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Repensar el currículo en Colombia

El acercamiento conceptual al currículo amplia la perspectiva de los procesos educativos

debido a que evidencia las estructuras que los definen. En este sentido posibilita el análisis de la

educación en Colombia. De manera que se pretende reflexionar sobre las intenciones que

marcaron el establecimiento del currículo y sus implicaciones en la sociedad. Al respecto en el

texto Modelo curricular y tecnología educativa en Colombia del autor Alberto Martínez, se

evidencia al individuo social como un recurso, es decir, un medio para los fines del Estado. En

un primer momento se realizará una revisión de la historia del currículo en el país, identificando

los factores que incidieron en las practicas educativas y su interdependencia con la conformación

de la sociedad; en un segundo momento se profundizará en las consecuencias de dicho modelo

teniendo de referencia un fragmento de la obra El arco y la lira de Octavio Paz, acerca del

pensamiento occidental; por último, se ubica al docente y al estudiante en las estructuras que se

desglosan del currículo en relación con el propósito de la educación.

Comprendiendo que el currículo es un termino que depende de la perspectiva con la que

sea abordado, se comienza por la definición que se le ha dado en el país, “conjunto planeado y

organizado de actividades en el que participan alumnos, maestros y comunidad para el logro de

los fines y objetivos de la educación” (Martínez, 1992, p.51). El currículo se destina a cumplir

con los objetivos de la educación, supeditada a los intereses del Estado centrado en el desarrollo

económico. Por ende, se trata de un tema que abarca mas que programas y contenidos. El modelo

se origina a partir de ordenes propios del campo económico y científico modificando el papel de

la escuela y el docente. Así es posible comprender que las practicas educativas se han sometido a

la instrumentalización por parte del Estado. Se introducen términos ajenos al ejercicio de la

docencia, además, de reducir los procesos de enseñanza-aprendizaje a la adquisición de


conocimientos y cumplimiento de objetivos. El principal termino “desarrollo” se encuentra

presente en la sociedad actual, si se considera la relevancia que tiene lo económico sobre otros

campos y ámbitos sociales. Desde los años de postguerra los países industrializados posicionan

esta estrategia como mecanismo de control y poder. En la que el termino de planificación es vital

en función del rendimiento y la rentabilidad (Martínez, 1992). En el momento en el que el país

busca adaptarse a las exigencias del desarrollo mundial la escuela y en general la educación pasa

a ser una empresa, el currículo un manual escrito por agentes externos, el docente un operador y

el estudiante un medio para la eficiencia del sistema económico.

El termino que subyace a lo mencionado es la racionalización, siendo la validación del

modelo curricular descrito: la planificación es correcta si garantiza la formación del hombre

como un individuo productivo. Lo que marca el modelo curricular en Colombia o refuerza es una

forma de pensamiento, este permanece en las estructuras sociales. La enseñanza y el aprendizaje

se supeditan a la preponderancia del método científico en los diferentes campos que conforman

la sociedad, estableciendo un esquema único de validación de conocimiento que es sobre todo

cuantificable; tal lógica corresponde al pensamiento occidental. Tema que trata Octavio Paz

(2003) afirmando “Mística y poesía han vivido así una vida subsidiaria, clandestina y

disminuida” (p.101). Frase que alude a las limitaciones de dicho pensamiento, el cual excluye el

conocimiento que no adopta la racionalidad del método científico. Comprensión del mundo que

se refleja en la sociedad.

La reflexión del autor Octavio Paz, aunque se enfoque en la imagen poética, es pertinente

porque señala las falencias del pensamiento presente en el modelo curricular que se instaura en

Colombia: las metas operacionales y cuantificables que se imponen a un individuo social se

inscriben a una lógica de mercado, suprimiendo las vías alternativas que posee el ser humano de
relacionarse con su entorno. Una de las afirmaciones de Octavio Paz a colación de los procesos

de enseñanza-aprendizaje es considerar el conocimiento como un hecho vivencial, por ende, el

conocimiento no es transmisible en formulas (Paz, 2003). Es una idea que se opone a lo que

podría ser la mayor problemática, la instrumentalización tanto de la escuela como del docente y

los estudiantes. Por ello se hace necesario acudir a otras formas de pensamiento en virtud de un

nuevo propósito de la educación.

Por supuesto el modelo curricular no se ha mantenido como algo estático y algunas voces

en desacuerdo se han manifestado, así sucedió con el Decreto 1.002 de 1984 por el que se

introdujeron otras teorías, sin embargo, el objetivo de la educación no parece haberse

modificado. En medio de las nociones que se han implantado por mecanismos de poder y control

se encuentra la pregunta por la autonomía del docente y el estudiante. De ahí que el currículo se

dote de la misma complejidad de los procesos de aprendizaje, afectando a la sociedad y al sujeto.

Por consiguiente, un nuevo propósito en la educación requiere repensar el currículo. Se puede

empezar por conocer los términos que continúan implícitos en la concepción del aprendizaje:

Objetivos, recursos, evaluación, rendimiento, entre otros. Su implementación fomenta la idea de

adquisición de conocimiento convirtiendo el proceso en una acción acumulativa; recurriendo de

nuevo a Octavio Paz, pensar es respirar, es decir, que el pensamiento no se encuentra

desarraigado de la vida, reconociendo en ese sentido que la verdad es una experiencia (Paz,

2003). De manera que se transformara con las múltiples percepciones de los diferentes sujetos y

contextos, por el contrario, el método científico generaliza el conocimiento como factor alejado

de la realidad. En otras palabras, aunque el origen del currículo en Colombia se encuentre ligado

a procesos de modernización, siendo un término polisémico, es posible y necesario cambiar el

paradigma positivista, cuantitativo y situarlo en la complejidad del conocimiento.

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