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930) Jorge Schvarzer abril de 1998 - Biblioteca ...

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por J Schvarzer · Mencionado por 19 — Schvarzer, J. (1996). La industria que supimos


Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Airesque hay una correlación entre el
grado de desarmó socioeconómico y la probabilidad de la emergencia y consolidación de un régimen
democrático. Veamos las críticas de O’Donnell. En primer lugar, esto reformula las esperanzas iluministas
de que “progreso” socioeconómico genera formas políticas más elevadas, por lo que la democracia
política es considerada normativamente mejor. En segundo lugar, la presunción básica debajo de esto es
que los procesos causales que operan son similares en cualquier país, a los que se dieron en los países
más ricos. En tercer lugar, los casos que son incongruee ambigüedad del término populismo es la
heterogénea realidad histórica a la que se refiere. Pero antes de recorrer algunas de los diversos
fenómenos que han sido denominados populistas y las distintas maneras en que ha sido abordado el
tema en América latina, señalemos rápidamente que ésta es una compilación para estudiantes y que
razones de espado y de intención nos llevan a una elección de prioridades (se desarrollan los criterios de
selección de los trabajos en la sección IV): no nos referiremos a algunos temas que suelen ser tratadas
en relación al populismo como: pueblo, nación, bonapartismo, fascismo, cesarismo. Tampoco nos
detendremos en caracterizaciones de la estructura económica aunque este tema está desarrollado en
algunos de los artículos compilados. Más bien, nos interesa en primer lugar, recorrer los populismos
originarios (el ruso y el estadounidense) y la emergencia del término; en segundo lugar, presentar un
panorama de los enfoques de la literatura sobre el populismo latinoamericano y, por último, examinar
algunas cuestiones epistemológicas y plantear, lo más claramente posible, al menos los perímetros y los
ejes del problema. En este sentido, nos interesa centrar la atención en los problemas relacionados con la
construcción del concepto de populismo. La pregunta que orienta esta introducción es la siguiente: el así
llamado “populismo”, ¿es un fenómeno histórico singular que se manifestó en un tiempo y espacio
determinado, que representa una etapa particular del desarrollo de una sociedad?; ¿o es una categoría
analítica que puede aplicarse a un fenómeno “populista” más amplio que se manifestó en diferentes
sociedades y épocas?; ¿o es un fenómeno histórico y una categoría analítica a la vez? Para abordar esta
pregunta detengámonos previamente en una sintética reconstrucción de las experiencias históricas que
han sido englobadas bajo el término populismo.

