Está en la página 1de 3

!El Ayuno que Agrada a Dios!

Introducción
Hemos estado aprendiendo sobre el agradar a Dios, ahora continuaremos
viendo el ayuno que agrada al Señor. Si nuestra forma de vida es agradable
a Dios, El nos dará sabiduría, conocimiento, gozo y riquezas (Eclesiastés
2:26), recuerda que todo es de El y El se lo da al que le agrada, pero para
agradarle hay que hacer las cosas como El dice en su palabra, el Señor
Jesús dijo a sus discípulos con relación al ayuno:
 
Mateo 6
16 Y cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas;
porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están
ayunando. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 17 Pero
tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no hacer ver
a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu
Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
 
Empezaremos diciendo que el Ayuno no es un acto externo, los fariseos lo
hacían dándose publicidad de una aparente piedad. Jesús condenó la
hipocresía de ayunar con el fin de ganar la aprobación de la gente, debemos
buscar la aprobación pero de Dios (Efesios 6:6). El ayuno tampoco es un
trueque, los Judíos habían comprendido mal el ayuno, llegaron a creer que
era la forma de actuar para que Dios los oyera y les concediera sus
peticiones, aun hoy en día mucho pueblo de Dios ayuna de forma religiosa
queriendo que Dios vea “el sacrificio que hacen” y que entonces los bendiga,
pero no es así amado hermano, Dios te bendecirá por el sacrificio de nuestro
Señor Jesús quien murió y se entrego por nosotros para hacernos aceptos
delante de Dios y merecedor de su bendición (, lo que Dios quiere es que
aprendamos a vivir de forma agradable delante de El, que vivamos según
sus propósitos, haciendo siempre lo que es de su agrado, esto no lo entendió
el pueblo de Israel y por eso el Señor les reclamo:
 
El Ayuno que no agrada a Dios
 
Isaías 58
3
Dicen: “¿Por qué hemos ayunado, y tú no lo ves? ¿Por qué nos hemos
humillado, y tú no haces caso?” He aquí, en el día de vuestro ayuno
buscáis vuestra conveniencia y oprimís a todos vuestros trabajadores. 4
He aquí, ayunáis para contiendas y riñas, y para herir con un puño malvado.
No ayunéis como hoy, para que se oiga en lo alto vuestra voz. 5 ¿Es ése el
ayuno que yo escogí para que un día se humille el hombre? ¿Es acaso
para que incline su cabeza como un junco, y para que se acueste en
cilicio y ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día acepto al Señor?
 
El Señor les reclamo por ayunar hipócritamente, ellos querían forzar a Dios a
bendecirlos por su “ayuno, oración y humillación”, el pueblo de Israel
ayunaba pero oprimía a los trabajadores, en cambio lo que a Dios le agrada
es que preservemos el derecho y la justicia (Isaías 56:1-7), que tratemos a
los demás como queremos que nos traten a nosotros esto es el resumen de
la ley (Romanos 13:8-10), el pueblo de Israel ayunaba para estar en
contiendas y lo que a Dios agrada es una vida en comunión con nuestros
hermanos (Salmo 133), que vivamos en paz y amor , que no devolvamos mal
por mal (1 Pedro 3:8-9), hoy en día mucho pueblo de Dios al igual que el
Israel del antiguo testamento no han entendido el propósito del ayuno de
Dios:
 
El Ayuno que agrada a Dios
Isaías 58
6
¿No es éste el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de impiedad,
soltar las coyundas del yugo, dejar ir libres a los oprimidos, y romper
todo yugo? 7 ¿No es para que partas tu pan con el hambriento, y recibas
en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo
cubras, y no te escondas de tu semejante?
 
Aquí el Señor les hace manifiesto que quiere que el ayuno sea “un meditar
en nuestra conducta a la luz de la palabra”, ver si estamos haciendo las
cosas que a Dios le agradan y si no es así que rectifiquemos y que
empecemos a vivir dando testimonio de El. El ayuno que El quiere es que
vayamos a liberar a los cautivos por el diablo y que compartamos con los
mas necesitados por  amor, El dijo a los fariseos “id y aprended que es esto:
Misericordia quiero y no sacrificios” (Mateo 12:7), así es amado hermano, el
ayuno de Dios es para reflexionar en nuestra forma de vida, para evaluarnos
a nosotros mismos a la luz de la palabra y ver si estamos dando testimonio
de Dios con nuestra vida, no con palabras sino con obras de amor, si
hacemos el ayuno que agrada a Dios, el Señor ha prometido:
 
Isaías 58
8
Entonces tu luz despuntará como la aurora, y tu recuperación brotará
con rapidez; delante de ti irá tu justicia; y la gloria del Señor será tu
retaguardia.
 
El Ayuno tiene un fondo espiritual mas profundo que el solo abstenerse de
alimentos físicos, es una humillación interna confesando nuestra
dependencia de Dios, reconocer que es su gracia la que nos sostiene, es
reflexionar en nuestra forma de vida, enmendar nuestros errores y empezar
a vivir agradando a nuestro Señor en todo, preservando el derecho y
haciendo justicia, alabándole, ayudando a los que están abandonados,
huérfanos, desnudos, sin alimento y sin protección, pero un obrar por amor,
reconociendo que si no estamos desamparados es por su misericordia.
 
Reflexión
Que triste es perder la perspectiva del ayuno y creer que es para que Dios
nos oiga por nuestra aparente conducta de “piedad” y humillación, esto es
aborrecible ante Dios querer mostrarnos justos por nuestras acciones, Isaías
lo entendió y pudo decir:
 
Isaías 64
6
Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia
todas nuestras obras justas; todos nos marchitamos como una hoja, y
nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.
 
Los judíos creyeron que era hacer sufrir la carne acostándose en cilicio y
ceniza, pero lo que Dios quiere es que humillemos nuestro ego, sabiendo
que no somos nada sin Dios y dándole a El la gloria por lo que hace por
nosotros por amor de su santo nombre. Los judíos creyeron que era dejar de
comer nada más, pero lo que Dios quiere es que ayudemos a los que no
tienen que comer, a los desamparados, que manifestemos su amor
compartiendo lo que tenemos. Los judíos creyeron que su actitud de
aparente piedad los hacia merecedores de bendición y lo que Dios quiere es
que reconozcamos que su bendición la merecemos únicamente por la obra
de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del calvario, una obra por amor.

También podría gustarte