para favorecer el retorno venoso. Tiene que
ser firme, pero no compresivo y se debe inmovilizar en las posiciones funcionales y/o evitando
retracciones.
Otros tratamientos
El tratamiento quirúrgico precoz para las lesiones más profundas favorece la curación de
estas. Está indicada así mismo la escarotomía en las lesiones circunferenciales que puedan
disminuir la perfusión distal.
Se pautará protector gástrico para evitar las úlceras de estrés y se iniciará de forma precoz la
alimentación por vía enteral a ser posible (oral, nasogástrica o transpilórica) en SCQ > 10%
para prevenir la aparición de íleo paralítico y por qué disminuye el riesgo de translocación
bacteriana y sepsis.
En la siguiente figura se representa un algoritmo resumen de la actuación en Urgencias ante
un paciente con quemaduras.
Algoritmo resumen de la actuación en urgencias ante un paciente con quemaduras.
Cuidados de enfermería
Cura ambulatoria:
o Objetivos
- Mantener limpias las lesiones para evitar la infección y profundización de las mismas
- Cubrir las lesiones actuando como barrera para impedir la contaminación bacteriana
- Favorecer la epitelización precoz de las heridas
- Evitar secuelas (estéticas o funcionales)
- Procurar el bienestar del paciente (administrando analgésicos, utilizando apósitos
cómodos)
- Evitar, en los posible, la perdida de calor, agua y electrolitos.
o Preparación
Del material
- Camilla
- Carro de curas
- Gasas y paños estériles
- Guantes estériles y no estériles
- Suero fisiológico
- Antisépticos locales (clorhexidina, povidona yodada)
- Apósitos de gasa impregnada (Linitul o Betatul)
- Apósito adhesivo poroso
- Apósitos para cura húmeda de elección: hidrocoloides, apósitos de fibra, películas
transparentes y semipermeables de poliuretano, hidrogeles, etc.
- Vendas elásticas de crepe u de algodón
- Pinzas de disección u de kocher
- Tijeras estériles y no estériles
- Hojas de bisturí
- Recipiente o bolsa para material desechable
- Contenedor para objetos punzantes
Del paciente
- Historia clínica en la que queden reflejados:
Los datos del paciente (nombre y apellidos, edad, domicilio, etc.), la existencia
o no de enfermedades crónicas y su situación inmunológica.
Datos referentes al accidente (quemadura), hora en que ocurrió el mismo,
agente causante, etc.
- Completa exploración física, asegurándose de que el afectado mantiene sus
constantes vitales (respiración, frecuencia cardiaca, tensión arterial y temperatura)
estables y dentro de los límites normales.
- Valoración de las lesiones (porcentaje de la superficie corporal afectada,
localización, profundidad)
- Informarle del procedimiento a seguir durante la cura
- Antes de comenzar la cura debe administrarse un analgésico
o Realización del procedimiento
- Presentarse al paciente
- Preparar campo estéril
- Retirar las ropas empapándolas en agua
- Limpiar las lesiones con solución jabonosa de clorhexidina o povidona yodada
- Aclarar con suero fisiológico o agua estéril
- Retirar cuidadosamente los restos de tejidos no viables, así como los cuerpos
extraños mediante pinzas.
- Si hay ampollas, respetarlas; si estuvieran rotas, retirar la piel dañada mediant4
pinzas y tijeras estériles
- Cubrir la herida en toda su superficie con gasas impregnadas (tul graso o apósito de
elección para cura húmeda)
- Poner una capa de gasas
- Cubrir las gasas con venda de algodón
- Sobre la venda de algodón se efectuará vendaje con venda elástica de crepe sin
comprimir
- Las articulaciones han de inmovilizarse teniendo en cuenta que no debe haber
contacto entre superficies, pues en la cicatrización pueden quedar pegadas.
- El vendaje de los dedos de las manos y los pies tiene que realizarse por separado
- Los apósitos se cambian cada dos o tres días. Para retirarlos, se empaparán con
suero fisiológico si están pegados a la herida, con el fin de no causar traumatismos
al nuevo epitelio. Que no se pegue al lecho será un criterio a tener en cuenta en la
elección del apósito
- Se pondrá inmunización antitetánica.