II. El populismo en la historia a. Los primeros populismos J. B. Allock (1971: 372) afirma que los
referentes históricos del término "populismo" –hasta mediados de la década de 1950 objeto de atención
de historiadores y luego también de sociólogos– en un primer momento fueron, por un lado, los
movimientos rurales radicales ntes con este paradigma, son tratados como “desviaciones” causadas por
obstáculos (principalmente : es decir, se toman datos que pertenece a un conjunto de países en un
punto del tieeste gm como una dictadura institucional, impersonal que procuro evitar la concentración
de poder en una sola persona (mandato 3 años elegido por junta). La realidad mostro mas tarde que las
sucesiones en el poder habían avanzado por la senda del gobierno constitucional y, por su parte, Irán
había adoptado la constitución belga. Hasta 1914 esos valores sólo eran rechazados por elementos
tradicionalistas como la Iglesia católica, que levantaba barreras en defensa del dogma frente a las fuerzas
de la modernidad, por algunos intelectuales rebeldes y profetas de la destrucción, procedentes sobre
todo de «buenas familias» y de centros acreditados de cultura —parte, por tanto, de la misma
civilización a la que se oponían—, y por las fuerzas de la democracia, un fenómeno nuevo y perturbador
(véase La era del imperio). Sin duda, la ignorancia y el atraso de esas masas, su firme decisión de destruir
la sociedad burguesa mediante la revolución social, y la irracionalidad latente, tan fácilmente explotada
por los demagogos, eran motivo de alarma. Sin embargo, de esos movimientos democráticos de masas,
aquel que entrañaba el peligro más inmediato, el movimiento obrero socialista, defendía, tanto en la
teoría como en la práctica, los valores de la razón, la ciencia, el progreso, la educación y la libertad
individual con tanta energía como pudiera hacerlo cualquier otro movimiento. La medalla
conmemorativa del 1° de mayo del Partido Socialdemócrata alemán exhibía en una cara la efigie de Karl
Marx y en la otra la estatua de la libertad. Lo que rechazaban era el sistema económico, no el gobierno
constitucional y los principios de convivencia. No hubiera sido lógico considerar que un gobierno
encabezado por Victor Adler, August Bebel o Jean Jaurés pudiese suponer el fin de la «civilización tal
como la conocemos». De todos modos, un gobierno de tal naturaleza parecía todavía muy remoto. Sin
duda las instituciones de la democracia liberal habían progresado en la esfera política y parecía que el
estallido de la barbarie en 1914-1918 había servido para acelerar ese progreso. Excepto en la Rusia
soviética, todos los regímenes de la posguerra, viejos y nuevos, eran regímenes parlamentarios
representativos, incluso el de Turquía. En 1920, la Europa situada al oeste de la frontera soviética estaba
ocupada en su totalidad por ese tipo dé estados. En efecto, el elemento básico del gobierno
constitucional liberal; las elecciones para constituir asambleas representativas y/o nombrar presidentes,
se daba prácticamente en todos los estados independientes de la época. No obstante, hay que recordar
que la mayor parte deeran conflictivas. En segundo lugar, la ampera azul que le gustaba ponerse de
noche, anduvo mirando en los armarios del pasillo por si su madre la hubiera colgado ahí, al final se puso
un saco cualquiera porque hacía fresco. Antes de salir entró un momento en la pieza de Mecha, casi
antes de veda en la penumbra sintió la pesadilla, el temblor de las manos, la habitante secreta
resbalando bajo la piel. Las sirenas afuera otra vez, no debería salir hasta más tarde, pero entonces el
almacén estaría cerrado y no podría telefonear. Bajo los párpados los ojos de Mecha giraban como si
buscaran abrirse paso, mirado, volver de su lado. Le acarició la frente con un dedo, tenía miedo de
tocada, de contribuir a la pesadilla con cualquier estímulo de fuera. Los ojos seguían girando en las
órbitas y Lauro se apartó, no sabía por qué pero tenía cada vez más miedo, la idea de que Mecha pudiera
alzar los párpados y mirado lo hizo echarse atrás. Si su padre se había ido a dormir podría telefonear
desde la sala bajando la voz, pero el señor Botto seguía escuchando los comentarios del partido. «Sí, de
eso hablan mucho», pensó Lauro. Se levantaría temprano para telefonear a Lucero antes de ir a la
facultad. De lejos vio a la enfermera que salía de su dormitorio llevando algo que brillaba, una jeringa de
inyecciones o una cuchara. Hasta el tiempo se mezclaba o se perdía en ese esperar continuo, con noches
en vela o días de sueño para compensar, los parientes o amigos que llegaban en cualquier momento y se
turnaban para distraer a doña Luisa o jugar al dominó con el señor Bono, una enfermera suplente
porque la otra había tenido que irse por una semana de Buenos Aires, las tazas de café que nadie
encontraba porque andaban desparramadas en todas las piezas, Lauro dándose una vuelta cuando podía
y yéndose en cualquier momento, Raimondi que ya ni tocaba el timbre antes de entrar para la rutina de
siempre, no se nota ningún cambio negativo, señor Botto, es un proceso en el que no se puede hacer
más que sostenerla, le estoy reforzando la alimentación por sonda, hay que esperar. Pero es que sueña
todo el tiempo, doctor, mírela, ya casi no descansa. No es eso, señora Luisa, usted se imagina que está
soñando pero son reacciones físicas, es difícil explicarle porque en estos casos hay otros factores, en fin,
no crea que tiene conciencia de eso que parece un sueño, a lo mejor por ahí es bdictadura se otorgo
poder constituyente, y sus normas están por sobre un “4to hombre”que proponían que el presidente no
fuera parte de la junta.

Se buscaba una “convergenia cívico militar” herededa del PON. Pero no tenían un horizonte común de
proyecto político y se fueron maniestando distintas líneas dentro de las ffaa. No hablaban de tiempos
como el 66, pero si de objetivos que no estaban ceñidos de plazos. Esta convergencia cm parecía no
tener un plazo fijo.

LOS PLANES POLITICOS

Los objetivos permiten ver las intenciones confusas de sus sostenedores. Las FFAA permanecieron
unidas en torno a el único objetivo de la lucha contra la subversión. En cambio, en las metas a corot y
largo plazo se hicieron evidentes los antagonismos. Antes que planes políticos, hay que hablar de lógicas
de acción diferenciadas. Pompo mientras que se postula una relación causal que se refiere a cambios en
el tiempo en cadparadigma básico y la “ecuación optimista”

- Básicamente, esta hipótesis sostiene que hay una correlación entre el grado de desarmó
socioeconómico y la probabilidad de la emergencia y consolidación de un régimen democrático. Veamos
las críticas de O’Donnell. En primer lugar, esto reformula las esperanzas iluministas de que “progreso”
socioeconómico genera formas políticas más elevadas, por lo que la democracia política es considerada
normativamente mejor. En segundo lugar, la presunción básica debajo de esto es que los procesos
causales que operan son similares en cualquier país, a los que se dieron en los países más ricos. En tercer
lugar, los casos que son

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