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Pero el asunto no termina allí. Una vez descrito el impacto en el stakeholder respectivo,
es necesario relacionar ese impacto con los resultados de negocio.
Medir y cuantificar las comunicaciones es necesario, pero difícil. Comunicar implica una
serie de procesos que no están aislados de su entorno ni del evaluador, ni presentan
relaciones de causalidad claras. Sus efectos no siempre son observables, y dependen
sólo parcialmente del mensaje. Además son afectados por el medio utilizado, la
credibilidad del emisor y un gran número adicional de variables. También es difícil estimar
cuánto contribuye una labor comunicacional preventiva que evitó una crisis que jamás se
produjo.
Por eso cuesta medir las comunicaciones, establecerle límites y cuantificarla sin
empobrecerla ni simplificarla demasiado. Por ejemplo, el people meter cuantifica
eficazmente a las audiencias de TV, pero ignora otras variables como la atención de los
televidentes ante el aparato y la intensidad de la satisfacción. Los ejecutivos adoran los
números, pero es peligroso fascinarse con indicadores que den un panorama incompleto.
1. Cada organización debe desarrollar sus propios Indicadores Claves de Éxito (KPIs,
por su sigla en inglés) según sus intereses y naturaleza corporativa.
2. Cada industria tiene sus propios parámetros. Por ejemplo, las expectativas del
público en el sector retail en Chile es diferente al del rubro de alimentos. Esto es
importante para definir los KPIs y los referentes relevantes o benchmarks (puede
ser otra empresa o un grupo de empresas).
3. Los KPIs utilizados deben reflejar cómo el estado de la relación con los diferentes
públicos de interés hace posible, obstaculiza y/o facilita la estrategia de negocios.
4. Los KPIs deben ser pocos pero robustos, en base a datos confiables, y que midan
lo que dicen medir.
5. Los KPIs deben mostrar una posición (un valor determinado dentro de una
escala), una evolución (diferentes mediciones para notar cambios ocurridos en el
tiempo) y referentes (mínimos o máximos esperables, según un punto de
comparación).
En el nivel más básico –el operativo– hay que medir la ejecución y resultados inmediatos
de las acciones ejecutadas para relacionarse con los diferentes stakeholders, tales como
conferencias de prensa, moderación de las discusiones online en medios sociales, o
diseño de discursos corporativos. Aquí corresponden KPIs de salida –o de output– que
constatan cuáles y cuántas acciones fueron ejecutadas, que se contactó al público
objetivo y que los mensajes cumplan con criterios de calidad predefinidos. Por ejemplo, en
relaciones con la prensa (clase 3) se cuantifica la cobertura (minutos de noticiero,
presencia en titulares), o que los contenidos publicados sean consistentes con el mensaje
que se quiso comunicar. Se puede evaluar la eficiencia del proceso operativo al comparar
estos KPIs de output con los insumos utilizados (dinero, personas, equipos y tiempo).
Impacto en la
KPIs de Resultados creación de valor:
(Outcomes) • Resultados/
públicos
Directos: financieros
KPIs de Salida • Satisfacción
(Outputs) • Utilización
• Percepción clientes
• Conocimiento • Motivación
• Cobertura empleados
• Calidad y • Eficiencia
consistencia Indirectos:
Insumos (Inputs) • Opiniones empleados y
contenidos proveedores
• Eficiencia • Actitudes
Recursos (tiempo, • Emociones • Reputación/
dinero, personas, (respecto a aprecio en otros
inputs) • Conductas
equipos) grupos
relevantes
En el nivel siguiente –el táctico– se recurre a KPIs de resultado (outcome). Estos KPIs
demuestran los cambios experimentados por el público que se buscaba impactar en
términos de exposición/contacto (outcomes o resultados directos) y de opiniones,
actitudes y conductas (outcomes o resultados indirectos).
En seguida, viene el paso más difícil pero el más relevante para demostrar la importancia
de las comunicaciones: el de los KPIs estratégicos, es decir, los que impactan en el
negocio (indicadores de outflow). Estos son los indicadores que deben reportarse a la alta
dirección.
Lo anterior requiere una relación de causalidad lo más estrecha posible desde el nivel
operativo hacia el táctico y de éste hacia el estratégico. Por ejemplo, si se genera una
comunidad en Twitter para analistas financieros, los KPIs operativos de output mostrarán
variables como número y tipo de temas tratados, tiempos de respuesta y frecuencia de las
actualizaciones. Ellos debieran relacionarse a KPIs de outcome tales como número de
seguidores, número de retuiteos y actitudes favorables entre participantes (detectadas
mediante sentiment analysis, clase 4). Recién entonces podría establecerse un KPI de
outflow estratégico, surgido de los dos niveles previos. Por ejemplo, altos índices de
reputación corporativa entre los analistas financieros, con quienes existe una relación a
través de Twitter y por otras vías.
En resumen:
- Los KPIs en comunicaciones deben reflejar cómo la relación con los diferentes
stakeholders permite, obstaculiza o facilita la estrategia de negocios.
- Hay KPIs operativos, tácticos y estratégicos. Estos últimos son esenciales para
demostrar el aporte de las comunicaciones ante la alta dirección de la empresa.