Manos
Realizar una limpieza cuidadosa con solución jabonosa de clorhexidina o povidona
yodada
Aclarar con suero fisiológico o agua estéril
Retirar con pinzas y tijeras estériles los restos de piel dañada, así como los
cuerpos extraños
Puede ser necesaria la aplicación de un antimicrobiano local (sulfadiazina
argéntica o nitrofurazona) para prevenir la infección
Se cubrirán las lesiones con gasa
Se realizará el vendaje individualizado de cada dedo, manteniendo la posición
funcional de seguridad: muñeca en extensión de 20-30°, articulaciones
metacarpianas y falángicas flexionadas a 80-90°, articulaciones interfalangicas en
extensión, pulgar en abducción. Estas posiciones se consiguen poniendo una
férula
El vendaje ha de adaptarse, pero no comprimir
Deberán iniciarse con prontitud las movilizaciones activas y pasivas, considerando
que, si el paciente puede mover las manos, las férulas se colocarán por la noche,
facilitando así la rehabilitación por el día
Puede ser necesaria la participación del fisioterapeuta de área.
Cara
El área facial corresponde al 3% de la superficie corporal en adultos. Está dividida en varias
zonas funcionales y estéticas
- Frontal
- Ciliar parpebral
- Nasal
- Perioral
- Mentoniana
- Mejillas (regiones laterales)
Para las curas en esta zona
Se practicará una limpieza cuidadosa con suero salino
Se aplicarán pomadas antimicrobianas (sulfadiazina argéntica)
Cuando se consiga la reepitelización, se aplicará crema hidratante y de alta protección
solar
La cura debe realizarse cada 24 horas
Hay que tener en cuenta una serie de precauciones a considerar
Es muy importante tener en cuenta que la cara es la parte anatómica con mayor
importancia para la relación interpersonal u social y, al mismo tiempo, donde las
quemaduras tienen un tratamiento más complejo y con peores resultados estéticos. Las
secuelas producen en el enfermo graves repercusiones funcionales y psicológicas
Debido a la especial gravedad de las secuelas de las quemaduras en estas áreas, solo
se podrán tratar ambulatoriamente las quemaduras de primer grado y los de segundo
grado superficiales
Cuidados posteriores
- Una vez terminada la cura, se informará al paciente sobre los autocuidados que ha
de seguir en su domicilio
- Se le recomendara que mantenga el vendaje limpio y seco
- Si la quemadura afectara los brazos o las piernas, deberá mantenerlos elevados
para evitar el edema
- Es necesario que tome la medicación prescrita por su médico y acuda al centro de
salud con la frecuencia que se indique
- Una vez lograda la epitelización de las zonas quemadas, se indicará al paciente que
o debe exponer al sol la superficie quemada. En caso de que la no exposición no
fuera posible (quemaduras en manos y cara), tendrá que emplear cremas de
protección total con efecto pantalla
- Así mismo, deberá mantener las zonas lesionadas bien hidratadas mediante la
utilización frecuente de crema hidratante
Precauciones
Debe recordarse que, si bien las quemaduras de tercer grado no duelen, su tratamiento local
el muy doloroso, por lo que se administrara una cobertura analgésica apropiada
A estos pacientes se les administrara algún protector gástrico (ranitidina, famotidina,
omeprazol) para prevenir la aparición de lesiones en la mucosa gástrica, aun cuando no
tuvieran patología gástrica previa
Se realizará la inmunización antitetánica igual que en el tratamiento ambulatorio
Realización del procedimiento
Una vez estabilizado el enfermo debe procederse a la realización del tratamiento local de las
quemaduras. Existen dos opciones:
Cura oclusiva
- Lavar minuciosamente las quemaduras con una solución jabonosa clorhexidina o de
povidona yodada
- Aclarar con suero fisiológico o agua estéril
- Retirar el tejido no viable, así como los cuerpos extraños, mediante tijeras estériles y
pinzas
- Aplicar algún antimicrobiano tópico y un tul graso
- Cubrir el tul graso con gasas o compresas estériles, seguido de un vendaje no
compresivo. Este apósito debe ser cambiado cada 3-4 días
- Este tipo de cura está indicada para la protección de las quemaduras antes del
tratamiento quirúrgico y la colocación de injertos
Cura expositiva
- Tras la limpieza de las quemaduras, se aplica algún antimicrobiano local y se deja
descubierto. En quemaduras de segundo grado superficiales aparece una costra a las
48-72hs, por lo que se produce la reepitelización por debajo de la misma. La costra se
caerá en 2-3 semanas
- Este tipo de cura estará indicada en quemaduras de segundo grado de cara y cuello y
quemaduras circunferenciales de los miembros superiores e inferiores o del tronco. En
este caso, la ropa de cama será estéril y se utilizaran arcos y sabanas estériles para
cubrir al paciente
Medidas de prevención
La mayoría son prevenibles con estrategias de seguridad, adquisición de hábitos
conductuales y promoviendo estilos de vida saludables. Hay que fomentar una cultura
preventiva que implique a la sociedad en su conjunto; es responsabilidad de todos (padres,
legisladores, sanitarios, maestros y niños), y fomentar la adopción de buenas prácticas
basadas en la evidencia.
Todo el mundo debería tener conocimientos mínimos de primeros auxilios, saber contactar
con los servicios de emergencias, tener conceptos básicos de lo que se debe y no se debe
hacer en caso de accidentes, conservar la tranquilidad, no asustar al niño consiguiendo su
colaboración y no hacer nada de lo que no se esté totalmente seguro.
Seguridad del niño en el hogar
La prevención de accidentes domésticos se basa en conseguir un hogar seguro. Son
fundamentales la educación y el asesoramiento sobre las medidas que hay que tomar, los
equipos de seguridad, el uso según la edad, el consejo sobre prevención en consultas de
atención primaria y el apoyo social con visitas domiciliarias a padres primerizos. La
disponibilidad, facilidad de acceso, coste y facilidad de uso del equipamiento incidirán en su
aceptación.
Medidas a realizar:
Modificación de los productos por ley
Mecheros a prueba de niños y cigarrillos auto-extinguibles
Calderas con una temperatura segura
Instalación de alarmas contra incendios en los domicilios
Regulación de la inflamabilidad de la ropa de cama
Prohibir la venta de productos pirotécnicos
Programas de participación activa de los niños en actuaciones en caso de incendio
Protección de las exposiciones solares
Verificar la temperatura de las comidas y del agua del baño
Prohibir jugar en la cocina
No manipular aparatos eléctricos
Poner protectores en enchufes, chimeneas, etc.
Conclusión
Las quemaduras son una de las principales causas accidentales de morbimortalidad en la
infancia. Las más frecuentes en Pediatría son las térmicas por contacto con líquido caliente,
que suelen ser extensas, pero poco profundas (escaldadura).
Las primeras medidas de actuación en Urgencias conllevan una aproximación al paciente
mediante el Triángulo de Evaluación Pediátrica y la evaluación ABCD, debiendo identificar de
forma rápida las condiciones que amenazan la vida, no debiendo demorarse la secuencia de
reanimación ni la estabilización de la vía aérea en caso de verse afectada.
Una vez realizada la atención inicial debemos intentar clasificar las quemaduras para poder
estimar la gravedad, pronóstico, terapéutica a aplicar y la necesidad o no de derivar a un
centro especializado de quemados. Para ello se deben tener en cuenta la profundidad (si son
superficiales, o si afectan menor o mayor porcentaje de dermis), la extensión (utilizaremos la
regla del 9 de Wallace o la regla de Lund-Browder) y la localización de las lesiones (si afecta
zonas vitales o no). Las quemaduras que afecten más de un 10% de superficie corporal
quemada (SCQ) de segundo grado en niños o más del 2% SCQ de tercer grado en niños o
que involucren zonas vitales serán consideradas quemaduras moderadas o graves y deberán
ser derivadas a centros especializados. Se realizará reposición de la volemia según la fórmula
de Parkland y el fluido de elección en las primeras 24 horas será el Ringer lactato. Es de vital
importancia la analgesia, las curas tópicas con apósitos biosintéticos impregnados en plata o
la sulfadiacina argéntica.
Bibliografía:
Asociación Española de Pediatría. Fernández Santervás Y, Melé Casas M. Quemaduras.
Protocolo diagnostico pediátrico. 2020;1:275-287
Inés Carmen González Gómez, Angustias Herrero Alarcón. Manual de enfermería: Técnicas y
procedimientos.
M. José Aguilar Cordero Tratado de enfermería en el niño y el adolescente: Cuidados
Pediátricos. Segunda Edición. 2012 Elsevier España.
Mayo Clinic. Quemaduras
Organización Mundial de la Salud: Quemaduras
Peñalba A, Marañón R. Tratamiento de las quemaduras en urgencias. En: Protocolos
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